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ARIO DE ROSALES
En esta Monografía Municipal,
publicada en el año de 1980, el autor abarca los diversos
aspectos en la historia de Ario de Rosales, a partir
de su nacimiento durante el Virreinato, como Santiago Ario,
que con el correr del tiempo destacará por la participación
de su gente en los movimientos sociales, especialmente
en las luchas por la Independencia y de Reforma.
Monografía Municipal
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PRESENTACIÓN
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PREFACIO
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P. G. M.
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CAPÍTULO I
ENTRE LA HISTORIA
Y LA LEYENDA
(1315-1556)
1Correa Pérez, Dr. geog. Genaro, y otros. Geografía Física del Estado de
Michoacán, p. 195. Morelia, 1974.
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3Enciclopedia de México, t. 9 pp. 271 y 272 cols. 541, 542 y 543. Impresora y
Editora Mexicana, S. A. de C. V. México, 1977.
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14Pablo G. Macías. Los Chichimecas, Ut. Supra. p. 172. Del mismo autor:
Pátzcuaro. Monografías Municipales, pp. 61 y 62. Gobierno del Estado de
Michoacán. México, 1978.
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magnitud de las campañas que eran necesarias para cubrir todo ese
enorme territorio. ¡Es sorprendente, pues, que hacia la mitad del siglo
XV habían quedado muy por abajo las primitivas ambiciones de
Tariácuri, que aspiraba a un reino unido y nacionalista con sólo las
comunidades establecidas en torno del Lago de Pátzcuaro!.
Fueron sometidos por el triunvirato en medio de encarnizadas
luchas, Huriparao, Charo, Chútiro, Tupátaro, Uarirásquaro, Xéroco,
Cuitzeo, Peuendao, Zinzimeo, Uamúquaro, Acuitzapeo, Papazio-
hoato, Tetengueo, Puruarán, Cutzian, Mazani, Petacio, Camuqua-
hoato, Yuréquaro, Zirándaro, Cupan, Cuxaran, Caxuruyo, Sicuítaro,
Tarimbo-hatzaquirán, Sicuitarán, Pumucha-cupeo, Yacuho,
Ayaquenda, Zinahua, Churumuco, Paranzio, Zinapan, Zirapitío,
Taziran, Turuquarán, Cupuan, Charapichu, Paráquaro, Páquaro-
hoato, Tiristarán, Puco-hoato, Tancítaro, Eroxio y Ziramaratiro.
En otra campaña, Hirípan, Tangáxoan e Hiquíngare, reforzadas
sus fuerzas con efectivos de los isleños y nahuas, agrandaron el
imperio chichimeca con más pueblos: Usindan, Hauiri-hoato,
Zinapan, Apatzingan, Pungari-hoato, los cinco de la Tierra Caliente.
De los otomíes tomaron: Ambezio, Tahuengo-hoato, Tiringueo,
Characharando, Paranchéquaro, Uatzi-hoato, Uhcumu, Ahcandiquau,
Haroyo, Xungapeo, Chapato-hoato, Haziro-aunio y Taximaroa. Luego
se extendieron, sin dar tregua a nada, a Pucuri-equatacuyo,
Maravatío, Hucario, Hirechuhoato, Acámbaro, Hiramucuyo,
Peuengao, Tauéquaro, Puruándiro, Ziránquequaro, Quarunu,
Inchatzo, Hutazeo, Acauato, Zanzani, Tamazulla y Caputlán.
El horizonte político de los chichimecas abarca ahora desde las
costas de Guerrero, Michoacán, Colima y Jalisco en el Océano Pacífico
hasta los Estados de Guanajuato, Querétaro y San Luis Potosí.
Algunos de los pueblos conquistados han desaparecido. A
continuación damos a conocer aquellos que aun existen, plenamente
identificados, con anotación de los municipios a que pertenecen en la
actualidad:
Araró (Zinapécuaro), Tacámbaro (Tacámbaro), Uruapan
(Uruapan), Paracho (Paracho), Charo (Charo), Puruarán (Turicato),
Yuréquaro (Yurécuaro), Zirándaro (población perteneciente al Estado
de Guerrero), Parácuaro (Parácuaro), Tiristarán (Morelia), Tancítaro
(Tancítaro), Apatzingán (Apatzingán) Purenchécuaro (Quiroga),
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21Jesús Rojas Sánchez. Santa Clara del Cobre. p. 11. Sin pie de imprenta.
1966.
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CAPÍTULO II
EL RÉGIMEN COLONIAL
(1556-1800)
"Nuevos amos, nuevos métodos" en lo que fueron los dominios del cazonci.
Santiago Ario y su zona de influencia. Nuevo Urecho, La Huacana y
Churumuco. La Tierra Caliente. Descripción del suelo. Clima. Flora.
Fauna. Productos agrícolas y minerales. Aparece la propiedad
privada. "Mercedes" y encomiendas. Los latifundios. Compraventa
y arrendamiento de tierras. El reparto agrario. Despojo de predios
comunales. Ario, puerto de tránsito comercial. Auge de otros
tiempos. El volcán del Jorullo. Temblores y ruidos subterráneos
antes de su erupción. Terror entre los habitantes. Anatema de los
frailes capuchinos.
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CLIMATOLOGÍA
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MINERÍA
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LA FAUNA
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NUEVO URECHO
LA HUACANA
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CHURUMUCO
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Una vez descrito el campo de acción de nuestra historia, llega por fin
el momento de continuar el relato de lo que aconteció en Michoacán
después de la caída del Imperio chichimeca. Desde luego, las riquezas
de éste pasaron a la corona española por cesión voluntaria de
Tangáxoan II; y lo principal de tales riquezas eran el hombre y la
tierra; los minerales preciosos extraídos de las minas; las maderas de
los bosques; los productos agrícolas; y, sobre todo, la mano de obra
gratuita del indio que hizo posible las magníficas construcciones
iniciadas en el siglo XVI.
Se convertía de este modo en una realidad aquella lapidaria frase
de Cortés al ordenar el tormento de Cuauhtémoc: A nuevos amos,
nuevos métodos. Y en nombre del nuevo amo, el déspota alemán, el
audaz capitán de Medellín tomó posesión de un continente jamás
soñado por hombre alguno.
El monarca español repartió, a su vez, la tierra en "mercedes" y
encomiendas entre sus capitanes y los descendientes de éstos,
dejando a los infelices indios y a sus familias en calidad de bestias de
trabajo, sin derechos ni asistencia de ninguna clase. El propio Cortés
durante la primera entrevista que tuvo con el cazonci en 1522, cuando
éste fue a visitarlo a Coyoacán, lo despojó de la capital de su imperio,
Tzintzuntzan, que el desdichado Tangáxoan se había reservado como
único patrimonio y símbolo de su anterior poder. En seguida le dijo:
—Vete a tu tierra, ya te tengo por hermano; no hagas mal a los
españoles que están en tu señorío, porque no te maten. Dales de
comer y no pidas a los pueblos tributos que yo los tengo de
encomendar a los españoles.
De esta manera comenzó en lo que fueran los dominios del gran
Tariácuri y sus sucesores, el desastroso régimen colonial. Tacámbaro,
Nocupétaro y Carácuaro se dio en encomienda a Cristóbal de Oñate;
Uruapan, a Francisco Villegas; La Huacana, a Juan Pantoja; los
pueblos de la Laguna de Pátzcuaro (excepción de Tzintzuntzan), a
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Morelia, 1974.
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LA ACTIVIDAD COMERCIAL
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carretas y las recuas de los arrieros que iban hacia la costa a vender
las mercancías de la zona templada.
Sólo con pequeños tropiezos, el auge comercial de Santiago Ario
perduró hasta la Guerra de Independencia, cuando sufrió el incendio,
el saqueo, el robo y la destrucción en general de su industria peletera
y cobrera. Sus habitantes, cuando no estaban sobre las armas
luchando por la libertad, protegían a los insurgentes, de tal modo que
el odio realista se ensañó contra ellos.
En 1822 —en palabras de Martínez de Lejarza— la situación de
Ario era la siguiente: "…Pueblo, cabecera del partido de este nombre,
vicaría fija del curato de Santa Clara del Cobre, y el entrepuesto o
llave del comercio de la Tierra Caliente y de la costa en esta provincia
de Michoacán. Está rodeado de siete haciendas principales o trapiches
de caña dulce, hallándose en este partido y los inmediatos las que
hacen la riqueza de la provincia. Este pueblo es frío por razón de su
altura (sabemos ahora con mejores datos, que su clima es templado),
pero comienza desde su plan a descenderse a los bajíos de la Tierra
Caliente, y goza de las preeminencias de los parajes templados;
produce maíces, trigo, chile, hortalizas y frijol, abasteciéndose la costa
y la Tierra Caliente de los dos primeros efectos.
