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RESUMEN
La finalidad de la presente investigación fue determinar la constitucionalidad o no del
procedimiento de cobro ejecutivo previsto en el Código Orgánico Tributario (COT)
vigente en virtud, que contrariamente a lo que había sido su regulación jurídica en el
Código de Procedimiento Civil y en las leyes tributarias, donde su instauración y
ejecución siempre estuvo bajo la tutela del Poder Judicial, paradójicamente el vigente
Código Orgánico Tributario otorga la competencia para la instauración y ejecución del
cobro ejecutivo a la misma administración tributaria, que resulta demandada en el
proceso judicial por el sujeto-ejecutado, en el caso que este impugne su determinación
a través de la interposición del Recurso Contencioso Tributario. El estudio es
relevante para el mundo jurídico procesal, pues a través de este procedimiento se
desjudicializa la ejecución de las sentencias proferidas por los tribunales competentes
en materia tributaria. Para ello se realizó una investigación de tipo documental a nivel
descriptivo, a través de la cual se examinó y reveló las condiciones jurídicas
necesarias que sustentan el menoscabo de las garantías constitucionales del Debido
Proceso, toda vez que el plexo normativo que regula el procedimiento de cobro
ejecutivo previsto en el COT viola el Derecho la Defensa y el Derecho al Juez Natural
establecidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999.
Descriptores: Procedimiento de cobro ejecutivo, Garantías Constitucionales, Debido
Proceso.
1
Trabajo Especial de Grado, para optar al Título de Especialista en Derecho Procesal
consignado en la Universidad Católica Andrés Bello.(2018)
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Abogado. Profesor Universitario y responsable del área de conocimiento de la UC Derecho
Tributario en la UGMA; Miembro activo de la Asociación Venezolana de Derecho Tributario
(AVDT) y la Asociación Venezolana de Arbitraje(AVA), Consultor Jurídico de la Cámara de
Comercio e Industrias del estado Bolívar y Socio de la Firma: Díaz Díaz & Asoc. Abogados.
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iii
ÍNDICE GENERAL
pp.
RESUMEN.................................................................................................................... ii
ÍNDICE GENERAL...................................................................................................... 1
INTRODUCCIÓN ........................................................................................................ 3
CAPÍTULO I................................................................................................................. 7
CAPITULO II .............................................................................................................. 48
1
La ejecución de las sentencias. ........................................................................... 64
CAPÍTULO IV ............................................................................................................ 71
CONCLUSIONES ...................................................................................................... 75
RECOMENDACIONES ............................................................................................. 77
2
INTRODUCCIÓN
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV, 1999), ha
constitucionalizado la función jurisdiccional, de manera que los aspectos esenciales
referidos a su organización, ejercicio y poderes inherentes se encuentran
contemplados y ordenados expresamente, y a la vez reservados y atribuidos
exclusivamente a los Tribunales y Jueces que forman parte del Poder de Justicia.
Ahora bien, el Poder ejecutivo a través del Decreto con Rango, Valor y Fuerza
de Ley del Código Orgánico Tributario (COT, 2014), reguló el Procedimiento del
Cobro Ejecutivo, contemplando que la competencia para iniciar e impulsar el
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procedimiento del cobro ejecutivo y resolver todas sus incidencias corresponde a la
administración tributaria correspondiente.
No obstante lo anterior, el COT (2014), por una parte, proscribió del proceso
de juicio ejecutivo de créditos fiscales la exigencia que tenía cualquier administración
tributaria (Nacional, Estadal o Municipal), de acudir a un tribunal contencioso
tributario de su jurisdicción, para exigir el cobro de créditos fiscales –líquidos y
exigibles–; y por la otra, estableció que cualquiera administración tributaria podrá
proceder al cobro de los créditos fiscales, directamente sin tener que solicitarlo ante
un tribunal de la jurisdicción contencioso tributario.
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intervención del Poder Judicial y embargar los créditos fiscales, lo cual podría
implicar una significativa limitación o ablación del derecho de propiedad de los
particulares y de su libertad de comercio al no garantizárseles los derechos
fundamentales como: (a) al Derecho a la Defensa, (b) a la Presunción de Inocencia y
(c) del Juez Natural, establecidos en los Numerales 1º, 2º y 4º, respectivamente, del
artículo 49 de la vigente CRBV (1999).
Ante la situación planteada, el ejercicio del referido poder sin sujeción a las
normas y principios jurídicos que consagra la Constitución, puede derivar en la
conculcación del derecho a la propiedad privada y de la libertad de comercio y, con
ello, afectar las fuentes de generación de riquezas de manera negativa, que en
definitiva permiten que el Estado cumpla sus fines.
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En este contexto, con el presente trabajo especial de grado se pretendió
determinar si el procedimiento de cobro ejecutivo regulado en el COT (2014),
garantiza el Derecho a la Defensa, a la Presunción de Inocencia y del Juez Natural
establecidos en la CRBV, por lo que se desarrollaron los siguientes capítulos: I. El
procedimiento de cobro ejecutivo establecido en el COT (2014); II. El derecho a la
defensa en el procedimiento de cobro ejecutivo; III. El derecho al juez natural en el
procedimiento de cobro ejecutivo y IV. El derecho a la presunción de inocencia en el
procedimiento de cobro ejecutivo. Finalmente se presentan las conclusiones y
recomendaciones, así como las referencias bibliográficas consultadas.
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CAPÍTULO I
EL PROCEDIMIENTO DE COBRO EJECUTIVO ESTABLECIDO EN
EL CÓDIGO ORGÁNICO TRIBUTARIO DE 2014.
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económicas y sociales propias de cada época y que no pueden resultar
afectados por los cambios que de tiempo se producen en Derecho
positivo o por obra de las interpretaciones casuísticas de los operadores
jurídicos. (p.24)
En este mismo orden y dirección, los principios son reconocidos por los
tribunales especializados en materia tributaria –Cf.S. TSJ/SPA, 10/07/2003, caso: J.F.
