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Corvalan Sociolinguistica Teoria y Analisis
Corvalan Sociolinguistica Teoria y Analisis
C. SILVA-CORV/\LÁN
SOCIoLINGÜísrIcn
Teoría y anátisis
-Zffithu*uru
,l
-,t//*-L*,5
c. srLvA-coRvalÁru
SOCIOLINGÜíSTICA
Teoría y análisis
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1:
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Espsñ.:
28001 M.dr¡d. Claudio Coollq 76
Méxicoi
O31OO Máxico, D F. .
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d6 ¡nrormación, an n¡nguns torm. n¡ por ningtln m.d¡o,
É€a .loctrónicq mocán¡co, fotoqufm¡co, m.gnético
o ol€ctroópticq por lotocopia, grábrción o cualqu¡cr otto,
sin p€m¡so prcrr¡o por ascrito d6l 6ditor.
El práJtrtno. alqu¡lar o cuahuier otr. formr do c.s¡ón
do u3o de ecto o¡oñplar raqu6,iá tlmtiiln l! rulorlzac¡ón
del cditor o do aus flprEscntantca.
i
v
Y INDICE GENERAL
I
r
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I
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Y
r
|-
Y
r Aln lo ,/,güt¿¡,
r f. I ¡oürccidn
l.l. k Frspcctiya sociolingitística 1
t ,
r 2. Máodologh
2.1. Observacíón de la comudd¿d c hipdesis dc trabajo .. -.....
t6
16
I 2.2. S€leccién dc la Ducstra de habla¡es o
)v 2.3. Reco-leccid¡ de los da¡os u
2.3.1. I¿ convesación grabada
r
¡
24
2.3.1.1. El co¡aco inid¡l co¡ los hablatres ......... 26
r
¡-,
2.3.1.2. I¡s participsúcs cn l¡ co¡rc¡sación
2 -3.1.3. Ls oo¡vcrraciótr
2.3.2. Otr¿s téc¡icas d,e ¡ccolccci(t¡ dc datos ,........
28
30
35
r
I
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'2,3.2.1. I¿ ¡¡spr¡cst¿ brcvc y anónima
2.3.2.2- Prueü¡,s broalcs .........
2.3.2.2.1. R4iciót
35
36
36
I . 2.3.2.2.2. Ihrcas dc complctación y Ea!§formación -.,.... T
f- 2-3.2.3. Iá preguta di¡Ect¡ ..... -... - 38
Copruno
\hriació-n shláctic¡ sl
4.1, El problema del signiñcado en wriación si¡táctica n
4.2. ¡,la,i¿c'i6r sociosbtáctica: cllticos pleonástico6 lm
4.2.1. Fosición de los clíticos 101
4-2-2. Las coDtExtos de ocurretrcia rg2
4.2.2.1. Ve¡bos Eatrices reflexi4s toz
4.2.2.2. Series verbalcs quc permitcn la elevación de sujeto a oqjeb . r03
4.2.2.3. Serics r¡erbales con sujetos equiuleDtes . ..,. ... ... .. . . . . . 103
4.2.3. ,'os clfticos pleo¡ásticos como variable socioliogülstica ............ 103
4.3. rÉ¿riació¡ sociomorfológica 106
4.4. \áriacióo sintácúco-senánücá 109
4.4.1. La duplicación de cllticos ........ 109
4.4.1.1. Tipos de duplicaciótr de clítico§ . . . . . . . . . . . . . . u0
4.4,1.2. Corelaciones sociales de la duplicacióÍ dc cllticos ........ M
4.4-2. I¿ variable .expresióa del sujeto' ........... 115
4.4.3. Posición de objetos directos e i¡di¡pctos: aMlisis cuantitativo ....... ',J7
4.4-4. FosicióD prevertal de objetos dfu€ctos e i¡dircctos: a!álisis cualitativo l2t
4.4.4.1. Edace textua.l ... 122
4.4.4.2. Foco contrastiro ...... -...... t24
4.4,4.3. CoEtra¡io a lo esperado t26
4.4.4.4. Conpleme os focales ......... tzt
4.4.5. Iá i,sriable .indicati¡,o-subjunü\¡o, 't28
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Y Introducción
Y
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1.1. LA pERspEcrtvA soctoLtNcüfsacA
Y
Y -- Como punto de partita, podrÍamos definir la sociotingüística como el estudio de ¿que-
llos fenómenos lingiiísticos que üenen relación con hctores de tipo social. Estos frctorcs
Y sociales incluyen los dif€rentes sistemas de organización polftica, económica, social o geo-
gráfica delna comunidad, frctores iniividuales que tienln repercusiones sobre la orgáni-
Y zación social en general, como la edad, el sexo y el nivel de educación, la etni¡ del individuo,
Y aspectos históricos, la situación inmediata que rodea la interacción; s|r un¡ palabra, lo
r que se ha llarnado el contexto uteno e¡ que ocurren los hechos litrgüfsücos. Esta ¿enni-
ción es, en cierto modo, demasiado ampliá. Abarca las pr€ocupaciones ano de la sacjo-
> lingúlstica como dela sociologla del lznga¡e. a cu¡,as diferencias nos rcferirernos en dealle
más adelante.
Y De acuerdo con una deñnición mÁs estricta, la sociolingüística es una disciplina inde-
pendiegte, con una metodologfa propia, desarrollaü principalmente en los EJrados Uni-
Y dos y Canadá a parth de los ¿ños sesenta, que estudia ta léngua en su cont€xto social,y
t se pr€ocupa esencia¡Írente de cxplicar la Eriabilidad lingülstica, dq su interrelación con
frctores- sociales y del papel que esta variabilidad desempeña en los procesos de cambio
Y lingiifstico. Pues bien, si consideramos que el hecho lingüfstico no existe en un vacfo, es
Y ffcil ver que los límites entre la lingüística y la sociolingüfstica pueden ser borrosos. Esta
obsenaciótr llev¿ a l¿bovt a establecer en la Introdtcción a Sociolinguístic pattems qte
Y él se hg opuesto por mucho tiempo al uso det término sociolingülsica, ya-que implica
la posibiüdad de hacer lingitlstica sin referi¡se a lo social. Si la lengua ej esencialnie:nte
Y
ll sistema de comunicación social, la dicotomfa lingüstica-sociolingülstica no parece jus-
r tificable.
lá mantenemos, sin embargo, para establecer una difercnciación enúe estudios /in-
I
8r¡ísncos, basados esencialment€ en datos tomados de la lengua escrita y/o en las intuicio-
r nes de uno o más habla¡tes; y estudios socrr lingtísticos, bzsados esenaialment€ en daúos
r I W[u^M L^roy:
-- So. Pattcns.
-satt,
Srob tingu¡st¡f panc¡ t, phltadclphia, Uoivesity of krnsylv¿{ir press, tyna. Cit.: La.
I
'|
I
:
INTRODUCCIÓN
L,a perspectiva sociolingüística se opone, sin embargo, a las posiciones teóricas que
mantienen que el objeto de estudio de la lingüfstica es la lengua aislada de su contexto
social, pero no es totalmente incompaüble con ellas en cuanto a que a través del estudio
del habla el sociolingüista puede descubrir, describir y hacer predicciones sobre el siste-
ma lingüístico que subyace en el habla. Sin embargo, hay diferencias fundamentales res-
peato al gr¿do de abstracción y de purificación de los datos, procesos que el sociolingüista
se esfuerza por evitar al emprender un análisis, y respecto al rol que el sociolingüista asig-
na a los factores sociales en el moldeamiento del sistema de una lengua.
Así, el postulado chomskyano2 (Choms§, l9ó5) -segrÍn el cual la teoía lingüística
debe preocuparse esencialmente del hablute-oyette ideal, en una comunidad de habla co¡z-
pletamente hotno7énea- es en principio incompatible con los Postulados sociolingüísti-
cos. El propósio de la gramrítica generatira es la descripción de la conpetencia lmgirísticz
del hablante-oyente ideal, es dect, del conocimiento perfecto que este indiüduo ideal tie-
ne de su lengua. La actuación lingid'ística, limitada e imperfecta se$in esta teorfu, queda-
ría fuera del objeto de estudio. [:
sociolingüfstica, en cambio, se ubica en el plano de
la actuación para estudiar el hecho lingüfstico en toda su dimensión social, ya que consi-
dera de vital importancia el hecho de que las lenguas se organizan primariamente para
cumplir una función comunicatim y social. Al estudiar la lengua como conducta, por tan-
to, el sociolingüista se concentra en la va¡iedad de formas en que se usa y la enfoca como
objeo complejo en el que se enlazan tanto las rcglas del sistema lingüístico como las rc-
glas y factorcs sociales que inter¿ctúan en utr acto de comunic¿ción social.
El estudio de la lengua como fenómeno social lleva a rechazar el concepto de homoge-
neidad, herramienta analltica básica para los lingüistas estructur¿listas (e.g.,Saussure,
Bloomfield, Bloch, Hockett, Chomsky), para d¿r paso a un conc€pto más adecuado y rea-
lista de "sistema lingiilstico heterogéneo auaque estructurado funcionalmente.' Sánchez
de Z.sn)a, por ejemplo, citado por Abad 3 en su Introducción a lzctums de sociolingiís-
,i¿a nos hac€ notar la complejidad de las comunidades lingüísticas reales cuando dice que
no sólo los miemb¡os de éstas .se encuentran siempre, por lo menos (es decir, si es que
no existe además bilingüismo, por ejemplo), en alguna fiontera diastrática y diatópica (o
sea, entrc variantes lingüísticas "dialecales" condicio¡adas social y geográficamente), si-
no que todos ellos pos een necesariamerrte varias coñpetencias distintas . . . y, además, en
muchas ocasiones pasan constantemente del empleo de los recursos lingüfsticos de una
de ellas ¿l de los de otra».
[¿ orientación ideológica del socioli¡güista lo llela a aceptar «como rcal y digna de
estudio la abundante variación en los datos... así como también la reslidad y conveniencia
del esh¡dio de las rclaciones absFactas entre las ra¡iantes obserradas en los datos,a. En
oposición además al estructuralismo saussureano, que sePara metódica y taxati\ámente
sincronía y diacronía, el sociolingiiista adopta un marco de anüsis pancnSnico (lamado
a v*es el paradigna dinánico), que incluye el riempo (histórico, real o aparente) como
una dimensión analftica vital.
En principio, el problema de la abstracción de los da¡os no surgiría al hacer sociolin-
giiÍstica. L,a lingüstica estructuralista, por otra parte, se impone esta tarea de puriñca-
ción. Es así cooo Martined (1976), por ejemplq dice que el anáIisis lingiiistico no puede
proseguir sin haber realizado primero un desñ2lezamiento de los datos, sin haber dejado
I NoAM CBoMsKy: ,rrpecfs of the th¿ory of slñr^r. C¡mbridge, Mass., M.tf., D65.
r F. AIAD NEBsr (ed.): Iactutus d. sociolingúíttica, Madrid, EDAF, 1ql7, p. lO
4 CEa¡LES, J^¡rEs N. B^LE\: Voriotion afud linguis¡ic th¿ory, ArlingtoI¡., Center
for Applied Linguistics,
193. p. 21. (tltraducción es mfa.)
I A. M^RrNEr: EJ tc¡tuaje drsdc el punto da y¡sta jaÉioral @A\ rrad. d§. Ma¡ía Ros¡ I¡fu.Dte de V'i-
cuña. Madrid. Grcdos. 196.
l
-l
LA PESSPECTIVA SOCIOLINGT]ÍSTICA
de lado primero cierios fenómenos. Pero, ¿qué es lo que vamos a dejar de lado?, ¿quién
1 decide qué es lo que se deja de lado?, ¿en base a qué y cómo se decide qué es o no es
Y importante o necesario inclui¡ en el a¡álisis si nuestra meta es llegar a comprender y ex-
plicar este objeto que llamamos lengwje hunand!
: [á me¡odologÍa sociolingüísüca no acepta las intuiciones de los hablantes como angi-
nadotos de datos lingüísticos. L¿ introspección y los juicios de aceptabilidad ocupan un
Y lugar muy limiñdo dentro de este tipo de estudios, pues es sabido que en casos cruciales
Y para el desarol¡o de un anáüsis lingüfstico las intuiciones de los habla¡tes a menudo no
coinciden. For ejemplo, ¿cuántos hablantes de español coincidifan en rceptar 2a) y 2b)
Y como respuestas gramaticales a la pregunt¿ 1? (Los ejemplos están tomados de Suñet',
Y quien considera 2á) muy poco acepable (?,) y 2¿) completamente aceptable):
r 6 Mrncerrn Srñrr:
i" Syr tax aid senanlict of Spañkh pnseñ¡ario^al
Setown Udveñity Prcss, 1982.
sen aae-tlper, §hshi¡g¡oD, D.c., Geor-
l
I
\"
INTRODUCCIÓN
Joshua Fishmaf (972a) establece que la sociabgla del lenguaje se pfeocupa ale la in_
el de l
§rac"¡q 9ñe 9so 'na lengua y organización social delcohporiamienito humano.
:.9-91y:,ó, d€l objeto d€ estudio de la- sociologla dd lenguaje ubica e[ este campo
et estud'o de cualquief problema relacionado co¡ el uso de una lengua en su contexto
so_
cial, incluyendo entre otras cos¿ls el estudio de las actitudes impll;tus o explfcitas hacia
las r¡ariedades de una lengua y hacia sus hablantes.
Las preocupaciones de la sociología del lenguaje interesan a y son compartidas por
.
el sistenm edacaciotal y el sistena poVrtco. Fol ejemplo, en tojEstados úoido.
prolongado.por muchos años la controversia en tornó a ü educación bilingüe, y los sociG
.jU
logos lingüisas han sido lramados a proporcionar datos sobre las acti¡¡dei dé ías comuni-
dades_bilingües hacia la educación bilingúe y hacia la mantención de la lengua nativa o
la d€_los anrepasados; sobre el grado dJ usd de cada lengua en los diferentis dominios
socnles; sobre la correlación entre el uso de una u otra lengua y frctores tales como los
participantes en una situación comunicatira y el ú,pico de licoáunicación, erc. Cuestio_
nes relacionadas con Ia educación biliagüe yel reconocimiento de una o más lenguas ofi-
ciales en un pafs o región determinada sá discuten también en casi todo et mundo tri--spánico.
p.rag.,rty, por ejempo, el guaranl, la lengua
Fo aborigen, es hablado por la mayiía de
la población y en numerosos casos como primera lengrá. Esta situaciOn-ha llev"¿ó a reali_
zar esfuerzos po- r desarrollar programas de educacidn bilingie en guaranf y español. El
quechua.es también la primera o segunda lengua de un grá porceita¡e A" U poUtu"iO,
en Bolivia,_Fcuador y Pent. Y en España, poilo menos tres lénguas han sobreiivido los
avatarcs del tiempo y sus hablantes hatr exigido su rcconocimiento oñcial, el rascuence,
el gallego.y el catalán. En efecto, la reciente transfonnación de España en un Estado qué
reconoce las autonomías regionales ha tenido repercusiones üngüíiticas importantes. i-a
nuera Constitución de España implica que en los terrilorios con lengua propia (i.a., Cata-
luña, Galicia y. el Paí-s Vasco), además de la oficial del Estado (caiteláno o español), el
sistema educlivo debe incorporar dicha lengua como cotrteoido y como medio de ense_
ñanza, e implica además la formulación de poÍticas lingüÍsticas &pÍcitas que tengan en
cuenta la leD_gua min¡ritaria y la estaal (üd. Demonte y Ortega,-19g2f.' -
. .ry"p g"l mundo hispánico se dan situaciones sociol¡ngüístic; simíares. Gracias a
la lucha iniciada en ta Provincia de euebec en Canadá, el fúncás es ahora letrgua oñcial
junto con el in_ glés. En Gates e Irlanda se realizan eúrerzos por mantener viñs hs len_
guas-ancestrales, galés e idandés. Y los judlos fuera y dentro de Israel mantienen
escue-
las, diarios, periódicos, etc., con el objeto áe continuar él uso del yiddish y deljudeeespañol
en sus comunidades.
Fishman establece una dife¡encia entre la sociotogla tlescriptiva y la sociologla
diná_
?,
Josxu^ Fsrxq,rN: .1,_hc sociolosr of languagr, , et t ogqe aú bcial C¿r¡¡d, B¿ltihore, nDguiD, lgD s,
m 45 5&
. ,¡
Vrolra Dworrr y SoLEAD ORIEG^ (cds.): .El biliDgüisúo: pmól ernítica y r@rrd',,,
cid.ña. núrÉ. lG[, R¿visu d¿ Oc-
cxtraor. U. 1982.
I
:
I SOCIQLINGI]ÍSIICA Y socIoLoGIA DEL LENGUAJE
,
d: la leryua. la sociobgla desctiptíabusca respondcr la siguiene preguna: (¿euiéo
I Itt¡:Í (o
habla escribe), qué lengua a quién, cuándo y con ql¡é ñ¡alidadf pelit¡ole este-ma¡co
: nos podemos prEguntar, por ejemplo, quiénes usan el vasco guipuzcoano, con qué int€rlc.
cutores, en cuáIes dominios litrgüfsticos, cuándo y con qué ñnalidad. Habrá iiu¡aciones
: en las que el mismo hablante usará una variedad tiel c¿stellano u oua uriedad del euske-
ra, ¿por-qlé?, ¿cuáles son los frc¡ores situacionales que det€rminan l¡ clección de uno
u otro código lingülstico?, ¿cuáles son los modelos normativos para la alternancia de una
Y u otra rariedad de lengua en un¿ comunidad lingüÍstica o en uni subcomunidad o red de
enlace social?
Y Hemos usado repetidamente la palabr¿ .rit¿¿crUn y se hace necesario definirla técnica-
Y mente. En 1964, GofuanD arguy6 que la correlación entre situación y conduca lingüft-
hca deberia rncorporarse en forma explÍcita en el esa¡dio del habla . yl @f(f,úD e siluacün
Y socül es global e
T1rpgr? los ñciores sociales (tales como la edad, et'sexo, et pais á
Y Jegifn d9-origen, el nivel de escolaridad, el fasfondo cultuml, etc.) que hasta en;nces
habí¡n sido considerados en estudios de est€ tipo. Especfficamente,'uia situación social
I existe cuando dos o_ más personas, relacionadas- enreiÍ de una maner¿ particular, se co.
munican sobre un 6pico común o compartido, en un lugar determinado. En una siir¡ación
Y social podemos obserr"¿r la ¡elación ent¡e los participañtcs (en cuanto a edad, sexo, hmi-
üaridad, jerarqufa o rango, etc.), el nrÍmero de participantes, el grado de formalidad de
la situación, la espontaneidad o regularidad y freaictiUlrOad de-la situación, etc. (,id.
Y fig. 3.3). El planteamiento de GofE¡an ha moúvado una serie de interesantes estudios so-
V brc la organización social de numerosos tipos de intercambio lingüísüco. Me refiero aquí
esp^ecialmente a los trabajos de Frake, Garhnkel y Sacks, Schegloff, Tbnnen y otros soblre
la ¡orrna en que se estn¡ctura la convenación (I,¡d. Bibliosrafía).
Y I¡s r.riembros de una comunidad lirgüística o de una á
de ánlace social comparten
las reglas que regulan la conductr lingüistica en diferentes situaciones. El conocimiento
Y que tienen-los hablantes de lo que consütuye uso apropiado de la lengua en una situación
'determinada es_lo_que ¡ishmanu
denomiñá (competenci¡ comunicatiy¿ sociolingiilstica»,
Y r¡n concepto idéntico tl de competencía corruicativa ptoptesto por HlmesE. fa¡ea n¡n-
-caracti:rlsücas
Y damental de la sociologÍa del lenguaje es la identificación ¿e las
. cuales se pueden agrupar o clasificar las situaciones
segrin las
sociales en conjuntos que t€nga¡ co-
Y rrelaúvos únicos y especfñcos de conducta lingüfstica. Cada conjuito de situaciones so-
crales consutuye un dominio de condacm sociolíngüística. Algunos de estos dominios son,
Y por.ejemplo, la f3r,nilia, la calle, los lugares de diversión, el trabajo, la escuela, la üteratu-
Y r.a,
b p_reny, la iglesia, la adminisración prlbüca. Ta¡rbién se há consideradó diftrcntes
dominios de conducra socioli.ngiiÍstica ba varioi niveles de fomalidad del intercambio
Y lingüístico: formal, inforrnal e futimo, que se pueden identificar dentro de cada uno de
Y los dominios de tipo social-ifftitucional ¡ra mencionados. En estos varios dominios hay
además.otros fritores que puedeD desempeñar utr papel en la elección y uso de un códigó
Y lingüístico, verbigracia el tópico y las relaciones-interpersonales entre los hablantes--
Y ^_-1t_1T^p^TtliT"igbq,..gh":"i:a
de la lergua, se preocupa de los cambios que
..p"r¡ono trngüísrico de la comunidad; por ejemplo, aquellos cambios que
:Ip1y"_1"":,
ocurren en torma ráplda y masira en si aciones de lenguas en conücto (l¿¿
sec. 5:3)
Y
INTRODUCCIÓN
D
W[-uAü L^B@: Sociolinluisnc patunts, philadeiphia. University of pemsyltEnia press. lqD-a; Wu,.
,hd.
LIAM LÁBov: l-anguage in the inn¿t ciry, philadelph.ie. Udversiry of per¡nsyl\"nia press, lg2b; isrEn T¡u»
?yl ,til:fi¡ia¡yn. of hqlilh il Norych. Csmbridge, Cambridge Uniwrsiry p¡ess, lq4a;
-!!:.irl¡d
.{ry y"*.T:
IsANxoFF: Pl"frtogta y sociolingüh¡ica: br¡a.s pua.bniqurñor, MaGd,
/¿¡¿ Jocr¿t ,üt oÍ lotguagc , philadclúi^. Uoive¡siry press.
Hispa¡¡oá, 19E;buAN
of Fcnnsyl*nia lgEd; J. J. cuMÉRz Di-
course s¡mtegies, Cambridgc, C_anrbridge_Uoiversi¡y press, t9g2; SuzaNNE Ror,leore
1ed!: SociotingiiiiÁ_
naüon ¡n spc¿ch aonünun¡li¿s. lr¡don, Edná¡d Ar¡old, lgg:s; cntrE otros.
x FrsHM^N: op. ci¿
6
- }l^¡ot-D G^¡F0''r(.EL: .Rcmark o¡ erh¡romcthodolo$¡ >,,en DiÚctiotl, in sociolinguinics:
- -'-'-- Th¿ ¿rh4ogñryhf
of cot r¡uhication, New York, Hoh, Rinehañ & IV.üío;, iÍn:, pp..?ñl-324.
SOCIOLING¡]ISTICA Y SOCIOLOGÍA DEL LENGUAJE
ciór, en base a qué presupuestos y cómo interprcta¡ los participatrtes lo dicho por su o
sus interlocutores. .[¡ que se dice' es diferente de .lo que se está hablando', e.s decA,
las mismas palabras, el micmo coloqüo, se puede interpretar de maneras diferentcs, pue-
de t€ner signiñc¿dos diÉrentes segrin lo que los participantes rteñgen eD ment€», se8¡n
sus creencias, intenciones y prcsunciones.
.[,o que se dice, es siemprc una versión parcial e hcompleta de .lo que se está hablan-
do,. Para poder descubri¡pl significado real de .ls qus s€ dice,, el eunmetodólogo hcor-
pora a su análisis un estudio de las acciones que acompañan al habla, la conducta total
de los participantes y su conocimiento del trasfondo sociocultural compartido por los pa¡-
ticipantes. Asf, el invesügador pretende descubrir cómo la estructura de la conversación
refleja cl conocimiento social que poseen los hablantes: ¿cuál es el tipo de conocimiento
social implícito que tros pemit€ comprender el i¡terc¡mbio lingüstico? Se ha propuesto
que este conocimiento se usa, por lo menos, de tres maneras: 1) hra reconocer el üscur-
so como un c¿so de narración, amenaza, dirección, conversación casual, etc. 2) Para lo-
grar un efecto social, como por ejemplo una rcspuesta del interlocutor, una acción por
parte del interlocutor, para .ganar la palabr¿', etc. 3) hra comuaicar un estado emocio-
*{ nal, coño por ejemplo temor, sorp¡esa, cítica, humor, etc.
la etnonwtodologla se aleja de la sociolingüstica en cua[to a que su cent¡o de interés
a se ubica en el descubrimieúo delas nomus socrales que son parE del acto de comunica-
ción y que rigen nuesm percepción total de los hechos, mientras que la sociolinguística,
Y como la hemos definido aquí, se cotrcenüa etr el esodio de lx
normas üngfllsticas qte
\ son parte del ¿cto de comunicación y que responden a la percepción que los hablantes
tienen del hecho total en que se realiza la comunicación. Veamos, por ejemplo, cómo se
Y puede enfocar el estudio de una secuencia descripti como la siguiente:
'1 Pepe quzbó la uz4. Lo nattui to retó.
Y
El etnometodólogo podía observ"ar que nuestro conocimiento de las normas y rclacio-
Y nes sociales nos permite interpretar que /a mamá es la matraá de Pepe (a pesar de la ausen-
cia del posesivo sz) ¡a que es apropiado asumir que la acción de retar a una penona que
ha quebrado una taza es propia de la úad¡e de esa persona. Las normas sociales también
I nos permiten interpretar que las dos acciones, quebrar y retar, ocurrieron en una secuen-
\ cia ordenada: la acción de quebrar precedió a la de retar. El sociolingüista, por otra Pa¡te,
htercsado en el mismo enunciado descriptivo, podría uotar que la interpretación de las
.r dos acciones como ordenadas secuencialmente en el tiempo real se derir"a del uso del prc-
térito indefinido para codiñcar las acciones, pues la interpretación serfa diferente si la se-
Y gunda acción se hubiera codificado en el preérito imperfecto progresiro:
Y
P¿pe quebró ti taz4. lz ¡nanó lo esaba re¡a¡do.
Y
Y En este caso, truestro conocimiento de las normas lingüísticas nos permite interpretar
que la acción de quebrar octrnó dumnte la realiz¿ción de la acción de retar y que no
\ fue motir¡"¿dor¿ de ésta.
El enfoqle emognífico, por otra parte, se qracteriza por su itrsistencia en que el habla
tiene una forrna que va mrís allá de la gramática; los miembros de una comunidad compar-
Y t€n tanto normas lingüísticas como normas sociales que regulan las diferentes formas de
hablar. Mientras el emometodólogo busca descubrir el significado de una interacción lin-
Y güística a §-¿\és del uso de las percepciones de lo que esá sucediendo, que los mismos
Y hablantes le ofrecen, los ehógrafos interpretrn la información a través del conocimiento
que adquieren al participar en y obsemr di¡ectamente la comunidad en estudio.
Y Ia sociolingiiística, la etrografía y la emometodología comparten un postulado básico
Y
I
INfBODUCCIóN
: r Mrc¡¡¡¡, G¡rcony: .Aspects of varieties diffe rcoaaioo., Jounal o¡ Linpistics, 3, 1967, W. O7-n4.
\
-f
TNTRODUCCIÓl{
Cu^D¡o l.l
Eje¡¡plos d¿ wri¿dades
I casL l llraa
didl¿ ctoh s d.
I1 SOCIOUNGüI§TCA Y DIALECTOTOGIA
I'1 por un conju o de dialectos o \ryiedades lingúísticas afines, lo que aproximadamente puede
ieprcsertarse de la siguiente forma.
tI Díal¿ctó A
(Ej.: castEllaÍo Pcrilsular) (ej. :
Dial¿cto B
casñiiiñ-¿e em¿¡ca)
-/^\
,...--t\ \ -,,. \
{ Diaklo AC Oa-t¿ca ,lO Di,t"dlBc Dázao Bo
{ (¡lliG-uno (ept"tl,,o Ej.: cas@llarc (Ej.: c$tellano
de Calicia) dél Caribe) dc México)
'1
-t Ac' AC, AC. AD, AD, AD, BCr BC, BC" BD, BD, BD"
'1
-l DTALECIOS LOCATES
J *¡'.áá
á;r"
át¿"¿- la lensua his6rica o comúo- EsE PH¿ücá 4 ó. rtaméirte ÚrÚñea
i."=-ai";.or áid*t"s'r¡c, ¡s,3c, irc.) ¡ñseen uo=a-vaÍ-ááilbstándar propia que
"on
I án ir¿r ."giOo o pals corrcsponde al i¡l-eal no¡matiw que se ens€ña cn.las e§cuelas,
al
"{
*t
:'
rNTBoDUccróN
ayanzada <don Marnrel». Esto se explica Porque en España el término de tratamiento do¿
se usa de manera más conservadora que en América, donde ha llegado a indicar simple-
mente un grado intermedio de dist¿¡cia social. Los aldeanos se aprcsuraron a exPlicar
que *Manuel no tiene do¿' y que en et pueblo .tiete don el médico, el cura y dos o tres
más, pero Manuel no,. Estas diferencias de uso, frecuentemente relacionadas con diferen-
cias sociales o culturales, pueden llegar a Prolocar situaciones incómodas o reacciones
negativas e incluso de abierto rechazo hacia un tipo de acento o dialeco determinado' Una
u ótra forma de uso lingüfstico se evalúa como ,incorrecto" solamente en ba§e a aprecia-
ciones subjetiras.
En verdad, técnicamente no hay un dialecto o un acen¡o .más corre.to» o inherente-
mente «mejor» que otro. La noción de .corrección, es una noción social y no lingüística.
Si oímos enunciados tales como .unos alll había¡ chicos, o "A María la un anillo di, ob-
servamos que son enunciados .no gramaticales» pues no los reconocemos como posibles
en cástellano. No asf, por el contrario, "Habí¡z unos chicos alll,, "Za di un anillo a Ma-
rfa,, .Me dijo de que venía mañana', que sl ¡eronocemos como Posibles en la lengua
castellana y son en este seotido .correctos'. Sin embargo, éstos u otros ejemPlos podrían
ser juzgados incorrectos en castellano porque no están de acuerdo con ciertas norúas pre§-
criptivistas, o porque se asocian coo el habla de regiones, pafses o gnrpos sociales de me-
nos prestigio e.onómico, político o sociocultural. k
aplicación de los términos .conpco"
o "incorrecto' en este sentido está basada en actiodes subjetivas que sub)acen a cierfas
normas sociales; no responden a unjuicio lingiifstico objetivo y rcal. Es Por esto que cier-
tos individuos pa¡a quienes la adopción de un dialecto y acento es6ndares es útil Por razo-
nes socioeconómicas se convierten en babl¡¡tes bidialecales, es deci¡, aprenden el dialecto
estiíndar, pero mantienen a la vez el veroÁculo para comunicarse con los miembros de
su gnrpo de origen. Ciertasenrc, un análisis riguroso nos harfa reconocer que_.in- -c.I"!¡p un
individuo pertetreciente a un gnrpo social cuyo hablar se identifica con la variedad esuín-
da¡ es multidialectal, pues su manera de habla¡ tambifu \¡aría de acuerdo con cieros ñc-
tores, por ejemplo el estilo de habl¿, que determina un continuo de variación a, lo largo
de1 parámetro de formalidad. Además de éste, hay otros parámetros que se correlacionan
CU DRo 1.2
hdblcs c.tegorf¡s de dilercncls.ión dt iátics.
Íscbt .r,rolingúlstico
rclacionado con el
hegorÍo Ej¿ñplos
linBú¡sti@ d. wriedad¿r
It socroLri¡GrllsncA Y olaLEcTou)GfA
coú variedades litrgüísticas üafrticos qtjÉ pnedÉ¡ ser más o menos-difef€nt€s entIe sí' se
't resumen algunas de ellas erel cudo t.2, adatado de Grcgory".
Grcgory-propone una subcategorización más deallada del Écor medio que nos parece
'{ ,ltil. or¡les iuheie que .caste¡atr; hablado - cas6llatro es6ito' no es una dicotomía sino
'( o" doirtiruo.-lvl¿" uiio, es inüscutible que cienos rasgos lingüísticos asociados coo la len'
cua escrita caracterizan ambién a variedades orales no esponÉneas y, al revés, rasgos lin-
'( iüfsücos asociados con la lengua oral se incorPoran a cieras variedades escritas que
-preenden
Y -posible
rcflejar la lengui oral. El diagrama l.i, adapado de Gregory', presenta una
subcategorización' de nodo del discurso.
Y
Y
.t
Y
"",..ñ;-G;**l;*
Eciacióo
\
\ lfl: /\
\ dicihda
pora
cotr ticú- por¿ rccalizarsc
Y po paú cooo si fucr¡
pla- csponÉrc4 li"árs¿
\ fiifca¡. ritr cl rcquisito
de rccr¡izar
\ I
: para sc¡ leída
I
\ pladñcada
\ I I
: ;ffi ca¡E
EcEsajc
-f
Los estuüos sociolingüÍsticos deben y han obviamente lomado en cuenta al menos al-
Y grro.. d" ou-"rosai posibilidades áe difercnciación. Los términos empleados en.la
\ fiteátura "ta.
para rcferine a lai ¡ariedades discutidas en esta sección no son siempre los mis-
pue-
mos, ni tainpoco existe acuerdo u¡ánime sobre qué grado de diferenciación diafftica
Y Oe sir lingiiiisticamente r€levante. Pero en todo caso, sf es ctaro que las descri?ciones de
tÁ aifereites varie¿a¿es serfan de gran utilidad en utr número de cam¡ns, verbigracia el
Y ¿"*.-Uo de pfogamas de lectira y escri ra, en crfüca üter¿ria, en retórica, en la
: "l
evaluación de lo qujconstituye un habia¡ .correc6, o .apropiado' en contextos determi-
-1 nados, en la enseñanza de lenguas extranjeras, en traducción e interpretación, en lingüfsti-
cri compar¿da, en el desarrofo de metodologías adecuadas para la reco€ida de un corpus
Y rcpresentativo de una lengua, en el a¡álisiJ semántico-pragmático del discurso, etc'
' A lo largo de la discuiión pr€.edent€ sc han podido advertir algunos de los puntos
f de coincideñcia entre la dialecólogla y la sociolingüística. Los prog¡esos más rccientes
'1
n oD. cb., P. rE5.
Y D (b. ch. , p. 189.
:
INTFODUCCIÓN
Cu^DRo 1.3
Retenc¡ó¡ de -s implosit¡¡ como sibil¡¡te (e¡ todos los coot¡xtos foBológicos).
Buenos AirEs ed. 46%
t ¿ HabaM .d. 22%
Mérida, VcÍczucla todos 20%
Sa¡ Jua¡ ed. t5%
Pa¡s¡ná todos t4%
Car"acáJ ed. 13,5%
Pueno Ri.. (EE.UU.) c.b. t0%
Cuba (Miami) habl¡ rápida 3%
Santo Domingo c.b. 0 -t0
r T¡¡cy Te¡¡¡r¡-: .Diachmnic rcconsEutioo B dialecl comparisoo of\¡arüble consEaifls: Siaspintio¡ atrd
dele¡io¡ in Spanish,, el lbriation oiotibus, Edmo otr, Catr¿da, Li¡guistic R.scárch, l9tl, pp. U5-121.
" uP. ctl.. p. llt.
:
I
{
SOCIOUNGT]Í Sf ICA Y DIALECTOLOGIA
a Mérida
C¡rac¡s
todos
d.
2t%
to% 4t%
59%
\
*f
El bajo efecto de la vocal siguiente es un lanto sorPrendente si se considera que.el mis-
\ mo contexto h'¿orece la retención de consonantes linales en otras lenguas; por ejemplo,
ta retención de -t y 4 en gnrpo consonántico frnal de palabra en ingtés y de -s final de
\ palabra en francés.
: El grado de arr¿nce de los procesos de aspiración y elisión en los varios dialectos y
su distribución en los diferentes contextos fonológicos üer¡an a Terrell a proponer que el
t contexto iniciál para la desaparición de -s implosiva es el preconsonántico. En este contex-
Y to, se da primero el procesó de aspiración y más tarde el de elisión. Es decir, los rcsulta-
-l dos para Buenos Aires parecen corresponder e las eapas de erclución histórica. Oto estudio
realizado en Argeutina-(Bahla Blancá) indica además que el porcentaje de elisión es inver-
\ samente proporóional al nivel socioeconómico, con una dispersión que va desde ul 14 por
100 de elisión en la clase social más alta ha§ta llegar a un 68 por 100 etr la rniás baja. Es
'1 posible, por tanto, que prograÍras masivos de escolaridad y un mayor contacto con la len-
gua escrita tetrgan como cónsecuencia el detener el arr¿nce de los procesos de aspiración
: de -
! e[sión, de tat manera que la variable -s se convertkía probablemente en un caso
: riación estable.
Resumiendo, en esta sección hemos mostrado que la dialectología y la sociolingüística
: comparten algunos intereses básicos. Aún más, la sociolingüÍstica se ha constn¡ido sobre
Y algunos p arás teóricos y empíricos de la dialectología. For otra Parte, la dialectología
se-podría beneficiar incoiporairao algunos de los principios y técnicas propios de la socio-
Y lingüística, tales como: lá grabación de conversaóiones espontáneas como otra fuente im-
poáante de datos lingüísticos; la utilización de métodos cuantitativos de análisis; el
\ ieconocimiento de qué la homogeneidad lingüísüca de, incluso, la aldea más Pequeña es
.1 un mito; la actitud óbjeüra y abierta hacia r"¿riedades ¡o estándares y/o diferentes de las
-1 del investigador; h cónsideración de las actitudes subjetivas hacia las diversas v¿riantes
dialectalesJ hs técnicas pan la obtención e identificación de diferentes estilos de lengua
f y el reconocimiento de {ue todo individuo es caPaz de cemunicarse en más.de un estilo'
de los cuales el vernáculo es el más diffcil de obtener por el invesügador' Esios y oEos
-l principios y técnicas de análisis sociolingüÍstico debeían ser de utilidad no sólo a la dia-
-1 lecología sino a la lingüÍstica en general.
-1
:
2
Metodología
E HIPÓTEsls DE TRABAJo
2.1. oBsERvAclÓN DE LA coMuNlDAD
*-iH:l::91iii!.'fi
t.ii ini"i¡ du¡ante
el d( #gt"ffi 'r,Sil{ir,J#i:Hffi "!.*t
:ü'"d,1"'f
Proceso
16
SELECCIÓN OE LA MUESTRA DE HASIAÑTES
aunQue fiecuente-
y etapa de rocolección de datos' Ade-más'
selección de hablantes a-otra también aproxi-
mene se inicia una ,"..og"t'o' fr-üit "tnt"n3,-1^1,"-ttlte
"on"i'u-ii.
ff-'*n+"
* H#ffi::"Jt""r:Xx'HtHliS;. re paftida en nuestfo estudio del habla
de covam¡-
t"'iüJ"?-t"-Ál problema de tener que deñnir la
bias. En este caso Particular. no lnte pequeño (m'ís
comu¡idad a observar, pues al, ser ffiñbt"ñp*i'lo relativam.
definida por sus
o menos 1.200 habitantes) se ot"'oñ-"'üti¿ittü
üa sola comunidad
a estudio-de la conducta lin-
üffi;Jüñ;;;;. F"io ii'"r ou¡'üJo-i"T'ñiorio$'" "'
o en grandes centros urbanos'
siiísticá en ciudades con un o,nyo."oi,oi-ái -"i U"Uí*t"s
Je at"icit qoe- cómunidad o comunidades
él orimer problema qr. ," o.o" es
"*iiJi
van a observar y que uabitantes ;'itr"ioit¿"-*
de tal manera que la muestra
". r"ore."ntuti"u oit la comunidad escogida' "l "ttu¿itj'
Ii,
"* ü;;;firjdt la comunidad, la observación y la particiPación en
interaccio¡es diá-
lingüfsticSs'
¿i"* , ¿"g-Ñi permiten a sociolingtiista i¿enrincar una ó más variables
; ü';;e" b"d,rbias' después de rii Úreve perfodo de dos o tres dlas de obs€rvación
it**l:**:m*,rnv*sugs1i,'fiii*'*'ffi:'i:-*i:#;:i"?i
ñ.;iiri-y-ü-*.i*" paratar aáateñiiáriá [v], en palabras.como all( v cobqlq'
nlt"**"mry"'ffi,lt,txz*"1qi,ffi *:::Y;¡Trx*'S';: 3) alternaban en el habla del
;; i -rr"'., ¿."it, ..iJ,i,pr"t á"itlpt ri, zla".ignificado
;;;;,; v
rclacionadas con Ia
.ilJá'ir¿ti,iird.i" qre tuuie* diéén"iui upd,.oei
elección de la forma verbal:
Una vez establecidos los criterios de selección con respecto a ciertos ftctores extralin-
gülsticos tales como la edad, sexo, .educación, clase social, lugar de origen, etnia, etc.,
es posible usar la écnica de muestreo al azar para obtener una muestra representati\,? d€
cada gnrpo. Siguiendo este procedimiento, el investigador asigna 'rn nrimero a cada indivi-
duo y luégo seiecciona a aquéllos cu¡ro nrimero aparezca en um tabla esP€cial- de nrlmeros
para-muestreo al azar oas tablas que existen han sido prcparadas por especialisas en esta-
dística) o simplertente uno de caü X nrímero de individuos hasta completar el_número
total qüe neceiita incluir en su investigación. Esta metodologfa de.survey" ha sido-usada
con éiito por algunos sociolingüisas¡ en estudios que han proporcionado datos r¡aliosísi-
mos sobre la estrátificación social de la lengua.
I*s venajas dei muestreo al az¡r se ven entolrecidas, sin embargo, en el caso de la
investigación sociolingiifstica, pues a menudo ocur¡e que la muestra incluye nrímeros muy
desiguales de individuos de uno u otro grupo social y/o individuos que hablau otras len-
guas o dialectos, lo que hace diffcil el análisis sociolingüÍstico. Labov'z nota el problema
en las siguientes palab¡as: *Mi p¡opia tentati de muesteo aI aza¡ consistió en elegir uno
de cada diez ediñcios en una cuadá, y uno de cada siete apartamentos en el edificio.
Este método parecla estar exento de prejuicios, pero no me permifa escoger rnis infor-
mantes al azar dentro de cada fimilia, ni tampoco predeck la extensión del área que po-
dría cubri¡ con los recursos a mi disposición. Arin más, ningín método de este tipo podría
discriminar entre hablantes nativos y hablantes de otras lenguas, por lo que muchos es-
fuerzos se desperdiciarfan cn visitas inftiles a estos tfltimos,.
Fontanella de Weinberg plantea un problema similar en su esh.rdio de la variable (Z)
en Büía Blanca, e.n el que se deseaba inclut bahienses natiros o rpsidentes en Bahía Blanca
desde antes de los ocho años de edad, lo que impidió en parte aplicar un estricto muesEeo
al aza¡, Dice Fontanella3: "[.os i¡formantes fueron seleccionados, de acuerdo con un plan
previo, segin edades, sexo y nivel ocupacional. Se excluyó a quienes luego de preguntar-
les los primeros ütos se observó que no se ajustaban a nuestra deñ¡ición de "bahiense"
y a la distribución prcviamente proyectada.'
Cedergrena, por otra parte, aplica la técnic¿ de muestreo al azar en su survey lingüls-
tim de la Ciudad de h¡amá. t¿s cien ñmilias de muestra fueron obtenidas de una lista
de 3.840 frmilias i¡cluidas en un censo oñcial ¡ealizado en Panamá. El nrÍmero de fimilias
seleccionadas en cad¿ bario de la ciudad cor¡espondfa proporcionalmente a la distribu-
ción real de !a población en cada barrio. Los individuos mismos dentro de cada frmilia,
sin embargo, fueron elegidos segrin su disponibilidad y buena voluntad Par¿ ser entrevista-
dos dura¡te el dfa. Dadas las caracterísücas de la sociedad panameña § del mundo hispá-
nico en general), no es sorprcndente que la muestra terrdnara incluyendo un número
despmporcionaümente alto de mujercs.
Los problemas prcsentados por un estricto sistema de muestreo al azzr Pueden solu-
cionarse de diversas nraDeras. Una de ellas, que llamamos ruesteo intencionado o prede'
terminado, consiste en establecer de antemano la§ categorÍas sociales y el número total
de individuos que se desea inclui¡ en el esfi¡dio. El investigador elige entonces completa-
I Cl Wtrr^M L^Eo¡: Th. social st¡,,ificd¡io¡ of E glid, in N.te Yot* Cit!, Iashi¡gion, D c., Ccútcr for
Appücd LiDSüistics, 1966; HENR¡ErIA CEDErcr t TrE itealdf of socid an¿ üryuistíc frc1on tu tu rana,
t sñ i¡édita óc Ph. D, co¡rcü U[ivcrsity, lqB: D^vD s^Nrorr y 6llAN SANXoFF: .Saeple suwey met[ods
ofcoDput r-assist d aú¡l)§is in úc ah¡dy of gr¿rD¡D¡tical vúírlion , &rudian languaSas in th.ir social co¡ttett,
Edúo¡toD, Cuada, Li¡gui6lic Resc¡rEh, lqB, pp. 7ó4; PEIER TRuDGtrr, o¿ crr.
I Op. "¡r., p.ml (§¡ducciótr DIa).
' B. For'rr^NErr¡ DE wErNBErc: Dinámica social d¿ ud cañbio Añgüstico, México, U¡ivcrsid¿d Nacio¡¡l
AutóDoEu dc México, 19i9, p.48.
' Op. ,it.
SELECCIÓN DE LA MUESTFA DE HABLANfES
úentE al azf los bablartes nec€sarios pa¡a llerar cada subgrupo en furma numéric¿mente
.ou ibr¿da. Este fue el método emdádo en la selección de la muestra en el est¡dio de
üáción fonológica y sintáctica e', a e.praot de Santiago de €bile rcalizadoposibles
por- la
p"ao. tó. aoi ob¡etit o. fundamedubs del esn¡dió: la identifiación de
l"rtJ. ás ae cambio en maicha v la estr¿tificación socisl dc éstos y otros fenómenos varia-
'ules, se decidió de antemano iiclui, * ot"l d" 32 hablantes estratiñcados se$fu 1a €dad
o g-pot y .egrin el4ivel educacional y clase social en dos,-con- un nrlmero parale-
"o "iot
i" á" rr.ríu,át y mujá."t eá cada gnrpo. Esa muestra incluye 16 celdas, representadas
en el cuadro 2.1
CuaD¡o 2.I
Distrlbucióú de cdd¿r cortrspotM.3 ¡ drt¡§¡§ c¡tatorl¡s socidc§ e¡ ur dfueño
d. llEld8¡dóú sodo[D8üfdc..
En el estudio mencionado, cada c€ld¿ se llenó con dos hablant€§, pero depeldiendo
de los recursos con que cuenta el inve-stigador, tanto el nrlme¡o- de cate.goffas sociales co-
mo el de hablantes eÁ cada una de ellas puede aumeotarse. El tipo de muestra f€presenta-
do en el cuadro 2.1 pernirc comparar loi rtatos litrgüfsticos §€grfnla edad, el sexo, la clase
,o"i¿ y nivel de escola¡idad. La inclusión de-dif€reotes edades ofrece la posibiüdad
"f si la probabilidad de ocur¡encia de una mriante determinada aumenta, dismi-
Oi obsárvar
no". o.".-tiio" estable a través del ti¿wo aparente (uZ' caP' 5)' Notemos además
quá los subgn pos sociales en el cuadro 2'l ésún ctaramente diferenciados, es decir, no
hiv un conti-nuó sino categorlas d.iscretas que en base a nuesüo conocimiento de la comu-
niáaO poaemos preteci¡ áostrarán correlaciones lingüfsticas tambiéo claramente discri-
minadas.
For otr¿ pa¡te, la inclusión de c¿tegolas sociales continuas, ya sea por edad, edrrca-
.iOn, olr"i irpution¿, clase social, irc., a menudo ofrece al investi-gador la ventaja de
poaer iaentiná en qué punto del continuo ex.isten las barreras sociolingüísticas másno'
tables (vid.sec. 3.2).
I-a iuestión del urimero óptimo de individuos que asegure la r¡¿lidez y rePrese¡tativi-
dad de la muestra es arln un problema no rcsuelto !n sociolilgüística.- Tladicionalmente,
tos estudios lingúfsticos se hafi basado en las htuiciones de uno o dos hablantcs, compro-
badas a veces, á menos en el caso del español, por medio de ejemplos sacados de la len-
gua escrita. Én sociolingüística, en carnbio, inciuso dos hablantes por celda, como en el
5 CA¡MEN srl-v -CoRv^r.^N . An ürv.sríra¡io,. o¡ phorloloSicat an¿ sr7.l4,ctic rvñatioñ i^ sPokcn Chil¿an
sp-rtr,, tiir
inédita de Ph. D, I¡s Anicl.s' Úíi"ersitylr california, l9'9 cit: c- sl¡.va-c: c¡il¿a'¡
Sponkh.
METODOLOGfA
cuadro 2.1, parece insuf¡ciente, pero el numero óptimo de individuos es difícil de determi-
nar. Depende ianto de cuestiones teóricas como prácticas, tales como la naturaleza del
problema sociolingüístico que se desea resolver y los recursos que el sociolhgüisla tiene
a su disposición para llevar a cabo la investigación. Mientras más grande sea la muestra
y mayor el número de individuos por celda, más lariables sociales podremos examinar
y al mismo tiempo aseguraf la validez de las conclusiones, pero el ideal frecuentemente
no se logra por limitaciones económicas y de tiempo. hrece, sin embargo, que cinco ha-
blantes por celda se considera un número relativamente adecuado si cada celü rcprcsenta
un subgrupo socialmente homogéneo. I-avandera6 sigue esta regla prácüca en su estudio
de la variaciói de tiempos verbales en or¿ciones condicionales en Buenos Aires. En la
selección de la muestra, siguiendo Ia técnica de muesúeo intencionado, I-avandera limita
el número de rariables extralingüÍsticas a tres niveles segln la educación, tres grupos se-
gin la edad y dos grupos segrin el sexo, ya que considera necesario tener «no menos de
cinco hablantes, (p. 141) en cada celda y al mismo tiempo ma[tener un total manejable
de menos de ciento cincuenta individuos. Lavandera justiflca además el diseño predeter-
minado de Ia muestra de la siguiente manera: si el objetivo del investigador no es descu-
brir la frecuencia general de un hecho lingü§tico en una comunidad, sino mís bien establecer
la correlación que existe entre la r¡ariación lingüística y las características extralingüfsticas
de la población, la muestra no necesia inclui¡ un n¡lmero proporcional al total de indivi-
duos en caü categorfa social en dicha población, sino más bien un número equilibrado
de individuos en cada categoría.