"La industria de sus habitantes se reduce a curtir pieles y a la
fundición de los metales de cobre… que sacan de las minas de
Inguarán, Oropeo y Churumuco. Su comercio es en los algodonales,
sal, ganados, quesos, dulces, arroz, añiles, cascalote y metales, que
sacan de la costa y Tierra Caliente, y pudiera ser susceptible de
mayores creces.
"Este pueblo fue quemado y casi aniquilado en la revolución, y de
dos años a esta parte ha comenzado a reponerse y a reedificarse o
hacerse de nuevo la iglesia parroquial. A causa de su población
crecida y de las haciendas inmediatas, que se están igualmente
reponiendo, podía establecerse allí la cabecera de un nuevo curato,
pues la administración espiritual así lo exige en estos países por la
distancia extrema de los pueblos. En él se ha puesto el ayuntamiento
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CAPÍTULO III
SEMILLA DE LA LIBERTAD
(1522-1810)
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37Al final de la obra, como Apéndice núm. 1, se publica la lista de los Alcaldes
Mayores, Corregidores e Intendentes que tuvo Michoacán desde 1580,
cuando se trasladó la sede episcopal de Pátzcuaro a Valladolid, hasta la
consumación de la Independencia, en 1821. N. del A.
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¿Cómo es que en los primeros años del siglo XIX germinaron las ideas
libertadoras en la zona de Ario y la Tierra Caliente de Michoacán? No
existen estadísticas ni documentos que comprueben la presencia de
hombres más o menos cultos en aquellas comarcas. Muy pocos
europeos, regular número de criollos y mestizos y casi ningún
indígena poseían más instrucción que la proporcionada por los
escasos establecimientos clericales. La gran mayoría de los habitantes
satisfecha estaba con "saber leer, escribir, contar, negociar y rezar",
según elocuente frase de la época.
Sin embargo, sorprende que hasta esos apartados lugares —con
deficientes caminos y peores medios de transporte— había llegado la
efervescencia revolucionaria que agitaba a México, Valladolid,
Querétaro y San Miguel el Grande, centros visibles de conspiración,
así como el descontento entre gachupines y americanos.
Aparte del Barón Alejandro de Humboldt y de su amigo, el
botánico Aimè Bonpland, que estuvieron en 1803 en Pátzcuaro y en
Ario, de paso para el Jorullo, no se tiene memoria de que en ese
tiempo otros viajeros notables hubiesen llevado a dichas latitudes las
luces de la Ilustración. En Ario, Humboldt y su compañero se
hospedaron en casa de don José María Silva, próspero comerciante de
la localidad, relacionado con hombres de letras de Valladolid,
respetado por su saber y filantropía. Silva acompañó a sus huéspedes
al volcán del Jorullo, proporcionó a éstos datos e informaciones
regionales de mucho interés para que pudieran completar sus
estudios, lo cual motivó para él una sincera gratitud de aquellos
hombres de ciencia.
Nos parece lógico pensar que Humboldt y Bonpland, sobre todo
el primero —espíritu despierto a las modernas inquietudes filosóficas
y sociales—, hablara a Silva de los efectos inmediatos de la Revolución
Francesa, que él acababa de presenciar en Europa; y que lo alertara
sobre el inminente fin de los gobiernos despóticos y corrompidos,
como el de España. Veinte años contaba cuando las llamas de la
Revolución iluminaron el mundo. Las ideas de igualdad, libertad y
fraternidad ejercieron una profunda influencia sobre Humboldt y su
hermano Guillermo —afirma uno de sus biógrafos—, ya que éstas
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Miguel Hidalgo".42
(Rúbrica).
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maestro de escuela, Juan María Pérez Pavón)45 sus once años que
vivió de labrador en la hacienda de Tahuejo al lado de gente sencilla y
humilde del campo, infundieron en él su amor por la tierra, "único
bien que, como una madre, nos proporciona la vida, alimento y
comodidad".
El respetable escritor Romero Flores pretende que el "Siervo de la
Nación" no tuvo ningún contacto con los conspiradores de Valladolid,
ni de Querétaro; que no hizo preparativo alguno para un
levantamiento, y que "si bien era conocido del señor Hidalgo en los
dos primeros años de sus estudios en el colegio de San Nicolás, nada
nos hace suponer que estuviera en comunicación con una persona a
quien no veía ni trataba desde hacía ya 18 años";46 que su decisión de
participar en la lucha fue un "acto espontáneo, súbito", en el que no
concurrieron más estímulos que un sentimiento de generosidad
extraordinario.
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Con esta pequeña fuerza que fue el principio de sus campañas, tomó
el rumbo de Zacatula a cumplir con su heroico destino.
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"…Si consideramos los méritos que el señor cura don Miguel Hidalgo
tenía como hombre de talento y los servicios eminentes que había
prestado al clero michoacano, encontramos la razón de que se le
hubiera premiado con la dignidad ya mencionada —expresa
textualmente Jesús Rojas Sánchez—. Con este motivo Santa Clara
tuvo la honra de que el padre de la patria lo visitase muchas veces y
no resulta aventurado pensar que en varias ocasiones, aunque haya
sido en forma muy velada, dejara escapar de sus labios la crítica
hacia los españoles y las ideas de libertad que, como un hecho
histórico comprobados, sabemos que siempre bulleron en su
cerebro…
"Cuando se tuvo la noticia del levantamiento del cura de Carácuaro
don José María Morelos y Pavón, secundando a Hidalgo, los
habitantes de Santa Clara, Ario, La Huacana, Tacámbaro y toda la
Tierra Caliente, se marcharon a engrosar sus filas; si bien que a
algunos el generalísimos los volvió a sus lugares de origen para que
cultivaran la tierra y dieran de alimentar a las tropas…" 51
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52 Ut Supra, p. 19.
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LA ARRIERÍA
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EL CONGRESO DE CHILPANCINGO
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DESASTRE EN PURUARÁN
63 Ut Supra, p. 644.
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"A las 12 del día (5 de agosto de 1814) he aquí al enemigo que muy
luego comenzó a situar su artillería y a hacer fuego para descubrir la
de Matamoros, que sólo le contestó con un cañón. A poco rato el jefe
realista destacó dos partidas de observación de doscientos hombres
que no sólo destrozaron a la tropa americana, sino que viéndola en
fuga salió a perseguirla. Mandó Llano un trozo de caballería a las
órdenes del coronel Orrantia, por el punto llamado de la Bagazera;
mas aunque éste estaba descuidado fue rechazado dos veces e
insistiendo en penetrar por la tercera, lo consiguió e introdujo el
pavor en el ejército.
"También fue acometido don Ramón Rayón por una partida de
caballería que no dejó pasar; entonces se retiró del puesto, viendo
que era imposible reanimar a la gente, y se situó en una loma que
está entre el poniente y el sur de Puruarán, desde donde protegió la
retirada de los que salieron: así lo confiesa Llano en su parte inserto
en la Gaceta número 515. Pasaron de seiscientos los muertos y de
setecientos los prisioneros, entre los que fue igualmente el general
Matamoros que se halló sin caballo, pues se lo tomó su hermano don
Nicolás y lo dejó en la plaza. En vano quiso huir en uno malo de un
dragón y pasar el río, porque no pudo superar los obstáculos que se
le presentaron estando el puente enteramente embarazado con
tercios y cargas, que hacían casi imposible su tránsito; entróse en
una casilla inmediata, y uno de sus oficiales lo denunció y entregó
traidoramente, según he podido averiguar, y que también fue pasado
por las armas al siguiente día en premio de su bajeza.
"Su aprehensor fue el soldado de frontera Eusebio Rodríguez, de
la escolta de Orrantia, y se le remuneró su acción con doscientos
pesos. Después de la batalla, que terminó cerca de las cuatro de la
tarde, Llano hizo fusilar a 18 oficiales de los muchos que hizo allí
prisioneros. Mandó que los americanos cargaran a sus heridos, que
no eran pocos, y esto les proporcionó a muchos la ocasión de
escaparse. Galeana y su escolta, que lograron salvar, fueron a
reunirse a Morelos, cuya gloria militar acabó en este día. Corrióse el
albur y lo perdió en términos de no poder levantarse de esta caída…
"Por un cálculo no exagerado, pasó de ochocientos mil pesos el
valor del parque perdido desde la acción del 23 hasta esta de
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México a través de los siglos, t. III, pp. 471 y 472. Editorial Cumbre, S. A.
