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20 de agosto de 2014
Documento de Trabajo N°1: "Variables predictoras y modelos exitosos de reunificación
familiar en niños institucionalizados".
Autores:
Esteban Gómez y Carolina Bascuñán.
Área de Estudios, Secretaría Ejecutiva del Consejo Nacional de la Infancia.
Edición:
Francisca Morales y Candy Fabio.
Área de Intersectorialidad, Secretaría Ejecutiva del Consejo Nacional de la Infancia.
2
Índice
Introducción 4
Antecedentes 9
¿Qué es la reunificación? 9
¿Cómo ha sido la experiencia de desinternación en Chile hasta hoy? 12
Variables Predictoras de Reunificación 22
Características del Niño/a 22
Características de los padres, madres y el entorno familiar 24
Características del proceso proteccional previo a la reunificación 27
Tabla resumen 29
Modelos de Reunificación Familiar 34
¿Qué componentes debiese considerar un modelo de Reunificación informado 35
por la evidencia?
C.I.- Construir una Alianza de Trabajo Ecosistémica (programa de 35
reunificación, residencia, familia, tribunal, red local)
C.II.- Asegurar un N° reducido de casos por profesional (6-12; 17 máximo) 37
C.III.- Realizar evaluación integral con instrumentos estandarizados 38
C.IV.- Construir Planes de Reunificación claros, detallados, con plazos y 40
responsabilidades de cada actor claramente definidas y monitorear su avance
C.V.- Favorecer visitas parentales frecuentes al niño en la institución (mínimo 42
semanal), pre-reunificación, con un modelo de guía activa
C.VI.- Desarrollo y práctica "en vivo" de las competencias parentales: primero 43
en las visitas pre-reunificación, luego mediante visitas domiciliarias
C.VII.- Asegurar resolución de problemáticas de protección: empleo y 47
vivienda; maltrato, negligencia y violencia intrafamiliar; abuso de sustancias y
salud mental
C.VIII.- Disponibilidad de una red amplia de servicios: concretos y de apoyo 47
familiar
C.IX.- Acompañamiento con supervisión reflexiva a profesionales (mínimo 48
quincenal)
¿Qué resultados es razonable esperar de estos programas? 48
Reflexiones finales 53
Bibliografía 57
3
Introducción
4
aquellos entre 6 y 18 meses de edad- muestran una serie de comportamientos atípicos,
como auto-estimulación repetitiva y estereotipada, una transición de pasividad
temprana hacia conductas agresivas en edades posteriores, hiperactividad y
desatención, incapacidad para formar apegos profundos o genuinos, amistad
indiscriminada -lo que los coloca en un riesgo aumentado de sufrir nuevas
vulneraciones- y una dificultad significativa para establecer relaciones apropiadas con
el grupo de pares (St. Petersburg–Usa Orphanage Research Team, 20081).
El Llamado a la Acción
1 Es importante señalar que la evidencia es clara en documentar los efectos devastadores sobre el
desarrollo infantil temprano, para residencias con bajos estándares de calidad. Por otra parte,
intervenciones recientes realizadas en residencias con diseños de vanguardia, han mostrado impactos
positivos en mejorar el desarrollo cognitivo de los niños. Un meta-análisis de Bakermans-Kranenburg,
van IJzendoorn y Juffer (2008) encontró un tamaño de efecto combinado de 14 estudios, equivalente a
d = 0.84 (con un intervalo de confianza de 0.64 - 1.04, y un N=5.826). Como comparación, la adopción
ha mostrado un efecto de recuperación meta-analítico de d = 1.17 para el C.I. Asimismo, el ambicioso
estudio del grupo St. Petersburg–Usa Orphanage Research Team (2008) mostró importantes progresos
de los niños en el área personal-social, así como otras áreas del desarrollo psicomotor, así como una
disminución relevante en la proporción de apego desorganizado; todos estos cambios se asociaron a
implementar mejoras estructurales (ej., coeficiente adulto:niños) y relacionales en la residencia. Estos
hallazgos son esperanzadores respecto a la posibilidad de mejorar la situación y pronóstico de aquellos
niños y niñas que no logran encontrar una solución familiar definitiva, y obligan al Estado a invertir
todos los esfuerzos y recursos necesarios para mejorar la calidad del sistema de protección en
Residencias (aun así, el desempeño de los niños en residencias sigue siendo menor que el de niños que
viven en contextos familiares, sea de acogida, adoptivo o de origen mediante reunificación familiar).
5
residencias de protección, cifra que se redujo a 22.880 en 1995, a 22.212 en 2000, a
15.253 en 2005, y a 13.321 en 2009, esto es, una reducción de 49% en veinte años.
Según datos aportados por el Servicio Nacional de Menores, a junio de 2014 existen
11.390 plazas en residencias de protección para el rango de 0 a 17 años 11 meses de
edad (descontando los centros de diagnóstico y programas de familias de acogida),
con 8.319 casos vigentes a esa fecha, y un presupuesto comprometido al 31 de
diciembre de 2014 de 32.296 millones de pesos, lo que representa un aumento de
23% respecto a los 25.057 millones registrados en 2013. De las plazas disponibles,
929 tienen foco en gestantes, lactantes y preescolares, de las cuales 894 se encuentran
vigentes, con un presupuesto 2014 de 4.180 millones de pesos, lo que representa un
aumento de 42% respecto a los 2.941 millones registrados en 2013.
6
Congreso de Chile, que tras una exhaustiva investigación llega a la conclusión de que
esta materia ha sido sistemáticamente descuidada por el Estado, incurriéndose en
gravísimas negligencias y vulneraciones institucionales a los derechos de los niños y
niñas que debe proteger. El informe llama a hacerse cargo de las numerosas carencias
detectadas, con un plan de amplio alcance, entre cuyas medidas se destaca la
protección prioritaria del derecho del niño/a a vivir en familia.
El presente informe se divide en tres partes: (a) en una parte inicial se define el
concepto de reunificación familiar y se da cuenta de antecedentes nacionales de
desinternación que no constituyen modelos de reunificación familiar, pero que
muestran un panorama actual en materia de desinternación de niños/as de
instituciones chilenas; b) en la segunda parte se revisa la literatura científica respecto
a variables que han demostrado poder predictivo de una reunificación familiar
7
exitosa versus fallida, para ser tomadas en cuenta al momento de elaborar la
planificación de las intervenciones; (c) en una parte final se analiza la literatura sobre
programas de reunificación familiar, sus características y resultados, para ser
tomadas en cuenta al momento de diseñar el modelo específico de intervención que se
implementará. Este esfuerzo se enmarca en dotar a la política pública de evidencia de
calidad que promueva una mejor toma de decisiones, esto es, operar bajo un
paradigma de práctica informada por la evidencia.
8
Antecedentes
¿Qué es la reunificación?
9
El término «reunificación familiar» puede significar cualquier "nivel óptimo de
reconexión" a lo largo de un continuo que va desde la visita de la familia del niño/a en
la residencia, al regreso físico del niño con su familia de origen (Maluccio, Abramczyk,
& Thomlinson, 1996, p. 288). Varios estudios han examinado la posibilidad de la
reunificación de los niños en cuidado fuera del hogar. Se ha encontrado que las
características del niño, de la familia y del sistema de intervención afecta la
probabilidad y la velocidad de la reunificación (Wells & Guo, 1999; Wulczyn, 2004). A
su vez, factores de carácter socio-demográfico se han relacionado con el éxito de la
reunificación (por ejemplo, Jones, 1998; Miller, Fisher, Fetrow & Jordan, 2005).
La estabilidad es un factor muy importante para el bienestar y el desarrollo de
niños y niñas; les permite desarrollar la seguridad básica en la medida que el entorno
se vuelve predecible, evitando estados de ansiedad y angustia. Parte de esa estabilidad
está dada por la permanencia de al menos una persona que forma parte de este
entorno seguro y protector, tal como han demostrado cientos de investigaciones en el
área del apego y el desarrollo infantil temprano (Cassidy & Shaver, 2008; Zeanah,
2009).
Cabe señalar que la reunificación familiar como objetivo único para niños y
niñas ubicados en cuidados fuera de su hogar, ha sido criticada debido a la
disminución en los porcentajes de reunificaciones exitosas y al aumento de los
niños/as que vuelven al sistema de protección tras una reunificación previa (Child
Information Gateway, 2011). Una de las principales críticas es que en general, estas
familias reciben pocos apoyos para resolver los problemas iniciales que dieron
lugar a la institucionalización. Marsh y Triseliotis (1993) explican que la
reunificación familiar como meta única ha sido relativizada, ya que el regreso físico de
un niño o niña a su casa, no es señal del final del trabajo de reunificación, sino otro
paso más en el proceso.
Así, aunque la reunificación con los padres biológicos después de un
acogimiento es uno de los principales objetivos del sistema actual de protección de la
infancia, la experiencia en diversas partes del mundo ha mostrado que muchos niños
reingresan a los sistemas de protección debido a que en sus familias se mantienen
ambientes abusivos o negligentes (Courtney, 1995; Festinger, 1996; Terling, 1999;
Wells & Guo, 1999; Frame, Berrick & Brodowski, 2000; Jonson-Reid, 2003; Fuller,
2005; Miller, Fisher, Fetrow & Jordan, 2005; Oosterman, Schuengel, Slot, Bullen &
Doreleijers, 2007). La información sobre los factores asociados con el fracaso
postreunificación es limitada y generalmente está basada en estadísticas o
información recogida por los mismos organismos que llevan a cabo los procesos de
reunificación2. En definitiva, la literatura actual sobre recurrencia de maltrato infantil
2Autores como Miller y colaboradores (2005) han señalado que existen una serie de preocupaciones
acerca de este aspecto que han sido planteadas por los investigadores desde hace más de una década
10
post-reunificación y re-institucionalización apunta a que no debe confundirse el
regreso del niño a su hogar, con el éxito del proceso de reunificación, sino con su
inicio. En este sentido, el trabajo con las familias -además de con el niño/a- es
sumamente importante para que la reunificación familiar sea exitosa a mediano plazo.
Proporcionar apoyo para las familias después de la reunificación, requiere que
los trabajadores sociales o profesionales involucrados en el caso planifiquen
mecanismos para determinar el grado de seguridad de los niños/as si son devueltos a
casa. En la reunificación, la historia reciente de la familia o sus comportamientos no se
pueden utilizar como base para juzgar la capacidad de un cuidador para proteger y
cuidar a un niño/a (Morton & Salovitz, 2001). Es por tanto imperativo avanzar hacia
identificar variables que permitan determinar cómo predecir el éxito o fracaso de una
reunificación familiar.
(Courtney, 1995; Gelles, 2001; Hohman y Butt, 2001; Maluccio y Ainsworth, 2003; Terling, 1999; Wells
y Guo, 1999), los cuales han señalado que el uso de bases de datos oficiales proporcionan un punto de
partida, pero limitan la capacidad de los investigadores para considerar una amplia gama de factores
potencialmente importantes. Por esto, resulta trascendente considerar el uso de evaluadores
independientes para llevar a cabo entrevistas, observaciones en el hogar, y observaciones de barrio que
complementen la evaluación de los procesos de reunificación.
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Todos los estudios que analizan las rotaciones en las colocaciones han
determinado que éstas son inversamente proporcionales a la probabilidad de
reunificación (Davis et al, 1997; Goerge, 1990; Westat & Centro Chapin Hall para la
Infancia, 2001). Todos los estudios señalan también que los niños/as colocados en
hogares de protección se reunifican más lentamente que los niños/as en otros tipos de
cuidado alternativo como el acogimiento familiar (Courtney, 1994; Davis et al., 1997;
Goerge, 1990; Westat & Centro Chapin Hall para Niños, 2001). Por último, los estudios
han examinado fuertemente la relación entre la estructura familiar y las
probabilidades de lograr una reunificación exitosa. Courtney (1994) y Wells y Guo
(1999) encontraron que los niños de hogares biparentales se reunifican más rápido
que los niños/as de otras estructuras familiares.
