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Inti Raymi
Fiesta del Inti Raymi en Sacsayhuamán
Inti Raymi (en quechua ‘fiesta del Sol’) era una antigua ceremonia religiosa andina en
honor al Inti (el dios sol), que se realizaba cada solsticio de invierno en los Andes.
Durante la época de los incas, el Inti Raymi era el mas importante de los cuatro
festivales celebrados en el Cusco, según relata el Inca Garcilaso de la Vega (1539-
1616), e indicaba la mitad del año así como el origen mítico del Inca. Duraba 15 días, en
los cuales había bailes y sacrificios. El último Inti Raymi con la presencia del
emperador inca fue realizado en 1535.
En 1944, Faustino Espinoza Navarro efectuó una reconstrucción histórica del Inti
Raymi. La reconstrucción se basa en la crónica de Garcilaso de la Vega y sólo se refiere
a la ceremonia religiosa. Desde esa fecha en adelante, la ceremonia vuelve a ser un
evento público y de gran atractivo turístico.
Aunque hoy conocemos a esta celebración con su nombre quechua de Inti Raymi, en
realidad se trata de una festividad común a muchos pueblos prehispánicos de los Andes,
y que seguramente precede con mucho a la formación del Imperio incaico.
El Inti Raymi aún se celebra como rito sincrético en muchas comunidades andinas. En
el callejón interandino septentrional del Ecuador, por ejemplo, el conjunto de
festividades relacionadas abarca todo el mes de junio y parte de julio, teniendo cada
ciudad sus propios ritos y costumbres, y llegando a paralizarse la vida cotidiana como
efecto de las celebraciones, que toman las avenidas noche y día.
Contenido
1 Historia
2 Representación contemporánea
o 2.1 Inti Raymi en la Huaca de Chena
3 Véase también
4 Referencias y notas de pie
5 Enlaces externos
[editar] Historia
Inti Raymi, festividad del Haucaycuzqui, séptimo mes del calendario inca, según el cronista
peruano Guamán Poma (1565-1644).
Celebración del Inti Raymi en Chibuleo - Ecuador. La foto corresponde a las celebraciones en el
año 2008.
En la época de los incas, esta ceremonia se realizaba en la plaza Aucaypata (hoy Plaza
de armas del Cusco), con la asistencia de la totalidad de la población de la urbe, tal vez
unas cien mil personas. Con la llegada de los españoles, fue suprimida.
En el solsticio de invierno sucede el día más corto y la noche más larga del año. Durante
la época incaica, ese hecho revestía fundamental importancia, pues era el punto de
partida del nuevo año, que se asociaba con los orígenes de la propia etnia inca. Inca
Garcilaso de la Vega nos dice que era ésta la principal fiesta y a ella concurrían «los
curacas, señores de vasallos, de todo el imperio [...] con sus mayores galas e
invenciones que podían haber». La preparación era estricta, pues en los previos «tres
días no comían sino un poco de maíz blanco, crudo, y unas pocas de yerbas que llaman
chúcam y agua simple. En todo este tiempo no encendían fuego en toda la ciudad y se
abstenían de dormir con sus mujeres». Para la ceremonia misma, las vírgenes del Sol
preparaban unos panecillos de maíz.
Ese día, el soberano y sus parientes esperaban descalzos la salida del sol en la plaza.
Puestos en cuclillas («que entre estos indios es tanto como ponerse de rodillas», aclara
el cronista), con los brazos abiertos y dando besos al aire, recibían al astro rey. Entonces
el inca, con dos vasos de oro, brindaba la chicha: del vaso que mantenía en la mano
izquierda bebían sus parientes; el de la derecha era derramado y vertido en un tinajón de
oro.
Después todos iban al Coricancha y adoraban al sol. Los curacas entregaban las
ofrendas que habían traído de sus tierras y luego el cortejo volvía a la plaza, donde se
realizaba el masivo sacrificio del ganado ante el fuego nuevo que se encendía utilizando
como espejo el brazalete de oro del sacerdote principal. La carne de los animales era
repartida entre todos los presentes, así como una gran cantidad de chicha, con la que los
festejos continuaban durante los siguientes días.
En el Cusco de hoy, el Inti Raymi, como no podía ser de otro modo, tiene un carácter
distinto, de espectáculo dirigido tanto a los turistas como a los propios cusqueños, para
quienes es un punto de referencia de su conciencia local. Por esto último concita tanto
entusiasmo y participación masiva.
La nueva versión del Inti Raymi nace por iniciativa de Humberto Vidal Unda. El guion
de la representación lo escribió en quechua Faustino Espinoza Navarro, quien durante
muchos años también representó el papel de inca. Los participantes toman muy en serio
su papel y el espectáculo es un derroche de colorido, música y danzas.PELAYO
Con más de sesenta años de existencia, el nuevo Inti Raymi es ahora parte inseparable
de la vida del Cusco. No sólo es el acto central del mes en la ciudad, sino que su fama
ha trascendido las fronteras peruanas y también, dentro de ellas, ha sido el ejemplo para
otros festivales de la identidad nacional, como el Cóndor Raymi.
