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interamericano de protección de
derechos humanos en el siglo xxi
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LANÚS
Comité Editorial
Daniel Bozzani
Pablo Narvaja
Francisco Pestanha
Hugo Spinelli
EDUNLa Cooperativa
29 de Setiembre 3901
(CP 1826) Remedios de Escalada, Partido de Lanús
Pcia. de Buenos Aires, Argentina
Tel.: +54 11 5533-5600 int. 5727
edunla@unla.edu.ar
autores:
Julia Ben Ishai, Gabriel Bicinskas, Juliana Bravo Valencia,
Marina Chertcoff, Marisol Dorrego, Marcos Filardi,
Pablo González, Agustín Mogni, Rosario Muñoz,
Sebastián Rey, Katia Rosenblat, Catarina Saraiva Lima,
Rodrigo Tristán Robles y Juan Pablo Vismara
ISBN 978-987-1987-49-8
ISBN: 978-987-1987-49-8
Impreso en Argentina
Queda hecho el depósito que marca la Ley 11.723
Prohibida la reproducción sin la expresa autorización por escrito.
© Los autores
© Ediciones de la UNLa.
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Índice
Prólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Capítulo 1. Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
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Abreviaturas
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Prólogo
De Víctor Abramovich
1. Introducción
Ver entre otros casos de aplicación doméstica de la sentencia de Barrios Altos c. Perú, el caso “Santiago Martín
1
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3
La Corte IDH invalidó la autoamnistía chilena en el caso Almonacid Arellano y otros vs. Chile, Corte IDH,
26 de septiembre de 2006. Sin citar este precedente, pueden encontrarse argumentos de derecho internacional
humanitario y de derecho internacional de humanos en los fundamentos de las decisiones de la Corte Suprema
chilena que invalidaron constitucionalmente esa norma.Ver “Hechos acaecidos en el regimiento Cerro Chena”.
Segunda Sala de la Corte Suprema de Chile. 13 de marzo de 2007.
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Un debate relevante que se aborda en varios capítulos del libro, tiene que
ver con la tensión entre la función de supervisión de situaciones de derechos
humanos en los países, y la función estrictamente jurisdiccional de seguimien-
to de peticiones y casos contenciosos.
Esta tensión, más evidente en el funcionamiento de la C I D H , se observa
por ejemplo en la contradicción de algunas demandas formuladas al sistema,
por un lado requiriendo mayor formalidad, precisión de los procedimientos
y criterios más objetivos y fundamentados de decisión y de valoración de la
prueba, y por el otro el requerimiento de mayor flexibilidad y sensibilidad po-
lítica, para responder a la complejidad de los conflictos y escenarios sociales y
políticos regionales. El libro refleja con precisión esas discusiones en relación
con las medidas cautelares e incluso respecto a los criterios de selección de
nuevos miembros de la C I D H y la Corte I D H .
En nuestra opinión una de las principales tensiones institucionales que
enfrenta el S I D H y en especial la C I D H se da entre la ampliación del cúmulo
de casos, y la necesidad de preservar y ampliar su rol de supervisión de la si-
tuación de derechos humanos en los países. En la etapa de las transiciones y
en la actualidad, la C I D H se plantea dar seguimiento a situaciones generales, a
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nales que los afectan, tales como visitas in loco, audiencias de situación general
e informes temáticos. Esta actividad permite la utilización en ocasiones de
los casos en trámite para avanzar las discusiones sobre temas que la Relatoría
considera prioritarios en su propia agenda de diálogo con los Estados y la so-
ciedad civil. De tal manera, la Relatoría sobre pueblos indígenas se ha involu-
crado en una serie reciente de casos tramitados ante la Corte sobre propiedad
comunitaria de territorios ancestrales y participación política. La Relatoría
especial para la Libertad de Expresión ha definido como un tema central de
su agenda la despenalización de la crítica sobre temas de interés público; y
además de analizar este tema en sus informes y comunicados de prensa de
manera frecuente, ha acompañado el litigio ante la Corte de algunos casos
que procuran avanzar en los estándares del S I D H en este campo. Las decisio-
nes logradas servirán en el futuro como marco conceptual para el trabajo de
la Relatoría en este tema, buscando así mejorar la articulación de estrategias
judiciales y de promoción7.
También puede observarse esa articulación entre los Informes temáticos de
la Relatoría sobre derechos de las Mujeres y los casos tramitados ante la C I D H
sobre violencia estructural, discriminación y denegación de acceso a la justicia.
Sin embargo, más allá de estas formas positivas de articulación –en un
sistema caracterizado por la limitación de recursos– existe también tensión
entre el uso de recursos para avanzar la tramitación de casos, frente al uso de
recursos para las actividades de supervisión y promoción, como las visitas in
loco, las visitas a los países de las Relatorías, las audiencias de situación general,
o los procesos de consulta y de elaboración de informes o estudios temáticos.
Las necesidades que se derivan de la gestión de los casos han predominado
también en los criterios de contratación del personal de la secretaría ejecu-
tiva y en su estructura de organización interna, que parece más adaptada a la
lógica de un tribunal, que de un órgano con dos competencias diferenciadas:
cuasijudiciales y de supervisión. Un ejemplo es el predominio de abogados en
el equipo de trabajo de la secretaría y la inexistencia de un área que coordine
y fije reglas metodológicas comunes para la elaboración de informes, visitas, y
actividades de promoción y supervisión.
Además de la limitación de recursos, es común que se invoque el rol cua-
sijudicial para inhibir a la C I D H de intervenir o pronunciarse sobre temas que
Ver los casos Corte IDH, Canese vs. Paraguay, Sentencia de 31 de agosto de 2004; Corte IDH, Caso Herrera
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de por derechos humanos y qué tipo de derechos deben ser resguardados por
el Estado de modo prioritario. Las posiciones liberales clásicas expuestas en la
O E A por algunos Estados critican la ampliación de la agenda del S I D H hacia
temas de igualdad sustantiva y derechos colectivos, la extensión de las obliga-
ciones positivas y en especial el tratamiento, aunque sea indirecto, de derechos
económicos, culturales y sociales. Desde estas posturas conservadoras el con-
cepto de derechos humanos debería limitarse a los derechos civiles entendidos
como derechos de individuos y no de grupos; como fuente de obligaciones
esencialmente negativas de respeto o no injerencia de los Estados. Se busca así
evitar que por la vía del reconocimiento de deberes positivos, se avance en el
tratamiento en este espacio de cuestiones relativas a políticas sociales o distri-
butivas, y se pierda el foco central en el resguardo de las libertades públicas.
En sus versiones más pragmáticas, estas posturas no necesariamente cues-
tionan algunos desarrollos jurisprudenciales del S I D H en estas temáticas so-
ciales, sino que previenen sobre las consecuencias de que se profundice ese
camino en el futuro y se pierda capacidad operativa para el seguimiento de los
demás asuntos clásicos de derechos civiles, que todavía están presentes como
problemas regionales y que deberían merecer tratamiento prioritario. Este
enfoque sobre la noción de derechos humanos, suele contrastar en algunas
discusiones en el seno de la O E A con las posturas de otros Gobiernos, que con
variados matices ideológicos, defienden la existencia de un vínculo de inter-
dependencia entre los derechos civiles y sociales; o directamente en el polo
opuesto, plantean que hay que priorizar la defensa de los derechos sociales por
sobre los derechos civiles.
Pero el eje de la discusión particular sobre la ampliación de la agenda del
S I D H en los órganos políticos de la O E A no pasa –en nuestra opinión– por
el alcance de la noción de derechos humanos ni sobre las prioridades entre
derechos civiles y sociales.
Apunta, por el contrario, a la definición del grado de intervención de la
instancia internacional sobre los márgenes de autonomía de los Estados. La
ampliación de la agenda implica naturalmente una extensión de los asuntos
sobre los cuales el S I D H ejercerá supervisión y, eventualmente, tomará decisio-
nes que pueden impactar a nivel interno de los países.
La mayoría de los países de América Latina aprobaron tratados de dere-
chos humanos y se incorporaron al S I D H en la etapa de las transiciones a la
democracia con finalidades diferentes; pero en muchos casos como una suerte
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8
John Elster planteó esta metáfora para referirse al acto constituyente en su libro “Ulises y las sirenas: estudios
sobre racionalidad e irracionalidad”, 1979.
9
Para algunos autores, como Andrew Moravcsik, las democracias recientemente establecidas y potencialmente
inestables son las que encuentran mayor justificación a la suscripción de tratados de derechos humanos y a la
inserción en sistemas internacionales como mecanismos para la consolidación de la democracia. La renuncia a
ciertos niveles de autodeterminación que implica la firma de estos tratados y la aceptación de jurisdicciones
internacionales tiene un costo por la limitación de la discrecionalidad gubernamental y del sistema político local,
que juega en un balance con las ventajas de la reducción de la incertidumbre política (Moravcsik, A., 2000, ver
también al respecto, Kahn, P. W. 2001).
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Martín Bohmer contestando críticas formuladas a la ausencia de validación democrática del derecho inter-
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nacional, señala que el momento de validación no puede quedar limitado al de la celebración de tratados o la
aprobación de normas internacionales, sino que comprende también el proceso de interpretación y aplicación
por los órganos judiciales y políticos locales. Así, las normas internacionales no son un producto acabado y
unívoco, sino que están abiertas a diferentes lecturas que se dan en el plano nacional, y autorizan en ese proceso
de lectura a incorporar niveles de deliberación, así como la consideración del contexto social y político de cada
comunidad (Bohmer, M. 2007).
11
En este orden de ideas, al tratar de responder la pregunta acerca de por qué los Estados deberían obede-
cer el derecho internacional, Harold Koh propone considerar que la asunción de las obligaciones jurídicas
internacionales es fruto de un “proceso jurídico transnacional” que consiste en un conjunto de subprocesos
complejos y de variadas dimensiones que incluyen la articulación, la interpretación y la incorporación del
derecho internacional en ámbito local, a través de mecanismos políticos, sociales y jurídicos ( Koh, H. , 1996;
1997, 2004).
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lo general cuenta con el apoyo de actores locales fuertes que activan la res-
puesta internacional, y potencian luego sus efectos domésticos. En ocasiones
la C I D H se apoya en la sociedad civil para fiscalizar al Gobierno a la manera
clásica12; pero también puede actuar de manera coordinada con los Gobiernos
federales para lograr la implementación de medidas o políticas a nivel de los
estados locales o provincias13; en ocasiones se apoya en decisiones o preceden-
tes de los tribunales para tener pautas de seguimiento de acciones del Congre-
so o del Gobierno14; o los Gobiernos o los Congresos piden su intervención
para contribuir a alcanzar consensos con otros poderes como la judicatura15
o acompañar la implementación de medidas resistidas por actores sociales o
políticos locales16.Vimos también como en ciertos casos y en especial en pro-
cesos de negociación o de “solución amistosa”, el juego de alianzas es aún más
complejo, incluso agencias públicas son usuarias del S I D H , a veces en alianza
con organizaciones sociales, procurando activar el escrutinio internacional
sobre determinadas cuestiones. Con esta breve reseña no pretendemos negar
la importancia de preservar la autonomía política de los Estados para decidir
sobre determinadas materias, sino simplemente relativizar ciertas interpreta-
12
Por ejemplo cuando recibe información sobre situaciones particulares para elaborar sus informes, ya sea a
través de audiencias en su sede, o en las visitas al país.
13
Esta situación se observa por ejemplo en algunos casos sobre superpoblación y violencia en cárceles estaduales
en Brasil y Argentina, en los cuales la intervención del SIDH ha motivado distintas formas de intervención de
la autoridad federal en los sistemas penitenciarios locales. También por ejemplo en un acuerdo reciente de solu-
ción amistosa celebrado con el Gobierno federal en México que motivó la adopción por estados locales de un
protocolo sobre abortos no punibles.
14
Por ejemplo en Colombia ha utilizado como marco para seguir situaciones de derechos humanos las decisiones
de la Corte Constitucional sobre desplazados internos. En sentido inverso, algunas decisiones de la Corte Consti-
tucional por ejemplo sobre mujeres desplazadas en el marco del conflicto colombiano han impuesto obligaciones
de prestación al Estado y han considerando como fundamento entre otros estándares constitucionales, decisiones y
jurisprudencia del sistema interamericano de derechos humanos. Incluso una reciente decisión de la Corte Cons-
titucional invita a la CIDH a integrarse a un sistema de monitoreo del cumplimiento de la sentencia doméstica.
15
Se dado esta situación por ejemplo en los acuerdos de solución amistosa sobre la amnistía peruana en el caso
Barrios Altos, donde el Gobierno peruano, los peticionarios y la CIDH le pidieron a la Corte IDH que definiera
los estándares sobre compatibilidad de las leyes de amnistía de graves violaciones a los derechos humanos con la
Convención Americana, a fin de brindar un marco jurídico a los tribunales nacionales para que procedieran a la
reapertura de los casos judiciales cerrados en virtud de esas leyes. También por ejemplo, los acuerdos de solución
amistosa sobre la tramitación de causas judiciales sobre el derecho a la verdad en la Argentina, celebrados por
peticionarios y el Gobierno, contribuyeron a comprometer la actuación del sistema judicial local en su imple-
mentación.
16
Ver por ejemplo la intervención de la CIDH en los conflictos relacionados con la situación de semiesclavitud
de familias indígenas guaraníes en haciendas del Chaco boliviano y las trabas a la implementación de la legisla-
ción sobre reforma agraria en los departamentos del oriente boliviano.Ver comunicado de prensa 26/08 del 13
de junio de 2008.
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que definen su grado de intervención. Tales como la regla que exige el “ago-
tamiento previo” de los recursos y remedios disponibles en el ámbito interno
del país para remediar la situación, así como la regla de la “cuarta instancia”,
en virtud de la cual el S I D H se inhibe de revisar el acierto o el error de las de-
cisiones de los tribunales nacionales en materias no regidas directamente por
la Convención y si se respetan las garantías de procedimiento.
La primera regla del “agotamiento previo de recursos internos”, si bien
tiene naturaleza procesal, resulta un factor clave para entender la dinámica de
funcionamiento de todo el sistema interamericano y, en especial, su función
subsidiaria. Al obligar a presentar y agotar el sistema de acciones y recursos
organizado por el sistema judicial del Estado nacional, se brinda a cada Estado
la posibilidad de solucionar el conflicto y remediar las violaciones antes de
que el asunto sea examinado en la esfera internacional. El alcance que se le
brinda a esta regla en la jurisprudencia de los órganos del S I D H marca en defi-
nitiva los grados de intervención que está dispuesto a ejercer en las diferentes
situaciones, sobre la base de la mayor o menor idoneidad y eficacia del sistema
judicial nacional.
La segunda regla denominada de la “cuarta instancia” funciona como
una suerte de margen de deferencia a los sistemas judiciales nacionales, pues
les reconoce un amplio margen de autonomía para actuar en la interpre-
tación de las normas locales y la decisión de los casos particulares, bajo la
condición exclusiva de que respeten las garantías procesales establecidas en
la Convención17.
También el S I D H ha dado cuenta del nuevo escenario de democracias cons-
titucionales en la región, reconociendo márgenes de deferencia a los Estados
nacionales en la definición de ciertos asuntos sensibles, como el diseño de los
sistemas electorales en función de cada contexto social e histórico, y siempre
que se respete el ejercicio igualitario de los derechos políticos18.
17
Ver la doctrina expuesta por la CIDH en sus informes de inadmisibilidad más recientes, incluso para inhibirse
de revisar condenas penales alegadas como injustas, ante la imposibilidad de reemplazar a los tribunales naciona-
les en la valoración de la prueba. Por ejemplo, CIDH, Informe 87/2007, Luis de Jesús Maldonado Manzanilla.
México, 17 de octubre de 2007. Por supuesto que el límite entre revisión de contenido de las sentencias, o de
la evaluación de la prueba del juicio, y el estudio de la vulneración de ciertas garantías procesales fijadas por la
Convención, es a veces un límite borroso, y que requiere afinar los estándares técnicos.
18
Ver el debate sobre obligaciones positivas del Estado en materia electoral, y el margen de deferencia para
diseñar sistemas electorales y de partidos políticos. CIDH, Informe 113/2006, Fondo y Admisibilidad, Jorge
Castañeda Gutman. México, 26 de octubre de 2006, párrafos 173 y 174.Ver además, Demanda de la CIDH ante
la Corte IDH, Jorge Castañeda Gutman. Caso 12.535 contra los Estados Unidos Mexicanos. También Corte
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IDH caso Castañeda Gutman, Jorge vs. Estados Unidos Mexicanos, del 6 de agosto de 2008. Párrafos 162/166 y
párrafo 193.
Ver CIDH, Informe 23/08, Fondo, Caso Dudley Stokes. Jamaica, 14 de marzo de 2008.
19
Ver CIDH, Informe 38/09. Caso 12.670. Asociación Nacional de Ex Servidores del Instituto Peruano de
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chos humanos. De allí que planteamos que son precisamente estos asuntos los
que justifican una mayor injerencia internacional sobre los procesos internos.
La apertura de la instancia internacional en este tipo de conflictos, no puede
verse exclusivamente como una amenaza para la autonomía de los Estados
nacionales. Es común que tenga también un efecto estabilizador, como señala
Keck y Sikkink (1998) por la ampliación de los ámbitos institucionales en que
pueden ser planteados, discutidos y procesados ciertos conflictos colectivos,
que no logran ser dirimidos adecuadamente en los espacios sociales y políti-
cos locales, entre otros factores, por el fuerte desequilibrio de poder entre los
actores involucrados.
La garantía básica de los derechos en situaciones de desigualdad estructural
marca, en nuestra opinión, la prioridad y el sentido político del S I D H en la
etapa posterior al fin de las transiciones, en un escenario de democracias cons-
titucionales caracterizado por el déficit de las instituciones y por la amplitud
de las brechas sociales. El abordaje de esta temática lejos de debilitar al S I D H ,
o desfigurar la noción de derechos humanos, contribuye a definir un núcleo
duro de cuestiones prioritarias, que le dan al sistema un renovado sentido en
el contexto regional.
En cierta medida las críticas a la intervención del S I D H en estas nuevas
agendas, están reflejando con frecuencia no solo una mirada acotada del pro-
ceso de internacionalización de los sistemas jurídicos locales, sino también
las limitaciones y carencias de las políticas públicas de muchos Gobiernos
latinoamericanos.
Esta ampliación de la agenda del S I D H y el cambio de enfoque reseñado,
que pone el acento en los problemas estructurales, así como en las políticas
públicas y los remedios de alcance general, requiere una institucionalidad bá-
sica para el propio S I D H que desafía las restricciones de diversa índole que
enfrenta en la actualidad.
Otro punto a considerar en relación con el papel subsidiario del sistema in-
teramericano de derechos humanos, es que la fuerza o eficacia del régimen de
derechos humanos, a diferencia de otros regímenes internacionales, no reside
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a las fuerzas del mercado a las que se le aseguraba la preservación de las re-
glas de juego y la denominada “seguridad jurídica”. La Argentina, así como
otros países de la región, en definitiva, amplió su participación en el sistema
internacional de derechos humanos, al tiempo que se profundizaba también
su inserción en otros regímenes económicos internacionales en la etapa del
neoliberalismo. Por ejemplo, el régimen internacional del comercio (que in-
cluye normas sobre bienes, servicios, y propiedad intelectual), el régimen de
inversión extranjera o el régimen de mercado de capitales. Por eso, algunos
autores señalan la paradoja de que en América Latina, coinciden en el tiempo
los proyectos denominados “neo-constitucionales” con los proyectos neolibe-
rales (Rodríguez Garavito, 2008).
Para Sassen (2010), la incorporación de normas de derechos humanos en
los sistemas jurídicos nacionales y su aplicación por los tribunales nacionales,
es también una instancia de “desnacionalización”, en la medida en que se trata
de mecanismos internos del Estado nacional (como los tribunales y las legis-
laturas) pero los instrumentos jurídicos invocan una autoridad que va más allá
del Estado nacional y el sistema interestatal.
El régimen de derechos humanos si bien es internacional trata sobre los
ciudadanos en el seno de un Estado. De ese modo desestabiliza las nociones
de soberanía, en el sentido westfaliano, que determinan que las cuestiones
internas de un país (la relación de sus ciudadanos y el Estado) han de ser de-
terminadas solo por el Estado. Para la autora, el régimen de derechos humanos
somete al Estado a escrutinio en lo referente al trato dispensado a las personas
en su territorio, incluso el trato que dispensa a sus ciudadanos o nacionales
(Sassen, 2010).
Coincidimos en que la aplicación doméstica de la normativa internacional
puede encuadrarse en la gran tendencia de desnacionalización del derecho
antes referida. Sin embargo, como sostuvimos, con relación a este régimen
en particular, son los Estados nacionales a través de decisiones soberanas los
que definen el alcance y fuerza vinculante que tendrá la normativa dentro de
los sistemas jurídicos locales. Por un lado, deciden adherir a los instrumentos
jurídicos, otorgarles determinada jerarquía en el sistema normativo consti-
tucional, y otorgar fuerza vinculante o hermenéutica a las decisiones de los
tribunales y órganos internacionales de aplicación de tratados.
De allí que entendemos que a diferencia de otros regímenes del escenario
global, en especial aquellos orientados a la integridad de los mercados e inver-
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Bibliografía
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Capítulo 1.
Introducción
1
La referencia es al Proyecto de Investigación en Derecho (DeCyT), Programación 2012-2014, denominado
“Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos. Reformas para lograr una mayor protección de
los derechos humanos en el siglo XXI”, dirigido por Sebastián Alejandro Rey.
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Capítulo 2.
Algunas cuestiones básicas
sobre el Sistema Interamericano
de Derechos Humanos1
1
Este capítulo toma como base el contenido de las lecciones dictadas por Sebastián Alejandro Rey durante su
estancia de investigación en la Università degli Studi di Torino en el año 2009.
2
Cf. Rey, Sebastián Alejandro, Juicio y castigo. Las obligaciones de los estados americanos y su incidencia en el derecho
argentino, Editores del Puerto, Buenos Aires, 2012, p. 9.
Idem, p. 21.
3
Cf. Tomuschat, Christian, Human Rights. Between Idealism and Realism, 2a edición, Oxford University Press,
4
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16
Cf. Buergenthal,Thomas, “Inter-American System for the Protection of Human Rights”, en Meron,Theodor
(ed.), Human Rights in International Law. Legal and Policy Issues, Clarendon Press, Oxford, 1984, p. 470.
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más propicias17. Es así que diez años después, durante la Quinta Reunión de
Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores celebrada en Santiago de
Chile, específicamente en agosto de 1959, entre diversas decisiones relativas al
desarrollo y fortalecimiento del S I D H , fue creada la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos (C I D H )18.
