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Economia Moderna
Economia Moderna
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1.1 PRODUCTIVIDAD Y PROGRESO TÉCNICO
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La tercera ley argumenta que hay una relación positiva entre el crecimiento de la
manufactura y la productividad existente en otros sectores como la agricultura o los
servicios. Esto implica que, por ejemplo, dentro de la manufactura se desarrollan
instrumentos que sirven para introducir nuevas técnicas en la producción agrícola (un
tractor por ejemplo). Esas técnicas permiten aumentar la productividad en el campo
usando una menor cantidad de trabajadores. Esas personas pueden ahora emplearse en
la manufactura y pasan de una actividad que tenía originalmente escaso desarrollo
técnico a una economía moderna y a tener mejor nivel de ingreso y capacidad
adquisitiva (de compra) (Kaldor, 1961).
De estos razonamientos de Kaldor se desprende que en un país en desarrollo como
Colombia, es clave que en el proceso de cambio estructural en el que adquiere mayor
importancia relativa la actividad manufacturera, el traspaso de trabajo entre actividades
primarias e industriales esté acompañado del incremento de la productividad en el
conjunto de la economía, especialmente en la agricultura. Esta dinámica es necesaria
para evitar que el producto generado en ese sector decrezca y ocasione un
desabastecimiento de alimentos e insumos (Kaldor, 1961).
Una economía que ha alcanzado estas metas, estas transformaciones en su estructura
productiva, logra consolidar sus mercados internos, es decir, logra que los miembros de
esta sociedad tengan un mejor ingreso y así puedan demandar una creciente cantidad
de bienes. De igual manera, logra generar un producto para vender en el exterior (para
exportar) que tiene un buen precio en los mercados internacionales (mejor que los
precios a los que se venden los productos agrícolas). También hay que resaltar que en
una economía donde la actividad industrial es ya importante existen mayores
posibilidades de adaptación a cambios tecnológicos que se generan en los países más
desarrollados. Esa relación entre países con nivel de desarrollo distinto es la que se
analiza en la sección siguiente de esta unidad.
Los países en que logra desarrollarse la sociedad mercantil capitalista moderna como fue
descrita en líneas anteriores, logran consolidar una estructura económica con gran
importancia de la industria manufacturera, en esa medida, hay un nivel muy alto de
productividad, de desarrollo tecnológico y de ingresos. Estas economías son los
denominados países del centro.
Por el contrario, en las economías en los que no se logran estos procesos existen
problemas para la acumulación y por ende, para el crecimiento manufacturero. Esos
problemas se relacionan con la dificultad para adquirir y adaptar a las condiciones
internas los desarrollos técnicos que se originan en otros países, con el tipo de bienes
que se venden en los mercados internacionales (usualmente bienes agrícolas o mineros
con bajos o fluctuantes precios), con la dificultad para acumular capital, con los
problemas para absorber en la manufactura una cantidad importante de mano de obra,
y con las dificultades institucionales asociadas a la falta de una política seria y coherente
de industrialización. Las economías con estos problemas se denominan periferia
(Prebisch, 1970).
Así en la economía mundial se observan distintos tipos de países, los desarrollados o del
centro, y los subdesarrollados o de la periferia. Entre ellos existen relaciones comerciales
bastante desiguales ya que los primeros suelen vender (exportar) una producción
manufacturera con un buen componente de contenido técnico y por ende con precios
altos (maquinaria por ejemplo); mientras tanto, las economías de la periferia suelen
exportar bienes primarios, por lo general agrícolas o mineros, con bajo o ningún
contenido técnico y que están expuestos a unos precios que varían mucho en los
mercados internacionales y son regularmente bajos en comparación con los vendidos
por los países del centro.
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Por supuesto, el intercambio entre estos dos tipos de países es desigual. El ingreso que
obtienen los países subdesarrollado al vender sus productos es bastante bajo, y
regularmente, no es suficiente ante la necesidad de estas economías de comprar los
bienes elaborados con mayor técnica en el exterior. Este problema fue mencionado por
Raúl Prebisch, quien lo definió como una relación desfavorable en los términos de
intercambio (la relación de precios entre los bienes primarios vendidos por la periferia y
los precios de las manufacturas vendidas por los países del centro).
Con esta dinámica, los países del centro se benefician de la situación de la periferia ya
que allí consiguen materias primas a bajo costo y al mismo tiempo tienen un mercado
amplio para vender su producto elaborado. Usualmente las negociaciones comerciales
entre los dos tipos de economías no llevan a cambiar esta situación, por el contrario
tienden a acentuarla, es el caso de las negociaciones para el TLC (Tratado de Libre
comercio) que se realiza actualmente con varios países desarrollados.
Pero hay que estudiar más a fondo la situación interna de los países de la periferia, a
esa categoría corresponde la economía colombiana, y muchas regiones del país están
aún más marcadas por esta condición, ese análisis se hace a continuación.
Las economías de los países de la periferia tienen una serie de problemas que los
encierran en un círculo vicioso que no permite su entrada al capitalismo moderno
propiamente dicho. Ese círculo se puede describir a grandes rasgos, de la siguiente
forma:
En la periferia se producen y se venden en el exterior una serie de bienes que, como se
dijo en la sección previa, no logran tener un precio que implique un excedente suficiente
como para tener la oportunidad de que la actividad manufacturera, primero, adquiera los
bienes con contenido técnico (maquinaria especialmente) que requiere y que ofrecen los
países del centro, y segundo, pueda absorber una cantidad mayoritaria de la mano de
obra disponible en el país.
