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Creepypastas 3: ¡No voltees! No quiero que me veas.

Solo quería sorprenderlo

Esa noche llegué temprano a casa, el trabajo no estuvo duro ese día y pude
regresar temprano. En mi mente la idea de llegar y encontrarlo despierto me
enloquecía de dicha, planeaba en mi cabeza, inocente de lo que ocurriría, una
noche romántica con vino que acababa de comprar y placer; pensaba
ingenuamente que con eso llenaría los vacíos que dejaba el trabajo entre
nosotros dos.
La lluvia caía cada vez más duro, como anunciándome la tragedia, pero no la
quise oír, hacía mucho tiempo que había dejado de oír la lluvia, las flores, el aire,
hacía tiempo que no vivía, era un zombi producto de una sociedad consumista
que cada vez se hundía más en su propia miseria y rutina: números, café,
números y más café, fin de mes un sueldo que apenas cubría mis necesidades y la
certeza de que el mes entrante sería igual. Al principio me fue difícil adaptarme a
una rutina tan horrenda, durante mi adolescencia siempre critiqué a las personas
robot, así solía llamarlas; ahora me había convertido justo en eso que tanto
odiaba y criticaba.
Mi único escape a esa vida sin dirección y a la vez con metas firmemente
trazadas, era él. Lo conocí en un parque, fue tan hermoso ese día, ¿cómo
olvidarlo? Él estaba allí sentado, con su guitarra y su voz mágica haciendo un
poco más alegre con sus canciones la vida de personas infelices como yo, mi
meta de ese día era clara, el suicidio que siempre estaba entre mis planes, él
quizá vio mi rostro y entendió que quería abandonar la vida, justo cuando pasé a
su lado me sonrió y detuvo la canción, me invitó a sentarme junto a él y
acompañarlo, pero ni siquiera me percaté de lo que me dijo, seguí caminando,
como una mujer que se abandona a sí misma, porque después de todo eso era
yo… Pero él se paró y corrió hacia mí, me tomó de la mano y me detuvo, en su
mano izquierda llevaba la guitarra, cuando alcé la vista y vi su rostro entendí que
era con él, con su sonrisa y su cabello largo y despeinado que quería levantarme
todos los días del resto de mi existencia, existencia que de no haber sido por él
no hubiese tenido más.
Ahora ya llevaba años a su lado, lo amaba tanto, el tiempo ya había hecho
estragos en nuestros espíritus y nuestros cuerpos, pero aún así seguíamos juntos,
la rutina se había apoderado de mí y ya no lo hacía feliz.
Por eso quería sorprenderlo una lluviosa noche de lunes. Caminé desde el
trabajo hasta la casa, la lluvia me besaba con fuerza. Llegué a casa por fin, toqué
pero nadie abrió, busqué entre mi bolso las llaves y abrí la puerta, al entrar oí
gemidos, al principio me aturdí luego de un rato descubrí que eran de una mujer
y que provenían del segundo piso, despacio subí las escaleras y la puerta de mi
cuarto, de nuestro cuarto, estaba medio abierta, pude distinguir la espalda de
una mujer que se asomaba por las sábanas blancas, sábanas que yo había puesto
el día anterior.
La mujer seguía gimiendo y retorciéndose sobre los miembros del hombre que un
día me dio una razón para vivir y ahora me daba otra para morir. Las manos de él
le acariciaban la espalda a esa linda mujer que ahora lo hacía sentir hombre, en
la cama donde yo algún día también lo hice. No soporté más la escena, retrocedí
unos pasos y llamé la razón, no sabía si entrar y descubrirlos de nuevo, poder
gritarle a él el dolor que sentía, el odio que me invadía y se apoderaba de mi por
completo, o simplemente irme, desaparecer de su vida, así como desaparecí de la
