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Introducción

Una fuente es aquello que es origen de otra cosa, su causa, o de donde


surge. Jesús es el camino, la verdad y la vida y es la única fuente que mana vida
eterna y salvación. Cada creyente en Cristo encuentra en Él la solución y las
respuestas a todas sus interrogantes y problemas que le susciten y es la Escritura
la que nos demuestra, a través de sus enseñanzas, lo que el Señor representa
para nosotros y lo importante que es para nuestras vidas.

En el presente trabajo se hará un análisis de lo que el apóstol Juan, por


inspiración divina nos, describe con respecto a Cristo como la fuente de vida, a
través del estudio de los capítulos 4 al 6 del Evangelio de Juan, los cuales hablan
de la conversación de Jesús con la mujer samaritana, las sanidades y milagros de
Jesús, las controversias y oposiciones de los judíos, y la alimentación de los cinco
mil como antecedente a la enseñanza del Pan de vida.
Cristo como la Fuente de Vida (Juan 4:1 – 6: 7)

Juan 4:1-7

Jesús se describió como el camino, la verdad y la vida. Él es el único


camino por el cual Los hombres son reconciliados con el Padre. Como la verdad,
revela la naturaleza y la voluntad del Padre. Es la voluntad del Padre que el
hombre crea en el Verbo quien tiene vida en sí mismo y puede dar vida a todos
aquellos que van a él con fe. Juan enfatizó que Cristo es la fuente de vida eterna.
Jesús nos dice que el que beba del agua que él nos da, no volverá a tener sed
jamás.

Jesús está ofreciendo un agua diferente, está hablando del agua de vida
eterna. Un agua que no solo quita la sed temporal, sino un agua que nos quitará la
sed de:

1. La sed de felicidad: se puede decir que ésta es la sed más común y normal.
Si algún hombre tiene sed de ser feliz, dejadle venir al Señor Jesucristo y
beber. Puede venir sin nada, sólo con un ardiente deseo de felicidad. Al
principio no es un deseo espiritual, pero al venir a Cristo lo será.

2. La sed de justicia: el hombre que viene a Cristo comienza teniendo sed por
una rectitud personal, por una conformidad de corazón, de hábitos y de vida en
general en conformidad a la voluntad de Dios. Dios envió a Jesucristo para
salvarnos. Su justicia es un principio en nuestro corazón, y un manto sobre
nuestra persona.

3. La sed de amor: el deseo puede caer sobre sí mismo y así sucede; o puede
reducirse y quedar suspirando en el corazón solitario, que no puede ser
satisfecho a menos que halle la fuente de toda plenitud y amor en Él. Su amor
santifica, ennoblece, y da cumplimiento a lo  demás.

4. La sed de vivir: esta sed es más profunda, más extensa, y más terrible. De


vuelta del oscuro reino del olvido eterno, el alma viviente clama por la vida y
desea alcanzarla dondequiera que esté. ¿Quién puede darnos esta estupenda
fe en la vida? ¿Quién puede traer la vida y la inmortalidad a la luz por medio de
su Evangelio? solo Cristo puede a través de su amor.

La Fuente de Vida espiritual (4:1- 42)

El viaje de Jesús por Samaria (4:1-16)

Puesto que la hora en que Jesús tuviera que sufrir en la cruz aún no había
llegado, él se apartó cuando se dio cuenta de que los fariseos sabían que había
bautizado a más discípulos que Juan (v. 1). La popularidad de Jesús, que iba
aumentando, traería mayor oposición de los fariseos debido a celos. El autor
clarificó quién estaba bautizando al señalar que no era Jesús sino sus discípulos
(v. 2).

La ruta más directa de Judea a Galilea era a través de Samaria (vv. 3, 4).
Aunque existía odio entre los judíos y samaritanos, los judíos podían pasar por
aquella tierra cuando iban de Galilea a una fiesta en Jerusalén y al hacerlo el viaje
se podía cubrir en tres días. Tanto Samaria como Judea estaban bajo el gobierno
romano.

