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Romano Guardini El Contraste PDF
Romano Guardini El Contraste PDF
EL CONTRASTE
Ensayo de una filosofía de lo viviente-concreto
Págs.
Págs.
CAPÍTULO IV. .
El problema gnoseológico de lo concreto .. . 185
l. La estructura contrastada del conocimiento ......... . 185
2. Lo concreto y la tensión viviente del acto cognos-
citivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191
. . 222
ESTUDIO INTRODUCTORIO 1
1 Este trab ajo rep roduce, con algunas variantes y mejoras, el cap ítulo 1 0
11
Cf. Der Gegensatz, p . 173 - 186 ; El contraste, p .192-205 : «Lo concreto y
la tensión viviente del acto cognos citivo». Véase, asimism o , el trabajo «El
origen de la forma de p ensar de S. Kierkegaard», en Unterscheidung des
Christlichen.
12
Cf. Unterchet'd ung des Christlichen, p . 8 .
1 3 El término «material» no s e opone aquí a «espiritual», sino a puramen
te «formal» . Algo análogo a lo que sucede en la obra de M. S cheler: Der
Formalismus in der Ethik und die materia/e Wertethik (Franck , Berna 1912,
1954).
14 A pesar de sus múltiples puntos de contacto , la Teoría del contraste, sin
emb argo, es distinta, s egún Guardini, de la Teoría de la cosmovisión ( cf. Der
Gefensatz, p.198ss; El contraste, p . 2 14ss .
5 Cf. Unterschet'dung des Christlichen, p . 8 .
18 Estudio introductorio
16
La Teoría enantiológica ( del griego logos y enan tios, contrario , opues
to) estudia los fenómenos contrarios o, al menos , contrapuestos , que se dan
en el Universo.
17 Recuérdese el concepto jaspersiano de Dasein (cf. Der philosophische
Glaube [Piper, Munich 1 948], p . 17) .
18 a.
Glá"ubiges Dasein (Werkbund, Würzburg 2 1 95 5 ), p.4 1 (La /e en
nuestro tiempo, Cristiandad , Madrid 1965 ). Reviste singular interés el inten-
Estudio introductorio 19
19 Cf. Anfang, Bine Auslegung der ersten /ün/ Kapitel von Augustins Be-
·
1
2 Forma alude al tipo de seres que se dan al mismo tiempo en dos direc
ciones: la espacial (Bau) y la temporal (Akt).
Estudio introductorio 21
22
A lo largo de El contraste recibe este vocablo diversas significaciones:
a) la Gestalt del cuerpo humano; b) la Gestalt en devenir o fluyente; e) la
Gestalt espacial por contraposición a funciones o f enómenos vitales; d) la
forma. Nótese que, según Guardini, la «totalidad» (Ganzheit) y la «indivi
dualidad» (Einzelheit) son «contrastes», mientras el «todo» (das Ganze) y la
«parte» (der Teil) son determinaciones de la forma (Gestaltbestimmungen).
Pero, al no ser la Gestalt algo estático sino dinámico y dialéctico, arpbos
aspectos se identifican.
23 Cf. Welt und Person, Versuch e zur ch ristlichen Leh re vom Mensch en
(Werkbund, Würzburg 1940), p.53 (Mundo y persona, Cristiandad, Madrid
1963).
24 «La expresión es un protofenómeno de la vida» (M. SCHELER, Die Ste
llung des Mensch en im Kosmos [Numphenburger V., Munich 31949], p.17).
25 Acerca de la posible captación del «núcleo íntimo», cf. G . GRASSI, TH.
v. UEXKÜLL, Ursp rung und Grenzen der Geiesteswissenscha/ten und Naturwis
senscha/ten (Leo Lehnen, Munich 1950), p.123-31. Véase R. GUARDINI, Welt
und Person, p.33, 84-85; ERICH HEINTEL, Das «lnn ere» der Natur, en Wis
senscha/t un d Weltbild Uahrg I, 1948).
26 Cf. Der Gegen satz, p.56-58; El contraste, p.99-101. Cf. A. PORTMANN,
37 Cf. LEO GABRIEL, Existenzphilosophie von K ierk eg aard bis Sartre ( Wien
1 95 1 ) , p . 1 5 , 3 9 -43 , 5 5 - 64 .
38 a. Der Ursp rung der Denkbewegung Soren Kierkegaards, en Un ter-
sch eidung des Ch ristlichen . .
La me d i d a y el ritmo
La dialéctica personal
65 Véanse acerca dé esto las obras de R. EucKEN , Grundlin ien einer neuen
Lebensanschauung ( 1 907 ) , y G . SIMMEL, Lebensa nschauung ( Munich 1 9 1 8 ) .
