British Journal of Nutrition ( 2014), 111, 403–414 doi: 10.

1017 / S0007114513002699
q The Authors 2013. La versión en línea de este artículo se publica en un entorno de acceso abierto sujeto a las condiciones de la licencia Creative Commons Attribution, http:
//creativecommons.org/licenses/by/3.0/ ..

Artículo de revisión

Aspectos anatómicos, funcionales, fisiológicos y conductuales del desarrollo de la

masticación en la primera infancia.

Benjamin JD Le Re´ve´rend *, Lisa R. Edelson y Chrystel Loret

Centro de Investigación Nestlé, Vers-Chez-les-Blancs, CH 1000-26, Lausana, Suiza

(Presentado el 28 de enero de 2013 - Revisión final recibida el 11 de julio de 2013 - Aceptado el 16 de julio de 2013 - Publicado por primera vez en línea el 24 de septiembre de 2013)

Resumen
La eficiencia de la masticación se define como la eficiencia de aplastar los alimentos entre los dientes y manipular las partículas resultantes para formar un bolo de comida tragable. Depende de las
características anatómicas orofaciales del sujeto, la coordinación de estas características anatómicas y la consistencia de los alimentos utilizados durante las pruebas. Se han utilizado diferentes
medidas para cuantificar indirectamente la eficiencia de la masticación en función de la edad de los niños, tales como observaciones, caracterización de bolo alimenticio, medición de la actividad
muscular y seguimiento del movimiento de la mandíbula. En la presente revisión, nuestro objetivo es describir los cambios en la fisiología oral (p. Ej., Estructura ósea y muscular, dientes y tejidos
blandos) de los niños y cómo estos cambios están asociados con las capacidades de masticación. También revisamos trabajos anteriores sobre el efecto de la consistencia de los alimentos en las
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habilidades de masticación de los niños y en su nivel de aceptación de textura. La falta de alimentos de referencia y las diferencias en las metodologías de prueba entre los diferentes estudios no nos
permiten sacar conclusiones acerca de (1) la edad a la que la eficacia de la masticación alcanza la madurez y (2) el efecto de la consistencia de los alimentos en el establecimiento de la eficacia de la
masticación madura. El efecto de la consistencia de los alimentos en el desarrollo de la eficacia de la masticación de los niños no se ha probado ampliamente. Sin embargo, tanto los estudios en
humanos como en animales han informado el efecto de la consistencia de los alimentos en el desarrollo orofacial, lo que sugiere que una dieta con texturas más duras mejora el crecimiento óseo y
muscular, lo que indirectamente podría conducir a una mejor eficiencia de la masticación. Finalmente, También se informó que (1) los niños tienen más probabilidades de aceptar texturas que pueden
manipular y (2) la exposición temprana a una variedad de texturas facilita la aceptación de alimentos de diversas texturas más adelante. Recomendar productos bien adaptados a la masticación de los
niños durante el destete podría facilitar su aceptación de nuevas texturas y apoyar el desarrollo de hábitos alimenticios saludables.

Palabras clave: Digestión: Procesamiento oral de los alimentos: Masticación: Niños: Hábitos alimenticios.

El desarrollo de las habilidades de alimentación es un proceso complejo influenciado
por muchos factores ( 1) Por lo tanto, las habilidades de alimentación han sido
investigadas por dos campos de la ciencia: (1) la ciencia conductual de la alimentación
y (2) la biomecánica de la alimentación (por ejemplo, masticar y tragar), con especial
énfasis en el primer enfoque.
Los alimentos destinados a ser alimentados a bebés y niños pequeños se
recomiendan actualmente en función de las habilidades motoras y alimenticias descritas
por patólogos del habla y lenguaje y especialistas expertos en alimentación ( 2) La mayoría
de las recomendaciones se basan en las observaciones de los niños durante la
alimentación. La caracterización biomecánica de la masticación y su desarrollo se ha
abordado de manera menos exhaustiva, a pesar de que podría aportar nuevas ideas
sobre el destete infantil y los hábitos alimenticios.
y aceptación de alimentos. Seleccionamos este rango de edad por dos razones: (1) a
la edad de 6 años, todos los dientes de hoja caduca habrían erupcionado y ninguno
habría sido mudado todavía y (2) la OMS usa esta edad como el final de la primera
fase de crecimiento para la altura ( 3) Aunque, estrictamente hablando, 'masticar' es
moler y pulverizar alimentos dentro de la boca, usando los dientes y las mandíbulas ( 4)
esta definición se extiende aquí a la acción de formar un bolo alimenticio que se
puede tragar, incluso si se prepara por la acción mecánica de las encías y la lengua o
la acción enzimática de la saliva. Nuestro objetivo es describir los cambios en la
fisiología oral (p. Ej., Estructura ósea y muscular, dientes y tejidos blandos) de los
niños y cómo estos cambios están asociados con las capacidades de masticación.
Finalmente, revisamos el trabajo previo sobre el efecto de la consistencia de los
alimentos en las habilidades de masticación de los niños y en su nivel de aceptación
de textura.

En la presente revisión, nos centramos en el desarrollo de la masticación entre el

nacimiento y la edad de 6 años y su impacto en las habilidades de masticación (en Apoyar el desarrollo de una masticación eficiente y completa durante el destete y
comparación con la masticación de adultos maduros) la primera infancia podría conducir

* *Autor correspondiente: BJD Le Re´ve´rend, correo electrónico benjamin.lereverend@rdls.nestle.com

 404 BJD Le Re´ve´rend et al.

para muchos beneficios en la edad adulta. Existe un claro beneficio nutricional en el

desarrollo de una masticación eficiente. La masticación completa es el desencadenante de
muchas respuestas de la fase cefálica que conducen a la influencia de las vías endocrinas,
Gran ala
por ejemplo, procesos de saciedad que conducen a una reducción de la sobrealimentación de
esfenoides
( 5,6).
Además, la disminución del tamaño de partícula en el bolo conduce a ventajas Pte
r igo yos mi
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nutricionales, que se han demostrado o un

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o tu
rtey l mi
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C
Co

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in vitro ( 7) y en vivo ( 8,9) con un tamaño de partícula más pequeño que permite una hidrólisis de
macronutrientes más rápida y una mejor difusión molecular de los alimentos a la luz, lo que rnus Cu
Exte ell
o
Mandíbula
resulta en una mejor absorción de nutrientes.
id eo
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Aparato de masticación y su desarrollo. g ul
o

Maxilar Án

El aparato de masticación se compone de cuatro componentes principales: huesos,

músculos, dientes y tejidos blandos, que se describen a continuación. Es importante Figura 1. Huesos y músculos involucrados durante la masticación ( 10)

describir brevemente cómo cada uno de estos componentes afecta la masticación.

