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Los HÁBITOS

DEL
PENSAMIENTO RIGUROSO

Roberto J. Brie

..

-
EDICIONES DEL VIEJO ALJIBE
Este libro se ha digitalizado exclusivamente para
contribuir a su difusión, por lo que se ruega no
comercializarlo.
ROBERTO J. BRIE

"Ustedes han recibidogratuitamente, den LOS HA BITOS DEL PENSAMIENTO RIGUROSO


también gratuitamente" (Mt 10,8)

"...del agua del viejo


aljibe abrevó
generación tras
ge neracián,
eran aguas frescas,
profundas y serenas ... rr
Los hábitos
del
pensamiento riguroso

Roberto J. Brie

r
EDICIONES DEL VIEJO ALJIBE
BUENOS AIRES, 1998
Derechos del autor reservados
Queda hecho el depósito que marca la Ley 11 723 A mis alumnos de la Universidad del
1ra. edición agosto de 1997 . Salvador de Buenos Aires, y a los del Se-
2da. edición mayo 1998 minario Diocesano de la Santa Cruz de
EOICIO:"'ES DFL VIEJO ALJIBE
Lomas de Zamora.
Buenos Aires, 1997
PROLOGO

A las páginas que siguen no puedo sino


anteponer aquellas reflexiones que Ernst Jün-
ger hace en las primeras cuartillas de su traba-
jo sobre el autor y la escritura, pues responden
con una admirable precisión a lo que nos pro-
ponemos: "De estas anotaciones no espero yo
ningún resultado pedagógico, ni tampoco as-
piro a él. Es imposible evitar que cada cual
pague las costas de su aprendizaje. Las expe-
riencias son mejores que las advertencias. No
obstante, algunas luces de situación podrán ser-
vir a este o a aquel joven que sueña con inter-
narse en el mar abierto, y que a ello se siente
llamado".
Estas reflexiones, pues, son para aquellos
que se sienten llamados a la búsqueda de la ver-
dad, para aquellos que sueñan con internarse
en la bella y fascinante aventura del pensa-
8

miento, y que buscan -con sentido crítico-


adentrarse en el mar abierto de las ideas.
En ciertos ámbitos de la vida humana no SOBRE LA ACTITUD
hay manera de suplir la propia experiencia. El DEL HOMBRE DE CIENCIA
trabajo intelectual adquiere sentido y plena sig-
nificación cuando se hace la experiencia de
Estas reflexiones pretenden plantear un pro-
pensar rigurosamente. Aprender a pensar blema específico del quehacer intelectual y cien-
científica o filosóficamente no se logra si- tífico -competencia, por lo tanto, primaria de la
guiendo cursos de metodología; esos cursos Universidad- cual es el referido a la adquisición
que hoy en día se insertan a presión de la mo- de los hábitos del pensar riguroso. Nos atreve-
da en cuanta carrera universitaria o pseudo u- mos a afirmar que la correcta solución de este
niversitaria anida en nuestras casas de altos problema se convierte en una condició~ sin~-
estudios; cursos que, con frecuencia, son recep- qua-non del trabajo intelectual, cuando este tI-
cionados como recetas farmacéuticas para las po de actividad es el metier u oficio cotidi~n~ de
dolencias de la lógica. A trabajar se aprende un hombre, y adquiere todas las caractensllcas
trabajando. A pensar se aprende pensando, con de un trabajo profesional. Demás está decir que
éste es un aspecto fundamental de la vida uni-
rigurosidad y con capacidad propia de juicio.
versitaria, tanto para los enseñantes corno para
los enseñados, en la medida en que ambos, como
decía Alfonso X el Sabio en sus Partidas, bus-
quen conjuntamente la verdad a través de los
saberes estrictos.
El terna de los hábitos es competencia princi-
pal de la Filosofía y la Psicología, cuando se tra-
ta de conocerlos y precisar su naturaleza; este
tema ha sido generaln1ente soslayado en el tra-
la 11

tamiento de los múltiples problemas de la cien- ligada -o al menos debería estarlo- la vida de
cia moderna, aún cuando no pocos analistas han los que cultivan las profesiones liberales, y en
hecho directa o indirectamente aportes relevan- especial aquellos profesionales que se vinculan
tes al mismo. Pensamos en obras como La for- a lo que Millán Puelles llama los "saberes libe-
mation de l' esprit scientifique de Gastán Bache- rales" 2.
lord, o en Nature et M éthode de Iihistoire des Trataremos brevemente el tema a partir de al-
sciences, de Russo, o la obra de Hans Mohr, sin gunas consideraciones acerca de la crisis actual
mencionar los trabajos de Sertillanges, que cua- del pensamiento; para pasar luego a considerar
renta años atrás fueron manual fascinante de a- la noción misma de ciencia como hábito, la ca-
prendizaje para aquellos que se iniciaban en la racterización de los hábitos intelectuales, y el ,
aventura del pensamiento l. problema de la generación de dichos hábitos.
El tema de los hábitos de pensamiento gira
alrededor del simple pero a la vez complejo pro-
blema de la actitud del hombre de ciencia; en- l. Crisis de pensamiento y capacidad propia de
tendernos aquí por hombre de ciencia, no sólo al JUICIO
investigador científico que por vocación/pro-
fesión centra en la ciencia y en la reflexión su ¿De dónde surgen estas reflexiones? En pri-
tarea ordinaria, sino también -y enlinentemente- mer lugar, de la verificación que puede hacerse
a quien se vincula en forma estable con la vida acerca de la justeza del diagnóstico de Sciacca
universitaria y académica, a la cual está a su vez cuando describe y desmonta el fenómeno del
"oscurecimiento de la inteligencia" en la época
IG. l3t\CHELAIW. La [ormation de r cspru scienufique: contributton o actual 3 , así como de la constatación creciente
IIIIC psychanalysc de la connatssance objetive. Vnn, Pans 1970 (hay •
traducción castellana de José Babini en ediciones de Siglo XXI de 1974. y de de esas tres lúcidas observaciones que hace Zu-
Ed Argos de 1948); FRAN,OIS Russo, Naturc ct méthodc de lihistonc des
SCICIICCS Librairie Scientifique el Technique, París 1983. SEKTIU..ANOES A.
D, UI H(' mtcllccutelle, París, Rcvue des Jeunes 1921 (hay trad. castellana : A~ rusto Mil 1...\:-1 PU¡:LLES. La [uncton soctaí de los saberes ubcrates.
de hhcll)IlC~ Clarcnnnas): JEAN Gurrros. El trabajo mtclccual. Criterio. Bs. Rialp, Madrid 1961.
/\ s. 1955. J IM~S MIJIIR, IV/S.f(·"SC¡'(/ji und 1II('/ISC¡'''cI,C E \/!JICII;:. Vorlesungen
\1JGliH. F. s<'1t\("(A. El 0.1CllrC('/lIIICIl to de la mtehgencta Grcdos, Madrid
iibcr Struktur tuu! IJcch'/If/lIlg dCI 11//.\.\('lIsclwj' Rombach Vcrlag, Freiburg
1967. Ewn ~ rAGUEf, El 01 fe de leer. Prornctco. Valencia s/d. 1973.
13
12

