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Su importancia social
El intento de las autoridades de Catamarca por encubrir el asesinato desencadenó históricas
movilizaciones populares que contaron con el apoyo de amplios sectores en todo el país, tras
lo cual se logró el esclarecimiento del homicidio, se puso de manifiesto las
condiciones semifeudales de ejercicio del poder en muchas provincias argentinas, y produjo
un considerable cambio político en Catamarca.
Aquellas «marchas del silencio» se popularizaron como método de lucha popular en
muchísimos otros lugares del país en los que se reclama contra la impunidad, si bien no
fueron un invento del momento sino una reactualización de un método de lucha que ya había
sido practicado en los años setenta.
Biografía
María Soledad Morales nació el 12 de septiembre de 1972 en Valle Viejo, Provincia de
Catamarca, hija de Elías Morales y Ada Rizzardo. A María Soledad, o "Sole" como la llamaban
los más cercanos, le gustaba escribir poemas y era buena estudiante, excepto algunas veces
en matemáticas. Era consciente de la situación económica de su familia, y por eso mismo le
había comunicado a su madre que cuando terminara el secundario iba a estudiar para ser
maestra jardinera, ya que era una carrera corta, y con su sueldo ayudaría en los gastos de la
casa.1
A veces era niñera de sus primos o de los hijos de los amigos de la familia, cuando estos
tenían que salir y no sabían con quien dejarlos. Su pasatiempo era escuchar música del Trío
San Javier o Paz Martinez. Uno de sus sueños era el de ser modelo, debido a su estatura
(1,63) sus amigas la apoyaban alabando su figura.
Según un test realizado durante un retiro espiritual, se le pregunta sobre una fecha inolvidable
y María Soledad escribe "21 de enero". Esa fecha se refiere al verano de 1989, día en que
conoció a Luis Tula,3 un hombre mayor que ella con el que tuvo un noviazgo en secreto debido
a la diferencia de edad; él tenía 28 años y ella 17.
La cobertura mediática
En medio de la investigación, Guillermo Luque dejó de ser visto en la provincia. Su huida fue
notoria y motivo de especulaciones periodísticas. El 22 de febrero de 1991, el
periodista Alberto Moya lo descubrió en Buenos Aires, adonde había sido llevado por el
comisario Luis Patti ―actualmente en cadena perpetua―
El primer periodista de Buenos Aires enviado a Catamarca para cubrir el caso fue Ernesto
Tenembaum quien hizo varias notas para el diario Página/12 antes que nadie, lo que le valió
un importante ascenso en su carrera.
Días después llegaron periodistas de Canal 9 y la periodista Alejandra Rey, de la
revista Somos. El periodista Luis Pazos, del diario Clarín (de Buenos Aires) fue galardonado
con el premio ADEPA por su cobertura sobre el tema.
En 1991, Luis Pazos y Alejandra Rey escribieron el libro No llores por mí, Catamarca. Tras la
publicación, Alejandra Rey fue despedida de la revista Somos porque había escrito el libro en
horario de trabajo y con material perteneciente a la editorial.
La película
En 1993, el director de cine Héctor Olivera ―autor de La Patagonia rebelde y La noche de los
lápices― filmó El caso María Soledad, llevando el asesinato y la impunidad al conocimiento
masivo.
El juicio
En esas condiciones, recién en 1996 se inició el juicio oral por el asesinato de María Soledad.
Los imputados fueron Guillermo Luque y Luis Tula (ex novio de la víctima). La televisión
nacional dio amplia cobertura al juicio transmitiéndolo en directo y registró en detalle los
gestos de los jueces que evidenciaron una actitud parcial. Los gestos del juez Juan Carlos
Sampayo fueron reiterados por Canal 13 (de Buenos Aires) ―que había sido autor de la
primicia, alertado por un televidente― y por el resto de la televisión nacional y produjeron un
nuevo escándalo que llevó a la anulación del juicio.
En 1998 se realizó un nuevo juicio. Las condiciones políticas en el país y en la provincia
habían cambiado considerablemente, y el 27 de septiembre de 1998, Guillermo Luque fue
condenado a 21 años de prisión por el asesinato y violación de María Soledad Morales ―pero
solo cumplió 14 años de prisión―, en tanto que Luis Tula fue condenado a 9 años de prisión
como partícipe secundario del delito de violación.
El tribunal ordenó investigar el encubrimiento, pero nunca se hizo. El encubrimiento podría
alcanzar a la plana mayor de la policía catamarqueña, al ex gobernador Ramón Saadi, al
subcomisario Luis Patti y al propio ex presidente Carlos Menem.