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La corrosión puede suceder en todo el sistema de calderas. Las causas más comunes de la misma
son las siguientes:
• Ataque del oxígeno
• Concentración de alcalinidad
• Ataque del CO2 y de ácidos
• Ataque de quelatos
• Ataque del amoniaco
Se encuentran diferentes clases de corrosión en diversos lugares de la caldera. La corrosión de los
sistemas de calderas no es fácil de definir, porque los distintos procesos químicos involucrados son
complejos y con frecuencia están relacionados entre sí.
Generalmente se clasifica la corrosión del metal de la caldera en uno de estos dos tipos: corrosión
general o localizada. La corrosión general es un ataque uniforme en toda la superficie del metal que
causa un desgaste lento uniforme en todo el metal de la caldera. Esta corrosión normalmente no
causa suficiente pérdida de metal como para adelgazar los tubos y las paredes hasta producir
roturas de los mismos. La corrosión localizada produce una pérdida bastante rápida y seria de metal
en una zona pequeña y localizada. El resultado de esta corrosión es un ataque en forma de ranurado
o picaduras que puede causar roturas de los tubos en muy poco tiempo. El mecanismo de
concentración de la corrosión (como el que se produce bajo los depósitos de óxido de hierro) es un
ejemplo de corrosión grave localizada.
Reacción anódica:
Feo ? Fe+2 + 2e- (Oxidación) (1)
Reacción catódica:
½ O2 + H2O+ 2e- ? 2(OH-) (Reducción) (2)
Tres variables afectan la corrosividad del oxígeno en los sistemas de calderas: pH,
temperatura y concentración de oxígeno. A medida que aumenta la temperatura o la
concentración de oxígeno, la velocidad de corrosión aumenta. El pH y la corrosión por
oxígeno son inversamente proporcionales; a medida que aumenta el pH, el oxígeno es
menos corrosivo. Ésta es una de las razones por las que son preferibles los medios alcalinos
para las calderas.
PREVENCIÓN DE LA CORROSIÓN DEBIDA AL OXÍGENO
El mecanismo básico para prevenir la corrosión es el control del oxígeno. Puesto que las
condiciones que se encuentran en todo el sistema de la caldera son excelentes para la
corrosión por oxígeno, el método más eficaz de resolver el problema es reducir al mínimo la
cantidad de oxígeno contenida en el suministro de agua. La manera principal de conseguirlo
es usar un desaireador. (Consulte la Sección 2.5 titulada Desaireación).
Una vez adoptados todos los medios mecánicos para reducir la corrosión por oxígeno, se
utilizan medios químicos como complemento. Los eliminadores de oxígeno y los pasivadores
de metales protegen contra la corrosión en las secciones de la caldera y las previas a la
misma; las aminas volátiles (neutralizadoras y formadoras de películas) pueden elevar el pH
y crear barreras entre el oxígeno y el metal en los sistemas posteriores a la caldera
(condensado y componentes que usan vapor). (Consulte la Sección 2.8.5 si desea más
información sobre la prevención de la corrosión en esos sistemas).
MECANISMOS DE PASIVACIÓN DE LOS METALES
La definición tradicional de pasivación de los metales es la reducción de la hematita a
magnetita en los tubos de hierro de las calderas. Realmente, es un proceso por el cual las
superficies expuestas de metal forman una película protectora de óxido. Esta película pasiva
es muy delgada y densa y se distingue del metal base por su color. En el caso del acero al
carbono la película protectora e` de magnetita (Fe3O4) de color negro. La capa de magnetita
actúa como una barrera que impide la disolución del metal. Así, reduce la corrosión general.
No es fácil cuantificar las ventajas de la pasivación en aplicaciones en planta, pero la
diferencia cualitativa en el aspecto de la caldera durante las inspecciones puede ser
espectacular.
Es importante controlar el oxígeno en los sistemas de calderas (suministro de agua, agua de
la caldera y sistema de condensado), aunque las superficies metálicas estén bien pasivadas.