La conversación de Jesús con la mujer samaritana (4:7-26)

Una mujer de la región de Samaria llegó a mediodía para sacar agua.


Generalmente las mujeres llegaban a la hora más fresca del día. Jesús inició la
conversación al pedirle agua (v. 7).

La conversación rompió tres tradiciones:

1. un hombre respetable generalmente no hablaría a una mujer en público,


especialmente si la mujer era de mala fama;
2. los judíos no tenían ningún trato con los samaritanos;
3. un judío no tomaría de un vaso de una mujer samaritana. Ella era considerada
impura, y en ese caso mancharía los recipientes que tocara.

La mujer le recordó a Jesús las tradiciones que prohibían que ellos


conversaran y que ella le diera agua (v. 9). Ella concluyó que Jesús simplemente
era un viajero cansado y sediento.

Según leemos en el Nuevo Testamento, el Salvador se valió de aquel


simple encuentro en el pozo para enseñar verdades poderosas y eternas. A pesar
de su cansancio y sed, el Maestro aprovechó aquella oportunidad para testificar en
cuanto a Su misión divina como el Redentor del mundo y para proclamar con
autoridad Su verdadera identidad como el Mesías prometido, diciéndole:
“… Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed;

“mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el
agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”
(Juan 4:13-14).

Sin comprender en absoluto el significado espiritual del mensaje del Señor,


la mujer, que pensaba solamente en satisfacer la sed física y su propia
conveniencia, le exigió: “… Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni
venga aquí a sacarla” Juan 4:15).

Al analizar la conversación entre el Salvador y esa mujer, podemos ver que


hoy día muchos buscan alguna fuente mágica que les traiga el éxito, satisfacción y
felicidad. Pero la mayor parte de su búsqueda es en vano. Únicamente esta ‘agua
viviente’, el Evangelio de Jesucristo, puede brindar una vida feliz, de éxito y eterna
a los hijos de los hombres.

La promesa del Salvador a esa mujer se extiende a todos los hijos de


nuestro Padre Celestial. Al vivir el Evangelio de Jesucristo, desarrollamos en
nuestro interior una fuente viviente que satisfará eternamente nuestra sed de
felicidad, de paz y de vida eterna. El Señor explica claramente que sólo la
obediencia total puede dar acceso al manantial de agua viva que refresca y vivifica
nuestra alma:

“Mas a quien guarde mis mandamientos concederé los misterios de mi reino, y


serán en él un manantial de aguas vivas que brota para vida eterna” .

Cuando la mujer contestó que sabía que el Mesías habría de venir, Jesús le
dijo: “… Yo soy, el que habla contigo” (Juan 4:26). El demostró Su poder de
discernimiento profético mencionándole detalles personales en cuanto a la vida de
ella que solamente alguien que tuviera percepción divina podría haber sabido.

Azorada, la samaritana dejó su cántaro y se apresuró a contar a otros su


encuentro con el Señor, diciendo: “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo
cuanto he hecho. ¿No será este el Cristo?” (Juan 4:29). Mientras ella iba por la
ciudad contando lo ocurrido, Jesús les enseñó a los Apóstoles, que habían
regresado, que El ya tenía “una comida que comer, que vosotros no sabéis” Juan
4:32). Los discípulos, que llevaban la comida que habían conseguido, quedaron
extrañados y el Maestro les explicó: “Mi comida es que haga la voluntad del que
me envió, y que acabe su obra” (Juan 4:34)

Cuando llegó la multitud de samaritanos curiosos para ver y oír al hombre


que proclamaba ser el Mesías “le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó
allí dos días” (Juan 4:40). Las Escrituras afirman que muchos creyeron las
enseñanzas del Salvador. Al escuchar, su curiosidad inicial se convirtió mas tarde
en testimonio, y declararon: “… porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos
que verdaderamente este es el Salvador del mundo, el Cristo” Juan 4:42).

