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1) Investiga cómo está formado cada órgano de los sentidos: vista, olfato, oído, gusto
y tacto.
2) Describe cada estructura que compone cada uno.
3) Gráfica o busca una imagen donde se observan las diferentes estructuras.
4) Explica su funcionamiento.
5) Busca y describe posibles enfermedades que pueden desarrollar los mismos.
6) Cronograma de entrega
a) VISTA 27/04
b) OIDO 04/05
c) TACTO 11/05
d) OLFATO Y GUSTO 18/05
OLFATO
1) El olfato u olfacción es el sentido encargado de detectar y procesar los olores. Es un
quimiorreceptor en el que actúan como estimulante las partículas aromáticas u
odoríferas desprendidas de los cuerpos volátiles, que ingresan por el epitelio olfatorio
ubicado en la nariz, y son procesadas por el sistema olfativo.
La nariz humana distingue entre más de 10.000 aromas diferentes. Las sustancias
odorantes son compuestos químicos volátiles transportados por el aire. Los objetos
olorosos liberan a la atmósfera moléculas que percibimos al inspirar. Estas moléculas
alcanzan la mucosa olfativa, que consta de tres tipos característicos de células: las
células olfativas sensoriales, las células de sostén y las células basales.
2) El esqueleto de soporte de la nariz se compone de hueso y cartílago hialino. La
superficie inferior de la nariz está atravesada por dos aberturas, las narinas u orificios
nasales. La porción ósea consta de los huesos nasales, las apófisis frontales de los
maxilares, la porción nasal del hueso frontal y su espina nasal, y las porciones óseas
del tabique nasal. La parte cartilaginosa de la nariz está compuesta por cinco
cartílagos principales, entre ellos los cartílagos alares, en forma de U, son libres y
móviles; dilatan o contraen las narinas cuando se contraen los músculos que actúan
sobre la nariz.
El tabique nasal divide la nariz en dos cavidades nasales. Posee una parte ósea y otra
cartilaginosa, blanda y móvil. Consta de la lámina perpendicular del hueso etmoides
que forma la parte superior y el hueso vómer que forma la porción postero inferior. El
término cavidad nasal se refiere a su totalidad, sumando la mitad derecha e izquierda
que están separadas por el tabique nasal. El área olfatoria o pituitaria amarilla
corresponde a la mucosa de la porción superior de la cavidad nasal y contiene el
órgano periférico del olfato; la acción de olfatear transporta el aire a esa zona. El área
respiratoria, también llamada pituitaria roja, corresponde a la mucosa situada en la
porción inferior de la cavidad nasal. No tiene función olfatoria, pues su finalidad es
calentar, humedecer y filtrar el aire antes de que pase al resto de la vía aérea superior
y pulmones. Los dos nervios olfatorios se originan en las células del epitelio olfatorio y
se dirigen al bulbo olfatorio del cerebro en un corto trayecto.
Los senos paranasales son extensiones de la porción respiratoria de la cavidad nasal
en los huesos frontal, etmoides, esfenoides y maxilar. Están llenos de aire. Se
distinguen los senos frontales, senos maxilares, senos esfenoidales y seno etmoidal.
Los receptores olfatorios se encuentran en las fosas nasales. La mucosa que recubre
el interior de las fosas nasales se llama pituitaria y se divide en dos regiones
diferentes:
La inferior que recibe el nombre de pituitaria roja está muy vascularizada por lo que
adopta un tono rojizo característico. No tiene función olfatoria, sino que cumple el
cometido de calentar el aire que penetra por la nariz y limpiarlo de las pequeñas
impurezas y partículas extrañas.
La parte superior de la mucosa que recubre la nariz se llama pituitaria amarilla. Es la
región responsable del sentido del olfato y cuenta con células especializadas que
contienen receptores olfatorios. Esta región es por lo tanto la única responsable del
sentido del olfato.
Para estimular los receptores olfatorios es necesario que las sustancias sean volátiles,
es decir, han de desprender vapores que puedan penetrar en las fosas nasales, y que
sean solubles en agua para que se disuelvan con la mucosidad y lleguen a las células
olfatorias. Estas transmiten un impulso nervioso al bulbo olfatorio y de este a los
centros olfatorios de la corteza cerebral, que es donde se aprecia e interpreta la
sensación de olor.
