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A partir de este artículo quisiera compartir con los colegas y profesionales del
equipo de salud algunas reflexiones en torno al tema de trasplante de órganos desde la
bioética.
Si bien no considero ser una experta bioeticista ni saber de filosofía moral (lo cual
no garantiza un seguro de honestidad) creo que iniciar estas reflexiones, que en lo
personal me han dejado más dudas que certezas, en mí ha movilizado y dinamizado la
mirada profesional hacia los sujetos de la intervención profesional. No resulta fácil mirarse
e inclusive preguntarse ¿esto es lo correcto? El camino que se recorre al reflexionar
sobre el propio accionar vale la pena, principalmente por aquellos con quienes
trabajamos, por la profesión y por cada uno de nosotros; todos estos espacios y personas
involucradas crecen luego de la reflexión.
INTRODUCCIÓN
Y esto conflictos de valores se presentan a partir de los grandes avances que las
ciencias de la salud tuvieron durante el siglo XX. Un amplio desarrollo que les permitió y
permite intervenir con mayor intensidad y capacidad en la posibilidad de modificar y
revertir procesos de salud-enfermedad gracias a esos avances de la tecnología. Tal es el
desarrollo de la tecnología médica que, hoy las ciencias de la salud pueden intervenir en
la cantidad y calidad de vida de una persona, en cuando nace, cuando y como mueren las
personas, entre otras cuestiones; produciendo una irrupción ( en algunos casos de
manera violenta) en los proyectos de vida de los sujetos, no siempre haciendo lo que es
éticamente correcto hacer.
El análisis bioético de los trasplantes (segunda etapa del proceso) podría ser
aplicado a dos niveles :uno social a nivel de macroestructurras sociales y otro individual a
nivel de microprocesos, no siendo excluyentes el uno del otro. Considero a este último
como un ámbito de mayor posibilidad de aplicación y ejecución del Trabajo Social.
Pero en este análisis, ¿quien tienen derecho a decidir cuando mueren las
personas por la quita de recursos económicos, materiales y humanos (no asignación de
recursos al área trasplante)? A mi entender no somos jueces ni dioses para decidir.
Pero si es importante que tengamos claro que podemos asesorar e incidir sobre
quienes toman las decisiones, y es un deber deontológico asesorar de la manera más
ética posible a nuestros gobernantes y decisores.
Es muy triste para la sociedad en su conjunto, pero muy beneficioso para quienes
necesitan de un trasplante, que hoy impacte más un titular “Juancito necesita un corazón”
que los niveles de pobreza de más del 50% de la población del país y las consecuencias
futuras de la desnutrición en nuestros niños. Ambas situaciones merecen de un trato
éticamente justo. Cabe aclarar que muchas veces la prensa, desde una actitud
sensacionalista genera conceptos en la población en relación a los trasplantes que son
falaces y hasta carentes de contenido, pero venden.... Desde la significación social que
tiene la muerte en nuestra población, la prensa utiliza morbosamente ese significado para
generar consumo. Y nuestros gobernantes desean estar lo menos vinculados posible en
la prensa a temas de esta índole (trasplantes)
Nuestra posición como profesión nos sitúa en medio de los intereses de pacientes-
individuos y las instituciones y sociedad en su conjunto. En los equipos de salud humana (
a excepción de los profesionales de la salud mental) los papeles de las demás
profesiones están muy estructurados y limitados, restando plasticidad a la intervención y
por ende estando imposibilitados de “escuchar” al sujeto mismo de la intervención
médica: el sujeto que requiere de un trasplante
PRINCIPIOS DE BIOETICA
d) Justicia: Este tal vez sea el principio que más cueste a la hora de aplicar ya que se
juega un doble papel donde se está entre los intereses de las personas y los intereses
societarios. Implica además el trato honesto y justo (equitativo de los recursos
disponibles) que se debe dar a los enfermos y a su entorno próximo. Genera un gran
dilema para el Trabajador social, ya que históricamente los recursos han sido
insuficientes en relación a las necesidades de la población. Y trasplante de órganos no es
la excepción ¿Cómo ser justo con aquello que es escaso?
Autonomía: por tratarse de una paciente psiquiátrica, con características infantiles resulta
dificultoso determinar si la paciente tiene un real entendimiento de la implicancia de un
trasplante y si la paciente goza de la capacidad de autocuidado y autodeterminación.
Además no se le había brindado toda la información necesaria para la toma de decisiones
ni a su familia (por falta de presencia). Por ello es necesario solicitar interconsulta con
personal de Salud mental a los fines de establecer la capacidad de autodeterminación de
la paciente.
Agradecimiento
Agradezco a la Dra. Susana Vidal del Dpto de Bioética del Ministerio de Salud de la
Provincia de Córdoba, por su colaboración y aportes esclarecedores; con una mirada más
humana sobre el tema de los trasplantes.
BIBLIOGRAFIA