El control deficiente del oxígeno puede causar corrosión en forma de picaduras. Estas
picaduras ocurren en los ánodos de la superficie metálica, donde el metal se disuelve con
más facilidad. El metal se disuelve en forma de iones Fe+2 (corrosión general), dejando
electrones en el resto del metal. Este electrones son conducidos por el metal hasta cualquier
cátodo donde pueden ser transferidos a moléculas de oxígeno. El oxígeno presente puede
ligarse a estos electrones en cualquier lugar donde haga contacto con la superficie.
Las áreas anódicas son normalmente muy pequeñas, de modo que toda la disolución del
metal se concentra en ellas causando la corrosión localizada. Las picaduras profundas
pueden perforar el metal, llegando a provocar la rotura de tubos del economizador o del
precalentador. Por eso es necesario formar una película pasiva (para minimizar la corrosión
general) y eliminar el oxígeno (para evitar la corrosión localizada) al mismo tiempo. Algunos
eliminadores de oxígeno fomentan la pasivación al mismo tiempo que eliminan el oxígeno,
logrando ambos objetivos. Estos productos son inhibidores de la corrosión muy efectivos.
La pasivación de una superficie metálica es la reacción del metal base para formar
magnetita, la cual está firmemente ligada a la base de metal. (Vea la Figura 2). Esta película
es diferente que las partículas de óxidos de hierro que se han transformado en magnetita y
simplemente se depositan sobre la superficie metálica. Estas partículas de magnetita
depositada o transportada no contribuyen a la protección del metal base.
Mecanismos de pasivación
Todavía no se comprenden totalmente lo; mecanismos de las reacciones de pasivación. En
el pasado se propusieron los mecanismos de reacción de las Ecuaciones 3 a 6 para la
hidracina:
4 Fe3O4 + O2 ? 6 Fe2O3 (3)
6 Fe2O3 + N2H4 ? 4 Fe3O4 + 2 H 2O + N2 (4)
y
2 Cu2O + 02 ? 4 CuO (5)
4 CuO + N 2H4 ? 2 Cu2O + H2O + N2 (6)
También se han propuesto mecanismos de reacción con SURGARD y ELIMIN-OX. Se cree
que la reacción con SUR-GARD sigue los paso; indicados en las Ecuaciones 7 y 8:
Sin embargo, con la tecnología moderna estas reacciones ya no son adecuadas. Se han
propuesto varios mecanismos; el más aceptado es el que tratamos aquí. Pueden tener lugar
otras reacciones, pero no se toman en consideración en esta sección.
En las condiciones de la caldera, el óxido metálico más estable termodinámicamente es la
magnetita. Se forma por reacción del agua con la superficie del acero dulce. Esta reacción
tiene lugar en dos pasos:
Fe + 2 H 2O ? Fe(OH)2 + H2 (9)
Existe hidracina en forma catalizada. Las pruebas realizadas han demostrado que la
hidracina catalizada es un eliminador de oxígeno más eficaz a temperaturas bastante
inferiores a las normales en el agua de suministro de la caldera, pero no muestra ninguna
ventaja significativa a temperaturas elevadas.
La hidracina también tiene desventajas:
• Uno de los productos de descomposición de la hidracina es el amoniaco (NH3). El
amoniaco a concentraciones superiores a 0,3 ppm ataca las aleaciones de cobre en
presencia del oxígeno.
• Se sospecha que la hidracina es carcinogénica para los seres humanos; por lo tanto se
debe evitar la exposición tanto como sea posible. Para ello hay que usar sistemas cerrados
de suministro. Los estudios realizados muestran que cuando se manipula la hidracina en
sistemas cerrados o ventilados, se pueden controlar las concentraciones hasta menos de 0,1
ppm en el aire.
• A bajas temperaturas, la hidracina reacciona lentamente. Si, como en el caso de algunas
centrales térmicas, se suministra la hidracina al pozo de condensado, se necesitan dosis
muy altas para proteger totalmente el sistema. La reacción lenta implica la posibilidad de
ataque por oxígeno, incluso con la hidracina introducida en el sistema.
