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EL DELITO DE SECUESTRO EN EL

PERU

Yeison Esteban Simón


Noviembre 2019.

Universidad Nacional Hermilio Valdizán de Huánuco.


Facultad de Derecho y Ciencias Políticas.
Huánuco – Perú

1
I. INDICE

I. INDICE......................................................................................................................2
II. DEDICATORIA........................................................................................................3
III. INTRODUCCIÓN..................................................................................................4
IV. CONTENIDO.........................................................................................................5
1. TIPO PENAL..................................................................................................5
2. TIPICIDAD OBJETIVA.................................................................................6
3. TIPICIDAD SUBJETIVA............................................................................18
4. ANTIJURIDICIDAD....................................................................................19
5. CULPABILIDAD.........................................................................................20
6. CONSUMACION.........................................................................................20
7. TENTATIVA Y ACTOS PREPARATORIOS.............................................22
8. DIFERENCIA ENTRE EL DELITO DE COACCION Y SECUESTRO....22
9. PENALIDAD................................................................................................23
10. LA PENA DE CADENA PERPETUA.........................................................23
V. CONCLUSIONES...................................................................................................27
VI. BIBLIOGRAFIA..................................................................................................28

2
II. DEDICATORIA

El presente trabajo realizado con mucho


esfuerzo, va dedicado a mis padres, quienes
día a día me impulsan a seguir adelante; a
levantarme en cada derrota y a no rendirme
hasta lograr mis objetivos. A ellos que son una
muestra de amor y apoyo incondicional.

3
III. INTRODUCCIÓN
Basta mencionar su nombre, como para ya estar intranquilos. El tema a tratar reviste un
serio y profundo análisis ya que a simple vista con una ampliación de pena no se
soluciona en su totalidad el secuestro.
Para empezar a analizar el tema tiene que partirse buscando la raíz del problema, es
decir; conforme se va tratando de mejorar la seguridad así también se van
perfeccionando día a día estas actividades delictivas que por sus características y
gravedad constituyen un delito tipificado en nuestro código penal peruano.
Las personas dedicadas a tales actividades se constituyen en pequeñas agrupaciones, las
cuales se dedican al "secuestro al paso" figura que está inmersa en el artículo 152 del
C.P., mientras que agrupaciones conformadas por 20 o más constituyen "bandas
organizadas" que ponen en jaque a cualquier persona o miembro policial.
Con el transcurrir del tiempo estas personas han alcanzado "niveles impresionantes" en
esta actividad delictiva. No por el hecho de que se imponga cadena perpetua en
situaciones agravantes se va a erradicar el secuestro, sino más bien aumentarán los
"secuestros al paso", hay que recordar que estas personas son muy hábiles e inteligentes
y no son fáciles de atrapar y que está actividad no solo se da a nivel nacional sino
también a trascendido a nivel sudamericano y europeo.

4
IV. CONTENIDO
1. TIPO PENAL
El origina tipo penal que recoge la figura delictiva denominada de forma genérica como
“secuestro”, por la evidente alarma social que ocasiona su comisión, ha sido modificado
en varias oportunidades1. La penúltima modificación se produjo por el Decreto
Legislativo N°. 982, publicado en El Peruano, el 22 de julio de 2007 y su fe erratas,
publicada el 2 de agosto del citado año.
Esta modificación, según la exposición de motivos de uno de los proyectos de ley que la
sustentaron, tuvo como fundamento el hecho de que “en el Perú contemporáneo se
conoce la modalidad llamada secuestro al paso. Entre los años de 1995 y 1996
ocurrieron solamente 115 secuestros en el Perú, de los cuales 80 fueron protagonizados
por delincuentes comunes y los otros 35 fueron ejecutados por la subversión. De los 115
secuestros, solamente en Lima se llevaron a cabo 57 secuestros. Hoy en día son
incontables los secuestros de empresarios. Uno de los recientes casos es el del Sr. Carlos
Tonani Camusso. Las bandas de secuestradores se incrementan cada vez más, con
equipos logísticos sofisticados, como el que sostuvo un feroz enfrentamiento con la
policía el día 6 de febrero del 2006, en Lima, cuando fueron aniquilados a balazos
cuatro secuestradores en las instalaciones de Panasonic en San Juan de Lurigancho, en
circunstancias en que 15 delincuentes incursionaron al interior de la empresa
Corporación Credisol, en donde planearon robar la suma de medio millón de dólares y
luego secuestrar a su gerente general, el señor Juan Cueva Sánchez. En estas
circunstancias fueron capturados miembros de nuestro ejército, pertenecientes a la
banda de criminales. Por tales motivos, creemos que debe ser el Estado el que garantice
una correcta administración de justicia y vele por la integridad de los ciudadanos y dela
persona humana, sin bajar la guardia respecto a estos hechos delictivos que hacen difícil
la vida de una sociedad que anhela paz y progreso de manera civilizada, dentro de los
cánones del respeto a la persona, al honor y la dignidad. La protección de la vida, la
propiedad, el fomento del amor y la amistad es un sueño que se hará realidad si nos
empeñamos en querer cambiar la historia de nuestra patria”2.
No obstante, nuestro legislador, inquieto en modificar nuestro Código Penal, el 20 de
agosto del 2013, por la Ley N°. 30077, volvió a modificar el contenido del artículo 152
del CP. Sin embargo, debemos precisar que solo modifico el contenido del inciso 8. En
consecuencia, luego de la modificatoria del tipo penal 152, se tiene el contenido
siguiente:
Será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de veinte ni mayor de
treinta años el que, sin derecho, motivo ni facultad justificada, priva a otro de su
libertad personal, cualquiera sea el móvil, el propósito, la modalidad o circunstancia
o tiempo que el agraviado sufra la privación o restricción de su libertad.

La pena será no menor de treinta años cuando:


1
Como otros ejemplos tenemos: la modificación efectuada por el artículo primero de la Ley N°. 27472,
del 5 de junio del 2001. Una de las agravantes fue tipificada por la Tercera Disposición Transitoria y
Final de la Ley General de Donación y Trasplante de Órganos y/o Tejidos Humanos, del 18 de marzo del
2004.
2
Proyecto de Ley N°. 14561/2005-CR, presentado el 12 de abril del 2005. Este concluía señalando que
“con la presente propuesta se plantea el endurecimiento de las penas en los delitos contra la libertad en la
modalidad de secuestro, elevándola a no menos de 30 años de pena privativa libertad y a cadena perpetua
para las formas agravadas, así como la exclusión de los beneficios penitenciarios, derecho de gracias,
insulto y conmutación de la pena para los sentenciados”. Véase en la página web del Congreso.

5
1. Se abusa, se corrompe, trata con crueldad o pone en peligro la vida o
salud del agraviado.
2. Se pretexta enfermedad mental inexistente en el agraviado.
3. El agraviado o el agente es funcionario o servidor público.
4. El agraviado es representante diplomático de otro país.
5. El agraviado es secuestrado por sus actividades en el sector privado.
6. El agraviado es pariente, dentro del tercer grado de consanguinidad o
segundo de afinidad con las personas referidas en los incisos 3, 4 y 5
precedentes.
7. Tiene por finalidad obligar a un funcionario o servidor público a poner
en libertad a un detenido o a conceder exigencias ilegales.
8. Se comete para obligar al agraviado a incorporarse a una organización
criminal.
9. Se comete para obtener tejidos somáticos del agraviado.
10. Se causa lesiones leves al agraviado.
11. Es cometido por dos o más personas o se utiliza para la comisión del
delito a menores de edad u otra persona inimputable.
12. El agraviado adolece de enfermedad grave.

La misma pena se aplicara al que con la finalidad de contribuir a la comisión del


delito de secuestro, suministra información que haya conocido por razón o con
ocasión de sus funciones, cargo u oficio, o proporciona deliberadamente los medios
para la perpetración del delito.

La pena será de cadena perpetua cuando:

1. El agraviado es menor de edad o mayor de setenta años.


2. El agraviado sufre discapacidad y el agente se aprovecha de esta
circunstancia.
3. Si se causa lesiones graves o muerte al agraviado durante el secuestro
o como consecuencia de dicho acto.

2. TIPICIDAD OBJETIVA
El delito de secuestro se configura cuando el agente o sujeto activo priva o limita, sin
tener derecho, motivo o facultad justificada para ello, de la libertad personal
ambulatoria del sujeto pasivo o víctima, sin importar el móvil o el tiempo que dure la
privación o restricción de la libertad.
El comportamiento que exige el tipo simple es el de privar, sin derecho, motivo ni
facultad justificada, a una persona de su libertad ambulatoria, sea cual fuere el móvil o
circunstancia3.
Roy Freyre4 afirma que la materialidad del delito de secuestro consiste en privar a una
persona de la facultad de movilizarse de un lugar a otro, aun cuando se le deje cierto
ámbito de desplazamiento que la víctima no puede físicamente traspasar, configurando
el delito precisamente la existencia de los limites impeditivos. Con la finalidad de
sustentar su concepto, el profesor sanmarquino cita como ejemplo el hecho que una
persona estará secuestrada en un estadio deportivo cuando no pueda abandonarlo por
haberse cerrado sus puertas con el fin de impedir su salida, no obstante que se le ha
dejado la posibilidad de desplazarse por la cancha y por los diferentes compartimientos
del local.