La puesta del sol del solsticio de invierno ocurre en un punto "clave" desde el ushnu de
la Huaca de Chena: la intersección del horizonte más cercano (Cerro Chena) y del más
lejano (cordillera de la Costa). Además, en esta dirección precisa se encuentra la cumbre
del cerro más alto (1.166 msnm) que culmina al sur de la cuesta Zapata[2] Este detalle
podría no ser una coincidencia, sino un requisito topográfico importante, debido a la
asociación conocida de los cerros altos con el culto al agua en varias culturas.[3]
EL INTI RAYMI
El Inti Raymi es una fiesta que celebra al dios Sol de los incas. En la actualidad se recrea el 24
de junio de cada año como la festividad más solemne y grandiosa del desaparecido Imperio
incaico. El escenario del Inti Raymi es la fortaleza de Sacsayhuamán, ubicada en la zona norte
de la ciudad del Cusco, a 255 metros de altura sobre el nivel de su plaza de armas, o sea a 3
671 metros sobre el nivel del mar Según el Inca Gracilazo de la Vega, Sacsayhuamán es "la
obra mayor y más soberbia que los incas mandaron construir para mostrar su poder y
majestad".
Otros testimonios, como el del historiador inglés Clements Markham, aseguran que 'no hay en
el mundo construcción de su género que pueda comparársele". Estos argumentos valen para
dar una idea acerca del esplendor arquitectónicode la antigua fortaleza de piedra y del
imponente marcoen el que se realiza la celebración del Inti Raymi.El pueblo del Cusco se
prepara para la fiesta desde muchos días antes del 24 de junio, fecha en la que coima la
explanada frente a la cual se levanta la fortaleza de Sacsayhuamán.
Al compás de milenarios aires musicales, delegados de los cuatro suyos desfilan con sus
vestimentas típicas, y también, como venidas de otros tiempos, ñustas, coyas y pallas, las
cuales avanzan en ondulantes columnas. Finalmente, de pronto, el Inca se deja ver. El
soberano es transportado sobre una litera -que en la época legendaria era de oro y plata- y
acompañado de un séquito de orejones y otros dignatarios que caminan a respetable distancia
de él.
Mientras suenan los pututus, las cornetas y las quenas, cl Inca se pone de pie y, extendiendo
los brazos hacia el horizonte, rinde homenaje al Inti, o El Inca en una de las calles del Cusco
observa majestuoso a su pueblo. Detalles de arquitectura incaica construida y esculpida en
piedra que se puede apreciar en el sitio de Tambomachay y en otro ubicado en las
inmediaciones de Sacsayhuamán y Qenqo. dios Sol, y ora en VOZ alta en lengua quechua,
prometiéndole obediencia, respeto y adoración.
Tino de los momentos cumbres de la ceremonia ocurre cuando los animales para el sacrificio
en honor al dios aparecen en escena para participar en un rito que contribuye a purificar la vida
y ahuyentar los niales. Voces y gritos, música y silencio se alternan durante este acto de
entrega mientras las otras mujeres escogidas, reparten zancu, o pan ceremonial, y chicha.
Durante el tiempo del Imperio incaico la multitud aguardaba, descalza y en cuclillas, la aparición
del Sol.
Entonces el Inca elevaba dos grandes vasos de oro llenos de chicha y, mientras invitaba al lnti
col) el que llevaba en la mano derecha. Compartía cl otro con sus parientes, vertiendo
pequeñas cantidades de chicha en sus propios vasos.Luego el soberano ordenaba que su
ejército y sus súbditos prosiguieran con el homenaje, en cl que participaban diversos pueblos,
los cuales se adelantaban a ofrecer sus presentes y sus mejores danzas.
“Hubo un tiempo en que el sol vivía en Cusco, y la plaza aun sigue allí... “
Cuando el sol se alejaba totalmente de Cusco, marcaba el inicio del su regreso y con ello la
fertilidad de la tierra, era el momento mas importante, y había que prepararse para el nuevo
año, inicio del mundo Inca.
En el tiempo del Inca, la actual plaza de Armas se llamaba "plaza Aucaypata" y era mucho mas
grande que la actual (posteriormente reducida por los españoles). Esta majestuosa plaza servia
de escenario para la gran fiesta del sol "Inti Raymi".
Inti Raymi
Ceremonia actual
En la actualidad esta ceremonia es representada por los pobladores de los cuatro suyos. Se
inicia frente al koricancha donde el Inca realiza una invocación al sol, luego de lo cual todo el
cortejo se dirige hacia la explanada de Sacsayhuaman ( nuevo centro ceremonial elegido
debido al tamaño reducido que presenta la plaza de armas actual), llevando al Inca en su litera,
donde se procederá al sacrificio.