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68 Ut Supra, p. 642.
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Además del poder judicial se alojaron en esta casa por temporadas los
miembros del Congreso y los del Ejecutivo, cuando andaban a salto de
mata —protegidos por las fuerzas de Morelos— redactando el Decreto
constitucional que había de promulgarse en Apatzingán.
El impacto que produjeron las últimas acciones de los jefes
insurgentes, exacerbaron la rabia de los militares realistas, quienes se
propusieron asestar un golpe definitivo a aquel "remedo de gobierno",
como ellos lo llamaban.
Uno de tales militares era Agustín de Iturbide. Coterráneo de
Morelos, le siguió los pasos y nunca lo perdió de vista en sus
campañas, con la esperanza de un día alcanzar la gloria de tomarlo
prisionero. Esa gloria estuvo a punto de obtenerla en la defensa que
hizo de Valladolid frente a las tropas del héroe del sur.
69 Ut Supra, p. 642.
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CAPÍTULO V
EN EL FRAGOR DE LA INSURGENCIA
(1815-1821)
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tres oficiales y de varios soldados, a quienes pasó por las armas sin
pérdida de tiempo.
Pese a estos reveses, gruesas partidas de insurgentes al mando de
Borja y Santos Aguirre, congregadas en la hacienda de La
Tlachiquera, asaltaron briosamente la ciudad de Guanajuato, el 25 de
agosto. El ataque fue simultáneo por Marfil, Mellado y Valenciana. En
el primero de estos puntos fue reñidísima la lucha, pereciendo el
comandante realista Francisco Venegas y su segundo, Francisco
Fischer, minero alemán enviado por la corona de España para
perfeccionar el arte de la minería. Mellado y Valenciana fueron
también ocupados a viva fuerza, habiendo los independientes
incendiado uno de los tiros de esta célebre mina, llamado San
Antonio; pero la ciudad no pudo ser tomada por la vigorosa
resistencia de los defensores.
El peligro en que se vio Guanajuato y el desastre que causaron los
asaltos en la mina de Valenciana, consecuencia todo de la fracasada
expedición a Ario, movieron a Calleja a dirigir severa reprimenda a
Iturbide, achacando a su imprevisión los resultados de la intentona y
los más fatales que pudo acarrear el triunfo de las guerrillas.
Empero si en el Bajío los realistas sufrieron bajas y pérdidas
materiales de consideración, los efectos en el lado insurgente fueron
no menos sensibles. Las horribles matanzas llevadas a cabo por
Iturbide, determinaron sangrientas represalias de parte del doctor
Cos, quien separándose de sus compañeros del poder ejecutivo, se
dirigió rápidamente a las inmediaciones de Pátzcuaro y se unió a las
guerrillas mandadas por José María Vargas y el padre Carvajal, que
acababan de hacer prisioneros al capitán realista Aval y a 17 soldados,
que venían hostilizando a los vecinos de la región. Cos ordenó el
fusilamiento de todos en el pueblo de Santa Clara del Cobre, para
vengar la muerte de Abarca, sacrificado, como sabemos, en
Tzintzuntzan.
Aquella actitud constituía un suceso lamentable. Cos se había
distinguido hasta entonces por su acrisolado patriotismo, ya
defendiendo la noble causa de la independencia, ya con la pluma y la
imprenta, ya exponiendo su vida en los campos de batalla. Sin
embargo, se negó a volver al seno del gobierno y permaneció unido a
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Cos fue llamado repetidas veces por el Congreso para que volviese a
ocupar su puesto en el seno del poder ejecutivo, al lado de Morelos y
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74Tal vez haya sido a la que alude Cos en su manifiesto acusatorio o a la del
diputado José Manuel de Herrera, a quien el Congreso había acreditado
como plenipotenciario ante el gobierno norteamericano. N. del A.
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Los arienses tienen una devoción casi mística por Víctor Rosales,
mariscal de campo del ejército insurgente, quien dio su nombre no
sólo al antiguo pueblo que en 1556 descubrió el franciscano Juan
Bautista de Moya, sino al municipio y a todo el distrito rentístico,
electoral y judicial que a partir de 1858 por decreto de la legislatura
michoacana, se conoce por Ario de Rosales.77
Siendo Víctor uno de los trece héroes de la patria reconocidos por
ley del 19 de julio de 1823, expedida por el Primer Congreso mexicano
77La Ley invocada dice en lo esencial: "Núm. 36. Artículo único. Se concede
al pueblo de Ario el título de Villa de Ario de Rosales. Gerónimo Elizondo,
diputado presidente. Justo Mendoza, diputado secretario. Francisco W.
González, diputado secretario. "Por tanto mando se imprima, circule y
observe. Morelia, a 4 de marzo de 1858. Miguel Silva Macías, Pascual Ortiz
Ayala, secretario".
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80 Miguel Francisco Barragán nació en Valle del Maíz, San Luis Potosí, en
1782, en el seno de una familia descendiente del emperador Moctezuma
Xocoyotzin, y temprano abrazó la carrera militar en favor del régimen
español. En 1812 era teniente del cuerpo de Lanceros de San Luis, y al año
siguiente entró a formar parte de los Dragones Fieles del Potosí, tomando
parte en la campaña lanzada en Michoacán contra los insurgentes de Rayón,
Muñiz, el Amo Torres y otros. En 1817 con el grado de teniente coronel
persiguió tenazmente al mariscal Víctor Rosales hasta darle muerte. Se
adhirió al Plan de Iguala; en 1824 tomó la fortaleza de San Juan de Ulúa,
último reducto español. Murió en 1836, de tifoidea, siendo Presidente de la
República.
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"A don Manuel Muñiz y a un sujeto de esta ciudad que no quiere que
aparezca su nombre, les debo el haber sido guiado por caminos
lóbregos y solos, y el haberme situado en tan buen paraje al
amanecer del 28…"
Por su parte Aguirre confirma los datos dados por Barragán en esta
nota enviada al virrey:
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CAPÍTULO VI
LUCES EN LA ANARQUÍA
(1821-1853)
BIEN CONOCIDAS son las maniobras políticas puestas en juego por los
conspiradores de La Profesa, así como las gestiones diplomáticas de
Iturbide que culminaron, primero, en el Plan de Iguala y segundo, en
la rendición de los principales caudillos tanto insurgentes como
realistas que permanecían en guerra hasta mediados de 1821, al
primer jefe del Ejército Trigarante.
Vicente Filisola proclamó el plan en Zitácuaro; se adhirieron a él
Juan José Codallos, en Maravatío; Miguel Barragán, en Ario, donde
tenía establecido su cuartel general al acecho de la rica Tierra
Caliente; y Juan Domínguez, en Apatzingán, quedando sólo
Valladolid fiel a la corona española.
Después del 8 de mayo de 1821, en que Iturbide terminó su
campaña política, al parlamentar con José de la Cruz y Pedro
Celestino Negrete en San Antonio, inició la ofensiva y sitio de su solar
nativo, último baluarte español en territorio michoacano.
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violentos con sus municiones, ocho cajones con las de fusil, mecha
encendida, y por el camino más corto se dirigirán a México, sin tocar en
Toluca y sin hostilizar ni ser hostilizados, para cuyo fin se servirá expedir
órdenes convenientes el señor don Agustín de Iturbide, primer jefe del
ejército de las Tres Garantías; y a mayor abundamiento podrá conceder en
rehenes los sujetos que el mismo señor jefe nombre, quienes se volverán de
las inmediaciones de México.
"Artículo 2. Para lo que necesite la tropa durante su marcha, se darán al
señor teniente coronel don Matías Rodríguez Cela los reales que fuesen
bastante.
"Artículo 3. Los enfermos que queden en la plaza serán cuidados hasta su
entero restablecimiento y se les facilitará pasaporte, para su incorporación, a
los que lo soliciten.
"Artículo 4. Todo ciudadano que guste marchar con la guarnición podrá
hacerlo, y los que deseen salir después de la ciudad podrán hacerlo también,
concediéndoles ocho días para el arreglo de sus intereses, al cabo de los
cuales marcharán con igual seguridad que si lo hiciesen con las tropas.