3
Villa Stein, 1998, p. 114.
4
Roy Freyre, 1975, p. 266.

6
Luis Bramont-Arias y García Cantizano 5, haciendo uso de una fraseología parecida al
profesor Roy Freyre, señalan que “el comportamiento consiste en privar a una persona,
sin derecho, de la facultad de movilizarse de un lugar a otro, con independencia que se
deje cierto espacio físico para su desplazamiento, cuyos límites la víctima, no obstante
no puede traspasar; en este caso se configura el delito, precisamente, por la existencia de
tales limites impeditivos. Estos autores, incluso ponen el mismo ejemplo del secuestro
en un estadio deportivo. Asimismo, siguiendo los argumentos del desaparecido penalista
Bustos Ramírez, acertadamente concluyen6 que lo importante no es la capacidad física
de moverse por parte del sujeto pasivo, sino la de decidir el lugar donde quiere o no
estar.
El actuar sin derecho ni motivo ni facultad justificada para privar de la libertad
ambulatoria a una persona, constituye un aspecto importante a tener en cuenta para la
configuración del delito de secuestro. En efectos, si se concluye que determinada
persona actuó conforme a derecho o en todo caso, dentro de las facultades que le
franquea la ley, el delito no aparece. Ello ocurre cuando una persona o autoridad detiene
a una persona que sorprende en flagrante delito, o cuando la autoridad detiene a una
persona por orden judicial.
El derecho vivo y actuante también se ha pronunciado sintetizando el concepto. En
efecto, la ejecutoria suprema del 9 de junio del 20047, en forma atinada y coherente
argumenta: “que el delito de secuestro se configura cuando el agente priva a una
persona, sin derecho, de la facultad de movilizarse de un lugar a otro, con
independencia de que se le deje cierto espacio físico para su desplazamiento y cuyos
límites la víctima no puede traspasar; desde este punto de vista lo importante no es la
capacidad física de moverse por parte del sujeto pasivo, sino la de decidir el lugar
donde quiere o no quiere estar y lo más importante de esta disquisición, es que en el
aludido tipo penal se usa la expresión ‘sin derecho priva a la víctima de su libertad’,
pero esta privación de la libertad tiene una consecuencia, perseguida por el agente, a
un fin mediato; siendo la privación de la libertad solo un modo facilitador.
En esa línea, no se comprende el caso del derecho de corrección (siempre que se ejerza
dentro de los límites razonables) que tienen los padres, educadores, tutores, curadores,
quienes con ese fin impiden salir de determinado lugar a su hijo o pupilo. Igual ocurre
con los médicos y enfermeras que con fines de tratamiento y curación, impiden la salida
de los enfermos de determinado recinto cerrado. En estos casos, de modo alguno,
aparecen los elementos de actuar sin derecho para configurarse el delito de secuestro,
pues existe motivo o facultad justificada.
Así Bramont-Arias y García Cantizano8 enfatizan que en ciertos supuestos, no obstante,
el secuestro, aun contra la voluntad del sujeto pasivo, está permitido por la ley o, por lo
menos, esta tolerado por los hábitos sociales; por ejemplo, el internamiento de enfermos
mentales, el aislamiento de enfermos contagiosos, la disciplina domestica del “cuarto
oscuro”, la detención de un sujeto sorprendido en flagrante delito.
Por el contrario, cometerá delito de secuestro aquella persona o funcionario que priva de
la libertad ambulatoria por tiempo determinado, a su víctima, sin tener derecho ni razón
justificable.

5
Bramont-Arias Torres/García Cantizano, 1997, p. 186.
6
Ibídem, p. 187.
7
R.N. N°. 975-04-San Martin-Sala Penal Transitoria, presidida por el vocal supremo titular, Robinson
Gonzales Campos.
8
Bramont-Arias Torres/García Cantizano, 1997, p. 187.

7
La comisión del delito de secuestro puede ser por acción o por omisión impropia. Se
presentara la omisión impropia cuando, por ejemplo, una persona que solicita a su
sirviente lo encierre durante la noche en su habitación porque sufre de sonambulismo,
continua encerrada a la mañana siguiente al no abrírsele la puerta.
Nada indica el tipo penal del medio o modalidad que puede utilizar el agente para
cometer el secuestro, por lo que se admite cualquier medio de comisión. Los más
comunes son la violencia, amenaza o el engaño. Villa Stein 9 afirma que las formas de
privación pueden ser muchas, dentro de estas las previsibles son las del encierro de la
víctima por el tiempo que sea, incluso muy breve, o su traslado engañoso o violento a
lugar distinto del que le corresponde o quiere estar.
No es indispensable abductio de loco in locum, es decir, que el sujeto pasivo sea
trasladado de un sitio a otro; el agraviado puede ser secuestrado inclusive en su propio
lugar de residencia10.

2.1. Agravantes
El legislador, recogiendo la experiencia social de los muchos secuestros ocurridos en las
grandes ciudades peruanas, ha previsto, en forma singular, diversas agravantes del
hecho punible simple, las mismas que motivan la imposición de penas más severas al
agente. Así tenemos:
a) Por la conducta del agente
a.1 El agente abusa, corrompe, trata con crueldad o pone en peligro la vida o salud
del agraviado (inciso 1, artículo 152). Esta circunstancia agravante significa que el
secuestro será calificado cuando el agente, aparte de privar de la libertad ambulatoria al
agraviado, abusa de él, lo corrompe, le trata con crueldad o pone en peligro la vida o su
salud.

Se trata de uno de los casos que en doctrina se conoce con la denominación de delito
imperfecto en dos actos, donde el secuestro es querido por el agente como medio
subjetivo para una actuación ulterior. El secuestro aparece como un medio para alcanzar
otra finalidad que solo se logra con otra conducta ulterior 11. En efecto, el agente después
de secuestrar a su víctima puede realizar cualquiera de las circunstancias previstas en el
inciso 1 del tipo penal 152 del Código Penal, las mismas que por sí solas sirven para
perfeccionar el injusto penal de secuestro calificado.
El agente bien puede abusar sexualmente de la víctima (por ejemplo, el agente todos los
días que dura el secuestro, hace sufrir el acto sexual a su víctima); bien puede actuar con
la finalidad de corromper a la víctima; bien puede tratar con crueldad a la víctima o
finalmente puede poner en peligro la vida o salud del agraviado.
La expresión corromper debe ser entendida como el desarrollo de actos o sugestiones
inmorales que despiertan o incitan en el agraviado apetitos o practicas desviadas. Por
ejemplo, incitar a la secuestrada, una señorita de su casa, a que se convierta en una
prostituta.
El sujeto activo actuara con crueldad cuando, después de secuestrar al agraviado,
acrecienta deliberada e injustamente el sufrimiento de aquel, causándole un dolor
innecesario para los fines del secuestro mismo. No obstante, debe entenderse que los
9
Villa Stein, 1998, p. 114.
10
Roy Freire, 1975, p. 266.
11
Ibídem, p. 267.

8
actos con los cuales se produce el sufrimiento innecesario en la victima no deben tener
la magnitud de una tortura o lesiones leves o graves, pues si esto ocurre en un caso
concreto, aparecerá el concurso del secuestro con el delito de tortura o de lesiones.
No le falta razón a Villa Stein cuando sostiene que la crueldad se define solo a partir de
la innecesaridad del tormento para el propósito principal que reclama el tipo. Por
ejemplo, el agente todas las noches que dura el secuestro despierta a su víctima
utilizando un fierro caliente con el cual le infiere quemaduras en las extremidades.
En el proceso seguido contra el ex presidente Fujimori Fujimori, la Corte Suprema, en
la ejecutoria del 30 de diciembre del 2009, ha precisado lo siguiente: “el trato cruel
debe ser concebido como aquel acto que deliberadamente produce dolor y sufrimiento
pero que por su intensidad, no es lo suficientemente severo como para que se pueda
calificar de tortura ni de lesiones. La gravedad y dañosidad, siguiendo la
jurisprudencia internacional, se matizan a partir de factores endógenos y exógenos del
caso concreto. Sin embargo, la influencia de sus factores no deben ser analizados
únicamente desde la óptica de la víctima, como lo ha realizado el Fiscal Supremo, sino,
a través de un estándar objetivo, estableciendo que tipos de conducta constituirían
trato cruel para una víctima estándar; de esa manera, a pesar de no haber causado
daño psicológico a la víctima, si se presentaron circunstancias concretas que son
innecesarias para realizar el secuestro –las cuales ya fueron delimitadas por tribunales
internacionales- entonces se configurara la agravante del trato cruel.
Este razonamiento implica realizar un análisis ex ante al resultado de la agravante, es
decir, observar si la conducta plus de por si –para una víctima estándar- constituye
trato cruel, generándose así una línea única de sanción, estandarizando las acciones y
creando por tanto criterios jurisprudenciales más lineales e igualitarios. Además, trato
cruel lo es no por lo que la víctima en concreto siente –física o psicológicamente- sino
por el trato en si, por el plus, el extra comportamiento que ya ha sido catalogado como
tal por referencia de un estándar establecido en la ley y en la jurisprudencia nacional e
internacional, lo que permitirá delimitar mejor el rol de persona para no cometer el
delito penal de secuestro agravado e imputarlo objetivamente; de esa manera se evita
la no punibilidad en situaciones donde tengamos a un agraviado fuerte –que por
diversas experiencias suyas le parezca normal la situación que está viviendo- así como
la excesiva punibilidad cuando el agraviado sea débil, de tal forma por la conducta
básica del secuestro de por si le produzca un grave daño psicológico, catalogándola
como trato cruel por dicha producción”12.
La circunstancia de poner en peligro la salud o la vida de la víctima aparecerá cuando el
agente realiza una conducta tendiente a tal finalidad. Por ejemplo: aparece esta
circunstancia cuando todos los días que dura el secuestro, el agente no proporciona
alimento a la víctima o, también ocurre, cuando el agente no presta asistencia médica a
su víctima que, como producto del secuestro, resultó herida de bala.
a.2 El agente pretexta que el agraviado sufre enfermedad mental (inciso 2, artículo
152). Se presenta la figura de secuestro agravado cuando el agente priva de la libertad
ambulatoria a su victim, con el pretexto que aquel sufre de una enfermedad mental, que
en la realidad no padece. El profesor Villa Stein 13 indica que la gravedad del hecho

12
Exp. N°. A.V. 19-2001, Sala Penal Especial de la Corte Suprema, sentencia del 7 de abril del 2009,
confirmada por la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema en el R.N. N°. 19-01-2009 A.V-
Lima.
13
Ibídem, p. 116.

9
resulta del medio –falsedad en el dato- empleado por el agente. El atribuirle a la víctima
un padecimiento mental que no tiene, resulta alevoso.