3 Esto no quiere decir que no hayan existido en Chile varias experiencias que han trabajado
intensamente por la reunificación familiar. A nivel informal, se tiene conocimiento de las iniciativas
12
En Chile, a partir de 1990 comienza a desarrollarse una política destinada a
egresar masivamente a niños/as de las instituciones, especialmente aquellos que se
encontraban en instituciones masivas (UNICEF; 2005). En una publicación de UNICEF
(2002) coordinada por Ferrari, Couso, Cillero y Cantwell titulada "Internación de Niños:
¿El comienzo del fin? Crisis de los internados y transformación de las políticas de
infancia en España, Italia y el Cono Sur", se documentan dos experiencias piloto
desarrolladas en Chile, el año 1994 por el Hogar de Cristo y el año 1996 por la
Fundación Rodelillo. En el caso del Hogar de Cristo, el diseño se nutrió de ideas
propias y de experiencias de Estados Unidos, Colombia, Israel y Argentina, poniendo
en el centro teórico del modelo el concepto de la resiliencia. La metodología diseñada
en el Hogar de Cristo iniciaba con el diagnóstico al momento del ingreso del niño a la
residencia, planteando un conjunto de intervenciones individuales y grupales entre
las que se encontraban: "talleres de vivienda, indicaciones para el buen uso de la red
social, talleres para padres e hijos, talleres de grupo para niños, incorporación a
instituciones de rehabilitación y alcoholismo, atención psicológica y/o psiquiátrica,
atención médica, seguimiento permanente a las familias y los niños a través de visitas
domiciliarias y contacto con las redes de la comunidad (...) el plan de apoyo familiar al
egreso del niño puede considerar ayuda material (dinero, entrega de canasta de
alimentos, vestuario, útiles escolares, etc.) así como apoyo emocional y orientaciones
generales, tales como trámites para la vivienda, subsidios, redes comunitarias, entre
otras" (p. 91). La reunificación familiar estaba a cargo del "Programa de
Acercamiento Familiar" el cual trabajaba con el niño y la familia preparando su
reinserción en el hogar, con un foco especial en niños mayores de 6 años de edad y
que estuviesen internos por más de 3 años, realizando un seguimiento por hasta
dos años posterior al egreso. En el caso de esta experiencia se cuenta con una positiva
evaluación, de carácter cualitativo, sin haber sido posible acceder a datos
cuantitativos de logro.
En el caso del proyecto piloto de la Fundación Rodelillo, "la propuesta se
transformó en un proyecto piloto cuyo objetivo debía ser el regreso de los niños
internos a sus casas y la validación de un modelo para trabajar con las familias la
desinternación" (p. 100). La experiencia documenta una serie de dificultades de
logística y coordinación con las instituciones que derivaron niños al proyecto, pero
principalmente se destaca los grandes desafíos asociados al perfil de las familias con
desplegadas por ONGs colaboradoras del SENAME como Fundación Mi Casa, Protectora de la Infancia,
María Ayuda, entre otras, y en varios de estos casos se realizaron jornadas de evaluación de las
experiencias, llegando a conclusiones similares a las recogidas en este informe. Lamentablemente, estos
esfuerzos no han sido publicados, lo que hace difícil su recuperación y sistematización en el marco de
este documento.
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las que se encontraron: "las principales características de las familias fueron su
deteriorada situación socioeconómica (...) una serie de dificultades en los vínculos
parentales, caracterizados por una baja afectividad hacia los hijos, despreocupación
por el desarrollo escolar de éstos, malas relaciones de pareja y escasa comunicación
entre los miembros (...) la carencia e ineptitud para construir redes de apoyo
familiares, comunitarias o sociales" (p. 100). En algunas familias se añadió además un
perfil de grave maltrato, alcoholismo, violencia y abuso sexual. En cuanto al modelo de
trabajo, se documenta el uso inicial de talleres los días sábado, que debieron ser
suspendidos por la inasistencia reiterada de las familias; atención en salud
mental mediante terapias individuales; talleres de refuerzo pedagógico a los niños; y
eventos recreativos masivos para todas las familias; orientación en temas de vivienda;
entre otros. La experiencia no obtuvo los resultados esperados: "desde las primeras
etapas surgieron dificultades para implementar el proyecto de acuerdo a como éste se
había planificado. (...) Hubo una alta deserción. Del total de mujeres que declararon
en un comienzo que deseaban desinternar, un gran porcentaje se rehusó en la primera
etapa (... ) debido al escaso compromiso demostrado por los hogares frente a los
objetivos del proyecto, no fue posible desarrollar un trabajo coordinado entre los
hogares, la familia y la fundación" (p. 106). En este caso, no se señala el número inicial
de niños con los que se inició el trabajo, pero se declara que un grupo de 15 familias
permaneció hasta la finalización del proyecto. Entre los principales aprendizajes de
esta experiencia estuvo la necesidad de contar con el apoyo y colaboración activa de
las residencias de protección, además de asegurar una gran inversión en recursos
humanos: "por cada familia de internado que un profesional iba a ver, se dejaban de
ver seis de las familias tradicionales con las que trabajaba Rodelillo" (p. 107).
14
1. Una alta rotación de los adultos responsables de aquellos niños y niñas
derivados a sus hogares. Esto puede ser explicable si consideramos que un
55% de las causales de ingreso se enmarcaban en "Inhabilidad Parental" y
"Violencia Intrafamiliar", entonces, ante una intervención social insuficiente en
el tiempo y que desconoce la población sobre la que interviene, es muy factible
que los adultos responsables se vean sobrepasados por el cuidado de sus niñas
o niños y busquen alternativas para que otros tomen la responsabilidad. Esta
dinámica, de delegación de las funciones parentales en terceros, ha sido
documentada en la literatura sobre familias multiproblemáticas o multi-
estresadas y programas sociales (Gómez, Muñoz & Haz, 2007; Ford &
Valdebenito, 2012).
2. El deficiente rendimiento escolar y la permanencia de los niños y niñas
egresados de la Ciudad del Niño. La historia de vinculación con el sistema
escolar del internado fue siempre un tránsito de entradas y salidas desde la
oferta municipal a la oferta escolar del mismo internado, el cual abrió y cerró
varias veces su escuela, y cada vez significó un cambio de establecimiento para
los estudiantes. La falta de permanencia y la deficiencia de la enseñanza se
tradujo en problemas de aprendizaje, alto ausentismo escolar y bajo
rendimiento. Este factor viene a confirmar la necesidad de un seguimiento de
largo plazo y de contar con una red de apoyo escolar para los niños y niñas
desinternados.
3. Ausencia de redes con las que los niños y niñas, y sus familias puedan
interactuar. Se observó un aislamiento en las comunas donde fueron
derivados. Este dato se vincula al largo período de internación, recordemos que
el 50% de la población total estuvo interna entre 3 y 5 años. De allí que futuros
planes de desinternación deben velar por establecer vínculos más estrechos
con instancias comunitarias que disminuyan la amenaza que genera en estos
niños y niñas "el mundo exterior".
15
"aquellos destinados a afianzar la capacidad de los padres o de quienes puedan asumir
responsablemente el cuidado personal del niño, niña o adolescente que se encuentre
en un centro residencial para ejercer directamente dicho cuidado, propiciando su
pronto egreso y su reinserción familiar". Su objetivo general declarado fue: "favorecer
la reinserción familiar y socio-comunitaria de los niños/as y adolescentes que
permanecen en centros residenciales, a través de un proceso de intervención técnica
que desarrolle en sus familias o adultos responsables y en los propios niños/as,
herramientas necesarias que les permitan responsabilizarse del cuidado, crianza y
efectiva protección de sus derechos" (SENAME, 2007, p. 3). La metodología planteaba
5 etapas o momentos del proceso de intervención: (a) la selección de casos,
coordinada con el centro residencial; (b) la profundización del diagnóstico,
trabajando "desde las fortalezas del grupo familiar, evaluando los vínculos de apego,
potencialidades, discursos y actitudes facilitadoras de la re-unificación familiar.
Particularmente, integrar la opinión de los usuarios/as" (p. 5); (c) el diseño de un
plan de intervención, en los ámbitos referidos al niño/a, su familia y la comunidad,
incorporando activamente la participación de las familias; (d) la ejecución del plan
de intervención, coordinado activamente con el personal del centro residencial; y (e)
el egreso del centro residencial, acompañamiento y seguimiento, del caso, para
evaluar la efectividad de las medidas adoptadas. En las bases técnicas actualizadas del
año 2010, se señalan como criterios de logro los siguientes: 1) Presencia de calidez
emocional en las interacciones entre los adultos responsables y sus niños/as o
adolescentes. 2) Presencia de prácticas de socialización basadas en el buen trato por
las figuras adultas responsables, hacia el niño, niña o adolescente. 3) Presencia de
condiciones materiales básicas. 4) Presencia de conductas responsables por parte de
la familia para responder a las necesidades básicas, de salud, educación y recreación
de sus niños/as o adolescentes. 5) Presencia de conductas pro-activas de los adultos
pertenecientes al grupo familiar para autogestionar los apoyos necesarios de la red
(SENAME, 2010, p.7). El plazo total de intervención de este modelo fue de 18 meses,
con una proporción de un profesional jornada completa cada 20 a 25 niños como
máximo, y un financiamiento de 3 USS mensual ($41.430 actuales) por niño atendido,
con un adicional de 10 USS ($138.100 actuales) por niño/a favorablemente egresado.
Lamentablemente, los resultados de este programa piloto no fueron los
esperados. El programa enfrentó numerosas dificultades de logística, gestión
territorial de los casos, dificultades de alianza y colaboración con los centros
residenciales, competencias, entrenamiento y supervisión del recurso humano, y
especialmente insuficiente financiamiento (E. Gómez, comunicación personal), lo que
resulta evidente si se comparan las 3 USS mensuales por niño del PRF con los 4,5 USS
mensuales de los antiguos PIB (y actuales PPF) o los 9,3 USS de los programas PER
adosados a residencias. Estos problemas se graficaron en una disminución repentina
de la oferta de PRF, como señalan Ford y Valdebenito (2012): "en el caso específico de
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los PRF, se observa una notoria disminución en su cobertura, pues hasta enero de
2011 dichos programas contaban con 1.208 cupos en todo el país (SENAME, 2011e),
para un total de 9.508 niños internados en las distintas ofertas residenciales de la red
SENAME (Martínez, 2010). Sin embargo, la oferta programática del SENAME para el
2012 estipula sólo tres centros, con un total de 141 cupos (SENAME, 2012). Al revisar
estos datos, es posible afirmar que este programa está lejos de constituirse como una
línea de trabajo universal para los niños que ingresan al sistema de protección y sus
familias" (p. 12). A partir de 2012, el programa no existe como oferta pública para la
reunificación familiar.
