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GESTIÓN CULTURAL
El
concepto
de
Gestión
Cultural
es
sin
duda
el
centro
sobre
el
que
pivota
y
se
desarrolla
este
Manual
de
apoyo
a
la
Gestión
Cultural.
Su
importancia
radica
en
que
la
GC
es
hoy
tanto
una
profesión
aceptada
socialmente
como
que
se
trata
de
la
herramienta
mediante
la
cual
se
aplican
las
Políticas
Culturales
tanto
públicas
como
privadas.
Los
autores
han
optado
por
una
descripción
de
los
distintos
enfoques
desde
los
que
aproximarse
al
concepto
como,
para
finalizar,
proponer
una
definición
sencilla,
comprensible
y
operativa.
Al
parecer,
los
cultos
griegos
no
tenían
una
palabra
para
la
cultura.
Tenían
buenos
arquitectos,
buenos
escultores,
buenos
poetas,
como
también
tenían
buenos
artesanos
y
buenos
estadistas.
Sabían
que
su
estilo
de
vida
era
un
buen
estilo
de
vida
y,
en
caso
necesario,
estaban
dispuestos
a
luchar
por
defenderlo.
Pero
nunca
se
les
habría
ocurrido
que
tenían
un
bien
en
sí
mismo,
la
cultura.
Algo
a
lo
que
sus
académicos
podían
ponerle
una
marca
registrada,
algo
que
las
personas
superiores
que
tuvieran
suficiente
tiempo
y
dinero
pudieran
adquirir,
algo
susceptible
de
ser
exportado
a
otros
países
junto
con
los
higos
y
las
aceitunas.
Si
hacemos
caso
a
ese
libertario
y
provocador
que
fue
Herbert
Read,
lo
que
menos
necesita
la
cultura
es
que
alguien
venga
a
acotarla,
a
definirla,
a
encorsetarla
y
mucho
menos
en
una
sociedad
como
la
que
vivimos
en
la
actualidad.
Una
sociedad
que
Read
no
llegó
a
conocer
pero
sí
a
intuir.
No
obstante
vivimos
en
el
mundo
que
vivimos
y
nos
enfrentamos
a
los
hechos
que
nos
rodean.
Y
en
el
mundo
actual
tenemos
algo
que
se
llama
cultura,
un
hecho
que
incluye
a
personas,
a
actividades
de
éstas,
a
intercambios
de
objetos
y
de
ideas,
a
actores
y
espectadores,
a
vendedores
y
compradores,
a
quienes
deciden
y
a
quienes
ejecutan,
a
quienes
lideran
y
a
quienes
siguen,
a
quienes
crean
y
a
quienes
admiran,
etcétera,
etcétera
y
etcétera.
Afortunados
los
griegos
que,
en
apariencia,
vivían
en
un
mundo
más
sencillo.
Les
debemos
mucho,
una
herencia
tremenda,
pero
vivimos
en
otro
mundo.
En
un
mundo
donde
existe
algo
llamado
cultura
y,
además,
en
el
que
se
cree
en
la
necesidad
de
gestionarla,
de
tratarla
en
el
mejor
sentido
posible.
Por
eso
existe
la
gestión
cultural,
pero
¿qué
es
la
gestión
cultural?
De
entrada
un
reto
y
una
labor
que
resulta
confusa
de
concretar.
Cultura
Artes,
creatividad,
ocio,
tiempo
libre,...
términos
que
a
veces
son
sinónimos
de
cultura
y
las
más
de
las
veces
hablan
de
otras
parcelas
a
las
que
raramente
se
acerca
la
gestión
cultural.
Gestión
cultural
(en
adelante
GC)
es
el
centro
conceptual
de
este
manual.
Un
concepto
que
adquiere
una
gran
importancia
a
partir
de
una
diversidad
de
hechos
como
son:
su
supuesta
aceptación
social
cada
vez
más
amplia,
el
número
considerable
de
personas
que
ejercen
profesionalmente
en
este
ámbito,
las
políticas
que
confían
en
este
sector
para
su
aplicación,
el
impacto
económico
y
social
que
la
cultura
y
su
gestión
innegablemente
generan
y,
además,
por
referirse
a
un
ámbito,
el
de
la
propia
cultura,
que
está
en
la
médula
espinal
de
nuestras
sociedades.
