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Dada la época en la que se escribieron las poesías épicas Beowulf y La Chanson de

Roland podemos asegurar que ambas se produjeron en un marco de una cultura oral
(no se tenía conocimiento de la escritura), o cultura oral primaria.

La memoria formaba parte importante de estas culturas, de hecho ¿Cómo podrían sino
tenían escritura almacenar todo el material?. Sin la escritura, no hay nada más que el
pensador, ningún texto que le facilite producir el mismo curso de pensamiento otra vez;
según Walter Ong. En esta cultura el pensamiento sostenido está vinculado con la
comunicación, prosigue Ong.

Al no haber textos ¿Cómo se podían traer a la memoria todas las cosas?, una solución
era crear cosas memorables, que sean difíciles de olvidar, cosas exageradas. Este
recurso tiene el nombre de hipérbole. En la literatura épica se exageraban muchas cosas,
sobre todo las hazañas de los héroes de la epopeya.

En Beowulf esto está presente, por ejemplo:

“… no hallaban la forma

de herirlo de muerte: al torvo proscrito

espada ninguna que hubiese en el mundo,

ni el hierro mejor, abatirlo podía,

pues él con su magia hechizaba las armas…”.

Esta es una muestra de lo que se decía del héroe Beowulf, entonces cuando estas
proezas se pasaban “de boca en boca” las personas podían seguir recordándolo.

En La Chanson de Roland esto es de igual manera:

“…Es ya muy viejo, ha cumplido su tiempo; según mi parecer, debe tener más de
doscientos años...”.

En esta estrofa se está hablando del rey Carlomagno, esto que en La Chanson de Roland
dice es una exageración, pues de ningún modo alguien puede tener más de doscientos
años, para que la gente de esta cultura oral lo recuerde se decía esto.
Ong dice que el pensamiento debe originarse según pautas equilibradas e intensamente
rítmicas, con repeticiones o antítesis, alteraciones y asonancias, expresiones calificativas
y de tipo formulario, marcos temáticos comunes, proverbios que todo el mundo escuche
constantemente, de manera que vengan a la mente con facilidad, y que ellos mismos
sean modelados para la retención y la pronta repetición; entonces con esto si se
comunicaban estas poesías oralmente, a las personas a la que se les comunicara iban a
poder repetirlas de manera fácil, pero no de igual forma, ni siquiera el mismo que las
hizo podría repetirlas de manera exacta todas las veces que las reprodujera oralmente.
Tal como dice Luis Lerate, en el prólogo de la traducción libro Beowulf, en los cantos
épicos la verdad histórica ha quedado muy tergiversada como consecuencia de un largo
proceso de transmisión oral.

Esto mismo está escrito en la poesía de Beowulf:

“…A veces un hombre,

un vasallo elocuente y de rica memoria,

que sabía muy bien incontables leyendas

de tiempos antiguos , componía un cantar

con su justo trabado. Hábil entonces

la hazaña gloriosa cantó de Beowulf

disponiendo la historia y cambiando palabras

con mucha soltura. Expuso su canto

lo que él recordaba…”.

Otro recurso, para poder conservar en la memoria las leyendas que utilizaban las
culturas orales, era la reiteración de las cosas. Con esto le ponían énfasis a los objetos,
personas, paisajes, etc. La redundancia, la repetición de lo apenas dicho, mantiene
eficazmente tanto al hablante como al oyente en la misma sintonía, sigue diciendo Ong.

Por ejemplo en Beowulf cuando se habla de la madre de Grendel, se refiere a ella como
una ogresa, este epíteto se lo repite numerosas veces, esto es algo que no se podría hacer
en un escrito que tengamos que presentar formalmente, en lugar de eso tendríamos que
buscar sinónimos de este epíteto para que el texto tenga una cierta línea estética y esté
bien formulado:

“…Una ogresa dañina muerte en el Hérot le dio con sus manos…”, “…Entonces el
bravo delante se vio de la ogresa maligna…”, “…con fuerza terrible –era mucha su ira–
hizo que a tierra la ogresa cayera…”, etc.

