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Ensayo

UNEARTE, Caracas, Venezuela.

Florgeipsa Moreno

Teatro Venezolano II

Vinculación y diferencias entre las obras dramáticas de Isaac Chocron, José


Ignacio Cabrujas y Román Chalbaud.

La Santísima Trinidad marco un antes y un después en la historia del teatro


venezolano del siglo XX, con sus propuestas innovadoras en cuanto a estructura
dramática, puesta en escena, desarrollo de temáticas con gran impacto social, y
utilización de recursos estéticos y experimentales en sus realizaciones escénicas,
tomaron posesión y elevaron el teatro venezolano a otro nivel de madurez y
reconocimiento del público nacional como internacional.

Cada uno desarrolló una línea de trabajo única e inigualable, con algunos
puntos de encuentro pero también con grandes diferencias en cuanto a la
dramaturgia y puesta en escena. Al provenir de diferentes lugares, entiéndase
esto a ser educados y criados en diferentes estratos sociales, tener vivencias y
oportunidades distintas, y sobre todo por tener una formación diferente en cuanto
a la manera de abordar las temáticas de sus obras, nos encontramos con tres
dramaturgos de un imaginario e intelecto rico y poderoso, que revolucionaron
desde diversos puntos de vista el quehacer teatral y el despertar de nuevas
consciencias en el público venezolano con respecto a temas sociales, culturales,
políticos y económicos del país.

Román Chalbaud es el único de los tres que sigue vivo, nos presenta en su
trabajo dramático como lo sagrado y obsceno del mundo marginal de nuestras
calles citadinas conviven dramáticas realidades que a veces ignoramos pero que
están presentes y que tristemente superan en muchos casos a la propia ficción,
sus personajes son esa ventana que representan la miseria material y humana de
la que estamos hechos, “remite a la consideración de una sociedad corrompida
por la materialización y sin remedio”. Barríos, A; Mannarino, C; Izaguirre, E,
(1997). Dramaturgia venezolana del siglo XX, Caracas, Venezuela. Editorial
Melvin.

En el transcurso de sus piezas se fue fortaleciendo el tratado dramatúrgico


con respecto a su poética de la marginalidad y el éxodo de las personas del
campo a la ciudad como le fue en Caín Adolescente (1955) es una muestra de
cómo las perversiones de la ciudad y los personajes que componen a ésta,
corrompen el carácter y espíritu de los nuevos habitantes; en La quema de Judas
(1964) la primera obra realizada en la etapa de madurez literaria de Chalbaud,
presenta de forma simbólica y con una fuerte crítica no retórica, si no bien
explícita, esas realidades de una parte de la población caraqueña que carece de
los recursos para tener una buena calidad de vida y que por un “materializado país
petrolero” (Barríos, A; Mannarino, C; Izaguirre, E, (1997), pág. 242). Aleja a ciertos
habitantes de otorgarles oportunidades de surgir y aspirar a más. La denuncia a
las injusticias humanas como divinas son dos grandes temas que se desglosan en
la obra, y el juego entre lo sagrado y grotesco de ambos mundos va haciéndose
realidad en la carne de sus personajes.

El tratado de los personajes Chalbaud lo constituye una tipología bien


marcada en su dramaturgia y que vemos repetirse en sus obras: la madre
(protectora), el malandro (anti-héroe o protagonista), malandros que forman (la
banda), la mujer (pareja del protagonista que suele caracterizarse por tener el
nombre de un animal), y los lisiados que tienen (carencias físicas o mentales), son
el retrato más vivo de una idiosincrasia caraqueña que representa a esa parte
desposeída de la población, sobre todo en la forma de comportarse y asumir la
vida hasta que la muerte los detenga, ya que, no hay una reflexión o cambio en
ellos, éstos no quieren salir de ese mundo y se muestran tal como son sin cambios
ni modificaciones radicales.

