Tomando en consideración los textos trabajados en esta unidad y el testimonio de Aya
Tarek, es visible que revolución, cuerpo y resistencia se encuentran íntimamente ligados.
En los textos de esta última unidad, fundamentalmente considerando el devenir de los movimientos y conquistas feministas en Egipto, Túnez y recordando los contenidos relativos a las luchas en Argelia, es evidente que la lucha feminista -incluso en alianza con reclamos transversales a toda la sociedad- tiene una tradición particular respecto a la participación del cuerpo: siendo que la mujer no es tradicionalmente un sujeto político, la lucha en la calle evidencia a los discursos tradicionales la importancia y la posibilidad para los cuerpos femineizados de participar en el espacio público -como espacio en disputa por su condición de ser espacio de aparición- y luchar por sus derechos, a la vez que discute con las tradiciones más burguesas y/o académicas del feminismo eurocentrado con la noción de que la lucha tiene vías de ejecución más cercanas a lo institucional. Esta respuesta, de alguna manera contestaria a ambos términos del binarimos feminismo secular / feminismo islámico, traza una potencia inusitada en la transformación de la lucha, que resiste su cristalización en términos polares y ya no es entonces capturable por el Estado neocolonial moderno. En este sentido, encuentro muy representativa la estrategia de Tarek: se resiste a ser “institucionalizada” en las galerías a las que se le sugiere moverse, y continúa ejerciendo su arte en el espacio público, pues encuentra en este espacio otra modalidad de aparición e incluso de vinculación con quienes entran en contacto con sus obras, de maneras más cotidianas y disruptivas. Menciona esta lucha por espacio público próxima a hablar sobre sus experiencias de acoso con compañeros “de la revolución”: aquí otra tensión. El cuerpo feminizado, incluso aunque incorporado a la lucha y a la “revolución”, no deja de ser visto por el varón como un objeto o -en el mejor de los casos- un personaje secundario. No hay aún construcción de la noción de paridad en la calle o en las casas, sino que resulta letra muerta en leyes y sanciones. Así, encuentro entre el testimonio de Tarek y los textos de esta unidad, que -especialmente en las nuevas generaciones de mujeres y disidencias árabes- el cuerpo feminizado resiste los modos de participación en la revolución desde su tangibilidad y su presencia en el espacio público: tomando como ejemplos las luchas de mujeres negras e incluso experiencias latinoamericanas, estas nuevas luchas feministas discuten con la dirección o el ideal del feminismo blanco y crean una lucha local, atenta a las alianzas estratégicas temporales para adquirir potencia y construyendo asimismo una perspectiva más interseccional.