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La realidad territorial venezolana debe

ser transformada, y por eso la necesidad


de configurar una nueva geometría del poder.

Comandante Hugo Rafael Chávez Frías


©Estado Comunal: la Nueva Geometría del Poder
©Fondo Editorial de la Asamblea Nacional Willian Lara

Junta Directiva Fondo Editorial de la Asamblea Nacional


“Willian Lara”
Dip. Diosdado Cabello Rondón Presidente
Presidente Farith Fraija Norwood

Dip. Darío Vivas Edición y corrección al cuidado de:


Primer vicepresidente Carlos Alberto Zambrano Rodríguez
Juanibal Reyes
Dip. Blanca Eekhout Kattia Piñango
Segunda vicepresidenta Marcos Pineda

Fidel Vásquez Diseño y diagramación:


Secretario Lisbeth Nieto

Elvis Hidrobo
Subsecretario
ISBN: 978-980-7603-24-9
Depósito Legal lf 38720143202144
República Bolivariana de Venezuela
Asamblea Nacional
Comisión Permanente de Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático
PRESENTACIÓN

En el marco del proceso revolucionario hacia la construcción


del Estado Comunal, resultan relevantes todos los aportes que
nos ayuden a fortalecer el principio de la democracia participativa
y protagónica, sobre la base de la organización de los espacios
comunitarios, compartidos cotidianamente en todos los ámbitos del
territorio nacional, por quienes habitan y moran esta Tierra de Gracia
convertida hoy en República Bolivariana de Venezuela.
Hemos querido poner a la a disposición del pueblo venezolano el
libro Estado Comunal: la Nueva Geometría del Poder; como una modesta
contribución sencilla y pedagógica, para el debate de los fundamentos
de ese gran proyecto, sujeto y objeto de la revolución, que nos legara
el Comandante Eterno Hugo Chávez: “la refundación de la República,
el nuevo Estado, la socialización de la función pública… la construcción
del Poder Popular”.
Es el ejercicio pleno de la soberanía que reside intransferiblemente
en el pueblo, lo que permitirá la construcción del nuevo Estado;
solamente con el fortalecimiento de la nueva institucionalidad,
expresada hoy en los consejos comunales y en su articulación orgánica
en las comunas, será posible territorializar las políticas públicas y,
en consecuencia, construir la nueva geometría del poder, tan necesaria
para la Patria, el bienestar social colectivo y la suprema felicidad.
En la coyuntura política que vive la Revolución Bolivariana y en
esta nueva fase que conduce hoy el presidente Nicolás Maduro, estas
reflexiones solo deben entenderse como herramientas para el hacer,
para la acción, para direccionar la voluntad política de un pueblo que
ha hecho suya la revolución y construye día tras día, el nuevo Estado.

Manuel Briceño Méndez


Presidente de la Comisión Permanente de Ambiente, Recursos Naturales y Cambio Climático
PRÓLOGO

Socialismo del siglo XXI: aterrizaje de los sueños en la realidad


concreta de la gente

Visto a la ligera, cualquiera pudiera pensar, por ser Manuel


Briceño Méndez doctor en Geografía y Ordenación del Territorio,
profesor titular jubilado de la Facultad de Ciencias Forestales y
Ambientales de la Universidad de Los Andes y diputado-presidente de
la Comisión Permanente de Ambiente, Recursos Naturales y Cambio
Climático de la Asamblea Nacional, que el haber titulado el trabajo que
ahora presenta como Estado Comunal: la Nueva Geometría del
Poder, implicaría la intención de parcializar la propuesta fundamental
del socialismo bolivariano del siglo XXI, el Estado Comunal, en
su especialidad: la geografía. Sin embargo, sucede que uno de los
aportes más importantes del socialismo bolivariano formulado a
partir del pensamiento y la acción del Comandante Hugo Chávez es,
precisamente, el aterrizaje en la realidad concreta de la gente –el
territorio– de las teorías sobre la construcción de una sociedad de
justicia, igualdad y equidad, de modo que no se queden en hermosas
formulaciones filosóficas, o que esas formulaciones sean desviadas
hacia modelos que terminan siendo socialistas solo en la propaganda,
como generalmente había sido la experiencia hasta la llegada de
la Revolución Bolivariana. Asimismo, al determinarse al socialismo
bolivariano del siglo XXI como profundamente humanista, su reali-
zación está condicionada por la puesta en práctica de una concepción
de desarrollo basada:

En una relación armónica entre el hombre y la naturaleza,


que garantice el uso y aprovechamiento racional y óptimo de
los recursos naturales, respetando los procesos y ciclos de
la naturaleza para preservar la vida en el planeta y salvar a

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la especie humana (V Objetivo Histórico del Plan de la Patria
2013-2019)1.

Precisamente por eso, El Plan de la Patria establece en su II Objetivo


Histórico:

Continuar construyendo el Socialismo Bolivariano del Siglo


XXI, en Venezuela, como alternativa al sistema destructivo y
salvaje del capitalismo y con ello asegurar la “mayor suma
de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la
mayor suma de felicidad” para nuestro pueblo.

La aceleración de la participación ciudadana mediante la


organización de las instancias del Poder Popular (consejos comunales,
comunas, ciudades comunales…) “para el fortalecimiento de las
capacidades locales de acción sobre aspectos territoriales, políticos,
económicos, sociales, culturales, ecológicos y de seguridad y defensa
de la soberanía nacional” (2.3.1.1)2; así como consolidar:

Un sistema de articulación entre las diferentes instancias


del poder popular con el fin de trascender la acción local al
ámbito de lo regional y nacional, rumbo a la construcción de un
subsistema de Comunas, distritos motores de Desarrollo y ejes
de desarrollo territorial, en consonancia con las potencialidades
territoriales y acervo cultural de los habitantes de cada
localidad, atendiendo a la sintonía y coherencia con los planes
de Desarrollo Estratégico de la Nación (2.3.1.2).

1  Se trata del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación establecido en los artículos 187,
numeral 8, y 236, numeral 18 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, del cual el
Presidente o Presidenta de la República es el responsable de su formulación y, previa aprobación de la
Asamblea Nacional, de dirigir su ejecución. En este caso, el Plan de la Patria 2013-2019 corresponde al
tercer plan de desarrollo de la Revolución Bolivariana. Disponible: http://blog.chavez.org.ve/Programa-
Patria-2013-2019.pdf.

2  Esta nomenclatura es la dispuesta por el presidente Hugo Rafael Chávez Frías en su propuesta
del Plan de la Patria, números que ayudan a jerarquizar los temas que corresponden a un título general
específico; ejemplo, el 2.3.3.1 se refiere al segundo punto central de la exposición (Objetivo Histórico) con
su vertiente en el tercer punto (Objetivo Nacional), el cual a su vez se complementa en el tercer aspecto
(Objetivo Estratégico Nacional) en su punto número 1 (desarrollo del Objetivo Estratégico).