Esta circunstancia es muy común en nuestra realidad, pues siempre de por medio están
motivaciones económicas. Ocurre, por ejemplo, cuando los hijos, con el propósito de
disfrutar de la fortuna económica de su padre, con el auxilio de un psiquiatra, le internan
en un manicomio, alegando que sufre serias alteraciones mentales.

a.3 Causa lesiones leves al agraviado (inciso 10, artículo 152). La agravante aparece
cuando el agente, con ocasión del secuestro, ya sea con la finalidad de vencer la
resistencia natural de la víctima o para lograr su finalidad, le produce lesiones leves. Se
entiende que para que una lesión sea catalogada como leve debe ser de la magnitud que
establece en forma clara el articulo 122 del Codigo Penal.

Esta agravante, sin duda, es criticable debido a que no reviste mayor relevancia 14 ni
magnitud como las demás circunstancias agravantes.

a.4 El agente suministra información que haya conocido por razón o con ocasión de
sus funciones, cargo u oficio con la finalidad de contribuir en la comisión del delito
de secuestro (tercer párrafo del artículo 152). Aquí se trata de un cómplice primario,
esto es, el agente presta su ayuda de manera primordial, sin la cual no sería posible la
comisión del secuestro y, por ello, consideramos que resulta adecuado el haberlo
separado de las agravantes del secuestro para ubicarlo en párrafo aparte del tipo penal
152. La conducta se configura cuando el agente-cómplice entrega información precisa
que conoció con ocasión de ejercer sus funciones, cargo u oficio, a los secuestradores
para que realicen el delito de secuestro sin mayor dificultad. Ocurre, por ejemplo,
cuando una persona que realiza labores domésticas en el hogar del agraviado, informa a
los secuestradores que su empleador sale solo a pasear a su mascota en el parque, todos
los días a las ocho de la noche, e incluso informa que aquel, en esos días, no puede
correr por haber sido golpeado en el muslo durante un partido de fulbito.

a.5 El agente proporciona deliberadamente los medios para la perpetración del


secuestro (tercer párrafo del artículo 152). Aquí también estamos ante una complicidad
primaria. El agente presta los medios materiales indispensables a los autores para la
comisión real del secuestro, sin la ayuda del cooperador, hubiese sido imposible la
realización de dicho delito. Por ejemplo, ocurre cuando el agente presta su vehículo y
sus armas a los secuestradores, quienes no cuentan con tales medios, para privar de
libertad a determinada persona.

b) Por la calidad de la víctima.


b.1 El agraviado es funcionario o servidor público (inciso 3, artículo 152). Aquí el
secuestro se agrava por el hecho de que la víctima viene a ser una persona al servicio de
los intereses públicos. A efectos de la agravante no bastara verificar que el sujeto pasivo
cuente con la cualidad indicada, sino que será necesario verificar el ejercicio normal de
la función que cumple al servicio del Estado. Así, en el caso del “funcionario público”,
el secuestro debería estar vinculado al ejercicio de sus funciones para entenderé que el
mayor injusto deriva de la afección al “correcto funcionamiento de la administración
pública”, además de la libertad individual15.
14
Caro Coria, 2007, p.278.
15
Abanto Vásquez, 1998, p. 115.

10
En consecuencia, el secuestro se agrava por el hecho que aparte de privar la libertad
ambulatoria al agraviado, indirectamente se está perturbando el normal funcionamiento
de la administración pública en el sector al cual pertenece el secuestrado. El agente
actúa con más temeridad, pues para lograr sus fines no le interesa privar de su libertad a
un trabajador del Estado.

Para saber que personas son consideradas como funcionarios o servidores públicos para
efectos de la normatividad penal, debe recurrirse al artículo 425 del Código Penal.
b.2 El agraviado es representante diplomático de otro país (inciso 4, artículo 152). La
agravante se configura cuando el agraviado del secuestro es diplomático de otro país. Es
decir, cuando el diplomático es extranjero. Ello significa que si el agraviado es
diplomático de nuestro país, esta agravante no aparece. No obstante, si el secuestrado es
un diplomático peruano, igual el secuestro es agravado por aplicación del inciso 3 del
tipo penal en hermenéutica jurídica.
b.3 El agraviado es secuestrado por sus actividades en el sector privado (inciso 5,
artículo 152). La agravante fue introducida con la modificación del tipo penal mediante
el Decreto Legislativo N°. 896, el mismo que tuvo como correlato social, el incremento
de secuestros al paso de empresarios exitosos ocurrido en las grandes ciudades del Perú.

Se agrava la conducta de secuestro cuando el agente ha dirigido su conducta sobre un


empresario o profesional de éxito con la finalidad común de obtener un provecho
económico. Sin duda, el legislador busca evitar los secuestros en contra de empresarios
sobresalientes para no poner en peligro la actividad económica del país. El incremento
de los secuestros al paso era indicativo de que se vivía una inseguridad y que las normas
penales en contra de los secuestradores eran benignas, por lo que el legislador no dudo
en introducir la presente agravante.
Tiene razón Villa Stein16 cuando enseña que la previsión es, sin embargo, muy abierta,
pues cualquier actividad que no sea la correspondiente al sector público pertenece por
exclusión al sector privado. El juzgador deberá, no obstante, interpretar restrictivamente
el punto en termino de prever como conducta agravada la que atenta contra la libertad
de empresarios privados o profesionales cuyo éxito económico sea ostensible.
La agravante obedece más a fines económicos y cuando no políticos que a una mayor
dañosidad al bien jurídico protegido.
b.4 La victima es pariente, dentro del tercer grado de consanguinidad o segundo de
afinidad, con las personas referidas en los incisos 3, 4 y 5 (inciso 6, artículo 152).
Aquí la conducta de secuestro se califica por el hecho que el agraviado resulta ser
pariente, dentro del tercer grado de consanguinidad o segundo de afinidad de un
funcionario, servidor público, representante diplomático de otro país o empresario o
profesional de éxito. Se busca proteger a la familia de las personas que tienen las
calidades antes anotadas.
b.5 El agraviado adolece de enfermedad grave (inciso 12, artículo 152). La
circunstancia agravante se configura cuando la acción de secuestro se dirige contra una
persona que se encuentra sufriendo de enfermedad grave, ya sea de tipo mental o físico.
Resulta claro que la enfermedad no debe haberla contraído durante la comisión del
secuestro, sino en un momento anterior.
16
Villa Stein, 1998a, p. 117.

11
Los antecedentes médicos y sobre todo el examen médico legal al agraviado
determinaran la gravedad o no de la enfermedad que padece la persona. Se busca
proteger la integridad de aquellas que eventualmente se encuentren sufriendo de alguna
enfermedad de magnitud grave.
b.6 La víctima se encuentra en estado de gestación (inciso 13, artículo 152). La
agravante aparece cuando la víctima-mujer del secuestro se encuentra en estado de
gestación, es decir, esperando que se produzca el nacimiento de un nuevo ser que lleva
en su vientre. Ya hemos indicado al analizar la figura del aborto, que una mujer se
encuentra en estado de embarazo desde el momento mismo que se produce la anidación
del nuevo ser en el útero de la madre hasta que se inician los intensos dolores que
evidencian en inminente nacimiento.

Se busca proteger la integridad física y mental tanto de la gestante como del ser por
nacer. La agravante se justifica por la propia naturaleza del periodo que atraviesa la
agraviada.
b.7 Si el agraviado es menor de edad (inciso1, cuarto párrafo, articulo 152). Esta
agravante se presenta cuando el agente dirige su conducta sobre un menor de dieciocho
años.

Se busca proteger la integridad física y afectiva de los menores de edad, quienes son
más susceptibles a cualquier daño de su personalidad a consecuencia de sufrir un
secuestro.
b.8 Si el agraviado es mayor de setenta años (inciso 1, párrafo cuarto, articulo 152).
Esta agravante, antes de la modificatoria introducida por la Ley N°. 28760, presentaba
un serio problema: se preveía que se producía el secuestro agravado cuando la conducta
se dirigía sobre un anciano. El saber a quién se le consideraba anciano era un problema
a resolver recurriendo a leyes extrapenales como las laborales, pues allí encontramos los
parámetros para considerar a una persona anciana. Esto es, sosteníamos que la persona
es anciana cuando haya alcanzado o sobrepasado la edad cronológica límite para la
jubilación17.

El secuestro se agravaba cuando el agente dirigía su conducta sobre un mayor de sesenta


y cinco años, en caso de varón, y sesenta años, en caso de mujer 18. Incluso, en posición
diferente y discutible, Villa Stein19 consideraba que por aplicación extensiva del artículo
22 del Código Penal se consideraba anciano a la persona mayor de sesenta y cinco años,
pues dicho artículo prescribe la imputabilidad relativa de las personas mayores de
sesenta y cinco años que hayan cometido un hecho punible.
Sin embargo, la Ley N°. 28760, de junio del 2006, aclaro el panorama y señalo que se
configuraba la agravante del secuestro cuando la conducta del agente se dirigía a una
persona mayor de sesenta y cinco años, sea mujer o varón.
No obstante, sin mayor explicación ni fundamento razonable, el legislador, mediante el
Decreto Legislativo N° 982, ha dispuesto que el secuestro se agrava si el agraviado tiene
una edad cronológica mayor de setenta años. Esto es, si el secuestro se produce en un

17
Vide ABANTO VASQUES, 1998, P. 115.
18
Artículo 57 del Decreto Legislativo N°. 728, del 12 de noviembre de 1991, Ley de Fomento del
Empleo, aun cuando el artículo 57 de la Ley N°. 26513, del 28 de julio de 1995, Modificaciones a la Ley
de Fomento del Empleo, no mencione expresamente la edad mínima de la jubilación.
19
VILLA STEIN, 1998a, p. 118.

