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ECONOMIA MODERNA

(Capítulo extractado de: Zambrano, Lina. Curso Básico de Fundamentos de Economía y


pensamiento económico. Bogotá: FUCLA, 2009)

El capitalismo como sistema mercantil moderno, alcanza un alto grado de complejidad


en su funcionamiento. Ese paso de las mercancías de ser valores de uso a ser
importantes ahora por su valor de cambio, esa transformación del acervo conseguido
mediante el intercambio comercial a capital cuando llega a la producción, genera
dinámicas muy variadas.
Gran parte de ellas surgen de la confirmación de la idea de Adam Smith según la cual la
actividad manufacturera (entendida como la transformación de unas materias primas sin
ningún proceso de trabajo en bienes elaborados) permite una mayor división del trabajo
y dadas las ventajas de este proceso, se da un gran incremento de la productividad y de
la riqueza en una economía mientras se acelera el cambio técnico. Tal división no puede
desarrollarse a profundidad en una actividad como la agricultura porque las diferentes
actividades que implica, están muy separadas en el tiempo (la siembra, fumigaciones,
riego, etc).
En este marco del moderno desarrollo capitalista capitalista empieza a hacerse mucho
más visible que el crecimiento económico se da por dos caminos:
Primero, el incremento de las herramientas y el trabajo empleados en la producción, es
decir, a mayor número de máquinas, herramientas, materias primas que se transforman
(factores que hacen parte del capital) y de empleados (factor trabajo), se genera un
aumento proporcional en el producto, en la riqueza; este es el camino de la
acumulación; los factores de producción (el capital y el trabajo) se incrementan y la
riqueza crece en la misma medida.
Segundo, a pesar de contar con la misma cantidad de factor capital y de factor trabajo,
existe un aumento de la habilidad del trabajador, una mejor forma de organización de
las actividades o una mejora técnica en las herramientas que aumentan la capacidad
técnica y social de producción de riqueza; este es el camino del aumento de la
productividad; con una misma cantidad de factores se obtiene mayor riqueza.
En medio de este proceso de desarrollo del capitalismo también puede observarse que el
comportamiento de las distintas economías alrededor del mundo no es homogéneo. El
capitalismo no evoluciona al mismo ritmo ni de la misma manera en los distintos países,
incluso tiene características marcadamente distintas en las regiones que conforman un
mismo país.
Esas diferencias surgen de aspectos como la ventaja que tienen las economías en las
que primero se desarrolló el capitalismo y aparejado con él, la actividad manufacturera y
su desarrollo técnico. Surgen también del tipo de producción que pueden generar las
economías dadas las características de sus factores productivos (capital y trabajo) y de
las ventas de esos productos en los mercados internacionales.
Esta serie de aspectos que diferencian las economías alrededor del mundo también
hacen que cada una de ellas cumpla un rol en el sistema capitalista; algunos son
grandes polos de producción, crecimiento y desarrollo, otros países y regiones están en
el papel de proveedores de materias primas (recursos sin procesar) y trabajo poco
productivo.
Todas estas interacciones y aspectos de la realidad del capitalismo actual se abordan en
el desarrollo de esta unidad que comprende la explicación de conceptos como la
acumulación, la diversificación productiva, el progreso técnico y la relación de todos ellos
con el crecimiento en el marco de un sistema capitalista.

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1.1 PRODUCTIVIDAD Y PROGRESO TÉCNICO

En la economía moderna capitalista el valor de cambio es el que se torna fundamental