Sin
embargo
resulta
curioso
que,
después
de
años
de
su
aceptación
como
expresión
que
denomina
una
actividad
y
una
profesión,
aun
no
tengamos
una
definición
clara,
aceptada
y
eficaz
de
lo
que
es
la
Gestión
Cultural.
No
existe
una
concreción
verbal
en
torno
a
la
que
exista
un
consenso
amplio
y
aceptado
por
la
mayoría.
Es
más,
probablemente
estamos
ante
un
consenso
de
otro
tipo,
tácito
y
no
explicitado,
por
el
que
todos
creemos
saber
qué
es
la
GC
pero
nadie
lo
pregunta
o
lo
comenta
de
viva
voz.
Lo
que
podríamos
denominar
un
paradigma
negativo
o
también
si
se
prefiere
un
paradigma
sobrentendido.
1
3.
GESTIÓN
CULTURAL
Un
rastreo
exhaustivo
nos
devuelve
muy
escasas
definiciones
o
aproximaciones
al
concepto
de
GC.
Resulta
curioso
comprobar
como
a
los
gestores
culturales
y
a
los
estudiosos
de
la
GC
les
gusta
más
hablar
y
escribir
sobre
el
concepto
de
cultura,
de
políticas
culturales
que
en
torno
a
la
disciplina
u
oficio
del
que
viven,
reflexionan
o
investigan,
la
GC.
Y
en
este
orden
de
cosas
se
puede
detectar
lo
que
llamaríamos
aproximaciones
al
concepto
de
GC
de
tipo
indirecto
y
a
partir
de
enfoques
diversos.
En
el
cuadro
se
pueden
observar
cinco
de
estos
enfoques
aproximativos,
sobre
quién
o
qué
recae
el
protagonismo
del
enfoque
y
las
principales
ventajas
e
inconvenientes
que
tiene
el
acercarse
al
concepto
de
GC
desde
cada
uno
de
ellos.
2
3.
GESTIÓN
CULTURAL
• El
siguiente
enfoque
sería
el
de
la
aproximación
conforme
al
sector
artístico
y
competencial.
En
este
caso
se
estaría
hablando
de
una
GC
que
abarcaría,
a
modo
de
subsistemas,
la
gestión
patrimonial,
de
las
artes
escénicas,
de
las
artes
visuales,
del
turismo
cultural,
etc.
Incluso
se
puede
llegar
a
un
mayor
nivel
de
concreción
en
el
enfoque
si
hablamos
de
gestión
teatral,
gestión
de
arte
contemporáneo,
producción
musical
y
tantos
y
tantos
campos
de
especialidad.
Desde
este
enfoque,
donde
el
protagonismo
recae
en
el
sector
creativo
o
artístico,
nos
resulta
muy
difícil
establecer
un
paradigma
común
a
toda
la
profesión,
concretar
qué
elementos
unifican
las
bases
y
la
práctica
de
la
GC.
Si
es
preciso
reconocer
estamos
ante
un
enfoque
que,
según
los
casos,
ofrece
un
alto
nivel
de
reconocimiento
y
prestigio
social.
Un
director
de
un
teatro
de
ópera
que
aparezca
como
gestor
de
cultura
imprime
crédito
a
la
profesión,
igual
que
por
ejemplo
un
reputado
galerista
de
arte
o
el
gerente
de
un
museo
de
arte
contemporáneo
o
de
una
fundación.
Sin
embargo
estamos
ante
un
enfoque
muy
sectorial
y
fragmentario
que
tiene
escasas
posibilidades
de
generar
un
bloque
conceptual
común
a
toda
la
profesión
y
a
la
propia
GC.
• En
los
últimos
tiempos
hemos
asistido
a
la
aparición
del
que
podemos
denominar
como
enfoque
económico,
economicista
según
algunos.
Estamos
sin
duda
ante
una
de
las
últimas
pero
muy
potente
invasiones
bárbaras
que
cíclicamente
recibe
la
GC.
La
gran
mayoría
está
de
acuerdo
en
situar
en
los
años
sesenta
el
arranque
de
este
interés
de
la
ciencia
económica
por
la
cultura.
Se
llega
a
concretar
en
la
publicación
de
Performin
Arts.
The
Economic
Dilemma
de
Baumol
y
Bowen
la
fecha
de
inicio
de
este
movimiento.
Es
sin
duda
el
mundo
anglosajón
el
que
lidera
esta
corriente,
siendo
el
australiano
David
Throsby
desde
hace
unos
años
un
referente
obligado.