66
Cf. Der Gegensatz, p . 3 7 ss; El contraste, p . 83 s s .
67 Cf. Der Gegensatz, p .5 9ss; E l contraste, p . l O l ss .
Estudio in troductorio 33
A d e m á s de e s t a r r e l a c i o n a d o s e n fo rm a d e c r u c e
(Kreuzung), se alinean los «contrastes» , según Guardini, en
dos columnas o series :
Contrastes empíricos:
Acto - Estructura
Plenitud de contenido - Forma
Parte - Todo
Contrastes transempíricos:
Producción - Disposición
Originariedad - Regla
Inmanencia - Trascendencia
Estudio introductorio 35
Contrastes trascendentales:
S emej anza Distinción
Unidad Multiplicidad
l. Contrastes categoriales
a) Contrastes intraempíricos:
b) Contrastes transempíricos:
Intuición suprarracional
de la forma («Gestalt») viviente-concreta
Estudio introductorio
81
Cf. Die Bekeh rung des A . Augustin us. Der inn ere Vorgang in seinen
Bekenntnissen ( Kosel, Munich 3 1 95 9 ) , p . 1 3 0; Unterscheidung des Ch ristli
chen, p .252 . Véase mi trabaj o «Erich Przywara» , en Pensadores cristianos
contemporán eos (BAC, Madrid 1968 ) , p .283 -3 05 .
82
Cf. Die Bekeh rung des A. Augustinus, p . 122 . Unterscheidung des Ch l'is
tlichen, p .25 7 . En p . 3 5 subraya Guardini su decisión de superar a la vez el
Racionalism o y el Irracion alismo. Véase acerca de este tema: LEO GABRIEL,
Logik del' Weltanschauung (Pustet , Vien a 1 94 8 ) , p . 8 6 La Cosmovisión no
.
trata solam ente de decir algo sobre la realidad mediante un j uicio que atri
buye un p redicado a un sujeto, sino de poner en claro la relación de ': cada
realidad con el conjun to .
42 Estudio introductorio
Intuición y concepto
86
Cf. El arte de pensar con rigor y vivir de forma creativa (PPC , Madrid
1 9 93 ) , p . 3 7 5 -3 97 .
87 Véase, sobre esto, mi ob ra Romano Guardiizi y la dialéctica de lo vivien·
50 Estudio introductorio
102
Cf. Der Gegensatz, p . 1 84 ; El con traste, p .200-20 1 .
103
Cf. PETER \V/usT, Die A u/erstehung der Metaphysik ( F . Meiner, Leipzig
1 92 0 ) , p .4 1 .
1 04 Pustet, Viena 1 94 8 .
Estudio in troductorio 51
1 05
Cf. Der Gegensatz, p . 7 9 ; El contraste, p . 1 1 8 .
1 06
Cf. A n/ang, p .2 7 , 43 .
1 07
Es urgente advertir la intern a dialéctica de la percepción y el j uicio .
Cf. A . DoNDEYNE, Poi chrétienne et pensée contemporaine ( D . de Bro uwer,
París 2 1 95 2 ) . Véase mi Metodología de lo suprasensible, p . 3 69ss .
1 08
Wucherer supo a dvertir esto: «En la contraposición de ambas series o
sistemas de determinación (Bestimmunsgssysteme) se intuye lo decisivo , el
conj unto in objetivo (ungegenstá'ndlich) que se halla en el cruce dialéctico
de ambas». «En la contraposición y en el p roceso de todos los momentos dia
lécticos se desarrolla el fun d amento inobjetivo de unidad de ser del hombre».
52 Estudio introductorio
109
Cf. B rie/e über Selbstbildung ( M . Grünewal d , Magu ncia 1 924 ) , carta
9 . 3 (Cartas sobre auto/ormacíón, Dinor, San S ebastián 1 95 ,5 ) .
1 10
Cf. Welt und Pe rs o n p . 84 .
,
Estudio introductorio 53
111
Según Guardini la relación sujeto- obj eto es un «p roducto de la obje
tividad (Gegenstiindlichkeit)».
1 12
Cf. An/ang, passim .
1 13
Carta a Richard Wisser del 7 -2 - 1 968. Cf. Legado de Guardini (Biblio
teca Estatal de Baviera, Munich ) .
54 Estudio introductorio
1 14
Cf. Der Gegensatz, p .208; El contraste, p .220.
1 15
Cf. HANNA BARBARA GERL , «Leben in ausgeh altener Span n ung» , en
Der Gegensatz ( Grünewald, Maguncia 3 1 985 ) , p .23 3 .
Estudio in troductorio 55
116
Cf. R. WISSER, «Sobre l a muerte y l a vida de Romano Guard ini» , en
Folia Humanística 6 ( 1 968) 966.