En estas condiciones, se estará ante una economía que tiene parte de su población en
actividades modernas de producción y otra parte en actividades pre - modernas
marcadas por la baja productividad y bajos niveles de remuneración, es decir,
estaremos ante una economía con bastantes rasgos de heterogeneidad, con un nivel de
ingresos bajo que no permite crear una demanda con capacidad de compra. Estos países
no podrán contar con una manufactura fuerte, ni con el desarrollo técnico ni los altos
niveles de productividad que esto implica (no podrán hacer un cambio estructural
efectivo), lo que tiene como consecuencia que su producción y sus exportaciones
seguirán estando basadas en bienes primarios, lo que reinicia el círculo vicioso (Prebisch,
1970).
En resumen, los precios de los productos de la periferia son bajos relativamente frente a
los de las manufacturas producidas en países desarrollados. Como en la mayoría de
casos los países subdesarrollados basan su oferta exportadora en bienes primarios, se
origina un deterioro en los términos de intercambio externo. Así las cosas, los ingresos
que se obtienen gracias al comercio internacional son insuficientes ante las necesidades
de importación de bienes manufacturados y con contenido tecnológico. Estas deficiencias
hacen que el crecimiento de las economías periféricas se obstaculice por la dificultad de
aumentar el excedente y la acumulación de capital para el desarrollo de la actividad
industrial al interior del país (Prebisch, 1980).
La capacidad de los países periféricos de insertarse en las nuevas formas de producir y
en los mercados externos de forma más exitosa, está limitada por el bajo grado de
modernidad alcanzado en su estructura productiva, entendida como el tipo de bienes
que se generan, por la heterogeneidad en la productividad entre sectores productivos
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presentes y por la escasez de excedente para financiar adquisición de la tecnología
originada externamente. Es más hay que decir, que aunque se lograra adquirirla, no hay
garantía de que en su uso se logren niveles de productividad similares a los alcanzados
en el lugar donde se creó esta técnica debido a la falta de la capacitación apropiada para
la población (Lipietz, 1992; Katz, 1997).
En la mayoría de los países subdesarrollados, la asimilación y manejo de las escasas
tecnologías que logran adquirirse se da a través de la imitación. Esa estrategia es
efectiva o no dependiendo de si esa técnica se modifica de acuerdo a las condiciones
locales y a si el conocimiento implícito en ella, logra ser dominado y aprovechado para
iniciar el camino hacia las innovaciones propias; eso requiere de un enorme esfuerzo
para la capacitación de la población, que usualmente no se da en este tipo de países.
(Arocena y Sutz, 2001). Alrededor de estos temas gira el problema de la tecnología en la
periferia.
Fagerberg centró su análisis en el papel que juega la absorción de la técnica en la
modernización de las economías. Este autor, reconoce la importancia de la tecnología y
su incorporación a las estructuras de producción y al conocimiento de la población como
uno de los factores clave para que los países subdesarrollados puedan alcanzar niveles
de crecimiento aceptable; en su construcción teórica usa conceptos como el de la
congruencia tecnológica o la capacidad social.
Congruencia tecnológica se define como la capacidad de adaptar la técnica generada
externamente a las condiciones propias de producción. Por su parte, la capacidad social
es la que permite que la población asuma el saber implícito en las tecnologías
importadas. Estos dos aspectos están ausentes en las economías subdesarrolladas
(Fagerberg, 1994; Katz, 2006).
Aquí es importante destacar que además de los problemas puramente económicos que
enfrentan los países en desarrollo, existen dificultades institucionales que deben
superarse. La aplicación de políticas económicas que busquen el crecimiento puede tener
resultados marcadamente distintos en diferentes países, eso depende de los esquemas
productivos e institucionales que estén presentes en cada caso.
Un problema institucional en el subdesarrollo es, por ejemplo, la falta de liderazgo de los
gobiernos para adoptar una política propiamente industrial, que ofrezca incentivos al
desarrollo de la manufactura. Este problema ha sido muy claro en los países
latinoamericanos, no es así en los países asiáticos como Corea o Malasia que han
logrado industrializarse después de la década de los sesenta. También existe poco
interés por mejorar la capacitación de la población, esa falencia ocasiona que la mano de
obra no sea productiva, no tenga las capacidades para adaptarse fácilmente al desarrollo
tecnológico, y se perpetúe en una condición de pobreza de una cantidad muy grande de
personas; se requiere una política social que se encadene con las necesidades
económicas.
De igual manera, una importante cantidad del excedente generado en la economía que
debía ser destinado a la acumulación y el crecimiento, se pierde a causa de prácticas
corruptas. El problema institucional también radica en las costumbres de los propios
habitantes del país, en especial aquellos que tienen un excedente que podría emplearse
productivamente, pero a cambio de eso prefieren usarlo en consumo de bienes
suntuarios (de lujo). No contribuyen a la acumulación de capital en la economía
(Prebisch, 1980)
Todos esos problemas están presentes en la economía Colombiana. Desde los setenta el
sector manufacturero perdió el liderazgo en el crecimiento y en el proceso de cambio
estructural. La diversificación productiva orientada hacia el avance en la cadena de valor
agregado industrial se detuvo limitando las oportunidades para incorporar la población
en formas modernas y dinámicas de la producción, con lo cual, los ritmos de crecimiento
de la economía de este país han venido siendo modestos. Esta economía no ha
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encontrado la forma de alcanzar tasas elevadas y sostenidas de crecimiento a largo
plazo (Misas, 2002).
BIBLIOGRAFÍA