En
el
ámbito
español
las
figuras
de
Lluìs
Bonet,
Ramón
Zallo
y
Pau
Rausell,
entre
otros,
destacan
por
sus
estudios
sobre
economía
de
la
cultura.
En
Francia
encontramos
a
expertos
como
Xavier
Greffe
y
a
Xavier
Dupuis
como
referentes.
Y,
por
último,
señalar
a
Ernesto
Piedras
y
a
George
Yudice
como
unos
de
los
expertos
más
renombrados
dentro
del
ámbito
latinoamericano.
Está
claro
que
las
relaciones
entre
economía
y
cultura
despiertan
un
enorme
interés,
un
interés
que
comenzó
con
los
estudios
cuantitativos
sobre
impactos
económicos
y
públicos
extendiéndose
a
otros
ámbitos
como
el
peso
y
el
papel
del
sector
cultural
en
las
economías
nacionales.
De
todos
es
conocido
la
tendencia
de
los
últimos
tiempos
a
la
creación
de
las
cuentas
satélite
de
la
cultura
en
los
sistemas
estadísticos.
No
obstante
hay
que
reconocer
que
la
economía
ha
incorporado
algunas
herramientas
valiosas
para
la
GC
sobre
todo
en
aspecto
como
la
gestión
de
organizaciones,
modelos
de
planificación
y
evaluación
o
técnicas
de
marketing.
Igualmente
entre
las
ventajas
de
la
incursión
económica
en
la
GC
está
el
que
motivara
o
potenciara
la
reflexión
sobre
el
desarrollo
como
otro
campo
más
en
el
que
el
papel
de
la
cultura
resulta
relevante.
Desde
el
enfoque
económico
el
protagonismo
ha
recaído,
al
menos
en
nuestro
país,
en
las
denominadas
industrias
culturales,
un
concepto
que
resulta
cuando
menos
controvertido
y
polémico,
no
aceptado
de
buen
grado
por
una
parte
importante
del
sector
cultural.
A
nuestro
entender
el
mayor
peligro
que
se
observa
desde
este
enfoque
es
perder
de
vista
ciertos
valores
de
tipo
creativo,
estético,
social
y
en
apariencia
no
útiles
(Ordine,
2013).
Otra
manera
de
aproximarnos
al
concepto
de
GC
sería
tratar
de
conocer
cómo
es
vista
y
concretada
en
otras
naciones
o
en
otros
ámbitos
lingüísticos.
La
primera
referencia,
en
razón
a
una
tradición
histórica
de
imitación
y
de
referencia,
debe
ser
a
Francia
como
nación
que
ha
influido
con
fuerza
en
la
cultura
española,
y
en
otros
aspectos
de
nuestra
vida,
desde
hace
ya
algunos
siglos.
Acudiendo
a
la
socorrida
Wikipedia
comprobamos
que
existe
esa
entrada
en
lengua
francesa,
no
así
en
español,
y
que
ofrece
un
amplio
artículo
sobre
GC
con
una
definición
bastante
concreta
en
sus
primeras
líneas
y
que
reproducimos:
"La
gestión
cultural
abarca
el
conjunto
de
saberes
y
de
prácticas
de
gestión
en
los
ámbitos
de
las
artes
y
la
cultura.
En
tanto
que
ciencia,
la
gestión
refleja
un
corpus
de
teorías,
de
conocimientos
y
de
métodos
prestados
de
la
economía,
de
las
humanidades,
de
las
ciencias
sociales,
del
marketing,
de
las
ciencias
de
la
administración,
de
las
finanzas,
etc.
La
especificidad
de
la
gestión
cultural,
en
el
sentido
más
amplio,
remite
a
la
especificidad
de
un
campo
(o
de
un
sistema
de
actividades)
y
de
productos
(materiales
e
inmateriales)
así
como
servicios
"que
no
son
mercancías
o
servicios
como
los
demás"
(UNESCO).
3
3.
GESTIÓN
CULTURAL
Sólo
algunos
aspectos
a
destacar,
dada
la
escasez
de
espacio,
en
primer
lugar
la
llamativa
apelación
de
ciencia
para
la
GC
y
que
sería
el
centro
de
un
intenso
debate:
¿Es
la
GC
ciencia,
actividad
profesional,
oficio,
técnica
o,
etc.?