para la sociedad. Ya no se quieren los bienes para el consumo inmediato sino para lograr
a partir de ellos un excedente acumulable, que cuando se vuelca a la producción se
denomina capital y se usa en la generación de mercancías que deben realizarse en el
mercado, para retornar un beneficio. En este marco, todo capitalista quiere aumentar su
producto, aumenta así su riqueza y la de la sociedad (lo que no implica que esta se
distribuya beneficiando a todos sus miembros).
Es por ese motivo importante analizar cómo crece el producto. Como se citó antes, la
riqueza se puede incrementar por acumulación o por productividad. La acumulación
exige la disciplina del capitalista para reinvertir productivamente parte de sus ganancias
(lo que gana por aportar el capital que requiere la producción), es decir, es necesario
que reponga de nuevo las herramientas y contrate los trabajadores para iniciar un nuevo
ciclo productivo que le genere nuevos beneficios y continúe así la acumulación. La
productividad exige mecanismos distintos.
Adam Smith asoció el aumento en la productividad con el grado de división del trabajo.
Este último proceso presente en los esquemas de producción de una economía, incentiva
los intercambios y favorece la extensión de los mercados; esta extensión a su vez
permite que se siga ampliando la división del trabajo. La fragmentación de las
actividades dentro de una unidad productiva, en una empresa, implica la existencia de
un crecimiento de la productividad que permite un incremento en el producto sin
modificar la cantidad de factores productivos, capital y trabajo (Thirlwall, 2003).
Esas ganancias en productividad que permite la división del trabajo provienen de las tres
ventajas que tiene este proceso y que se mencionaron en la primera unidad. La
habilidad que adquieren los trabajadores al realizar la misma actividad repetidas veces,
el ahorro de tiempo al no tener que cambiar de labor y la posibilidad de introducir
mejoras que faciliten la tarea debido al conocimiento que por la experiencia adquiere
una persona, es decir, la posibilidad de generar innovaciones y cambio técnico (Smith,
1776).
Es necesario destacar aquí que la división del trabajo en sí misma es un cambio técnico,
fue una nueva forma de organizar a los trabajadores dentro de una empresa y en el
conjunto de la economía; esa reorganización implicó un aumento de la productividad por
las ventajas descritas en el párrafo previo, y también generó la posibilidad de crear
innovaciones tecnológicas que continuaran el proceso de aumento de productividad y
consecuentemente, de la riqueza.
La industria manufactura, al ofrecer una mayor posibilidad de separar actividades a su
interior, da la oportunidad de avanzar en el proceso de división del trabajo y por ende,
brinda la posibilidad de desarrollar mayores grados de productividad y cambio técnico,
ya que se producen desarrollos de maquinaria que agilizan la realización de las
actividades necesarias en este sector; en este orden de ideas, una mayor productividad
y acelerado desarrollo tecnológico es mas posible en economías donde la actividad
manufacturera es mas avanzada.
Ese desarrollo de la manufactura requiere que en las economías se produzca un cambio
estructural, es decir, una modificación en la importancia relativa de los sectores
productivos de un país determinado. Existen tres sectores en las economías, el primario
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(agropecuario), el secundario (industria manufacturera) y el terciario (dedicado a la
prestación de servicios). En una economía con escaso grado de desarrollo predomina la
actividad agrícola; para dar paso a un ritmo mas acelerado de crecimiento se requiere
un cambio estructural en el que la manufactura se convierta en el sector mas importante
y motor para la acumulación.
Dada esa importancia del sector manufacturero para el crecimiento, las siguientes
secciones de esta unidad girarán en torno a este tema, especialmente, a como influye en
el comportamiento de distintas economías con diferentes grados de desarrollo.

1.2 ACUMULACIÓN Y DIVERSIFICACIÓN PRODUCTIVA

De los párrafos anteriores se establece que la industria manufacturera permite una