12
apersona de 69 años de edad, la agravante no se configura. Así permanece hasta la
actualidad.
Se busca proteger la integridad física y afectiva de los ancianos, quienes son más
susceptibles a cualquier daño de su personalidad como consecuencia de sufrir un
secuestro.
El agente de cualquiera de estas dos últimas agravantes se sanciona con cadena
perpetua.
b.9 Si el agraviado es discapacitado (inciso 2, párrafo cuarto, articulo 152). Se
configura cuando el agente secuestra o priva de su libertad ambulatoria a una persona
que sufre de discapacidad física, mental o sensorial, con la finalidad de hacer que
personas estrechamente vinculadas a ella le entreguen cualquier ventaja indebida a
cambio de dejarlo libre. Un dato adicional a tener en cuenta para subsumir una conducta
de secuestro, en esta agravante, es el hecho de que el agente debe aprovecharse de
aquella discapacidad.

Bien se sabe que la persona con discapacidad es aquella que tiene una o más
deficiencias evidenciadas con la pérdida significativa de alguna o algunas de sus
funciones físicas, mentales o sensoriales, que impliquen la disminución o ausencia de la
capacidad para realizar, alguna actividad dentro de formas o márgenes considerados
normales, limitándola en el desempeño de un rol, función o ejercicio de actividades y
oportunidades para participar equitativamente dentro de la sociedad20.
Se justifica la agravante, toda vez que el actor o agente se aprovecha de la especial
debilidad de aquellas personas, sabiendo perfectamente que no opondrán alguna clase
de resistencia y, por tanto, no ponen en peligro el logro de la finalidad que busca aquel.
De configurarse esta agravante, el agente será sancionado con la pena de cadena
perpetua.

c) Por la finalidad que busca el agente con el secuestro


c.1 El agente tiene por finalidad obligar a un funcionario o servidor público a poner
en libertad a un detenido (inciso 7, articulo 152). La agravante aparece cuando el
agente secuestra a determinada persona y después solicita se deje en libertad a una
persona detenida. Por ejemplo: ocurre cuando A secuestra a B, que tiene estrechos lazos
sentimentales con comisario de una comisaria, y luego conmina a este, dejar en libertad
a C, que horas antes había sido detenido al ser sorprendido en flagrante delito.
c.3 El agente busca obligar al agraviado a incorporarse a una organización criminal
(inciso 8, articulo 152, modificado por la Ley N°. 30077). La circunstancia calificada
aparece cuando el sujeto activo secuestra una persona para obligarla a incorporarse a
una organización de personas dedicadas a la comisión de hechos delictivos. Ocurre, por
ejemplo, cuando el agente secuestra a un electricista y le obliga, bajo amenaza de no
dejarle en libertad, a incorporarse a su organización criminal, pues le urge una persona
que conozca sobre electricidad para perpetrar delitos contra el patrimonio.

Esta agravante ya estaba regulada en el Código Penal, pero fue el Decreto Legislativo
N°. 982, de julio del 2007 que la modifico. No obstante, con la Ley N°. 30077 se ha
vuelto al anterior texto legal. De modo que la agravante se configura cuando el agente
20
Artículo 2 de la Ley N°. 27050, Ley General de la Persona con Discapacidad.

13
busca que el agraviado se incorpore a una “organización” criminal, es decir, a un grupo
de personas, más o menos organizadas, dedicadas a cometer latrocinios.
De acuerdo a la Ley N°. 30077, modificada por el Decreto Legislativo N°. 1244 de
octubre del 2016, se considera organización criminal a cualquier agrupación de tres o
más personas que se reparten diversas tareas o funciones, cualquiera sea su estructura y
ámbito de acción, que, con carácter estable o por tiempo indefinido, se crea, existe o
funciona, inequívoca y directamente, de manera concertada y coordinada, con la
finalidad de cometer uno o más delitos graves señalados en el artículo 3 de la presente
Ley. La intervención de los integrantes de una organización criminal, personas
vinculadas a ella o que actúan por encargo de la misma puede ser temporal, ocasional o
aislada, debiendo orientarse a la consecución de los objetivos de la organización
criminal. La finalidad de la organización criminal tiene que ser la comisión de los
siguientes delitos:

1. Homicidio calificado-asesinato sicariato y la conspiración y el ofrecimiento para el


delito de sicariato, de conformidad con los artículos 108, 108-C y 108-D del CP.
2. Secuestro, tipificado en el artículo 152 del CP.
3. Trata de personas, tipificado en el artículo 153 del Código Penal.
4. Violación del secreto de las comunicaciones, en la modalidad delictiva tipificada en
el artículo 162 del CP.
5. Delitos contra el patrimonio, en las modalidades delictivas tipificadas en los
artículos 186, 189, 195, 196-A y 197 del CP.
6. Pornografía infantil, tipificada en el artículo 183-A del Código Penal.
7. Extorsión, tipificado en el artículo 200 del CP.
8. Usurpación, en las modalidades delictivas tipificadas en los artículos 202 y 204 del
Código Penal.
9. Delitos informáticos previstos en la ley penal.
10. Delitos monetarios, en las modalidades delictivas tipificadas en los artículos 252,
253 y 254 del Código Penal.
11. Tenencia, fabricación, tráfico ilícito de armas, municiones y explosivos y demás
delitos tipificados en los artículos 279, 279-A, 279-B, 279-C y 279-D del Código
Penal.
12. Delitos contra la salud pública, en las modalidades delictivas tipificadas en los
artículos 294-A y 294-B del Código Penal.
13. Tráfico ilícito de drogas, en sus diversas modalidades previstas en la Sección II del
Capítulo III del Título XII del Libro Segundo del Código Penal,
14. Delito de tráfico ilícito de migrantes, en las modalidades delictivas tipificadas en
los artículos 303-A y 303-B del Código Penal.
15. Delitos ambientales, en las modalidades delictivas tipificadas en los artículos 307-
A, 307-B, 307-C, 307-D y 307-E, 310-A, 310-B y 310-C del CP.
16. Delito de marcaje o reglaje, previsto en el artículo 317-A del CP.
14
17. Genocidio, desaparición forzada y tortura, tipificados en los artículos 319, 320 y
321 del CP, respectivamente.
18. Delitos contra la administración pública, en las modalidades delictivas tipificadas
en los artículos 382, 383, 384, 387,393, 393-A, 394, 395, 396,397, 397-A, 398, 399,
400 y 401 del CP.
19. Delito de falsificación de documentos, tipificado en el primer párrafo del artículo
427 del CP.
20. Lavado de activos, en las modalidades delictivas tipificadas en los artículos 1, 2, 3,
4, 5 y 6 del Decreto Legislativo N°. 1106, Decreto Legislativo de lucha eficaz
contra el lavado de activos y otros delitos relacionados a la minera ilegal y crimen
organizado.

Los alcances de la Ley N°. 30077 (modificada por el D.L. N°. 1244) son de aplicación a
los delitos en los que se contemple como circunstancia agravante su comisión mediante
una organización criminal y al cualquier otro delito cometido en concurso con los
previstos en el presente artículo.
c.4 El agente busca obtener tejidos somáticos de la víctima, sin grave daño físico o
mental. (inciso 9, articulo 152). La Ley N°: 28189, del 18 de marzo del 2004, incorporo
esta agravante en el artículo 152 del CP, la que se perfecciona cuando el agente, con la
finalidad o intención final de obtener tejidos somáticos de su víctima, lo secuestra. Aquí
el agente no secuestra a una persona para obligar a que un tercero de su consentimiento
para donar sus tejidos y trasplantarlos a otro, sino que de la misma víctima del secuestro
se obtendrán los que requiere.

d) Por el resultado
d.1 Durante el secuestro o como consecuencia de dicho acto se causan lesiones
graves al agraviado (ultima parte del artículo 152). La circunstancia agravante se
configura cuando la víctima, como consecuencia del secuestro que ha sufrido, resulta
con lesiones graves o en su salud física o mental. Ocurre, por ejemplo, cuando el
agraviado pierde uno de sus brazos al no haber sido atendido quirúrgicamente por la
herida de bala que sufrió en el momento del secuestro.

Lesiones graves a la integridad física o mental son aquellas que tienen la magnitud de
los supuestos establecidos en el artículo 121 del Código Penal; si por el contrario, las
lesiones producidas al rehén son de la magnitud de los supuestos del artículo 122, la
agravante en hermenéutica no se configura, sino el hecho se tipificara en el inciso 10 del
tipo penal.
De la redacción de la agravante, se entiende que las lesiones producidas en la integridad
física o mental de la víctima pueden ser a título de dolo o de culpa, esto es, el agente
puede causarlas directamente con la finalidad, por ejemplo, de conseguir de forma más
inmediata la ventaja indebida que busca con su accionar o, en su caso, las lesiones
pueden ocasionarse debido a una falta de cuidado o negligencia del agente al momento
del secuestro, o cuando se está al cuidado del rehén en tanto se consigue la ventaja que
motiva el accionar delictivo.