Con posterioridad a la aprobación de su Estatuto y la elección de sus pri-
meros miembros en mayo y junio de 1960 respectivamente, la C I D H comenzó
a recibir numerosas denuncias sobre violaciones a los derechos humanos co-
metidas por los Estados americanos. Sin embargo, recién en la Segunda Con-
ferencia Interamericana Extraordinaria celebrada en Río de Janeiro, Brasil,
en noviembre de 1965, se la autorizó –reforma de su Estatuto mediante19– a
examinar denuncias o comunicaciones individuales en las cuales se alegaran
violaciones a los derechos humanos y a formular recomendaciones a los Es-
tados americanos20. Hasta ese momento, la C I D H se limitaba a realizar visitas
in loco para observar la situación general de los derechos humanos en un país
determinado o para investigar una situación particular. Si bien en sus orígenes
la C I D H funcionó como un órgano consultivo de la Organización, a partir de
la reforma de la Carta de la O E A bajo el Protocolo de Buenos Aires de 1967,
se constituyó en un órgano principal con funciones de promoción y defensa
de los derechos humanos21.
A partir de estas reformas, el S I D H se transformó en una herramienta po-
derosa para la promoción de los derechos humanos, pero a la vez, era extre-
madamente débil en lo relativo a su protección22. Ello originó que el 21 de
noviembre de 1969 los Estados americanos adoptasen la Convención Ameri-
cana sobre Derechos Humanos (CA D H )23, tratado que no solo crea un órgano
Cf. Pinto, Mónica, “Declaración Americana: Contenido y Valor Jurídico”, Hechos y Derechos, n.º 5, Subse-
17
cretaría de Derechos Humanos y Sociales del Ministerio del Interior, 1998, pp. 39-43.
Ver texto completo del Acta Final en OEA, Documento OEA/Ser.C/II.5.
18
20
Cf. Rodríguez, Mónica, “La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre”, en Carnota,
Walter F. y Maraniello, Patricio A. (directores), Tratado de los tratados internacionales - comentados, 1.ª edición, Edi-
torial La Ley, Buenos Aires, 2011, pp. 111-113.
Cf. artículo 53.e) de la Carta de la OEA.
21
23
La Convención Americana sobre Derechos Humanos, también denominada Pacto de San José de Costa Rica,
fue adoptada en San José, Costa Rica, el 22 de noviembre de 1969, entrando en vigor el 18 de julio de 1978,
conforme dispone su artículo 74.2.
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Cf. artículo 17.2.a) del Reglamento de la CIDH. Además, se encuentran inhibidos de participar en el análisis
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de un caso si previamente hubiesen participado, a cualquier título, en alguna decisión sobre los mismos hechos en
que se funda el asunto o si hubiesen actuado como consejeros o representantes de alguna de las partes interesadas
en la decisión.
Cf. artículo 37 de la CADH.
28
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absoluta de sus miembros por un período de un año, a los que se suma, dado
su importancia en el funcionamiento interno de este órgano de la O E A , el
secretario ejecutivo (S E ).
Mientras que una de las atribuciones más trascendentes de la Presidencia
de la C I D H consiste en designar comisiones especiales, comisiones ad hoc y
subcomisiones integradas por varios miembros con el objeto de cumplir cual-
quier mandato relacionado con su competencia30, el S E es el encargado, entre
otras cosas, de dirigir, planificar y coordinar el trabajo de la Secretaría Ejecu-
tiva y coordinar los aspectos operativos de la labor de los grupos de trabajo
y Relatorías; elaborar, en consulta con el presidente, el proyecto de progra-
ma‑presupuesto de la C I D H y preparar, también en consulta con el presidente,
el proyecto de programa de trabajo para cada período de sesiones31. Asimismo,
la Secretaría Ejecutiva tiene la fundamental tarea de recibir y dar trámite a la
correspondencia y a las peticiones y comunicaciones dirigidas a la C I D H 32.
Por otra parte, si bien la Comisión tiene su sede en la ciudad de Washington
D. C. , Estados Unidos de América, cuestión que será analizada en profundidad
en el capítulo 10 de este libro, puede trasladarse y reunirse en el territorio de
cualquier Estado americano cuando lo decida por mayoría absoluta de votos
y con la anuencia o a invitación del Gobierno respectivo33.
Como se señaló anteriormente, tanto la CA D H como la Carta de la O E A y el
Reglamento de la C I D H le asignan diferentes funciones a los fines de cumplir
con la naturaleza y mandato por los cuales fue creada: promover la observancia
y la defensa de los derechos humanos y servir como órgano consultivo de la
O E A en esta materia34.
Sin lugar a dudas, tramitar las peticiones y otras comunicaciones donde se
alegue la supuesta violación de derechos humanos es la tarea más importante
que la C IDH lleva adelante. No obstante ello, en el ejercicio de su mandato
también tiene las funciones y atribuciones de: i) estimular la conciencia de los
derechos humanos en los pueblos de América; ii) formular recomendaciones,
Cf. artículo 10.1.j) del Reglamento de la CIDH.
30
Cf. artículo 1 del Estatuto de la CIDH aprobado mediante la Resolución n.º 447 adoptada por la Asamblea
33
General de la OEA en su 9.º período ordinario de sesiones, celebrado en La Paz, Bolivia, en octubre de 1979.
Cf. artículo 1.1 del Reglamento de la CIDH, artículo 1.1 del Estatuto de la CIDH, artículo 41 de la CADH
34
50
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
51
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Cf. Corte IDH, Control de Legalidad en el Ejercicio de las Atribuciones de la Comisión Interamericana de Derechos
41
Humanos (Arts. 41 y 44 a 51 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-19/05
de 28 de noviembre de 2005. Serie A n.º 19, párrs. 28-30.
Cf. artículo 44 de la CADH.
42
52
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
de 23 de junio de 2005. Serie C n.º 127, párr. 82 y Caso del Pueblo Saramaka Vs. Surinam. Excepción Preliminar,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2007. Serie C n.º 172, párrs. 22-24.
Cf. artículo 41 del Reglamento de la CIDH.
46
47
Son Estados miembros: Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Canadá,
Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Dominica, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos de América, Granada, Gua-
temala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana,
San Vicente y las Granadinas, San Kitts y Nevis, Santa Lucía, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.
48
Cf. Resolución VI adoptada el 31 de enero de 1962 en la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Re-
laciones Exteriores.
53
se bast ián alejandro rey ( d irector)
GT/ARC-1/09.
Inter alia, CIDH, Informe Anual 2007, OEA/Ser.L/V/II.130, Doc. 22 rev. 1, 29 diciembre 2007, capítulo
50
IV, párr. 86 e Informe n.º 47/96, Caso 11.436,Víctimas del Barco Remolcador “13 de Marzo” vs. Cuba, 16 de
octubre de 1996.
Cf. Pinto, Mónica, La denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Del Puerto, Buenos Aires,
51
53
Cf. Corte IDH, Caso de la Niñas Yean y Bosico Vs. República Dominicana. Excepción Preliminar, Fondo, Repa-
raciones y Costas. Sentencia de 8 de septiembre de 2005. Serie C n.º 130, párrs. 109 y 237; Caso de la Masacre
de Mapiripán Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de septiembre de 2005. Serie C n.º
134, párr. 169 y Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de
noviembre de 2006. Serie C n.º 160, párr. 202.
54
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Cf. Corte IDH, Caso Hilaire Vs. Trinidad y Tobago. Excepciones Preliminares. Sentencia de 1 de septiembre de
55
Son Estados parte: Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Dominica, Ecuador, El
57
Salvador, Granada, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República
Dominicana, Surinam y Uruguay. Debe destacarse que Trinidad y Tobago y Venezuela denunciaron el tratado en
1998 y 2012, respectivamente.
55
se bast ián alejandro rey ( d irector)
2006 y la presentación de Ecuador contra Colombia. Ver CIDH, Informe n.º 11/07, Caso Interestatal 01/06,
Nicaragua c. Costa Rica, 8 de marzo de 2007.
Este tratado, también denominado “Protocolo de San Salvador” fue adoptado en San Salvador, El Salvador, el
59
17 de noviembre de 1988, entrando en vigor el 16 de noviembre de 1999. Hasta el momento tiene dieciséis Esta-
dos parte. Aunque la CIDH puede formular observaciones y recomendaciones sobre la situación de los derechos
económicos, sociales y culturales establecidos en el Protocolo en todos o en algunos de los Estados parte, su artí-
culo 19.6 solo autoriza la presentación de peticiones individuales en el caso de que se hubiesen violado los dere-
chos establecidos en el párrafo a) del artículo 8 (derechos sindicales) y en el artículo 13 (derecho a la educación).
Adoptada en Cartagena de Indias, Colombia, el 9 de diciembre de 1985, entrando en vigor el 28 de febrero de
60
1987. Hasta el momento tiene dieciocho Estados parte. De conformidad con su artículo 17, los Estados parte se
comprometen a informar a la CIDH acerca de las medidas legislativas, judiciales, administrativas y de otro orden
que hayan adoptado en aplicación de la Convención, procurando —a la vez— la CIDH analizar, en su informe
anual, la situación que prevalezca en los Estados miembros de la OEA en lo que respecta a la prevención y su-
presión de la tortura.Ver, inter alia, Corte IDH, Caso Tibi Vs. Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 7 de septiembre de 2004. Serie C n.º 114.
61
Adoptada en Belém do Pará, Brasil, el 9 de junio de 1994, entrando en vigor el 28 de marzo de 1996. Hasta
el momento tiene quince Estados parte. El artículo XIII del tratado autoriza la presentación de peticiones o co-
municaciones ante la CIDH en que se alegue la desaparición forzada de personas.Ver, inter alia, Corte IDH, Caso
Gómez Palomino Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2005. Serie C n.º 136;
Caso Blanco Romero y otros Vs. Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2005.
Serie C n.º 138 y Caso Tiu Tojín Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de
2008. Serie C n.º 190.
62
Adoptada en La Antigua, Guatemala, el 5 de junio de 2013. Hasta el momento tiene siete Estados signatarios.
Si bien el tratado establece la creación del Comité Interamericano para la Prevención y Eliminación del Racis-
mo, la Discriminación Racial y Todas las Formas de Discriminación e Intolerancia, en su artículo 15 autoriza el
sistema de peticiones individuales ante la CIDH.
Adoptada en La Antigua, Guatemala, el 5 de junio de 2013. Hasta el momento tiene nueve Estados signatarios.
63
56
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
* * *
57
se bast ián alejandro rey ( d irector)
58
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
75
Cf. artículos 28.8 y 31 del Reglamento de la CIDH. A los fines de analizar en profundidad este requisito de
admisibilidad se recomienda ver Rey, Sebastián Alejandro, “El agotamiento de los recursos internos en la juris-
prudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (1981-2006)”, El Derecho, Año XLIV, n.º 11.485,
Buenos Aires, 6 de abril de 2006, pp. 1/3 y Bradi, Juan M. y Rey, Sebastián A., “Repensando el agotamiento de
los recursos internos a la luz del fallo ‘Liakat Ali Alibux c. Surinam’ de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos” (en prensa).
Cf. artículo 32.1 del Reglamento de la CIDH y artículo 46.1.b) de la CADH.
76
Cf. Corte IDH, Caso Baena Ricardo y otros Vs. Panamá. Excepciones Preliminares. Sentencia de 18 de noviem-
79
bre de 1999. Serie C n.º 61 y CIDH, Informe No 97/98, Caso 11825, Neville Lewis vs. Jamaica, 17 de diciembre
de 1998, párr. 42.
Cf. artículo 34 del Reglamento de la CIDH.
80
59
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Cf. Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Excepciones Preliminares. Sentencia de 26 de junio de
82
1987. Serie C n.º 1, párr. 40; Caso Fairén Garbi y Solís Corrales Vs. Honduras. Excepciones Preliminares. Sentencia
de 26 de junio de 1987. Serie C n.º 2, párr. 45 y Caso Godínez Cruz Vs. Honduras. Excepciones Preliminares.
Sentencia de 26 de junio de 1987. Serie C n.º 3, párr. 43.
Cf. artículo 37.2 del Reglamento de la CIDH.
83
60
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Cf. Corte IDH, Caso Caballero Delgado y Santana Vs. Colombia. Excepciones Preliminares. Sentencia de 21 de
89
enero de 1994. Serie C n.º 17, párr. 27 y Caso Genie Lacayo Vs. Nicaragua. Excepciones Preliminares. Sentencia
de 27 de enero de 1995. Serie C n.º 21, párr. 39.
Cf. Corte IDH, Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Excepciones Preliminares, cit., párr. 44; Caso Fairén
90
Garbi y Solís Corrales Vs. Honduras. Excepciones Preliminares, cit., párr. 49 y Caso Godínez Cruz Vs. Honduras.
Excepciones Preliminares, cit., párr. 47.
Cfr. artículo 40.4 del Reglamento de la CIDH.
91
61
se bast ián alejandro rey ( d irector)
96
Cf. artículo 50.2 de la CADH. Debe señalarse que autores como Wlasic sostienen que la prohibición de
publicarse debería modificarse. Wlasic, Juan Carlos, “Fortalecimiento del sistema interamericano de protección.
Algunas reformas posibles”, en Bazán,Víctor (director), La judicialización de los derechos humanos, Ediciones Lega-
les, Lima, 2009, p. 167.
Corte IDH, Ciertas atribuciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (arts. 41, 42, 44, 46, 47, 50 y
97
51 Convención Americana sobre Derechos Humanos). Opinión Consultiva OC-13/93 del 16 de julio de 1993.
Serie A n.º 13, párr. 48.
Cf. artículo 46 del Reglamento de la CIDH.
98
62
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Cf. Corte IDH, Caso de la “Panel Blanca” (Paniagua Morales y otros) Vs. Guatemala. Excepciones Preliminares.
99
Sentencia del 25 de enero de 1996. Serie C n.º 23, párrs. 29 y 30 y Caso Benjamin y otros Vs. Trinidad y Tobago.
Excepciones Preliminares. Sentencia de 1 de septiembre de 2001. Serie C n.º 81, párr. 39.
100
Cf. Corte IDH, Caso Caballero Delgado y Santana Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, cit., párr. 48.
101
Señala Pasqualucci que durante los primeros años desde la creación de la Corte IDH, las perspectivas de traba-
jo no eran alentadoras dado que las dictaduras militares cometían graves violaciones de derechos humanos en la
región y la CIDH tardó siete años en enviarle al tribunal su primer caso. Cf. Pasqualucci, Jo, The Practice and Pro-
cedure of the Inter-American Court of Human Rights, 2.ª edición, Cambridge University Press, Cambridge, 2013, p. 6.
102
Cf. artículo 45 del Reglamento de la CIDH.
Cf. Corte IDH, Ciertas atribuciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (arts. 41, 42, 44, 46, 47, 50
103
63
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Cf. Corte IDH, Ciertas atribuciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (arts. 41, 42, 44, 46, 47, 50
107
y 51 Convención Americana sobre Derechos Humanos), cit., párr. 54 y Arredondo, Ricardo, Manual de Derecho
Internacional Público, La Ley, Buenos Aires, 2012, pp. 486 y 487.
Cf. artículo 48 del Reglamento de la CIDH.
108
64
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
109
Cf. artículo 1 del Estatuto de la Corte IDH, aprobado mediante Resolución n.º 448 adoptada por la Asamblea
General de la OEA en su noveno período de sesiones, celebrado en La Paz, Bolivia, en el mes de octubre de 1979.
Cf. artículo 52.1 de la CADH.
110
113
Cf. artículo 17.2 del Reglamento de la Corte IDH, aprobado por el Tribunal en su III Período Ordinario
de Sesiones, celebrado del 30 de junio al 9 de agosto de 1980 y reformado en su XXIII Período Ordinario de
Sesiones, celebrado del 9 al 18 de enero de 1991; en su XXXIV Período Ordinario de Sesiones, celebrado del 9
al 20 de septiembre de 1996; en su XLIX Período Ordinario de Sesiones, celebrado del 16 al 25 de noviembre
de 2000; en su LXI Período Ordinario de Sesiones, celebrado del 20 de noviembre al 4 de diciembre de 2003,
en su LXXXII Período Ordinario de Sesiones, celebrado del 19 al 31 de enero de 2009 y en su XXXV Período
Ordinario de Sesiones celebrado del 16 al 28 de noviembre de 2009.
65
se bast ián alejandro rey ( d irector)
66
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Cf. Corte IDH, Caso Cantos Vs. Argentina. Excepciones Preliminares. Sentencia de 7 de septiembre de 2001.
124
Serie C n.º 85, párr. 34; Caso Alfonso Martín del Campo Dodd Vs. México. Excepciones Preliminares. Sentencia de 3
de septiembre de 2004. Serie C n.º 113, párr. 68 y Caso de las Hermanas Serrano Cruz Vs. El Salvador. Excepciones
Preliminares. Sentencia de 23 de noviembre de 2004. Serie C n.º 118, párr. 68.
125
Cf. artículo 62 de la CADH. La Corte IDH se ha pronunciado en su jurisprudencia sobre la posibilidad de los
Estados de retirar el reconocimiento de la competencia contenciosa del tribunal. En efecto, en el “Caso Ivcher
Bronstein” señaló que “[n]o existe en la Convención norma alguna que expresamente faculte a los Estados Parte
a retirar su declaración de aceptación de la competencia obligatoria de la Corte”, por lo que “la única vía de que
67
se bast ián alejandro rey ( d irector)
dispone el Estado para desvincularse del sometimiento a la competencia contenciosa de la Corte, según la Con-
vención Americana, es la denuncia del tratado como un todo; si esto ocurriera, dicha denuncia solo produciría
efectos conforme al artículo 78, el cual establece un preaviso de un año”. Corte IDH, Caso Ivcher Bronstein Vs.
Perú. Competencia. Sentencia de 24 de septiembre de 1999. Serie C n.º 54, párrs. 39 y 40.
126
Cf. artículo 25.1 del Reglamento de la Corte IDH.Ver, asimismo, Corte IDH, Caso Cinco Pensionistas Vs. Perú.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de febrero de 2003. Serie C n.º 98, párr. 155 y Caso Heliodoro
Portugal Vs. Panamá. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 12 de agosto de 2008.
Serie C n.º 186, párr. 228.
Cf. Pasqualucci, Jo, ob. cit., p. 21.
127
Corte IDH, Caso de la Masacre de Mapiripán Vs. Colombia, cit., párr. 58.
128
68
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Cf. Corte IDH, Caso de la Comunidad Indígena Yakye Axa Vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
132
69
se bast ián alejandro rey ( d irector)
dos, iii) los motivos que llevaron a la C I D H a presentar el caso ante el tribunal y
sus observaciones a la respuesta del Estado demandado a las recomendaciones
del informe preliminar; iv) copia de la totalidad del expediente ante la C I D H ,
incluyendo toda comunicación posterior al citado informe, v) las pruebas que
recibió, incluyendo el audio o la transcripción, con indicación de los hechos
y argumentos sobre los cuales versan, y vi) las pretensiones, incluidas las refe-
ridas a reparaciones.
Si en el examen preliminar del sometimiento del caso la Presidencia ob-
servare que los requisitos fundamentales no han sido cumplidos, solicitará que
se subsane dentro de un plazo de veinte días137. Asimismo, la Corte I D H puede
–en cualquier estado de la causa– ordenar la acumulación de casos conexos
entre sí cuando haya identidad de partes, objeto y base normativa138.
Una vez notificada la presentación del caso a la presunta víctima o sus
representantes debidamente acreditados, estos disponen de un plazo impro-
rrogable de dos meses para presentar autónomamente a la Corte I D H sus
solicitudes, argumentos y pruebas139, pudiendo alegar violaciones de derechos
distintos a los ya comprendidos en el informe preliminar de la C I D H 140.
El Estado demandado puede contestar por escrito su posición sobre el caso
sometido a la Corte I DH y, cuando corresponda, al escrito de solicitudes, ar-
gumentos y pruebas, dentro del plazo improrrogable de dos meses, debiendo
aceptar o contradecir la totalidad de los hechos y las pretensiones allí esgrimi-
das. De lo contrario, la Corte I DH puede considerar como aceptados aquellos
hechos que no hayan sido expresamente negados y las pretensiones que no
hayan sido expresamente controvertidas141. Entre otras cosas, el Estado también
debe ofrecer prueba y pronunciarse sobre el fondo y las reparaciones solicitadas.
137
Cf. artículo 38 del Reglamento de la Corte IDH. Ver, asimismo, Corte IDH, Caso Cesti Hurtado Vs. Perú.
Fondo. Sentencia de 29 de septiembre de 1999. Serie C n.º 56, párr. 14.
Cf. artículo 30.1 del Reglamento de la Corte IDH.
138
Cf. Corte IDH, Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
140
8 de julio de 2004. Serie C n.º 110, párr. 179; Caso De la Cruz Flores Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 18 de noviembre de 2004. Serie C n.º 115, párr. 122 y Caso Acosta Calderón Vs. Ecuador. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 24 de junio de 2005. Serie C n.º 129, párr. 142.
141
Cf. artículo 41.1 del Reglamento de la Corte IDH.Ver, en igual sentido, Corte IDH, Caso de los “Niños de la
Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 19 de noviembre de 1999. Serie C n.º 63,
párr. 68; Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros Vs. Trinidad y Tobago, cit., párr. 67 y Caso Caesar Vs. Trinidad y
Tobago. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 11 de marzo de 2005. Serie C n.º 123, párr. 37.
70
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Corte IDH, Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú. Competencia, cit., párrs. 32 y 36; Caso del Tribunal Constitucional Vs.
142
Perú. Competencia. Sentencia de 24 de septiembre de 1999. Serie C n.º 55, párrs. 31 y 35 y Caso Alfonso Martín
del Campo Dodd Vs. México, cit., párr. 69.
143
Corte IDH, Caso Ivcher Bronstein Vs. Perú. Competencia, cit., párr. 33 y Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú.
Competencia, cit., párr. 33.
Cf. Corte IDH, Caso de las Hermanas Serrano Cruz Vs. El Salvador, cit., párr. 74.
144
71
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Tanto los/as peritos como los/as testigos prestan sus declaraciones en las
audiencias públicas celebradas ante los jueces y las juezas donde tendrán la
oportunidad de escucharlos e interrogarlos y, sobre todo, de adquirir una vi-
sión más humana de los hechos del caso.
Finalizadas las audiencias, las presuntas víctimas o sus representantes y el
Estado demandado tendrán la oportunidad de presentar alegatos finales escri-
tos en el plazo que determine la Presidencia147, luego de lo cual la Corte I D H
establece la fecha en la que deliberará y dictará sentencia, salvo que el proceso
culmine anticipadamente ya sea por el sobreseimiento del caso, desistimiento
o allanamiento, o por el arribo a una solución amistosa, avenimiento, u otro
hecho idóneo para la solución del litigio148. El primer supuesto se presenta
cuando la parte demandante notifica a la Corte I D H su voluntad de desistir de
la demanda149 o cuando el demandado unilateralmente se allana a las preten-
siones de la parte demandante y a las de las presuntas víctimas o sus represen-
tantes. En ambas situaciones, el tribunal debe decidir luego de oída la opinión
de las otras partes en el caso si hay lugar al desistimiento y, en consecuencia, si
procede sobreseer y declarar terminado el asunto o si procede el allanamiento
y cuáles son sus efectos jurídicos. Respecto a este último punto, la Corte I D H
ha manifestado en numerosas oportunidades que el allanamiento “constituye
una contribución positiva al desarrollo de un proceso y a la vigencia de los
principios que inspiran la CA D H ”150. Además, al pronunciarse respecto de los
allanamientos, y especialmente en los casos de reconocimientos parciales de
responsabilidad, el tribunal analizó si el Estado reconoció no solo la totalidad
de los hechos invocados en la demanda, sino también los derechos que se
alegan violados y las reparaciones solicitadas tanto por la C I D H como por los
representantes de la presunta víctima o sus familiares151. Finalmente, si consi-
Corte IDH, Caso Maqueda Vs. Argentina. Excepciones Preliminares. Resolución de 17 de enero de 1995. Serie
149
C n.º 18.