mayor dinámica para una economía gracias a que acelera los procesos de acumulación
por los procesos de productividad y desarrollo técnico que se dan en su interior. Esa
acumulación que se genera por el desarrollo de esta industria, da paso al avance de
capacidades productivas en diversas ramas productivas. Este proceso se da gracias a la
extensión de los encadenamientos generados por las demandas intermedias entre
sectores industriales.
Esos encadenamientos son las relaciones que tiene una industria con otra que le sirve de
proveedora o con aquella que compra su producto. En el primer caso, una relación con
una empresa proveedora, se da un encadenamiento hacia atrás, en el segundo caso,
una relación con una empresa cliente, se da un encadenamiento hacia adelante. Cuando
una firma manufacturera alcanza importante dinámica incrementa su producción y para
eso debe aumentar su compra de materias primas y herramientas, de esa forma,
aumenta su demanda a sus proveedores y hace que ellos a su vez alcancen mayor
dinámica en su actividad.
Este tipo de proceso, genera incentivos en la economía para que la actividad
manufacturera se extienda, crea demanda por distintos tipos de bienes, y esa demanda
posibilita la creación de nuevas empresas en un número cada vez mayor de ramas
productivas; es precisamente en ese sentido que la acumulación, propia de la actividad
manufacturera, lleva a una diversificación productiva, es decir, a la generación de un
número cada vez amplio de productos.
La diversificación se hace mayor, la actividad manufacturera permite la transformación
de las estructuras productivas a esquemas modernos y de esa forma, una cantidad más
grande de población hace parte de una sociedad con métodos productivos avanzados y
con contenido tecnológico. Esa entrada de la población en la sociedad capitalista
moderna permite mayores grados de ingreso de los trabajadores e incentiva su
demanda, es decir, crea capacidad de compra para absorber una cantidad cada vez
mayor de productos, generando un potencial más amplio para el crecimiento económico
(García, 2006).
Nicholas Kaldor señalaba las ventajas del desarrollo de la industria manufacturera en
una economía a través de tres leyes. La primera de ellas estableció que existe una
relación de causalidad entre el crecimiento del producto manufacturero y el PIB
(producto interno bruto, que se define como el valor en dinero de la producción total
anual de bienes finales y servicios en un país). La segunda ley señala que el crecimiento
del producto manufacturero tiene efectos positivos sobre la productividad de ese sector,
ya que en él se desarrolla con mayor facilidad el cambio técnico; esas leyes son las que
se han descrito con los procesos señalados en los párrafos inmediatamente anteriores
(Kaldor, 1961).

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La tercera ley argumenta que hay una relación positiva entre el crecimiento de la
manufactura y la productividad existente en otros sectores como la agricultura o los
servicios. Esto implica que, por ejemplo, dentro de la manufactura se desarrollan
instrumentos que sirven para introducir nuevas técnicas en la producción agrícola (un
tractor por ejemplo). Esas técnicas permiten aumentar la productividad en el campo
usando una menor cantidad de trabajadores. Esas personas pueden ahora emplearse en
la manufactura y pasan de una actividad que tenía originalmente escaso desarrollo
técnico a una economía moderna y a tener mejor nivel de ingreso y capacidad
adquisitiva (de compra) (Kaldor, 1961).
De estos razonamientos de Kaldor se desprende que en un país en desarrollo como
Colombia, es clave que en el proceso de cambio estructural en el que adquiere mayor
importancia relativa la actividad manufacturera, el traspaso de trabajo entre actividades
primarias e industriales esté acompañado del incremento de la productividad en el
conjunto de la economía, especialmente en la agricultura. Esta dinámica es necesaria
para evitar que el producto generado en ese sector decrezca y ocasione un
desabastecimiento de alimentos e insumos (Kaldor, 1961).
Una economía que ha alcanzado estas metas, estas transformaciones en su estructura
productiva, logra consolidar sus mercados internos, es decir, logra que los miembros de
esta sociedad tengan un mejor ingreso y así puedan demandar una creciente cantidad
de bienes. De igual manera, logra generar un producto para vender en el exterior (para
exportar) que tiene un buen precio en los mercados internacionales (mejor que los
precios a los que se venden los productos agrícolas). También hay que resaltar que en
una economía donde la actividad industrial es ya importante existen mayores
posibilidades de adaptación a cambios tecnológicos que se generan en los países más
desarrollados. Esa relación entre países con nivel de desarrollo distinto es la que se
analiza en la sección siguiente de esta unidad.