15
Con García Cavero21, sostenemos que la no mención de la previsibilidad del resultado
en la agravante en hermenéutica, de modo alguno significa la utilización de un sistema
de responsabilidad objetiva, sino, por el contrario, las lesiones graves a la integridad
física o mental del agraviado deben ser, cuando menos, previstas como resultado
posible.
d.2 Cuando el agraviado muere durante el secuestro o a consecuencia de dicho
acto (ultima parte del artículo 152). La agravante se presenta cuando el agraviado muere
durante el acto mismo del secuestro o como consecuencia de este, es decir, el que ocurra
con posterioridad al recobrar la victima su libertad ambulatoria, siempre que el
fallecimiento sea consecuencia de dicho acto. Ocurre, por ejemplo, cuando en el
momento que se desarrolla el secuestro de un empresario, este muere por haber recibido
un impacto de bala mortal durante la balacera que se produjo entre los secuestradores y
los miembros de su seguridad.
La muerte del secuestrado puede producirse a título de dolo, o de culpa, es decir, el
agente dolosamente puede provocar la muerte de la víctima, por ejemplo, cuando esta se
resista al secuestro o, en su caso, pese a que logran su objetivo de obtener la ventaja
perseguida con su conducta, ocasionan la muerte del agraviado con la finalidad de no
ser identificados posteriormente. Asimismo, la muerte de la víctima puede producirse
por un actuar negligente del autor al momento del secuestro o, en su caso, cuando esta al
cuidado del rehén, en tanto el obligado hace entrega de la ventaja indebida que se le
exige.
Igual que en la hipótesis anterior, el no hacer mención de la previsibilidad del resultado
letal no significa la utilización de un sistema de responsabilidad objetiva, pues de todas
maneras se exige que la muerte del agraviado sea, cuando menos, prevista como
resultado posible por el agente.
Las dos últimas modalidades agravadas del delito de secuestro, también son sancionadas
con la pena de cadena perpetua.

e) Por los medios de comisión


e.1 Se utiliza a menores de edad para cometer el secuestro (inciso 11, articulo 152) la
agravante se configura cuando el agente o agentes utilizan en la comisión del secuestro
a personas menores de 18 años de edad. La participación del menor incluso hasta puede
ser con su voluntad, sin embargo, por el solo hecho de hacerlo participar en el hecho
punible de secuestro, los agentes serán sancionados por el delito de secuestro agravado.
e.2 Se utiliza un inimputable para cometer el secuestro (inciso 11, artículo 152). La
circunstancia agravante se presenta cuando el o los agentes, para cometer el delito de
secuestro, utilizan o hacen participar a una persona inimputable. Se considera
inimputable, con exclusión de los menores de 18 años, a todas aquellas personas que por
anomalía psíquica, grave alteración de la conciencia o por sufrir alteraciones en la
percepción, que afectan gravemente su concepto de la realidad, no poseen la facultad de
comprender el carácter delictuoso de su acto.

f) Por concurso de agentes


f.1 El secuestro es cometido por dos o más personas (inciso 11, artículo 152). La
agravante se configura cuando el secuestro se realiza por el concurso de dos o más
21
GARCIA CAVERO, 200, p. 137.

16
personas que se reúnen ocasionalmente para ello. No es una agrupación delictiva cuya
característica es su permanencia en el tiempo, sino que aquí la agravante se configura
cuando dos o más personas se juntan en forma ocasional para realizar un secuestro. El
concurso de dos o más sujetos que exige el tipo penal, debe ser en el hecho mismo en
que se produce el secuestro. No antes ni después, y ello solo puede suceder cuando
estamos ante la coautoría.
Los instigadores o cómplices no sirven para cumplir las exigencias de la agravante. Los
primeros no cometen el delito, lo determinan; mientras que los segundos tampoco
cometen el delito, solo colaboran o auxilian a los que realmente realizan el hecho
punible. Los instigadores y cómplices no tienen el dominio del hecho. En suma, la
agravante se configura cuando dos o más personas participan en calidad de coautores
del delito de secuestro22. En consecuencia, no es suficiente una complicidad simple, una
cooperación necesaria o una instigación para estimar la agravante, sino que debe tratarse
de un caso de coautoría, en donde el dominio del hecho se encuentre en manos de varios
sujetos, en el sentido de una contribución de funciones y de roles, en virtud de la cual
cada uno determinan con su aporte la mayor gravedad del injusto.
Esta circunstancia agravante se fundamenta en la misma imposibilidad de defensa que
experimenta la victima frente a un hecho de plural participación y en la mayor
potencialidad lesiva para el bien jurídico “libertad ambulatoria”, que importa el ataque
de un grupo de personas.

2.2. Bien jurídico protegido


El bien jurídico preponderante que se trata de proteger lo constituye el derecho a la
libertad personal, entendida en el sentido de libertad ambulatoria o de locomoción, es
decir, la facultad o capacidad de las personas de trasladarse libremente de un lugar a
otro como a bien tengan de acuerdo a sus circunstancias existenciales23.
En este sentido, Javier Villa Stein24, citando a los españoles Agustín Jorge Barreiro y
José Prats Ganut (quienes comentan el Código Penal español), afirma que es intensiva la
doctrina que admite que el bien tutelado con el tipo penal del secuestro es la libertad
ambulatoria, es decir, la libertad de locomoción, entendida como la facultad de fijar
libremente, por parte de la persona, su situación espacial.

2.3. Sujeto activo


Agente, sujeto activo o autor del delito de secuestro puede ser cualquier persona, el tipo
penal no exige alguna condición especial. Incluso puede ser cometido por un
funcionario o servidor público en ejercicio de sus funciones, así como un representante
diplomático ya sea peruano o extranjero.

2.4. Sujeto pasivo


La víctima, el agraviado o el sujeto pasivo del delito de secuestro puede ser cualquier
persona, incluso un recién nacido o un enfermo mental. Esta es la diferencia con el
delito de coacción, en el sentido que en aquel ilícito penal se requiere que el sujeto
22
GARCIA NAVARRO es de parecer diferente al sostener que “basta que concurran dos o más personas
sin que sea necesario que previamente se haya dado un acuerdo previo para la comisión del secuestro, no
es necesario imputar una coautoría ya que la concurrencia de autores es espontanea” (GARCIA
NAVARRO, 2007, p. 300).
23
Cfr. el contenido de la ejecutoria suprema del 15 de enero del 2015, véase R. N. N°. 2600-2013-Lima –
Sala Penal Transitoria. También insiste en tal concepto la ejecutoria suprema del 1 de octubre del 2015,
véase R. N. N°. 3112-2014-Cajamarca-Sala Penal Permanente.
24
VILLA ESTEIN, 1998a, p. 113.

17
pasivo tenga conciencia de su libertad para poder obligarle a realizar lo que la ley no
manda o impedirle algo que la ley no prohíbe; mientras que en el secuestro no se
requiere tal conciencia, pudiendo ser sujeto pasivo del delito cualquier persona que
tenga o no conciencia de la libertad. Esta es la interpretación de la Suprema Corte
cuando por la ejecutoria suprema del 10 de abril de 1997, expresa: “en el delito de
secuestro agravado por la calidad del sujeto pasivo (un ´menor de edad´ que no tenga
la capacidad física locomotriz ni psíquica para auto determinarse), el injusto culpable
se configura porque el agente priva a su víctima del derecho de mantenerse bajo la
órbita, el control y cuidado de quienes tienen el deber y poder de tenencia respecto a
él, como libre ejercicio de las potestades que se producen dentro de los vínculos de la
familia, lo cual no implica que los padres del menor sean sujetos pasibles del delito”25.
En esa línea, no puede aceptarse la posición adoptada por Bramont-Arias y García
Cantizano26, quienes enseñan que “sujeto pasivo puede ser cualquiera, inclusive un
menor de edad, siempre que tenga la capacidad suficiente para tomar decisiones sobres
sus desplazamientos, del mismo modo, también los enfermos mentales”. Esta misma
postura sostenía Roy Freyre27, cuando al comentar el tipo básico del artículo 223 del
Código Penal derogado, afirmaba que no hay inconveniente para incluir como agraviado
al menor, en cuanto tenga capacidad para tomar decisiones sobre sus desplazamientos;
igual si se trata de enfermos mentales.
La calidad o cualidad del sujeto pasivo, en ciertos supuestos delictivos, sirve como
agravante del delito de secuestro, tales como funcionario o servidor público, menor de
edad, anciano, empresario, etc.

3. TIPICIDAD SUBJETIVA
De la propia redacción del tipo penal que recoge el supuesto básico del injusto penal
denominado secuestro y sus agravantes fluye que se trata de un delito netamente doloso.
El agente actúa con conocimiento y voluntad de privar o restringir la libertad
ambulatoria de su víctima, esto es, afectar su libertad.
Como precedente jurisprudencial importante, respecto del elemento subjetivo del delito
de secuestro, cabe citar la ejecutoria suprema del 16 de septiembre de 1998, en la cual
se sostiene: “que el fundamento de la punibilidad del delito de secuestro está en el
menoscabo de la libertad corporal, siendo esencial la concurrencia del elemento
subjetivo, esto es, que el agente se haya conducido con la intención especifica de tomar
a la víctima y afectar su libertad personal privándola de la misma, privación que,
además, debe representar verdaderamente un ataque a su libertad; que en el caso de
autos, si bien la víctima fue trasladada por el agente hasta una cabaña a fin de
practicar con esta el acto sexual en contra de su voluntad, llevándola de regreso hasta
su domicilio una vez consumado el hecho debe tenerse en cuenta que este fue el medio
elegido para evitar ser descubierto y crear una situación de mayor indefensión de la
víctima, sustrayéndola de un lugar en que probablemente hubiese podido ser auxiliada,
consecuentemente, el propósito de la conducta criminal estaba en función al delito de
violación sexual y no así al de secuestro, por lo que no concurren los elementos
configurativos de este tipo penal”28.
Además, cuando concurre alguna de las circunstancias agravantes ya analizadas, el
agente debe conocer también las especiales circunstancias que califican su conducta.
25
Exp. N°. 5631-96-Ucayali, en Normas Legales, T.270, noviembre 1998, p. A-15.
26
BRAMONT-ARIAS TORRES/GARCIA CANTIZANO, 1997, p. 186.
27
ROY FREYRE, 1975, p. 264.
28
R. R. N°. 2567-98, en ROJAS VARGAS, 1999, p. 347.

18
Por ejemplo, de concurrir la agravante prevista en el inciso 2, artículo 152 del Código
Penal, el agente deberá tener pleno conocimiento de que el agraviado no sufre alguna
enfermedad mental; cuando concurra la circunstancia calificante del inciso 4, articulo
152, el agente debe conocer que el agraviado es un empresario sobresaliente, etc.

