Está en la página 1de 8

UNIVERSIDAD DE CUENCA

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

PSICOLOGIA DE LA RELIGION

ESTUDIANTE

CRESPO JOSÉ

CURSO

SEXTO DE PSICOLOGÍA CLÍNICA GRUPO 1

DOCENTE

MGT. DALILA HERAS

FECHA

22 DE JULIO DE 2020

PERIODO

MARZO 2020- AGOSTO 2020


ARTICULO: Habilidades Clínicas en la Terapia Conductual de Tercera Generación:

1. “La terapia más eficaz, el análisis más certero y la técnica más poderosa pueden resultar
inútiles si el terapeuta no ha desarrollado un repertorio de actuación que —en el contexto
particular de la clínica— le permita ser comprendido, motivar al paciente y solventar las
dificultades que surjan a lo largo de la terapia.”
-Aquí claramente el autor hace referencia a las habilidades a nivel subjetivo del terapeuta,
reivindicado su valor, la cual se va dando forma o estructurando en un proceso en función
de la praxis como tal, es el punto que toca el autor ya que la objetividad instrumental de una
técnica determinada fundada en la teoría pierde de manera parcial su eficacia, a razón de la
falta de complementariedad de la experiencia misma del terapeuta.
-Reflexión personal: considera que la inutilidad de la técnica, terapia, el análisis no es por
la falta de su eficacia de su esquematización teórica, sino de la eficacia del terapeuta como
sujeto falto de habilidad resultado de un precario desarrollo de habilidades propias, debo
resaltar con la objetividad más precisa que en la academia como tal se ha dejado de lado
parcialmente un proceso de formación práctica y critica de sí misma.

2. “Partiendo de la delimitación de Hayes (2004) de tercera generación, es posible afirmar


que estas modalidades de trabajo en la clínica tienen en común un planteamiento
contextual, otorgan un énfasis singular al análisis de la funcionalidad de la conducta, toman
la flexibilidad como criterio de adaptación ante los problemas (en vez de centrarse en la
desaparición del síntoma) y despsiquiatrizan o desmedicalizan las categorías diagnósticas
tradicionales.”
-Claro es que el autor hace un intento de enaltecer el desarrollo de su proceso clínico y
teórico. Enuncia que su modelo posee un carácter disruptivo, es decir que según el autor su
terapia se ubica en una critica a los modelos que patologizan como tal las conductas del
individuo que no se estructuran bajo los esquemas de normatividad psicológica.
-Reflexión personal: Considero antes que establecerse esta tercera generación de teorías de
la conducta dentro de un paradigma critico al saber psiquiátrico, a los enfoques
psicoterapéuticos como tal, entra más bien en una copia y distorcionamiento de las teorías
del sujeto como tal, ya que no promueven algo renovador desde mi perspectiva, toman una
posición ecléctica, uniendo conceptos, teorías, de forma lineal y vacía, que pueda que para
ellos tengan una funcionalidad, pero no los aleja de un saber deformado. Desde mi visión
considero que estas terapias como tal son el resultado de un saber instituido, es decir parte
del paradigma de los enfoques psicoterapéuticos como el humanismo, conductismo, la
gestalt, el cognitivismo, y el psicoanálisis (de este último enfoque dará un ejemplo
reivindicativo de saber), que desierta forma se volvieron parte un mercado consumible de
saber, ya que estas se establecieron dentro de la academia como normas, fundamentos
teóricos, patrones constitutivos de la teoría, dejando de si su esencia nuclear, y que termino
deviniendo en una desvinculándose de la pregunta fundamental sobre ¿Qué es el sujeto?.
Estas terapias de tercera generación solo son un daño colateral de este saber normativo, que
antes de ser un saber critico y activo, es solo un saber comercial, que fácilmente se volvió
parte de una lógica general y vulgar del conocimiento. Estas terapias antes que ofrecer algo
renovador y subversivo, nos evidencia claramente esa mofa y degradación del saber
fundamental de las teorías de las que partieron su constitución. Remotamente como
ejemplo de ese saber subversivo desde la terapía, es el caso del psicoanálisis pero no del
psicoanálisis Freudiano, ya que este como los distintos enfoques mencionados entraron en
ese paradigma del saber instituido e instrumentalizado, al que me refiere como tal es al
psicoanálisis Lacaniano, ya que este le devolvió ese saber subversivo, activo y critico al
mismo, le devolvió ese saber instituyente a este enfoque, ya que este es un saber que
difícilmente puede ser vulgarizado, adoptado de forma normativa y común. Claro es que el
saber critico no solo debe repetir casi canónicamente lo que otros ya lo hicieron que es el
caso de estas terapias de tercera generación, que esta a la final termina siendo un
instrumento para sí y por sí. El estudio y análisis del sujeto no tiene que ser un saber
marcado, tiene que interrogarse e interrogar sobre ¿Qué es el sujeto?, ¿Qué es el Cultura?,
ser un enfoque activo no solo en la práctica clínica sino en la sociedad como tal, ser un
resto incomodo, que permita analizar, deconstruir, transformar la cultura de ser humano y
su constitución evolutiva.