biri sobre nuestra situación intelectual -1; jui- Dejando de lado esos valiosos diagnósticos 5,
cios ambos que no hacen sino precisar analí- vamos a referirnos brevemente al que hace Karl
ricamente y desde la perspectiva de la filosofía, Mannheim en dos de las obras de su último perío-
la que ya algunos decenios antes había formulado, do, pues fundan, a nuestro entender, la impor~an-
desde una perspectiva sociológica, Karl Mann- cia que aquí damos a la creación d~ los hábitos
heirn, al señalar la creciente "pérdida de capa- intelectuales, en especial en el ámbito de la edu-
cidad de juicio propia" del hombre medio. cación 6.
La importancia que atribuimos a la creación Su proposición básica se puede sintetizar en
,
de hábitos de pensamiento riguroso -en especial la siguiente afinnación: la sociedad moder~a, es-
en aquellos sectores que presumiblemente van a tructurada y organizada de una forma creclent~-
jugar un papel paradigmático en la sociedad, cua- mente racional-funcional, en lugar de conducir
les son los profesionales universitarios- se vin- a los hombres a conlportan1ientos cada vez más
cula directamente con este aspecto específico de substancialmente racionales, paradójicalnente
la crisis de la sociedad contemporánea que seña- los lleva a conductas cada vez más ilTacion~les,
la Mannheim. Los diagnósticos de la crisis de la con la consiguiente multiplicación de conflictos
cultura occidental que, desde distintas y variadas y su exacerbamiento, los cuales, c~and~ toman
perspectivas, han hecho pensadores de este siglo, carácter estructw'al y no tienen salida, Inducen
como Sorokin, Dawson, Spengler, Huizinga, 00- poco a poco la situación de crisis, con la consi-
dofredo Kurth, Crozier, Tawney o Konrad Lo-
renz, para sólo citar algunos de los más cercanos, < 1I I
ay a gunas obro" que esbozan atinadamente una síntesis de los diag-
•, TI
_sti . WI[ I y HOCH"EPPEL Modelle des gegenwarrigclI Zanalters: tesen
coinciden no sólo en cuanto al carácter estructural 1l0S ICOS, .- " • '" 1M"
del' Ku/wrphilosorhie 1m XX. Jahrtlllllderl, Nym~hen~urg er ag. ~: en
h
de la crisis, sino también en el hecho de que es 1973: y AR11IUR HUEBSCHER. Denker unserer Zeit. Piper Verlag, München

ella, ante todo, una crisis radical y erninenternen- 1956,


6 K, ÑlANNHEIM. Hombre y sociedad en época de crisis La P_léyade,B>~s,
te cultural, y que es una crisis de la inteligencia. 1969' Diagllóstlco de nuestro tiempo. Fondo de Culturo Econ~l1Ica, México
1946: Muerto en enero de 1947. Mannheim deja un ~lanus~nto que e~ PU'
bhcado en 1950 con el título Libertad. poder y p/allifica~lolI democlCltlca,
• XAVIER ZUBIRI. Naturaleza, l ltstorta, DIOS. Editora '-'aclona!. Madrid
rondo de Cultura Económica. México 1953. que es una smtesrs y un~ con
1963. Los tres puntos son: l. la confusión en la ciencia ~)r la posruvrzacron secuencia de los dos anteriores, Sobre el pensamiento de Karl Man_nhelll~re~
niveladora del saber; 2. la desorientación de la función intelectual ("las ideas nuurnos al excelente libro de GUNTF.R W, RFMM.W'O. u~soctologia de al
se mano pero 110 se entienden"); 3, In auscucm de auténtica Vida mtclecrual, Mannheim, Fondo de Cultura Económica. MéXICO 198.. (ong.1975).
por pérdida del senudo de la búsqueda de la verdad.
15
14

~lente amenaza al sistema básico de conviven- más se acentúa la división del trabajo y la orga-
cla. nización global concomitante, "tanto más hay
un mayor número de esferas de la actividad hu-
. El.proble~la radica en que la creciente orga- mana que se hacen funcionalmente racionales y,
nización racional-funcional de la sociedad mo- con ello, calculables de antemano" 8~ esto lleva
derna "favorece por fuerza sólo la racionalidad consigo una exigencia de "autoracionalización"
funcional, es decir, la organización de las con- en el individuo, que Mannheim define como "el
ductas de los miembros de una sociedad en cier- control sistemático de los impulsos que el indi-
tos terrenos" 7, y no exige en igual medida la ra- viduo tiene que proponerse de antemano cuan-
cionalidad substancial, en decir, "la facultad de do los quiere operar o ser insertado en una estruc-
a~tuar en situaciones dadas con capacidad de jui- tura objetiva de actividad racional" 9, y que le
c~oen base a una inteligencia propia de las cone- exige al individuo un esfuerzo de "reflexividad"
xiones". "Quien hubiera esperado de la indus- -concebida ésta C01noautoorganización- y que
u:ialización de la sociedad un aumento de la capa- no es sino parte de ese proceso de autoconfor-
cidad Inedia de juicio, los acontecimientos de los mación de la persona al proceso de organización
últimos añ~s le habrán instruido mejor". Más aún, racional-funcional, determinado por los que
esta organización generalizada racional-funcio- planifican.
nal dominante produce un efecto "paralizador"
del juicio propio; parecería que "la esencia de la Lo que pretendemos rescatar de esta brevísi-
racionalidad funcional es eximir al individuo me- ma síntesis del pensamiento del último Mann-
dio del pensamiento, de la inteligencia, de la res- heim, es la categoría "capacidad de juicio propia",
ponsabilidad, y traspasar esas facultades a los in- gran ausente en nuestra sociedad. Es sabido que
dividuos que dirigen la racionalización" de la so- Mannheim culmina tempranamente su búsque-
ciedad. da de respuesta a una crisis apremiante -muere a
los 53 años, como profesor de Sociología de la
Señalemos, por último, que según Mannheim, Educación en la London School of Economics
cuanto más se industrializa una nación, cuanto
• Id. 45.
9 Id.41.
7 1I0I/lb/(' \' sociedad..., op, cit. pg. 33.
16 17

~d Political Science- con un trabajo que deja Esa es la tarea de la inteligencia. Ahora bien,
Inconcluso y que publicará póstumamente su hi- ¿cómo educar la inteligencia para que ésta co-
jo Ernest con el título de Sociología de la Edu- nozca la realidad de las cosas, y de acuerdo a
cación 10: es sólo a través de la educación que se ellas se ordene?
podrá poner un dique a este proceso de deterio- En la primera parte de su libro sobre sociología
ro. de la educación señala Mannheim que "está cla-
Con lo dicho no hemos pretendido sino mos- ro que se ha operado un tremendo avance duran-
trar el valor de un aspecto del análisis de Mann- te los últimos cincuenta años en la comprensión
heim, y sin atrevernos a confirmar el acierto de del desarrollo físico y mental de las personas, pe-
su diagnóstico total; más aún, creemos que a pe- ro ha sido mucho menos notorio el aumento de
sar de la rigurosidad de su análisis, sus viejas raí- la comprensión de su desarrollo social" 12. Esto
ces kantianas no le permiten ver claramente el indica que la preocupación fundamental de
objeto último de su itinerario: el orden natural de Mannheim se centra en los efectos sociales de la
las cosas. Pero lo atisba. En Diagnóstico de nues- educación sobre el hombre medio de la sociedad
tro tiempo reconoce que en esta sociedad. que ha de masas, corno él lo denominaba. Más aún,
roto con todas las vallas, "se hace gradualmen- concibe la educación corno un fenómeno social
te imposible toda elección racional en el caos de básico} central en la configuración de la vida de
~aIOl:aciones irreconciliables yen competencia"; convivencia; a esto debe añadirse que su análi-
nadie puede esperar de un ser humano que viva sis de la crisis lo lleva directamente al planteo de
en la incertidumbre completa y dentro de posibi- la importancia decisiva de la educación -en es-
lidades ilimitadas de elección. Ni el cuerpo ni el pecial de la educación de las elites- en orden a
espíritu humano pueden soportar una variedad i- superar esa trágica renuncia creciente a la ca-
limitada: debe existir una esfera donde predomi- pacidad propia de juicio. Sus preguntas básicas
ne la continuidad y una conformidad básica" JI. ("¿qué es lo que los seres humanos pueden apren-
der él hacer? ¿hasta qué punto puede la naturale-
. ;.." Ilitrod.ucct'ó,,~/a soctotogta
' de !a educa: Ión. Publicado en cast. por
za humana ser moldeada por las influencias de
la Editorial de la Revista de Derecho Privado, Madrid 1966. en la traducci6n
de Lopez-Copero. profesor de la Universidad de Madnd.
11 l'...
· ,.
.JICIgIIOJtICO, .•
,
op. CII., pg, 33. .~ Socio! de la J:'t!IIC .• op. cir., pg.29.
18 19