En su reemplazo, se propone desde el año 2010 adosar a las residencias de
protección el Programa de Protección Especializado de Intervención Residencial
(PER). Su objetivo es: "Desarrollar procesos de intervención a nivel individual y
familiar, desde los tres ejes psicosocioeducativo, terapéutico y familiar, contribuyendo
al restablecimiento de los derechos vulnerados, especialmente el derecho a vivir en
familia" (SENAME, 2011, p. 27). El foco de estos programas se concentró primero en el
rango de edad de 6 a 17 años y 11 meses; más recientemente se incorporaron
programas PER en residencias de lactantes y preescolares, ampliando el rango de
edad de los 0 a los 17 años y 11 meses. Los componentes de la intervención se
definieron de la siguiente manera: (a) atención familiar y social, centrada
particularmente en la evaluación de competencias parentales que permitieran
concluir fundadamente respecto a las proyecciones de egreso (SENAME, 2011, p. 11),
y más recientemente se incorporó un enfoque de trabajo en red: "para la intervención
familiar propiamente tal, el equipo residencial puede apoyarse en la red externa y
también indicar al Tribunal de Familia la necesidad de realizar egresos asistidos con
apoyo de los Programas de Intervención Breve - PIB más cercanos al domicilio de la
familia5 o con otros programas ambulatorios especializados, según corresponda; esto
reconociendo que el mayor sentido de urgencia lo tiene la transitoriedad del niño en
protección residencial y el retorno a la brevedad de la vida en familia, bajo el cuidado
de un adulto responsable, desde donde pueden continuar realizándose las
intervenciones que precise el niño y su familia" (SENAME, 2014, p. 7); (b) atención
psicológica centrada en los niños/as y adolescentes; (c) y atención psicoeducativa y
socioeducativa de los niños/as y adolescentes en las residencias. Las orientaciones
técnicas estipularon 5 momentos de la intervención: (1) ingreso y acogida de los
5Esto en la práctica convierte a los programas PIB (actuales PPF) en la nueva oferta de
programas de reunificación familiar, sin que los equipos profesionales de esa línea
programática cuenten con entrenamiento en reunificación familiar, ni competencias técnicas
específicas a los complejos desafíos que supone el proceso de reunificación (ej., la reconstrucción de los
vínculos familiares, el desarrollo de sensibilidad parental, el abordaje de temáticas de salud mental o
abuso de substancias, entre otros).
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niños/as y adolescentes al centro residencial; (2) evaluación psicosocial dentro de 20
días hábiles y evaluación de competencias parentales dentro de 40 días hábiles (para
lo cual se sugieren como instrumentos la NCFAS-R, la guía de Barudy y Dantagnan y el
Inventario Potencial de Maltrato PMF, entre otros, SENAME, 2014, p. 8); (3)
formulación y desarrollo del plan de intervención individual, informando al menos
cada 3 meses a tribunales su estado de avance; (4) desarrollo del plan de intervención,
no debiendo exceder los 12 meses; (5) y egreso, idealmente en condiciones de
reunificación con la familia de origen, precedido de una serie de acercamientos
graduales entre el niño y la familia, pudiendo realizarse en algunos casos justificados
seguimiento de hasta un máximo de 6 meses. El recurso humano exigido es de 1
psicólogo cada 20 - 25 niños, y 1 trabajador social cada 20 - 25 niños, 1
psicopedagogo, educador diferencial o educador de párvulo de media jornada, 1
psiquiatra o neurólogo infanto-adolescente con 6-10 horas mensuales de dedicación.
El financiamiento de los programas PER es de 9,3 USS ($128.433) mensual por niño.
Cabe señalar que este programa, a pesar de ser una importante contribución al trabajo
de los centros residenciales, no se constituye en una oferta especializada en la
reunificación familiar propiamente tal. En la práctica, los recursos se ven
completamente consumidos por la dinámica de la residencias, implicando un
importante esfuerzo de liderazgo institucional proteger la intervención con las
familias de origen orientadas a la reunificación (E. Gómez, comunicación personal).
En este marco, el año 2012 una iniciativa internacional de UNICEF y la Red
Latinoamericana de Acogimiento Familiar (RELAF) selecciona a Chile para realizar
una prueba piloto para desinternar a niños/as de una residencia a programas
de Familias de Acogida. Esta prueba piloto contempló el inicio de un plan de
desinstitucionalización de niños(as) menores de 3 años internos en una residencia de
la Región Metropolitana. En este proyecto piloto solo 6 casos6 y 10 niños lograron
ser desinternados en el tiempo que duró la prueba (cerca de un año) y 6 casos y
6 niños siguieron institucionalizados en Casa Catalina7 a pesar de las gestiones
realizadas con actores involucrados y con nuevas gestiones en curso para su
desinternación (incluyendo la derivación al programa FAE de ADRA)8. Entre los
principales obstaculizadores que se evidenciaron durante el transcurso de este
piloto, los investigadores concluyeron:
Que la judicialización de los casos fue un aspecto crítico a la hora de
desinternar. Todo pasó por la decisión del juez quien no siempre tomó en
consideración la opinión de los equipos técnicos;
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Existió un gran desconocimiento de la red familiar extensa de parte de los
equipos interventores para realizar la intervención familiar en protección;
Problemas críticos identificados fueron:
El inicio de causas de adopción sin despeje familiar;
La rotación permanente de jueces y consejeros;
La gestión de las causas sin apoyo jurídico a los equipos de los
proyectos.
Los aprendizajes de ambas experiencias son múltiples. Por una parte, la
iniciativa de 2002 dejaba entrever algunos elementos claves a considerar en los
procesos de desinternación, pero no llegó a establecer modelo alguno de reunificación
familiar. Entre los aspectos que se destacan de esta experiencia caben señalar los
siguientes (UDP, 2005):
El proceso de desinternación debe comenzar el primer día de internación del
niño o niña, por lo que debe ser un trabajo conjunto con los operadores, el niño
y la familia.
La relación y el trabajo con la familia debe ser constante y permanente.
Se debe explicitar a todos los actores involucrados el nuevo marco cultural,
regido por la CDN y el interés superior del niño/a, dentro del cual se manifiesta
el proceso de desinternación.
Al momento del egreso, se debe realizar el diagnóstico de la situación de la
familia que será confrontado posteriormente con el diagnóstico realizado al
momento del ingreso del niño a la Residencia de Protección.
Se debe preparar a la familia para el momento del egreso del niño,
contribuyendo a la reunificación familiar.
En el proceso de cambio y toma de decisiones respecto de la desinternación,
deben participar todos los actores involucrados: los niños, la familia, los
funcionarios y los profesionales.
Los niños, niñas y adolescentes deben asumir un rol activo a través del acceso a
la información y al desarrollo de su autonomía.
La comunicación debe ser expedita entre los actores involucrados en el
proceso de desinternación.
Se debe incorporar al momento del egreso la ampliación del equipo de
profesionales y técnicos, lo que permitirá entregar herramientas específicas de
capacitación y asegurar los resultados de acuerdo al incremento de funciones y
actividades con las familias.
La desinternación debe ser un proceso abierto a los cambios y flexible a los
tiempos que involucra.
Luego del egreso, es indispensable incorporar una estrategia de seguimiento
en el tiempo que supervise el bienestar y la seguridad de los niños, que apoye a
19
las familias y que incorpore al niño desinternado como a su familia a la red de
servicios que existen tanto a nivel comunitario como local/municipal.
La familia y el niño, deben quedar conectados con las redes y los servicios
comunitarios, gracias a un proceso de activación de recursos locales que
comienza antes del egreso del niño del Hogar.
Por otro lado, la experiencia del año 2012 añade un elemento fundamental y es
que es imperativo el trabajo masivo y paralelo con los entes derivadores,
principalmente hospitales y tribunales de familia y la difusión y sensibilización del
acogimiento familiar –en todos los niveles de la política pública- debe ser un esfuerzo
mancomunado y sistemático de los actores vinculados a la infancia.
Adicionalmente, se afirma que para asegurar los procesos de desinternación
conforme a las decisiones técnicas se requiere de una asistencia jurídica
permanente y cercana a los equipos de las residencias y los programa Familias de
Acogida en todas las causas de protección que implican la separación de la familia de
origen (Martínez, 2013).
Por otra parte, esta experiencia piloto permitía además reflexionar acerca de la
factibilidad de llevar a cabo un proceso de desinternación a nivel país, frente a lo cual
señala que para ello es necesario iniciar un proceso liderado por el nivel central de
SENAME, planificado y acompañado por un equipo técnico, con el propósito de lograr
la reconversión asistida de todos los centros residenciales que en la actualidad
atienden niños menores de tres años (op cit).
En el nivel privado, también se han registrado experiencias de desinternación
con financiamiento propio como la impulsada por la Corporación Casa del Cerro.
Esta institución desde el año 2012 viene desarrollando un programa de
desinternación que funciona con financiamiento privado a través de la Fundación San
Carlos de Maipo y que estará vigente hasta el año 2015.
Este equipo ha desarrollado un modelo de Acompañamiento Terapéutico
Familiar (ATF) que de acuerdo a lo que sus creadores han señalado, es un un modelo
de intervención especializado cuyo objetivo es favorecer los procesos de revinculación
entre niños, niñas, adolescentes y sus familias en situaciones de vulneración de derechos
y en cualquier contexto de cuidado alternativo. Así como también es un dispositivo que
puede ayudar a prevenir situaciones de separación entre el niño/a y sus padres. Su
labor se desarrolla en tres momentos claves:
- Internación: selección de casos, contacto para la construcción de un vínculo.
- Acercamiento Familiar: trabajo en lo cotidiano, restitución de las funciones
parentales.
- Desinternación: seguimiento familiar.
20
Cada una de estas etapas considera al niño, a la familia y a la institución.
Destaca de esta forma de intervención que el trabajo no se acaba cuando el niño/a sale
de la residencia, se inicia un proceso de acompañamiento de un año, después que el
niño/a sale de la residencia, aun sin que el tribunal lo determine. La experiencia que
han desarrollado a la fecha, ha determinado que lo que permite que un programa de
este tipo se sostenga en el tiempo es:
- La supervisión profesional: supervisión clínica de casos permanente y
monitoreo y sistematización de la intervención.
- Gestión del conocimiento: producción teórica desde la experiencia, revisión y
actualización del modelo de intervención
- Acompañamiento del equipo: espacios cotidianos de acompañamientos de la
experiencia del interventor y división de funciones administrativas clínicas.
Entre Marzo de 2012 y diciembre de 2013 trabajaron con un total de 33
familias y 50 niños/as en 3 residencias. Los niños/as tenían en promedio 8 años de
edad. Se logró un 82% de casos desinternados, con un promedio aproximado de 8
meses de trabajo para la desinternación. De estos casos:
49% egresó por positivo proceso de re vinculación con la familia
51% egresó por considerar que la familia presenta herramientas protectoras
73% egresó con familias de origen y 27% con familia extendidas
21
Variables Predictoras de Reunificación
En este capítulo analizaremos evidencia de estudios internacionales que dan
cuenta de las principales variables predictoras a considerar para evaluar el éxito o
fracaso en una reunificación familiar, posterior a una separación producida por una
situación de maltrato o negligencia parental. En la figura 2 se presenta un resumen de
estas variables:
En primer término, la literatura ha dado cuenta que los tiempos de retorno con
su familia son menores para aquellos niños y niñas que ingresan a una residencia
siendo infantes, esto es, menores de 2 años de edad (Leathers, Falconnier, & Spielfogel,
2010; Sinclair, Baker, Lee, & Gibbs, 2007), y mayores para los adolescentes
(Fernández & Lee, 2011). Wulczyn (2004) reporta que los niños y niñas menores de 2
años tienen más probabilidades que los niños y niñas mayores de ser reunificados en
22
los seis primeros meses de cuidado alternativo. Sin embargo, otros estudios han
encontrado la relación inversa: por ejemplo, Putnam-Hornstein y Shaw (2011)
encontraron que los niños mayores experimentaban un aumento en sus
probabilidades de reunificación dentro de 6 meses desde la institucionalización,
frente a sus homólogos infantiles. Estas diferencias pueden explicarse por
características del sistema de protección específico que se esté estudiando. Por otra
parte, los niños entre 1 y 12 años tienen más probabilidades de egresar del sistema
mediante reunificación con sus padres; mientras que los infantes menores de 1 año de
edad tienen más probabilidad de egresar del sistema a través de la adopción (Wulczyn,
2004). En general, no se observan diferencias significativas en relación al sexo de los
niños y la reunificación (Putnam-Hornstein & Shaw, 2011).