1 17
Cf. R. GuARDINI y O .F. BoLLNOW, Begegnung und Bildung (Werkb und ,
Würzburg 1 95 6 ) , p . 2 0 .
56 Estudio i11troducto1·io
1 18
Cf. ibid .
119
Cf. Auf dem 1\7ege, Versuch e ( B u rg Rothenfels , Ma g un cia 1 923 ) , p . 1 1 7 .
1 2º
Cf. Liturgische Bildung, Versuche ( Bur g Rothenfels , Ma g uncia 1 923 ) ,
p . 82 .
121
Cf. o . e . , p . 8 1 .
122
Ibid .
Estudio in troductorio 57
' 125
C f. Der Gegensatz, p.9; El contraste, p . 65 .
1 26
Cf. HANNA BARBARA GERL, l . c . , p . 23 5 .
1 27
Sobre esta cuestión y , en g eneral, sobre el estilo de pensar de R. Guar
dini , p ueden verse amplios análisis en mí obra Romano Guardini y la dialé
ctica de lo viviente ( C ristiandad, Madrid 1 966) , sobre todo el cap ítulo 5 :
«Rom ano Guardini , h eraldo de una n ueva era» , p . 85 - 1 4 6 .
BIBLIOGRAFIA SOBRE LA « TE ORIA
DEL CONTRAS TE» EN R. G UARDINI
conceptual.
Podría, pues , muy bien ser que , vistos esencialmente ,
concepto e intuición estuviesen en una profunda relación
mutua, de modo que el dilema «o lo uno o lo otro», del que
surge la aporía fundamental del problema del conocimiento
de lo concreto , no resulte insuperable . Tal aporía vendría a
significar m eramente que en el proceso de la crisis de la
cultura moderna -de modo semej ante a como p asó en los
demás ámbitos- las actividades humanas fundamentales y
decisivas se desgaj aron de la p rimitiva unidad precrítica, se
hicieron conscientes de su modo especial de ser y de sus
tareas específicas y se constituyeron a sí mismas conforme a
3 Sobre este tem a , así como en general sobre estas cuestiones , ha dicho
cosas muy profundas y finas Georg Simmel , sobre todo en su Leben'san
schauung (Munich 1 92 8 ) y en Philosophische Kultur (Potsdam 1 923 ) .
4 El concepto d e lo «puro» tiene en el p ensamiento moderno una sign i
ficación especial . Implica una medida de valor la de la «perfección crítica» .
.•
86 C. 2. El sistema de los contrastes
10
'
El concepto d e interiori d a d
1 8 Frases como éstas : «La vida significa sob rellevar una responsabilidad» ,
«la vida es circunspección» . . . son en sí mismas altamente cuestionables . En
ellas se atrib uyen valores y actitudes espi r it ual e s a la misma «vida» que sirve
de fundamento a los procesos emocionales y biológicos . Acerca de las razo
nes que apoyan tal aparente confusión , léase lo que se dice en las p . 1 69ss.
Aquí tan sólo quisiera advertir que el juicio «la vida es responsabilidad»
indica que lo que es experimentado por nosotros inmediatamente como vida
tiene un c o m p o n e n t e que es el soporte de la actitud personal llamada res
ponsabilidad, en cuanto p uede ser ésta calificada de «vital» . O dicho de otro
modo: La actitud de responsabilidad es una actitud vital aparte de, con y en
sus determinaciones valiosas, personales . Y tiene las cualidades que fueron
descritas más arriba .
l. Los contrastes en sí mismos 1 1.J
:su ámbito propio sin que esto suceda · desde un centro inte
rior; tanto más saturado de vida, sentimiento y autoconcien-
, cía está todo en ella; tantos menos elementos muertos, no
saturados de vida, se dan en su ámbito de ser. Cuanto más
fuerte es la vida, tanto más intensa es la presencia interna,
: tanto más plenamente surgen las capas más profundas y se
hacen presentes en los actos y procesos singulares .
Una de las características más radicales de la esencia de
la vida consiste en tener un «centro». Todo lo que en ella
sucede está orientado hacia él y de él proviene; toda forma
(Gestalt) está configurada a partir de él y orientada h acia él.
Un profundo sentido late en la vieja idea de que la esfera es
.la forma más perfecta del ser. Desde todos los puntos, el
. camino más corto es el que los une con el centro; éste se
halla, por así decir, presente en todas partes .