Mecánica Industrial, C.A., http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/spa/julio/01070-
100703-2001-0774.HTM– los cuales han señalado que: “…los actos del Poder
Público quedan inevitablemente sujetos al derecho, y vales también decir a los
principios generales que lo inspiran y a los valores que persigue”
En este punto, bien vale la pena traer a colación lo sostenido por García de
Enterría (2009), referente a las normas que sirven como límite a las actuaciones de la
Administración Pública y por ende como protección al administrado.
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El administrado por su parte, dispone de recursos de nulidad contra actos del
Poder Público que violen o menoscaben los derechos garantizados en la CRBV, en
virtud deben ser estos nulos de nulidad absoluta. (ex art. 25 de la CRBV).
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interno de cada Estado. La palabra leyes en el artículo 30 de la Convención significa
norma jurídica de carácter general, ceñida al bien común, emanada de los órganos
legislativos constitucionalmente previstos y democráticamente elegidos, y elaborada
según el procedimiento establecido por las constituciones de los Estados Partes para
la formación de las leyes.
Por su parte, Luqui (1989) señala que. “Por Ley se entiende, en sentido
Constitucional, la norma jurídica que sanciona el Poder Legislativo y promulga y
ejecuta el Poder Ejecutivo” (p. 33) (cursivas del Autor)
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que sus intereses se extienden a la seguridad jurídica, y económica, e igualmente es
una garantía de certeza para los contribuyentes o responsables porque descarta
cualquier tipo de discrecionalidad por parte de la administración tributaria, pues ésta
se encuentra absolutamente reglada, o lo que es igual, sometida rigurosamente al
principio de la legalidad.
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emanar del Poder Legislativo, es decir, de la Asamblea Nacional, pues ostenta la
naturaleza de ley orgánica y ocupa específicamente ese rango en la jerarquía del
sistema jurídico y así expresamente lo establece la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela en la disposición Transitoria Quinta.
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Es evidente entonces que: (a) la delegación de funciones legislativas sobre
materias con vinculación y afectación directa e inmediata sobre derechos
fundamentales previstos en la CRBV; (b) la delegación de la obligación de modificar
y reformar el Código Orgánico Tributario, conforme al mandato establecido en las
disposición transitoria quinta de la CRBV a la Asamblea Nacional; y (c) la ausencia
de delegación expresa de atribuciones legislativas en materia tributaria y penal
tributaria en la Ley Habilitante de 2013, son suficientes razones para que el autor de
este trabajo, sostenga que el COT, 2014 está viciado de inconstitucionalidad de
origen, no obstante, estos vicios no serán desarrollados en el presente trabajo por no
formar parte de los objetivos previstos.
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Para la época, y en el sentido siempre de definir con mayor precisión la
noción de “acto Administrativo”, prevaleció el criterio instrumental de servir de
referencia para delimitar la competencia de los tribunales judiciales. Así llegó a
precisarse que no debe considerarse como que escapan de pleno derecho a la
competencia judicial todos los actos emanados de la Administración o toda operación
cumplida o prescrita por ella en vista de un interés general, sino solamente los actos y
operaciones que se relacionan al ejercicio de la “potencia pública” y que exceden por
ese título las facultades de los ciudadanos.
En referencia a facultades que exceden por ese título, las facultades de los
ciudadanos, que son iguales para todos en las relaciones de los individuos entre sí, lo
son también en sus relaciones con la administración, lo que esta hace en vista de
intereses generales, es lo que un simple ciudadano podría hacer en vista de intereses
particulares. Pero esas facultades no son iguales entre los individuos y la
administración cuando esta ejerce la potestad que le ha sido conferida. Ya no es más
el principio de igualdad el que domina sino el principio de autoridad.
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unas terminología errónea, pues, en algunas disposiciones menciona “actos
generales” y “ actos particulares” y en otras utilizan en opinión del autor, la expresión
errada “actos de efectos generales” y, “actos de efectos particulares”, ejemplo actual
sería el novísimo COT (2014), que establece en el art.252 “Los actos de la
Administración Tributaria de efectos particulares”, indudablemente que esto es un
error, pues la particularidad o su generalidad está circunscripto a los sujetos.
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extinción de una situación jurídica individual o general o la aplicación,
a un sujeto de derecho de una situación jurídica general. (p.141)
La Ley Orgánica de Procedimientos Administrativos (LOPA, 1981), define el
acto administrativo como: “…toda declaración de carácter general o particular
emitida de acuerdo con las formalidades y requisitos establecidos en la ley, por los
órganos de la administración pública”. (ex art. 7)
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de que el actuar administrativo esté alejado de la arbitrariedad o discrecionalidad por
parte de quien emite el acto.
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excelencia de publicidad de los actos particulares y la publicación, referida a aquellos
actos de carácter general o que interesen a un número indeterminado de personas.
Naturaleza Jurídica.
Desde el punto de vista jurídico, solo pueden existir dos tipos de normas
jurídicas de procedimiento: las que regulan los actos del procedimientos
administrativos que realizan todos los órganos del Estado en sus respectivas
instancias administrativas (reguladas por la LOPA (1981) y demás leyes especiales de
carácter administrativo que establecen éste tipo de procedimientos), y las normas
jurídicas que regulan los procedimientos jurisdiccionales –dentro del proceso–, única
y exclusivamente realizados en los Tribunales de la República (reguladas por el
Código de Procedimiento Civil).
En este orden de ideas, existe una imposibilidad jurídica que un acto sea tanto
de naturaleza administrativa y, concomitantemente, sea también de naturaleza
jurisdiccional, en consecuencia en principios debemos determinar. ¿Cuál es la
naturaleza jurídica del procedimiento del cobro ejecutivo previsto en el COT, 2014?,
«administrativo» o «jurisdiccional».
