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La necesidad de reconocimiento

Los seres humanos hacemos muchas cosas por la necesidad de reconocimiento


inconsciente que tenemos. Es un motor importante para nuestra actividad diaria, sea
el hecho de cocinar en casa para la familia esperando que les guste, e
inconscientemente deseando que nos digan que así es, como dirigiendo una gran
empresa y disfrutando de un “status” reconocido por los demá s por tu trabajo. En la
mayoría de nosotros, la necesidad de reconocimiento de los demá s es muy sutil, no
nos damos cuenta. Yo puedo escribir un artículo esperando que sea del agrado de los
demá s, o qué por lo menos le interese a alguien. Cuando lo escribo no estoy pendiente
de eso, pero cuando recibes el feedback te das cuenta que te ha gustado que otros lo
hayan considerado un buen artículo. El hecho de que te haya “gustado” que otros
hayan reconocido lo que has hecho, forma parte de un mecanismo imbuido en los
pará metros del programa ego, del que ya hemos hablado otras veces, no como
sinó nimo de “vanidad” sino como rutina “informá tica” de gestió n de la psique del ser
humano y de nuestra consciencia artificial y personalidad virtual. Así, la necesidad de
ser reconocidos es puramente “humana”, huelga decir que si uno se deja imbuir por la
consciencia de su ser, Yo Superior, su mó nada o esencia, etc., la necesidad de
reconocimiento no existe, no tiene cabida ni sentido, pues no forma parte de las
características que nos definen como los seres que realmente somos.
Un parámetro asociado en cadena a un miedo ancestral
Así, el cuerpo que usamos, y la psique y consciencia artificial que lo gestiona,
imbuye dentro del programa de coordinació n y control de nuestra personalidad (el
ego), esta necesidad de ser reconocidos por lo que hacemos, que enlaza con la
necesidad de ser aceptado y querido por los demá s, que provoca la fragmentació n en
mú ltiples Yos de la personalidad en la esfera de consciencia, para poder cubrir
siempre todos los posibles frentes a los cuales tuviéramos que enfrentarnos, y de los
cuales intentamos siempre salir airosos. Si os acordá is, en anteriores artículos
habíamos hablado de los grandes miedos que poseemos los seres humanos, en lo má s
profundo de nuestra psique: el miedo a la oscuridad, el miedo a los predadores, el
miedo al abandono, el miedo al caos, etc. y es de aquí de donde nace esta necesidad
automá tica que se ejecuta todo el tiempo sin intervenció n consciente por nuestra
parte. En este caso, la necesidad de reconocimiento por parte del resto de miembros
de la especie a la que pertenecemos, está relacionada con el miedo al abandono,
principalmente.
La ló gica programada en los pará metros del ego actú a y analiza así las cosas:
Tengo que actuar, hacer, decir y comportarme de forma que se me reconozca lo que
hago –> esto me lleva a saber y comprobar si estoy siendo aceptado socialmente –> si
es así, esto implica que disminuye el riesgo a ser dejado de lado o apartado por los
demá s –> si es así, esto implica que se disminuye el riesgo al abandono y a estar solo
frente al mundo  –> lo cual implica mayor posibilidad de supervivencia en todos los
niveles, al tener la protecció n del grupo y del entorno, que viene a ser el ú ltimo
objetivo del ser humano a nivel instintivo, ya que el riesgo de muerte, y el miedo a la
muerte, es uno de los grandes miedos primarios que subyacen en nosotros.
Es no menos que impresionante la cadena de “capas”, programas y
comportamientos que desarrolla nuestra psique para qué, de algo que inicialmente
era un miedo a morir, hayamos desarrollado un mecanismo de defensa sutil para que
sintamos o busquemos la aprobació n de otros con lo que hacemos.
Actúa inconscientemente
La necesidad de reconocimiento está imbuida en todos los pequeñ os actos que
realizamos, pues la mayoría de personas no buscamos reconocimiento mundial ni ser
famosos en los diarios, eso se llama posiblemente delirios de grandeza, y es otra