Los tejidos blandos móviles como la lengua, los labios y las mejillas aseguran que los
alimentos se coloquen dentro del área de contacto oclusal, lo que maximiza las
posibilidades de rotura. El crecimiento muscular y la coordinación son necesarios
para aplicar fuerza sobre los huesos y los dientes para que sea posible fracturarse. El
crecimiento óseo (maxilar y mandíbula) proporciona más espacio para la erupción de
los dientes, lo que aumenta el contacto diente / comida y más espacio en la cavidad
British Journal of Nutrition
(5) Si los pterigoideos lateral y medial de un lado actúan, el
el lado correspondiente de la mandíbula se estira hacia adelante, lo que lleva a
movimientos laterales. Esta acción generalmente ocurre durante la masticación lateral de
los alimentos.
El anclaje de estos músculos en la estructura ósea craneofacial también se

oral para fracturar piezas de alimentos más grandes, además de soportar la mayor muestra en la figura 1. Se puede ver en la figura que tanto los músculos temporal

fuerza de los músculos más fuertes. La erupción de los dientes aumenta la cantidad como masetero están anclados en los huesos maxilar y mandibular, permitiendo una

de contacto entre los dientes y la comida y da como resultado dientes de diferentes acción de rotación en la articulación temporomandibular durante la oclusión. . La

formas para que la fuerza se pueda convertir en diferentes niveles de estrés mandíbula y el maxilar son los puntos de anclaje para los dientes deciduos o

(modulando la topología del contacto diente / comida) para fracturar diferentes tipos primarios en niños ( norte 20) y dientes permanentes en adultos ( norte 32) En niños

de alimentos y lograr un tamaño de partícula de bolo final apropiado. El desarrollo del menores de 36 meses, la dentición se compone solo de dientes deciduos: incisivos,

aparato de masticación permite así que la boca procese una variedad más amplia de caninos y molares. Estos dientes tienen diferentes propósitos: los incisivos son para

alimentos y texturas y, por lo tanto, mejora la calidad nutricional. cortar y los caninos son para cortar y rasgar, mientras que los molares son
principalmente para masticar y esquilar.

Aparato de masticación
Los huesos involucrados en la masticación son el maxilar (mandíbula superior) y la
mandíbula (mandíbula inferior). El paladar delimita la parte inferior del maxilar. El
espacio entre el paladar y la mandíbula define la cavidad oral. La mandíbula y el
maxilar se unen mediante la articulación temporomandibular (ver Fig. 1).
Finalmente, los tejidos blandos en la cavidad oral, como la lengua, los labios y las
mejillas, también son importantes en la manipulación de los alimentos durante el
procesamiento oral: maximizan la eficiencia de la masticación al actuar como límites
móviles que aseguran el control del bolo en la cavidad oral ( 11) La lengua es un gran haz
de músculos estriados en el piso de la boca.
Desarrollo del aparato de masticación con la edad.

El aparato de masticación no es estático en el transcurso del desarrollo de un niño.

Los movimientos de masticación se ejecutan usando músculos conectados al
maxilar y la mandíbula ( 10):
(1) El temporal, masetero y pterigoideo medial son
responsable de la oclusión de la mandíbula contra el maxilar (elevadores).
(2) Digastric, milohyoid y geniohyoid son responsables de
La apertura de la cavidad bucal (depresores). (3) El pterigoideo lateral ayuda
en la apertura de la boca,
pero su acción principal es extraer la mandíbula para que los incisivos
inferiores se proyecten frente a los superiores; En esta acción, es asistido por
el pterigoideo medial.
(4) Las fibras posteriores del temporal se retraen
mandíbula.
Todos sus componentes principales (huesos, músculos y dientes) están sujetos a una
variedad de cambios durante el crecimiento de los bebés y niños pequeños.
Si se considera la estructura ósea, las dimensiones del arco palatino parecen ser
una medida obvia del desarrollo óseo. En la mayoría de las mediciones de las
dimensiones del arco palatino (ancho, alto y largo) que se han informado desde las
primeras décadas del siglo XX, se han utilizado técnicas muy simples
(esencialmente una regla o calibrador) ( 12-14).
Actualmente, se están utilizando métodos más complejos que implican escaneo
tridimensional con láser de moldes de polímeros dentales ( 15) así como la resonancia
magnética ( dieciséis), aunque la resonancia magnética no está orientada a la imagen del
el tejido óseo y, por lo tanto, podría ser menos precisa que
 Masticación en la primera infancia 405

Las técnicas mencionadas anteriormente. La mayoría de los datos se han recopilado
para niños durante su primer año de vida. En la Fig. 2, se muestran los conjuntos de
datos trazados uno contra el otro.
Para el ancho palatino ( PAGS w; Fig. 2 (a)), todos los estudios han informado un
crecimiento promedio de 26 mm al nacer a 32 mm a los 12 meses de edad. Hombre
rojo et al. ( 17) informó un ancho de 31 mm a la edad de 6 años. La altura palatina ( PAGS
h; Se ha informado que la Fig. 2 (b)) aumenta de 6,5 a 11,5 mm en todos los estudios,
con un valor medio de aproximadamente 9 mm. Hohoff et al. ( 15),
Bakwin y Bakwin ( 13) y Procter et al. ( 14) informó un crecimiento similar de 8 a 10 mm
desde el nacimiento hasta los 12 meses de edad, y Denzer ( 12) no reportó tal
crecimiento y los datos están dispersos alrededor de 9 mm en todas las edades.
Conociendo el ancho y la altura palatina, los autores determinaron el índice palatino
(Fig. 2 (d)), que es la relación entre la altura palatina y el ancho palatal, dando una
indicación cuantitativa de la forma palatina.
Curiosamente, la longitud palatina ( PAGS l) no se informa tan ampliamente como las
otras dos dimensiones. Solo Bakwin y Bakwin ( 13) informó su crecimiento durante los
primeros 12 meses de vida, aumentando de 25.5 a 32.5mm (Fig. 2 (c)) y 43.6mm a los
6 años de edad.
Contra el maxilar (mandíbula superior) está la mandíbula (mandíbula inferior). La
mandíbula crece de 30 a 55 mm entre el nacimiento y los 6 años de edad ( dieciséis). Es
interesante notar que ambos maxilares
British Journal of Nutrition
y la mandíbula crecen en longitud en una cantidad similar de aproximadamente
20-25 mm. Al comparar las dimensiones palatina y mandibular de los bebés ( 12,13,15,16)
con los de niños mayores ( 16,17) y adultos ( 16,18), parece que las dimensiones óseas
(ancho palatino, altura y longitud y longitud mandibular) parecen evolucionar tanto
durante el primer año de vida como lo hacen entre 1 año de edad y la pubertad,
después de lo cual el crecimiento continúa hasta que los huesos alcanzan la
dimensión adulta a los 18 años de edad. Esto sugiere que existe una gran palanca
en el modelado de anatomía orofacial durante el período de destete, de ahí la
importancia de ofrecer texturas apropiadas a esta edad para apoyar el crecimiento
orofacial.
Además del desarrollo de la estructura ósea, los músculos que actúan sobre la
mandíbula durante la oclusión también evolucionan durante los primeros años de
desarrollo infantil. Una variable común para medir esta evolución es el grosor de los
músculos temporal y masetero utilizando técnicas de imagen por ultrasonido. Se ha
informado que el grosor del músculo masetero es 9 · 47 ( Dakota del Sur 0 · 95) mm a
los 59 meses de edad en reposo, aumentando hasta 10 · 03 ( Dakota del Sur 0 · 94) mm
para niños de 73 meses. Esta diferencia es significativa al 1% ( 19) En contraste, no se
ha observado diferencia en el grosor del músculo masetero en la posición
intercuspal máxima, y ​no hay diferencia en el temporal.