Un estudio- sociolingüístico que iutente identificar las correlaciones sociolingüísticas
en ura comunidad requiere la existencia previa de un estudio sociológico que establezca
los estratos sociales rálidos para dicha comunidad. [á falta de un estudio de;ste tipo pue-
de solventarse si el investigador, como miembro de la comunidad, tiene el conocimiento
que le permita identifica¡ las dimensiones sociales importantes que puedan estar determi-
nando la va¡iabilidad lingüística. El primer método es objetivo, mide objetir,amente cier-
tos parámetros de acuerdo con los cuales se puede estratiñcar socialmente a los miembros
de u¡a comunidad. El segundo método es subjertw, es6basado en la ev"¿luación subjetirra
del investigador, la que puéde compara¡se y complementarse con las opiniones de otros
miembros de la comunidad en estudio.
FJ método subjetivo liene ventajas y dewentajas. For un lado, es posible sostener que
_
las clases sociales existen porque los miembros mismos de una comunidad las establecen
y creen en su realidad, lo que hace posible que ellos mismos puedan identificar la clase
social a la que pertenecen diversos individuos. Pero por otro lado, es ambién posible sos-
tener que la percepción de clase social depende de la clase a la que el individuo pertenece,
lo que conduce a una frlta de consistencia en las er¿luaciones subjeti s.
En la práctica, los sociolingriistas se h¿n basado tanto en su propio conocimiento de
la estructura social de una comunidad como en estudios sociológicos y antropológicos que
delimitan los varios estratos sociales. Esta delimitación se hace en relación a un índice
obtenido en base a ciertos frctores socioeconómicos que incluyen, principalmente, nivel
de ingresos, ocupación, educación, vivienda y barrio. Estos factores se dividen a¡bitraria-
mente en mrias categoías y a cada una se le asigna un cieno valor. Por ejemplo, las ocu-
p¿ciones se pueden dividir en seis categorías?:
Cl4re Ocupacün
I Ptofcsio¡sles übrEs. EEpEs¡¡ios dc ¡ival ípcrior. Jcfts dc Divcl suf,crior .tr la admi¡istr¡cióa
prlbüc¿ y pri\adá.
2 FcrsoD¡.I dc brrE¿ción i¡¡aLct¡sl, úctrica y r¡¡ivcrsitr¡ia. Jcf6 dc nivcl mcdio.
3 Elt¡pL¡dos sub¡lE¡Dos d! ú¡lor c¿Iiñc¡ció!. Eoprls¡fios dc cooscio, irdustria y scnicios
Ecdio-i¡ftriores.
4 EEplcádos subalE ¡os dc baja ca¡ificsci6¡. ftqueños edpresa¡io§.
5 Obraros caliñcados. Cspatacca y $Derviso¡6.
6 ObrEros Do calificados. VeDdédor€s ¿mbuLnEs. Rrsoml de servicio doriático o etr cmp¡ls¡¡s
y scrvicios Ffblicos.
" p,r"n.O. BeNmocuo, Wtt, .caab, a io, .p cato,? Tlu pabbn offnt pcnon *bjca panoua
ü. Wk n ,2n t ¿bi Span¡t ¡, lesis i¡édita dc M. A., I¡s A¡gglcs, U¡iwrsity of C¡lifor¡is, D8O
- ' ñ14- dc palabr¿
FR^Ncfigo D INrnoNo, N. RorÁii y J, Sosa: .Estudio soci;li¡Sü&tico dc las llquidas cú posicióa ftúl dc
sflab.lt en el cspañol dc aai¿c¡s, , fut¿th d¿ la ,,lcoi¿n¡a puqlorriqu¿ña de t; lzngtra Españo-
,a, vtr, I9,9, pp. 59-100.
" Op. ¿t.
¡r l-e¡o¡:
§o. Paoens-
o op.
B Cl "h.
úevem,eer: o¿ ca.
"q iFolfl^NEr.t¡: op cí¿
METODOLOGIA
craD¡o 2.2
I-a Drimera seneración incluye solamentc individuos que han inmigrado desde México
que
, lo. f"toOo.-U-oiáoj después di los D años de edad, edad en que podemos asumir y que ¡nr
ta-maduración lingtifsticfdel individuob (Lenneberg, D67) se ha completado
tano su leneua do-mimnte es el español. I:
segunda generación incluye individuos naci-
d";;L; E'.t d;. Únidos que had adquirido eI españól desde su ¡acimieno y cuyos Pa-
ái".-r* iÑi.-ts mejicános. en eite gnrpo hémos encontr¿do una amplia gama-de similar
,ir"r". á"-pi.rEti"*ia ei español, que vai disde una comPetencia comudcati¡r¿ idioma'
;iñ; ;; ;;ñgü" a ta ii,,posibitiaad ae mantener una conversáción con un cierto
en este
§olamente hemos iicluido en ia muestra a aquellos que pueden conversar
srado de fluidez. [: tercera generación
-inelés
incluye inaiviOuos nacidos en los Estados Unidos
ír.l--.ao"i¡¿" e desde su nacimiento, cu¡os padrcs son de ascendencia
i,"li"r* *1- o".Uis tambiérien Estados Unidos. Hemos incluido en estey grupo úni-
"soañol los
a bilingües cuya lengua dominant es.claramente el inglts cuyo es.pa-
"rir"ote "que[os
á;l h; *peiñ;tad; afróot"í gra<tós rte simpliñcación y
conv.ergencia con el inglés'
Este tilo de muestra se p¡€sta iara compalar- ciertos aspectos del español de los bilin-
gü"Gg,á d"drd, el sexo y el nivel de póficiencia lingüÍstica' El parámero generacio-
ñU en Ápecial se ila incluido para que los daos obtenidos pcrmitan buscar respuestas
p."grrnti" tales como: ¿Qué áspectos del sistema del españo1 d€ la segunda y tercera
"e.'reá;ió" .", áif.*ntes? aquálos de la prirnera generación?-¿Son estas diferencias el
iesultado ael desarmllo internó de h leagpa, del cotrtacto con el inglés, o de un
proceso
¿" i"*-pt"to? ¿Qué a§pecto;del sistema han sido más afectados por los cam-
bioi"pl"¿i*.iJ
v oué Actores iritrdi¡gi¡liticoJ motiran esta susceptibiüdad? ¿Qué p¡ocesos de
-cam-
¡iá-é iuJ"" iaentifica¡: iimplificación, €xtensió¡, cónvergencia gramaücal? ¿Mlejan
..tt-"L*"*, f""0."*s uniiersales de cambio e¡ si:tuaciónes de lenguas de contactol
-Á;;;;"rüt,;;nies, hay básicamente dos métodos de selección de una muestr¿ de
*
f,utf*t"i, ,.1 -¿to¿o dé suivey en el que la selección se hace siguiendo técnicas estric-
tas de muesieo al azar; á) un método de sele¡ción intencionada en el que: l) las cancte-
riiticas áe los hablantes úan sido predeterminadas y éstos se seleccionan más o menos
al azar hasta completar el nlmero'deseado de i¡dividuos en cada categoría social; o 2)
fo. fruUfrrtes s.fo.üona¿os constituyen ur g¡uPo social compacto, )¡a sea porque son- miem-
b¡os de una red de enlaces socialei, porqúe i'iven en la misma manzana o vecindario, o
porq* ti"*o aominio común de üzbá¡o 1p. e¡., una escuela)' erc. Cualquiera que sea
"n
;tm-étodo que el invesügador emplee, deÉre-aecldir qué factores extralingúísticos-inclui-
ní en el ani'lisis. I-os qüe se han consider¿do más frecuentemente han sido: edad, sexo'
ú Cf, E. C: l-rjttñúEt.st ¡§olo8íca! fr@ltu ioÚ of taaguagc, Nelv Yort, wiley' 1967
METODOLOGIA
' Wu:r¡ey L¡¡or¡: 7h¿ tocial strÚ¡¡if.itioi of E/tltish i¡ N.", b* Ary, VbhiDgiotr, D. C., CerEI for Ap
ptied
r Li¡guifics, 19óó
.§E!Eh cvÉgs a¡d Da!¡lal sp.ech: Somc iDplicárions for sociolirg!¡istic Derllodolo§,,,
- N¡ssrinWor¡sor:
Long¿8. Soci¿¡y, t 19?6 pp. 189-209.
" L^rov: So, foa.nLt, p- 2@-
' R^r^N^l-Es, A. M., y CoñrRER^s,L., cds.: .EI habl¡ culta dc Sa¡ris8o dc Chil.: Mst rialcs para su cs-
atüa, bletf^ fu Fnobgta, U r¡qsid¡d dc Chir., , AEjo trúE. 2, lyig.-
RECOLECCIÓN DE LOS DATOS
.E¡a-¿Qué tipo dc... dc &¡bajo c§ e¡ quc usi.drs baccn abf eo...?; por cjcmplo, t1, 4qué tiPo de "?
Dir¡c, ¿qué hac€s?, ¿cóú¡o Ptocedcs tl1, Por cjcmplo?
InJ-Yo pr...lo ucgo a mi oñcir¡¡... [cl i¡forDa¡E conti ia ÉspoDdicndo].
E¡e-¿Y qué tic¡.§ quc haccr t , por cjcEPlo?
/¡f -EnoÍces simpleoente ver...
E¡¡c--O sea ¿qué E lcga a d?
Irf-A mí ñe lega'el exp€dient€... [el isfo¡m¡de comiaria resPo¡dictrdo].
frc-¿Qué tipo de papcles?
In -¡or ejcmplo, si... la ca.lidad d.l cr¡Pt.ado pa¡ticular-.- [el hforoa¡tr continrla rEspo¡di.¡do]'
Enc.-Y,,
I¡d-...[cl itrfo iantc cotrtitr¡r¡].
Ere-¿Y qué haccs tl, por cjqnplo, ah.í?
/r¡f-ver si... si ese caso paniculat, 6Pccial, c-¡¡oPlc o Do cumplc las di§posiciores del rEsrlamento'
E¿c.-¿Como qué, por cjcmplo?, ¿qué tipo de di§Posicioucs?
Inf-ror ejempio, ae... eU... li b Oispocicióo aice que ¡ienE quc E¡e¡ cirro añ6... [el irb lariEcolrti'úa]'
Es claro que este tipo de sioación lingüística, aunque gr¿bada secretamente, no esti-
mula al informante a háblar en forma espon6nea ni casual. Incluso nos parece que la pre-
sencia de la grabadora, en un caso asf, nó hab¡fa estimulado un babla atfn menos esponúnea
o casual. Esto indica que lo que es necesario evita¡ es la cr€ación de un hecho de habla
que los participantes identiñqüen como eúr¿vista, ya que el habla natural, es decir, apro-
iiaaa, pa¡a uña situación El no es el habla coloquial ni esponúnea. For el contrario,
wolftoi" ha indicado que los hablantes r€conoce[y acePtan como un¡ de las reglas so-
ciolingüsticas de una entrevista, ya sea de una o más personas, que la conversación libre
no es-apropiada sino que deben ieñirse a un modelo en el que el entevistador tiene el
derccho dehacer preguntas y el entrwistado tiene la obügación de responderlas. Ct¡ando
se crea una sin¡ación ú1, se¿ casi imposibte óbtener mucstras de habla espontánea o casual.
For ejemplo, Wolfton observa que en una situación de entrevista es posible lograr que
el hablaite cuente una o más narratims, Irerc estas narratir¡as tienen una e§tn¡ctura y c¡l-
r¿ct€rísticas lingüÍsticas diferentes dé las que los habla es cuentan espontátreamenta en
corwersaciones que ocurreD en situacioneJoo cr€adas artificialmente. I-a entrwista pm-
piamente tal limita los posibles tipos de-i¡teracción lingüfstica, y por tanto también las
clases de datos lingúfsticos que se pueden obtener.
Par¿ solucionar este probÉma y i la rrcz obtener grabacionesde buena calidad de una
gran cantidad de habla ispontáná y lo más cercana posible a la lengua vernácula, los
iociolingüistas han desplela<lo enorires esfuerzos ¡ror desarrollar una situación diferente
para h liabación, I a entrevism sociolingalstica espontáaea, que como hemos dicho, aquí
lhmamós simplemenb la cowenación gmbada. Durattela conversación grabada, elin-
vestigador se propone hacer uso de todós los recursos necesarios para lograr q-uj el ha:
bh¡é olvide que está siendo grabado y para que su atención se aleje de su habla de tal
Ti com_o advierte I-abov,3, el primer contaclo con los hablantes y el lograr que éstos
converseD libremente en una sesión de grabación es un problema dc envergadura que no
sc debe desatendrr. ¿Cómo encontrar a los individuos para el es¡¡dio y qué expliüción
-maneras.
darles para justificar la grabación? Esta prcgunta se ha respondido de difeñntes
_ En_ gn^9stu{ig del español de los mejicoamericanos en el oesfe de l,os Áng€les, Siha-
Corv"¿lánz graM a la mayorfa de los habhntes sin haber establerido un conacto orevio
con eUos. En verdad, la comunidad mejicoamericana de este sector de L,os rGgeles era
desconocida para la investigadora al iniciar el estudio, por lo que se usó la siguieñte écni_
ca de contacto: acercarse a alguna persona en la calle, ó pedirlé a algrin niño estuviera
jugando fuera_de su casa qle llamara a sus padres, o simplemente-golpear lue a una puera.
Luego, Silu-Corvalán explicaba al posible informante qué eIa establ eitudiando lis cos-
tumbrcs y la lengua de los hispanoamericanos en Los Ángeles y que por esta raán neces!
taba su- a)'uda. Esta aproximación pemitír determinar casi de- i¡mediato si la persona
respo-ndfa o no a los criterios establecidos para la selección de la muestra, ya que conti- i
nuación se le decía que si éllella habfa yitido más de diez ¿ños en ese sótoi(diez años
mÍnimos de ¡esidencia en el sector efa uno de los requisitos) no había duda de que sabrfa
mucho sotre la vida y las costumbres abf y sobre cuán diferentes eran de las d;l país de
origen-. Una vez que la persona había aceptado conversar por más o menos una hira, se
le explicaba que la conversación teldría que grabarse poique la investigadora no podía
conversa¡ y tomar notas a la vez. Ninguno de los que )a habÍa accedidó a colabo¡a¡ se
negó a ser grabado; por el contrario, algunos inclusó pusieron a la investigadora en con_
tacto c¡n otros individuos en la comu¡id¿d. Hubo, sin embargo, otros problemas relacie.
nados co¡ esta técn¡ca.
En primer lugar, seperdió mucho tiempo hablando con personas que no cumplfan con
.
los requisios de selección o que corrcspondlan a una celda que ¡a ha-bfa sido lleirada con
el número necesario de hablantes. Además, sin contacto previo, rcsultó muy dificil grabar
a hombres de 18 a 50 años de edad debido principalmente a sus horarioi de trab;jo. A
eslos problemas, hay que agregar que el estilo de la conversación fue en general foirnal,
pues los pad€ipantes eran completamente desconocidos e
re sf. Una ségunda visita á
algunos de ellos, sin embargo, condujo siemprc a un diálogo más espo¡¡i¡go carual.
Silm-Corv"¿lán usó una técnic¿ similar en la primera eapa de su eitudio del-habla de
,
Corarn:bias (Provincia de Bugos): €xplicar a una de las mujeres del pueblo que estaba
estudiando las costumb¡es y tradiciones de la región. Esa mujer fue il
primér eslabón
de-contacto con la mmunidad y así luego otras personas fueron ayudanio a €stablecer
más relaciones. Silva-Corr¡alán tra6 además de paficipar en alguias de las actividades
de Ia comunidad con el propósito de ganar la coáfia¡za de sus ñiembms y ser aceptada
como uno de ellos. Esta t&ntca & panicipante-observadoP *, utitiz- con el fin de po-
I dio fonético-, p9! :ejemplo, ¡,a que si se graba en la calle, en un parque o en una reunión
de amigos, la ñdelidad de la grabación se ve a menudo entorpecida por ruidos de fondo.
Aín _m§, nala asegura qr¡€ eD estas sinraciones el individuo objeto ¿e estudio se¡ et que
II
mís hable, ni que en el dirilogo se dé un nrlmero suficiente de ejemplos de las estructuras
que_ltrter€sa estudiar. Estas diñcu¡tades prácticas han llevado a los sociolingüisas a seguir
perfeccionando la cowersaeíón grubada, concertada con anterioridad, y á udizar dátos
obt€nidos como participante-observador como complemeno.
I-a conversacióo grabada como écnica pa¡a obrener muestr¿s de habla esponúnea tarn-
{ bién ha sido blanco de crfticas. Wolñonr afirma que esta sioación es arin-m¡ls artificial
que la de una entrwista estructurada, pues las reglas sociolingiistic¿s de ésta son conoc!
-r{
t1 drq- Inr los participantes, mientras que la mnversación grabada no coostituye uD hecho
de.habla y, lor ta or no esá regida por reglas sociolingiilsticas reconocidas'que puedan
guiar la conducta de los participantes. Segrln l\bl&on, eita situación mnfr¡nde á h¿blante
y resulta incómoda para todos. En vcrdad, en nuest¡o tr¿bajo de cam¡n hemos sentido
-( a veces esta setrsación de incomodidad, por lo que hemos establecido un nuelo procadi-
mienio: ¿leclararnos abienamenE que el objeti\D del estudio es el habla casual, esponá-
'( ne¿, de la_ vida diaria y concertamos de antemano una reunión con cada penona
t seleccionada, en su hogar y a un¿ hora que éUella considere la mejor par¿ conversar con
r¿nquiliüd por más o menos u¡a hor¿. Habiendo declarado el obj¿tirc del €s¡dio, resul-
I-l I ffcil justificar la grabación y la inclusión de tópicos de tipo personal o incluso prinado
dr¡ra¡te la conversación sin inspirar ¡ecelo en el-indiüduo. ü
agiüdaa y espontineidad
del diálog9 depende por supuesto de la habilidad del investigadór para'cotáborar en la
\
Itr Rob€rb: Es6
HcrDan¡: ...
aqüí una pro&§oñ dc usc (=u¡iv.rsity of soorñe.a c,¡i6.i") quc r¡da haci.n&
HcfñsDa: ...
Robcrto: No, do ticnca quc coot!§tir pragof¡&s, cs co¡y¿6acü^ sociat ¡o rÁs,
Y HcnD¡ra: ... [co¡itinúá la coñe¡sación].
tmi énfrsisl_
I
r Es decir, si los habla¡tes idenüñcan la situación como una ds cowersación social,
t sin ma¡ores consecuencias, para «pasar el r¿to,, no se crea incomodidad ni recelo. En
verdad, la co¡rversación soc¡¿l es un hecho de habta rcconocido por todos y, por tanto,
¡
T
I 'o Op. cit.
I
I
r
:
28 METODOLOGfA
la conducta de los participantes en ella no tiene que ser deñnida en el momento mismo
de la grabación.
u SrnrNA Popl¡cic .sometimes I'll sta¡t a se¡tlnce in Spanisb y terEitro co cspañol: Tou/ard a typology of r' -:
code-switching', etr Spa¿üi ii thz Uiir.d S¡ar¿s: Socidkulric ¿rp¿6rr, Csmb¡idgc, Cambridgp Udvcrsity Prcss,
1982, . 230-263. Cit.: Popr¡cK: Cod.-svti.chin& t -, -_
z Bs,¡¡ W¡¡-o: §v,zhili prE-pidgia, pidgi¡, r¡d dr?idgi -riotr i¡ cosst¡I lGtr)la,, c¡ ¡r¡korio4, ¿¡d tÚ- i.,
riation h creoL rtudüt, AD¡ Arto¡, Michig¡¡, Ka¡ooa, 19§, pp. 7-21
:-¿ ]
F,t
rI_.-
:
t
{
-{
Ct:a¡do la cotuersación es in¿ividual,la responsabilidad de estimular un diálogo ame-
no y casual recae casi exclusivamente sobre el investigador. Aunque es posible qui el ha_
blante resulte ser un buen conversador, es también ñuente encoutrarsá en unaiituación
el Ia- que el sociolingüista sea el que deba sondear sutil,ente los intereses del habla¡te
-ra de tal manera de poder guiarlo hacia aquéllos que ro estimuren a participar con entusias-
For orra. parte, la grabaciOn inOividuat tieir" ,a.ila" ,"otu¡*,
ry- la canridad de habla que el investigador desee del individuo quó se l"i_
:91","r"u"iúr,.
1 m¡te"o-11
obtener
estudiando; permiJ. dirigir la conversación hacia-aquellos 6picos que se prciten mejor
istá
{ a.la p_roducción de las estructuras gamaticales y/o tiins de diicurso incluidos en el es]tu_
-( dio; frciüta la transcripción de las-grabaciones ¡a {ue no hay la sobreposición de voces
que puede ser ftecuente en un¿ sesión d. g-ó.
{ . -
gr
I-a v_entaja de la conersación de
ituio, en c¿mbio, es que hvorece el uso del
habla espontáne¿, bnto en cuanto a las fon¡ás ting,Ufsticas y sodoüigUfsticas como
al con_
\ tenido temático. En este contexto la panicipación-ael invótigador p-uede reducirse
ar mí-
nimo, ya que los indiüduos mismos !¡ st grupo manüenen el-diflogo tal y como lo harfan,
'{ supuestamente, incluso si el investigador no_éstuüera presente. DJesta manera, la graba-
'( ción de grupo parece ser Ia que ofrece la mejor posibili'dad de obtener una muestra
natur¿l
-( oe cotrversacrón sociar entre conocidos. Este tipo de sesiótr tambiétr presenta dewentajas,
sin embargo, que son el reverso de las venajas de la sesión in¿iri¿uai: la tecuente
soúrei
\ posición de .aoces dificulta la transcripcióniresula muy diffcil dirigA
h convenación ha_
I.T cia ciertos tópicos que intercscn al iniesügador; la coíversac¡On píáe ser
Pgrlga 9
dos. pefonas, no permitiendo obtener una muestra lingiifstic¿ sunclent¿ y
monopolizada
equl-
[Drada d€ todos los panicipantes. For ejemplo, en nuestro traba]o de campo en
Cárarru-
I oms se dlo \¡¿nas veces una situación en la que la mujer intemmpÍa con
marido y, monopolizaba el diáIogo. En algunós
obteuendo simplemente una muesta ma)or en"rso.
frecuencia al
p:uamá, -iícionar este problema
\ sesioñes posteriorcs.
d: la nitidez de la grabación cuando dos peisonas hablan a la vez se puede
I -^, !-T:"dóo
solucronar usando una grabadora stereo y dos micrófonos ext€rnos que permitan
lrabar
I a cada persona en un canal difercnle. Foiesta r¿zón, el nrlmero ideal parece
!::_"T:19"Táj
ser tres, dos
g"l investigador. Esre cotrtexto riene además la rantajl de permjti¡ cierto
'r :-oltrot
de.l9s tópicos. y al mi-smo üempo ofrecer suficientes opomrniáades para que
surja
tr la [ter¿cción espontánea y linguísüca raliosa. Er siguiente caso ilustra
etr nuestro estudio d€l español hablado por bilinguel en Los Á-ngeles,
esta obse'rvacióí:
California, gr¿ba_
mos el una.opomrnidad a tres miembros de una frmilia, los padés y
Y una situación srnnanent€ inercsante porque los participantei por"írn
un hijo de j0-anos,
difdrent", oirl"Á
I
.I 9:,pT,fi:f-r._ll :l :spaiol, es decir, to. i"Gsi*"e.íau- nuiáez en espa_
tulo demostraba comprender"ientius "on
ffcil¡nente éste idioma, pero participaba
11-:t
mente en r¡gés. En un punto de la convenación, el padrc
exclusir"a-
relató, en eslañol,'una experiencia
'r f:."1q-!* .:qr.ló la siguienre respu€sta del hij'o: .you haO¡'t olá me that, dai., (.No
papá.")_Eslo a la vez estimuló al padre a repetir la historia, esta
Y 3: !11*,:"rY""_ eso,imaginarJa riqueza de los dalos obrenidos en eita sesión, tanto para
.r.:-:: T.CIé,r. ,E.,f",,t
I un estudlo de la dinámica sociolingúística de la interacción como oa¡a un aná.lisis linsnfs-
t¡co que permit¿r identificar niveles de proficiencia
bilingue y pa'trones de
I gr¿matical e inercambio de códigos, ente
otros fenómános'di interés. "on "rgío"ia
I
r
:
METOOOLOGfA
2.3.1.3. LA coNVERsAcróN
En una entrevisrd dirigida de este tipo, sin embargo, nos parece poco posible que surja
el habla espontánea y casi irnposible que surja el habla casual. Esto no significa que la
n ()o. cit.
' Fá¡r¡mu.¡, op. cit., p.53.
1top, p.47.
cit. ,
i
i:-
I
:
a
r{
T
.¡{ RECOLECCION DE LOS DATOS
¡ . .Fonanella.completó cada sesión con ábs secciones de téctuá, una de un texto y otra
d: li:Ps d: palalras, siguiendo asÍ estrechamente Ia metodologla usada por Iabov én sui
esh¡dlos. | ámv" agrega una tercera clase de lec¡¡ra, la de pares mínimos, que reprcsen-
Y mría el esülo f"ryt
TF de todos,.es_ deci¡, aquél que res¡lra cuando p.r;
x "iúbhó
la ma¡or atención a su habla, cuando los pmcesos de autoobsen¿ción y autocoreciión
x son más intensos.
l¿ entrevista- dirigida puede terminar, entonces, cotr tres pruebas de lectur¿:
x d) kctum de un,exto. El texto se debe-preparar cüdadosamente de nanera que se
t pueda incluir un buen número de ftemes láricos-que contengan la ra¡iable
que esto afecre la Éturalidad del texro. longituá de éste virfa
en estudio sin
im y ZOO fa"fás,
I La
por lo.que una lefda previa a la grabación pu&e ser necesaria, "ot "
especi¿mine e'n et casó
r callado
c-ay¡do
8¡.[o
ca}!
r
r La €ntrevista dirigida es uütizada rambién por Cedergrenr
en su estudio de \¡ariación
:
MEfODOLOGfA
fonológica en hnamá. Cedergren divide la sesión en tres secciones; primero, una conver-
sación sobre tcmas de interés general, tales comojuegos y distracciones, costumbres, fies-
tas, enfermedades y accidentes, el destino, los apodos; luego, una sección de prcgunas
sobre cuestiones lingúÍsticas, como por ejemplo .¿cómo se puede decir que alguien habla
mejor que 9¡¡f', .¿cuáIes son los ddectos más comunes que se cometen en k¡amá al
hablaf?», «¿quiénes los cometen?'3', etc.; y en tercer lugar la lec¡¡ra de un texto. Des-
pués de la lectura sé completa el formulario con los datos personales del hablante.
El orden seguido y los temas incluidos por Cedergren en la entrevista nos parecen algo
más fn¡orables a la producción de habla espon6nea. For un lado, el cuestionario con los
daos personales se dcjá para el ñnal, evitando asl crear un ma¡co de extrema formalidad
del que es dificil librarsé m¡s adelante; y por otro lado, los temas de interés general son
más variados, lo que en principio crea más posibiüdades de participación esportánea.
La cowercación sani4irigida se cr:lúrce básicamente como una conversación libre,
pero duranrc su desarrollo el investigador introduce ciertos tópicos que de antemano se
han identificado como fri¡o¡ables al uso de ciertas formas gramaücales que interesa estu-
diar. Esto implica un perlodo de pr€paración previo al inicio de las grabaciones durante
el cua.l el investigador prepara n&ulos tenáticos que sirven de guía para la conversación.
Estos módulos contienen listas de dif€rentes tópicos de interés para la comunidad a estu-
diar, con sugercncias sobre cómo intsoducidos, caribiarlos o mantenerlos. La preparación
de los mótlulos, por ta¡to, Do es flcil, pues debe estar basada en un conocimiento de la
estruca¡ra de la conversación social, conocinienm arin no desarmllado completamentes.
En la prácüca, los módulos consistcn simplemente en series de Pl€guttas y/o aspec¡os
informatiros intcresanEs rclacionados con un tópico. El Módulo lQ por ejemplq de
Foplackl sobre el «Peligm de Muerte' incluye las siguientes preguntas:
l. ¿¡la est¡do algu¡a va¿ c¡ u¡a sio¡ación en quc por poco se mucrc? (Sabe, en quc se dijo: .¡csto cs cl ñ¡!,)
a. ¿Qué g6só'¡
2. ¿H¡ vislo o ha astado cn us acride¡b te¡rible?
3. E¡ u¡¿ situ¡cióo asl, ¿b¡y quicn diga.lo que \a ¡ pas,¡r, f¡.sa,?
¿. ¿Qr¡é Éersr ult d?
Oro ejemplo de Módul o, sobre Canbios a tmvés del tienpo, es uno que hemos usado
como parte de una serie prcpa¡ada para entrenar a esa¡dia¡tes en la conducción de una
conversación grabada. tncluye las siguientes prcgutas:
l. ¿fc p6r.oc s ú qur.l timpo hr c@bi¡do y quc c.ds ¡tu h¡ca Dár.alor / In& ftfo / lurrE úás co c6t ciudsd?
2. ¿IL ca¡¡birdo l¡ ciudad dcsd. qüq ¡rcilE / U.galc aquí Y cl t€cfudado, ¿crcuctrt¡.s quc csá caEbiado?
3. Cu.¡do c¡as adolcscare ¿tus padrEs tr ü¡¡ba¡ igt¡¡¡ coDo ú tssl¿s a t¡s hijos?
4. ¿Cñ.s quc ahora los triños / L juvr¡li¡d tic* úf¡ libc¡trdr3 quc.¡ES ¿Sc coDporta¡ pcor quc aí.3?
5. ¿CrcÉs quc lrs cscl¡clss / los plofrso¡rs c¡¡¡ Ecjor!3 a¡t s?
y Ua son tan importantes como la personaliüd del invesügador para asegurar la obtención
de utra muestra valiosa de habla para el estudio sociolingüísüco.
De hecho, I¡lt¡dera diseñó cuidadosamente las grabaciones para su estudio de '¡aria-
k ción sintáctica en Buenos Aires, cuyo foco de interés fireron las cláusulas condicionales,
i p€ro este diseño no permitió los mismos buenos rcsultados con otros investigadores de
t menos ex¡rriencia. No es posible dar, por tanto, rccetas exactas, sino solamente sugerir
ciertas conductas básicas sin las cuales el éxiio de Ia conversación grabada no se podrfa
r asegumr:
r cutor a ofrecer una narr¿tiva similar. Estas narr¿ti'¿as se inician con expresiones como:
.¡nr ejemplo un día...', .Hablando d'eso, te voy a contar lo que me pasó una vez...,,
.A mí una vez...», «no me \¡¿§ a creer, pem esta mañana cuá¡do venía...', *¿Sabes? El
f-
r
r u op. ,it., p, 192.
r
F
F
:
METODOLOGfA
oüo dfa...', que distinguen una na¡ratirr¿ de una exposición general de hechos pasados
que a menudo se exüenden por más de «un dÍa', {una mañana» o unos Pocos minutos'
(4) ¿,) Pcdrs ¿J alb, ¿okzy?, Ei hcrma¡o. ¿I¡ has visto, vc.dad?
¿, ¿rr¿ gra¡dc .l muchacbo.
c) No ¿Jf¿ dclg¿do o chiquito.
d) k¡¿ g¡entu. Se vc fuefe.
a) Empcz¿¡ a graba¡.
¿) RoDp.r cl ¡atr¡r¡l rsviosi§mo i¡icial hablardo ¿¡ ¡¡ ¡¡6¡ '¡¡¡¡¡o' y uaivarsal, por ejcmPlo ¿, ti¿zPa'
.¡Qué cslo¡/frío ha h.cho hoy! A mf !o Dc 8¡¡sr¿ cl vaatro/¡nvi.mo ¿Tl¡ cuál prÉñc¡ts?'
.Estc año ha hcctn oás crlo¡/ha llovido úá¡ quc cl afu pasado, ¿no oees?'
c) Dcspués de úos pocos mi¡utos, i¡duci¡ ct Ero¡ dc l¡s cas¡s, aP¡¡emcnos y co¡domirio§ m᧠o úc'
nos asf: .¿Sieoltc tus úvido ¡quí co cst¡ c¿sd E¡ rrsFaso es Epoe¡alDcnt€ 'No, scguida dc ua bre_
vc lista de otros domicüos.I
.Nosotros cu¡Ddo chicos lcs porlaDos ¡oEbre ¿ lss c¡s¡s, por cl color. Dc la Primer'¿ que me acueldo
es dc una quc lc dccfamos .la casa a¡¡a¡ilta'. Esta c53¿ De daba ruicdo, tc¡fa muchos cuartos o§crr§s.
¿IU (e acucrdas dc l¿ priecr¡ a¡ quc vivistc, o dr ls quc r¡ás te gu§tó?,
§r
t .¿Me l¡ puédes
lo quc h¡bfa?,
dBcribir? Mc le quico imegirrr co¡ todos los dct¡ll.s. hr cjcrylo a¡ e¡tra¡ ¿qué es
rir ora
(,
\¿ariable sintáctica interesante, haylesw existencial, ilustrada en (5):
rr d) CorNcrsación librr. Frecuenteáe¡te los rccuerdos dr la ¡iñaz sutEcn catr ¡a$r¿lidad a p¿fir dr la des_
cripci& de ls prilder¿ cáss dc la quc uno ocjor sc acuerda y estos rEcuardos s€ prEstatr úuy bic¡ p¿r:¡
el intErcaúüio dc a¡écdotas eDtr los pa¡ticip6¡r6. Etr ¡odo c¿so, los tópicos sc suc¿dctr übremc¡te, a
mcoudo i¡t¡oducidos por cl hablá¡t!, auquc cl iñrstigador cstl sirnprE prepa¡Edo ps¡¡ ptopo¡ar otso
L
rv tópico quc arl¡ ¡o haya sido .xplotado, com por cjcmplo así: .Hsbla¡do de otr¿ co6a, !o # si rlgü¡¡
vez a ti te babñí pasado algo extr¿ño asf, coDo a of, uaa cosa coúro sobrúatur¿I, Ffjat! quc un dfa
la hor¡ dcl álmuer¿o nri cuiada me a¡unció quc a¡grric! dc mi ñEi¡ia s€ iba a morir ese dfa, y asl fue.,
¡
r
iY
A esto el hablante responde pidiendo más detalles de la naratira, que a propósito se
deja inconclusa, u ofreciendo una él sobre el mismo tema.
Durante la cowers¿ción libre siemprc surge la oportunidad de pedir que se describa
Y t
-, s datos biogníñcos. El formula¡io se complcta al ñnal e, inctuso, se puede hacar por tcléfo¡o unos dfas
DÁ tarde ,a que a vec.s l¿ infonhación ne!€sa¡ia ba sugido du.¡Dtc la c¡r¡vcrsaciótr.
i;
,r No todas las coriversaciones ha¡ seguido la rutina aquf descrita, por supuesto, ya que
la consideración más imponante ha sido preserrar la atmósfera de conversación social,
pero en casi todas ha sido posible obtener las descripciones, las narratims y las direccio-
Y nes con naturalidad, aunque el orden en que han surgido no ha sido siempre el mismo.
Y Por otra parte, l¿s conversaciones con hablantes bilingües para quienes el español no es
la lengua en la que conversan con naturalidad y espontaneidad, han sido casi totalmente
,r dirigidas.
,)r
V 2.3.2. Otras tócnicas de recolección dó datos
:
Además de los diferentes estilos de convenación grabada y de lech¡ra, en diversos es-
Y tudios se han utiüz¿do las siguientes técnicas:
v
I 2.3.2.1. LA R¡spuEsrA y ANóNrMA
r
BREVE
-
METODOLOGfA
Se puede crear una gran uriedad de pruebas formales, ¡.a sea orales o escritas, de acuer-
do con los objaivos especlñcos del estudio Es importa¡te remnocer desde la partida,
sin embargo, que los datos obtenidos por cstos medios no son comparobles con aquéllos
obtenidos en cooversaciones grabadas o en observaciones di¡ectas, y¿ que las respuesas
a areas lingüísticas propiamente tales estimulan la conci€ncia lingiiistica de los respon-
dientes, los que en una situación asf dan simplemente la forrna que ellos creen que es la
ñás correcta,
ks pruebas fornrales, por tanto, sólo pueden usarse como tn compbmzn o de la con-
versación grabada en sociolingiistica, nunca como sustituto. Discutimos a continuación
algunas de ellas:
2.3.2.2.1. Repetición
Tzte.as de repetición, usadas principalmente con niños y adolesceDtes4. Estas consis-
ten en repetir una lista de o¡aciones (p. ej., 20 a 30), de las cuales más o menos la mitad
no corresponden a Ia gramática del informante, ya sea porque aún no ha adquirido esas
estructuras o porque conüenen rasgos que no pertetreceo a su dialecto. El grado de oracti-
tud coD que el informan¡e rcpite las oraciones es un inücio indüecto de su competencia
lingüística ya que, en general, si las oraciones no se ajustan a las reglas de su gramática,
tendrá gran difrcultad en recordar y repetir estas oraciones.
I¿randeraa¡ empleó una técnica modificada de repetición en su estudio del coodicio-
nal y el subjuntivo en español. Consistid en pedirle al hablalte que repitier¿ una oración
y luego que interpretara el significado de ella. I:
investigadora preparó tres oraciones con
sendas prcgunas y siguió la rutina siguiente:
{ C, WlLu.Au I-^Do,/, P^uL Cor¡EN, CLA¡INCE RoBD¡s, y Joro¡ LEwrs: ,{ stu¿y d tha non-sta¡¿ad h-
ya* Círr, U¡ibd
4ish o¡ N:Sr? arn Pu¿I9 Ricat spcaken in Ncw SraEs Office of Éducation Final Rcpon,
Rrscarc_h PrDjccl_¡tlú. 11E& 1968: y Pam ME¡{yrrKt Th2 aeqlisítion ad d.rzlopnaú ú l@tg¿ag., r¡€]rofu-
Cliñ, Prcrtic.-Hal, 191.
4 Op- cit-, p. 38¡..
Y
x
X FECOLECCIÓN DE LOS OAIOS
t Desoués de haber dado esta taren a treinta y si€te informa es' l¡vanderaa decidió
los informantes
¿ir.í""íir-ü, p-ü r-iio¡á-r* s¡t¡¡"t¡o' de-neniosismo v arci¿dad' un examen y a la inves-
i"" ii,,¡o erro. se s"otian ámo si hubie¡an fracasado en
"á-"t*
tlit'üiJ-.J.i?ii"-üiil"u-u"-."- ü"go "rru i-prcsión. Experiencias sinilares ban llev¿-
metodologra'
dó a muchos sociolinguistas a elininar las Pruebas de su
Ejenplos
desarrolladas se ha¡ usado con ftecuencia para furvestigar más bierr las ac'tindes subietivas
de los hablantes hacia ciertos fenómenos lingiiÍsücos.
l. Si ¿srurüranas @los Estado¡ U[idos tú Dos mo§tss¡ías Ia§ cosa§ que hay a¡lá
2. Dijero¡ quc ibaa ¡ hacerlo cürndo ,¿¡¡dnAr¡ titmpo.
3. Yt sé qú Fepc E pidió que tc c4ta¡f¿s coD á.
4. Hicicron u¡a rÉprqs¡ pa¡a que datl¿ luz a¡ cDl!!trio.
5. Mr gustrrí¡ vcni¡ a ve. el ¡lo c¡aDdo á¿rrla u¡a ¡i¡da.
6 EIla ib¿ a co¡lprE¡¡o cuat¡do r¡¿rú a Madrid.
7 El E¡asús mc trataba c¡mo si ¡¿tfa mi padE.
E. Si ,and¡l¿ 20 milorcs dc pcsctas F Do ü¿baja¡ñ Eás.
9. Tus padrEs É dicto¡ cl di¡ero para qu! te cor?rútí¿¡ una Doto.
10. Sc lerantó uD¡ Dochc cD@o sir¡¿r¿ so!ámbulo.
a o¿ cir, cap. 6.
* Lerorr:
cit., p. 158.
§ Op.
Op. cit,, p. 14&
{ W. E. t ex¡¡rr: .Thc social psycholos¡ of bili¡gr¡¡lisfi,, Jolnal of Sociol Issucs,23, 1967, gp. 9l-lú.
a7
Cx H(ná¡D Gtr.Es y P. E PcflEstr\D: .V€¿d¡ JD& a¡d scial ¿'ah¿ation,l-.Ddo¡, A.adehic Press, l9l5.
;
I
!f REcoLEcoóN DE Los DATos
x
t Los ejemplos deben construirse con gran cuidado de tal ma¡era de asegurar, que el
único rasgo ra¡iable se¿ el que se irvestiga, pues es necesario oritar que la evaluación
4 becha por el hablantc pueda responder a otros frctores lingúí§ticos. Obviamcnte, los ejem-
olos dében ilustr¿r todas las variantes de la variable en esu¡dio para permitir la compara-
il lión d" 1". reacciones de los encuesfados hacia ellas. En nuestro caso, las r¡¿riantes son
il el condiciotul (ejs., 2, 3, 4, 5, 7, 8, 9) y el subitt¡ttivo (ejs., l' 6 l0), que en algunos
t dialectos del español de Burgos, Santander y el F¿ís Vasco alternan en cieras or¿ciones
subordinadas dónde la nomu estándar acepta sólo el subjuntivo (es decir, sólo los ejs.
x l, ó 10 serían gramaticales de acuerdo con esta norma).
' La encuesta tenía por objeto obtcner tres jücios de cada bablante: sobre la gramatica-
L üdad de cada cjemplo, sobre si él usarfa una oración como la ilustrada por cada ejemplo'
il v sobre si otras personas en el pueblo las usarírn. Con anterioridad, los habla¡tes encues-
iados habfan sido obserr"ados y/o grabados (ud. scc, 2.1) y el análisis de sus datos había
!I permitido establecer cuáles de ellos poseían la ¡¡ariable c¿ndi ciorullsubjunrtvo- .Se preter.-
día que los resultados de la encuesta dieran información sobre las normas sociolingüfsti-
L cas y sobre el grado de conciencia lingüística de la comunidad, sobre el concepto de sf
mismos y de otfos que pudieran tener los encuestados y sobre sus sentimientos de lealtad
* y de identidad con la comunidad. k
aplicación de la encue§ta se üo entorpecida por el
il '¡rismo
tipo de dificultades con que se han enfrentado otos investigadorcs4. I-as diez or¿-
ciones tuvieron que ser presentadas a cada hablante en forma oral y escrita a la vez ya
ü que algunos de ellos demostraban cierta dificultad para leerlas (Covamrbias es una comu-
il nidad rural), pero sin embargo expremban la necesiüd de tenerlas por escrito. Las res-
puestas y comentarios de los hablantes se atrotaban al momento de darse.
t Ia primera diñcultad se derivó del hecho de que los encuestados no aceptaban-ciertas
r constrúcciones no en base a la presencia de un condicional o subjuntivo, si¡o en base al
uso del imperfecto del subjuntiro en -m y sl uso de ciertos ítemes lexicales. Así, la res-
il puesta de T., hombre de 23 años, a la cuesüón de la gramaticalidad del ejemplo I es que
.ir no es correcto y que ni él ni otros en el pueblo lo dirían. t a c¿usa de la incorrección,
r explica T., es que é¡ vez de esrui&a rws deberfa usane ¿s¡¿iésenos y enva, de nwstra'
rías , enseñprlas . Las razones por las cuales T. no acepta el ejemplo 1 tal como está dado
son compléjas y no las discutiremos aquÍ. Debemos noiar, sin embargo, el peügro que
> conllev¿ la encuesta escrita con preguntas cerradas ya que un simple sfo no puede no res-
ponder directamente al objetivo de la preguna formüada. La encuesta or¿l es más acon-
Y sejable porque permite al encuestador investigar más a fondo las respuestas de los
Y informantes y no ata a éstos a dos o tres posibilidades Preestablecidas. Por otra Parte, tiene
la dewentaja de la gran cantidad de tiempo que se necesita para hacerla.
Y El contenido de los ejemplos es otro fictor que puede crea¡ confusión. M., hombre
! de 74 años, por ejemplo, constestó que él no dida & pem luego comentó: .Si me volvería
r de 20 o 30 años dirÍa que no trabajaría más,' lo que indica claramente que había reaccio-
nado al contenido y no a la forma de la oración.
v Esos problemas son soluc.ionables gracias a la aplicación oral de la encuesa y la in-
formación obtenida recompensa el tianpo y el esfuerzo inrrenidos. En el caso de Covam¡-
Y bias, por ejemplo, hemos constatado que existe cierto nivel de conciencia lingüísüca sobre
variación diatópica y diastnáüca en relación a la variable condicionaVsubjuntivo, lo que
lr t¡ae como consecuencia un mayor o menor grado de inseguidad ling¿fsticde. Algunos
Y
v '3 Cl, entre otros, Lórez Mo¡LArEs: o¿ cir; RaNDoLpH Qr,'rRl( y JAN Sv Rrvu(: Irr|z$?¿ tíng tinguistic ac-
Y c¿P¡¿¿ili¡), The Hágue, Mouton; y WaLT Wor-Fn^M y RffH F^§oLD: Thc sdrdy of sociol dialects in Arnerícort
&tlrtá, Englesóod Cliffs, N. J., Pr€nrice-HaI , t974, cap. 3.
v " C, L^sov: op. cia., pp, [,2-t33i y l¡pEz MoRAr-Es]. op. cir., pp. 165-m.
r
Y
:
F.
METODOLOGfA
l-
de los hablantes, especialmente los que han vivido por algtin tiempo en Madrid, son muy
sensibles al uso del condicional por el subjuntiro, lo juzgan .incorrecto' y declaran que
ellos usan la forma en -se del subjuntivo, aunque sabemos que no es así pues las conversa-
ciones grabadas dan prueba de lo contrario. Hemos coostatado además que los hablantes
menorcs de 30 año§ reconocen que el condicional "suena mal' y que "no parece correcto»,
pero que ellos lo uqpn cotr sus amigos y en f¿milia, aunque a veces .se escaPa' también
etr otros dominios. Él mayÚr grado de conciencia lingüstica de los jóvenes se explica por
el nivel de escolarid¿d más allo de ellos cornparados con el resto de la población.
I-a pregunta directa se ha utilizdo también pa¡a obtener juicios evaluativos de orden
' puramente-social, pero basados en datos lingüísticos. López Moralesr ha realizado un es-
tudio de esa fndole en San Juan, Puerto Rico en el que los participantÉs debfan: a) identi-
ñcar social y económicamente a ocho personrs, como .profesional' u «obrero», en base
a una corta gmbación en la que cada una de éstas hacÍa un comentario sobre la congestión
del tránsio en la zon¡ metropoütana; y á) justificar su clasificación. Este estudio no con-
trola, pues, una o más va¡iables thgÍiísticas, sino que la discriminación se basa en una
apreciación globaldel sociolecto, que debe ser, después de todo, la fomla en que los indi
viduos se er"¿hían eutre sí en la vida ¡e¿I. I-os participantes identiñcaron correctamente L.
a los hablantes (cuat¡o eran obreros y cuatlo eran profesionales) en un 83 por ciento de
los casos; el porceutaje de rcconocimientos cor€ctos es mayor mientr¿s más alto sea el
nivel sociocultural del participante. De gran interás es también la justi.ñcación lingüística
usada para la identificación que Ilpez Moralest expüca asl: .De los sfntomas lingüfsti-
cos, e[ más importante es el lárico, al que odos acuden con maJ¡or frecuencia para sus
evaluaciones, y le sigue a una distancia considerable la pronunciación; la sintaxis, en cam-
bio, apenas si desempeña papel alguno en el proceso,. No hay que perder de vista que )-'
esa cita se ref,rere a los hctores lingüísticos mencionados por los PaficiPantes; no es posi-
ble extrapolar y concluir que el léxico es perceptualmente úís salieDte que la pronuncia-
ción y la sinaxis, ),a que esto habría nec€sitado un control del nrimero de m¡iante.s asociadas
con los sociolectos cttlto e incula en cada uno de estos Planos, lo que no §e hizo en esta
irvestigación.
En todo caso, el estudio de López Momles prueba cuantitativamente que los indivi-
duos usan la manera de hablat de otros como indicio de información no lingüística, ales
como nivel de educación, ocupación y clase socioeconómica. Aún más, otros estudios52
han demostrado que además de identific¿¡ el sexo, la edad y el lugar de origen, la gente
emhla también la personalidad de los hablantes segfn su manera de hablar. Esta asocia-
ciótr consciente de un rasgo lingüstico con una caractefstic¿ no lingii(stica constituye un
esrereotipo lingüístico, el que puede o no responder exrctamente al uso real de la len-
gua53. El estudio de las acütudes subjetinas hacia la lengua es, Pues, en cierta medida un
estudio de los estereoüpos lingüfsticos.
Algunos estemtipos son ñciles de identificar, es decir al preguntar dircctamente "¿Qué
tipo de persona cree usted que usa ...(ejemplo)...?,' los encuestados pueden da¡ una ca-
ácterización no lingüística. Es posible que éste sea el caso de variables antiguas y relati-
vamente estables, tales como la velariz¿ción de /f/ (formas como jui, juenfe, etc. se asocian
con habla poco educada y/o rural), la realización velar de lrl en Puerto Rico (también
asociad¡ con habla rural), formas archaiga y senos pot haya y Jorrr¿J, etc' Pero, en
to op. cit-,
w. ,"!'3-163. \-
i Op. cit., p.
t Lrr,oexr: o¡163.cit.; LABú,I: op. c¿; RocE¡ S{uY y R. FA§oLD (ds'y language oÍitud¿s: CuÍent trcn¿¡
ond omso¿ct¡. WÁhindo¡. D C.. G€orseto*D Uoiversity Prqss, lyr3; G[.l§ y PoerEsL^ND: op. cít.i y K. P.. s.-
scnen¡.R'y H. Go-rs (-eds.i: Social naikn in spccdr, Cambridgc' cambridgc UDiversity Prcss. lyD. :¡:
t' Lrnot: op. cit., p- 248-
ii
BEcoLEccróN DE Los DAfos
Sólo la ev¿luación de los fenómenos bnéticos se hizo en forma indirccta, los oüos
ilr tests solicitaron directamente a los sujetos su juicio de r¿Ior en términos de aceptación
;.Y
o recham. Para el test fonético, en camUio, se prcparO un texto con la forrra y el estilo
de noticia radiofónica que fue grabado dos veces por hablantes muy e¡tsenados, una vez
Y con una de las va¡iantei y otra vez con la rariante altematim. Así, la diferencia de evalua-
ir ción que relizara el sujéo sería atribuible al fenómeno en estudio. Se les había soücitado
a los iujetos que asumieraa el rol de seleccionadores de locutol€s para una ladio y.qu9
ev¡ua¡in las Íircturas en una escala continua que iba de pésimo a €xcclentr. Se areriguó
asf de manera indirecta el mayor o menor prestigio asignado por los sujebs a las variantes
fonéticas.