Luego
hay
que
resaltar
el
hecho
de
que
la
GC
construye
su
corpus
teórico
a
partir
de
las
aportaciones
de
otras
ciencias
y
de
sus
herramientas,
un
hecho
que
viene
a
subrayar
la
juventud
relativa
de
la
GC
y
su
necesidad
de
construirse
a
partir
de
préstamos
de
otros
ámbitos
científicos
o
profesionales
y
su
carácter
de
ciencia
o
metodología
social.
En
resumen
podemos
concluir
que
Francia,
el
mundo
francófono,
nos
ofrece
una
alternativa
conceptual
interesante
y
elaborada,
como
no
podía
ser
menos
en
la
patria
del
racionalismo.
Por
el
contrario,
en
el
mundo
anglosajón
nos
encontramos
con
una
situación
diferente
y
de
contraste
con
la
perspectiva
francesa.
De
entrada
no
existe
la
denominación
de
GC,
todo
lo
más
la
de
Arts
administration,
alternativamente
Arts
management
o
Performance,
con
lo
que
se
refieren
preferentemente
al
mundo
de
las
artes
y
manejando
de
entrada
un
espacio
de
trabajo
más
reducido
que
el
que
referimos
en
los
ámbitos
francés,
español
y
latino
en
general.
De
nuevo
Wikipedia
se
nos
ofrece
como
fuente
de
información
al
respecto.
La
entrada
concreta
Arts
administration
como:
El
ámbito
que
se
refiere
a
las
operaciones
de
trabajo
alrededor
de
organización
las
artes.
Los
administradores
de
arte
son
responsables
de
facilitar
la
gestión
cotidiana
de
la
organización
y
de
alcanzar
su
misión.
Las
organizaciones
artísticas
incluyen
entidades
profesionales
no
lucrativas
(por
ejemplo
teatros,
museos,
orquestas,
grupos
de
jazz,
teatros
de
ópera
o
compañías
de
ballet)
y
muchas
pequeñas
empresas
profesionales
o
no
profesionales
relacionadas
con
las
artes
(por
ejemplo
casas
de
subasta,
galerías
de
arte,
compañías
musicales,
etc.)
Las
competencias
de
un
administrador
cultural
pueden
incluir
gestión
de
recursos
humanos,
marketing,
gestión
presupuestaria,
relaciones
públicas,
patrocinios,
programas
de
desarrollo
y
evaluación
y
relaciones
con
la
dirección.
En
la
página
oficial
del
Reino
Unido
sobre
oficios
y
estudios
se
encuentra
una
descripción
más
amplia
y
detallada
pero
en
esta
línea
que
observamos
en
Wikipedia.
Lo
que
nos
interesa
destacar
es
la
diferencia
de
perspectiva
que
se
tienen
desde
el
mundo
anglosajón.
De
entrada
esa
mayor
centralidad
de
las
disciplinas
artísticas
y
su
gestión
aunque
luego
en
la
práctica
el
peso
de
lo
comunitario
no
es
poco.
Igualmente
con
ese
espíritu
tan
pragmático
se
centran
más
en
la
descripción
de
las
funciones,
competencias
y
herramientas
que
en
la
búsqueda
de
una
definición
conceptual.
Dejemos
para
otro
debate
el
considerar
qué
es
lo
no
lucrativo
en
arte
y
cultura.
Este
rápido
repaso
de
cómo
es
concretada
la
GC
en
otros
espacios
lingüísticos
nos
hace
reflexionar
sobre
la
necesidad
de
poseer
una
propuesta
propia
dentro
de
nuestro
ámbito
idiomático,
el
español.
Dentro
del
I
Seminario
de
Formación
de
Formadores
en
el
Campo
de
la
Gestión
Cultural
organizado
por
la
OEI
(Organización
de
Estados
Iberoamericanos)
en
México
en
2003,
se
puso
de
manifiesto
la
necesidad
de
concretar
a
la
GC,
sus
prácticas
y
sus
bases
teóricas.
En
ese
sentido
se
señala
que
la
GC
es
una
práctica
profesional
asentada
en
conocimientos
multidisciplinares,
ligada
a
los
contextos
sociopolíticos
y
a
las
comunidades,
al
acontecer
y
a
la
acción,
pero
apoyada
al
mismo
tiempo
en
la
formación
teórica
y
discursiva
de
ámbito
académico.
Habla
de
la
GC
como
una
actividad
tanto
de
acción
profesional,
sociopolítica,
como
de
la
necesidad
que
tiene
al
igual
que
otros
ámbitos
profesionales
de
contar
con
un
corpus
teórico
asentado
en
la
reflexión
y
en
la
investigación.