la educación? ¿cuál es el significado de la at- Es precisamente en esta perspectiva en la que


mósfera educativa?") -que va a referir a los fines cobran relevancia los problemas que plantean los
y a los métodos o medios de la educación- to- hábitos de pensamiento riguroso y su ejercitación.
man su sentido y su urgencia de la dimensión so-
, cial que tiene el proceso educativo: "la educación,
tal y como se da en las escuelas y otras institu-
ciones, es principalmente una cuesu.ón SOCIa . 1" 13-. 2. Los hábitos

Dentro de esta doble perspectiva que señala Somos conscientes de que la utilización del
Mannheim, yen relación a la respuesta que pueda término "hábito" en el área de las ciencias de la
darse a esa pérdida de capacidad propia de juicio, educación, e incluso de la psicología y disciplinas
no podemos dejar de notar que, en el ámbito de auxiliares, corre a contrapelo de no pocas teorías
la educación superior o universitaria, pero que de la educación contemporánea; la sensibilidad
es extensible en su medida a los otros niveles, se pedagógica moderna ha erradicado el término por
dan tres tendencias fácilmente comprobables: pri- sus vinculaciones con la teoría de las dos natu-
mero, la pérdida creciente del sentido de los sabe- ralezas, que tiene sus raíces en el medioevo y se
res estrictos: segundo, la pérdida de la necesaria expande en el renacimiento escolástico-español,
subalternación de las ciencias 14~ y por último, y es objetada enfáticamente por Rousseau. Por
como consecuencia de ello, la creciente pérdida otra parte no hay duda de que el deterioro de este
del fin propio que legitimó en su momento el sur- término se ha debido también a su identifica-
gimiento de las universidades en el medioevo 15. ción con conceptos tales como "costumbre, cus-
tom, ethos, consuetudo, Sirte, uso, Gepflogen-
13 Id. loe. cit.
I~ Sobre este importante problema de la subal~emaClón de .Ias ciel~~ias.
ver JUAN A. CASAlIBÓN. "UIS relaciones entre la Ciencia y la Fitoscfta . en pérdida del sentido académico; esto trae consigo una concepción meramen-
Sapientia. 1969. vol. XXIV. pg. 89-122.: también XAVIER ZUBIRI, Naturaleza, te instrumental del saber: sólo es necesario saber aquello que es út il o nos se-
r.í útil. L"I Irnahdad de formar hombres de pensamiento cede progresivamcn-
Histona, Dios op. cit.
te a la habihdad instrumental: esto explica el carácter de "técnico" (Iue tienen
I~ Estas manifc~taclOlles del deterioro del perfil onginano de la Umver- nuestros egresados universitarios en los últimos años: la Universidad no for-
sidad se debe a diversas causas; dejemos de lado la pnmera de ellas que se- ma ya hombres pensantes sino técnicos, La Deutsche Umversuotszeusrhnft
ria. a nuestro entender. la influencia del modelo napoleónico, que pone a la de 10\ úlnmos tres años ha comentado repetidamente el problema que se
Universidad al servicio de los intereses del htado y vayamos a la segunda: plantean las Umvcrsidades: si deben, defimuvamente. subordinarse a la In-
la creciente tendencia profcsronalista de la Unlver..ldild con la consecuente dustna.
20 21

heit", etc., que en las distintas lenguas tiende a la mejor conducción de la Polis, es decir, del ciu-
acentuar el carácter de "automático" del proceso dadano común.
o del comportamiento de la persona, en detri- La tradición filosófica occidental ha distin-
miento aparente de la libertad del individuo, de guido siempre dos acepciones del concepto de
su capacidad de discernimiento y de su creativi- ciencia: la ciencia objetivamente considerada, co-
dad. Objeciones, todas, que se desmoronan, no mo desenvolvimiento de proposiciones acerca de
bien se comprende correctamente el sentido ele un objeto y que expresan sistemática y metódi-
la definición de lo que es un hábito. camente una relación causal; y la ciencia subje-
Más allá de dichas objeciones, usamos el tér- tivamente considerada, conlO disposición y per-
mino hábito por dos razones: ante todo, porque feccionamiento de nuestra inteligencia en rela-
ción a un objeto. Cuando se habla de "ciencia",
desde la antigüedad clásica se ha atribuido siem-
se trata ordinariamente de la primera acepción,
pre -él pesar de las objeciones contemporáneas
e.d .. de la CIenCIaobjetivamente considerada. Los
ya mencionadas- a los hábitos, o a la creación de
antiguos. en cambio, cuando hablaban de ciencia.
los mismos, un peso esencial en la educación;
se referían pi imaria y preferentemente a la segun-
véase al respecto dos clásicos en la materia: la
da acepción, e.d., a la ciencia subjetivamente con-
Paideia de Jaeger, o la Historia de la Educación
siderada. Por cierto que hay correspondencia en-
en la Antigüedad de H. Marrou. En segundo lu-
tre ambas, y la primera se da en la medida en que
gar, porque la experiencia cotidiana nos dice
se haya dado, de alguna manera, la segunda.
que los buenos hábitos facilitan enormemente el
desenvolvimiento de la existencia humana. Esta Aristóteles, en su tratado Sobre las parles de
es una experiencia universal que se expresa en los animales, había señalado que la mente huma-
el viejo adagio: "contra factum non valet argu- na puede perfeccionarse de dos maneras: prime-
mentum ". Por eso Platón define la educación ro, por el conocimiento del objeto, e.d. por la ad-
como la creación del hábito virtuoso; lo dice en quisición de la "ciencia" acerca de un objeto; se-
el De Legibus 16, donde trata de las normas para gundo, por el conocimiento del método adecuado
al estudio del objeto. Por el primer camino se
16 De Lcgibus. 653 a 7-8. llega a poseer un cúmulo determinado de cono-
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cimientos sobre el objeto; por el segundo en cam- hábitos son necesarios para lograr tres caracte-
bio, se tiene la posibilidad de ampliar indefini- rísticas en el obrar: la firmeza, la prontitud, y la
damente los conocimientos. Es a este segundo deleitación (1. 11.49. 4. e): (1. 11.50.2. ad. 3); de-
tipo de conocimiento al que nos referimos cuando sarrolla largamente el tema de los hábitos, con o-
hablamos de hábitos del entendimiento, o hábitos casión del análisis de los primeros principios es-
del pensamiento riguroso. peculativos y prácticos, que son hábitos natura-
Santo Tomás de Aquino, situado en la tradición les, que no pueden perderse ni se corrompen, por-
del realismo aristotélico, expresa lo mismo pero que son connaturales al hombre (1. 11.53. l. e).
en términos de ciencia como conocimiento, como Más allá de la real complejidad de la natura-
contradistinta de ciencia como hábito: "scientia leza de los hábitos, tanto desde la perspectiva de
dictur secundum habitum vel secundum actum" la Filosofía como de la Teología -en especial de
(1. 13.7 ad 3). Con el realismo y la precisión que la Etica y de la Teología Moral-, y de las precisas
lo caracterizan, Santo Tomás define, describe, dis- distinciones que han posibilitado un mejor y más
tingue, une, relaciona, critica, ordena. Reseñamos riguroso conocimiento de los hábitos humanos,
lo fundamental de sus reflexiones. nos interesan éstos en cuanto cualidades perfec-
tivas de las potencias, y específicamente aquellos
El hábito es propiamente una forma perrna-
hábitos que son perfectivos de la inteligencia en
nente o una cualidad de una potencia, como
su operar, en relación con la posesión de la ver-
principio productor de actos, caracterizados pre-
dad acerca del objeto formal del conocimiento
cisarnente por su permanencia (1. II. 49. 1. e; H.
en cualquiera de sus niveles de abstracción,
11. 49. 2. ad 3). Es una cualidad dificilmente re-
movible, que el hombre utiliza cuando quiere (1. No pretendemos profundizar el tema de la na-
lI. 49. 2. ad. 3). Por lo tanto, adquirido un hábi- turaleza de los hábitos; nos rernitios al magistral
to -que se logra por la repetición de los actos o tratado de Rarnirez, y a los trabajos más recientes
por el ejercicio- el hombre adquiere una forma -entre nosotros- del P. Domingo Basso 17. Solo
de obrar dificilmente mudable, y la utiliza de tal hemos querido señalar sus características esen-
manera que sus actos se convierten en fáciles y ciales en orden a esclarecer algunos aspectos del
deleitables. Por eso, señala Santo Tomás, los 17 JACOBlíS M. RA\IIREJ.. Opera 0/111/10. vol. VI y VII: "Oc habnrbus 10
communi. In 1 11.Summne Thcologiae Drvi Thomac exposuio (QQ XUIX-
24 25