L: metodología usada por Valdiüeso sigue la desarmllada por tsbovs en §u estudio
de los sociolectoi del ingléi hablado en Nueü York. L:bov preparó una lista de 22 oracio-
nes que ilustraban cinco-mriables fonológicas, las que fueron grabadas por cinco mrrjeres
Se lés pidió a los sujetos que as¡mieran el ml de gerentes dt personal y que ¡ldicarln,
en basá al habla solámente, qué trabajo podfan tenér las mujercs que habfan sido graba-
das. La comparación de las er¡¿luacioneJ recibidas por la miqml mujer al leer difercntes
oraciones, iniluyendo algunas que no conteuian rasgos no estándares, permiüó identificar
las reacciones si{etival ¿e D2 sujeos hacia c¿da una de las mriables lingtlsticas. I:
jerarqula de rabajós presentada a loi sujetos, ordenada de m4/or a menor segrln la correc-
ción lingüÍstica que se requiriera, fue la siguiente:
r HuMEErIo V^¡-Dñ1Eso: .Valoración subjetiya dc los usos üngüísticos', maúl¡sctito inédito, Urivcrsidad
de ConccDciótr. Chilc. 1981.
t wü-¡rv t¡¡o,: Th¿ social stra¡ilcotio¡ o¡ E/tgtith in N.N, ,br* Ciry, \¡t§hi¡8ioo, D. C., Ccr!.¡ for AP
plicd Lirguistics, 1966 cap. XI.
:
-!
tl
METODOLOGIA
tI
-t
Vendedor¿
I
Obrcr¿
Menos que obrera f
Son numerosas las técnicas usadas )¡a en el estudio de las reacciones subjetivas y se '1
siguen perfeccionando con el obje¡o de asegurar que la eraluación hecha por los sujetos Y
responda en verdad a la mriable lingüfstica en estudio. Esto es necesario pues se ha de-
mostrado que cierto's factores paralingüfsticos, como la c¿lidad y el tono de la voz y la
fluidez de la exposición, tienen un efecto significativo sobre el tipo de personalidad que
los hablantes se supone que pose¿nr. Para reduqir el efecto de estos ñcores paralingüs-
ücos, twallace LJmberl introdujo la técnica que se conoce como apareatniento disfrazldo
('matched-guise), que consiste en que un mismo hablante graba un texto dos o más veces
usando un acento, dialeclo o lengua difercn¡e cada vez. Una investigación de este tipo,
por ejemplo, podrfa incluir cuatro hablantes, cada uno usa¡ía dos rariedades, los ocho -t
teitos se mezclarfan en la cinta estfmüo ¡nra evitar que los evaluadorcs rrconocieran las
voces y pudieran, en cambiq rcsponder a pregungs sobre el status- socioeconómico y la -1
persoo¡lidad de los hablantes asumiendo que cada lexto corrcspondía a un habla¡te dife-
rente. [á ventaja de esta técnica es que controla las variables lingüísticas y paralingüsti- L
cas. For oEo lado, üeDe dos desventajas, la diñcultad de encontrar hablantes bidialectales :
y la frlta de autenticidad y oatur¿lidad de la situación y de los textos.
Se han diseñado diversas formas ingeniosas de resolver la hlta de natur¿lidad de la
situación. Nos referimos aquí brevemente a uoa de ellas, pues nos sirvió de base para el
diseño de p¡rte de nuestro esu¡dio de Coam¡bias. Etr est€ €xprimento', un investiga-
dor inglés que podía usar dos acentos, el r€gional de Btmingharn y el no rcgional general
(ltamado ,RP, Received Pronunciation, Pronunciación Recibida), se presentó como profe-
sor universitario de psicología y dio una corta cha¡la sobre ese terra a dos grupos de estu-
diantes de 17 años de edad, a cada gnrpo en uno de los dos acentos. Después de la charla,
un ayudante se quedó con los estudiaates y les soücitó que escribier¿n sus inpresiones
sobre el conferenciante y que ey¿luaran su nivel de inteligencia, con el prctexto de que
esta evaluación se necesitaba para poder decidir si este profesor era una ¡»rsona adecuada
para dar charlas sobre psicologla en institutos. Los rcsultados del experimento son i¡tere-
s¿int€s: los estudiantes que escucharon la cbarla en el acen¡o no regional escribieron mu-
cho más sobre el profesor y lo ev¿luaron más altamente en la escala de inteligencia que
los estudiantes que h¿bían qscuchado exactamente la misma chada en el aceDto regional.
Tirnto la conducta (en érminos de cantidad de escritura) como las opiniones de los estu-
diantes se pueden interprctar como respuest¡ a los diferentes acentos, especial¡tente si se
acepta que las caracterÍsticas de los dos grupos de estudiantrs eran simile¡es.
En el estudio de Covam¡bias nos intercsaba investigar las reacciones subjetivas de la
comunidad hacia una uriable lingüfsüca especlfica: condicional/subjuntivo, por lo que
se diseñó un experimento que consisüó en hacer escuchar la grabación de
"n¡ historia
con la va¡ianle condicional l-nfo) a uu nrfmero de personas y con la variante subjunürro
(-ra) a otro número de personas. Iás dos Eriantes de la historia eran igua¡es en contenido
y habÍan sido grabadas por el mismo hablante para maotener constantes la calidad de la
voz y el acento. Los sujetos cu¡os prcjuicios lingiiísticos se quería investigar fueron selec-
cionados de tal manera que las caractelsticas de los que escuchaban lá versión en -f¿
fueran paralelas, en cuanto a sexo, edad, nivel socioeconómico y educación, a las de los
que escuchabaa la versión en -ra- Además, las mujeres escucharon la grabación hecha
por una mujer y los hombres la hecha por un hombre. El paraleüsmo entre los dos gmpos
Op, cir.
,"2r. Gtr-Es y P(nEsL^\D: qp. cir.
I
x
nf
X RECOLECCIÓN OE LOS DATOS
H
de suielos es importante ]"a que el experimeno asume que las reacciones de un gn¡po a
I una de las ve¡siones de lá historia son generalizables a¡ otro grupo. Es decir, si un gmpo
Y A dene una reacción X al escuchar Z, asumimos que ua gnrpo similar B tendrá la misma
reacción X al escuchar Z. Después de haber hecho escucha¡ la grabación, se le pidió a
Y cad¿ sujeto su opinión sobre la personalidad del que había lefdo la historia, sobre su ori-
gen y óbre la profesión u ocupación que podría tener. la preparación del experimento
V inrolucró los siguientes Pasos;
Y a) Ia prepamción de un teno apropiado part la ocurrencia natur¿l y frecuente de la
V vad;ble. Él cbntenido del texto debá elégirse éuidadosamente )€ que puede afectar la er¡¿-
luación; el tema no debe ser uno que se pueda asociar, por ejemplo, con procedencia- rural
V ya que de inmediato inducirla al-sujeto a adoptar ciertas actitudes que no responderían
Y á la cuestión puramente lingüística. ibr esta ra¿ón, se decidió grabar la siguiente anécdo-
a, que parecía lo suficientemente neutral:
'Y «Este era un americano que vino una vez a España y tuvo atgunos problemas. Cuando
Y llegó al aeropuerto un guardia civil le ordenó qte abriera [en una versión] abriría fen
Y h ótra versiénl sus mal-etas y qre espemru/espimría allí hasta que alguier. fuera/iría a
r revisarlas.
El americano esperó mucho rato y cometrzó a Pemar: "Si yo hablara/hablaría mejot
r castellano, podría piotestar y saldrÍa de aquí miís protrto.» Entonces escuchó a un español
hablando inglés y le pidió gue le ayudam/aydar'ta.
l- El españól se'fue á hablar con un aduanero y luego éste le hizo una seña al americano
para qué se a""rcam/acercaría. El americano se acercó con algo de miedo. El aduanero
Y ie dijó que no podrfa irse durante una hora hasta que iniem/vendrla la policía, porque
r había un pequeño problema con las maletas.
El amirióano pensó: "¡Ah! ¡Estoy perdido!, Cuando llegó la policía, le preguntó si
r los americanos tenían por óostuirbre vestirse con billetes. Una de las maletas estaba com-
los Estados Unidos; es decir, hay básicamenrc dos gmpos de personas: un grupo de nati-
vos del lugar y otro gnrpo de extraños que son residentes tempor¿tes. Esta composición
social puede llevar al gnrpo naürc ¡a sea a c¿mbi¿r su conducta lingüfstica o a reafirmar
su identidad y rcforzar los patrooes lingüfsticos existentes. Asf, si los sujetos evahfan más
positi\r¿mente al hablante que produce la venión con -rfa, a pesar de reconocer que el
uso de -la no es correcto, podemos interpretrr su err¿luación como indicadora de un de-
seo de identificación y unión con la comunidad.
Una de las técDicas usadas con mayor frecuencia para medir la actitud de los sujetos
es la del diferencial senfutico. Se prcsentan términos polares con varias posibüdades in-
termedias (generaLñente eutre 5 y 7), como ilustramos abajo, y se le pide al sujeto que
marque su opinión e:n el espacio que mejor corresponda segrin lo más o menos cerca de
uno de los polos que él creá que está el h¿blantr.
mDtirsso . stltcc¡o
fuc¡ic- débil
an¡blc no am¡blc
i¡rwoDsablc rEspoo§ablc
tr¿bajador patlzo§o
dcssgldablr agradablc
No consideramos esta técnica formal ap¡opiada par¿ el caso de una comunidad peque-
ña como Coam¡bias, por lo que se preparó utr cuestiona¡io abierto que se apücó en for-
ma oral y sirvió más bien de gufa para los irvcstigadores, los que además se hicieron cargo
de anotar ellos mismos las rcspuestas y comenta¡ios. El cuestionario tiene t¡es secciones:
la primera arerigua qué tipo de persona cree el sujeto que es el hablante, la segunda averi-
gua las asunciones sobre el origen geográñco del hablatrte y la tercera sobre su ocupación.
En la primera sección el investigador ofrece al sujeto difereDtes altemativas para calificar
su respuesta., ales como (muy», «más o [lenos', foco», «flícilmente,, (diffcil», etc.:
tr. l. ¿Dc dórdc dlc ustcd quc pod¡fa §€r cst¡ parson¿?
d. ¿Dc u¡a cepiial?
á. ¿Dc u¡a ciud¿d pcqueña?
c ¿Dc us pucblo?
2. ¿Crla usad quc .§ta pcrsona podrf¡ scr dc:
a. Cova¡¡ubias?
,' Bu¡Sec?
c. El P¡fs rásc.?
[I. l. ¿Qt¡é ocupacióo o pmfcsióD dirla üsted quc ticÉ cst¡ Frso¡d
2. ¿hd¡ía ¡cncr u¡ro dc cstos fabajos?
¿. C¿tadltico / Pmfcsor.¿ d¿ u¡ivcrsid¡d
RECOLECCÚN DE IOS DATOS
y posible de aplicar en una comunidad no éscolar donde no es flcil reunir a los sujetos'
La apücación misma de la Drueba no car€ció de diñcultades que, Por lo demás, se
pudieroi idenüficar y resolver de inmediato gracias a la fl€dbüdad del procedimieno
y al contacto individrial y directo con los sujetos. For ejemplo, a pesar de las advertencias
í.."i".. to. suieos dabá¡ a veces sus opiniones sobrc el personaje central de Ia historia
-narrador.
i oo toUrc el Además, el contenido de la hisoria estimuló a mucbos a hacer
preguntas y comenarios que dewiaron su atención del objetirD-cenlral, que era la.manera
áe iatta¡ iet narrador. Én estos casos hubo que tocar la grabación por scgunda vez'
Lá interpretación de los result¡dos de un¿ prueba de este tipo es tarea d€licada y com-
p§a. Arfn in un experimento tan mntroladoiomo el aquÍ descrito- es diffcil afrmar sin
ieñor a equivocane que las rcspuesas de los sujetos ob€decieron al estímulo de la varia-
ble sinácúca en eStuéio. For eicontrario, aunque sin haber cuantificado arln los ¡esulta-
dos, nos parece que con frecuencia los encucstados reacciona¡on a la.pronunciación más
oue'a la iinaxis. como se derir¡a de algutros de sus comentarios: 'fiene bonito ¡ono de
rioz,'.ltabla bietr, debe ser locuora',1 del hecho de que nadie opinó que el bablante
ñ¡era del Pals Vasco, porquc.no tiene él deja, a pesar del uso de la vari¡nte -rl¿, que
es considerada uno dálos-rasgos Úpicos del español vasco. For otra Parte, es interesante
obserrar que aquellos sujetos óon seis o más aiós de escolaridad fueron en general consis-
tent*t ia aporiación ie la posible ocupación del hablaote @rofesional con la variante
profesional e incluso hlbrador/labradora con la variantc -rfc). Estos resultadls pre-
-ra, no"o
liminaris concuerdan con las obsenaciones que Lópu Moraless hace en relación a sus
estudios eu Puerto Rico en cuanto a que sólo los estrabs medios y medios altos reparan
en el ñctor sintáctico, y de manera foco especffica. Además, parece que la conciencia
de dialectos verticales es mas cura y aefinioa entre los sujetos de estos estrato§ medios,
quesuelen detecta¡ la procedencia diastrática de los hablantes por los síntomas lingüísticos'
Sería prematuro afimar con cert€za si la Yariante -rí¿ funciona como sfnbolo de gru- -
oo social. función oue se ha DroDuesto como uno de los frcbres más importa¡tes en la
ireservación de va¡iables y ü'aeios no esúldareso y qu9 explicafa, Por-ta¡lo, -qu€ los
'covam¡bienses mantengan esta va¡iante a pesar de juzgarla En verdad, los
'incorrecta"'
hablantes etrtre los 18 y10 años reaccionan-ñwrablémcnte hacia el uso de -rfa en la prue-
ba de apareamiento. F., por ejemplo, hombrc de 2l años, eralúa al narrador en la versión
-- po"o timpiáco, ioco sincero, y medianamente amistoso;sobrc la misma ver-
"o*o
iión, r.,
"n noinure de 23 año;, dice .Este ñombre es frfo, no es fllcil de ser su amigo''
e cít., W. If'2-161.
e Op.
ttwl: o'p ar. y lrn*ag et adctphi", Univc¡sity of Pcnrsyl'ánia kqss. lgnb; M.
i^ ¡h. itú.r cif¿
A. C^rR^Nz^ y E. B. RYAN: Evaluative rEáclions ofbilingüal Anglo a¡d Mcxic¡n-A¡¡cricar ¡dolcsaants loua¡d
spe¡kc¡s of English and Spa\ish. , In!.national lounal of Sociolog! o¡ lrnt¡¿a., 6 lql5, E3-tO4: GEoRcE C.
B^R(ER: .Social functions of languatc iD a Mcíca¡FArnerican cofi. n'un¡f!., cn ü lenguaje de los chiconos,
A¡ling¡on, Centcr for App¡i€d Lbguistic§, 1976, pp. tGlE2: Ho¡/ rD GlLF.s (cd.): ¡.¿r8nd8¿, ..loticit-\, and in-
tcrgoup relatíons, I¡ndon, AErdcmic PEss, t97: y H. TdrEr (.d.): DiÍ¿r.naiation b¿tw¿en social gruups:
Studies ín iatc4ruup behal,rb¡rr, l¡ndon, Academic Press, lql9.
METOOOLOGIA
Nos referiremos aquí de manera muy breve a los pasos que se deben seguü en el análi_
.
sis ya que la presentación de algunos ejemptos Ln loi capltulos subsiguienLs dejarán este
aspecto más en claro. Básicamente, el anÁlisis in¡olucra cinco tareas: la identifi-cación de
la r¡a¡iable, la deñnición de los contextos, la codific¿ción, la cuanüficación y la int€rpreta-
ción de los resultados. Ilustramos coD algunos casos de va¡iables fonológicai y sintááicas.
D'Introno, §as y Sosaé estudian dos r¡ariables, las líquidas (r) y (l) en posición fi_
nal de sflaba y ñnal de palabra en el español de Caracas, es áeci¡, h défmición de la va¡ia_
ble en estudiq llamada wriable dependiente, incluye en egte caso la dú¡tciín del contao
de ocurrencia: posición ñral de sflaba y de palabra. F¿ra los propósitos de su trabajo,
los autorcs distinguen diez variantes de las llquidas, que se agnrp-an en cuatro clasei:'
C. rr'aria¡t s tipo ¡
& U \r¡ria¡t latc¡al rDuy rclajada, cotrrirus.
9. [I \ñirir¡b latq¡l alvcola¡ continua.
D Ausercia dc aÍiculacidn.
lo0
Los autores parten de la premisa de que estas riantes ocurren en palabaras que con-
.
tienen tanto el fonema /r/ como el fotrema /U. Asf, el foncma lrt en ias palabr* pane,
conur, cuerda, mar y el fonemz lll en ala, cal.do, suelte, nal pc/rlaa en irincipio reati-
za¡se r¡ariablemente con cualquiera de las diez \ariantes inclüdas en la lista. -
La codifcación de cada palabra que contenga la rariable, es decir, de cada caso de
ó¡
.. !fd. rcsultados parciatas cn C^R¡,G¡r S&\¿r{oR\,^¡lN: .Thc soci¡t proñle of ¿ sl¡¡taclic-scma¡tic va¡ia_
blc: Th¡rc vcrb br¡rs h Old C¿stilc,, Hisrynia, 67, 1984r, pp. 5 &í.
* Op.
"it.
ANALISIS DE Los DATos UNGÜISTICoS 47
(r) y O en posición ñnal de sflaba y palabra, consiste en clasifrcar el caso segrln las varia-
bles ind¿pendientes que un análisis previo hala hdicado como factores que pueden tener
una correlación con la ma¡or o menor freclercia de ocurrcncia de las \¡ariatrtes. D'Introno
¿, ar. incluyen cinco variables independientes: clase de palabra, contexto post€rior, pos!
ción, sexo y nivel socioeconómico. Cada una de estas Eriables independientes constituye
tn grupo de ta*ores que, como su nombre lo indica, incluye dos o más hctores mu-
tlralnente excluyentes y que.en su totalidad cabren ados los faaores posibles dentro
del grupo. AsÍ, algunos de los ñctores etr el estudio de D'Introno ¿, aI. son los si-
guientes:
D. Sexo: homb¡e
mujc¡
De acuerdo con estos facores, la clasiñcación del caso que ocurrc en la oración Parrió
esta rañtno, dicha por una mujer de clase media ¡rodría ser:
vaiabl¿
dep¿ñdiente trupo A Brupo B BrtpoC crupo D trupo E
partió: l¡l ouos otr¿ interior muje¡ medio
coÍ-
30¡antc
Cu^Drc 2.3
Tobl
:
_
rlquc N9 289 lO4 I 1232- t&st6
% 3i ll.9 : 0,1 t.4 0,3 0,2 0,1 53
_
rlr N9 18t St I 83ll 3 l4 131 1054
% i4J t,3 o,z qI qr 0,2 I 0,2 1,3 l3
lntrlll'IlD
N9 lm8 n7 a m 13-8- l0 tl2] 3m
% 53 &6 2 0É 0,4 - 0,3 0,3 34,E
^
uuos N9 3331 367 n 28 lu 4t 108 20 t58 49 4247
% 7&4 8'6 0,6 0,7 2§ r,r 2,5 q5 1J i,2
Tora¡ 61I' 835 50 A4 g 129 23 183 fin 9398
Trpo r intcrmcdias tipo I O
N9 M4 2ú n7t
75,5 3J 2,2 l8!
Cu^Dno 2.4
Rc.¡t ¡clot¡cr d! /r/ ctr ñÍ¡l dc Dalabr¡ (¡i irtultlm, Dl .por., al "¡nrquc")
. l¡terlor de Dol¡b¡¡ etr el dv.l b¡jo.
lpo ¡ ¡nbrmcdiss Ilpo I
N9%N9,6N9%N9To,¡I
Fi¡.I dc
palabn 202 62,5 54 W 46 14,2 2\ 65 323
IrErior
prtabra 610 66,5 167 l&2 125 13§ 16 lJ 918
CuaDno 2.5
el trueque de r por las intermedias; el Eueque de , por [], por otra parr, es muy poco
¡elew¡ts'r.
El cuadro 2.4, por otra parte, indica que la posición, hterior y ñnal de palabra, no
tiene un efecto diferente sobre tres de los üpos de \rariantes de (r) y sólo parece tener co-
rrelación con la frecuencia de la elisión, que cs más alta al final que en interior de la pala-
br¿. En lo que respecta a los resultados del cuadro 2.5, también para el nivel bajo, la
comparación con el cuadro 2.4 indica que el trueque de I por [r] es arin menos frecuente
que ilde r por []
y ocurre, segrln lo esablecen los autores, casi exclusivamente en el
nivel bajo (cf la confusión de las lfgidas en Chile, s€c. 2.1).
Una vez presentados todos los datos ftecuenciales, los autores pfosiguen a considerar
como deberfan ser explicados en una gramática del español de Caracas y pmponen dos
tipos de reglas variables: reglan de debiüwniento que producen <0> y para la <r>
r¡ariable (r) y reglas ile canbio que afEctan tanto a la (r) como a la 0) y que neutralizan
parcialmente a las fquidas. For ejemplo, la formalización de la regla rariable que cam.bia
/ por [r] es la siguienteÉ:
a) l--+ <r>/<i>_$
L,a re§z a) establece que / se substituye nariablemenrc por [r] con más frecuencia en
interior de palabra en sflaba acenf¡ad¿ que en los otros c¿sos.
la caantificación de ias d¿los en estudios de variación a menudo incluye la aplicación
de programas de computación que realiz8n una rr¿riedad de análisis estadlsücos, indi§pen-
sables cuando se trabaja con ura gran cantidad de datos y s€ dese¿ cstablecer si las corre-
laciones aparentes entre l¿ variable dependiente y las independientes §on est¿df§ticsmente
sigaiñcativas o simplement€ rcsr¡ltado del oz:r'. Hay numerosos programas disponibles6;
aquÍ nos limiamos a ilustrar el uso de dos de elTos: la tabulación cmzda, prcrcdi- rt
miento que es pa¡tr del sisfema de progfamas de computación conocido con el nombre
de Paquete Esradfstico para las Ciencias Sociales (PECS, mi traduccifudel inglés Sutisti'
cal Pacl<age for thc Social Scinces)a y VARBRW, un programa de computación especl-
ficamente diseñado para el análisis de la rariación lingüfsticao.
El primer ejemplo proviene de un estudio rcalizado por un grupo de alumnos
graduados@ en nuestr.o semi¡ario de variación lingüfstica en la Universidad del Sur de
Califomia. El material litrgüístico para €l estudio consiste en las conversaciones grabadas
en Covamrbias, a las que nos hemos referido anteriomente. [.os pasos seguidos en el aná-
lisis de los dato§ fueron los siguientes:
l) La identificoción de la wiable. Obseriamos que en el mismo hablante a.lternan
las pronunciaciones- tU y tyl para el fonema representado ortográficamente con l/,-
en palabras como clll, gallina, lluia, es deci¡, alll se pronuncia a veces [a]fl y otras veces
, W.62.
6 Adaptads d! l¡ rcgl¡ 36 p. 92,
6 R!ñ¡r¡cias útil6 cn csE sc¡tido lo¡r: NoTMAN NE, C.H. ¡lutl., J. G. JB¡rao{s, K. STEDIBRET¡NER y DH.
Bütr| Suristicd @¿t¿hr lE rocial sci.nat,Nqr, ftrt, Mcc¡¡s-Hill, 195; FRED KE¡r¡¡cEr: ,?ialüra,
'"t.otdtj A conc¿ptual apprD¿cñ, Ncw hrt, Eolt, RiDd¡n & Wi¡son, l9l9; y EvElyx H^rqr y H. F^sH^rr:
R¿s¿ordt ¿asígn oi¿ sta¡istics frr Wli.d, t'¿gaisrics, Rowlcf, Mass., Nq¡,bury Hoüsc, 1982.
o' Yid. NE et al.: op. cit.
o ,ld. H. CEDE¡GrElr y D. SaNxoFlt .r&¡iablc n{as: MorDanc. as a shtistic¡l ¡eflccio¡ of compctc¡-
cé., Laquat¿, 50, ly¡4 pp. 333-355; D^vD SANxorr (d.): ¿¡.¿8¡i¡ac wriatior: Models aid Dt rhods, Ncut
York, Ac¡demic Pr€ss, 198; y D^vD S^M@FF y W. L^¡o/: .O¡ the uses ol v¿¡iable ¡ulcs,, ¿¿n8¡u8r ia Sa
cíet, t, 1919, W. 189-222.
@ P. C¡r !MAN, A. DTJBR F. M.AErf¡¡Ez6& y D. T¡mcA: .El ycfsDo ctr Covarrubi¿§,, D.aDulcrib itrédi-
,
to, Uúiv.rsiry of Sor¡thcm Calitumi¡, D83.
METODOLOGIA
tayíl (id. sec. 3.1)- Por razones más bien históricas, rc defrne la variaále dépetüieiti co-
mo ulaa pahtal lateral sonom y se tepresenta con el símbolo del fonema corrcspondiente
(). hra los propósitos de este estudio, se idenüfica¡ solamente dos variantes de la
variable palatal lateral:
2) La defiüción de los contextos. De acuerdo con las reglas del español, la rariable
sólo ocurre en posición inicial de sÍlaba: $-, y se puede dar en los siguientes cont€xtos
lingÍiísticos:
A. Comer¡o pÉc¿denÉ
B- Coüq@ post¿rior
¿l r¡iocal caísda: a/li
media: <zlle
abí¿tu: c^llo
b) Y@zl ¡óni,at cdb
órona: llo¡ñ br
C. Posición
¿) rra¡i¿blc dÉ?cndi.!E:
\¡¿¡iatrt! la&r¿l
E¡iaú!. ¡o latdal
ANALÉIS DE LOS OATOS UNGI]ÍSNCOS
,) Co r¡@ prlcld€Bt :
¡¡§sl N
laEn¡ T
om co¡§ott¡¡lt c
posició¡ iaicisl absoluta P
rcc¡l carr¡ds aútarior I
otfa lrocal
c) ConErto po§Erior:
voc¡l ccrr¡da podtrrior
ot¡¡ tDcal B
d) l§..¡lo:
cn dl¡bo tónic¡ x
cn sílabo ltons Y
¿) Estilo:
foñal F
ce§url K
f) Edñ,
13-25 años dc cdad D
2640 E
4l-60 G
6l o más J
S/ S.xo:
hombre H
mujcr M
Cada uno de los frctorcs en los gn¡pos de wriables independien¡es O-g), que en so€io-
lingúística cuantitatir¿a se denominan r¿smcc¡ones wiables, rcpresenta una hipótesis so-
bre el efecto que se presume que este frctor tiene en la frecuencia de realización de una
u otra de las Yariantes en estudio.
A .cada factor se le asigna una letra, en lo posible con cierto valor mnemónico, para
ajusurse al forrrato rrquerido para la computación de los datos. TÍpicamente, una hoja
de codificación cont€ndría la siguienÉ información:
( l-)
Ci aN9 rr'a¡iablc
HablanEr's Códi8e
Codiñcedor Rcha
Caso A b c d f !
l. c¡bccilla s B Y K E H
2. Uottró L P B Y F E M
3. dtf L A x K D M
4. süla L B Y K G H
5. ellf s x F D M
ctc.
METODOLOGfA
Crr^DRo 2.6
T¡bulaclón crür¿d¡ de ls v¡risble g) s.glí¡ el 6tilo.
Estilo
lh¡iable fumal Casual Total
dzpendientc F K
En cada celda aparece la información siguiente: número de cásos (p. ej., 438 laErales
en estilo formal); porcentaje horizontal (p. ej., de los 1.336 casos de yariante lateral, el
32,8 por 100 ocurre en estilo fomal y el 67,2 por 100 en estilo casual); porce aje vertical
(p. ej., de los 6f/ casos de variable en estilo formal, el 6$8 por 100 corresponde a la
\¡aria¡rre [U y el 31,2 por 100 a la uriantc El; porcenraje btal (p.ej., del total de 2.535 casos,
el 17,3 pr !m corrcsponde a \r¿riantes latcrales en estilo formal). El \ialor de cr¡i (tr/.148)
es tr¿nsformado en un valor de probabiüdad, 0,0000, que indica que la corelación entre
la frecucncia de ocur¡encia de las yariantes y el estilo es estadístic¿mente signiñcatirz,
porque la probabilidad de que se deba al aza¡ es meno¡ de 1 en 10.000. Iá fffmula entre
paréntesis (p <,00) indica que la probabilidad de error, es decir, de que la relación en
verdad se deba al aza¡, es mcnos de I en 100. En sociolingüística, se acepta en general
como significaira una relación con un valor de probabüdad de error hasta de 5 casos
en 100 (p<,05).
ANALIS¡S oE LoS DATos UNcÚfsncos
El porcentaje más importante en cada tabla es el vefical, ¡,a que es el que da la infor-
mación sobre la frecuencia relaüva de las \¡aria¡tes segrln cada frctor. En base aI cua-
dro 26 se puede establecer que el estilo formal hrorece l¿ ocur¡encia de la variante lateral
)a que en ese estilo Ia r¡ariable q) se realiz como [!] en cl 688 por 100 de los casos,
mientras que etr el casual tiene esa rcalización sólo eri el 47,3 por 1ü) de los casos. Otro
fnrcentaje que puede resultar de interés general es el de Ia ocurrencia total de c¿da mrian-
te. El cuadro 2.6, por ejemplo, indica que [a rar.iante Q) tieoe un 52,7 por 100 de ocurrcn-
cia en el total de los daos y !a variante §l un 47,3 por i00. Esta información es intercsanE
si se estudia una r¡ariable esable en una mmunidad no estratiñcada sociolingüfsticamente,
pero si la variación refleja un fenómeno de cambio, o está condicionada por hctores socia-
les, utr porcentaje total de ocurrencia carece de r¿lor.
El cuadro 2J prcsenta los resultrdos de la abulación de la variable segrln el contexto
posterior, controlando otros dos gupos de ñctores: edad y sexo. En este ejemplo se pre-
setrta¡ los totales y los porcentajes venicales para los hómbres entre B 23 ¿ños. i
CuADro 2.7
lhriable
depeñ¿iente lbcal c¿rrú¿o Am wcal
AB
lacml L 3 4E
tE,8 4q0
1l
No lateml S
52
81,3 52§
@<,00)
Suiaro ¿xPr.sa¿o
(lO) El rab¡jo quc )D hago cs muy iDtlrrsa .'
Suj.to ¿llptko
() Et üabajo qüc ¿ haSo cs muy intcÑsaDl!.
Suj¿¡o pt t¿tbol
(D\ Mis padas vivtaÚ¡ alll.
S,iiao pottwúal
(r3) Allf vivfr¡ ñir Pol¡¿J.
-rS7i"l"D82a"
El material estudig que hemos prcsent¿do en detalle en Sih¡¿-
lingüístico Para e§te
cr"á¿o proviene de convenaciones grabadas con hablantes méjico-
ñ.¡Áor "o I-ás Á"g"t"i (EE.W.) Se seleccionó y trarscribió. ortográficanente una
;;'á;;dr-r* ¡"lui de acuerdo con dos criterios: 1) Deberla incluir
'*, .r"t* a. "ooüts""ioiet
contiouo del hablante de mal o menos 200 palabras' Esta restric-
¿lo l--nurr" un estudio de variaci6n sintáctica en el que la variable,parece depen-
"áfrquiá
"i
á.i a" a.ñ*, ¿"1 ascurso que quizás sólo se puedanidentificar si el hablante mantiene
".
;'tu;;;th"btt y el tóPicó dei rliscurso poi unos dos o tres rninutos' 2) La muestra
los cuales un
á" á¿" n"U-t Aáu"ttt incluir por lo menós veinte sujetos exprcsados, de
--
mlnimo de diez debela tener un núcleo no pronominal'
oroblemas iniciales del análisis consiste en definir los contsfos de ocv-
U"á ¿i los-"Át"Ule
.rar"i, ¿. f" y en decidi¡ cuáIes de estos contextos se incluirán en el estudio.
itr *oañál un sujeo puede ocurri¡ rariablemente con formas no personalrcs
"[.orá.
i"i ,liuá ", im pt grntut aie"tus ttol e indircctas
O+-ul, (17), y en exclamaciones (18):
Para este esodio, sin embargo, se decidió linitar los contextos a uno solo'
definido
asti oerUot c"n¡gaaás en forma-personal en cláusulas y oraciones declarativas' I¿s cons-
ñi""i""* ri*i"i"i imp"rsonalis, con verbos conjugádos, que responden a esta defini-
ción del contexto de ocurencia de la v¿riable, Perc que nunca tienen un sujeto -e-xpreso
;;á.i;;;b"á;"re tuera del esmdio. Ejemilos dé estas construcciones (19-21) y de
algun--as exprcsiones ñjas (22-23) también eliminadas, son:
L.a codificac ón de los d¿¿s se realizó tomando €n cuenta solamente ñctores lingülsti-
cos como posibles moti\r¿dores de la frecuencia de ocur¡encia de las diferenEs varia¡tes.
El estudio de las correlaciones entre wriables siaácticas y sociales es un punto bastante
debatido en sociolingüfstica, como se verá en el capíu¡lo 5, donde tratamos esta cuestión
con más detalle.
De acuerdo con la definición del contexto, se codiñcaron 795 casos de formas verbales
personales (os casos debe4ser consecuürrcs, intemrmpidos solamente por aquellas cons-
trucciones eliminadas del estudio), de los cuales 338 tenían un sujeto expresado. La codi-
ficación incluyó nueve grupos de factorcs, pero aqul ilustramos s6lo aquéllos que segín
la tabulación tienen una relación sistemática con las r¿riables dependientes:
al lbriobh d¿p¿ndíere
1) sujcto axprrsado l=3,4
cUptico 2
2) sujcb prwc.bal 3
postvcrtá.I 4
b) Rei.¡.nE dcl suj.to
idéútico aI del vcrbo prcccdcr¡E s
diftrcDt!
c) Catga ínÍomatiw del sujeto
i¡forñación conocida G
l¡üc\¡¡ N
d) Anbtga¿dad d¿ h ¡ot rB wrbol
eorfológic¡ectrtc ¿obigua x
no ambigua z
ambigüedad cla¡iñcada por el cotrExro dcl discurso Y
e) ñltn¿ro d¿ co r,iutent¿s adatuis d¿l rvrbo
uno U
dos D
trrs o m᧠T
D Prcs¿ncia dc ua aMio
pftverbol P
postverb.l o
prc y poswcrbal R
ccrc edvcrbio c
El párafo siguiente sirve para ilustrar la codificación (el habla¡te está explica¡do lo
que hace en su trabajo). Nótese que se cdifican fod¿s las ocurrcncias de una u oFa de
las yariantes. Esto es absolutrmente imprescitrdible para aseguraf la validez de la cuantiñ-
cación ya que las frecuencias observadas deben corresponder a todos Ios casos de la va-
riante X con respecto a todos los casos posibles de la \r¿riantes X y X' en un contexto
determinado.
Así es de que yo áabfc el ptato y habfa un negrio que lo cortap a. Ese lo redonbeaba.
Y e¡lonces me lo nqídaba a mí y yo le yinla u¡ anillo que lléva arriba.
b d f
l- 3 s G x D c
2. 1 s G x U c
3. 2 s G x U C
4. 3 G x D c
5- 2 z D o
METODOLOGIA
Anles de pmseguir, es necesario explicar que tro se necesita codificar aparie la mriante
ya que esta información corresponde a los numeros J y 4, que fícil-
"sujeio expresado'
mente se pueden recodificar como 1 en el análisis estadlstico computacional. Otra cla¡iñ-
cación necesaria es que los pronombrcs clíticos r€rbales no se consideran como
.constituyentes» en la columna ¿.
Los datos se analizaron cuantitativ¿mente con el procedimiento de tabulacidn cruzada
y con el programa VARBRUL 2. Este pmgrama se aplicó porque perÍrite compa¡ar en
un solo análisis el efecto de todos los grupos de variables independieotes sobre la expre-
sión y sobre la posición del sujeo. Damos aquf una explicación breve del programa
VARBRUL,.
Como se ha establecido eo el capíurlo tr, la sociolingüÍstica cuantitath¡¿ asume que
la va¡iación lingüística es inherente al sistema de una lengua y que esa lariabilidad se
puede describir en érminos de reglas variables, a las que es posible asignar valores proba-
bilísticos que predicen la probabiüdad de ocurrencia de las varia¡tes independientemente
del eorpus observado; es deci¡, las probabilidades son un índice de la competencia lia-
gufsüc'a de los habla¡tes, El programa VARBRUL, modificado y perfeccionado a partir
de Cedergrcn y SankoffD, responde a la necesidad práctica de un método que estime los
ralores de probabilidad que conesponden a las frecuencias observadas en un corpus lin-
güístico dado. El programa es, por tanto, utra técnica que ñcilita el análisis estadlstico
de la variación especfñcamente lingüstic¿, pero no es en sí parte de la teorla sociolingüs-
tica. Básicamente, este procedimiento matemático conviere las frecuencias re¿les de ocu-
rencia de una rariante X se$in una serie de ñctores oas va¡iable,s independientes) en
probabiüdades teóricas y asigna a carla frctor un frdice probabifstico que refleja el efecto
que este factor tietre sobre la probabilidad de ocurrcncia de la variante X. El programa
VARBRUL 2 que ilustramos aquí inEoduce un modelo logísüco cuya formulación mate-
mática es la siguiente:
PPo..P¡-. P,
-J)<
Pr , ...
l-p l-po l-P¡ l-o, l-pk
2 Iár¡ descripciones Dá¡ detallad¡s y cltic¡s ÉrorEbles y !€gatiEs, yi¿..C.-l N. BA¡LEY y R. W. SHuy
(eds,)t Nev) tats of a¡al¡zing wriation in hglish, shi¡gloD, D c., Gcolgáo*,n Uvcrsiry press, lqlj: CE-
D-ERGFTN y SAN¡oFF: op. cir., R^¡.PII W. F^soLD y RocER W. SHt y (cds.): Analyzing wdarion ín languoge,
¡¡Ashi¡g@n, DC., Gcorgetown Universi¡y Prcss, 195; D S^NKoFF: qp. cir,. Parrl Ituü y 6. MCD^NEL.On
the logic of \a¡iablc n¡lcs', Langage in Society, & tgD, pp. lsl-Itr/; Pop¡-rcx: o¿ ¿i¿; SiNKorF y LaBov: op.
cir.; y H. LópEz MoRAE§ .Esodio dc ¡a comFtrnci¡ socioli¡güÍstic¡: Los modelos pmbsbifsúcos,, ¡¿l'sfa
Etpoñola dc Lingúb¡ica, tl, 1981. pp. 247-26t.
" Op. .ir.
ANALISIS oE Los DATos LINGÚIsncos
Cu^D¡o 2.t
R€sult¡dos del pmgr¡r¡a VARBRUL Dcr¡ ls no rdprrsió¡ del sujero.
diferrtrlc = ,34
raferEr¡tc rÉferen& idé¡tico =ñ
fonú = ,28
verbal ambigua ¡o ambigua - ó8 ctariñcada
un constiluyenL = ,45 do§ constituye¡bs = ,ól Ers cotr§tituye es.
Cu^D¡o 2.9
difercnre - :5t
rÉf.rcnre rcferEn¡e idéÍtico
- ,42
ioformacién conocida información sueva : ,58
fonna vcóa¡ ahbigus = ,28 ¡ro ambigua
dos constiruycntes = ,52 trcs cüstituycntas
advcrbio prEvarb¿l = ,86 ccro advarbio = ,26 postvefbal
El cuadro 2.8 indica que la auseucia del sujeto es favorecida por una forma verbal no
a¡¡bigua (,68), por la refercncia idéntica (ó6) y por la presencia de dos constituyentes
(,ól). Iás variables más interesantes parecen ser la referencia y la ambigüedad verbal. In-
terpretando los resultados desde el punto de la y¿riatrte sujeto expresado, podemos justiñ-
car estadfsücamente la añrmación de que el sujeto tiende a expresarsc en espaiol cuando
hay un cambio de referente (p-Éó) y cuando la forma verbal es morblógicanente ambi-
C§ (n), siendo este rlltimo el hctor que más hvorece la expresión del sujeto.
En cuanto a la posición del sujeto, el cuadm 2.9 indica que dos de los gnrpos no tienen
-valores
un efeco significajtiro. la rcfercnóia y el nÍmero de constitüyenres, pues lus es6n
muy cerca de Q5. For otro lado, el que el sujeto tansmita información nueva (,58), r¡na
forma verbal no ambigua (,?2) y la pre.sencia de un adverbio en posición prcverbal (§6)
frvorecen la posición poswerbal del sujeto en el orden en que los hemos presentado, es
decir, el hctor que ejerce el ma)¡or efecto sobre la uriable, o que se correlaciona más
estrechamente con ella, es la presencia y posición de un adverbio.
Existen otras versiones del programa Yr{RBRUL. Una de ellas, rccientemente diseña-
da, puede analizar una variable dependiente con tres r¡ariantes. Hasta ahora, VARBRUL
aceptaba sólo variables dependientes binarias, lo que forzaba a compuar dos o más veces
los datos de u¡a variable mrlltiple. hr ejemplo, (s) en el español de América üene por
lo menos tres y¿ria¡tes, [s, h, 0l; en cada aplicación, YARBRUL podÍa
"¡¡1i""' [s--h¡,
[s--rO] o [s-rh, 0]. [:
nuera versión, en cambio, puede calcular las probabilidades para
las tres variantes en u¡a sola aplicación. Otra veÁión, Uamada VARBRUL 25, tamLién
analiza sólo variables binarias, pero la venaja sobe VTIRBRLJL 2 es que 25 incorpora un
c¿ílculo de la probabilidad logarítmica cada vez que a¡aliza un conjunto de ñctorcs, lo
que permite comparar diferentes análisis del mismo conjunto de datos. Esto se logt¿ por
medio de un análisis de rcgresión mütiple con una selección escalo¡ada de áctores. Así,
el progr¿ma selecciona los factores que üeneo una corelación signifrcatirra con la ra¡iable
en estudio y calcula solamente los Índices de probabiüdad para éstos. I-os lndices se pre-
sentan y se interpreta¡ de la mis¡na manera que en VARBRLIL 2, como ilustramos en el
cuadro 3.1, sacado del estudio de variación fonológica en el español puertorriqueño de
Filadelfia realizado por PoplackTa, quien usó Ia versión 25:
1a
Op. cit., p. 96.
MEfODOLOGIA
Cu Dro 2.10
En el cuádro 2.10, "hablas' representa cualquier forma veltal de segunda persona sin-
gular de los tiempos verbales en los que (s) es el morfema verbal (su elisión' Por tanto,
resulta en la neu¡áljzación morfológica de la segunda y t€rcera persona verbal y, en slgu-
nos casos, incluso la primera); .hablamos, rePrcsenta cualquier forma verbal de primera
persona plural y formas supletiras en las que (s) es P- arte de un morfema (su
"es/eres,
á[sión nó crea ambigüedad morfológica). Sin embargo, como indican los resultados en
el cuadro 2.10, la (s) morfemática es la que tiene la ma¡or probabilidad de ser eüdida (ó5),
efecto quiás conrarrcst¿do por la baja probabiüdad de elisión con sujetos elfpticos (,39).
Los háores que no fueron sáeccionados ¡ror no ser releraltes son: acento posterio! esti-
lo,' proficiencia bilingüe y nivel de escolarid¡d.
bon esa brere ex-posiiión de algunas de las técnicas empleadasin el análisis cu¿ntita-
tivo de la rariación lingüÍstica cerramos este capltulo sobre metodllogia. No c¿be duda
de que las ideas aquí eipuestas quedarán aúo más claras a través de la discusión de algu-
nos esnrdios de mriáción fonológica y sintáctica en los capfolos siguientes'
"rp"":íñ"oi
3
lás notaciones en (a) - (c) capta¡ las diferencias entre estas reglas. h
flecha en las
tres reglas establece que X se reescribe como Y; el proceso descrito en (a) es categórico
en los contexlos AXC o BIC (a llave indica la posibilidad de uno u otro contexto). I,a
regla (b) establece que el proceso descrito en (a) es opcional, lo que se indica poniendo
Y entre paéntesis. I¿ regla (c), con el paréntesis angular alrededor de Y, se interpreta
de la siguiente manera: X se convierte mriablemenie en Y cuando ocurrc en el contexto
A-IC o BXC; el contexto AIC frvorece más que el contexto Brc h conversión de X en Y.
Veamos cómo se utiliza una regla variable en la descripción de un fenómeno fonético
en español: la variable (s). Tfpicamente, un estudio fonético no sociolingüístico describe
el fonerir4 /V y sus alófonos, da i¡formación sobre los contextos lingüísticos en que ocu-
rren los mrios alófonos (esablecieudo en qué casos hay variación libre o distribución com-
plementaria), y freruentemente da además cierta información, muy general, sobre la
distribución diaópica y diastrática de algunos de los alófonost. En el caso del fonema /s/,
la w¡iación alofónica más interesante ocurre en posición ñnal de palabra ¡a que en esta
posición el fonema tiene un rendimiento funcioDal alto como morfema plural (a casa vs.
las casas) y como morfema flexir¡o verbal (cant¡ vs. cantas)- Alcina y Blecua'z, por ejem-
plo, además de notar que en esa posición la consonante /s/ puede aspirarse o reducirse
a cero, establecen en qué regiones o lugares de España y de Hispanoamérica se dan estas
modifrcaciones. Estos autofes establec¿n, además, basados en información dada en Vidal
de Battinis; 7'rnoral y Canfield5, que en las zonas de Hispanoamérica donde ocurre la
relajación de -s, la aspiración .es típica de las clases populares, mientras que las personas
cultas intent n restitui¡ el sonido,.
Un estudio sociolingúístico, en cambio, se propone dar información prccisa, estadísti-
camerite válida, sobre la influencia que un factor (ingüstico o extralingúístico) tiene en
la posible realización de uno u otro alófono de un fonema determinado.
Un ejemplo de este tipo de estudio cuantitativo de las riantes [s, h, 0] de la variable
(s) es el rcalizado por CedergrenJ en hnarná. Irs ddos de Cederg€n esún tomados de en-
trevistas grabadas de setenta y nueve individuos. Estos hablante estátr estratificados se$ln
el frcto¡ socioeconómico (cuatfo grupoo, se$¡n la edad (cuatro gnrpos generacionales:
14.20' 2l-35,3G50 y 51 aios o más), se91n el sexo, y según el origen geográfico (cu¿tro
grupos que responden a la iongitud del perfodo de rcsidencia del individuo en la ciudad
de hna¡ná).
Siguiendo el paradigma analltico de l:bovr, Cedergren postula dos reglas lariables
para describir el feoómeno:
n, .l¡pirurio s- <h>
b, Elisúht h- <0>
1 Fo¡ cjctrrpro, ,u^N A¡xDi FR^NCH y JosÉ M^Nt E- Blgcur^t Glanátiu c:panolo, Bá¡r'loa¿, Aticl, 1980;
S. ¿o* O--^rÉri Spo"itlt prontaciatiori: Ih.ory oid Poctic., Ncw Yo¡k, Holt, Rinehsl & Wiosbn, D80'
tOp. cit., w. 347-1Y.
! ú
¡i*r¡ vái¡- o¡ ¡rrrn¡: .El cspanol dc la Argcnti M.. P'l.§crtu y furum dc Ia lcn¿ua esponola, actas
de ta Asaoblca dc Filologú da I Oingrcso dc l,stiocioocs Hispátric¡s, vol. l, OFINES, Mad¡id, Edicio¡cs
culu¡ra HisDátric¡. 196,f. DD. 183-192.
' A¡xü zr¡rou v¡h"re: DiaLctologb .sPoiota, M?d,nd' fuos. 1967
5 D L¡¡cpr¡ C¡¡¡ru.o : Spaiú panañatioi in dr. ,$na¡icar, Cf]f,(,¡go' Thc Uriva!§ity of chicago Prtss,
1981.
6 J. A¡rD{^ y ,. M. Bt¡ru : op. cit., p. 353.
't op. cir,
wu.r.¡rv Lr¡o',: .Mcóodology', c¡ §¡ñr/ d firíuistic sci.Rc¿, Collcge ParL, Udve¡sity of Maryl¡¡d'
tglt.
LA VARIABLE UNGÜISNCA
(a¡\ Aspimciói:
.-.,, //(ff:)
\der./ / _
plüal \
<o> 1l *T\
\-."e. /
\ z. p.,s. i
(o"\ Bisión:
/ /sust.\ /- scg. \
s-<o> / ("dj ) _ <0> (*,.".)
/ \dct. / /plur¡¡ \ \+ cons./
\z'po./
L"as reglas a'y á' indican que la aspiración y la eiisión son variables y que la ftecuen-
cia de ocurrencia de estos fenómenos depende de los cuatro ftctores condicionant€s orde-
nados a la derecha de la línea oblfcua */', que debe i
erpf€tarse como .eD el o los conExtos
siguientes». I¿ categoría gramatical de la palabra fi
que ocurre (s), el estatus gramatical
de (s) yti existencia de lfnite de palabra(< 0> ) tienen el mismo efecto sobre los dos fe-
nóm€nos; la naturalua del segmento fonológico que sigue a (s), sin embargo, condiciona
de rra¡er¿ inversa la aspiración y la elisióo. Tanto Ia aspiración como la elisión son más fte-
cuentes en susta¡tivos que en adjetiros y menos frecuentes etr determinartes, más frecuentes
cuando (s) es morfema plural que cuando es Íra¡cadora de segunda persona singular ver-
bal, y más ftecuente cuando la (s) está en posición interior que cuando es final de palabr¿.
La naturaleza del contexto fonológico que sigue a (s) condiciooa la aspiración y la eli-
sión de manera completamente inversa. Mientras en el caso de aspiración es un sepento
consotránüco el fictor que más induce la aplicación de la regla, en el caso de la elisión
es la pausa el frctor que más conaibuye. Estas reglas predicen el siguiente comportamien-
to para los cuatro casos de la ¡¡a¡iable (s) en el ejemplo l):
. I as reglas variables a' y ü' se complementan con un cuadro que presenta la contribu-
ción de cada factor dada.en valores probabilísticosrt. Lo que más afecta la aspiración es
el contexto fónico, donde la presbncia de una consonante déspués de la (s) contribuye egl
al_cumplimieno de la rcgla a'; á
segundo lugar esá la posñión interna, que contribuye
077. El contexo fónico es también el que más afecta la elisión, pero es la iausa el ñcior
más ínfluyente con un valor de 0,45 eoinparado con Q18 ante voc^al y 0,0 ante consonante.