mía hacía ya tiempo. En un intento desesperado por calmarme me tapé la boca
para evitar que oyeran mis sollozos, las lágrimas brotaban de mis ojos a
goterones, como la lluvia del cielo, que hacía solo unos instantes me había
avisado la tragedia y no la quise escuchar.
Duré no más de dos minutos atragantándome con mi propio llanto y mi dolor,
dolor que solo yo comprendía; me sentía menos mujer, después de todo buscó
en brazos de otra el placer que quizás yo no le brindé, la belleza que yo había
perdido hacía tiempo.
Mientras pensaba, la mujer no paraba de gemir y luego empecé a oír Su voz,
también gemía, gritaba de placer y yo solo me limitaba a oír, se gritaban entre
ellos, ella lo hacía dueño de todas sus fantasías sexuales gritándole cosas que
quisiera nunca haber oído.
Luego de un rato tirada en el piso, sentí de nuevo el llamado de la vida, olí flores
frescas y bajé las escaleras, suavemente fui hasta la cocina, abrí el refrigerador y
saqué una cerveza, encendí un cigarrillo mientras las lágrimas al igual que los
gemidos de la mujer de arriba, cesaban. Puedo decir con certeza que hacía años
no disfrutaba tanto de una cerveza y un cigarrillo, el olor a vida me llamaba,
terminé mi cerveza, encendí otro cigarro, ya sabía qué tenía que hacer, el cuchillo
que reposaba en la mesa pasó a mi mano y el aroma a flores frescas lo percibía
cada vez más cerca, ah! Como extrañaba yo los días en que olía flores junto a mi
guitarra y buscaba mariposas posadas en los arbustos, extrañaba los días en que
oía los cantos del viento y la risa del agua, extrañaba los días en que … vivía…
Subí de nuevo las escaleras, no me importó esta vez hacer ruido, abrí
completamente la puerta y los vi allí. Estaban abrazados como dos seres que se
aman, abrazados como un día yo lo abracé a él. El ruido de la puerta al abrirse los
hizo percatarse de mi presencia. Recuerdo muy bien su expresión de sorpresa,
me vio a los ojos pero le parecieron muy feos y bajó la mirada… y ella, ella sólo
trataba de vestirse torpemente.
No me dijo nada, no había nada que pudiera decirme… mientras yo sólo pensaba
a cuál de los dos asesinar primero. Me decidí por ella, finalmente fue más el
hecho de que fuera joven y bella lo que más me hería, así que tomándola por el
cabello introduje el cuchillo en su vientre tantas veces como me fue posible,
la sangre no se hizo esperar y el olor a flores frescas invadía mi olfato, podía oír
el canto de la lluvia al caer sobre el tejado; terminé con ella y caminé hacía él que
permanecía inmóvil, no creo que me creyera capaz de hacer algo como lo que
acababa de hacer, lo tomé también por el cabello, pero él de un golpe se soltó y
me empujó, recuerdo tanto su expresión de desconcierto y sorpresa, caí al piso
levantándome casi inmediatamente y arremetiendo de nuevo contra él, contra su
pecho, contra su rostro, contra sus ojos y su sonrisa, clavé el cuchillo en su carne
mientras me veía, joven con una guitarra en el patio de mi casa uniendo acordes
y creando lindas melodías, a mi lado, un jardín de flores humedecidas por el rocío
y el viento levantando mi cabello y haciéndome soñar, las mariposas jugueteando
a mis espaldas y una sensación de tranquilidad y paz. No estoy segura de cuánto
tiempo duré en letargo, sólo sé que fue el suficiente para sentirme viva otra vez…
Todavía tengo su sonrisa guardada en el alma y su sangre seca en mi rostro.
Ahora puedo decir que logré mi objetivo, finalmente lo pude sorprender aquella
noche de lunes…
En el bus