quehacer del hombre que hace ciencia. La ciencia lo expuesto en el apartado anterior- de una forma
es un producto del hombre, y desde esta pers- permanente que el individuo va generando; for-
pectiva se inserta en el mundo de la cultura, es ma permanente, firme, pronta, deleitable, de en-
decir, en el universo de los productos del hombre carar los problemas o interrogantes del orden es-
y, por lo tanto, se constituye en un hacer, en un peculativo o del orden práctico que se le prcvcnran
operar, cuyos resultados serán las teorías cien- al entendimiento, que tiene corno fin el cscla-
tíficas. Pero en cuanto "hacer" u "operar", supone recimiento o solución de dichos problemas, de
un proceso que, para ser posible +O ser facilitado- acuerdo a los principios lógicos del recto pensar.
debe sujetarse a ciertas condiciones. Ahora bien. surge la pregunta: ¿cuales son los
Con todo, aún cuando se hayan adquirido los actos o procedimientos que deben ejercitarse para
hábitos intelectuales tal como los describiremos lograr los hábitos del recto pensar? Podríamos
a continuación, no suponen automáticamente la simplemente remitirnos a la lógica. tal como se
consecusión de su objeto. Tratándose de la ciencia enseña en las escuelas o universidades. Todos sa-
COITIO conocimiento por las causas, en cuanto a bemos que no es precisamente la enseñanza cur-
principios explicativos, el poseer de alguna ma- ricular de la materia 'Lógica' la que contri huye
nera los hábitos intelectuales no implica necesaria a generar hombres de pensamiento en nuestras
o mecánicamente la generación de nuevos cono- escuelas. Se supone que el estudiante debería
cimientos, o el buen uso del conocimiento. llegar a la u niversrdad con ciertos habuos ad-
quiridos relativos al trabajo, al trabajo intelectual,
y al trabajo científico. La experiencia. penosa-
3. Los hábitos de pensamiento mente repetida, nos instruye de que no es así.
Por qué sucede esto, es un problema específico
Hablar de) pensar riguroso, como hábito, o de que no queremos tratar aquí, pues nuestro obje-
la ciencia corno hábito, es hablar -de acuerdo a tivo es otro; a este problema nos hemos referi-
do en otro trabajo IX que se aboca a analizar el
L1V)" lnsututo ue Filosofía Luis Vives. Madrid 1973. Cursos de Teología
Moral E~¡x\.ul.lti\J dictados en la Uruversrdad de l-nburgo/Sui/a entre 1927
y 19-t4. editado por Victorino Rodríguez O P. a partir de los manuscritos de
l' R J BRII'. "l.u enscnanzn oc la l-rlocoíra" en RCI·/.\Ia del 111.\1/1/110 de
los cursos. D. Basso. Fundamentos dí' la 1/10/(11 y Los pnucipios internos de
lnvcsugacioncs Edurauva«, Ih. As., N 12. 1977. pg. -tI -t7
la actividad moral, ambos editados por Educa.
26 27

problema de la enseñanza de la Filosofía, al cual procedimientos u operaciones del entendimien-


remitimos. En cualquier caso, tratar ese tema, to, cuales son: la definición, la distinción, la re-
sería tener que tratar dos problemas básicos: el lación, la causalidad, la sistematización, la crítica,
primero, la configuración de todo el sistema de y la síntesis.
la enseñanza de nivel medio, que en lugar de acu- La proposición que sentamos es, de acuerdo a
mular conocimientos, debería enseñar a estudiar, lo expuesto hasta aquí, que el pensamiento ri-
enseñar a pensar, enseñar a escribir y enseñar a guroso se genera en la medida en que se generen
hablar, como dijera Castellani; el segundo pro- los hábitos de definir rigurosamente, de distinguir,
blema es el de la formación y el ritmo de vida de etc. Temas estos, acerca de los cuales diremos
nuestros docentes. dos palabras.
En relación a la formación de los hábitos de
pensamiento podríamos también remitimos a las a. El hábito de la definición
célebres pero con frecuencia ignoradas "reglas
del método" de Descartes; tanto en el trabajo per- Partimos de una experiencia cotidiana: la de
sonal como en la dirección de jóvenes becarios, la confusión de significados distintos, atribuidos
investigadores o doctorandos debo no poco a es- a los mismos signos (palabra); diversidad de sig-
tas reglas, más allá del riesgo de generar visiones nificados que, a veces, ni siquiera se explicita,
racionalistas; creemos, con todo, que son de enor- generándose así equívocos o ambigüedades.
me utilidad 19.
No pretendemos en estas líneas sintetizar ni
La pregunta formulada al comienzo de este a- recordar los contenidos de la Teoría General de
partado podría ser respondida diciendo que el los Elementos, de la Lógica, en todo lo referente
r
hábito de pensar rigurosamente se adquiere o se al primero de los elementos: el concepto; sólo
afianza en la medida en que se ejerciten ciertos pretendemos enfatizar la importancia que tiene
el acostumbrarse a definir para adquirir el espíritu
19 Dichas reglas nos dicen: l. No admitir nada que no se vea de manera
clara y distinta: 2. Dividir cada problema en tantas partes cuanto sea posible, científico. Definir es decir lo que la cosa es; es
y necesario; 3. Ir de lo más simple a lo más complejo: 4. Hacer revisiones tener en claro el significado y sentido de un tér-
parciales y generales para ver si me olvidé de algo. cfr. Oeuvres de Descartes,
Ed, de Adam-Tanncry, vol.Vl, pg. 550. mino cuando se lo utiliza dentro de un contexto ,
28 29