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Recaudación en caso de Omisión de Declaraciones (art. 179 al 181), (ii) en la
Sección Quinta el Procedimiento de Verificación (art. 182 al 186), (iii) en la Sección
Sexta el Procedimiento de Fiscalización y Determinación (art. 187 al 203), (iv) en la
Sección Séptima el Procedimiento de Repetición de Pago (art. 204 al 209), (v) en la
Sección Octava el Procedimiento de Recuperación de Tributos (art. 210 al 217), (vi)
la Sección Novena el Procedimiento de Declaratoria de Incobrabilidad (art. 218 al
220), (vii) en la Sección Décima el Procedimiento de Intimación (art. 221 al 224),
(viii) en la Sección Décima Primera el tratamiento de las Mercancías Objeto de
Comiso (art. 225 al 229) y (ix) en la Sección Décima Segunda el Procedimiento de
los Acuerdos Anticipados sobre Precios de Transferencia (art. 230 al 239).
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En efecto, establece el artículo 287 del COT, 2014 “Declarado sin lugar o
parcialmente con lugar el recurso ejercido, el tribunal fijará en la sentencia un lapso
de cinco (5) días continuos para que la parte vencida efectúe el cumplimiento
voluntario.”
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En este orden de ideas, nos encontramos entonces ante una gran encrucijada
jurídica, pues se desprende de lo antes descrito que una vez que se ha desarrollado
todo el íter procesal jurisdiccional del juicio contencioso tributario en primera
instancia, en la sede del Tribunal Superior en lo Contencioso Tributario, la fase de
ejecución de la sentencia, que de acuerdo al antes señalado (ex artículo 523 del CPC,
1990), es un procedimiento exclusivamente diseñado para ser ejecutado por el
Tribunal de primera instancia que conoció de la causa principal, que por consiguiente
es un procedimiento jurisdiccional, pero que no obstante, lo va a ejecutar la
administración tributaria en sede administrativa. Surge así la interrogante ¿Cuál es la
naturaleza jurídica de estos actos administrativos dictados por la administración
tributaria en el procedimiento del cobro ejecutivo?
Un acto procesal es un hecho voluntario lícito que tiene por efecto directo e
inmediato la constitución, el desenvolvimiento o la conclusión del proceso, sea que
procedan de las partes o de sus auxiliares, del órgano judicial o de sus auxiliares o de
terceros vinculados con aquel. El acto procesal es el que se vincula al nacimiento,
desarrollo y extinción de una relación jurídica, a través de la forma jurídicamente
regulada por la Ley, que es el proceso.
Chiovenda (1949), define el acto jurídico procesal como “…los actos que
tienen por consecuencia inmediata la constitución, la conservación, el
desenvolviendo, la modificación o la definición de una relación procesal” (p. 460)
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naturaleza administrativa (el acto administrativo). De manera que, aunque se pueda
hacer referencia al acto procesal administrativo, esta última expresión adminicula al
acto procesal a la función administrativa en tanto el acto procesal per se está
vinculado a la jurisdicción, de allí que el acto procesal se vincula al proceso judicial y
no al proceso administrativo, pues el adjetivo «administrativo» se utiliza expresa e
intencionalmente para encuadrar el acto procesal exclusivamente en la función
administrativa más no en la jurisdiccional.
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Ahora bien, dentro de los principios del procedimiento se destacan el
Principio Dispositivo, según el cual las partes son el sujeto activos del proceso ya
que sobre ellos recae el derecho de iniciarlo y determinar su objeto, mientras que el
juez es simplemente pasivo pues solo dirige el debate y decide la controversia; y el
Principio Inquisitivo, el cual consiste en que el juez no es sujeto pasivo del proceso
sino que adopta la calidad de activo por cuanto está facultado para iniciarlo fijar el
tema de decisión y decretar pruebas necesarias para establecer hechos, el principio
inquisitivo ha sido asignado a los procesos en donde se controvierten o ventilan
asuntos en que el estado o la sociedad tiene interés como acontece en el penal por que
se considera de índole publica y, por tanto no susceptibles a la de terminación por
desistimiento o transacción.
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4. La administración tributaria es la parte demandada en el juicio contencioso
tributario, pues el Recurso Contencioso Tributario es interpuesto por los
administrados (contribuyentes o responsables en materia tributaria) contra
actuaciones de la Administración Tributaria (ex art. 266 del COT, 2014).
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Antecedentes legislativos del Cobro Ejecutivo.
El juicio ejecutivo en el antiguo Derecho español según Borjas (1984)
procedía a favor de aquellos acreedores que mostrasen a los Alcaldes y Justicias
cualquiera carta, contratos públicos y recaudos ciertos de obligaciones que tuviesen
contra alguna persona, y conforme a él tenían derecho a que dichas autoridades las
cumpliesen y llevasen a debida ejecución, con tal que estuviesen vencidos los plazos
de los pagos, sin oír ni considerar legitimas las excepciones que contra tales contratos
fueren alagadas, a menos de ser las de pago, promisión o pacto de no pedirlo,
falsedad, usura, temor o fuerza.
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De manera que se observa que esta institución de los Juicios Ejecutivos de
Créditos Fiscales no ha sido efímera en la legislación Nacional, pues, como se
observa, tiene sus antecedentes que datan desde 1916, pasando al Código de
Procedimiento Civil de 1986.
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exigibles, se demandarán judicialmente siguiéndose el procedimiento previsto en este
Capítulo” (cursivas del autor)
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Además el código in comento establecía una serie de reglas jurídicas que
según la doctrina especializada garantizaban el derecho a la defensa y determinan a la
vez, la necesaria fundamentación de la oposición que puede suscitar el intimado, tales
como:
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La exigibilidad de las obligaciones como requisito de procedencia del
procedimiento del cobro ejecutivo.
En efecto las obligaciones deben ser «liquidas» que en los términos de Borjas
“vale decir, que su monto, o el número y especie de las cosas que deben ser
satisfechas, resulten determinados en el título ejecutivo (…)” y además agrega que
este es un principio pacífico de la doctrina que establece “…que debe considerarse
líquido aquel crédito que el Tribunal, con vista del instrumento, pueda liquidar por sí
mismo mediante un simple cálculo aritmético.” (pp. 83-84)
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determinativo, y gozan, por una parte de presunción de legitimidad y, por la otra su
ejecutoriedad. Ello quiere decir, que en principio el acto puede ser inmediatamente
puesto en ejecución o en práctica sin ninguna condición o requerimiento.