En
un
momento
se
llega
a
concretar
que
aproximarse
a
una
definición
sobre
la
gestión
cultural
en
el
momento
actual
requiere
reflexionar
y
establecer
los
aspectos
claves
de
las
relaciones
con
otras
disciplinas
de
las
cueles
se
nutre
la
gestión
cultural.
Tanto
de
su
base
teórica
(filosofía,
sociología,
antropología,
teorías
administrativas,
economía,
psicología)
como
los
instrumentos
para
la
intervención.
Estas
opiniones
son
consecuentes
con
un
aspecto,
la
formación
de
gestores,
especialmente
sensible
a
los
procesos
de
profesionalización
y
de
legitimización
del
ejercicio
de
la
profesión.
Resulta
lógico
que
sea
en
el
seno
de
los
formadores
donde
se
detecten
y
reclamen
esfuerzos
en
el
sentido
de
concretar
lo
que
entendemos
por
GC,
por
sus
herramientas
y
las
fuentes
de
las
que
se
alimenta.
4
3.
GESTIÓN
CULTURAL
Otra
reflexión
en
este
sentido
y
desde
el
ámbito
de
la
formación
es
la
que
realiza
Mariscal
Orozco
desde
México,
en
concreto
desde
la
Universidad
de
Guadalajara
de
aquella
nación,
y
que
camina
por
el
sendero
de
considerar
la
GC
como
un
proceso
de
gestión
del
conocimiento
en
el
sentido
de
que
implica:
En
este
sentido
el
profesional,
por
extensión
la
propia
profesión
de
la
GC,
deben
tener
las
capacidades
de
diagnosticar,
diseñar
e
implementar
proyectos
culturales,
gestionar
y
administrar
recursos,
diseñar
estrategias
de
participación,
comunicar,
dirigir,
evaluar
y
algunas
otras
más
en
esta
línea.
La
visión
del
profesor
Mariscal
Orozco
se
corresponde
con
la
necesidad
que
tiene
la
universidad
de
sistematizar
en
acceso
al
conocimiento
y
tratar
de
ordenarlo.
Es
sin
duda
un
esfuerzo
que
sienta
una
sólida
base
para
que
podamos
acercarnos
a
un
concepto
claro
y
riguroso
de
lo
que
es
la
GC.
Un
acercamiento
similar
y
desde
la
misma
perspectiva,
la
formación
de
gestores,
lo
encontramos
en
el
profesor
Alfons
Martinell
quien
en
un
documento
denominado
La
formación
en
gestión
cultural
en
Iberoamérica:
reflexiones
y
situación
realiza
una
propuesta
concreta
y
muy
afinada
de
cuáles
deben
ser
los
contenidos
de
la
formación
que
requiere
el
gestor
cultural.
En
su
opinión
estos
deben
ser:
1. Aportes
teóricos
a
la
reflexión
sociocultural
(antropología,
sociología,
psicología,
comunicación
social,
etc.)
2. Instrumentos
de
análisis
de
la
realidad
(estadística,
mercadotecnia)
3. Bases
jurídicas
y
económicas
del
área
sociocultural.
4. Conocimientos
sobre
políticas
socioculturales.
5. Planificación,
programación,
gestión.
6. Gestión
de
recursos
humanos.
7. Conocimiento
del
área
disciplinar.
Se
refiere
al
sector
artístico
o
cultural
en
el
que
actuará
el
gestor
preferentemente)
8. Conocimientos
técnicos
específicos
(Expresión
oral
y
escrita,
idiomas,
informática,
diseño
gráfico,
protocolo,
etc.)
Las
capacidades
nos
sirven
también
en
este
caso
para
acotar
la
GC
como
disciplina
profesional
y
académica.
Una
disciplina
que
como
podemos
observar
conjuga
aportes
extensos
desde
las
ciencias
sociales
(desde
la
economía
a
la
antropología
pasando
por
el
derecho
o
la
psicología)
a
herramientas
técnicas
(marketing,
estadística,
planificación,
etc.)
y
habilidades
personales
(expresión
lingüística,
relaciones
públicas,
etc.).
Un
campo
de
conocimiento
extenso
compuesto
a
su
vez
por
partes
de
otros
campos
de
conocimiento,
esa
podía
ser
una
primera
definición
de
GC.