El escenario de Chalbaud y sus elementos de puesta son caracterizados


por la utilización de elementos que entran y salen en el desarrollo de la obra y van
dibujando los lugares y atmosferas, siendo la iluminación gran compañera de sus
montajes por marcar esas transiciones de entradas y salidas de momentos y
personajes, he aquí la semejanza que tiene Chalbaud con Chocron en cuanto a
puesta, las luces y el uso de éstas también marcan momentos de acciones
dramáticas y cambio de lugares y personajes.

La obra de Isaac Chocron en cambio la podemos sintetizar en cuatro


grandes temas que desarrollo en el transcurso de su vida y dramaturgia: el
desarraigo, la familia heredada y la familia escogida, problemas existencialistas, y
la angustia del paso del tiempo y la muerte. He aquí sus puntos focales que con
gran maestría perfecciono, sobre todo como mencionan Barríos, A; Mannarino, C;
Izaguirre, E. en:

“el terreno de las significaciones; y en el de la


confección: la banalidad como apariencia de hondos contenidos,
el esmero puesto en construcción de estructuras teatrales y en la
palabra intencionada, con creciente dominio de los aspectos
técnicos y artísticos” (pag.251).

Es así como a Chocron se le conoció como un virtuoso de la palabra y la


estructura; en Animales feroces (1963) por ejemplo, inició con su “intimismo de
sustancia auto-biográfica” (Barríos, A; Mannarino, C; Izaguirre, E, (1997), pág.
251). Él siendo perteneciente de la comunidad judía-sefardita, toma su obra como
una forma de catarsis al exponer las situaciones que vivía diariamente, las
confrontaciones que surgían en esa familia disfuncional en la que Chocron vivía,
que luego se ven reflejados en los personajes de Animales feroces y que no deja
por fuera los temas de exilio y desarraigo representados en los viajes que realizan
éstos para resolver problemas existencialistas y de su lugar en el mundo.

Luego ahondando un poco más en esa raíz familiar que es fuente de


inspiración en Chocron, tenemos en Clíper (1980) la muestra de lo auto-biográfico
y situaciones de conflicto familiar característico de su dramaturgia, que con esta
pieza provoca gran controversia, por ser tan reveladora, y casi le gana el rechazo
de la comunidad judía, ya que muestra la complejidad de esas relaciones
familiares.
Lo interesante en los personajes de Chocron son su paralelismo con
miembros reales de su familia sanguínea como la escogida, los vemos
representado a él mismo en varios de sus personajes como es en el (Jacobo) en
Clíper y ese viaje que el mismo hizo de joven para estudiar en el extranjero; con
(Pura) que se encuentra repetida en varios textos suyos, siendo esta la criada
acogida por la familia que pasa a ser esa “madre” que nunca tuvo por el abandono
de ésta y que refleja ese mismo hecho en sus obras, y así vemos también con
amigos, primas, hermanos, su tío y padre, son figuras fundamentales en su obra
para entender la relación que hace Chocron entre ellos y sus personajes.

Se puede entrelazar una similitud un poco discordante pero existente entre


Chocron y Chalbaud con respecto al tema de la “maternidad” y la figura de la
“madre” en sus obras, ya que para Chocron vivir el abandono de su propia madre
deja un vacío que casi siempre hace referencia en sus textos y dibuja personajes
con esta necesidad de ella, como vemos en Animales Feroces con (Sol) e
(Ismael), la madre que se fue en un viaje buscando sus respuestas a esas
inquietudes existenciales deja a su hijo, a cuidados de su padre, y demás
familiares y al regresar pretende reconstruir esa relación que resulta fallida por el
suicidio de éste; y a diferencia de Chalbaud la “madre” es uno de los personajes
base para el desarrollo de sus piezas, siempre protectora, luchadora, que carga
con sus hijos sanguíneos y escogidos también, siendo la máxima representación
de una madre venezolana de cualquier época que defiende a capa y espada a sus
criaturas y solo acepta lo bueno de éstos, y lo malo no es remotamente cierto para
ellas, a pesar de que sepan en el fondo que es verdad, como se puede ver
reflejado en La Quema de Judas con la (Señora Santísima) y su relación de madre
entregada con (Jesús) y las permanentes denuncias y reclamos que le hace a
Dios por el asesinato de su hijo, a pesar de que éste era una plaga para la
sociedad.