3. “En la Terapia de Aceptación y Compromiso puede observarse que para alcanzar los
objetivos terapéuticos más sobresalientes —romper con la literalidad con que se actúa
respecto a las palabras, abrirse a la experimentación de sensaciones, pensamientos,
recuerdos, etc. sin evitación y encaminarse decididamente hacia las metas vitales— se
impone un manejo muy particular del lenguaje verbal (metáforas, paradojas, etc.)”.
-El autor sigue reivindicando el valor funcional de estas terapias de tercera generación,
según el abriéndose hacia un amplio espectro experiencial del sujeto. Consideraron
herramienta que exploran las sensaciones, pensamientos recuerdos, además propone una
escena con la palabra literal que está en juego en el intercambio lingüístico entre terapeuta
y paciente.

-Reflexión personal: Me mantengo con la misma posición trabajada con anterioridad, sin
embargo, voy a abordar desde una crítica desde el lenguaje en el actuar terapéutico, creo
que este intento de romper con la literalidad de las palabras que plantea el autor en la
terapia hay una dificultad de fondo, ya que de cierta manera se esta rompiendo con la
verdad que el sujeto o paciente en terapia esta transmitiendo, el sujeto dice lo que dice
porque para el es lo que es de forma literal, otra cosa es el elemento interpretativo y
habilidad del terapeuta que mira en la literalidad del sujeto, que ahí si da cabida para
romper con esa literalidad, por medio de la interpretación en ese acto de lo ya dicho por el
sujeto y no en el actuar de las palabras del sujeto, que está en el proceso del decir, porque
se pierde lo esencial del intercambio lingüístico entre terapeuta y paciente. Los elementos
que constituyen esta terapia como: (exploración se sensaciones, pensamientos,
encaminamientos a metas vitales, uso de metáforas) dejan entrever como otro intento de
inclusión de herramientas de otros enfocas. El uso de paradojas de cierta forma pierde su
funcionalidad por su propia constitución, ya que su uso llegaría a su propia contradicción y
a un abismo sin fondo, perdiendo así el proceso evolutivo del paciente, sin embargo
también se podría emplear como un instrumento de evidencia de un estancamiento
irresoluble de una situación conflictiva que puede estar atravesando del sujeto, abriendo así
la posibilidad de cambie y redirección de sus capacidades psíquicas, sin embrago se debe
tener habilidades con cierto grado de experiencia para utilizar estas herramientas porque si
no dificultarían el avance del desarrollo terapéutico

ARTICULO: La terapia de conducta de tercera generación


1. “El caso es que la tercera generación viene a ser el desarrollo del análisis funcional, el
cual estaba en los comienzos de la terapia de conducta subdesarrollado en lo que concierne
a la conducta más frecuente y relevante en la situación clínica. De hecho, este desarrollo del
análisis funcional se identificaría como 'análisis de la conducta clínica' (Dougher, 2000)
para subrayar precisamente su interés en la clínica de los 'pacientes ambulatorios', aquellos
que habían quedado en su momento fuera del análisis de la conducta y sobre los que se
habría hecho fuerte la 'terapia de conducta tradicional' que luego derivaría en la terapia
cognitivo-conductual. Se podría decir que el análisis de la conducta clínica viene a suponer
una refundación de la terapia de conducta, si no fuera que la historia posterior de ésta (en
particular la 'segunda generación') no fue en balde. De todos modos, con ser el análisis de la
conducta clínica el meollo de esta refundación o, al menos, renovación de la terapia de
conducta, la bandera de esta nueva navegación tomaría la denominación más efectista de
'tercera generación'.”
-El autor. Enuncia todo proceso evolutivo de las conductas en la clínica terapéutica, cierto
es necesario para que esta haya devino en lo que es, singularmente para el autor la terapia
de la conducta de tercera generación esta por encima de sus antecesoras, que como lo
plantea viene a poner una refutación a la teoría tradicional de la conducta.
-Reflexión personal. Considero que la terapia de la conducta de tercera de generación abre
un amplio espectro del análisis de esta misma en del paciente, cabe mencionar sin embargo
no deja de lado el núcleo conductual, mas aun creo que el enfoque terapéutico desde mi
perspectiva debe generar el encontró entre el paciente y su psique misma, es decir el
analista en términos psicoanalíticos es el objeto e instrumento que vuelve traductor de la
verdad del paciente, le permite su propio reconocimiento esencialmente de sus afectos no
de sus conductas. Como tal somos sujetos atravesados por representaciones simbólicas las
cuales están detrás de estas conductas, que son el resultado de esos registros de la cultura.
2. “Frente al ensañamiento contra los síntomas que caracteriza a la psiquiatría biológica y
en buena medida también a la terapia cognitivo-conductual, se propone la aceptación y a la
vez la reconstrucción del horizonte de la vida, sea por ejemplo en términos de orientación a
valores como hace la Terapia de Aceptación y Compromiso (Wilson y Luciano, 2001) o de
activación conductual como hace precisamente la Terapia de Activación Conductual
(Jacobson et al., 2001). Se trata de un principio terapéutico fácil de enunciar, pero difícil de
llevar a cabo, de ahí la complejidad de estas terapias, las cuales requieren tener las ideas
claras en varios sentidos (filosófico, conceptual y práctico). Esta aportación no se puede
decir que sea nueva de todo punto, sino que, por el contrario, se puede reconocer de una u
otra manera en diversas psicoterapias tradicionales (Pérez Álvarez, 2001).”