El genoma de los animales mamíferos contiene una gran cantidad de genes
relacionados con la olfacción. Cada uno de ellos codifica una proteína que actúa como
receptor específico de una sustancia odorífera. Se cree que un mamífero puede
expresar alrededor de 1000 receptores diferentes de este tipo, por lo que la familia de
proteínas que actúan como receptores odoríferos es una de las mayores en el
genoma. El reconocimiento de un olor determinado viene dado por la estimulación
simultánea de varios receptores, por lo que el número de posibles combinaciones es
enorme. En 1991 se descubrieron los primeros genes de las proteínas receptoras del
olor. Estas moléculas receptoras residen en la membrana de células sensoriales, que
retienen un aroma y envían el mensaje correspondiente al cerebro a través de una
cadena de reacciones químicas. En 1996 fue caracterizado el primer receptor olfativo
humano.
Se han realizado numerosos intentos para clasificar los diferentes olores que el ser
humano es capaz de detectar. En una de las más recientes se establecen 10
categorías básicas: fragante/floral, leñoso/resinoso, frutal no cítrico, químico,
mentolado/refrescante, dulce, quemado/ahumado, cítrico, podrido y acre/rancio. No
obstante, probablemente ninguna de las clasificaciones realizadas sea satisfactoria,
dado que en realidad los aromas que percibimos son la suma de una mezcla de
diferentes olores primarios, cada uno de los cuales corresponde a una sustancia
química diferente con una fórmula concreta. El número de olores primarios es altísimo
y está determinado por la existencia de receptores celulares específicos para cada uno
de ellos.
4) Por medio del sentido del olfato percibimos los olores que nos ayudan a identificar
los cuerpos, objetos y sustancias a nuestro alrededor. La nariz es el órgano por el cual
penetran todos los olores que sentimos.
CÓMO PERCIBIMOS EL OLOR
Las moléculas de olor entran por las fosas nasales. Luego las células receptoras al
final de la cavidad nasal transmiten impulsos al bulbo olfatorio. Este bulbo es una
zona interior del cerebro que participa en la percepción de olores y manda señales al
cerebro.
Las terminaciones nerviosas permiten la percepción de sensaciones que contribuyen a
la experiencia olfativa.
Las moléculas de olor entran por las fosas nasales. Luego las células receptoras al
final de la cavidad nasal transmiten impulsos al bulbo olfatorio. Este bulbo es una
zona interior del cerebro que participa en la percepción de olores y manda señales al
cerebro. Las terminaciones nerviosas permiten la percepción de sensaciones que
contribuyen a la experiencia olfativa.
Una persona puede distinguir entre dos mil y cuatro mil olores distintos. Sin embargo,
su olfato no es tan poderoso como el de otras especies de mamíferos.
5) Enfermedades olfativas
Anosmia: Es la pérdida del olfato. En ocasiones es congénita (presente desde el
momento del nacimiento) y puede deberse a un trastorno de origen genético.
Hiposmia: Es la reducción de la capacidad de detectar los olores. Puede deberse
simplemente a la edad avanzada que provoca pérdida fisiológica en la capacidad para
detectar sustancias odoríferas, pero gran parte de los casos se deben a infecciones
repetitivas de las vías aéreas superiores tanto de la nariz como de los senos
paranasales que dañan a la mucosa. En ocasiones está causada por la existencia de
pólipos nasales o es debida a traumatismos craneales.5
Hiperosmia. Aumento en la capacidad de detectar olores.
Parosmia. Percepción distorsionada de un olor presente en el ambiente.
Fatiga olfativa. Es un proceso normal y no una enfermedad. Consiste en que, en
presencia de un fuerte olor, la sensación se atenúa si se prolonga la exposición en el
tiempo. En realidad, se trata de un proceso fisiológico de adaptación sensorial en el
que el sistema nervioso altera el umbral de sensibilidad a determinados estímulos
odoríferos.
GUSTO