. Los.resultados del estudio y el análisis probabilfsüco le permiGn a Cedergren con-
cluir, además, no que las personas cultas inentan r¿srirlír el sbnido s (aflrmaciín que re-
querirÍa qlizá un estudio comparado en el tiempo rcal) sino más bien que la aspñación
está condicionada por ls edad y el grupo socioeconómico de los hablantes. El cuadro 3.1
presenta resultados tomados de Cedergrenu:
CLraD¡o 3.1
Pmb¡bilid¡dca de ¡pl¡c¡cióD se8¡tr edad y €strtus socio€cotrómico.
Como indica el cuadro 3.1, anrc los individuos mayores de citrcuenta años como los
que, pertenecen al gmpo socio-económico más alto no favorecen la aspiración de s. Ia
probabilidad de aspiración es más alta en la clase media baja y entre los jóvenes. For otra
parte, la elisión sf aparece como un fenómeno estigmatizado, ñvorecido
¡ror los hombres
adultos de clase baja y origen ruralB.
I.a regla uriable también rcpresenta un cierto nivel de abstracción, pues los frctores
que condicionan la variabilidad y el ordenamiento de es¡os fictores de acue¡do con el ma-
yor o menor efecto que ejercen sobrc la frecuencia de realización de u¡a u otra \¡aria¡lte
se identifican en base a los datos de un gnrpo de individuos. El grupo, sin embargo, no
es completametrte homogéneo; es decir, la conducta lingüfsüca de uno o más de los ha-
blantes puede desviarse de la del promedio del gn¡po y, por tanto, no corrcsponder a lo
s(preiaqo en la rcgla.variable. Este problema ha sido reconocido por los sociolingüistas
cuantitativos, pero en getreral se continúa aceptando la posición qué establece que ia gra-
mática-del gnrpo es más regular o sistemática que Ia del idiolecó de un individuo y -que
las reglas de esta gramática son compartidas, si no por toda una comunidad, al meños
por gru_pos numerosos de habla¡tes. Este pun¡o de visto supone tener que deñnir e identi-
ficar grupo, una arcstión que, como veremos más adelante, ha rcsultado ser diffcil (rzd.
-el
sec. 3-2.4). En la prácüca, con cierta freluencia los estudios cuantitativos ¡epresent¿n los
ralores numéricos totales par¿ todos los i¡diüduos cn un gnrpo o subgrupo, lo que oculta
las posibles difercncias entre estos indiüduos. El cuadm 3.2 muestra el tipo de estrucü¡ia-
ción regular que resulta al agrupar los porcentajes individuales de ftecuencia de uso de
las Eriantes de (¿) de cuaüo grupos d€ hálasEs de Bahfa Blanca (ArB€ntin¿), estratiñcados
segrta la edad, el sexo, y el nivel educatir¡o.
, Cr¡Dio 3.2
Uso de (;) lor vEI .ducatlvo, .d¿d y sexo,
-----tt
::l l-r-rl ll
tr;= E"=
t0(l I
vel
'rcatit(, 2 1l
t5-?o----l
Homb¡És MujerEs
El cuadro 3.2 pro,riene del libro de Fontanella de WeinbergB, en el que la autora pre-
senta su minucioso estudio sociolingüÍsüco de las obstruyentes palatales en el español de
BahÍa Blanca. Los subgrupos 1, 2 y 3 corrcsponden al nivel de educación primaria, secun-
daria y universitaria, respectivamente. Fonanella distingue tres variantes de la r,ariable (i):
Para calcular el promedio de uso de cada variante por individuo se le asignó el valor
I a l|l,2
a l1l y 3 a [§], y luego se mulüplicó por 100 el promedio del y¿lor de
las distinas variantes, de tal modo que los hablartes que us¡¡n siempre [á] tienen un ín-
dice de 100 y los que usan siempre [§] tienen uuo de 300.
hdemos entonces interpretar el cuadro 3.2 de la siguiente manera: los dos gnrpos de
hombres y las mujeres de 3l a 70 años de edad ensordecen la prepalatal con poca frecuen-
cia (el índice mrís alto es 125). Dentro de cada uno de estos grupos generacionales existe
un aumento regular de la r¡¿riante sorda a medida que aumenta el nivel de escolaridad.
Entre los hombres, los más jóvenes ensordecen un poco más frecuentemente, pero la co-
rrelación entre la frecuencia de ocurrencia de las variantes de [i] y la educación es la mis-
ma que en el caso de de los mayores. It
situación es diferente entre las mujeres, ya que
aquí el grupo de las mayores exhibe un comportamiento lingüístico casi idéntico al de los
hombres másjóveies, mientras que en el grupo de 15 a 30 años la correlación entre ensor-
decimiento de [i] y escolaridad, aunque regular, se da a la inversa: la \ariante sorda
disminuye a medida que-aumenta la escolaridad. ¿A qué se debe esta distribución? Fonta-
nella declar¿ que <Con respecto al nivel educatir¡o no se puede establecer una regla
generalÉ». Por el contrario, el cuadro 3-3, en el que Fontanella presenta los usos indiv!
CqD¡o 3.3
Uso l¡üúdü¡l de (¿) por §.f,o, .d¡d y nire¡ educ¡tiyo
EDAD
HOMBRES MUJERES
AU¡iv.rsita¡io o U¡iwrsitirio
ASccrr¡¿¡rio e S.cu¡dsrio
A PriDa¡io a P¡iE¡¡io
o Op. , p. úA.
"it.
LA VARIABLE LII.IGÚfSNCA
duales de [2] por sexo, edad y nivel educativo, muestra que dos mujeres con educacidn
secunda¡ia y dos con educación primaria tienen índices muy altos de ensordecimiento.
Esta v¿riación individual, que podría considerarse excepcional y que se pierde en el agnr-
pamienlo de los resultados, puede ser la causa de la distribución inve¡sa en el gnrpo de
15 a 20 años de edad.
Si estas cuatro habl¡ntes do ñ¡eran irclüdas en la cuantiñcación es posible que el pa-
trón en el grupo_de 15-30 años replicara el del grupo de 3l-i0. ¿Fero cóáo podeños juiti-
ficar la exclusión de dos tíablantes en cada subgrupo? Fonta¡elta no noi da sufiiiente
inforoación como para permitirnos hacer sugercncias en este c¿rso. Otros esnldios (lad.
se.. 3.2.4), sin embargo, han mostrado que ei agrupamieno de los hablantes de acuerdo
con una definición tr¿dicional de clase social no tnuestra siempre u¡a correlación di¡ecta
con cieftos parones dé variación lingüfstica; la red de enlacés sociales del individuo y
la noción de mercado lingüfstico, por otra parte, han sido idenf¡ficados como áctores im-
¡nrtantes en la determinación de la conduct¿ lingüfstica. For ta¡to, un agrupamiento que
tome_ en cuenta.estos dos !ár¿metros puede resultaf más rcdista y homogéneo.
Un c¿so simila¡.al de (i) lo ofrece la distribucióD social de la conirsión áe hs llquidas
en el español de Chile. Silva-Corvalánb estudia este fenómeno refuiéndose a él ei ér-
minos de latemliztción de gl y deslateruliztción de []
en posición final de sflaba. Las
reglas variables a y b captan estos pfocesos, que se dan con mayor o menor frecuencia
en casi toda Hispanoamérica¡7 y en algunas variedades del español peninsularB.
--
¿/ [+ - 1{ib¡¿Ítc
vibra¡¡É simple] \
\ +tatcra| /
Ejeñplos: [pone] - < porte> .portl,
Imarl * q t'¡'
Cu^DRo 3.4
Foñertqits individoales de lereralirac¡ón d€ (r) , de d€slateralizacidn de (¡).
La!.,alización Dctla¡¿mliztción
G*po 'uad
I 4:ff:0 F03t16 F200t0
M000 M03002
t5-17 Fd6m05 F02 l0 06
M200r0 Mt3(I,l0
3 3045 Fll 30 22 F38§29
M0266 M 05 l5 l0
50+ F ll 20 16 F4t)2t
M0623t5 -M 42 3t 40
Cu^Dro 3.5
hr(ietrqi.§ dé t¡t rt¡r¡bio ¡l¿ Iíqüidas por cd¡d. C.ú¡tro ¡ndividuos e¡ c¡d¡ subgrupo.
El cuadro 3.5 muesra un patrón para todo el gmpo que puede interpretarse como indi-
cativo de un proceso de desaparición de la confusión de las líquidas. La regla variable,
por tanto, que refleja la gramática del grupo, tendrÍa que incluii la edad comó uno de los
factores que condicionan la frecuencia de ocurrcncia de las variantes: a menor edad le
corresponde una frecuencia también menor. Sin embargo, esta regla no captaría corrcca-
mente la conducta lingüística de una de las hablantes en el grupo 1, que lateraliza con
una frecuencia alta de 31 por 100, ni la de .na de las hablantes eo el grupo 4, que deslate-
raliz¿ con una fre¡uencia muy baja de 2 por 10Q ni la de todos aquellos hablantes que
usan categóricamenE la Briante estándar (0 por 100 de la no estándar). En una situación
de este tipo, el agrupamiento de los hablantes se ha justificado en base a que la acoación
aparentemente categórica o excepcional en un sentido u ot¡o puede deberse a las limitacio-
nes del corpus de un individuo. For otr¿ parte, la actuaciótr del grupo podría reprcsentar
una garna más rcalista de contextos lingüÍsticos y extralingiifsticos; el efecio de estos con-
textos, que parece tan claro en el caso de la edad en el cuadro 3.5, se podla perder en
la cuantificación puramente individual9.
L: objeción que ocurrc más espontáneanente contra la sociolingiiística cuantitatira en
general ei que al concenmrse en el habla piérde de vista la noción de sistema y de lo
que es disrintivo en un sistema dado. Mientr¿s que la lengua (la .langue' saussureana)
y la competencia lingüÍsüc¿ son conceptos ideales y abstrac¡oso los datos del sociolingüis-
E
. .?: l. RoyssEtu I D: §^NI-oF¡: .A sotu¡ioo b &e problcE of groupitrS spcake¡s,,
¡ion: Mod¿k a¡d ñ¿¡hdt, Ncw York, AcadeEic pt!§s, Iyn, W. q-117.
.a LiñBuisric roria-
LA VARIABLE LINGüISTICA
.parole,, re¿lizaciones,
-obserrabl€s examinables- son los hechos de
ta son coDcrelos y
actuación lingüística. Siemprc se ha considerado que el habla tiene ¡¡ariant€s libres u op
cionales con c¿¡acterÍsticas casuales, asistemáticas, no predecibles. For el contra¡io, los
sociolingÍüstas han demostndo que el habla no es del todo casual ni asistemática, sino
estructurada y zujeta a reglas que condicionan su va¡iabilidad. Es cierb que eD el nivel
de signi.ficado refercnciai del mensaje las r¡ariantes no son disti¡tiyas. For definición no
pueden serlo pues la variablp lingüística se ha conceptualizado como dos o más ¡naner¿s
de decir la mism¿ cosa, es decir, das rarianes son idénticas en cuagto a su valor refercn-
cial o de verdad, pero se oponen en cuatrto a su significado social y/o estilístico{.' Esta
posición no es incompatible, sin embargo, con un estudio de lo distintivo en el sistema.
Simplemente va más allá de lo distintiro en el nivel lingifstico estructural para poder iden-
tiñcar lo distintivo en los niveles semántico-pragmático, social y estillstico. Est€ enfoque
responde al interés que motivó inicialmente los estudios de sociolingülstica: mosüar que
es posible observ'ar y estudiar empíricamente un cambio fonológico en marcha en una co-
'muddad y expücarlo en función de diversos fictores, entre los que se cuentaa el estilo,
por una parte, y rasgos sociales tales como la edad, el sexo y el nivel educacional de los
hablant€s por otra.
Se pueden dar mrias razones para reafirmar la importancia de la introducción del en-
foque sociolingüístico dentro de los estudios de lingüfsüca. Por un lado, las probabilida-
des de ocurencia de una u otra variante y la comparación a nivel diatópico y diastráúco
de estas probabiüdades constituyen la clase de evidencia lingüística que permite explicar
en qué basamos nuestros juicios sobrc lengua y sociedad. Los estuüos cua¡titaü\os dan
información sobre la estructur¿ de una comunidad ya que la frecuencia de rasgos estánda-
res o no estándares eD difercntes grupos indica la existencia de barrcras sociales, Ales
como la clase social, el sexo, la r¿za, Ia edad, etc., que se reflejan en el uso de la lengua.
Por otr¿ parte, la sociolingüística cua¡titaüva tiene una importancia fundamental en el es-
tudio del cambio lingüístico. La observ¿ción y análisis de fenómenos variables permiten
al sociolingúista proponer hi¡útesis sobrc por qué se producen cier¡os cambios, cómo se
difunden en la comunidad a través del tiempo y cuáles son los meca¡ismos lingüísticos
y/o sociales que los favorecen. For rlltimo, los estudios sociolingüÍsücos presentan r¡n cua-
dro mucho más re¿l de cómo funciona una lengua. Así pues, el sociolingüista no se detie-
ne en la descripción de un fenómeno fonológim o siná*ico rariable, sino que busca expücar
por qué los hablantes optan por una u otra forma, qué hctores eo el contexto amplio (in-
güístico y extralingüfstico) ñvorecen una u otra.
Par¿ ilustra¡ est€ último punto, nos referimos aquí brevemente 0a \r¿riación sintáctica
se discute en detalle en el cap. 4) ala Dislocación a la iz4uieda y ala Topicaliztción
en espaiol. En la gramática generaüvo-transformatoria, por ejemplo, ciertas construccio-
nes se han descrito por medio de dos reglas2¡: (c) Dislocación a la izquierda, que mueve
una frase nonrinal a la izquierda de la oración y deja una copia pronomina.l (5 y 5'); b)
Topicalización, que muwe una frase nominal a la izquierda de la oración y za deja copia
pronominal (6 y 6). Dadas ciertas condiciones, estas reglas se pueden aplicar opcionalmente.
Dklocacióñ.
(5) UD c¿mión atropclló a rua.!.
(5) A Juatr, lo atropelló un camión.
Topícaliz4cióñ
(6) No ie¡8o hilo.
(6') Hilq Do lEngo.
- Ia lengua es una forma de conducta social; como tal, creada y moldeada por los seres
humanos, desarrolla diferenciaciones internas que corresponden a los parámetros que ca-
facterizan a los diversos subgnrpos que constiÍryen el sistema social. l¿s correlaciones
'\¿ariacionales etrtre lengue y sociedad han sido reconocidas desde
siempre, f,ero los estu-
dios cuantitativos del contexto social de la riariación lingiifstica rcalizailos-e:n los rlltimos
años han demostrado en forma sistemátic¿ y ciendñca que los frcto¡es sociales actúan de
manera probabilfstica en la r¿¡iación. Asf, el contexto ifsico en que ocure la comunica-
ción, las rclacioD€s enEE los participantes y tanto s¡s carac¡erÍsticas iociales dscfuas
@oJW
gener¿cional, sexo, etnicidad, cast¿, etc.) a no adquiridas (nivel educacional, nivá so-
cioeconómico, etc.), han mostrado reflejarse sistemátic¿mene en comportamientos lin-
güfsticos diferenciados. Esta corr¿riación entre fenómenos lingüísticos y 'sociales es lo que
dúne la variable socíolingüstica.
f.os patrones caracterÍsticos de covariación en los datos estudiados perrniten distinguir
tres tipgs sociolingüfsticas: los indicadores, los itarcadores y-los
^{e _varip!9s
estereotipo§1.I¡s indicadores muestrar utr perñl de distribución rcgula¡ enüe lós \¡a-
rios subgnrpos de una comunidad; es deci¡, cor¡a¡lan regulatmente coin el grupo émico,
generacional- grupo socioeconómico y/o de casta, etc., pero no prcsenan u¡¡aiióa sirua-
cional o estilística. Se dice que los indicadores *nn ástmdfiiaaos cuando los ñctores
sociales pertinentes a la explicación de la rariación lingúlstica se pueden ordenar en una
cierta jerarqufa, I-o s marcadores , pr
otra parte, son variables sociolingüfsticas más desa-
rrolladas, sensibles tanlo a los frctores sociales como esüfsticos, es dóir, pueden estrati-
ficarse_estilística y soci aTmeúE. I,os estereotipos son marcadorcs sociolin¡¡fsticos que la
comunidad re¿onoce mnscientemente como hles, pero que no corresponden neceüria-
mente a la actuación lingüfstica real de los habla¡tes. E[ estereotipo és citado como un
rasgo definitorio de un gnrpo social y generalmente se ¡rrcibe, erróneamente, como cate-
górico.
Es necesario notar que los patrones de co\ariación sociolingiistica en una comunidad
no son iguales para todas las ¡¡¿riables lingüfsticás. En otras palabras, el efecto que un
factor social dado puede tener sobrc una rariable no se puede predecir automáücainente
2 Op. cit.. p. tn
" L,¡.r,t: op. cit., w. 29-251.
LA VARIAsLE SOCIOUNGÚISNCA
en base al efecro que tiene sobrc otras mriables eo la misma comunidad, aunque sÍ se
dan alg¡¡nas regularidades en el caso de ciertas wriables.
hsamos ahora a ilustra¡ los difrrentcs tipos de variables sociolingüfsticas a través de
algunos estudios cua¡titativos. Nos concentramos principa}nente en estudios del español
que investigan la esrumra sociolingüfsüca de la nariación fonológica, ya que en el capí-
tulo 4 discutimos la y¿riación sináctica. Además, como quedará claro más adelant€, son
fnuy pocos los estudios cuantitati\Ds que han tratado o log¡ado detcrminar los patrones
de cova¡iación sociosintáctic¿.
Estos dos sistemas tienen que ver con formas diversas de conceptualizar el campo de
las relaciones de parcntesco: la relación hematro-hermano/a, padre-hijo/a, madre-hijo/a
no se conceptualizan de la misma mane¡a. De otra naturaleza es la distinción sistemática
identificada en Koasati, una lengua indfgena hablada en Lüsiana @E.UU,), que inrrolucra
va¡iaciones en la morfofonología verbala.
t aj.r rs¡ún
ét esúdiciendo, Ml
.¡no lo lcvaates!' nalaüid n¡kaü:s"¡
Si un niño usara la forma femenina [ká:], por ejemplo, serfa corregido en la dirección
de la forma corrécta fta:sl, que carece de nasalización y termina en /s/ en el habla mas-
culina.
Los estudios sociolingüfsticos de algunas lenguas indoeuropeas han mostrado además
cuantitatiyamente que ciertas va¡iables lingüísticas corarfan con el sexo de los hablantes,
¡,{aluflnelte: surge un nrlmero de pregunias en relación a esta cuestión: ¿For qué ocurre
la difercnciación sexual en las lenguas? ¿De qué manera se diferencia el habla femenina
de la masculina? ¿Qué tipos de rariables üngüÍsücas son riás sensibles al hctor sexo?
¿Cuál
es el efecto de esta diferenciación en la promoción del cambio lingüístico? No hay una
L PerE¡ TTuDG!LL: Sociolí¡tuistict: At iüroducob¡t, NclP York, Penguin, 194\ pp. 88-89.
VARIABILIOAD FONOLÓGICA Y SOCIOLINGÚISTICA CUANf ITATIVA
sola respuesa_ o explicación universalmente ac€ptada a estas preguntas, pero algunos estu-
dios concuerda¡ en ciertas de sus obsen¡aciones y conclusionés:
1) Las mujeres usaa las va¡iantes lingüísticas de mayor prestigio con más frecuencia
que los hombres. Esta conducta es aún más ma¡cada en el subgrupo de mujercs de clase
media baja. l:
mayor sensibiüdad de las mujeres hacia normas de conduóta .correcta,
se demuestra ademfs en el hecho de que se autocorrigen mucho más que los hombres
en contextos formales, aún cuando en el habla casual aparezcan como impulsadoras de
una luriante innolrdora.
2) El habla femenina es más .conserr'¿dora' que limasculina y se eraftia como .más
correrta»- Esta observación está relacionada con la anterior. En verdad, generalmente las
formas lingüísticas más tradicionales y cons€rvadoras son las consideradai estándat y más
prestigiosas. Así, por ejemplo, Cedergrenú nota que la conducta de las mujercs con res-
peclo a la aspiración y elisión de /V implosila es más conserr"¿dora que la de los hombres,
lo que se revela en la retención de [s] y/o [h] en un m¿yor nrimero dá casos. Una conducta
simila¡ noa Salrador 26 en las aldeas de Vertientes y Tarifr en el Norcste de la provincia
de Gr¿nada. Aunque Salvadora advierte que sus añrmaciones están basadas en la .pura
observación", es decir, careccn del respaldo de una metodologfa sociolingüfstica emiíri-
ca, tro dejan de tener inteés. I.os hombrcs en estas aldeas hatr adoptado una serie de ras-
gos. fonéticos pmpios del dialecto andaluz: articulación coronal plana de s explosira,
aspiración de s implosit s, yefsmo y conñrsión de / y r implosivas. Ias mujeres, en-cambio
«pemunocen fieles a la pronunciación tradicional, castellana"2r, armque con ercepciones
ya entre las más jóvenes generaciones femeninas.
3) L"a diferenciación lingüfstica segrln el sexo rcfleja una tendencia general a conside-
rar aceptable o apropiado que los hombres rompan las reglas y que se comporten de ma-
nera n¡ü, agrcsiva e incluso .mrás vulgan. El lpico doble estíndar, se aplica a las mujeres,
cuyo comportamiento se esper¿ que sea más conés, más bdeciso y sumiso, más correcto
y ajustado a las reglas impuestas por la sociedad. Quizá si el mismo hecho de que en nues-
tra sociedad la mujer tiene menos oportun¡dades que el hombre de arranzar y desacarse
en la vida pública (e.9., académica, arlsüca, polÍüca, de los negocios, etc.), la lleve a
señalar su estatus socioeconómico por medio de su apariencia exÉrior y de sus conductas
sociales, incluyendo los usos lingüfsticos.
4) Las mujeres no son frecuentemente impulsoras del cambio, por las razones dadas
en 1) a Sin_embargo, se han encontrado casos contrarios. l:borrts, por ejemplo, cia
_3).
el estudio de Gauchats, que muestra qrre eL el pafois de Charmey soñ hs muj:res las
que usafi un mayor n¡imero de formas fonéticas innor¡¿doras. L
mismo muestran Fotrta-
nella de Weinbergst y Wolf y Jirnénez, con rcspeclo a las variantes yeístas ensordecidas
Fonanellal inclu-
En un estudio de las obstruyentes palatales en Bahra Blanc¿, Argentina'
el habla cotidiana'
ve la rariable (§). En un srupó de íte'mes lexicales basiante frecuenEs en
prepalatal fricatira sorda [ó]:
ió;ffi;í;;tJ;itao.JÑn africaü sorda tól v
t Op.
"i¡.
VARIAAILIDAD FONOLÓGICA Y SOCIOLINGI]ISTICA CUANTIfATIVA
Ct^D¡o 3.6
Porc¿otajc
PriE¿rio HoEbr€s 23 2t
Mujqts 35 49
Sccu¡d¡¡io HoEbIls 52 55
Mujdls 67 76
Utrivc¡siE¡io Hombras 60 n
Muje¡És gl u
I¡ rccalización de lrl y lll ñnales de ílaba es uno de los rasSos fonéticos que más
Dominicana' Además de
Ortinta-*fe o.""teri-" á t" ,"giOo Oet ClUao en la Repriblica
1"" *ti-t"t fricativas relajadas áe tas llquiOas, propras d9 todol los diale'tos hispanos'
;;d" t -bi¿. lt;"tusiónintre y
/r/ y /V (i.¿., h ütcralización discuti-deslateralización
u oP.
"it.
LA VARIABLE SOC¡OLII{GÚÍ STICA
da en relacióDal español de Chile, vid. w,- 3.2). En un estudio de las variables (r) y o
en el habla de doce hablantes cibaeños (6 hombres y 6 mujeres), Rojass distingue nueve
\árianies compalidas por (r) y 0), Ias que reúne en cuaÍo categofas: fl) vari¿ntes tipo
r, represenadas con un¿ i;
(2) variant€s tipo l, represcntadas con una Z; (3) wriantes
rocalizadas, representadas con una I; y (4) cero fonético- Así, pares mínimos como c/to
y horu plueÁe¡ distinguirse o neutralizase en la pmnunciación.
olto haño
[a¡to] ' ta¡rol i diÉrcacüción cstÁlda¡
ta¡tol taltol I co!fusiótr dc rY y /r/
[aito] [aito] : scmircc¿lización
El cuadro 3l'
preserita los totales generales para los doce hablantes en dos contex¡os
lingüÍsticos, frnal de palabra y final de sílaba.
Cu¡-oRo 3.7
hrce¡tqres d. ocuñtrcis d. I¡3 v¡riirr¡3 de (r) y (I) e¡¡ el h¡b¡¡ dc docr l¡ld¡vlduoc
dbscÍos e¡ do6 contato6 l¡ngliGticod. rv=!¡¡Da¡o tot¡l ¡h ocn¡¡t¡d¡¡.
-.
(t' Fi¡al dc oalabra 48 4c4 20% n% 361
Fiod a. itl^¡. 45E2324 433
-..
lll Final de Dalabra 013234 353
rio¡ a. '.¡r¡, s67290 Í/
Cu^Dio 3"8
Senivocoliztción
--+aus¡ lbtal
NNNN-vocal -co¡s.
HoDbrcs 54 2t 6t n 58Í ,{O 52% 29 59Í
Mujc¡rs 18% 55 35* 26 22 6 6% 32 m
5 Nr¡so¡ Ro¡¡s: .SobrE l¡ §.mirccslizació¡ dc l¡s lJquidas a! cl cspañol cibacño', cr E .spañol.1¿ Ca-
nt., Rcpúblics Dominic¿¡rs, Universidad C¿6lic! MadE y Malstr¿, 19t2, W. fu288,
' Rot sr op, ci ., p. n7.
VARTABTLTDAD FONgLóG|CA y SOCtOLtNcrllsTtcA cuANTtTAftva
Cri^D¡o 3.9
Cort¡ibució¡ de ñcao¡§ .atet¡os ¡ l¡ ¡sp¡r¡cióD y .lis¡óD de ¡ c¡ k¡¡m¡¡.
F=fcñ.¡i¡o, M=Esscult¡o
Se¡o Etlad Etta/¡§ socidl
13
Rores: op cir., p. 25.
ro ,{¿. enue
otros. Roy.^N^ MÁ v E. HE¡us¡Mc-Hrrx: .Tha lingüistic dir¡eDsions
hco¿.. En Bitinguatkn in ttv barrio,'Btcr¡$nryr¡¡, r"dia* U¡ir;;ity-ñ;-i,ii,]i. of ¿ bili¡gual ncighbor,
LLA DE wqrtsERc: .Un asDcclo sociotinc¡tís,¡"Jaa kpr¡oi¡oü"*ié,-¡rl Nu«; B. Fo¡nAr\E.
Ungüís¡icd, Bahla Blaña. tr¿, tnorlrr¡u¡-r. .So'br€ shr*. , Cuad¿nos d¿
§enczuela,, pon.ncia Drescnrada at v conprÉso.Irqg9.r"r
l¡ "r-ffi
&ipir¿ción y;[siO-n-
¿-Jü e¡ ef haU¡a Ae C¿¡ac¡s,
TEnIELL:..Finat tsl incuban Spanish.. Il;par¡¡¿
á. q ÁiÉer_. ñrriá]
üror"l". t9B; TR cy
,62. lqlg, W. 5gg4l2: TR^cy TEtrxELL: .Relexiñc.ción en
ei español dominic¡Do: Imptic¡i¡ones pa¡¡ ú edui¡ci
0",.*pr*ü"i *t
üiOrlñitenctas w s¡¡aos¡o
d? Diatedotbsíq. Rc.,bri¡a Doninicána. ú;;Áidd-i"rór¿;í;;;ü;iá:
Mo\D: .Restricciones sintácticas v/o sená¡ricas .o l"
"Áii iéíi:;':ü:'3íd,"{:ff#
.í*i*"i
a. iJ
"iri"á, accno eodc elti proceso
ñia Puenoñiqu?ña d. ta knxua,1. lglg: po ¡rx: qp. "li.;0, erfrrf, Ata¿e-
"" Atar, .FunciÁ-det
cir: Oru.uroo
de elisión d. Ia A/ en la Reoública Dominicam, . en it ¿spanot
eoriiü
dct Canbc
t:ctotosta). Repúbtica Donúnicana. u¡iversidad cstótic;'M;;l'Ma;;.'rdiiilñlir_zo, i"t yl S,posio dc D¡a_
D\ñamic $nchronl i,l ahc Soanish o{ conao¿¡la, C"riUil. r*rriri¿iiüii:Éí"ó1. s. A. L¡¡rono:
B. A. LarFoRD: .Et \alor diagnósüáo-soci¿¡ dct uso
'Co..u uri,.r.i y. ,ezr,
dec¡e¡ras nÁntciri-rg,iti iá,"Dla, a" c"*g"*.. ,*-
nuscriro inédito. I9E2b: y JuDrH c. Hocr¡sERc:
nish., Longuae¿,62. t9Eó pp. 608-62t. "Furrclionarádd; il;;;á;; m pucno Ricsn s!,a_
- (D. ct.
LA VAAIABLE SOCIOLINGÚÍSÍCA
y explicadas en la sección 3.1. lá correl¿ción entre la variable dependiente (s) y las 'raria-
bles independientes i¡temas y externas se calculó en términos pfobabilísticos usando el
prograoa VARBRUL. En el cuadm 3.9 mostramos las probabilidades asignadas a tres frc-
rores extemos: s€xo. edad y estatus social, que hemos tomado de v¿rios cuadms pre§ent¿-
dos por Cedergrcn; es decir, estos mlores no son resulado de un solo análisis que e,xaminara
el efecto relaüvo de las variables ext€rnas entre sí.
Como indica el cuadm 3.9 la contribución del ácor sexo a la aspiración y elisión de
J es mítrina, pero se ajusta'a las tendencias esperadas: comparadas con los hombres, las
mujercs hvorecen levemente la r¡¿riante aspir¿da, considerada más acePtable que el cero
funético. [¡s resultados del análisis sociolingüístico cuantiativo üev¿n a Cedetgren a con-
cluir que la variable (s) es un indicador sociolingúÍstico que establece difercnciaciones
de estatus social en la población. L¿ distribución de la \¿ariante cem sugiere que es un
rasgo estigmatizado, frrnrecido por los hombres de clase baja de edades entre 36 y 50 años.
b) A¿rü'¡:
[ + poslenor
latal .
->- <o> t #
1 vocal )
L+
-*
I¿ cuanüficación del factor sexo indica sólo una pequeña diferencia entre el habla mas-
culina y la femenina: comparados con las mujeres, los hombres frvorecen muy levemente
la velarización (0,09 versrs 0) y algo mrís Ia elisión (OE versrs 0).
Los resultados del análisis de (s) y (n) en knamá corresponden a los patrones espera-
dos. No existe casi diferenciación de sexo en el uso de las y¿riantes aspirada [h] y velariza-
da [4], que representrn etapas miás tempr¿nas en un proceso de cambio y por tanto podrían
considerarse variantes más consenadoras- [.a elisión de s y especialmente de n, por otra
parte, corresponde a desarrollos relaüvamente mís rccientes, lo que explica que sean los
hombres los que fivorecen las reglas de la elisión.
Concluimos aquí la discusión del factor sexo. Volvemos al tema en más detalle en el
capítulo 5, donde examinamos el efecto de la diferenciación sexual en el fenómeno del
cambio lingüÍstico.
de grupo; 2) auiocorrección por pa¡te de los grupos generacionales más activos en la vida
púbüca,. y 3) cambio lingüístico en progreso. I:
rclación entre cambio lingülstico y gmpo
generacional se examina en el capítulo 5. Aquí nos referiremos brevemente sólo alÁ d-os
primeras situaciones.
En nuesüa sociedad, la edad juega un papel importante en la interacción y en la orBa-
nización del sistema social. La autoridad y eI estauls que se asigna a un individuo dentro
dg l¿ 6s¡1.¡stura femillar, por ejemplo, o dento de otros gn¡pos socirles, de¡rnden en cierta
medida de la edad del individuo. Además, las reglas que controlan la interacción lingülsti-
ca y ciertos r¿sgos del sistema Iingülstico interno son sensibles al factor social edad en
cuanto a que el comportamienO lingúístico y paralingüístico (por ejemplo lgstos, tono
de voz, etc.) de los hablantes varía segrin la edad de ésos y segín la edad de lós inrerlocu-
¡ores. Es de esprar, por ts¡to, que ciertas rariables lingüísticas sean indicadores de diver-
sos gfl¡pos de edad. Esta rclacióo es en la mE¡orfa de los casos probabilística más que
categórica, exceptro cualdo la cor¡a-riación está asociada con el proceso de adquisición de
la lengua materna que, obviamente, involucr¿ el uso de elementos lingüfsticos que se pre-
sentan solamente en el habla de los niños.
El grupo de edad que más pmpende a diferenciarse lingúísticamente es el de los ado,
lescentes, quienes se identifican con su gnrpo esencialmente por medio del uso de vocabu-
lario y expresiones propias de ellos y de su tiempo; por ejemplo, eI habia cá¿Ji de Madrid,
el habla de las adolescentes del valle de San Ferna¡do en Califomia, etc.
Más frecuentemente, sin embargo, las difercncias por grupo de edad no son conse-
cuencia del factor edad mismo sino de frctorcs rclacionados; entre éstos, el más imporAn-
te parece sef la percepción que el hablante tieDe de las \¡entajas sociales que puede obtener
mediante el uso de rasgos lingülsticos considerados de prestigio en la comunidad. En este
sentido, los grupos de edades intermedias (20-50 aios), inmersos en el mundo de la com-
petencia profesional, económica y de ascenso etr la escala social, son los que se espera
que presenten perñles de autocorrección. Observemos, por ejemplo, el com¡roramiento
de dos gntpos de mrones con respecto a la uriable (f¡ en el español de Santiago de Chile.
El cuadro 3.10 muestra la frecuencia de uso de la ¡¿riante velarizada [x], socialmente es-
tigmatizada en la comunidad, para 16 \arones, dos en cada subgrupo.
CUAD¡o 3.m
hlce ajes de fttcue¡ci¡ de [xl seg¡t¡ l¡ rd¡¿ Grupo A=3 o me¡os a6oÉ de cscol¡ridsd;
Gru¡o B=I2 o rruís rños de escol¿¡.ld¡d. N=uúmerc de con&f,los de ocudttrci¡.
f¡l txl
El cuadro 3.10 muestra claramente que los niños y los mayores tienen conductas simi-
larcs que los diferencian de los adolesceues y ¿dultos dentro de los gnrpos A y B. i,a
comparación de estos dos gnrpos indica que la educación es un ñctor influyente, que sin
LA VARIAALE SOCIOLINGüISTICA
(thl
B c o
Habla H¡bl. Estilo L¡sta d6
cuidada d6 lectuÉ palabras
€spontán€a
tra la disribución social de (th) y muestra que esta variable es un marcador sociolingüísti-
co, porque su frecuencia de uso cola¡ía con factores sociales y esti.lísticos. El eje venical
de esta figura corresponde al promedio de vialorcs computados para las tres yariantes cons-
tatadas etr palabms como thing <cosa,, throne atrono», thoug¡r, .pensanierilo», etc.: 0 pa-
ra la ra¡iante fricaü'¡a estínda¡ [0] 1 para la africada [t J, 2 par¿ la oclusiva [t]. El valor
promedio, multipücgdo por 100, forma el índice de (th). El eje hoüontal representa la
dimensión estilística: A, estilo casual; B, estito cuidadoso; C, lectura de texto; D, lectura
de palabras.[¡ ubic¿ción de los hablantes en una u otra clase social se determi¡ó median-
te un lndice socioeconómico calculado en base a tres indicadores: la ocuryción del miem-
bro responsable de la mántención de la famfia del hablante, la edacación del hablante,
el ingreso de la frmilia. De acuerdo con los indices obtenidos para (th), la población se
estratiñcó en cinco grupos que corresponden a las siguientes capas sociales: 0-1, clase
- baja;24, clase obrera; 5-6 7-& clase media baja; 9, clase media alta,
L: figura 3.1 reprcsenta un caso de ma¡c¿da estratiñcación en cinco capas socíales cu-
ya mayor diferenciación en relación a la v¿¡iable (th) se da entre la clase obrera y la clase
midia baja. El térrnno estmtifcación social se etf.¡.plea para referime al orden jerarquiza-
do de los grupos dentro de la sociedad estudiada.
La diversificación lingüfstica ilustrada en la ñgura 3.1, condicionada por frctores de
tipo socioeconómico, no es un fenómeno de la misma naü¡ra.leza que la diversiñcación
condicionada por los frctores sociales exami¡ados anteriormente, la edad y el sexo. En
verdad, individuos de diferentes edades y s€xo pueden estar en estrecho contacto y comu-
nicar con frecue¡rcia deritro de un subgmpo social @. ej., la familia), pero su conducta
lingüfstica es de lodos modos sensible a estas diferencias y evidencia patrones de varia-
ción correlacionados con el sexo y la edad. En este caso, la variación lingülstica es un
Índice de diferencias dentro de categorías sociales que son relevant€s en una sociedad.
Las distinciones iingüístic¿s asociad¿s con diferencias de clase social, por otra parte, se
{ expücar más bien como consecuencia de la existencia de barreras sociales y de distancia
social, de la misma manera que se expüca la diferenciación diatópica como consecuencia
de la distáncia y las barreras geográñcas. La distancia y las barreras geográfrcas (ríos,
mo[tañas, etc.) son objetivas y relatiwamente fáciles de definir; la distancia social y la cla-
se social, por otra parte, son conceptos problemáticos. De hecho, aun en sociología no
hay acuerdo sobre la naturaleza o incluso la eistencia de clases sociales, pero la sociolin-
grüsüca ha utilizado esta cat€goría y demostrado que ciertas \¡ariables lingúísticas estrati-
ñcan la población en gmpos socialmente distrnciados tanto en base al uso de esas ¡¡a¡iables
eu el habla como en sus actitudes subjetiras hacia ellas. Esta situación Ueva al desarrollo
de dialeaos y acentos sociales, cuy¿s diferencias se hacen miís marcadas mientras rnayo-
res sÉn las diferencias de clase social. En este sentido, la figura 3.1 ilustra un hecho im-
portante: la existencia de una barrera social entre la clase obrera y la clase media baja
que es más sólida y dificil de zanjar que las existentes entre otros estratos socia.les.
En general, los es§¡dios de sociolingüstica que han incluido la variable clase social
., la han definido en base a criterios objeüvos, razón por la cual el érmino/acror socioeco-
' nómico se usa con frecuencia et vü. de clase sociaL Estos criterios incluyen, por ejem-
plo, nivel de ingrcsos, ocupación, educación, tipo y ubicación de la vivienda, etc. (vid.
cap. 2); los varios estratos se presentan luego como conjuntos dlicralos, aunque hay plena
conciencia del hecho de que tanto el constructo global clase social como las categorías
empleadas para definirla constituyen continaos sociales rehti¡¿s. Nótese la difercncia con
la separación por casta, característic¿ de la India, por ejemplo. En el sisema de castas
la ubicación social se bereda; esta herencia determina el prcstigio, la ocupación, el lugar
de rcsidencia y las relaciones sociales de los individuos, las que esüín esrictamente limi-
tadas enEe miembros de diferentes castas. I-as clases sociales, por otra parte, no están
formalmente organizadas; son agrcgados de individuos que tienen un estatus socioeconó-
'E-q!F
I¿s va¡iables fonológicas investigadas por Silv¿-Con'¿lán tueron O), (0, 0) y (r) en
ciertos contextos fonológicos muy específicos. L:s w¡iables (b) y (D se examinaron se-
guidas de la semiconsonante labiovelar fw]; O) se examinó además en posición intenocá-
lica, entre iDcal [+alta] y [+baja]; 0) y (r) se estudia¡on en posición final de sflaba. En
todos estos cont€xtos el estudio se concent¡é eD uDa sola r"riante no-está¡da¡ de cada va-
¡iable: velarización de (b) y (0, eüsión de O), [r] por 0), y Ul por (r). Se agruparon todas
las otras mriantes observadas en «otras \ariantes», sin darles representación fonética. A
continuación ilustramos las variantes y los contextos:
. CU D¡o 3.lt
hrce¡t4a da uso da clrco ,!¿ri¡¡lc3 ¡o aaú¡d¡¡B a¡ cl b¡bl¡ da cu¡bo ¡dolcaeDtas
p.rt r.dcrt.s s doú grup.§ socid.3. A=3 o D.úos ¡ñc de educació¡; B=f¿ o mls súo§
d. cdoc.ció¡.
El cuadro 3.11 ilustra tres hechos interesa es: l) ciertas variables son más sensibles
que.otras al parámetro socioeconómico; 2) los procesos de autocorrección se aplican más
estrictamente en el caso de estereotipos lingüistims; 3) los porcentajes com6inados de
un gnrpo de variables estratifican más claramente a los hablantes en diferentes estratos
sociales.
De las cinco variantes ilustradas, sólo [] y [r] no ocurren en el habla del resto de los
individuos en- el grupo B. Por otra parte, las dos adolescentes de este gm¡n, incluidas
en el cuadro 3.11, suprimen [x] y [[] y una dc las adolescentes del gnrfr Á suprime
[x]
de su habla (aI menos durante la conversación grabada), lo que indica que estas vari¿ntes
están estigmatizadas. La variaate [x] es en ver¿id un áa¡cador sociolingüístico estereoti-
pado en la comunidad. Un estereotipo es.fl" generalización desfavoáble, exagerada y
siinplista acerca de un Fupo o una c¿tegoria óe personas. I¿ tendencia a estireotipar,
es decir, a percibir y ordenar el mundo objetivo en érminos de categorías sin excepcio-
nes,_es típica de los seres humanos. En el caso de los estereotipos, sinimbargo, se exage-
ran las caracterÍsticas negativas de los miembros de una categóría. Aunque inexactos, los
estereoüpos se manüenen ¡rorque son compartidos y confirmádos por todos los mienbros
de un gnrpo social. Así pues, la variante [x] (en Santiago de Chile y posiblemente en mdo
el mundo hispánico), se percibe como un rasgo lingüístico categóritó que define al indiv!
duo conio miembro de una clase social baja y/o dé origen rurat. La percepción estereoti-
pada de este rasgo se hace evidente en su uso por parté de escritores y cohediantes, por
ejemplo, en la ca¡acterización de hablantes de las caoas sociales bai¿s.
Otro ejemplo de rasgo lingüísüco estereoüpado proviene de la varíable (r) en el espa-
ñol de Puer¡o Rico. Thl como en Santiago de Chile y en muchas otras riedades del espa-
ñol (p. ej., en Cuba, Andalucía, las Islas Ca¡arias, Venezuela, Colombia, etc.), la (r) ñ;al
de sflaba tiene una variante latrraliz:Ldl [l
que ocurre con ma¡or o menor frecuencia en
el habla de ciertos grupos sociales. En su estudio de un nrlmeio de variables fonológicas
en el español de. un gmpo de puertorriqueños en Filadelfia, por ejemplo, poplactlisa-
blece que la variante [] es un estereotipo del habla de Pueno Ricó, porque sü ocurrencia
en esta variedaddel español ha sido exagerada. En la muestfa examináda por poplack,
la variante lateralizada alcanza a un porcenaje total de uso de sólo 10 por 100, h váriante
u op. ,it.
VARIASILIOAD FONOLÓGICA Y SOCIOLINGüISTCA CUANTITATIVA
o.l
fl2-5 6,8
il!l 0-r
F¡c..3.2. ¿r. Estraiific¿Jión social de (r) c¡ el habla c¿sual dc ocojDrquinos
_
2-S 68
de lg-39 años de
crao.4., E\a¡u¿cló¡ subjetilr de (r) en cuátro c¡ases sociales.o-l=clas€ soc¡al b¡ia;g=clase
social alta. hdicc d. (r): too=lrl; O=0.
9
q. cit., w. t ó.lSO.
{". Ad¡ptada de L^tc¡¿: op. ci¡., p. t'l.
LA VARIAELE SOCTOLINGÚfSfl CA
t-a fisura 3.2 no deja dudas sobre la v¿lidez del princiPio ProPuesto Por
l-abov Aun-
de la ctasé media alta usan la variante [r] con
ou"?-.i t uulu casual sólo los hablantes
li-"-*- Á"u"n.iu, los hablantes de los cuatro grupos socioeconómicos evalúan Positiva-
;;;;;#, sin excepciones. Este prinápióaeuniformidad enlos juicios emluati-
üiá i.p.tt-", p.tqu" ti.,ne de buse p"ñ ladéfiruciót de cotrunidad de habla, crr^cepto
oue discudmos más adela¡te.
*-ü;r;lr;;,ó, potiti* ái ,n rasgo lingüístico no siempre coincide con una va¡iante
*u-.-a"i. Corno Oii¡mos en la'secció¡i3.2.1, el deseo y/o Ia presión social de rZentilcación
;;"^' g;p; piáce f"uorecer la mantención de variantes no-estándares y la evalua-
,oi"i l"" dL e[as. Por ejemplo' el uso del condicional Por subjuntiYo es un rasgo
;;tá;;;4.i"
"iOn emu"tgo, toi reiultados de una prueba de apareamiento disfrazado aPli-
i"¿,* ó*it*Ui* (r27. cap. 2) muestran que lós habitantei de estc lugar no üenen acti-
la
t,ioe. o.!utiu* hacii este uio. Én verdad, iunque los encuestados tienden a asociar
[¡á" E.t¿r¿- .on ocupaciones de mayor presügio y con nivel más alto de escolaridad'
la personalidad del ev¿luado se define iiempre 666s «mu] agradable' y
ramistosa» en
ia lrabación con l¿ variante condicional; enla versión con subjunúro,. por otra-Part€' el
eu]uado se consider¿ a veces «frío' y «no muy amistoso'' Estos resütados in{i9an que
y que los juicios eva-
ias-"ariÁies fingufsticas tienen connótaciones hulüdimensionales,
i*tiro. oo son ñeces¿riamente uniformes a través de las diferentes dimemione§' Así' en
objetiva e impenonal, la variante -ra estánd¿r se er¿lría positivamente; pe-
una dimensión
ro en una dimensíón subjetiü y personal, la misma wariante no recibe una evaluación uni-
Ormemente positiva. kl¡clusíó; de una sola dimensión objetiva, por ejemplo la ocqpación
i"o.o en de l¡bov), no aporta toda la infomrición necesaria para definir las
"l'".tu6ohacia el habla de una comunidad.
actitudes sociales
El estudio de Co\arrubias muestra además que son 1os individuos mrís jóvenes (18-30
años de edad) los que tienden a eraluar más positirtmente la penonalidad det evaluado
*áJ" e.t rí." U i*iante regional (-ní¿). Hómos interpretado este hechoaT como fidice
de la existencia de sentimientñs más fuertes de idenüficación con Ia comufiidad
por Parte
de los ióvenes. Es posible que los ¡ecientes cambios sociopolíticos en España y la apertura
del puiblo al oris]rro hayá moti'¿do una tom¿ de conciencia comunitaria y.una glayor
ha obsen"do una siruación si-
-Uá"¡¿"4 entre las geniraciones más jóvenes. t¿bovs de
mila¡ en la isla Manha's Vineyard -por frente a la costa Massachusens'
Estudios del tipo rcalizado la autora en CoErrubia§ asumen que los encuestados
po.oo ¡, ci"no oivel de conciáucia lingüfstica que les permite evaluar., subjetiva-u objeti-
mente, diferencias diastráticas y diatóipicas. En este sénüdo, el estudio realizado en San
Juan poi Ló,pez Morales (rzd. seé. Z-l.i.l) sugiere que.la conciencia de dialectos acen-
y
t". *1áá i" ttu"" más clara especfñca
y enÉe los miembros de las clases sociales más
atu.- ta in de U{a üorales consistió en hacer escucha¡ a 72 informantes
d" ñ=. estratos scrcioeconómicos @ap, medio, medio alto) ocho grabaciones
pr*"oi"nt"t "stiga"ión
'hechas
por cuatro obreros y Por cuatro profesioÁales, todas ellas comenürndo el mismo
tena: ücongestión del trániiri. t¡s inforinantes debían dar luego su o¡inión sobre la con-
dición socioáonómica del individuo grabado (.obrero' o 'profesional') y explicar en qué
t uÚ¡.o Uu*¿o opinión. Las recoiocimie os corrcctosAe los individuos grabados co-
"rtu
mo.obrero, o.Profesional" con el nivel socioeconómico de los encuestados: 66
'¿ariaron
por 100 (nivel bajo),91 por 100 (medio),95 por 100 (medio aho).
En páginas anÉriores hemos clicho que el concepto de clase socíal ha sido problemríti-
a' cAaMEN sEv -CoR'/^L{x: iThe socia.l profrle of a syntactic_serD'¡tic riable: ThrEe ver! forms in old
Cas¡i.., Hispania,67, 1984a, pp. 59{01.
4 op. cir., c. l.
VARIABILIOAO FONOLÓGICA Y SOCIOUÑGO|STICA CUANTITATIVA
I¿ discusión de los cuadros 3.2', 3.3 y 3.4 en la serrión 3.1 deja en claro tan¡o algunas
de las dificultades que surgen al agrupar a los hablantes en la presentación de una gr¿rn¿rr:-
ca de grupo, como las asunciones que sub,acen esta técnica. I-a existencia de variaciones
individuales en la conducta lingifstica de ciertos miembros de un agregado social identifi-
cado como ua grupo ba \evado a los sociolingüstas a prEstar constante atención al rol
del indiüduo dentro del grupo, a los parámctros que deñnen un gnrpo social, y a las razo-
nes por las cuales la conducta de un individuo se dewfa de la esperada para los miembros
de un gnrpo determinado. Surge aquf una problemática complejísima a la que no es¡rra-
mos dar solución en estas páginas; nuestro objetivo es simplemente presentar algunas de
las posibles respuestas ofrecidas por rarios investigadores-
Es axiomático en sociolingüística que todo estudio tiene como punto de pafida el indi-
viduo, ya que se necesita comprender primero la conducta de éste para üegar a compren-
der la del grupo. Esta metodologla ha permitido establerer que las üfercncias individuales
pueden ser mínimas, pero también significatims incluso dent¡o de un grupo pequeño y
bien definido como es la familia. Esto se debe a que la experiencia lingüística y social
de dos individuos es necesariamente diferente. Es der,i-r,,la histoia social del individuo
co¡diciona su habla de forma única. Asf, en nuestro estudio del habla de Santiago de Chi-
le, una adolescente (16 años) muestra 0 por 100 de una \ariante nc€stándrr; su hermano
(15 años), en cambio, realiz¿ categóricamente esta variante (100 por 100). Esta diferencia
no obedece sólo al factor sexo, sino que refleja estilos de vida, walores, actitudes y expe-
riencias diferentes. El joven ha sido arrestado v¿¡ias veces y su proceso de socialización
ha incluido grupos de individuos con los cuales la hermana no ha tenido contacto.