dentro de un juicio. Definir con transparencia cipios y reglas se enuncien teóricamente. Deben
posibilita saber cual es la comprensión y la ex- ejercitarse en los casos concretos, a medida que
tensión de un concepto. La mayor parte de los se van analizando los problemas, en los casos de
errores que se cometen o de los equívocos que se los protocolos o de los trabajos monográficos de
provocan, surgen de una mala o deficiente los alumnos; e incluso en las exposiciones siste-
comprensión del término que se utiliza -e.d qué máticas que hace el docente en clase, donde es
notas o características entran como componentes posible señalar en casos concretos el uso ambi-
esenciales de ese concepto-; adquirir el hábito guo de los términos.
de la definición supone entrenarse -y entrenar al
Qué importancia puede llegar a tener el senn-
alUTnno- en la rigurosidad de las definiciones,
do de una definición, se manifiesta claramente'
sobre todo de aquellos télTIÜnOSpolisérnicos que
en la enorme frecuencia que puede constatarse
el uso cotidiano ha cargado de ambigüedades y
en los temas de tesis doctorales que versan ex-
subjetivivmos.
cluvivamente sobre la discusión del sentido de
Todo pensamiento que se precie de poseer un un concepto en un pensador' vg. la ousia próte
mínimo de sentido crítico no puede prescindir en Aristóteles, la noción de Wcltanschauung en
ele precisar la relación entre signo y significado, Dilthey, o la noción de hábito en Santo Tomás
en tre término y concepto.
El problema no es tan sencillo C01110, tal vez,
No basta enunciar teóricamente los principios puede aparecer a primera vista. Nuevos ténni-
y reglas que rigen la estructura de la definición; nos exigen nuevas precisiones: pensamos, a guisa
las reglas clásicas de que toda definición debe de ejemplo en términos como el "ello" freudia-
convenir a todo el definido y nada más que al de- no, o la noción de "campo" en física, cuando am-
finido; o que toda definición debe enunciarse por bos términos son inducidos repentinamente en la
el género próximo y la última diferencia; o que jerga científica.
no debe incluir elementos sobreentendidos; o que
no debe enunciarse por el juicio negativo; o que Asimismo es importante tener en cuenta 1010)
debe ser breve y debe ser más clara que el defi- errores que se cometen en la construcción de de-
nido, etc.; no basta, como decimos, que los prin- finiciones; por ejemplo, cuando se definen con-
30 31

ceptos por medio de términos lo suficientemente b. El hábito de lo distinción


ambiguos, como para exigir, a su vez, ser defi- "Distinguir para unir" fue el subtítulo que pu-
nidos. so Maritain a su célebre libro Los grados del sa-
En un bello librito dedicado al "descubrimien- ber. "La dispersión y la confusión son igualmen-
to del alma", Miguel Verstraete dedica un breve te contrarias a la naturaleza del espíritu. Nadie,
capitulo a la definición; entre otras cosas nos dice: dice Taulero, ha entendido mejor la distinción
"De-finir contiene en sí la noción de finir, poner que aquellos que han penetrado en la unidad; asi-
fin. Aquí, corno podemos suponer, no se trata de mismo nadie conoce verdaderamente la unidad,
poner fin en el sentido de finiquitar, sino de si no conoce también la distinción" 21.
colmar, de consumar, de alcanzar el fin o la ple- La distinción es una de las operaciones más
nitud. De-finir consiste en la operación lógica, naturales y espontáneas del entendimiento, por
es decir, propia dellogos o del pensamiento que la cual separa una cosa de otra, que en el orden
va poniendo fin, evi tando lo ilimitado". La de- real no están separadas; gracias a esta operación
finición es un modo de experiencia convertida el entendimiento avanza en el conocimiento del
que va renunciando al "in de lo i-limitado, por lo mundo, del yo, de la historia, de la materia o de
cual va limitando. La definición delimita, pone Dios. Progresamos en el conocimiento en la me-
limites a algo. Con ello podríamos insinuar que dida en que distinguimos, desagregamos forma-
restringimos la cosa en su ser. Sin embargo, lo lidades, separamos conceptualmente aún aque-
ilimitado o lo indeterminado aparece como una llo que en realidad está unido. Pero podremos
cierta "nada", sin sentido e inconsistente. El ser conocer la unidad en la medida en que separamos.
resulta, por el contrario, del límite que esa in-
determinación o caos recibe. Toda figura es tal La lógica dice que lo que puede distinguirse,
puede negarse. Pero, ¿no bastaría, entonces, la
por su perfil, por su traza, por su Iímite, por al-
canzar un fin" 20. simple negación? No basta, en la medida en que

~I JACI)Lr,S MA'WAIN. Les deg,,:s du savoir 01/ distuigucr poui 1111/1.


::t. M. VI'RSTRAETF. Descubrimiento del afilia. Reflesiones sobre el
IIIIII('IW/C) lid espintu en busca de HI plenuud Facultad de Filosof]a. UOIV.
Desclée de Brouwer, Pan, 1912. Trad.vast. l.os grados del sabe¡ Dcscléc,
Bs. As, 1965
'vac de Cuyo. Mcndoza 1993.pg. 71-72.
32 33

se pretenda progresar en el conocimiento; con la tado, dice que "lo más difícil no es tanto tener
mera negación el entendimiento no progresa. En temas o ideas, C0I110 unir dos ternas o ideas por
ese sentido puede afirmarse que la historia de la un pasaje que no sea artificial" 22. Por cierto que
ciencia es la historia de progresivas distinciones, la naturaleza nos oculta las mediaciones y los
de desagregaciones analíticas. Por eso la distin- pasajes; el mundo, la sociedad o la historia es
ción es la base y el punto de partida de todo aná- fuertemente opaca cuando nos preguntamos sobre
tisis: la distinción es su mecanismo fundamen- ella. Pero la observación y la reflexión son las
tal. que hacen posible descubrir las relaciones.
Las tipologías con que operan los científicos Pero se puede relacionar más y mejor en la
es un caso tipo de distinción; la comparación de medida en que se cuente con pluralidad de ele-
tipologías en la contraposición de teorías diversas mentos a relacionar. La pobreza de lecturas, la
acerca de un mismo objeto, es una excelente oca- tentación de los comentadores fáciles que cree-
sión para inducir al estudiante a penetrar en ese mos susti tuyen las lecturas densas y costosas de
difícil arte de la distinción. Inclusive se exponen los pensadores de fuste, la cerrazón propia de
a vece-, la'i tipologías. sin mencionar xiquiera los quienes apuestan sólo a la especialización, tienen
critc¡ lOS de distinción utilizados. como efecto necesario una fenomenal pobreza
para la capacidad de relación, que es la que nos
La historia de la ciencia en general. y de cada
abre el camino al conocimiento de la causalidad
disciplina científica en particular es un instru-
como principio explicativo de las cosas.
mento muy valioso para mostrar cómo las teorías
progresan gracias a crecientes distinciones Algo más: es sumamente enriquecedora la
lectura de la historia de la ciencia, que nos acerca
a los procedimientos concretos por los que los
c. El hábito de la re/ación y de /a causalidad descubridores abrieron nuevos caminos. Inclusi-
La verdad o la falsedad- sólo se da en el jui- ve la lectura de los escritos autobiográficos de
cio; es decir, sólo se da cuando se ha establecido no pocos científicos =pensamos en Kekülé, en
y se ha afirmado una relación. Jean Guitton, en
ese pequeño e inapreciable librito que hemos ci- ~~ J Gurrros. (l. e.. pg. 32.
34
35
Henri Poincaré, en Ramón y Cajal o en Heisen-
berg- así como su correspondencia son enor- d. El hábito de la sisfemali::ación
memente esclarecerdoras para ver cómo relacio-
Las teorías científicas son, en definitiva, sis-
nan, cómo buscan y encuentran las conexiones
temas de hipótesis. Entendemos por sistema un
causales :!~.
conjunto de elementos interrelacionados y or-
El desmontaje, en clase ante los alumnos, de denados a un fin. Comporta, pues, el sistema, dos
algunos artículos de revistas científicas, puede determinaciones: por un lado, la dependencia
ser un camino igualmente rico para mostrar cómo recíproca de los elementos que lo componen; y
procede el científico. por otro, la teleología, que es en último término
el criterio que confiere unidad al sistema. En ese
El "por qué" algo se afirma, debe estar per-
sentido se habla de sistema solar, de sistema
manentemente en la tarea cotidiana del docente, nervioso. como dice Lalande .,~.
tanto como del estudiante: j debe quedar bien en
claro que. si a las veces acudimos a cuas de indis- En la historia de las ideas o de la ciencia se
cutibles auto: idudcs en una murena determina- habla de sistema, en su sentido lógico. como un
da, evro tiene lugar por dos razones' porque di- "conjunto de ideas científicas o filosóficas
cho autor lo ha expresado de una forma insuper- lógicamcnte solidarias, pero en cuanto se las
able o. al menos. con suma claridad; o porque considera en su coherencia, más bien que en su
detrás de la afirmación está claro el arsenal de verdad" ". Los sistemas "naturales" empero, en
razones y argumentos que fundamentan tal a- la búsqueda de las conexiones lógicas o ideales,
finnación. buscan la correspondencia en la dependencia
recíproca de las cosas; sólo las ciencias formales
no lo hacen.
:' l lay p¡íglll<lS sumamente sugerentes sobre el tenia 1.'1111"'HI PI)['WAR(:.
Et lcuado dc H f' al \'I~/()XX Introd. y selección (k Dcsidcno Papp, Losada.
Todo saber tiende a ser, inexorablemente
U,. ,\111.'\ IlJ+t. véase t.lInhll'n S\'1TIA(',O R·\\I<'I' y (',\),\1. Oh,(/.I iucr.u ia» . , . '
completa», Ed. Aguilur, vludrid 1954 en SU\ cxcr itos autobiográficos ,\4, srsremauco: es decir, tiende él ser un conocimiento
i,,/(II/c ia v [uvcntud y 'Obll' todo en II mnnda visto (1 /(11 (j/ hcnt« (/Iitl. VI.'I
también WI:k:-'IJ< 111'1)1'''';111')«1, l>i<ílogo.1sobn: ¡" jisu « a tám« ", B,\('
~);¡dnd 11)75.llllll·n relata l',\IX'!H'llcia, ilustnuivu-, devdc 1(1'comienzos de 'S''71.,\1"'-'111:.I ~I('(/hlll(/I/o ('/ tuco \ (1'0111 (l c/c la r,losofi«. ;\ renco. rh, A,
MI tarca l'I~ntilll'a en el ,,¡\tI 11))1) hasta 1.1 mitad de la d~l"dil de los anos ()(l. pg ..I
~~ldcm, vcnudo ..A"
36 37