Estos últimos días son un tiempo de gran sed espiritual. Hay muchas
personas en el mundo que buscan intensamente una fuente refrescante que
pueda satisfacer su anhelo de encontrar significado y dirección en su vida; ansían
una fresca y satisfactoria bebida de percepción y conocimiento que de alivio a su
alma sedienta; su espíritu implora experiencias de paz y tranquilidad para nutrir y
vivificar su corazón marchito.

Esforcémonos con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza por


demostrar a nuestros hermanos sedientos en dónde pueden encontrar el agua
viva del evangelio, a fin de que puedan beber de esa agua que salta “para vida
eterna” (véase Juan 4: 14).

El Señor proporciona el agua viva que puede satisfacer la sed ardiente de


aquellos cuya vida esta reseca debido a que hay sequía de la verdad. El espera
que nosotros les brindemos la plenitud del evangelio dándoles las Escrituras y las
palabras de los profetas y expresándoles testimonio de la veracidad del evangelio
restaurado a fin de satisfacer esa sed. Al beber de la copa del conocimiento del
evangelio v llegar a comprender el gran plan de felicidad de nuestro Padre
Celestial, su sed se satisface.

Así como en el pozo de Jacob, también en la actualidad el Señor Jesucristo


es la única fuente de agua viva, el agua que apagara la sed de aquellos que
sufren de la sequía de verdad divina que tanto aflige al mundo. Las palabras del
Señor para el antiguo Israel, pronunciadas por el profeta Jeremías, describen la
condición de muchos de los hijos de Dios en nuestros días.

El Poder de Jesús sobre las enfermedades físicas (4:43-5:18)

El restablecimiento del hijo del oficial (4:43-45)

Juan menciona de que Jesús estuvo en Samaria y que dos días después
salió de allí y se fue a Galilea. Galilea era una región estratégica, preparada por
Dios, para el ministerio de Jesús, lugar donde llevó a cabo la mayor parte de su
ministerio.
La fama de Jesús estaba comenzando a extenderse y un noble que era un
oficial romano, que vivía Capernaúm cuando escuchó hablar de Jesús fue a
buscarlo. Jesús estaba aproximadamente a treinta y dos kilómetros de donde se
encontraba este noble pero no le importó caminar esa distancia porque su hijo
estaba mal. Estaba desesperado pidiendo a Jesús que vaya hasta su casa para
poder sanar a su hijo. Quizás después de tanta insistencia del hombre Jesús le
dice unas simples palabras “Ve, tu hijo vive”, sin más nada que decir el oficial
regresa a su casa confiando en las palabras que nuestro Salvador le dijo.

La fe del oficial romano estaba en un nivel más alto que la de los galileos y
samaritanos porque creía sin ver una señal. Para el niño que estaba enfermo y a
punto de morir, Jesús era la fuente de vida.

La curación del paralítico (5:1-9a)

Jesús regresó nuevamente a Jerusalén con motivo de "una fiesta de los


judíos". Recordamos que en su visita anterior, el Señor presentó con toda
claridad sus pretensiones mesiánicas cuando purificó el templo, y esto despertó
la oposición y hostilidad de los judíos (Jn 2:13-22). Ahora, en su segunda visita
a Jerusalén, rápidamente veremos que la actitud de los judíos se endureció aun
más contra él.

Los incidentes relatados en este pasaje tuvieron lugar en un estanque


llamado Betesda, que tenía a su alrededor cinco pórticos en los que se
cobijaban una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, este estanque
era famosa por sus supuestas curaciones.. Tal vez Jesús fue hasta allí
intentando salir del ambiente asfixiante que había en el templo. El Señor se
apartó del templo para interesarse por aquella multitud de enfermos. De esta
manera vemos la preocupación constante de Jesús por buscar a los perdidos
allí donde éstos se encontraran.
Al acercarse Jesús al estanque, su atención se enfocó en un hombre que
había estado enfermo por treinta y ocho años. El interés de Juan en escribir la
pregunta que le hizo Jesús con respecto a si el hombre deseaba sanarse, era para
revelar la desesperación e impotencia del hombre. Se creía que una curación
milagrosa era posible para la primera persona que se metía al agua después de
que ésta era agitada. La condición física del hombre hacía imposible que él se
metiera al agua primero. Jesús lo sanó y le mandó que tomase su cama y
anduviese. La fe del hombre se expresó en su obediencia, y fue sanado.

