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Principio de Subsanación

La subsanación de la nulidad procesal no es necesaria cuando el vicio que contiene el acto


procesal no es lo suficientemente relevante como para generar la nulidad; esto, a pesar de no
haberse subsanado aún. En tal razón, no alcanzo a comprender por qué algunos autores
confunden o, en todo caso, pretenden sinonimisar convalidación y subsanación cuando son
vocablos que encierran significados diferentes. Comparto ciertamente la definición de Soler, a
pesar de no ajustarse a lo normado en el C.P.C. peruano, cuando sostiene que la subsanación
en su acepción gramatical equivale a reparación de un defecto y su acepción jurídico procesal
equivale a otro tanto. En consecuencia, puede concluirse que el acto procesal nulo se subsana
cuando la nulidad ha sido reparada o enmendada.

Para advertir si se trata de convalidación o subsanación, conviene analizarlos en paralelo: la


parte procesal que convalida un defecto procesal, pues lógicamente es la parte supuestamente
afectada con él, es decir, aquella que no lo cometió; en el caso de la subsanación quien
enmienda su error u omisión procesal es, por simple deducción, la parte que lo ocasionó o
concurrió a que se originara o, en su caso, el juez, si éste la originó. En la convalidación, la
omisión de deducir la nulidad permite que el acto procesal sea eficaz para dicho proceso,
excepto la nulidad absoluta; que de haberla deducido y en atención al cumplimiento o no de la
finalidad del acto procesal hubiera podido declararse la nulidad; por el principio de
subsanación, el acto procesal no deberá ser anulado, puesto que su posterior subsanación en
nada perjudicará la litis y con ello el legítimo derecho de la o las partes.

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