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De igual manera, en el Golpe de timón3 el Comandante Chávez
planteó que en el nuevo ciclo de la transición hacia la construcción
del socialismo –el período 2013-2019– se debían territorializar los
modelos a desarrollar en espacios geográficos determinados por la
existencia y decisión de la comunidad, los cuales deben formar parte
“de un plan sistemático de creación de lo nuevo, como una red […]
una red que vaya, como una gigantesca telaraña, cubriendo el territorio
de lo nuevo”, porque “si no fuera así, esto estaría condenado al fracaso;
esto sería absorbido por el sistema viejo…”
En correspondencia con lo anterior, Briceño Méndez plantea
en su trabajo que se trata de “transformar una visión divisionista,
parcelada y concentrada sobre el poder del Estado en nuevas formas
institucionales sobre la base de la participación ciudadana, y por
ende, más desagregada y descentralizada, pero orgánica, coherente
y eficiente” en el territorio; con lo que se procura –sobre la base de
principios estratégicos de planificación para articular el país y sus
potencialidades– socializar el territorio, lo que en definitiva será –en
lugar de la históricamente anunciada extinción total del Estado– la
desagregación del poder del Estado en todos y cada uno de los
ciudadanos, ciudadanas y sus organizaciones sociales, articulados
en sus respectivos ámbitos geográficos y a partir de ahí, también
articulados con los ámbitos geográficos contiguos y socialmente
organizados, hasta cubrir todo el territorio nacional; porque la
propuesta fundamental de la Revolución Bolivariana, el Estado
Comunal:

Es el desarrollo de la soberanía popular en y a partir de


la comunidad hacia todo el ámbito nacional, que por tan-
to conlleva el ejercicio directo del poder por parte de los
ciudadanos, las ciudadanas y sus organizaciones sociales en
el territorio y sobre su autogobierno y su economía; y así, el

3  Denominación dada a los lineamientos establecidos por el Comandante Hugo Chávez en el Con-
sejo de Ministros realizado el 20 de octubre de 2012, cinco días después de su victoria en las elecciones
presidenciales de ese año. Disponible: http://www.minci.gob.ve/wp-content/uploads/downloads/2012/11/
GOLPE-DE-TIMON-23-10-12-Webpdf.

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Estado Comunal no es más que la forma para desarrollar de
manera concreta el Estado Democrático y Social de Derecho
y de Justicia establecido en el artículo 2 de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela, como tránsito hacia
la sociedad socialista, mediante el Modelo Federal Cooperativo,
orientado por “los principios de la solidaridad social y del
bien común” que han de conducir “al establecimiento de ese
Estado social”.4

Briceño Méndez evidencia en su trabajo la dimensión de la


geopolítica como “estrategia para la ordenación del territorio y para
la organización del espacio geográfico”, que tiene como “objetivo
primordial la construcción de una nueva institucionalidad en los
espacios que corresponden a la ciudadanía, a las instancias públicas,
a los organismos competentes”, lo cual corresponde a “una nueva
institucionalidad que […] va a tener como base el ejercicio pleno del
Poder Popular”, mediante la creación de espacios “de participación
directa […] en todas las decisiones que tienen que ver con el bienestar
social y con el desarrollo nacional: el nuevo estado comunal”.
Fundamental para comprender y avanzar en el estudio y el
debate constructivo del Estado Comunal, es este trabajo de Briceño
Méndez.

Ulises Daal
Caracas, 31 de enero de 2014

4  Ulises Daal, ¿Dónde está la comuna en la Constitución Bolivariana?, Ediciones de la Asamblea Na-
cional de la República Bolivariana de Venezuela, Caracas, 2013, p. 112. Disponible: http://eficem.an.gob.ve/
documentos/ DAAL_ Ulises Donde_esta_la_Comuna_en_la_ConstitucionBolivariana%283%29pdf.

INTRODUCCIÓN

Durante las últimas décadas del siglo XX Venezuela vivió una


severa crisis estructural. A partir del 2 de febrero de 1999 se fueron
ejecutando progresivamente diversas acciones y políticas que se
constituyeron en un proyecto novedoso y alternativo.
Este proyecto, con base en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y en el desarrollo sustentable, endógeno,
participativo y corresponsable, para instituir las bases sólidas del
crecimiento y desarrollo nacional, se tradujo en el Primer Plan
Nacional de Desarrollo (2001-2007) de la nueva República Bolivariana;
en el que se expresan los lineamientos generales para la interacción
dinámica del crecimiento económico sostenido, las efectivas opor-
tunidades y equidades sociales, la dinámica territorial y espacial, la
ampliación de las oportunidades ciudadanas y la multipolaridad de
las relaciones internacionales.
Aun cuando la norma constitucional limita la propuesta del Plan
Nacional de Desarrollo a un período de seis años (2002-2007), la
visión de este nuevo proceso de desarrollo contempla un tiempo de
espera mayor. Esta visión de largo plazo busca establecer la dirección
y la profundidad de los cambios requeridos y deseados en la adquisición y
desarrollo del conocimiento y la información, el sistema que estructura
la producción, las finanzas, el trabajo y el consumo, así como los
procesos de justicia, legitimación y de participación ciudadana.
Estos lineamientos se han venido cumpliendo en una etapa que
se ha denominado la Década de Plata (2001-2010), tiempo de transición,
como fase previa, a la Década de Oro (2011-2020) que es la realización
de la Revolución Bolivariana “como manifiesta expresión del porvenir de
prosperidad y redención para el pueblo venezolano” (Hugo Chávez
Frías, Líneas Generales del Plan Nacional de Desarrollo Económico y
Social de la Nación 2001-2007).
Sin embargo, el desarrollo económico y social de un país no puede
verse separado de su concreción espacial, máxime cuando este se
sustenta en un proyecto político cuyos preceptos constitucionales
son: el desarrollo sustentable, los derechos ambientales y la participación
ciudadana. La vida de las personas y las actividades productivas tienen
un fuerte anclaje en el territorio, por ser este fuente de recursos de
toda índole.
Por tanto, un desarrollo cónsono con tales preceptos requiere de
un plan de desarrollo en estricta sintonía con el plan de ordenación
del territorio, pero al mismo tiempo con una nueva institucionalidad,
pues la construcción de un espacio geográfico socialista exige moda-
lidades diferentes de gestión de las políticas públicas donde tengan
expresión directa los actores sociales organizados y cohesionados
en torno de unidades territoriales equivalentes a sus competencias,
y a jurisdicciones inherentes a una territorialidad reconocida por la
apropiación y el propio asentamiento de la población en lugares que
generen sentimientos de pertenencia e identidad geográfica; y que,
además, expresen el contenido político del modelo socioeconómico
legitimado por el Estado, que en el caso venezolano responde a los
principios que debe concretar el socialismo del siglo XXI.
EL ESPACIO SOCIALISTA

La construcción de un espacio geográfico socialista implica


comenzar a darle nuevos contenidos políticos a la formación espacial
cónsona con la nueva formación económica y social que el Estado
venezolano promueve desde 1999 con el Plan de Desarrollo 2002-
2007 y la estrategia de los cinco equilibrios.
La política territorial actual promueve el desarrollo sustentable
desde lo regional, con actuaciones a corto, mediano y largo plazo en lo
económico, social, político-institucional, territorial e internacional, para
alcanzar los niveles de bienestar social que la población venezolana
se merece. Esta política está dirigida a disminuir los desequilibrios
territoriales modificando el patrón de poblamiento, consolidando y di-
versificando las actividades productivas a lo largo del país, en armonía
con la vocación específica y las ventajas comparativas de cada región,
racionalizando los criterios de inversión, distribución y recaudación de
recursos públicos, e incentivando la inversión privada.
Para ello se ha diseñado una estrategia de descentralización-
desconcentrada, dirigida a promover un desarrollo endógeno y sustentable,
entendiendo que para ello se hace necesario mejorar la distribución
territorial del ingreso sobre la base del aprovechamiento de las
potencialidades de cada región, que se exprese espacialmente
en una ocupación armónica y eficiente del territorio, con miras
a lograr una distribución equilibrada de las actividades productivas, de
las inversiones para las generaciones presentes y futuras, así como
el fortalecimiento institucional para avanzar hacia una sociedad
democrática participativa y una economía social.
El desarrollo equilibrado del territorio obedecerá a la dinámica
poblacional generada por los ejes de desarrollo territorial y se verá
favorecida por la generación de nuevos empleos, el aumento del
ingreso y el mejoramiento de las condiciones de vida en dichos ejes.
Esta noción de equilibrio descansa sobre cinco aspectos básicos:
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Manuel Briceño Méndez

1.-   Equilibrio económico


Con este equilibrio se sientan las bases de un modelo productivo
capaz de generar un crecimiento sostenible, capaz de promover la
diversificación productiva y de lograr la complementariedad nacional
e internacional en un contexto de estabilidad macroeconómica, lo cual
facilitará una profunda y diversa reinserción en el comercio inter-
nacional globalizado, así como otras opciones de organización de los
procesos productivos, fundada en los principios de la economía social.