organiv.ido. Incluso el conocimiento vulgar plicaba no sólo la idea de orden, sino también la
acumulauvo tiende naturalmente a sisternatizarse. idea de acción consciente, querida, intencional,
Cada ciencia organiza sus categorías explicativas, como opuesta a la mera espontaneidad "7,
y su progre-o se transcri be en organizacione~ más No hay duda que los criterios de sistemati-
perfectas o más afinadas. Inclusive el conjunto zación u ordenamiento de los conocimientos va-
de las ciencias tiende a organizarse a través de la rían en cada sujeto -y a fortiori en cada ciencia-
clasificación de las ciencias. Kant definió al en la medida en que el conocimiento progresa,
sistema como "la totalidad del conocimiento, , Por otra parte no hay duda que ciertos criterios
ordenado de acuerdo a principios" 26; la sis- de ordenamiento de los conocimientos dependen
temática depende, pues, de un principio orde- históricamente del predominio que ciertos pa-
nador, que no puede sino ser una "unidad de ra- radigmas científicos -o filosóficos- tengan.
zón ", es decir, una idea que postula una unidad
del conocimiento. De manera que toda sistema- Yuxtaposición de conocimientos, o yuxtapo-
tización es posible en la medida en que se sición de teorías, no implica sistematización.
encuentra un principio ordenador. Creemos, en este sentido, que el sistema de Planes
y Programas de los estudios universitarios en to-
Los principios sístematizadores acerca de un das partes, no contribuye a un buen ordenamien-
objeto o conjunto de objetos, pueden ser diversos: ro de la cabeza, a pesar de todas las apariencias
di versas, pues, son las sistematizaciones, según en contrario, La razón es la siguiente: la siste-
la diversidad de principios que se utilicen, En matización de los conocimientos -dentro de la
cualquier caso, debe siempre explicitarse el cual el problema de la subalternación de las cien-
principio ordenador del que se parte, cias y de los conocimientos es fundanlental- tal
Por otra parte el saber sistemático es un saber C01l10 aparece en los planes de estudio de cual-

deliberado, en cuanto opuesto él espontáneo, Ya quier Facultad o Carrera, es una forma extrínse-
Cornte hacía notar que la idea de sistema im- ca de ordenamiento; la sistematización válida es
la configuración intrínseca que haga la cabeza
~¡, En la \~)/"/edc (Prólogo) a la M C'/aJl,llClI de la» Costumbres. ti r 1\'crkc,
ediCión de W. Wcischcdcl t. 7. pg. 309. Wiss. Buch-gcscllschalt. Durmstadt
It)6X 17 cundo por Lalandc, o.e .. pg.158.
39
38
actualidad puede adscribirse a todo pensamiento
del hombre pensante. En este sentido, los análi- "no-ingenuo", y que Eddington vincula al cre-
sis críticos que hace Kuhn sobre los paradigmas ciente proceso de desvul garizacián del cono-
pueden ser esclarecedores 2M.
cimiento 1() en la historia humana.
Crítica sería, por lo tanto, un comportamien-
e. El hábito de la crítica to específico de nuestro entendimiento por el que
Demás está decir que el sentido del término somete un juicio a una prueba de validez, con
crítica aquí utilizado no se asimila al utilizado instrumentos considerados válidos en un mo-
en el lenguaje cotidiano -con frecuencia también mento dado. Eisler lo define como el arte de la
en el periodístico- como sinónimo "opugnación" apreciación, como la operación del espíritu que
o "evaluación negativa" sino que se 10 concibe permite distinguir lo verdadero de lo falso. lo
con un sentido análogo a cuando hablamos de valioso de lo que no es valioso ~I.
"crítica literaria" o crítica de un concierto; e.d. Cada ciencia y cada disciplina científica pro-
una evaluación, un examen, que puede ser posi- gresan en la medida en que afinan- invuumentos
tivo o negativo. metodológicos y CIíticos para avanzar a partir de
Con todo, en sus mismos orígenes históricos, la experiencia del error; por otra parte, \e plantea
el uso y difusión del término crítica es utilizado un Interrogante ulterior, cual es el relanvo a los
I
como arma de descrédito; así una buena parte de \
medios ele control de la validez del insti umento
los pensadores del Iluminismo francés y de la de la crítica. En otros términos, la "crítica de la
Aufklarung alemana, comenzando por el mismo crítica", e.d. el problema de los controles de la
Kant 29, con todo su sentido dominante en la crítica.

es T. S. Kl;HN, La estructura de las rel·oIIlCIOI/C.t crcntificas, Fondo de


¡,CÓn10 ~e logra un equilibrado "espíritu crí-
Cultura Económica, México, 1971 (1962). tico", como lo denomina Lalande? 1:!. En la cien-
:'1 Este scnudo puede verse claramente en el artículo que Kant publica
en drcicmbre de 1783 en la Berluusche MO"a{.I.\cllll!r, pg 516 y ss .. con el •. Cit. por A ~I\'MAIW. Noturolc:« , alconrc del mh(lc/" ricntifu:o.
título "Be.uuwortung dcr Frage: Was ist Aufklarung?" (Respuesta a la Madnd, Grcdos, vanav cds. 1lJ61. pg.59.
pH~gunl¡¡-(.Que es Iluminismo"), reproducido en el volumen cduado por 'ior
'1 W¡íl/C/ !>1/11tda fhtl".I0I'/III'. ccl. 1922. ,111 "1\. nu k".
bert l Iinskc. ml1IS/ A II/J.liim"g . Beiuüge {/I1~de¡ 8('/IIIII.IC/¡('1/ \1anatssrlu t]!
(-l ed.) Wisscnschafthche Buchgevcllschaft, Darmvtadt 1990. l lay traducción l' 0.(. 0111."Critique".

castellana de algunos trabajos de la edición l linske.