"Artículo 5. Ningún ciudadano de cualesquiera clase, patria y condición de
los que queden en la plaza será incomodado por sus opiniones anteriores, ya
las hayan vertido de palabra o por escrito; las familias que queden de los que
marchen, sean militares, simples ciudadanos o empleados, serán
comprendidas en ese artículo, y serán asimismo respetadas y protegidas, en
caso de indulto, por el jefe que mande la plaza, quien les facilitará los
pasaportes para donde les convenga, luego que lo soliciten.
"Artículo 6. El señor jefe del ejército sitiador podrá comisionar a un jefe
que reciba la artillería y parque, quedando al evacuar la plaza un sargento,
un cabo y diez soldados de la guarnición a sus órdenes, para custodia de
dichos efectos ínterin entran las tropas sitiadoras.
"Artículo 7. Se proveerá a la guarnición de las mulas necesarias para el
transporte de sus equipajes.
"Artículo Adicional. La ropa de la tropa que ha pasado de la plaza a los
independientes y la de aquella que últimamente se reúna, ha de
entregárseles.
"Fecho en Valladolid de Michoacán, a 20 de mayo de 1821. El comandante
de la plaza, Manuel Rodríguez Cela. Los comisionados por el señor primer
jefe del Ejército de las Tres Garantías para arreglar esta capitulación,
Joaquín Parrés, José Antonio Matiauda.
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83 Ut Supra, p. 289.
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Antonio Pérez Gil, Juan Manuel González Urueña (segunda vez), José
Antonio Pérez Gil en Morelia, Ramón Sánchez en Celaya, José
Trinidad Salgado (reinstalado), Felipe Menocal, Joaquín Caballero de
Acuña, Manuel Ruiz de Chávez Gil, Antonio Bribiesca, Onofre Calvo
Pintado, José María Silva, Manuel de Echenique, Antonio Manzo
Ceballos, Mariano de Anzorena y Foncerrada y Antonio Telésforo
Méndez de Torres.
Y lo que pasaba en la capital del Estado, repercutía en los
municipios. Por eso en Ario exaltaban y caían ayuntamientos con una
facilidad pasmosa, lo cual hace más admirable aun la obra esforzada
de los arienses en beneficio de su pueblo.
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buen orador, llegó a diputado y fue hasta su muerte fiel amigo del grotesco
soldadón de "Manga de Clavo". En el incidente que relata Guillermo Prieto,
Valle era miembro del Gran Jurado de la Cámara y por eso el asunto no
marchaba, dando lugar a la vigorosa acción del doctor González Urueña. N.
del A.
89 Memorias de mis tiempos, p. 68. Editorial Patria. México, 1958.
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CAPÍTULO VII
AYUTLA Y LA REFORMA
(1853-1861)
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Compañeros de armas:
"Su Alteza Serenísima el general presidente ha tenido a bien confiar
a vuestra lealtad y valor la pacificación de algunos puntos en el
departamento de Michoacán, que se encuentran agitados por los
enemigos del reposo público.
"Conozco vuestra disciplina y vuestra subordinación, y estoy seguro
de que la victoria irá con nosotros, porque es la compañera
inseparable de los valientes. Os anuncio que en breve marcharemos
sobre el enemigo; estad prontos para entrar en el combate, tened
confianza en Dios y en vuestras armas, y no olvidéis jamás que la
causa que vamos a sostener es santa, porque en ella se interesa el
bienestar de nuestros compatriotas. Exterminar a la anarquía, es la
misión que estamos encargados de cumplir; si logramos, como lo
94 Los datos sobre los últimos días de vida del doctor González Urueña
fueron proporcionados al autor de estas notas hace varios años, en distintas
fechas y diversos motivos, por los señores ingeniero Pascual Ortiz Rubio, ex
Presidente de la República y Gobernador de Michoacán, quien fue discípulo
y amigo del maestro michoacano por antonomasia, licenciado Luis González
Gutiérrez, hijo del ilustre desterrado; y por el licenciado José Ortiz
Rodríguez —a quien presentamos en el Capítulo VI— compañero de ideales
del doctor Miguel Silva González, unigénito del doctor Miguel Silva Macías y
nieto de González Urueña.
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Y se lanzó a la lucha, pero con tan mala suerte que para levantar un
poco el escaso prestigio del gobierno, que el hijo había arrastrado por
los suelos con sus desaciertos, su padre, en persona, tuvo que salir a
darle la mano, seguido de un impresionante aparato de fuerza armada
que llenó de júbilo al alto clero, pues no se había visto cosa igual ni
durante la guerra contra los Estados Unidos.
Sólo para que el lector se forje una idea de aquella corte
militarista, oropelesca, de que tanto gustaba rodearse "Su Alteza
Serenísima", damos a conocer la nómina de los jefes y oficiales que lo
acompañaron en su gira por Michoacán.
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División Carrera
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Brigada de Infantería
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México, 1940.
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101 México a través de los siglos. t. IV, p. 859. Editorial Cumbre, México,
1953.
102 Francisco Zarco. Historia del Congreso Constituyente de 1857. Imprenta
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CAPÍTULO VIII
LA INTERVENCIÓN Y EL IMPERIO
(1861-1867)
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tropas con las de Uraga excedían de nueve mil hombres con 24 piezas
de artillería.
A las 8 de la mañana del 17 de diciembre se avistó en la garita de
Santiaguito la división del general Tapia, que atacaba por el norte. La
división de Echeagaray apareció por el poniente; y la de Berriozábal se
desplegó por el oriente y el sur.
La lucha fue terrible y sangrienta, como no se había visto antes,
ni durante la insurgencia. Proezas de valor hubo por ambos bandos en
la Soterraña, Niño Perdido, el Prendimiento, San José, Capuchinas,
Las Rosas… Márquez se multiplicaba reforzando los puntos débiles de
los defensores, mientras los republicanos avanzaban sobre la ciudad
ebrios de júbilo.
El general Tapia, tras de simular un ataque sobre San José que
estaba defendido por el francés Zires y en cuyo auxilio acudió el
general traidor Ramón Méndez, condujo en medio de la refriega,
personalmente, dos columnas de ataque sobre el colegio de Las Rosas,
que cayó en su poder.
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"El general Tapia dio la orden de retirada… Eran como las diez de la
mañana".111
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Por otra parte, la intriga había ya echado sus raíces entre altos jefes
encargados de la campaña de Michoacán. La defección de Uraga era
notoria, pues logró seducir al ex Gobernador Antonio Huerta (que no
tenía más méritos que ser hermano de don Epitacio) y al general Juan
B. Caamaño. Este último, que se hallaba en Uruapan con la división
de Michoacán, desconfiaba para la realización de sus planes, del
coronel Miguel Eguiluz, por la firmeza de sus principios y su
patriotismo acrisolado.
En consecuencia, le dio órdenes de encargarse de la zona de Ario
de Rosales para donde éste marchó en los primeros días de julio, con
una fuerza calculada en quinientos hombres. Uraga y Caamaño
permanecieron en Uruapan hasta el 13, en que el primero salió rumbo
a Coeneo escoltado por una sección al mando de su hijo Ciro y el
cuerpo de "Lanceros de la Libertad"; y el segundo, al frente de la
división de Michoacán compuesta por dos mil hombres y doce piezas
de artillería de montaña, aparentemente rumbo a Ario, pero con el
verdadero propósito de conectarse con el ejército de Leonardo
Márquez que estaba en Pátzcuaro (aunque una parte había avanzado
ya hasta posesionarse del cerro del Coporito, en terrenos de Santa
Clara del Cobre) para apoyar la traición en caso de que Eguiluz
atacara.
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Pantaleón es su marido,
el gañán más atrevido con las bestias y en la lid:
faz trigueña, ojos de moro
y unos músculos de toro y unos ímpetus de Cid.
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"El día 28, a punto de sonar las tres de la tarde —añade Ruiz—,
estaba ya formado el cuadro en la plazuela de San Francisco. Una
escolta condujo a los reos. Mariano Ochoa caminó al patíbulo con
paso firme, llevando el brazo herido en cabestrillo, y allí arengó a los
soldados del imperio, increpándoles su traición y vitoreando a la
patria. A García lo llevaron algunos soldados arrastrándolo hasta
colocarlo en el sitio de la ejecución. ¡Desde una hora antes aquel
infeliz había entrado en agonía!
"Se dieron los toques de ordenanza y se oyó la detonación de los
disparos…
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Incontables son los crímenes y vejaciones que este jefe hizo sufrir
en tres años y medio que se prolongó la guerra en Michoacán, a la
gente de su pueblo, a la que odiaba por su tradicional patriotismo; y a
infinidad de familias desamparadas de toda la región, tan sólo porque
sus padres, hijos, hermanos o esposos peleaban en las filas
republicanas por la independencia de su patria.