La controversia que resultó de la curación del paralítico. (5:9b-18)

La historia no terminó allí, de hecho, este momento marcó el comienzo de


una larga controversia entre Jesús y los judíos, porque aunque pudiéramos
pensar que un milagro de sanidad tan extraordinario como este alegraría a
todos los que llegaran a conocerlo, el hecho es que no fue así. Los judíos no
tardaron en aparecer en la escena para criticar lo que Jesús había hecho.
Desde su punto de vista, el poder y la misericordia manifestados por el Señor al
sanar completamente a aquel pobre hombre no tenían importancia alguna. Para
ellos, todo esto podía ser ignorado, porque lo único que les parecía importante
es que según su interpretación de la ley se había quebrantado el día de reposo:
"Entonces los judíos dijeron a aquel que había sido sanado: Es día de reposo;
no te es lícito llevar tu lecho".

Evidencia de la unidad de Cristo con Dios (5:19-47)

Cuando Jesús sanó al paralítico (5:8, 9), demostró la voluntad y el poder de


Dios. No dijo que era igual al Padre con espíritu independiente o jactancioso; por
el contrario, sigue afirmando que El no tenía voluntad aparte de la voluntad del
Padre y, por eso, que no hacía nada aparte de su voluntad. Siempre estaban
unidos en todo.

         Jesús no solamente observaba lo que el Padre hacía, sino que El tenía


conocimiento sobrenatural de todo lo que el Padre hace. Esta frase es otra
afirmación de la omnisciencia de Cristo.

          En los vers. 19-23 Cristo presenta pruebas de lo que dijo en el vers. 18. El
no afirma que el Hijo imita al Padre, sino que la voluntad y acciones del Hijo y la
voluntad y acciones del Padre son idénticas. Para probar o ilustrar esta verdad
introduce cuatro afirmaciones con la palabra “porque”: porque todo lo que el Padre
hace, también lo hace el Hijo igualmente, porque el Hijo es amado por el Padre,
porque el Hijo tiene autoridad para levantar a los muertos, y porque el Hijo juzgará
al mundo.

También Jesús tiene vida en sí mismo, en el sentido de ser la fuente de


vida espiritual para todos los que le obedezcan. Esta vida se obtiene a través del
evangelio. El tiene vida en sí mismo y, por eso, nos puede regenerar. Por su
humillación voluntaria el Hijo de Dios ha adquirido la prerrogativa de juzgar a
aquellos a quienes vino a salvar.

Jesús afirma que El da vida (física y espiritual), resucita muertos (físicos y


espirituales) y que juzgará a todos.

Testigos divinamente inspirados (vv. 31-40)

Si Jesús hubiera afirmado ser el Hijo de Dios sin más apoyo que su propia
palabra, habría razón para dudar de su testimonio (v. 31). Sin embargo, a sus
aseveraciones no les faltaba apoyo. Jesús no dependía únicamente del testimonio
de Juan de que era el Hijo de Dios (v. 34). Recordó el testimonio de Juan porque
mucha gente tenía confianza en él y responderían a su palabra confiando en quien
Juan había señalado.

Las obras de Jesús también eran un testimonio de que él venía de Dios. El


Padre le había dado poderes para hacer milagros, y éstos eran evidencia de que
estaba haciendo la obra del Padre y que había sido enviado por él.

El rechazo de las evidencias por los judíos (vv. 41-47)

Jesús tenía muchos discípulos, y muchos otros le seguían por distintas


razones. A veces durante su ministerio era muy popular, pero El no vino al mundo
para ser exaltado por los hombres. Por el contrario, Jesús entendía que El sería
exaltado por el Padre (Fil. 2:6-8). No le hacía falta la gloria de los hombres. El no
buscaba el aplauso humano, sino verdaderos seguidores.

Jesús escudriñaba corazones y podía ver que estos judíos no amaban a


Dios, sino que se adoraban a sí mismos. Si hubieran tenido el amor de Dios en
sus corazones habrían aceptado a Jesús como el Hijo de Dios.