2.-   Equilibrio social


Este equilibrio está dirigido a alcanzar y profundizar el desarrollo
humano mediante la ampliación de opciones individuales y colectivas,
y la posibilidad real de mayores y mejores oportunidades efectivas
de educación, salud, empleo e ingresos, de organización social y de
seguridad ciudadana.

3.-   Equilibrio político


Con este equilibrio se sientan las bases de un sistema político
que propone tres objetivos fundamentales: consolidar la estabilidad
social, desarrollar el nuevo marco jurídico institucional y contribuir
al establecimiento de la democracia participativa y protagónica,
para lo cual se hace necesario desarrollar la capacidad estratégica
de regulación y gestión del Estado; una gestión pública que actúe
con base en resultados y no en procedimientos; una alta capacidad
de negociación y concertación del Estado; fortalecer el estado
de derecho; una organización administrativa ágil y transparente;
garantizar la participación ciudadana y la construcción del Estado
Comunal, y el establecimiento de sistemas de rendición de cuentas.

4.-   Equilibrio Territorial


La desconcentración del país requiere un proceso de modificación
del patrón de poblamiento, producción, inversión, distribución y
recaudación concebible a mediano y largo plazo. La estrategia para
alcanzarlo se sustenta en la definición de ejes de desarrollo que
darán lugar a un nuevo equilibrio del territorio y, por ende, a un nuevo
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concepto de su ordenamiento; y a la difusión y diversificación de la
actividad productiva en las zonas más idóneas de los ejes de desarrollo
territorial, con el objeto de fijar en ellas un mayor volumen de población,
garantizándoles condiciones de vida dignas. La formación del talento
humano y la promoción de actividades, atendiendo a las potencialidades
y limitaciones específicas en cada región, con asistencia técnica y
financiera, serán pilares de esta estrategia.

5.-   Equilibrio Internacional


Para alcanzar este equilibrio se privilegia el fortalecimiento de un
modelo relacional que permita la participación flexible y simétrica de
las naciones. Para ello se favorecerá la integración latinoamericana
y caribeña, en aras de avanzar hacia la creación de una comunidad
de naciones, defendiendo los intereses económicos, sociales, culturales,
políticos y ambientales de la región latinoamericana.

Con base en la estrategia de los cinco equilibrios, se han definido los


objetivos estratégicos que dan lugar al mapa estratégico que orienta
la política pública hacia un modelo socialista, como alternativa al
modelo hegemónico y al patrón globalizante de los países desarrollados.

Objetivos estratégicos
1.-   Conformación de una nueva estructura social
2.-   Nueva estrategia comunicacional
3.-   Construcción del nuevo modelo democrático
4.-   Creación de la nueva institucionalidad del Estado
5.-   Nueva estrategia integral y eficaz contra la corrupción
6.-   Nueva estrategia electoral
7.-   Construcción del nuevo modelo productivo
8.-   Creación del nuevo sistema económico
9.-   Nueva estructura territorial
10.-   Conformación de una nueva estrategia militar nacional
11.-   Nuevo sistema multipolar internacional
12.-   Energía
13.-   Seguridad agroalimentaria
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Manuel Briceño Méndez

A su vez, la política pública se ha revertido en la definición de


las nuevas Regiones Estratégicas de Defensa y Desarrollo Integral
(REDI):

Región es la unidad funcional que integra las ventajas


comparativas de los diferentes ámbitos geográficos del
territorio nacional, y que responde al modelo de desarrollo
endógeno y sustentable, para la creación, consolidación y
fortalecimiento de cadenas productivas, como fundamento
de la estructura social y económica, y de los planes de inversión
del Estado venezolano en infraestructura, equipamiento y
servicios (Reglamento de la Ley Orgánica del Consejo Federal
de Gobierno).

El Mapa Estratégico propuesto por el Comandante Hugo Chávez


establece las siguientes regiones:

• Región Lago
• Región Noroccidental
• Región Centro Norte, Región Granero
• Región Galpón
• Región de Conservación Ambiental e Hidrológica
• Región Delta del Orinoco

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Mapa Estratégico

De acuerdo con sus potencialidades intrínsecas y sus capacidades


para desarrollar cadenas productivas asociadas a los recursos
naturales de cada región y su valor geoestratégico.
Sobre esta razón estratégica, el presidente Nicolás Maduro Moros
ha decretado la regionalización del país como el principio fundamental
para la implementación de El Plan de la Patria y tomando como base
las cinco Regiones Estratégicas de Defensa Integral promulgadas en
Gaceta Oficial N.° 39.016 del 15 de septiembre 2008:

1.-   REDI Occidental


2.-   REDI Central
3.-   REDI Oriental
4.-   REDI Llanos
5.-   REDI Guayana
21
Manuel Briceño Méndez

Regiones Estratégicas de Desarrollo Integral


Gaceta Oficial N.° 39.016 del 15 de septiembre 2008

Y la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación que, en su artículo 2, establece:

Artículo 2: La seguridad de la Nación está fundamentada en


el desarrollo integral, y es la condición, estado o situación
que garantiza el goce y ejercicio de los derechos y garantías
en los ámbitos económico, social, político, cultural, geográfico,
ambiental y militar de los principios y valores constitucionales
por la población, las instituciones y cada una de las personas
que conforman el Estado y la sociedad, con proyección
generacional, dentro de un sistema democrático, participativo,
protagónico, libre de amenazas a su sobrevivencia, su soberanía
y la integridad de su territorio y demás espacios geográficos.

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Esta regionalización, derivada de la nueva doctrina de seguridad
de la nación y de los cinco objetivos del Plan de la Patria, establece
siete REDI:

1.-   REDI Occidental


2.-   REDI Central
3.-   REDI Oriental
4.-   REDI Llanos
5.-   REDI Guayana
6.-   REDI Los Andes
7.-   REDI Insular-Marítima

Regiones Estratégicas de Defensa Integral


Gaceta Oficial N.° 41.157 del 30 de abril y Gaceta Oficial N.° 40.227 del 13 de agosto 2013

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Manuel Briceño Méndez

De esta manera, estas regiones multifuncionales deben ser las


propulsoras de la nueva estructura territorial y del desarrollo
endógeno, teniendo como elementos articuladores los Ejes de Desarrollo
Territorial, definidos estos como:

Se entiende por eje de desarrollo territorial la unidad territorial


de carácter estructural supralocal y articuladora de la
distribución espacial del desarrollo sustentable y endógeno,
con la finalidad de optimizar las ventajas comparativas locales
y regionales, la construcción de cadenas productivas y el
intercambio de bienes y servicios (Reglamento de la Ley
Orgánica del Consejo Federal de Gobierno).