(a) 36 (si)

34
12

32
Ancho palatino (mm)

Altura palatina (mm)

11

30

10
28

89
26

240 7
20 40 60 60 80 00 20 40 60 60 80
Edad (semanas) Edad (semanas)

(C)
37 (re) ·4

36

· 35 0
35
Longitud palatal (mm)

Índice palatino

34
0·30

33

32
0 · 25

31

30 0·2
00 20 40 60 60 80 00 20 40 60 60 80

Edad (semanas) Edad (semanas)

Figura 2. Palatal (a) ancho, (b) altura (o profundidad), (c) longitud y (d) índice de evolución durante los primeros años de vida. Bakwin Denzer Hohoff Procter.
 406 BJD Le Re´ve´rend et al.
Se ha observado el grosor muscular (en reposo y en la posición intercuspal máxima)
en función de la edad. No hay datos disponibles para niños más pequeños. Para los
adultos, los espesores reportados son del orden de 13 mm para el masetero y 14
mm para el temporal ( 20); Estas diferencias en el grosor muscular entre niños y
adultos deben correlacionarse con un aumento constante de la fuerza de mordida
(consulte la sección Fuerza de mordida).
La cantidad y el tipo de dientes también cambian con la edad de los niños ( 21): los
incisivos centrales erupcionan entre los 8 y los 12 meses de edad; los incisivos laterales
erupcionan entre 9 y 18 meses; los primeros molares erupcionan entre 13 y 19 meses;
los caninos entran en erupción entre 16 y 22 meses; los segundos molares erupcionan
entre 23 y 33 meses. Los cambios en el número y el estado de los dientes influyen en la
estabilización y oclusión de la mandíbula de los niños.
Con respecto al desarrollo de tejidos blandos, se ha encontrado que la anchura de
la boca aumenta entre 6 semanas y 36 meses de 34 · 1 a 43 · 5 mm (boca cerrada) o
28 · 5 a 36 · 9 mm (boca abierta). En ambos casos, esto representa un aumento de
aproximadamente el 30%, lo que también indica que hay más espacio disponible para
alimentos durante el desarrollo. Además, la lengua y los labios experimentan una
transformación de movimientos indiferenciados a movimientos más refinados, que
son necesarios para la formación de bolos y la propulsión ( 22) Además de mejorar la
coordinación del movimiento de la lengua, los músculos de la lengua también
aumentan su longitud de 6 a 9 cm entre el nacimiento y los 6 años de edad ( dieciséis).
British Journal of Nutrition
Desde la perspectiva del destete infantil, estos datos son útiles y deben
investigarse a fondo. Permitiría determinar el tamaño máximo de alimento para
ofrecer a un niño de cierta edad, así como evaluar el volumen disponible para la
formación de bolo alimenticio y la fuerza disponible para descomponer el alimento.
Este desarrollo de las características fisiológicas de los niños (es decir, huesos,
músculos y dientes) ciertamente influye en sus capacidades de masticación. La
evolución de las habilidades de masticación con la edad se describe en la siguiente
sección y se establecen vínculos con las características fisiológicas orales de los
niños en función de la edad.
Desarrollo de la eficacia de la masticación con la edad.
La masticación tiene como objetivo disminuir la distribución del tamaño de partícula en
el bolo alimenticio y forma un bolo cohesivo con la saliva para facilitar la deglución ( 23-25). Por
lo tanto, la eficiencia de la masticación puede definirse como la capacidad de uno para
moler o pulverizar material alimenticio para formar un bolo ingerible ( 26) Carlsson ( 26)
observó que hay varios factores fisiológicos que influyen en la eficiencia de la
masticación, como el estado de la dentición (número de dientes), el área de contacto de la
oclusión, la fuerza de mordida y la capacidad de controlar los músculos masticatorios para
una contracción eficiente ( 27) y tejidos blandos (lengua, labios y mejillas) para manipular el
bolo y colocarlo en el área de oclusión. Esta definición se usa ampliamente en el campo y,
por lo tanto, la aceptamos como punto de referencia. Se han utilizado diferentes métodos
para investigar las habilidades de masticación de los niños, incluyendo (1) observación
visual del momento de la masticación y el número de masticaciones, (2) lengua, labio y (3)
movimientos de la mandíbula, (4) actividad muscular, (5) mordida fuerza y ​finalmente (6)
caracterización de la desestructuración del bolo alimenticio durante el consumo de
alimentos.
Observación visual del tiempo de masticación y número de
masticables.
El primer y más obvio método para medir la eficiencia de masticación es controlar el
número de ciclos de masticación o el tiempo necesario para el procesamiento oral
antes de tragar y determinar la frecuencia de masticación (tiempos / ciclo). Este
enfoque ha sido particularmente popular para estudiar la masticación en niños ya
que
no es invasivo y fácil de
implementar. Usando este método, Gisel ( 28) informó un aumento en la eficacia de la
masticación entre los 6 meses y los 2 años de edad, dependiendo de la textura de los
alimentos. Se demostró que para los puros y los sólidos blandos (piezas de gelatina),
se produjeron pocas mejoras en el tiempo de masticación y en el número de ciclos
después de los 6 u 8 meses de edad, respectivamente. En contraste, para los
alimentos más duros (Cheerios; General Mills), el tiempo de masticación disminuyó de
40 a 15 sy el número de masticables antes de tragar disminuyó de manera similar de
treinta a quince entre 6 meses y 2 años de edad. Trabajo anterior de Gisel ( 29) indica
que la madurez de una textura específica se ha logrado cuando el tiempo necesario
para masticar un bocado de comida se mantuvo constante en un rango de edad
determinado. Por lo tanto, sus datos sugieren que la madurez alimentaria se logró a los
6 y 8 meses de edad, respectivamente, para los sólidos puros y blandos. Sin embargo,
para texturas más sólidas, un aumento en la eficiencia continuó a través de los
participantes mayores de 24 meses, lo que sugiere que aún no se alcanzó la madurez
para esta textura. Esto sugiere que después de los 24 meses de edad, las texturas
parecidas a los cereales aún desafían las capacidades de masticación de los niños y,
por lo tanto, apoyan el desarrollo hacia la masticación adulta. Los autores también
observaron que las estrategias utilizadas para masticar la textura sólida variaban
mucho entre los niños de 6 meses. Algunos bebés dejarían que la saliva la ablandara y
luego comenzaran a tragar con movimientos de succión. Otros intentaron masticarlo. A
partir de los 8 meses en adelante, se estableció con firmeza la "masticación", lo que
significa que la comida se aplastó levantando y bajando la mandíbula inferior, sin un
componente giratorio. Se obtuvieron datos similares para niños entre 2 y 8 años de
edad en una serie de estudios ( 29-31), donde se encontró que tanto el tiempo de
masticación como el número de ciclos de masticación disminuyeron durante el rango
de edad estudiado, lo que se interpretó como una mejora continua con la edad. El
tiempo por frecuencia de ciclo de masticación varió en el rango de 0 · 8–1 · 2Hz
dependiendo de la comida, pero se mantuvo constante en todos los grupos de edad.
Además, se encontró que la principal diferencia en la textura radica entre los sólidos
(pasas y galletas) y los alimentos líquidos (puré de manzana). El tiempo de masticación
fue mucho más corto para la compota de manzana, y la frecuencia de masticación
