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El flushing es un tratamiento in situ que consiste en anegar los suelos contaminados con una

solución que transporte los contaminantes a una zona determinada y localizada donde puedan
ser eliminados. Así, los contaminantes son extraídos del suelo haciéndole pasar agua u otras
soluciones acuosas mediante un sistema de inyección o infiltración. El agua subterránea y los
fluidos extractantes se capturan y bombean a la superficie utilizando pozos de extracción,
donde son tratados y, en ocasiones, reciclados. El flushing se aplica a todo tipo de
contaminantes, especialmente a compuestos inorgánicos incluidos los elementos radioactivos,
y se suele combinar con otros tratamientos como la biodegradación. Asimismo, es difícil de
aplicar en suelos de baja permeabilidad o ricos en elementos finos y requiere una vigilancia
estrecha para impedir que los contaminantes migren en otra dirección distinta a la deseada

Sistema de flushing in situ actuando sobre una porción de suelo contaminado (en rojo). El agua
y los reactivos se introducen por el pozo de la derecha, y los productos de la reacción se
extraen por el de la izquierda en la imagen

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