150
Corte IDH, Caso Trujillo Oroza Vs. Bolivia. Fondo. Sentencia de 26 de enero de 2000. Serie C n.º 64, párrs.
42 y 118; Caso Barrios Altos Vs. Perú. Fondo. Sentencia de 14 de marzo de 2001. Serie C n.º 75, párr. 40; Caso del
Caracazo Vs. Venezuela. Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de agosto de 2002. Serie C n.º 95, párr. 128 y
Caso Carpio Nicolle Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2004. Serie
C n.º 117, párr. 84.
151
Cf. Corte IDH, Caso Mirna Mack Chang Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de
noviembre de 2003. Serie C n.º 101, párrs. 106-108 y Caso de la Masacre de Mapiripán Vs. Colombia, cit., párr. 27.
72
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Corte IDH, Caso Huilca Tecse Vs. Perú, cit., párr. 106.
152
Cf. Corte IDH, Caso Acosta Calderón Vs. Ecuador, cit., párr. 38.
153
73
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Esto también fue destacado por la Asamblea General de la OEA en Resolución AG/RES. 2043 aprobada el 8
162
74
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
166
Corte IDH, Caso Genie Lacayo Vs. Nicaragua. Solicitud de Revisión de la Sentencia de Fondo, Reparaciones
y Costas. Resolución de la Corte de 13 de septiembre de 1997. Serie C n.º 45, párr. 10 y Caso Juan Humberto
Sánchez Vs. Honduras. Interpretación de la Sentencia sobre Excepciones Preliminares, Fondo y Reparaciones.
Sentencia de 26 de noviembre de 2003. Serie C n.º 102, párr. 15.
Ídem, párr. 12.
167
Cf. artículo 69 del Reglamento de la Corte IDH. Ver, asimismo, Corte IDH, Caso Baena Ricardo y otros Vs.
168
Panamá. Competencia. Sentencia de 28 de noviembre de 2003. Serie C n.º 104, párr. 90.
Cf. artículo 63.3 del Reglamento de la Corte IDH.
169
75
Capítulo 3.
Las razones de la crisis del Sistema
Interamericano de Derechos Humanos
y las respuestas elaboradas en el marco de la
Organización de Estados Americanos
77
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Interamericano de protección de derechos humanos, OEA/Ser.G, CP/INF. 6386/12 corr. 1, 25 de enero de 2012.
CIDH, MC 406/11 – Emilio Palacio, Carlos Nicolás Pérez Lapentti, Carlos Pérez Barriga y César Pérez
3
6
Corte IDH, Caso Pueblo Indígena Kichwa de Sarayaku Vs. Ecuador. Fondo y Reparaciones. Sentencia de 27 de
junio de 2012. Serie C n.º 245.
78
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
cual se seleccionaron una serie de casos que fueron impulsados y que lue-
go fueron enviados a la Corte I D H 7, donde tuvieron un resultado dispar en
cuanto a lo que solicitaba la C I D H y lo que finalmente la Corte I D H resolvió8.
Asimismo, la situación de Venezuela fue incluida en el Capítulo IV de suce-
sivos Informes Anuales de la C I D H y en el informe temático “Democracia y
Derechos Humanos en Venezuela”9. Debemos advertir que más allá de que en
Venezuela como en los demás Estados de la región aún hoy se violan derechos
humanos, asimilar las graves violaciones de derechos humanos cometidas por
el régimen de Fujimori, que constituyeron crímenes contra la humanidad,
con las denuncias realizadas contra los gobiernos de Chávez y Maduro resulta
completamente irrazonable en cuanto al carácter de los derechos violados.
Entendemos que encarar ambos procesos del mismo modo demuestra una
incapacidad de la C I D H de adaptarse a las nuevas formas de violaciones de
derechos humanos que se cometen en la actualidad en la región, cuestión que
se retomará más adelante.
A nuestro entender la crisis del S I D H viene de mucho antes y sus princi-
pales razones son otras.
7
Inter alia, Corte IDH, Caso Apitz Barbera y otros (“Corte Primera de lo Contencioso Administrativo”) Vs. Venezuela.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 5 de agosto de 2008. Serie C n.º 182; Caso
Ríos y otros Vs.Venezuela, cit.; Caso Perozo y otros Vs.Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 28 de enero de 2009. Serie C n.º 195; Caso Reverón Trujillo vs.Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de junio de 2009. Serie C n.º 197; Caso Barreto Leiva Vs.Venezuela. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 17 de noviembre de 2009. Serie C n.º 206; Caso Usón Ramírez Vs.Venezuela.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 20 de noviembre de 2009. Serie C n.º 207;
Caso Chocrón Chocrón Vs. Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de julio
de 2011. Serie C n.º 227; Caso López Mendoza Vs.Venezuela. Fondo Reparaciones y Costas. Sentencia de 1 de sep-
tiembre de 2011 Serie C n.º 233; Caso Familia Barrios Vs.Venezuela. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 24
de noviembre de 2011. Serie C n.º 237; Caso Díaz Peña Vs.Venezuela. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 26 de junio de 2012. Serie C n.º 244; Caso Uzcátegui y otros Vs.Venezuela. Fondo y Repara-
ciones. Sentencia de 3 de septiembre de 2012 Serie C n.º 249; Caso Castillo González y otros Vs. Venezuela. Fondo.
Sentencia de 27 de noviembre de 2012. Serie C n.º 256; Caso Brewer Carías Vs.Venezuela. Excepciones Preliminares.
Sentencia de 26 de mayo de 2014. Serie C n.º 278 y Caso Hermanos Landaeta Mejías y otros Vs.Venezuela. Excepcio-
nes Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de agosto de 2014. Serie C n.º 281.
8
En un estudio sobre el comportamiento de los órganos del sistema en los casos contra Venezuela, Gutiérrez
señala que “[un] interesante dato sobre el comportamiento de la Comisión hacia Venezuela es que ha admitido 38
demandas contra Venezuela desde su creación en 1962. Sin embargo, cuando atendemos al número de demandas
admitidas entre 1962 a 1998, estas fueron solamente 4, pero entre 1998 y 2011, el número ascendió a 34 (…) Estas
cifras son efectivamente impactantes, sobre todo cuando en un repaso rápido de la situación histórica de los dere-
chos humanos en Venezuela, las peores masacres realizadas por los cuerpos de seguridad del Estado se dieron antes
del gobierno de Chávez. Gutiérrez, Iñaki, La Comisión y la Corte Interamericanas y sus ataques contra Venezuela, Correo
Del Orinoco, Caracas,Venezuela, 2012, pp, 16 y 17. En este artículo el autor también contrasta los bajos porcenta-
jes de denuncias que la CIDH recibe contra Venezuela con el alto porcentajes de casos que somete a la Corte IDH.
CIDH, Democracia y derechos humanos en Venezuela, OEA/Ser.L/V/II, Doc. 54, 30 diciembre 2009.
9
79
se bast ián alejandro rey ( d irector)
10
En efecto, en el año 2000 la Asamblea General adoptó la Res. 1701 (XXX-0/00) donde decidió continuar con
el proceso de perfeccionamiento y fortalecimiento del SIDH; en diciembre de 2004 la Comisión de Asuntos Jurí-
dicos y Políticos inició un proceso de reflexión sobre el SIDH —Res. 2030 (XXXIV-0/04)— y durante los años
2008 y 2009 se llevó adelante un nuevo proceso de reflexión —Res. AG 2407, 2408 y 2409 (XXXVIII-O/08)—.
11
Sobre este punto, nótese que hasta el momento México ha sido condenado por la Corte IDH en siete opor-
tunidades, mientras que Brasil en seis.
80
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Para Wlasic, sostener en la actualidad el carácter optativo de la jurisdicción de la Corte IDH es un anacronis-
12
mo que debe ser modificado. Cf. Wlasic, Juan Carlos, ob. cit., p. 171.
Cf. Pasqualucci, Jo, ob. cit., p. 27.
13
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los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
finalizada la Guerra Fría. En efecto, Nowak señala que “los Estados Unidos
siempre han jugado un rol particular [en la región]: han dominado, desde
un punto de vista económico, político y militar, la Unión Panamericana, y
han hecho lo propio a partir de 1948 en la O E A . Han considerado a Amé-
rica Latina como parte de su ‘esfera de influencia’, utilizando a la O E A para
aprobar sus políticas”15. Durante la década del 90 la posición de los Estados
Unidos, sostenida por la O E A , consistió en impulsar el binomio o simbiosis
entre democracia y derechos humanos, que se puede evidenciar claramente
en la aprobación del “Protocolo de Reformas a la Carta de la Organización de
Estados Americanos” (Protocolo de Washington)16 y de la Carta Democrática
Interamericana17.
Todo eso comienza a desvanecerse a partir del golpe de Estado a Hugo
Chávez en abril de 2002. Utilizando las mismas categorías de pensamiento de
las décadas del 70 y 80 cuando la C I D H le dirigía las notas preguntando por
los desaparecidos a los presidentes de facto –dado que eran quienes ejercían la
jurisdicción dentro de los Estados–, una vez que el presidente venezolano fue
privado de su libertad, la C I D H se dirigió al presidente de facto, Pedro Carmona
Estanga, para indagar por el paradero del ciudadano Hugo Chávez y cono-
cer sobre si se respetaban sus derechos. El rol de la C I D H en aquel episodio,
y su reacción diferente a mostrarse del lado de los Estados que desconocían
al golpe de Estado y a Carmona, minó las relaciones entre dicho órgano y
el Estado venezolano de un modo que no iba a poder recomponerse en los
años siguientes y afectó, asimismo, su legitimidad. Este acontecimiento es una
muestra más de cómo la C I D H no se acostumbró a los nuevos tiempos, a la
realidad de los nuevos Estados democráticos de la región, y a que los interlo-
cutores ya no eran los mismos que durante las dictaduras militares18.
Nowak, Manfred, Introducción al Régimen Internacional de los Derechos Humanos, Ed. Raoul Wallenberg Institute,
15
Ed. Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo, Ed. Facultad de Derecho de la Universidad
de Buenos Aires, 1.ª edición, Buenos Aires, 2009, p. 247.
16
Adoptado en Washington, D.C., el 14 de diciembre de 1992, en el decimosexto período extraordinario de
sesiones de la Asamblea General.
17
Aprobada por los Estados miembros de la OEA durante la Sesión Extraordinaria de la Asamblea General que
se llevó a cabo el 11 de septiembre de 2001 en Lima, Perú.
18
La idea de que la CIDH fue establecida para tener como contraparte a dictaduras militares y no Gobiernos
democráticos es compartida por Dulitzky y González quienes proponen reformular su rol como órgano de
promoción de derechos humanos. Dulitzky, Ariel y González, Felipe, “Derechos Humanos y la Organización de
los Estados Americanos, 1999-2001”, en Revista del IIDH, edición especial, 2000, pp. 189-236.
83
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Debemos señalar que en este caso la CIDH adoptó una posición diferente toda vez que desde su primer
19
comunicado se refirió a la situación como un golpe de Estado, otorgó cientos de medidas cautelares a dirigentes
políticos y sociales vinculados al Gobierno derrocado, y luego realizó una visita in loco donde se negó a reunirse
con el Gobierno de facto.
84
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85
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Consejo Permanente de la OEA, Informe del Grupo de Trabajo Especial de Reflexión sobre el funciona-
21
miento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para el Fortalecimiento del Sistema Interameri-
cano de Derechos Humanos para la consideración del Consejo Permanente, OEA/Ser.G, GT/SIDH-13/11 rev.
2, 13 de diciembre de 2011.
Las “Recomendaciones de las Organizaciones de la Sociedad Civil”, recibidas por la Secretaría o presentadas
22
en el marco de la reunión con el Grupo de Trabajo, fueron compiladas en el documento GT/SIDH 11/11 rev. 1.
86
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23
Consejo Permanente de la OEA, Observaciones al Proceso de Reflexión sobre el Funcionamiento de
la Comisión Interamericana para el fortalecimiento del Sistema Interamericano de protección de derechos
humanos, cit.
Consejo Permanente de la OEA, Resolución 192 (LXXX-O/12) e Informe sobre el fortalecimiento del
24
Sistema Interamericano de protección y promoción de los derechos humanos, OEA/Ser.G, CP/INF. 6421/12,
27 de marzo de 2012.
87
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25
Consejo Permanente de la OEA, Nota del presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
al presidente del Consejo Permanente remitiendo el “Documento de posición sobre el proceso de fortalecimien-
to del sistema interamericano para la protección de los derechos humanos”, OEA/Ser.G, CP/INF. 6424/12, 10
de abril de 2012.
Para más información sobre el Seminario ver http://www.oas.org/es/cidh/actividades/seminario2012au-
26
dios.asp
88
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
27
Consejo Permanente de la OEA, “Seguimiento de las recomendaciones del ‘Informe del Grupo de Trabajo
Especial de Reflexión sobre el Funcionamiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para el
fortalecimiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos’”, OEA/Ser.G, CP/doc.4787/12 rev. 4 corr.
1, 19 de septiembre de 2012.
El texto completo puede consultarse en http://cejil.org/contenido/declaracion-de-bogota.
28
Consejo Permanente de la OEA, Propuestas para la aplicación de las recomendaciones del “Informe del
29
89
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31
Consejo Permanente de la OEA, Medidas para la aplicación de las recomendaciones contenidas en el In-
forme del Grupo de Trabajo Especial de reflexión sobre el funcionamiento de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos para el fortalecimiento del sistema interamericano de derechos humanos, OEA/Ser.G, CP/
doc.4813/12 rev.1, 16 de enero de 2013.
Consejo Permanente de la OEA, Proyecto de reformas al reglamento, políticas y prácticas de la Comisión
32
Interamericana de Derechos Humanos que fue abierto a consulta pública el pasado 15 de febrero, OEA/Ser.G,
CP/doc.4824/13, 20 de febrero de 2013.
Asamblea General de la OEA, Resultado del Proceso de Reflexión sobre el funcionamiento de la Comisión
33
Interamericana de Derechos Humanos para el fortalecimiento del sistema interamericano de derechos humanos,
Cuadragésimo cuarto período extraordinario de sesiones, AG/RES. 1 (XLIV-E/13) rev. 1, 22 de marzo de 2013.
90
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III Conferencia de Estados Parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Declaración de
36
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actual y se sienten a pensar las reformas necesarias sin ningún tipo de limita-
ción. Repensarla desde cero. Es decir, una conferencia para refundar la O E A o
refundirla.Y en ese proceso, indefectiblemente se deberá discutir el funciona-
miento del S I D H . La realidad indica que si hoy en día hubiese que crear una
Organización de Estados Americanos seguramente las decisiones, no solo en
materia de sede y financiamiento sino también de sus instituciones, no coin-
cidan. La Guerra Fría ha terminado y América Latina, en particular América
del Sur, ha despertado del letargo neoliberal. De lo contrario, seguramente la
nave se estrelle, porque hay países que no van a esperar eternamente a que se
oiga sus posiciones y van a intentar homogeneizar el discurso con posicio-
nes quizá no muy radicales pero que, en definitiva, puedan debilitar al S I D H .
97
Capítulo 4.
Las medidas cautelares
y su nueva reglamentación
a) Antecedentes
99
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Pinto, Mónica, La denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ob. cit., p. 114.
2
3
Cf. González, Felipe. “Las medidas urgentes en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos”, Revista
Sur,Volumen 7, Número 13, São Paulo, 2010, p. 52.
100
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
4
Cf. Amnistía Internacional, Contribución al proceso de consulta sobre el fortalecimiento del Sistema Interamericano de Dere-
chos Humanos, Módulo de Consulta II: Medidas Cautelares, Índice: IOR 62/002/2012, 25 de octubre de 2012, p. 1.
5
Cf. artículo 25 del Reglamento de la CIDH aprobado en el 137.º Período ordinario de Sesiones celebrado del
28 de octubre al 13 de noviembre de 2009, incisos 1 y 2. Tal circunstancia ha sido vindicada por cierta jurispru-
dencia de la Corte IDH, en relación con las medidas de protección. Cf. Corte IDH, Asunto del Internado Judicial
Capital El Rodeo I y el Rodeo II. Solicitud de medidas provisionales respecto de Venezuela. Resolución del 8 de
febrero de 2008, considerando 9°; Asunto Centro Penitenciario de Aragua “Cárcel del Tocorón”. Medidas Provisionales
respecto de Venezuela. Resolución del 1 de noviembre de 2010, considerando 7°.
6
Ídem, inciso 3. Asimismo, ver Gialdino, Rolando E., Derecho Internacional de los Derechos Humanos: Principios,
Fuentes, Interpretación y Obligaciones, Ed. Abeledo Perrot, 1.ª edición, Buenos Aires, 2013, p. 603.
Ídem, inciso 4.
7
101
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Ídem, inciso 5.
8
Ídem, inciso 6.
9
10
Ídem, inciso 7.
102
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103
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104
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12
Ver las posturas de Nicaragua CP/INF.6553/12, Ecuador CP/INF.6560/12 y Venezuela CP/INF.6582/12
citadas en CEJIL, Documento de Coyuntura n.º 8, Apuntes sobre las Reformas al Reglamento de la Comisión Interameri-
cana de DDHH: Cambios derivados del Proceso de Reflexión 2011-2013, Folio Uno S.A., Buenos Aires, 2013, p. 21.
Ver, también, la posición de Brasil al respecto en Consejo Permanente de la OEA, Grupo de Trabajo Especial
Encargado de Reflexionar sobre el Funcionamiento de la CIDH para el Fortalecimiento del SIDH, Propuestas
de la delegación de Brasil sobre los temas “Fundamentación de decisiones”, “Tramitación de peticiones, de casos y de medidas
cautelares”, “Plazos a los Estados”, “Mecanismo de Soluciones Amistosas”, “Promoción de los Derechos Humanos” y “Ges-
tión Transparente” OEA/Ser.G, GT/SIDH/INF. 48/11, 6 de diciembre de 2011, p. 1.
13
Cf. Gómez Fernández, Lucía I., “La Comisión Interamericana de Derechos Humanos”, en González Napo-
litano, Silvina S. y Pulvirenti, Orlando D., Introducción al estudio de los Derechos Humanos, Errepar, Buenos Aires,
2011, pp. 161 y 162.
Cf. Méndez, Juan E. y Dulitzky, Ariel, “Medidas cautelares y provisionales”, Revista Argentina de Derechos
14
Humanos, Ed. CELS, Ed. de la UNLa, Ed. Ad Hoc, Año 2, Número 1, Buenos Aires, 2004.
105
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Disponible en http://www.bbc.co.uk/portuguese/noticias/2011/05/110502_insulza_jc
15
18
Para la Corte Internacional de Justicia, “el objeto y fin del Estatuto (de la CIJ) es que la Corte pueda cumplir
sus funciones (…) particularmente la función básica de solución judicial de controversias a través de decisiones
vinculantes conforme el art. 59 del Estatuto. El propósito del artículo 41 (…) es impedir que la Corte sea obsta-
culizada en el ejercicio de sus funciones porque los derechos de las partes en disputa ante ella no son preservados.
Se sigue del objeto y fin del Estatuto (…) que la facultad de indicar medidas provisionales supone que las mismas
deben ser vinculantes, en tanto que esa facultad se funda en la necesidad de que, cuando las circunstancias lo
ordenen, se salvaguarden los derechos de las partes y se evite el prejuicio a los mismos”. CIJ, LaGrand (Germany v.
United States of América). Judgment, I.C.J. Reports 2001, p. 466, par. 102, traducción de los autores. En igual senti-
do, el TEDH afirmó que “la correcta administración de justicia exige que no se cause ningún agravio irreparable
mientras el proceso está en curso (…) Es difícil entender por qué este principio (…) no puede ser un requisito
inherente al Convenio en el proceso internacional ante el Tribunal”. TEDH, Case of Mamatkulov and Askarov v.
Turkey. Ap. Nos. 46827/99 – 46951/99, Judgment, 4 February 2005, párr. 124.
CIDH, Resolución 12/2014. Medida Cautelar n.° 264-13. Asunto Damas de Blanco respecto de la República de
19
106
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Cf. TEDH, Case of Mamatkulov and Askarov v.Turkey, cit., párr. 125.
20
21
Berkeley Law University y CEJIL, Aportes para Mejorar el Sistema Interamericano de Derechos Humanos: Análisis
comparado de la Práctica de los Órganos de Derechos Humanos respecto a las Medidas Cautelares, Documento de Coyun-
tura n.° 7, 2012.
CIDH, Informe n.° 52/01. Caso 12.243. Juan Raúl Garza. Estados Unidos, 4 de abril de 2001, párr. 117.
22
Cf. CIDH. Informe sobre la Situación de las Defensoras y Defensores de Derechos Humanos en las Américas.
23
1998, considerando 7.
107
se bast ián alejandro rey ( d irector)
cautelares pasa, sin lugar a dudas, por el reconocimiento tácito dado por los
Estados al no objetar los textos reglamentarios que las establecían25. En ese
sentido, se dice que se ha constituido “una práctica consentida u homologada
por los Estados”, aunque existen algunos que continuamente han manifesta-
do y desconocido esta potestad de la C I D H , con Estados Unidos de América
a la cabeza. Sin embargo, el reciente proceso de fortalecimiento del S I D H
demuestra que lo central de las discusiones radicó en los criterios procedi-
mentales utilizados por la C I D H para otorgarlas, mas no en su capacidad para
hacerlo. En efecto, la nueva redacción del artículo 25 del Reglamento de
la C I D H , específicamente enumera los instrumentos internacionales que las
respaldan: los artículos 106 de la Carta de la O E A , 41.b de la C A D H , 18.b del
Estatuto de la C I D H y X I I I de la Convención Interamericana sobre Desapa-
rición Forzada de Personas.
El artículo 106 de la Carta de la O E A establece cuál será el mandato de la
C I D H : promover la observancia y la defensa de los derechos humanos. Si bien
esta derivación ha sido cuestionada, la C I D H ha dicho que “el mecanismo de
medidas cautelares es parte de la función de la Comisión para supervisar el
cumplimiento con las obligaciones de derechos humanos establecidas en el
Artículo 106 de la Carta de la Organización de Estados Americanos”26.