Asumiendo plenamente el contenido revolucionario del proyecto


bolivariano, se propusieron cambios sustantivos para la construcción
del socialismo como la opción del pueblo venezolano bajo el liderazgo
del Comandante Hugo Chávez Frías que han sido definidos en el
Proyecto Simón Bolívar y sus siete Líneas Estratégicas:

1.-   La Nueva Ética Bolivariana Socialista: reivindicación de


los valores del ser humano
2.-   Modelo Productivo Socialista: economía socialista
3.-   Democracia Protagónica Revolucionaria: poder del pueblo
4.-   Suprema Felicidad Social
5.-   Nueva Geopolítica Nacional: crecimiento del campo y
de las ciudades
6.-   Nueva Geopolítica Internacional: mundo multipolar
7.-   Venezuela Potencia Energética Internacional: po-
tencia petrolera mundial

Así como los cinco objetivos de Plan de la Patria:

I.-   Defender, expandir y consolidar el bien más preciado


que hemos reconquistado después de 200 años: la
independencia nacional.
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II.-   Continuar construyendo el socialismo bolivariano del
siglo XXI en Venezuela, como alternativa al modelo salvaje
del capitalismo, y con ello asegurar la mayor suma de
seguridad social, mayor suma de estabilidad política y
la mayor suma de felicidad, para nuestro pueblo.
III.-   Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social,
lo económico y lo político dentro de la gran potencia
naciente de América Latina y El Caribe, que garantice
la conformación de una zona de paz en nuestra América.
IV.-   Contribuir al desarrollo de una nueva geopolítica
internacional en la cual tome cuerpo el mundo multi-
céntrico y pluripolar que permita lograr el equilibrio
del universo y garantizar la paz planetaria.
V.-   Contribuir con la preservación de la vida en el planeta
y la salvación de la especie humana.

Todo esto requiere del diseño de un plan de ordenación del


territorio, sustentado en las valoraciones ecológicas, socioculturales,
económicas y geopolíticas del territorio, que permitan orientar la
construcción de la Nueva Geometría del Poder, donde el poder popular
se institucionalice en la figura de los consejos comunales y las
comunas socialistas:

La Comuna es un espacio sociopolítico definido por la


integración de comunidades vecinas con una memoria histórica
compartida, rasgos culturales, usos, y costumbres, que se
reconocen en el territorio que ocupan y en las actividades
productivas que les sirven de sustento, y sobre el cual ejercen
los principios de soberanía y participación protagónica como
expresión del poder popular, en concordancia con un régimen
de producción social y el modelo de desarrollo endógeno y
sustentable contemplado en el Plan Nacional de Desarrollo
[…] Las comunas se crean por voluntad expresa de las asambleas
de ciudadanos de los consejos comunales que decidan
constituirse en comuna, teniendo como fundamento una clara

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Manuel Briceño Méndez

y precisa delimitación territorial y por lo menos un proyecto


productivo acorde con las potencialidades y características
geográficas de su ámbito territorial, el cual debe estar contenido
en el Acta Constitutiva de la Comuna (Manuel Briceño Méndez,
El Estado Comunal, 2009).

El Estado Comunal: estructura territorial

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FUNDAMENTOS TEÓRICOS

El espacio geográfico: una categoría de análisis


No es posible separar la historia de la Humanidad de la historia
de los espacios geográficos, pues ambas son la misma cosa: no hay
presencia humana ni actividad productiva que no materialice un
espacio geográfico particular. En este sentido, si consideramos el
espacio geográfico como algo inherente a los procesos históricos de
la Humanidad, obviamente este se nos transforma en categoría de
análisis, y nos permite aprehender los procesos de globalización en
sus diferentes momentos históricos, asociados al capitalismo como
sistema dominante y el rol de los países subdesarrollados dependientes,
dentro de esa totalidad.
Sin embargo, no basta con señalar que todo modo de producción
conlleva una estructura espacial, porque correríamos el riesgo de
quedarnos en una concepción localista, que no iría más allá de la
mera consideración de un espacio inerte, soporte de la dinámica
socioeconómica y sociopolítica de los grupos humanos.
Generalmente, cuando se habla de espacio geográfico, este se
asocia con el territorio que ocupa un grupo humano. Es evidente que
cualquier realización social requiere de un soporte material, pero
también es evidente que esta base territorial requerida por toda
sociedad responde a múltiples factores y, sobre todo, no tiene expre-
sión alguna sin su correspondiente identidad geográfico-espacial.
En este sentido, es importante considerar que espacio y territorio no
deben ni pueden ser sinónimos ni equivalentes.
Si la producción, como fin último de todas las acciones de los seres
humanos para satisfacer sus requerimientos y necesidades, se
manifiesta en: A) la naturaleza y organización de cada sociedad. B)
los cambios y transformaciones que han significado sus procesos
históricos. C) la formación y el ordenamiento de un territorio que
asume como su base material. D) la formación y organización de
27
Manuel Briceño Méndez

un espacio que asume como su identidad geográfica. E) las formas


que hacen corresponder su espacio y su territorio para realizar su
condición cultural, histórica, socio-política, económica y geopolítica;
entonces, espacio y territorio son componentes, cultural, económica
y políticamente correspondientes, en cualquier sociedad, y expresan
la estructura espacial en sus niveles supra e infraestructurales,
respectivamente.

COMPONENTES DEL ESPACIO GEOGRÁFICO

Infraestructurales Agentes Supraestructurales

Estatus jurídico, político y


Base territorial Políticos
administrativo
Percepción, valoración y
Recursos Naturales Sociales
uso de la tierra

Organización social de la
Población Económicos
producción

Formaciones sociales Modos de producción

Desarrollo de las
Históricos Relaciones de producción
fuerzas productivas

El proceso desigual de ocupación, formación y transformación de


los territorios redunda en un ordenamiento espacial de las fuerzas
productivas, como soporte de las necesidades de las relaciones de
producción dominantes. Este aspecto implica entonces que la base
territorial, ordenada socialmente, se convierte en parte actuante de
la totalidad social, llegando a condicionar, y aun a determinar, sus
procesos socio-económicos. En este sentido, podríamos afirmar que
el territorio, en su valoración socio-económica, da lugar a una doble
relación:

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1.-   Un ordenamiento, correspondiente con las necesidades
materiales de la sociedad; más específicamente con
las exigencias del proceso productivo dominante, para
garantizar su propia reproducción.
2.-   Una organización, correspondiente con la valoración
histórica de los recursos disponibles, en su dimensión
socio-económica y geopolítica, y sus formas de inte-
gración formal, funcional y estructural.

Esta doble interrelación sociedad-territorio es la que va a generar


las diferentes estructuras espaciales presentes en un momento
dado. Y es aquí, en estas estructuras espaciales, donde podemos
establecer y caracterizar la dimensión espacial o la espacialidad de
los fenómenos.
Por otra parte, si la localización y distribución de los fenómenos
sociales, económicos y políticos son expresión de una doble dimensión
de la sociedad: A) en términos del territorio que ella ocupa. B) en
términos del espacio que la define y le da su propia identidad, podemos
afirmar entonces que la localización, distribución y causalidad de
los fenómenos naturales, socio-culturales, económicos y políticos,
expresan principios de interacción entre el ser humano y la naturaleza,
determinados por procesos locales, y en función de los requerimientos
de las sociedades, de acuerdo a:

• La naturaleza socio-cultural de cada sociedad.


• Los cambios, transformaciones y tendencias derivadas
de sus procesos históricos y políticos.
• Las formas geopolíticas de integración de sus espacios
geográficos.