9 El término "ruptura de la colocación” fue acuñado por los autores del meta – análisis para referirse a
la rotación en la colocación de los niños/as. Originalmente el término es: “placement breakdown”.
23
Además de estas variables, entre las características de los niños y niñas que se
han asociado con menor probabilidad de reunificación destacan niños con problemas
de salud o discapacidad (Barth et al., 1994); niños con problemas conductuales o
de salud mental: por ejemplo, se encontró que los niños que se ubicaban en el rango
clínico del CBCL 10 tenían un 50% menos de probabilidades de lograra una
reunificación exitosa (Landsverk, Davis, Ganger, Newton, & Johnson, 1996). Asimismo,
los niños pertenecientes a etnias y pueblos indígenas presentan menos
probabilidades de una reunificación exitosa (Fernández & Delfabbro, 2010); por
ejemplo, en un estudio de Putnam-Hornstein y Shaw (2011), los niños hispanos
presentaban menos probabilidades de ser reunificados a los 6 meses de
institucionalización. Estas variables, se constituyen entonces en factores de riesgo que
debiesen ser considerados al momento de planificar la intervención. Cabe señalar
también que dentro de los 8 modelos revisados por Putnam-Hornstein & Shaw (2011)
se muestran algunas tendencias repetidas, tales como que no se observan diferencias
significativas en relación al sexo de los niños y niñas y la reunificación familiar.
10CBCL: Child Behavior Check List, es un cuestionario ampliamente utilizado en la investigación, con
excelentes propiedades de validez y confiabilidad, que evalúa problemas conductuales y
socioemocionales en niños desde los 18 meses hasta los 18 años de edad. Es parte del sistema ASEBA
de evaluación desarrollado por el Dr. Achenbach en Estados Unidos.
24
por parte de los padres se asoció con un 35% a 40% de menos probabilidades de
reunificación en todos los modelos explorados en el estudio.
Un estudio realizado en Illinois con madres que abusaban de sustancias
durante el embarazo o la lactancia, mostró que el tipo de tratamiento al que asistían
como el progreso en el mismo predecían la reunificación. Las madres que realizaban
tratamiento no residencial alcanzaron mayor tasa de reunificación (tratamiento no
residencial, es decir, ambulatorio, supone menor nivel de complejidad del caso). Por
otra parte, las madres que lograron progreso en el tratamiento, en comparación con
las que no, mostraron una probabilidad de lograr la reunificación familiar 15,68 veces
mayor (Huang & Ryan, 2011).
25
Los servicios posteriores a la reunificación se deben poner en marcha para hacer
frente a factores de estrés. Y además de proporcionar apoyo para las familias después
de la reunificación, se requiere que los trabajadores sociales o profesionales
involucrados en el caso, planifiquen mecanismos para determinar el grado de
seguridad de los niños si son devueltos a casa (Morton & Salovitz, 2001).
26
Características del proceso proteccional previo a la reunificación
Por su parte, otros estudios corroboran estos hallazgos (Courtney, 1995; Frame,
Berrick & Brodowski, 2000; Jonson-Reid, 2003) y han demostrado que los niños en
hogares de acogida que tenían estancias largas (3 años o más) tenían un mayor riesgo
de volver a sufrir maltrato en la reunificación, otros han encontrado que las estancias
muy breves (menos de 3 meses) también elevan el riesgo de recurrencia (Jonson-Reid,
2003), debido a que no se había logrado un cambio real en la familia, lo que sugiere
que debe buscarse un intervalo de tiempo óptimo para realizar la reunificación,
para lo cual Fuller (2005) ha señalado, de acuerdo a la revisión de experiencias en
Illinois, que estancias de menos de 90 días pueden ser insuficientes para resolver los
problemas que llevaron a la separación del niño/a de su familia, mientras que
estancias que superen los 3 años pueden indicar que tanto el cuidador como el niño/a
tienen problemas muy difíciles de resolver y que son éstos los que pueden interferir
con el éxito de la reintegración del niño en la familia. Basados en esta información, y
en las experiencias recientes realizadas en Chile (ej., Casa del Cerro), se plantea que un
tiempo óptimo del proceso de reunificación intensivo estaría entre los 6 y los 12
meses, apoyado de un proceso de seguimiento de otros 12 a 24 meses.
27
sus padres biológicos, y son más propensos a pasar largos periodos de tiempo en los
acogimientos en familia extensa, que los niños colocados en hogares de no parientes.
En todos los modelos, los niños con sólo uno o dos hermanos colocados no
presentaban diferencias en la reunificación en comparación con los que no tenían
hermanos, pero los niños con tres o más hermanos tenían entre un 21-24% menos de
probabilidad de reunificación.
28
Cuadro resumen de los principales estudios: “Variables predictoras de Reunificación”
Autores Titulo Año País Muestra Objetivo del estudio Variables estudiadas Variables predictores en reunificación
Fred Wulczyn, Family reunification 2011 EE.UU Niños Examina si las características Estructura familiar, pobreza, Menos reunificables: Los condados con
Lijun Chen, Mark in a social structural colocados en estructurales sociales a nivel raza, tasa de niños colocados en mayor numero de familias monoparentales,
Courtney context hogares de condado afectan a la tasa acogimiento por cada 10000 los bebes, no hay diferencia de género ni de
desde el año de la reunificación de la niños y tamaño del condado raza, los condados con menores tasas de
2004 en 945 familia, de acuerdo a urbano colocación familiar, los niños acogidos por
condados y determinados atributos del parientes, los condados urbanos. Las tasas de
17 estados niño. pobrezas no se correlacionan fuertemente
Emily Putnam- Foster care 2011 EEUU/C Analiza ocho Se propone realizar un Niño: raza, género, edad de la Menos reunificables: niños hispanos y
Hornstein y reunification: An alifornia modelos de modelo de regresión logística separación, razón de la negros, los más pequeños niños retirados
Terry V. Shaw exploration of non- reunificación jerárquico no lineal que separación, tipo de colocación. por abandono, niños acogidos por parientes,
linear hierarchical con una permita estimar la Familia: Tratamiento de alcohol niños cuyos padres se les había indicado
modeling muestra probabilidad de reunificación y drogas, existencia de hermanos tratamiento de alcohol y droga, niños con
total de 26. familiar en niños de California en cuidado alternativo. hermanos en colocación familiar,
963 Condado: tasa ingreso de niños
en cuidado alternativo del
Condado, la tasa de natalidad en
adolescentes y el porcentaje de
población negra.
Tamara L. Fuller Child safety at 2005 EEUU/ 174 familias El estudio examinó los Se establecieron 7 variables que Niños con riesgo de recurrencia de maltrato
reunification: A Ilinois con factores que predicen en el en su conjunto (modelo de en la reunificación: niños/as más pequeños,
case-control study niños/as. La corto plazo (es decir, dentro regresión múltiple), sirven para enfermedad mental en el cuidador, estancias
of maltreatment muestra de 60 días), la recurrencia predecir la recurrencia del en acogimiento menor a 90 días y mayores a
recurrence final estuvo (repetición) del maltrato maltrato: 1) la edad del niño , 2 ) 3 años, estrés de los padres, familias
following return compuesta enfermedad mental cuidador, 3) monoparentales, más de cuatro hijos
home from por 240 número de colocaciones, 4) tipo presentes en la familia.
substitute care casos, 120 de colocación, 5) cantidad de
cada uno en tiempo en la colocación, 6 ) el
los grupos número de niños en el hogar al
de momento de la reunificación, y
recurrencia 7) la interacción entre la
de maltrato estructura de los hogares y la
después de presencia de hermanos, cuando
la el niño regresa a casa.
reunificación
y la no
recurrencia.
29
Autores Titulo Año País Muestra Objetivo del estudio Variables estudiadas Variables predictores en reunificación
María Dolores Factores que 2009 España/ 21 Explora la existencia de La edad del niño/a en el Factores de éxito en la reunificación: menor
Ordoñez Suárez influyen en el éxito Sevilla profesionale factores de éxito en la momento del desamparo, causa edad mejor el pronóstico de resultado,
de la Reunificación s del Servicio reunificación familiar de un del desamparo , el número de cuando la causa es solo el consumo de drogas
Familiar de niño/a con su familia de cambios en las familias, relación de los padres y no el maltrato, la cantidad de
Protección origen de pareja de los progenitores, la cambios que experimenta la familia post -
de Menores intervención del Servicio de separación, la relación de pareja estable,
de Sevilla Protección de Menores, el estabilidad laboral, padres han superado un
tiempo de intervención , red tratamiento de drogas, tiempo de
social de apoyo. intervención destinado a la familia (mayor
tiempo, mayor éxito)
Mirjam Disruptions in foster 2006 EEUU, 26 estudios El objetivo de esta revisión es La edad en la colocación , los Mayor rotación colocación: niños mayores de
Oosterman, care: A review and Reino realizados proporcionar un resumen de problemas de conducta, , una 3 años, las niñas mayores son más propensas
Carlo Schuengel, meta-analysis Unido, entre los los factores asociados con la historia de la atención a los cambios en la colocación que las niñas
N. Wim Slot, Australi, años 60 y rotación (desglose) de la residencial y las colocaciones más pequeñas y que los niños en general.
Ruud A.R. Canadá, 2005, con colocación, con el fin de anteriores
Bullens, Theo Irlanda 20650 niños identificar factores de riesgo y
A.H. Doreleijers y en familias de protección.
Finlandi de acogida
a
R. Anna Foster children with 2007 EE.UU 45.284 niños Este trabajo explora si los Parentesco del niño con el Predictores de la reunificación: edad del niño
Hayward , Diane an incarcerated con padres factores que predicen la acogimiento familiar, etnia al momento del retiro (bebes más
DePanfilis parent: Predictors encarcelados reunificación de los niños en afroamericano, edad menor de 2, posibilidades de adopción que de
of reunification cuidado temporal también la discapacidad infantil, los reunificación), la niñez media (antes de la
predicen la reunificación para problemas de vivienda , la adolescencia) es cuando más probabilidades
los niños que tienen al menos estructura familiar hay de reunificación. Los hombres menos
un padre encarcelado monoparental, y la historia de propensos que las mujeres, Niños
colocación. afroamericanos más lentos y menos
reunificables, con problemas de salud, física,
mental o psicológica son menos propensos a
la reunificación, los niños de hogares bi -
parentales se reunifican más rápido que los
monoparentales, los acogidos por parientes
son menos propensos a la reunificación al
igual que los que fueron separados por
mucho tiempo. El numero de colocaciones y
el tiempo de duración de esta se asocia
negativamente a un éxito en la colocación.
30
Autores Titulo Año País Muestra Objetivo del estudio Variables estudiadas Variables predictores en reunificación
Maureen O. Mothers' 2011 Estado Mujeres El propósito de este trabajo es Edad, sexo, raza, educación, Características más comunes de las madres
Marcenko, experiences, de cuidadoras examinar las características estado civil, empleo, ingresos, que usan los servicios de bienestar infantil:
Sandra J. Lyons, resources and Washing (92%), 318 socio-demográficas y situación de vivienda, y la El análisis reveló madres en su mayoría
Mark Courtney needs: The context ton con los niños psicosociales de una muestra composición del hogar. Además, pobres, que luchan para satisfacer las
for reunification. en el hogar y de madres que usan servicio por cada hijo se le preguntó al necesidades más básicas de sus familias, y
429 con los estatal de bienestar infantil padre la edad del niño, sexo, y si hacer frente al trauma precoz, problemas de
niños fuera el niño tenía alguna necesidad salud mental, abuso de sustancias y violencia
de la casa. especial. Se describen medidas doméstica.
adicionales de tensión
financiera, la salud mental de la
madre, el abuso sexual como, la
violencia familiar, el abuso de
sustancias de menor
importancia, y las necesidades
de servicio.