El resultado de tal ordenación es el ser armónico. El ser
· armónico, en contraposición al agresivo, está vinculado a la
existencia de un centro. El que h aya un centro; que éste sea
, operante; que todo proceda de él y retorne a él; que todo
: esté elaborado a partir de él y con vistas a él: todo esto crea
.. armonía. El estar internamente saturado de reposo y de una
:tensión vital interna y autónoma; el fenómeno de crecer me-
J. Los contrastes en sí mismos 1 15
21
La m anifestación más alta y no fácilmente captable de e st a ve rda d ra
dica en un profundo razon amiento de l a viej a Teología , una de esas reflexio
n e'.s que más tarde, al p arec�r, no fue valorada como era debido por presu
p oner un sentido p ara lo · espiritual que se p erdió desde la llega d a del
pensamiento mecánico -obj etivista. Se trata del p roblema de p recis a r de qué
modo son una misma cosa las distintas propiedades divina s . La justici a , p or
ejemplo , y la misericordia son dos a ctitudes c on u n sentido espiritual p ropio .
Pero Dios es uno , simple , sin condición alguna . ¿De qué modo son en El una
misma cosa la j usticia y l a misericordia ? El Nominalismo dice: S on un a
misma cosa en cuanto que las dos expresiones indican una realidad objeti
vamente igual, idéntica en todos los aspectos . La distin ción radica exclusiva
m�nte e n e l sujeto qu e conoce y en las p alabras que éste usa El Realism o
. .
nomb res distinto s ; esto implicaría suponer en Dios una falta de caracteriza
ció n . Los contenidos significativos conservan s u sentido p ec uliar; j us ticia no
es , conforme a su sentido esencial, lo mismo que misericordia . Pero Dios es
uno p o r exigencias radicales de su ser; si bien lo es de tal modo, que da pie
al sujeto que piensa para realizar t al distinción . Dios es uno según su ser,
esencia, operaciones y p ropiedades . Pero no por mezcla de s us contenidos de
valor específicos, sino por una forma p ropia de ser uno, que mantiene puros
dichos contenidos, y, tan p ronto como se acerca a ellos el pensamiento fini
to , lo induce e , inclus o, obliga a diferenciarlos .
Esto p odría parecer a p rimera vista un mero juego de p alabras . Pero n o
l o es . S e trata d e un entram ado de j uicios polarmente contrastados mediante
los cuales el pensamiento eclesiástico capta el hecho específico de la unidad
viviente de la vida divina . Estos j uicios no pueden ser emitidos todos a la vez .
Ello responde a la esencia d e los j uicios que expresan lo viviente. Lo rodean
solamente y ap untan a ello de forma concéntrica. Al· que se les ab re le im
piden que d isuelva pluralísticamente la unidad o bien que reduzca m onísti
camente los contenidos significativ o s . Lo instan a mantener firme la unidad
suprarracional , el misteri o , y renun ciar más bien a su clarificación que a su
incorruptibilidad .
124 C. 2. El sistema de los contrastes
cia diferenciadora.
Con lo cual ya está dicho que esta orientación, seguida
de modo unilateral, hace imposible la vida, que, en vez de
estar articulada, se disuelve. .
Si ha de ser posible una articulación vital, debe cont � rse
con un mínimo, al menos, de conexión.
Con ello hemos ganado un nuevo contraste, constituido
por la articulación y la conexión.
126 C. 2. El sistema de los contrastes
.!
1'3 4 C. 2. El sistema de los contrastes
Acto Estructura
Plenitud Forma
Singularidad Totalidad
Producción Disposición
Originariedad Regla
Inmanencia Trascendencia
Semej anza Diferenciación
Conexión División
l. LA MEDIDA
La me d i d a, en general
2. EL RITMO
126 Lo cual no quiere decir, sin emb argo , que Dios sea «la unidad de los
coi1trarios» . La idea de los' cont rastes y de su unidad p uede contribuir a
clarificar más de un aspecto de la realidad divina y aportar datos importantes
en . orden a la formación de un concepto cab al de Dios . Pero j amás podrá
constituir de por sí este concepto . · Todo intento de entender a Dios como
«coincidentia oppositorum» es falso en su misma raíz , p u es toma a Dios
como la unidad de leyes contingentes y significa, por tanto, una forma de
Panteísmo .