En el haber de este hombre funesto hierve la sangre de los
Mártires de Uruapan, que le valió su ascenso a general de brigada y
esta carta de Maximiliano:
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Riva Palacio leyó en voz alta ante sus hombres aquel pliego. Un grito
general de indignación se escapó de todos los labios; aquel lenguaje
altanero del jefe imperialista, aquellas cláusulas que no eran las de un
convenio sino las de un mandato; aquel desprecio hacia el Ejército
Republicano, sublevaron el ánimo de todos y encendía más el odio
contra los traidores. Riva Palacio hizo notar entonces la infame
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"Como se ve, no pueden ser más ventajosos para usted los términos
del convenio iniciado por mí, que espero apruebe usted sin
vacilación para asegurar la vida de sus compañeros de causa; de otro
modo, yo me encontraré comprometido a cumplir terribles
obligaciones y por cierto que mi alma no se complace en el
derramamiento de sangre.
"Antes de concluir, agregaré a usted que, como una muestra de
desinterés y luego que el canje se efectúe, pondré en absoluta
libertad al señor teniente coronel don Luis Carrillo, sin exigir que se
me cambie por otro jefe. El general comandante superior, Ramón
Méndez. Señor comandante en jefe de las fuerzas disidentes en
Michoacán".
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Pero hay en la historia de Ario de Rosales otro hijo de este pueblo que
lava con su patriotismo acrisolado y su lealtad a la República, la
mancha que pudo arrojarle el traidor Méndez. Nos referimos a José
Nieves Sosa, ranchero infatigable y valeroso que había abandonado
sus pequeños intereses y su hogar establecido en Ario para combatir a
los invasores de su patria.
Simpático en su trato y "hombre a carta cabal" era
profundamente estimado por sus paisanos, pues en más de una
ocasión realizando hazañas increíbles, había rescatado de las fauces
de la horda imperialista de Méndez, a las doncellas de su tierra,
famosas ya entonces por su extraordinaria belleza; o bien era el
centauro que destrozaba los campamentos enemigos con una rapidez
asombrosa, escapando luego entre la espesura de los montes.
Aunque su campo de operaciones era preferentemente la línea
que se extiende de Ario a Tacámbaro, José Nieves Sosa estuvo en
combates encarnizados en muchos puntos no sólo de Michoacán, al
lado de García Pueblita, Régules, Carlos Salazar y los guerrilleros
Nicolás Romero, Ronda, los Garnica y Arias. Varias veces combinó
sus embestidas con las de Guadalupe la Chinaca y la Barragana
Ignacia Riechy. Esta última, por cierto, dejó sorprendido al mismo
Nicolás Romero, por su audacia y valor en el asalto a Toluca en 1864.
El 14 de junio de 1866, sorprendido por las fuerzas de Méndez en
el rancho de Corral de Piedra, fue conducido a Tacámbaro y llevado
luego, pie a tierra, atado con una cadena hasta Ario de Rosales, con
objeto de fusilarlo en aquel lugar. Al saberlo el vecindario procuró
libertar del suplicio al honrado guerrillero. A este fin, muchas señoras
y señoritas se dirigieron al alojamiento de Méndez, y allí tomó la
palabra, a nombre de ellas, doña María Bejarano, anciana respetable
que había criado a Méndez en los primeros años de vida de éste. El
jefe imperialista dio a las señoras su palabra de que Sosa no sería
fusilado. Todo el mundo adquirió confianza, pues Méndez regresó a
Pátzcuaro dejando en Ario al preso a disposición del comandante
militar, teniente coronel Juan de Dios Rodríguez, quien procedió a
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CAPÍTULO IX
EL ESFUERZO RECONSTRUCTOR
(1867-1884)
LOS CAMINOS
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1. México-Puebla-Jalapa-Veracruz
Orizaba-Córdoba-Veracruz.
Tehuacán-Oaxaca-Puerto Ángel.
Esperanza.
2. México-Pachuca-Tulancingo-Tuxpan.
Huejutla-Tampico.
Ometusco.
3. México-Querétaro-San Luis Potosí.
Ciudad Victoria-Matamoros.
Aguascalientes-Zacatecas-Durango-Mazatlán.
Ciudad del Maíz-Tampico.
Guanajuato-Lagos-Aguascalientes.
Jalapa-Tampico.
4. México-Cuernavaca-Chilpancingo-Acapulco.
México-Toluca-Morelia.
Zapotlán-Colima-Manzanillo.
Guadalajara-San Blas.
Zihuatanejo.
5. Tonalá-San Cristóbal las Casas-San Juan-Frontera.
6. Campeche-Calkiní-Mérida-Progreso.
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LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA
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ASPECTO URBANO
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LAS COMUNICACIONES
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Eran las seis de la mañana del día diez y nueve de este mes (Julio de
1873). El sol no había podido romper las espesas nubes que vagaban
por el firmamento y éste, nebuloso y triste, presagiaba un día de
lluvia. A esta hora, una diligencia seguida de una pequeña escolta
salía de la ciudad de Morelia y marchaba lentamente por la calzada
que conduce al pintoresco pueblecito de Santa María. La falta de
aparato y la modestia del carruaje no nos indicaría quiénes eran los
viajeros, a no saber a ciencia cierta que el que caminaba así, sin fausto
y sencillamente, era nada menos que el jefe constitucional de uno de
los Estados más poderosos de la confederación mexicana, que iba a
inaugurar la línea telegráfica que acababa de prolongarse de
Pátzcuaro hasta la villa de Ario de Rosales. Dentro del coche
acompañaban al Gobernador su secretario Aristeo Mercado, el
inteligente y apreciable diputado Ángel Padilla, el popular y correcto
poeta Vicente Moreno y la humilde persona del que escribe estas
líneas. El ilustrado y simpático Luis González Gutiérrez había
preferido hacer el camino a caballo y conversaba con el joven
Ponciano Paz, que era el oficial que mandaba la escolta. Antonio
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A eso de las seis de la tarde divisamos por fin a Ario. Qué airoso y
esbelto se tiende a los pies de las elevadas montañas que le circundan:
la población entera, esperaba la llegada del Gobernador, los cohetes
atronaban el espacio, y vivas y estrepitosas aclamaciones resonaban
por todas partes, las músicas nos precedían y las calles se
encontraban adornadas con cortinas y arcos de flores, algunos globos
ascendían por los aires y los víctores y los aplausos nos acompañaron
hasta la elegante casa en que se debían hospedar el Gobernador y su
comitiva. La plaza hervía rebosando de gente y el entusiasmo y el
júbilo eran indecibles. El Gobernador parecía conmovido ante
semejante espectáculo, y si alguna vez ha estado satisfecho de haber
cumplido fielmente con su encargo y de haber procurado el bien de
los pueblos que gobierna, era sin duda en aquel en que recibía tantas
muestras de respetuoso y leal cariño.
La casa de los señores Alcázar, que se levanta en uno de los
ángulos de la plaza, era la designada para habitación de los viajeros:
perfecta y elegantemente amueblada, reúne el lujo de las ciudades y la
amplitud y comodidad de las casas de campo. Del salón de
recibimiento, hermoso y extenso, se pasa a un gran mirador desde
donde se puede contemplar la plaza y muchas de las calles de la villa,
perdiéndose la vista en los montes que cierran a lo lejos el horizonte.
El ayuntamiento se presentó a felicitar al ciudadano Gobernador
presidido por el simpático Antonio María Fernández y otros muchos
vecinos expresaron al Sr. Carrillo el placer con que era recibido, y éste
tuvo para todos palabras de aprecio y finura que le aseguraron luego
la simpatía que le profesaban desde antes de conocerle
personalmente.
En la plaza hasta muy entrada la noche, las músicas tocaron
escogidas piezas, cuyas armonías llegaban a nosotros entre los gritos
de vivas a la república, a la paz y al gobernador, en que prorrumpía,
de tiempo en tiempo, aquel pueblo entusiasta y patriota.
El joven Benjamín Alcázar y el apreciable José María Torres eran
las personas en comisión para acompañar a los huéspedes, y no
podemos menos de tributarles aquí, un elogio, por la eficacia y
cortesía con que supieron cumplir con su encargo: estos amables
ciudadanos, después de conducirnos a las habitaciones que nos
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pícaro mayor?, por eso le decíamos acha mellada, porque la suya sólo
tenía filo para los enemigos, ahora el maldito, tiene sus minitas de
cobre en Santa Clara, y mantiene un número considerable de
trabajadores con sus familias.