Es importante mencionar la etapa experimental de Chocron, por toda su


influencia del teatro americano, como a su vez de la performance y el happening,
como lo fueron en sus obras de “Asia y El Lejano Oriente (1966) y Tric-Trac (1969)
aplicando el distanciamiento brechtiano como herramienta innovadora en estas
piezas, así como el juego de ritmos, música y desdoblamientos en los actores
como nuevas técnicas para desarrollar.

Chocron no era director, ni dirigía sus obras, en diferentes casos le pedía a


Chalbaud o Cabrujas que se las montaran, pero si hay que resaltar sus magníficas
y acertadas acotaciones en cuanto a puesta se refiere para lograr “efectos de
recuerdos proyectados por medio de flashbacks y cambio de luces sobre el
escenario” (Barríos, A; Mannarino, C; Izaguirre, E, (1997), pág.251). logra evocar
tiempos y atmósferas que a veces determinaban una atemporalidad y juego de
momentos pasados, presentes y futuros, a modo de memorias provocadas por
fotos desordenadas.

José Ignacio Cabrujas siendo el más joven de la Santísima Trinidad busca


entender por medio de su obra los motivos que nos hacen ser el país que somos,
es por medio de la historia y los continuos paralelismo que hace entre el pasado y
el presente de nuestra sociedad donde radica su gran temática como dramaturgo,
y que también es importante resaltar que destaco ampliamente también en la
dirección y actuación.

Cabrujas transitó por diferentes estilos: drama, comedia, farsa, en su


primera etapa de trabajo, utilizando con gran maestría recursos como el
distanciamento brechtiano, como es demostrado en El extraño viaje de Simón el
malo (1962) como luego en una etapa más madura de su dramaturgia logra crear
piezas tan bien acabadas y juega con elementos de meta-teatro como se ve
expuesta en Acto Cultura (1976), pero que en cuanto a sentido general de su
dramaturgia podríamos catalogarla como una sensación permanente de
frustración en las acciones y parlamentos de sus personajes, como es en casi
todas estas piezas posteriores, Profundo (1971), El día que me quieras, (1979), El
americano Ilustrado (1986), entre otras.

Los personajes de Cabrujas tienen similitud y diferencias con los de


Chalbaud por hacer un primer ejemplo, y es en que se repiten los estereotipos en
diferentes piezas, pero he aquí la gran distinción, los personajes de Cabrujas
entran en grandes reflexiones existencialistas y aquí hay una semejanza con los
de Chocron, pero aparte de lo intelectual cambian en acciones y se rebelan contra
ese destino, un ejemplo de esto son Amadeo de (Acto Cultural), Manganzón de
(Profundo) y Pío (El día que me quieras). Estos personajes en el transcurrir de las
obras van reconociendo poco a poco su fatídico estado de inmovilidad, como es
con (Pío) que desea irse del país, para surgir en otras tierras por sus ideales
políticos, situación que desea cambiar pero que al final se ve frustrada por no
tener los recursos suficientes para irse realmente; así como también (Amadeo) en
el desarrollo del acto cultura que va representando, en el decir de sus textos va
cayendo en cuenta de lo miserable que es y que no ha hecho absolutamente nada
para cambiar ese estado; y con (Manganzón) en su continua excavación y los seis
largos meses de repetir la misma rutina, pensando siempre en lo bueno para
obtener la plata, al cansarse de ese estado y rebelarse, rompe con ese estado y
cuenta sus verdaderos pensamientos con respecto al dinero pero que de igual
forma fracasa al no encontrar nada.
Bibliografía.

Barríos, A; Mannarino, C; Izaguirre, E, (1997). Dramaturgia venezolana del siglo


XX, Caracas, Venezuela. Editorial Melvin.

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