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Modulo 1 Tema 2 PDF
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MÓDULO 1: Construcción
social del género.
Profesora: Ianire Estébanez Castaño, psicóloga, ciberactivista y experta en
género
Androcentrismo 3
Misoginia 4
Heteronormatividad 4
Androcentrismo
Es decir, conocemos el mundo desde la visión de cómo son, piensan y hacen los hombres. Y la participación
femenina se considera anecdótica, o el conocimiento sobre las mujeres se considera una excepción.
Uno de los aspectos más claros del androcentrismo es el lenguaje, en el que nos han enseñado que el
masculino genérico engloba a hombres y mujeres, pero a veces se usa el masculino sólo para referenciar
a los hombres. En este aprendizaje, las mujeres aprenden que a veces son nombradas y otras no, pero
sobre todo, aprenden a ser personas de segunda. Así, existe una íntima conexión entre la lengua utilizada
y la posición femenina en esa sociedad. (Bengoechea).
Ejemplos de androcentrismo podemos encontrar a la hora de descubrir cómo múltiples medidas que se
consideran “la media” se basan en una corporalidad media masculina (como la forma del cinturón de
seguridad, que no se adapta a la corporalidad femenina, o las alturas que se consideran normalizadas de
diferentes espacios físicos o mobiliarios –incluso aunque sean de cocina, y ésta esté tradicionalmente
considerada femenina-).
El androcentrismo es una forma de pensamiento que puede socializarse de manera muy sutil, o que
habitualmente no percibimos, pues hemos construido nuestra forma de pensar sobre el mundo de los
mensajes que recibimos, y en pocas ocasiones cuestionamos las concepciones más básicas.
Uno de los ejemplos que demuestra la importancia de tener en cuenta en nuestra visión del mundo la
existencia de las mujeres, es el caso de la sintomatología conocida sobre el infarto de miocardio.
Seguramente todas las personas hemos aprendido la anatomía del cuerpo humano con un modelo
anatómico masculino, y hemos considerado que tanto hombres como mujeres se asemejan a ese único
modelo. Pero si miramos la realidad desde una visión no androcéntrica, incluyendo a las mujeres en nuestra
visión del mundo, y la medicina empieza a realizar investigaciones y estudios para analizar si existen
diferencias entre mujeres y hombres, nos encontramos sorpresas como que los síntomas que conocemos
sobre el infarto de miocardio, y que se difunden en campañas de prevención de infartos para prevenir a la
población, son síntomas que son los habituales en los hombres, pero no así en las mujeres. Así,
actualmente sabemos que fallecen hasta un 6% más de mujeres por enfermedades cardiovasculares en
comparación con la población masculina por este desconocimiento, a pesar de que los síntomas típicos
pueden ser compartidos, la enfermedad cardiovascular en las mujeres es diferente y puede cursar con
síntomas distintos, que en muchos casos tanto las mujeres, como las y los profesionales sanitarios que las
atienden, no tienen costumbre de tener en cuenta.
Puedes acceder a esta información concreta en el enlace de la campaña “Somos diferentes ante el infarto
de miocardio”. https://www.cmb.eus/campana-cmb-somos-diferentes-ante-infarto-miocardio-2018
TEMA 2: Androcentrismo, misoginia y heteronormatividad. Desigualdades de género
El androcentrismo, es decir, tomar como norma para toda la población lo que conocemos solo de los
hombres, es un sesgo de género, por tanto, que nos hace ver la realidad desde una única perspectiva,
pero no lo explica todo.
Además de todo ello, no podríamos considerar que aquellas situaciones que ocurren a las mujeres o tienen
que ver con las mujeres sean una excepción a la norma, ya que las mujeres forman parte de más de la
mitad de la población. Es una cuestión de justicia que más de la mitad de la población, esté representada,
tenida en cuenta, estudiada y forme parte activa de la sociedad.
Misoginia
4
Del pensamiento androcéntrico que coloca al hombre como centro del universo, parte la misoginia.
La misoginia es la aversión o el odio hacia las mujeres. Una tendencia ideológica que desprecia a las
mujeres y a todo lo considerado como femenino.
El término misoginia está formado por la raíz griega “miseo”, que significa odiar, y “gyne” cuya traducción
sería mujer, y se refiere al odio, rechazo, aversión y desprecio hacia las mujeres y, en general, hacia todo
lo relacionado con lo femenino. Ese odio (sentimiento) ha tenido frecuentemente una continuidad en
opiniones o creencias negativas sobre la mujer y lo femenino y en conductas negativas hacia ellas. Cuando
hablamos de misoginia nos estamos refiriendo a una actitud que, además, tiene claros puntos de contacto
con lo que se ha denominado sexismo tradicional u hostil. (Ferrer y Bosch, 2000). La misoginia puede
manifestarse mediante diferentes formas, desde las más sutiles hasta las más agresivas en forma de
violencias.