4. ANTIJURIDICIDAD
No hay inconveniente en aceptar que en determinado hecho típico de secuestro concurra
alguna de las causas de justificación previstas en el artículo 20 del Código Penal.
Como ejemplo de la concurrencia de una causa de justificación tenemos la ejecutoria
suprema del 9 de junio del 200429, en la cual, en forma atinada y coherente, se sostiene:
“que el delito de secuestro se configura cuando el agente priva a una persona, sin
derecho, de la facultad de movilizarse de un lugar a otro, con independencia de que se
le deje cierto espacio físico para su desplazamiento y cuyos límites la víctima no puede
traspasar, desde este punto de vista lo importante no es la capacidad física de moverse
por parte del sujeto pasivo, sino la de decidir el lugar donde quiere o no quiere estar y
lo más importante de esta disquisición, es que en el aludido tipo penal se usa la
expresión ´sin derecho priva a la víctima de su libertad’, pero esta privación de la
libertad tiene una consecuencia, perseguida por el agente, a un fin mediato; siendo la
privación de la libertad solo un modo facilitador. Segundo.- Que en el presente caso,
los procesados en su condición de integrantes de las rondas campesinas de los centros
poblados de Pueblo Libre y Santa Rosa, jurisdicción de la provincia de Moyobamba, en
el departamento de San Martin, teniendo conocimiento de que los presuntos agraviados
[…] aceptaron […], ser los autores de los delitos de robo, violación sexual y asesinato
que se habrían cometido en sus territorios, decidieron sancionarlos de acuerdo con sus
costumbres condenándolos, a ‘cadena ronderil’, esto es, pasarlos de una ronda a otra a
efectos de que sean reconocidos por sus habitantes y además presten trabajo gratuito a
favor de las respectivas comunidades. Tercero.- Que en tal sentido, la conducta de los
procesados no reviste el carácter doloso que requiere el tipo penal de secuestro, dado
que su actuar se encuentra normado y regulado por el artículo 149 de la Constitución
Política del Perú que a la letra dice: ´las Rondas Campesinas pueden ejercer las
funciones jurisdiccionales dentro de su ámbito territorial de conformidad con el
derecho consuetudinario […]’, no habiéndose advertido con ello ningún ejercicio
abusivo del cargo ya que, por el contrario todos los denunciados actuaron conforme a
sus ancestrales costumbres. Cuarto.- Que el inciso 8, del artículo 20 del Código Penal
señala que está exento de responsabilidad penal ‘el que obra por disposición de la ley,
en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo’,
por lo que si los procesados agraviados, sin embargo, su accionar es legítimo, por
cuanto se encuentra enmarcado en el artículo 149 de nuestra carta magna. Quinto.-
Que al haber concurrido la causa de justificación ‘el actuar por disposición de la ley’
en el presente proceso; en consecuencia, si bien la acción es típica, sin embargo, no es
antijurídica, por ende, tampoco culpable, resultando de aplicación el artículo 284 del
Código de Procedimientos Penales”. Por estas consideraciones, declararon haber
nulidad en la sentencia recurrida que condeno a los procesados por el delito de
secuestro30.

29
R. N. N°. 975-04-San Martin-Sala Penal Transitoria, presidida por el vocal supremo titular, Robinson
Gonzales Campos.
30
Igual razonamiento hace la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema, en caso parecido en la
ejecutoria suprema del 29 de octubre del 2004, cuando sostiene: “en el caso sub examine los encausados
miembros de la comunidad campesina de ‘autodefensa´ actuaron respaldados por un derecho pues se
encuentra reconocida como una de las funciones de los ‘comités de autodefensa’ la posibilidad de

19
5. CULPABILIDAD
Una vez que el operador jurídico determina que en la conducta típica analizada no
concurre alguna causa de justificación, inmediatamente analizara si el injusto penal debe
ser atribuido al agente. Es decir, deberá analizar si el agente es imputable y mayor de 18
años de edad, si al momento de actuar sabia o tenía conocimiento de la antijuridicidad
de su actuar y si pudo obrar de manera diferente a la de exteriorizar la conducta que
lesiono el bien jurídico libertad de su víctima.
Es posible la concurrencia del error de prohibición previsto en la última parte del
artículo 14 del CP. En efecto, la ejecutoria suprema del 23 de marzo del 2010 31 da
cuenta de un caso real y concreto en el cual se aplicó esta categoría jurídica para
confirmar la sentencia condenatoria a dos acusados del delito de secuestro. Allí se
argumenta lo que sigue: “los hechos declarados probados en la sentencia estriban en
que: (i) los procesados Zacarías López y Marina Gil –integrantes de la ronda
campesina de la localidad de La Molina del distrito de Nueva Cajamarca- siendo las
diez de la mañana del día veinte de marzo de dos mil siete ingresaron de forma violenta
al taller de mecánica de propiedad del agraviado […], procediendo a reducir e
inmovilizar a la víctima y trasladarla en contra de su voluntad a la base ronderil; (ii)
que, luego de haber transcurrido más de cuatro horas de encierro, logro huir e
interpuso la denuncia respectiva, siendo detenido nuevamente con la finalidad de
obligarle a que se desista de la denuncia […] que, respecto del delito de secuestro, se
advierte de los hechos declarados probados, el agraviado fue privado de su libertad al
margen de la aceptabilidad del Derecho consuetudinario –no medio un sistema
razonable de impartición de justicia ronderil ante la ausencia de las mínimas formas de
enjuiciamiento (señaladamente del derecho de defensa) ni concreción de una norma
consuetudinaria que regule el conflicto en cuestión-, por lo que no es de recibo en este
caso el ejercicio del fuero especial comunal-ronderil; que la absoluta arbitrariedad
del poder factico que se usó impide reconocer tal práctica como la materialización de
un derecho fundamental colectivo y afirmar que su proyección sobre el sujeto pasivo
fue compatible con el respeto a sus derechos fundamentales más esenciales […] que los
hechos han sido tipificados –y la condena así lo ha dispuesto- como delito de secuestro
[…], ilícito que no sería aplicable si se hubiese privado de la libertad al agraviado
como consecuencia del ejercicio legítimo de la función jurisdiccional; empero, como
ese punto de partida ha sido rechazado, solo cabe entender que medio un claro
supuesto de error de prohibición por diversidad cultural, pues se actuó en la creencia
errónea que se estaba autorizado para realizar tal privación de libertad: alcance de la
norma permisiva –articulo catorce in fine del Código Penal-; que tal error, sin
embargo, no fue invencible, pues estaba a su alcance, lo que es relevante por el modo
como se actuó, el conocimiento de las disposiciones penales en conflicto; que siendo
así, la pena a imponer debe ser atenuada por debajo del mínimo legal”.

6. CONSUMACION
El delito en análisis dogmático alcanza su estado de perfeccionamiento o consumación
desde que el sujeto pasivo queda privado de su libertad ambulatoria; desde aquel

detener personas […], apreciándose que los agraviados fueron puestos a disposición de la autoridad
policial, pues estos habían efectuado disparos y construido una choza en Tungasuca, distrito de Túpac
Amaru, lo que motivo a su detención, pues los comuneros creyeron que iban a tomar posesión de sus
tierras, por tanto la conducta resulta ser típica, pero no antijurídica por concurrir una causa de
exclusión de la antijuricidad que convierte el hecho típico, en un acto totalmente licito y aprobado por el
ordenamiento jurídico”, en CASTILLO ALVA, 2000c, p. 48.
31
R. N. N°. 2416-2009-San Martin-Sala Penal Permanente de la Corte Suprema.

20
momento, comienza o se inicia el estado consumativo que solo concluye cuando, por
voluntad del agente o por causas extrañas, se pone fin a la privación de libertad del
sujeto pasivo de la conducta ilícita.
Los tratadistas peruanos coinciden en este aspecto. Roy Freyre32 indica que el delito
alcanza la etapa de la consumación en el momento en que el agraviado queda privado de
su libertad de movilizarse en el espacio; se trata de un delito permanente en el que la
actividad delictiva continua proyectándose en el tiempo mientras dura el estado de
secuestro. Bramont-Arias y García Cantizano 33 señalan que el delito se consuma cuando
el sujeto pasivo queda privado de su libertad para movilizarse. “Se trata de un delito
permanente, puesto que la conducta delictiva continua mientras dura la privación de la
libertad”, de tal modo que es posible la intervención de participes aun después del inicio
de la ejecución del delito. Y, finalmente, Villa Stein 34 sostiene que se consuma el delito
en el momento en que se priva de la libertad ambulatoria a la víctima, por lo que es
permanente en tanto no se libere al sujeto pasivo.
Pareciera que se trata de un delito instantáneo, sin embargo, en la doctrina es lugar
común considerarlo como un ejemplo representativo de los delitos permanentes. Incluso
nuestro máximo Tribunal en Sala Plena, al referirse a los delitos de naturaleza
permanente, se ha pronunciado en tal sentido, al acordar la siguiente jurisprudencia
vinculante: “El delito de usurpación es de realización instantánea, siendo suficiente para
su consumación el despojo de la posesión o la afectación de un derecho real”.
En efecto, en la ponencia que sustento la aprobación de la citada jurisprudencia,
presentada por el señor vocal supremo de la Sala Penal Permanente, Hugo Sivina
Hurtado, se sostiene: “Los delitos permanentes, por el contrario, son aquellos que se
caracterizan por prolongarse en el tiempo el momento consumativo, como ocurre, por
ejemplo, con el delito de secuestro previsto en el artículo 152 del Código Penal, en el
que se mantiene en el tiempo la situación antijurídica (‘privación de la libertad’) creada
por el agente. Sin embargo, como lo han precisado en Alemania Jescheck y en España
Mir Puig, la característica fundamental del delito permanente y que permite
diferenciarlo de otras creaciones de situaciones ilícitas que se mantienen en el tiempo,
pero que no se comprenden en dicha categoría, es que el mantenimiento del estado
antijurídico de cierta duración creado por la acción punible, depende de la voluntad del
autor, implicando que dicho mantenimiento sigue realizando el tipo, por lo que el delito
se sigue consumando hasta que se abandona la situación antijurídica”35.
De este modo, es lugar común sostener que el injusto penal de secuestro es un delito
permanente, puesto que la conducta reprochable penalmente permanece por el tiempo
en que dure la privación o restricción de la libertad. El agente tiene el dominio directo
de la permanencia. Esto es, dependerá del autor poner fin a la privación de la libertad de
la persona secuestrada o, en su caso, continuar con la permanencia. Para efectos de la
prescripción de la acción penal, este aspecto resulta de trascendencia, pues el cómputo
para esta correrá recién desde el día en que el agraviado recobro su libertad36.
En el proceso seguido contra el expresidente Fujimori Fujimori, la Corte Suprema, en la
ejecutoria del 30 de diciembre del 2009, ha precisado lo siguiente: “el secuestro es un
delito permanente, cuyo plazo de prescripción, a tenor de lo dispuesto en el inciso

32
ROY FREYRE, 1975, p. 269.
33
BRAMONT-ARIAS TORRES/GARCIA CANTIZANO, 1997, p. 188.
34
VILLA STEIN, 1998a, p. 120.
35
En Vistos, Lima, 29 de diciembre de 1999, p. 8.
36
Inciso 4, articulo 82 del Código Penal.