Las calles, caminos y polvosos carriles de Colombia han sido territorio fértil para
mitos y leyendas incluso antes de la llegada de los españoles. Se habla de cuentos
como “La Patasola”, un alma en pena de una pierna que por siempre está en la
búsqueda de su hijo, y como “El Duende”, un trasgo con las piernas invertidas
que conducía viajeros a su perdición, por siglos perturbando su tranquilidad.
Aunque estas historias principalmente inquietaban a aquellos que circulaban o
residían en áreas rurales, el crecimiento de las ciudades trajo consigo un
florecimiento de leyendas urbanas cimentadas en la desconfianza que todavía
albergamos en algún lugar dentro de la tecnología moderna. Un ejemplo de esto
es el bus fantasma que presuntuosamente merodea las calles de la ciudad por las
noches. Según se relata, mujeres jóvenes que lo abordan desacompañadas son
encontradas mutiladas en campos de la periferia unos días después; una
irreparable mirada de profundo terror ilustrando el momento de su último,
atormentado aliento.

Con eso dicho, dado a que ciertamente no eres una jovenzuela —al menos no la
última vez que revisaste— y son las cuatro treinta en un martes por la tarde,
buses fantasmas y duendes minusválidos son la última cosa en tu mente. Has
estado usando el sistema de transporte público de Bogotá por más de dos
décadas, y tu mayor preocupación es que los niveles de tráfico han estado todo
excepto manejables desde que el último alcalde tomó el cargo. Sin embargo, tu
casa está a ochenta bloques de distancia, así que tu única opción es esperar hasta
que el bus correcto llegue. Caminar seguramente llevaría más que lidiar con
algún embotellamiento.
Cuando el bus mostrando la señal de ruta que esperabas se asoma, su tarifa es
doscientos pesos más baja que la cobrada estos días. Indicio que el vehículo en
cuestión es más antiguo y un poco menos confortable que la mayoría, pero a
ningún conductor de buses en la historia le ha importado un comino eso.
Ciudadanos que se consideran más ricos y “por sobre” este medio de transporte
pagan siete veces más por ser paseados en un taxi, estadísticamente
exponiéndose a mayores probabilidades de ser asaltados. Más poder para ellos,
¿eh?
Nunca uno que deja ir la oportunidad de conseguir más descuento, le preguntas
al conductor si te llevaría sólo por mil. Los ojos del hombre ni se apartan del
camino en lo que toma tu billete y lo desliza en el monedero colgando de la
palanca de cambios. Satisfecho, diriges tu atención a la cabina; lo que haría este
viaje ideal sería un asiento desocupado.
Curiosamente no hay suficientes pasajeros como para que alguien tuviera que ir
de pie. Unos cuantos asientos disponibles a la vista, así que escoges uno en la
izquierda, por el centro del bus. Tanto el asiento del pasillo como el de la ventana
están libres, y suspiras agradecido en lo que te recuestas sobre uno con tu pierna
descansando en el otro. Este viaje no debería llevar mucho.
La radio del conductor está apagada y la batería de tu celular murió hace una
hora; sin nada más que hacer pasas el rato viendo por la ventana, observando
vendedores ofrecer su mercancía y conductores moviendo su cabeza al ritmo de
cual fuera la música que escuchan. La posición que tomaste rápidamente
comienza a volverse incómoda para tu espalda, entonces te enderezas y te das
un momento para examinar a tus compañeros de viaje. Ninguno de ellos parece
estar viajando juntos, dado que todos están en silencio mirando al frente del bus.
Son también inusualmente viejos —no en el sentido que tienen más de cien, pero
en que ninguno parece tener menos de sesenta y cinco—. Encuentras esto un
poco extraño, y por un momento la idea de que no perteneces ahí se dispara en
tu mente. Es un pensamiento tonto, pero combinado con el particularmente
fuerte —aunque no necesariamente atípico— olor a moho y metal te hace
esperar impaciente el final del viaje. Como restan todavía otros treinta o
cuarenta bloques, vuelves a mirar por la ventana y dejas que tu mente fluya por
un tiempo.
El anuncio de la Pastelería de Pacho te saca de tu ensueño veinte minutos
después. Te levantas y haces tu camino a la salida posterior, donde buscas por el
pequeño botón plateado que le hará al conductor saber que has llegado a tu
parada. Cuando lo encuentras bajo la puerta, notas que nadie ha abordado ni
salido del transporte desde que te subiste. Dejándolo a un lado como otra
extraña coincidencia, presionas el botón y te agarras de la

….Estás acomodado en tu asiento, tu vista dirigida hacia el frente del bus.