también fue menor (1 · 2Hz para sólidos y 0 · 8Hz para líquidos), lo que demuestra que
los alimentos líquidos pueden requerir una mayor manipulación de los tejidos blandos
entre las picaduras sucesivas.
El equipo de Gisel también investigó el efecto del tamaño de la mordida en las
habilidades de masticación en niños con desarrollo típico de 6 meses a 2 años de edad
( 29,32). Ellos plantearon la hipótesis de que los cambios en las estructuras faciales de los
niños durante este período permiten la ingestión de bocados más grandes de alimentos.
Sin embargo, no pudieron probarlo. Un efecto significativo del tamaño de la mordida
entre cubos de gelatina de 10 £ £ 4 4 £ £ 4 mm y 5 £ £ 4 4 £ £ Se observaron 4 mm solo
para niños de 8 y 18 meses de edad.
 Masticación en la primera infancia
A los 6, 10, 12 y 24 meses de edad, no se pudo observar diferencia. Es posible que
hayan utilizado productos que eran demasiado pequeños en comparación con el
volumen de la cavidad oral (aproximadamente el 10% del volumen palatino, que se
puede estimar a partir de la literatura revisada anteriormente), por lo que pueden
tragarse con un procesamiento oral mínimo. Dada la literatura ya revisada en el presente
artículo, sería relevante considerar más cuidadosamente los tamaños de los alimentos
utilizados durante dichos estudios para obtener resultados más significativos. La
alimentación de piezas de alimentos que son similares al tamaño final de partículas en
un bolo alimenticio no es probable que promueva una acción masticatoria suficiente para
evaluar la función masticatoria.
Dichos métodos, aunque interesantes desde una perspectiva de desarrollo, no
ofrecen una idea de cómo se procesan los alimentos en la boca, sino que pretenden
comprender el grado de madurez de la función masticatoria. Sin embargo, dada la
importancia de las texturas utilizadas en el resultado de las pruebas, los
investigadores deben acordar y utilizar una serie de modelos o sistemas
alimentarios simples para poder hacer comparaciones entre los estudios.
Lengua y movimiento de labios
British Journal of Nutrition
Los movimientos de la lengua y los labios experimentan una transformación de
movimientos sinérgicos e indiferenciados en bebés a movimientos diferenciados y
refinados requeridos para morder, masticar y formar bolos y propulsión en niños
pequeños y niños pequeños.
Se ha informado que el desarrollo motor de los labios está asociado con el desarrollo
general de la alimentación en algunos estudios. Stolovitz y Gisel ( 33) investigó los
movimientos circumorales (labios y mejillas) en respuesta a tres texturas de alimentos
diferentes (puré de manzana, postre de gelatina y Cheerios) en niños de 6 meses a 2
años utilizando observaciones visuales durante la anticipación de los alimentos y la
extracción de alimentos de una cuchara, así como el iniciación de la masticación y la
deglución. El cierre de la boca para masticar y la oclusión de los labios alrededor de la
cuchara para eliminar los alimentos aumentan a medida que los niños crecen. Este
comportamiento se desarrolla antes para puré de manzana y postres de gelatina que
para texturas sólidas. Los niños más pequeños prefieren morder la cuchara que usar los
labios, y este comportamiento se explica por una mayor necesidad de estabilización del
tronco durante la alimentación a una edad temprana. Estas observaciones se realizaron
mediante mediciones cuantitativas de la presión de cierre de los labios durante la
alimentación, utilizando un medidor de tensión incrustado en una cuchara ( 34) Se
encontró que la presión del labio aumenta de manera constante de 5 meses a 3 años y
aumenta ligeramente de 3 a 5 años.
Además, el inicio de la masticación se vuelve más eficiente a medida que la
lengua se vuelve más móvil e independiente de la mandíbula, lo que permite el
control y la manipulación de los alimentos. Alrededor de los 4–6 meses de edad, la
comida es aplastada por la lengua mediante un movimiento hacia arriba / hacia
abajo ( 35) Stolovitz y Gisel ( 33) observó que a los 10 meses, los niños comenzaron a
mover texturas sólidas de un lado de la boca usando movimientos laterales de la
lengua. Meyer ( 36) describió una elevación de la punta de la lengua para un mejor
control del bolo. Los lados de la lengua forman un surco central, que se vuelve más
profundo a medida que aumenta la edad. Solo se han reportado datos de
observación
407
en movimientos de la lengua durante la alimentación debido a limitaciones técnicas.
Los movimientos de la lengua se pudieron observar usando (1) video fl uoroscopia,
pero para niños pequeños y sanos, esta
El método se considera demasiado invasivo debido al uso de rayos X y un agente
de contraste, (2) articulografía o electropalatografía ( 37,38); sin embargo, los imanes
deben colocarse en la lengua, y este método puede ser demasiado incómodo para
los niños pequeños, y (3) imágenes de ultrasonido, que se han utilizado para niños
menores de 6 meses para seguir los movimientos de la lengua durante la lactancia ( 39)
o para niños mayores (6–12 años) con parálisis cerebral ( 40) durante el consumo de
líquido.
Movimiento de la mandíbula
El seguimiento de la cinemática de los movimientos de la mandíbula es una medida
fisiológica no invasiva de los patrones de masticación ( 41-45). Los esfuerzos dedicados por el
Dr. Moore, el Dr. Green y el Dr. Steeve en la última década en este campo han ofrecido
algunas nuevas ideas sobre el desarrollo de la masticación durante los primeros años de
vida.
Centrándose en la descripción de los patrones de masticación, Wilson & Green ( 42) siguió una cohorte de
once niños longitudinalmente de 9 a 30 meses de edad y midió los cambios en su cinemática de masticación
durante el procesamiento oral de dos consistencias alimenticias: regular (por ejemplo, cereal seco Cheerios) y
puro (por ejemplo, puré de manzana). En este estudio, los investigadores informaron que a los 30 meses de
edad, los niños aún no producían ni un movimiento rotatorio de la mandíbula ni un punto oclusal constante (la
posición donde la mandíbula está completamente cerrada). Esto se muestra en la Fig. 3. Uno puede ver lo que
normalmente se espera de un masticador maduro en la Fig. 3 (a) y el rastro obtenido para un niño de 12 meses
en la Fig. 3 (b). La parametrización de estos datos (por ejemplo, el ángulo del primer componente de la elipse
bidimensional) no mostró una mejora importante del movimiento horizontal de la mandíbula durante la
masticación hasta los 24 meses de edad. y los movimientos no fueron comparables con las mediciones de
adultos a los 30 meses de edad. Por lo tanto, este estudio es particularmente interesante en el marco de la
presente revisión, ya que no pudo apoyar la visión dogmática, basada principalmente en la grabación de video u
observaciones directas de los movimientos de la barbilla, de que el movimiento rotativo de la mandíbula exhibido
por los adultos fue adquirido a los 24 meses de edad. La literatura que describe el desarrollo de la masticación
sugiere que a los 4–6 meses de edad, los movimientos de la mandíbula son elevaciones simples, asistidas por
acciones de los labios y la lengua. La siguiente etapa en el desarrollo de la masticación está marcada por la
