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Feyerabend

Feyerabend se pregunta respecto de los escritos de Kuhn ¿se nos presentan aquí unas
prescripciones metodológicas que dicen al científico cómo debe proceder, o se nos da
una descripción, vacía de todo elemento valorativo, de aquellas actividades que
generalmente se llaman "científicas"?
Suponiendo que el propósito es verdaderamente el no dar sino una descripción de
determinados acontecimientos e instituciones históricas que ejercen influencia. Lo que
de hecho sitúa a la ciencia aparte de otras actividades y la diferencia dentro de la ciencia
es la resolución de rompecabezas. Pero si tan esencial es la existencia de una tradición
de resolución de rompecabezas, si es la presencia de esta propiedad lo que unifica y
caracteriza una disciplina específica y claramente identificable, entonces no ve
Feyerabend cómo podremos excluir de nuestras consideraciones, por ejemplo, la
filosofía de Oxford o, por poner un ejemplo todavía más extraño, el crimen organizado.
¿Cuál es el objetivo que persigue un científico?
Con objeto de responder a estas preguntas debemos pasar a considerar no sólo la
estructura real de la ciencia normal de Kuhn, sino también su función. La ciencia
normal, dice, es una condición previa necesaria para las revoluciones. Según esta parte
del argumento la pedestre actividad asociada a la ciencia "madura" tiene muy amplios
efectos tanto sobre el contenido de nuestras ideas como sobre su sustancialidad. Esta
actividad, este ocuparse de "pequeños enigmas" lleva a un cerrado acoplamiento entre
teoría y realidad, y precipita también el progreso. Y lo hace así por varias razones. En
primer lugar, el paradigma aceptado sirve de guía al científico: «Como lo muestra una
simple ojeada que echemos a cualquier historia natural baconiana o cualquier examen
del desarrollo pre-paradigmático de cualquier ciencia, la naturaleza es demasiado vasta
y compleja para que pueda explorarse aun de manera aproximada al azar». Esta
reflexión no es nueva. El intento de crear conocimiento necesita una guía, no puede
empezar a partir de la nada. Más específicamente, necesita una teoría, un punto de vista
que permita al investigador separar lo relevante de lo irrelevante, y que le diga en qué
áreas será más provechosa la investigación. A esta idea común añade Kuhn un toque
específico propio. Kuhn defiende no sólo el uso de supuestos teóricos, sino la elección
exclusiva de un conjunto determinado de ideas, la monomaníaca relación con un solo
punto de vista. Defiende tal modo de proceder en primer lugar porque desempeña un
papel en la ciencia real tal como él la ve. Ésta es la ambigüedad descripción-
recomendación a la que ya nos hemos referido. Pero también lo defiende por una
segunda razón que está algo más recóndita, pues no hace explícita las preferencias que
están detrás de ella. Lo defiende porque cree que su adopción conducirá a la postre al
derrocamiento del mismísimo paradigma al que los científicos se habían restringido
voluntariamente en primer lugar. Si aun los mayores esfuerzos hechos tratando de que la
naturaleza se ajuste a sus categorías fallan; si las expectativas creadas por estas
categorías se ven decepcionadas una y otra vez; entonces nos vemos forzados a buscar
algo nuevo. Y nos vemos forzados a ello no debido a una discusión abstracta de
posibilidades que no toca la realidad, sino guiados; por nuestros propios gustos y
nuestros rechazos; nos vemos forzados a ello por modos de proceder que han
establecido un estrecho contacto con la naturaleza, y por lo tanto, en última instancia,
por la naturaleza misma. Los debates de la pre-ciencia con su crítica universal y su libre
proliferación de ideas «se dirigen con frecuencia tanto a los miembros de las otras
escuelas como a la naturaleza». La ciencia madura, especialmente en los períodos de
calma que preceden inmediatamente a la tormenta, parece dirigirse sólo a la naturaleza y
puede esperarse por ello una respuesta clara y objetiva. Para obtener esa respuesta
necesitamos algo más que una colección de datos reunidos al azar. Pero también
necesitamos algo más que una perenne discusión de las distintas ideologías. Lo que se
necesita es la aceptación de una teoría y el implacable propósito de hacer que la
naturaleza se amolde a ella. Ésta es, a mi juicio, la principal razón que tendría Kuhn
para defender no sólo como hecho histórico, sino también como acción razonable el que
una ciencia madura rechace la libre batalla entre las distintas alternativas. ¿Es aceptable
esta defensa?
La defensa de Kuhn es aceptable siempre que las revoluciones sean deseables y siempre
que la manera particular que la ciencia normal tenga de desembocar en revoluciones sea
también deseable.

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