Está en la página 1de 3
REVELACION Y ACOGIMIENTO DE LA OBRA DE ARTE Autor: LUIS JUAN GUERRERO Editorial LOSADA, S.A. febrero 1956 11. UN ejEmpto DE ACCION DE PRESENCIA: ZA SiLLA. DE UN CUADRO Lena de apremio trabaja una mujer preparando el alimento para su familia, Llamaremos “cocina” a la habitacién destinada 2 ese fin y “cocinera” a la encargeda de tan importante tarea, Sus insteumentos son el fogéa y las olla, ls viandas y las ver. 1582, @ Pit eratatae eee real Peat be eta ett | daras, el agua que puja en fa cana y Ia escoba que duerme en ‘Un poco al azar, escogemos tres de ellos: Ia pobre (onde se sients, cuando esti muy fatigada, y el marido deja le pipa, cuando vuelve cel empleo), la cebolla que estd pelando y la fuente sobre la cual deposica los trozos para preparar una ensalada, La cocinera nunca ha reparado en la naturaleza propia de sélo es una ima que le sieve para sentarse. Co- urensilio"perfectamente a "destino servical, la silla no pose® una presencia singular. Su misma perfeeciin con- siste en estar ausente; consiste en desaparecer en un doble sis tema de referencias: hacia os otros titles, que forman un eon- junts instrumental, y Fass evstencia humans, que be exe blecido esa trama de confisble servicalidad. Miseas ol everpo por vente con comodidad en una legan obra de arte —e! cuadro de va del mundo doméstico de Tos wiler-de-cocina, un == de fe Tineas ipa, ene pesedaade 6 Sent (fig. 118). En el cuadzo, la silla ocupa una posiciin central, alrededor mb cl eas sé constituye el espacio. ¥Se_organiz cosas, To- unidad hast mis ae ae va, dominadora, re ‘modo la obra de arte, en tanto com-pone un ara- besio dF Tneas y colores, erpone un mundo, En la terminolo efa de las doctinas "gestalt, damos: hace surgi f BSCENA DE ENTONACION: PRESENOIA Y LLAMAI‘? minos estéticos més estrictos, decimos: deja que la silla n* txponga ef mundo de todas esas pobres mujeres que se_pas™” tsa a Ie-vide-cocinando y fregando; pero también, bi epg 2 a 12, — Orno EJEMPLG: LA REVELACION DE UNA CEBOLLA ‘Tampoco la cebolla que prepara la cocinera posee un em! je propio: ya no es el fruto silvestre de un mundo vegetal, *! no el instrumento doméstico que se compra en el mercado por su bajo precio 0 su elevado rendimiento—, que la cocit™ ta prepara y la familia consume. En fa cocina nada se sabe sobre la cebolla misma. Recurrin® a un libro de recetas culinarias: nos enreda en complicad® rmanejos, pero no nos deja ver a la cebolla en su intima esencl Apelamos a un libro de Botanica; nos envuelve en arid? conceptuaciones, pero olvida a nuestra humilde cebolla. Unicamence la. configuracién artistca_de_una cebolla poe una presencia propia. Muy real en el uso, sdlo se revela y hace verdedera pot Ta praca del are a2 Pablo Nerds Cebolla, Tominosa redoma, pétalo a pétalo se formé tu hermosura, excamas de cristal te acrecentaron y en el secreto de Ia tierra oscura se redondeé tu vientre de rocio. Pero al aleance de las manos del pueblo, segada con accie, espolvoreada con un poco de sa, matas el hambre del jornalero en el duro camino. Extrella de fos pobres, hada madeina’ 134 envuelta en éelicado papel, sales del suelo, tema, intacta, pura como semilla de astro, y al corarte el cuchillo en'la cocina sube Is iniea ligeima sin pena. y vive Ia fragancia de Ia tierra fen tu naturales cristaling, (Panto Nenuoa, Ode « le cebolle) Frente a estos ejemplos, todavia nos preguntamos: —jNo 7 encuentra siempre el hombre ak “presencia” de las cosas? ‘FeSpondemos: —Por supuesto. Por un sapuesto ontolégic CURSES gr amual-ente-a pice levala extencls ba revelae, cid del-Ser. i Pero las necesidades de la vida practica, al movilizar deter- prinadas SeenCaE Teamenal Be permiten cue se ex {ee aguellacomprensiin preontoldgica, propia de la condiciéa humana como tal. La cena, por su parte, pone en juego otras referencias que también disuelve cruyen esa presunea presencia en_una trama de medi Ta obra de arte, en i nuestros proyectos de dé sgadura instrumental o de elsboradién cientifica—, “dest al ente, lo vuelve “instil” y lo."confina” en el mundo irmaginarios, pero de este.modo lo deja enteramente ser asta Jo des-cubre en su mis intima esencia, Todo ello acontece, repetimos, por el empuje propio de una puesta en obra, En nusstro ejemplo: por el poder nominador Ge la poesia, que hace aparecer al ente en su perfil més incon- fundible y lo constituye en su aucéntica verdad. 