El artículo 41.b de la CA D H , por su parte, establece, entre las funciones de
la C I D H , la de “formular recomendaciones, cuando lo estime conveniente, a
los Gobiernos de los Estados miembros para que adopten medidas progresi-
vas en favor de los derechos humanos dentro del marco de sus leyes internas
y sus preceptos constitucionales, al igual que disposiciones apropiadas para
fomentar el debido respeto a esos derechos”. El art. 18.b del Estatuto de la
C I D H reproduce este texto. Por lo tanto, el dictado de una medida cautelar
ingresaría dentro de las “recomendaciones” que la citada norma autoriza27. En
este sentido, la Corte I D H al analizar un pedido de medidas provisionales en
el Caso de las Penitenciarías de Mendoza, expresó que “en cumplimiento de las
Inter alia, CIDH, Resolución 14/2013. Medidas Cautelares n.º 8/13, Asunto Personas Privadas de Libertad en el
26
108
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Corte IDH, Caso de las Penitenciarías de Mendoza. Resolución de la Corte de 22 de noviembre de 2004, párr. 14.
28
Cf. González, Felipe,“Las medidas urgentes en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos”, ob. cit., p. 53.
29
Cf. Consejo Permanente de la OEA, Presentación de la Secretaría Ejecutiva de la CIDH sobre el tema “Me-
30
didas Cautelares”, Reunión del Grupo de Trabajo del 29 de noviembre de 2011, GT/SIDH/INF. 43/11, dispo-
nible en http://www.oas.org/consejo/sp/grupostrabajo/Reflexion%20sobre%20Fortalecimiento.asp, pp. 5 y 6.
109
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CIDH, Medidas Cautelares 382/10. Comunidades indígenas de la Cuenca del Río Xingú, Pará, Brasil.
31
Cf. Survival International, La presa de Belo Monte. Información de contexto, disponible en http://www.survival.
32
es/sobre/presa-belo-monte
El Tribunal Regional Federal de Brasil ordenó detener la construcción bajo apercibimiento de multa, en una
33
decisión que evocaba el Convenio n.º 169 de la OIT y la Constitución brasileña, que exigían la consulta previa
con las comunidades, además del estudio de impacto ambiental del caso. Ello fue revertido por una resolución del
presidente de la Corte Suprema, que autorizó la prosecución de las obras. Actualmente, se espera la resolución del
pleno de la Corte, que puede confirmar o no esa decisión. Cf. AIDA, “La Represa Hidroeléctrica Belo Monte”,
disponible en http://www.aida-americas.org/es/project/belomonte
Cf. Sotero, Paulo, “El desafío brasileño: cómo gestionar las relaciones regionales asimétricas más allá de la
34
OEA”, Revista CIDOB d’affaires internacionals, n.º 97/98, abril de 2012, pp. 101-116.
Cifras expresadas en Galindo Sánchez, Nicole, ob. cit., p. 6.
35
110
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
36
Cf. Amato,Victoria, “Una mirada al proceso de reflexión sobre el funcionamiento de la Comisión Interameri-
cana de Derechos Humanos”, Revista de la Fundación para el Debido Proceso Legal, número 16, año 5, marzo
de 2012, p. 5. Al respecto, vale la pena referirse a las medidas dictadas contra Ecuador en el asunto del diario “El
Universo” (medidas cautelares 406/11), contra Guatemala en el asunto del Hospital Federico Mora (medidas cau-
telares 370/12) y contra Cuba en el asunto de la bloguera opositora Yoani Sánchez (medidas cautelares 350/12).
Consejo Permanente de la OEA, Grupo de Trabajo Especial de Reflexión sobre el funcionamiento de la
37
CIDH para el Fortalecimiento del SIDH, Informe para la Consideración del Consejo Permanente, OEA/Ser.G GT/
SIDH-13/11 rev. 2, adoptado por el Grupo de Trabajo en su reunión del 13 de diciembre de 2011.
38
Procurar el intercambio de buenas prácticas respecto de la implementación y cumplimiento de medidas
cautelares y considerar la posibilidad de elevar en consulta a la Corte IDH el tema de las medidas cautelares, su
reglamentación, así como su alcance e implementación en la práctica de la CIDH, definiendo los términos de
dicha consulta a través de los mecanismos e instancias correspondientes.
111
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112
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
40
“Para Brasil es imprescindible que haya, de parte de la CIDH, una disposición permanente para vigilar que
cualquier decisión que adopte observe los criterios siguientes: explicitar los elementos de hecho que son llevados
a su conocimiento, así como las pruebas que son presentadas para demostrar la veracidad de los mismos; enume-
rar los artículos de los instrumentos internacionales adoptados por los Estados (Carta de la OEA, Convención
Americana sobre Derechos Humanos y Reglamento de la CIDH) que autorizan la apreciación de los hechos
que son elevados a su consideración (análisis formal); relacionar también los instrumentos internacionales for-
malmente adoptados por los Estados (Carta de la OEA, Convención Americana sobre Derechos Humanos y
Reglamento de la CIDH), que confieran los derechos que pudieran estar siendo violados por los hechos alegados
y cuya verosimilitud fue establecida por el análisis de las pruebas (análisis de méritos); y fundamentar el nexo
causal entre los hechos probados, la acción u omisión imputadas al agente estatal y la violación de los derechos
internacionalmente reconocidos por el Estado demandado”. Consejo Permanente de la OEA, Grupo de Trabajo
Encargado de Reflexionar sobre el Funcionamiento de la CIDH para el Fortalecimiento del SIDH, Exposicio-
nes de la delegación de Brasil sobre los temas “Soluciones Amistosas”, “Procedimientos para el Trámite de Casos
Individuales”, “Financiamiento de la CIDH”, “Promoción de los Derechos Humanos”, así como la intervención
de Brasil durante la reunión del Grupo de Trabajo con la CIDH celebrada el 1 de noviembre de 2011, p. 11.
Ídem, p. 10.
41
42
Cf. Consejo Permanente de la OEA, Grupo de Trabajo Especial de Reflexión sobre el Funcionamiento de la
CIDH para el Fortalecimiento del SIDH, Presentaciones de la delegación de Costa Rica sobre los temas “Desa-
fíos y Objetivos de Mediano y Largo Plazo”, “Medidas Cautelares”, “Asuntos de Procedimiento en la Tramita-
ción de los Casos y Peticiones Individuales”, “Soluciones Amistosas” y “Promoción de los Derechos Humanos”,
OEA/Ser.G, GT/SIDH/INF. 29/11, 3 de noviembre de 2011, p. 7.
Cf. Consejo Permanente de la OEA, Grupo de Trabajo Especial de Reflexión sobre el Funcionamiento de la
43
CIDH para el Fortalecimiento del SIDH, Propuestas de la delegación de Bolivia sobre los temas “Principio de
Universalidad”, “Funciones de Promoción”, “Acuerdos Amistosos”, “Medidas Cautelares”, “Asuntos de Proce-
dimiento” y “Financiamiento”, OEA/Ser.G, GT/SIDH/INF. 39/11, 1.º de diciembre de 2011, pp. 2 y 3.
113
se bast ián alejandro rey ( d irector)
tos” para otorgar una medida como las estudiadas44. México también insistió
en esta línea, señalando la importancia de que se precisen los requisitos para
decretar las medidas45. Recordando que las medidas cautelares son remedios
excepcionales, sugirió que la C I D H defina criterios claros y específicos a los
efectos de medir la “urgencia” y “necesidad” para la procedencia de las caute-
lares, que deben estar “sólidamente sustentadas”.
Por su parte, la C I D H , sostuvo que “a través de la reforma reglamentaria
del año 2009 la C I D H reflejó en forma sustancial sus prácticas y criterios
actuales”46. A su vez, comunicó que los desarrollos en materia de cautelares
fueron explicitados en sus informes temáticos, especialmente el de la Situa-
ción de los Defensores y Defensoras de Derechos Humanos en las Américas47.
Entre las opiniones vertidas por las organizaciones de la sociedad ci-
vil que acercaron sus observaciones al G T , varias entidades destacaron que
“los criterios que utiliza la C I D H para otorgar las medidas cautelares y para
determinar la gravedad y urgencia de una situación son adecuados y están
fijados de manera objetiva, con anterioridad a la evaluación de los casos
particulares”48. Tal como lo afirmó la C I D H , para estas organizaciones los
criterios o estándares manejados por la C I D H estaban ya contemplados en el
Reglamento vigente.
El informe preparado para el Comité Jurídico Interamericano por los re-
latores Novak Talavera y Baena Soares resalta que “la C I D H ha hecho esfuer-
zos en sus informes recientes para precisar los criterios de aplicación de esta
medida, buscando con ello, brindar una mayor transparencia, previsibilidad
44
Cf. Consejo Permanente de la OEA, Grupo de Trabajo Especial de Reflexión sobre el Funcionamiento de
la CIDH para el Fortalecimiento del SIDH, Propuestas de la Delegación de Chile sobre los temas “Funciones
de Promoción”, “Medidas Cautelares”, “Soluciones Amistosas”, “Asuntos de Procedimiento en la tramitación
de los casos y Peticiones Individuales”, y “Financiamiento”, OEA/Ser.G, GT/SIDH/INF. 33/11, 11 de no-
viembre de 2011, p. 1.
45
Cf. Misión Permanente de México en la OEA, Grupo de Trabajo para el Fortalecimiento del Sistema In-
teramericano de Derechos Humanos, Intervención de la Delegación de México. Medidas cautelares, 12 de
septiembre de 2011, p. 1.
CIDH, Documento de Posición sobre el Proceso de Fortalecimiento del Sistema Interamericano para la Protección de los
46
114
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Consejo Permanente de la OEA, Comité Jurídico Interamericano, Fortalecimiento del Sistema Interamericano de
49
Protección y Promoción de los Derechos Humanos e Informe sobre el Fortalecimiento del Sistema Interamericano de Protección
y Promoción de los Derechos Humanos, OEA/Ser./Q. CJI/RES. 192 (LXXX-0/12), 9 de marzo de 2012.
Ídem, p. 12.
50
51
La Asociación Interamericana de Defensorías Públicas (AIDEF) manifestó, en este orden de ideas, que “sería
beneficioso que la Comisión amplíe la difusión de las medidas cautelares dictadas (…) De ese modo se lograría
una mayor divulgación y una más acabada comprensión de los criterios que la CIDH sostiene en esta materia, lo
que también contribuye para la promoción de los derechos humanos”. Consejo Permanente de la OEA, Grupo
de Trabajo Especial de Reflexión sobre el Funcionamiento de la CIDH para el Fortalecimiento del SIDH, Com-
pilación de las Recomendaciones de las Organizaciones de la Sociedad Civil, cit., p. 13.
115
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Cantos Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia 28 noviembre de 2002. Serie C n.º 97, párr. 63.
53
CIDH, Respuesta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos al Consejo Permanente de la Organización de
los Estados Americanos respecto de las recomendaciones contenidas en el Informe del Grupo de Trabajo Especial de Reflexión
sobre el Funcionamiento de la CIDH para el Fortalecimiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, Washing-
ton D.C., 23 de octubre de 2012, párr. 62 y su cita.
Cf. CIDH. Informe sobre la Situación de las Defensoras y Defensores de Derechos Humanos en las Américas, cit., 7 de
54
116
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
59
CIDH, Segundo Informe sobre la situación de las defensoras y defensores de derechos humanos en las Américas, cit., párr.
428, con cita de Corte IDH, Asunto Internado Judicial de Monagas (“La Pica”); Centro Penitenciario Región Capital
Yare I y Yare II (Cárcel de Yare); Centro Penitenciario de la Región Centro Occidental (Cárcel de Uribana), e Internado
Judicial Capital El Rodeo I y El Rodeo II, Solicitud de medidas provisionales respecto de Venezuela. Resolución de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos de 8 de febrero de 2008, considerando 3.
117
se bast ián alejandro rey ( d irector)
De lo contrario estaríamos reconociendo que los/as comisionados/as deciden de modo irrazonable y sin
61
evaluar todas las pruebas y complejidades de cada solicitud, lo cual resulta cuestionable.
118
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
CIDH para el Fortalecimiento del SIDH, Presentaciones de la Delegación de Argentina sobre los temas “Asuntos
de Procedimiento en la Tramitación de los Casos y Peticiones Individuales ante la CIDH” y “Medidas Cautelares”.
64
Pinto, Mónica, La denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ob. cit., p. 115.Ver, en sentido
similar, Gómez Fernández, Lucía I., ob. cit.
Consejo Permanente de la OEA, Grupo de Trabajo Especial de Reflexión sobre el Funcionamiento de la
65
CIDH para el Fortalecimiento del SIDH, Presentación de la Delegación de Costa Rica, cit., p. 7.
119
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Cf. CIDH, Respuesta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos al Consejo Permanente, cit., párr. 66.
66
Cf. González, Felipe. “Las medidas urgentes en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos”, cit., p. 54.
67
120
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Cf. Consejo Permanente de la OEA, Grupo de Trabajo Especial de Reflexión sobre el Funcionamiento de la
68
CIDH para el Fortalecimiento del SIDH, Presentación de la Delegación de Costa Rica, cit., p. 7.
70
Cf. Consejo Permanente de la OEA, Grupo de Trabajo Especial de Reflexión sobre el Funcionamiento de la
CIDH para el Fortalecimiento del SIDH, Presentación de la Delegación de Colombia sobre el tema “Criterios
para la construcción del capítulo IV del Informe Anual de la CIDH” y “Propuestas sobre el tema Medidas Cau-
telares”, OEA/Ser.G, GT/SIDH/INF. 40/11, 1.º de diciembre 2011, p. 4.
Consejo Permanente de la OEA, Grupo de Trabajo Especial de Reflexión sobre el Funcionamiento de la
71
CIDH para el Fortalecimiento del SIDH, Compilación de las Recomendaciones de las Organizaciones de la Sociedad
Civil, cit., pp. 15 y 16.
72
Coalición Internacional de Organizaciones por los Derechos Humanos de las Américas, Observaciones al
Proceso de Reflexión sobre el Funcionamiento de la Comisión Interamericana para el fortalecimiento del Sis-
tema Interamericano de protección de derechos humanos, cit., p. 12.
121
se bast ián alejandro rey ( d irector)
CIDH, Respuesta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos al Consejo Permanente, cit., párr. 73.
73
122
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
75
El caso citado por la Coalición Internacional de Organizaciones por los Derechos Humanos es la solicitud
de medidas cautelares ante la CIDH por parte del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo a favor de los
familiares en el caso del Palacio de Justicia Vs. Colombia, 13 de septiembre de 2010. Ante la falta de protección,
uno de los peticionarios debió exiliarse del país habida cuenta del peligro en que se hallaba;Ver, para una postura
similar, Amnistía Internacional, ob. cit., p. 2.
76
Coalición Internacional de Organizaciones por los Derechos Humanos de las Américas. Observaciones al Pro-
ceso de Reflexión sobre el Funcionamiento de la Comisión Interamericana para el Fortalecimiento del Sistema Interamericano
de Protección de Derechos Humanos, cit., p. 11.
Varios Estados propusieron esta moción.
77
123
se bast ián alejandro rey ( d irector)
la decisión sea aprobada por una mayoría absoluta o especial de los miembros
de la C I D H [artículos 18 y 45 del Reglamento de la C I D H ]”78.
La C I D H se limitó a informar que todos sus integrantes son consultados a
los efectos de tomar una decisión. Explicó, además, que la deliberación se hace
de modo virtual. En consecuencia, dejó bien en claro que la responsabilidad
por las medidas cautelares dictadas era del órgano y todos sus integrantes. No
obstante lo anterior, la práctica de la C I D H indica que la consulta de modo vir-
tual a los comisionados y comisionadas, en todos los casos, se viene realizando
hace relativamente poco tiempo, ya que como señaló un entrevistado, aun
entrado el nuevo milenio, la decisión pasaba en los hechos por el presidente de
la C I D H , en virtud de un trabajo previo realizado por la Secretaría Ejecutiva.
Finalmente, la C I D H no aceptó fijar una mayoría calificada en decisiones de
este tipo, pero se comprometió a incluir los votos de los comisionados y comi-
sionadas en las decisiones públicas que comenzarían a dictarse en lo sucesivo.
79
Cf. Observaciones al Proceso de Reflexión sobre el Funcionamiento de la Comisión Interamericana para el
fortalecimiento del Sistema Interamericano de protección de derechos humanos, Informe para la Consideración del
Consejo Permanente, cit., p. 11.
Ibídem.
80
Cf. Consejo Permanente de la OEA, Grupo de Trabajo Especial de Reflexión sobre el Funcionamiento de la
81
para el Fortalecimiento del SIDH, Intervención de la Delegación de México sobre los temas “Desafíos y objeti-
vos de mediano y largo plazo del Sistema Interamericano de Derechos Humanos” y “Medidas Cautelares”, cit.
124
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia), Conectas Direitos Humanos, Centro de
84
Estudios Legales y Sociales (CELS), Instituto de Defensa Legal (IDL), Due Process of Law Foundation (DPLF)
y Fundación Construir, Aportes para una agenda integral para el fortalecimiento del Sistema Interamericano de Derechos
Humanos, 31 de octubre de 2011, p. 9.
125
se bast ián alejandro rey ( d irector)
CIDH, Respuesta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos al Consejo Permanente, cit., p. 24.
85
86
Consejo Permanente de la OEA, Grupo de Trabajo Especial de Reflexión sobre el Funcionamiento de la
CIDH para el Fortalecimiento del SIDH, Propuestas de la Delegación de Brasil sobre los Temas “Fundamen-
tación de Decisiones”, “Trámite de Peticiones, de Casos y de Medidas Cautelares”, “Plazos para los Estados”,
“Mecanismo de Soluciones Amistosas”, “Promoción de Derechos Humanos” y “Gestión Transparente”, cit.
126
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
127
se bast ián alejandro rey ( d irector)
128
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
e) Algunas conclusiones
Más allá del debate que puede suscitar la cuestión relativa a los criterios
de la C I D H para otorgar medidas cautelares, lo cierto es que en los últimos
treinta años este mecanismo logró que los Estados adoptaran medidas para
proteger a personas o grupos de personas en riesgo, por causa de su trabajo o
afiliación, o involucradas en procesos que podrían derivar en daños a su vida
o a su integridad personal, su salud, la familia y hasta el medio ambiente88. En
Consejo Permanente de la OEA, Grupo de Trabajo Especial de Reflexión sobre el Funcionamiento de la
88
CIDH para el Fortalecimiento del SIDH, Presentación de la Secretaría Ejecutiva de la CIDH sobre el tema
129
se bast ián alejandro rey ( d irector)
130
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Medina Quiroga, Cecilia; Nash Rojas, Claudio; Sistema Interamericano de Derechos Humanos: Introducción a sus
90
Mecanismos de Protección, Universidad de Chile, Facultad de Derecho, Centro de Derechos Humanos. Andros
Impresores, Santiago, 2007, p. 94.
131
Capítulo 5.
El procedimiento ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos
5
.Cf. artículos 51 y 62 de la CADH. Sobre los aspectos procesales del SIDH, ver Faúndez Ledesma, Héctor, El
Sistema Interamericano de Derechos Humanos: Aspectos Institucionales y Procesales, segunda edición revisada y puesta al
día, IIDH, San José, 1999.
133
se bast ián alejandro rey ( d irector)
134
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
mora en el trámite que obedecen a numerosas razones, entre las que destacamos
la judicialización indebida, la formalización innecesaria del proceso, las múlti-
ples etapas ante la CI DH , los innumerables traslados de documentos, el escaso
presupuesto que limita la posibilidad de aumentar el número de abogados/as
contratados/as y problemas administrativos.Todo ello tiene un impacto negati-
vo para la resolución de los casos, generando un atraso y una congestión desme-
dida. Hoy en día este mecanismo lejos de ser ágil y eficaz es complejo e impide
en muchos casos la obtención de justicia y la protección efectiva de derechos
Si bien durante los últimos años se han realizado diferentes reformas tanto al
Reglamento de la CIDH como al de la Corte IDH , dichas modificaciones no han
resuelto los problemas que presenta el sistema de peticiones individuales. Por el
contrario, como explicaremos más adelante, la mayoría de estas se centran en la
rigurosidad del proceso y el establecimiento de etapas, criterios y pautas que, en
general, desdibuja el objetivo principal de la protección internacional.
Creemos que las discusiones deben centrarse en, por un lado, establecer re-
glas de procedimiento claras que permitan que el procedimiento ante el S I D H
sea previsible para todos los usuarios del sistema, incluidos los Estados, y por
el otro, garantizar mayor y mejor protección a las víctimas de violaciones de
derechos humanos. Una de las características que ha tenido el último Proceso
de reflexión sobre el funcionamiento de la Comisión Interamericana de De-
rechos Humanos para el fortalecimiento del Sistema Interamericano de Dere-
chos Humanos (P F ) fue que se debatieron las formas, plazos, requisitos de ac-
ceso y criterios de admisibilidad de modo tal de incrementar la judicialización
del trámite de peticiones ante la C I D H , lo cual no implica siempre una mayor
protección para las víctimas. En efecto, una de las características de los sistemas
de protección internacional de los derechos humanos es la desigualdad de las
partes, lo que justifica cierta flexibilidad en favor de quien se encuentra en
condiciones de indefensión. Claro está que el criterio recién señalado se aplica
de modo diverso, puesto que no todas las víctimas de violaciones de derechos
humanos tienen el mismo grado de vulnerabilidad.
135
se bast ián alejandro rey ( d irector)
9
Cf. CEJIL, Documento de Coyuntura n.° 8, cit.
10
Cf. artículos 50 y 51 de la CADH
11
Human Rights Clinic, University of Texas School of Law, Maximizando la justicia, minimizando la demora.Acelerando
los procedimientos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, diciembre de 2011, disponible en http://w2.ucab.
edu.ve/tl_files/CDH/recursos/Maximizando%20la%20justicia%20minimizando%20la%20demora%20-%20
Estudio%20Clinica%20en%20Derechos%20Humanos%20Universidad%20de%20Texas%20at%20Austin.pdf
12
Ídem, pp. 55 y ss.
136
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Reforma del Reglamento de la Corte, aprobado por la Corte en su XLIX período ordinario de sesiones
16
celebrado del 16 al 25 de noviembre de 2000 y enmendado parcialmente durante su periodo ordinario LXI de
noviembre 20 a diciembre 4 de 2003.
Cf. artículo 23 del Reglamento de la Corte IDH.
17
Aprobado por la Corte en su LXXXV Período Ordinario de Sesiones celebrado del 16 al 28 de noviem-
18
bre de 2009.
137
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Ídem, p. 38.
20
138
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
139
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Disponible en http://www.oas.org/es/cidh/actividades/seminario2012audios.asp
24
Disponibles en http://www.oas.org/es/cidh/consulta/1_peticiones_comments.asp
25
140
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
advirtieron que las demoras excesivas de los trámites de los casos individuales
no se deben a los plazos vigentes. Sobre el archivo de peticiones y la propuesta
de establecer criterios al efecto, incluyendo el de inactividad procesal, señala-
ron que en la mayoría de las ocasiones la inactividad es producto del accionar
de los Estados o de la C I D H y que aun en los casos en los que la demora o
inactividad procesal se deba al peticionario, ello no implica la desaparición de
la responsabilidad internacional de los Estados en cuestión.