En consecuencia, el territorio y la organización del espacio son


a las estructuras espaciales lo que las fuerzas productivas y las rela-
ciones de producción son a la estructura económica. Si las relaciones
de producción son las que determinan la estructura económica y
definen la estructura dominante dentro de la estructura global de
29
Manuel Briceño Méndez

la sociedad, la organización del espacio determina la estructura del


espacio y también determina la naturaleza geopolítica de la estructura
dominante.
De esta manera, el espacio geográfico adquiere una nueva
dimensión, puesto que él forma parte de la estructura global de la
sociedad, pero a la vez se sitúa fuera de ella. De allí que por su
especificidad misma, la estructura espacial es siempre determinante
en última instancia.
Si bien la estructura del espacio, considerada en términos de la
estructura global de la sociedad, constituye una realidad abstracta
y conforma un concepto teórico que nos permite aprehender el espacio
geográfico en todas sus dimensiones, ello no explica la realidad concre-
ta, históricamente determinada. Por tanto, se hace necesario recurrir
a otra categoría: la formación espacial, la cual podemos definir como
el espacio total, históricamente determinado, que se corresponde
con la formación económica y social (Briceño Méndez, 1976).

La ordenación del territorio: una estrategia política


Medir las consecuencias positivas o negativas de las actividades de
los seres humanos nos enfrenta a un complejo sistema de interacciones
donde actúan factores de muy diversa naturaleza: ecológico-ambientales,
socioculturales, históricos, económicos, políticos, geopolíticos y
espaciales. En términos geográficos, esto lo podríamos resumir en:

1.-   Interrelaciones entre los seres humanos y el medio


natural del cual el mismo ser humano forma parte.
2.-   Interacciones entre los seres humanos y la naturaleza,
entendiendo a esta última como el medio natural modi-
ficado o transformado por la presencia de una población
humana.
3.-   Interrelaciones entre los seres humanos, las cuales dan
lugar a una acción colectiva y a una organización social,
que se expresa en los paisajes humanizados y en la
formación y organización de los espacios geográficos.

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Estas interrelaciones descansan, fundamentalmente, en el acto de
sobrevivir y en el hecho productivo. Se trata de producir para satisfacer
necesidades, colectivas e individuales, de la sociedad en general y
de cada uno de sus miembros. No obstante, la satisfacción de las
necesidades materiales y no materiales de las sociedades también
responde a un conjunto de valores que varían en el tiempo y de una
sociedad a otra.

El quid del asunto se sitúa en la racionalidad social y eco-


nómica que prima en el uso y aprovechamiento de los patri-
monios territoriales; pero radica, muy particularmente, en la
función social de los recursos disponibles y en la distribución
de los beneficios que de ellos se deriva.

Los mayores problemas ambientales actuales provienen de la


conjunción de múltiples factores: la presión demográfica, la expansión
de la frontera agrícola, el crecimiento urbano-industrial, entre otros,
donde generalmente prevalece la rentabilidad económica y el beneficio
inmediato.
De allí que cualquier intento de ordenación del territorio, tendiente
a privilegiar la condición humana, tendrá como contrario una raciona-
lidad que privilegia el beneficio y la rentabilidad económica a ultranza.
Vale la pena preguntarse entonces:

• ¿Para qué y para quién es el ordenamiento territorial?


• ¿Qué se propone?
• ¿Cuál es la prioridad de fondo?
• ¿Cuáles son las acciones para lograrla?

Las respuestas a estas preguntas nos conducen, necesariamente,


a la consideración de conflictos de intereses, cuya conciliación solo
es viable en la medida en que exista voluntad política para dar
respuesta a problemas sociales, lo cual es el otro factor determinante
para poder llevar a buen término una estrategia de ordenación del
territorio y una adecuada gestión de los recursos.
31
Manuel Briceño Méndez

Una acción cualquiera, tendiente a la ordenación del territorio,


lleva implícita la búsqueda de mejores condiciones para el
desarrollo armónico e integral; por tanto, debe descansar sobre
la participación de la población afectada. Importa entonces destacar
los rasgos cualitativos de esa población, su dinámica de cambios,
las modificaciones que se producen en su composición, derivadas
tanto de su propia evolución como del impacto provocado por la
presencia de otros grupos o agentes sociales con otras raíces, otros
comportamientos y, sobre todo, con otros intereses y objetivos.
Paradójicamente, las nuevas opciones para el manejo de los
recursos naturales se plantean por la vía de la revalorización
ecológica, social y económica de sistemas tradicionales de uso y
explotación de los recursos, de probada eficiencia en su conservación
y cuyo fundamento ha sido el uso múltiple de los recursos.
Este nuevo paradigma establece entonces una opción de grandes
perspectivas por la vía de las complementariedades ecológicas,
sociales y económicas, y plantea un reto socio-político de gran
trascendencia: el desarrollo sustentable.
Esta primera consideración nos conduce a un segundo orden de
contenidos, cuando aplicamos estos términos a una región o a una
unidad político-administrativa, en particular. En esta segunda
instancia el desarrollo sustentable refiere una condición política,
social y técnica, que se inscribe en el marco de una opción en la
cual el paradigma gira en torno del equilibrio que debería producirse
para garantizar una condición ecológico-natural, una eficiencia económica
y un beneficio social colectivo.
Si en todos los sitios y lugares hay recursos y hay gente:

• ¿Cómo hacer para que los recursos que hay en un sitio


y las personas que viven en ese lugar puedan provocar
un proceso que les permita adelantar una mejor condición,
un progreso?
• ¿Cómo hacer para que con los recursos de un sitio y
con la gente que habita ese lugar se pueda crear una

32
economía local propia, que tenga la capacidad de
autosostenerse en el tiempo?
• ¿Cómo hacer para que la gente pueda asumir un
proceso de cambio y satisfacer sus necesidades por la
vía de valorar y producir con lo que tiene y comerciar
e intercambiar lo que posee y que además, ese valor
sea reconocido en las otras partes del país y del mundo?

La localización y distribución de los fenómenos naturales, sociales


y económicos expresan principios de interacción entre los seres
humanos y la naturaleza, determinados históricamente por procesos
locales o regionales, en razón de los requerimientos de cada sociedad.
Definir las identidades geográficas que se van generando por las
actividades humanas, desde el momento mismo de su aparición en
el escenario terrestre, nos enfrenta a un complejo sistema de
interacciones y de conflictos donde actúan factores de muy diversa
naturaleza: ecológico-ambientales, sociales, históricos, económicos,
políticos y espaciales o geopolíticos.
El contexto de todas estas interrelaciones no debería ser otro
sino la satisfacción de las necesidades materiales y no materiales
de las sociedades, lo cual, evidentemente, responde a un conjunto de
valores que varían en el tiempo y de una sociedad a otra. Todo sobre
la base de que la acción de los seres humanos se caracteriza por
tener siempre una perspectiva de futuro, aun cuando sus valoraciones
descansan sobre un pasado acumulado y sus realizaciones locales,
individual y colectivamente solo se fortalecen en la universalidad de
sus expresiones más cotidianas.
De esta manera, la racionalidad económica, social y política que
prima en la utilización de los recursos disponibles, radica en la valoración
social de esos recursos y en la distribución de los beneficios que de
ellos se deriva. Por tanto, el bienestar social se sitúa en la naturaleza
de las interrelaciones y los conflictos que se generan entre los seres
humanos y la naturaleza; vale decir, entre la sociedad y su base
territorial. Estas interrelaciones y conflictos son función del grado
de desarrollo de sus fuerzas productivas y de los equilibrios que
33
Manuel Briceño Méndez

se plantean entre el uso, el aprovechamiento y conservación de los


recursos disponibles en esa base territorial.
Así pues, estos equilibrios no deben ser medidos solo en razón
de la capacidad de reproducir y ampliar procesos productivos para
fortalecer una economía en abstracto, sino que deben considerarse
como una dimensión del ser humano en su naturaleza social, en sus
cosmovisiones particulares y, sobre todo, en su condición humana y
en los ambientes a que da lugar.
Los procesos evolutivos de las sociedades humanas remiten a
la reproducción ampliada de estos actos creativos, no ya bajo los
imperativos de la naturaleza como el origen de todos sus universos,
sino bajo las formas organizativas de los grupos humanos para
definir los roles de sus miembros en el acto de producción y los
derechos que esta participación otorga para ser beneficiarios de los
productos obtenidos. Por lo tanto, bien podemos afirmar que:

