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Son meditaciones que están en movimiento y que tienen la cuota necesaria para la auto-
observación. Las que aquí están descritas, incluyen todas, música ya determinada y creada
para estos fines.
“La Meditación Dinámica dura una hora y tiene cinco etapas. Puede ser hecha solo, pero la
energía es más poderosa si se realiza en grupo. Es una experiencia individual, de manera
que debes abstraerte de la presencia de los demás a tu alrededor y mantener tus ojos
cerrados durante toda la meditación, utilizando preferentemente una venda para los ojos. Es
mejor tener el estómago vacío y usar ropa suelta y confortable.
¡Explota! Deja salir todo lo que necesite ser arrojado fuera. Vuélvete totalmente loco, grita,
chilla, llora, brinca, sacúdete, baila, canta, ríe, revuélcate. No retengas nada, mantén todo tu
cuerpo en movimiento. Un poquito de actuación es a menudo de ayuda para comenzar.
Nunca permitas que tu mente interfiera con lo que está sucediendo. Involúcrate de manera
total.
Con los brazos levantados, brinca hacia arriba y a hacia abajo, gritando el mantra “¡hu!,
¡hu!, tan profundamente como puedas. Cada vez que caigas en la planta de tus pies, deja
que el sonido martille profundamente en el centro del sexo. Entrega todo lo que tienes,
agótate totalmente.
Quinta Etapa: Celebra y regocíjate con la música y el baile, expresando tu gratitud hacia el
todo. Lleva tu alegría contigo a través del día.
Si tu espacio para meditar te impide hacer ruidos, puedes practicar esta alternativa
silenciosa: en lugar de lanzar afuera el sonido, deja que la catarsis de la segunda etapa tenga
lugar enteramente a través de movimientos corporales. En la tercera etapa, el sonido “¡Hu!
Puede ser martillado silenciosamente adentro y la quinta etapa puede convertirse en un
baile expresivo.” 21-22
“La nataraj es baile como meditación total. Hay tres etapas que duran un total de 65
minutos.
Baila con los ojos cerrados, como si estuvieras poseído. Deja que el inconsciente asuma
totalmente el control. No controles tus movimientos ni seas un testigo de lo que está
sucediendo. Sólo entrégate totalmente al baile.
Relájate y deja que todo tu cuerpo comience a sacudirse, sintiendo que la energía sube
desde los pies. Suéltate totalmente y conviértete en las sacudidas. Puedes tener los ojos
abiertos o cerrados.
Baila…de cualquier forma como tú desees, y deja que todo el cuerpo se mueva como
quiera.
“La Nadabrahma es una antigua técnica Tibetana que originalmente se hacía en las
primeras horas de la mañana. Puede ser hecha a cualquier hora del día, solo o con otros,
pero debes tener el estómago vacío y permanecer inactivo durante al menos 15 minutos
después. La meditación dura una hora y tiene tres etapas.
Siéntate en una posición relajada, con ojos y labios cerrados. Comienza a zumbar,
produciendo un sonido lo suficientemente fuerte como para que otros te oigan y produzcas
una vibración a través de tu cuerpo. Puedes visualizar un tubo hueco o un recipiente vacío,
llenado sólo con las vibraciones del zumbido. Llegará el momento en que el zumbido
continúa por si solo y tú te conviertes en un oyente. No hay que respirar un ninguna forma
especial, y puedes alterar el tono o mover tu cuerpo suave y lentamente, si así lo deseas.
La segunda etapa está dividida en dos segmentos de siete minutos y medio. Para la primera
mitad, mueve tus manos- palmas hacia arriba- describiendo círculos hacia fuera.
Comenzando a nivel del ombligo, las dos manos se mueven hacia el frente y luego se
separan para formar dos círculos grandes, el uno frente al otro, a la izquierda y la derecha.
El movimiento debe ser tan lento que a veces parezca no haber movimiento. Siente que le
estás dando energía al universo.
Luego de siete minutos y medio gira las palmas hacia abajo y comienza a moverlas en la
dirección contraria. Ahora las manos se unirán hacia el ombligo y luego se separarán hacia
fuera, a los lados del cuerpo. Siente que estás recibiendo energía. Tal como en la primera
etapa, no reprimas ningún movimiento suave y lento en el resto de tu cuerpo.
MEDITACIÓN EN QUIETUD.
Recuerda que no se espera que suceda nada especial. No hay éxito ni fracaso, ni tampoco
existe el progreso.” Pp 70