Como resultado de todo este proceso, el 23 de octubre de 2012 la C I D H
emitió su respuesta a las recomendaciones del G T 26. Allí señaló que la apli-
cación rigurosa de los criterios de admisibilidad de peticiones y las medidas
a adoptar al respecto, no pueden disminuir la finalidad última del sistema
de peticiones individuales, es decir, el acceso a la protección de derechos
humanos. Sobre la ampliación de los criterios de archivo de peticiones, en
particular en caso de larga inactividad procesal, advirtió que no deben ser
aplicados a las situaciones de inactividad procesal por mora del Estado o
de la propia C I D H . En relación con su inactividad la relacionó con la falta
de recursos financieros, que se traduce en la falta de recursos humanos, que
impiden cumplir con los plazos y acelerar el trámite de los casos. Por ende,
consideró que las consecuencias de la lentitud del procedimiento debida a
un insuficiente financiamiento no pueden ser trasladables a las víctimas de
violaciones de derechos humanos.
Finalmente, el 15 de febrero de 2013 la C I D H publicó un proyecto de
reformas a su reglamento, políticas y prácticas, sobre el cual abrió un nuevo
período de consultas. La principal crítica a este proyecto se vinculaba prin-
cipalmente con el archivo de peticiones en caso de inactividad procesal por
parte del peticionario. Varias organizaciones de la sociedad civil señalaron el
peligro de impunidad que tal criterio podía acarrear y advirtieron que podía
generar presiones o persecuciones sobre la víctima para que abandone el li-
tigio. Los Estados miembros, de un modo general, no presentaron oposición
significativa al proyecto.
Un mes después, la C I D H aprobó la Resolución 1/13 sobre la Reforma del
Reglamento, Políticas y Prácticas.
26
CIDH, Respuesta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos al Consejo Permanente de la Organización de
los Estados Americanos respecto de las recomendaciones contenidas en el Informe del Grupo de Trabajo Especial de Reflexión
sobre el Funcionamiento de la CIDH para el Fortalecimiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, Washing-
ton D.C., cit.
141
se bast ián alejandro rey ( d irector)
142
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143
se bast ián alejandro rey ( d irector)
144
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meAnual-Cap2-A-B.pdf
145
se bast ián alejandro rey ( d irector)
En la práctica se otorgaban prórrogas a los Estados para cumplir las recomendaciones y la CIDH en sus notas
30
advertía que se les daba una prórroga que suspendía el plazo de envió del caso a la Corte IDH.
146
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
debe olvidarse que la Corte I D H tramita menos del 1% de las denuncias que
recibe la C I D H anualmente.
En este sentido, las demoras en el procedimiento ante la C I D H perjudican
tanto a la víctima que no encuentra reparación, como al Estado que pierde un
valioso tiempo para remediar el caso entre el momento en que se presenta la
denuncia y en que se le da traslado31. Sobre este punto, uno de los entrevista-
dos manifestó su preocupación con el hecho de que cada día más gente se esté
mudando del S I D H al sistema de Naciones Unidas, pese a que son concientes
de que las reparaciones en uno y otro sistema son sustancialmente diferentes.
Y la única razón es que en el sistema universal al menos resolverán algo en un
tiempo prudente.
Una medida que entendemos podría reducir los tiempos ante la C I D H , al
redundar en una disminución de denuncias presentadas, es el mayor cumpli-
miento de las reparaciones ordenadas por la C I D H o la Corte I D H en casos
donde se deban realizar modificaciones estructurales dentro de un Estado.
Algo parecido ocurriría si la C I D H acumulase en mayor medida las peticiones
similares y promoviese soluciones amistosas “colectivas” que le evite resolver
muchas veces la misma cuestión.
El resultado del P F 2011-2013 en cuanto al procedimiento ante la C I D H
tuvo como resultado una mayor judicialización y formalización, lo cual puede
resultar a la larga perjudicial para las víctimas. Creemos que el S I D H debe dis-
cutir seriamente si va a pasar a ser un sistema de doble instancia jurisdiccional
o si la C I D H continuará siendo un órgano político donde con alto grado de
flexibilidad puede resolver situaciones de violaciones de derechos humanos
a través del sistema de denuncias y soluciones amistosas, cuestiones que un
tribunal no puede realizar. Porque en función de ello es que deberá pensarse
las reglas vinculadas a plazos, prórrogas, etc.
En un contexto donde el procedimiento ante la C I D H ya no es tan político
sino que se ha judicializado, creemos que deberían empezar a evaluarse otros
temas. A modo de ejemplo, podemos mencionar un aspecto que no fue discu-
tido en el P F , como es la posibilidad de la víctima de impugnar la decisión de
la C I D H de no someter un caso ante la Corte I D H . En función del principio de
igualdad de armas, un Estado que es declarado responsable de violaciones de
31
Uno de los entrevistados manifestó que la CIDH había reducido entre el año 2007 y el 2012 el tiempo de
tramitación de una petición en más de dos años, pero una de las consecuencias del PF fue que se destinaron
muchísimos recursos para “la defensa” del SIDH y los retrasos volvieron a ser tan extensos como antes.
147
se bast ián alejandro rey ( d irector)
148
Capítulo 6.
El (des)financiamiento de los órganos de protección
del Sistema Interamericano de Derechos Humanos:
la madre de todas las batallas
Todas las fuentes que hemos consultado, sin excepción, coinciden en que el
esquema de financiamiento del SIDH es, hace tiempo, absolutamente inadecuado.
Ya en el año 1997, ciento ochenta organismos de derechos humanos de
América declararon que “la orientación que debe guiar el proceso [de la re-
1
Cf. Holmes, Stephen y Sunstein, Cass R., El costo de los derechos. Por qué la libertad depende de los impuestos, 1.ª
edición, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2011.
149
se bast ián alejandro rey ( d irector)
forma propuesta por entonces], debe considerar, entre otros aspectos, la asig-
nación de los recursos necesarios para el funcionamiento del sistema”2.
Años después, el entonces secretario general Gaviria Trujillo expresó
que “existe la idea de que el financiamiento del sistema de derechos huma-
nos es cada vez más inadecuado. Lo que se necesita, ante todo, es un mayor
volumen de recursos destinado al sistema. Además, una fuente de finan-
ciamiento más racional y previsible corregiría algunas de las dificultades
actuales del sistema”3.
El actual secretario general de la O E A , por su parte, señaló que “todos los
desafíos [del sistema] conducen a reexaminar las precariedades del financia-
miento del S I D H ”4.
En el mismo sentido, según un informe elaborado por C E J I L , el “S I D H
cuenta con un presupuesto exiguo que puede llegar a poner en jaque la efec-
tiva protección de los derechos humanos que al efecto realiza, al volver casi
imposible el cumplimiento de los mandatos asignados a sus órganos por los
Estados miembros de la O E A ”5.
Los/as especialistas entrevistados/as para esta investigación también coin-
cidieron en que el S I D H “es el más pobre del mundo”, “que con tan pocos
recursos la C I D H y la Corte I D H no pueden funcionar”, “que los Estados hace
veinte años que están diciendo que hay que financiar el sistema y no hacen
nada” y que “la solución para la gran cantidad de los problemas que se plan-
tearon durante el P F es más dinero”.
2
Pronunciamiento de 180 Organismos de Derechos Humanos ante la Asamblea General de la OEA, Lima,
Perú, 4 de junio de 1997, punto 4 e).
3
Gaviria Trujillo, César, El Financiamiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, basado en el informe
elaborado por el secretario general de la OEA para el Grupo de Trabajo Ad-Hoc sobre los Derechos Humanos
creado por los ministros de Relaciones Exteriores reunidos el 22 de noviembre de 1999 en San José, Costa Rica,
2000, en Revista del Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Edición Especial, p. 1.
4
Insulza, José M., “Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos: presente y futuro”, Anua-
rio de Derechos Humanos, Universidad de Chile, 2006, p. 125.
5
CEJIL, Informe de CEJIL, Situación Financiera del SIDH, 14 de marzo de 2013, p. 1, disponible en http://cejil.
org/sites/default/files/2013%2003%2014%20Financiamiento%20SIDH.pdf
150
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153
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10
Cf. OEA, Informe Anual del secretario general, año 2012. Departamento de Servicios de Gestión Financie-
ra y Administrativa (DFAMS), Resultados Presupuestarios, p. 45, disponible en http://scm.oas.org/pdfs/2013/
AG06097S.pdf
11
Cf. OEA, Informe Anual del secretario general, año 2010. Departamento de Gestión Financiera y Adminis-
trativa (DGFA), Resultados Presupuestarios, p. 53, disponible en http://scm.oas.org/pdfs/2011/AG05411S.pdf
12
Cf. OEA, Informe Anual del secretario general, año 2009. Departamento de Servicios de Gestión Financie-
ra y Administrativa (DFAMS), Resultados Presupuestarios, p. 57, disponible en http://scm.oas.org/pdfs/2010/
AG05011S.pdf
Cf. OEA, Informe Anual del secretario general, año 2008. Anexo C, Estados Financieros, p. 181, disponible en
13
http://www.oas.org/SGInfAnual/2009/INFORME%20DEL%20SG%20ESPANOL-Rev-%2028MAY09.pdf
Cf. OEA, Informe Anual del secretario general, año 2007. Anexo G, Observadores Permanentes, pp. 200 y
14
154
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17
US Senate, 112th CONGRESS, 1st Session, H. R. 2542: To withhold twenty percent of United States assessed
and voluntary contributions to the Organization of American States (OAS) for every permanent council mee-
ting that takes place where... (Introduced in House - IH), July 14, 2011.
Rogin, Josh, House panel votes to defund the OAS,The Washington Post, 20 de julio de 2011, disponible en http://
18
www.washingtonpost.com/world/national-security/house-panel-votes-to-defund-the-oas/2011/07/20/gI-
QAFOsWRI_story.html
Ibídem.
19
155
se bast ián alejandro rey ( d irector)
países de las Américas: América del Norte, Caribe, América Central y América
del Sur. Con todos ellos nos unen especiales vínculos históricos y culturales
de una historia compartida, conformada por una identidad de valores y prin-
cipios democráticos sociales y económicos, y por los nuevos retos y realida-
des como las inversiones, migraciones e intereses económicos y comerciales”.
Además, se afirmó que la cooperación consiste “en una doble ventanilla, a tra-
vés de la cual se articula la cooperación política y la cooperación al desarrollo
de España con la Organización”.
Ese aspecto de la relación entre el Reino de España y la O E A también se ve
reflejado en la posibilidad de decidir qué políticas financiar. Así, según dicta
el Senado, “la Cooperación Española se centra en cuatro líneas programáticas
de importancia fundamental para las actividades de la O E A : el Programa hu-
manitario de asistencia para el desminado en Centroamérica; los Planes de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (C I D H ); el Proyecto para el
Fortalecimiento de las Comisiones Nacionales de Drogas, en Centroamérica;
de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (C I CA D );
y el Programa Especial de Capacitación (P E C )”20.
Coherente con la consecución de sus intereses en la región, desde su crea-
ción hasta el 2011 el Fondo Español ha gestionado la realización de casi 100
proyectos en sectores prioritarios para la O E A y para España21.
Puede observarse también que Gaviria, siendo S G , se presentó ante el Se-
nado español para informar sobre la O E A y la Comunidad Iberoamericana de
Naciones, es decir, para realizar una suerte de rendición de cuentas al Senado
sobre lo que la O E A logró por medio de los fondos aportados por España.
Ello se ve explicitado en preguntas como la que requiere que el secretario
deje sentado qué rol pretende que España y la Unión Europea ocupen en
la O E A , al mismo tiempo que se pide que explicite el estado de la situación
latinoamericana respecto del tráfico de estupefacientes, de la impunidad, de la
corrupción y de la educación22.
Cf. Serie I: BOLETÍN GENERAL 18 de julio de 2001 n.º 242. Contestación del Gobierno a la pregunta
20
de don DIEGO MIGUEL ASENSIO MARTÍNEZ, sobre la contribución económica de España durante los
años 1999 y 2000 al presupuesto de la Organización de Estados Americanos con indicación de las previsiones
existentes para el año 2001 (684/004843).
La cooperación española con la OEA de 2006 a 2011: Balance y resultados.Trabajando unidos por las Américas, p. 5.
21
Cortes Generales. Diario de Sesiones del Senado. Comisión de asuntos iberoamericanos. VII Legislatura.
22
Comisiones. n.º 93. Lunes 26 de febrero de 2001. Orden del día: Comparecencia de don César Gaviria, secretario
156
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
d) El (des)financiamiento del S I D H :
el pilar débil de la Organización de los Estados Americanos
general de la OEA, para informar sobre la Organización de Estados Americanos y la Comunidad Iberoamericana de Naciones
(Número de expediente 715/000056).
23
Cf. European Union helping fund US policy in Latin America?, disponible en http://www.internationalpo-
licydigest.org/2014/04/10/eu-helping-fund-u-s-policy-latin-america/
Cf. OEA, CIDH, Recursos Financieros, Figura 1: CIDH como porcentaje del presupuesto ajustado de la OEA del 2006,
24
disponible en http://www.cidh.org/recursos2006.sp.htm
Cf. Corte IDH, Resumen de Donaciones Septiembre 1995-Junio 2009. Presupuesto anual. Enero/diciembre de 2006,
25
disponible en http://www.corteidh.or.cr/index.php/al-dia/aportes-donaciones
Cf. Corte IDH, Resumen de Donaciones Septiembre 1995-Junio 2009. Aporte Adicional al Presupuesto. mayo 2006,
26
disponible en http://www.corteidh.or.cr/index.php/al-dia/aportes-donaciones
Como contracara, Romano señala que entre el año 1998 y el 2004 el TEDH pasó de recibir 25 millones de
27
dólares a 50 millones. Cf. Romano, Cesare P.R., “The Price of International Justice”, Legal Studies Paper n.º
2007-13, Leiden, 2005, p. 290.
Cf. OEA, CIDH, Recursos Financieros, Figura 1: CIDH como porcentaje del presupuesto ajustado de la OEA del 2007,
28
disponible en http://www.cidh.org/recursos2007.sp.htm
Cf. Corte IDH, Resumen de Donaciones Período 2007. Presupuesto Anual. Enero, abril, julio, octubre 2007, disponi-
29
ble en http://www.corteidh.or.cr/index.php/al-dia/aportes-donaciones
157
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Cf. OEA, CIDH, Recursos Financieros, Figura 1: CIDH como porcentaje del presupuesto ajustado de la OEA del 2008,
30
disponible en http://www.cidh.org/pdf%20files/Participation%20of%20IACHR%20in%20the%202008%20
OAS%20Budget_espa%C3%B1ol.pdf
Cf. Corte IDH, Resumen de Donaciones Período 2008. Presupuesto Anual. Enero/diciembre 2008, disponible en
31
http://www.corteidh.or.cr/index.php/al-dia/aportes-donaciones
32
Cf. OEA, CIDH, Recursos Financieros, Figura 1: CIDH como porcentaje del presupuesto ajustado de la OEA del 2009, dis-
ponible en http://www.cidh.org/pdf%20files/Report%20contributions%20to%20IACHR_2009_web_spanish.pdf
Cf. Corte IDH, Resumen de Donaciones Período 2009. Presupuesto Anual, desembolsos trimestrales. Enero/diciembre
33
disponible en http://www.cidh.oas.org/annualrep/2010sp/2010Contribuciones.a.la.CIDH_certified.pdf
Cf. Corte IDH, Resumen de Donaciones Período 2010. Presupuesto Anual, desembolsos trimestrales. Enero/diciembre
35
ponible en http://www.corteidh.or.cr/index.php/al-dia/aportes-donaciones
158
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Cf. OEA, Programa- Presupuesto de la Organización 2013, Aprobado por la Asamblea General en el XLIII Perío-
41
159
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160
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
161
se bast ián alejandro rey ( d irector)
interés de turno del Estado que realizaba el aporte, pero que al ser tempora-
les impedía cualquier organización estratégica del trabajo a mediano o largo
plazo. Asimismo, coincidieron en que era difícil de probar que los aportes
externos hayan condicionado la independencia de los/as comisionados/as o
jueces/zas, pero que sin dudas al estar dirigidos para analizar un tema particu-
lar determinan la agenda del S I D H mas no la resolución de los casos.Y eso es
problemático porque ya no son los propios órganos del S I D H quienes deciden
cuáles son los temas importantes y las prioridades en la región. Finalmente,
aunque la consideraron como el ideal a perseguir, casi todos se mostraron
pesimistas con relación a la posibilidad de que las contribuciones voluntarias
sean para fondos genéricos y que después la C I D H y la Corte I D H decidieran
exactamente cómo utilizarlas. Por ende, advirtieron sobre la necesidad de que
el S I D H siga funcionando, ya sea con financiamiento propio de la O E A o con
financiamiento externo, que deberá ser lo suficientemente condicionado para
que no termine afectando la agenda de trabajo de los órganos del sistema.
CIDH, Plan Estratégico 2011-2015, cit., p. 42. En el mismo sentido, ver Insulza, José M., ob. cit., pp. 121 y 122.
50
162
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51
Cf. CIDH, Proceso de reforma-2012, Metodología de la CIDH para revisar normas reglamentarias, políticas y prácti-
cas con el fin de fortalecer el sistema interamericano de derechos humanos,Washington DC, 3 de agosto de 2012, pp. 4 y 5.
Cf. CEJIL, Documento de Coyuntura n.º 8, cit., p. 12.
52
Cf. Asociación por los Derechos Civiles, ob. cit., pp. 7-9.
54
163
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164
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Ídem, p. 4.
59
Shelton, Dinah, “The Independence of International Tribunals”, en Cançado Trindade, Antonio A. (editor), El
60
Mundo Moderno de los Derechos Humanos. Ensayos en honor a Thomas Buergentahl, IIDH, 1996, San José, p. 300.
Ídem, p. 301.
61
Ídem, p. 312.
62
165
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TEDH, Case of Delcourt v. Belgium, 17 de enero de 1970, Serie A, n.º 11, párr. 31.
63
64
La Presidencia del Grupo de Trabajo Especial, en coordinación con la Presidencia de la CAJP, también im-
pulsó la consideración de este tema en la sesión ordinaria del Consejo Permanente del 19 de octubre de 2011,
ocasión en la que se recibieron las presentaciones de la Presidencia y de la Secretaría Ejecutiva de la CIDH sobre
el Plan Estratégico 2011-2015 de la CIDH; del secretario ejecutivo de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos sobre los Lineamientos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos 2010-2015; así como del
secretario de Administración y Finanzas de la Secretaría General de la OEA (planteamiento de medidas para
lograr un incremento efectivo de los recursos económicos asignados a la Corte Interamericana de Derechos
Humanos y a la CIDH en el programa-presupuesto de la Organización).
166
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
167
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Toda vez que entendemos que el S I D H también está integrado por sus
usuarios, también estimamos necesario analizar y problematizar el financia-
miento de los actores que actúan ante la C I D H y la Corte I D H .
En particular, nos interesó saber hasta qué punto y en qué medida el finan-
ciamiento de las organizaciones de la sociedad civil que actúan ante el sistema
puede incidir en su agenda.
65
Cf. Consejo Permanente de la OEA, Informe del Grupo de Trabajo Especial de Reflexión sobre el Funcio-
namiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para el fortalecimiento del sistema interame-
ricano de derechos humanos para la consideración del Consejo Permanente, OEA/Ser.GGT/SIDH-13/11 rev.
2, 13 de diciembre de 2011.
66
La discusión se generó en torno a la inclusión del término “preferentemente”, ya que varias delegaciones
solicitaron que no se incluya esta palabra (Venezuela, Ecuador, Granada, Nicaragua y Bolivia), mientras que otras
solicitaron que se mantenga (Estados Unidos, Bahamas y Barbados).
Cf. Asamblea General de la OEA, AG/RES. 1 (XLIV-E/13), cit.
67
168
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170
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171
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172
Capítulo 7.
El funcionamiento de las Relatorías
de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos
173
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3
Cf. Boyle, Alan y Chinkin, Christine, The Making of International Law, Oxford University Press, Oxford, 2007,
p. 211 y Henkin, Louis, International Law, Politics and Values, Dordrecht, 1995, pp. 94 y 192.
174
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
ble para que se los sancione (...) crea un efecto interesante en la sociedad,
porque aquellos que estuvieron señalando estas situaciones problemáticas
ahora no sienten que solo nosotros prestamos atención, sino que toda la co-
munidad internacional está al tanto. Da un reconocimiento oficial a los pro-
blemas que afectan a una sociedad, a un país. En muchos casos, si uno como
relator especial dice algo, eso es recogido por la comunidad internacional y
toma estatus público”4.
Heyns alude, precisamente, al fenómeno del soft law. En efecto, el uso del
soft law en el derecho internacional de los derechos humanos pretende per-
suadir a un Estado infractor para que adecúe su comportamiento a estándares
aceptables. En el seno de Naciones Unidas se recurre a debates públicos, como
en la Asamblea General, sobre el comportamiento en que incurren algunos
Estados, de los cuales se obtienen resoluciones de condena, comunicados de
prensa, informes anuales, temáticos y por país, de Relatorías y grupos de tra-
bajo o expertos independientes, etc. En relación con los órganos creados por
los sistemas de derechos humanos, tanto a nivel regional como universal, se
advierte que las recomendaciones que emiten tienen impacto, puesto que
exponen ante la comunidad internacional los índices de cumplimiento o in-
cumplimiento de un tratando en cuestión5.
En la era de las comunicaciones y las relaciones “glocalizadas”6 donde
las relaciones internacionales adquieren relevancia en función de una lógica
de cooperación, de cara al mercado de maximización de beneficios al menor
costo, el respeto adquiere un valor que sobrepasa los límites de lo simbólico.
Más aún, dejando de lado la economía, la presión internacional que puede
ejercerse sobre un Gobierno por comportamientos no tolerados puede pro-
vocar una pérdida de su credibilidad y, consiguientemente, de poder7.
4
Entrevista a Christof Heyns en Revista de Derechos Humanos, Ediciones INFOJUS, Buenos Aires, 2013,
n.º 2 , p. 394.
Cf. Steiner Christian y Leyers, Simone, “La Corte IDH: impulsora de una efectiva protección de los DDHH”,
5
175
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10
CHR, Resolution 20 (XXXVI).
176
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177
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marzo de 2006.
Consejo de Derechos Humanos, Construcción Institucional del Consejo de Derechos Humanos, Resolución
14
especiales del Consejo de Derechos Humanos, Resolución 5/2, 18 de junio de 2007, A/HRC/5/21.
Consejo de Derechos Humanos, Construcción Institucional del Consejo de Derechos Humanos, cit., artículo 39.