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dicta, tenga esta presunción de legitimidad, no podría implicar que la
Administración esté exenta de probar los hechos y que, simplemente,
pueda dictar un acto en forma arbitraria sin necesidad de probar los
hechos que dan origen a ese acto. Sin embargo, una vez dictado el
acto, la carga de la prueba se invierte, y es el particular que va a
cuestionar el acto, quien debe probar que ese acto es ilegal, es decir,
quien tiene que desvirtuar –ha dicho la Corte Suprema de Justicia–,
todas aquellas razones en las cuales se fundó la Administración para
decidir.
En efecto, al proclamar por primera vez el principio de la presunción
de legitimidad de los actos administrativos, en una sentencia de 1943,
la antigua Corte Federal señaló que:
"deben invocarse razones precisas, definidas, categóricas emanadas de
la Ley suficientes para desvirtuar aquellas en que se fundó el Ejecutivo
y revocar su Resolución, pues así como se presume acierto en éste al
aplicar la Ley e interpretar los principios que rigen la materia, cuando
no concede una Marca; cabe igual presunción de acierto, de que se ha
mantenido dentro de lo permitido y de lo prohibido por el Legislador,
cuando ha accedido a la solicitud de registro... ".
Esta presunción de legalidad, veracidad y legitimidad, es la que debe
ser cuestionada en el procedimiento de impugnación, y la prueba que
la desvirtúe corresponde al impugnante. Tal como la misma Corte
Suprema lo ha dicho expresamente. "la presunción de veracidad que
ampara el contenido de las Actas Fiscales conserva toda su eficacia
probatoria cuando no sea desvirtuada por el recurrente en las
oportunidades y por los medios que le da la ley".
O sea, que la presunción de legitimidad otorga al acto administrativo
fuerza probatoria, e invierte la carga de la prueba: es el particular
interesado en impugnar el acto quien debe probar los hechos que va a
alegar contra ese acto administrativo, lo cual, como señalaba, no
implica que la Administración pueda dictar actos arbitrarios sin probar
los hechos que dan origen al acto. Por ello, el particular interesado no
sólo puede controlar la legalidad de un, acto administrativo, sino que,
sin duda, puede también controlar los presupuestos de hecho. Por ello
se han planteado una serie de exigencias consecuenciales de la
señalada inversión de la carga de la prueba… (p.37)
En ese mismo sentido, la presunción de legitimidad tiene como consecuencia
inmediata, que el acto no requiere que su legalidad sea declarada por una autoridad
judicial. Por otra parte, también con base a la presunción, la nulidad de los actos
administrativos no puede declarase de oficio y quien pretenda la ilegitimidad o
ilegalidad de un acto administrativo, debe alegar y probar lo pertinente.
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Por su parte Araujo (2014), sostiene que:
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lugar, está íntimamente vinculada a su naturaleza determinativa
declarativa con eficacia diferida en particular…” (p.1.767)
Agrega Abache (2015), “…que la presunción de legitimidad del acto
administrativo constituye el fundamento de exigibilidad, sustenta su ejecutividad y
ejecutoriedad, o lo que es lo mismo, si no se “presume” (o es) legítimo, mal pudiera
pasarse a la ejecución de su contenido…” (p.1767)
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Asimismo, se observa que puede darse el caso en el cual sea admitido
el recurso contencioso tributario, y paralelamente la Administración
Tributaria exija el pago de la obligación tributaria a través del juicio
ejecutivo, siempre y cuando no se haya solicitado la suspensión de los
efectos del acto administrativo de contenido tributario impugnado, o
bien estuviere pendiente de decisión dicha medida o en el supuesto en
que ésta hubiere sido negada. (Destacado del Autor)
Sin embargo, la misma Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia, en otro caso donde el sujeto pasivo era la compañía PDVSA PETRÓLEO,
S.A., a través de la sentencia Nro. 317 del 12 de marzo de 2008 –
http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/spa/marzo/00317-12308-2008-2006-
1106.HTML– declaro inadmisible el juicio ejecutivo en virtud a que:
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Por su parte, Jarach (1980), la define como: “(...) un acto jurídico de la
administración en el cual ésta manifiesta su pretensión, contra determinadas personas
en carácter de contribuyentes o responsables, de obtener el pago de la obligación
tributaria sustantiva.” (p.319).
35
Resulta oportuno destacar que, el sujeto pasivo a través de las declaraciones
de impuestos correspondientes (ex art. 157 del COT, 2014) cumple con el deber –
formal– de informar, y el deber –material– de liquidar y pagar esas obligaciones, y
en los casos que la administración tributaria considere que la declaración no refleja la
realidad por deficiencia o falsedad respecto los hechos o errónea interpretación del
derecho, queda facultada para proceder a determinar la obligación tributaria. Es decir,
que en virtud que la obligación tributaria nace por la ley «hecho imponible» y debe
ser cumplida espontáneamente por el sujeto pasivo generalmente acompañada por su
declaración y supletoriamente es exigida por la administración tributaria ya que su
intervención no condiciona el nacimiento de la obligación.
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…la ley no señala expresamente que la Administración Tributaria, sea
la que posea en forma exclusiva y excluyente la competencia para
llevar a cabo el procedimiento de determinación de la obligación
tributaria. En efecto, la Ley establece la posibilidad de que sean los
mismos particulares los que la puedan llevar a cabo, correspondiéndole
posteriormente a la Administración Tributaria la facultad de verificar
la misma.
