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EL TROMBÓN

Asunto serio pa la música, Frentolín Fermento, el casau con Fermentina


Frentín, que se conocieron una mañana temprano que ella salió a ver la
puesta de sol y él le dijo que era preferible que esperara a la tardecita. Ella le
salió conque de tardecita el padre no la dejaba salir, porque era la hora en
que el viejo tocaba el trombón y ella le tenía que sostener la partitura. Que ahí
Frentolín le dijo que lo mejor era que se la colgara de una piola, la partitura, y
saliera a ver la puesta de sol, pero ella le dijo que el padre se negaba porque
el viento se la movía, la partitura, y le erraba a la nota, y no hay cosa pior que
trombón con mala nota.
Fue cuando Frentolín resolvió aprender música, cosa de hacerle una visita al
viejo y, como bobeando, meterse en la familia, casarse con la muchacha, y
después taparle el trombón con cemento armado.
Como el piano es poco manuable, y trompetas no le gustaban porque nunca
quiso ser soplón, agarró pal lau de la guitarra, que es cómoda de llevar a la
espalda, como la carabina si le ordenan sable en mano.
El asunto lo conversó en el boliche El Resorte, y la Duvija se emocionó,
porque siempre soñó con un guitarrero y cantor que le llevara la serenata en
noche de luna, con bichitos de luz haciendo guiñadas y ranitas acompañando
a coro desde la laguna.
Mientras se emocionaba y se acordaba de un forastero que tocaba la
concertina, que a ella le encantó cuando agarraba aire y se le reflotaban los
cachetes y la miraba como gato a la fiambrera, mientras recordaba que le
dedicó "Allá en el rancho grande" y se fue sin decir adiós, el tape Olmedo le
opinó a Frentolín Fermento:
- Pa mi - le dijo -, si usté quiere acompañar a ese viejo que toca el trombón,
no lo tapa con guitarrita así nomás. Lo que necesita - le dijo, es de la elétrica,
que usté va y la enchufa y le revienta los tímpanos al más sordo y si no sabe
tocar ni se nota porque aturde como el trueno, porque el trueno tiene eso, que
cuando suena bruto asusta.
Frentolín consiguió guitarra, pero pa enchufarla era un lío porque El Resorte
carecía de eletricidá. Así que Azulejo Verdoso salió a buscar un alargue.
Cinco leguas de cable, pal alargue, porque no había enchufe más cerca. Y
van y le hacen un puente a las cuerdas, y enchufan. Nadie se animó a
tocarla, pero daba gusto ver aquella guitarra con las cuerdas al rojo.
Esa misma noche hicieron unas mollejas y morcillas pa acompañar el vinito, y
lo invitaron al viejo del trombón. Encantado el viejo, dejó que Frentolín se
casara con la hija, porque lo deslumbró con la parrilla elétrica.

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