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EON Y PHYSIS

Yissel Garzón
De acuerdo con Schürmann (2017) “es una convicción persistente en Heidegger que los rasgos
de la presencia en cuanto acontecimiento, deben ser descifrados a partir de las palabras
fundamentales de las que nació la filosofía occidental” (pág. 243).
En la sección pasada el autor señaló que las categorías prospectivas de la presencia originaria
serían deducidas a partir del inicio de la historia del ser: el comienzo presocrático. Pues bien, la
deducción de esas categorías se realizará a partir de “las palabras fundamentales” de las que
según Heidegger nació la filosofía occidental. Para Heidegger esas palabras fundamentales son
eon, physis, aletheia, logos, hen y nous.
¿En qué sentido son fundadoras las palabras fundamentales presocráticas? No son fundadoras
en términos históricos, no se trata de trasladarse al mundo griego y determinar en qué consistió
por primera vez el pensamiento sobre el ser. Antes bien, son estas concepciones históricas que
se han consolidado a lo largo del tiempo las que hay que “agitar” para que se haga patente la
“función fundadora” que las palabras fundamentales “ejercen ahora y en el porvenir” (pág.
244).
Las palabras fundamentales son fundadoras en la medida en que, aunque ellas revelan las
características de la venida a la presencia de una constelación epocal específica: la griega, es
posible aprehender en ellas los rasgos fundamentales de la venida a la presencia en cuanto tal.
Las palabras fundamentales son categorías en cuanto en ellas “se manifiesta la auto-
articulación historial del ser como presencia” (pág. 245).
Eon
La primera palabra fundamental presocrática es eon. De acuerdo con Schürmann, Parménides
sería el primero en oponer esa palabra a la multiplicidad y al cambio de las cosas dadas en la
experiencia, que en tanto que múltiples y cambiantes caerían en el no-ser.
Sin embargo, la diferencia más importante descubierta por Parménides no es la referida al ser
-eon- y al no-ser, sino que es la contenida en la gramática del participio presente eon. En tanto
que participio presente, Eon participa de dos formas gramaticales: de la forma verbal y de la
forma nominal. Por ejemplo, en la frase “una superficie está resplandeciente” el participio
presente “resplandeciente” hace referencia al verbo “resplandecer” y por ello participa de la
forma verbal. Pero además la palabra “resplandeciente” también hace referencia al sustantivo,
en este caso a la superficie que resplandece. Así, la palabra “resplandeciente” significa tanto
que algo resplandece como que algo resplandece. Lo mismo ocurre con la palabra griega eon,
en tanto que participio presente, significa tanto “ser” como “un ser” o ente (algo que es).
Debido a que el participio presente eon participa no sólo de la forma nominal sino de la forma
verbal, entonces “contiene una motilidad que no tiene que ver nada con las cosas en
movimiento” (pág. 246). Desde la perspectiva de la modalidad verbal “el ente sale de su
velamiento, se demora durante un lapso de tiempo en lo no-velado y se retira en el velamiento”

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(pág. 246). En contraposición con la modalidad verbal de la palabra eon, la modalidad
nominal, enfatiza en el mantenerse el ente en presencia o en el des-ocultamiento; “designa la
cosa en tanto que ahí dada” (pág. 247).
La palabra eon remite entonces, en su forma verbal, a la presencia desde la posible retirada o
desde el velamiento, y en su forma nominal, al ente en su intento de mantenerse en la presencia
o en el no-velamiento; eon es el nombre para la dualidad entre ser y ente.
Ahora bien, de acuerdo con Schürmann, en la posteridad la dualidad intrínseca a la palabra
eon, esto es la diferencia entre un ser dado o un ente (modalidad nominal) y su auto-donación
(modalidad verbal) se convirtió en la diferencia entre un ente dado y su causa de donación o
entre lo fundamentado y su fundamento.
La palabra eon permite entonces captar desde su modalidad verbal la motilidad intrínseca del
ser en cuanto enfatiza en el des-ocultamiento a partir del ocultamiento, lo ente desde su auto-
donación. Además, también permite captar la reificación metafísica del ser, pues desde el
punto de vista de eon la metafísica comprende el ser sólo desde su des-ocultamiento.
Physis
Esta segunda categoría enfatiza en la venida a la presencia como auto-manifestación. Anterior
a la distinción entre las cosas naturales y las cosas hechas por el hombre, physis designa lo que
“eclosiona por sí mismo” (pág. 248). Physis es otro modo de describir la venida a la presencia
y sus momentos: la venida, la estancia y la retirada.
Physis revela entonces los mismos rasgos de eon, pero el mérito de esta categoría consistirá en
que permite pensar el tiempo de un modo diferente al tiempo físico o al tiempo subjetivo. La
venida, la estancia y la retirada no son episodios que se suceden unos a otros; no son lo que
pasó antes, lo que pasa ahora y lo que pasará después (hechos físicos); tampoco son la
memoria, la intuición y la espera (tiempo subjetivo). La venida, la estancia y la retirada son
“mediaciones para pensar la identidad de lo no idéntico, la identidad del velamiento y el
desvelamiento: el tiempo originario” (pág. 249).
De acuerdo con el autor para comprender esa identidad debemos entender la temporalidad de la
physis de Heráclito que se hace patente en el fragmento traducido como “a la naturaleza le
gusta esconderse” (pág. 249). Para comprender la temporalidad que se hace patente en este
fragmento tenemos que entender la imposibilidad de restringir el tiempo sólo a los fenómenos
manifiestos (hechos físicos o de conciencia). Debemos entender que hace parte de la
comprensión del tiempo lo no manifiesto o lo oculto; toda manifestación surge de un
ocultamiento.
Entender la categoría physis implica entender la doble ausencia de todo orden de presencia: la
ausencia de los entes excluidos por el orden epocal vigente y la ausencia de la venida a la
presencia en cuanto tal. Por otra parte, en el marco de los “campos originales” o de la “historia
del ser” la physis como categoría transversal permite diferenciar los distintos modos según los
cuales las cosas entran en juego o vienen a la presencia.

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Al igual que eon el significado de physis se transformó. Para Aristóteles designaba las
sustancias que crecen por sí mismas opuestas a las que se mueven por otra o son fabricadas.
Para los medievales designaba lo natural en oposición a lo sobrenatural y para los modernos
designaba el conjunto de leyes universales que constituyen el a priori del sujeto. Sin embargo,
physis es una categoría de la presencia desde Heráclito hasta la contemporaneidad porque a
pesar de que el ser se da de diferentes maneras presenta las mismas características de la auto-
manifestación.

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