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DÍA 1

¿Te preguntas cómo vivir realmente conforme a la fe en Dios? La


respuesta es sencilla, pero a la vez compleja, puede resumirse en una
frase: «Entrégate al Señor», lo que implica muchas cosas, desde el
conocimiento de Su Palabra, donde encuentras tu identidad y código de
conducta, hasta tu actitud frente a cada situación.

Sin ir muy lejos, la oración del Padre Nuestro, ampliamente conocida, es


una completa declaración de fe a partir de la primera afirmación: «Padre
nuestro…», aseguras comprender que eres hijo, heredero y
ciudadano de un reino que opera bajo estándares y normas diferentes a
las del mundo. ¡Esa es la clave!

En dicha oración, pides: «Venga Tu reino, hágase Tu voluntad así en la


tierra como en el cielo», pero tal vez no comprendes completamente lo
que esa petición implica: que tengas paz, que prevalezca el bien, que
haya justicia, que te liberes del afán. En resumen, que vivas en la tierra
como vivirías en el cielo, ¿no es así?

Y para vivir en esas condiciones ideales, sobrenaturales, debes aprender


a vivir bajo el sistema de Dios que, efectivamente, no es de este
mundo; despojarte de lo que el mundo enseña y renovar el
entendimiento.

Tener fe en Dios significa que la maravillosa verdad de Su paternidad


debe ser tu fundamento, a tal punto que cambies totalmente tu
perspectiva de la vida.

LEER Y MEDITAR

Mateo 6:9-13

Romanos 12:2

2 Corintios 5:7

DÍA 2
Cierta vez, un niño llevó a su madre una nota de la escuela. El niño la
vio abrir el sobre sellado, sacar la nota y leerla con los ojos llenos de
lágrimas. Luego, ella, al ver la ansiedad en los ojos del niño, leyó la nota
en voz alta: «Su hijo es un genio, esta escuela es muy pequeña para él
y no tenemos buenos maestros para enseñarle, por favor enséñele
usted».

Muchos años después, cuando falleció la madre, el hijo que ya era un


hombre, encontró la carta entre algunas cosas viejas de la familia. La
tomó y la leyó: «Su hijo está mentalmente enfermo y no podemos
permitirle que venga más a la escuela, por lo que usted deberá
enseñarle». El hombre lloró durante horas al ver la realidad que hubiera
marcado su vida de forma diferente, pero que no le afectó, gracias a la
fe que su madre tuvo en él cuando apenas era un niño. Entonces,
escribió en su diario: «Thomas Alva Edison fue un niño mentalmente
enfermo, pero gracias a una madre heroica, se convirtió en el genio del
siglo».

¡Dios tiene esa misma fe en nosotros! Así que no hay razón para que te
menosprecies o escuches las voces del mundo que intentan debilitarte.
Él te conoce, te formó, sabe cuál es tu potencial y lo que eres capaz de
lograr. Por lo tanto, no tienes derecho a dudar de ti. Confía en tu
Creador porque Sus obras son buenas y siempre tienen un propósito.

Vivir por fe es alinearnos al pensamiento de Dios y aceptar el reto que


implica haber sido preparados para alcanzar grandes objetivos. Así de
sencillo. ¡Créele y cree en ti!

LEER Y MEDITAR

Santiago 1:3

Hebreos 11:1

Jeremías 29:11

DÍA 3
Dios tiene potestad en el cielo y en la tierra; aunque a veces lo
visualices como un lejano espectador. Al leer Su Palabra, te das cuenta
de que ¡no es así! Porque en todo momento habla sobre asuntos
terrenales; de hecho, Jesús no solo vino a darnos la bendición de la vida
eterna, sino que también nos dio vida y en abundancia.
Él quiere que seas Su testigo; tu existencia en la tierra no es
simplemente un paso hacia la eternidad, tienes un propósito, un tiempo
que debes aprovechar y disfrutar. Es importante que abras tus ojos y
entendimiento a estas dos dimensiones: la terrenal y la espiritual, pues
la fe debe sustentarte en ambas.
Hay un aquí y ahora, así como hay un futuro eterno, ambos escenarios
reciben el impacto de tu fe.
Entonces, aceptar la potestad del Padre por sobre todas las cosas
espirituales y materiales te brinda la certeza de que fuiste hecho para
aprovechar tu vida terrenal y disfrutar de la vida eterna conforme a la
voluntad de Dios que es buena, agradable y perfecta.
Jesús maldijo la higuera y esta se secó, le pegó la oreja a un hombre,
resucitó muertos, convirtió el agua en vino… todo esto porque tenía
autoridad en la tierra; pero también echó fuera demonios porque tenía
autoridad en el cielo. ¿Acaso no dijo que todo lo que atáramos y
desatáramos en la tierra sería atado y desatado en el cielo? No
menosprecies tu posición privilegiada ni le cedas el poder al enemigo
derrotado. Debes manifestarte poderosamente sobre lo que hay en la
tierra y también sobre lo que hay en el cielo.
¡Decídete a entrar en esa dimensión de fe que te da confianza en tus
capacidades y te otorga la libertad que Dios desea para ti!
LEER Y MEDITAR
Mateo 28:18
Juan 10:18
2 Corintios 10:4