—¡Y por eso le llama Ud. pícaro!
—Precisamente: mire Ud. ese otro.
—El coronel Norberto Salgado.
—¡Bonito coronel! Peleó dale que dale contra la intervención y el
imperio, lo hirieron, y ni por esas; siguió firme, y sepa Ud. que ni
tiene ni busca empleo, ni ha hecho nunca ante el gobierno mérito de
sus servicios, sino que se está trabaja que trabaja con su comercio,
como si no hubiera tesorería.
—Vamos, le dije, a que de aquél si no tiene Ud. qué decir nada.
—¿De quién? ¿de ése? ¡Válgame! Si es el peor, Luis Pita,118
patriota si los hay, sorprendió en una ocasión un destacamento
imperial de los traidores, en Santa Clara: es agricultor, modesto y
honrado y si la patria peligrara de nuevo, estoy seguro que
abandonaría sus intereses por servirla…
Así, me fue hablando el presidente del ayuntamiento, de la mayor
parte de las personas presentes y seguimos nuestra conversación,
largo tiempo, entretanto que por toda la casa se iban dispersando los
convidados y se reunían en guerrillas de cuatro y cinco, entregándose
todos a las expansiones de la amistad y charlando agradablemente: ya
saboreaban el rico café, ya libaban el delicioso néctar que hizo célebre
a Baco en los anales del Olimpo: llegó la expansión, a tomar esa
fisonomía particular y característica de las reuniones en que culmina
la franqueza más completa, en que todos se sienten llenos de ternura
y se hacen unos a otros las confidencias más íntimas.
Francisco Solchaga, el coronel Salgado, el juez de letras y algunos
otros formaban un grupo, en el que prodigaron todo género de
atenciones, y me hicieron brindar de nuevo: de buena gana
reproduciría lo mucho bueno que se dijo allí, y no lo malo que yo dije,
pero tengo poca memoria y no me atrevo a poner en boca de
individuos inteligentes, conceptos, que quizá rechazarían, por mi
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CAPÍTULO X
EL PORFIRIATO
(1884-1911)
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Finalmente concluye:
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TRON HERMANOS
Ario de Rosales, Mich.120
Ahumada 46.
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cargo que desempeñó varias veces. Además fue este insigne ariense,
tesorero general del Estado y diputado, puestos que aprovechó para
beneficiar a la ciudadanía michoacana. A este hombre se deben el
establecimiento de la oficina del Registro Civil en Ario de Rosales y el
primer plano que se levantó de la villa, impreso el año de 1898 —poco
después de su muerte— en los talleres gráficos de la Escuela
Industrial Militar "Porfirio Díaz", de Morelia.
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El espacio no es infinito
Refutación a Clarke
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que no, pues que ya sentamos que un todo se completa por todas y
cada una de sus partes: luego también se descompleta por la
sustracción de alguna de ellas.
"Tenemos, por tanto, que la extensión que nos resta después de la
abstracción, más la parte abstraída, nos dan la suma de la extensión
o del espacio total, que para los adversarios es infinito. Luego si
llamamos X a la extensión comprendida en esta pieza y Z a la que se
halla afuera, podremos formar la siguiente ecuación: X más Z igual a
infinito, de la cual tenemos X igual a infinito menos Z.
"Tanto X como Z son cantidades finitas, pues que si Z no lo fuese
sería inexacta la ecuación. Luego X, cantidad finita, es la diferencia
entre infinito, cantidad infinita, y Z también limitada. Y ¿a quién
cupo jamás en el juicio que una cantidad finita pudiese ser la
diferencia entre una infinita y otra limitada? ¿Cómo puede ser que
por el hecho de unir dos extensiones finitas, desaparezcan los límites
que antes de la unión tenían? No importa que las ciencias exactas
usen con frecuencia de ese modo de hablar, formulando en
ecuaciones semejantes la diferencia entre lo finito y lo infinito. El
geómetra no necesita, como dice Santo Tomás, suponer una línea
infinita en acto, sino una en acto limitada, de la que pueda sustraer
cuanto sea necesario, y a éste llama línea infinita. Así, pues, en el
lenguaje algebraico lo infinito vale tanto como lo indefinido, y esto
basta para salvar su exactitud.
"Objetarán los contrarios, que por lo mismo que en la ecuación se
supuso infinita la extensión, ésta deberá permanecer siempre la
misma, sea cual fuera la substracción que se haga, en cuyo caso tanto
Z como X más Z, igual a infinito. Esta réplica se halla en diametral
oposición con el principio arriba sentado, pues que nos pone en la
necesidad de admitir que ninguna de las partes de la extensión
constituye la misma extensión. Lo mismo que se dice de una parte
del espacio, puede decirse de todas las demás; resultando de aquí
que ninguna de las que puedan substraerse, entra en composición
del infinito en cuestión.
"No falta quién pase por esta inevitable consecuencia dando como
bien sentado que el espacio, a pesar de su extensión, es del todo
indivisible. Pero no sea yo, sino el más ilustre de los adversarios, el
que ponga de manifiesto la contradicción de semejante aserto.
"En la famosa disputa que Clarke sostuvo contra Leibnitz sobre el
espacio, afirmaba aquél que el espacio infinito era absolutamente y
por su esencia indivisible. Leibnitz le apremiaba con inflexible lógica
en los términos que siguen: 'Decir que el espacio infinito existe sin
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II
Ojeada filosófica
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III
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Victoriano Pimentel
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Vicente Moreno
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La redacción de
El Ensayo
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CAPÍTULO XI
LA REVOLUCIÓN DE 1910
(1910-1920)
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122Don Roberto Pita Hurtado es padre del doctor Luis Pita Cornejo, ex rector
de la Universidad de Michoacán de San Nicolás de Hidalgo, y del periodista
Roberto Pita Cornejo, ambos amigos personales del autor de estas notas.
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Tal es el hombre al que por uno de esos azares del Destino, le tocó ser
la víctima más propicia e inocente en el terrible drama de la
usurpación huertista en Michoacán.
Escasos cinco meses tenía de haber tomado posesión del
gobierno, cuando se suscitó el pronunciamiento de La Ciudadela. La
triste, la dolorosa noticia del asesinato del Presidente Madero y del
Vicepresidente Pino Suárez, se conoció en Morelia el mismo 22 de
febrero de 1913, produciendo enorme consternación entre los
liberales.
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Por cierto que Andrés Zarzosa —ignorándose los medios que puso en
práctica— andando el tiempo llegó a general y durante la campaña
almazanista murió asesinado a la puerta de su casa, en Monterrey.
Se desencadena una era de terror y sangre en el Distrito como no
la había habido antes. Ario de Rosales vuelve a ser campo propicio
para una lucha atroz. Las persecuciones y matanzas están a la orden
del día, sin contar los estragos que causaban las tropas de uno y de
otro bando, al tomar o evacuar la villa. Los hombres del pueblo que
escapaban de la muerte eran arrebatados de sus hogares y llevados en
"leva" a engrosar las filas de los asesinos de Madero.
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Por otra parte, el ingeniero Ortiz Rubio, que llegó poco después a
Hermosillo donde se hallaba ya el doctor Silva, escribe en sus
Memorias:
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132 Por su baja estatura y su juventud (18 años), la tropa llamaba "chamaco"
al subteniente Herrera Elvira. Hoy ostenta el grado de teniente coronel y vive
en Pátzcuaro con su familia.
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CAPÍTULO XII
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bruto piafando y repartiendo coces por todos lados nunca dejó que se
acercara nadie al cuerpo, tendido en el suelo.
La columna siguió después, desafiante, por las principales calles
de Ario, igual que lo siguieron haciendo en posteriores ocasiones.
En cuanto a García Olmos, restablecido de sus heridas, una de las
cuales le dejó cicatriz perpetua en la frente, continuó presidiendo el
Ayuntamiento y activando las obras de introducción de agua de que se
ha hablado antes.
Posteriormente volvió a ser alcalde, trabajó en la Comisión del
Balsas y ocupó puestos políticos en Buenavista, Tomatlán,
Tepalcatepec y La Huacana, donde falleció prematuramente. Sus
restos fueron trasladados a Ario de Rosales para que el pueblo le
rindiera su postrer homenaje, pues se le considera como uno de los
más limpios y progresistas presidentes municipales que ha tenido ese
lugar.