-El autor, retoma el paradigma critico de muchos otros enfoques que han intentando no
patologizar, proponiendo así el autor una reconstrucción del horizonte de vida, en términos
de orientación a valores, plantea una complejidad de su terapia ya sea de aspecto filosófico,
conceptual y practico.
-Reflexión personal, Desde mi perspectiva considero que el síntoma que ellos conciben y
que tanto intentan aplacar en el proceso terapéutico lo observan desde una forma lineal y
tradicionalmente vacío, el síntoma es más complejo de lo que se cree que es , Freud decía
que el síntoma tiene más de un significado y sirve para la figuración de varias ilaciones
inconscientes de pensamiento, creo en el reconociendo de nuestras estructuras más íntimas
y es ahí donde podemos parcialmente reconstruirnos, no creo en la visión un tanto objetiva
de la terapia conductual de tercera generación que propone una reconstrucción del
horizonte de vida me parece a la vez un tanto idealista, suplantar algo que nos falta para la
reconstrucción es posible pero hay cosas que son irremplazables, hay todo un proceso
ontogenético del sujeto, y hay que sobre todo permitirnos reconocernos en nuestra falta y
carencia. En cuanto al tema de su dificultad que plantea el autor, creo se debe considerar
que filosofía promulga, su concepción estaría marcado de cierta forma por un
neopragmatismo, que singularmente sigue viendo desde la practica como un primer paso,
creo que la praxis vendría después del reconocimiento del sujeto.

3. ¿Qué es nuevo en la Terapia de Activación Conductual?:


• Énfasis en el contexto ambiental de la vida de los clientes.
• Insistente aliento al cliente para comprometerse en actividades que puedan entrar en
contacto con reforzadores naturales.
• Modificación del ambiente, no del pensamiento.
• Focalización en el patrón de evitación conductual.
• Entendimiento contextual e ideográfico de la conducta humana, sin suponer de entrada
ningún déficit de conducta o de pensamiento. Antes bien, se trata de evaluar las fuentes de
reforzamiento que el cliente no está contactando y de activar conductas antidepresivas que
puedan resultar reforzadas.
• Énfasis en las contingencias naturales más que en la conducta gobernada por reglas.
-El autor como tal plantea una seria de aspectos que constituyen la terapia de activación
conductual, en resumidas cuentas, plantea una seria de procesos conductuales y como
integrarlos al ambiente, y da importancia a las posibilidades e imposibilidades del ambiente
que puedan generar cambios a nivel del sujeto
-Reflexión personal:
Como ya lo plantee desde un principio no comparto la objetividad de la terapia, que el
trabajo del terapeuta debe ser el análisis covariante de los elementos que constituyen al
sujeto, ya que si un elemento del individuo se altera lo demás se altera, creo que hay que
trabajar desde el lugar del otro, trabajar desde un lugar simbólico ósea es poder ubicar al
paciente en una terceridad simbólica, poder entender que el discurso del paciente no está
apoyado sobre el yo, sino esta ubicado en discurso del otro, creo analizar las relaciones
afectivas, que constituyen al sujeto ya que eso es el sujeto es lo que es el otro, ubicar al
sujeto en lugar separado de su yo sino que habla el otro atreves de él, ese es el análisis
subjetivo que debe constituir la reconstrucción de la falta, no de algo ideal, sino de ese
encontró con la ausencia y así poder darse cuenta la contingencia del yo y ahí si poder
trasformar lo que se es.