…debe esta Sala concluir que sí podía el a quo determinar las
cantidades correspondientes a tributos y accesorios, concretamente a
los montos debidos por concepto de Impuesto de Industria, Comercio,
Servicios e Índole Similar, así como los intereses moratorios, una vez
constatado el incumplimiento por parte de la contribuyente en el pago
de tributos lo cual no constituye una usurpación de funciones, pues es
competencia de los jueces tributarios revisar la legalidad o no de los
actos administrativos emanados de la Administración, así como
verificar la correcta aplicación de los textos legales y, en consecuencia,
las determinaciones efectuadas, ya que se encuentran en controversia
tanto los intereses patrimoniales del Estado, como los derechos
subjetivos de los particulares.
En ese mismo sentido, es conveniente señalar que, el artículo 140 del COT,
2014, señala que: (a) los contribuyentes deben «determinar» y pagar los impuestos,
siendo esto conocido como la «determinación del sujeto pasivo», o
autodeterminación, o (b) proporcionar los datos necesarios para que la administración
la efectué, y a esta se le llama la «determinación mixta». Sin embargo, el autor de este
trabajo es de la opinión que tanto el legislador de excepción como la doctrina
especializada, cuando hacen referencia a la determinación del sujeto pasivo o la
realizada por la administración tributaria con la colaboración del sujeto pasivo, se
refiere a simples declaraciones tributarias que de manera preliminar determinan las
obligaciones tributarias, en virtud del carácter meramente declarativo, que en
Venezuela goza la figura de la determinación de la obligación tributaria.
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A guisa de ejemplos la auto-determinación –como lo llama buena parte de la
doctrina– o de declaración y liquidación del sujeto pasivo, es aquella declaración que
subyace en la Ley de Impuesto Sobre la Renta de 2015 (ex art. 77) y Ley del
Impuesto al Valor Agregado de 2014 (ex art. 47) ambas leyes contemplan la
obligación del sujeto pasivo de declarar y pagar por sí mismo el impuesto resultante.
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llamadas obligaciones meramente legales, (b) La Ley, unida a la realización de un
hecho generador, previsto por ella y distinto de la voluntad de obligarse, llamadas
obligaciones legales u obligaciones ex lege, y (c) La voluntad del sujeto, dirigida a
producir a su cargo el nacimiento de una obligación, esto es, a convertirse en
obligado, y reconocida por la ley como tal fuente de obligación, llamadas
obligaciones voluntarias.
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obligación tributaria denominada auto-determinación o la declaración tributaria hecha
por el contribuyente. A guisa de ejemplos, supongamos que un sujeto pasivo declare
–liquide– el Impuesto regulado en unas de las leyes antes señalada, pero no pague la
obligación tributaria correspondiente. Es decir, cumple con la obligación formal de
«declarar» pero no extingue la obligación declarada.
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Impuesto determinado, al día siguiente estará la administración tributaria habilitada
para iniciar el procedimiento de cobro ejecutivo a tenor de lo dispuesto en el art. 291
del COT, 2014.
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Otro ejemplo de determinación de oficio que justifica la instauración del
procedimiento de cobro ejecutivo sería cuando, habiendo o no interpuesto por ante la
administración tributaria que –legalmente– notificó el acta de reparo el escrito de
descargo establecido en el art. 198 del COT, 2014, la administración tributaria
correspondiente notifica la resolución culminatoria (ex art. 201 del COT, 2014), por
medio de la cual ratifica las objeciones realizadas por la fiscalización al contribuyente
y éste aun disponiendo de mecanismos de defensa como, el Recurso Jerárquico (ex
art. 252 del COT, 2014) no hace uso del mismo en el lapso establecido (ex art. 254
del COT, 2014), lo que se traduce en el perfeccionamiento del requisito de
procedencia, pues la obligación sería exigible. Entonces, vencido o trascurrido integro
el lapso legal de impugnación del acto administrativo-determinativo (plazo señalado
en el art. 254 del COT, 2014), a partir del día siguiente, la administración tributaria
podría instaurar el procedimiento de cobro ejecutivo en virtud de lo establecido en el
art. 291 ejusdem.
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Seguros Sociales (IVSS), (c) Las Alcaldías, (d) entre otras. (ex art. 290 del COT,
2014)
43
recurso contencioso de anulación, en el caso de autos, contencioso
tributario, la misma, tal como se indicó, deberá ser tramitada como una
medida cautelar, para lo cual habrá de analizar el juzgador en primer
lugar, el fumus boni iuris, con el fin de revisar si existe una presunción
grave de violación o amenaza de violación de los derechos
constitucionales invocados y, en segundo lugar, el periculum in mora,
determinable por la simple verificación del requisito anterior vista la
violación o amenaza de violación de tales derechos concebidos en la
Carta Magna, los cuales le permitirán concluir en la necesidad o no de
otorgar la referida protección y el restablecimiento de la situación
jurídica infringida. Ahora bien, previo a tal revisión corresponderá
al tribunal que conoce de la causa, pronunciarse sobre la admisión
de la acción principal. (vid. Sentencia de esta Sala N° 00705 del 18
de junio de 2008, caso: Municipio José Gregorio Monagas del Estado
Anzoátegui). (Subrayado y negritas del Autor)
Por otra parte, al establecer el legislador-ejecutivo en el COT (2014), que: “El
procedimiento de cobro ejecutivo se paraliza cuando se suspendan los efectos del
acto…” (ex art. 292), se infiere de dicha norma que se está conforme con la doctrina
tradicional sobre la inmediata exigibilidad de los actos administrativos, postura que
haría necesario solicitar al Tribunal de la causa la medida cautelar de suspensión de
los efectos o la acción de amparo cautelar, para lograr detener la eficacia del acto.
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iniciado. A otras voces, si el acto es firme entonces es eficaz, puede ejecutarse, y si no
lo es, para qué intentar suspender sus efectos si de todas maneras no podrá ser
ejecutado por ser ineficaz.
– Este procedimiento se inicia (ex art. 291 COT, 2014), el día siguiente del
vencimiento del plazo legal o judicial para el cumplimiento voluntario con la
intimación del deudor de las sumas liquidas –tributos, multas, intereses– más los
intereses moratorios que se causen durante el procedimiento y el recargo que se causa
de pleno derecho equivalente al diez por ciento (10 %) y se le concede un plazo de
cinco (5) días a tales fines contados a partir de su notificación.