ELIMIN-OX
La preocupación asociada con la manipulación de la hidracina contribuyó al desarrollo de
una alternativa a los secuestrantes de oxígeno volátiles tradicionales. El producto
desarrollado, ELIMIN-OX, es un secuestrante totalmente volátil que se puede usar en todo
tipo de calderas.
La reacción del secuestrante ELIMIN-OX con el oxígeno es similar a la de la hidracina, pero
más compleja. El tratamiento con ELIMIN-OX produce numerosas reacciones intermedias
que aumentan la reactividad del producto y pueden pasivar mejor el metal. A temperaturas
inferiores (<150°C, 300°F) el principal ingrediente de ELIMIN-OX, la carbohidracida
reacciona directamente con el oxígeno:
0
II
H2N – NH – C – NH – NH2 + 2 O2 ? 2 N 2 + 3 H 2O + CO2 (19)
Por eso ELIMIN-OX es un secuestrante del oxígeno muy útil así como un pasivador de
metales para los sistemas del agua de suministro (desaireadores, economizadores, etc.)
A medida que la temperatura sigue aumentando (150 a 260°C, 300 a 500°F), la hidracina
formada a partir de la carbohidracida se descompone como explicamos antes.
El secuestrante de oxígeno ELIMIN-OX es exclusivo porque uno de sus productos de
descomposición es la hidracina- Esto significa que a temperaturas más altas, ELIMIN-OX
continúa eliminando oxígeno y pasivando las superficies metálicas. Por encima de los 200°C
(390°F) se descompone en amoniaco, nitrógeno y agua, ninguno de los cuales aumenta la
conductividad del agua de la caldera.
SUR-GARD (Ácido D-eritórbico)
El secuestrante de oxígeno SUR-GARD es un agente químico reductor no volátil cuya
función es eliminar el oxígeno y fomentar la pasivación de las superficies metálicas. SUR-
GARD es similar al ácido L-ascórbico y se ha utilizado desde 1980 como secuestrante de
oxígeno para agua de calderas. La Figura 3 muestra la estructura química de estos
compuestos.
La reacción de SUR-GARD con el oxígeno disuelto es compleja y todavía no se conoce el
mecanismo completo. La reacción general es como sigue (la fórmula de SUR-GARD está
simplificada):
R1 – C = C – R2 + ½ O2 ? R1 – C – C – R2 + H2O (21)
I I II II
OH OH O O
SUR-GARD no aumenta la conductividad del agua de la caldera. A temperaturas elevadas
(260°C, 500°F), SUR-GARD se descompone en CO2 y agua.
Al eliminar cualquiera de estos factores nos aseguramos de que no ocurra este tipo de
corrosión. Puesto que es más difícil eliminar los mecanismos de concentración de la caldera,
La prevención de la corrosión generalmente depende de la exclusión de los agentes
potencialmente corrosivos del agua de la caldera.
El hidróxido sódico (sosa cáustica) es inofensivo para el metal a las concentraciones
normales del agua de la caldera, pero puede ser muy agresivo para el acero de la caldera a
altas concentraciones. El hidróxido sódico es el agente que participa con más frecuencia en
el ranurado dúctil de los tubos de calderas a alta presión. El óxido de hierro normal
magnético (Fe3O4) que proporciona protección pasiva y que se forma (no deposita) sobre la
superficie del acero, puede considerarse simplemente como una "solución sólida" de
hematites (Fe2O3) y óxido ferroso (FeO). Si están suficientemente concentradas, las
sustancias cáusticas del agua de la caldera reaccionarán con estos componentes de la
magnetita protectora y los solubilizarán en forma de ferrita sódica y ferrato sódico, como
muestra la Figura 6. Entonces el metal base quedará expuesto y desprenderá algo de hierro
que reaccionará con el agua, reformando la capa protectora de magnetita (Fe3O4). Si las
concentraciones cáusticas localmente elevadas persisten y la magnetita reformada se vuelve
a disolver, el metal base sigue cediendo hierro y el cráter se hace más profundo.