16
17
Ídem, artículo 41.
18
Ídem, artículo 40.
19
Ídem, artículo 42.
178
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
20
Ídem, artículo 52.
Consejo de Derechos Humanos, Código de conducta para los titulares de mandatos de los procedimientos
21
chos Humanos, 15.ª Reunión Anual de los titulares de mandatos de los procedimientos especiales, junio de 2008.
25
Consejo de Derechos Humanos, Procedimiento Interno de Asesoramiento para Examinar las Prácticas y los Mé-
todos de Trabajo, 15.ª Reunión Anual de los titulares de mandatos de los procedimientos especiales, junio de 2008.
179
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Cf. Consejo de Derechos Humanos, Examen de la labor y el funcionamiento del Consejo de Derechos Hu-
26
180
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
29
Cf. artículo 15.2 del Reglamento de la CIDH. En la actualidad, José de Jesús Orozco Henríquez es relator
para Antigua y Barbuda, Colombia, Costa Rica, Granada, Panamá y San Kitts y Nevis; Felipe González para
Brasil, Cuba, Estados Unidos y Venezuela; James L. Cavallaro para Barbados, Guatemala, Guyana, México, Perú
y Trinidad y Tobago; Paulo Vannuchi para Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay; Tracy Robinson es relatora
para Bahamas, Honduras, Nicaragua y Surinam; Rosa María Ortiz para Belice, Dominica, El Salvador, Repú-
blica Dominicana, San Vicente y las Granadinas y Santa Lucía y Rose-Marie Belle Antoine para Canadá, Chile,
Ecuador, Haití y Jamaica.
Cf. artículo 15.4 del Reglamento de la CIDH.
30
31
Actualmente José de Jesús Orozco Henríquez es relator sobre Defensores y Defensoras de Derechos Huma-
nos; Tracy Robinson es relatora sobre los Derechos de las Mujeres y también está a cargo de la Relatoría sobre
los Derechos de las Personas Lesbianas, Gays, Bisexuales,Trans e Intersex; Felipe González es relator sobre los De-
rechos de los Migrantes; James L. Cavallaro es relator de los Derechos de las Personas Privadas de Libertad; Rosa
María Ortiz está a cargo de la Relatoría sobre los Derechos de la Niñez; Rose-Marie Belle Antoine es relatora
sobre los Derechos de las Personas Afrodescendientes y también sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y
Paulo Vannuchi está a cargo de la Unidad sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
181
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Para consultar los requisitos mencionados en el llamado a concurso para cubrir el cargo de relator para la
33
Libertad de Expresión que fuera abierto el 19 de diciembre de 2013 y del cual resultó seleccionado Edison Lanza
en https://www.oas.org/es/cidh/empleos/docs/2013-convocatoria-libertad-expresion.pdf
182
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
34
Al respecto, el artículo15.6 del Reglamento de la CIDH simplemente dice que “las personas a cargo de las
Relatorías temáticas y especiales desempeñarán sus actividades en coordinación con aquellas a cargo de las Re-
latorías de país”.
El artículo 15.7 del Reglamento de la CIDH dispone que “el desempeño de las actividades y funciones pre-
35
vistas en los mandatos de las Relatorías se ajustará a las normas del presente Reglamento y a las directivas, códigos
183
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184
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39
CIDH, Derechos de los pueblos indígenas y tribales sobre sus tierras ancestrales y recursos naturales. Normas
y jurisprudencia del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, 30 de diciembre de 2009, OEA/Ser.L/V/
II. Doc. 56/09.
40
CIDH, Comunidades Cautivas: Situación del Pueblo Indígena Guaraní y formas contemporáneas de esclavi-
tud en el Chaco de Bolivia, 24 de diciembre de 2009, OEA/Ser.L/V/II. Doc. 58.
41
CIDH, Pueblos Indígenas en aislamiento voluntario y contacto inicial en las Américas: recomendaciones para
el pleno respeto a sus derechos humanos, 30 de diciembre de 2013, OEA/Ser.L/V/II. Doc. 47/13.
185
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186
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187
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188
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Cf. http://www.oas.org/es/cidh/mujeres/actividades/derechos.asp
48
189
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30 de diciembre de 2010.
51
Entre los días 25 de julio y 2 de agosto de 2011 la Relatoría realizó una visita in loco en México para moni-
torear la situación de las personas migrantes en dicho Estado. A partir de esta visita se presentaron observaciones
preliminares sobre la situación de los migrantes en México. Sin embargo, el informe que la Relatoría presentaría
“en su oportuno tiempo” no fue publicado hasta la fecha.
52
Cf. Meléndez, Florentín, “Las Relatorías de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y las me-
didas cautelares”, IIDH, 2007, disponible en http://iidh-webserver.iidh.ed.cr/multic/UserFiles/Biblioteca/
IIDH/2_2010/XXVCurso_Inter_en_Derechos_Humanos_Discursos_ponencias/F_Melendez.pdf
Caso n.º 12.271, Benito Tide Méndez y otros, República Dominicana y Caso n.º 12.474, Familia Pacheco
53
Tineo, Bolivia.
190
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
191
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192
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
http://www.oas.org/es/cidh/expresion/mandato/equipo.asp
56
http://www.oas.org/es/cidh/expresion/showarticle.asp?artID=166&lID=2 y http://www.oas.org/es/cidh/
57
expresion/empleos_becas/becas.asp
193
se bast ián alejandro rey ( d irector)
cias; realizar visitas a los Estados; elaborar estudios especializados; realizar acti-
vidades de promoción; y solicitar medidas cautelares y provisionales en casos
de extrema gravedad y urgencia58.
Al igual que el resto de las Relatorías, realiza tareas de investigaciones de
estándares de protección relativos a su temática, pero también asiste en forma
permanente a la C I D H en la elaboración de informes de países y en la trami-
tación de denuncias particulares.
Durante el mandato de Pinheiro, la Relatoría comenzó a trabajar conjun-
tamente con otras Relatorías y a tener más actividad por iniciativa propia. De
este modo, elaboró cuatro importantes informes temáticos que, si bien es un
número bajo, representan avances en materia de estándares en su materia. Asi-
mismo, participó en la elaboración de informes temáticos de otras Relatorías
en lo que hace a los derechos de la niñez.
En el año 2008 publicó el primer Informe dedicado exclusivamente al
estudio de la infancia y sus derechos en el sistema interamericano59. Allí, se
analiza el rol que posee la protección de los derechos de los niños, niñas y
adolescentes en el S I D H . Más allá de las consideraciones generales, de los an-
tecedentes jurisprudenciales que se mencionan y de la normativa reunida; el
informe se propone como desafío la consagración de una visión integral de
la protección de los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes que
permita el establecimiento de estándares interamericanos sobre los derechos
humanos de este grupo que aún no han sido tratados en su especificidad por
los órganos del S I D H , como por ejemplo temas relacionados a la protección de
la identidad, adopción, el derecho a no ser separado de sus padres y el deber
del Estado de proteger los derechos de los niños cuando actores privados están
presentes, entre otros.
Un año después, la Relatoría publicó su segundo Informe temático en
donde se ocupó de buscar estándares sobre castigos corporales60.
En el año 2011, la Relatoría publicó un interesante informe sobre la justi-
cia juvenil en el continente61. Es llamativo que, a pesar de que se pone en tela
http://www.oas.org/es/cidh/infancia/mandato/funciones.asp
58
CIDH, La infancia y sus derechos en el Sistema Interamericano de Protección de Derechos Humanos, segun-
59
194
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
de juicio la capacidad de gran parte de los actores del sistema de justicia penal
juvenil para analizar con propiedad los casos de niños, niñas y adolescentes, el
S I D H no ha elaborado capacitaciones o modelos de gestión para abordar esta
temática destinadas a jueces, fiscales, defensores e incluso personal penitencia-
rio, fuerzas de seguridad y policíacas.
Finalmente, en el año 2013 publicó su último Informe temático. En esa
ocasión dedicó su atención a los riesgos de los niños y las niñas frente a las
actuales modalidades de cuidado alternativo al de la familia, en particular,
aquellos supuestos de separación de sus padres, sea por orfandad, por motivos
penales, por imposibilidades de cuidado o por abandono paterno62. En una
lectura más global del informe, es destacable que las pautas que en su mayor
parte establece la Relatoría en base a la crianza de los niños es asimilable en la
casi totalidad de los puntos a las elaboradas por la Corte I D H en el caso “For-
neron e hija vs. Argentina”63.
De la información suministrada por la Relatoría puede observarse que,
además de los 4 informes especiales mencionados, ha colaborado con la C I D H
en la elaboración de 15 informes por país y 11 informes anuales en lo que
respecta a su temática.
Con relación a los casos particulares llegados al sistema, participó en 115
informes de admisibilidad, 26 de fondo, 12 soluciones amistosas, 37 medidas
cautelares, 88 medidas previsionales, 83 audiencias y 24 casos enviados a la
Corte I D H . Asimismo, ha realizado 14 visitas a países, algunas por iniciativa
propia y otras por pedido de los comisionados por país64. Por último, par-
ticipó y organizó numerosas actividades de promoción como reuniones de
expertos y expertas sobre los derechos de la niñez y la adolescencia a los fines
de poder trabajar ciertas problemáticas relacionadas con la niñez. Es interesan-
te destacar que no todas las reuniones han sido organizadas por la Relatoría.
En efecto, ha participado de reuniones instauradas por otros entes ya sean
estatales o no gubernamentales, donde se discuten temáticas poco abordadas
o nada desarrolladas por el S I D H como los desafíos y nuevas posibilidades en
62
CIDH, Derecho del niño y la niña a la familia. Cuidado alternativo. Poniendo fin a la institucionalización en
las Américas, 17 de octubre de 2013, OEA/Ser.L/V/II. Doc. 54/13.
Corte IDH, Caso Forneron e hija Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de abril de 2012
63
195
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Reunión con Chicos.Net y Ministerio Desarrollo Social sobre Nuevas Tecnologías de la Información y Co-
65
Ponencia sobre el derecho a la alimentación de los niños menores de dos años en el sistema interamericano,
67
14 de septiembre de 2009.
68
Cf. Human Rights Brief, Center for Human Rights and Humanitarian Law, American University,Volume 19,
Issue 1, Año 2011.
69
En el año 2010 en la Argentina, se implementó la Asignación Universal por Hijo (AUH), un subsidio a aque-
llos padres que no poseen un ingreso de acuerdo al salario mínimo, vital y móvil o estén desempleados o trabajen
de modo informal y que permita obtener un seguro social por cada hijo menor. En el año 2011, este beneficio se
extendió a las mujeres embarazadas. El beneficio podrá percibirse siempre y cuando se acredite el cumplimiento
del plan sanitario y la educación obligatoria de los menores por los que se lo percibe. En Brasil, desde el año 2003
existe un sistema muy similar. En Venezuela se llevaron a cabo Misiones educativas y programas de alimentación
escolar que permitieron alfabetizar a gran parte de la población. En el año 2008, ya se había logrado beneficiar
a más de 2 millones de personas. Tanto en Argentina como en Uruguay se dieron experiencias de entrega de
computadoras a fin de lograr una igualdad informática entre los niños en edad escolar, con la condición de que
acudan a clase y finalicen sus estudios. Estas experiencias conocidas como Plan Ceibal en Uruguay y Conectar
Igualdad en Argentina buscan lograr la incorporación de experiencias tecnológicas a la educación.
196
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
AG, Defensores de Derechos Humanos en las Américas, AG/RES. 1711 (XXX-O/00), 5 de junio de 2000.
71
AG, Defensores de Derechos Humanos en las Américas: apoyo a las tareas que desarrollan las personas, grupos
72
y organizaciones de la sociedad civil para la promoción y protección de los derechos humanos en las Américas,
OEA/Ser.P AG/RES. 1818 (XXXI-O/01), 5 de junio de 2001.
CIDH, Informe sobre la situación de las defensoras y defensores de los derechos humanos en las Américas,
73
197
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198
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Privadas de Libertad en las Américas, 131.º Período Ordinario de Sesiones, 31 de marzo de 2008.
CIDH, Informe sobre los derechos humanos de las personas privadas de libertad en las Américas, OEA/
80
diciembre de 2013.
82
Para consultar un comentario a dicho informe ver Gual, Ramiro y Pacilio, Sebastian, “Prisión preventiva. Cul-
tura judicial”, Revista de Derechos Humanos, Ediciones Infojus, Año III, n.° 7, septiembre de 2014 (en prensa).
199
se bast ián alejandro rey ( d irector)
200
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
http://www.oas.org/es/cidh/afrodescendientes/mandato/funciones.asp
84
CIDH, Informe sobre la situación de las personas afrodescendientes en las Américas, OEA/Ser.L/V/II. Doc.
85
201
se bast ián alejandro rey ( d irector)
de septiembre de 2014.
Cf. Reunión de Expertos y Expertas sobre Educación y Cultura y personas LGBTI, Washington D.C., 12
89
202
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Asamblea General de OEA, Normas generales para el funcionamiento de la Secretaría General de la Organi-
91
zación de los Estados Americanos, artículo 74, OEA/Ser.D/I.1.2 Rev.16, 4 de junio de 2012.
CIDH, Fuentes de Financiamiento y Ejecución de Recursos de la Comisión Interamericana de Derechos Hu-
92
203
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Cf. CIDH, Informe Anual 2006, OEA/Ser.L/V/II.127, Doc. 4 rev. 1, 3 de marzo de 2007. Como contracara,
93
durante el mismo año, la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión habría recibido casi US$ 256.000
como contribución del Gobierno de los Estados Unidos. Cf. Relatoría Especial para la Libertad de Expresión,
Informe Anual 2007, volumen II del Informe Anual de la CIDH, marzo de 2008.
CIDH, Fuentes de Financiamiento y Ejecución de Recursos de la Comisión Interamericana de Derechos
94
204
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
http://www.oas.org/es/cidh/expresion/showarticle.asp?artID=105&lID=2
95
Report to the Permanent Council, Anual audit of accounts and financial statements, p. 78.
96
205
se bast ián alejandro rey ( d irector)
97
CIDH, El derecho a la información en el marco jurídico interamericano, OEA/Ser.L/V/II CIDH/RELE/
INF. 1/09, 30 de diciembre de 2009.
98
Sobre este punto, se ha señalado que la CIDH nunca ha dado razones para justificar por qué una Relatoría es
temática o especial, lo cual le quita credibilidad y debilita a las Relatorías no especiales. Cf. Clínica de Derechos
Humanos de la Universidad de Texas y Save the Children, “Estudio sobre la Relatoría sobre los derechos de la
Niñez de la CIDH”, 2001, p. 17.
206
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
207
se bast ián alejandro rey ( d irector)
208
Capítulo 8.
El nivel de cumplimiento estatal de las decisiones
de los órganos del Sistema Interamericano
de Derechos Humanos
1
Cf. Mik, Cezary, “State sovereignty and European Integration: Public International Law, EU Law and Cons-
titutional Law in the Polish Context”, en Walker, Neil (ed.), Sovereignty in Transition, Hart Publishing, Oxford,
2003, pp. 369 y 370.
2
Cf. Rey, Sebastián Alejandro, Juicio y Castigo. Las obligaciones de los estados americanos y su incidencia en el derecho
argentino, Editores del Puerto, Buenos Aires, 2012, pp. 316 y 317.
209
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Estudios Legales y Sociales (CELS), Instituto de Defensa Legal (IDL), Due Process of Law Foundation (DPLF)
210
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
New York University Journal of International Law and Policy, 1995-1996, p. 45.
7
Cf. Limburg, Joseph, “L’autorité de la chose jugée des décisions des juridictions international”, RCADI, tome
30, 1929, p. 523.
211
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Cf. Schulte, Constanze, Compliance with Decisions of the International Court of Justice, International Courts and
8
Tribunals Series, Oxford University Press, New York, 2004, pp. 404 y 405.
Ídem, p. 414.
9
Romano sostiene que los Estados respetan la autoridad del tribunal y hasta Estados Unidos ha comparecido
10
ante la CIJ luego del conflictivo caso sobre las actividades paramilitares en Nicaragua, en reiteradas oportunida-
des. Cf. Romano, Cesare P.R., cit., p. 285.
Cf. Paulson, Colter, “Compliance with Final Judgments of the International Court of Justice since 1987”,
11
212
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Cf. Mbuji, Kabunda Badi, Las legislaciones nacionales y regionales africanas sobre los derechos humanos en África.
13
213
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Ídem, p. 299.
15
Fédération Internationale des Ligues de Droits de l’Homme, “Guide Pratique. La Cour Africaine des droits
16
de l’Homme et des Peuples: vers la Cour Africaine de justice et des droits de l’Homme”, 2010, disponible en
https://www.fidh.org/IMG/pdf/GuideCourAfricaine.pdf
214
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
17
Cf. Beaufort, L., “Some remarks about the European Convention for the Protection of Human Rights and
Fundamental Freedoms”, en Bos, Martin y otros (eds.), Varia juris gentium: questions of international law. Liber ami-
corum presented to Jean Pierre Adrien François at the occasion of his seventieth birthday, Sijthoff, Leyden, 1959, p. 43.
Cf. Robertson, A. H., ob. cit., p. 3.
18
Cf. Buergenthal, Thomas, “The Evolving International Human Rights System”, The American Journal of
19
215
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Morenilla Rodríguez, José María, “Ejecución de las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos”,
22
Revista del Poder Judicial, n.º 15, Madrid, 1989, pp. 53-92.
Ibídem.
23
216
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Cf. Council of Europe, Committee of Ministers, “Rules of the Committee of Ministers for the supervisión
24
of the execution of judgments and of the terms of friendly settlements”, 964th meeting, 10 May 2006.
Cf. Comité de Ministros, Supervisión de la ejecución de las sentencias y decisiones del Tribunal Europeo de
25
217
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Consejo de Europa, Comité de Ministros, Supervisión de la ejecución de las sentencias y decisiones del Tri-
27
Rights and the Ongoing Reforms of the European Court of Human Rights (With a Case Study on Cyprus and Turkey),
Intersentia, Antwerp-Oxford-Portland, 2010, p. 92.
218
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
derechos internos”29. Es decir, ningún Estado podrá alegar una norma de de-
recho interno para dejar de cumplir una obligación internacional, conforme
dispone el artículo 27 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados de 1969.
La función de supervisión es llevada a cabo por la Corte I D H mediante
el dictado de nuevas sentencias, denominadas “Supervisión de cumplimiento
de sentencia”, donde determina qué reparaciones ha cumplido el Estado en
cuestión y cuáles no, e insta a hacerlo. Dicho incumplimiento es informado
a la AG –órgano político de la O E A – de conformidad con lo dispuesto por el
artículo 65 de la CA D H . Una vez que se notifica la sentencia y transcurrido
un plazo, generalmente de un año, la Corte I D H inicia la supervisión de sus
decisiones. Este procedimiento implica, en primer término, que el tribunal
solicite información al Estado sobre las actividades desarrolladas para cumplir
las medidas de reparación dispuestas en el fallo, así como recabar las observa-
ciones de la C I D H y de las víctimas o sus representantes. Contando con dicha
información, emite una resolución fundada en la que determina si hubo cum-
plimiento de lo resuelto y orienta las acciones del Estado para este fin. Si lo
considera necesario, puede convocar a una audiencia luego de la cual emite
una resolución30.
En los supuestos de incumplimientos, “la Corte I D H eleva una comunica-
ción de dicha circunstancia a la Asamblea General de la O E A , órgano político
por excelencia, donde se encuentran representados todos los miembros de la
Organización. El Estatuto prevé expresamente en su artículo 30, la elevación
de un informe de la labor de la Corte en el año anterior en cada período or-
dinario de sesiones, en el cual se señalan los casos en que un Estado no haya
dado cumplimiento a sus fallos”31.
Corte IDH, Caso Acevedo Buendía y otros (“Cesantes y Jubilados de la Contraloría”) Vs. Perú. Supervisión de
29
219
se bast ián alejandro rey ( d irector)
i) Sistema europeo
De acuerdo con un relevamiento que comprende las sentencias y los re-
portes anuales desde el año 1996 hasta el año 2010, las medidas ordenadas
por el T E D H registran un nivel de cumplimiento razonable34. Actualmente, se
considera que dicho nivel es positivo, aunque algunos doctrinarios han sido
críticos al respecto35. En especial, se ha considerado que los Estados del centro
y este de Europa han encontrado particulares dificultades para cumplir con
ciertas decisiones.
El informe del Comité de Ministros del año 2012 destaca que, desde la
entrada en vigencia del Protocolo n.º 14 y las nuevas metodologías imple-
mentadas, se ha incrementado el número de leading cases cerrados. Se ha con-
cluido que los casos que han obtenido una decisión final con posterioridad al
Ibídem.
32
33
Cf. CEJIL, Aportes para la reflexión sobre posibles reformas al funcionamiento de la Comisión Interamericana y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, cit.
Basch, Fernando, Filippini, Leonardo y otros; “La Efectividad del Sistema Interamericano de Protección de
34
220
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
año 2011 o que han sido resueltos bajo los nuevos métodos son ejecutados y
cerrados más rápidamente que los antiguos casos. El mayor cumplimiento de
los leading cases refuerza la idea de que las capacidades internas de los Estados
para lidiar con estos nuevos casos ha mejorado. Asimismo, se han evidenciado
progresos en el pago de indemnizaciones. El nivel de cumplimiento de los
pagos efectuados a tiempo a lo largo del año 2012 se mantuvo en un alto
nivel –81%–, incluso levemente mayor que el año 2011. El número de casos
esperando confirmación de pago también había decrecido36.
Para el Comité de Ministros, las estadísticas eran positivas en relación con
los nuevos métodos de trabajo que le han permitido concentrarse en los im-
portantes y complejos problemas estructurales. Todos los nuevos casos han
sido rápidamente clasificados en uno u otro procedimiento de supervisión. El
sistema de “planes de acción” ha funcionado bien y ningún caso ha requerido
de especial atención por parte del Comité por ausencia de un plan de acción37.
Por otra parte, las estadísticas revelan que el número de casos pendientes
ante el Comité de Ministros ha continuado incrementándose en el año 2012,
aunque no tan rápido como en años anteriores. Al 31 de diciembre de 2012,
los casos pendientes se incrementaron en un 4% en comparación con el año
2011, en tanto en el período 2010-2011 el incremento fue del 8% y del 14%
del año 2009 al 201038.
El número de casos nuevos para supervisión de cumplimiento decreció
de forma importante por segunda vez en diez años, un 10% comparado con
el año 2011. El decrecimiento en dichos casos en el período 2010-2011 fue
de un 6%. El número de nuevos leading cases también decreció ligeramente39.
Durante el año 2012 se presentaron 158 planes de acción (contra 114
del 2011) y 262 reportes de acción (contra 236 en 2011) fueron sometidos
al Comité de Ministros. Como se explicara antes, de acuerdo con la nueva
metodología de trabajo, cada Estado cuenta con un lapso de seis meses para
remitir el plan de acción. Si no lo hiciere, el Departamento de Cumplimiento
manda un recordatorio a la delegación concernida una vez vencido el plazo.