40 41

cia sucede algo análogo a lo que acontece en el ro se pertrecha con nuevas categorías explicativas,
desarrollo paulatino de toda persona: el niño va está en condiciones de contrastar teorías, para-
internalizando verdades (sistema de representa- digmas. proposiciones, y generar así capacidad
ciones, de fines y de valores) y comportamientos, propia de juicio H.
a partir de una percepción elemental de certezas
sustentadas por la madre, el padre y el medio Esto, en ciencia, sólo es posible cuando existe
familiar; a medida que va adquiriendo capaci- una eficaz voluntad de conocer y de buscar la
dad propia de juicio, irá insensiblemente some- verdad; de darse dicha voluntad eficaz Ceinsisto:
tiendo a ciertas pruebas de validez los sistemas voluntad eficaz) el individuo y el docente, a for-
recibidos. De hecho está ejerciendo una crítica a tiori- hará el esfuerzo por ampliar los horizontes
lo recibido; en la medida en que dichas pautas de sus conocimientos, contrastando críticamente
coincidan con lo que su experiencia y su reflexión plantees, teorías, escuelas, argumentaciones, Se
le va mostrando, reafirmará dichos sistemas y explica, entonces, que sea una tradición en las
comportamientos, pero ya no por fuerza de la universidades de algunos países (vg. Alemania)
"autoridad" de quien se lo inculcó, sino por pro- el que el estudiante universitario haga su carrera
pio convencimiento. Su sistema de certezas será en por lo menos dos o tres universidades distintas
tal vez el mismo; pero la razón de la certeza será con el fin de que aprenda a oír campanas diversas:
distinta. SIempre, sobre el supuesto de que existe una au-
téntica búsqueda de la verdad.
En los que se inician en la aventura de la cien-
cia sucede algo semejante: la autoridad de quien Thomas Kuhn y Gaston Bachelard han carac-
le explica el mundo o uno de los sistemas o sub- terizado con agudeza las consecuencias de la au-
sistemas del mundo real, hace que se acepten sin sencia de espíritu crítico; el primero en sus aná-
mayor dificultad teorías explicativas del 111un- lisis de los paradigmas científicos; el segundo en
do real, sobre todo, porque en un primer momen-
to no se poseen aún suficientes elementos de H Etimológicamente ell':nnino(/lI(oru/acJ proviene del latfn auctor, e.d.
autor: en virtud de que se e~ "autor" se posee autondad, sobre esto ver el
juicio como para poder evaluar el sistema de pro- excelente ~rahaJo de Juan Antomo Widow, E/ hombre, 011"110/POIí(ICO, orden
$0('/(//. l"IIIClIIIO$ (' ulcologín» hl. Universitaria, Snntiago de Chile 1988.
posiciones. Pero él medida que el entendimien- Parte primera, cap. 111... Autoridad".
42 43

su descripción de los epistemológicos sub- esfuerzo del entendimiento por lograr visiones
conscientes 34. lo más inclusivas posibles de todos los conoci-
mientos, y no precisamente de un conocimiento
acabado y definitivo.
f. El hábito de la síntesis
La marcada tendencia a la especialización de
Toda ciencia aspira, por fuerza de su propia los saberes profesionales conspira gravemente
dinámica, a síntesis cada vez más generales, más contra el espíritu de síntesis; porque la síntesis,
inclusivas. Es el entendimiento humano mismo en el sentido en que aquí la consideramos, es un
el que aspira a ello; incluso a nivel de conoci- tipo de "relación" totalizante; y lo que le falta al
miento vulgar todo hombre busca una coheren- especialista es precisamente elementos de re-
cia en sus formas de representación del mundo y lación, riqueza de relación. Qué sea un saber
de su actuar. En el hombre de cada día esto pa- "especializado" -necesario, por otra parte, para
recería ser más sencillo, pues la impronta de la el progreso humano-lo describe el físico Schro-
realidad y de la acumulación de experiencias lo dinger al comentar larga y menudamente a Orte-
llevan insensiblemente al reconocimiento del or- ga y Gasset 35, al cual remitimos enfáticamente.
den que Dios imprime en la creación. Por eso, si tuviéramos que dar algún consejo a
quien quiere ser biólogo o psicólogo o historia-
De todos los hábitos mencionados, la síntesis
dor, le diríamos que no sea sólo biólogo ni sólo
es posiblemente el más dificultoso, el que se logra
psicólogo ni sólo historiador, en la medida en que
en el más largo plazo y posiblemente nunca se
quiera ser un buen biólogo, un buen psicólogo o
logra de manera acabada. Por lo tanto hablamos
un buen historiador.
de síntesis en el sentido de una tendencia, de un
La igualación y nivelación de todos los sabe-
}4 El análisis de Bachelard merecería párrafo aparte: más allá de sus res y de todas las ciencias, en el sentido en que lo
valiosos aportes, debemos señalar llut! por fuerza de su positivismo, su
reflexión se ve entorpecida por algunos de esos obstáculos mconscientes que analiza Zubiri en la obra citada; la ausencia de
pretende evitar. Ver TH. KUHN, La estructura de las revoluciones cientificas.
Fondo de Cultura Económica, México, vs.eds.; GASTON BACHELARD, La
H ERWIN SCIIROOtNGF.R. SC;CI/CC et 1I1111101l;SlIIe. Trad. de lean Ladriere.
!O,.,IIC1ÓÓIl del esplritu cicnttfico. Siglo XXI. Buenos Aires 1974.
Dcscléc de Brouwer. Paris 1954. pg.19 Y siguientes.
44 45