La concentración localizada de sosa cáustica y la corrosión resultante pueden estar
causadas por varias condiciones:
• Acumulaciones de depósitos de óxido metálico poroso en la pared de agua y otros tubos
calentados.
• Operación de una caldera excediendo de su capacidad nominal.
• Aumento excesivo de las tasas de carga de la caldera.
• Consumo calorífico localizado excesivo.
• Diferenciales de presión localizadas en un tubo generador.
Depósitos de óxido metálico - Estos depósitos aíslan parcialmente el metal calentado del
tubo del contacto directo con el agua. Esto aumenta las temperaturas de la superficie metáli-
ca en el lado de agua por encima del punto de ebullición del agua correspondiente a la
temperatura de operación. Como muestra la Figura 7, incluso un depósito muy delgado
aumentará la temperatura del tubo de metal considerablemente. El agua de la caldera que
se difunde por estos depósitos porosos a estas temperaturas superiores a las de saturación
hierve y el vapor producido se escapa a través del depósito. Pero los constituyentes
ionizados que contenía el agua de la caldera quedan atrapados y, finalmente, se acumulan
bajo el depósito hasta alcanzar concentraciones muy altas que rompen el equilibrio sin
ebullición.
El ejemplo siguiente demuestra la gravedad del problema: considere una caldera que opera
a 159 Kg/cm2 (2200 psi) con suficientes depósitos de óxido de hierro para elevar las
temperaturas de la superficie interna de los tubos de la pared de agua solamente 8°C (15°F)
por encima de la temperatura de la masa de agua de la caldera. Si esta agua contuviera
alguna sustancia cáustica libre, sea 1 ppm o 100 ppm, la concentración teórica del equilibrio
sin ebullición de la sustancia cáustica en la superficie metálica debajo del depósito podría
alcanzar una concentración muy alta de 220.000 ppm (vea la Figura 8). Los tubos de caldera
sucios constituyen un riesgo muy serio en las calderas a alta presión.
Operación con caudales de vapor superiores a la capacidad nominal - Esta práctica
conlleva el riesgo de que el consumo calorífico supere la capacidad de absorción de calor de
la masa de mezcla de agua y vapor que recircula por los tubos de la caldera. Así, grandes
áreas de las superficies de calentamiento de la caldera pueden experimentar la ebullición
pelicular, también llamada pérdida de ebullición nucleada. Se pueden alcanzar
concentraciones cáusticas muy altas en la superficie metálica por evaporación.
Aumento excesivo de tasas de carga de la caldera - Los consumos caloríficos que exce-
den temporalmente la capacidad de absorción de calor del agua recirculante de la caldera
pueden tener efectos similares hasta que se alcance el nivel deseado de carga y la tasa de
encendido de la caldera retroceda a la normalidad.
Consumo calorífico excesivo debido a la alineación de los quemadores o a otras
condiciones del lado de fuego - En tales condiciones, pueden ocurrir efectos y daños si-
milares a los causados por aumentos excesivos de las tasas de cara de la caldera.
Los generadores de vapor de un solo paso utilizan solamente tratamientos con compuestos
volátiles.
Control con fosfatos coordinados
Este método de control está basado en la hidrólisis del fosfato trisódico en el agua de la
caldera:
Na3PO4 + H2O ? Na2HPO4 + NaOH (22)
FTS Agua FDS Sosa cáustica
Cada mol de FTS agregado produce en teoría un mol de sosa cáustica, subiendo el pH. La
sosa producida se considera "cautiva" en lugar de "libre", porque si se evaporase la solución
hasta la sequedad, la reacción se desplazaría hacia la izquierda dejando un residuo seco
que contendría solo FTS y ninguna sosa.