1 El concepto de Dios sólo puede ser elaborado filosóficamente a base del
constituye una ley absoluta a la que tanto Dios como la creatura estén suje
tos, sólo que El d e un modo y ésta de otro . Tampoco constituye la contras
tei d a d el modo como eman a l a c reatura de D i os -
· como su fun d amento
unitario- y vuelve a El , según enseñ a la teoría neoplatónica de la emana
ción y divinización , según la cual Dios vend ría a ser la unidad de aq uello
que en la creatura ap arece dividid o . Sino que el d arse en fo rm a de contras tes
es exp resión esen cial del ser de las creaturas . En Dios no hay contrastes , por
ser absolutamente sim ple ; simple, n o por síntesis o por forma al g una de
sublimación de la m ultipli ci d a d , sino esenci alm ente. De una multiplicidad
en El sólo nos h abla la Revelación con motivo del misterio de la Santísima
Trinid a d ; y sigue s i e n d o un mis terio q ue sólo p uede ser com p rendido m e
diante la fe , a p a rtir d e Cristo . Con todo, podemos ver en El el mo delo
o riginario de todo lo creado y, por t a n t o, tamb ién del hecho de la contras
teidad . De ahí que p ue d a decirse de El su contenido p ositivo -no lo que
in dica límite e i m perfec ci ón - asimismo por a n a lo g ía ; y esto es una forma
irreal-hipotética : Dios e s , en el ámbito de lo Absoluto, lo que sería en el de
lo finito la vid a en caso d e q u e fuese p osible un e q uilib r i o perd urable de los
contrastes . Pero esto es , de hecho, imposible. Tal afirmación s i g n i fic a por ,
tanto, un intento d e captar e l con cep to de la vida no-finita con los medios
conceptuales que ofrece la vida fin it a . El intento no p uede logr a r se; toda
afirmación e s inviable. Pero esta inviabilidad tiene un sentido p rofundo,
pues se t r a t a d e un «no» que significa un «SÍ» : un «no» sugerido por la
superabundancia del «SÍ» ( cf. S TO . TOMAS DE AQUINO , Suma contra gentiles,
cap . 1 4 ) .
27 Vista r el i g ios a m e n t e , l a muerte es ónticamente la disolución de la vida
finita que permite a c ceder a Dio s . Con ello, naturalmente, no quiere decirse
que Dios sólo p ueda ser con ocido de modo ne g ativo . Este «no» corona una
a mpl i a serie de afirm aciones positivas . Se trata de un «no positivo»; la form a
ló g icame n te negativa de una inten ción absolutamente pos i t i va; lo cual ha de
afirmarse de toda la « Te o l o g ía n e g a t i va » .
156 C. 2. El sistema de los contrastes
28
El ba s tar se a sí mismo es un a de las prerrogativas de Dios; d e lo que
es «El mismo» . Se fund a en que Dios es uno y , a la par, algo comunitario en
sí mismo . Adivinamos las p rofundas rutas que parten de los últimos funda
mentos del ser y nos conducen al misterio de la S antísima Trinidad. Sólo el
Dios trinitario se b asta a sí mism o, por tener en sí una comunidad perfecta .
Pero con ello no se ha dicho tod avía b astante. Las p ersonas i n divi du ale s y su
vincula ción comunitaria son una imagen imp erfecta, finita- creatural, de la
auténtica relación personal, la divina , tal como se nos revela en C risto y es
captada por la Iglesia en el dogma de la unidad de l a n aturaleza divina y la
trinidad de perso n a s .
IV. Unidades contrastadas cornpuestas 157
vinculación .
15 � C. 2. El sistema de los contrastes
2. FORMAS DE VINCULACION
Intensi d a d d e la vinculación
;
Dos sistemas estru cturados hasta ahora de un modo in
dividual autónomo entran en relación mutua. Se unen de
modo que forman conjuntamente un nuevo sistem a . Con
ello , las unidades hasta ahora independientes asumen la fun
ción de partes de contrastes , según la orientación que marca
la p arte del contraste que prevalece en cada caso . Así surge
un sistema contrastado nuevo y compuesto .
En éste se dan todas las correlaciones que están presentes
en los sistemas individuales . Pero dejemos de lado este punto
d � vista y consi d eremos nuevas formas de vinculación.
Por lo que atañe a su forma concreta y a s u contenido
espe cífico , puede tratarse de relaciones complementarias ,
como sucede con las diferencias de sexo y edad, las condi-
IV. Un idades con trastadas comp uestas 159
La vida
hecho de que el alma espi ritual sobrep ase, por así decir, el cuerpo y no
estuviese identificada con él . En tonces serían posibles actos puramente espi
ritu ales . Si los ha habido de hecho y cómo, no lo sé. Tal vez , la Psicología
de l a vida mística sepa dar resp uesta . Pero esto perm anece fuera de nuestra
consideració n , por ocup arnos de cosas naturales .