¡Qué!… ¿qué acaba de pasar? Miras alrededor y distingues que todos están
sentados como hace un segundo. Tratar de hacer contacto visual con ellos es
inútil, parecen estar perdidos divagando en lo que sea que sus viejas mentes
divaguen. La necesidad de decir algo te llega, pero escoges permanecer silente.
¿Qué dirías, de todas formas? Estabas probablemente tan sumido en tus
pensamientos que simplemente imaginaste haberte levantado a sonar la
campana del conductor. Sí, más seguro fue eso. Además, estás dos bloques por
sobre tu parada, debes bajar del bus. Te levantas —una vez más— y te diriges a la
salida trasera, algo intranquilo por el estoico desinterés de los otros pasajeros
por lo que ocurre a su alrededor.
Ahí está el botón, justo donde recuerdas que estaba. Excepto que no puedes
recordarlo, por supuesto, pues nunca has estado realmente aquí atrás; quizá le
viste de reojo cuando entraste al bus. Tras agarrar el pasamanos —estos
conductores ocasionalmente paran al mero instante que suena la campana—,
pones tu pulgar en el botón

….Estás acomodado en tu asiento, tu vista dirigida hacia el frente del bus.

Un frío desgarrador recorre tu espalda, que no decae, y en su lugar se esparce a


través de cada una de tus extremidades. No es un cambio de temperatura en tu
cuerpo o el ambiente, es el escalofrío que sientes cuando de pronto eres
consumido por ese miedo que ligeramente precede al terror. No sabes
exactamente qué ocurre, pero te quieres ir, ya no quieres seguir ahí ni un
momento más. Un sentimiento de amarga soledad ahora está royendo tu mente;
lo que sea que estas persona a tu alrededor piensan, claramente no les interesa
en lo absoluto lo que está pasando contigo.
Por lo tanto, una vez más decides guardar silencio y sólo levantarte de tu asiento,
obviando el hecho de que lo hiciste con menor agilidad de la que normalmente lo
hubieras hecho. Lo único que pretendes en este momento es salir del bus.
Además, ya ha avanzado más de diez bloques pasada tu calle, una
desagradablemente larga distancia para caminar.
En lo que reanudas tu trayecto hacia la parte trasera, una anciana mujer en las
últimas filas voltea hacia ti. Su expresión no te dice nada, pero la manera en que
te mira —en tu torso, para ser precisos—, como si fueras sólo otra parte del
vehículo llevan más allá la casi abrumadora sensación de terror ahora corriendo a
través de tus venas. La ignoras, no puedes entrar en pánico, no ahora. Te paras
en la parte trasera del bus y en lugar de ir por el botón, le gritas al conductor. Le
dices que pare, que te deje ir, que ya has sonado la campana dos veces, pero
nada viene de él. Le maldices, le dices de qué morirá y deseas terribles males que
caigan sobre su ser, pero la puerta continúa asegurada. El hombre no está
escuchando. O no le importa. O no quiere que te bajes. Pero a ti no te interesa lo
que él quiere o no, así que te agarras del pasamano, das un paso atrás que te da
impulso, y tiras una sólida patada directo a la columna de bisagras que

….Estás acomodado en tu asiento, tu vista dirigida hacia el frente del bus.

Te toma un momento darte cuenta de la situación. Quizá más que un momento,


un minuto completo. Y en lo que comprendes la poca intensión del bus de
permitirte bajar de él, también te das cuenta que tu rodilla derecha duele con
una innatural y punzante tensión. Es la misma pierna que usaste contra la puerta,
y ahora se siente que está al borde de estar rota. Aunque esto rápidamente se
vuelve una preocupación distante cuando estimulas el músculo con un masaje,
porque ahí es cuando te das cuenta de tus manos.
Éstas no son manos para alguien de 30 años. Son arrugadas, marcadas por bien
definidas venas e incluso pigmentadas por paños de la edad. Mientras le das más
de un vistazo a tus manos y brazos, incontenible horror envuelve cada rincón de
tu psique. Tocas tu rostro y percibes una rugosidad que no debería tener lugar en
tus mejillas. Tu cabeza está cubierta por unas cuantas hebras de cabello anémico;
con la yema de tu dedo reposando sobre tu áspero cuero cabelludo, una chispa
de electricidad brota a través de él y va hacia dentro, hasta las profundidades
más íntimas de tu ser. Tus ojos se despojan de todo brillo, completamente
abiertos e incrédulos. Debes abandonar este bus maligno, debes irte de una vez
antes de que finalice lo que ha comenzado.

Cuidadosamente haces tu camino fuera del asiento y te diriges al frente, hacia el


conductor. Quizá puedas razonar con él, o quizá puedas azotarlo a muerte con
una linterna o algo, como siempre hay una variedad de utensilios y aparatos en el
frente del
….Estás acomodado en tu asiento, tu vista dirigida hacia el frente del bus.