Karin E. Malm, Nonresident father 2009 EEUU Se Determinar el impacto que Niño: sexo, edad, raza; Caso: Características de los niños en reunificación:
Erica H. support and seleccionaro tiene el apoyo que reciben los Características de caso, tipo de Los niños en reunificación son mayores que
Zielewski reunification n 1,958 niños/as de un padre que no maltrato, autor, colocación con los que no se reunifican. La raza/etnia no
outcomes for niños vive con ellos en la un familiar (hogares de guarda presenta diferencias. Los casos cuyo objetivo
children in foster elegibles a reunificación con y sin parentesco), y el de la reunificación era volver a estar con con
care través de objetivo de permanencia de la la madre o el padre eran mucho más
entrevistas reunificación con la madre o el propensos a la reunificación. Los niños/as
telefónicas padre del niño. Madre: que eran maltratados físicamente eran más
con 1.222 Educación de la madre y el reunificados que los que eran abusados o
trabajadores estado, problemas de la madre abandonados. Características de la madre:
de casos en (vivienda inestable, desempleo, los niños/as en reunificación tenían en
cuatro abuso de sustancia y contacto mayor proporción una madre con un
estados con la justicia penal); Trabajador diploma de secundaria o equivalente, casada.
social: raza, sexo, años de Problemas de la madre: Los niños que se
experiencia, logros y; Padre no reunificaron tenían menor madres
residente: Apoyo económico, desempleadas, con alojamiento inestable,
contacto del padre con el problemas de abuso de sustancia y conflictos
trabajador social. con la justicia. No hubo diferencia
significativa con respecto a las
Características del apoyo padre, los niños en
reunificación eran más propensos a tener
padres que les proporcionaran apoyo
financiero y apoyo en su caso. Las
características del trabajador social no se
mostraron importantes.
31
Autores Titulo Año País Muestra Objetivo del estudio Variables estudiadas Variables predictores en reunificación
Terry V. Shaw Reentry into the 2006 EEUU/ Niños del El propósito de este estudio es El idioma principal hablado en Más probabilidad de volver a ingresar en
foster care system Californi sistema de examinar la cuestión de la casa , la presencia de hermanos acogimiento de protección dentro de 12
after reunification a bienestar reinserción en cuidado de en cuidado alternativo, y meses post reunificación: el 13% reingreso,
1998, 1999, crianza después de la ASFA factores demográficos. sexo no mostró diferencia, mayor porcentaje
2000, 2001 o (Ley de adopción y familias en los bebes, niños negros y nativos
2002 seguras de 1997) y ampliar la americanos, niños que estuvieron más
(137.385 literatura sobre el reingreso tiempo en acogimiento, niños que viven en
niños) y que mediante el estudio de varios condados rurales, niños/as cuyos padres
a los 12 factores claves que no fueron estuvieron en tratamiento por consumo de
meses abordados en estudios sustancias, niños de familias
fueron previos de reingreso en monoparentales. Los niños/as que hablan un
reunificados hogares de guarda. idioma que no sea Inglés en casa tienen un
(45.154 porcentaje mucho menor de reingreso. Esto
niños). sugeriría que idioma hablado en el hogar
tendrá un efecto protector en la reentrada.
Keith A. Miller*, Trouble on the 2005 EE.UU La muestra Examinar como las Características del niño: edad, Mayor probabilidad de fracaso de la
Philip A. Fisher, journey home: la características de los padres, tipo de maltrato, características reunificación: recepción de AFDC, ingreso
Becky Fetrow, Reunification conformaron hijos, familiares, ambientales del padre: ingreso, educación, familiar, número total de tipos de ayuda
Kathy Jordan. failures in foster 16 niños y factores de utilización del relación con el programa, financiera, nivel de educación de la madre, y
care que se servicio puede estar asociado característica de la utilización de la edad materna no difirió significativamente
reunificaron con el fracaso de la servicios por parte de pares - entre las reunificaciones fallidas y exitosas.
con al menos reunificación. hijos y características del La edad y el tipo de maltrato no se
un padre vecindario correlacionaron significativamente con el
biológico. fracaso de la reunificación. Los hijos de
madres que declararon que utilizan los
médicos especialistas con más frecuencia
fueron significativamente más propensos a
experimentar una reunificación fallida. Los
niños que recibieron servicios de educación
especial menos propensos a tener una
reunificación fallida. Las habilidades de
crianza, uso apropiado de la disciplina,
organización de los padres se relaciona
positivamente con el éxito de la
reunificación. La calidad del ambiente físico
del hogar, el acceso a la estimulación, el
acceso a libros, rompecabezas y pelotas se
asocia a un éxito en la reunificación. Las
familias que viven en los barrios valorados
más seguros, más ricos y con menos
conductas delictivas eran menos propensos a
experimentar una reunificación fallida.
32
Autores Titulo Año País Muestra Objetivo del estudio Variables estudiadas Variables predictores en reunificación
Paul Delfabbro , Reunification in a 2013 Australi 468 casos en En este estudio, se analiza: los Sexo, etnia, edad, hermanos en Mayores tasas de reunificación: la mayoría
Elizabeth complete entry a colocación patrones generales de colocación y antecedentes de las reunificaciones ocurrieron dentro del
Fernandez, cohort: A fuera de sus reunificación; el nivel de familiares y sociales primer año después de haber sido ingresado
Jessica longitudinal study casas entre complejidad de la familia y su a un acogimiento (85%). Las tasas de
McCormick, Lisa of children entering el 2006 y el relación con la reunificación; reunificación eran más bajas entre los niños
Kettler out-of-home care in 2007 los mejores indicadores afectadas por la pobreza (por ejemplo, la
Tasmania globales de la reunificación; y, falta de vivienda y los problemas
la influencia del acogimiento financieros), el abuso de sustancias y
por familiares. El estudio se problemas de salud mental de los padres.
basa en estudios australianos Los niños volvían más lentamente a sus casas
existentes (por ejemplo, sin habían sido rechazados o abandonados
Delfabbro, Barber, y Cooper, por sus padres o donde un cuidador no
2003; Fernández, 1999; estaba disponible debido a muerte o
Fernández y Lee, 2011) incapacidad. No hubo relación entre el sexo
de un niño o el estado de los aborígenes y su
probabilidad de volver a casa. Los
predictores más fuertes fueron el abuso de
sustancias y problemas de la vivienda,
disponibilidad del cuidador y la voluntad del
niño para regresar a casa. Los niños que ya
habían experimentado un episodio de
acogimiento anterior o que habían sido
cuidado por familiares por un período
prolongado, tenían menos probabilidades de
volver a casa.
Hui Huang, Trying to come 2011 EEUU/Il La población El estudio se centra en dos Características de las madres: Éxito en la reunificación madres que usaron
Joseph P. Ryan home: Substance inois de estudio cuestiones específicas: (1) edad, étnica, nivel educativo, sustancias que dañaron a sus hijos/as: el
exposed infants, incluye ¿Qué componentes historia marital, recepción de 20,6% de las madres logró la reunificación.
mothers, and family todas las específicos de tratamiento de asistencia pública, problemas Las madres que ingresaron a “otro grupo de
reunification. madres que drogas se asocian con la médicos, problemas de salud tratamiento no residencial” alcanzaron
ingresaron a probabilidad de avanzar el mentales, y la principal droga mayor tasa de reunificación; las de
un programa tratamiento de las madres? Y consumida; Componentes de tratamiento residencial tuvieron la tasa más
de drogas (2) esos componentes se tratamiento: 1) "No baja de reunificación. El "progreso del
por asocian con la probabilidad de residenciales, otros tratamiento" se asocia a la reagrupación
exposición lograr la reunificación tratamientos", 2) "sólo familiar. La probabilidad de lograr la
de sustancia familiar? residenciales", y 3) reunificación familiar para las madres que
a sus hijos (n "residenciales combinado"; hicieron el progreso del tratamiento es 15,68
= 340) Progreso del tratamiento: 1 = veces mayor. Las madres son afroamericas
progreso completo, 2 = de 34 años, un 62% con estudios de
considerable progreso, 3 = secundaria o inferior, 83% solteras, 12% con
esfuerzo razonable / problemas de salud, un 47% usuaria de la
compromiso, y 4 = progreso asistencia pública, 80% expuso a su hijo a
insatisfactorio droga, especialmente cocaína.
33
Modelos de Reunificación Familiar
34
¿Qué componentes debiese considerar un modelo de Reunificación informado por la
evidencia?
35
niños que habían estado al menos 3 años en cuidados alternativos, el involucramiento
y la relación entre el profesional de caso y la familia (evaluada mediante auto-reportes)
se asoció positivamente con el logro de permanencia tanto en medidas de
reunificación como de adopción (Cheng, 2010, en Child Welfare Information Gateway,
2011). Sin embargo, "los padres algunas veces se sienten desconfiados de los
profesionales de protección infantil y por tanto, no están disponibles a compartir
información o a establecer una relación con representantes de la agencia" (p. 7).
Este punto debe enfatizarse: la mayoría de los padres en el sistema de
protección experimentan emociones complejas como la rabia, la tristeza y la pérdida
en forma simultánea; desean recuperar a sus hijos/as, pero al mismo tiempo se
sienten tensionados ante la perspectiva de hacerse nuevamente cargo, sin disponer de
los recursos ni las competencias suficientes, proceso denominado "ambivalencia"
frente a la reunificación (R. Kirk, comunicación personal, marzo 2014). Es importante
que los profesionales den espacio para incorporar las emociones y sentimientos de las
figuras parentales desde el comienzo, de tal forma de facilitar las etapas posteriores
del proceso, como las visitas parentales a la residencia de protección y el trabajo
posterior a la reunificación misma (R. Kirk, comunicación personal, marzo 2014). La
literatura proveniente del campo de la psicoterapia (Bordin, 1994; Goldstein, 2001;
Horvath & Bedi, 2002; Corbella & Botella, 2003; Horvath, 2005) ha identificado como
componentes de una alianza robusta: (a) el vínculo afectivo; (b) la regulación mutua
de expectativas; (c) el acuerdo en la definición de metas claras, acotadas, viables y con
sentido para la familia; (d) el acuerdo en un plan de trabajo consistente,
especialmente respecto a las tareas a llevar a cabo por ambas partes para el logro de
las metas. La alianza terapéutica se logra habitualmente entre la 3ra y 5ta entrevista,
antes suele ser precaria, pero si no se consigue en este plazo, se debilita notoriamente
el proceso de intervención y en consecuencia, la probabilidad de obtener resultados
exitosos disminuye considerablemente. En línea con estos hallazgos, la investigación
desde el campo del trabajo social ha descubierto que el involucramiento "con sentido"
de las familias, es crítico en el proceso de cambio que lleva a una reunificación exitosa
(Child Welfare Information Gateway, 2011).