Por lo demás, hay muy p rofundas diferencias en el modo como vive cada
indivi duo lo humano , lo espi ritual, lo corpóreo. Existe un tipo de autoexpe
riencia en la cual lo humano se experiment a , ante todo , como unidad . En
ésta hay diferencias , y muy grandes, de «mentalidad»; e incluso tensiones y
contradicciones. Pero la con ciencia de unidad prevalece. Las d iferen cias y
tensiones están dentro de esa unidad . Este tipo de .experiencia p arece ser,
más bien , p ropio del sentimiento vital mediterráneo y , sobre todo, del de la
antigüedad, aunque no deb amos olvidar los dualismos del hombre antiguo,
cuya firmeza , tal vez , h aya d e ser explicada por la actit ud de reacción contra
una p rimaria vinculación intern a . A es t a form a «humana» de autoexperien
cia se contrapone otra, t al vez m ás cercana al modo de ser nórdico. En ésta
se experimenta lo «espiritual» en su significación peculiar; en su trascenden
cia respecto al cuerpo y al mundo; en su trágica tensión frente a éstos. Pero
esta experiencia del espíritu no se da sin graves consecuencias , pues este tipo
de a u toexperimentación tiende a identificar «espíritu» con «valor» , «senti
do» , «idea» , es decir, tiende a convertirlo , de una realidad que es , en mera
norm a o valor, o, incluso, en una mera intenci ón. El camino para ello tiene
ciertas fases muy determin adas. Primeramente, se interpreta la categoría de
sustancia como algo no- espiritual y se concibe el espíritu como algo dinámi
co . Después , se j uzga la fuerza como algo excesivamente cósico , y el espíritu
es desplazado a la esfera de lo inteligible . Aquí, finalmente, es s e p a r a d o de
la idea, que significa una determinación entitativa y es puesto en relación
con el valor, el s entido, la validez . Con ello , parece el espíritu quedar defi
nitivamente desmaterializa d o , . descosificado. En realidad, queda desrealiza
do, vacío . Y, en la práctica , se lo despoja de vida real, para adj udicar ésta a
las realidades meramente m ateriales . Cla ro está q ue también la p rimera for
ma de experiencia del espíritu alberga una posibilidad específica de tergiver
sación: amenaza con b orrar las diferencias y anular las tensiones . Se halla en
peligro de abocar a una a ctitud naturalista de carácter armónico-monístico.
Estamos, p ues , manifiestamente ante un «contraste» .
Sería bueno estudiar con cuidado este problema y lograr que no se im
ponga ya más de modo absoluto ninguna forma de experiencia condicionada
tipológicamente. Tal vez se p uedan aclarar desde aquí ciertos problemas
planteados por la Filosofía fenomenológica, sob re todo la de Max S cheler .
172 C. 3. El sistema de los contrastes y la vida
3 Para sellar, por así decir, esta comunidad, quisiera hacer notar que
incluso donde no se trata de algo humano, sino sobrehumano, no de algo
natural, sino s obrenatural, es decir, del espíri tu en su absoluteidad, de D i os
en su soberanía suprema, de la Trinidad y lo que de ella accede al homb i- e,
esto es , la gracia, incluso aquí la p alabra determinante es el vocablo «vida».
Dios se llama a Sí mismo «el Dios vivo» . Y Cristo dice: «Dios es espíritu y
vida» . Con lo cual no olvido que toda afirmación , en cuanto se refiere al
Absoluto , adquiere un carácter cualitativamente distinto ; que una misma
afirmación acerca de Dios y de las creaturas no puede hacerse unívocamente
con una misma amplitud significativa, sino sólo análogamente, en forma de
expresión p roporcional. Pero, dentro de estos límites , tiene un valor absolu
tamente real. En nuestro caso, vendría a significar lo siguiente : Dios es, ·en
el o rden de lo Absoluto , lo que en el ámbito de lo finito, y a partir de � us
presupuestos, se llama «viviente» .
·
·.
2. C ONTRASTES VIVIENTES
que no p uede ser des crito con las categorías del ámbito objetivo ( categorías
físicas, biológicas , psicológicas ) . De lo personal en sí mismo no se h ablará
aquí en absoluto , sino sólo de su vitalidad en cuanto tal. Esto n o significa en
modo al g uno una b iologización o vitalización . Sí, más bien , una repulsa del
Personalismo extremo, que, al identificar sin más lo personal con lo espíri
tu1 1, lo aísla del conj unto de lo humano -viviente. Este Personalismo pneumá
tíco �s, a su vez, una reacción contra el Biologismo y el Psicologism o .
Con trastes vivien tes 1 75
lación mutua.
Los p ares de contrastes constituyen una unidad. No uria
unidad mecánica, sino viviente . No de modo que una parte
de un contraste quede nivelada por la otra , igualada a ella.
Cada una conserva su forma especial, y la salud y la nobleza
de la vida pende de que se guarden fielmente las
distancias .
Por otra parte, la unidad no consiste en que ambas partes
estén meramente yuxtapuestas , vinculadas externamente. Se
trata de una verdadera unidad, tan estrecha e íntima que
ninguna puede existir o ser pensada sin su contrapolo . Cada
parte de un contraste no sólo coexiste con la otra, sino que
existe en ella . En esto consiste justamente la unidad vivient1e .
.