135 y ESCENA DE ENTONACION: PRESENCIA Y LLAMADO 13, Ex Sechero DE UNA FUENTE DE BARRO 0 EL DESTINO DEL ARTE ABSTRACTO, El mundo de la cocina todavia nos reserva un secreto mas inguietante: esa fuente de barro cocido, sobre la cual_caen_los ‘troz0s G la cebolla. 7 “Un alfarero anénimo molded la tierra, cubrié las superficies > Taps placldae-aichadament’ cose foro, can de bare y Tuego lo vendis, por unas monedas, en el mer- SAS PY sTiie ne "be" gue Grabs “obra de aie"; para el Safcant © oe vlger HSTanS 7 pa eco, un com fiable instrumento. ‘Sélo cuando arrancamos a la fuente de todas esas esclavitu- des, adve-timos, con dnimo estremecido, que dibuja un esplen- doroso espacio plistico, saturado por los ritmos de una cons- telaciSn eromitica e iluminado por misterisos reflejos meti- Ficas (fig. I 19). Porque solamente en la actitud contemplativa Ia fuente se ‘muestra tal como ella misma es —un arabesco de abstractas combinaciones— y, al mismo tiempo, como una resonancia de nuestro total Universo. Y asi nos revela un mundo tan redondo como el mundo del hombre, familiar y-misterioso,_he- cho de Barro y endurecido por el fuego, trabajado con amor_ y.vendido sin piedad, como el mundo del hombre. Nuestro ilo ejemplo aos dea, de ite modo, un,saldo imorevisto y una entefianza previsible, La silla se sevelé en el cuadro de van Gogh; la cebolla, en la Oda de Neruda; en cambio, Ia fuente de barto, en la cocina, risma. ar “Ta cocinera nada “sabe” de una posible irrupcién artistica de su ristica silla 0 de su lacrimégena cebolla. En cambio algo “sabe” de la presencia de la fuente. En_un momento de ocio Jalevé a Ia altura de sus.ojos y, sin_proponérsel, Ta “desrea~ igs”, Ta convirtié en una “bella 3 en una danza de ritmos plisticos. Y se Te oyé musitar, en si” tosce~lemgua: —="Parect ti ensueiio, parece un poema”> 136 L L a“ ou a > ° El divorcio entre la eficacia de los instrumentos y el empuje de una presencia lena de sentido, se confirmaba en aquellos cjemplos anteriores. En este iltimo més bien se insinta un amino de salida: el de un patrén de cultura que permita una jntegracién de los comporlamientos humenos. Pero éte. es otra vez, un tema de nuestra tercera Estética. Previsible es, hasta cierto punto, una ensefianza que s¢ re- fiere al dmbito de a actual Estétca de las manifestaciones artistcas, No'en balde decimos que la alfareria es la més vi. ja y difundida de todas las artes: algo asi como una matriz del saber operatorio del hombre, Porque esa fuente de barro, la mas “abstracta” de todas las obras, es también la més “re- presentativa” de todas: baro que dibuja el barro de nuestra’ figura humana. LLAMADO 14. — Canacrenes FUNDAMENTALES “Llamado” dice la presencia irradiante y dirigida de una obra de arte, consignada y destinada a un contemplador y que, de tal manera, provoca la respuesta adecuada. Por eso, en esta excena, la revelacin de la obra es el llamado que nos hace una presencia; y el acogimiento de la misma es la respuesta ade cuada a esa accién de presencia: es la total sensiblizacién del contemplador para apreciar estéticamente la obra. Pero “llamado” también hace referencia” a algo instiruido por la obra misma, No es una consignacién extrafa, sino un poder que aquélla manifiesta. Es algo que fluye de la indole de la obra, a diferencia de lo que ocurre en el dominio de los ditiles®, Por éilkimo, “Ilamado” dice que no somos 10s simples remi- tentes, sino los encargados de revelarla, en tanto respondemos 4 clla,es decir, en tanto la acogemos como obra de arte. Asi vemos que la obra munca se nos presenta como un mero “es: 137

También podría gustarte