historia psicoló gica asociada a otros Yos de la personalidad virtual y quizá s a otro tipo
de carencias emocionales. En general, el reconocimiento viene en los detalles
mundanos del comportamiento inconsciente para con los demá s. Hago “esto” para que
lo vean mis amigos, trabajo así para causar una buena impresió n, me comporto de esta
manera para poder encajar en ese grupo, etc. Es tan trivial y tan mundano que el
programa de gestió n de nuestra personalidad no le presta má s atenció n que la que
necesita para colocar al “Yo” adecuado en control de la personalidad en la situació n
que toque en cada momento. Es una tarea, podríamos decir, puramente rutinaria, ya
que así funcionamos todos en esta sociedad.
Ahora bien, es interesante conocer este pará metro y como funciona.
Normalmente no necesitamos parar a ver si estamos haciendo las cosas por necesidad
de feedback de los demá s, para realmente ponernos a hacerlas, en general, en un gran
nú mero de ocasiones, lo que hacemos lo hacemos porque queremos o nos sale
espontá neo hacerlo así. Sin embargo, es una de las formas por las cuales, literalmente,
tenemos un catalizador para actuar, para crecer y para avanzar. Entre otras cosas, por
qué el hecho de qué instintivamente sepamos que si gusta o se reconoce lo que
hacemos nos hace sentir que todo está “bien”, sirve para que lo hagamos.
Amor por el servicio vs servicio por reconocimiento
¿Que sucede si no hay una necesidad de reconocimiento inconsciente? Si no
necesito que nadie apruebe mi trabajo porque no espero que reconozcan nada al
respecto, ¿como lo haría? ¿sería igual de detallista, profundo, o cuidadoso con él? Si no
necesito inconscientemente que nada ni nadie dé el visto bueno, me dé su opinió n, o
má s importante, me pague por él (si no gusta nuestro trabajo no solemos cobrar por
lo que hacemos, y el cobrar por algo es otra forma de sentirnos reconocidos y poder
“sobrevivir”), ¿tendría el mismo interés en hacerlo?
Así pues, aunque la necesidad de reconocimiento se pudiera eliminar a través
de la reprogramació n de los pará metros del ego, ¿con que lo sustituiríamos si
quisiéramos tener el mismo catalizador y detonante para seguir haciendo las cosas
igual de bien y con el mismo interés y calidad cuando no necesitas que nadie se
interese por ello?
El ú nico catalizador que puede sustituir como “fuerza” para hacer algo al
mismo nivel es el amor por servir a los demá s, es decir, que cuando hagas algo, se haga
por amor al servicio al pró jimo, ya que entonces, pones todo tu interés, esfuerzo y
trabajo en hacer lo que siempre has hecho, pero no porqué en tu programa ego haya
un “bit” codificado que diga que lo tienes que hacer así, sino precisamente por qué al
no estar ya esa necesidad de hacerlo, uno busque en otras partes de si mismo el
porqué hacer las cosas. En este caso, el motor para ello solo está disponible en la
consciencia de tu ser y Yo Superior, que ejecuta y hace las cosas por “amor a hacer las
cosas”, por querer crecer, experimentar y aprender haciéndolas, y por servir a los
demá s mientras las haces.
Así, al al final te planteas cosas como, este artículo, ¿có mo lo he hecho? ¿Lo ha
gestionado mi programa ego por la necesidad que tiene de que los lectores digan que
les ha gustado, o lo ha gestionado mi Yo Superior porqué simplemente quiere
compartir lo que ha aprendido por el hecho de que así se puede servir a los demá s?
Es cuestió n de que cada uno encuentre la respuesta y descubra como dejar de
actuar instintivamente segú n la necesidad de reconocimiento social que impera por
programació n y creació n genética del vehículo que somos, y entonces trabajemos con
el mismo tesó n por el simple hecho de querer hacerlo, para que sirva como servicio a
otros. El resultado puede ser el mismo, pero el catalizador para ello no tiene nada que
ver, y la energía debajo que lo mueve es evidentemente radicalmente opuesta.
¿Alguien me da un “like” en Facebook? :—)

Autor del Artículo: David Topi

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