Sin embargo, no basta con lograr una alianza robusta entre el equipo
profesional encargado de la reunificación y la familia. La literatura internacional, así
como las experiencias nacionales documentadas (Unicef, 2002, 2005, 2010; Martínez,
2013) relevan la importancia de lograr una alianza de trabajo ecosistémica, que
incluya el programa de reunificación, la residencia, la familia, el tribunal y la red local
amplia. El trabajo con la residencia de protección es fundamental. Al respecto cabe
recordar los aprendizajes señalados en la experiencia piloto de la Fundación Rodelillo:
"Uno de los principales problemas fue la imposibilidad de reunir el número de
familias previsto, producto del deficiente proceso de selección y derivación de familias
36
que los hogares de protección realizaron" (Unicef, 2002, p. 106). Las instituciones no
parecían convencidas ni comprometidas con la reunificación familiar, obstaculizando
el trabajo de los equipos psicosociales o derivando casos para luego desvincularse del
proceso (Unicef, 2002). Además, el trabajo con las redes locales resulta fundamental;
recuérdese que dentro de los principales aprendizajes que dejó la experiencia
desarrollada por CODENI, UNICEF y SENAME en Ciudad del Niño el año 2002 está la
carencia de redes a las que los niños y niñas, y sus familias pudiesen recurrir, factor
asociado fuertemente a los tiempos extensos de institucionalización que
desconectaron a las familias del tejido social requerido para apoyar una crianza
positiva (Unicef, 2005). En la experiencia de 2012 implementada por Casa Catalina,
RELAF, UNICEF, con apoyo del FAE de ADRA, se reitera como barrera el
desconocimiento de la familia extensa del niño/a, lo que dificultó contar con redes de
apoyo a la crianza. Pero el nudo más crítico tuvo relación con el poder judicial, en dos
direcciones: por un lado, la gestión de las causas sin un apoyo jurídico especializado, y
por otro, los efectos negativos de la rotación permanente de jueces y consejeros
técnicos en los casos y la discrecionalidad de los jueces cuyas resoluciones en muchas
ocasiones no se fundaban en los argumentos técnicos ofrecidos por los equipos
(Martínez, 2013).
Al respecto, la Child Welfare Information Gateway (2011, p. 5) destaca como
buenas prácticas de los tribunales: (a) cooperación entre los tribunales y las
agencias de protección a la infancia, (b) el seguimiento y monitoreo por parte de los
tribunales, de los tiempos de permanencia en las instituciones, y (c) el monitoreo por
parte de los tribunales de las familias con posterioridad a la reunificación. Como
malas prácticas de los tribunales se señalan: (a) saturación de casos en los
tribunales que demoran la revisión de las medidas de reunificación; (b) jueces que
dilatan innecesariamente la decisión respecto a una reunificación; (c) y tribunales que
ordenan la reunificación en casos que los profesionales a cargo del caso no evalúen
que estén las condiciones apropiadas.
37
total de horas de contacto directo, debiese ubicarse entre 48-60 horas por familia para
esperar obtener resultados (National Family Preservation Network, 2014). Además,
los casos debiesen ser asignados consecutivamente, no todos al mismo tiempo, ya que
es la única forma de que un profesional pueda efectivamente interiorizarse
plenamente de un caso antes de iniciar el siguiente (Kirk & Martens, 2014). Por el
contrario, la literatura es clara en señalar que entre los problemas de recursos
humanos que sistemáticamente han impedido el éxito de los esfuerzos de
reunificación se encuentran las altas tasas de rotación de personal, equipos
profesionales sin experiencia ni entrenamiento y altas cargas de casos por profesional
(Child Welfare Information Gateway, 2011, p. 6).
Este factor es una de las principales complejidades que tendrá el diseño de un
modelo de reunificación en Chile. La experiencia nacional en el área de la protección a
la infancia, especialmente en la red de organismos colaboradores del Servicio Nacional
de Menores, suele considerar tasas muy superiores de casos por profesional, con
cifras entre 20-25 casos e incluso hasta 40 casos por operador. Son pocos los
programas en que se baja de 20 casos por profesional, lo que redunda en una serie de
dificultades para sostener la fidelidad al diseño, ofrecer intervenciones de alta calidad
sostenidas en el tiempo, y monitorear detalladamente todos los casos atendidos en un
momento determinado. La experiencia en proyectos piloto en primera infancia, con
familias con vulneración de derechos de alta complejidad ha mostrado que con cargas
de 15-17 casos por profesional se consiguen resultados positivos, pero con un
alto estándar de capacitación, diseño y especialmente de supervisión reflexiva
sistemática (Muñoz & Gómez, 2014); conclusiones similares han sido reportadas por
la Corporación Casa del Cerro en una experiencia piloto de desinternación
(comunicación personal, 2014).
Cabe señalar además que la literatura es clara respecto al grado de
especialización que se requiere: "entrenamiento apropiado, competencias
especializadas y más años de experiencia" (Child Welfare Information Gateway, 2011).
38
asistencia pública o cuidado infantil, y sus capacidades para sobreponerse a la
adversidad, incorporando este tipo de información en un plan de caso integral. Sin
embargo, también advierten que introducir modelos de evaluación basados en una
perspectiva de resiliencia y fortalezas familiares no tiene mucha utilidad si los
profesionales que intervienen no tienen claro cómo activar dichos recursos en la
práctica (es decir, no están formados para trabajar desde este enfoque).
A la fecha, no existen muchas alternativas de instrumentos válidos y confiables
para la evaluación familiar integral desarrollados específicamente en contextos de
protección a la infancia. Por su solidez metodológica o relevancia conceptual, es
interesante considerar instrumentos desarrollados para múltiples contextos que
podrían ser de utilidad en este campo: (a) Nivel Familiar: las escalas NCFAS y NCFAS-
G (funcionamiento familiar), y la escala HOME (ambiente familiar); y los cuestionarios
FACES IV (funcionamiento familiar), APGAR Familiar (funcionamiento familiar) y
SALUFAM (funcionamiento familiar). (b) Nivel Parental: las escalas PICCOLO
(interacciones de parentalidad positiva), ESA (sensibilidad parental), CARE-Index
(interacción diádica), DPICS (interacción diádica), ADS (apego durante estrés), el
procedimiento de la Situación Extraña (apego durante estrés) y el procedimiento de
Cara Congelada (sincronía); junto con los cuestionarios E2P (parentalidad positiva),
EEP (autoeficacia parental), PEE (perfil de estilos educativos), 4E (evaluación de
estilos educativos), ECPP-p (competencia parental percibida), AAPI (parentalidad con
adolescentes), EPDS (depresión posparto), PSI (estrés parental) y PMF (potencial de
maltrato físico). Por su difusión en nuestro país, en este grupo se incluye la Guía de
Valoración de Competencias Parentales, sin ser una escala o cuestionario propiamente
tal. (c) Nivel Niño/a: las escalas TADI (desarrollo psicomotor), BATTELLE (desarrollo
psicomotor) y BAYLEY (desarrollo psicomotor); y los cuestionarios ASQ-3 (desarrollo
psicomotor temprano), ASQ-SE (desarrollo socioemocional temprano), SEARS
(desarrollo socioemocional y resiliencia en escolares y adolescentes), BRIEF-P
(funciones ejecutivas en preescolares), BRIEF (funciones ejecutivas en escolares y
adolescentes), IBQ-R (temperamento infantil), MACI (personalidad en adolescentes),
ASEBA (CBCL, YSR y TRF, evalúan salud mental, problemas conductuales y
socioemocionales y destrezas sociales), CPSS (estrés post-traumático).
Ahora bien, la lista precedente responde a múltiples usos, en diversos
contextos. Respecto a instrumentos diseñados específicamente para el desafío de la
reunificación familiar, a la fecha se ha logrado identificar únicamente dos. Hasta el año
2006, la Escala de Evaluación Familiar de Carolina del Norte para Reunificación,
NCFAS-R, era el único instrumento disponible que reunía características de validez,
confiabilidad y aplicación práctica en reunificación familiar (National Clearinghouse,
EEUU; Johnson et al., 2006). En 2009, el instrumento "Reevaluación de
Reunificación Tomando Decisiones Estructuradas" (Structured Decision Making
39
Reunification Reassessment) fue desarrollado y validado por el Departamento de
Servicios Sociales de California (Wagner & Bogie, 2010).
El SDM-RR es un instrumento diseñado para ayudar a los profesionales a
evaluar el progreso de un plan de caso y para estimar la seguridad probable de un
niño y la estabilidad posterior a la reunificación, con interesantes resultados
preliminares, aunque dada su reciente creación no cuenta aún con datos
internacionales de comparación o experiencias conducidas en Chile con el
instrumento.
Por otra parte, la escala NCFAS-R ha demostrado una confiabilidad buena a
excelente, tanto al ingreso como al egreso, en distintas investigaciones. En el estudio
original de validación, realizado el año 2000 con programas de Washington, Missouri
e Indiana, EEUU, se obtuvo alfas de Cronbach entre 0.76 y 0.93 al ingreso y entre 0.90
y 0.94 al cierre (Kirk, 2001). Luego, en un estudio de evaluación de programas de
reunificación familiar, Kirk y Martens (2014), reportan indicadores de confiabilidad
entre 0.86 y 0.96 al ingreso y entre 0.76 y 0.93 al cierre. Debe recordarse que
indicadores sobre 0.7 se consideran aceptables, sobre 0.8 se consideran buenos y
sobre 0.9 se consideran excelentes. En Chile, se encuentra validada la versión NCFAS
(Valencia & Gómez, 2010) con una larga trayectoria de uso en programas sociales;
respecto a la NCFAS-R, en un estudio no publicado (Gómez, Ruperthuz & Castro, 2011)
con una muestra de 193 familias de acogida utilizando la escala NCFAS-R al ingreso, se
obtuvo alfas de Cronbach estandarizados de 0.86 para Entorno, 0.79 para
Competencias Parentales, 0.75 para Interacciones Familiares, 0.77 para Seguridad
Familiar, 0.79 para Bienestar del Niño y 0.95 para Ambivalencia. Preparación para la
reunificación no fue evaluada en esa oportunidad. En conclusión, en Chile se replican
los buenos a excelentes indicadores de confiabilidad del instrumento, lo que
constituye un argumento a favor de su uso en un modelo nacional de reunificación.
En un estudio reciente, Fernández y Lee (2013), exploraron el uso de la escala
NCFAS-R para evaluar fortalezas y necesidades familiares en la planificación de caso y
el proceso de decisión de reunificación. La muestra del estudio fueron 145 niños entre
0 y 12 años de edad, con 84 familias en el sistema de cuidados temporales Barnardos
(Australia). Usando regresión OLS, se examinó si los puntajes de la NCFAS-R al ingreso
y al cierre eran predichos por variables demográficas, motivo principal de ingreso y
circunstancia que llevó al cuidado alternativo. Además, se utilizó un modelo de
regresión logística para examinar la relación entre los puntajes de la NCFAS-R al
cierre y el resultado de reunificación. Los resultados del estudio mostraron que al
ingreso, el puntaje promedio más alto estuvo en el dominio de "Bienestar Infantil" y el
más bajo en las "Competencias Parentales" (lo que también se ha observado en las
experiencias chilenas usando la escala, ej., Gómez, Cifuentes & Ross, 2012). Los
puntajes de la NCFAS-R se incrementaron al cierre en todos los dominios, con la
40
mejoría más alta en los dominios de Seguridad Familiar y Bienestar infantil. Al ingreso,
los puntajes de la NCFAS-R no difirieron significativamente según las variables
independientes examinadas, excepto para el dominio de Bienestar Infantil: los niños
que fueron colocados con sus hermanos mostraron 0.45 puntos más alto en este
dominio. Al cierre, los puntajes NCFAS-R difirieron significativamente según algunas
variables familiares y una variable de cuidado alternativo. En general, las madres que
tenían 25 años o menos de edad, las madres que tenían 11 años o más de educación, o
los niños que eran colocados con sus hermanos se asociaban significativamente con
puntajes más altos en varios dominios de la NCFAS-R al cierre. Los puntajes globales
de la NCFAS-R al cierre predijeron significativamente la reunificación con padres o
familiares. Una unidad de incremento en el puntaje global al cierre incrementó las
probabilidades de reunificación en un factor de 8,39. Los hallazgos contribuyen a una
práctica de toma de decisiones en el ámbito proteccional basada en evidencia, y a
facilitar los logros de reunificación para los niños y familias.
