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Estas holguras provocan la pérdida de hermeticidad del eje, haciendo que el aceite que
lo lubrica entre en la admisión y sea quemado en el interior del motor. Tu coche no ha
elegido a un nuevo Papa, está quemando aceite. El aceite quemado se manifiesta en
forma de un humo blanco con tintes azulados y un característico olor, emanando del
tubo de escape.
Acude a tu taller, si el coche te lo permite. Ante la duda, llévalo en grúa y evita males
mayores. En el taller descarbonizarán el mecanismo o lo reemplazarán. Por suerte, no es una
avería cara y el turbo volverá a funcionar adecuadamente tras la reparación. La integridad
física del motor no se vería comprometida. De forma preventiva, una descarbonización del
turbo – y de la EGR, especialmente en coches diésel – es conveniente, especialmente si tu
coche está entrado en años y percibes cierta merma gradual en su rendimiento.
Algunos coches entran en modo a prueba de fallos ante pérdidas de presión en el sistema de
sobrealimentación. Puede notar una merma en el rendimiento del coche, sin llegar a ser
excesiva.
La magnitud de la avería es pequeña, pero debe ser subsanada. Por fortuna, una nueva abrazadera
metálica o un nuevo manguito no acarrea un gran coste económico. Son piezas baratas cuya
sustitución es sencilla. Comprueba regularmente el buen estado de los manguitos del coche y
vigila que no tienen cortes o dobleces. Si tu coche está entrado en años, considera un reemplazo
preventivo de algunos manguitos. No son caros y te ahorrarás dolores de cabeza.
¿Qué debo hacer?
Para inmediatamente, y apaga el motor. Con suerte, sólo habrá roto el turbo y
no habrá afectado a otros componentes del motor. En el peor de los casos,
tocará cambiar componentes vitales del motor, o incluso el motor al completo.
Un turbo cuesta unos 1.000 euros, pero es la mano de obra la que incrementa
enormemente el coste de la avería. Su reemplazo no es tan rápido como un
cambio de aceite, ni muchísimo menos. Por eso conviene de forma
periódica comprobar en taller que el turbo no tiene holguras de ningún tipo.
Recomendaciones :
Unos pocos consejos para alargar la vida de tu turbo
Espera un par de minutos al arrancar y al llegar a tu destino, al ralentí.
Esto normalizará la temperatura del turbo y evitará que el aceite del eje
se carbonice, creando sedimentos y partículas abrasivas que darán al
traste con el carrete y provocarán fugas de aceite. Las paradas tras una
conducción en autopista son especialmente delicadas.