1.3 LA LÓGICA DE LA RELACIÓN CENTRO Y PERIFERIA

Los países en que logra desarrollarse la sociedad mercantil capitalista moderna como fue
descrita en líneas anteriores, logran consolidar una estructura económica con gran
importancia de la industria manufacturera, en esa medida, hay un nivel muy alto de
productividad, de desarrollo tecnológico y de ingresos. Estas economías son los
denominados países del centro.
Por el contrario, en las economías en los que no se logran estos procesos existen
problemas para la acumulación y por ende, para el crecimiento manufacturero. Esos
problemas se relacionan con la dificultad para adquirir y adaptar a las condiciones
internas los desarrollos técnicos que se originan en otros países, con el tipo de bienes
que se venden en los mercados internacionales (usualmente bienes agrícolas o mineros
con bajos o fluctuantes precios), con la dificultad para acumular capital, con los
problemas para absorber en la manufactura una cantidad importante de mano de obra,
y con las dificultades institucionales asociadas a la falta de una política seria y coherente
de industrialización. Las economías con estos problemas se denominan periferia
(Prebisch, 1970).
Así en la economía mundial se observan distintos tipos de países, los desarrollados o del
centro, y los subdesarrollados o de la periferia. Entre ellos existen relaciones comerciales
bastante desiguales ya que los primeros suelen vender (exportar) una producción
manufacturera con un buen componente de contenido técnico y por ende con precios
altos (maquinaria por ejemplo); mientras tanto, las economías de la periferia suelen
exportar bienes primarios, por lo general agrícolas o mineros, con bajo o ningún
contenido técnico y que están expuestos a unos precios que varían mucho en los
mercados internacionales y son regularmente bajos en comparación con los vendidos
por los países del centro.
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Por supuesto, el intercambio entre estos dos tipos de países es desigual. El ingreso que
obtienen los países subdesarrollado al vender sus productos es bastante bajo, y
regularmente, no es suficiente ante la necesidad de estas economías de comprar los
bienes elaborados con mayor técnica en el exterior. Este problema fue mencionado por
Raúl Prebisch, quien lo definió como una relación desfavorable en los términos de
intercambio (la relación de precios entre los bienes primarios vendidos por la periferia y
los precios de las manufacturas vendidas por los países del centro).
Con esta dinámica, los países del centro se benefician de la situación de la periferia ya
que allí consiguen materias primas a bajo costo y al mismo tiempo tienen un mercado
amplio para vender su producto elaborado. Usualmente las negociaciones comerciales
entre los dos tipos de economías no llevan a cambiar esta situación, por el contrario
tienden a acentuarla, es el caso de las negociaciones para el TLC (Tratado de Libre
comercio) que se realiza actualmente con varios países desarrollados.
Pero hay que estudiar más a fondo la situación interna de los países de la periferia, a
esa categoría corresponde la economía colombiana, y muchas regiones del país están
aún más marcadas por esta condición, ese análisis se hace a continuación.