Bajo cualquier modalidad de uso del territorio subyace una


intervención humana transformadora de la naturaleza, que
no solamente responde a una cuestión ecológica, sino que
implica relaciones sociopolíticas, socioeconómicas y
geoestratégicas, en la medida en que toman partido diversos
agentes que justifican diferentes usos posibles para un mismo
territorio; es decir, que la impronta humana, bajo cualesquiera de
sus manifestaciones, expresa el tránsito del hecho natural al hecho
social.

Las identidades geográficas que se van generando por las actividades


del hombre desde el momento mismo de su aparición en el
escenario terrestre; nos enfrenta, entonces, a un complejo sistema
de interacciones donde actúan factores de muy diversa naturaleza:
ecológico-ambientales, socioculturales, históricos, económicos,
políticos y geopolíticos.
Sobre estos fundamentos, se podrían formular a la sazón los
contenidos políticos de la nueva estructura territorial, en el proceso
de la revolución bolivariana.
34
MARCO POLÍTICO

Desde la promulgación de la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela se establecen las bases de un ordena-
miento jurídico que fundamenta el nuevo modelo de desarrollo para
alcanzar las transformaciones del Estado, establecido en la Agenda
XXI y declarado en nuestro texto normativo de mayor jerarquía
como Desarrollo Sustentable (Preámbulo de la Constitución Nacional
de la República Bolivariana de Venezuela). A partir de la Conferencia
Sobre Medio Ambiente y Desarrollo Humano (Estocolmo, 1972) se
ha venido planteando la relación ser humano-naturaleza y, espe-
cialmente, con la Cumbre de Río (1992), se inserta definitivamente
la variable ambiente en el tratamiento de los grandes problemas
sociales: desarrollo, pobreza, participación, para concluir que el
paradigma válido es el desarrollo sustentable. Con el advenimiento
del Gobierno bolivariano y el proceso constituyente, estos principios
ambientalistas se convierten en los fundamentos para una nueva
concepción geopolítica de la territorialidad venezolana y en los
principios del socialismo del siglo XXI, como el objetivo a alcanzar
mediante el proceso revolucionario. En términos generales:

El socialismo supone una condición particular de un sistema


político, donde se privilegia la razón social de los patrimonios
nacionales; es decir, todo aquello que permite generar bienestar
social a partir de procesos productivos que responden a las
necesidades básicas y sentidas de la sociedad en general, y
de todos y cada uno de los ciudadanos.

Siendo así, el socialismo se interpretó siempre como aquel sistema


político, donde el Estado, como institución que legítimamente representa
a la sociedad, ejerce el control sobre los medios de producción, y regula
la participación de la ciudadanía en los procesos productivos, pero, muy
35
Manuel Briceño Méndez

particularmente, regula la distribución de los beneficios que de ellos se


generan, bajo principios de igualdad, equidad y solidaridad.
Promover estos principios del socialismo, en el contexto de los
procesos geopolíticos y socioeconómicos que rigen la evolución de
la Humanidad, tomando como referente este siglo XXI que recién
comienza, supone una revisión profunda de las diferentes formas
que puede asumir, ahora bajo nuevos patrones de organización
social, de intercambio económico y comercial, pero, sobre todo, bajo
el peso inmenso del progreso y el avance científico y tecnológico.
Evidentemente que el progreso de la Humanidad hacia modalidades
más avanzadas de producción, de intercambio y de distribución de
los beneficios, nos lleva a considerar la naturaleza de las necesidades
que queremos y debemos resolver, para que todos, absolutamente
todos, tengamos las mismas opciones y las mismas respuestas, es decir,
para que vivamos bajo el principio de la inclusión y no de la exclusión.
En la medida en que los recursos naturales disponibles sean
aprovechados bajo el criterio de la función social que deben cumplir,
para satisfacer las necesidades de todos, y que todos tengamos la
posibilidad cierta de participar en la producción requerida para satisfacer
esas necesidades ¡estaremos construyendo un mundo socialista!

El socialismo del siglo XXI: principios fundamentales

36
No basta con producir y obtener productos de consumo que satisfagan
necesidades de muy diverso tipo; es necesario, también, saber qué
producimos y para qué producimos. Conviene entonces revisar
nuestros patrones de consumo, porque antes que cualquier otra
cosa, importa satisfacer las necesidades vitales de la población:

• alimentación,
• vivienda,
• salud,
• educación,
• capacitación,
• bienestar social.

El socialismo del siglo XXI se orienta, entonces, hacia el aprove-


chamiento de nuestros recursos, bajo racionalidades socioculturales,
donde la producción y el consumo se encuentren, y estén ligados por
el principio de la necesidad sentida y no la necesidad creada artifi-
ciosamente, bajo patrones culturales impropios que solo responden
a criterios de rentabilidad económica y a intercambios comerciales
desiguales y perversos. El socialismo del siglo XXI significa, entonces,

El cambio de una sociedad del consumo individual y de


derroche, hacia una sociedad del bienestar compartido bajo
los principios socioculturales que identifican la Nación.

Esto nos conduce a otra consideración de suma importancia: el


socialismo del siglo XXI significa producir lo necesario para que
toda la ciudadanía pueda disfrutar de una condición de bienestar,
inherente a la condición humana y a sus derechos ciudadanos; pero
además, responde a necesidades sentidas que reflejan patrones de
producción y consumo de un pueblo en particular, conforme a sus
orígenes, sus mosaicos culturales y sus recursos disponibles. De
esta forma los procesos productivos no deben limitarse a reproducir
experiencias supuestamente exitosas en otras realidades económicas

37
Manuel Briceño Méndez

y socioculturales. El socialismo del siglo XXI expresa el principio del


desarrollo endógeno sustentable.
A la par de esto, se plantea, lógicamente, el principio de la soberanía y
la autodeterminación de los pueblos, es decir, cada pueblo, cada país,
tiene el derecho a decidir sobre sus destinos y su futuro, sin estar
supeditado a ninguna relación de dependencia, en el libre aprovecha-
miento de sus recursos naturales, de sus modalidades tecnológicas
para garantizar los espacios de participación ciudadana e inclusión,
la equidad social y la solidaridad de los pueblos, para el necesario
intercambio de bienes y servicios.
Este nuevo contexto político hacia la construcción del socialismo
bolivariano redunda, obviamente, en otras racionalidades socioeco-
nómicas, sociales y geopolíticas que plantean la ordenación del
territorio, no solo como una estrategia política para orientar la
distribución espacial del desarrollo conforme a las valoraciones de
los patrimonios territoriales y sus opciones de uso, sino también en
términos de nuevas instancias de gestión territorial, pautadas por la
participación de la ciudadanía organizada en los consejos comunales
para construir lo que se ha dado en llamar el Poder Popular.
Esta fase del proceso revolucionario venezolano está marcada por
un nuevo proceso constituyente expresado en las siete líneas estra-
tégicas del Proyecto Simón Bolívar y los cinco objetivos de El Plan de
la Patria, el cual –en términos de gestión del territorio–, pudiéramos
dimensionar como nuevas instancias de gestión de políticas públicas,
orientadas a corregir las enormes distorsiones sociales de la exclusión
e injusticia, caracterizada durante muchos años por la incompetencia
política para la gestión y administración de la función pública; donde
el compromiso es:

• Hacer del dominio público las competencias y


responsabilidades del Poder Popular, los niveles
de gobernabilidad, sus alcances y limitaciones.
• Constituir las nuevas organizaciones comunitarias –las
Comunas– como el núcleo de la nueva institucionalidad
del Estado, en lo que significan los nuevos espacios
38
para gestionar políticas públicas, con base en la eva-
luación directa de los problemas de las comunidades
y sus instancias de coordinación y dirección así como
sus vocerías propias y legítimas, conforme al marco
jurídico que las norma y los planes locales de ordenación
del territorio y desarrollo.