41
necesitaban, pero no habían recibido, servicios en las áreas de salud mental, abuso de
sustancias, parentalidad y violencia doméstica, en proporciones que variaban entre
5% y 38%.
Los planes de caso en programas de reunificación familiar típicamente
requieren que los padres: (a) participen y completen tratamiento de abuso de
sustancias (incluyendo test de drogas), (b) asistan a talleres o charlas de parentalidad
y crianza, (c) asistan de forma constante a las visitas con sus hijos en las instituciones
de protección, (d) se reúnan con los trabajadores sociales a cargo del caso, (e)
completen entrenamiento laboral si se requiere y (f) tengan una vivienda segura y
estable (Stromwall et al., 2008, en D´Andrade & Chambers, 2012).
Un estudio de Brook y McDonald (2007, en D´Andrade & Chambers, 2012)
identificó que se solicitaba 9 horas semanales de tratamiento de abuso de sustancias,
5 horas semanales de servicios de empleo, 5 horas semanales de manejo de casos, 2
horas semanales de entrenamiento parental y entre 1 y 4 horas semanales de
intervenciones dirigidas a abordar problemas de violencia doméstica, terapia familiar
y consejerías centradas en trauma, con un total de 22-26 horas semanales de
intervención. El estudio de D´Andrade y Chambers (2012) encontró que a las familias
en programas de reunificación se les solicitaba, como parte del plan para la
reunificación participar en un promedio de 7,5 servicios diferentes, con la mayoría
(80%) ubicados en el rango entre 4 y 9 servicios, un promedio de 8 eventos semanales
de intervención. En este estudio, el 96,4% recibió visitas domiciliarias (con un 45%
recibiendo 2 visitas semanales), el 79,1% recibió algún servicio de abuso de
substancias (desde evaluación y test de drogas, hasta intervención), un 44,6% recibió
algún servicio por violencia doméstica, un 33,1% servicios por salud mental, un 87,8%
consejería individual y 9,4% terapia familiar, mientras que solo un 8,6% recibió una
intervención "avanzada" en parentalidad. El grado de calce total (entre los servicios
requeridos y los ofrecidos, y entre los no necesarios y ofrecidos de igual forma) en
este estudio fue de 59,8%. Esto significa una falla de planificación-intervención de un
40,2%; sin embargo, se observó que a mayor complejidad del caso, menor fue el ajuste
entre planificación e intervención, con apenas un 37,5% de ajuste para familias
multiproblemáticas (con problemas simultáneos de abuso de substancias, violencia
doméstica y salud mental).
Es importante hacer notar que estos son los servicios requeridos pre-
reunificación; a la vez, resulta interesante reflexionar respecto a dos aspectos de lo
que hasta ahora se sabe en este tema:
(a) por un lado, puede resultar inviable para estas familias -muchas de ellas
sobrecargadas con necesidades y múltiples problemáticas de alta complejidad-
responder a una exigencia de 22-26 horas semanales de participación en
42
servicios sociales, o a 8 eventos semanales promedio (lo que podría ser
indicador de una "sobre-intervención" a cautelar);
(b) por otra parte, es notablemente escasa la proporción de tiempo que se
dedica a fortalecer competencias parentales en las familias previo a la
reunificación (8% del tiempo), lo que puede impactar posteriormente en las
capacidades disponibles en los padres para hacerse cargo de la crianza del niño
o niña reunificado.
43
La mayor parte de la investigación ha enfatizado que las visitas deben ser
planificadas, es importante considerar cómo resolver temas como el lugar, la
preparación de la visita, el apoyo que se ofrecerá, y la incorporación de las
perspectivas de los niños, padres, cuidadores y trabajadores sociales; las visitas
parentales deben ocurrir regularmente y en un entorno que permita reparar y nutrir
las relaciones interpersonales (Fernández & Lee, 2013). En el estudio de Fernández y
Lee (2013) el contacto entre padres e hijos era regular, y visto positivamente por
todos los involucrados; los profesionales observaban el contacto entre padres e hijos y
frecuentemente intervenían con la intención de mejorar el vínculo: 97% de los niños
tuvieron contacto con un padre/madre o hermano/a; 60% tuvo un contacto semanal;
y 28% con pernocta en la residencia.
44
Larrieu y Zeanah (2004) en un programa denominado "Infant Team", el cual se
focaliza en lograr la reunificación familiar mediante intervenciones legales, sociales y
clínicas (usando video-feedback), evaluando sus resultados en una cohorte durante
cuatro años, demostrando cambios significativos en los niños/as, una reducción del
68% en la reincidencia de maltrato al mismo niño y una reducción de 75% en la
incidencia de maltrato para un niño nacido posteriormente de la misma madre,
respecto a grupo de control (Larrieu & Zeanah, 2004). Ahora bien, este tipo de
técnicas no funcionan de forma aislada, sino fuertemente articuladas en una
metodología integral. En un artículo publicado en 2009, Suárez, Muñoz, Gómez y
Santelices señalan que el proceso se intervención en un caso de reunificación familiar
de alta complejidad constó de cinco etapas: (1) acercamiento de la madre al niño en la
residencia; (2) egreso y retorno a su hogar; (3) ingreso a un programa de apoyo y
evaluación integral; (4) gestiones sociales de soporte; y (5) intervención clínica
centrada en las competencias parentales y el vínculo familiar, utilizando video-
feedback. Por la relevancia de este caso para ilustrar un potencial diseño de un
modelo de reunificación aplicado en la práctica, se cita con ciertas licencias narrativas
un extracto extenso del artículo (Suárez, Muñoz, Gómez & Santelices, 2009):
El proceso de reunificación familiar plantea una serie de etapas que dieron forma al
caso: (1) la primera etapa, implicó un acercamiento paulatino entre la madre y el niño
(Felipe, de 7 años e ingresado a la residencia a los 18 meses de edad) aún
institucionalizado, ampliándose cada vez más el tiempo de visitas de Felipe a su hogar;
(2) la segunda etapa consistió en el egreso de Felipe de la Residencia de Protección y su
retorno a su familia, siendo apoyados profesionalmente mediante intervención familiar
psicosocial intensiva en las primeras semanas de reunificación; (3) la tercera etapa,
correspondió al ingreso de la familia a un sub-programa de apoyo (inserto en un
programa de familias de acogida), donde el equipo de psicólogos y asistentes sociales
evaluaron el caso. En esta tercera etapa, la desvinculación entre la madre y sus hijos,
sobre todo de Felipe, generada por los años de institucionalización, aunado a sus
carencias en el plano material y sus dificultades para cuidarlos, evidenció la necesidad
de coordinarse con otros profesionales en la búsqueda de las múltiples soluciones que
esta familia requería. Así, (4) la cuarta etapa correspondió a una serie de gestiones
sociales realizadas desde el programa, en dos líneas centrales: (a) con la madre se
definió la entrega de un apoyo material y económico mensual, visitas domiciliarias de
apoyo a sus competencias parentales y su integración a un grupo de madres del
programa como red social de apoyo; y (b) con Felipe, se realizó un trabajo coordinado
con la profesora del colegio, quien ya había realizado interconsulta para que Felipe
fuera evaluado por un Neurólogo, concretándose esta derivación durante el proceso de
intervención clínica con video-feedback. Todo esto ilustra que el video-feedback se
indicó sobre la base de una plataforma sólida de otras intervenciones psicosociales, que
permitieron a los terapeutas concentrarse en el foco definido y planificar acciones
clínicas acotadas a dicho foco. Finalmente, (5) la quinta etapa corresponde a la
45
intervención clínica propiamente tal, siendo ésta una necesidad que surge de la
información aportada por las etapas previas.
Es así como la intervención psicosocial realizada, permitió detectar en conjunto
con otros profesionales la presencia de un Trastorno por Déficit de Atención con
Hiperactividad en Felipe (DSM-IV-TR, 2002), ligado a conductas disruptivas, agresivas e
impulsivas, que se manifestaban en la casa y el Colegio. A su vez, Sara presentaba un
Trastorno Narcisista de Personalidad (DSM-IV-TR, 2002), lo cual complejizó aún más la
intervención. A nivel familiar, se observó conflictos paterno-filiales y fraternales.
Tomando en cuenta estos antecedentes, el equipo de profesionales decidió indicar el
uso de video-feedback a Sara y sus hijos, por cuanto se valoraba como una terapia que
permitía trabajar en un área específica, en este caso: las competencias parentales y el
vínculo de la madre con sus hijos en un proceso de reunificación familiar. Respecto al
trastorno presentado por la madre, se evaluó que el deterioro de la empatía no era lo
suficientemente severo como para impedir un trabajo de vinculación.
Los resultados fueron muy positivos: al finalizar la intervención, los miembros
de la familia mostraron mejorías en la calidad de su interacción, visualizadas tanto en el
análisis de los videos como declaradas por la madre y la profesora del colegio de Felipe:
mejoró la coordinación afectiva, aumentó el disfrute en las interacciones, se observó un
mayor autocontrol en Felipe, y en Sara se constató un significativo aumento de
verbalizaciones positivas hacia su hijo, aumento en las expresiones físicas de afecto,
aceptación de la iniciativa del niño y mejoría en su sensibilidad parental. La madre
valoró el hecho de que la técnica empleara el uso de videos para poder verse a sí misma
interactuando con su hijo, como una ayuda importante para mejorar su modo de
relacionarse y el poder sentirse parte y comprender el sentido de la psicoterapia. Se
decidió finalizar el proceso en conjunto con la madre, debido a que las principales
dificultades relacionales se habían resuelto, habiendo mejorado su sensibilidad
materna y la interacción. Felipe mostró mejorías importantes en sus conductas
disruptivas en el colegio, obteniendo avances en su adaptación escolar reconocidas por
sus profesores. La familia permaneció unida y en seguimientos posteriores se constató
que no existían situaciones de maltrato o desprotección y los cambios positivos se
mantenían en el tiempo.
46
servicios centrados en la familia (en oposición a servicios centrados en el niño),
servicios que utilizan entrenamiento activo de competencias parentales y servicios
que abordan el tratamiento del abuso de sustancias se asocian con una mayor
probabilidad de reunificación exitosa. A su vez, la Child Welfare Information Gateway
(2011), señala que estas intervenciones funcionan mejor cuando se realizan en visitas
domiciliarias a las familias; por ejemplo, se cita un estudio experimental en el cual las
familias en el grupo de tratamiento recibieron servicios intensivos en el domicilio,
centrados en las competencias parentales y habilidades para la vida, con foco en el
sistema familiar y un fuerte componente de acceso a recursos de la comunidad: el
grupo de tratamiento tuvo una tasa de reunificación tres veces más alta que el grupo
de control y se mantuvo intacto hasta 7 años después (p. 10). En nuestro país, se
cuenta con algunos modelos manualizados de apoyo al fortalecimiento de las
competencias parentales, el apego seguro y el desarrollo infantil temprano en visitas
domiciliarias (modelo A.M.A.R., Lecannelier, 2013; modelo ODISEA, Muñoz & Gómez,
201411), que debiesen considerarse en el diseño de un modelo de reunificación
centrado en la infancia temprana.
11El modelo ODISEA ha sido testeado con familias multiproblemáticas con 51 niños menores de 6 años
de edad que experimentaban importantes vulneraciones de derecho (maltrato y negligencia),
mostrando resultados prometedores en una evaluación pre-post, usando la escala NCFAS-G, y los
cuestionarios ASQ-3, PSI-SF y E2P (Muñoz & Gómez, 2014).