aparición del movimiento de la mandíbula lateral para alcanzar finalmente un movimiento rotativo de la
mandíbula, que es el signo de la masticación madura a la edad de 24-30 meses ( Por lo tanto, este estudio es
particularmente interesante en el marco de la presente revisión, ya que no pudo apoyar la visión dogmática,
basada principalmente en la grabación de video u observaciones directas de los movimientos de la barbilla, de
que el movimiento rotativo de la mandíbula exhibido por los adultos fue adquirido a los 24 meses de edad. La
literatura que describe el desarrollo de la masticación sugiere que a los 4–6 meses de edad, los movimientos de
la mandíbula son elevaciones simples, asistidas por acciones de los labios y la lengua. La siguiente etapa en el
desarrollo de la masticación está marcada por la aparición del movimiento de la mandíbula lateral para alcanzar
finalmente un movimiento rotativo de la mandíbula, que es el signo de la masticación madura a la edad de 24-30
meses ( Por lo tanto, este estudio es particularmente interesante en el marco de la presente revisión, ya que no
pudo apoyar la visión dogmática, basada principalmente en la grabación de video u observaciones directas de
los movimientos de la barbilla, que el movimiento rotativo de la mandíbula exhibido por los adultos fue adquirido a los 24 meses de eda
El tipo de alimento utilizado en su estudio también podría ser una de las razones de
Wilson & Green ( 42) no observa movimientos circulares de rotación. De hecho, Takada et
al. ( 48) investigó los efectos de la consistencia de los alimentos en los movimientos de la
mandíbula durante la masticación en niños mayores (promedio de 11 años) y demostró
que la excursión lateral de la mandíbula solo se observó al masticar gelatina dura. Los
Cheerios utilizados como alimento de referencia duro pueden no haber sido lo
suficientemente fuertes como para estimular un movimiento de rotación. Sin embargo,
Wilson y Green ( 42) mostró que a la edad de 18 meses, había diferencias significativas
entre las consistencias ( V Cheerios V Puré) en componentes de velocidad vertical.
 408
(a)
- 48
- 50
Movimiento vertical (mm) - 52
- 54
- 56
- 58
- 60
- 62
-2 00
Movimiento horizontal (mm)
Fig. 3. Análisis de excursión utilizando una (a) secuencia de masticación madura y (b) una secuencia de masticación de 12 meses ( 42)
Aunque la fuerza de la mordida no se midió explícitamente, los autores sugirieron
que los niños a los 18 meses de edad podrían haber aprendido a regular la fuerza
de la mordida. Con la aparición de los dientes, la percepción sensorial de la textura
puede haber refinado y podría explicar esta diferenciación en el comportamiento de
British Journal of Nutrition
masticación entre las dos consistencias alimentarias. La disminución general de la
velocidad de cierre de la mandíbula con la edad también puede ser una respuesta a
la adquisición de un control más fino de los labios y la lengua, así como a la
aparición de dientes. De hecho, está bien aceptado que los dientes, y
particularmente los molares, proporcionan una fuente de estabilidad biomecánica a
la mandíbula ( 49) Otro artículo reciente de Wilson et al. ( 43) ha analizado la
introducción de alimentos en sujetos muy jóvenes (de 4 a 6 meses de edad, con una
exposición promedio a purés durante 2 semanas) en comparación con adultos y
adultos de 7, 12 y 35 meses. Los hallazgos de este artículo sugieren que hay una
línea de tiempo de desarrollo que comienza a edades tan bajas como 7 meses.
Además, diferencias claras en las medidas de masticación (duración de la
masticación, frecuencia y número de masticaciones) entre los grupos de 35 meses y
los adultos, independientemente de la consistencia (purés, semisólidos y sólidos
según la Dieta Nacional para la Disfagia) sugieren que la masticación aún no está
madura a los 35 meses de edad.
Más allá de esta última referencia, se sabe muy poco sobre el efecto de la
consistencia del bolo en la cinemática masticatoria y cómo se adapta el control
mandibular inmaduro para acomodar la introducción progresiva de nuevas
consistencias alimenticias en sujetos jóvenes. Desarrollar este conocimiento podría
ayudar en la fase de destete de un niño y guiar el diseño de productos alimenticios
con propiedades estructurales que fomenten el desarrollo fisiológico para alcanzar
una masticación eficiente.
Actividad muscular
Otra medida fisiológica de los actuadores de los movimientos de masticación es el
registro de la actividad del
BJD Le Re´ve´rend et al.
(si)
Punto oclusal consistente
4
2
-20
-4
-6
-8
10
16 14 12
2 44 66 8 10 12 - 16 - 14 –12 –10 –8 –6 –4 –2 0 2
Movimiento horizontal (mm)
músculos involucrados en la masticación mediante electromiografía de superficie.
Estas mediciones de la actividad oromotora se han utilizado ampliamente para
rastrear el desarrollo del habla ( 44,50–52)
y, en los últimos años, para caracterizar los movimientos de masticación de niños
pequeños que comen alimentos blandos o semisólidos como vegetales cocidos,
frutas frescas (uvas, albaricoques, plátanos y manzanas), Cheerios, dulces
(gominolas y ositos de goma), galletas saladas, papas fritas o galletas ( 53,54).
A pesar de una gran variedad de alimentos ingeridos, estos estudios mostraron
que el desarrollo de capacidades de masticación parecidas a las de un adulto se
caracteriza por una mejor sincronía entre los músculos agonistas (temporal y
masetero) y entre los músculos antagonistas (temporal / masetero y vientre anterior
del digástrico) y un inicio y compensación mejor definidos para las explosiones, así
como una amplitud más constante durante las explosiones con la edad (ver Fig. 4).
Se puede ver en la figura que a los 22 meses de edad (Fig. 4 (b)), las trazas de
electromiografía son similares a las que se muestran durante la masticación en
adultos (Fig. 4 (c)), lo que llevó a la conclusión de que a los 22 meses de edad, la
coordinación muscular de los niños puede haber alcanzado la madurez ( 54)
La figura 4 también muestra que la superposición en la contracción de los músculos
antagonistas disminuye con la edad, y un ajuste lineal por partes parece mostrar que
esta sincronía entre los antagonistas se domina a los 34 meses de edad ( 55) Este
trabajo también destacó que el número de ciclos de masticación necesarios para
descomponer un bolo alimenticio disminuye con la edad, como ya ha sido informado
por el trabajo de Gisel, aunque la frecuencia de masticación no evoluciona entre los
12 y 48 meses de edad. Cabe señalar que la frecuencia (constante) informada aquí
fue bastante diferente (la frecuencia varía en el rango 1 · 5–2Hz contra 0 · 8–1 · 2Hz
para el trabajo de Gisel, ver la sección anterior). Potencialmente, esto pone de
relieve otra limitación de la observación visual para controlar con precisión la
actividad masticatoria.
Hasta donde sabemos, no se ha realizado ningún estudio sobre el efecto de la
consistencia de los alimentos en las actividades musculares durante el desarrollo de la
masticación. Takada et al. ( 48) mostraron actividades pico más altas de los músculos
temporales durante el consumo de gelatina dura que durante la gelatina blanda, pero
para los niños mayores (promedio de 11 años).
 Masticación en la primera infancia 409