Este proceso de construcción del Poder Popular debe estar dirigido


a diversificar la economía para alcanzar un crecimiento sostenido y
el desarrollo endógeno, el fortalecimiento de la economía social, la
sostenibilidad fiscal, el ahorro y la inversión, para la construcción de
una sociedad equitativa, justa y próspera, considerando las actividades
productivas de acuerdo a la vocación y potencial propios de cada
región; para lograrlo, sería necesario:

1.-   Ejecutar la reestructuración de la administración local,


mediante la consulta abierta, para mejorar la atención
al ciudadano; automatizar la administración y el sistema
impositivo, y con esto garantizar mayor eficiencia ad-
ministrativa y de servicios, de forma tal que no permita
el clientelismo y la corrupción en la gestión pública.
2.-   Fortalecer los consejos comunales como institución
pública para la gestión de las Misiones mediante formas
organizativas como los comités de salud, las mesas de
agua, comités de energía y otras formas de organización
popular que actúan en su jurisdicción, como apoyo sus-
tantivo y de fuerza para una mayor eficacia y eficiencia.
3.-   Hacer de la comunidad un espacio para el debate pú-
blico, que recoja todos los planteamientos y propuestas
de los ciudadanos y que a su vez permita la rendición
de cuentas como una vía para estimular la Contraloría
Social de las comunidades en sus respectivos ámbitos
geográficos.
4.-   Ser el ente promotor y ejecutor para la formación y ca-
pacitación del ciudadano en lo político y en lo económico,
39
Manuel Briceño Méndez

que le permita asumir los lineamientos para la cons-


trucción del nuevo modelo productivo socialista.
5.-   Automatizar el catastro urbano y rural, la ordenación del
territorio y el ordenamiento urbano y rural, y establecer
las bases jurídicas para la ocupación y asignación de
usos de los territorios comunales, la localización de
actividades económicas y la configuración de la red de
centros poblados.
6.-   Actualizar y divulgar las ordenanzas municipales para
lograr una mayor información y participación ciudadana
en la elaboración de las mismas, así como en la toma de
decisiones y en la contraloría social, promoviendo a su
vez, desde las Comunas, la constitución del Parlamento
Comunal como instancia de articulación del pueblo
legislador.
7.-   Hacer de la participación en asambleas de ciudadanos
la mejor acción de gobierno, donde las instituciones
de gestión pública den cuenta de su gestión y puedan
obtener información del comportamiento de los funcio-
narios públicos y dar a conocer todo lo que ocurre con
la administración.

Esto redundaría en nuevo equilibrio político, es decir, una Nueva


Geometría del Poder como el fundamento del sistema socialista del
siglo XXI, que propone tres objetivos fundamentales:

1.-   Consolidar la estabilidad social,


2.-   Desarrollar el nuevo marco jurídico institucional y
3.-   Contribuir al establecimiento de la democracia partici-
pativa y protagónica.

40
EL ESTADO COMUNAL

Con la aprobación de la Constitución de la República Bolivariana


de Venezuela se inicia un proceso de transformación política, que
abarca todos los ámbitos estructurales para la transformación
del país desde un capitalismo dependiente hacia un socialismo de
contenidos socioeconómicos y geopolíticos innovadores, denominado
genéricamente Socialismo del siglo XXI. Este proceso transformador
tiene como directrices fundamentales cuatro principios básicos:

1.-   Desarrollo sustentable. Entendido como el proceso de


cambios necesarios en torno del equilibrio que debería
producirse para garantizar una condición ecológico-
natural, una eficiencia económica y un beneficio social
colectivo.
2.-   Desarrollo endógeno y diversificación de la economía.
Estrategia principal para superar las debilidades que
en el ámbito socioeconómico han caracterizado el
desarrollo del país, como exclusión, altos niveles de
pobreza, desempleo, distribución desigual del ingreso,
desequilibrios territoriales, entre otros.
3.-   Participación ciudadana. Enfocada como un derecho y
un deber que, además de profundizar la democracia,
permita la interacción entre el Estado y la Sociedad, con
el fin de mejorar la planificación, viabilidad, y efectividad
de las políticas públicas que admitan la satisfacción de
las demandas sociales de manera adecuada y oportuna;
pero a través del Poder Popular, para desarrollar el prin-
cipio de responsabilidad como un derecho ciudadano,
ejercido en la gestión de las políticas públicas y en el
ámbito de la territorialidad comunal.

41
Manuel Briceño Méndez

4.-   Adecuación funcional de la ocupación del territorio.


Como mecanismo principal para alcanzar los objetivos
planteados dentro del equilibrio territorial, mediante la
estrategia de descentralización desconcentrada.

El desarrollo: proceso de cambios

Estas directrices se convierten entonces en el fundamento


del desarrollo integral del país, siendo la gestión de las políticas
públicas el principal instrumento de acción para lograr los objetivos
propuestos en el Plan de la Patria.
En esta tercera etapa de la Revolución, el diseño de las políticas públicas
debe estar enmarcado dentro de un conjunto de acciones contenidas
en los cinco objetivos del Plan de la Patria, como instrumento principal
para reordenar el territorio en función de la estrategia de desarrollo
nacional y de la nueva geopolítica interna.
Por lo tanto, un desarrollo cónsono con tales preceptos requiere de
una nueva institucionalidad, pues la construcción de un espacio geográ-
fico socialista exige modalidades diferentes de gestión de las políticas
públicas, donde tengan expresión directa los actores sociales organi-
zados y cohesionados en torno de unidades territoriales equivalentes
a sus competencias, y en torno de jurisdicciones inherentes a una
territorialidad reconocida por la apropiación y el asentamiento mismo
42
de la población en lugares que generen sentimientos de pertenencia e
identidad geográfica; pero que, además, expresen el contenido político
del modelo socioeconómico legitimado por el Estado: el socialismo
del siglo XXI.
Este proceso de construcción del Estado Comunal debe estar
dirigido a diversificar la economía para alcanzar un crecimiento
sostenido y el desarrollo endógeno, el fortalecimiento de la economía
social, la sostenibilidad fiscal, ahorro y la inversión, para la construcción
de una sociedad equitativa, justa y próspera, considerando las actividades
productivas de acuerdo a la vocación y potenciales propios de cada
región; pero al mismo tiempo bajo el principio de la socialización de la
función pública, es decir, el autogobierno ejercido en cada comuna por
los ciudadanos que la conforman, a través de sus órganos naturales:
las asambleas de ciudadanos.
La nueva institucionalidad, como una respuesta social, económica
y política a los cambios revolucionarios, implica la expresión territorial
de las instituciones en los siguientes ámbitos:

• Regional: regiones estratégicas de defensa y desarrollo,


y autoridades regionales.
• Ejes de desarrollo territorial: proyectos estructurantes.
• Corredores estratégicos de desarrollo: distritos motores
del desarrollo.
• Unidades sociopolíticas de gestión de políticas públicas:
comunas.
• La consolidación de un aparato político, articulado
geográficamente como respuesta en los escenarios
electorales, pero permanente para el accionar político en
el desarrollo de la estrategia perfecta y en la construcción
del Estado Comunal.