47
vivienda, abuso de drogas, salud mental y violencia intrafamiliar, mientras que en
otros casos se recomienda que sean equipos con distintas áreas de especialización
trabajando coordinadamente. La literatura a la fecha no ha despejado este punto, no
existiendo referentes para ofrecer una recomendación de diseño (R. Kirk,
comunicación personal, septiembre 2013).
48
sistematizarse y analizarse. Esto, con la finalidad de apoyar la gestión del modelo con
base en información actualizada respecto a la implementación y resultados
progresivos, intermedios y finales. En el modelo a desarrollar en Chile, se propone
diseñar una aplicación on-line para ingresar información específica del proceso de
reunificación familiar, que permita por un lado el monitoreo nacional del avance,
estancamiento y/o dificultades detectadas; y por otro lado, la documentación que
permita realizar investigación de alto nivel para iluminar futuras políticas públicas en
la materia.
Por último, es muy importante ofrecer entrenamiento y capacitación inicial, y
constante durante todo el proceso a los equipos que tengan contacto con las familias,
cubriendo tres necesidades fundamentales: (a) formación en competencias para la
intervención; (b) monitoreo de la fidelidad al diseño y análisis de las desviaciones; (c)
autocuidado y cuidado de los equipos, para prevenir el desgaste profesional.
49
En esta línea, Littell y Schuerman (1995) citan dos grandes estudios
randomizados controlados en la materia. El primero, ejecutado a mediados de 1970
en el Estado de Nueva York (Jones, Neuman & Shyne, 1976, y Jones, 1985) trató 314
niños y 195 familias, asignándolos aleatoriamente a grupo experimental o de control.
La intervención consistió en servicios intensivos, los profesionales tuvieron una carga
de 10 casos cada uno, y la duración de los servicios promedió 8,5 meses. Al final de la
demostración, 47% de los 205 niños en el grupo experimental versus 38% de los 109
niños en el grupo de control se reunificaron. Al seguimiento a los 6 meses, 62% de los
niños en el grupo experimental y 43% en el grupo control había regresado a casa. En
el seguimiento a los 5 años, no se encontraron diferencias entre los grupos.
50
comparado con el 28% del grupo de control. A los seis meses, el 70% de los niños en el
grupo experimental y el 42% de los niños en el grupo control estaban en sus hogares.
Al año de seguimiento, el 75% del grupo experimental y el 49% del grupo control
vivían en sus casas; todas estas diferencias fueron significativas, pero decrecieron con
el tiempo. El 30% de los niños reunificados en el grupo experimental reingresaron con
medida de protección en algún momento del estudio; en contraste, el 17% de los
niños del grupo de control reingresaron.
El Child Welfare Information Gateway (2011) cita otros dos programas de
reunificación familiar sometidos a evaluaciones rigurosas con grupo de control. El
primero es el modelo de Servicios Intensivos para Promover la Reunificación Familiar
de Michigan, cuya metodología incluía evaluación integral, manejo de caso, servicios
de transporte, disponibilidad de 24 horas, financiamiento flexible, servicios ofrecidos
mediante visitas domiciliarias (terapia individual o terapia familiar), talleres de
competencias parentales, y dos profesionales (uno con grado de magíster) por cada
familia. La evaluación mostró que doce meses después de egresar del programa, 73%
de los 813 niños del grupo de tratamiento habían regresado a sus casas y
permanecían seguros, versus 69% del grupo de control, sin diferencias significativas;
sin embargo, a los 24 meses esta diferencia se había expandido a 81% para el grupo
de tratamiento versus 60% del grupo de control. La agencia calculó que ahorró más de
5.000 dólares por cada familia participante; el costo promedio por niño fue de 3.830
dólares ($120.000 mensuales por niño, aproximadamente; compárese con los $41.000
del PRF o los $62.000 del PIB/PPF), incluyendo 6 meses de servicios intensivos y 12
meses de seguimiento. El costo del grupo de control en el mismo periodo fue de 9.113
dólares por niño ($280.000 mensuales por niño, aproximadamente).
La segunda experiencia citada por Child Welfare Information Gateway (2011)
es la de Rhode Island, el "Proyecto Conecta", un programa de base comunitaria para
familias afectadas por el abuso de substancias centrado en la reunificación familiar. La
metodología considera intervención en visita domiciliaria centrada en consejería para
el abuso de substancias y temáticas familiares, educación parental, grupos parentales
y grupos de violencia doméstica, y derivaciones a servicios de mejoramiento de la
vivienda, tratamiento de abuso de substancias y salud. Cada familia es asignada a un
equipo que incluye un terapeuta con grado de magíster, una enfermera pediátrica, y
un educador parental. Las evaluaciones de 2003 y 2010 mostraron resultados muy
positivos: todos los nuevos bebes habían nacido libres de drogas, los padres
mejoraron significativamente sus competencias parentales. Desde 2007 el programa
utiliza la escala NCFAS para evaluación familiar y de bienestar del niño/a. El programa
consiguió tasas de reunificación de 75% versus el 68% del grupo de comparación.
Estudios recientes realizados en Estados Unidos muestran en los dos primeros
años de cuidado alternativo, un 36% se reunifica; y entre 50% y 75% de los niños en
51
cuidado alternativo se reunifican con sus familias en algún momento de sus vidas. El
estudio de Putnam-Hornstein y Shaw (2011), con una muestra de 26.963 niños y
niñas, encontró que solo un 24% se reunificó dentro de los 6 primeros meses. De los
niños menores de 1 año, el 15,5% se reunificó en menos de 6 meses, mientras que en
el grupo de 6 a 10 años, el 28,3%.
NOTA: no se consideró el reporte de tasa de reunificación a los tres meses (93%), porque dicha cifra disminuyó
notoriamente en los seguimientos a los 6 meses (70%) y 12 meses (75%).
52
profesional (6-12); (h) se tiene disponibilidad 24/7 y contactos frecuentes con la
familia; (i) se define una duración total de la intervención intensiva entre 4-13
semanas. El programa demostró cambios significativos pre-post en todas las
dimensiones de la escala NCFAS-R, con p < 0.001, observándose el cambio más
pronunciado en el área de las Competencias Parentales, las Interacciones Familiares y
la Protección Familiar. El seguimiento a los tres meses del egreso, mostró que el 86%
de las familias que completaron el programa continuaba viviendo con el niño,
comparado con el 43% de las familias que no completaron el programa. Las familias
que completaron exitosamente la intervención, recibieron entre 6 y 8 horas semanales
promedio de contacto cara a cara, las primeras 8 semanas; luego este promedio
disminuyó significativamente a 1-2 horas de contacto semanal.
53
Reflexiones finales
12Véase la obra de Stefano Cirillo (2012): "Malos Padres: modelos de intervención para
recuperar la capacidad de ser padre y madre" para un análisis exhaustivo de este tema.
54
sean exitosos: 1) falta de coordinación entre las instituciones involucradas en la
reunificación familiar (residencias, SENAME, Poder Judicial), 2) falta de apoyo a las
familias para superar los problemas que generaron la separación, 3) insuficiente
presupuesto para trabajar en la reparación del niño y, conjuntamente, en la
reparación de la familia y 4) inexistente red de coordinación y apoyo con las
prestaciones de carácter universal.
Por su parte la evidencia internacional, aunque de todas formas reciente, ha
sido mucho más laboriosa en sistematizar las experiencias de reunificación familiar,
debido a que muchas de ellas cuentan con procesos de evaluación, lo que permite
disponer de evidencia que insume una política pública de reunificación familiar.
En este sentido se han estudiado sistemáticamente ciertas variables que deben
considerarse en el proceso, divididas en:
1) En el niño/a: a) Edad: en los bebés es mayor la probabilidad de que egresen
mediante adopción, por tanto menor la de reunificación; también es mayor la
probabilidad de que exista recurrencia de maltrato en los infantes reunificados.
Asimismo, tienen más probabilidad de reunificarse los niños/as preadolescentes; en el
caso de los adolescentes tienen menos probabilidad, pero cuando sucede el proceso
suele ser más rápido; b) Problemas de salud del niño: los niños con problemas
significativos de salud o discapacidades son menos propensos (o el proceso es más
lento) a reunificarse con sus padres, y los que tienen problemas de salud mental
tienen un 50% menos de probabilidad de reunificarse exitosamente; c) Etnia/Raza:
los niños/as que pertenecen a etnias, pueblos indígenas y los hispanos y afro-
descendientes en EEUU son menos propensos a la reunificación y d) Género: no se
presentan diferencias estadísticamente significativas.
2) En los padres/madres: a) Abuso de sustancias: se ha constatado que
quienes tienen problemas con alcohol y drogas son menos propensos a lograr la
reunificación y cuando este consumo es crónico y no existen avances en un
tratamiento de rehabilitación, la reunificación no es aconsejable (criterio de contra-
indicación), y b) Enfermedad mental del cuidador: aumenta el nivel de ansiedad o
estrés que rodea la reunificación.
3) Entorno familiar: a) Estrés: mayores niveles de estrés, se observa peor
pronóstico de reunificación y este estrés se aumenta por edad, enfermedad,
hacinamiento y falta de recursos de apoyo. b) Estructura del hogar: los niños de
familias con dos padres se reunifican más rápido que los de los hogares
monoparentales y niños con 3 o más hermanos tenían 21-24% menos de probabilidad
de reunificación v/s niños sin hermanos, c) Relación de los padres: las parejas que se
han mantenido juntas logran mayor número de resultados positivos y las familias en
55
las que hay VIF tienen un 73% menos de probabilidad de reunificarse, y d) Pobreza:
ha sido una variable sobre-representada que se confunde con negligencia.
4) Características de la separación: a) Razones: niños ingresados por
abandono son menos propensos a la reunificación, en comparación con niños/as por
maltrato, b) Tiempo: el primer año la probabilidad de reunificación es de 28%,
disminuyendo a 16% el segundo año. Los niños con estancias de menos de 3 meses o
más 3 de años, tenían mayor riesgo de volver a sufrir maltrato en la reunificación c)
Tipo: Niños colocados con parientes son menos propensos a la reunificación familiar
en 6 meses. d) Sistema: dos o más medidas de protección con resultado de colocación
en una institución, previo al intento actual de reunificación, tenían significativamente
menos probabilidades de éxito
56
vivienda, hasta abuso de sustancia de los padres, violencia intrafamiliar o problemas
de salud mental.
8) Disponibilidad de una red amplia de servicios accesibles para la familia
lo que concretamente se traduce en apoyos monetarios equivalentes a US$400
mensuales promedio; y
9) Acompañamiento con supervisión reflexiva a profesionales de frecuencia
mínimo quincenal y que cuente con un supervisor cada cuatro a seis profesionales.
En definitiva la reunificación familiar es un proceso complejo que empieza en el
momento de la separación, por lo que las evaluaciones, diagnósticos y planes deben
generarse a partir de ese momento. Es importante que para asegurar un mayor
número de casos exitosos, esto es, niños y niñas que se inserten de manera definitiva
en una familia protectora de origen, se diseñe un modelo que tome en consideración
las características del niño, la familia y el contexto, y que articule a todos los sectores
involucrados con la vida del niño/a, trabaje en la prevención de la recurrencia y se
desarrolle con y para las familias, asegurando un nivel de competencias y experiencia
de los profesionales y su entrenamiento específico en reunificación familiar es clave.
Las tasas esperables de resultado en estos programas son ampliamente
variables, dependiendo mayoritariamente de las condiciones y recursos disponibles al
momento de intervenir, es por esto esencial ir monitoreando el proceso y contar con
evaluaciones imparciales que vayan documentando el proceso llevado a cabo.
57
Bibliografía
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