21
cuarto del articulo ochenta y dos del Código Penal, empieza desde el momento que
ceso la permanencia, en el caso de autos, desde el seis de abril de mil novecientos
noventa (secuestro de Gorriti) y cinco de agosto de mil novecientos noventa y dos
(secuestro de Dyer Ampudia)” 37.

7. TENTATIVA Y ACTOS PREPARATORIOS


Existe tentativa cuando el autor inicia la ejecución del delito por hechos exteriores,
practicando todos o parte de los actos que objetivamente deberían de producir el
resultado y, sin embargo, este no se produce por causas independientes a la voluntad del
agente. En este sentido, el secuestro, por tratarse de un delito de lesión y de resultado, es
posible que se quede en realización imperfecta, esto es, en el grado de tentativa. Ello
ocurrirá, por ejemplo, cuando después de desarrollar los actos tendientes a lograr el
secuestro, los delincuentes, no logran su objetivo por la tenaz resistencia que opuso el
agraviado y los efectivos se su seguridad personal
El agente debe haber dado inicio con actos ejecutivos objetivos a la comisión del delito
de secuestro que decidió cometer. Antes que aparezcan objetivamente tales actos
estaremos ante lo que se denomina actos preparatorios de un delito de secuestro, los
mismos que, por regla general, son atípicos e irrelevantes penalmente, salvo que por sí
solos constituyan un delito independiente. Al respecto, se ha pronunciado la Sala Penal
de la Corte Suprema por ejecutoria suprema del 18 de mayo de 1994, que resolvió
absolver al procesado de la acusación fiscal del delito de tentativa de secuestro,
sosteniendo lo siguiente: “Que, en el caso de autos se imputa a Rudy Andrés
Albarracín Barreto haber confeccionado los planos y croquis que determinaban la
trayectoria a seguir por el agraviado Paolo Sachi Yurato, que luego sería objeto de la
privación de su libertad personal, empero tal comisión delictiva no se perpetro
quedando entonces la actitud del procesado Albarracin Barreto como un acto carente
de suficiencia para violentar un bien jurídico tutelado por la ley, en vista de no darse el
presupuesto inequívoco de dar inicio en la comisión del hecho punible; por tanto, debe
encuadrarse tal situación como acto preparatorio que se encuentra en la fase externa
del delito, pero que no es parte de él, siendo que por sí solo es incapaz de indicar la
voluntad del hecho de continuar y acabar su intento delictuoso; si esto es así, la
imputación recaída no tiene el sustento necesario para la imposición de una pena”38.

8. DIFERENCIA ENTRE EL DELITO DE COACCION Y


SECUESTRO
Aun cuando la diferencia entre ambos delitos es evidente de sus propias definiciones, en
la práctica es natural que encontremos situaciones donde resulta complicado diferenciar
un delito del otro. No obstante, la ejecutoria suprema del 28 de enero del 2005 39 sirve
para enfatizar la diferencia que existe entre los citados hechos punibles. En efecto, allí
se argumenta lo que sigue: “el delito de secuestro, previsto y sancionado por el artículo
152 del Código Penal, atenta contra la libertad ambulatoria de las personas, es decir,
presupone ir contra la voluntad del sujeto pasivo, identificándose diversos medios
comisivos, no determinados por la ley, pero que, desde una perspectiva criminalística,
son por lo general la violencia, la amenaza y el engaño, y cuyo perfil más nítido se da
en los casos de encierro o, internamiento o de detención del sujeto pasivo, mediante los
37
Exp. N°. A.V. 19-2001, Sala Penal Especial de la Corte Suprema, sentencia del 7 de abril del 2009,
confirmada por la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema en el R. N. N°. 19-01-2009 A.V.
Lima.
38
Exp. N°. 111-94-Lima, en PRADO SALDARRIAGA, 1999, p. 184.
39
Exp. N°. 2966-2004-Arequipa, en PEREZ ARROYO, 2006, p. 943.

22
cuales se priva al sujeto pasivo de la facultad de trasladarse libremente de un lugar a
otro; ahora bien, a los efectos de concretar con rigurosidad la concurrencia de los
elementos objetivos y subjetivos del tipo de injusto del citado delito de secuestro, que
lleva consigo una gran penalidad, es de estimar asumiendo el factor excluyente que
informa el principio de insignificancia que están excluidas del ámbito típico de dicha
figura penal privaciones de la libertad ambulatoria de escasa relevancia, a partir
precisamente de la dimensión temporal de la detención, las cuales, en todo caso
tipifican el delito de coacción, en tanto en cuanto –como anota un sector de la doctrina,
en especial Muñoz Conde- no se trate de una privación de libertad como finalidad en si
misma o como medio para exigir un rescate o lograr una finalidad ilegal, casos en los
cuales tal hecho siempre constituirá secuestro (Derecho penal. Parte especial, 13ªed.,
Tirant lo Blanch, Valencia, 2000, pp. 160 y 167); que, en el presente caso, no se da este
supuesto, toda vez que se detuvo al agraviado ejerciendo violencia contra él, y se le
llevo inmediatamente a la comisaria en cuya sede se hizo mención a una supuesta
conducta delictiva en que aquel habría incurrido al distribuir volantes injuriosos
contra el alcalde; no se trató pues de una privación de libertad ambulatoria como
finalidad en si misma ni como medio para lograr una finalidad ilegal concreta, en tanto
que enseguida, sin tardanza, se condujo y se puso al agraviado a disposición de la
autoridad policial para que esta actué conforme a sus atribuciones, lo que como, ya se
anotó, en todo caso tipificaría el delito de coacción”.

9. PENALIDAD
Del tipo penal fluye que al agente que comete el delito de secuestro, dentro de los
parámetros del tipo básico, será merecedor a pena privativa de libertad no menor de 20
ni mayor de 30 años.
En caso de presentarse alguna de las agravantes previstas en los 13 primeros incisos, así
como los supuestos del parágrafo tercero del artículo 152, el agente será merecedor a
pena privativa de libertad no menor de 30 años.
Según la Ley N°. 28760, primero, y ahora por el Decreto Legislativo N°. 982, si a
consecuencia del secuestro se causa una lesión grave, ya sea física o mental en el
agraviado o este muere durante o a consecuencia del secuestro, el agente será merecedor
de cadena perpetua. Igual pena se impondrá cuando el agraviado del secuestro sea un
menor de edad, una persona mayor de setenta años o un discapacitado.

10. LA PENA DE CADENA PERPETUA


Aparte de elevar desmesuradamente la pena privativa de libertad temporal para el delito
de secuestro y sus agravantes, se han ampliado los supuestos delictivos que merecen
pena de cadena perpetua. En efecto, por la modificación introducida por la Ley N°
28760, de junio del 2006, el último párrafo del artículo 152 del Código Penal, previo
que “la pena será de cadena perpetua cuando el agraviado es menor de edad, mayor de
sesenta y cinco años o discapacitado, así como cuando la víctima resulte con daños en el
cuerpo o en su salud física o mental, o muera durante el secuestro a consecuencia de
dicho acto”. Actualmente, por disposición del Decreto Legislativo N°. 982, de julio del
2007, se han ampliado aún más los supuestos. De esta forma, ahora se prevé que la
“pena será de cadena perpetua cuando: 1. El agraviado es menor de edad o mayor de
setenta años; 2. El agraviado sufre discapacidad y el agente se aprovecha de esta
circunstancia; y 3. Si se causa lesiones graves o muerte al agraviado durante el
secuestro, o a consecuencia de dicho acto”.

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Al disponer más posibilidades para imponer la pena de cadena perpetua, lo único que se
evidencia en la conducta del legislador –autor de la ley y luego del citado decreto
legislativo- en su desesperación por hacer frente a la demanda social, es su escaso
conocimiento de las elementales teorías del Derecho penal actual respecto a la pena y su
IX del Título Preliminar del Código Penal. Y mucho menos al parecer toma en cuenta el
numeral 22, articulo 139 de la Constitución Política del Estado, que establece en forma
contundente: “ el principio de que el régimen penitenciario tiene por objeto la
reeducación, rehabilitación y reincorporación del penado a la sociedad”. Soslayando
que, tal como el Tribunal Constitucional40 lo ha establecido, en nuestro ordenamiento
jurídico penal se ha constitucionalizado la denominada teoría de la función social de
prevención especial positiva, en armonía con el artículo 10.3 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, que prescribe: “El régimen penitenciario consistirá en un
tratamiento cuya finalidad esencial será la reforma y la readaptación social de los
penados”. Principio constitucional que comporta “un mandato de actuación dirigido a
todos los poderes públicos comprometidos con la ejecución de la pena y, singularmente,
al legislador, ya sea al momento de regular las condiciones, como se ejecutaran las
penas o, por lo que ahora importa rescatar, al establecer el quantum de ellas y que los
jueces pueden aplicar para sancionar la comisión de determinados delitos” (Fundamento
N°. 180 de la sentencia del TC 10-2002). Estos conceptos, el supremo Tribunal
Constitucional los ha reiterado en el Fundamento N°. 26 de la sentencia del 21 de julio
del 200541, al establecer que las teorías preventivas, tanto la especial como la general,
gozan de protección constitucional directa, en tanto y en cuanto, sus objetivos resultan
acordes con el principio-derecho de dignidad.
Incluso el máximo intérprete de la Constitución, en forma atinada, señalo en los
fundamentos 182 y 183 de la sentencia recaída en el Exp. N°. 010-2002-AI/TC, que de
las exigencias de “reeducación”, “rehabilitación” y “reincorporación” como fines del
régimen penitenciario se deriva la obligación del legislador de prever una fecha de
culminación de la pena, de manera tal que permita que el penado pueda reincorporarse a
la vida comunitaria. Si bien el legislador cuenta con una amplia libertad para configurar
los alcances de la pena, sin embargo, esta libertad tiene un límite de orden temporal
directamente relacionado con la exigencia constitucional de que el penado se
reincorpore a la sociedad. La denominada “cadena perpetua” es intemporal, es decir, no
está sujeta a límites en el tiempo, pues si tiene un comienzo, carece de un final y, en esa
medida, niega la posibilidad de que el penado en algún momento pueda reincorporarse a
la sociedad.
En consecuencia, según el Tribunal Constitucional42, el establecimiento de la pena de
cadena perpetua no solo resiente al principio constitucional, previsto en el inciso 22,
articulo 139 de la Constitución, sino también es contraria al principio de libertad, ya que
si bien la imposición de una pena determinada constituye una medida que restringe la
libertad personal del condenado, es claro que, en ningún caso, la restricción de los
derechos fundamentales puede culminar con la anulación de esa libertad, pues no
solamente el legislador está obligado a respetar su contenido esencial, sino, además,
constituye uno de los principios sobre los cuales se levanta el Estado constitucional de
derecho. Asimismo, el Tribunal Constitucional considera que detrás de las exigencias
“reeducación, rehabilitación y reincorporación” como fines del régimen penitenciario,
40
Fundamento 179 de la Resolución del Tribunal Constitucional, del 3 de enero del 2003, Exp. N°. 019-
2005-PI/TC.
41
Exp. N°. 019-2005-PI/TC
42
Ver fundamentos 184, 185, 186, 187 y 188 de la Resolución del TC, del 3 de enero del 2003,
Expediente N°. 010-2002-AI/TC-Lima.

