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Los dos tipos de agentes extraños y peligrosos que son blanco de las respuestas
inmunes normales son los microorganismos patógenos y las células tumorales. Los
microorganismos patógenos son seres vivos extraños al organismo humano capaces de
ingresar y sobrevivir en él. Por su parte, las células tumorales, aunque se originan en el
organismo, expresan moléculas anormales que son reconocidas como extrañas. Ambos
son agentes peligrosos porque producen enfermedad y pueden causar la muerte.
Por último, hay ocasiones en que la respuesta inmune que se produce contra un
microorganismo patógeno es mal regulada e ineficaz, y en lugar de controlar y eliminar
la infección genera lesión tisular.
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Los trasplantes entre individuos que no son idénticos genéticamente o
alotrasplantes son un tercer elemento que induce una respuesta inmune en condiciones
normales. Son órganos, tejidos o células extrañas al organismo que responde, aunque no
se los puede clasificar como peligrosos por ser eventos artificiales. La respuesta inmune
contra un alotrasplante produce muerte del trasplante y rechazo por lo que su estudio es
importante en Inmunología. El individuo inmunocompetente rechaza los alotrasplantes,
mientras que el inmunodeficiente los acepta, por lo cual la inmunosupresión es
fundamental para el éxito de este tipo de procedimientos.
Trasplantes Extraño
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1.1. Fases de la respuesta inmune
El objetivo del sistema inmune es eliminar el agente blanco de la respuesta inmune del
organismo. Sin importar cuál de los cinco tipos de agentes descritos en la sección anterior
sea el blanco, la respuesta sigue una secuencia de eventos similar que se ha dividido en
tres fases (Figura 1.1). Antes del inicio de la respuesta, el sistema se encuentra en un
estado de reposo y al encontrar el agente blanco de la respuesta debe interactuar con él de
forma específica, fase conocida como reconocimiento. En seguida se pone en marcha la
siguiente fase, activación, que incluye los eventos necesarios para generar los
mecanismos capaces de eliminar al agente. La ejecución de estos mecanismos constituye
la fase de mecanismos efectores que debe concluir con la eliminación del agente del
organismo, luego de lo cual el sistema vuelve al reposo.
Agente blanco de la
respuesta inmune
1. Reconocimiento
Eliminan
2. Activación
3. Mecanismos
efectores
Figura 1.1. Fases de la respuesta inmune. Cuando el agente blanco de la respuesta es reconocido por el sistema
inmune se dispara la activación del sistema y se generan mecanismos efectores encargados de eliminar el agente
del organismo.
Cuando las células y moléculas del sistema inmune se encuentran con los agentes que van
a ser blanco de la respuesta inmune deben interactuar con ellos para reconocer que sean
extraños y peligrosos. Esto lo hacen por medio de receptores, que son proteínas, la
mayoría localizadas en la superficie de las células, algunas intracelulares y otras solubles.
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Las moléculas presentes en el agente que son reconocidas por los receptores
reciben el nombre general de ligandos. Estos ligandos pueden ser moléculas de cualquier
naturaleza química (proteínas, carbohidratos, lípidos, ácidos nucleicos o cualquier otra
molécula orgánica o inorgánica).
+ H h
_ H
_ O
_ O h
_ O h
_ O h
+ H h
Interacción Puente de Interacción
electrostática hidrógeno hidrofóbica
_ O h
Figura 1.2. Unión específica entre dos moléculas. Las moléculas A y B tienen complementariedad con el
receptor y forman uniones específicas, mientras que la molécula C no tiene complementariedad con el receptor
y no puede unirse específicamente a él. La afinidad de la unión de la molécula A es mayor que la de la unión de
la molécula B porque es capaz de formar mayor número de enlaces.
Aunque la especificidad es un requisito para que una molécula sea ligando del
receptor al que se une, también se necesita que la unión tenga un cierto grado de afinidad
para que pueda activar al receptor. La afinidad es la fuerza con la que se unen las dos
moléculas y depende de cuántos enlaces químicos se pueden formar entre ellas. Así,
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mientras mayor es la complementariedad física y química entre ligando y receptor, mayor
es la afinidad. Es decir que un receptor puede unirse a varias moléculas específicamente
pero con distinta afinidad debido a la presencia de distintas características físicas y/o
químicas (Figura 1.2). Solamente las moléculas que lleguen a cierto umbral de afinidad
activarán al receptor y son ligandos que inician la respuesta inmune.
Por otro lado, existen receptores que requieren una alta afinidad de unión para
activarse, por lo cual muy pocos ligandos pueden cumplir esta condición. Estos receptores
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en general se unen a un solo ligando, no tienen promiscuidad y se dice que tienen una
especificidad muy fina (Fig. 1.3B).
Ligando
Receptor
Cascada de señalización
Cambios en ciclo
celular, enzimas,
transportadores,
citoesqueleto
Transcripción
de genes
Proliferación y diferenciación
Figura 1.4. Activación de una célula del sistema inmune. El reconocimiento de un ligando por un receptor
del sistema inmune dispara una cascada bioquímica que culmina en diversos efectos. En conjunto, estos efectos
determinan la diferenciación de la célula a una célula capaz de hacer los mecanismos efectores. En algunos
casos también inducen proliferación.
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necesarias para la respuesta. La activación de muchas células individuales debe ser
coordinada para que se produzca una respuesta inmune efectiva. En ocasiones, la
comunicación entre células puede darse por contacto directo mediado por moléculas de
membrana. Sin embargo, es mucho más común que las células se comuniquen por
mediadores solubles que pueden actuar incluso en células que se encuentran en sitios
distantes.
Los mecanismos efectores son las acciones que el sistema inmune pone en marcha para
eliminar el agente que es blanco de la respuesta inmune. Son muy diversos y se ajustan a
las características del agente. Deben ser dirigidos solamente al agente y detenerse una vez
que se lo elimina. Cuando la respuesta inmune no es eficaz para eliminar al agente
extraño, la persistencia de mecanismos efectores puede dañar los tejidos y causar
patología.
La respuesta inmune se ha dividido en dos tipos: innata y adaptativa. Esta división se debe
a que existen componentes de la respuesta que tienen propiedades particulares en cuanto
al momento en que responden y la manera de reconocer el agente blanco, así como la
generación de mecanismos efectores particulares. Sin embargo, hay que tener en cuenta
que esta es solamente una división didáctica que se adoptó para estudiar la respuesta
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inmune. En realidad las dos respuestas son necesarias, actúan de forma coordinada y sus
componentes con frecuencia interactúan entre sí.
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Tabla 1.2. Diferencias entre la respuesta innata y la adaptativa
Variable Respuesta innata Respuesta adaptativa
Moléculas microbianas
Ligando reconocido Antígenos
Falta de moléculas propias
Especificidad de los Gruesa (hay promiscuidad), requieren Muy fina, requieren unión de alta
receptores afinidad relativamente baja afinidad
Diversidad de los
Limitada Inmensa
receptores
Bibliografía
Abbas, A., Lichtman, A., Pillai S. (2011) Cellular and Molecular Immunology.
Philadelphia, PA: Saunders Elsevier.
Murphy, K. (2012) Janeway’s Immunobiology. New York, NY: Garland Science.