Cf. Consejo de Europa, Comité de Ministros, Supervisión de la ejecución de las sentencias y decisiones del
36
Ídem, p. 23.
38
Ibídem.
39
221
se bast ián alejandro rey ( d irector)
41
Cf. Consejo de Europa, Comité de Ministros, “Supervision of the execution of judgments and decisions of
the European Court of Human Rights”, 7.° Reporte Anual, 2013, p. 36.
Ídem, p. 37.
42
Ídem, p. 63.
43
Cf. Corte IDH, Caso Mirna Mack Chang Vs. Guatemala, cit., voto concurrente razonado del juez García Ra-
44
222
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
se concluye que, de las 462 medidas ordenadas entre junio de 2001 y junio
de 2006, la mitad no fueron implementadas. Apenas un 36% de las órdenes
fueron cumplidas en su totalidad, en tanto que en el 14% de los casos los
Estados solo cumplieron parcialmente las órdenes. Asimismo, se determinó
que las indemnizaciones son las reparaciones que presentan mayor grado de
cumplimiento, seguidas por aquellas que persiguen una reparación simbólica,
medidas de prevención y formación de personal público y, en último lugar, los
remedios que requieren la investigación, sanción y la exigencia de reformas le-
gales. Es particularmente preocupante para los autores el hecho de que en más
del 80% de los casos se ignora la orden de dar protección a víctimas y testigos.
En efecto, González sostiene que “de manera creciente, los Estados van
dando cumplimiento a aquellas resoluciones que establecen indemnizaciones
para las víctimas, así como diversas formas de reparación simbólica. Mucho
menos frecuente resulta, en cambio, que implementen otro tipo de medidas,
tales como reformas legislativas o de otro carácter (...) el mayor grado de in-
eficacia suele hallarse en lo referido a la investigación a fondo y sanción de los
perpetradores de violaciones de los derechos humanos”46.
Por otra parte, en el mencionado estudio se sostiene que se registra un ma-
yor cumplimiento de los remedios acordados mediante soluciones amistosas
pues, en comparación, los acuerdos fueron cumplidos en un 25% más res-
pecto de los remedios ordenados por la Corte I D H . Asimismo, afirmaron que
se registra un grado de cumplimiento creciente que registra dos momentos
importantes: primero, la reforma procedimental del año 2001 que coloca en
cabeza de la Corte I D H la supervisión de sus sentencias y, luego, la incorpo-
ración en el año 2007 de las audiencias de supervisión de cumplimiento47.
Sin entrar en disquisiciones respecto del valor jurídico y el alcance de las
recomendaciones que emite la C I D H 48, cabe referir que estas registraban un
menor grado de cumplimiento, solo un 11% de las recomendaciones emitidas
desde 2001 a 2006 fueron satisfechas en su totalidad.
González, Felipe, “Tres aspectos centrales para el fortalecimiento del sistema interamericano de derechos
46
humanos”, Reflexiones para el fortalecimiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, Número 16,
Año 5, marzo de 2012.
Cf. Basch, Fernando, Filippini, Leonardo y otros, cit.
47
48
Para un análisis sobre esta cuestión ver Rey, Sebastián A., “Luces y sombras del fallo “Carranza Latrubesse” de
la Corte Suprema sobre el valor jurídico de los informes de la Comisión Interamericana de Derechos Huma-
nos”, Jurisprudencia Argentina, 2014-I, Abeledo Perrot, 5 de marzo de 2014, pp. 25/37.
223
se bast ián alejandro rey ( d irector)
49
Cf. Organización de los Estados Americanos, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informe Anual de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos 2009, San José, 2010, p. 18.
50
Cf. Organización de los Estados Americanos, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informe Anual de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos 2010, San José, 2011, p. 15.
Ibídem.
51
Ídem, p. 17.
52
53
Cf. Organización de los Estados Americanos, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informe Anual de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos 2011, San José, 2012, p. 13.
Ibídem.
54
224
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
55
Cf. Organización de los Estados Americanos, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informe Anual de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos 2012, San José, 2013.
56
Cf. Organización de los Estados Americanos, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informe Anual de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos 2013, San José, 2014, p. 43.
57
Abramovich, Víctor, “De las violaciones masivas a los patrones estructurales: nuevos enfoques y clásicas ten-
siones en el SIDH”, Reflexiones para el fortalecimiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos,
Número 16, Año 5, marzo de 2012.
225
se bast ián alejandro rey ( d irector)
que han llegado al sistema sigue siendo el aspecto más preocupante. La raíz
de tal conflicto es multicausal, incluyendo trabas procesales existentes en los
ordenamientos internos, cuestiones burocráticas de los poderes judiciales y
administrativos y el simple paso del tiempo en conexión con la demora en
la resolución de los procesos tanto a nivel interno como en el propio sistema
interamericano, entre otras cuestiones. Por la naturaleza compleja de estas re-
paraciones es necesario que el tribunal mantenga abierta la etapa de supervi-
sión por un tiempo mayor al de otro tipo de reparaciones de implementación
menos compleja. Es por ello que, a pesar de que en muchos casos se ha pro-
cedido al cumplimiento de gran parte de las medidas de reparación, la Corte
I D H mantiene abierta la supervisión de los casos hasta que considera que se ha
producido un total y cabal cumplimiento de la sentencia58. Debe tenerse en
cuenta que en muchos casos resulta muy difícil que estas reparaciones algún
día se cumplan. En particular, los casos vinculados con desapariciones forzadas
de personas o crímenes cometidos hace varias décadas, aun cuando el Estado
realice sus mejores esfuerzos y agote todas las vías de investigación.
Durante los últimos años diferentes autores han reflexionado sobre la te-
mática que aquí analizamos. Podemos encontrar algunos grandes grupos de
críticas, o bien, causales de los incumplimientos de los Estados de las senten-
cias dictadas por tribunales internacionales de derechos humanos. En térmi-
nos generales, se critica la poca efectividad de los órganos políticos a los fines
de ejercer algún tipo de coacción a los Estados; la falta de voluntad política de
los Estados de cumplir las sentencias de un tribunal al que voluntariamente
se han sujetado, la carencia de normas internas que faciliten el cumplimiento
de las sentencias por parte de los Estados parte en un tratado, la poca dispo-
nibilidad de tiempo por parte de los órganos encargados de la ejecución de
avocarse al seguimiento de las sentencias; y la indeterminación, vaguedad o
disparidad en el contenido de las reparaciones ordenadas por los tribunales.
En el caso del sistema europeo, las críticas más fuertes se centran en el he-
cho de otorgarle a un órgano político la potestad de exigir el cumplimiento
de decisiones jurisdiccionales. Harris, O’Boyle y Warbrick manifestaron su
58
Cf. Organización de los Estados Americanos, Corte Interamericana de Derechos Humanos, Informe Anual de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos 2013, cit., pp 71 y 72.
226
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Ibídem.
61
Ídem, p. 67 y Berger,Vincent, Jurisprudence de la Cour Européenne des Droits de l’Homme, Éditions Dalloz, París,
63
227
se bast ián alejandro rey ( d irector)
64
Cf. Janis, Mark, Kay, Richard y Bradley, Anthony W., European Human Rights Law: Text and Materials, 3.ª Edi-
ción, Oxford University Press, 2008, p. 846.
Cf. Andriantsimbazovina, Joël, “Le jugement sur le fond”, en Sudre, Frédéric, Marguénaud, Jean-Pierre, An-
65
driantsimbazovina, Joël, Gouttenoire, Adeline y Levinet, Michel, Les grands arrêts de la Cour européenne des Droits
de l’Homme, Presses Universitaires de France, Paris, 2009, pp. 783 y 784.
Mowbray, Alastair, Cases and Materials on the European Convention on Human Rights, Oxford University Press,
66
228
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
hubiera sido distinta, habrían 80.000 casos pendientes ante el tribunal que
deberían ser resueltos reiterando mecánicamente lo mismo 80.000 veces68.
En virtud de lo expuesto, los Estados destinatarios de una condena –pese a
que en algunas oportunidades el tribunal no se los ordenó– modificaron la legis-
lación interna que ha dado origen a la violación, en función del interés de evitar
una “catarata de condenas”69 dado que todas las personas que se encuentren en
una posición análoga a la del recurrente original presentarían el mismo recurso
ante la jurisdicción internacional con la certeza de obtener un resultado positivo.
En cuanto a la adecuación de los sistemas internos, “el Comité de Mi-
nistros del Consejo de Europa emitió una recomendación en la que alienta
a los Estados parte del C E D H a revisar sus sistemas legales nacionales a fin de
asegurar que existan posibilidades de reexaminar un caso o reabrir procedi-
mientos judiciales cuando el T E D H haya establecido una violación a dicho
tratado. El Comité considera que ello es fundamental especialmente cuando:
(i) el agraviado/a sufre una consecuencia negativa por una decisión que no
es adecuadamente reparada por una medida pecuniaria y que no puede ser
rectificada sino por un nuevo examen o la reapertura del proceso; (ii) aquellos
casos en los que el T E D H establezca que la decisión es en sus méritos contraria
al C E D H ; (iii) que la violación está basada en errores procesales o violaciones a
las garantías del debido proceso o errores procesales de tal gravedad que pon-
gan en duda la solución adoptada a nivel local. Adicionalmente afirma que la
necesidad de reapertura no está limitada a procesos de carácter penal sino que
comprende procesos de tipo administrativo o de otro carácter que incurran
en estos supuestos excepcionales planteados y justifican que la decisión del
T E D H prevalezca sobre los principios en los que se sustenta la cosa juzgada, en
particular el de la certeza legal”70.
protection. Once such a defect has been identified, it falls to the national authorities, under the supervision of the Committee of
Ministers, to take, retroactively if appropriate, the necessary remedial measures in accordance with the subsidiary character of the
Convention, so that the Court does not have to repeat its finding in a lengthy series of comparable cases”. Similar criterio
adoptó el Tribunal al condenar a Italia en numerosas oportunidades por la excesiva duración de los procesos.
Inter alia, TEDH, Case of Bottazzi v. Italy, Merits and just satisfaction, 28 July 1999, Court (Grand Chamber),
Reports 1999-V, párr. 22 y Case of Giacometti and Others v. Italy, Decision, 8 November 2001, Reports 2001-XII.
Ídem, partly concurring, partly dissenting opinion of judge Zupančič, punto I.
68
69
Cf. Russo, Carlo y Quaini, Paolo M., La Convenzione Europea dei Diritti dell'Uomo e la giurisprudenza della Corte
di Strasburgo, 2a edición, Giuffrè, Milano, 2006, p. 52.
Krsticevic,Viviana y Tojo, Liliana (coord.), Implementación de las decisiones del Sistema Interamericano de Derechos
70
Humanos: Jurisprudencia, normativa y experiencias nacionales, 1.ª edición, CEJIL, Buenos Aires, p. 48.
229
se bast ián alejandro rey ( d irector)
chos Humanos: un debate necesario”, Revista IIDH, vol. 49, con cita de Ventura Robles, Manuel, “La Juris-
prudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en materia de acceso a la justicia e impunidad”,
Intervención en calidad de experto en el “Taller Regional sobre Democracia, Derechos Humanos y Estado de
Derecho”, organizado por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos,
5 a 7 de septiembre de 2005.
72
Cf. Hillebrecht, Courtney, Domestic Politics and International Rights Tribunals; the Problem of Compliance, Univer-
sity of Nebraska-Lincoln, New York, 2014, p. 60.
Krsticevic,Viviana y Tojo, Liliana (coord.), Implementación de las decisiones del Sistema Interamericano de Derechos
73
230
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Ibídem.
74
Ídem, p. 44.
75
76
Cf. Bicudo, Helio, “Cumplimiento de las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y de
las Recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos”, en Corte IDH, El sistema intera-
mericano de protección de los derechos humanos en el umbral del siglo XXI, ob. cit., pp. 233 y 234.
Dulitzky, Ariel, “20 puntos de reflexión sobre el proceso de reflexión”, Revista de la Fundación para el Debi-
77
González, Felipe, “Tres aspectos centrales para el fortalecimiento del sistema interamericano de derechos
79
humanos”, cit.
231
se bast ián alejandro rey ( d irector)
81
Cf. Resolución AG/RES. 1330 aprobada el 9 de junio de 1995 y Corte IDH, Informe Anual de la Corte Inte-
ramericana de Derechos Humanos, 1995, OEA/Ser.L/V/III.33 doc.4, p. 15.
82
Cançado Trindade, Antônio A., El Futuro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos: El nuevo reglamento de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos (2000) y su proyección hacia el futuro: La emancipación del ser humano como
sujeto del derecho internacional, ob. cit., pp. 21 y 22.
83
Cf. Cançado Trindade, Antônio A. (relator), “Bases para un Proyecto de Protocolo a la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, para Fortalecer su Mecanismo de Protección”, en Corte IDH, El sistema interamericano
de protección de los derechos humanos en el umbral del siglo XXI, ob. cit., tomo II, párr. 161.
84
Cançado Trindade, Antônio A., El Futuro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos: El nuevo reglamento de
la Corte Interamericana de Derechos Humanos (2000) y su proyección hacia el futuro: La emancipación del ser humano como
sujeto del derecho internacional, ob. cit., p. 83.Ver también Cançado Trindade, Antônio A.,“Las Cláusulas Pétreas de la
Protección Internacional del Ser Humano: El Acceso Directo de los Individuos a la Justicia a Nivel Internacional
y la Intangibilidad de la Jurisdicción Obligatoria de los Tribunales Internacionales de Derechos Humanos”, en
Corte IDH, El sistema interamericano de protección de los derechos humanos en el umbral del siglo XXI, ob. cit., pp. 3-68.
232
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Cf. Bicudo, Helio, cit., pp. 233 y 234. En efecto, resulta inviable a los fines de que la OEA garantice el cum-
86
plimiento de las sentencias de la Corte IDH, que cuando el presidente de la Corte IDH da su Informe a la
OEA deba repartir en pocos minutos el tiempo que dedica tanto a cuestiones presupuestarias como al grado de
cumplimiento de las sentencias y las formas de fortalecer el SIDH.
233
se bast ián alejandro rey ( d irector)
cumpla una sentencia. Para así proceder sería necesario que en la esfera del
órgano político del S I D H se reglamente esta potestad o que se coloque en ca-
beza de una institución independiente la tarea de trabajar, en forma conjunta
con los Estados, el modo en que las reparaciones serán cumplidas acorde a un
plan de trabajo.
Otra alternativa que no excluye a la anterior consiste en fortalecer no tanto
una garantía colectiva donde sean los Estados quienes controlan el cumpli-
miento de las decisiones, sino las capacidades de control, monitoreo y segui-
miento de los propios órganos del sistema.
En este análisis no debe perderse de vista que las audiencias de supervisión
de cumplimiento que realiza la Corte I D H han tenido un impacto positivo
que ha llevado a una notable mejoría en el nivel de cumplimiento de las
sentencias en los últimos años. Pero este sistema lleva implícito el riesgo de
ingresar en un cuello de botella –que se conecta también con cuestiones de
financiamiento y periodicidad de las reuniones– en tanto la Corte I D H debe
dictar sentencias de fondo, medidas provisionales, sentencias de cumplimiento
de sentencias, celebrar audiencias e, incluso, dictar opiniones consultivas. Por
ende, si aumenta el número de casos que tenga que resolver, el tribunal no
tendría ya tiempo para realizar el seguimiento real del cumplimiento de su
sentencia. En tal sentido, podría evaluarse la posibilidad de que otras insti-
tuciones intermedias –o incluso la C I D H – realicen informes de seguimiento
u otras tareas que coadyuven al normal desenvolvimiento de las tareas de la
Corte I D H y la asistan para que el proceso sea más ágil.
Asimismo, algunas O N G han señalado que el proceso de supervisión de la
ejecución de una sentencia es muy largo y costoso, lo cual dificulta la parti-
cipación en las audiencias que se realizan en San José, de las víctimas que no
tienen recursos económicos. En estos casos podría evaluarse que el Estado
condenado se hiciese cargo de los gastos del proceso de supervisión del cum-
plimiento de sentencias.
Cançado Trindade ha considerado necesario, también, que se adopten “en
el plano nacional mecanismos de derecho interno para asegurar la fiel ejecu-
ción de las sentencias de los tribunales internacionales de derechos humanos,
sobre todo de la Corte I D H , por cuanto hasta la fecha, muy pocos Estados
han tomado iniciativas en este sentido en nuestra región”87. Para ello, propone
87
Cançado Trindade, Antônio A., “El Futuro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos: El nuevo
reglamento de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (2000) y su proyección hacia el futuro: La eman-
234
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
cipación del ser humanos como sujeto del derecho internacional”, cit., p. 86.
88
Ley n.° 6889 del 2 de septiembre de 1983, Artículo 27, Capítulo X “Eficacia de las Resoluciones”.
89
Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado, del año 2009, artículo 2.
Ley 288 de 1996 que establece instrumentos para indemnización de perjuicios a las víctimas de violaciones de
90
derechos humanos en virtud de lo dispuesto por determinados órganos internacionales de derechos humanos.
Ley n.º 27775 que regula el procedimiento de Ejecución de Sentencias Emitidas por Tribunales Supranacionales.
91
92
Cf. Pasqualucci, Jo, ob. cit., p. 330.
93
Dulitzky, Ariel, “20 puntos de reflexión sobre el proceso de reflexión”, cit., p. 13, punto 19.
235
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Krsticevic, Viviana, “Simposio. Una Revisión Crítica del Sistema Interamericano de Derechos Humanos:
94
Pasado, Presente y Futuro”, Anuario de Derechos Humanos, n.º 3, Universidad de Chile, 2007, pp. 53-82.
95
Cf. CEJIL, Aportes para la reflexión sobre posibles reformas al funcionamiento de la Comisión Interamericana y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, cit.
96
Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia), Conectas Direitos Humanos, Centro de Estu-
dios Legales y Sociales (CELS), Instituto de Defensa Legal (IDL), Due Process of Law Foundation (DPLF) y Funda-
ción Construir, Aportes para una agenda integral para el fortalecimiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, cit.
Ibídem.
97
236
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
aplique claramente los criterios utilizados para aceptar o rechazar los montos
solicitados en casos individuales, como mecanismos útiles y necesarios para
garantizar la transparencia del S I D H y la seguridad jurídica de los usuarios del
mismo, así como dotar de mayor legitimidad a sus propios fallos”98. Asimis-
mo, se destacó la necesidad de que el Tribunal al momento de ordenar una
reparación tenga en cuenta y analice en profundidad las realidades locales, a
los fines de que la medida que luego ordene tenga alguna viabilidad y no esté
destinada a ser incumplida desde el mismo momento de su notificación al
Estado condenado.
Una reforma productiva, en este sentido, podría darse en el plano pro-
cedimental, separando la discusión de fondo de la de reparaciones, como
antaño hacía la Corte I D H , y permitiendo un debate amplio respecto de los
remedios a exigir que se ajusten más a las realidades de cada Estado parte.
Si bien la política de unificar las decisiones sobre fondo y reparaciones
obedeció a una necesidad de acortar los tiempos del litigio y a un aumento
del número de casos que llegaban al tribunal, consideramos que la discusión
sobre el fondo tiene características diferentes a la de las reparaciones. Incluso
la práctica demuestra que en algunas oportunidades los Estados reconocen
su responsabilidad internacional por los hechos ocurridos, mas discuten las
reparaciones debidas. Esta diferencia incide incluso en los peritos que las
partes citan en un caso: muchas veces resulta razonable que el especialista
en argumentar jurídicamente la existencia de la violación de un derecho en
concreto no sea, al mismo tiempo, un especialista en la elaboración de las
políticas públicas necesarias para reparar dicha violación. En síntesis, consi-
deramos que la clave está en lograr una mayor precisión en lo que la Corte
I D H ordena y, a la vez, en cómo lo hace, para lo cual entendemos que sería
conveniente utilizar un proceso de determinación de las reparaciones más
dialógico, con participación de las partes, que puede redundar en un mucho
mayor cumplimiento de las sentencias del tribunal, sobre todo, en casos co-
lectivos que demanden reformas estructurales99.
98
CEJIL, Aportes para la reflexión sobre posibles reformas al funcionamiento de la Comisión Interamericana y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, cit.
99
Se recomienda ver Bergallo, Paola, “Justicia y experimentalismo: la función remedial del poder judicial en el
litigio de derecho público en Argentina”, SELA, 2005. Si bien allí la autora no analiza las características de los
litigios internacionales, consideramos que los argumentos en favor de soluciones más dialógicas a los problemas
estructurales también pueden ser aplicables a aquellos.
237
se bast ián alejandro rey ( d irector)
100
Cf. Centro de Estudios de Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia), Conectas Direitos Humanos, Centro de Es-
tudios Legales y Sociales (CELS), Instituto de Defensa Legal (IDL), Due Process of Law Foundation (DPLF) y Fun-
dación Construir, Aportes para una agenda integral para el fortalecimiento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, cit.
238
Capítulo 9.
El sistema de selección de quienes integran
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
y la Corte Interamericana de Derechos Humanos
2
Faúndez Ledesma, Héctor, “La independencia e imparcialidad de los miembros de la Comisión y de la Corte:
paradojas y desafíos”, en Méndez, Juan E. y Cox, Francisco, El futuro del Sistema Interamericano de Protección de los
Derechos Humanos, IIDH, 1998, p. 185.
Dulitzky, Ariel, “20 puntos de reflexión sobre el proceso de reflexión”, cit., p. 13. En el mismo sentido, ver
3
239
se bast ián alejandro rey ( d irector)
a) Aspectos generales
Amato,Victoria, cit., p. 9.
4
5
Cf. artículo 53, literal e) de la Carta de la OEA. Ver, asimismo, Travieso, Juan A., Derechos Humanos y Derecho
Internacional, Heliasta, Buenos Aires, 1995, p. 396.
240
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Razón por la cual algunos sostienen que la Corte IDH no forma parte del plantel de la OEA. Cf. Pizzolo,
6
Calogero, Sistema interamericano. La denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. El proceso ante la
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Informes y jurisprudencia, Ediar, Buenos Aires, 2007, p. 201.
241
se bast ián alejandro rey ( d irector)
8
Asamblea General de la OEA, Cuarta Sesión Plenaria, 42 Período Ordinario de Sesiones, 5 de junio de 2012,
testimonio fílmico disponible en http://www.youtube.com/watch?v=N-t6SNYQpQw
9
Cf. Martin, Claudia, “La Corte Interamericana de Derechos Humanos: Funciones y Competencia”, en
Martín, Claudia, Rodríguez Pinzón, Diego y Guevara, José (comps.), Derecho Internacional de los Derechos
Humanos, Universidad Iberoamericana – American University – Distribuciones Fontamara, 1.ª edición,
México, 2006, p. 210.