1.4 EL CAPITALISMO TARDÍO

Las economías de los países de la periferia tienen una serie de problemas que los
encierran en un círculo vicioso que no permite su entrada al capitalismo moderno
propiamente dicho. Ese círculo se puede describir a grandes rasgos, de la siguiente
forma:
En la periferia se producen y se venden en el exterior una serie de bienes que, como se
dijo en la sección previa, no logran tener un precio que implique un excedente suficiente
como para tener la oportunidad de que la actividad manufacturera, primero, adquiera los
bienes con contenido técnico (maquinaria especialmente) que requiere y que ofrecen los
países del centro, y segundo, pueda absorber una cantidad mayoritaria de la mano de
obra disponible en el país.
En estas condiciones, se estará ante una economía que tiene parte de su población en
actividades modernas de producción y otra parte en actividades pre - modernas
marcadas por la baja productividad y bajos niveles de remuneración, es decir,
estaremos ante una economía con bastantes rasgos de heterogeneidad, con un nivel de
ingresos bajo que no permite crear una demanda con capacidad de compra. Estos países
no podrán contar con una manufactura fuerte, ni con el desarrollo técnico ni los altos
niveles de productividad que esto implica (no podrán hacer un cambio estructural
efectivo), lo que tiene como consecuencia que su producción y sus exportaciones
seguirán estando basadas en bienes primarios, lo que reinicia el círculo vicioso (Prebisch,
1970).
En resumen, los precios de los productos de la periferia son bajos relativamente frente a
los de las manufacturas producidas en países desarrollados. Como en la mayoría de
casos los países subdesarrollados basan su oferta exportadora en bienes primarios, se
origina un deterioro en los términos de intercambio externo. Así las cosas, los ingresos
que se obtienen gracias al comercio internacional son insuficientes ante las necesidades
de importación de bienes manufacturados y con contenido tecnológico. Estas deficiencias
hacen que el crecimiento de las economías periféricas se obstaculice por la dificultad de
aumentar el excedente y la acumulación de capital para el desarrollo de la actividad
industrial al interior del país (Prebisch, 1980).
La capacidad de los países periféricos de insertarse en las nuevas formas de producir y
en los mercados externos de forma más exitosa, está limitada por el bajo grado de
modernidad alcanzado en su estructura productiva, entendida como el tipo de bienes
que se generan, por la heterogeneidad en la productividad entre sectores productivos
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presentes y por la escasez de excedente para financiar adquisición de la tecnología
originada externamente. Es más hay que decir, que aunque se lograra adquirirla, no hay
garantía de que en su uso se logren niveles de productividad similares a los alcanzados
en el lugar donde se creó esta técnica debido a la falta de la capacitación apropiada para
la población (Lipietz, 1992; Katz, 1997).
En la mayoría de los países subdesarrollados, la asimilación y manejo de las escasas
tecnologías que logran adquirirse se da a través de la imitación. Esa estrategia es
efectiva o no dependiendo de si esa técnica se modifica de acuerdo a las condiciones
locales y a si el conocimiento implícito en ella, logra ser dominado y aprovechado para
iniciar el camino hacia las innovaciones propias; eso requiere de un enorme esfuerzo
para la capacitación de la población, que usualmente no se da en este tipo de países.
(Arocena y Sutz, 2001). Alrededor de estos temas gira el problema de la tecnología en la
periferia.
Fagerberg centró su análisis en el papel que juega la absorción de la técnica en la
modernización de las economías. Este autor, reconoce la importancia de la tecnología y
su incorporación a las estructuras de producción y al conocimiento de la población como
uno de los factores clave para que los países subdesarrollados puedan alcanzar niveles
de crecimiento aceptable; en su construcción teórica usa conceptos como el de la
congruencia tecnológica o la capacidad social.
Congruencia tecnológica se define como la capacidad de adaptar la técnica generada
externamente a las condiciones propias de producción. Por su parte, la capacidad social
es la que permite que la población asuma el saber implícito en las tecnologías
importadas. Estos dos aspectos están ausentes en las economías subdesarrolladas
(Fagerberg, 1994; Katz, 2006).
Aquí es importante destacar que además de los problemas puramente económicos que
enfrentan los países en desarrollo, existen dificultades institucionales que deben
superarse. La aplicación de políticas económicas que busquen el crecimiento puede tener
resultados marcadamente distintos en diferentes países, eso depende de los esquemas
productivos e institucionales que estén presentes en cada caso.
Un problema institucional en el subdesarrollo es, por ejemplo, la falta de liderazgo de los
gobiernos para adoptar una política propiamente industrial, que ofrezca incentivos al
desarrollo de la manufactura. Este problema ha sido muy claro en los países
latinoamericanos, no es así en los países asiáticos como Corea o Malasia que han
logrado industrializarse después de la década de los sesenta. También existe poco
interés por mejorar la capacitación de la población, esa falencia ocasiona que la mano de
obra no sea productiva, no tenga las capacidades para adaptarse fácilmente al desarrollo
tecnológico, y se perpetúe en una condición de pobreza de una cantidad muy grande de
personas; se requiere una política social que se encadene con las necesidades
económicas.
De igual manera, una importante cantidad del excedente generado en la economía que
debía ser destinado a la acumulación y el crecimiento, se pierde a causa de prácticas
corruptas. El problema institucional también radica en las costumbres de los propios
habitantes del país, en especial aquellos que tienen un excedente que podría emplearse
productivamente, pero a cambio de eso prefieren usarlo en consumo de bienes
suntuarios (de lujo). No contribuyen a la acumulación de capital en la economía
(Prebisch, 1980)
Todos esos problemas están presentes en la economía Colombiana. Desde los setenta el
sector manufacturero perdió el liderazgo en el crecimiento y en el proceso de cambio
estructural. La diversificación productiva orientada hacia el avance en la cadena de valor
agregado industrial se detuvo limitando las oportunidades para incorporar la población
en formas modernas y dinámicas de la producción, con lo cual, los ritmos de crecimiento
de la economía de este país han venido siendo modestos. Esta economía no ha

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encontrado la forma de alcanzar tasas elevadas y sostenidas de crecimiento a largo
plazo (Misas, 2002).

BIBLIOGRAFÍA

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