En la mayoría de mitologías del mundo antiguo, religiones y muestras culturales hay presencia de
comportamientos y actitudes misóginas. Por ejemplo, uno de los filósofos más influyentes, Aristóteles, decía
que la mujer “es un hombre incompleto, una deformidad, un ser inferior”; Pio Baroja opinaba que “la mujer
actual elegante no tiene vida interior ninguna. Parece que el poco cerebro que tenía se le ha evaporado”; o
Quevedo decía de la mujer “Es bueno cuando está en la sepultura”. (Suarez, 2007).
En conclusión, y aunque en la actualidad desde muchas sociedades se esté tratando de cambiar estas
concepciones, la mayor parte de nuestras culturas, y por tanto, de nuestras sociedades, y nuestras
historias, están influidas por un pensamiento androcéntrico y misógino, donde la norma se dicta desde el
género masculino, y se reproducen ideas erróneas sobre las mujeres basadas en el odio y la diferencia. Por
eso, vivimos aún en sociedades machistas, en las que de formas a veces directas y otras sutiles, se sigue
manteniendo una idea de superioridad de los hombres sobre las mujeres.
Heteronormatividad
El concepto heteronormatividad surge dentro del marco de los estudios y políticas queer y de los feminismos
negros, ligado a las luchas de los feminismos Cyborg y los transfeminismos. Es un cuestionamiento del
orden social dominante, de la norma impuesta que supone la heterosexualidad. (Platero, Rosón y
Ortega, 2017).
Según la obra “Barbarismos queer”, la heteronormatividad es el régimen político, social, filosófico y
económico generador de violencias hacia todas aquellas personas que no seguimos un patrón de género,
de sexualidad, de prácticas y deseos asociados a la heterosexualidad. Incluso si se cumple con cada
mandamiento de lo considerado “normal”, sigue existiendo una importante violencia contra aquellas
personas situadas en los márgenes.
Desde este punto de vista, se entiende que la heteronormatividad está ejerciendo violencias contra aquellas
personas que no cumplen el mandato cultural de sentirse o identificarse heterosexuales. Así, varias autoras 5
identifican la violencia y la opresión que se encuentra en este mandato. Butler explica que la
heteronormatividad marca qué personas son sujetos posibles dentro de la escena política. (Butler, 2004),
y Witing (1992), que el pensamiento heterosexual impone una interpretación totalizadora.
Así, debido a la heteronormatividad, las sociedades, a través de sus instituciones y políticas sociales
refuerzan la idea de que las mujeres y los hombres existen con el objetivo de complementarse, y todas las
relaciones sexuales deberían ser entre hombre y mujer, así que las personas que no se ajustan a este
sistema son calladas o invisibilizadas.
Si la heterosexualidad se toma como una norma, y a toda persona que no cumple ella, se la considera “no
normal”, se puede afirmar que esa heteronormatividad, está siendo opresiva y violenta.
Diferencias y desigualdades
Teniendo en cuenta las diferencias en la forma en que las sociedades consideran a las personas según su
sexo, género, u orientación sexual, hablamos de que tienen lugar desigualdades sociales.
Las diferencias
Son algo que nos caracteriza como seres humanos, ya que todas las personas somos diferentes, con
características múltiples, variables, diversas. Pero que las personas seamos diferentes, o, que en ocasiones
se identifiquen diferencias entre colectivos de personas, no tendría que conllevar que una persona o un
colectivo concreto sea inferior o superior. Eso es lo que se denomina una desigualdad.
Las desigualdades
Aunque las diferencias entre personas podrían utilizarse para valorar la diversidad, históricamente se han
utilizado como base para generar las desigualdades sociales. La desigualdad social, es un concepto que
se refiere a las ventajas y desventajas sociales que una persona, por diversas causas posee respecto a
otras.
TEMA 2: Androcentrismo, misoginia y heteronormatividad. Desigualdades de género
Se habla, por tanto, de desigualdad de género para aludir a un concepto social que muestra las
desventajas sociales que tienen las mujeres respecto de los hombres, que son consecuencia directa de un
modelo social, organizado desde una perspectiva androcéntrica y patriarcal que impone sus valores como
hegemónicos.