– El embargo de bienes del deudor será practicado por funcionarios que a tales
fines designe la administración tributaria, ellos podrán efectuar todas las diligencias
necesarias del embargo, estarán autorizados para fijar el valor de los bienes objeto de
embargo los cuales no podrán ser inferior al valor del mercado, redactarán las actas
en las que se especifiquen los bienes y derechos embargados, dichas actas no
requieren ser notificadas al deudor, sin embargo este puede solicitar copias simples de
ellas. (ex 293 COT, 2014)
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o el registrador los responsables por los daños y perjuicios que se causen por
incumplimiento de la medida dictada.
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…instrumento público u otro instrumento auténtico que pruebe clara
y ciertamente la obligación del demandado de pagar alguna cantidad
líquida con plazo cumplido; o cuando acompañe vale o instrumento
privado reconocido por el deudor, el Juez examinará cuidadosamente
el instrumento y si fuere de los indicados, a solicitud del acreedor
acordará inmediatamente el embargo de bienes suficientes para cubrir
la obligación y las costas, prudentemente calculadas.
Por lo anterior es necesario precisar que, para dar inicio al procedimiento de
cobro ejecutivo, el llamado título ejecutivo «documento» debe satisfacer las
características señaladas en el artículo 630 precedentemente trascrito.
47
CAPITULO II
48
En ese mismo sentido, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
(1966), adoptado en Nueva York el 16 de Diciembre de 1966, estableció en el
Artículo 14, numeral 1:
Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de justicia.
Toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente y con las debidas
garantías por un tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido por la ley, en la substanciación de cualquier acusación de
carácter penal formulada contra ella o para la determinación de sus
derechos u obligaciones de carácter civil.
Así, ambas Declaraciones Universales consagran el Derecho a la Defensa, y a
la preeminencia que, como Principio Universal del Derecho se le otorga a esta
garantía constitucional.
49
Al respecto es importante traer a colación la sentencia del Tribunal Supremo
de Justicia en Sala Constitucional de fecha 24 de enero 2001, Caso: Supermercado
Fátima, S.R.L., http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/enero/05-240101-00-
1323%20.HTM, reconoce el derecho a la defensa como una garantía aplicable a
cualquier clase de procedimiento, al señalar:
50
de reclamos por la prestación de servicios públicos; y disponer lo
necesario para el restablecimiento de las situaciones jurídicas
subjetivas lesionadas por la actividad administrativa. (Negritas del
Autor)
Así mismo, al ser un Estado de Justicia, implica que el Estado tiende a
garantizar la justicia por encima de la legalidad formal que lo estatuye, por un lado el
valor de la justicia (ex art. 1 CRBV) y por el otro, el derecho de acceso a la justicia y
a la tutela efectiva de los derechos e intereses de las personas, expresamente regulado
(ex art.26 CRBV) en donde debe preservarse la esfera jurídica y socio-económica
contra-puestas o limitadoras de las actuaciones judiciales y administrativas, razón por
la cual la defensa en el proceso o procedimiento es fundamental y constituye una
garantía de los ciudadanos, al ser estatuida como derechos inviolables.
51
Afirma Pérez (1998) que el reconocimiento constitucional, determina su
característica esencial, cual es la de disponer de capacidad para imponerse a la
voluntad política de los órganos que encarnan el poder constituido, ya que han sido
proclamados por el poder constituyente, y de allí que su fundamentalidad, radique
precisamente en su mayor resistencia ante posteriores decisiones políticas y
específicamente del poder legislativo, pues las constituciones, se distinguen porque
como afirma Prieto (citado por Pérez, 1998), “siendo un texto positivo, se impone,
sin embargo, a todo poder institucionalizado, es decir, a todo poder estatal” (p. 60)
52
proceder contra los bienes y derechos del deudor o de los responsables solidarios y
no estará sujeta a impugnación.”
53
en el ámbito tributario la acción para exigir el pago de las deudas tributarias y de las
sanciones pecuniarias firmes prescribe a los seis (6) años (ex art. 55,3 del COT,
2014), razón por la cual el contribuyente tiene derecho a invocar la prescripción a los
efectos de hacer nugatoria la actividad administrativa, de lo contrario el acto sería
nulo de nulidad absoluta y así lo estatuye el artículo 25 de la CRBV (1999).
54
fehacientemente haber pagado el crédito fiscal, a cuyo efecto deberá
consignar documento que lo compruebe.
Asimismo, podrá alegar la extinción del crédito fiscal conforme a
los medios de extinción previstos en este Código.
Parágrafo Único: En caso de oposición, se abrirá de pleno derecho una
articulación probatoria que no podría exceder de cuatro (4) días de
despacho, para que las partes promuevan y evacuen las pruebas que
consideren convenientes. En todo caso, el tribunal resolverá al día del
despacho siguiente.
El fallo que declare con lugar la oposición planteada será apelable en
ambos efectos, y el que la declare sin lugar será apelable en un solo
efecto. La decisión que resuelva cualquiera de los casos previstos en
este artículo no impedirá el embargo de los bienes, pero no podrá
procederse al remate de estos bienes hasta tanto la segunda instancia
resuelva la incidencia. (Destacado del Autor)
55
CAPÍTULO III
EL DERECHO AL JUEZ NATURAL EN EL PROCEDIMIENTO DE
COBRO EJECUTIVO.
56
De las anteriores consideraciones es palmario que indistintamente si la
obligación tributaria exigible –proviene de resoluciones judiciales o administrativas
definitivamente firme o provengan de declaraciones de impuesto con plazo legal
vencido– será la administración tributaria quien ejecute el cobro de manera forzosa.