Lo
que
esta
aproximación
desde
las
capacidades
y
la
formación
nos
enseña
es
que
la
GC
es
una
disciplina
o
saber
o
instrumento
de
gran
complejidad
que
se
construye
a
partir
de
préstamos
y
aportaciones
ajenas
(o
latrocinios
si
se
quiere).
Sin
embargo
ya
hemos
dado
suficientes
rodeos
al
concepto
de
GC
y
deberíamos
ver
al
menos
algunas
de
las
escasas
definiciones
que
hemos
encontrado
de
GC.
Que
aunque
pocas,
sí
existen.
En
el
año
2010
encontramos
un
informe
sectorial
sobre
GC
realizado
para
el
Ayuntamiento
de
Barcelona
por
BCF
Consultors
para
el
proyecto
Barcelona
Activa
en
el
que
se
dice
que
la
gestión
cultural
es
la
actividad
destinada
a
promover,
diseñar
y
realizar
proyectos
culturales
desde
cualquier
ámbito.
En
este
sentido
los
y
las
profesionales
de
la
gestión
cultural
tiene
como
actividad
primordial
la
mediación
entre
la
creación,
la
participación
y
el
consumo
cultural,
ayudando
a
desarrollar
el
trabajo
artístico
e
insertarlo
en
una
estrategia
social,
territorial
o
de
mercado
y
que
haga
fiable
(económicamente,
socialmente,
artísticamente
y
5
3.
GESTIÓN
CULTURAL
políticamente)
un
proyecto
cultural.
De
ella
destacar
la
idea
francesa
de
mediación
más
que
la
de
gestión
o
administración,
un
concepto
que
es
utilizado
en
numerosos
textos
y
escritos
de
GC,
resaltando
la
labor
de
consenso
e
intermediación
entre
los
diferentes
implicados
en
los
procesos
culturales.
Muy
recientemente,
en
2013,
el
Ministerio
de
Cultura
de
Colombia
edita
un
manual
denominado
Herramientas
para
la
gestión
cultural
pública
y
que
es
obra
de
varios
autores.
De
forma
audaz
y
a
la
par
comprometida,
en
este
manual
se
define
la
GC
como
el
conjunto
de
acciones
de
dirección,
coordinación,
planificación,
evaluación,
seguimiento
y
ejecución
destinadas
a
facilitar,
promover,
estimular,
conservar
y
difundir
las
diferentes
actividades
y
manifestaciones
culturales
en
condiciones
de
libertad
y
equidad,
orientadas
a
fomentar
el
ejercicio
de
derechos,
el
acceso
a
oportunidades
y
el
mejoramiento
de
los
estados
de
bienestar
de
las
personas.
Hay
un
aspecto
que
destacar
en
esta
propuesta
y
es
su
incidencia
en
la
cultura
como
un
derecho
de
los
ciudadanos,
insistiendo
en
el
acceso
a
la
cultura
en
condiciones
de
libertad
e
igualdad,
declaraciones
más
programáticas
que
funcionales
y
propias
de
una
propuesta
institucional
emanada
de
una
administración
pública.
Con
ello
no
queremos
decir
que
sobren,
sino
que
hay
un
cierto
desplazamiento
en
este
caso
de
lo
instrumental,
como
en
ejemplos
anteriores,
hacia
el
campo
de
las
políticas
públicas
en
esta
propuesta
del
ministerio
colombiano.
Hay
que
añadir
que
el
documento
es
extenso
y
más
adelante
se
matizan
los
elementos
de
esta
definición
de
GC.
Dando
un
salto
hasta
el
continente
africano
encontramos
una
propuesta
interesante
de
ARTerial
Network
del
año
2011.
En
la
denominada
Guide
pratique
pour
la
gestion
de
projets
artistiques
el
culturelles
se
concreta
lo
que
entienden
desde
esta
red
como
gestión
de
proyectos
culturales
y
lo
definen
como
una
empresa
en
la
cual
uso
recursos
humanos,
materiales
y
financieros
son
organizados
de
forma
novedosa,
con
el
objetivo
de
emprender
un
trabajo
único,
conforme
a
unas
circunstancias
dadas
y
unos
límites
financieros
y
temporales,
con
el
fin
de
realizar
un
cambio
ventajoso
por
medio
de
objetivos
cuantitativos
y
cualitativos.