Obserr"¿ciones similares ha¡ ller"¿do a Sankoff y hberBeae a proponer que se adopte
la:rlorciÓt de mercado lingüstico etlos estudios de va¡iación. Este nuevo enfoque estable-
ce que la conducta lingüístic¿ de los hablantes serÁ mls o menos estándar segrln la impor-
tancia rclativa que la variedad lingüfstica legitimiz^da p6¡ la ideología social domimnte
tenga en la üda socioeconómica de los habla¡tes. En consecuencia, dentro de un gmpo
social se darán conductas lingüfsticas diferentes segrfn las aspiraciones y/o la actividad
socioeconómica de los miembros dc dicho grupo social.
Sankoffy Laberge ha¡ elaborado un fzd¡'c¿ dc panicipación en el mercado lingülstico
que tr¿ta de medir cómo la vida socioeconómica del i¡üviduo rcquierc que éste renga
acceso a la norrna lingüfstics está¡dar. Es claro que el ralor no es el mismo en cam¡ros
de trabajo como la educación, la literatura y la polltica, por ejemplo, comparados con
trabajos de,tipo manual. El fiüce no puede basarse sólo en la ocupación, sin embargo,
p9rqu9 tendría que modifica¡se en el caso de dueñas de casa, estudiantes, jubilados y;n
el de individuos cuya historia ocupacional hz¡¿ cambiado a través del tiempo. Aderirás,
el presügio asociado con ciertas ocupaciones o roles sociales no es el mismo de una socie-
o DAVD SAN(oFF y S. LA¡E¡aE: .Tlc liDguistic Esrká aDd üe st¿tistical aplaD¡tioD of r¡¡¡iabüty,, r¡
D¡Buistíc wridion: Modcb an¿ rrEtws, Ncw York, Ac¡dcoic Pr¿ss, 918, pp. 45-55.
LA VARIAELE SOCIOLINGI]IS¡CA
$ LE§LTE
-Mrrxoy: lt tguag¿ orld soeial n tuo¿r, Orford. Blackwell-
" LEsLE Mr-Roy v s. t'l¡É¡r¡g, ,r¿-acuta¡lú"rg;by"Il;a;ai'áiwort
l98O_
, taaguage ín socie,y.9.
19E0. pp. 43-m.
VAN¡ABILIDAD FONOLÓG¡CA Y SOCIOLINGÚÍSTICA CUANÍIfATIVA
tura social basada en rcdes sociales densas con l¿zos ¡ruibiples de un¡dn entre sus miem-
bros. Esto significa que la interacción se desarrolla dentro de un teFitorio claramente
deñnido y que los individuosestán relacionados en r¡a¡ios niveles: de familia, de trabajo,
de vecindario y de amisad. El grado de integración de los habiantes de cad¿ barrió á
la red social local es rariable, sin ernbargo; en Belfrst, se definió cuantitativamente asig-
nándole a cada individuo un punto o cero en relación a cinco parámetros:
. El índice de integración a la red social (DIR) local de cada individuo (que podla !a-
riar enre 0 a 5 puntos) se incorporó luego al análisis probabilístico de cienas'r¡ariables
lingüfsricas para poder comparar su efecto con el de otras \¡ariables soci¿les ya tradiciona-
les, sexo y edad. Cinco de ocho va¡iables fonológicas estudiadas demostraron ser sensi-
bles al IDIR; es¡o es, a un rdor alto del IDIR le corrcspondía una ¡na)¡or frecuencia de
uso de las rariantes vernáculas o locales.
Entre otras razones, el estudio de Belfast ha sido de interés porque ha aportado una
dimeusión más adecuad¿ para explicar el comportamienlo femefuno y/o másculino con
respe4o a ciertas variables lingüísücas en diferentcs comunidades: en algunas comunida-
des los hombrcs usan con más ñecuencia las nriantes locales porque su IDIR es más alto.
Esta conclusión predice, al parecer correctamente, que en aquellós casos en que el IDIR
de los hombres sea igual o más bajo que el de las müjeres, éitas usanán las variantes ver-
náculas con la misma o ma,vor frecuencia que los hombres.
L¿ densidad de las rcdes sociales üende a uniformar el comportamien¡o lingüístico de
sul miembros. For otra parte, las clases medias de los grandes centros urbanoi no perte-
necen, en general. a redes sociales densas. En este caso, los hablatrtes tienden a adoptar
la norma estiíndar como modelo. Sin embargo, a pesar de la existencia de factores uni-for-
madores, incluso en pe4ueñas comunidades con lazos mrlltiples de unión entrc sus miem-
bros (como los barrios de Belfist esü¡diados por Milroy y el pueblo de Coam¡bias esu¡diado
por Sihr-Corvalín) existen patrones de variación en la conducta lingüfstica de los hablan-
tes. Esta situación ha creado el pmblema de la deñnición del cnr¡cqto de comtnidad de
habla, crucial lzl,¡to para la lingülstica estn¡ch¡ral y gener¿tiYa abstraca, que incluyen en-
tre sus principios básicos la noción de cormmidad. lingüktica homogénea, como para la
sociolingüística, que estableae comparaciones entre y
"comunidades de habla, usualrnen-
te estudia los diversos fenómenos sociolingiilsticos empleando la noción de rcomunidad,
como matco espacial.
El concepto de comunidad en sociología se reñerc a un gnrpo de individuos concentra-
dos en un 6rea geográftca dentro de la cual realiza¡ la mayor parte de sus actividades.
Para que exista una comunidad sus miembros deben tener conciencia de ella y de sus dife-
rencias con otras comunidades; deben, además, identificarse con los intereses, estilo de
yida y objetivos de la comunidad en general. t¡
comunidad no es una unidad política con
límites legalmente establecidos, sino una entidad social cuya definición y fmites no son
fáciles de determinar.
En lingüística, la definición de comunidad ha pr€ocupado a numerosos autores52, a
51
hr cjcmplo, L. BL@MF¡ELD: Ia¡Bua&, Nev, yotk, Holr, Ri[eba¡t & WiD¡ton, 1933. Ttad. cspaiola:
EL CONfEXTO ESNLÍSTICO OE LA VA8IACIÓN
87
partfu de la definición relatiramente simple dada por Bloomñeld en érminos de .un grupre
de personas que interachían lingüísticamente'5!, que deja abierta la posibilidad de q-ue^la
interacciónincluya un: o más lenguas. Gumperz, I)or otm parte, establece más especifica-
mente que la comuddad de habla está constituida por .cualquier agregado humano que
inter¿cnle de manera ftecuente y regular por medio de un sistema companido de signos
lingüfsticos y que se- distinga de otros gn¡pos similares por diferenciai significarivai en
el uso de la lengua,s. En pontraste con eitas deñniciones, basadas en nórmas de can-
ducta lingülstica compartida, kbov pone el énñsis ea. el companimien o de nomos eya-
fuartvas hgcia la lengua, nonnas que pueden obsery¿rse en la elaluación explÍcita ylo
subjetiva d! usos lingüísticos y en la uniforrridad de patrones abstracos de variación io-
ciolingúfstica. Así pues, Labov considera que la ciudad de Nueva york, a pesar de sus
diGrencias en cuanto a los perñles de uso de las ra¡iables lingüísticas estudiadas, es una
com"nidad de habla porqué los nativos necyorquinos muestr;n los mismos patrónes de
covariación a lo largo de la dimensión estillsüca en casi todos los casos de r"¿riables estu-
diadas. Esta igualdad en la dirección de la covariación se toma como ind¡cadora de nor-
mas sociolingifsticas compartidas.
For otra parte, nos hemos referido a la existencia de variación incluso dentro de lo
que- un gn¡po de i¡dividuos perciben como una comunidad (por ejemplo, en el estudio
de los tres ba¡rios de Belhst). De hecho, en comunidades áaüvámeñrc bien definidas
sociológicamente, ciertos rasgos lingüsticos muestran direcciones diferentes de \"¿riación
y/o cambio en los diversos subgnrpos que forman parte de la comunidad. Si las normas
ev¿luativas hacia las variables fueran las mismas en los diversos subgrupos, estaríamos
justifrcados, siguiendo a [-abov, en considerarlos .una comunidad d; habla,.
A pesar de las dificultades asociadas con una definición exacta de comunídad, conti-
núa usiíndose como marco de referencia espacial y social en sociolingüstica junto a otras
dimensiones de la estructura social subordinadas a ella, como la red de enlaces sociales,
los subgrupos gener¿cionales, etc. Debemos tener presente, en todo caso, que el concepto
de comunidad, como el de clase social, implica un cierto dvel de abstracción, pues sugie-
re la existencia de gnpos discretos, lo que no corfesponde a la realidad objetiva dé la
sociedad.
Es_un hecho axiomáüco que los individuos cambian su forma de hablar segin el con-
texto ffsico y humano en el que tiene lugar la comunicación. El habla, como oiras formas
de conducta social, se modifica y adapü a diferentes situaciones. Así como el uso de un
balado¡.9s apmpiado en la playa o en la piscina, pero in¿propiado a la hora de cenar,
as¡ tambrétr clertos usos lingüfsticos apropiados en algunas circunstancias resultan inapro-
piados en otras,: ejemplo, una naUláte Aet espiñol de Chile tiene a su disposiiión
-Por
varias formas diferentes de ofrecer a su intetlocutor algo de beber, algunas de Ias cuales
ilustramos en (7) a (10):
El lenguaje, Li¡¡a, Univcnidad Nacio¡al M6yor de Sa¡ Marcos, l9ó4; I J. CLn,tpERz: .Tte spécch coúmu-
niry.._c¡t Intc¡national hc.']clopcdia of th. Sociat.§ci¿rc€J, New york, MacMillatr, 196t, pp. 3dl-386: LA¡ov:
oh c¡,.; RoMATNE, oá- c¡i., FR q-\osco GTMENo: .A propósito de comuridad de habla: .T_hi social di¡¡casion
of dia.lectology" de J. P. Ron ., at Actas d¿l I Congrei Intemacional tobrc el Bpdnot ¿n Anenca, ed. por
HIMBERIo LópEz y M. v^aLERo, Academia ñeftorriqueña de Ia L€ngua, l9'r. San ruan.
Y. (u-aducción
"Y Op. cit., p.42 ruh).
Op. cir., p.219 (E¿ducción m¡a).
VABIABILIOAO FONOLÓGICA Y SOCIOLINGÚfSTICA CUANTITATIVA
k elección de nña de las construcciones en (7) a (10) esÉ condicionada por un aspecto
de la si¡¡acióu: la relación de intimidad entre la hablante y su interlocuror. El ejemplo
(7) serfa adecuado sólo si los hablantes tuvieran una estrecha relación de amistrd; al re-
vés, el ejemplo (10) sela inadecuado en esta situación. Los ejemplos (7) a (10) esÉn orde-
nados en una ¿sc¿I¿ de fumwlidad; el ejemplo (7) representa el extremo más coloquial,
más infrrmal, el á¿á la vernócala ttsaü etr el hogsr y eitre amigos de confianza; los ejem-
plos (8) y (9) se alejan algp del extremo coloqui¿l; el ejunplo 00), que usa la forma de
tratamiento de respeto (a usred), sc ubic¿ en el ext¡emo más fomBl entre los ejemplos
dados y no serÍa apropiado si la relación entre los habla¡tes fuera uBa de igualdad. Eslos
ejehplos muestratr que la lengua no es solamcnte se$ible a las características sociales
del hablante (tales como su edad, sexo, educacién, etc.) sino también al contexto situacio-
nal en el que éste se encuentra. Este conExto detemina en gran medida la elección de
formas lingüfsticas que el hablante tiene a su disposición et el repertorio verbal de gt
comunidad.
Se pueden distinguir al menos tres componentes básicos en el coutexto situacional en
que se llora a cabo la interacción lingüfstica: el escetmrio o dominio, el propósito y los
participanes; la ineracción de estos componentes motim una arrpüa y compleja gama
Situ¿cioncs
Dlar.ificado v¿rsus
t'-gnla. disculso escrito Pladñcado6' o de un continuo de formalidad6t'
p¿glnus siguientes, preseotairos algunos ejemplos de variables fonológicas del
español estudiadas en relación a la dimensión estilística.
uno de los efectos más sobresalientes de las va¡iaciones de estilo en el habla es la clar¿
¿isÁnución de la frecuencia de r"ariantes noestándares o de m€nor prestigig " f'"¿i9u
tal disminución
lr. ar-"ntu et g.ado de fonnalidad. La ñgura 3.2en ilustra e1P{cr-qmente
York' Un patlón similar mues-
Én el uso estigmatizado de la variante oclusiva [t] ryueva
áif .ur".í* sociolingiiístico (s) en el españoi de Caíagena, Colombia@, cuyas nrian-
tes, tsl, thl y t0l, cora¡íá con el áülo de tai m¿nera que la wariante prestigiosa.[sl sumenta
ooi"'UÍé."It-.ü frecuencia en los estilos de lectura, mientras que [h] y [Q] disminuyen'
ei e.tudio de Lafford incluyó 83 hablantes distribuidos, de acuerdo con crirrios otjeti-
,os, en cinco clases sociales: alta (A), media alta (MA), media (M)' media baja -(MB)'
Uajá (B). P¡esentamos los resultados para odos los grupos sociales en cu¿tro estilos en
el cuadro 3.12:
craD¡o 3.12.
Estilo
casual N 45
cuidádoso 28
lectur¿ 6 16
list¡ de pal¡bras ü 6
CUD¡o 3.t3
hft€Dtaj. de rctención, espiracióa y elisi& en dos poloó .st¡lr¡úicos .D circo c¡ases soc¡ir€s.
Los rcsultados presentados en el cuad¡o 3.fl indican que la sibilante disminuye más
o menos regulannefte a medida que se desciende eD la es¿ah social. Sugieren, además,
que en Ca¡tagena las bareras sociales más importantes parecen esar enire la clase alta
y la media alta, por un¿ parte,.y la clase media y meaia bája, por otra. Finalmente, pode-
mos observar que las tres \¡a¡iantes se uülizan en las cinco ciases y en todos los eitilos,
pero_en propo-rciones ra¡iables que indican estratiñcación social y éstitfstica. Los r¡alores
absolutos de frecuencie de las \¡arianEs en los üferentes estilos son sensibles a las difere¡-
cias sociales, lero los patrones abstractos de variación a lo largo de Ia dimensión estilísti-
ca son los mismos a uzvés de la dimensión social.
En páginas anteriores nos hemos-rcftrido al- estudio del español hablado por un gmpo
_
de puerbrriqueños en Filadetña realizado por Foplack. Creemos de inteés pl."rt"i
dos cuadros_que_demuestratr que el conexó üngiiísüco de una rzriable puede condicionar "{ui
¡a s€nsibüdad de ésta aI parámeEo estilÍstico. Es decir, el esti.lo, asf como los hcorcs
sociales exami.oa¡los atrteriornenie, no tiene el mismo efecb sobre diferentes u¡iables lin-
güísticas,_ ni tam¡oco en los diversos contExtos liltsÍftfi(.^! en que puede ocurrir
una mis_
ma variable. El cuadm 3.14 muestr¿ la conúiúución de ur n¡ims;u de ácl6r¿s gue
condicionan el debilitamiento (aspi¡ación, asimilación y eüsión) de 1s¡ en posiiOn final
de palabra monomorfémiga (por ejemplq hues, dos, n¿s, crisis, etc.i, calculada con el
pmgiama VARBRUL 2563.
[,os rcsulados del cuadro 3.14 indican que los- áclores que más contribuyen a la pro-
babilidad de que (s) se debiüte son el sepento siguiente, ei acen¡o y el esüío. La dñtri-
bución segrín el estilo sigue un patrún abstac'to simila¡ a de canagena: el habla vernácula
favoreee los procesos de debiütamieno, h
formal fryorece la- retención de la sibi_
lanle.
. Comparemos el cua&o 3.14 con el 3.15r quc muestra la d.istribución, en porcentajes,
de las variantes de (s) con valor de morfema pturat 1p. e¡., et libros, papás,'tosas, étc.j
en dos estilos, cüdadoso y casual.
Cü^DBo 3.14
ü cación
VerDáculo ;16 Jóve&s ,60 Mcoos dc 4 años ,57
Ir¡fonnal ,A Malor.s ,40 Más dc 4 años ,43
Formal ,31
Cu^DRo 3-,5
*-r,*kt
Cuidadoso n 34 49 655
Casual 15 35 50 6ri
'Ihlál 1.268
El cuadro 3.15 indica que en Filadelfia la re¿lización más fre¡uente de (s) plural es
[0] y que en este contexto plural la uriable oo es sensible a las rariaciones de estilo. Bo-
plack aota que la eüsión de (s) plural resulta etr pérdida de información (niñas-niñaQ,
pero no así la elisión de (s) no-morfémica (unes-lune@ - Esta diferencia fr¡ncional se co-
rrelaciona con diferencias en el efecto que diversos faclores ejercen sobrc la r¡¿riable. Así
pues, si una mriante conlleva Srdida de información (como en el caso de (s) plural), el
hctor estillsüco será menos imporante que ciertos frctores funcionales que compensan
la pérdida de información. En el caso de (s) plural y (s) verbal (canas-canta0), pr e)em-
plo, la presencia de ua cuantificador (rJoA níña@ o de un proaombre (ni catta0 bienj sor.
factorcs cu¡a función pernite la elisión de s sin que hayz pérdida de información.
Es intercsante not¿r, ademá§, que los porccntajes de distribución de las y¿ria¡tes de
(s) coinciden con los de las clases MB y B en Cartagena (lad. cuadro 3.I|), que son más
o menos las clases a las que pertenecen los puertorriqueños estudiados por Foplack. Está
coincidencia lingufstica apqra la clasificación de esras r¿riedades como pafe de un solo
dialecto del español: el español del Caribe.
VABIABILIDAD FONOLÓGICA Y SOCIOL¡NGÚISTICA CUANf IfATIVA
situación $¡e rcfleja una tendencia general en español a fricativizar los sepentos conso-
ñántidos obstruyentes en este cont€xto fonológiio.
El efecto diferencial del estilo sobre estas uriables se puede inte¡pretar como indic¿-
do_r d:l gyqs social que tiene cada una en la comunidad. Así pues, ia aspiración de (s)
y la eüsión de (n), frvorecidas sólo por el €stilo informal, aparecen como uriantes de
menor prestigio; por otra parie, las rariantes fricativiz^d^s ¿s 1i¡ y especialmente la velari-
(!1,
?da de F\¡oref¡qs p9r el estilo formal, parecen ser -ái bien li norma aceptada en
la comunidad. De hecho, la distribución en cuatro niveles sociales muesra que É aspira-
ción de (s) es hvorecida por los dos grupos más bajos, la elisión de (n) es frr,orecida sólo
por el grupo más.bajo; la fricativización de (é), en cambio, es Avoreci¿a por los dos
gnrpos socioeconómicos medios y la velarización de (n) es más fuertementé ñvorecida
por el gnrpo medio bajo. Es necesario insisti¡, sin embargo, en que estos fenómenos se
dan en odas las capas sociales; las diferencias se deben so-lamente a una cuestión de ma-
yor o metror frecuencia de uso de una u otra r¡¿rian¡e por parte de los d.iversos grupos.
hemos rderido ya en más de una oportunidad al estuüo de las variables (i) y (§)
.Nos-
realizado por Fontanella e¡ Bahla Blanca. Eu las secciones 2.3.1.3, 3.1. y 3.2.1.1 iipiical
mos las lariatrtes identificadas y los estilos de habla obtenidos en las sésiones de
fraba-
ción. Aquf- comparamos la diitribución de estas rariables segrln el estilo y el-nivel
ocupacional (l=nivel más bajo; 6=nivel ñás alto). ks sguras 3.4 y 3.5 ilustran los resul-
tados par¿ un total de 60 hablanres. Recordemos que el fndice de (i) aumenta proporcional-
mente con el aumento de la frecuencia de rarianGs ensordecidas (fig. 3.4). For ótra parte,
los valores de (§) corresponden al promedio de porcentajes de ocurráncia de
[§] calcuiadoi
en relaciótr a.l lotal de las dos variantes tél + [¿l (fig. 3.5).
.lrc
Ftc. 3.4. Uso de (¿) por cr¡atro nivelcs ocr¡- F¡c. 3.5.Uso de (§) por seis ni\¡eles ocu-
pácionales (1-2=In.ás bajo; s{-r¡ás alb) cn pacionales en dos estilos.
c1¡aÍo 6tilo§.
VARIAAILIDAD FONOLÓGICA Y SOCIOLINGüISTICA CUANTITATIVA
Las figuras 3.4. y 3.5 muestran que la estratificación más regular de las dos variables
se da en el estilo casual o espontiáneo. l,a va¡iación del estilo hacia el extremo más formal
en el caso (§) moti\a una mayor frecuencia de uso de la variante de prestigio [§], en
oposición a [é], de manera regular en los seis niveles ocupacionales. El perhl estilístico
d¿ t¿], por otra parte, muestra un paffn de hipercorrección (vld cap. 5) por parte del
grupo l. Et auménto de las \r¿riantes ensordecidas en este grupo (espe.iaknente debido
al cómportamiento de las mujeres en este estrato medio bajo), e§ interpretado por Fonta-
nela cómo indicio de un cambio fonológico en marcha, que imPlica la difusión de las
variantes [¿l y [5] en la comunidad.
Para co"nciür, crcemos que los ejemplos dados muestran que la influencia del estilo
puede diferir segrln la variable lingülstica en cuestión, segrln el nivel socioeconómico y
ótras car¿ctcísticas sociales del hablante y segrln el nivel estillstico en cuestión, con inter-
valos ma¡ores e incluso patronqs de hipücorrecciótr más evidentes enae los estilos de con-
versacióri y de lectura, que dentro de cada u¡o de ésb§. Un cuadro más €x¿cto de la uriación
esdlfstica en el mundo real se obtendrfa reerrplazando las tareas de lectura Por muestras
de la actividad lingüfstica de los individuos en sih¡aciones sociales que correspondierán
a diversos valores dentro de la dimensión estilo vernáculo-estilo formal.
Cerramos aquf este capftulo sobre rrariabiüdad fonológica y sociolingúística cuantitati-
ra. Esperamos haber demostrado que la variación lingüfstica está condicionada tanto por
factores sociales más o menos obvios como la edad, el sexo y la clase social, como por
fictores sociales más sutiles ¡elacionados con la historia social del individuo, con sus am-
biciones y con los grupos sociales con que se identilica o aspira a identifrcarse. La teoría
lingúlsüca no puede dejar de reconocer estos hechos.
4
Variación sintáctica
I Berr¡¡z L¡vrxo¡r¡: .l harr docs lha sociolinguistic va¡ieblc slop?,, e¡saj/o ptr,ra¡tado cr¡ el Congtso
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¿,rid.RocErSxuy,W^rrRWoLFRAMyWtrü^¡rRt-Er:Asi¿¿ydsocialdi4l¿c§ínD.tuit,Rcpoflon
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ó Serxorn: op, cir. p. 58 (u'aducción mía).
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téd., taague Frungaie, y, 1c17, pp. tLloE; Su¿aN:{E L^¡ERG1'. lh¿de d¿ la w¡iation der pru¡on§ tuj:ls
délnis 4 i;défnis dait i¿ frác"¡í iirt¿ a Uonr¡¿ar, t sis inédita dc Ph. D, Uniie.siÉ d. Monhéal' g/8'
VAAIACIÓN SINTACTICA
pecial. UI¡a de estas maneras, segrln l:vandera, podría ser en términos de estilos de co-
municación, es decir, la rrayor o menor ftecuencia de ocu¡rencia de una raria¡te sináctica
serÍa interprctada, de acuerdo con las difercncias de significado de c¿da riante, como
indicadora de diferentes estilos de comunicación, por ejémplo más o menos asertivo, más
o menos abstracto, más o menos corés, etc,
I a raÍz del problema se ccntra, pues, en torno a la cuestión del significado. El método
labovia¡o pa¡te de la idepüñcación de dos o más formas sintácticai como \¡ariant€s en
base a una sinonimia semánüc¿ referencial o de r¿alor de verdad. Sin embargq las catego-
rí¿s analÍticas que surgen de un anáIisis del habla en térrninos de igualdad blióa o refeñn-
cial no son neces¿riamente las mismas que surgirÍan de un a¡flilis que tomara en cuenta
otros niveles de significación, 61es como la intención comunicativa, las actitudes de los
hablantes, la perspectiva funcional de la or¿ción, etc.D. En verdad, si se toma en cuenta
la intención comunicativa, i.¿., el valor ilocutivo de uD enunciado segtin la semántic¿ de
Ios aclos de hablau, enunciados tales mmo (3) a (6), cuyas car¿cterf;ticas láricas y sin-
tácticas son completamente diferentes, pueden .decir limisma cosa,.
(3) Esrá oscuro aqul ]€.
(4) ¿Puedes lccr catr tan poca loz?
(5) ¡Erciendc la luz, por hro!!
(6) ¿Fodrfas eDcctrder la luz?
. Como acto ilocutitr, los ejemplos (3) a (6) pueden comunica¡ lo mismo: el deseo del
hablante_ de que el interlocutor encienda la luz. Sin embargo, en la teorla sociolingüística
desarmllada por labov, (3) a (6) no son rariantes de una misma wriable pnrque nó denen
_nrismo significado lógico o ¡efe¡encial. En oposición a este requisito de eqúvalencia
el
referencial, I:'anderap propone estudiar rariabies na.fonológicas iuya condición deñni-
loria no se¿ necesariamente la identidad ¡efercncial, sino la comparabilidad funcional. Ade-
m!s, para que una mriable sintáctica sea sociolingüfstica, debe cumplir dos condiciones
adicionales: l) las rariantes deben tener signiñcado social, estilfstico u otro mrs allá del
significado referencial; 2) la cuantificación de las r¡ariantes debe ser tal que las frecuen-
cias relati\¡¿s de ocurrcncia según ciertos factores sean las indicadoras directas de los sig-
nificados no-referenciales (i.a, social y/o estilfstico).
I-os estudios de yariación sintáctica, sin embargo, no tienen necesariamente que exa-
minal_/o gggblecer posibles correlaciones sociolingúfsticas para justificar su importan-
cia. El análisis de numerosas ra¡iables si¡tácticas ha mostrado que en muchos casos el
efecto de hctores sociales extemos (¿.g., emia, educación, sexo, edad¡ sobre la elección
de una u otra l"riante es mfnimo o inexistente. Los factorcs lingiifsticos hternos que con-
diciona¡ la variación han resultado ser, por otra parte, de gran interés y han lleradó a asig-
na¡ un ¡ol central a los estudios pragmáticos, basados en análisis del disturso, dentro de
la sociolingüística.
Adcmás de la cuestión del signiñcado, la rmriación no fonológica plantea el problema,
en todo caso menos crucial, de la definición del tipo de variable segrÍn su naturaleza y
según los factores que la condiciona¡. Así, una variible no-fonológica puede ser sinÉctiá
o ,{¿ por cjemplo, discusioncs eo MTCHAEL S¡L!,ERSrEN: .Shifters, linguistic categories, and culrural des-
cljptlon",.n Mea¡ing in anthropology, Alüúqtterglle, Unive¡siry of New Meiico Pr€ss, lg6 pp. ll-57; Dwc¡rT
BoLttcER: M¿oning akd Jorm, Lnogman,l9?; S¡,'ZAN¡!E Roy.ArNE: problem of sy¡üitic ¡r¡iation: A
"On the
rEply lo Beatrü t ¿\udera and Wiliarh Labo,., So¿r, tinguistic t4bt*ing tuper N;¡nb¿¡ 82, Adrin, Ter@s, Soutl rest
Educational L¡bora@ry, t98t: y C^rciA Ee¡cA .Shiftiag variation , Lrngza , 67, 19A5, W. 189-224.
- '
-Developmem
JoH)i sEARLE: Speech act¡: An essof in the philoophy of ladgwge, Cambridge, Cambridge Univers§
Press. 1969
VABIACIÓN SINTACTICA
A 'J él ta ñe ,
&jarla y ctttotrccs ! Eí ü' ¡¡t' gusó'
(8) S. t¿ cst Y P&9á¡dosel¿.
(9) NoJ fbamos a juDtar losouos coo €lo§ chiquillos'
(10) 5¿ h cstry Pa§ado.
5 ,1d., entre otros: D. PER!MunER y J. A¡§EN: 'clause rcduction in spanish' e¡ P¡oc¿¿díngs of lh¿ Se-
cond conference oJ the *r*¿¿y unsuist¡ii';oZ:;i, siir"ky, 1976, pp l-3b; A'
c QttcoLt: 'cordition§ on
Fortugu.r.'. u,e,¡rr¡"'.#i;í. zf iiii"isg-z's11-"' srRozER-: c¡i'ics i¿ 'V¿nirá' te-
ctitic movement in
iiili¿¿,L'ii'ii'. p.,l"i ¡rg.i.., Únir."i"fái-áiiárriü' rgTo¡ M'Rr¡ I-u'ÁN: 'cliiic Dmmotio¡ aod mood
Ú7i MAf,e{flra suÑE¡: cliúc
i. sñ.ñi(h vF'h,r 6more--"'. ,*",*¡di'idllt'ii"üili-"ri.iÁ''Á;d;.
i;¡p.rt;hGitir¿'' .aru."¡m i¡&io. Comeú Univcrsirv' 198: v.D lÍrp.orro: op c¡j'
il;.oti;
' -; ü bit- pt"t" vr:*: Deep a¡d ii6ii iÁ'"ture cons¡'ain¡s in ry¡a¡; New York' Eolt' RinchaÍ &
lJvinsron, 19¡1, pp. 75-76 (tradt¡cción mía).
VARIACIÓN SINTACTICA
9:] *yrri. en ambos lugares a la vez, [mi traducción]. perlmutter ofrece los ejemplos
(13) y 0a) como gramaticales y noaramaticales, rcspectivamente.
(13) a. Que¡ía seguir griríndoa¿,¡a
b. QucrÍá seguírD¿¡o gritando.
c. M¿ ¡o quería seguir gritando.
(14) a. .M¿ /o querÍa següi¡ g¡ilándomclo.
b. .M¿ lo q\crí¡ seguiímzlo gritándomelo.
Sin emba¡go, como veremos a continuación, ejemplos del tipo de (4) son gramaticales
en al menos .na \ariedad no-estánda¡ del españóI. Además, Flo¡a KIéin (cJmunicación
persogal) ha constatado la ocurrencia de Ch en algunas rariedades del esp'añol de Casti-
lla. El fenómeno parece ser, por tanlo, un procesó de evolución .natur¡, ¿e la lengua,
suprimido desde arriba por el sistema educacional y por la adopción de normas asociadas
coq dialectos de mayor presügio social.
De ac¡erdo con Ia metodología sociolingüfstica, el paso siguiente consiste en definir
.
los posibles contcxtos de ocurrencia de los Ch. En este-caso, difinimos tos contextos con
rcspecto a las clases de verbos que pueden coocurri¡ en una serie verbal.
Las estructuras que son rela¡antes a la tarea de defini¡ los contextos de ocurrencia de
los Ck son_aqueüas que incluyen secuencias de verbos refleivos con pronombres cllticos
co-referenciales en más de un verbo que, sin embargo, no son pleonásticos. Esto se da:
a) cuardo los dos verbos tienen forma reflexi\xa obligatoria y poi trlto siempre requieren
un clítico reflexivo, como en el ejemplo (l5); y á) cuando ei üso de la formá no-reiflexila
conlleraría un cambio de significado, como en el ejemplo (16):
Por otra pafie, cuando no hsy una difercncia obvia de significado, la forma estándar
requiere la supresión de uno de los clÍticos refleivos¡7, como indican los ejemplos (ú)
y (18):
más de los pronom¡rcs cliticiz¿dos a ofa brma r¡efóal en la misma *rie, con la ucey
aUz de cllticos reflexircs en series de verbos obligatoriarientc ¡eflexi,¡os.
Difercntes clases de verbos matriccs pueden tcner como a¡gumento un objeto dircclo
o indirecto que en la estructura prcfutrda es el sujeto del verbo subordinado, como vemos
en (19) y (20):
En los ejemplos (19) y (20), Jraz es el suje@ de lucer, elerrado a la función de objeto
dire.to de vi y ttoidé. En (9b) y (20b), aunque Ios cllticos tienen la misma función gra-
matical, no son co'referenciales y pof tanto no rcsponden a la dcfinición de CP For ótra
partÉ, los mismos verbos nratrices puedcn ocurrir sin un objeio co-referencial con el suje-
to del verbo subordinado. En estas construcciones, ilustradas en (21) y Q2), el sujeto del
verbo subordi¡ado no es6 €xpresado y €n bdo cáso es diÉrente del sujeo del verbo matriz:
I,as series verbales con sujcos equiralentes cotrstituyetr el contexto más fivorable a
la ocur¡encia de CPs. Los ejemplos (23) a (25) muestran este tipo de construción con Ck:
(231 Yo ,nei ieoía que Ecu¡arrr"i.
Q4) El lai tue a dÉJarlai.
(25) Y yo después bi a¡daba buscá¡do¿ri.
Una vez identificados los tres contextos de ocurrencia de tos Ck, la cuantificación
de los casos ocurridos en el total de contextos posibles dio como resultado un ll por
100 de construcciones con CR en la muestra total de dieciséis hablantes. k figura 4.1
muestra los porcentajes segr¡n Ia edad y el sexo. Los hablantes están distribuidos en cua-
tro grupos por edad: 1) cuatro años y meüo a seis; 2) quince a diecisiete; 3) treinta
a cuarenta y cinco, y 4) cincuenta o nüís años de edad. En cada grupo hay dos hombres
y dos mujeres.
VARIACIÓN S¡NTACNCA
MH MH MH MH
4:ffi ú-l7 3G45 50+
.I-os resultados de la figura 4.1. indican que la ocurrencia de CB es una rariable lin-
güística que colaría con fuctores sociales adséritos, edad y sexo. dentro de un gmpo social
con bajo ni_vel de escolaridad. Si podemos ademrís demosrar que la presencia ,2.s,¿, ausen_
cia de un CP uo üene relación con difere¡rcias de significado, es d-ecir, que esas son dos
formas distinas de decir la misma cosa, habremoJtambién demostradó que se trata d;
una variable sociosintáctica.
Obsewemos primeramente que los hombrcs usan CB más frecuentemente que las mu-
. Aunque la difere-ncia el pqueña
jeres. en el gnrpo de los niños (4:6-6), ert ei grupo de
treinta a45 y en el de 50 o más años de edad, es bastante gfande en el gmpo de loi aáoles-
cenrcs, 4 por 100 ettre las mujeres y 31 por 100 para los hombrrs. Ia-co¡rclación con
la edad parece afectar a los subgnrpos de hombres mls que a los de mujeres. El porcenaje
de CB pennanece estatle en las muestras de habla de los hombres áe 30 a +0 y Oe 5O
o más años, pero se eleva en forma d¡a¡nática, de ll y 16 a 3l por 100, en el giupo de
adolescentes- En base a estos resultados, es posible conclufu tentati\¿amente que-loi Cps
son una y¿¡iable sociolingüística, especialrnente en dación al gmpo de 15 a i7 años. En
este grupo! la lariable diferencia clarameote a los hombres de las mujeres (i.e., canzría
con el factor sexo),, y los diferencia además de los hombres en los otros ües grupos
(i.a., covaría con el frctor edad).
.. !: q*n" que la difercnciación generacional indica un proceso de cambio
lingüístico que"O"qentar
no debería confundi¡se con la cuéstión del signiñcado sóciat de la rariable.
Sq.p.:gqn, defeldida por L:r,anderats, no me parece ¡usñficabte, sin embatgo. El cam_
bio lingi¡ístico está estrechamente vinculado con-fictorei sociales, de tal manira que una
sepa¡ació¡ de estas dos clases de bechos es inadecuarta. For tanto, el que el poicentaje
más al¡o_de-Ck entre los jóvenes adolescentes sea índice de cambio, y parecó serlo, ño
cancelada el significado social de la variable como índice de diferenciaciSn generacional.
Nos encontramos aquí, entonces, con un caso d€ m¡iable socioüngúfstica en el nivel sin-
táctim pues tiene que ver con la copia o inserción w¡iable de un pronombre átono en
una posición determinaü en ciertas estructuras sintácücas. Además, las dos condiciones
que Lavandera propone (vid. p.99) como preneqüsilos para el análisis de formas sintác-
ticas en altemancia como «variables sociolingüísücas, se cumplen en el caso de los Ch:
1) la presencia o aus€ncia de un CP no alEra el significado rcferencial de la proposición,
pero sl conlleva un signific¡do social; y 2) los CB se comportan como una variable fono-
lógica en cuanto a que pueden cuantificarse en rclación a v¿riables externas con los cuales
están en cor"ariación. Esta cov¿riación sugiere que las frecuencias de ocurrencia de los
CB se$¡n ciertos frctores sociales son las indicadoras dir€ctas del significado social de
la v¿riable. For otra partc, nada se puede decir sobre el significado estilfstico pues no se
contfolafotr diferencias de estilo en ese estudio.
El estudio de los CPs muestra qu€ las técnicas desar¡olladas para tratar la va¡iación
fonológica pueden apücarse Embién en el análisis de variables sintácticas. Al menos, esta
extensión se justifica cuando las \¡ariant€s son referencialment€ sinónimas y no conllevan
diferencias de signiñcado al nivel del discurso. Esta es precisamente la propiedad de los
Ch, como muestra el rnáti5i5 ds los ejemplos QO y (n):
(26) a. Y me gus¡aba i¡ a vella en la noche
b. porquc ]o l¿i iba a deja¡I¿i cosas.
c. l¿i iba a dejarg c¿ñie, así, y las hc¡Ea¡¡s sc por¡ía¡r envidiosas.
(27)a. Y a¡f ma¡a¡on aI pero.
b. Yo lo, )o lo, )e loi iba a matarloi, pero,
c. con un fic[o loi iba a mataro, con cl Domingo._
VARIACIÓN SINfACTICA
Flora Kleinre ha realizado una serie de est¡dios sociolingüísticos del uso de clfticos
en Castilla la Vieja.. Las variables que le preocupan son:
Cu^D¡o 4.1
%t@
90
EO
60
50
40
30
20
¡0
Klein se ¡efierc a los usos en (29), (30) y (3la) como 'sistema referencial» y a aquéllos
en (29), (30) y (31b) como .sistema casual' y establece que el sisterna referencial está mu-
cuo ilÁ i*Éiai¿o áo
tvhlladolid, donde se emplea entre el 45 y el 90 por 100 de los casos,
oue en Soria v Losroño. donde corresponde imenos del 30 por 100. El ñctor lingiiísüco
q'ue inciOe en ta váiación es de tipo sé,:íatico, ya que ésta responde a las caracterÍsücas
üeLreferente del pronombre cllticó. For ejemplo,'el /iísmo es más frecuente con referentes
áinodos y anieferentss i4pnirnados de- género masculino. P-r otra.parte, Klein estable-
ce ciertos iatrones de covariación entre IÁ empleos referenciales- y la clase social y sexo
de los hablintes en Valladolid, Soria y Logroño. Presentamos aquÍ a'lgunos de estos patro¡es'
-los
El cuadro 4.120 presenta Parte de resultados obtenidos para Valladolid' Este
cuad¡o muestra que las tres c[ases socia]es estudiadas en Valladoüd prefieren el sistema
refererciat. El laivno, fenómeno reprobado por las gram,íticas normaüras, es incluso miís
frecuente que el /¿fffi, con entidades inanimadas. [:s tres clases tienen un com¡nrtamicnto
similar en cuanto al /¿fsm¿ con seres vivientes, Pero el grupo de clase alta (que en Valla-
dolid incluyó solamente hombres) se aparta de los gtros dos €n_el empleo del lakmo y
'del
leísmo cor, er|tes inanimados, Cotr respecto a estas dos rariables, los varones de clase
alta evidencian porcentajes más bajos de las v¿¡iantes no estándares.
En Soria, poi ora pát€, la ftecuencia de uso de las mriantes no esEnda¡es es mucho
menor que en Valladolid, pero levemente superior que en Logroño, al menos con resPecto
al l¿ís¡no inanimado y zl laísmo (c!. cradros 4.2 y 4.3)- El cuadro 4.2 presenta los resulta-
dos obtenidos en Soria2¡.
Cu^D¡o 4.2
trtecr¡eoci¡ de coplcG nfcrcoc¡.hs €D So¡i¡ eE fuDció¡ dc lÁ clsse socia¡ y s& del h¡bh¡G.
r¡edia
a \¿üoues
C mujcrts
lefsmo s. vivien¡es
: leísmo inanimados
30
m
l0
Es interesante notrr que en Soria el sistema más usado es el que se basa en la distin-
ción de casos, es decir, el sistema predominante fuer¿ de Castilla, y que es la clase media
la que muestra una tendencia más clara a adoptar los usos típicos del castellano actual.
No hay casos de trcísmo en la clase baja y en la clase media es poco fiEcuente . El lelsrno
inanimado es tanbién poco frecuente en arnbas clases. Además, Do existe una corrclación
clara con el ftctor sexo. En cambio, la frecuencia de uno de los usos referenciales, el /efs-
rn, para seres vivie¡tes, estratifica a la ¡roblación en dos gnrpos por clase social, una clase
media con tendencias leístas (40 y 49 por 100) y una clase baja poco lefsta (20 y 9 por
100), y separa también a los hombrcs de las mujeres en la clase baja. En este gmpo, los
hombres duplican la frecuencia de uso de le en oposición a /o y /a en comparación con
las mujeres. Esta coÍElación se da de manera inversa en Logroño, donde son las mujercs
las que emplean el lefsmo para se¡es vivientes con más del doble de frecuencia qué los
hombres. [¡s resultados obteúdos por Kleinz en hgroño se muestran en el cuadio 4.3.
Crr^DRo 4.3
Fr€clreDci¡ de en¡pt€c nfert isles etr t¡grono eD ñ¡t¡dóo de h d¡se soci¡ü y so(o dd h¡lrl¡¡t¿
Dedi¡ baja
%tñ
90
80
D
60
50
40
30
En base a los resultados obtenidos, Klein concluye que el lefsmo con seres vivientes
es una variante prestigiosa en Castilla. Su conclusión se apo¡a especialmente en el hecho
de que otros estudios sociolingüÍsticos han mostrado rcpeti-damente que las mujeres tienen
la tendencia a adoptrt- en situaciones relativameDte formales (como lá de la enievista gra-
bada), precisamente las variantes/rasgos que se consideran de prestigio en la comunid-ad.
Aunque los resultados discutidos po¡ Klein representan un estudio aun no completo, pare-
7 op. cít., p. A.
VAf, IAcIÓN sINTAcnco-SEMANf ICA
¡" q &.
Op. p.
"it.,
CA¡MEi{ S¡L!A-CoRV^LÁN: .La fu¡ción DrÁsmática de la duDlicació¡ dc prooosbrcs clíticos'. Bo¡¿-
nción p¡s8mática
te Fílologta de la UnívenidadI de Chile,
¡ín de xxx:
xxxl' 198Gtl,
Chíle, X)(X! lglGtl, pP.
l9tfFÜl, pp. 56
)ol-) /u; yv UARMEN
561-5D: sn-v^-coR'{A!AN: 'Thc dif'
c^¡uÑ rl¡-\
tup.rt in
oE of objcc¡-vcrb agccmcnt in Spanish', fup¿n
tusioE Ronúnce,3, 19t1, pP. 163-t?6
ir Ro¡¡ance,
110 VARIACIÓN SINfACTICA
posición
El uso de clíticos acusati'\¿os correferenciales con un complemento 9irecio en
powerbal es considerado redundantel. [¡ Academiab incluso establece que:
É Cf BEl-J.bt oD. c¡¡. F M^Rcos Ma¡IN: Esotdia sobn ¿l wno¡b'"' Madtid' Gr€dos' l9t; HE-ES coN'
r** t'i.¿ñ;" #;;;r, il;;"";S;ñ;;,i*' and cti¡ic ProDotiotr i¡ sPa¡ish'' ür8u¡r¡t
"t"¿¡)si''-5'
fl9z3l' M^-
iñ, ñ. reirn; n rl e*itemi aEspfula,-Bioze ;t¿ u'a ruc+a yonática dc h kngua
'spanola
drid, Espasa-CatF. 19,9.
b Oo. cit.,g. 424.
íá. L irl*Ái"o¡ v L. HvM N: .Hicr¿rchics of úru¡¡l topic in-sho¡a', s¡u4ts ilt '1ht"r Lt:y§i:::,
" m 14
< lqrS a@ pol¡t or
w[irc¡ Cr¡,r¡¡: 'Gvc¡Dc§s. coolt'¡§tivctrcs§, defitritcocss' subJ'cts' loPlcs pronouú
?or
i:::'.i'";;;-":;;",1". Ñ.*-v"'i. e*a".i"'pt-.' 196, pp. 25-5s; T^¡-MY GIIóN: ''roPis 'nd
;;#.;i"Jñ;: Ncw Yori' e¡¡diá4c Prcss' re6'. pp' t4e-188; L Hw¡¡. v K'
"il,¿¡,i'Áii,pi"'
;rñ¿ü t pic in rÉ¡c¡'. ca'fii;J¿,¿ d¡c, lt92rr; c'
i;;;, N':w Yorr' Acadeúi'
[ irl i- r.or¡so¡. .'subicct and topic: Á tris' wp"6gi oflt gp'gp, ctiDst/bj'cla¡¿
P¡s's' 19¡6' !'p
topic'N.'t Yotk' A§-
ilí"'ñt;:'iiñ;: ¡¡iiái, r. o,i*"t i ¡.t'¡c*óq¡si'ua¡i"lo"a¡iotr lr'lis¡ corv'rss¡ioo'' ci Discout-
tg19' w m4t6
;;;';;;!;riÁ seáa¡tics
"rd
rol u, vmt. A"dcmic Prcss'
VARIACóN SINTACTICO.SEMANTICA
CtaD¡o 4.4
Clítico acusarivo
-de6nido I
2. +dcrermina¡t€ 6ta 43%
-{cñ¡ido l
3. -dclErmina a
ót/El u
+dcñtrido l
4. +dctcrmiránt 153¡61 95*
+dcñnido I
[.a concordancia entre el verbo y el complemento dirccto es ca§i categórica en-el gnrpo
f+dercrminante. +deñnidol. 95 pór 100. Pbr otro lado, el porcentaje de concorda¡cia en
il grupo t-deerm.inante, -defiiridol es bastante bajo, 13 por -100. Las áreas de mayor
*iauirioio son los gmpos intermedios, pem en todo cáso el gruPo. [-determi¡¿nte,
+deñnido] corresponle a un Porcentaje más alo de concordancia, p9r 100' !{
U combinació'n de los rasgos [+déterminane, +deñnido] no explica la presencia y
ausencia del clltico en (42) y (¡3),-respectiwmente' Eo (43) el clítico no se dupüca. por-
qu" et ¿i¡eáo tienJ una n¡nción contrastimrt. Por razones de espacio no
"ofnpte-*t"
iááemos ilüstrar aquí esta fimción en forma más detallada,
ni su relación con la ausencia
áel clíüco. Nótese, iin embargo, que la conjunción adversatira pero.que inroduce la or¿-
ción en (43) justiñca nuestra interpretación de contraste en este ejemplo'
Comó úitramos en la introducción (ejs. 32-38), la duplicación del clítico con un com-
plemento directo posverbal es también vahable. Este fenémeno ha sido-notado por varios
iingui.t ". fas framaticas, sin embargo, en general no lo mencionans, y la1 9u9 lq ha--
cerilo consideran-una redundancia inadptable-o una indicación de babla descuidada. Aquí
mostrarnos, sin embargo, que la presencia de eslos clfticos zo es un fenómeno redunda¡le
e irregutar iino un fenémeno de concordancia sintáctica entre el verbo y el complemento
directñ que respoode a ftctores semánticos y sintácticos que se relacio¡an con la noción
de topicáüdad.'ta función pragmática de eitos clfücos es la de señalar que el rderente
de uri sintagrna nominal dado tiéne un wlor slto de toPicdidad y es, por tanto, funPortante
en el discuno.
ha observado que en muchas lenguas la concordancia gramatcal entre el verbo
3r
ie
y r* arClr."nto. .igu'e ciertas jerarquíai impücacionales que se relacionan con la toPica-
iidad, És que Givónn ha resumido en el esquema 44:
" Op.
"it.
VARIACIÓN SINTACTICO.SEMANTICA
Cu^D¡o 4.5
OD Clltico acusoliro
r + hünano r 29%
[ + acnliao I
r - htr¡¡á¡o 1 to%
[ * a.nniao I
r + hufiaíol 36D52 t4%
TOTAL
[ * a.noiao ]
El cuadro 4.5 muestra los resultados Imra el total de hablantes incluidos en este estudio.
I-os resultados indican que la concordancia verbal con un comPlemento directo Pos-
VARIACIÓN SINTACTICA
irregu-
verbal No es un fenómeno de redundancia inacepable, ni tampoco un fenómeno
f"-p*A* nuotfripOr..it, t" ftecuencü con que apa¡ece el clítim tiene relación
f".- C"rnt
;;;ü;á;A tói"aia"a air *.lr.mento dire¡to' Én consecuencia' el 29 po-r 100 de
ior--rfirtern"no, Arectos humano; definidos. que ocuPan una posición más alta en la
concuer-
i".".outá ae tooic¿lidad que los comPlementos directos deñnidos no humanos'
1#"1; F;;"i"'lr¿r, ,or. á 10 por 100 de los comptemenros difeclos deñnidos
"ñ;t.muestrán concordancia verbal'
* hu¡nanos
no
de Ia duplicación de clíticos en términos de un fenómeno
rt¡iable de
i.¡r*tt"--áti.i. predecir que
*r"--d;;ir;;b"-obj"to Áotivado por hc¡orcs pragmáticos nos Permite
diieco un grado bajo de topica-
i, rcuirg cuando eltmplernenó tiene
"án."¿Ái. ""
iidrá; p.¡"j;pi" el complemenó es el foco de una pregunta (ej' 49) o cuando
"uando
esPecífico] (ej.
es [- 50):
CtADRo 4'6
-Rlñ¿rtiesdeclltico§duplicsdo§co¡ODPosverbstseglt¡et¡dele¡ie(abÚm¡roDyd
-'--'"ft"f
¿..".loi'd¡d dc lo§ h¡bl¡¡Ls' Go
h¡bl'rl¿s cD csd¡ grupo'
VABIAC¡óN SINTACÍ ICO.SEMANTICA
Cu^DRo 4.7
FEcuenci¡ dc lxp¡rsiótr del sujeto de primer¡ perro¡¡ segt! eI s.ro y l¡ cla.e soci¡l del
habls[te. Numarsdoa=$tjeios afpñac; deúooir¡dor=¡úmcro dc co¡tartos pcibl¿s po¡a
l¡ .*pr!sió! del §{icto.