57
En este sentido, se debe traer a colación el principio del juez natural,
que la Sala lo ha considerado como un derecho humano fundamental y
universal, y por tanto de orden público, tal como se señala en la
sentencia n.° 144, del 24 de marzo de 2000, caso: Universidad
Pedagógica Experimental Libertador, donde se asentó lo siguiente:
…Como el ser juzgado por el juez natural es una garantía judicial, y un
elemento para que pueda existir el debido proceso, la abrogada
Constitución de 1961 en su artículo 69, así como la vigente en su
artículo 49, consagran el derecho de las personas naturales o jurídicas
de ser juzgadas por dicho juez, quien además debe existir como órgano
jurisdiccional con anterioridad a los hechos litigiosos sin que pueda
crearse un órgano jurisdiccional para conocer únicamente dichos
hechos después de ocurridos. El citado artículo 49 de la vigente
Constitución es claro al respecto: En su numeral 4, reza:
‘Artículo 49: El debido proceso se aplicará a todas las actuaciones
judiciales y administrativas y, en consecuencia:
…Omissis…
4. Toda persona tiene derecho a ser juzgada por sus jueces naturales en
las jurisdicciones ordinarias, o especiales, con las garantías
establecidas en esta Constitución y en la ley. Ninguna persona podrá
ser sometida a juicio sin conocer la identidad de quien la juzga, ni
podrá ser procesada por tribunales de excepción o por comisiones
creadas para tal efecto’.
La comentada garantía judicial, es reconocida como un derecho
humano por el artículo 8 de la Ley Aprobatoria de la Convención
Americana de Derechos Humanos, Pacto San José de Costa Rica y por
el artículo 14 de la Ley Aprobatoria del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos.
Esta garantía judicial, es una de las claves de la convivencia social y
por ello confluyen en ella la condición de derecho humano de jerarquía
constitucional y de disposición de orden público, entendido el orden
público como un valor destinado a mantener la armonía necesaria y
básica para el desarrollo e integración de la sociedad. Dada su
importancia, no es concebible que sobre ella existan pactos válidos de
las partes, ni que los Tribunales al resolver conflictos atribuyan a
jueces diversos al natural, el conocimiento de una causa. El convenio
expreso o tácito de las partes en ese sentido, al igual que la decisión
judicial que trastoque al juez natural, constituyen infracciones
constitucionales de orden público.
El principio de juez natural, establece que una persona sólo puede ser juzgada
por aquellos tribunales que hayan sido constituidos previamente por ley,
prohibiéndose la creación de organismos ad-hoc, o especiales para juzgar
determinados hechos o personas en forma concreta. En el ordenamiento jurídico,
58
dicho principio tiene fundamento en el artículo 49 numeral 4, de la CRBV, 1999, que
establece que:
Toda persona tiene derecho a ser juzgada por jueces naturales en las
jurisdicciones ordinarias, o especiales, con las garantías establecidas en
esta Constitución y en la ley. Ninguna persona podrá ser sometida a
juicio sin conocer la identidad de quien lo juzga, ni podrá ser
procesada por tribunales de excepción o por comisiones creadas para
tal efecto.
El Principio del Juez Natural, en consecuencia, es un derecho fundamental
que asiste a todos los sujetos del derecho en cuya virtud, deben ser juzgados por un
órgano creado conforme a lo prescrito por la Ley Orgánica correspondiente dentro del
ámbito de la jurisdicción ordinaria, respetando los principios constitucionales de
igualdad, independencia, imparcialidad y sumisión a la ley; constituyéndose además,
con arreglo a las normas comunes de competencia preestablecidos.
59
sobre el caso, con anterioridad al acaecimiento de los hechos que se
van a juzgar, es decir, no ser un Tribunal de excepción; e) ser un juez
idóneo, como lo garantiza el artículo 26 de la Constitución (…), de
manera que en la especialidad a que se refiere su competencia, el juez
sea apto para juzgar; en otras palabras, sea un especialista en el área
jurisdiccional donde vaya a obrar. El requisito de la idoneidad es
relevante en la solución del presente caso, y es el resultado de lo
dispuesto en el artículo 255 de la Constitución (…) que exige
concursos de oposición para el ingreso y ascenso en la carrera judicial,
(…); y 6) que el juez sea competente por la materia. Se considerará
competente por la materia aquel que fuera declarado tal al decidirse un
conflicto de competencia...”. (Negritas del Autor)
Separación Constitucional de Funciones.
Gordillo (2014), señaló que “MONTESQUIEU, partiendo de la hipótesis de
que todo hombre que tiene poder tiende a abusar de él, concibió su teoría de la
separación de poderes que el poder contenga al poder” (p.117).
60
sino más bien la distribución de las funciones estatales entre las ramas, centros o
complejos orgánicos del estado, constituyendo así una garantía formal.
61
Judicial y forman parte indisoluble e indisponible de la función jurisdiccional del
Estado.
62
ejecutivo (que realiza la Administración Tributaria a través del Procedimiento del
Cobro Ejecutivo) al estar establecido en los Artículos 534 del CPC, es
exclusivamente un procedimiento jurisdiccional y como tal, únicamente puede ser
realizado por los Tribunales de la República; c) Sólo a los Tribunales de la República
les corresponde ejecutar y hacer ejecutar sus sentencias, de lo que se colige que los
actos procesales que se deben realizar para la ejecución de la sentencia sólo lo pueden
realizar los Tribunales, y si un Tribunal ha de mandar a ejecutar una sentencia, la
misma sólo podrá ejecutarse por otro Tribunal, lo que también impediría a la
Administración Tributaria la realización de cualquier acto tendiente a ejecutar alguna
sentencia.
63
administrativos generales o individuales contrarios a derecho incluso por desviación
de poder (Art. 259).
En ese sistema, al que se le conoció como objetivo, las sentencias solo podían
ser absolutorias o anulatorias del acto recurrido; el tribunal no podía intentar sustituir
el acto administrativo en caso de anulación, pues esto se entendía como una
64
injerencia de la justicia en la administración, en virtud de al principio de separación
de poderes proclamado por la Revolución Francesa.