La propuesta del Comandante Hugo Chávez Frías y la nueva etapa


revolucionaria que promueve y apuntala políticamente el Presidente
Nicolás Maduro Moros redundan entonces en transformar una visión
divisionista, parcelada y concentrada del Poder del Estado en nuevas
43
Manuel Briceño Méndez

formas institucionales sobre la base de la participación ciudadana,


por ende más desagregada y descentralizada, pero orgánica,
coherente y eficiente.
El nuevo proceso sociopolítico nacional, la Revolución Bolivariana
y socialista, redimensiona la Geometría del Poder bajo el criterio de
la socialización de la función pública, es decir, el poder del pueblo
organizado: el Poder Popular, un modelo de desarrollo sustentable,
endógeno, participativo y soberano, orgánico, expresado en el Plan
Nacional de Desarrollo, derivado del Plan de la Patria, y una gestión
de Gobierno coherente y articulada. La Nueva Geometría del Poder
se traduce entonces en:

1.-   La conformación del territorio desde la perspectiva


política, estratégica y operativa.
2.-   Nuevas instancias de gestión de Gobierno, de gestión
del desarrollo y de gestión de las políticas públicas.
3.-   Desagregación del Poder del Estado bajo la figura de
nuevas instituciones:
• Las regiones estratégicas de defensa y desarrollo
integral, los corredores estratégicos, los distritos
motores de desarrollo como instancias de gestión
estratégica y geopolítica del desarrollo.
• Los estados y municipios como instancias de
gestión político-administrativa.
• Las comunas y consejos comunales, como instancias
de gestión de políticas públicas, donde destaca la
participación ciudadana organizada en el Poder
Popular: los consejos comunales como el núcleo
social de base y las comunas como la socialización
de la función pública, es decir, el autogobierno o la
socialización del Estado.

44
El Estado Comunal: La Nueva Geometría del Poder

Esto conlleva una visión integral del país como una unidad política
orgánica, coherente, que promueve un solo proyecto de desarrollo
articulado en todas sus expresiones geográficas, físico naturales y
culturales, bajo líneas estratégicas de gestión equivalentes en lo que
significa la acción de Gobierno, y la inversión pública y privada,
desagregada en grandes regiones.
Esta visión regional tiene antecedentes en Venezuela en lo que
fueron las Regiones y Corporaciones de Desarrollo, solo que dentro
del proyecto bolivariano y en la propuesta del presidente de la
República, son instancias que, a diferencia de esa visión desarticulada
de regiones, que solo promovían opciones regionales individuales
bajo la conducción de instancias de planificación articuladas hacia
fuera, buscan integrar orgánicamente, en el marco del Plan Nacional
de Desarrollo, esas potencialidades regionales que redundan en
desarrollo endógeno y en la construcción de cadenas productivas
complementarias, capaces de abastecer la demanda interna y generar
excedentes intercambiables dentro de la política de integración regional
latinoamericana promovida por la República Bolivariana de Venezuela:
la Alba.
Se trata, pues, de articular coherentemente, de manera orgánica,
todo lo que es la visión de la ordenación del territorio nacional; de
45
que las diferentes desagregaciones en las escalas nacional, regional,
estadal, municipal y local se articulen en una sola visión estratégica
del país y de los cambios que se están promoviendo, para darle otra
orientación a los procesos productivos, al bienestar social y a esa
nueva geopolítica interna y externa contemplada en las Siete Líneas
Estratégicas del Proyecto Simón Bolívar y los cinco objetivos del
Plan de la Patria por intermedio del Consejo Federal de Gobierno y
los distritos motores de desarrollo.

La socialización del territorio o la territorialización de las


políticas públicas
Bajo los principios estratégicos que norman la posibilidad de articular
el país y esas potencialidades territoriales, se busca socializar el
territorio. Y cuando decimos socializar el territorio, nos referimos
justamente a que la sociedad venezolana, el Estado, la gestión de
Gobierno accionen sobre esa visión valorativa que podemos tener de
nuestro territorio y de sus potencialidades; valoraciones de carácter
ecológico, sociocultural, económico y geopolítico, asociadas a la
condición estratégica de los recursos, la biodiversidad y las nuevas
instancias del Poder Popular.
Es decir, que la acción de Gobierno llegue a todos y cada uno de
los rincones del país donde haya población, donde haya la posibilidad
real de un desarrollo local. Esa socialización del territorio es la que
nos va a permitir conducir el proceso hacia la construcción de lo
que es el espacio geográfico socialista, coherente con este proyecto
socialista que tiene el país planteado en este momento de la Revolución
y sobre el cual estamos accionando.
Al mismo tiempo, se trata de territorializar las políticas públicas
para que en cada sitio, con todos sus atributos y sus potencialidades,
los lugareños puedan tener la posibilidad de materializar lo que son
las políticas públicas en una relación de complementariedad de un
sitio con otro, de una comuna con otra, de un municipio con otro, de
un estado con otro, de una región con otra, para articular entonces
el proyecto nacional. Relaciones de complementariedad que entienden

46
que el territorio es una red social, es una red de complementariedades eco-
nómicas, ecológicas, políticas y geopolíticas.
Esto traduce la dimensión geopolítica de lo que es esta estrategia
para la ordenación del territorio y para la organización del espacio
geográfico; estrategia política que tiene como objetivo primordial la
construcción de una nueva institucionalidad en los espacios que
corresponden a la ciudadanía, a las instancias públicas, a los
organismos competentes y que, por supuesto, va a tener como base
el ejercicio pleno del Poder Popular en estos espacios de participación
directa del ciudadano y en las decisiones que tienen que ver con el
bienestar social y con el desarrollo nacional: el nuevo Estado Comunal.

CONCLUSIONES

Podríamos concluir reafirmando que el desarrollo económico y


social de un país no debe verse separado de su concreción espacial,
máxime cuando este se sustenta en un proyecto político cuyos preceptos
constitucionales son el desarrollo sustentable, los derechos
ambientales y la participación ciudadana. La vida de las personas y
las actividades productivas tienen un fuerte anclaje en el territorio,
por ser este la fuente de recursos y de bienestar social.
Por lo tanto, un desarrollo cónsono con tales preceptos requiere
de un plan de desarrollo en estricta sintonía con el Plan de Ordenación
del Territorio, pero al mismo tiempo con una nueva institucionalidad,
pues la construcción de un espacio geográfico socialista exige moda-
lidades diferentes de gestión de las políticas públicas donde tengan
expresión directa los actores sociales organizados y cohesionados
en torno de unidades territoriales equivalentes a sus competencias,
y a jurisdicciones inherentes a una territorialidad reconocida por la
apropiación y el asentamiento mismo de la población, en lugares que
generen sentimientos de pertenencia e identidad geográfica; pero
que, además, expresen el contenido político del modelo socioeconó-
mico legitimado por el Estado, que en el caso venezolano responde a
los principios que debe concretar el socialismo del siglo XXI.
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