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LAS PARÁBOLAS DE

JESÚS
Las parábolas de Jesús son los relatos más famosos de la historia.
Una parábola es una pequeña historia que contiene una gran
enseñanza que encierra una gran verdad.
Mateo 13:35 nos dice que a través de las parábolas Jesús daba a
conocer cosas escondidas para guiarnos y reconocer mejor el la
naturaleza y el propósito De Dios.

EL MILAGRO DE LA COSECHA
Marcos 4:26-29
En esta parábola, Jesús nos enseña acerca de la naturaleza del
reino de Dios y nuestra fe. Y su pregunta es: “¿Cómo es el reino de
Dios? La idea principal de la parábola es esta: Empieza como algo
pequeño y termina como algo grande.
Así es la vida de Jesús. Su vida en la tierra empezó pequeña, humilde,
y sencilla. Ahora lo adoran miles de millones de personas en todo
el mundo como Señor, Dios, y Salvador.
Así fue como empezó el cristianismo. Ciento veinte personas en un
aposento. Empieza como algo pequeño, después crece y se vuelve
grande.
Así funciona nuestra vida espiritual. Ponemos nuestra fe en Jesús y
esa pequeña fe crece y se vuelve grande.
Y siempre detrás de todo crecimiento, está Dios haciendo su trabajo
sin que alcancemos nosotros a entender como.
Existe un proceso para que la semilla se convierta en fruto.

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Y confiar en Dios, es esperar que El haga lo que quiere hacer, cuando
él lo quiera hacer.
Muchas veces, lo que Dios hace empezará siendo pequeño, podrá
parecer insignificante como una semilla. Incluso puede haber
un periodo de tiempo, en que su obrar sea imperceptible. Como
cuando la semilla crece debajo de la tierra donde es invisible.
De igual manera es posible que el mayor crecimiento en tu vida, la
obra más profunda que Dios haga comenzará como algo pequeño,
quizá imperceptible, y probablemente no lo entiendas en el
momento.
Jesús dijo: “El reino de Dios es así”. Comienza tan pequeño,
aparentemente insignificante, y pasa por etapas que son invisibles.
Y muchas veces, te sentirás tan ignorante, como el granjero que
pone la semilla en el suelo y no sabe que pasará.
En esta parábola, Jesús no es el agricultor porque el agricultor no
sabe como. Y Jesús sabe todas las cosas. El sembrador es el hombre
que no sabe cómo crece una semilla.
Hay una parte que tu harás y sabrás qué hacer. Arar la tierra,
sembrar, regar. ¡Pero no tienes que saber todo! Cuando llegas a
un punto en que ya hiciste tu parte debes confiar en Dios. Hay un
punto en que no puedes hacer que llueva y no puedes controlar el
rinde de la semilla.
No dejes de sembrar porque haya algo que no comprendas. No
dejes de hacer tu parte. El sembrador no sabía como iba a pasar,
pero sabía que hacer. Tengo que seguir sembrando. Voy a seguir
orando, voy a seguir creyendo, voy a seguir obedeciendo la palabra
de Dios. Dios hará el resto.
El mayor crecimiento no ocurre cuando el granjero está haciendo
su trabajo, sino cuando la semilla está en tierra y Dios está haciendo
su trabajo.

2
Quizá hoy estés luchando con el fracaso, con la decepción, o la
incertidumbre. Quiero alentarte a confiar en que Dios está haciendo
su trabajo. No abandones la semilla, porque no te gusta la etapa
que estás pasando. No hay nada que pueda pasarte que Dios no
pueda usar para el bien. Así sucede en el Reino de Dios. Aunque no
siempre sepas como.
La Biblia en muchas ocasiones usa la figura de la siembra y la
cosecha. Nos dice por ejemplo que no nos cansemos de hacer el
bien, porque a su tiempo, sino desmayamos, cosecharemos.
Así que no te desanimes, confía en que el Señor está contigo y que
es poderoso para hacer todas las cosas mucho mas allá de lo que
puedas pedir o entender. Sigue sembrando y confiando, aunque
aun no vea nada. La fé es la convicción de lo que no se ve. Confía
en el Señor, y en que la obra que empezó en ti, él será fiel en
completarla. Muchas veces tendrás que sembrar con lágrimas en
tus ojos, pero cosecharás con lágrimas de alegría.

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