Graciela Montes
Julia Diaz
Teodo
& eudebaLos cuentos det Chiril
posibilitaron que muchisimos autores e ilustradores noveles
pudieran desarrollarse en el género de la literatura infantil y juvenil
con absoluta libertad y audacia. Luego de 37 aftos, Eudeba les rinde
este homenaje a los cincuenta titulos de la coleccién, a sus dos
directoras —Delia Pigretti y Graciela Montes-, a Oscar “el negro" Diaz
a los treinta y un autores, a los veintitrés ilustradores y al valor que el
Centro Editor de América Latina (CEAL) tuvo, a partir del afio 1977,
al inaugurar este género que resulta disfrutable y apasionante para
nifios y grandes. “Los cuentos del Chiribitil” enriquecen el lenguaje
de los pequefios, dan nuevos cauces a sus fantasfas y estimulan sus
sentimientos dle amor y solidaridad.
Tet cats ee ig.
eae ane de et
‘Mots ababen-escmosed Oba 9)
Graciela Montes
llustraciones de Julia Diaz
Teodo
enmercm 9
me ad Ag aaa
Pret ea apne
Aexvatn aSin Setet
Nein eto aa
Teodo vivia ahi nomas, en el Fondo del Jardin, cerquita
1 edie joo 2014
Cela de todo el mundo, pero como era un odo muy timido casi
Saat seca pomsetgon ROM nadie lo conocia por el nombre.
— ase x conan co san Teodo usaba el flequillo bien largo para taparse la cara y
rn gs amen nenn en eS andaba siempre escondido detrés de una hoja de la
‘Sxterechose nae, Ovo a aapocion de acute = se ao F i
sieblayit aoa en saneen sin a aE
ato pan srr au oe ae a nto
‘otal
art aoeops res sw oa Aten.
Pence pt as inyn 11.7289 25046 Ena Nase 2500 SOV G17 irre Aen
Srnec ge Buenas Aes Hecho elTeodo también vivia en una latita de azafran, como casi
todos los odos, pero, en lugar de pintarla de amarillo
o de colorado o de azul, 6! la habia pintado de verde
oscuro y la habia empujado debajo de un malvén, para
poder mirar sin que lo vieran desde detras de las hojas.
Teodo era muy amable y todas las mafianas saludaba,
claro que los buenos dias le salfan en voz tan baja per?
tan baljita que a gatas si algtin gusano violinista le ofa U7
0 a0 ao cuando se cruzaba con él por el camino.Teodo no era mecénico, como Nicolodo, ni albafil, como
Odoacro, ni carpintero, como Odosio. En realidad nadie
sabia bien en qué trabajaba Teodo, porque no usaba
mameluco ni gorro ni rastrillo.
Pero trabajaba, eso si. Cualquiera se daba cuenta de que
Teodo trabajaba mucho. Iba y volvia, pasaba y cruzaba
tan apurado y tan cargado que, si no hubiera sido porque
era tirando a redondo y flequilludo, lo habrian confundido
con una hormiga.Aveces llegaba cansadisimo hasta su lata, después q,
una recorrida, trayendo entre los brazos un pedacito i
tela, o una tuerca y un hilito, un alambre roto, algun :
tornillo, un cachito de madera, un bot6n, y lo escondia
todo junto al tallo del malvon.También se lo ofa martillar y aserrar y golpetear y
tintinear y rasquetear y cepillar, y los que pasaban cero;
de ese malvon oian tric y trac, y pum y pam, y chic y .
chac, y crash y trash, y rrron y rrrran.Hubo noches en que las luciérnagas mas curiosas s¢
eecaon Con sus linternas para espiar entre las hojas-
r0 Teodo dormia y dormia y sofiaba dentro de su lata,
ype se ofa ni siquiera un pum o un pam.
a lunes bien temprano Teodo puso un cartel chiquito y
Poco escondido Que decia: INVENTODO.
—<¢lnventodo? 4Y qué inventa? —preguntaron enseguida
las hormigas, que ya se sabe que son de lo mas
inquietas. Y no solo las hormigas. También los gusanos y
los caracoles y los grillos y las abejas y las mariposas
y los ciempiés y las arafias y los demas odos
compafieros, todos todos fueron a preguntar.Cuando Teodo vio tantos vecinos formados delante del
malv6n no se animé a salir, pero levanté un poco la tapa
de su latita, espid con un ojo y dijo:
—Buenos dias.
Claro que lo tinico que le salid fue ao ao ao 0, mejor
dicho, ao ao ao, porque casi no se oia.
—Buen dia, don —respondié una hormiga muy atenta y
Un poco confianzuda—. Aqui veniamos a preguntar que
“QUE es eso de “inventodo”. zInventodo” de “inventar”?
éY qué inventa?Teodo estaba mas nervioso que nunca y sentia mucha
yergiienza. Quiso ponerse a explicar y como lo unico
que le salio fue un ao ao ao que parecia un suspiro se
metid atras del malvon y empez6 a sacar afuera
unos aparatos de lo mas raros, llenos de ruedas y de
ruidos.
Las hormigas fueron las primeras en meterse debajo del
malv6n para ver mejor.
—