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R. Los locutores con mayor puntaje no son los que gozan de excepcionales laringes. Lo
que decide el favor del público es un buen cerebro, una mejor palabra y un óptimo
corazón, puesto que la simpatía y la humildad son como hermanas siamesas, van
pegadas, se alimentan una a otra.
Quien tenga linda voz, que la aproveche. Pero no llegará a ser locutor por ella, sino por
su personalidad, por su energía interior.
Para comenzar, entre en la cabina con ánimo positivo, cabeza erguida, pensando firme,
con buen astral, respire profundamente tres o cuatros veces antes de empezar a hablar.
Así oxigenará todo su organismo y se sentirá más relajado.
Ahora bien, nada brinda mayor seguridad que saber bien los que vamos a decir. Prepare
su programa, organice sus ideas y… ¡adiós a los temblores!
3. ¿Cuáles podrían ser los problemas que confronta el locutor a la hora de conducir su
programa?
4. ¿Qué debe hacer el locutor para llegar al interés del público que escucha su
programa?
Preparar libretos
Manejar la consola
Hacer entrevistas
Moderar debates
Actuar en radioteatros
Narrar cuentos
Redactar noticias
Animar festivales
Transmitir un partido
Grabar cuñas
Estas características son esenciales para ser un locutor con altura.
6. ¿Qué será mejor para el locutor, tener un libreto con todo escrito para leer o
improvisar un tema sobre la marcha?
R. Ambos son buenos para el locutor, sin embargo, el locutor no solo debe leer porque
sería aburrido, lo recomendable es prepararse, buscando información sobre un tema
particular para tener idea de lo que se va a hablar.
Ser locutor es sentir una pasión por dirigirse a los oyentes por dialogar con ellos. Una
pasión de hablar, y una pasión mayor de escuchar. Antes que emisoras, somos
receptores. Y nuestro primer deber primer placer será siempre atender a los demás y
aprender de ellos.