DÍA 4
Jesús no pudo hacer milagros en Nazaret —el pueblo donde creció con
su familia— porque lo veían como un carpintero y no como el Hijo de
Dios. Allí no encontró fe sino suspicacia. Cuando leí esto en las
Escrituras yo también me quedé con la boca abierta. En Su tierra
neutralizaron a Jesús con desprecio, descrédito, deshonra y envidia; fue
como si lo bombardearan con kriptonita. La Palabra de Dios es viva y
eficaz, es buena semilla y no regresa vacía, pero la incredulidad puede
impedir que veas la Gloria de Dios manifestarse en tu vida.
Y ¿cómo se hace para deshacerse de la incredulidad? Buscando escuchar
solo palabras que te edifiquen. En una oportunidad, cuando los
discípulos intentaron echar fuera un demonio y no lo lograron, le
preguntaron a Jesús qué había sucedido. Entonces Él les explicó que les
faltaba fe y les puso el ejemplo del grano de mostaza. Pero la analogía
no es que se tenga una fe tan pequeña como esa semilla, sino que sea
tan poderosa, con el mismo temple y carácter, ya que a pesar de ser
minúscula, llega a ser la mayor de las hortalizas y se transforma en un
árbol grande que da abundante fruto.
Además, les enseñó cómo incrementar la fe: con oración y ayuno.
Cuando deseamos sanar a alguien no debemos orar y ayunar por el
enfermo sino por nosotros, para que nuestra fe se fortalezca y seamos
usados como instrumentos para la obra del Señor. La oración y el ayuno
son efectivos para fortalecer tu fe, no como «fórmulas mágicas» que
provocan el resultado que deseas.
Proclama tu fe con valentía y defiende lo que crees porque de eso
depende tu bendición. Honra a Jesús, ¡demuéstrale que es tu Señor! Sé
congruente con tus actos: si dices que Él es tu Señor, demuéstralo.
¡Escucha y cree que estás llamado a la grandeza!

LEER Y MEDITAR
Santiago 1:6
Juan 11:40

DÍA 5
La fe viene por el oír y se hace efectiva por el hablar. Cuando somos
hombres y mujeres de fe, cuidamos lo que escuchamos y lo que
hablamos. El apóstol Pablo predicaba palabra de fe porque ayudaría a
los nuevos cristianos a vencer las dificultades y la persecución. Nunca
olvides que la Palabra dice que el justo por su fe vivirá, es decir, que la
fe sirve para vivir, para salir adelante día a día; así que debes
alimentarte de esa Palabra de fe que te hará crecer.
Tu fe se alimenta de aquello a lo que pones atención, y solo cuando
realmente estás enfocado en el Señor, se fortalece y tus sentidos se
abren a lo bueno. Todo agrega algo a tu vida incluso en medio de la
peor adversidad. Entonces, cobra sentido decir que el poder del Señor
se perfecciona en nuestra debilidad y que tenemos todo, aunque no
tengamos nada, porque todo lo podemos si Él está con nosotros.
Cuando tienes fe, todo suma, pero cuando no la tienes, incluso lo que
crees tener parece escaparse de tus manos.
Puedes orar para que, como sucede con el «pan nuestro de cada día», el
Señor te dé hoy las ventas de todo el mes, los negocios de toda la
temporada, los buenos resultados que esperas para toda una época.
Todo dependerá de tu fe. Hoy mismo puedes tener la bendición de cada
día si le pides que te que provea ideas, porque cuando crees que algo es
posible, encuentras la forma de lograrlo; pero si crees que un proyecto
es imposible no te esfuerzas por buscar cómo lograrlo. Primero cree por
el «qué» y a partir de ahí surgirá el «cómo».
Si aprendes a entender la Palabra de Dios como promesa de bendición,
seguramente la recibirás, pero debes pedir discernimiento para ver toda
situación como algo que sumará a tu vida y traerá bendición, aunque en
ese momento, lo que ves sea desalentador. Vive por fe, no por vista.
LEER Y MEDITAR
Romanos 10:17
Romanos 1:17
Marcos 11:24

DÍA 6
«Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te
engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como
posesión tuya los confines de la tierra». Nunca lo olvides, Dios te
bendijo desde que eras un embrión y eres Su hijo.
Este asunto de la fe es algo entre Padre e hijos, no un asunto religioso.
Él nos ordena a pedir. No es una opción, es un mandato para recuperar
todo lo glorioso que nos fue quitado por el pecado. ¡Cómo no será
importante pedir si lo dijo desde el día que nos engendró!
El apóstol Pablo, quien llevó la fe cristiana a los confines de la tierra,
pidió que no nos avergonzáramos del Evangelio porque es poder de
Dios. Vergüenza sería saber tanto del Evangelio y no creer. La fe es para
mentes superiores y nos lleva más allá de donde la razón nos abandona.
Lo que necesitamos no son revelaciones más profundas, sino más
confianza en nuestro Padre.
¿Qué hace un niño cuando recibe un milagro de sanidad? Un niño no
ayuna, no estudia profundamente las Escrituras, ¡solo cree y recibe! Por
eso le pido al Señor que nos dé esa fe inocente y poderosa de los niños.
Aprendamos a ver los problemas como oportunidades para conocer al
Señor y ver Su obra.
Las cosas del Espíritu se disciernen espiritualmente porque la mente del
hombre no las entiende. No sabemos explicar por qué suceden milagros,
pero así es, por lo que solo nos queda pedir, recibir y agradecer. Accede
al reino de Dios.
¡Vive por fe, convencido de que eres hijo de Dios, y tus ojos verán
maravillas!
LEER Y MEDITAR
Salmos 2:8
Hebreos 11:6
Mateo 18:3

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