La curva de control de fosfatos coordinados (proporción 3,0) de la Figura 13 es la gráfica del
pH en función de la concentración de PO4. Puesto que hay otras variables que afectan el pH
del agua de la caldera, como las fugas del desmineralizador del agua de reposición y las
fugas de los tubos del sistema de condensado, el control por encima o por debajo de la
curva de fosfatos coordinados requiere el uso alternativo o concurrente de fosfatos
(monosódico, hexameta) que consumen álcalis, fosfato disódico neutro respecto a los
álcalis, fosfato trisódico productor de álcalis y sosa cáustica. La Figura 14 muestra los
efectos de la hidrólisis y la alcalinidad de varios fosfatos sódicos.
Un problema del control con fosfatos coordinados es que los productos de la hidrólisis del
fosfato trisódico tienen solubilidades diferentes.
A medida que el agua de la caldera se evapora y se concentra localmente (es decir, debajo
de un depósito poroso de un tubo de la pared de agua), el fosfato dibásico (Na2HPO4)
alcanza su limite de solubilidad primero y comienza a precipitar. La solución restante se
enriquece en sosa cáustica libre y produce corrosión localizada, incluso cuando la masa de
agua de la caldera esté perfectamente controlada sobre la curva de fosfatos coordinados.
Control congruente con fosfato sódico
Este programa se desarrolló para resolver las diferencias de solubilidad del fosfato sódico v
la sosa cáustica concentrados. Los estudios realizados mostraron que la precipitación del
fosfato a partir de una solución de fosfato sódico a alta temperatura (300°C, 572°F) con una
razón molar Na:PO4 mayor que 2,85, siempre resulta en un aumento de la razón Na:PO4 de
la solución restante que se acerca a la zona peligrosa de sosa cáustica libre, superando el
límite de la razón 3,0. Inversamente, cuando se precipita el fosfato de una solución que tiene
una razón Na:PO4 menor que 2,85, la razón Na:PO4 disminuye en la solución restante
alejándose más de la región de sosa cáustica libre. Con una razón Na:PO4 en la solución de
2,85 exactamente, la razón Na:PO4 en los sólidos de fosfato precipitado es idéntica, es decir,
congruente. La Figura 15 muestra estas relaciones de las razones de las fases.
Los estudios subsiguientes demostraron que a temperaturas más altas, el punto congruente
podría estar en una razón Na:PO4 más baja, hasta 2,6. Para adaptarse a estas y otras
incertidumbres, los programas de control congruente operan normalmente entre razones
molares Na:PO4 "seguras" de 2,3 a 2,6. El control se basa enteramente en las relaciones de
las lecturas de pH y PO4 del agua de la caldera, esforzándose por mantener las
coordenadas gráficas dentro de las zonas apropiadas en un diagrama de control (vea la
Figura 13). Las medidas directas del sodio del agua de la caldera no se usan en este control.
Si se midiese directamente el sodio, se podrían obtener razones confusas de Na:PO4,
debido a la presencia de sales de sodio neutras (como las de las fugas del condensador)
que tienen poca influencia en las relaciones del pH y el PO4.
pH mínimo
Presión del tambor, 'OH' máximo Intervalo del agua de
bares (psig) (como CaCO3) de PO4 la caldera
pH 9,0 a 9,7
OH (libre, en forma de CaCO3) 1 ppm máximo
PO4 Equilibrio
Los límites de conductividad están regulados por las concentraciones admisibles de sílice,
hierro y sólidos totales del agua de la caldera.
Para el tratamiento de fosfatos en equilibrio solo re recomienda el fosfato trisódico y la sosa
cáustica (si es necesaria). No se recomiendan los fosfatos monosódico, disódico ni los
polifosfatos.
Tratamiento con compuestos volátiles (AVT)
El tratamiento AVT permite conseguir un pH suficientemente alto como para proteger el
acero de la caldera sin introducir sólidos disueltos. El método a veces se denomina
tratamiento de "cero sólidos". Está basado en el uso de productos químicos sin sólidos,
totalmente volátiles, como la hidracina para eliminar el oxígeno, más morfolina,
ciclohexilamina o amoniaco para controlar el pH de los ciclos. Este tratamiento se puede
usar en calderas que operan a presiones mayores que 70 Kg/cm2 (1000 psig) y es el único
programa que se puede usar en calderas de un solo paso para centrales térmicas. En los
ciclos de calderas con tambor, se puede usar el AVT para mayor simplicidad cuando el
ocultamiento del fosfato ha causado problemas de control en los programas de fosfatos
coordinados y pH, o cuando es necesario un vapor purísimo.