cultivo de los saberes estrictos; por último, la con- 4. El aprendizaje de los hábitos del pensamien-
secuente ausencia de una correcta subalterna- to riguroso
ción de las ciencias en el sentido en el que Ca-
saubon analiza el problema, conspiran grave- Aclaremos ante todo, los términos. Por "apren-
mente a que la cabeza de nuestros jóvenes es- der" se entiende el conjunto de cambios de con-
tudiantes pueda acercarse a esta coronación de ducta relativamente estables y duraderos origi-
nados en la experiencia 'R. De hecho nadie habla
los saberes que es la síntesis. y síntesis no es
de "aprender hábitos"; los hábitos no se apren-
"resumen"; cosa que confunden no pocos ma-
den, sino que se generan; e.d. los produce el mis-
estros de los Talleres de estudio y expresión. El
mo sujeto a través de la repetición de los actos.
resumen fue como el primer balbuceo; la síntesis
No hay duda, por otra parte, que una fuerte mo-
es obra de madurez intelectual (no etaria) "\h.
tivación, o una vivencia puntual profunda pue-
¿,Cómo hace el maestro para "motivar" -corno den acelerar de tal manera la generación del há-
diría el Aquinas para que el discípulo genere él bito, hasta el punto de que un sólo acto, o muy
mismo esta forma conceptual que denominamos pocos, produzcan o arraiguen el hábito: todo ello,
síntesis? Quien tiene la vivencia intelectual de la por cierto, facilitado en mayor o menor medida
síntesis, no necesita explicación. En la genera- por la predisposición específica que el sujeto pue-
ción de este hábito superior, como en todos los da tener en relación a la materia del hábito. Así,
otros, habría que recomendar eso que es, en de- el horno theoreticus de la conocida tipología de
finitiva, el hilo conductor y la conclusión del ex- Spranger adquirirá más rápidamente los hábitos
celente libro de Ariel Guerrero "Curso de crea- intelectuales o científicos y las formas del pensar
tiv idad" 37: en trenamien to, trabajo, entrena- riguroso, que aquel que no se caracteriza por po-
miento, trabajo.
" " ". En Dio 10//Cl110 de
dr. Sll-til RIEl>PI<fJS I:'.H, "Teoría del aprendizaje
e la Dlflcacin.". edrtndo por el "Willman lnstitur" dmg ido por
I(:I/C·~a.\ ¡/('
I [elll.rrc~l RO'.l1bach Edrcionc« Rioducro, \1adrid 1983. 3 vol«, Acudunos iI
~. Ver el excelente trabajo de JL.A~/l.. C\~·\lll()\ [..1' relaciones entre UI~ diccionario espe~lalllaon COIllO el de Romhach, y no a un autor det er-
la ciencia y la filosofía", en Sa/1/('I//w. 1969, vol. XX 1V. pg. X9-122. ,~"nad(l. pOI. J:¡ ~l'llc,lla razon de (llIe las glandes obras de consulta de e-re
tipo dan ordinariamente el estado actual de la mvcstigacrón en cada tema, al
11 Al<lEL G ERRI,IW. CIII.\(I c/c I rcattvtdad, Ateneo, Ih.As. 1992.2° edi-
ción, Il\O!llcnto Ik' la edición Romhach lué profesor en Freiburg, v lo cru en la
Univcr sulad de Würzburg. al momento de la cdicron. •
46 47

seer los rasgos tan bien definidos por el pensador ausencia dramáticamente señalaba Mannheim-
alemán JI); lo mismo podría decirse del horno hay que dar mayor espacio y mayor importancia
ludens -en la caracterización de D' Alfonso, quien a la generación de los hábitos intelectuales rigu-
amplía razonablemente la tipología sprangeria- rosos. Esto pertenece, no a una disciplina, sino a
na - el cual desarrollará más fácilmente las cua- todas; no es función de una "materia" determi-
lidades naturales físicas o deportivas, y adq uirirá nada, llámese Epistemología, Metodología, Téc-
más fácilmente los hábitos propios de su operar nicas de o Taller de Enseñar a pensar es el objeti-
práctico. vo inmediato e irremplazable de toda disciplina
El docente de cualquier nivel -desde el pre- científica, por supuesto, a partir de una materia o
escolar hasta el universitario- es consciente, hoy contenido determinado.
día, de que el punto neurálgico del aprendizaje Todo lo dicho, tiene empero un condicionante
es el "aprender a aprender". Esta afirmación, con- sine-qua-non. Tanto la experiencia del docente y
vertida ya en aforismo, no requiere explicitación del director de seminarios de investigación, así
alguna, pues sería sobreabundar acerca de algo C0I110 las modernas teorías del aprendizaje, seña-
que todos aceptan y reconocen. Otra cosa sería lan sostenidamente que toda problemática del a-
preguntarnos si dicho aforismo responde él una prendizaje tiene una articulación clave que es la
convicción o es un slogan que se repite sin que motivación.
se sepa a ciencia cierta cuál es su significado pro-
En la primera parte de la Summa, Santo Tomás
fundo.
dedica algunos artículos al problema de la ense-
En cualquier caso, ese objetivo de "aprender ñanza. La primera pregunta que se plantea es si
a aprender" se identifica con la tarea de la res- un hombre puede enseñar a otro hombre. Esta
tauración de la inteligencia; para generar en el pregunta es hoy en día de una fenomenal im-
discente la capacidad propia de juicio -cuya portancia y actualidad, en momentos en que el
papel del maestro es fuertemente cuestionado, e
~I EOI'~) SI'~t\~(iF~. Formas de vida, Psscologta y EI/cCI de lu
Personalidad Rcvrsta de Occidente Argentina. Bs. Av, 1946, dr Segunda
incluso cuestionado por algunas teorías deses-
Parte: Los tipo~ ideales báSICOS de la individualidad. pg 139 y". colarizantes que lo presentan como W1 opresor,
48 49

cuando no como un castrador que impide la es- son las razones que da; "cuando un individuo ad-
pontánea creatividad del ser humano .ro. quiere la ciencia por sí mismo, no puede decirse
que se enseña a sí mismo, o que es maestro de sí
Dice el Aquinas en un texto: "El maestro no
J mismo, porque no preexiste en él la ciencia com-
genera la luz al entendimiento del discípulo, ni
pleta, tal como se requiere en el maestro".
produce en él directamente las especies o formas
inteligibles, sino que mediante su doctrina mue-
ve (se. motiva) al discípulo, a que él mismo, por
la fuerza propia de su entendimiento, forme los
conceptos, cuyos signos el maestro le ofrece ex-
teriormente" 41.

En este texto Tomás indica claramente eso que


hemos denominado como "articulación clave" en
la enseñanza: la motivación. Si ésta no se da, no
es posible el aprendizaje. Podría objetarse que al
no generar el maestro las especies inteligibles en
el discípulo, éste podría prescindir tranquilamen-
te de aquel. Con todo, en el "ad quartum" del
mismo artículo, dice Santo Tomás: "Nadie pue-
de llamarse maestro de sí mismo"; lo interesante

'" El paradigma educativo "desescolarizante" e stá representado en Amé- \


rica l lispana principalmente por Iván Illich y Paulo Freyre a partir de la dé
cada de los años 60.
11 "Maptstcr non causut lurnen inrelligibile in discipulo. nec directe spe
cies intelligibu 'S: sed mover discipulum per suam doctrinam ad hoc, quo
ipse pcr virtutem ,Ut uucllectus Iormct intclligibiles conceptioncs, quarum
signa vibi proponit cxtcrius" (1. 117. J. ad 3).
"Nullus posset dici esse suiipsius magíster" (1. 117. J. ad 4).
INDICE
,e Prólogo "1 7

Sobre la actitud del hombre de ciencia 9

1. Crisis de pensamiento y capacidad propia de


juicio 11
(

2. Los hábitos 19

3. Los hábitos del pensamiento 24

<1. El hábilo dI' /a dl'lllllciáJ/ 27

b. El luihiu: de la distincíon 31

c. El hábito de la rrluciún II de 111callsalidad 32

d. [Iltdb¡ lo de la Si5tCI/ In tizacián 35


e. Elltábito de la critica 38
f. El hábito de la sintesi» 42
4. El aprendizaje de los hábitos del pensamiento 45
riguroso
Este libro se terminó de imprumr
en Buenos Aires, el 26 de mayo de 1998,
en los talleres de MUSTi\Mi PR()[)lJC'CIONI'S GRÁFICAS,
Combate de los POlOS 968, Capital Federal.
Diseño y composición CARlOS A. Btsro (738-0345).
CECILIA A VE..'\!ATII DE PALUMBO
Imagen y palabra.
Fenomenoiogia de la
expresividad en
Hans Urs VOl! Balthasar

MARÍA DEL CAR.\U·N FER..II.;ÁJ\!DFZ

Edith Stein.
El misterio de lofemenino a la
luz de la participación

CARLOS GUILl.ERMO Voss


El hombre doliellte en la
sociedad seculatizada

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