24
también se encuentra necesariamente una concreción del principio de dignidad de la
persona (artículo 1 de la Constitución) y, por tanto, este constituye un límite para el
legislador penal. Dicho principio, en su versión negativa, impide que los seres humanos
puedan ser tratados como cosas o instrumentos, sea cual fuere el fin que se persiga
alcanzar con la imposición de determinadas medidas, pues cada uno, incluso los
delincuentes, debe considerarse como un fin en sí mismo, por cuanto el hombre es una
entidad espiritual moral dotada de autonomía. En el ámbito penitenciario, la proyección
del principio de dignidad comporta la obligación estatal de realizar las medidas
adecuadas y necesarias para que el infractor de determinados bienes jurídico-penales
pueda reincorporarse a la vida comunitaria, y que ello se realice con respeto a su
autonomía individual. Sin embargo, y aunque no se exprese, detrás de medidas
punitivas de naturaleza drástica como la cadena perpetua subyace una cosificación del
penado, pues este termina considerado como un objeto de la política criminal del
Estado, sobre el cual –porque nunca tendrá la oportunidad de ser reincorporado-,
tampoco habrá la necesidad de realizar las medidas adecuadas para su rehabilitación. El
carácter rehabilitador de la pena tiene la función de formar al interno en el uso
responsable de su libertad. No consiste en imponerle una determinada cosmovisión del
mundo ni un conjunto de valores que, a lo mejor, puede no compartir. Pero, en cualquier
caso, nunca le puede ser negada la esperanza de poderse insertar en la vida comunitaria.
Y es que al lado del elemento retributivo, ínsito a toda pena, siempre debe encontrarse
latente la esperanza de que el penado algún día pueda recobrar su libertad. El
internamiento en un centro carcelario de por vida, sin que la pena tenga un límite
temporal, aniquila dicha posibilidad. La cadena perpetua también anula al penado como
ser humano, pues lo condena a transcurrir su vida internado en un establecimiento
penal, sin posibilidad de poder alcanzar su proyecto de vida trazado con respeto a los
derechos y valores ajenos. Lo convierte en un objeto, en una cosa, cuyo desechamiento
se hace en vida. La cadena perpetua, en si misma considerada, es repulsiva con la
naturaleza del ser humano. El Estado constitucional de derecho no encuentra
justificación para aplicarla.
No obstante, y pese a tener conceptos claros y contundentes en contra de la pena de
cadena perpetua, el supremo interprete de la Constitución no tuvo la valentía suficiente
para declararla inconstitucional43.
Esta actitud ha generado que el legislador, en lugar de ir restringiendo los supuestos
delictivos que merezcan tal pena, venga ampliando los supuestos en los cuales se
impone la pena de cadena perpetua con la finalidad explicable de solo satisfacer una
43
En efecto, en el Fundamento N°. 190 de la Resolución del 3 de enero del 2003, Exp. N°. 010-2002-
AI/TC-Lima, se estableció que el Tribunal Constitucional no considera que la inconstitucionalidad de la
cadena perpetua lo autorice a declarar la invalidez de la disposición que la autoriza, pues ciertamente
dicha incompatibilidad podría perfectamente remediarse si es que el legislador introdujese una serie de
medidas que permitan que la cadena perpetua deje de ser una pena sin plazo de culminación. Por ello solo
se limitó a exhortar al Congreso de la Republica para que, dentro de un plazo razonable, establezca
límites para la revisión de la cadena perpetua. A raíz de la sentencia exhortativa, el Congreso de la
Republica, promulgo el Decreto Legislativo N°. 921, de enero del 2003, donde se estableció que la pena
de cadena perpetua será revisada, de oficio o a petición de parte por el órgano jurisdiccional que la
impuso, cuando el condenado haya cumplido 35 años de privación de libertad, pudiendo el juez, luego del
procedimiento establecido en el artículo 59-A del Código de Ejecución Penal, mantener la condena o
declararla cumplida ordenando la excarcelación del beneficiado. También se estableció que si el juez se
decide por mantener la pena impuesta, después de transcurrido un año, se realizara una nueva revisión. En
concreto, actualmente, en nuestra patria, la denominada pena de cadena perpetua no es propiamente tal,
pues tiene un plazo determinado en el cual el juez revisara y si llega a la conclusión que en el condenado
ha tenido efectos positivos el tratamiento penitenciario impuesto, podrá declararla cumplida disponiendo
la excarcelación inmediata del condenado.

25
demanda social ante la arremetida de los secuestradores. En efecto, en la exposición de
motivos de uno de los proyectos que dio origen a la Ley N°. 28760, se sostiene que
“desde hace algún tiempo la comisión de este delito ha registrado un crecimiento
vertiginoso. Tanto los datos policiales como la información periodística dan cuenta de
numerosos casos de secuestro y extorsión a personas de altos y bajos recursos
económicos, tomando como rehenes a personas de toda edad, desde niños hasta
ancianos. Situación está que genera en la comunidad un clima de inseguridad y que el
Estado, en su rol protector, no puede permitir, debiendo recurrir a la última ratio para
corregir este grave fenómeno criminal”44 De esta forma, el legislador recurre al derecho
penal para frenar la ola creciente de secuestros, no obstante, bien sabemos que las penas
altas no disuaden a nadie y menos a los secuestradores.

V. CONCLUSIONES

44
Proyecto de Ley N°. 14585/2005, presentado por el congresista Antero Florez-Araoz. Proyecto que
propuso que a los sentenciados por el delito de extorsión no les son aplicables los beneficios
penitenciarios.

26
Como conclusiones sabemos que se dispone arbitrariamente de la pena de cadena
perpetua al autor, si como consecuencia del secuestro, o durante tal acto, la victima
fallece o sufre lesiones graves en su integridad física o mental. Es decir, la muerte o
las lesiones graves sobre la victima deben ser originadas como consecuencia del
suceso de secuestro. No deben ser preconcebidas ni planificadas por el agente. Esta
forma de legislar resulta arbitraria, pues se dispone la pena de cadena perpetua a los
agentes por conductas culposas que originan un resultado dañoso.

Si, por el contrario, en un caso concreto, se llega a determinar que desde el inicio el
agente actuó sabiendo y queriendo la muerte o lesionar en forma grave a la víctima,
no estaremos ante la agravante, sino ante un concurso real de delitos, esto es, se
configurara el delito de asesinato o lesiones graves y el delito de secuestro básico.
Originando que al momento de imponer la pena al autor o autores se le aplicara la
pena que resulte de la sumatoria de las penas privativas de libertad que fije el juez
para cada uno de los delitos, hasta un máximo de doble de la pena del delito más
grave, pero nunca más de 35, años según la regla prevista en el numeral 50 del
Código Penal, modificado por Ley N°. 28730, del 13 de mayo del 2006. De ese
modo, se impondrá cadena perpetua al agente si, pudiendo prever el resultado,
ocasiona la muerte de la víctima o le produce lesiones graves, en cambio, será
merecedor de pena privativa de liberta temporal, si el agente planifica y
dolosamente causa la muerte de su víctima o le ocasiona lesiones graves después de
obtener su objetivo mediante el secuestro.

El mensaje de tal forma de legislar es aterrador para los ciudadanos de a pie, a los
cuales están dirigidas las normas penales para motivarlos a no cometer delitos.
Absurdo jurídico que esperemos se corrija en el futuro inmediato. En efecto, si el
agente no ha planificado ni pensado causar la muerte o lesionar de modo grave a su
víctima, queriendo solo obtener un provecho indebido por medio del secuestro, no
obstante coyuntural u ocasionalmente los causa (ya sea con dolo o culpa), será
merecedor de cadena perpetua; en cambio, si el agente ha ideado, planificado y, por
tanto, quiere primero conseguir un beneficio indebido y luego ocasionar la muerte o
lesionar de modo grave a su víctima (solo con dolo), el autor será merecedor a una
pena no mayor de 35 años.

En suma, el mensaje absurdo es el siguiente; si no quieres que te sancionen con


cadena perpetua, luego de conseguir el beneficio que buscas con el secuestro,
dolosamente ocasiona la muerte a tu víctima o, en su caso, ocasiónale lesiones
graves. Este modo de legislar, en lugar de resguardar la vida de las personas, motiva
su aniquilamiento.

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fundamentales". Editorial. Gaceta Jurídica. 1ra edición. Mayo 2000. Perú.
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