ARTICULO: Fenomenología y psicopatología en las terapias de tercera


generación.
1.Los tres sentidos del Yo para ACT son: el Yo como contenido (o mejor, el contenido del
yo), el Yo como proceso y el Yo como contexto. Podría traerse a colación en este sentido
los tres niveles del yo propios de la investigación fenomenológica; el yo pre-reflexivo o
básico (la conciencia implícita de lo que es mi experiencia en primera persona), el yo
reflexivo (la conciencia de un si mismo como invariante y persistente) y el nivel narrativo
del yo, en el que se da cuenta de uno mismo en términos históricos o autobiográfico (Pérez-
Álvarez, 2012b).
-El autor, fragmenta la constitución yoica como tal, desde una visión fenomenológica, en
aspectos como pre-reflexivos, reflexivo y narrativo como tal.
-Reflexión personal. Me parece muy interesante esta fragmentación, me parece que hace
alusión a los registros lacanianos, lo simbólico que podría aquí hacer referencia al yo pre-
reflexivo, lo imaginario podría hacer referencia a la conciencia implícita de la experiencia
dando cabida a la constitución de las fantasías que no pueden cumplirse en el plano de lo
real, y el registro de lo real podría referirse a esos aspectos situacionales del sujeto,
considero que es un intento de replica de la teoría Lacaniana, ya que esta se baso de igual
forma en la teoría fenomenológica de Husserl y de Heidegger
2. La fenomenología podría ser una vía que diera semejantes condiciones de posibilidad,
dado que es un método de constatación y descripción de la experiencia (del fenómeno en
sí). La explicación del hecho psicológico, si se encontrara, siempre estaría en el mismo
orden de realidad (por ejemplo, en la constitución indisoluble de la triple relación
contingencial conducta-situación-reforzador) y no en otro orden (sean complejos de Edipo
o déficits de serotonina). Fenomenología y conductismo radical compartirían el objetivo de
explicar el hecho psicológico en el mismo orden de realidad, sin negar el mundo ahí dado y
sin caer en el subjetivismo en el que el mundo pareciera ser una mera autoexpresión del
acto cognoscitivo del sujeto (Frankl, 1967).
-El autor. Para el autor la complementación de la fenomenología y el conductismo,
permiten unificar un estudio del proceso del conocimiento fenoménico en el plano objetivo
real. Dejando de lado el aspecto subjetivo de las construcciones idealistas del sujeto como
tal.
-Reflexión personal.
Desierta forma se esta siendo mas rígido en un aspecto de la teoría fenomenológica que se
está centrada en los aspectos de conocimiento del ser en sí, de todos los procesos
existenciaríos de la realidad, pero en termos heideggerianos el ser como tal no puede
conocer en su completitud el fenómeno de lo existente, es decir su esencia, ya que si solo
busca la objetividad se encontrara con resultado debido de una significación subjetiva del
ser humano, nunca el objeto del plano de lo real podría conocerse en esa totalidad que
plantea la fenomenología. Y creo que esa es una dificultad que de cierta manera solo en el
proceso terapéutico se podrá analizar lo superficial.

3. Las terapias de tercera generación se ajustan a una visión pragmática, determinista,


fenomenológica, idiosincrática, no mentalista y holística o contextual. De igual manera,
destaca la profundidad de comprensión y análisis del comportamiento humano (incluyendo
los aspectos más complejos del psiquismo) que están en la base experimental y aplicada de
estas terapias. En particular y como propone Pérez-Álvarez (2012b), la psicoterapia
analítica funcional establece una relación terapéutica fundada en una actitud
fenomenológica que proporciona un contexto donde el paciente puede desarrollar una
perspectiva de primera persona y una autoconciencia prereflexiva más robusta, que
permitiría un tratamiento adecuado de los clásicos trastornos de la personalidad y de las
alteraciones del Yo.
-El autor. Para las terapias de tercera generación, se constituyen un amplio espectro
filosófico, desde las corrientes fenomenológicas, pragmáticas, empiristas lógicas en sí, que
centran en los aspectos funcionales del yo, como sujeto activo.
-Reflexión personal.
Debo considerar una dificultad en esa coalición de filosofías y teoría de la conducta debido
a que si solo se piensa y se actúa bajo una construcción de proposiciones lógicas se hace
imposible las removimientos existenciales profundos es decir esa constitución esencial del
sujeto que construye en el mundo en el mundo en sí, debido a que es un proceso unificado
entre la esencia de los actos del sujeto y su objetividad superficial , la fenomenología como
tal piensan el movimiento y la alteración en términos analíticamente como predicados, ya
que como menciones en si acompañarían a las significancia de los actos, y por tanto en este
proceso de alianza fenomenológica, pragmática, y conductual solo hace que la sustancia del
sujeto se tenga que mantenerse inconmovible. Es por eso ve necesario pensar a los aspectos
vitales del ser en un proceso complementario entre sustancia y el predicado de las acciones
y constituciones de si, esto permite apropiarse vitalmente de sus vivencias, observar no solo
de del lado activo. Esto fortalecería de forma más amplia el análisis y la comprensión del
sujeto y del entono en el que está inmerso.

También podría gustarte