Sujeto erpr¿so
Clasc alta 40
465
Clase baja 172
4/7
lU 4t%
439
Mujeres tv) q%
y ha concluido hmbién que esta \¿riable obedece a áclores del discurso que tienen que
ver con la información que apora el sujeto (conocida o nueva). Morales codiñca 3.268
cláusulas en las cuales el sujeto aparece explfcib en un 52,9 por 100 de los casos. Un
8051 por 100 de los sujeos esá en posición preverbal. Es hteresante notar que del total
de sujetos ant?uestos (1.231) sólo un 7,3 por 100 aporta nuoa información, es decir, po-
demos generalizar que los sujetos preverbales en español conllevan información ya cono-
cida, son temáticos de acuerdo con el principio de la perspectiva funcional de la or¿ción.
En cuanto a los sujetos powerbales, los datos de Morales concuerd¿n con los de Siha-
Corvalán en mostrar que la oposición nuero-conocido no es significatiu eD este contexto
pues más o menos el 50 por 100 de los sujetos en esta posición codlevan inforoación
1a conocida. Sin embaryo, la metodología tanto de Morales como de Sil¡¡¿-Conralán tiene
ciertos problemas en este aspecto: no se consideró el r¡¿lor informativo del sujeto como
más o menos nuevo con respecto allor del reslo de los constituyentes, sino que la oposi-
ción nue'o-conocido se tra6 como una dicotomÍa absoluta con respecto a mención prwia
en el discurso. Es de esperar que estudios futuos de esta variable puedan codiñc¿r el fac-
tor información conocida-nuey¿ sobre la base de una definici(¡ más ¡lg¡¡ssa y adecuada
de este factor (vid. w.4.4.3 y 4.4.4) pque, como obsena acertadaiente Morales, la
posición preverbal de un complemento con car¿cterÍstic¿s de tópim, por ejemplo, a menu-
do causa la aparición powerbal de uo sujeto aunque éste sea temático.
El estudio de Bentiroglio3e €,vitr las d!fic,ultades creadas por el ñcor conocido-nuevo,
dejándolo de lado. Bentivoglio adopra dos de los hctores independient€s examinados por
Silva-Corr"¿lán, referente del sujeto (idéntico o diferente al del verbo precedente) y ambi-
güedad de la forma verbal y agrega algunos ñctorcs que rcsultan ser significatiros, verbi-
gracia tipo de verbo y nrímero del pmnombrc de primera persona, y otros ftctores, cambio
de turno de habla¡ en el discurso y énfasis, que no lo son. Los verbos se codifican de
acuerdo con la siguiente clasificación:
Bentivoglio analizé estadfsticamenE s¡s resultados por medio del Prograña VARBRUL
25, el que pe.mite (r¡¿. cap. 2) estima¡ los valorcs de probabilidad que corresponden a
las frecuenáas observadas y elirnina los ñc-torts que no son signifrcati'ros. [.os hctorcs
eliminados fueron clase sociáI, énfasis y ambiguedad en e[ contexto. Aunque VTIRBRUL
25 c¿lculó índices de probabilidad para sexo y nrmo de habla¡, los valores de estos frcto-
res (,55 varsns ,¿S) eit¿n tan cerca del ,50 pár 100 que su efeco sobre la ocurrencia del
pronombre sujeo es mfnimo. Presentamos los resultados en el cuadro 4.& adaptado de
la tabla 14 de Bentivoglioe.
Cr¡lD¡o 4.8
Es interesante observar que las probabilidades asrgnadas alfuctor referetue (el segundo
más significativo desgÉs de nún¿ro) son exactamente iguales a_las por Silva-
-obtenidas
Corr"alrán para el español de l¡s Ángeles (,66 vs., 34, vid- osadto 2.9)' Los resultado!
parecen, a primera vista, inversos, frrque él cuadro 2.9 se rcfiere a la no aprcsión' Pl
'tlctr,r
altbigüedad ¡atr¿I,ién muestra ionitaciones similarcs en los dos dialectos. Atin más,
el porcentaie general de sujetos expresos es casi igual: Los Ángeles (1", 2'y 3¡ persona)
39'por 100, C-aracas (1' pérsona) a0 por l0O. Tbl como obserra Beutivoglio¡t, estos he-
choi .sugieren que se pueden hacer algunas generaliz¿ciones que cruzn los lfmites dia-
lectales y que quiá son váidos para el espaiol en general".
Consideramos sólo dos y¿riantes de la v¿riable posiciÓn del objeta: posición preverbal
y posición powerbal, ilusradas en los ejemplos (51) a (54).
Pr¿v¿tbol
(51) Al ltccino le ñbaroü el auto. (OI)
(52) A ni h.maio lo léúton al ci¡co (OD)
fusvrbal
(53) Lla\a¡on a ,ni hcmaw al circb.
(54) La rcbarcn el auro ¿J r"cr¡o
(55) L
vieron en c¡ circo.
(56, L,x.osEó lo quz tenia en la naño.
(57» Hdbfa/n \aIias V.r*,las.
[¡ cuanüñcación incluyó u¡ total de 475 OIs y 3.161 ODs. El 43 por 100 del mtal de
OIs son preverbales, mientras que sólo el 7 por 100 de los ODs aparecen en esta posición.
I-a Frsura 4.2 orcsenu los resultados Dara los OIs.
Ei-a¡¡áIisis ¿uantitativo de los OIs indica que la posición preverba.l o posverbal no tiene
una corrclación cla¡a con los dos ñctores sociales incluidos' I-os dos gnrpos por educa-
ción frr¡orecen en gener¿l la posición preverbal cuando el objeto transmite información
cooocida. El comportamiento de los dos gnrpos es similar sólo en el subgrupo de adrcles-
centes; en tos deñrás, el grupo B evidencia un porcentaje más alto de OIs Preverbales.
Cuando los OIs comunican información nuera, el porcentaje de Os preverbales se mantie-
ne casi estable en los cuatro subgmpos de B, pero muestra una curva inversa de distribu-
ción en el gnrpo A. Si se tratar¿ de una variable folológica, o de una variable nofonológica
cu¡as rariantes fuelan sinónimas en cuanto a su significado lógico y-senrántico-pragrrático,
podlamos interpretar estas frecuencias como indicadoras de sigaificado social, especial-
mente la curra invenida en el grupo A, que usualmente se relaciona con la supresión de
un rasgo estigmatizado. la Yariable posición del obiero e§ c,,^lifafJ mente difercnte, sin
embargo, pues está condicionada, como veremos más adelante, Por hctores rclacionados
con el mayor o menor peso informativo de los constituyentes de una oración (i.¿., su Pers-
pertila funcional). I-a frecuencia de ocurrencia de u¡a u otra ra¡iante posicional, Por tan-
io, refleja primerarnente propiedades del discuno y consecuentemente no furma un patrón
regular de cor¡ariación con ñc¡ores sociales.
Los ODs que comunican información nuera aparecen en sólo 2 o 3 por 100 de los ca-
sos en posición prcverbal. For otra parte, la ocurrcncia más frecuente de ODs conocidos
en esa posición perrnitió cuantific¿rlos en relació¡ a los frc¡o¡es sociales. [.os rcsultados
se dan en la frgura 4.3.
VARIACIÓN SI'{TACTCGSETTANTICA 119
*
t@
90
t0
60
50
4
30
20
l0
FIo 4.2. hrentajc dc Ofs pEi,crtol6 s.gtto la.dad y el lir¡el Gd@io¡d. Diccidir bdbl¡¡E§,
dos cn cada sub8rupo. OI irfomició¡ nuo¡¿: _: gfupo A, .,.-........ grüpo B; OI i¡6r-
rísción conocid¡: _ grupo A, _ grupo B.
4:44:O 50+
F¡G. 4.3. Forccr¡l¿jc dc ODs quc crmunic¡tr infom¿ció¡ corúcida, cn posicióÉ prwcrbal,
lcgúD .d¡d y nivcl de cduc.cióo. Dicciséis habls¡bs, dos cn cada subgrupo.
VARIAC¡ÓN SINTACTICA
La variante OD conocido preverbal parece tetrer corelación con las variables sociales.
Es más frecuente en el grupo con baja escolariclad y en ambos grupos la ftecuencia mayor
se da entre los niños (4:6-6:0). Los resuludos sugiercn que los niños y los hablantes con
menos educación son más sensibles a las propiedades de ,ópico que puede tener un OD
conocido, ya que tienden a colocar estos ODs en posición inicial. Es difícil, sin embargo,
justificar esta lnterpretación al comparar las figuras 4.2 y 4.3. En la figura 4.2, observa-
mos que son los hallantes con alto nivel de escolaridad los que tienen un porcentaje mayor
de OIs preverbales, es decir, los que parecen ser ¡¡rás sensibles a las propiedades de róptco
de estos objetos. Esta contradicción en los resultados que muestran las ñguras 4.2 y 4.3
dan susten¡o a la hiñtesis planteada arriba en cua¡o a que las diferencias frecuenciales
reflejan diferentes requisitos o propiedades del discuno en que ocurrcn las variables. En
otras palabras, el problema que plante¿ u¡a r¡ariable cu),as variantes comunican diferentes
signiñcados al nivel del discuno es que ¡to es estrictamente una variable lingüfstica a este
nivel, es decir, los objetos preverbales y powerbales no están en variación libre en un con-
texo comunicativo dado.
Observemos que los ejemplos (59-64) son gramaticales tanto con el OD powerbal co-
mo preverbal; sin embargo, en el contexto de la conversación en que ocurren (ejemplo
65), sólo es posible la posición posverbal.
Mutatis mutandis, los ejemPlos et (65 b-d no serfan gramaticales con el objeto en
posición preverbal. Esta observ¿ción aos llela a tener que invesqgaf-las condiciones que
permitentste orden inverso con el propósito de identiñcar los signifrcados/mensajes que
iomunican los dos órdenes diferentes de constiÍ¡yentes. Si la posición preverbal del O
comunicara un solo mensaje (p' ej', «dnñris4 podrfamos interpretar lentativ¿mente una
posible cwariación con frctorcs sociales como indicadora de un cierto estilo de comunica-
iiOu Genñticor. For otra parte, si la l/a¡iante Prwerbal fluera multifuncional (en sec. 4.4.4
vemos que en verdad sf lo es), la cuantiñcación segrln frctores sociales sería una tarea
compleja y difícil de justiñcar. En todo caso, sugerimos aquÍ un posible Procedimiento:
1) Sé iÁentifican los diversos mensajes que puede comunicar un objeio Preverbal. 2) Se
codiñcan las variables en relación a los mensajes. Bor ejemplo, dado el mensaje .foco
de contraste", para cada ocurrencia de un OD o I se determina: a) si el conlexto Permittía
i¡¡terpretar el § goms.foco de contraste.; y D) si el O es o no preverbal. 3) Se tabula¡
VARIACION SINTACfICO.SEMANf ICA
argumento del verb'3 y no esá separado por una paus¡ o cambio entonacional del resto
de la o¡ación. Consideramos ejemplos del tipo (68) como casos de Tópico Adjunto et el
que la frase inicial es co-referencial con un argumento de la oración a la que se adjunta.
Un Tópico Adjunto está separado de la oración por una pausa o cambio entonacional y
puede estar en relación anafórica con un argumento, )ra sea pronominal o no-pronominal,
del verbo de la oración a la que se adjunta. En esta sección nos limitamos al estudio de
Ios que aquí llamamos Inversiones, es decir, construcciones en las que el complemento
objeto prcverbal es un argumento del verbo de la oración.
Fanili4rido¿
Inf¿rible
N*r" "*nol'Xr"
No-incluyen¡c lncluvente (en cl rexb) en la siruación
*rh.--o,n"r,"
nucva
(Sin arclar) Anclada
Corno indica la ñgur¿ 4.4, la taxonomfa propuesta por Prince es ternaria. l¡s enrida-
des propiamente nuaras son las que el hablante supone que el oyente no conoce y aquéllas
que-se i-ntoducen por primera vez en el discurso, ¡rro que no tienen qrre ser creadas por
ei oyente porque ya soo de su coDocimienfo (No-usdas). Las entidade-s que pgede1 ¡9r
infeiidas áe oiasintidades pueden ser inclrvares, cuando lo que se infiere está incluido
en la frase nomina.l (FN) inierible (e. g' , uaa de esms Jlores) , o No-incfuyentes ' El Etcer
en¡Do es el de enüdad es Evocadas yal(j, en el texto o etr la situación' l:s entidades Evo-
i"di" ron información conocida. pero no es ácil deErminar independientemente del dis-
curso si las Infeibles soln conocidas o no.
Prince afrrma que sus daos partcen inücar cla¡amente que la Famiüaridad- Supue§ta
no es un continuo. Nosotros proponemos que, aunque es posible que entre información
nue\t y conocida no haya un continuo, estos valorcs son ciertamente rclatii/os. Es decir,
los constituyentes de una oración pueden representar información que es rclati\¡amente más
o menos nue\ra y el orden linea¡ de €súos consütuyent€s resPoode a los r¿lores relativos
de novedad de la información, como hemos sugerido y¿ en la sección 4'4.2.
Aunque hay casos claros de división binaria entre información conocida y nuara, co-
mo el ilustrado en (69) y (T), hay ambién casos en que unas entidades son más o menos
nue\¡is en relación a otras, gomo en el ejemplo (71).
(69) a) Me e€hó cl auto cDcina, cu¿rdo iba co la rroto ],!. Me bmó por deüás. b) Qua ,¿ ,t¿ro De la hizo
tira. c) Ahí dcspué6 tuve que haccr plat¿ pdra corupa¿rmc otra.
(m) h¡quc ocur¡É que a Ia M. lc hablal rtgularizado cl pe¡fodo pcro... cxacto, a§í, vri¡tiocho dfas.
(7l) I: ¿) Asl es qüc. ¿Crr8l cs c¡ Droftsor o l¡ ptoftsora quc Drs tc gust¡, Por cjcDplo?
Tt b\ ¿A ñfl c) A todo ¿I ¿r¡rro le güsbti¡ t¡na 6o¡ja quc s€ tuc.
6 T. N^v^¡ro ToMÁs: Ma ol d. eúonacióB .spaiola [966], México, Málaga, D66, pp. fI-5O
'7 ff Nevenno: op. cit., p- 61.
VARIAOÓN SINTACTICA
(74) r, Y á§!... §e [srDsba Pc&o S. ét, tetla do§ ct¡rEt¡s co! bÚcy's'
b, Y l¿s dos las pedió. c
b@Ps los
corttbs con b@tY:s
contbs la otra scñora s' l8§ quitó' §¿!u¡o'
ScXuro que l¡
c. S€luto §¿Eu¡o'
El ejemplo (74) esÉ tomado de u¡a conversación con G. en la que éste habl¿ de una
vieiia áue ionsituvó una ñgura importante en su üda. G. sientc mucho aprecio por esta
viejiu Éero no poi su mariáo, Pedro S., el que según G. tenfa oÚa mujer'
-e,
tZ+u) y acenlo oracional cae eu el elemeno fural del constituyente que tra¡s-
6)
"t nuora,
mite la'info;04;ión i.a, en bueyes y et perdió, rcspecti\¿mente' El OD que es
inform¿ción conocida, aparece en posición prcverüal en (74b). -Notemos, sin embargo'
oo" trrUt-tc tiene otrás atternatii'as a su disposición: a) la colocación powertal de la
"i
irlor.aiioo inacentuada, como en fl4b'¡; o b) la referencia pronominal, como
en (74b"). "onoci¿u,
Sin embargo, ninguna de estas dos dternstivas habrlan permitido al hablante a§ignar
o¡ominensia s-las doi carfetas ],a que la re,ferencia anafórica y el tono relati\¿.mente bajo
á i"r""o¡ráo son.orrrit-o.ie ái.-ior"ión de proninencia. Si el hablantc desca asig-
oa¡ p--inenci, u *
referente dado que no transmite informaciól nuerra, debe coloca¡lo
en posición inicial. Como indicanos ánterionncnte, eD esta posición el contomo informa-
o"r-lt" un tono relativamente alto a L infomación conocida. Asf, la Posi-
"ioiJ
ciOn prlverba y"ti-ut
h-enonación señalan que un refe¡ente es un foco de atención en la oración
y en un pasaje del discurso.
-a\ -
posi-
Fodemos preguntarnos por qué un objeo contrastivo aparece frecuentemente en
ción inicial, incluso cua¡do la FN introduce un nuevo reterente en el dlscurso' como en
l"i (16) y (77). Notemos que, como lo requiere la deñnición de contraste' las
"l".pl"t
ouo í¡lo í ca^et penenecen al mismo conjunto sem¿íntico especíñco que
"ntiü¿"i
ü;;d;;;r;;nciánadas ei el discurso, PqP eks [pam hacer volantines] y papel de
nacimiento, con las,cuales están en contraste.
no ou"roo ,- hito y papeles prrcriecen al conjuno
de Útiles necesarios- para hacer
""-
volantines, ca-ar -Es
y pop"i d" ,-riiirnto son co-elementos de un conjunto de documentos
de identificación. cla¡o, enonces, que como en el caso de a todo el carco (ej' Tlc)'
la FN contrasür"¿ es inferible y en este sentido más conocida que el elemento con resPcto
al cual contrasta (to tener y tencr er,76 y 77, resPectivamente)' -
- En t".o."n, un objeo es colocado en posición preverbal cuando la información que
tr¿nsmire es m¿i conoóida qire la del resto de la oración. En esta posición, al O se le asig-
na et punto de prorninenciii.nicial del contorno informativo cuando el referente del O es
un ceitro de ate¡ción en el discurso, ya sea porque es el Úpico del discurso, un foco con'
t o un referente que el hablante intenta destacar por razones que son específicas
"rti*,
a ul áiscr..o ¿"te..inado. Cuando la fuución del O prevérbal es sólo la de enlace
textual,
se le asigna un tono relatilamente bajo.
En los ejemplos (80-83), los Os pranerbales int¡oducen información nuera (o relatiu- '
mente más nueya) y su posición esperada es poslerbal. hrece casi natural, entonces, que
Da¡a comunicar somresa los constituyentes se coloquetr en un ordeo inesperado.
" En el discurso qüe pr€cede a (80), S. cuenta que su hermana y m nieto han sido stro'
pellados. En (80) S-. trinsmite su sorpresa ante l¡ pequeña suma de dinero que la hmilia
VAAIACIÓN SINTACTICO.SEMANf ICA
(86) I: ¿Pero qué u¿taEicnto Ie d¿.o a la presió¡ baja, fuera del c¡fé co¡ coSiac?
Et Efuttil n¿ dieron a ñl
\,,--
Los ejemplos (86 a 88) responden prcguntas y la frase preverbal repirsenta la informa-
ción nueva. La única diferencia estructur¿l entrc estos casos y los ilustrados en (8G83),
por ejemplo, es esable.ida por la etrtoriación. Como dijimos anteriormente, en (8ó-88)
la amplitud etrtre el tono alto asignado a la información nueva y el bajo asignado a la cono-
cida es menor que en el del contorno contraesperado. En cuanto a la estructura informati-
ra, sin embargo, sób los Os focales representan siempre infonnación nueva.
En los dos üpos de construcciones, las que hemos llanado contmias a lo esperudo
VARIACIÓN SINTACNCA
u Op.
"1.
VARIAC¡ÓN SINTACTICO.SEMA TICA
lárrandera observa que los hablantes que usan ]ariablemente una forna condicional
lo hacen a expensas del subjuntivo y pmpone que esla sustitución es motivada por una nece-
sidad comunicati de los hablantes: el d€seo de diferenciar entre situaciones más o me-
nos probables de aótualizarse en un mundo fuu¡ro. I,os conE(bs más probables firmrecerfan
el uso del condicional y los menos probables el del imperfecto de subjuntivo. I,a tercera
forma, pres¿ut€ de indicativo, es la única de las tres que puede referirse a hechos no con-
trarios a la realidad (ej. 92), au¡que también puede referirse a hechos que son sólo proba-
bles (ej. 93) y no probables (ej. 94)$.
Mtash
Apódotis
[+ cootra¡io] 677 33 tl 60 r7
[ +hechol 62001700
--cont¡a¡ior
r
3t236767§t3
[-ur,o .l
ll 70 3324
N= t0 6
135 55 191
Aunque las tres formas se usan en contextos probables y no-probables, sólo el presente
puede usarse en coniexos reales (además, el 56 por 100 de las formas de Prcsente ocurren
én este contexo), el imperfecto de subjunüvo se usa con mayo¡ frecuencia (76 por 100)
en el contexto no-probable y el condicional en el contexto probable (ó9 Por 100).
l¡vanderass propone que el uso frecuente de una forma en rm contofto semántico üene
como consecuencia la incorpor¿ción de ciertos rasgos semánticos del contexto al signifi-
cado de la forma. Según esta hipótesis, parte del significado del imperfecto seía el rasgo
[+contrario], es deci¡ no-probable, patte del signiñcado del condicional seria el rasgo
[+probable] y parte del significado del presene, el rasgo [+hecho real]- Esta hipótesis
es importante en la interprctación de los esquemas de covariación con fictores sociales.
Lá cuantif¡cación de las \¡aria¡tes se$rn los ñctores sociales i¡dica que la elección
entre condicional e imperfecto de subjuntivo en la plÚtasis de oraciones condicionales üe-
ne correlación con el nivel de escolaritlad det hablante, ya que la frecuencia de uso del
condicional disminuye regularmente a medida que aumefia ücho nivel : educación prima-
ria, 20 por 100; secúndaiia, 14 Por 100; y educación universitaria, 11 por 100r. El con-
dicional- en la prótasis aparece como un uso socialmente esüg¡natizado. En general,
las mujeres usan la ./a¡iante de prestigio, el imperfeclo, con mryor frecuencia que los hom-
bres. Dentro de los diferentes grupos, las mujercs con menos educación usan más fre-
cuentemente la yariante esúgnutizada, mientras que las mujercs con educ¿ción secuÍdaria
usan la lrariante imperfecto arín con mq¡or frecuencia que las universitarias. A pesar de
haber demostrado que estas \¡a¡iantes no son perfectamente sinónimas, Lsv¿ndem55 i¡ter-
preta la conducta de las mujeres con educación secundaria como un posible caso de hiper-
óorrección. Esta interpretaciótr no parece justificada, sin embargo, especialmente a la luz
de las c¡íticas iniciadas por tavander¿ misma en co xa de la asignación de signiñcados
sociales a los esquemas de cor¡ariación fts¡r¡encial entre Yariables sintácticas y soc,iales.
Dado que el imperfecto es la forma que comunica menos ambiguamente el §igniñcado
[+cont¡a¡io], ei posible suponer que las nec¡sidades comunicaüvas de un cierto gnrpo
de hablantes requirieron el uso más frecuente de esta forma. f:
comparación de frecuen-
cias de uso de las mriaateJ por los üferentes gmpos sociales tendría que hacerse, como
ya hemos sugerido, en relación a cada cont€xto sem:íntico. hr ejemplo, dado ulr contexto
iemá¡tico X-, dos variantes sintácticas, \
y Z, que alternan en X, y dos gnrpos sociales,
A y B tenemos que establecer la frecuencia de ocurrcncia de Y y Z en el contexto X para
el grupo A y B. El empleo de este procrdimiento haría que los resultados fueran compara-
bles y permitieran evaluar la conducta de uu grupo social con resPerto a otros ya que las
frecuencias relativas serían indicador¿s de significado social.
La ele¡ción entre imperfecto y p¡€sente ta.mbién tiene correlación con la educación
y el factor sexo: los hombres con áucación primaria y secu¡daria hvorecen el uso del
presente, mientras que entre las mujercs, el prcsente es farorecido por las universitarias,
como se ve en el cuadro 4.1156,
l:vandera obserm que la ftecuencia del presente aumenta entre las mujeres con edu-
cación univenitaria (58 por 100, comparado con 33 por 100 para los hombres) y sugiere
que el uso ¡nás frecrienÉ del presenÉ que del imperfeco sine para identificar el habla
de los gnrpos acüvos en la soci-edad bonaercnse, los gmpos que aspiran a subir en la esea-
h sociá. 'Es intercsante notar que los ¡esultados cuantiaüros se interpretan a la luz de
las caracterfsticas de la sociedad a la que pertenecetr los hablantes. Asf, para kvandera
no es sorprendente que las mujeres uiiveisiurias usen modos masculinos de habla' ya
que la apérnra relati''ramente n¡ciente de este nivel de educación a la mujer ha tenido co-
mo coniecuencia que éstas sientan que han adquirido un derecho masculino' lo que las
hace .adoptar otro; rasgos de conducta masculina que subrayan su nuevo estatus de igual-
dad con los hombres,5i.
Este aspecto de la metodologla de lárandera implica quero- se Puede estable'er r¿ghJ
universalei de irterpretacióndi patrones de covariáción sociolingüística' ya que.los-valo-
res, principios, convenciones, et¿., que determinan la conducta de un grupo de hablantes
Htasis 25 3t 46 64 1l%
Apódo.i8
t9 s5% A 45%
5e
cl G¡IJ caYA: op. cit., p- 162.
' Op. cit.
VARIACIÓN SINTACTICA
Por otra parte, la modalidad deontológica en (1ü/), 008) y (1@) cambia gradualmente
de mayor a menor obligacióD o necesidad:
d HAyw RD lGMsIoNr The syrrax o¡ Casnüan Ptot.: 7h¿ iú.at¡h centurr, Chicago, Utrivc¡sity of chic¿_
go Prcss, 19r.
VARIACIÓN SINTACTTCO.SEMANT¡CA
-áa, por otra parte, puede ser real y orienado hacia el pasado. Esta diferencia expücarfa
la ocur¡encia de -rla y ñ
de -á¿ en un contexto que requiere la creaéión de un marco
iÍeál y orientado hacia el futuro. No cs difrcl ner que las difercncias semánticas que pue-
den asociarse con estas formas son sutiles y, además, que como dependen de la euluación
subjetiva de la situación por parte del hablante, no es ffcil encontrar contextos quc apoyer
claramente el análisis de las intenciones del hablante que el lingüista pueda proPoner.
En todo caso, intentarcmos mostrar que sf parece haber una difer€ncia de signiñcado
entre imperfecto y condicional, a través de la comparación de los ejemplos (110) al (1¡2)
con (ll3) y (114).
[¿s oraciones condicionales en (U0) a (ll4) son contrarias a la realidad, pero lodas
parecen pmbables en un mundo futuro. Sin embarBo, (U0) a (114), con un imperfecto en la
apódosis, parecen más probables que (U3) y (114), que tienen un verbo en mndicional.
El hablante que p¡oduce los ejemplos (1l3) y (U4) es muy pobre y en varias ocasiones
me ha hablado acerca de un dolor en la espalda que ha tenido ),a por ¡arios aios y que
los docbr€s que ha visto no han podido curar. El no tener dolor y ser feliz y el t€ner mu-
cho dinem y comprar rmos terenos son situaciones que el hablant€ ve como muy poco
prcbablel ks
situaciones presentadas en 0fG[2), en cambio, parccen rnás probables.
El ejemplo (I0) respondc a la pregunta .¿Seguirfas trabajaado si )lo te diera l0«) pesetas
todos los días?, En su pmnta respuesta, la hablante pr€senta la consecuencia de rccibi¡
tal cantidad de dine¡o como un hecho casi real: no trabajar, estañe en c¿rs¿¡. El habl¿nte
que prcduce el ejemplo (111) tiene 6l años de edad y podrá empezar a recibir jubilación
del Estado dentro de corto tiempo. No teniendo que trabajar, podrá salir a pasqr con su
int€rlocutor. Fi¡almentE, en el ejemplo (n), elb se refiere a una amiga de la hablante
que tiene problemas económicos, porque su marido esá sin trabajo; la hablante prescnta
la consecuencia, que su amiga se las arreglaba bien sola, casi como un hecho.
En resumen, el sistema de condiciones irreales de no-¡rasado en el castellano de Co\a-
mrbias puede rcpresentanre como en (16):
(11, Drót¿tis
'l '
dDódosis
-^rsc. -*, t-ut I
|l+ contrario e l¡ G¡lidadl
tl+ coot¡¿riona
ala E¡lidad I
|l+ conlr¡rio-,ala EálidrdlI
e
[* erouaute cn cl ruturol [
+ t-a.. e-U"u ia.O
J [
+ tmcnor crouau iaaa]
J
. Irreales de pasado. I¿s formas verbales que pueden ocurrir en esta clase de oraciones
condicionales se presentan en (11ó). Los ejemplos (ü7-121) ilustran su uso en Cc¡vamlbias.
[: violación de,la secuencia temporal prescria en los ejemplos (120) y (l2l) indica
quela expresión de modalidad tiene prioridad sobrc las restrióciones gramaticales de con-
cordancia de üempos y que ros hablantes pueden considerar la conse¡iencia de una condi-
ción' eD cierta medida, fudepndientemeDte de la condición misma. una vez que er estatus
de áctibilidad y el marco temporal han sido cIados por el üempo del verto én ta p.Ouri,
y/o por el contexto, el hablante üeue la libermd de sei más o menos asenivo en
su^ev.¿lua_
ción de la probabilidad o necesidad de la consecuencia.
- I¿ pJótasis de las oraciones condicionales es el único cont€xto de pasado en el que
el condicional parece haber empezado a sustituir al subjuntiro en Covamrbias. En todos
los otro,s contextos se usa el pluscuam¡erfecto del subjutiro, al como en la lengua están_
da¡, y ésta es la única forma usada incluso en la apódosis, donde la alternanáia con el
condicional perfecto es posible en la norma estánda¡.
Qn) DigaEos que )o !,§roy, coEo sc dic., como si .Jr¿¡l¿ rcp¡imido todo cl dís.
(123) C: ¿Y E aqrcrd¡s dc rodo cso?
FP: iMe cago cú dicz! Mc aA¡crdo como si a, hoy.
(t24) Sl que mc sint igual, \a¡¡os, coúo si ¿rr¿á¿¿ g¡atradas.
025) ¡.a-ealdició¡ ara quc c-t¡ando rr¿.¿¡f¿ ru hijq porquc su muje¡ cstaba emba¡az¡da, pucs quc s.
la llcr,¿¡fÁ a sü casilo-
(126\
Qzn Estaba E¡l¿, pc!§ coDo la Ismr¡:¿ q¡slquiar F¡ron¡, ausque s¿rl¿ ¡ Iás dos de la nochc, volaba.
028) Qucría u¡¡ quc ¡¿¡l¿ rica, y rquéllas puas ¡o Ic querf¿¡.
(A» Lo que taDls¡ qoe babcr hccho soD flbricas par¿ qtc sc habiem cmpleado ls juveltud.
establecer
En la codificación de ejemplos del tipo de (132a), por tanto, es necesario
posible
orimero el simi-ñcado del ver6o matriz ia que'el con<icional es la única forma
:; 0ttó; rñ;;á *o,*to t"rátió de (32b) representa un-caso de sustitución
"l
á.f i-É¡üÁ ¿r..bjuntiw. En Covam¡bias, -nír se usa cón bastante ftecuencia
"o en ejem-
tü;;"1Brai. ttludr", son ambiguas, como se ve en (Í)3)'
;i;rEly (Br: ".tu. "onstrucciones
(134)
de la comunica-
L: ambigüedad de ejemplos como (33-l!!5) se resuelve en.el contex¡o
a ior.iro*toi recuperar el significado apropiado' Sin el
"ió;q*;;;"t"h;otJp"tioit
liiÑi.tl", y el que ocunen los enunciados 033-fi5)' no sería
"*ilrtiogottti-
"""-tk'.ineTo er -"irsaie "o deiea comunicar' No es sorPrend€nte' Por tanto'
queil hablante
""riu" no'
ñ" io *tlrul"m"ote al subjuntivo en todas las demás cláusulas
"i-"""ai"-i"J.utdt
;;;J"; qÑqú"*nloi,¡*tlro en la norma ótándar, en las que estas dos formas no
contra$añ, como se puede ver en (136) y (fIl):
CtaDRo 4.13
force aj€s de l¡ vsris¡te -rrl-J¿ ve¡sl§ -rfu a¡ todos los contdto6 poslblcs. N = ul¡tterc da ej€mplo§
Nn ol -tto
I'a. vanante núcleo93 es -rfa ya que ocurre más frecuentemente que las otras dos. No
parece, covariar con el factor sexo, pero aumenta trotablemente entr¿ los jóvenes. El sig-
nificado de est¿ covai,iación por edad es dudóso por ahora, dada la escasez de datos án
el gnrpo más joven, pero una de las posibles intérpretaciones es que la viarante -ní¿ se
i
está aña¡zando en la comunidad y podría llegar desplazar totaltnente a -r¿.
El cuadro 4- 14 muestra las frecuencias ¡elxivas de -ría y -ba en la apódosis de oracio-
nes condicionales irreales de no-pasado.
nts¡encüt§ rdstlfes & -¡¿r y .á¡ €ú I¡ apódads de or¡doocs co¡dicion¡les ir¡ales. N = n¡i¡rero de ejemplG'
Total 33 t9 55% t4 45
Muje¡es l9 I 35% tt 65%
Hombrcs 14 tt 791i 3 21%
Debido al número pequeño de casos, sólo se han estable.ido correlaciones con el fac-
tor sexo. Se puede observar en el cuadro 4.14 que las mujeres usan la variante -á¿ con
mucho miís frecuencia que los hombres (65 por 100 us. 2l por 100). Una hipótesis posi-
ble seía que los hombres usan la va¡iante p,rescrita Cía) en la apódosis porque al conver-
sar con una mujer 0a aubra, que realizó las entrevistas) se autocorrigen y empleaa un
estilo más cuidadoso o formal que las mujeres. Esta hipótesis queda faiseada por los re-
sultados del cuadro 4.f1, sin embargo, que muestra que los hombres usan la r¿ariante
-rla, más estigmatizada que -áa, con tanta o algo mE¡or frecuencia que las mujeres (76
y 73 por 100, respectivamente).
Re.ordemos gue hemos postulado que -áa y -rf¿ no son exactamente srnóumas l¡a que
comunican mayor y menor probabiüdad de actualización de una situación en el contexto
de la apódosis. Es posible, por tanto, que la distribucióu diferente de estas variaDtes en
el habla de hombrcs y mujeres se deba a diferentes necesidades comunicatiras. Aún mr§,
la difercncia se puede interpretaf como utr fndice de difercntes estilos de comunicacióne.
De acuerdo con esta hipótesis, las mujeres eu esta comunidad tendrían un estilo de comu-
nicacíón más determinado, categórico o concluyente que los hombres. Esa hipótesis es
interesanlsima, especialmente si se considera una similar Po§tulada por tlvandera6. En
la sección 4.4.5.1 discutimos algunas de las conclusiones del estudio de Larrandera, una
de las cuales fue la obserr'¿ción de que las mujercs universitarias han adoptado "modos
masculinos de habla' asociados con el uso relati¡¡amente más frscus¡te del present€ de
indicativo en condiciones ir,reales. Ios altos porceutajes de uso del Pr€sente por Parte de
los hombres sugiere que ésós prefieren hablar en térmi¡os m.ís factibles y reales; es de-
cir, los hombres tienen un estiló de comunicacióu más concluyente. Este esüIo está siendo
adoptado por el gnrpo de mujeres con educación universitaria, las que subrayan así una
actitud más frrme y segura, conforme con su nueYo estatus de igualdad con los hombrcs.
k situación descrita por L-avander¿ es ciertamenE diferente a la de Covamlbias, donde
son las mujercs en general las que preñeren hablar en términos más concluyentes, sin que
incida el factor educacióh-
Estas hipótesis sobre diferencias en estilos de comunicación son de gran inteés por
lo que pueden apora¡ a nuestro conocimienlo de la dinámica y la psicología social de
una comunidad. Sin embargo, las correlaciones establecidas €n base a una sola variable
lingüística no parecen ser suñcientemente ñables. Es aecesario investiga¡ dos, tres o más
variables cuyas wariantes comuniquen el mismo significado, por ejemplo, seguridad y de-
terminación. Si las correlaciones frecuenciales fueran iguales a través de un número de
variables, entonces serÍa justificable interpretarlas como Índice§ de diferenciación de esti-
los comunicativos.
Hemos dejado claro, por lo demás, que el esMio de la va¡iación si¡táctica lleva nece-
sariamente al sociolingüisa a consider¿r la cuestión del significado en el proceso de in-
vesúgación de los coúextos de ra¡iación. Al realiza¡ esta taEa, el sociolingt¡ista hace aportes
importantes
-I-a a los estudios de semántic¿ y pragftítica del discurso oral.
present¡cióu de los estudios de y¿riación sinÉctica y morfológica que hemos hecho
aqul nó es exhaustiu. Han quedado numemsos e interesantes trabajos sin discutir, pero
los estudios incluidos han servido nuesto pmpósito de ilusuar y analiz¡¡ las cuestiones
más imporantes que preocupan a los sociolingüsas empeñados en expücar la variación
más alli del nivel fonológicó. Dadas \¡arias aternaüvas rcftrenciales siaónimas, la cues-
tión básiba consiste en responder por qué los bablantes eligen una u otra en un contexto
que incluye elementos lingüfstic¡a y sociales (por lo menos). Hemos üsto que las res-
puestas hacen necesariamente uso de concepos funcionales rclacionados con la e§tructura
y la semántica del discurso y con la pragmática del acto comunicaürc. En la sección final
áe este caplnrlo presentr¡nós h aplicación del anáüsis de va¡iación sintáctica al estudio
de un tipo de discurso: la ¡arratir"¿ or¿1.
A paflir del trabajo pionero de Labov y \!bletz§6, el estudio qe las narratiras or¿-
les se-ha convenido ánil centro de ate¡ción de üngüstas, anEopólogos, educadores y
sociólogos, entre otros67. Cada grupo se platrtea Preguntas esPecíficas a su disciplina y
Yál.idos y gengr-ales
otras oue cruzan los límites disciplinarios. Preguntas tales como ¿cuán
;r-ñ-;r;p"*;. a" ü n**'tio p-puestós por L:bor' (véase discusión más adelan-
t"f"ción entre ciertos elemenos y estructuras lingüsticas y 'los varios-corn-
"li.-ÁA
ililii*
},;;.;;;;r* "a'f,
¿á'r*-i.*lft*t, J.qué tipos diftrentes de narr¿tivas orales se p¡eden identificar?,
"l¿. na'blantes, en qué situaciones, con qué objetivol' ¿cuáles
hi;tú
$ii"', iilJi-"r-Vúe'r*Aus int " uoa't i.tha oral y una escria?, papel ¿curíl es la correla-
y tipos diversos de narrativa?, ¿qué desempeña la
tipo"¿" ascotso iitu¡l-oo o no dentro de un gnrpo §ocial y a.tr¿vés
"iá."r""iii-""lOs'linguisücos
;;G;á;;;
;;áilüc*p". sááÁes?, ¿qué patóu de desarro,llo siguen los niños en la adquisiciór
;;;;;;;.?-'r;;ff;;;¿üI';* hs ca¡acterlsticas de los va¡ios componentes de
on" nu.ruti.a en diferentes étapas de desarrollo?
--
En esta sección, nos preocupamos esPecffióamente de la relación e¡tre elemenos lin-
'Pr"s"nt
siiísticos v comDonentes'de la n-arra¡iv¿. -o. "studio cualitativoeny santiago-de
un cuaqdtativ:
iliñ;áÜ;;iá;;,;"[rt", r.r- verbales en 7
¡rarratir¡¿s obrenidas
¿i,t; ;t;;ú*" seleccionadas de los mareriale§ para el estudio del habla de ciudad
i"Tii¡Lq ü" atenaon a ld mriación en el uso de.presente y pretério para
i]iái'[Iiná. "tp".lJ
p"t"í"rá' un ¿o¡le propósito motiYa la.inclusión de.este estudio eu este
ciertos as'
ürr.fá.-n i ,i, ,arre, ilustrar el eiodio objetivo, exPlfcito y cua¡titati\o de
orr"ion r"s et
;ffit:il;d*. ileá¿oti-i por numerosos á habli naruml/esponánea' una metodo-
losla utilizada recientemente lingüstasn; por otra parte' ofrecer una
i;ilil;A; ;ldi;d" ü-na;;:til¡a onl, usanddcomo punto de partida el enfoque ana-
iil"o y lábov y waletzkyz'.
por Labov¡,'aí."ot"n
^-I""aoattoll"¿o
fo;;;;tbno q* t" u{rt incluyen el prese^nte simple y progresivo' el
or"t¿.ito, i-o"tf""to áel i¡dicatiro. Próponemos que cada forma verbal tiene un signi-
É;;;;;"-fu-b[i"o qr" ¡*t i* tus pdsibilidadóparte
"l de distribució¡ en el discu¡so' sin
áU",,[. ri*i¡cado general puede coincidir en con el de otra forma; Pof Ento,
"it
á.mffiJá;;uá;-r*;uaj .oro .--o et coitexo de un hecho de habla (por ejemplo, las diversas
il¡'il;'á; ñ áonoe los significados específicos de 'na forma lingüístic1
;;;;;-e;d"nte; utoquáao I" posibiÍdad de recmPlazar una forrna y de manEner al
*'Eúigriá;;
mismo tiempo la intención comunicativa del hablante'
asigna a las formas verbales
geneá o tunción lue h Reál Academia7'
ou" norLtr.*o is, en forma t".rniidu, el siguiente: el presente denota un hecho' que
;;;J" ;Ñ;ú;;;Li ,..ioo de hablar, *in- no,,at en óuena sus lfrnites temporales'
clabomtion
¡,rrtuli\e,, New Liteñry His,ory. 8, l9l7r' w. 431-457; KErrü KERNAN: 'Sc4aDtic-aDd
i" *áti'*" Aíu á*" o[,Ñn \trk' Acádemic PrEss' l'7' Pp 9Fl02;'rpressivc IJvt^ PqL^NY¡: 'so
ptrscn! al-.
. rtr" -in,i.. s" ¿"n¡ca, 25, tgr., p. io-illl NEss^ woLFsoN: 'Thc convirsarional historical
*iL"rrii¿-ti'i (ed ): rh¿ Pcat s¡o¡ies: cosnititc' catrurat' and
;ff#:.U;il;';i"i'rB. ip lári-ídz'; v¡^,,--E CH^FE
Ñoru¡ood. NJ, Ablex, 1980;.wtrrr^N- BR'¡GFT: 'Poetic structur€ m
i;;;';'^pr:e;l;;*i )i.a".4 Exploring oñri¡y and ütemcy. Noru,ood. N.J . Ablex'.19t1;
oraf n¡rrativc,. cn s¿o*¿¡ aaa *rtttcn uaguagc:
;;-^#'i;il";i.; qr"¡.Ái.. ur 3,¡1,o rrho' i"*' ir' toti* tansuosc aad cornuaica¡ivc beha'
;;;l][á;;- Ñ1.. ÁrJi. rs&. ;. 49-6?i DáoR H scEFFxtN: 'Tense variatioo in na¡r,aave"
L¿nguage'
;í'irii:il;*; iñ P¿*"yr,':u"*"¡ *fnpt*itv i, everydav s@rltellinS', cn sPok'ñ an¿ Úin¿n tan'
'"Ll:ii{t"ia.,"tittad lirracv' Noru,o'od' Ni'. n-ule*, t982; tr¡r¡N:?P -c¡¡. l982bi NEss^ woLFso:'J:
'lt*'rr*i^.¡i-l *b¡col ptcr.n in Antdcan F,r¡gtish nanatirt, DordrEcht, tlolbnd, Fo¡is,yalc1982; SrrzA-N.
ni-rJi""irii*, .Ev¿luationt ¡a¡r¿tivc: the p¡rsci't rcnse i¡ Mcdicval perford sorics,, ñznch stu-
dxs, 10, Da6 W. l*251.
{ IJNAM : op. at.
, ¿rr. scccié, Ur".¿. cn CARMEN SrLv {oR'r' LÁNj *Tc¡se and asp€€t i.o or¿.1 Sp¿rish na¡r¿tive-. Irn-
.sua.q¿,
"st¿?6G7t0
59, 1983b pp.
El Dresente histórico se usa en la narración para Pre§€trtar hechos pasados como si estu-
lü'rao t*Ji"n¿o el momento de hablar'-El Preérito dema acciones acabadas o per-
"n
[.if;intúp" -t"tiot ,t -o*-to de habli¡. El imPerfeclo hmtién presenta hechos
;;lptü"-jilo duratircs, iteratir,rcs, o habin¡ales-, pero sin hacer rcferencia a su
y ei imperfeco tienen asPec¡o-imPerfectiYo' el prc-
ountote inicio o t¿rmino. El prcsente
formas progresi-
ffi;;;;i;;,tr., .ia""ir, üac, q"á h acáón se ha comgletldo' 11
vas corréspondientes enfoc4n la du¡ación y/o pmgreso de la s¡tuacron'
Unanarrativ"¿tienetambiénoüostiposdecláusulas,llattndzslimitdas,y.coordina-
das-que pueden desplazarse sobre un ciino nrimero de cláusulas sitr alteraf la interPreta-
ciOn simá,ntica det or¿en etr que se sucedieron los hechos (rzZ. discusión más adelante).
I"as cláusulas narratims propámente tales, las limitadas y las coordinadas constituyen la
sección de la acción complicaate.
I-abcrvñ sugiere que una narrativa completa puede tener los.siguientes elementos: com-
pendio, orienüción, acción compücante, itatuáci¿n, resolución--o -resultado, y coda' Con
ixcepción de la coda, ilustramojesos elementos en el ejemPlo (141), una na.aüYa relata-
da pirr un joven de 16 a¡os de edad. En éste y ejemplos subsiguientes se usan los siguien-
" op.
É
c¡t. , w. 359-360 (traduccióo mía).
op. cir.. p. 363.
VAntACtóñ StNTAcnca
d.
y ¡o dcjó par¿lizado.
Esos profcso¡!§ que, outrca Ie \¿¡i a bE|¡l !¡ala
l compendio
l
cláusuIaÁ
j. y esrabe copiaado Io más feliz y coE¡ento.
limitrda§
k. Y¡ itu c¡ la scxra ra
l. El pmfcsor csub6 e¡ ta otrs esqui¡a.
f orieD¡aciótr
m. Y_¿ esb que el profeso¡ lc, le hace ¡sí
Gcsto)
salta u! bá¡co,
salt¡ otg,
l
clausulas
§alE uú¡ fila,
DaÍati\¡as acció¡
@tir,
complica¡le
tr. !u corricodo arl, dc esto ¡ lo .lolo, asf
o.
cl p¡ofcsor, da uDa csquha a Ia oÍ¿,
lo piua
y lc dic!
l cláusulas
lioihd¡s
.Tc pilll,,
l
cláusulas
le dicr asf.
Da¡ratiras
Y cl gallo se coDgcla ¿sf.
p. lMo cl hu-, todo cl cu¡so mucrto de h risa,
poquc cn ut
forna lc dijo
.¡A!! ¡Tc pillé!', erá.luacióo
lc dijo srf.
q. L
Mira,
cl gallo sc coogctó asf.
dijo,
.Plscme Ia hoja,,
l
L hiro ad GqrE¡rr), chisosa¡DcDle.
¡. E¡toúccs d gallo qucda,
cláusular
.PeD sc6or, cs quc ]]o/, acciót
¡arrati\᧠compüca¡l.
s. .No. UsEd soDó,
El quc pcdc copi¡¡, copi¡ puc§,
y.el quc lo piuo lo tiquido. pu6,,
drcc
t. A§l que lc F¡§o u¡ uDo.
I ¡esolució,
LA VARIACIÓN EN TIPOS DE OISCUBSO: LA NARRAfIVA ORAL
I-a sección de una narr¿tim llzroada mmpendio no ocure muy a menudo en las narra-
ti s conversacionales (lamamos narratiras conversacionales a aquéllas que surgen espo-n-
úneamente en la convenación, sin que el investigador las solicite dhectamente). De 30
narratiy¿s estudiadas, sólo seis tienen un compendio y los seis esdn codiñcados en el pre-
térito. El compendio resum€ la historia, comó se ve en (41c); es decir, comunica los he-
chos más impórtanrcs en unas pocas Palabras. tas cláusulas que constituyen el compendio
soo ,e.r"n"iales y están en p^rimer plano-; es de esperar, por tanto, que se codifiquen
en el prctério más bien que'eu el imperftcto.
I:s narrativas que tienen compendio se car¿cterizan porque los-sucesos se prese¡tan
fo*ra-"oapr"a'; las divenas acciones se suceden co-mo en cagena, una después de
ái"á, ,r" r"tg"'. rnt"t*¡oi entre euas' En las narr¿tivas conversacionales, el compendio
"n
puede ser creado mutuamenE por los inErlocutorcs:
él Forqu'/
'- ' V: ... pietso )o sc
042) quc sie¡E r¡á5 s.8¡¡ra dicieDdo' 'Mi¡s E§toy polole¿do co¡ '
r: ¿v i"aao'cloncas capiezan i po-lolcar, o sca, qué csablccc quc ya esdtr Pololca¡do?
y [¡ ¡¡6¿i- El hecbo de decir; 'Es¡oy polol..¡do' ¡ada más'
I: ¿Pero quién lo dice, tt¡ o él?
v:BueDo.Etrcsteca§ofuimo§losdos.Mcdijc'/U¡dí¡c§úba¡ro§,clveiio¡at¡o'qucesdlaftfiado...
