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II. ¿De qué cosas tenía hambre y sed la mayoría de los judíos?
(3). Cuando el eunuco oyó el evangelio, dijo, "Aquí hay agua, ¿qué
impide que yo sea bautizado?" e inmediatamente obedeció, Hch_8:35-
39. Este hombre es un ejemplo muy bueno de tener hambre y sed de
justicia. "Había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su
carro, y leyendo al profeta Isaías".
(2) El hambre del creyente por las cosas de Dios desaparece cuando
hay afán de este siglo, engaño de las riquezas (Mat_13:22), deseo
desmedido de tener "las otras cosas" (Mar_4:19) y "los placeres de
esta vida" (Luc_8:14), y cuando deja de permanecer en Cristo (véase
Jua_15:4, nota). Cuando se le acaba el hambre por Dios y su justicia,
muere espiritualmente. Por esa razón es necesario que sea sensible a
la obra convincente del Espíritu Santo en su vida (véanse Jua_16:8-
13; Rom_8:5-16). Los que no cesan de tener hambre y sed de justicia
"serán saciados".