Etimológicamente, significa “camino” hacia algo. Una acción encaminada
a un fin, un medio para conseguir un objetivo determinado. El método no tiene un valor propio, autónomo, sino que es siempre algo subordinado a la finalidad perseguida. Por eso es instrumental. Es manejado por una sola persona, el educador. Este ha de tener la libertad de aplicarlo según las circunstancias externas e interna, según el momento y según las condiciones de la personalidad del educador y las características de los alumnos. El método no puede anular al educador sino debe esta a su servicio. El método debe reunir algunas condiciones: debe ser psicológico, es decir, adaptarse a la etapa del desarrollo evolutivo en que se encuentran los alumnos y debe ser didáctico porque debe perseguir un fin, tender al logro de objetivos propuestos. Actualmente, la pedagogía musical no se ajusta a un solo método, sino maneja diversos métodos con total libertad y amplitud, los cuales aportan desde ángulos diferentes los estímulos necesarios para el aprendizaje. La música ejerce un impacto directo sobre la totalidad del ser infantil. El niño capta la música en sus primeros contactos como una realidad global, a medida que adquiere diversas experiencias en el campo musical irá discriminando aspectos complementarios de esa realidad. La educación musical deberá recorrer ese mismo camino, por eso se ha definido los siguientes pasos metodológicos, muy generales, que atienden a todo el proceso de enseñanza aprendizaje: - Vivenciación. - Apreciación-comprensión. - Expresión. La división solamente responde a un fin didáctico, porque en la realidad estas etapas pueden sucederse sin solución de continuidad, de acuerdo a los aprendizajes anteriores y al estilo cognoscitivo de los alumnos.
Vivenciación.
La vivencia es la primera impresión o experiencia de algo por parte del
sujeto consciente. Es intuitiva, concreta y afectiva, y a medida que actúa sobre ella la elaboración de la conciencia, va perdiendo su carácter. Siguiendo a Jean Piaget, que decía: “(…) el afecto es el principal motor o motivador de los procesos de desarrollo mental”, al encarar la actividad nos proponemos involucrar a nivel sensible y afectivo, para generar un compromiso personal con la tarea. Se trata de orientar, en un primer momento, para que el alumno se conecte con la situación u objeto de estudio, experimentando con su interioridad a un nivel inconsciente.
Apreciación-comprensión.
Producido el contacto global, el objeto de estudio aparece vagamente
diferenciado en sus rasgos particulares. Se suscita un nutrido conjunto de principios, valoraciones, preferencias, prejuicios, etc., según los cuales se juzga, acepta o rechaza. Se empiezan a notar semejanzas, diferencias, se establecen relaciones con lo conocido. Al hacer esto se sale de la pura contemplación, de la actitud receptiva, se responde activamente, se está apreciando. La conciencia afectiva genera una comprensión global sumada a una valoración intuitiva. Se han puesto en juego no solo aspectos mentales conscientes, sino además un amplio e indefinido espectro e inclinaciones personales. Es aquí donde el alumno manifiesta todo el caudal de experiencias y conocimientos que trae consigo. Paulatinamente los elementos estructurales del lenguaje musical se van delineando. Se observa, explora, reconoce, analiza, investiga, reflexiona, esquematiza…Se llega a la internalización, a la aprehensión.
Expresión.
Los alumnos proyectarán espontáneamente lo aprehendido, resolverán
problemas, establecerán derivaciones, integrarán, compondrán un producto original (producción escrita, plástica, gráfica, musical, recreación o creación de una obra musical u oral). El conocimiento adquiere así una forma simbólica palpable. Sólo al adquirir la capacidad de expresar o comunicar, se completa el proceso de aprendizaje. Independientemente de la calidad del proceso, lo que se devuelve, aunque no sea de ese individuo, por el solo hecho de haber pasado a través de él, es un poco suyo. Ya contiene elementos personales. Pero lógicamente, al hablar de expresión y acercarnos a lo que puede ser la expresión creativa, pretendemos que el producto devuelto sea, en lo posible, más personal, que haya mayor cantidad de elementos propios del individuio. Partimos de la práctica, volvemos a una práctica enriquecida.
Actividades.
Para que el proceso general de enseñanza-aprendizaje se cumpla con
éxito, la organización de las actividades musicales deberá responder a los pasos antedichos. Es importante por ello seleccionar en primer término, aquellas actividades que permitan al alumno tener la vivencia del hecho sonoro a trabajar; luego las que favorezcan la comprensión global, es decir, las que pongan en juego las habilidades, destrezas, conocimientos que el alumno ya tiene incorporados y que conduzcan a una comprensión analítica. Por último las actividades que habrá que seleccionar serán las que orienten a la expresión creadora individual y colectiva.