Lo
primero
que
llama
la
atención
de
esta
propuesta
es
la
ausencia
de
las
palabras
arte
y
cultura,
realmente
podría
servir
para
cualquier
intervención
o
gestión
de
tipo
social.
No
obstante
hay
que
decir
que
en
el
resto
de
la
guía
si
queda
clara
la
vocación
artística
de
la
misma
y
esta
ausencia
se
debe
sobre
todo
a
su
intención
de
ser
un
manual
de
corte
práctico
y
adaptable
a
numerosas
realidades.
Se
trata
de
una
propuesta
centrada
en
aspectos
técnicos
y
en
la
sistematización
de
la
gestión.
Tomemos
por
último
una
definición
que
encontramos
en
Andalucía.
En
concreto
dentro
del
curso
de
CUDEMA
(Cultura
y
Desarrollo
Andalucía/Marruecos)
y
que
organizó
la
Fundación
Tres
Culturas
en
el
año
2011
en
Sevilla.
Como
resultado
del
curso
se
elaboró
una
extensa
guía
con
los
textos
y
propuestas
de
los
diversos
docentes
del
mismo.
El
concepto
de
GC
fue
afrontado
por
Ignacio
Trujillo
Barraquero,
quien
la
define
como
el
conjunto
de
estrategias
utilizadas
para
facilitar
un
adecuado
acceso
al
patrimonio
cultural
por
parte
de
la
sociedad.
Estas
estrategias
contienen
en
su
definición
una
adecuada
planificación
de
los
recursos
económicos
y
humanos,
así
como
la
consecución
de
unos
claros
objetivos
a
largo
y
corto
plazo
que
permitan
llevar
a
cabo
dicha
planificación.
La
gestión
cultural
ha
de
redundar
necesariamente
en
el
progreso
general
de
la
sociedad,
teniendo
como
principios
prioritarios
el
de
servir
como
instrumento
fundamental
para
la
distribución
social
y
para
el
equilibrio
territorial.
Planificación,
accesibilidad
y
finalidad
social
son
los
tres
conceptos
claves
que
nos
encontramos
en
esta
definición.
Planificación
como
herramienta
esencial
de
la
GC,
accesibilidad
de
la
ciudadanía
a
la
cultura
como
un
derecho
y
la
finalidad
social
(y
territorial)
que
toda
acción
cultural
debe
tener
en
opinión
del
autor
u
otros
más
en
este
sentido.
El
capítulo
profundiza
en
estos
aspectos
tratando
de
acotar
la
GC
desde
esta
triple
perspectiva.
Por
último
no
podemos
cerrar
este
epígrafe
sobre
el
concepto
de
GC
sin
citar
a
Pedro
A.
Vives
que
en
su
Glosario
crítico
de
gestión
cultural
dedica
una
amplia
y
documentada
entrada
al
propio
concepto
de
GC.
Este
autor
considera
que
la
GC
opera
sobre
tres
planos
diferentes
de
la
vida
social,
política,
económica
e
intelectual
y
en
esa
medida
es
un
vector
en
la
estructura
de
comprensión
del
propio
hecho
de
la
cultura.
Estos
tres
planos
son
en
primer
lugar
el
territorial
que
en
la
medida
que
es
más
local
es
más
generalista
y
que
podemos
identificar
con
la
gestión
municipalista,
la
más
apegada
a
las
demandas
de
los
territorios
y
de
los
ciudadanos.
En
segundo
lugar
estaría
el
plano
de
los
sectores
(artes
plásticas,
escénicas,
patrimonio,
danza,
etc.)
y
que
se
6
3.
GESTIÓN
CULTURAL
mueve
en
las
dinámicas
de
la
promoción
y
la
producción
de
cultura
y
arte.
Y
por
último
en
tercer
lugar
nos
encontramos
con
lo
que
el
autor
llama
gestión
infraestructural
y
que
se
enfoca
a
las
instituciones
y
equipamientos
esencialmente.
Estos
tres
planos
se
complementan
con
dos
variables
que
inciden
en
el
núcleo
funcional
de
la
GC
y
que
son
la
gestión
económica
y
la
gestión
internacional.
La
primera
se
enfrenta
a
los
retos,
comunes
a
cualquier
tipo
de
gestión,
de
rentabilidad
y
eficacia
mientras
la
segunda
se
plantea
por
el
autor
más
que
nada
en
términos
de
capacidad
y
calidad
de
la
proyección
exterior
de
los
proyectos
y
los
territorios.