El tratamiento con compuestos volátiles tiene una desventaja para las calderas con tambor:
el agua de la caldera no está tamponada y por tanto está sujeta a variaciones amplias y
rápidas del pH, en caso de contaminación del suministro de agua Esta agua no debe
contener dureza ni otros sólidos disueltos. Ya que el agua no contiene fosfatos ni alcalinidad
de sodio para reaccionar con la dureza, cualquier contaminación es de la mayor importancia.
Es necesario detectar y solucionar el problema inmediatamente; de no hacerlo así se pone
en peligro el uso futuro de la unidad. Es prácticamente indispensable que haya un sistema
de purificación del condensado, sea para purificación continua o para puestas en marcha y
emergencias. Algunas instalaciones de centrales térmicas operan ciclos con tambor a 170
Kg/cm2 (2400 psig) con AVT y sin pulidores, pero sus sistemas tienen una instrumentación
extensa que permite actuar inmediatamente para remediar cualquier contaminación de los
ciclos (incluyendo el suministro de fosfatos hasta que se resuelva el problema). En el lado de
agua de reposición, es esencial el uso de un pulidor de lecho mixto.
Se consigue protección contra la corrosión eliminando mecánica y químicamente todo el
oxígeno del sistema y tamponando el pH dentro de un intervalo adecuado para los metales
de construcción.
Como secuestrante de oxígeno del sistema se usa hidracina o ELIMIN-OX, que se aplican
típicamente a la descarga de la bomba de condensado del pozo de condensado del
condensador de la turbina. En algunas situaciones puede ser conveniente dosificar
separadamente los secuestrantes de oxígeno (es decir, dosificación parcial al lado de
condensado de un calentador del agua de suministro a baja presión, o a la línea cruzada de
vapor que va a la turbina de baja presión). Consulte la página 5 donde encontrará más
información acerca de la aplicación y el control de la hidracina. Cuando el exceso de
hidracina llega a la caldera, o bien se vaporiza o se descompone, añadiendo amoniaco al
vapor. Así se obtiene protección adicional para el ciclo de vapor, aunque la contribución de
amoniaco cuando se añade a otras fuentes del mismo puede crear un problema en sistemas
con aleaciones de cobre, especialmente en presencia de oxígeno.
El amoniaco y la morfolina son dos de los materiales más utilizados para controlar el pH del
sistema. La ciclohexilamina no se usa tanto. La selección del inhibidor de corrosión depende
de la metalurgia del sistema, del historial de operación de la planta y de las costumbres de la
planta. Algunas plantas han pasado del amoniaco a la morfolina para proteger mejor la
turbina y el lado de carcasa de los calentadores de agua de suministro a alta presión. La
morfolina, a causa de su razón de distribución vapor-liquido más favorable, ha reducido las
velocidades de corrosión, reduciendo por lo tanto las concentraciones de hierro (Fe) y cobre
(Cu) del agua de suministro. Tanto la morfolina como la ciclohexilamina se descomponen
parcialmente formando amoniaco. La cantidad de descomposición depende en gran medida
del tiempo y la temperatura, variando de un sistema a otro. El impacto sobre el ciclo
normalmente es mínimo y solo hacen falta pruebas periódicas del amoniaco para mantener
los máximos aceptables en el agua de suministro.
Los sistemas tratados con AVT que tienen pulidores de condensado prácticamente los ope-
ran en el ciclo de amoniaco, sea comprando resinas pulverizadas en forma amoniaco del
tipo Powdex o agotando la resina catiónica de forma H+ del lecho profundo mixto aniónico -
catiónico en la planta y operando hasta que se alcance el punto de saturación de sodio.