En La Chanson de Roland, el rey Carlomagno junto con toda su gente profesaban la


religión Cristiana, en cambio, el rey Marsil y su gente profesaban la musulmana, los
primeros se consideraban a si mismos gente fiel mientras que a los segundos se los
llama continuamente, desde que inicia La Chanson de Roland hasta que finaliza,
infieles, los muestra como algo malo, y para enfatizarlo se lo reitera en toda la poesía.
Por ejemplo:

“…envió a quince de sus infieles hacia vos…”, “…Se lo entrega al infiel, con la mano
diestra…”, “…Luego se acerca otro infiel, Climorín…”, etc.

Para reforzar la esencia de los personajes, los paisajes, los objetos, etc., se utilizaban
muy a menudo los epítetos, ¿Qué son estos? Estos realzan las cosas, por ejemplo los
personajes, en la poesía épica no se hablan de caballeros, sino de valientes caballeros,
nobles caballeros, etc.; así como las princesas son siempre hermosas, delicadas, etc.

En Beowulf los epítetos son muy comunes, diría que los hay por doquier, solamente
expondré unos pocos ejemplos de ellos:

“…este noble varón…”, “…el Dios Poderoso…”, “…cruel malhechor…”, etc.

En La Chanson de Roland también hay bastantes epítetos:

“…un hombre valeroso…”, “…sus nobles varones…”, “…un altivo señor…”, etc.

En el libro de Ong también se habla de un caso en particular, esto tiene que ver con la
violencia verbal que se presenta en la poesía épica. Ong dice que en las narraciones, la
fanfarronería sobre la proeza personal o las frases hirientes del rival figuran
regularmente en los enfrentamientos entre los personajes. Esto tiene el nombre de
Flyting, y en Beowulf lo encontré plasmado de la siguiente manera:

“…Entonces Unfer, el hijo de Éklaf,


que estaba a los pies del señor Skildingo,

porfía inició –causábale enojo

el valor de Beowulf, su atrevido proyecto,

pues mal admitía que hombre ninguno

gozara en el mundo, jamás en la tierra,

de gloria que fuese mayor que la suya-:

¿Eres tú el Beowulf que quiso en las aguas

medirse con Breca en aquel desafío

en que ambos, osados, cruzasteis el mar

y en las hondas corrientes, con necia arrogancia,

expusisteis la vida?... (Beowulf responde)

…De ti, sin embargo,

no sé que se cuenten tan altas proezas,

tan fieros combates. Ni Breca ni tú

jamás hasta ahora supisteis lograr

con brillantes espadas en choque de guerra

una hazaña inigualable –no en vano me alabo-

aunque tú sí mataste a tus propios hermanos

cercanos parientes. ¡Al infierno por ello

te irás a sufrir por muy listo que seas!...”.

La mujer ocupa un rol muy precario en ambas poesías, no se les presta tanta atención.
Por ejemplo en Beowulf solo se menciona a dos mujeres, y ambas dos tienen una muy
pequeña aparición. La primera es la reina Waldo:

"...Walto avanzó, "...La noble señora


la esposa de Ródgar. ¡Bien el uso sabía! de nuevo su asiento ocupó junto al
rey..."

Saludó a los guerreros la dama enjoyada...".

A esta se la demuestra con bondad, nobleza, inteligencia; pero siempre en un papel de


subordinación con respecto a su esposo.

Y la segunda mujer es la princesa Trida:

"...Pero Trida terrible, "...¡No así se comporta

princesa arrogante, a su pueblo injuriaba..." una noble señora por bella que
sea!..."

Este personaje se demuestra como la antítesis de la reina Waldo, mientras que esta
última es la bondad personificada, Trina es una demostración de la tiranía, la arrogancia,
la avaricia, etc.

En La Chanson de Roland solo se habla de una mujer al final de la poesía, según dice en
ella, es la prometida de Roland. Su nombre es Alda, es una doncella, mientras que en el
Beowulf las mujeres ocupaban cargos importantes y mostraba sus personalidades, en La
Chanson de Roland Alda vendría a ser la típica doncella frágil, enamorada, a la espera
de su prometido:

"...Y he aquí que sale a recibirlo Alda una doncella de gran belleza...",

"...Alda, la bella, ha llegado a su fin...".

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