El pasaje citado en (142) muestr¿ cómo la convenación lleva a contar una historia' El
i'i" pu.¡e reronótruir en la interacción que precede a la narrativa; a§í, cu¿ndo
i iÁplá
"ornp"",ái (Un dla estóbantos), la interlocutóra- ya sabe cu¿fl es el resütado de
"it"t*
los sricesos: un dfa rni amigo y yo nos pusimos de acuerdo en decir que es6bamos
^ polo-
leando Gpololerar', en Chile, significa 'salir/tener un novlo')'
el tiempo,-el lugar,
I¡ iientación, como indica s-u nombre, da información sobre relatados' los
DarticiDanEs v el contexto general en que ocurrieron los hechos Esta orienta-
ito, iáñá" daf .n una seición aparte'kj. l4l d_J) yto enlas cláusulas narraüras mismas
iii'ls). i;1"Á; t"¿al más ftecriente eñ hs seóciónes de orien,ción (70 es el imp-erfeclo'
por 100) apa-
iiuJá¿o en «l¿Ul. De un otal de 135 cláusulas que dan orientación,94
r"""o * Lp"if""to, 16 (t2 por 100) esÉn en él prcsente, y 10 (7 q9r 100) en el imper-
el prcérit9
"i
fecto orocresivo. otr¿s formai u.adÁ, frecuéncia bajo 5 por 100, sol
ipág.""i, y no-pmgresivo), el presente"oo
progresivo, y la consLnrcción perifrásica con ir
¿ +-infrnitivo, tan¡o etr el Presente (l4ld) como etr el imperleclo' -
La distribuiión de estas'forrnas virbales concuerda con la correlación entre cláusulas
que las-gramáti-
de trasfondo (.background') y aspeco imperftctivo, una de las irnciones
cas del español les asignan. Asl pues, Alcina y Blecua"'. Bello. y cuervo'" y Kamsey"
qr" en ia narr¿ción el imperftcó se usa principalmente para describir los
"*"t"táÁ ",
iug*"., p"^o*'r, cosas condiciones ¡icesarias
y para órienar al interlocutor/lector' En
ff[f,;,A;;;;l4s pot'roo o. todos los verbos én imperfecto ocurren en secciones de
ó¡".r!10", ¡s ñ.'1oo ."."ion", que evaltla¡ los he¡hos (que.son en parte también
*-i;:-;;t"-i "ív sójo el 13",por 100 en las cláusulas narraúvas, limitadas
áescriotivas). y.coordinadas'
á";tt*" que'o6as formas verbales ta¡nbién tienen una tunción de orienta-
.e usa para describir a los participantes cuando los rasgos son inlepen-
dientes áe los hechos dóscritos en la narr¿úv¿ (c, t¿tU, A)- y, oyiamente, cuando
"lOn.it!ii."nt" lo
que se describe coexiste con el momen¡o en que §e cuetrta la historia'
DRA THoMpsoN: hransitivity in grammar ard disóurse., Lutguoge,56. 1980. PP. 251-299'
n Op. ci.., p.195.
r Áiro¡Á ¡jsr-¡-o y ,1. c uER'¡- Grarnórica d¿ la lengla coskllata, B'renos AiJ€s'-so.pena' 194.11 P: *:;
á ktbook oI ñodzñ SPanist¡. New Yotk. Hok Rinehaf & wt¡stoo' lvso' p rr /
'a M¡n¡ruox R¡úsev:
VARIACIÓN SINTACNCA
o puede indicar el efecto de los hechos relatados, como en (l4lt) (Asl que le puso un uno).
la coda permite oo camüio á"'pÁio. u
?_._Tle:t:y
enroque y señala además el término de un tipo de disiurso. ir"r"ot "n-ái
9:, "stas_qaner-as,
tempor¿I
rcsultado o resolución dice, como el nombrc lo üA"a, lo que ocurrió ñ¡almente.
. _El
AsÍl¡res, la cláus'la en (l4rt) pod¡ra ser tanto la coda como il r"iJa¿o de ra narrativa.
tsl upo d€ coda ustrado en (143-145) no es muy comrin en las narrativ¿s
, co¡versacio-
narcs: solo z de las 30 narativas estudiadas tienen coda. Esto indica que
tal como las
narratir,as co¡ frecuencia lluyen en la co¡versación sin * fonma, es ambién
fiecrente qtre terminen sin que su final sea marcado de manéra
"omp.ndioformulfstica.
en cambio, ocurre en todas las narativas: en 22 casos en el pretérito
,r.3^-.!r,3Ytr1en 7 caso^s.e_n.el prcsentc his6rico (24 por l00F un ejemplo cdn forma
l.1lTr,l*ll J.
verDal morblógicamente (_anns) se dejó fuera del contlo. 'Los
-neuhalizada ejemplos
(14G149) ilustran resoluciones:
(150) a. EDiotrcc¡ l¡ I¡és cmp€zó a Solpcs¡lc l¿s do3 !¡ejillas así fucrte,
[¿s otras foÍnas verbales que ocurrcn en la acción complicante son el P y el presene,
que como variante dpl P se denomina presezte histórico (Pü. En las narraür¡as analiza-
das, el P y el PH alteman en las cláusulas nar¡atir¡as en la presentación de los hechos
cu)¡a ocurrencia es anterior al momento de hablar. De un total de 476 cláusulas naratilas,
156'(32:l Wr 100) úenen el verbo en el PH.
Observemos que, en la narratir¡a ilustrada en (l4l), et P ocurre en g, q, t, y el pH en
m-o, r, s- En otras secciones de la narratira, el P y el PH no son variantes. De hecho,
si reemplazamos el-P en el compendio (141c) por una forma de presente, las cláusulas re-
sultantes se interpretan como la añrmación de una verdad general, no como el compendio
de una historia:
Otros usos del presente, como en las cláusulas que dan orientación (ejs. 141a, b) o en
el coloquio directo (vid. ej. 152), tienen como punto de referencia tempor¿l el momento
de habla¡, y no podrían ser sustituidos por el P:
En la narratir¡a orat, entonces, la variación P/PH es posible sólo en las cláusulas narr¿-
tiras que na se pueden desplazar sobre otras. Etr el contexto de la acción complicante,
el PH adquiere aspecto perfecüvo. Esto implica que el presente simple no puede alternar
con el I en cláusulas limit¿das, sólo la forma progrcsiva del PH puede ocurrir en este
contexto.
Divenos estudios del verbo asignan una función retórica al PH, la de presentar hechos
pasados en forma más vívida. Sin embargo, esta afinnación no se puede extender automá-
ticamente a todo tipo de discurso, ni a la lengua hablada y escrita por igual. For ejemplo,
el uso exclusiro del PH en el ejemplo (63) no hace más vívida la narración, sino que
simplemente parcce reproducir las reglas para el uso del presente en la descripción de
ciertos sucesos eD una novela, rcglas que no son necesariamente las mismas en el habla,
Otra característica del ejemplo (63), que mnfirma nuestso análisis de falta de expresivi-
dad, es la ausencia de rasgos tlpicos de wa narratiw actuad&, tales como el coloquio
dirccto, l¿ rcpetición, las exclamaciones, sonidos exprcsiws, gestos, en una palabra, la
ausencia casi total de er¡aluación.
(¡J3) hsa c¡ M¡as¡aüusatts. Y l¡s, sc vic¡e cll¡ ¡ vivir ¡ Maryla¡d. EDto¡c€s cu¡¡do sc c¡¡abia, h¡y un
c¿mbio bastanE gr¿¡de cn cll¡ porqüc co¡occ r ma aiña quc clla, que pcBaba quc no cra sdict¡ a
l¡s diogas pcro tirllbiéñ ¡c hacf¿. Y cDpiczatr ¡ Évcrdcr drogas, y al lir¡al .st niña muer€, mu.re
por dcmasiadas, ingcrir dc¡nasisdrs d¡ogas.
Ejemplos del tipo de (153) parecen negar la validez de la hipótesis tradicional, que pro-
pone que el PH üene una función retórica. For otra parte, el reconocimieno de que el
significado de una forma depende del contexto y el hecho de que (l53) no es en realidad
! C¡ Nessr wor.rsor,r: .A fc¿turc of pcrfomEd m¡r¡tivc: thc conversation¿l historic¡l prcscnt., ¿rrg!¿-
Be i^ lYn, pp. 215-2,.
SocieD. 7,
LA VARIACIÓN EN fIPOS DE OISCUBSO: LA NARRAfIVA ORAL 147
u¡a narraüya conver§acional, no§ lley¿ a considera¡ m᧠cuidadosamente esta hiPótesis.
R"g).d"fno.queunelemeútoimPoftantedelanarratir¿essuey¿lr¡ación:losmecanis-
mos mediante loi cuales el nar¡adoi hacc que la historia Parezca hteresante, haciendo
resalar la importancia ¡elativa de las accionás ocurridas. [¿ erraluación comunica la idea
¿e oue la ttsória r"¡e la pena de conw porque lo que fue peügroso, maravilloso,
-Por ocurrió
áuJrai¿o, .ntret¿nido, o fuem d; lo usual- a¡to, si el PH ocurre en cláusulas
;;ti*" "*t"u¡o,
qu" ."útun hecho¡ de este tipo, Podemos decir que tiene función evaluativa'
expresiva o retórica.
' Observemos que la secuencia de PHs en la n¿rr¿tiva en (141) ocurre Precisamente.en
el re-lato de las ac'ciones cómicas, que salen de lo comútr y que hacen r$altar la finalidad
de la historia: mostrar que no se Püede engañar a este profesor porque siemPre te descu-
üre, peto que lo nace dJuna ma¡ára tan siñpáüca que no es posible sentir antipatía hacia
é1. Áí, b; saltos del profesor, su carrera di un lado al otro de la sala, el momento en
qu" pilib al aumno y ilgran susto que éste se ller¡¿ se relatan en el PH- tal como un
cLmintador deportió, po-r ejemplq usa el presente para rclatar las acciones qu9 e$n
ocurriendo casi simul6ieaméntocon el reh6. Al usar el presente para describir hechos
ocurridos en el pasado, el habla e los Prcsena como si los estuvieraliendo en el momen-
to de hablar. Esto proáuce un efecto de proximidad y hace Ia ¡arrativ¿ más vfvida y dra-
m,ática. El PH es, por mec¿nismo de evaluación interna.
-de lo tanto, un
En un estudio narr¿tiras or¿les en inglés, rccogidas en los Estados Unidos,
Wolfton8r obserra que el cambio entre P y PH ocurre a veces en una cláusula inEoduci-
da pr all of a sudem de repetrte" y que esta expresión sugiere que .algo nuero e inespe-
rado esá por ocurrir". Si all oJ a suüen precede algo inesperado, entonces es.posible
concluir que precede algo dramáticq ya que lo inesperado es usualmente dramático. For
tanto, si lás ocurrencias de all d a sudden coinciden con los cambios de P a PH, esto
apoyaría utr análisis del PH como forma que co(rcurre con hechos dramáÚcos' Wolfson
s3ló da tres ejemplos, sin embargo, pem en dos de ellos el c¿mbio es de P a PH después
de all of a rudden,
En nuestras narratims hay siete casos de expre§ones como de rcPetue y ñas sinila.
res: y a esto que (vid. ej. l4lm), y m esolesa q¡¿c,' y las siete Preceden un cambio al PH.
El ejemplo (154c) itustra un cambio al PH después de la expresión de repente:
t NessA wouso¡: .Thc cowarsational historical Prcsc¡! altcrnatio¡', Lngua|'' 55' lgD' pp 16E_182'
VARIACIÓN SINfACTICA
(t55) a. Dcspüés, un dh- ),§ h¡go ¡úcti§Eo y hocl.r. Utr df¡ csrab¡ s' ad¡- c§taba h bs¡¡¡ dc §¡Ito
'lto
aquf, ],o astab mira¡do Pa oto ¡ad,o'
¡. y'aijc, .tr¡c tcogo gue d¡¡ vucltas Porqu¿ la oina quc va a saltar ahora, quc ticnc buzo rojo, sc va
a pcg¡r co¡ la vetilla co l¡ cspal&.'
c. Y ñc cst ry daodo vuel¡¡ ast Pcro iba der¡lsiado lelra'
d. y c¡ csto l¿ úiña vicDe cor¡ic¡do ast ¡z¡z!, se Fta cl la c§Paldr coD la ba¡ra'
e. Asl cs que llcgué así a la casa Fro Eucna dc §u§to. Mc ha Flad'o dos vcc¿s eio'
'stc
l-os eiemolos (154) v (65) surgieron durante una conversación sobre Presentimientos
, exü*eásoriales. O=bt"tu"mo. qu., en los dos, el PH ocurre, como hemos
"toerie"nciis en la Pgeq con las 'chombas',
iritiino, "o el putrlo del clfmax: la hermana-aparece presentido.
i h nina le pasa- exactamente lo que la hablante había [-os. dos hechos com-
prueban lo que la narradora nos quierc hacer creer: que todos en su f¡milia tienen perce¡>
ciones er(rasensoriales.
Una de las narr¿tiras estudiadas contiene un sdlo ejemplo de PH, y tal como lo predice
nuestro análisis, esta forma ocurre precisamente en el punto culminante:
(156) s. .rla,, lc dijc, .l,o ta- Dos c¡coEE¡mo§ ao uú r¡6 úAs 8cá. Yo rEy ac¿, Dos c¡|co¡tráDo§''
b. Llcg¡Eos s al6orur, EÉ sar¡crdo.
c. Cu¡rdo tlcgsoos s atDor¿sr, DÉ posa cl P€pclilo. (t ¿A Gorbca o acá?)
d. (Estábamos cD GEcia Ya.)
e. Me pssa el paPcüto.
i y dc.í¡, .Pr.g¡osticón, !o§iü\ó.'
El ejemplo (156) relata los hechos que ocurriemn el día en.que el hablantc supo que
su muiJr esltaba emb arzzzü- un momeno de gran inportancia en su vida dado
que la
mui"i"est^Uu t*t miento después de arios años de m¿trimonio
T sin hijos' El momeno
tr" ft "n le pasa .el p"!"üo' de gran dramatismo, y esta acción es la rlnica
.t¡"t
"r en el PH en Ia narr¿tiva. "t
--M¿i
codific¿da
la conversación, el hablante rclata los hechos relacionados con el na-
ai-i"no "O"t-t "o La mayor pa¡te de la§ acciotres ocurridas
¿a su hijo. durante la larga espera en
,i"t
d^ en el iL En cierto momen¡o, el habla¡te le Pide a una enfermera
ü*
"irr".pit"r
ou" h sala de operaciones a averiguar lo que está sucediendo Este pun¡o marca
"rtá,
]iL.1ir " -oL r.
hectos más dramáticoi (caárutmuchacha; thJfl¿r=prcstar atención):
5 Wn-Lr¡M BULL: Tunz, ¡¿rls., ai¿ l|. wtt, Berkelcy & lrs A¡gcles, Universú of Califoñia pÉss, 1960,
P. 86.
I oD- cit-
* óp. c¡t., p.82 (rr¿ducción mÍa).
a
vaRtac!óN slllfÁcTtca
Y
interpreta.ió¡¡ posiblc er¡ otros @¡tef,.tos) y el prÉ$ntc adquierc aspcc-to pcfftctir,t ; ¿'.¿.,
tal como el P, codifica acciones consecutin¡o con coyutura tlmpof¡l. Y
En sume, estc cepftulo hr prÉra[t¡do .!a visión dc loo cst.dic dc r¡ri¡ción ¡inúctics
en smiolingiifsüce y dc la dircccióa quc cstán rcaiaulo c¡tos csfi¡dioE. Corc bEúoú visto,
estg:aspecb dc la sociolingüfsüca sc acs¡cr cada E m¡ls a Ios csnrdios dc scmántica y
pragmática del discu¡so oral.
Y
5
Variacíón y cambio lingülstico
Iv¿rr¡, *
houos botro§ honor
G¿¡. ho¡os-is
a hoúor-is hoDor-is
Dar. t honos-i horior-i honor-i
A:B::Y:X
Asf por ejempiq la ¡elación tierm: a¡eniztr ha servido de modelo par la creación de
altnílar, de acuerdo con la proporción:
tíc'tu : ate¡ívar aa ltt!¡ a oüaiur
A:B::Y:X
s.2. soctoLINGülsncAHtsTóRtCA
de.las aplicaciones más
importantes de la sociolingüÍsüca, como lo formuló
-.Una en la primera conferrncia.de-.sociolingüfsti*, cei.ñü fSó4 en UCLA, ha
!1eht'
er re€xamen de !i
:ld:^:r^:t^1f ! tincursy3
¡¡torica. El ñ¿ilists ¿e *ri;;;;""-i sido empleado en
documentos históricos. y, arfn más f¡ecuentemente y con mayoi
el estudio de procesos de cambio ringüiiüco en march" en iit"udae
éúo, en
des. Parece natu-ral que la sociolingüistica pueda hacer apo¿;-otio;o, "i"nr
en ese"orrruoio"-
campo ya
que. es la disciplina que ha desarrollado las berr¿mientai ..t"aotOji"". necesarias
paiz
analizar la lengua comoptuisistemática. En oposición al conciló-ást
ucturaista Ae ten-
gua como sist€ma monolfüco, uniforme y hom-ogéneo, la
sociolingüirti"u
*herente y ordenadaménte heñrogéáeo y ra¡uuÍe. óorni, ui."rno.,
p.o[*
::pl?-1:_.i:fry coexlstente "i.on-
neerogeneldad en un sistema sincrónico dado explica de manera más adecua- "rü
p,as.? u* de lengua a otro, es decir, la diacronía. En las palabras de Wein_
* -.1 l-abor
re¡ch. 9: y ..rrado
"La clave pTa ury conceación racional del óu_tio ü"güístiá
Her¿ogD,
verdad, de Ia lengua misma- ei la posibilidacr de describa
-eu h áiierenciación órdena-
da en unalengua que está al servicio de una comunidad. .-.at
rogéneas en la lengua maerna no es una cuesüón de multidialedalismá .simple" --"¡-á"
.at ucturas hete_
o actuación,
sino-paÍe de la compeencia l.ingriística unilingüe,.
,9ta¡, sln embargo, que ni.la_sociolingüística rechaza de plano las venta_
,^- -"li39:^:*_19
Jas pracucas que puede tener la asunción de homogeneidadr6, ni la lingü?stica (estrucru-
dl.crológica) niega ta exisretrcia ¿e-la var¡aciO¡ tii"-cünica, diicrónica,
f :LrÍd:-r,
dratoprca, etc.). Romaine'/, por ejemplo, obserra que .Los tingüistas nunca han ignora_
ó EUGENrc CosER¡U:
Sincrcnta. diacñnÍa . hir,oria_ Et pmblena del canbio tingúístico (1958), Mad¡id,
Grrdos, l9B.
I
SOCIOLI¡¡GÚISNCA HISTÓRICA
A diferencia del modelo estructural, que pone énhsis en los hctores i¡temos, uno de
los principios básicos de la sociolingüísüca histórica es que no es posible comprcnder el
desarrollo de un cambio lingülstico fuera de la estructura social de la comunidad en la
que ocurre. El estructur¿lista se rcfiere a las presiones del sistema; el socioli¡güista, en
cambio, se refiere a las presiones sociales {que continuamente operan sobre la lengua"r8.
l:
investigación sociolingüísüca ha comprobado el hecho de que ciertas diferencias en
el habla de los miembros de una comunidad covarían con ciertos Ectores sociales y estilís-
ticos. Este hecho sirve de base a un segundo principio: la heterogeneidad lingüística es
en sÍ una fuente coastante de c¿nbio; muchos de estos cambios tienen un¿ motir¡¿ción
social. En verdad, la colariación sociolingifsüca, que impüca mayor o menor frecuencia
de uso dé ciertas yariantes lingifsticas, es necesaria para que se produzca el cambio, que
refleja el triunfo (o derrota) de una de las formas en competencia sobre las demás. Como
bien lo ha resumido Gimenore: .rr'a¡iabilidad y cambio están, pues, íntimamente unidos,
hasta el punto de ser las dos caras y diacrónica- del mismo hecho de la len-
gua. Ahora bien, no toda variabiüdad -sincnínica
y heterogeneidad en la estructura lingifstica enwel-
ve cambio; pero todo cambio lingüístico irnFlica rrariabüdad y heterogeneidad sincrónica
en la comunidad de habla".
Para la sociolingüística esá claro, pues, que el estudio del cambio lingülstico debe ha-
cerse tomando en cuenta el contexto social ya que la wariación social y estilística desempe-
ña un papel importante en el cambio2o. Además, la for¡na más adecuada de solucionar
los problemas relacionados con el cambio es a través del estudio de los patrones de y¿ria-
ción sincrónica existentes en una comunidad, ya que estos patrones ilumin¿n no sólo los
mecanismos de un cambio en marcha sino también los de cambios 1a veriñcados. En este
sentido, [:bov¡ supone válido el pnnapio d¿l uniÍormitari$no (tomado, s€$1n Gimeno2r,
del geólogo Lyell), se$in el cual las presiones que motivan y conrolan la er¡olución lin-
güística hoy son las mismas que actuaban en el pasado. Labov reconoce, sin embargo,
que ciertos hctores presentes ahor¿ no existía¡ eo el pasado, por ejerrplo, los medios de
difusión ales como la televisión, la radio y la prensa, la alñbetización masim, el desarro-
llo del vocabulario cientÍfico, el contacto de muchas lenguas, pero supone (equivoc¿da-
mente a nuestro parecer) que la influencia de estos Actores en la estructura de las lenguas
es mínima-
t3
Laxx: op. cir., p. 3.
r
F¡¡¡c¡sco G¡ur¡o: .Haci¿ una socioli¡giiírtica hifid¡.a,, Btudios d. üngúlsrica, l, Universidad d. Ali-
crnt , 1983, pp. 18l-226 pp. l9Gl9l.
1' L^úov: op. cit., pp. nlm.
"2 Op. ctt., p. V5.
Op. cit., p. 189.
B Cl WETNRETCH, L^!o/ y HERzoc: op. cia
VAR¡ACIÓN Y CAMBIO LINGüfSNCO
§egún Labova, los dos primeros problemas se podrían resolver a través del estudio
de camtios ocurridos en el pasado. [.os rcstatrtes, por otra parte, pueden investigarse a
través del estudio empfrico de los cambios en curso. Con respecto al intrincado próblema
¡le la actualización, Weinreich, Labov y Herzogl sugiercn que el cambio procáe de la
siguiente manera: un cambio lingüístico empieza cuando una variante se generaliza en un
subgnrpo de una comunidad y adquiae una cierta di¡ección y significación social. El ras-
go inno\¡ador es parte de un sistcma lingüfstico; por tanto, se generaliza también gr¿dual-
meDte a oaos elementos del sistema. Esta generalización involucra la coy¿riacióD de un
nimero de cambios relacionados dur¿nte un largo período de tiempo, de tal manera que
a es que el proceso se complete, se producen normaLnente cambios en la estructu¡a so-
cial de la comuni<lad. L: interacción de los cambios lingüsticos y sociales explica en gran
medida la complejidad de los patsones de coa¡iación sociolingüfstica. El ay¿nce de la
i.tmoración puede ir acompañado de una toma de conciencia del cambio por parte de los
hablantes, lo que puede llerar a la creación de un estereotipo social. Finalmente, la com-
plehción del cambio ocurre cuando la v¿riable en cuestión se convierte en un elemenio
lingüístim categórico que ba perüdo además el significado social que pudo haber Enido
antenotmente.
l.os esn¡dios de va¡iación sincrónica-invesügan la posibilidad de cambio en lo que se
denortr.;lln el tiempo. aparente. Eslo siguñcz quáel esaidio compara el habla de los
miem-
bros de una comuddad estraüñcados en varios gmpos segfn la edad (i.e., gn¡pos gener¿_
cionalcs). si hay diferencias, se interpretan cómó posi6te resulado de i¡n'c¿¡i'bio en
progresot porque se esume que los patrones lingüfsücos
¡a esAblecidos en la adolescencia
se m¿rnuenen más o metros esEbles at¿vés d€ la vid¿ del individuq de tal nranera que
el habla de los i¡dividuos que tienen 70 años hoy representarfa la de jos de 20 años cin_
doj atrás, por ranto, se puede coñ h de los individuos que tienen 20
":"o? For otra parte, un estud¡o encomparar
pgs el tienpo real'oornpxa el habh dé los mismos
¡:y.
individuos-a través de \¡arios años (estudio tongítudinaq o c;rrrpara el habla de una mues_
tra de hablantes de una comunidad cada cierto nlmero de años.
Los estudios qu€ se realizan en el tiempo aparcnte pueden cotrducir a interpretaciones
emiDe¿s que.deberían.yita¡se. For ejempló, ls difrreniias generacionaes oUsñÁ
den ser resu¡tado de diferencias generaciona.les estables; és decl¡, se puede tratar difue_un
caso de mot'füdad o embio lingülstico a través de la vida de los individ'uos, quienes
-tahbién adop
tan patrones dife¡entes de conducta lingüstica segln su edad. Es posible qu;ia
variación sea un fenómeno estable, o que refleje li supresión de uni innovación.
Esé üpo
t oD. cir. , C. 7.
" oP. cir, pp. 1861t/.
SOCIOUNGI]ISTICA HISTÓFICA
de c¿mbio se denomina canbio dcsde arriba, o cambio consciente. porque los hablantes
están conscientes- de_que se trata de la supresión de un rasgo tffisticá esügriatizado.
l-os catnbios desde abajo, o no-conscienas-, por otra pane, ddifuiden sin queia comuni_
d"q te-nga conciencia de la innor¿ción. Estós dos tilos de carnbios parecén ser los que
se dan én el caso de dos y¿riables fonotógicas en el eslañol de Santiagó de Chite, la veta}i-
zzción de lfl-y la eüsión de /b/, que discutimos a con-tinuación. Recñdemos quá Ia mues_
tra incluye 32 habla¡tes per{enecientes a cuato gn¡pos de edad v a dos nirales eáuc¡cionales
(A=3 años, B=12 o más años de escuela). miun número paálelo de hombres y
mujeres
en cada gnrpo.
Como ¡a hemos señalado, una de las wriantés de (f) en el español de Chile (ite hecho,
en todos
lo,s
países hispanos) es la velar fricaüva
[x]. ii
cuantidc¿ción de la vaia¡te tx],
en oposrcróo a todas las otras posibles variantes de (0, segin la edad resulta en las
corré_
laciones ilustradas en la figura 5.1.
La distribución de la variante muestra que ros niños y los mE¡ores tienen conductas
9imlares q¡e los diferencia¡ de tos.adotesüntes y adrúós Oenuo'Oe ios grupos A y B.
La ñBur¿ 5.1 es una curva norma¡ inv-ertida que iugierc clar¿mente la su!."iiOn dá ,o
:1§F:.:,igrr"Y"dg
porparte,de los hablantes én los
!rupos inrc.."aior. ü
oe tos grupos A y B indica además que Ia educación es un frctor inlluyente, "o¡np""u"iOo
qr"iin drd.
contribuye a la esügmatización de livariante
[x]. En la mmunidad en tuestiOir, la varian-
te[x.J Eene el estatus de esrereotipo linglístico; es decir, la comunidad en gáneral es&í
VAFIACIÓN Y CAMBIO LINGOÍSfICO
4321
F¡c. 5,2- Corrc¡ációD entrE fttcuercia de c.Io y cdad en dos dveles cduc¡cioD¡ies.
Grupo A Grüpo B
-' -.
Es interesante comparar la forma de las curvas de distribución en las figuras 5.1 y 5.2
En los dos casos l¿
riante no esüínda¡ es más frecuente en el grupo de bajo nivel
educaciona.l, pem en ambos gnrpos la frecuencia de f0] es mE¿or entre los adolescentes
v adultos. lo áue hace que lafustribución por edad adopte la forma de una cuna uormal
án la fieúra 5.2 y no iñvenida como en él caso de la velarización (ñ9. 5 l)'
¿QuE nos puáen ¿ecir estos resultados acerca de la
posibilidad de que tengamos aquí
un ámbio en progreso? Desgraciadamente, el nuestro es un estudio en el rtempo aparen-
r¿, es decir, re e.n ¿i" U ai.t iUución de las ¡¿¡iables en diferentes gnrpos estratiñedos
por edad, y no tenemos datos cuantitati\¡os sinilarcs que nos permitan establecer la histo-
ria ¿e la m¡iante 16l en' el rtempo real.
Es bieu sabido, sin embargo, que en español los procesos de fricativización y-elisión
de las obstruyentes sonoras e-n ürios contixos bnológicos son fenómenos r¿¡iables de
SOCIOLINGüf STICA HISTÓRICA
gran esbbilidad a través de la historia de la lengua2ó. kro, por otra parte, el aumento del
porcentaje de elisión entre los adolescentes y la estratificación por edad totalmente opues-
ta en comparación con la mriante [x] nos permite suponer la existencia de un cambio fo-
nológico en marcha, tal como Feaginz lo ha posnrlado en el caso de las pasi\as con g¿,
en inglés. El gran aumento que esta lingúista obserya en el uso de pasiüas con g¿, entre
los jóvenes de Alabama conduce a Labor2E a añrmar que «ar¡nque no hay coofirmación
en el tiem¡» real, existen razones internas que apoyan la idea de que éste es un cambio
en progreso, ya que todas las otras va¡iables sociolingúísticas muestran el tipo opuesto
de estr¿tificación por edad».
L¿ elisión de (b), adenás, no parcce estar firmemente asociada con un grr¡po de me-
nor prestigio social, lo que puede permitir que se continúe difundiendo entre los hablantes
del grupo B. Sin embargo, no es posible predecir el futuro de este fenómeno. Hay varias
posibiüdades: la variación puede permanecer estable, la elisión puede seguir aumentándo
en la comunidad, o puáe ransformarse (o ser y¿) un rasgo de idenüficación de grupo,
en este caso, por edad.
Es evidente que los rcsultados de un estudio realizado en el tiempo aparente serán más
confiables si se complementan con estudios en el tiempo real. Desafortunadamente, ésos
son prácücamente difíciles de reaiizar y, en la mayoría de los casos, no contamos tampoco
con estudios cuantitatirros comparables realizados en épocas pasadas; así, por ahora sólo
podemos mirar hacia el futuro y esperar que aigunas de las iwestigaciones realizadas pue-
dan ser repücadas.
La correlación con edades difercntes no es el único üpo de información sincrónica re-
leyante. Las l"riables lingülsticas muestran ciertos per§les de distribución segin el hctor
sexo, el estilo, la clase social, etc. qrre pueden Ener relación con las diferentes etapas de
difusión de un cambio. Labov notaD, por ejemplo, que los estudios reaiizados eo dife-
rentes países sugieren la existencia de ,r¿s perfles de distribucúz relacionados con wna-
bles esmbles, etapas iníciales de un cambio y eapas frules, respectiranrente.
U¡a variable sociolingüística estable muestra correlaciones regulares con la clase so-
cial, de tal manera que la frecuencia de uso de la variable estratiñca a los hablantes en 7
clases sociales (alta, media alia, media, media baja, etc.) clarametrte diferenciadas. I:
variable estable covarfa además con el estilo, ya que en el estilo formal todos los hablantes
usan un mayor número de las formas asociadas con el habla de la clase alta y, en el estilo
informal, ocurre lo contrario. El perfil de distribución prototípico de una t"riable estable
podría ser como el ilustrado en la figura 5.3.
l¡s diferencias de clase y de estilo van usualmente acompañadas de diferencias entre
mujeres y hombres: las mujeres usan con mayor frecuencia las variantes estándares, más
conservadoras y/o asociadas con mayor presdgio,
Otra característica de las variables estables es que las reacciones subjetivas hacia ellas
son también estables. Los miembros de los diferentes gmpos sociales estigmatizan las
formas de menor prestigio y se autoconigen etr el habla espontánea en la di¡ección de
la variante mrís presügiosa.
Enlas enpas iniciales e intermedias de u¡ cambio en marcha, la variable covarÍa con
clase social, sexo y/o edad, pero no con el factor estilo, es decir, los hablantes no pa¡ecetr
tener aún conciencia clara del rasgo en cuestión. La co\¡ariación se asocia con una distri-
bución curvilínea (w7. figs. 5.1 y 5.2) que muestra que los hablantes que encabezan el
' Seglfu¡ cita en W¡LuaM L,{Bov: .What can be le¿mad abour cbáDge iD progEss ftom synchro c dcscrip-
tiori!-., en yoria¡ioñ oñribur. Edmonlotr, Ca¡ada, Linguistic Res€áEh, útl, W. O7-l», p. 182.
"3 Op. cit., p. 182 (r¿ducción nuh).
op. cit.
VARIACIÓN Y CAMBIO LINGI]ÍSfICO
ForrrDt¡jc d.
la Eri¿Drc
i¡¡o\adot"a
100*
EC
EF
EL
§*
EC
EF
EL
70+
Hd: I5.lE
Poreotsjc dc
Ia vatrrntr
i¡nov¡dora
lm*
CBA
50%
CMB
CM
Frc.5.4. Protolipo itc digrih¡cióo dc unr Yr¡i¡ülc e¡ Its ct¡p.§ i¡ici¡let o i¡tc¡Eodirs dr utr
crobio. CB=chsc baja CBA=cl¡s¿ boj¡ ¡lt¡; CMB=cl¡¡c ucdia baja, CM=cl,isc Drdi.,
CMA=chsc ordi¡ alta.
SOCIOUNGúÍSTICA HISTÓRICA
Droceso de cambio pertenecen a los grupos sociales in¡crmedios (por ejemplo, clase me-
áia baja y clase baji alta) y a los grupos de cdad etrtre 15 y 40 años m¿ís o menos. El
perfil prootípico dé una Ya;able en las etrPas iniciales o intermedias de un cambio podrÍa
ier el ilustr¿do en la figura 5'4.
L: distribución curvillrrca, como la ilustrada en la ñgura 5.4' puede ser indicio nece-
sario pero no suficiente de cambio en progreso. L¿ comparación dc esta distribución con
la de otras variables en la ¡sisma comunidad, sin embargo, puede ayudar a resolver la
cuestión de la existencia o no de un c¿¡nbio cuando se calece de datos obtenidos en cl
tiempo real.
Énlas eupas firutzs de un cambio e¡ ma¡cha, los hablanres tieuen usualmente conoci-
miento conscienÉ d€l cambio en cuestión. Memás, la difusión adopta un patrón de distri-
bución conocido con el nombre de curw S. Este Patrón refleja el hecho de que en la§
etapas iniciales y medias del cambio, cierta§ rariantes y Srpos sociaies amlzan más rápi-
darir"nt" que ottos. Cuando et cambio esú por completarse-, los grupos que iban a la zaga
se acercan cón rapidez a los ¡nás awnzados, mientras que éstos-ca¡¡bia¡ ahora a un ritno
t"nt". El esnidio cua¡titatiro de la uriable en ua grupo de hablanes tendla la distri-
"r¿i
bución pmtotfpica ilustrada en la figura 5.5.
ForEcrtaj€ dr
la teriante
inDovadora
t00%
50%
Hablantes: ¡l
Ftc. 5.5. Prototipo dc dislribució¡ dc u¡a variablc ctr las ctapa§ §¡alca dc ua c¿6bio'
Ia difusión reprcsentada el la curva S en la figü¡a 5.5 asume que los hablante§ con
bajos porcetrtajes aumenarán rápidamente el porcentaje de uso del rasgo innovador en
e! c1¡rso de un cierto pcríodo de tiempo.
OEo de los rasgos-caracterfsticos de las etapas fi¡ales de un cambio lo constituye la
hiperconección pnr parte de los hablantcs de ua grupo social intermedio, usualmente la
clase media baja o la clase b¿ja alta. Iá hipercorrección se maniñesta en un patón de
enÍecruce qule ifldica que los hablantes de un gmpo usan una variante determinada con
VARIACIÓN Y CAMBIO LINGüISTICO
una freauencia excesivamente mayor que la del grupo social inmediatamente inferior en
los estilos más formales. Esta conducta lingüfstica se exPlica asumiendo que en las situa-
ciones en que un gnrpo social intennedio puede prestar gral atención a su ma¡era de ha-
blar, exagéra el uso de un rasgo de prestigio y sobrepasa incluso a los hablantes de un
gn¡po social superior. Uno de los ejemplos mejor couocidos de hipercorrección es el des-
áuuleno por üuov$en su estudio de li ra¡iable (r) en la ciudad de Nueva York' La va-
riante de'prcsrigiq [r], alterna con cero, [0], en posición inrervocálica en palabras como
four "o¡aio" y-señin «sermón». la distribución de [rl @id- ñg. 5.6) muestra claramente
hiperconección por parte del grupo de clase media baja en los estilos de lectura.
Porc!ftajc dc Fl
80%
/cMB
Frc. 5.6. Modclo d. hipcrcorreccióD Gn l¡ distribucióo dc [r] §cgtn lá cla§c social y cl c§tilo'
cBB =clasc baj¿ baj8, CBa = cla§c baja ¿' CBb:clasc bajs b, CBA -clá§c beja al¡a, CMB:cla§c
úcdia baja, CMA=cl.sc cdi¡ alta'
Un perfil de hipercorrección similar al dc (r) en Nueva York es-el que emerge de-la
cua¡tidcación de É *titl" (s) en un esn¡dio reáizado por Iafford' cn Cartagena, Cc'
io.ui". I.u *ti-t" sibilantc, is], aplre@ como un rásgo de prestigio asociado con alto
iitatus socioeconómi* y t 4pitiá ait"oret al par'ámetrolstilfstico: su frecue¡cia de ocu-
¡orccñjc
M
MA
Estilos ABCD
Ftc, 5,7. Dist¡ibuciótr !.g¡t¡ cl .siilo y cl grüpo socio.c¡tróEico co Csrt¡g'na' ColoE¡'
dc [sl
ui¡- e=¡o, »r.l-ac¿io ¡ó, ü=.aiq ub-tc¿io b.jo, B=b¡jo; A=iDbroat' B=foro¡¡'
C=t ciua, D=lcctr¡ dc uos lisl¡ dr Pal¿br¡s'
A. I-*¡o¡o: Dln¿nic t in thc S4rnth úCatbg.ru' Colorñbia' Eri§ ineditá de Ph. D, Cor-
' B.
ncll Uoiversity, l9t2a. '.chrr,trf
vaRtActó Y cAMBto LtNcrlfsTtco
rrencia aumenta dircctamente con el grado de formalidad en los estilos. El patrón de hi-
percorrección se revela en el com¡roramieno de los gmpos socioeconómicos medio y
medio-alto en los contextos estilísticos C y D como ilusra la ñgura 57
En las etapas finales de un cambio, las reacciones subjetivas hacia el rasgo innomdor
-
tienden a ser alf¿mente positiras, tanto en la eraluación del habla de otros haúhntes como
de la propia; es decir, la variante que está en vías de imponerse se considera un rasgo
de prestigio o al menos no estigmatizado. I:
actitud opuesta ¡rodría conducir a un cambio
desde ariba y a un proceso regresirc de supresión de la ra¡iante estigmatizada.
De los cinco proble¡nas que la sociolingüfstica se plantea en relacién a h evolución
lingüfstica, hemos visto en esta sección cómo ciertos factores que estructur¿n el sistema
social intervienen en.la transición, la inserción y la evaluación de un cambio. Nos referi-
mos a factores hles como la ed¿d, el sexo, el nivel de escolaridad, la tlase social y el
prestigio so_cial asociado con ciertas formas lingüísticas. A continuación, presentamoi al-
gunos estudios de cambios en curso en algunas-r¿riedades del español quó nos permitirán
ver en más detalle la relación entre rariación social y evolución lingüística.
En este y otros c¿píh¡los a eriorcs nos hemos referido a fenómenos de ra¡iación so-
ciolingüfstica que parecen constituir pmcesos dc cambio en curso; por ejemplo, la dupü-
cación_ de pronombrcs cllticos con un complemento directo powerüal no pronominal
(especialmente en Argentina y Chile), los cllticos redundanes con perffrasis verbales (en
Chile), el leísmo y el laísmo (especialmente etr Castilla), el yeísmo en Covamrbias y la
re€structuración fonológica de las obstruyentes pa]¿tales en Bahía Blanca. De hecho, son
numerosísimos los fenómenos de \ariación constatados en el mundo hispánico que será
de gra¡ inteés estudia¡ usando las técnic¿s de inrrstigación sociolingüstica. Entre mu-
choq oaos, Fndemos mencionar la variación entre prctério perfec¡o simpie y compuesto,
que en Castilla en general parece inclinarse en frvor de la difusión del compuesto a expen-
sas del simple, mientras que lo contrario ocurrc en Argentina, hraguay y Galicia; la va-
riación entre futum perifrásico (voy a cantar) y morfológico o si¡ético (caaaré), qre
en Hispanoamérica parece ya rcsuelta en fuor del periffstico para referirse a situaciones
fuoxas; el quelnro y el dequetsmdl; la pérdida de la preposición en las cláusulas relati-
vas (La casa que vivinos no me gusa); la vrriación entre a y para en frases adverbiales
de htgar (Hace un año vinimos a/Wru los Ángeles)v; y numerosos fenómenos fonéticos,
además de los ya mencionados en éste y otros capfnrlos, ales como el debilitamien¡o de
wcabs inacentndas, la simpliñcación dc grupos consonánticos, la altrna¡cia entse [¿] y [tj]
(en Chile y Puerto Rico. por ejemplq en palabras como cocáe [kóóe/kótje]), etc. De gmn
interés son algutros esu¡dios sociolingiiísticos de y¿riación sincrónica !r que han demos-
Íado la contribución de áctores semánticos y pragmáticos en la difusión gradual de cier-
tos cambios sin6cticos y morfológicos que sfectan el uso de los pronombes átonos y de
alguna formas verbales. Aqul, sin embargo, prEsen¡arnos brevemente sólo tres estudios
Cu^D&o 5.1
tturrutl ,u lcásu¿ll 0
Sqo [vE¡o¡csl 0 lEujcrcsl ,19
Nitzl socio- [n¿dio albl 0 lDcdio bajo] ,54
¿conón co [b¿jo álbl ,59 tbajol ,40
Dta¿ ft+ml p ?1-3q §9
t3c50l ,zl [51+ ] 0
Prucedatia lüteú,1 trur¿ll ,10
Porsc¡taje
Udi 6l+
Frc. 5.8. correlacióo crit¡c la ia¡i¡trtc dc§lareÉlizada [y] y 18 cd¡d cn colarrubia§ (Bur8os)'
Es evidente que los hombres en la comunidad y el estilo casual son promoores. del
probable-
cambio. f,as mujires muestran un comportamiento lingtiístico más conservador'
".o panicipa-
**t á"tláo de vida, que si caracteriza por uua menor moviliüd y
"sülo
nia." priuti"" con los hombres. En una comlnidad que mantiene
"ñ;i" "ompa.ad^
cieros valores y tradiciones,-es posible que la presión social sobre.las mujeres en cuanto
J uio ¿t fo.r"É fi"güísticas más' "correcüs' seá mayor que la ejercida sobre los hombres'
pronln-
ilú;li", aigunas irujeres expresangrique sus padrei les coregfan su manem de dismi¡u-
p¿"U*"'.orno poil, y gri!¡no. to¿o áo, si considera¡nos la dr¿¡ádca
"i- * á" h \r¿riaDte g eo los grupos.de metror edad en relación al
"ilo'¿.ipor"".á1"'4.
¿"rtioo d'" tu.iaoaen la mayor pare tel mundó hispánico,. no parece posible dudar
"tta
que el yeÍsmo se convenirá también en la norma en Cov¿rrubias'
Esta sección fesume algunas de las obserraciones hechas en dos estudios sociolingúís-
tlcoi rcatlza¿os en la proiincia de Buenos Aires a los que nos hemos referido anterior-
mente, el de Fontaneúa de Weiaberga', y el de wolf y Jimé¡e/2 ' En Buenos Aircs' el
foueá palatal fricati'o sonoro inclüye ún rasgo de estridencia, conocido como rehib-
;ir;r4'p";1" d;;ir ron.-ii" ¿.iihbe comó prepalaral, fricaüvo' sonoro, rehilado v
t" tipÉi"na el símbolo /i/. /i/ en el Gran Buenos
Las variantes más frecuentes de
An;J;;;;it,"o'n1) prepalatal, aicativa, sonora, rehilada [á];2) ensordecida [?]; 3) sorda
De éstas, los dos
I§l; a) prcpalaal, africada, sonora [i]; 5) ensordecida tál;6) sor<la t§l
lrtodoi ti"o"io*aos exanlnan principalrne e las Ees Phmeras y llegan a resultados muy
ii*ii'es en rcUaOn al papel quejuegai los parámeros socia¡s en el mec¡nismo del cambio
qu; implica Ia difusioa ai tas'máaites fricátir'¿s ensordecidas y sordas [i! y [§] Reco.rde-
i-ros qúe Fontanella computa el promedio de uso de las tres \¿riantes en base a los Índices
asignidos a cada un a (viá. o¿adio 3.2) detal manera que a medida que aumenta la inciden-
Forc€Etaje
FIG. 5.9. Forclltajes de !ts¡iaotes e$odccidas y sotdas segti¡ edad, scxo y nivel educacio¡al.
I=educación prima¡i¿, fl=sec1¡lda¡ia, Itr=tcrri¿¡ia; M=mujercs, V-va¡oncs.
'3 I¿ ñgura 5.9 co¡rcspo¡dc al e¡áfico ¡0 de §,bIJ y liúfrz; op. cit., p. 133.
\-)
de variantes ensordecidas. En todo caso, el hecho de que las mujeres enc¿becen el P-roce-
l, r"gUa* ya muy cerca por los varones unive¡sitários, sugiere-gue el desarrollo de
uíraslo asociado cón diferenciación sexual puede üevar a la generalización de este r¿sgo
en el lrupo opuesto, esto es a Ia completación de un proceso de cambio'
Wolf y Jimenez basaron su trabajo en un corpus que inclqó rr¿rios muestreos difercn-
es de habhntes. Uno de eslos muestreos incluyó 2,10 estudiantes distribuidos en cr¡atro
grupos por edad (9, 12,15 y 18 años), y en trcs gruPos segin la clase social, la que se
iaérm¡iO toman¿o en cuenü h educ"ción, residencia y ocupación de los padres' El cua-
dro 5.3 muestra los porcentajes de variantes ensordecidas.
En todos los subgrupos, las mi¡jeres € ridencian porcentajes trlás.altos de las eariantes
ensordecidas. Llami la atención, iin embargo, la notoria disminución de estas va¡iantes
entre los hombrcs de 15 y 18 años en las tres clases sociales, entre las mujeres de l8 años
en las clases baja y media, y la dramática disminución, en razón i¡versa a la edad, entre
las mujeres de ia óhse alta.'Estos cómpubs parecen indicar que la progresiva identiñca-
ción dé hs variantes ensordecidas con el habla femenina en general, Por uoa part€' y con
el subgnrpo de mujeres de bajo nivel de educación, por otra, Pueden esta¡ csusando la
conte;ción de la diñ:sión de lai v¿riantes ensordecidas en el habla uusculina y en el habla
de las mujeres de la clase alta tradicional. Es posible que nos e¡contremos aquf con-el
comie¡zo-de un cambio regresiro, cambio desde arriba o conscienE. De hecho' WolfJ
Jiménez expresan que han-detecado conciencia social hacia el cambio en un gruPo de
la clase atá; los jóvenes de esta clase evalúa¡ el yeísmo sordo como caracterfstico del
habla .vulgar,,
En todó caso, cualquiera gue sea el de§tino de las Y¿¡iant€s ensordecidas' estos estu-
dios han mostrado cuán crucial es el exanren de las mriables lingüfsücas en su contexto
social' Estudios futuros que inclu)'an otros Parámetros, como por ejemplo la inrrestigación
sistemática de reaccionei subjetiüs hacia las r¡ariantes, y/o que repüquen estos estudios
para añadir la perspectiva deitiempo real, arrojarán sin duda más luz al problema' Pero
lomo ha dicho La6o*: .Las inferincias que é pueden desprender del estudio de w¡ia-
bles cuantitatius en el habla cotidiana no tienen límit€s. La dimensión di¡ámica de la
estructura sincrónica puede expücar mucho, y buena Parte del pasado se puede recons-
truir en base al presente si exami¡amos éste en profundidad,.
La sección siguiente examina algunos fenómenos sociolingüfsticos que surgen e-n una
situación de lenguas en contaclo, u; tiPo de situación que ha demostrado ser una fuerza
importante en la promoción del cambio lingüísüco.
s Wq.ua¡r L^ro,/: .1 ]¡a¡ c¡,r bc le3mcd about cha¡gc in progrBs ftom syDch¡otric de§criPtion?', eo ¡&_
riat¡ot| otfl¡.ibus, Ed¡nonton, Ca¡ada, LiDguistic RrscaEh, l9tl, pP' t7?-199, p. lqí (traduccióo n¡ía).
VARIACIÓN Y CAMBIO LINGI]ÍSTICO
Decimos que dos o más lenguas esán en contacto cuando son usadas,por los mismos
individuos, ei deci¡, cuando existe uDa situación de bilinSüisrno (o mútiiingui¡ry9) e1 la
que los hablantes bili¡gúes constituyen el locu§ del contacto. Esta situación socioiingülsti-
ca es una de las más ñ¡¡orables al cambiq )a sea por el gran nl¡mero de pésamos que
se d¡¡ en ambos sentidos o por el feuómeno de interferencia o tmnsferencia lioguísqg
(aqul usamos el términ o transferencia por tener éste una connotación más positiva)-' Ha-
ilimos de t ansferencia üngitsttca atÁndo una lengua widencia dewiaciones o diferen-
cias de la normá hngüística monoliagúe que corresponden a estructuras existentes en la'
leDgua de contacto.
Én un sentido amplio, se puede hablar de transferencia entre dos lenguas diferentes,
dos dialectos de uw ienga, ó dos variedades del mismo dialeao. [:s consecuencias que
la transferencia puede tenei en los sisEmas lingüÍsticos en contacto y los mecanismos que
permiten y prop-agan los rasgos transferidos constituyen un obje¡o d€ estudio imPortan- te
iara el lingiiistá, {uien trata áe responder Preguntas t¿les como: ¿qué madfestaciones lin-
'i.üísü"*
ion"."tui t"sulan de unaiituación de lenguas en contacto?i ¿qué Partes del siste-
ñra Ungüístico son más susceptibles a Ia tanderencia?; ¿qué rol desempeña la transferetrcia
tlogiil,t ico?: ¿cúrfles son tas causas de cienos casos especÍficos de transferen-
",'"l "í-Uio i""t,L, ulii.,güírü"o. desempeñan un rol .en la transferencia lingüística?