Los judíos apelaban a Moisés cuando les convenía (8:1-10), pero no le


hacían caso cuando no les convenía. No son sinceros los que enfatizan ciertos
mandamientos o enseñanzas de la Biblia y descuidan e ignoran otros. Los judíos
creían que para ser leales a Moisés, tenían que rechazar a Jesús, pero la lealtad
hacia Moisés requería la aceptación de Jesús, porque de Él Moisés había
testificado.
El Pan de Vida

La alimentación de los cinco mil (6:1-15)

Al parecer, Jesús había regresado a la tierra de Galilea porque en el


capítulo 5 había estado en Jerusalén, entrando en la ciudad por la llamada puerta
de las ovejas. Por tanto, hay cierto período de tiempo transcurrido hasta el capítulo
6, cuando Jesús fue al otro lado del mar de Galilea.

En esta oportunidad podemos notar que en un día común al ver Jesús la


multitud que le seguía, en ese instante logramos ver que se presenta una situación
que para un hombre común como Felipe, sería un problema, pero Jesús sabía lo
que tenía que hacer, y bastaron 5 panes y dos peces para que Dios mostrara Su
gloria en Su Hijo y esto abriría la puerta para una gran enseñanza.

La alimentación de los cinco mil satisfizo sus necesidades físicas y sirvió


como marco apropiado para un discurso sobre el pan de vida que llenaría sus
necesidades espirituales.

Al instruir a la mujer samaritana, Jesús comenzó con el agua que satisface


las necesidades físicas y siguió con el agua eterna que es el Espíritu Santo. Jesús
se daba cuenta de que la multitud lo había vuelto a buscar en el lugar donde
habían comido pan; así que sabía que lo buscaban por los beneficios materiales
que ellos podrían obtener y no porque él fuera el Hijo de Dios. La multiplicación
milagrosa del pan debió haber sido una señal que les revelara quién era él. Jesús
los instó a trabajar por el alimento que produce vida eterna. Este alimento era el
Hijo del Hombre quien era el hombre celestial en la tierra y por eso podría dar
alimento celestial. Dios el Padre había puesto su sello de aprobación divina sobre
el Hijo del Hombre.
Conclusión

          

Al estudiar los capítulos 4, 5 y 6 del Evangelio de Juan, podemos observar


que Cristo en la Fuente de vida que todos los creyentes necesitamos, por ejemplo
en el capítulo 4, Jesús demuestra en una simple conversación que tuvo con una
mujer samaritana, que Él es el agua de vida que sacia nuestra sed espiritual para
siempre.

En el capítulo 5 el apóstol Juan narra el principio de una nueva etapa en el


ministerio de Jesús. Al sanar a un enfermo en el día de reposo, situación que
provocó abiertamente un enfrentamiento con los principales de los judíos, por
causa de sus muchas tradiciones con respecto a la guarda del sábado, y además
aprovechó esta oportunidad para afirmar su deidad, una afirmación que, para sus
oponentes, era blasfemia.

En el capítulo 6 se menciona el milagro de los panes y los peces, el cual es


de mucha importancia porque es el trasfondo del discurso sobre el pan de vida,
además este milagro representa una enseñanza para nosotros como creyentes,
en cuanto a la provisión material de parte de Dios, ya que nunca debemos dudar
que el Señor es nuestro proveedor y sustentador.

Jesús es nuestra fuente de vida en todo sentido, tanto en el material como


el espiritual, además de ser el único y verdadero camino a la vida eterna.
SEPAD

NUCLEO GUAYANA

ASAMBLEAS DE DIOS DE VENEZUELA

SAN FÉLIX ESTADO BOLIVAR

ASIGNATURA: JUAN

PROFESOR:
LINO HERRERA
INTEGRANTES:
SILVIA PESCE
MARGARITA DE VÁSQUEZ
ANYS ZAPATA
MARITZA RODRIGUEZ
KENDRICK VELIZ

JUNIO DEL 2015

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