El control del programa AVT es sencillo y muy efectivo, siempre que se mantenga la calidad
del agua de suministro. La contaminación de esta agua en un sistema que estaba libre de
sólidos produce inmediatamente efectos perjudiciales. Ya que el sistema esencialmente no
tiene ninguna capacidad de tamponamiento, el pH del agua de la caldera puede alcanzar
valores de acidez libre (pH ≤ 4,3) con mucha rapidez después de la contaminación. Esto es
particularmente cierto en los sistemas que usan agua de mar para enfriar el condensador.
(Consulte la corrosión por ácido, sales hidrolizadas, en la página 20).
Hay que controlar atentamente las infiltraciones de aire, para mantener niveles bajos
aceptables de Fe y Cu en el agua de suministro (particularmente en los ciclos de un solo
paso y en ciclos que no tienen pulidores de condensado). Más aún, el exceso de infiltración
de oxígeno aumenta la demanda de secuestrante de oxígeno. Parte del oxígeno que entra al
sistema está contenido en el agua de reposición del desmineralizador o evaporador. Sin
embargo, la fuente principal de oxígeno es la infiltración de aire que ocurre en las áreas de
presión subatmosférica del ciclo, tal como el condensador principal de la turbina y los
calentadores de la fase del agua de suministro a baja presión. Los equipos defectuosos para
eliminación de aire también causan problemas de oxígeno.
El oxígeno se controla continuamente y se puede verificar periódicamente con las pruebas
de índigo carmín o Chemetrics. La vigilancia continua del oxígeno con un analizador
confiable durante la operación es generalmente la mejor manera de detectar infiltraciones de
aire. También se deben vigilar regularmente las tasas de descarga del eyector de aire.
Las medidas de conductancia específica del agua de la caldera sirven para vigilar la
contaminación por sólidos disueltos del ciclo. Es preferible la conductividad catiónica en
lugar de la conductancia específica para el condensado y el agua de suministro, puesto que
es más sensible a los cambios en los sólidos disueltos y no es afectada por los cambios en
las concentraciones de aminas. (Consulte la Tabla 3). La conductividad catiónica se mide
después de haber intercambiado los cationes (Na+, K+, etc.) por hidrógeno, haciendo pasar
la muestra por una columna de intercambio catiónico regenerada con ácido. La mayor
conductividad de los ácidos resultantes refuerza mucho la sensibilidad de la medida. La
conductancia específica se usa principalmente como monitor de la concentración de
amoniaco y amina de neutralización presentes en el ciclo. (Vea las Figuras 17 y 18).
La vigilancia continua del pH del agua de la caldera es esencial, ya que el pH proporciona
una indicación inmediata de un problema de contaminación. Los valores del pH del agua de
la caldera típicamente serán más bajos que los del agua de suministro, por la volatilización
de la amina del agua de la caldera. El control del pH en el ciclo de agua de suministro
variará con la composición metalúrgica. Los sistemas de acero (típicamente para ciclos de
una pasada), funcionarán mejor cuando se controlan en un intervalo del pH de 9,2 a 9,6. Los
sistemas que contienen aleaciones de cobre se deben controlar en un intervalo del pH de
8,8 a 9,2.
La Tabla 3 indica las especificaciones típicas del control del programa AVT para agua de
suministro y agua de caldera.
FISURACIÓN CÁUSTICA
No se deben confundir la corrosión cáustica y la fisuración cáustica. La fisuración cáustica es
un tipo especial de agrietamiento por tensocorrosión que a veces se produce en las
calderas. Antiguamente era una causa común de roturas de la caldera, pero las técnicas de
fabricación modernas y los tratamientos mejores del agua la han hecho poco frecuente. Para
que se produzca la fisuración cáustica tienen que darse tres condiciones simultáneas:
No existe ninguna prueba química simple para determinar si el agua de una caldera
contribuye a la fisuración. Sin embargo, se pueden usar unidades detectoras especiales para
verificar las tendencias fragilizantes del agua de la caldera. Las unidades detectoras se
pueden conectar a la caldera en operación; no obstante, hay que efectuar la prueba en
condiciones cuidadosamente controladas para conseguir resultados exactos. La unidad de
prueba debe ser instalada y supervisada por un especialista, de preferencia un metalúrgico.