"i"ii ¿lrz
k responder estas "*t pregunas es necesa,rio evaluar el impaco de los factores extralin-
süfsticos. ór eiemplo, Iás aétitudes subjetivas de los hablantes bilingües hacia las dos len-
'*r..l"r'i;t il"i'tubierivas de toda lá comunidad hacia el uso y la mantención de las
aia;;r-i.;irr., la rlhdva especialización de las lenguas según el dominio, el ópico'
iá. prrtl.ip*i*, át"., el número de bilingues en una comunidad dada, las actitudes hacia
h Cultura de las comunidades lingüsticas diferentes, etc'
--
e. iá"ii *tonces, que el feáómeno de las lenguas en contacto y sus consecuencias
deben estudiaáe denuo de un marco psicológico y socioculturat
tinÁisticas ""r, para poder
óñpieoáár su a"."..-llo y ramiñcaciones' Eso és- así porque un anáIisis puramente lin-
güísüco puede ser insuficiente para expücar por qué la transferencia-ocurre en ciertas áreas
i no orus. v oor qué se süprimeb se átieñde aI habla monolingüe hasta constituir
"n
iarte de la ,ot-á d"'todo. loi hablantes de una lengua, sea¡ o no bilingüe-s'y -
' El contacto lingüístico es en verdad una exprcsión más del contacto cultural la trans-
ferencia rcfleja un-proceso de difusión cultural o aculturación. Es en sih¡aciones donde
dos cutturas ie hallin en contacto di¡eco en una nisma área geográfica donde se presen-
tan m᧠clar¿ e intensamente los ca§os de tansferencia lingüf§tica. A través de la historia,
la lengua española ha entrado en contacto coo muchas lenguas y-culturas y ha dejado una
truetlitingtiistica clar¿. For ejemplo, en las Filipinas y el el Caribe, donde ha servido
áe L*" pñu ¿esr.-llo de ljngü pidgin y criollas; cn-Hispanoamérica, donde el espa-
ñol se iápuso"tcomo lengua oñciáI, peroil contacto con diversas lenguas iadígenas (e' g',
euaraní en hrasuav, qu-""hu" Pe.,¡, Ecuador, Bolivia, lenguas u¡oaztecas en México,
"n
Erc¿teral ¡a Oa¿á trigar a rariaciones diatópicas; en España, donde el contacro con el vas-
nuU""o v el cáAUn se refleia también en ciertos rasgos caractefsticos del español
"o- "l ijii*'ron"r bilingües. Y-más recientemetrte, la conquista del suroeste de los Es-
nuLf.d"
tados Unidos por habhnÁ del inglés y Ia irmigración masiva de hispanoamaericanos a
LENGUAS EN CONTACTO
los Estados Unidos ha dado lugar a uDa situación de contacto entre el inglés y el español
en la que, a diferencia de los ejemplos dados arriba, el español no es [a lengua oñcial
ni se asocia con grupos de prestigio socio-polftico-cultural. Ibmando en cuenta los hcto-
res psicosociales asociados con estos dos tipos de situaciones de lenguas en contacto, po-
demos predecir que el impacto del español sobre el ingiés será mÍnimo comparado con
el que el español ha tenido en otras situaciones de contacto.
I-a transferencia de rasgos lingüísticos pude set tempoml, gnr ejemplo durant€ el pro-
ceso de aprcndizaje de una segunda lengua o una etapa en la adquisición de proficiencia
aatiua, o permaaenre, es decir, los rasgos transferidos pasan a ser una mriable o una c¿-
r¿cteística categórica del sistema de la lengua que los recibe. Estas caracterfsticas se en-
cuentran, por tanlo, incluso en el habla monolingüe.
La tr¿nsferencia lingÍústic¿ se da en todos los niveles del siste¡ra de una lengua: fono-
lógico, morfológico, sintáctico, lexiel y semántico.
En el nivel fonológico, por ejemplo, el habla¡te bidialecal andaluz-castellano posee
dos sistemas fonémicos, uno en el que /e/ es ud fonema que est¿blece diferencias entre
casa ll<asal y caza lkz9al y otro en el que /O/ no existe como foterna y casa-caz! sot
homónimos kasa/.I-a transfereucia bidire¡cional coDlle\¡a en este ciso al desa¡roüo de
un sistema en el que [O] y [s] son alófonos de un mismo fonema, digamos /V. ¿Fosee
el hablant€ bidialectal un solo sistema en el que I e] y [s] alternan como alófonos, o es
éste un tercer sistema que coexiste con los otros dos sistemas dialectales?
La misma pregunta, interesante desde un punto de vista teórico, se puede postular en
relación al hablante bilingüe. Tomemos el caso del inglés y el español con respecto a las
unidades /ó/ y /§/. Estas unidades üenen valor fonémico en inglés (cáin /óm/ .mentón"
sliz /óur/ .pantorrilla,) y alofónico en español (china [óina/§inal). I¡s hablantes bilingües
transfieren este valor alofónico al inglés y esto resulta en un sistema mezclado en el gue
/ó/ y /ó/ no aparecen claramente diferenciados como fonemasas. Fodemos consider¿r es-
te tiiro de transferencia fonológica como un caso dersión o subdiferenciación fonémica,
que significa la confr¡sión de dos sonidos del sisemd secundario ([é-ó] o [O*]) de al ma-
nera que se fusionan en un solo fonema, debido a que en el sistema primario estos sonidos
no tienen valor distinüvo6. -j €'. .f i, L) - .. i {..
El caso contrario de úa¡sferctrcia,l¿.l¡[fu;¡frferenckicióni trmbién ha sido constatado. + -
Consiste en la inr¡nsición de una distinción fonémica del sistema primario en el sistema .' .¡
secundario, etr el que no existe esta diferencia. Por ejemplo, un hablante de inglés que 9,. ,.1 .. ,. {
traa el sonido inicial en bote y vote como re¿lizaciones de dos fonemas bl y lvl, qte .¿; , .. .- ..
tienen función distintir,¿ en inglés (áoat [bout] .bote", wr€ [.¡out] .vote"), p€ro no en espaiol. _ ,,
Weinreicha? da ejemplos de otras dos clases de transfereucia fonológica: reinterprea-
cióny sustiución.la reinterpretación consiste en diferenciar fonemas del sistema secun-
dario por medio de rasgos que son distinüros en el sistema primario pero no en el secundario.
'5 ,'¡d. D. GARTAND BrLLs: .ver¡acular Chicaoo E¡glish: Dialcct or iritcrferc¡cc,, Jounal ofthc ünguis-
tic Attociarion oÍ the South$zst, 2, lg17, p. 3G36; J. A. JaR^MILto y G. D. BILrs: ,ch./ in thc Spa¡ish of
Tome, New Mexico,, Bir¡¡ gual Reviev/la tu}isra Nliñgr¡¿, 7, 1980; y BE¡rr¡ W^I-D: .Limir¿tions on thc \a¡na-
ble rule applied !o bilirgual phonolo$,: The uúÉ¡ging of the \oiceless palaEl phor¡cmcs ir¡ tie E¡glish of Meiic¡n-
Americans in the Los A¡geles a¡ea., en lhriarion on¡iblt, Edmor,to¡, Ca¡2d.a, Lingüistic ResÉrch, 1981, pp.
2t5-225.
| cl Un:er Werxnuc[i languag¿s in contad (1953). The Hague. Mouton. I9?4a.
'' Op. cit., w. lE-19.
VARIACIÓN Y CAMBIO UNGOÍSÍICO
gran número
ñü;;;';i6C.;Á de 'lugar donde se m porque ahf.se encuenra un
que el morfema
i"#liil¿i iiCx J tor¡. prestaoo-f que cxistfa áesde antes en la lengua en¡alabras
slo-.-u"tgo, embiSn e'i posible argumenar
]rri'". i" .irii ta faíao
Á" iii¡ir"lá,
". i""io* ¿¡'-rr- á it tig'ifi"tdo de 'colección de x'' Es deci¡'
se tratarla en este"csso de una exEnsión semántica'
--
Ot , * el morteru posesiü -i que el español pudo haber pedido prestado
d"l p"ñ;;ilin á/'¿"r ('= ¿" amnÁ:)' ¡r¿i¿r'.
áL,"*A¿a. pero esrc sufijo no es producti'
ñ. l"ñ ildü ñfisiblidad ae i¡ue el espaaoíhaa pedido Prestado el lexema 'ompleto
*;r;;;"-;1o-etpal"
como ún solo morfema i¡divisible.
la adopción del morfema geniqvg d9l
to coo.tir'y" l¡clés
eo ñs ooÁLá ae focd"s co-"rciai"s lespeciatmente oáres estilo puá inglés) , que
"i"rtos
aparecen escritos asf: .Paco s,' 'Pepe's», etc.
En_inglés, en cambio, esta función posesiva se indica por medio del adjetiro posesiro
¡r¿r, ilustrado en (3):
(3) You cut )oa¡ fi¡Ur¡ witb thc hift ú¿t )óu had in ¡o¡r haad.
(4) Tc conast r¡¿ dcdo coD Él qrchillo quc Etrfas e¡ t¡¡ Da¡o.
c) Desapaición
,_ domina-nte de .categorías oblígatorias.. En los Estados Unidos, los bilingües cuya
letrgua es el inglés a menudo eliden el pronombre clÍtico quj señala- concordan_
cn,con un complemeno,,como en el ejemplo siguiente, en el que
el áativo /¿s, corrcferen-
c¡al con /os surfen, no ha sido expresado:
-. ' lr¡¡r K¡-m¡: .A qüatrtiitii! suldj of sFtacric atrd p¡¿gDatic i¡dicaro¡s of chaagepresq
linsuals-iD tbe U8ited Stales. , .n la@ing lar8t¿a$ in tirrÉ and
ir rhe Spaaish ofbi-
Wa, Nec. W",lcaacoic D8[ñ,
pp. ó+82.
>' OD. cit.- D. 41
tr J.'A¡,"rHoi{y N^xor .Tha social ¡¡d stn¡ctural diDctrsioDs of a cy¡tactic charr4e», laquage, 57, lggl,
p,P. 63-98.
------
LENGUAS EN CONÍA TO
Oaos ejemplos de este tipo son regr'srraae y papel, que han incorporado uno de los
sigdficados de los lexemas ingleses formalnente sirnilares, rrgr'ster .matricularse" y pa-
p e r .diario, periódico'.
La transfercncia lexical puede manifestarse en la forma de unlc¿/cd, que es la tr¿duc-
ción literal de una lengua a otra de ul lexema mmpuesto, un modism- u otras expresio-
nes, verbigracia rcscacielas del ngl& s§scmpe¿ y en los Estados U¡idos, Escael¿ Alm
"Escuela Secunda¡ia/Instituo,, no son tus negocios de i* none of
de High School your
business,
"¡o te metas en lo que no te impora», irse pam atús de to go back
gresar».
"te-
Varias preguntas pueden surgir eu un estudio de préstamos lexicales en relación a la
cuestión de la integración gramatical del pésamo y a la causa del préstamo. El liádo
d.e integración del préstamo en el §stema de la lengua receptora puede investigane en el
nivefbnotrógico, morfológico y sinúctico. Ios lexemas pueden tansferirse sin ningrin grado
de adaptación, en cuyo caso es posible considerarlos errrazTenin s, o pueden adaptarse
más o menos completamente aI sistema de la lengua que los recibe.
_.
Por ejemplo, la adaptación fonológica de nombres propios españoles al sistema del in-
glés es frecuente en los Estados Unidos. Se püeden citir n-ombres de calles: Higuera
[hai-
gral, Sepúveda, [sepÁlvadal, Pico [phÍkou]; toEínimos: San Pedro [sq pídrou], -Los
Angeles fles rÉnj,l§], La Jolla lióu la]; Sana Cruz [sána kníz]; y nombres de personas: Ro-
sa [róuze], José [jonzér], Fernando [fánandou].
Por otra pa¡te, los préstamos del inglés se adaplar ápidamente a la morbfonología
del español. En este sentido, es interesante notar qué morfemas se escogen colt:o producti-
vos. En los préstamos verbales, por ejemplo, parece habef prefeiencia por el morfema
derivacional ar, a veces precedido de e, como en ticlar (<teach + cr .enseñar') y dos-
rtear (dust + e¿r «sacudir/Iimpiar el poho,).
Otra cuestión i¡teresa¡te es la de la asignación de género gramatical al péstamo. ¿Qué
motiva la asignación de género femenfno o masculino, por ejemplo, a los préstamos si-
guientes?
-.-----)'
m¡ck .camión, la tsoc¿
break.fteno, la bÉc¡
vARrACtÓN Y CAMBTO Lh¡GrllSnCO
ma¡ttt.mcrcado'-'------.------- lañá¡quct¡
)"d rpatio' l¿ ,üda
§stacr .jc¡§cy' l¡ sucra
lu¡ch .al¡nucr¿o' cl loncha
siat .ficgadcro' cl si¡L
chair .c¿da¡a' cl chai¡
laundry d.wdero, , cl loDdre
pa¡ty .ñc§ta' cl pari
[.os frctores que pueden motivsr la asignación dc género gramatical a los péstamos
ha¡ sido estuüados por varios lingüstasr. Estos estudios han pmpuesto, ente otros, los
siguient¿s factor€s: l) el género frsiológico del refer€nte; 2) la asociación semántica con
el lexema equi\alente cn la lengua que int¡oduce el présumo (Ir. cj., ¿, lonche [nr asocia-
ción con ¿I almuerzo); 3) la identificación de la forma fonológica del péstario con una
forma que f€quierc géneio masculino, femenino o neutro según las rcglas de la lengua
rec€ptora (por ejemplo en español la ma¡rcr parte de las palabras termitradas en -c ton¡an
género femenino y las termirradas en -r toman génefo masculino, lo que explicarfa el par
de préstamos b hamburguesc/ el hamburguer.
En un estudio cuantitativo y comparativo de la asignación de género a prés¡amos del
inglés en el español pueforriqueño de Nue\¡a York y en el fra¡cés de Montre¿I, Foplack
y Fousada55 muesnan que el ñctor fi§ológico de¡ermina categóricamente (d.e., si¡ excep
ciones) el género gramatical. I¿ forma fonológica de la palabra es también un ñcror
im¡rortante aunque no categórico y contribuye con más fuerza a determinar el género del
péstamo en español que en francés. Esto se orplica hasa cierto punto por la existencia
de reglas más generales que relacionan génem y forma fonológica en el español monoün-
güe. Este estudio muestra además que la asociación semántica con un lexema equiralente
en la lengua receplora es trmbién un hctor variable sigaificativo. Es decir, con excepción
del ñctor ñsiológico, que es categórico, los otros ñctores incluidos en el estudio det€r-
minan ciertos valorcs de probabilidad de que se astne uno u oEo género a un pés-
tamo.
En la lista de ejemplos dados arriba, elegidos al azzr, la brma fonológica y el género
asignado concuerdan con las reglas del español mo¡olitrgüe (cotr pocas excepciones, pala-
bras que terminan en -a inac¡ntuada son femednas y las que terminan en otras vocales
y en corutol8ntc que no §e¿ d son rnasculinas). I¿ asociación semántica con un lexema
en español no determina el mismo género en bdos los casos, v. gr. la marqueta, pero
el mercado, Ia prda-el patio, ¿, pari- mesta, ¿J ch¿in-h cadena.
Uoa pregunta intercsante es qué moü\a la asignación de forma fonológica al prés-
tamo. Ei deci¡, en el estudio de Foplack y Pousada se a¡iume que la integración
morfofonológica del préstamo (regla 1) es Fwia I la asignación de género (re-
gla 2):
__- \-YU. E. H^t(,úÍ Th. Noryugía¡ lrngtsg. h ,rndica, Bt.trntge,n, ¡!dir¡! UnivrBity prB§, 1969;
W.
_W.
A¡NDr: .No¡¡r¡dom assigrectrt of loa¡c,ord6: Gcrou rcun gcodcr,, htd 26\ lSto\ W 2/4253:)
H. BE^RDsMorE: .A grDdcr problca i¡ a laDg!¡¡g. coota.f úaniÑ)t, Liago 7r, t97,pp. t+l-t591 L Zeuore:
.Morfolo8l¡ bitiagl¡c: l¡ ssig¡¡ció¡ de téDGm ¡ los prtusi The Ningal R¿yí"N,, 2: lg5,
W. 239-U7; c.
Tuc ,-y._Ltc r y 4,. R¡cAurr: Ih. F¡¿nA spU¡'s ¡All vdth g¡arf,rr14,n.,.l g.t ¿.¡: An ai@pbd;L-
gotunlcd bchauiot,Tbc H¡guc, Moubtr, lqr; F¡-o¡¡Nce B¡¡p¡: .Thc ¡olc oflo.trc,od Bsimil4id¡ h
&adrr
4r"!Fifp¡',-fi¿ ¡¡r¿Sr.¿¡ tuvieq 7, Dñ, yp- lo:i-¡D; SE^N^ pon ¡s y AL¡c¡a pous DA:.l co¡¡Én¡ivc
study of Spúdc¡
¡Tigl.rc¡l io bor&s/cd ¡ou¡s., aanuscriro inédib, prrt srido cn cl coogrcso N#AÚE co h
Uaivcrsid¡d dc Michi¡l¡¡. A!¡ &üor. 1980.
u op.
"ir.
F
LENGUAS EN CONTACÍO
cuatrdo en principio es posible que se asi8ne primero el génerc y luego ocurra l¿ intcgra-
ción morblógica:
Si este segundo caso es posible, entonces Endrfamos que pregunt&rnos qué conduce a los
hablartes a asiglar génem fcmenino a yurd rPa,ao, y nwrkct.¡¡s¡sado», y g{nem mascu-
lino a party rfiest¿» y chain .cade¡a,.
¿Qué motim la nznsfercncia de ciertos lexemas de una lengua Aa una lengua B? Una
razón obvia es la necesidad de referirse a una cosa, peniona, concepto, animal, erc-, para
lo cual no existe un lexema en B. El descubrimieno de América y oonsecuente contac¡o
con lenguas y culturas indígenas motivó la incorporación de numercsas palabras de origen
indio en las lenguas europeas para rcferirse a objetos antes desconocidos,,t. gr., conoa,
paam, chocolate, cocoa, bbaco, el(.
Hay tainbién ñctofcs de tipo psicolingüístico que parearn causar tra¡sferencia l€xical.
For ejemplo, puede ser diffcil recordar palabr¿s de uso poco ftecuente en una de las len-
guas, y éstas son reemplazadas por palabras de otra lengua. L: eql¡ación .4f-_c!eryq p44-
bn§_c_o¡!o .más expresir¿as' puede moüvar también su tra¡sferencia, conñ-lAr-{émpló
otay, f.á-t5siünapahbra'udvirsal. El bilingüe puede además considéiar que úixi palabra
X en la lengua A transmieEfs es-pecfficamenE o en fomu más concisa lo que él quiere ,
dect y esta consideración lo llel¿ a usar X en la lengua B. Esra puede ser la causa d€ '
Hemos definido una situación de lenguas en contacto como aquélla en la que dos o
más lenguas son empleadas por un mismo hablante. h
misma definición se puede da¡
para el proceso lingüfstico mismo, es d*r, el bilingübno, que es el uso de dos lenguas
(multilinguismo serfa el uso de tres o más) por un mismo hablante, el que se denomina
en consecuencia Iuá lante bilingtc. El bilingue puede ser miembro de una comunidad esen-
cialrnente monolingüe, o de una comunidad en la que se usan las dos lenguas a diario
y de manera estable.
[¿s situaciones de bilingüsmo o mulülingüismo estable, en que las dos lenguas han
existido paralelainent€ por laryo tiempo y ninguna parece estar en vfas de caer en desuso,
son comunes. Hay que tener present€ que es difÍcil identificar un pafs como estrictamente
monolingúe, aunque Fortugal parcce ser un c¡rso asf. Damos a continuación una lista de
pafses con los nombres de dos o más de las lenguas que se hablan en ellos:
Ako Dajo
sr¡aso l&thanrousa Dhimotiti
á¡abc clásico coloqui¡l
tsDil litar¡¡io coloqu¡¡l
suizo ¡lcrDtr álemán alto al.Drtr suizo
Algunos au¡ores han e:ttendido el térrrlao üglosit para referirse al uso diglósico de
dos lenguas completamente diGrentes5T, como por ejemplo el español y el guaraní en h-
raguay donde, casi sin excepciones, la población es bilingüe en guaranl y en español. En
verdad, para aproxinadamente el 90 por 100 de la población el guaranl es la lengua verná-
cula y la mayorla continúa usándola aú¡ después de haber aprcnüdo espaiol. Ta¡to el
guaranf como el español son lenguas oñciales, pero éste puede considera¡se la variedad
alta y el guaranf la baja de acuerdo con su uso especializado en diferentes domi¡ios. Así
también, Twar$ esablece que la pluralidad lingüÍstica en España ha sido considerada u¡
caso de diglosia entre las lenguas dc unidadcs autonómicas y la estatal. Este enfoque es
confirrrado por la deñnició[ de üglosia dadz por Siguáae: .Situaciones que resulta¡ de
un proce«r de expansión o de uniñcación política, por el que una lengua se superpone
a otra hablada en un territorio determinado. El que la lengua superpuesta sea solidaria
del poder polftico y social y di#ute €ventuaünente de un mayor prestigio cultural produce
un desequübrio entre las dos lenguas, que coftrcemos con el nombre "diglossia"'
Fodemos aceptar la extensión del conceplo de diglosia a estas situaciones de bilingüis-
mo en las que cada lengua tiene una función específica. No es ¡ecomendable, sin €mbar-
go, extender el concep¡o de tal mane¡a que abarque cualquier comunidad en la que se
emplecn dos o más wriedades en dife¡cntes cirEunstancias ya que perderfa totslmente el
valor que üene en sociolingüfstica como iérmi[o clasiñcatorio de cieras comu¡idades.
Es sabido que el repertorio lingüfstico de toda comunidad incluye ¡nr lo menos diferentes
estilos del mismo dialecm que se usan en üstintas ci¡cunstancias; también puede incluit
diferentes registros, como por ejemplo €l registro didáctico, el del comentario deponivo,
el legal; e incluso diferentes dialectos de uaa misma lengua que puedetr usañte en difercn-
tes dominios. §in embargo, preftrimos rcferi¡nos a estas situacion€s, caracteísticas de o-
da comunidad, como instancias de variación sociolingüfstica general.
Es posible que en una situación diglósica, car¿cteriada por l¿ extrema especialización
situacional y/o temática de cada lengua, la tra.nferencia de rasgos litrgüísticos no sea un
Énómeno ts.n frecuente como en situaciones de bilingüismo no diglósico. For ejemplo. .
el ¡econocimiento del ñancés y el inglés como lenguas oñciales en Canadá, y el gran nrl-
m€ro de hablantes de inglés y español en alguDos estados de los Estados Unidos, conduce
al uso de las dos lenguas sin restricciones temáticas ni de domido situacional. Este con-
texto fiio¡ece el mnacto continuo de las dos lenguas, los consecuentes fenómenos de ü?ns-
ferencia liagüfstica y el intercambio de códigos, fenómeno éste que procedemos a discutir
a continuación.
For intercambio de códigos s€ entiende el uso alternado de dos lenguas por el mismo
hablante durantc un hecho de habla, como muestra el ejemplo (7), donde los códigos que
se alternan son inglés y español.
(?) Fuimos a u¡ retiro Carlos y ,o, del encuentro, for tur> üys, on Sanrday and Suñdrt ldos días, sábado
y domingol.
Los estudios de intercambio de códigos@ han enfocado tanlo la cuestión de las res-
tricciones Iineüsticas oue condicionan la ocurrencia de un intercambio como la función
qIáéJté tiene-ea el discurso. L¡s investigadorcs han tratado de determinar h pÑi5ffií'
de predecir el puno en que puede ocurrir un cambio de lengua, asl como también la ma-
nera c¡mo el intercarnbio condiciona el proceso de i¡ferencia conversacional y, ademiís,
5r
- Añro|¡o Tor,¡^R: .BiliDgüismo .a Esp6ña, , q A bífi¡g isn o: probtúútica y realida¿, Rzvitta d. Occi-
d¿tE, DtÁñ. lGU, Extr¡ordira¡io tr. Dn. pp. 13-22,
y_plür¡ti,d;il dc tcDsuas .l España, en EJ biti,Eüsño: poblctlá¡icd y r.a-
,. , i yrc¡,u- gcg$; ¡Educációtr
lída¿, R¿vüta d¿ Occid.nQ, 1ú!s. lO-11. Exr¡-¿ordiMrio tr, 1982, pp. 35-53, pp. 39-40.
o fd. Erios cs¡dios que trata¡ asa cuestión cD roN A¡,r^§r^E y L. EI-l¡s-OuvA¡f§, eds.: .tpdru'srr ¡¡ ¡¡¿
Uni¡¿d Storcs: Sociolinguittic asp¿ct¡, Ca.Ebridgc Utrivc¡sity P¡Ess, Dt2.
-' aa lal-\' '!'
,l (1,'r\.
t:.
(8) Y u¡ dh, cu¿.ndo Ia cortcx,f, úc dic.: *Oh, , y da!9ht¿¡ us¿d ¡o da¡c¿ ar K'@ttl Bcrr! tum'' Y ügo
mi hija bailaba aritE§ cú IGoü's Berry Fa¡m']
)o Pa' mf: '4 p6* o la muchacha quc Énaté ,o'' ['Ah'
\,\
it, .r /i I 'J,' i.r' i' ' j jr'':'
,
LENGUAS EN CONTACTO
(9) Tcní¡ zapsbs bla¡€os, uo poco, thcy wrrr off-q,hiE, )Du h¡o¡t?
[era¡ bl.¡co irvicr¡o, ¿sabca?j.
CU DRo 5.4
n op. ,ia.
6 Sn N^ PoPr-AcK: .SoEctimcs I'll s¡art a scnLncc iD Spadsh y termi¡o en español.: TotY¿¡d a ryPology
ofcode-switchir¡g,, ctr Sponish ín the llniad S'¿/¿s: Sociolinguístic otpe*, Carnbridg€, Catnbridge Uoiv.rsity
Press, 1982, pp. 23G263.
6 Adaprado de PopLrcK i op. cit., p.235.
VARIAOÓN Y cAMBIO LINGÜÍSTICO
líneas cortadas indican los puntos en que el cambio es posible, las flechas cruzadas indi-
can puntos donde no hay equivalencia entre las dos lenguas.
De acuerdo con esta condición de equivalencia estructur¿l, se puede predecir qué es-
tructuras hvorecen o no el intercambio. En el caso del español y el inglés, por ejemplo,
se evita pasar a otro código en el punto límite enEe adjetivo y sustantiyo dentro de un
sintagma nominal, pues las reglas estructurales no coinciden:
For tanto, el ejemplo (13) parece posible, mientras que 04), con el mismo significado,
es altamente improbable.
(13) Jua¡ ¡n a colop¡ar $úa bígl¿r houte in r¡r lu¡rry [c¿sa m& g.a¡die¡ cl vale].
(14) ?Juan v¡ a cornpra¡ nú cas biqger i¡ th¿ tallq.
I-as conclusiones de Phff, Foplack y oaos67 implican que los hablantes que intercam-
bian códigos con fluidez tieneu un alto nivel de proficiencia bilingüe )a que el conoci
miento de las reglas de las dos lenguas es lo que les impide violarlas al realiza¡ un
intercambio- Sin embargo, sabemos que hay bilingües coD niveles desequiübrados de pro-
ñciencia y, por anm, el tipo de intercambio rcalizado por ésos no sigue los mismos paho-
nes ni se ajusta a las restricciones linguísticas propuestasfl.
Silva-Corr¡alán@ estudia el intercambio enEe el inglés y e[ español rcalizado por ocho
bilingües méxico-america¡os de Los Angeles, entre los 14 y 19 años de edad, cuya lengua
dominante es el inglés. Estos jóvenes pose€n más fluidez en i.nglés y prcñeren conversar
en esta lengua en todo momeDto, excepto, obviamente, cuando el interlocutor es monoün-
güe en español. l.os datos para este estudio provienen de grabaciones de conversaciones
realizaclas básicamente en español, pues el objetivo final del estudio era el análisis de cier-
tos aspeclos de la gramática del español hablado por biüogües dominantes en inglés. En
cuan¡o a lás caracterfsticas del intercambio de códigos en una situación así, Silva-Corr¿lrín
predijo las siguientes: 1) la ocurrencia frecuente de cambio hacia el inglés (L1) debido
a la falta de conocimiento de los ítemes lingüísticos correspondientes en espalol (I2);
2) la ocurrcncia frecuente de mecanismos de corrccción en el punto del cambio, es decir,
el material lingüÍstico en el código alterno no se htegra con flüdez en el discurso; 3)
el uso del cambio hacia el inglés como un mecanismo lingülstico aaluativo, es decir, para
lograr un efecto rctórico o, como lo est¿blece Gr¡mperzr, para simbolizar diferentes gra-
dos de interés personal en el mensaje. Los resultados del estudio confirman esas predic^
ciones: por tanto, para diferenciar éste del intcrcambio flüdo de códigos, Silv¿-Corv¡lán
propone llamarlo sustinción de códigos.
Un total de 455 sustiociones del español por el inglés realizadas por cuatro de los
bilingües fueron cuanüñcadas. l,as sustituciones constatadas en el discurso de los otms
ó7 C, GuMpERz y HERN op. c¡.t, y ¡oH^* tpslg: "Codc-switchi¡g aDd thc probleo of bili¡-
gual competence,, ei oÍ üli,,¡1/,alisrt/, Columbia, S. C., Hombe3ro, 197t, W. 25G264.
^NDEZ-CA¡Iw;
A.sp¿cts
tcs: B¿'on¿ the Southw¿st, Whshingtoa, D. C., NC.B.E., l9t3a, pP. 69-tr: y Sus^N BEE(-SExrGsoN: .Li¡guis-
tic co¡rtrai s on inl¡ascnteDtisl codc-witching: A s§¡dy of Spani§h/f¡cbrrw biltngúliim,, Longuag¿ in Societ!,
,5, 1986 pp. 313-34t.
6 OD. cit.
nú.o.
': ,
i;* :'r l a' c Á_-,
-
I-ENGUAS EN CONTACTO
Precedida da auloconEcciótr 54 16 49 20
CraDRo 5.6
Forc€¡tajes de $st¡tuciones de dos o Dás ps!¡bras los f¡ctoEs estudi.do& Número
total de c,sñr; -)-l-a
ry
Hablant¿s V. e. lE lh,15 M. h, l8 c, h, 19
tienen que comunicarse en I2 es diferente del de los bilingües con igualdad de proficien-
cia en las dos lenguas o que usan como base Ll y cambian a su arbitrio a L2. En verdad,
hay un alto porcentaje de susütuciones precedidas de mecanismos de corrección, dos de
loslablantes mantienen el inglés por dos o más constituyentes con gran frecuencia y tres
de los hablantes violan el principio de equirxalencia estructural. Los ejemplos 05) a 07)
ilustran estas caracterlsticas (el hablante sc identiñca entre paéntesis):
I¡ ,o '- 'i
:,.!tlt.¿ '
LENGUAS EN CONfACTO
(23)...cu¿rdomcibaasubiradccirl¡,Ia,á¿rpr¿crrlcldiscurso],sf,dúoql¡cscibaarcf¡po¡quc,noso-
tlos cstábaeos rierdo dc pla-, cüardo lba.Dos, cua¡do csúbaú¡os platicando y ¡fdo e§. Oh!, ,1y! it
wws eñbanaJriag! It $os r.ally nicc, louth, bt t I ws embantsscd! f¡Oh!, ¡Ah!' ¡Fuc dificil! ¡Fue
rl¿lEcúlr boaito, cso d, pcto }! mc sénd¡ ¡l8o cohibids!]. (CS 5)*.
(24) No quisc (ar¡u¡ca¡Dc ae ta pctea¡. vo puac, pcro ñ qri*. I'd tvth2r di¿ úan be lot¿¡'v¡ a o cot¡o¡d! \
[¡Hcrirfa Dori¡Dc a¡trs dc pss¡¡ po. cobú¡dcll (wr-{ 2l) -
Berk§eligson afirrna, por otra Pafte, que no existe correlación entre nivel d€ profi-
ciencia bilingúe y tipo de interc¿mbio, lo que contradic€ las conclusiones de otros
lingüisasa. Foplackñ, por ejemplo, concluye que .el tipo de interc¿mbio de códigos pue-
de usarse para-medir el nivél d¿ habüdad bilirgü.., 1,l. que este fenómeno, controlado
por rcglas gramaticales y empleado por .ve¡daderos' bilingües, no constituye una conduc-
ta lingulstica aberratrte, sino que es un mecanismo que cumple una función estilÍstica y
social.
I '--.{ \.
¡ #;-"-'i;o-n, op. cit., ejs.(23 a) y o), p. 328.
Cl Gt^r)^rupE VALDÉs-Faus: .Sociál int€r¿clioo and code-switchi¡g pattems: A casc sn¡dy of Spanish-
English alterEtioD,, ea §p¿nísh iñ rh¿ Uni ed S,,,/f,t: &.ciol¡nguistic ospecat, Cartbridtc, Cañbridge Unive¡sity
Prcss, 19E2, pp.2@-229i Popl¡cx: or. c¡t; SrLva-CoRr'aúN: op- cir.
' Op. cit., p. 260 (u-¿ducció¡ nu'a).
VARIACIÓN Y CAMBIO LINGT]ISTICO
5.3.5. Comorgenc¡agramat¡cal
Los fenómenos discutidos a¡teriormente, típicos de situaciones de lenguas en contac-
to, contribuyen al dcsarrollo de un proceso de asimilación cnEe ellas, conocido con el
tombre & cor»ergencia grunaticol. L¿ cotrvergeocia gramatical puede da¡se entre len-
guas tipológica y genéticamentc diferentes, como han mostr¿do Gumper4l§ilsonñ en
su estudio lingúfstico del conacb sntre el urdu, el marathi (engB'h(foeüopBL el te-
legl y el canarés Qenguas dravfdicas) en Kupar, un pequeño pueblo de la India. El multi-
li¡güismo (tres y h8sta cuat¡o lenguas) es común entre los 3.000 habitantes de este pueblo
(especialmente entl€ los hombrcs), pero las lenguas han mantenido ládcos totalmente di-
ferentes por varios siglos. Gumperz y Wilson explican la mantención de esta diftrencia-
ción en base a la marcada estratificación social de la comunidad y a l¿ estrecha correlación
entre lengua y grupo social. Mientras el idiom¡ del trabsjo puede ser cualquiera de los
cuaEo y, más aún, el intercambio entre ellos es frecuente, el idioma del hogar y entre
amigos lntimos es elclzsivanene el del grrp social al que se pertenece. For otra pa¡te,
el constante intcrcambio de códigos ha causado la co_nvergencia estructural de las varieda-
des de urdu, marathi, telegú y canaés habladas erKupvra{ de tal manera que el intercam-
bio no produce üolaciones de las reglns sinúc'ticas Eáiiinguna de gllas. Asf, eshs ¡a¡iedades
de trrdu y marathi siguen el orden SzjeraVerbo-Conplenen{§§l:f cancterfstico del ca-
naré§iéltelegü en vez del orden SOV de las ¡a¡iedades es6ndares de las lenguas indoeu-
ropeas de la India. For otro lado, las lenguas dravldicas han convergido hacia el urdu y
el ma¡athi en la estructura de las or¿ciones copulati\¡¿s. Así, las mriedades de canarés
):g)_lggi habladas en Kupwar han incorporado el uso de una 6ópul¡, tal como ed uiml
marathi, en oraciones del üpo .Era es mi hermana, que en calatrés y t€leg¡l estándar no
contienen una cópula. A través de siglos de conhcto, las estructuras de las cuaEo lenguas
se han asimilado de tal maaera que Gumperz y Wilson7 llegan a afi.rmar que men-
"los
sajes pueden traducirse palabra por palabra y morfema por morfema, y los hablantes pue-
den cambiar de un código a otro con un mfnimo de aprendizaje adicional». Existe, pues,
una sintaxis com¡¡n en Kupwar y lo que mantiene las distinciones entre las cuatro lenguas
es, básicamente, el léxico.
L: situación sociolingúística en Kupuar ha teddo consecuencias lingülsticas diferen-
tes de las que se dm generalmente eo otras situaciones de contacto, en las que es el léxico
el que sufre mayores modificaciones. l:
convergencia sintáctica parece ser menos prcmi-
nente, más dificil de identiñcar y, en muchos casos, no es ñcil establecer si acaso un ras-
go morfológico o sitrúctico que se dewá de la norma estándar (o de una norma no es6ndar)
¡ constituye una instancia de convergencia o si es resultado de un c¿mbio interno a la len-
,', gua, pues, como es bien sabido, la sinplificación, generalización y regularización de pa-
]tones estructurales son procesos constatados en la historia de todas las lenguas, y la
' motir¿ción de estos procesos no ha sido siemprc el contacto con otras lenguas.
,. r.q dificultades propias del estudio de convergencia sintáctica se pueden solucionar
en parte rcalizando un estu4oluár@¡o: Kleinr, por ejemplo, analiza y compara el
uso del presente simple]-progresivo en el Español de mololingúes y bilingües puertorri-
queños en Nuerra York y obserra que la iofluencia del inglés sobre el español no se mani-
ñ ,. ,. GuMrE¡z y R. WúJoN: .Coñ!¡lEDce eDd crEoliution: A casc ftom tbc IDdo.Ary¡¡/Dr¡vidi¡¡ bor-
dc,>,qmbiaizstio¡ardct¿olizBidtdl¿at@gcs, Canb¡idge, Csrnbrid$ Univcrsity PEs§, gr, I,I. Xtl-16&
" Op. p. 165 (ü'¿ducción mfa).
' op. "it.,
"ir.
LENGUAS Ef{ CONTACTO
En la narrativa oral en que ocurre, (30) ,resume la historia; por tanto' como hemos
mostrado en el capíh¡lo 4, el resumen o abstracto de una historia debe codificane e¡.el
pretérito perftcto aimple. Dado que el inglés no establece difereucia forrnal entre preérito
ierfecto i imperfecto simple, y-que uni misma forma plede comunicar
perfectividad o
imperfectividid dependierido áel-conte)úo, parcce posible teorizar que ta sustitt¡ción del
pue{e slr un indicio de convergencia con el inglés'
p.áterito por el imlerfecto en (30).Los
' Nuestios datos del español áe Ángeles muestraD otra posible.área de influencia
del inglés, la de las cópuüs ser y esrzr. Uñ estudio cualitativo y cuanütativo de los datos
apoya-la tesis de que <iado que él inglés posee una cópula (to bQ qae 9n muchas de sus
funáion". a doicópulas en eipañol {ser; ¿i¡¿a), el sistema binomial está dan-
"ott"tpónde
do paso a un siüma de una soia cópuh én el h)ük le los bilingiies. Los ejemplos (31)
a (i3) ilustran usos de ¿sr¿r que se dewían de la norma estándar:
I¿s formas de ¿sr¿r en los ejemplos (31) a (33) corresponden a r¿r en español estándar.
EIr (31) y (32) err¿r coocurre con un atributo adjetiul, un contexto que pérmite la raria-
ción
.eaúe
ser y
-estar
en español estándar. k
elección de la cópula es determinada por
la relación sená¡tica entre el sujeto y el atributoD. Asi la diferincia erte útan es/istá
aho es qe.ser.¡elaciona el sujelo Jran an úa norma tipológica o-dr_ cl¿s¿- mientras
quefSyy leJacrcna a Juan cnt wa nonna indiuilual sttscgptible de camb,ier. .Btar se pue-
de el-egir solamente si el sujeto pueié16 coñ-sideiailüna- enüdad que
flede ir..
"ncont
T *I:*lqgr@f o fases d,e.un eswdo. En los conrextos en que ocuñen, sin embargo,
ni (31) (32) rclacionan al sujeto con una norma individual, ásí es que jl uso Oe ¿sL,
li
no es el esperado en estos ejemplos. En el ejemplo e3), estar tanbíén se dewía de la
.t' I no¡ma estfudar prque en esta norma sólo ser coocurre con un predicado nominal.
\'
La explicación d€ pares problemáticos de ejemplos en base a las perspecti\¡as de nor-
q1 tipológica e individual puede parecer ad hoc, Wo esto no se puede evitar, ya que las
diferencias semánticas no son siempre transparentes. A su vez, la opacidad se-rnántica con-
.\ Fiauf€ a la inestabiliiad del sistem¿, haciéndolo md! susceptible al iambio. Tenemos aquí,
por tanto, un ejemplo de cambio motivado por una causa interna, la opacidad senuinú'ca,
.-
y- acelarado por
!m cáusil externa, el contacto con otr¿ lengua. No és posible explicar
el uso de ¿srar en los ejemplos del tipo (31) a (33) sdlo como una instancia de transfeñncia
del inglés¡ues el mismo fenómeno se da, aunque mucho menos frecuentemente, eri algu-
nas ¡¡ariedades no esúndares del español de Mádco. Estas prcsuposiciones encuentran
a¡rqro en los resultados de estudios cuantitativos, realizados por Martínez-Gile y por
Siiy¿-Co¡v¿l¡íne, que estableceo que esr¿r esá extendiendo sidistribución y abaróando
cootexlos que en el español estándar permiten solametrte Jsr, que los contextos raiiables
fi.¿., con aribulos adjetivales) ñvorecen la innovación, y que la innovación está más avan-
?da en el habla de los bilingües cuya lengua dominante es el inglés. El estudio de Martí.lez-
GiI incluyí seis hablantes mádco-americanos, dos para quienes la lengua claramente do-
minante es e1 español y cuatro para quienes es el inglés. I¿ tabla 5.1 muestra los resulta-
dos de la abulación de ser y esfar Fnr uso innovador y prescrio:
T^EL^ 5.1
Tabul¡cióD de §rr y crraa por uso ¡¡¡Dov¡dor y prr6crito,
(p < ,oo)
Los resultados de Ia tabla 5.1 muestran claramente que es eslzr la cópula que extiende
su campo semántico a fipensas de s¿¡. De las 48 instancias in¡olrdorai de istar, 40 co-
rresponden a co extos riables con atributo adjetiral. Estos 40 casos se analizaron ade-
más para establecer si el uso lariabl€ de s¿¡ o ¿Jr¿r estab¿ a§ociado con difercncias clar¿s
de signiñcado (.wriación tra¡spa¡ente'), o con difereDcia§ muy sutiles (.rariación opa-
ca).-En los ejemplos (31) y (32), ralga¡ de ilustr¿ción, la difer€ncia de signiñcado aso-
ciada con la electión de s€r o err¿r es más bien opaca dado que los $je¡os casay h¿rmalo
pueden ser entidades susceptibles de cambiar con rcsp€cto a las normas i¡dividuales de
.a¡naao'. Así pues, si añadimos uo cuarb a una casa @emos decir que .está nás gtal-
de,, usando eslar y la formapomparatim del adjeti'ro, pem éste no es el caso del ejemplo
(31), pues nada en el discursó en que ocurre indica que haya habido un cambio en la casa,
el hablante aquí clasifica su c.asa de acuerdo con una norma tipológica y, por tanto' este
eiemplo se codiñca como un caso de innor¿ción. El contexto también indica que en el
ejemito 1lz¡, mi hermano está siendo cla-sificado de acuerdo con una aorma tipológica'
pero la diferencia es aquí artn más sutil que en (31). For otr¿ Pafe, los casos de t¡¿riación
transparent€ son ffciles de expücar:
TA¡LA 5.2
lhbul¡cióü de tos usos i¡novadoEs de asr¿¡ §egritr lr tr¡¡sps¡ei¡cl¡ semfutica
de l¡ elecdó¡ et¡t¡e t¿t Y a¡r¿¿
Wiació¡ lhriacíón
t itSpdr¿nQ oPaca .; ,...
rl'
Uso iDmvador de €sta¡ nn20 D% l3l5l 26
Q<.02)
La tabla 5.2 muestra claramente que la extensión de estar a contextos en los que la
lengua esándar permite sólo s¿r es frvorecida por la opacidad semánüca asociada con
el uso de J¿r y ¿Jrar en ciertos contextos, lo que apoya la corrección de nuestra hipótesis
sobre la motiración interna del cambio. L¿ labla 5.3, por otra parte, ofrece evidencia en
frvor de la causa ext€rna, el contacto con el inglés.
T^BLA 5.3
lbbulació[ de ¡os usos introvcdort§ da t€. y ssr¿t se8ún lr lengua domin¡nk.
§er Esbr
Bilingücs con malot
2nt8 2% l5/l0t 15%
proficicrcia er español
Biliryiies con malor
1tt51 5% 33t129 26%
proficiencia en inglés
(p <.0)
vaRrAclóN Y caMBro L|NGülsTlco
I.os resultados desplegados en Ia tabla 5.3 muestran que los usos innovadores, tanto
de s¿r como de estar, se duplican en los bilingües con mayor proficiencia en inglés. El
aho porcentaje de usos irulovadores de ¿srar puede considerarse un indicio de convergen-
cia con el inglés en cuanto a que las diferencias semánticas que en la norma bilingüe es-
Éndar se establecen por medio de la oposiciá¡ ser/estar, er.la norma bilingüe se establecen
por medio del contexto más amplio, como en los ejemplos siguieotes del inglés:
(36) My .brolher
Í-.,:_ :'r.¿:^ 1,.. ',: t. 2-;i-,.,,;.,' l_,.,.".,..1,: _,..(¡ .-4..,,. , -: ,-
is slim. '
.I{i hermaoo .r delSado'.
(r) My brsücr ir slim; he has losr a lot of weighr tately.
.Mi hermano ¿¡¡á dclgado; ha pcrdido mucho pc.so últi¡namc c..
e Rcfcrencias de gmn utilidad e¡ estc c¡mpo son A. RoBEr HALL, Ja.: .Ed8in and cr¿ote langsges,l¡ha-
. r ¡ .¡itD*.*tt\
LENGUAS EN CONTACTO
ü tr"Uiíau pot grirpo social económica y polfticamente dominante: las lenguas de-sus.-
;;;;" lÁ "t
*d.Á áe h rcgión. Esta siniaóióu se puede representar por medio de la si
guiente fórmula:
Un pidgin no es simplemente una lengua X 'mal hablada', sino una ra¡iedad controla-
da oor resÉs oue no corresponden necesariamente a una u otra de las lenguas en con6c¡o.
*
¡-"i*g"ípi¿á- mantiene simpliñcada y Pobrd tanto porqué- sus dominios de uso como
el conürcto cJn el superesmto són timitadoi, de ul miiCiá que su evolu¿ión carece del
Xthrl, ir*áse¡" u¡a motivación prácúca tuerte. Esrc és el caso, por 9j€mpl9'.d:l
Didcin chino-inslés "'de
hablado en Hong-Kong. [,as caracterfsticas lingüísticas de un pidgin
Í;;";;;á ñ;isuiinLs' et léxióo proíiene principalmente del superestrao; ia fouo-
i."j" i"iUárl. ,rfirienen pri¡cipalminte de las lenguas de sustrao; la morfologfa, tan-
"
¡o*fl.i* Oi¡ivacionai es casi inexistente. L¿ carencia casi total de la mortologia
ñ-ñd"; "omo 6;;i6" se ha ¡otfrpretadi como indicadora de una caractelsticá
po-
linsüísüca urive"rsal: ".tirAi"¿ot
que los Drocesos moáiológicos son en ciera medida mecanismos
y Como evidencia se presen-
.o"*ru.d"i pura difi'rencias semánüás sintácücas'
ü..1h;¿il¡iil";n cuando la morfología flexiva delsuperesuato es rclatir¡ame e sim-
"*présar
pf" O.i á¡".pi. inglés), el pidgin adop-ta palabras independientes para indicar el mismo
iie"i*¡"rd'o g;*"dci.
"L iómo iiuitracion, damos ejemplós del verbo comer et zamboan-
g;e¡o (filip-inas) y Papiamento, aunque estas lenguas tienen ya. el estatus de criollas' en
;
i;Ñ"'ia}á"""'dál'ñbo úrarúL, tiempo v áspecto se indican por medio(de
y
de morfe-
luego):
mas'i¡dependientes, tales como ,¿ (¿e ¿sr¿r), y¡ 0a p¿abra española ¡'rz) Io
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.t,n
o¡
{1
W¡onEnto ¿spañol
Exise una gran wriedad de lenguas pidgin en el mundo, la mayoría de las cuales han
surgido en sioaciones de colonialisiro y/o d-e intercambio cómeiciá á rcgiones
gües,. lo qle_explica que muchos de. éllos rengan una base lingüfstica juropea:
nutt in-
pidgia
hauaiano-inglés, pidgin español-americano de ñnezuela", piagiñ ¡oian¿¿s_á.rit'Ao-¿"
f ylqI, "gt$desa.
pi9€in _fi.ancés de Viemam, de Costa de Marfil y otras excolonias
Occidenral,. de Chine, de Corea, de la India, etc.,
IT:Y-:o,At""
o oavaueno de Dar¡¿o y muchos otros. "espadol banbú.
pidgin se como lengua rnarema pasa ¿ llamarse tmgta criolla
o^ cnouo y et.rlproeEso med.iante
-§y9: .adquierc
el cual se produce esta evolución se conoce com o
ucíón".-ga s¡dl, puede evolucionar tibremente cuando no estí en contacto con una "crio i-
len-
gua modelo; o puede evoluciona¡ hacia esta lengua modelo cuando
hay suñciente contacto
con ella y además ñc¡ores socioe¡onómico¡ qüe estimulan esta evolúciCn. fste
seg;d-;
proceso se denomina .descriollización, y se puede obsenrar, por
ejemplo, en los Bítaáás
Unidos,,donde.el inglés vernáculo de loi negros, una tengua histfháilente criolla,
esú
perorendo muchas de sus características_ en un p-roceso de oolución
hacia el inglés esÉn-
dar, el superestrao modelo. El estudio de una s'ituación sim J in ia Cuayana
tigtesa Ue-
vó a,Bickenon& a proponer la noción del eowitwo_.erb.tlo, que áiitin!,,ue aos- estaOás
exuemos: el basilecto,la lariedad criolla puny et ia *a¡.¿"á estánda¡ local
"iik-1¡,o-
oe la lengua modelo, con una serie contin_ua de mesoTeaos qte represeman la ruta seguida
por un basilecto en el proceso de descriollización. Estos .lectosjdiferentes no püeden
se
comparar con los varios dialeclos de u"a lengua
)a que sus características lingüiiticas e
históricas son completamente diferentes. En vérdá, üs variedades diatectates de una ren-
gua no_ se desarmllan a panir de un pidgin ni se diferencian tan profundamente
en el nivel
sintáctico como el basileclo del acmláto.
¡or otra parte, es _imposible diferencia¡ un criollo estable, que haya exisüdo ¡a por
varias generaciones, de una lengua que no haya tenido un origeñ pidgin y sólo se'puiae
-con
identificar como tal cuando se conoce su historia. Muchos de l,os choios base iomr-
q¡esa o española e¡tán eaggA c¿tegorfa: ejemplos son el chabacano o zamboangueño,
el ermiraioy el caviteño (Fiüpi¡a$, el palenquero (Colombia) y el papiamento, co-n b*é
española;
_el
cabo-verdeano (Cabo Verde), el criolo (Senegal) y el malaquense (Malasia
Occidental), con base portuguesa.
_, Para conclui¡ esta sección, notemos nuelameDte que la diferencia enae pidgin y crio,
llo es en un principio mís bien social que lingüfstica pues se basa eo h disdncii o no
de una comlnidad-para quienes-el pi4Fin sea lalengua matema, etr cuyo momenlo pasaría
a ser un criollo. Una vez que el criollo se conviene en la lengua mái importante ó fuica
en una comunidad, las necesidades comunicativas del grupo estimulan y aceleran el pro-
ceso de criollización.
s Cf O L. Rn-Ey: .Trade of rhr pi¡sgu.Io lhr¡r! , Sn/dies in l;nguistics, Z, 1952, pp. Gl1.
t DERE( B¡crc*roN;
SDanish
.10h"'.ir *'i'¡,i v a¡¿ ,añóii ,,r*: hr"d;;;;'li;;;;;, 7, ,sm, w. 4s74y2,
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