1. La mujer y la pobreza
2. El acceso desigual a la educación
3. La falta y acceso desiguales a los sistemas de salud
4. La violencia contra las mujeres
5. Los diversos aspectos de vulnerabilidad de las mujeres en conflictos armados
6. La desigualdad en las estructuras económicas
7. La desigualdad en el poder y la toma de decisiones
8. Carencia de variados mecanismos institucionales para mejorar el adelanto de las mujeres
9. La falta de respeto y la protección inadecuada en cuanto a los derechos humanos
10. La sub-representación de las mujeres en los medios de comunicación
11. La desigualdad en la gestión de los recursos naturales y en la salvaguardia del medioambiente
12. La discriminación y violación de niñas.
Así, en diferentes países y sociedades, encontramos diferentes ejemplos de desigualdades de género que
persisten hoy en día.
A nivel familiar
Las tareas domésticas o el cuidado de las personas dependientes, todavía se siguen concibiendo como
responsabilidad de las mujeres, y las mujeres siguen siendo quienes más medidas de conciliación laboral
buscan para asumir el cuidado de las personas menores o dependientes.
TEMA 2: Androcentrismo, misoginia y heteronormatividad. Desigualdades de género
A nivel económico
Las mujeres reciben sueldos más bajos, tienen puestos de trabajo más precarios y mayor inestabilidad y
discriminación, tienen más frecuencia de reducciones de jornada para el cuidado de otras personas y ello
repercute económicamente en sus recursos, en muchos casos también tienen menos propiedades y bienes.
A nivel social
Aún en muchos espacios las mujeres siguen apareciendo como subordinadas a hombres, o tienen menor
presencia y representación en espacios públicos, por lo que se las tiene menos en cuenta.
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Los derechos de las mujeres están siempre en cuestión y dependen de quienes gobiernen.
Una de las muestras más claras de que esta desigualdad de género no se ha eliminado de nuestra
sociedad, es la violencia que se ejerce contra las mujeres.
Hablar de desigualdad requiere distinguir también entre los efectos de la discriminación (las situaciones de
desigualdad) y sus causas (los factores de desigualdad). Se denominan situaciones de desigualdad a
aquellas que se pueden observar y medir, por ejemplo, la mayor precariedad en las condiciones laborales
de las mujeres, o la brecha salarial existente entre mujeres y hombres. Mientras, los factores de desigualdad
remiten a las causas de la desigualdad, están en la raíz de la discriminación y su identificación es más
compleja (el escaso reconocimiento que las mujeres suelen tener en la vida pública, o la
sobrerrepresentación que tienen en el ámbito de los cuidados, etc.)
En este sentido, el Manual práctico para la identificación de desigualdades de género publicado por la Junta
de Andalucía identifica la necesidad de tener en cuenta:
Papeles y roles de género: Algunos factores de desigualdad asociados a esta dimensión son: la
sobrecarga de trabajo y de responsabilidad doméstica y de cuidados en las mujeres, o el uso diferenciado
del tiempo y del espacio por mujeres y hombres. Se puede encontrar tolerancia con la sobrecarga de trabajo
de las mujeres, como algo natural, y la ausencia de corresponsabilidad por parte de los varones en el
reparto del trabajo y de la responsabilidad familiar como algo natural también.
Valores y expectativas sociales. Los valores, normas, hábitos y comportamientos sociales imperantes
colocan a mujeres y hombres en situaciones de desigualdad. Las consecuencias del funcionamiento de los
estereotipos de género se relacionan, principalmente, con la perpetuación del mandato de género mediante
la adscripción de tareas, uso del espacio y del tiempo, con la invisibilidad de las aportaciones de las mujeres,
salvo en lo estrictamente relacionado con el mandato de genero vinculado al papel de cuidadoras, madres,
esposas y con la infravaloración de saberes y habilidades de las mujeres. También se relacionan con no
estimar sus trayectorias como referentes negando su transmisión y aparición en las esferas del saber o la
presencia en los medios; el mayor grado de tolerancia social frente a las desigualdades de las mujeres.
Puedes revisar las desigualdades de género más presentes en tu país/cultura, accediendo a datos y
estadísticas de las instituciones públicas de igualdad de referencia, para una mayor especificidad. Saber 8
cómo se presentan estas desigualdades, y cómo están cambiando y modificándose, es importante para
entender la situación de las mujeres en nuestras sociedades.
TEMA 2: Androcentrismo, misoginia y heteronormatividad. Desigualdades de género