EL ZAFARRANCHO DE 1950
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"Pero resulta, nos dice Roberto Pita Cornejo en carta que poseemos,
que al principiar la década de los treintas hubo en mi tierra, por
desgracia, gente irresponsable que para proveerse de la piedra que
empleaban en las construcciones, ponían 'cuetes' o 'barrenos' de
dinamita en las grandes rocas que rodean al manantial, lo cual
ocasionó que la mayor parte del agua se perdiera, comenzando
entonces en Ario una terrible escasez. Por los hidrantes salían
escuálidos chorritos y la gente —entre ella mi madre— tenía que
levantarse a las primeras horas de la madrugada para ganar campo
en alguna toma, llevando cuanto traste podía para obtener un poco
del preciado líquido. En cuanto al aseo personal, cerca del paseo de
Canintzio existe un pequeño venero de agua cristalina llamado 'El
Chorrito'. Allí acudía la gente humilde a bañarse, cosa que aun
sucede aunque en menor escala.
"Llevábamos ya quince o más años de sufrimiento, cuando llegó a la
presidencia municipal el joven ariense Luis García Olmos, quien con
gran entusiasmo y ayudado por el pueblo, logró la captación de las
aguas del manantial de 'El Cedro', situado en la ciénega de
Tanácuaro, como a siete kilómetros al norte del centro de Ario. El
tramo se cubrió con tubo de concreto de 6 pulgadas y se hizo llegar
hasta el depósito de 'Los Tumines', que algunos años atrás (1931)
había sido construido por el alcalde Esteban Oseguera.
"El júbilo de la gente fue desbordante. El Gobernador del Estado,
general Félix Ireta Viveros, hizo la inauguración respectiva el 15 de
diciembre de 1943, y el pueblo vio desde entonces en Luis García
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Número 26
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Morelia, 1978.
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No podían estar satisfechos los arienses sin contar con una escuela
preparatoria en su ciudad. Resulta que los egresados de la secundaria
"Justo Sierra", si deseaban proseguir estudios hasta obtener un grado
universitario, tenían que emigrar a Morelia para inscribirse en el
Colegio de San Nicolás, o a Uruapan, en la preparatoria "Eduardo
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Hará todavía unos quince años que tanto en la región templada como
en la Tierra Caliente, prevalecía la creencia de que el aguacate más
rico por su sabor, tamaño y forma era el cultivado en Nuevo Urecho.
No sólo Michoacán, sino los Estados vecinos y aun el Distrito Federal,
se proveían preferentemente del aguacate de Nuevo Urecho y nada
raro era que por la temporada de cosecha, apareciera también este
fruto en los mercados norteños y de otros lugares del país.
Sin quitarle, desde luego, su fama bien adquirida al aguacate de
Nuevo Urecho, algunos arienses se dieron a la tarea de renovar sus
plantaciones y mejorar las variedades. Existían de tiempo atrás varias
huertas (como la de Trinidad Torres Gutiérrez), pero éstas se
explotaban al "estilo antiguo" y, por tanto, rendían precarios
dividendos a sus propietarios. Pensando en ello, hace como diez años
los hermanos Luis, Roberto y Francisco Pita Cornejo en sociedad con
Gabriel Morelos Gómez, concluyeron un plan de producción racional
del aguacate en Ario, utilizando para el experimento un predio
denominado "La Chuparrosa". Sin embargo, poco después la sociedad
se disolvió, pero los socios por separado se entregaron al cultivo del
árbol en un potrero ubicado frente a la actual gasolinera de Manuel
Escobar Vega.
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"En esos días —refiere en carta al autor— sólo había una escuela
secundaria (la "Lázaro Cárdenas") con pocos alumnos, un colegio
particular y una escuela primaria que dirigía el profesor Ignacio
Magaña Cancino. Cuando visité este último establecimiento, me di
cuenta de que en el grupo de primer año había numerosos niños
apenas en edad preescolar. Así se lo manifesté al director y él estuvo
de acuerdo".
Ese mismo día el profesor Magaña habló con los padres de los
pequeños, indicándoles la conveniencia de fundar un jardín de niños.
Aceptada la idea, con el apoyo de éstos y de las autoridades
municipales, se hicieron gestiones ante el señor Gobernador y como
resultado, la Dirección de Educación autorizó la apertura del jardín y
designó a la profesora Maya, educadora. Se instaló en la casa núm. 16
de la calle de Iriarte.
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publicación.
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A medida que el lector fue pasando sus ojos por las páginas de estas
Notas, fue también descubriendo los nombres de personajes hijos de
Ario de Rosales, que de una o de otra manera se significaron y dieron
a conocer lo que su tierra natal ha sido y es en la historia de México.
Unos —casi todos— buenos patriotas, filántropos, progresistas,
dinámicos y audaces que con su conducta cívica y las luces de su
cultura, han dado brillo a su solar nativo; y otros —dos o tres— acaso
no deliberadamente, sino al calor de las más enconadas pasiones
políticas, lo han empañado, como es el caso del general Ramón
Méndez.
A la pléyade de brillantes personajes vamos a añadir otros
nombres tomados al azar, pues las omisiones que resulten, muy
naturales en estos casos, sólo pueden atribuirse a la brevedad del
tiempo de que se dispuso para escribir estos Apuntes.
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Nació este notable sacerdote el año de 1901 en una casa del Portal
Chaparro (ahora Benito Juárez), frente a la plaza principal de Ario;
hijo de Crescencio Torres y de María de la Salud Hurtado.
Permaneció diez años en Roma, donde hizo brillantes estudios
teológicos, al grado de que por mandato personal del Sumo Pontífice,
fue nombrado Vicario Apostólico en la Baja California. Allá estuvo
muchos años propagando la fe de Cristo; pasó después a Saltillo,
como secretario de la Mitra. Pese a su precaria salud volvió a la Baja
California a continuar su obra, con el carácter de simple misionero.
A Roberto Pita Cornejo nos hemos referido en casi todos los Capítulos
de esta obra. Fue un auxiliar insustituible en las investigaciones que el
autor llevó a cabo en Ario y la Tierra Caliente, para escribir estos
Apuntes. No concluyó sus estudios universitarios como su hermano
Luis, pero es inspirado poeta, escritor, orador y periodista. Tampoco
ha publicado nada en forma de libro; sus escritos aparecen en
numerosos periódicos y revistas de Michoacán en los que ha
colaborado. Se le estima grandemente en toda la Comarca, donde
familiarmente lo llaman Pilos.
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Otros nombres
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Número 7
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APÉNDICE
DOCUMENTO Nº. 1
ALCALDES MAYORES
Años
1. El Dr. D. Alfonso Martínez que había sido nombrado 1581
Alcalde mayor desde antes de 1578 y por haber pasado a la
N. Galicia, ejercía interinamente su empleo Juan de Hierro
(cuando fue la traslación), volvió y presidió el Ayuntamiento
por Real Cédula, en 20 de febrero de 1581.
2. Antonio Delgadillo, vecino de México, fue nombrado 1582
Alcalde mayor con Real Título, por el Virrey Conde de la
Coruña (interinamente en lugar del anterior), en 22 de
enero de 1582, y tomó posesión el 23 de febrero de dicho
año.
3. El M. I. Sr. Mariscal de Castilla, D. Carlos de Luna y 1584
Arellano, fue nombrado Alcalde mayor con Real Título y
tomó posesión en 23 de septiembre de 1584; su
nombramiento fue en 5 de abril de dicho año.
(D. Fernando Sotelo fue nombrado interinamente Justicia 1585
mayor en 4 de mayo de 1585 por el Sr. Virrey Moya de
Contreras, y ejerció el empleo hasta la entrada del sigte.)
4. El M. I. Sr. Hernando Altamirano, fue nombrado Alcalde 1586
mayor con Real Título por el mismo Sr. Virrey en 9 de
agosto de dicho año; era natural de México.
5. Juan Farfán de Lizarrarás, fue nombrado Alcalde mayor 1586
con Real Título en lugar del anterior, en 20 de septiembre
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ALCALDES CORREGIDORES
Año
45. El Lic. D. Juan Sevillano, ejercía ya el empleo de Alcalde 1775
mayor por S. M. Teniente de Capitán general y
Corregidor de las Ciudades y Provincia de Michoacán, en
1º de enero de 1775, que presidió las elecciones, así como
las de los años siguientes hasta 1778. (Era abogado de los
Reales Consejos, Cancillería de Valladolid, Audiencia de
México, y fue el primer Corregidor nombrado para toda
la Provincia).