1. Templo del koricancha. Donde se realiza la invitación al pueblo por el Inca, para
participar en las fiestas.
2. La Plaza de Armas. Se efectúa la ceremonia del encuentro de los tiempos.
3. La fortaleza de Sacsaywaman, como escenario principal donde se desarrollan las
siguientes escenas:
Aucaypata
Desde las cuatro esquinas de la plaza irrumpen las delegaciones de los cuatro suyos danzando
con brío e inusitada alegría, por estar participando del Inti Raymi, se posesionan del interior de
la plaza y demuestran sus habilidades artísticas . Los pututeros llegan y anuncian la cercanía
del Inca, ante lo cual los suyos se inmovilizan y aguardan silenciosos. Los cánticos de las
panacas confirman la presencia del Inca en la plaza, quien se dirige hacia el emplazamiento de
cada suyo a pasar revista, recibiendo una vez más el saludo y homenaje de los mismos.
En segunda, se dirige hacia el nuevo atrio para dar un mensaje de reafirmación e integración
tawantisuyana, al concluirlo invita a todos a peregrinar hacia la casa del sol, ubicada en el apu
sacsayhuaman. Todos los participantes , incluidos espectadores, acompañan al Inca con unción
en el solicitado peregrinaje.
Sacsayhuaman
Por la parte superior de los baluartes aparecen cuatro pututeros dibujados en el horizonte, el
ulular de sus pututos da inicio a la ceremonia, tras ellos emergen los estandartes
Tawantisuyanos, portados por guerreros del ejército incásico, quienes se ubican delimitando la
parte posterior del área de escenificación.
Desde los extremos del primer baluarte ingresan una a una las delegaciones de los cuatro
suyos, quienes después de depositar sus ofrendas al pie del baluarte ceremonial se emplazan
en la explanada. Luego entran las acllas presididas por la coya y se ubican sobre el primer
baluarte.
Precedido por los cánticos de las panacas hace su aparición el Inca desde la zona superior del
conjunto pétreo, desciende hasta el primer baluarte, atraviesa su pórtico y lo recorre para
ascender luego a un paramento ubicado en el segundo baluarte, desde donde presidirá la
ceremonia.
Se produce un gran silencio para significar que todos aguardan ansiosamente la salida del sol,
pues supuestamente aun no amaneció. El padre sol sale al fin y baña al Inca con sus primeros
rayos, aquél agradeciendo se yergue y realiza la mocha o beso al sol. Todos lo imitan y entonan
el himno al sol.
Rito de la Chicha
El Inca toma en sus manos un vaso de oro lleno de chicha sagrada y lo ofrece a su padre el sol
como muestra de amor filial. Vierte seguidamente el contenido en una canaleta que conducirá
el líquido hasta el coricancha. A su vez, toma un vaso de plata, también lleno de chicha, lo
brinda al sol y bebe, después invita al willac uma y a su séquito para que compartan del mismo
vaso, simultáneamente se han servido sendos vasos que son suyos para que participen del rito.
Las representaciones del Chinchaysuyo y luego del Qollasuyo dan sucesivamente sus mensajes
y bailan en honor al sol.
El Inti Raymi
Sacrificio de la llama
Los sacerdotes presentan al willac uma cestas llenas de sankhu, en forma de panecillos hechos
de maíz. El sumo sacerdote bendice el sankhu rociándole con la sangre de la llama sacrificada.
Luego, pide que el Inca se sirva una porción de este alimento sagrado, él también hace lo
propio, al igual que los demás miembros del séquito y participantes de la escenificación. De
esta manera se rompe el ayuno en el que permanecen todos desde hace tres días, como
preparación para a este Inti Raymi.
En medio de la espectativa el wilac uma, asistido por sus sacerdotes, realiza el rito. Utiliza un
brazalete cóncavo de oro llamado chimpana, que orientado al sol concentra sus rayos sobre el
recipiente ritual o nina kausacheq previamente preparado con algodones canneados. Se
produce el esperado prodigio, se enciende el nuevo fuego sagrado y estalla la alegría pues el
padre sol ha dado señal que renueva su confianza y protección a su hijo predilecto y a un
pueblo. El fuego así obtenido es entregado a las acllas willcaninas para que se encarguen del
alimentarlo y conservarlo hasta el próximo año. el fuego también es distribuido
simbólicamente a las delegaciones de los cuatro suyos, para que éstas retornen con este
preciado don a sus regiones de origen.
El Inca lleno de alegría da su mensaje final, invocando a su pueblo para que bajo el amparo de
su padre sol, continúa practicando los valores de la cultura Tawantisuyana, cuya máxima
expresión es la reciprocidad solidaria o ayni.
Qochoruruy
Concluido su mensaje el Inca pide que su pueblo festeje, se produce un estallido de exaltación
popular: el recinto es inundado por la diversa sonoridad musical de los pueblos del
Tawantisuyo.
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Fotos : © Promperu