En ese sentido, señala Martín Delgado, Isaac (citado por Pérez, 1998) que:
65
contra el administrado no serán actos administrativos autónomos, sino con ocasión al
cumplimiento de una sentencia y en consecuencia sometidos al derecho procesal.
66
decir, la ejecución forzosa de las sentencias, la Constitución incorpora
al sistema de justicia a los ciudadanos que participan en el ejercicio de
la función jurisdiccional integrando jurados o cualquier otro
mecanismo que la ley prevea. (Destacado del Autor)
Por lo tanto, es a la administración de justicia a quien le corresponde la
ejecución forzosa de las sentencias y no a la administración tributaria, quien tiene –
por el principio de separación de ponderes– imposibilitado ejercer la función
jurisdiccional, que como órgano administrativo, a diferencia de los judiciales, se
caracteriza por ser órganos estructurados jerárquicamente, esto es que dan y reciben
órdenes; no son pues independientes.
67
La jurisdicción contencioso administrativa corresponde al Tribunal
Supremo de Justicia y a los demás tribunales que determine la ley. Los
órganos de la jurisdicción contencioso administrativa son competentes
para anular los actos administrativos generales o individuales
contrarios a derecho, incluso por desviación de poder; condenar al
pago de sumas de dinero y a la reparación de daños y perjuicios
originados en responsabilidad de la Administración; conocer de
reclamos por la prestación de servicios públicos y disponer lo
necesario para el restablecimiento de las situaciones jurídicas
subjetivas lesionadas por la actividad administrativa.
En este orden de ideas, es importante destacar que Balzan (1999) ha señalado:
68
Por otro lado también está imposibilitada legalmente la administración
tributaria para realizar cualquier tipo de actos de naturaleza procesal, por disposición
expresa del Artículo 14 del Código de Procedimiento Civil, es el Juez quién debe
impulsar “todo” el juicio hasta su conclusión mediante sentencia definitivamente
firme, de lo que se denota también la imposibilidad procesal de la administración
tributaria de intervenir en el proceso judicial a través de ésta nefasta institución del
Cobro Ejecutivo.
69
“alude a todo aquello que tienda a extinguir o limitar los derechos y libertades de las
personas en su goce o ejercicio en condiciones de igualdad” de manera que el trato
discriminatorio, para dicha autora, es todo aquello que pueda anular o menoscabar el
reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos, e indica como supuesto
complementario que se dé “en condiciones de igualdad”.
Finalmente debemos concluir que las normas que regulan la ejecución de las
sentencia en el procedimiento de cobro ejecutivo previsto en el COT (2014) son
manifiestamente inconstitucional, pues desconoce el derecho fundamental a la tutela
judicial efectiva y usurpa el ejercicio de la función jurisdiccional que la CRBV (1999)
ha reservado exclusivamente a los tribunales y jueces del Poder Judicial.
70
CAPÍTULO IV
EL DERECHO A LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA EN EL
PROCEDIMIENTO DE COBRO EJECUTIVO.
Presunción de Inocencia.
El derecho de presunción de inocencia, corresponde a todo imputado en un
proceso penal a ser tratado como si fuese inocente, hasta que una sentencia firme
establezca su condena.
71
Pueblos (1981), en cuyo artículo 7.b) se reconoce el derecho de “toda persona a que
se presuma su inocencia hasta que se pruebe su culpabilidad por una corte o tribunal
competente,” de donde deviene su carácter de Principio Universal del Derecho.
72
En este sentido, la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia, señaló en la Sentencia n° 0017, de fecha 12 de enero de 2011, Caso: Rozaira
Velásquez Subero contra la Comisión de Funcionamiento y restructuración del
Sistema Judicial, respecto a la presunción de inocencia que: “…en forma reiterada
(decisiones números 00051, 01369, 0975, 01102, 00104, 01276 y 0819 de fechas 15
de enero y 04 de septiembre de 2003, 05 de agosto de 2004, 31 de mayo de 2006, 30
de enero de 2007, 22 de octubre de 2008 y 04 de junio de 2009, respectivamente), ha
establecido:
73
margen del bloque de la legalidad –con el cual viciaría el acto o el procedimiento
administrativo– desde el punto de vista normativo, se materializa la institución del
Derecho a la Presunción de Inocencia como garantía constitucional, pues
expresamente establece la norma que “El cobro ejecutivo de las cantidades líquidas y
exigibles, así como la ejecución de las garantías constituidas a favor del sujeto
activo, se efectuará conforme al procedimiento establecido en este Capítulo.” (ex 290
del COT, 2014)
74
CONCLUSIONES
75
establecida en el numeral 4 del Artículo 49 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.
76
RECOMENDACIONES
77
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Carta africana sobre Derechos Humanos y de los Pueblos. (1981). XVIII Asamblea de
Jefes de Estado y Gobierno de la Organización de la Unidad Africana
Recuperada: el 30 de julio de 2017
78
de:http://www.acnur.org/t3/fileadmin/scripts/doc.php?file=t3/fileadmin/Docu
mentos/BDL/2002/1297
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Autónoma de Nuevo León, México.
Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley del Código Orgánico Tributario. (2014).
Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, Nº 6152
(Extraordinario), Noviembre 18, 2014.
Jraige, J., Dupoy, E., Espina, N., Halvorssen , A., Ascoli, H, R. Tobia, R.,…Alarcon,
M. (2015). La Reforma del Código Orgánico Tributario de 2014. (Primera
Edición)Venezuela. Legislación Económica, C.A.
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Extraordinario, junio 21, 1974. Recuperado 8 de abril de 2018 de:
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Administrativa y las Funciones del Estado. Cuatro amigos, cuatro visiones
sobre derecho administrativo en América Latina. Caracas, Venezuela.
Editorial Jurídica Venezolana.
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Táchira, Venezuela. Instituto de Estudios Jurídicos.
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http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=A/RES/217(III)
Universidad Católica Andrés Bello. (2010). Manual para la elaboración del trabajo
de Grado y el Trabajo especial de grado en el área de derecho. Caracas.
UCAB.
82