46. D. Policarpo Crisóstomo Dávila, tomó posesión del 1779
empleo de Corregidor (el 2º de este título) con Real
Nombramiento de Teniente de Capitán general de las
ciudades y Provincia de Michoacán, en 11 de agosto de
1779. (Pasó a Alcalde mayor de Celaya con Real Título de
15 de agosto de 1783).
47. D. Juan Antonio de Riaño, Teniente de Navío de la Real 1787
Armada, tomó posesión en Pátzcuaro del empleo de
Justicia mayor y Corregidor interino de la Ciudad de
Valladolid de Michoacán en 13 de enero de 1787, y en 17
del mismo mes y año, la tomó en Valladolid por
nombramiento del Sr. Virrey de México. (Por estos
tiempos se establecieron las Intendencias en esta N. E.).
INTENDENTES
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DOCUMENTO Nº 4
Cap. XIII.
Ario de Rosales elevado a la categoría de Ciudad
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DOCUMENTO Nº 5
Cap. XII
Tropiezos al ponerse en práctica
el Programa de la Revolución
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A V I S O
El Presidente Municipal,
Dr. ANASTASIO GUZMÁN.
El Secretario
ANTONIO ARIAS".144
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sangre, porque los mismos que pregonan que el pueblo nunca sea
carne de cañón, lo han sacrificado ayer; y esto únicamente por egoísta
capricho y cretino pensar de un Valenzuela, presidente de la nefasta
asociación de la A.C.J.M., mediocre leguleyo que toma la religión
como base de sus especulaciones materiales. Al llegar a este punto no
deja de acudir a mi imaginación, la común, cuanto seria
consideración, de que ocuparse de un cero a la izquierda es porque se
le quiere dar valor alguno, y este politicastro ensotanado está a la
izquierda: así pues, no puedo más que lanzar sobre él mi más
profundo desprecio y cerrar el paréntesis.
"El patrimonio de la humanidad abre sus doradas páginas para
inscribir en ellas, eternamente, el nombre del mártir, de un
filántropo, de un profesor y alumno del Colegio de San Nicolás de
Hidalgo: Isaac Arriaga. ¿Quién de todos los presentes no comprendió
el valor de este cerebro, de este libertador de la clase oprimida?
¿Quién no le conoce sus filantrópicos actos para el caído, para el
débil, cuando sus mismos asesinos fueron un día libres por él? ¿Y
quién de vosotros, estimados compañeros, no tiene algo que
agradecerle cuando le veíamos sonreír en los corredores de nuestro
Colegio? ¿Quién olvidará que, deseoso de darle brillo a la ceremonia
para festejar el natalicio del Padre de la Patria, nos cedía su sueldo y
después vertía la idea de celebrar el 3 de junio145 otra de las fechas de
que abomina el fanatismo, con toda solemnidad? ¿No es de estar
agradecidos por todo esto y tomar ejemplo de su inagotable
filantropía democrática y estudiantil?.
"Pues bien, yo, ahora como representante de una colectividad
estudiosa, protesto enérgica y virilmente contra el crimen de este
gremio de canallas que, como siempre, escudado bajo la sombra de la
religión católica y simulando hipócritamente amor al prójimo,
cometió en la persona de Isaac Arriaga el acto más reprobable, el
asesinato más proditorio, cuya gravedad es mayor para los directores
intelectuales, ya que ellos se dicen representantes y apóstoles de
Cristo y que perdonan, en nombre de Dios, los crímenes como éstos, a
pesar de que hubo premeditación, alevosía y ventaja. Pero el Colegio
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BIBLIOGRAFÍA
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Zarco, Francisco. Historia del Congreso Constituyente de 1857,
México. Imprenta de I. Escalante, S. A. 1916.
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ÍNDICE
Pág.
PRESENTACIÓN 3
PREFACIO 5
CAPÍTULO I 8
ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA (1315-1556) 8
Misionero en la Tierra Caliente de Michoacán 8
Ario prehispánico. Posible época de su fundación 10
La integración del Imperio refuerza la hipótesis 18
Santiago Ario, Don Vasco de Quiroga y fray Juan Bautista de 23
Moya 27
Fundación de Santiago-Ario. Opinión del historiador Romero
Flores
CAPÍTULO II 31
EL RÉGIMEN COLONIAL (1556-1800) 31
Michoacán a la caída del Imperio Chichimeca 31
Descripción general del vasto escenario 33
Climatología 35
Minería 36
La fauna 38
Ario, Nuevo Urecho, La Huacana y Churumuco 38
Nuevo Urecho 41
La Huacana 41
Churumuco 43
Estructura económica del régimen colonial 44
Las tierras comunales 48
La actividad comercial 49
El Volcán del Jorullo 52
Cómo anunció el volcán su nacimiento. Maldición de los frailes 55
capuchinos
Científicos extranjeros en El Jorullo 56
CAPÍTULO III 59
SEMILLA DE LA LIBERTAD (1522-1810) 59
Organización administrativa y territorial de la Colonia 59
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CAPÍTULO IV 83
COMIENZA LA LUCHA ARMADA (1810-1815) 83
Noticias en Valladolid del levantamiento de Hidalgo 83
Primeras acciones de guerra en Michoacán 85
Se intensifica la ofensiva realista 90
El Congreso de Chilpancingo 92
Derrota de Morelos frente a Valladolid 95
Desastre de Puruarán 97
Los poderes públicos a punto de ser destruidos en Ario 103
CAPÍTULO V 111
EN EL FRAGOR DE LA INSURGENCIA (1815-1821) 111
Consecuencias del frustrado Plan de Iturbide 111
Últimos pasos del Congreso. Captura y muerte de Morelos 116
Víctor Rosales, héroe de leyenda 123
Decae el ímpetu de la insurgencia 129
Víctor Rosales muere combatiendo cerca de Ario 131
CAPÍTULO VI 139
LUCES DE LA ANARQUÍA (1821-1853) 139
El Plan de Iguala. Capitulación de Valladolid 139
México independiente. Ario en la nueva división territorial 145
El Liberalismo. La lucha de las facciones 153
Ario en el período caótico. Reformas educativas 157
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CAPÍTULO IX 235
EL ESFUERZO RECONSTRUCTOR (1967-1884) 235
Después de la guerra, Ario resurge de sus propias ruinas 235
Los caminos 235
La instrucción pública 237
Aspecto urbano 238
Las comunicaciones 239
A caballo y en diligencia rumbo a Ario de Rosales 241
Telegramas al Presidente Lerdo y a la Legislatura Estatal 246
Los arienses desbordan su alegría. Banquetes y brindis 252
Actividades del Gobernador 256
Regreso a Morelia. Sta. Clara del Cobre y Turirán 258
Baile en Pátzcuaro. Almuerzo en Huiramba. Comida en Tiripitío 262
Remembranzas literarias. ¡Morelia a la vista!... 262
CAPÍTULO X 268
EL PORFIRIATO (1884-1911) 268
El Porfiriato. 34 años de férrea dictadura 268
La vida en la República durante la "Paz porfiriana" 270
¿Qué ocurría en Ario de Rosales durante este aciago período? 272
Personajes que dan lustre a Ario de Rosales en esta época 277
Michoacán bajo la dictadura de Aristeo Mercado 290
Aprehensiones en Ario. Mítines en Morelia. Caída de Aristeo 293
Mercado
CAPÍTULO XI 296
LA REVOLUCIÓN DE 1910 (1910-1920) 296
Santa Clara del Cobre y Ario de Rosales en pie de guerra 296
Salvador Escalante ocupa pacíficamente la ciudad de Morelia 302
Lo hecho por el Dr. Silva durante su interinato 304
La ascendencia ariense del Dr. Miguel Silva González 307
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APÉNDICE 387
DOCUMENTO Nº 1 387
Cap. III. Organización administrativa y territorial en la Colonia 387
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DOCUMENTO Nº 4 396
Cap. XIII. Ario de Rosales elevado a la categoría de Ciudad 396
DOCUMENTO Nº 5 401
Cap. XII. Tropiezos al ponerse en práctica el Programa de la 401
Revolución
BIBLIOGRAFÍA 423
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Se terminó de imprimir
el 30 de mayo de 1980
en los talleres de
Imprenta Madero, S.A.,
Avena 102, México, D.F.
Cuidó de la edición
Leopoldo Herrera Morales.
Se tiraron 3,000 ejemplares.
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