A
partir
de
ahí
considera
que
es
posible
definir
escalas
de
responsabilidades,
relaciones
internas
y
funciones
específicas.
La
gestión
cultural
interviene
en
la
actividad
económica
y
en
el
proceso
de
socialización
contemporáneos,
con
conocimientos
y
procedimientos
distintos
a
los
de
otros
sectores.
En
su
entrada
del
glosario,
Vives
más
que
ofrecernos
una
definición
de
GC
lo
que
trata,
acertadamente
en
nuestra
opinión,
es
sentar
las
bases
conceptúales
que
justifican
el
papel
y
las
funciones
que
la
GC
tiene
en
las
sociedades
contemporáneas.
Un
ejercicio
sin
duda
necesario
en
la
difícil
tarea
de
conocer
qué
es
la
gestión
cultural.
• La
GC
precisa
de
un
corpus
teórico
que
fundamente
su
acción
y
su
razón
de
ser
social.
Como
ciencia
o
metodología
social,
dicho
corpus
está
elaborado
a
partir
de
préstamos
de
otras
ciencias
que
se
reelaboran
para
su
adecuación
al
ámbito
de
la
cultura.
• La
GC
responde
a
las
exigencias
que
en
forma
de
demandas
más
o
menos
explícita
tienen
los
territorios.
Obviamente
se
refieren
a
las
exigencias
de
tipo
cultural.
• Igualmente
la
GC
debe
responder
a
las
exigencias
de
los
creadores
y
de
los
proyectos
creativos
en
la
medida
que
la
creatividad
artística
es
la
materia
prima
de
la
cultura.
• El
núcleo
de
la
GC
lo
constituye
la
labor
de
mediación
entre
territorio
y
proyectos
artísticos,
culturales
o
creativos.
Confrontarlos,
consensuarlos,
compatibilizarlos
y
mostrarlos
son
tareas
esenciales
de
la
GC.
• La
GC
labora
para
la
sociedad
y
para
que
la
cultura
posea
un
lugar
tanto
en
el
espacio
público
como
en
las
tramas
sociales
de
todo
tipo
(empresariales,
sociales,
políticas,
participativas,
voluntariado,
etc.)
• Y
finalmente,
en
consonancia
con
todo
lo
anterior,
la
GC
se
apoya
en
herramientas
profesionales
y
en
capacidades
personales
de
los
profesionales
para
realizar
las
tareas
que
le
vienen
de
lo
creativo,
lo
social
y
lo
territorial.
Parafraseando
el
título
del
libro
de
Herbert
Read,
esperemos
que
este
repaso
—seguro
que
incompleto—
al
concepto
de
gestión
cultural
no
acabe
por
decidirlos
a
enviar
al
infierno
la
gestión
cultural
y,
cómo
no,
a
los
autores
de
este
artículo.
7
3.
GESTIÓN
CULTURAL
Bibliografía
CUDEMA:
cultura
y
desarrollo
Andalucía-‐Marruecos:
curso
especializado
en
gestión
cultural.
Abdelouahab
Idelhadj
[et
al.].
Sevilla:
Fundación
Tres
Culturas
del
Mediterráneo,
D.L.
2011.
774
p.
MARTINELL
SEMPERE,
Alfons;
LÓPEZ
CRUZ,
Taína.
Políticas
culturales
y
gestión
cultural:
órganum
sobre
los
conceptos
clave
de
la
práctica
profesional.
[Girona]:
Documenta
Universitaria,
[2008].
115
p.
ISBN
978-‐84-‐
96742-‐43-‐7.
ORDINE,
Nuccio.
La
utilidad
de
lo
inútil:
manifiesto.
Barcelona:
Acantilado,
2013.
171
p.
ISBN
978-‐84-‐15689-‐92-‐
8.
VIVES
AZANCOT,
Pedro
A.
Glosario
crítico
de
gestión
cultural.
2ª
ed.
Granada:
Comares,
2009.
384
p.
ISBN:
978-‐84-‐9836-‐576-‐4.
ZUBIRÍA
SAMPER,
Sergio
de;
ABELLO
TRUJILLO,
Ignacio;
TABARES,
Marta.
Conceptos
básicos
de
administración
y
gestión
cultural.
2ª
ed.
Madrid:
Organización
de
Estados
Iberoamericanos
para
la
Educación,
la
Ciencia
y
la
Cultura,
[2001].
130
p.
ISBN
84-‐7666-‐121-‐5.