RM LM
(una) (re) 12 meses RT LT
ABD
2 3 norte 4 15

meses
1
norte 4 18

RM meses
Rango de amplitud equivalente

norte 4 21

meses
norte 3 24

meses
norte 4 27

meses
LM norte 3 30

meses
norte 4 33

meses
(si)
norte 3 36

meses
norte 4 39
RM
Rango de amplitud equivalente

meses
norte 4 42

meses
norte 2 45

meses
norte 4 48
LM
meses
norte 2

-1·0 -0·5 0·0 0·5 1·0

(C) (mi) Tiempo relativo al inicio (s) del masetero derecho 0 · 6 0 · 5 0 · 4 0 · 3

British Journal of Nutrition

0·20·10·0
RM
Rango de amplitud equivalente

LM

00 Tiempo (s) 3·5

- 0 · 1 12 15 18 21 24 27 30 33 36 39 42 45 48

Edad (meses)
Fig.4. Rastros de electromiografía de los músculos masetero izquierdo (LM) y masetero derecho (RM) de (a) 8 meses de edad, (b) 22 meses de edad y (c) adulto ( 54) sujetos durante una secuencia de masticación que muestra el
aumento de la sincronía entre los músculos agonistas. (d) Un análisis similar ( 53) También se puede realizar con músculos antagonistas. (e) Se traza el tiempo de superposición de actividad entre los músculos antagonistas ( y ¼ 2 0 · 0043 X
þ 0 · 31). RT, derecho temporal; LT, izquierda temporal; ABD, vientre anterior de digástrico.

Fuerza de mordida para el rango de edad que nos interesa es del orden de 220N y mesetas entre 4 y 6
años, lo que respalda nuestra elección del rango de edad. Es interesante observar
Una traducción directa de la actividad muscular es la fuerza de mordida, que también
que ninguno de los estudios ha informado una diferencia significativa entre
podría usarse para medir las habilidades de masticación, ya que la capacidad de
romper un pedazo de comida depende de la fuerza aplicada en sus límites espaciales.
La fuerza de mordida generalmente se mide usando un transductor de fuerza, que
800
puede variar en tecnología ya sea electrónica ( 19,56–62) o análogo, usando un medidor de
tensión basado en resorte ( 63) No hay medidas de fuerza de mordida disponibles para
niños menores de 3 años. Esto probablemente se deba al hecho de que es difícil 600
Fuerza de mordida (N)

obtener dichos datos de manera reproducible, ya que la variabilidad intraindividual ya

puede ser demasiado alta para encontrar una diferencia estadísticamente significativa, y 400
también es imposible instruir a los bebés para que muerdan tan fuerte como sea
posible. en un transductor de fuerza. La mejor referencia a este respecto es
200
probablemente la base de datos compilada por Kamegai

0 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17

et al. ( 61) informando datos de 2594 niños japoneses de edades comprendidas entre Años de edad)

3 y 17 años, medidos en la región molar como se muestra en la Fig. 5. Estos datos Fig.5. Fuerza de mordida para hombre ( ) y hembra ( ) niños( 61). Los valores son