Esta es . ia estructura de la vida: Una ten'.sión extrema
brota de la actitud metafísica de autodefensa cori la que los
r
diversos as ectos vinculados se afirman en su modo de
ser
p eculiar; a mismo tiempo , la interpenetracion interna de
dichos aspectos y su condicionamiento mutuo cualitati�o
funda un modo de unidad indestructible. Esta relación es
sólo posible merced al hecho de la vida, una de cuyas pro
piedades fundamentales es justamente la de ser contrastada .
178 C. 3 . El sistema de los contrastes y la vida
1
de fenómenos s ociológicos . Veo las series como fun damento de las actitudes
espirituales típicas; de la problemática filosófica y teológica; etc .
1 80 C. 3 . El sistema de los contrastes y la vida
9,
c mo luz y como tinieblas ; e , incluso, como lo divino y lo
terreno .
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Pero esta oscilación n o e s realizada d e modo arbitrario .
Tiene un orden de crecimiento y disminución, de subida y
déscenso , es decir, un ritmo . No sólo es esencial a la vida el
can1biar constantemente, sino que el cambio se p roduzca
cqnforme a una ley interna. El ritmo es la forma en la que
oscila la tensión esencial interna y enantiológica de la vida .
EL PROBLEMA GNOSEOLOGICO
DE LO CONCRETO
l. LA ESTRUCTURA CONTRASTADA
DEL . CONOCIMIENTO
obj eto , sino a una parte especial del mismo . Mejor dicho: se
dirige al todo , pero desde un punto de vista especial, a s aber:
el · formal. No decimos : el «meramente formal». Esto sería
desconocer lo que significa la «fo rma». No la «mera» forma ,
y a que esta expresión daría a entender peyorativamente que
se ,.trata de una vacía superficialidad, sino la farma «real» de
la 'cosa; su existencia plena en cuanto es forma y puede ser
representada por la f�rma , y captada a través de algo «for-.
mál», una fórmula . Podría ·decirse que se trata de la Matemá
tica de la cosa. Lo formal como medio de conocimiento es lo
abstracto . Lo que capta es lo universal; lo común a él y a otras
cosas; la constante que perm anece después de prescindir de
lo individual . Pero lo formal, con la forma captada en él, alu
de a la totalidad del objeto . No quiere desligarse y valer por
sí ·$ ola, sino que alude al conjunto de lo real, algo más amplio,
pcir tanto, que la forma . Pero ese más es captado a través de
.
lo '. formal. Lo inmediat amente captado es la forma .
: Resultado de este esfuerzo son los equivalentes lógicos de
la ;forma real que configura las cosas : notas , conceptos , vin
cul aciones conceptuales , juicios, raciocinio�, sistemas ; en una
palabra: la Ciencia.
·
· Esta es un acto formal captador de formas , . y llega tan
lej_os cuanto llega la form a , es decir, a todo cuanto es forma
y puede ser representado por una forma . Alude, por tanto ,
a algo más que a sí misma; alude a toda la realidad. ·
· . Pero hay todavía otra actitud cognoscitiva: en ésta no se
v� el cognoscente como puesto «frente» al objeto , sino que
si ente al objeto «en sí» -más exactamente, a su equivalente
subjetivo , la representación, el modo de representar en la
conciencia el objeto- y se siente a sí «en dicha representa
ción». Más claramente: El sujeto siente en el acto cognosci
tiy'o que «brota» en su propio interior el equivalente subje
tiyo del obj eto . Vive una singular « actividad creadora». El
La estructura contrastada del conocimiento 1 87
cep ción , por así decir el choque con las cosas, pero la intelección rigurosa
y esen cial brota cuando , con este motivo , se ilumina en el -r ecuerdo la visión
de las ideas que tuvimos antaño en un estado premun dano , pueden aducirse
diversas razones metafísicas', histórico -culturales , gnoseológicas y psicoló gi
cas . A mí me p arece, sin emb argo , q u e esta con cepción está vitalmente in s
pirad a por un modo peculiar de s entir el p roceso de conocimiento , a saber:
no como un asumir algo de fuera p ara reflej arlo sobre un espej o' indiferente,
meramente receptor, sino como un b rotar desde dentro . Vocablos estos
-«den t ro» y «b rotar»- que Platón interpreta metafísicamente .
Algo semej ante p arece ocurrir con el Idealismo especulativo . La idea de
un pensamiento que produce el mun do debe tener asimismo cierto funda
mento experiencia}, justo el y a indicado , que, más tarde, por influjo de cier
tos factores especulativo s , estéticos y temperamentales, fue interpretado de
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Con ello n o se p retende dar una teoría del yo , sino meramente describir
v ariasformas de experiencia psicológica del yo, y , correlativamente , de la
libertad.
