Está en la página 1de 2

LA JUSTICIA DEL REINO

Mat. 5:6

Tesis:
Este sermón tiene como propósito hacer ver que la justicia de Dios, sin la cual
nadie podrá entrar en el reino de los cielos, es más que una enseñanza: es
Jesucristo mismo.

Introducción:
1. Jesús dijo que en este mundo hay gente que tiene hambre y sed de justicia.
Esta declaración nos sorprende, pero es verdad. No todo está perdido en este
mundo. Debemos ser optimistas en cuanto a ello, como lo fue Jesús.
2. Jesús llama bienaventuradas a estas personas. no habrá mejor dicha en este
mundo como no sea la de vivir para el propósito de Dios.
3. Jesús prometió saciar a los hambrientos y sedientos de justicia.
A- No es fácil conocer a alguien que realmente sufra esta clase de hambre y sed.
En días de Jesús un hombre ganaba $ 0.17 por día. Difícilmente, con un salario
así, podían comer él y su familia. Pero no era un hambriento todavía.
B- Los verdaderos hambrientos y sedientos, en términos de Jesús, son aquellos
que, por falta de pan y agua, están a punto de morir.
4. Hambre y sed de justicia, ¿pero de cuál justicia?

Desarrollo de la tesis:

I. UNA JUSTICIA SUPERIOR A LA DE LOS ESCRIBAS Y FARICEOS (Mat.


5:20)
A- Para saciar el hambre y la sed la gente busca el mejor pan y la mejor agua. Hay
que saber escoger.
Jesús y su palabra siempre estarán por encima de los hombres y sus propias
doctrinas.
B- La justicia de los escribas y fariseos tenía como motivo el aplauso de los
hombres. Y esto todavía sigue en vigor: La gente aún tiene que distinguir entre la
justicia de los hombres y la justicia del reino de los cielos.
II. LA JUSTICIA DE DIOS QUE VINO POR JESUCRISTO
A- Jesús le dio una vez: por él y sus apóstoles (vea Jud. 3).
B- Se obedece y no solo se cree. Los mandamientos son para obedecer, no solo
para creer.
C- Obra por el amor y no por la ley (Gal. 5:6).
Ch- Da merito a la obra de Jesús, y no a nuestras propias obras (Tit. 3:5).
III. LA JUSTICIA QUE CORRE DE NACION EN NACION (Marc. 16:15,16).
A- Para saciar al hambriento (Jn. 6:35). En Jesús, el alma tiene el verdadero pan.
Tener hambre de justicia significa necesidad de Jesús y su palabra.
Y esta hambre sigue por el mundo. Y saciar este tipo de hambre solo se logra por
milagro: el milagro de la conversión en Cristo.
B- Para saciar al sediento (Jn. 7:33-39). Un hambriento necesita pan, pero
también agua. Y Jesús es para el alma, lo que el pan y el agua son para el
hambriento y el sediento.

Conclusión:
1. el estado físico y psicológico de un hambriento y sediento ofrece una imagen de
severa enfermedad que lleva a la muerte. ¡Pero qué cambio más notable, cuando
una persona así empieza a comer y beber! ¡Cuánta salud se podrá ver!
2. Algo parecido le ocurrirá al alma que tiene hambre y sed de justicia. Pues Jesús
llega a nosotros con todos los elementos que reflejan la salud del alma: el gozo y
la paz del perdón recibido por la gracia que viene de Dios.
3- ¿Se considera usted sediento y hambriento de justicia? Entonces usted es
bienaventurado; porque usted es una de esas personas que podrá saciar en Jesús
su hambre y su sed. Y eso podrá empezar hoy: con su conversión a Cristo.

También podría gustarte