indican que el límite superior significa, con desviaciones estándar representadas por barras verticales.
 410 BJD Le Re´ve´rend et al.
niños y niñas, que solo difieren en la fuerza de mordida de la pubertad.
Además de la evolución de la fuerza máxima de mordida con la edad, uno debe
considerar la distribución de la fuerza de mordida a través del arco dental, ya que
dependiendo de dónde se colocarán los alimentos en la boca y el número de dientes
disponibles, la fuerza máxima de mordida que podría ser aplicado por los niños será
diferente. En todos los estudios mencionados en la presente revisión ( 23,26,63, Se ha
informado que la fuerza de mordida en los molares es mayor que la de los caninos,
que a su vez es mayor que la de los incisivos. Sin embargo, algunos estudios
informaron la distribución de la fuerza de mordida a través del arco palatal para
niños ( 64) para quienes la fuerza de mordida molar también parece ser mayor que la
fuerza de mordida incisiva.
Conocer la fuerza máxima que un niño pequeño podría aplicar en diferentes posiciones en
el arco dental brindaría orientación sobre las texturas de los alimentos que se diseñarán para
que los niños promuevan el uso de toda la gama de fuerzas de mordida mientras se mantiene
la seguridad con respecto a los riesgos de asfixia.
Desestructuración del bolo alimenticio durante el consumo de alimentos.
Los experimentos de masticar y escupir han sido descritos por muchos autores como
British Journal of Nutrition
Lillford ( 65,66) y Lucas y compañeros de trabajo ( 67-69).
Como se esperaba, la mayor parte de este trabajo se ha realizado en adultos
jóvenes. Por razones obvias, recoger boli de bebés parece poco práctico, ya que no
se les puede enseñar cómo completar la tarea.
Sin embargo, algunos investigadores informaron el uso de esta técnica para
niños de entre 3 y 5 años ( 58,70), usando Optosil (un gel de impresión dental típico que
está disponible comercialmente) como material masticado y análisis de imagen para
medir el tamaño de partícula. Informaron un tamaño medio de partícula de
re ¼ 4 · 6 mm. En otro estudio ( 60) Los niños de 6 a 8 años se sometieron a una prueba
de masticación similar (Optosil, veinte ciclos de masticación) y valores similares ( re ¼ 4
mm) fueron reportados. En el mismo estudio ( 60) También se informó que el bolo
resultante de la masticación en adultos contenía partículas con un diámetro medio de
re ¼ 2–3mm. Esto tenderá a mostrar que hay un aumento en la eficacia de la
masticación después de los 8 años de edad, que fue el grupo de mayor edad en el
trabajo de Gisel, si no en el tiempo y en las capacidades de reducción del tamaño de
partícula. Los lectores deben tener en cuenta que los resultados obtenidos de esta
técnica parecen ser muy variables, ya que un estudio realizado bajo la misma condición
ha informado un diámetro medio de re ¼ 5 · 08 mm ( 71) para partículas en Optosil boli
después de veinte golpes de masticación. Dichos datos muestran que la eficacia de la
masticación no parece mejorar después de los 3 años de edad, al menos para los
sólidos más blandos. Por lo tanto, estos datos están en línea con los ya citados, ya que
tienden a mostrar que las habilidades oromotoras siguen mejorando después de los 6
años de edad. Los factores que se utilizan para explicar este aumento en el rendimiento
masticatorio con la edad son principalmente el tamaño mandibular y la fuerza de
mordida, que se ha demostrado que aumentan con la edad. En nuestra opinión, parece
que una mejor reducción del tamaño de partícula, si realmente mejora, también podría
atribuirse a mejores habilidades de la lengua, lo que mejorará la posición del bolo en el
área oclusal, así como la aparición de los primeros molares que aumentan número de
dientes en contacto y aumentando la eficiencia
del proceso de molienda ( 68,69). Esto no se habría medido necesariamente mediante
observaciones visuales, ya que los movimientos de la lengua son difíciles de cuantificar de
esta manera (los lectores pueden consultar las secciones anteriores relevantes).
Debido a la gran variedad de métodos que se han empleado, los hallazgos sobre
los cambios en las capacidades de masticación en función de la edad y la comida
servida han sido inconsistentes, lo que hace difícil concluir sobre la edad en que la
masticación está completamente madura. Un enfoque sistemático con alimentos con
propiedades físicas bien conocidas y el uso de métodos de medición
complementarios como la medición de la fuerza de mordida, la grabación de video, la
medición del movimiento de la mandíbula y la medición de la actividad muscular
proporcionarían datos más concluyentes.
Efecto de la consistencia alimentaria en el desarrollo de los niños (fisiología y
comportamiento)
En la sección anterior, resumimos que el desarrollo del aparato de masticación tiene
un impacto en el procesamiento de alimentos orales. También es interesante
determinar si el procesamiento oral de diferentes consistencias alimentarias tiene un
impacto en el desarrollo de los niños. Esto incluye, por ejemplo, el crecimiento
orofacial (fisiológico) y la aceptación de la textura (conductual).
Efecto de la consistencia de los alimentos en el desarrollo orofacial.
En esta área, los estudios en humanos, aunque interesantes, carecen de la fuerza de la
evidencia debido a los problemas éticos planteados por un estudio intervencionista; sin
embargo, la literatura animal es bastante convincente debido a las condiciones más
controladas que ofrecen los estudios intervencionistas.
Los estudios en animales han demostrado que una dieta de alimentos licuados o
purificados reduce el tamaño de los músculos masetero y temporal, así como de las
glándulas salivales de las ratas ( 72) y tuvo un impacto en el rendimiento motor de los
músculos de la mandíbula y la lengua ( 73) Un estudio en minipigs también ha
observado que los cerdos alimentados con una dieta más dura tenían músculos
temporales y maseteros más grandes después de 8 meses de destete y una mejor
dentición, así como una estructura ósea facial más alta y más amplia ( 55) Los autores
sugirieron la implicación de la consistencia de la dieta de destete para el desarrollo
humano orofacial: '[. . .] es evidente que el consumo deliberado de alimentos que
requieren una masticación vigorosa constituiría una crianza responsable y una
intervención. Si bien es posible desarrollar y probar clínicamente una línea de
productos que mejoraría la función masticatoria normal, Klatsky y Fisher [1953]
consideraron la viabilidad de esta idea y la rechazaron hace mucho tiempo. En el
siglo XXI, este enfoque parece ser más concebible, ya que las necesidades de
tratamiento de ortodoncia han aumentado en las últimas décadas ( 74); Este enfoque
podría revisarse al menos desde una perspectiva de economía de la salud.
Existe bastante literatura que explora la relación entre el grosor muscular o la
fuerza máxima de mordida y la morfología craneofacial ( 74) Se ha informado que los
sujetos con maseteros delgados tienen una cara proporcionalmente más larga, lo
que podría deberse a la falta de volumen óseo y muscular ( 75) y ancho bizigomático e
intergonial inferior ( 56) mientras que los sujetos con una fuerza de mordida más alta
tienen una cara anterior inferior corta
 Masticación en la primera infancia
altura( 59,62), una inclinación pequeña de la cara media, una mandíbula grande y una
inclinación del plano oclusal ( 17,57), y una mandíbula más pequeña, dejando menos espacio
para la erupción de los dientes ( 76) Salón( 77) También informó que para que la cara de un
recién nacido tenga una apariencia morfológica normal, debe producirse una contracción de
los músculos involucrados en la masticación y la expresión facial para estimular el
crecimiento óseo hacia adelante, el crecimiento del cartílago y el volumen muscular facial.
Se presume que el desarrollo de los músculos masticatorios podría depender de la
consistencia de la dieta temprana de los niños ( 78)
Se han realizado estudios cualitativos para buscar evidencia de diferencias en el
desarrollo orofacial debido a la consistencia de la dieta. Estudios basados ​en
diferentes dietas debido a diferencias culturales, cambios seculares o estilos de vida
(personas no urbanizadas v. personas urbanizadas) más que en el diseño parecen
confirmar la hipótesis de que la consistencia de la dieta puede influir en el
crecimiento orofacial. Larsson ( 79) estudió dos poblaciones de niños, suecos y
noruegos, y reportó grandes diferencias en las prácticas de alimentación. La mayoría
de los niños noruegos fueron alimentados con leche materna, comenzaron a comer
gachas de avena a los 4–5 meses de edad y, a partir de los 6 meses de edad, se les
alimentó con pan duro y duro para roer. En contraste, los niños suecos fueron
amamantados por un período de tiempo más corto y principalmente se les dio
comida con poca resistencia a la masticación durante los primeros 1 o 2 años de
vida. Los autores informaron que los casos de mordida cruzada posterior y
British Journal of Nutrition
mandíbulas superiores estrechas fueron más comunes en la población sueca que en
los niños noruegos y explicaron que estas diferencias se debían a las diferentes
dietas, así como a las diferencias en los hábitos de succión del dedo / paciente.
Aunque este estudio mostró un claro impacto de la consistencia de los alimentos en
el desarrollo oral,
También informó que
Los niños noruegos no necesitaban ni un chupón ni se chupaban los dedos, mientras
que algunos niños suecos sí desarrollaron un hábito de chuparse los dedos. La
conclusión sobre el efecto de la consistencia de los alimentos en el desarrollo oral