242
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
243
se bast ián alejandro rey ( d irector)
http://www.susanavillaran.pe/susana-villaran
12
Pasqualucci señala que pese a lo establecido en la CADH, los Estados han debilitado a la Corte IDH eligiendo
13
candidatos/as que carecían de la competencia necesaria. Cf. Pasqualucci, Jo, ob. cit., p. 31.
14
Cf. Carta suscripta por los/as magistrados/as de la Corte IDH el 20 de noviembre de 2003, dirigida al en-
tonces secretario general de la OEA, César Gaviria Trujillo: “Los suscritos, jueces, secretarios y Administrador de
la Corte IDH tenemos el honor de dirigirnos a Vuestra Excelencia, con el propósito de salvar la responsabilidad
institucional de la Corte y, la personal de cada uno de nosotros, ante el inminente colapso que se presentará a
partir del año 2004 en las labores que lleva a cabo la Corte IDH”.
244
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
15
Nikken, Pedro, “Reformar el Sistema Interamericano de Derechos Humanos sin reformar el Pacto de San
José”, en Méndez, Juan E. y Cox, Francisco, ob. cit., p. 38.
16
Cf. Committee of Experts, Report to the Committee of Ministers submitted by the Committee of Experts instructed to
draw up a draft convention of collective guarantee of human rights and fundamental freedoms; 16 March 1950, Doc. CM/
WP I (50) 15; A 924, Collected Edition of the “Travaux Préparatoires” of the European Convention of Human Rights,
Volume IV, Martinus Nijhoff, The Hague, 1977, p. 42, citado en International Centre for the Legal Protection
of Human Rights, Judicial Independence: Law and Practice of Appointments to the European Court of Human Rights.
London, 2003, párr. 8.
Un cable de Wikileaks, por ejemplo, revela cómo Robert F. Woodward, exdiplomático estadounidense de
17
carrera que fue comisionado entre 1972 y 1976, pasó información al Departamento de Estado sobre el Informe
de Derechos Humanos en Chile. Cable Confidencial, 7 de noviembre de 1973, disponible en: http://wlstorage.
net/oc/2472/97075.pdf
245
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Cf.Tomuschat, Christian, “The European Convention of Human Rights Overwhelmed by Applications: Pro-
19
blems and possible solutions”, en Wolfrum, Rüdige y, Deutsch, Ulrike (eds.), The European Convention of Human
Rights Overhelmed by Applications: Problems and possible solutions. International Workshop, Heidelberg, 2009.
Cf. Centre for International Courts and Tribunals, University College, London, Selecting International Judges:
20
246
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Ingadottir, Thordis, The international criminal court nomination and election of judges. A discussion Paper, ICC Dis-
22
necesidad de que en la composición de la Corte haya: (...) iii) Representación equilibrada de magistrados mujeres
y hombres”.
El artículo mencionado dispone que “debe prestarse consideración a una adecuada representación de género
24
en el proceso de nominación”.
Parliamentary Assembly, Recommendation n.º 1429. National procedures for nominating candidates for election to the
25
247
se bast ián alejandro rey ( d irector)
28
Desde 1960 a la fecha: Rosa María Ortiz,Tracy Robinson, Rose Marie Belle Antoine, Dinah Shelton, Luz Pa-
tricia Mejía, María Silvia Guillén, Susana Villarán de la Puente, Marta Altolaguirre, Elsa Kelly, Gilda Russomano
y Ángela Acuña de Chacón.
http://www.corteidh.or.cr/tablas/SPS.pdf
29
248
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
En cuanto a las discusiones sobre la idoneidad, el derecho a la igualdad y las políticas de cupo se recomienda
33
ver Rey, Sebastián A., “El derecho a la no discriminación y los derechos políticos de las mujeres. Análisis de la
normativa internacional y nacional sobre acciones positivas desde una perspectiva de género”, en Rey, Sebastián
A. (coordinador), Problemas actuales de derechos humanos, Número I, Eudeba, 2012, pp. 33/69; Rey, Sebastián A., “El
derecho a la igualdad, las acciones positivas y el género”, La Ley, tomo 2004-A, Buenos Aires, 2004, pp. 613/625
y Rodríguez, Marcela V., “Igualdad, democracia y acciones positivas”, en Facio, Alda y Fries, Lorena, Género y
Derecho, Editorial LOM, Santiago de Chile, 1999.
34
Por ejemplo, la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing llama a los Gobiernos e instituciones inter-
nacionales a “apuntar al balance de género cuando nominen o promuevan candidatos para posiciones judiciales
u otras en todos los órganos internacionales relevantes, como [el TPIY y el TPIR], y la Corte Internacional
de Justicia”. Report of the Fourth World Conference on Women, Beijing, 4-15 September 1995, UN.Doc.A/
CONF. 177/20, 17 October 1995, párr. 142.b. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas también ha instado
a los Estados miembros a asegurar el incremento de la representación de las mujeres en todos los niveles en que se
toman decisiones en instituciones internacionales y mecanismos para la prevención, administración y resolución
de conflictos. Cf. CS, Res. 1325, 31 de octubre de 2000. La Asamblea General de Naciones Unidas “alienta fuer-
temente a los Estados Miembros a identificar y nominar candidatas mujeres para el nombramiento o elección de
jueces u otros oficiales senior en cortes y tribunales internacionales” (Cf. AG Res. A/RES/56/127, Improvement
of the status of women in the United Nations System, 30 de enero de 2002) así como también establecer la meta
de lograr una distribución de género de 50/50 dentro del sistema de Naciones Unidas, especialmente en los
niveles senior y de formulación de políticas. Se destaca, también, la labor de la jueza Pillay —actualmente Alta
Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos— en el TPIR, en tanto promovió la inclusión
de los alegatos de violación y otros ataques contra la integridad sexual en el caso “Akayesu”, lo que comprobó la
importancia de la inclusión de juezas mujeres en los tribunales internacionales.
249
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Para CEJIL esto se evidencia en el caso de la reconocida jurista Elizabeth Odio Benito quien pese a sus desta-
35
cadas credenciales no resultó elegida para la CIDH cuando fue nominada. CEJIL, Aportes para el proceso de selección
de miembros de la Comisión y la Corte Interamericanas de Derechos Humanos, Costa Rica, 2005, p. 13.
Ingadottir, Thordis, cit., p. 19.
36
Borea Odría, Alberto, “Propuesta de modificación a la legislación del sistema interamericano de protección
37
de los derechos humanos”, en Corte IDH, El sistema interamericano de protección de los derechos humanos en el umbral
del siglo XXI, ob. cit., pp. 533-546.
250
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Ibídem.
39
Ibídem.
40
Cf.Voeten, Erik, “Politics, Judicial Behaviour, and Institutional Design”, en AA.VV., The European Convention
41
on Human Rights between Law and Politics. Oxford University Press, 2013, p. 62.
42
Report of the Evaluation Group to the Committee of Ministers on the European Court of Human Rights, EG Court
(2001)1, 27 September 2001; Guaranteeing the long-term effectiveness of the European Court of Human Rights: Final
report containing proposals of the CDDH, Steering Committee for Human Rights, CDDH(2003)006 Final, 4 April
2003, par. 89, citados en International Centre For The Legal Protection of Human Rights, cit., p. 25.
43
Background paper for the meeting of the Study Group of the International Law Association, Independence in
the International Judiciary: General overview of the issues, Burgh House, Hampstead, London, 2 February 2002.
251
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Corte IDH. Caso Paniagua Morales y otros, Resolución de 11 de septiembre de 1995, considerando 1.
47
Cf. Faúndez Ledesma, Héctor, “La independencia e imparcialidad de los miembros de la Comisión y de la
48
252
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Existen, sin embargo, al menos dos realidades que parecen empañar lo pre-
dicho, que serán estudiadas más adelante:
1. El hecho de que en virtud del Estatuto de la C I D H y la CA D H , sean los
Gobiernos quienes proponen a cada candidato/a, supone en la práctica una
relación entre el Estado proponente y el/la comisionado/a eventualmente
designado/a, que no contribuye en mucho a disipar suspicacias.
2. El procedimiento de elección en el marco de la AG , dado su carácter confi-
dencial y politizado, no aporta demasiadas garantías en punto a la indepen-
dencia e idoneidad de los/as comisionados/as y magistrados/as, sino más
bien lo contrario.
Al mismo tiempo que el carácter personal y no representativo del cargo de
magistrado/a o de comisionado/a tiende, según se mencionara, a evitar que se
obstruya su independencia e imparcialidad, la CA D H , reforzando ese tempera-
mento49, dispone en su artículo 71 que “son incompatibles los cargos de juez
de la Corte o miembro de la Comisión con otras actividades que pudieren
afectar su independencia o imparcialidad conforme a lo que se determine en
los respectivos estatutos”. Como se ve, este artículo opera como una norma
general que pretende englobar toda actividad que, ya sea objetiva o subjetiva-
mente50 no compatibilice con la función de comisionado/a o magistrado/a.
Además, los Estatutos y Reglamentos profundizan en el tema. Así, en el
caso de la C I D H , el artículo 8 de su Estatuto sostiene que el cargo de miem-
bro de la C I D H es incompatible con “el ejercicio de actividades que pudieren
afectar su independencia, su imparcialidad, o la dignidad o el prestigio de su
cargo”51. La misma frase figura inserta en el artículo 4 del Reglamento de la
C I D H , con más el agregado que la propia C I D H efectuó, por vía de reforma
reglamentaria, en su 116.° período ordinario de sesiones: “en el momento
de asumir sus funciones los miembros se comprometerán a no representar a
víctimas o sus familiares, ni a Estados, en medidas cautelares, peticiones y casos
individuales ante la C I D H , por un plazo de dos años, contados a partir del cese
de su mandato como miembros de la Comisión”.
Si bien en el Reglamento no constan los detalles de este compromiso,
y los eventuales efectos de su infracción, el agregado tiene lógica puesto
Ibídem.
50
Hitters, Juan C., Derecho Internacional de los Derechos Humanos, Ediar, Buenos Aires, 1993, p. 317.
51
253
se bast ián alejandro rey ( d irector)
254
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Ídem.
53
Ídem.
54
255
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256
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Ídem, p. 18.
58
257
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Sands, P. y Mackenzie R., cit., p. 278. Estos autores señalan que, en el ámbito de la CIJ “sin el apoyo de un
60
Estado influyente, las perspectivas electorales de cualquier candidato serían escuetas”. Creemos que este razona-
miento aplica no solo al SIDH, sino a cualquier tribunal cuyos/as magistrados/as o funcionarios/as son electos
por un cuerpo de Estados.
Borea Odría, Alberto, cit, p. 534.
61
258
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
Debe advertirse que muchas veces los Estados tienen intereses incluso en
casos donde no son partes.
Sands y Mackenzie explican que “resultaría irrazonable que un Estado pro-
ponga un funcionario que no comparte (en términos generales) el sistema
de valores del Estado que lo nominó”62. En efecto, los valores, conocimientos
y el perfil de un/a candidato/a a integrar la C I D H o la Corte I D H representa
claramente qué tipo de órgano quiere el Estado que lo/a presenta. Si el/la
candidato/a se desempeñaba en una O N G , se presume que el Estado busca
un perfil más activista que si se cumplía funciones en el Poder Judicial. Algo
similar ocurre si proviene del ámbito académico.
¿Qué hacer, entonces, con el hecho de que la potestad nominativa
recae sobre los Gobiernos de los Estados y las consecuencias negativas
que ello genera?
Un dato interesante que rescata Faúndez Ledesma es que la regla por la
cual los Gobiernos de los Estados nombran a los funcionarios de los órganos
bajo cuya jurisdicción se encuentran, guarda relación con la “lógica propia de
las relaciones internacionales”63. Desde esta perspectiva, no sería realista una
propuesta que pretenda desconocer la vieja práctica por la cual los Poderes
Ejecutivos dirigen el campo de las relaciones internacionales ubicando en un
poder distinto la potestad electiva. Borea Odría, por el contrario, señala que
la traslación automática de aquella regla al ámbito en estudio “parece seguir
la lógica de que el derecho internacional de los derechos humanos tiene más
que ver con la interrelación entre Estados que la protección de las personas”64.
Desde esta perspectiva, el autor propone la formación de un electorado com-
puesto por delegaciones de parlamentarios de cada país. Esta idea surge previa
constatación de que, en los ámbitos nacionales, generalmente es el Poder Le-
gislativo el que se encarga de nombrar jueces. O en su caso, un cuerpo elector
colegiado creado a esos efectos, cuya conformación representa la proporción
de fuerzas políticas que impera en el Parlamento.
Si bien la segunda propuesta se acerca más a las pretensiones democráti-
cas del S I D H , ha de ser dicho que resulta altamente ambiciosa. Además, una
Sands, P. y Mackenzie R., cit. Al respecto, una fuente habló de “enlace por doctrina”. En igual sentido, ver
62
259
se bast ián alejandro rey ( d irector)
66
Sobre este punto, en un cable de Wikileaks el Departamento de Estado describiría lo ocurrido durante la
Asamblea General de la OEA celebrada en San Pedro Sula. Dice que Estados Unidos ganó un lugar en la CIDH
por 20 votos (gracias a que Clinton personalmente hizo campaña por Dinah Shelton, especialmente ante los
ministros del CARICOM). Dice que el perdedor fue Víctor Abramovich, con 19 votos. El comentario dice que
varias organizaciones de derechos humanos vieron la derrota de Abramovich como un esfuerzo concertado de
varios países por minar la efectividad del sistema. Hubo un encuentro concertado de varios países para denegar
los votos al altamente calificado Abramovich. El cable menciona que el representante ante la OEA de Nicaragua,
Denis Moncada, le mostró al representante de Estados Unidos su voto (por Colombia, México y Estados Unidos)
y dijo “quiero a cualquiera, excepto a Abramovich”, Confidencial, 23 de junio de 2009, disponible en: https://
wikileaks.org/plusd/cables/09STATE64971_a.html
260
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
67
CEJIL, Aportes para el proceso de selección de miembros de la Comisión y la Corte Interamericanas de Derechos
Humanos, cit., p. 9.
Presentación de CEJIL ante la CAJP, 6 de marzo de 2000.
68
69
Cf. Council of Europe, Parliamentary Assembly, Resolution 1646 (2009). Nomination of candidates and election of
judges to the European Court of Human Rights, p. 1.
70
Opinion of the European Court of Human Rights on Parliamentary Assembly, adopted on 6 March 2000,
cit. en Council of Europe, Paliamentary Assembly. Nomination of candidates and election of judges to the European
Court of Human Rights, Report, Committee on Legal Affairs and Human Rights, Rapporteur: Mr. Chisto-
pher Chope, United Kingdom, disponible en http://assembly.coe.int/nw/xml/XRef/X2H-XrefViewHTML.
asp?FileID=12219&lang=EN
Ídem.
71
261
se bast ián alejandro rey ( d irector)
73
Council of Europe, PaliamentaryAssembly, Nomination of candidates and election of judges to the European Court
of Human Rights, cit., p. 14 y ss.
Cf. International Centre for the Legal Protection of Human Rights, cit., p. 18.
74
262
los de safíos de l sistema inte rame ricano de protección de dd.hh. e n e l siglo xxi
76
Los magistrados y magistradas del Tribunal Constitucional de Bolivia, son elegidos mediante sufragio
universal, y preseleccionados por la Asamblea Legislativa Plurinacional de entre los postulantes sugeridos
por cada Departamento. El Órgano Electoral se encarga de difundir los méritos de cada precandidato
(art. 198 de la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia). El sistema digitado para la
elección de los miembros del Tribunal Supremo de Justicia de Bolivia es idéntico (art. 182). Se dispone
una convocatoria pública para los interesados, y el procedimiento electivo debe garantizar la participa-
ción ciudadana y del “Órgano de Control Social” (arts. 16 y 20 de la Ley del Tribunal Constitucional
Plurinacional n.º 027).
En Chile, los/as candidatos/as a magistrados/as son propuestos a la presidencia en una “quina” confeccionada
77
por la propia Corte. El/la presidente somete un candidato extraído de esa lista, a la aprobación del Congreso, que
decide en sesión especial (art. 78 de la Constitución Política de la República de Chile de 1980).
78
Los/as magistrados y magistradas de la Corte Constitucional de Colombia son nombrados por el Senado,
de ternas confeccionadas por el/la presidente, la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estados (arts. 239
Constitución de Colombia, y art. 44 ley 270 de 1996, Estatutaria de la Administración de Justicia). Los/as magis-
trados/as de la Corte Suprema de Justicia, son elegidos por la propia Corte, de “quinas” enviadas por el Consejo
Superior de la Judicatura.
79
Según la Constitución de Barbados, el Tribunal de mayor importancia es el Tribunal de Justicia del Caribe, un
tribunal internacional establecido en el ámbito del CARICOM. Inmediatamente después, en el ámbito nacional,
existe una Suprema Corte, cuyos funcionarios son nombrados por el gobernador general, previa recomendación
del primer ministro, en consulta con el líder de la oposición (art. 81(1), Cap.VII, Parte 1).
80
En Brasil, la elección de los/as magistrados/as del Supremo Tribunal Federal es aprobada por el Congreso,
después de público debate (53.III.a Constitución de la República Federativa de Brasil de 1988). Posteriormente,
son nombrados/as por el/la presidente.
263
se bast ián alejandro rey ( d irector)
Los magistrados/as de la Corte Suprema de Justicia de Costa Rica, son elegidos por la Asamblea Legislativa
81
por el Senado.
En Paraguay, los/as magistrados/as de la Corte Suprema de Justicia son nombrados/as por el Congreso, con
83
greso (art. 99, inc. 4). El Decreto n.º 222/03, que establece el procedimiento a través del cual el Ejecutivo ejerce
esa facultad, contempla el equilibrio de género (art. 3) y la publicidad de información acerca de las personas que
están siendo consideradas para ser propuestas (art. 4), entre otros temas.
85
Los/as magistrados/as de la Corte Nacional de Justicia de Ecuador, son elegidos/as por el Consejo Na-
cional de la Judicatura, conforme un procedimiento “con concurso de oposición y méritos, impugnación
y control social”, que deberá propender a la paridad entre hombre y mujer (art. 183 Constitución del
Ecuador de 2008).
264
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Cf. O' Boyle, Michael, “Sobre la reforma del funcionamiento del Tribunal Europeo de Derechos Humanos”,
86
265
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266
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267
Capítulo 10.
La sede de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos
Primera Conferencia de Estados Parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Declaración de
1
269
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Segunda Conferencia de Estados Parte de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, Declaración de
2
270
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271
se bast ián alejandro rey ( d irector)
presupuestos les permiten costear un proceso caro que dura varios años, en
particular, aquellas con sede en la propia ciudad de Washington D. C. Asi-
mismo, el costo del litigio en Estados Unidos es elevado también para los
Estados, cuyos agentes deben viajar a Washington para las audiencias.
3) Simbólicamente es difícil sostener que la sede de la C I D H esté radicada en
un país que no es parte de la CA D H , el instrumento de protección de de-
rechos humanos más importante de la región. Vale la pena señalar que los
Estados Unidos de América no han ratificado ninguno de los tratados de
derechos humanos del sistema interamericano.
4) Algunos defensores de derechos humanos han manifestado su resistencia a
viajar a los Estados Unidos debido a que lo consideran el país artífice y/o
cómplice de las graves violaciones de derechos humanos cometidas por las
dictaduras militares latinoamericanas durante las décadas del 70 y 80. Otros se-
ñalan que dicho Estado es uno de los que más violaciones de derechos huma-
nos cometen en la actualidad, pese al silencio de la comunidad internacional.
5) Un cambio de sede hacia América Central o América del Sur contribuiría
a una mayor descentralización y presencia territorial de la O E A , en línea
con la tendencia seguida por la O N U de salir de Nueva York hacia otras
regiones geográficas.
6) La sede de la Corte I D H se encuentra en San José, Costa Rica. En función
de la importancia que tiene dentro del S I D H el litigio de casos contencio-
sos ante el tribunal en la actualidad, hay quienes sostienen que sería más
razonable y económico en términos operativos que ambos órganos estén
ubicados en la misma ciudad.
7) El cambio de sede alentaría las relaciones de cooperación y complemen-
tariedad con otros procesos de integración regional que tienen su sede en
América Central y América del Sur (U NA S U R , M E R C O S U R , CA N ).
8) El hecho de que la C I D H esté en Washington D. C. la hace vulnerable a la
presión de empresas transnacionales que eventualmente pueden tener inte-
reses en casos de derechos humanos: aunque en Estados Unidos está regu-
lado el lobby, la normativa no es aplicable a los organismos internacionales
que tienen sede en dicho país.
9) Existen antecedentes que denotan que no todos los organismos vinculados
a la Secretaría de la O E A deben funcionar en la misma sede. Tal es el caso,
por ejemplo, del Comité Jurídico Interamericano que se encuentra en la
ciudad de Río de Janeiro, Brasil.
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Cf. Nota del Sr. secretario ejecutivo de la CIDH, Emilio Álvarez Icasa, de fecha 5 de marzo de 2013.
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Ibídem.
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–– 1 centro de digitalización
–– 1 biblioteca
–– 1 sala de conferencias
–– 1 sala de reuniones
–– 2 cuartos de archivo
Por otra parte, la C I D H hace uso compartido de los lugares comunes de la
O E A como los salones de reuniones y de actos.
En cuanto a los archivos, se requiere de espacio físico para las 20.051.000
hojas (10.000 pies cúbicos) de los expedientes que, a marzo del año 2013, se
encontraban compuestos por:
–– 10.969.500 hojas (activos)
–– 9.081.500 hojas (archivo histórico)
En base a tales consideraciones, el Grupo de Trabajo Especial arribó a las
siguientes conclusiones:
El cambio de sede es viable económicamente considerando que:
a) En varios escenarios de costos posibles de traslado –inclusive el doble y
triple de lo estimado– la relación costo-beneficio en término de valor
presente neto es positiva.
b) De igual forma, en un análisis conservador, solo se ha alterado variaciones
en objeto de gasto –viajes y otros costos– los cuales representan un 10% del
presupuesto 2011-2012.
En consecuencia, recomendó que:
a) Debe ser parte de un proyecto de optimización de gasto en un período de
cuatro años.
b) El presupuesto promedio de ese período debe ser igual o mayor en prome-
dio al observado durante el período 2010-2012.
c) El cambio de sede y la reducción de egresos a través del tiempo podría per-
mitir considerar el aumentar el presupuesto anual acogiendo la recomenda-
ción del secretario general de incrementar los gastos con respecto al personal.
d) Aprovechando la reducción de egresos a través del tiempo que podría darse
como resultado del cambio de sede, podría balancearse la relación Fondo
Regular-Fondo Específico aun sin recurrir a un mayor presupuesto13.
Si se pretende realizar un cambio de sede, toda vez que implica un cam-
bio en el presupuesto, es conveniente recordar que de acuerdo con el artí-
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culo 56 de la Carta de la OEA se requiere que sea aprobado por los 2/3 de
los Estados miembros.
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Los autores
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Chertcoff, Marina
Dorrego, Marisol
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Mogni, Agustin
Muñoz, Rosario
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