Los nitratos son particularmente eficaces en la prevención de la fisuración de las calderas.
Generalmente las concentraciones relativamente bajas de este inhibidor, comenzando por
0,4 partes de nitrato sódico por una parte de sosa cáustica en el agua de la caldera, son
adecuadas.
La experiencia indica que la combinación de nitratos orgánicos y de sodio proporciona la
mejor protección contra la fragilidad. Normalmente se recomiendan de 80 a 100 ppm de
nitratos orgánicos más 50 ppm de nitrato sódico.
CORROSIÓN ÁCIDA
CONTAMINACIÓN DEL AGUA DE SUMINISTRO
El ataque árido se puede producir en sistemas de baja y alta presión. Los contaminantes que
causan el ataque ácido penetran con el agua de suministro y reaccionan en la caldera. Este
ataque ácido generalmente es de una de estas dos clases:
Corrosión en sistemas de alta presión y mucha pureza, causada por la concentración e
hidrólisis de cloruros.
Ataque local o generalizado en el agua de suministro y en sistemas de baja y alta presión
como consecuencia de la intrusión ácida u orgánica.
SALES HIDROLIZADAS
Las fugas del condensador son especialmente problemáticas en los sistemas de calderas de
alta presión que tienen condensadores de vapor superficiales. Las fugas pueden ocurrir
debido a la penetración por corrosión de uno o más tubos del condensador; o a conexiones
mal selladas entre tubos y la placa de tubos. En cualquier caso, el agua de enfriamiento
circulante se infiltra bajo presión desde el lado del tubo al lado de la carcasa con alto vacío
del condensador, contaminando el condensado. Incluso fugas muy pequeñas del
condensador pueden tener efectos importantes en las reacciones químicas de las aguas de
caldera muy puras. Estos efectos pueden incluir condiciones ácidas muy perjudiciales,
concentraciones altas de sílice, precipitación de minerales que forman incrustaciones o
combinaciones de los mismos.
La infiltración de agua de enfriamiento con altas concentraciones de cloruros es
particularmente perjudicial, produciendo ácidos en las aguas muy puras de calderas
mediante reacciones como la siguiente:
MgCl2 + 2 H 2O ? Mg(OH)2 + 2 HCI (23)
Cloruro Agua de Precipitado Ácido
magnésico caldera clorhídrico
Estas reacciones causadas por una infiltración significativa de agua de enfriamiento con un
total de sólidos disueltos elevado, de no ser detectadas y controladas pueden bajar
rápidamente el pH del agua de la caldera hasta valores inferiores a 4,3, comprendidos en el
intervalo de acidez mineral libre muy corrosiva. La acidez que se difunde en los depósitos
porosos de óxido de los tubos de elevada transferencia térmica puede causar roturas
rápidas de los tubos debidas a la corrosión dúctil y daños causados por el hidrógeno
asociado. El riesgo es mayor en las infiltraciones de aguas de enfriamiento con altas
concentraciones de cloruros y sólidos disueltos, tales como las aguas recirculantes de torres
de enfriamiento muy concentradas, aguas salobres y agua de mar. Los efectos sobre el pH
de la caldera no son normalmente tan serios cuando los condensadores operan con agua
dulce de bajo contenido total de sólidos.
El ataque por quelatos se caracteriza por ondulaciones en las secciones de alta velocidad y
turbulencia. (Consulte la Sección 2.9.1, Roturas del metal). La concentración de quelato en
áreas de bajo caudal habitualmente adquiere la forma de picaduras poco profundas,
superpuestas. En ambos casos, la superficie no tiene óxidos ni depósitos.
El control de los quelatos residuales depende de la presión Consulte la Sección 2.8.1 donde
hallará más información. El principal medio para combate la corrosión por quelatos es
asegurarse de eliminar el oxigeno disuelto y mantener las concentraciones adecuadas.