habría sido más poderosa sin diferencias en términos de succión del dedo, ya que
esto, por supuesto, también influye en el desarrollo oral. Aún así, estos resultados
sugieren una asociación entre la consistencia de los alimentos y el desarrollo oral.
Pequeño et al. ( 80) explicó los cambios seculares en las dimensiones craneofaciales
(cara más estrecha, cara más corta y mandíbula más pequeña a pesar de un
aumento en las dimensiones corporales generales) entre los niños indígenas en una
comunidad aislada en México durante un intervalo de 32 años (1968–2000) por una
disminución en grosoridad de los alimentos (maíz) o contenido de grano. Corrucini y
Choudhury ( 81) informaron diferencias significativas en la variabilidad y en la
prevalencia de anormalidad de varias características oclusales dentales entre
jóvenes bengalíes varones rurales y urbanos. Entre una variedad de factores
socioambientales determinados a través de entrevistas, la resistencia masticatoria
proporcionada por alimentos no procesados ​exhibe la contribución independiente
más fuerte a las diferencias.
Esta idea también es apoyada por miembros de la comunidad de ortodoncia ( 82) quienes
sugieren que los alimentos modernos y más blandos son en parte responsables de las
atrofias funcionales de los músculos masticatorios y el crecimiento óseo ( 83,84).
411
Efecto de la consistencia de los alimentos sobre la aceptación de la textura.
Se ha descrito que la evolución del aparato de masticación de los niños tiene un
impacto en su disposición a aceptar alimentos con textura ( 85). Lógicamente, al nacer,
los bebés solo pueden procesar alimentos que solo requieren deglución: líquidos. A
medida que se desarrollan sus habilidades oromotoras, pueden procesar y aceptar
sólidos blandos a los 6 meses de edad y sólidos a los 10 meses con la aparición de
sus primeros dientes. Los alimentos masticables que requieren una descomposición
adicional solo comienzan a ser aceptados a la edad de 2 años, con la aparición de
molares y el comienzo de la masticación lateral. A medida que se desarrolla el
aparato de masticación, surge un interés en explorar nuevas experiencias
sensoriales, como el sabor y la textura.
Parece que los niños están más dispuestos a aceptar alimentos que pueden
descomponer y masticar fácilmente. En dos estudios, se ha encontrado que los bebés
prefieren las texturas puras a las grumosas o en cubos ( 86,87), ya que estas texturas son más
fáciles de procesar. Sin embargo, a medida que el sistema de masticación de los niños
madura, se interesan más por las texturas más complejas, y los niños pequeños prefieren
las texturas grumosas y cortadas en cubitos a las puras ( 87) y niños de 12 meses con más
dientes que consumen más zanahorias picadas en comparación con sus compañeros sin
dientes ( 86) La introducción adecuada de la textura a lo largo del destete también es
favorable para el desarrollo de la aceptación de la textura. De hecho, se informó que la
exposición temprana a alimentos sólidos (antes de los 10 meses de edad) redujo la
irritabilidad de los niños ( 88) a los 15 meses de edad y hasta los 7 años de edad ( 89). También
se han observado hallazgos similares con respecto a la exposición a una variedad de
sabores y sabores ( 90,91). Esto podría estar asociado con la idea resumida en la sección
anterior, ya que la exposición temprana a las texturas puede impulsar el desarrollo
muscular temprano y, por lo tanto, hacer que los alimentos con textura sean más fáciles de
procesar en una etapa posterior, lo que induce preferencia.
A medida que el comportamiento de alimentación de los niños madura, muestran
Mayor movilidad de la lengua y mejor movimiento de la mandíbula y puede
manipular texturas complejas con mayor facilidad. La relación entre el desarrollo del
aparato de masticación y la aceptación de los alimentos también fue enfatizada por
un estudio sobre la preferencia de los alimentos dependiendo de la fuerza de
mordedura de los niños de entre 7 y 12 años ( 92) Se descubrió que los niños que
exhibían una mayor fuerza de mordida tenían una actitud más positiva hacia los
alimentos más duros, como el repollo y el apio, en comparación con los niños con
una menor fuerza de mordida. Los autores concluyeron, de manera similar a
Ciochon et al. ( 55)
ese '[. . .] es importante evaluar la dieta de los niños en relación no solo con los
aspectos nutricionales y de carcinogenicidad, sino también en relación con su
consistencia, que puede determinar si se adquirirá una buena capacidad de morder
y, posteriormente, influir en el desarrollo del sistema masticatorio. Para obtener
mayor fuerza de mordida y área de contacto oclusal entre los niños de primaria, [. . .]
se debe promover la conciencia y el aprecio por la comida dura ".
Las experiencias con diferentes texturas temprano en la vida podrían facilitar la
aceptación de texturas más complejas por parte de los bebés en una etapa posterior. Por
lo tanto, ofrecer texturas que se adapten bien a la capacidad de los niños puede mejorar
sus elecciones dietéticas en el futuro.
 412 BJD Le Re´ve´rend et al.
discusiones y conclusiones
En la presente revisión, hemos reunido información sobre cómo evolucionan las diferentes
características fisiológicas de la masticación durante los primeros años de desarrollo infantil
y cómo esto puede relacionarse con el establecimiento de la eficiencia de la masticación
madura. El crecimiento muscular y óseo, el estado de la dentición y el desarrollo de los
labios y la lengua juegan un papel importante, pero cada componente madura a ritmos
diferentes.
Diferentes autores han utilizado diferentes medidas para cuantificar indirectamente la
eficiencia de la masticación en función de la edad de los niños, como las observaciones,
caracterización de bolo alimenticio
(distribución del tamaño de partícula), medición de la actividad muscular (fuerza de
mordida y electromiografía) y seguimiento del movimiento de la mandíbula. Estos
diferentes estudios han llevado a conclusiones inconsistentes sobre la edad a la que se
alcanza la eficiencia de masticación estable y madura, con estimaciones que van desde los
8 meses hasta los 18 años. Además, se utilizaron diferentes productos para registrar estos
datos, lo que hace difícil comparar los resultados entre los estudios.
Incluso cuando los productos utilizados durante las pruebas fueron similares, las
conclusiones sobre la edad a la que se logra la eficiencia de masticación madura
variaron según el método utilizado. Para purés y sólidos blandos (piezas de gelatina), los
estudios observacionales del ciclo de masticación identificaron la eficacia de la
masticación madura a los 8 meses de edad y para los sólidos más duros (Cheerios) no
British Journal of Nutrition
antes de los 24 meses de edad. En contraste, los estudios que utilizan cinemática de los
movimientos de la mandíbula mostraron que antes de los 18 meses de edad, un niño no
podía adaptar sus movimientos de la mandíbula en respuesta a consistencias similares.
A partir de los 18 meses, los movimientos de la mandíbula estaban más controlados.
Además, es interesante destacar que estas dos técnicas de medición registraron rangos
de frecuencias de masticación muy diferentes (0 · 8–1 · 2 y 1 · 5–2Hz, respectivamente).
La falta de alimentos de referencia y las diferencias en las metodologías de
prueba entre los diferentes estudios no nos permiten sacar conclusiones sobre qué
método es mejor para caracterizar la eficiencia de la masticación o qué alimentos se
dominan para ser procesados ​a qué edad. Esto resalta la necesidad de un diseño
experimental completo que incluya niños de diferentes grupos de edad, conjuntos de
muestras de alimentos bien controlados y metodologías de prueba acopladas. Los
resultados de dicho estudio proporcionarían una guía valiosa para establecer
políticas de salud pública y asesoramiento sobre la introducción de texturas en la
primera infancia.
No se ha explorado ampliamente el efecto de la consistencia de los alimentos sobre
el desarrollo de la masticación en los niños, y habría beneficios potenciales en la
investigación adicional de esta área, incluso al observar las consecuencias sobre el
desarrollo orofacial y los hábitos alimenticios. Tanto los estudios en humanos como en
animales han informado el efecto de la consistencia de los alimentos en el desarrollo
orofacial, lo que sugiere que una dieta con texturas más duras mejora el crecimiento
óseo y muscular, lo que indirectamente podría conducir a una mejor eficiencia de
masticación y potencialmente reducir la necesidad de un tratamiento de ortodoncia.
Esto indica que una gama de alimentos cuidadosamente elegidos podría usarse para
promover el desarrollo de capacidades de masticación.
Finalmente, también se informa que (1) los niños tienen más probabilidades de
aceptar texturas que pueden manipular fácilmente y (2) una exposición temprana a una
variedad de texturas facilita la aceptación
de otras texturas más adelante. Ofrecer productos que estén bien adaptados a la
capacidad de masticación de un niño durante el destete podría facilitar su
aceptación de nuevas texturas y ayudar al desarrollo de hábitos alimenticios
saludables.
Agradecimientos
Los autores agradecen a sus colegas Marc Alder, Geraldine Ortega, Christoph
Hartmann y Peter Lucas por su ayuda a través de discusiones estimulantes. La
presente revisión no recibió ningún apoyo financiero. Todos los autores
contribuyeron a la búsqueda bibliográfica, el análisis de los datos publicados, la
redacción del manuscrito y las revisiones del artículo. Los autores declaran no tener
conflictos de intereses derivados de las conclusiones de este trabajo.
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