Lo con creto y el acto cogn oscitivo 1 95
ADVERTENCIA PREVIA
La significación o�jetiva
vitalmente posible.
En todos los casos que se refieren a lo viviente-concreto ,
el pensamiento está inclinado a empren der la el abo r a ci ón de
conce p tos y d efin ici o nes a partir del caso límite del tipo puro
(por ejemplo , de la libertad en el caso de la elección pura) .
Este p rocedinüento p arece, en p ri n ci p io , científicamente
.,
e in dividuales .
En todo caso, está perfectamente claro que tal dependen
cia va muy lej os y se mantiene de m anera tenacísima; y actúa
de modo tan to m ás intenso e ineludible cuanto más ingenua
es la pretensión de falta de prej uicio� , cuanto más se di ri ge
la «crítica» a los p resupuestos y al proceso del pensamien to
y los diferentes métodos de investigación , y dej a , en cambio ,
de lado toda la esfera de los «presupuestos especiales» y del
proceso concreto de investigación . Pues éstos se h allan en Ún
nivel completamente distinto de a quéllos , y, si no son puri
ficados , ej ercen su influj o falsificador a pesar de la atencí.ón
crítica dispensada a los p resupuestos generales . Que existan
21O C. 5. Sig111/icllciá11 de lll idcll del co n t raste
pero segui rán unidas con las ot ras . La esen cia de la unilate
ralidad n o consiste en que se vean pocas cosas , sino en que
la vertiente J e la cosa afín al sujeto sea tomada como el todo,
y la cosa se redu zca a algo superficial, inconsistente y falso ;
en que las cos as que están n1 ás cerca sean conside radas como
la totalidad del mundo h umano , con lo cual queda éste em
pob reci do.
J ustamente, aquí radica la significación crítica de la idea
del contra s t e . C o m o p rincipio teorético , es un elemen to
heu rístico y un regulador, destin ado a superar los fallos a
que conduce la posición individualista ; pero desbordaría el
m a rco de esta investigación el analizar más detenidamen te
esta cuestión metod ológica . Además, como principio de for
mación vital , como n o rma de actitud cogn os citiva viviente, es
un medio que sirve al particular p a ra alcanzar la medida de
universalidad o rgánica que le corresponde, es decir: de vin
culación individual con la totalidad del mundo humano . El
que piensa y obra a b ase de la idea del contraste verá p ro
fundamen te transformada su posición respecto al mundo .
Pues , con ello , se desp rende de su ingenua in serción en su
entorn o . La p a rte del objeto que le es afín se extiende a lo
la rgo de todo él , aun que la otra vertiente quede más en la
sombra. Las cosas que le son afines entran en relación con
las demás, aunque éstas le sigan estando lej anas . El entorno
individual es conocido en su condicion alidad y limitación, y
ens amblado en l a rela ción esencial con el mundo humano.
N o se indica con esto que se p roduzca una falta de ca
rácter, que lleve a hacer tanto lo uno como lo otro y cuanto
que sea posible. El enraizamiento en el modo propio de ser
y en el entorn o que lo rodea -en raizamien to del que pende
el cará cter- se mantiene, p ero es ordenado en el conj unto .
Po dría parecer excesivo esperar tanto de la idea del con
traste. Pero durante largo tiempo he podido comprobar que
ésta crea verd aderan1ente una «relación con el mundo» , por
falsos que sean los resultados en ciertos casos p a rticulares .
Ciertamente, la visión determinada por la idea de contras
te puede convertirse ella misma en un peligro . Cada valor es
p agado con otro ; n o po demos poseerlos todos a la vez . El
universalismo de la a ctitud contrastada puede conducir a una
nivelación del ver . A lo cual se agrega que, ante un cierto
esquematismo de las relaciones , pueden perder vigor las for
mas y procesos individuales ; que el crecimiento y la actividad
212 C. 5. Sigmficación de la idea del contraste
3 No voy a p recisar aquí en qué medida se halla preparada esta mirada :ya
en el plano natural; sobre todo en las distintas religiones , cuyo último sen
tido consiste en ser «educadoras para Cristo» .
218 C. 5. Significación de la idea del contraste
Actitud abierta
Centro y medida
3. SISTEMA Y DIRECCION
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A C AB O S E DE IMPRIMIR ESTE V O LUMEN DE «EL
CONTRAS T E » , DE LA B IB LIOTECA DE A U T O
RES CRI S TI A N O S » , EL DIA 13 DE SEP
TIEMB RE DE 1 996, F E S T I V I DA D DE
S AN JUAN CRIS O S TO M O , O B I S P O
Y DOCTOR D E LA IGLESIA, EN
L O S TALLERES DE LA IM-
PRENTA FARES O , S. A.
PASEO DE LA Dl
RECCION , N.º 5,
M A D R I D