Te toma unos buenos cinco o diez minutos asimilar lo que está pasando contigo,
entender que tu vida está yéndose frente a tus ojos. Tus manos son ahora como
esas de tu abuela, tu espalda molesta desde su base, y todo el recorrido hasta tu
cuello; tus ojos apenas pueden concentrarse en las enormes señales estampadas
sobre las ventanas. Tu mente denota carecer también de su previa agudeza, te
lleva un tanto decidirte por efectuar otro atentado para salir del bus.
Quizá la violencia no es la respuesta, quizá puedas abrir la puerta con gentileza.
Quizá si consideras al bus como algo viviente, un gentil ser viviente en vez de un
ente demoniaca, te dejará salir, quizá…
La anciana te está viendo de nuevo. Adviertes su chaqueta azul, que es
demasiado grande para ella; si vistiera con una blusa de la misma talla, colgaría
libre fuera de su delgada contextura. Una fina, vacilante lágrima se forma en su
rostro, y se desliza serpenteante por sus delicadas fracciones para acabar en su
muñeca con un deje melancólico. Hay un reloj Totto verde alrededor de esa
muñeca, de la clase que actualmente es la onda entre los niños de la secundaria.
Examinas la puerta. Dos paneles unidos por una línea vertical de bisagras,
recubierta desde la derecha por una almohadilla de caucho para evitar lesiones al
maniobrarla. La puerta está ligeramente hundida hacia el interior, y notarlo se
proyecta en ti con un último despojo de esperanza. Si sólo pudieras introducir

….Estás acomodado en tu asiento, tu vista dirigida hacia el frente del bus.

¡Qué carajos! ¡¿Qué carajos está pasando?! ¡Mis manos, son viejas, son las de un
bendito anciano!, ¡todo mi cuerpo lo es!

El señor detrás de ti se pone en pie, te vuelves a él y le gritas; le tomas de su


rostro y aplicas presión con tu mano, y le gritas, que te diga cómo bajar; de su
boca intenta salir un murmullo escoltado por hilos de sangre tejidos por su roída
dentadura…

….Por Dios, sus dientes…; mis dientes, son diminutos, polvo casi, ¡¿qué carajos,
cuánto tiempo he estado aquí?! A la mierda, voy a romper la ventana con mi codo
y me vale que me lo fracture; no quiero morir aquí, no
….Estás acomodado en tu asiento, tu vista dirigida hacia el frente del bus.

Tras un considerable periodo de tiempo, te enfocas insistente en tus manos. Son


las repulsivas, artríticas, teñidas en sangre garras de una vieja bruja que ha visto
más que la porción de horrores de su generación.
¿Vieja bruja? Esa no es la expresión correcta. Tu rodilla todavía duele, pero no
tanto como tu codo. Se siente roto… Ah, sí. El bus. Te debes bajar del bus. Sabes
que te debes de bajar de él ya. No recuerdas exactamente por qué, pero es
imprescindible que lo hagas. Es urgente. Era urgente. Estás tan cansado.
Tratas de sacar tu cuerpo del asiento pero tu rodilla se tambalea bajo el peso; y
caes. Debes bajarte del bus. Recuerdas estos buses, solían llevarte al trabajo. Te
recuestas. Intentarás bajar del bus, en un momento. Necesitas descansar. El bus
puede esperar.

….Estás acomodado en tu asiento, tu vista dirigida hacia el frente del bus.


….Estás acomodado en tu asiento, tu vista dirigida hacia el frente del bus.

60 segundos

Despertó y vio una pistola apuntando hacia ella. Se congeló del miedo y solo
atinó a mirar fijo al cañón.
- No te muevas ni hables.
Al lado derecho de Sandra estaba Axel, su novio. A su Izquierda, Sonia, su madre.
Y en frente de ella, Leo, su Ex.
Los tres estaban de rodillas, amarrados de pies y manos. Leo tenia un arma en
sus manos y apuntaba hacia los tres, con el dedo en el gatillo y sudando a
sobremanera.
- Leo… suéltanos, suéltanos ya – Susurró Sandra
- Tú no hables, perra.
- ¡No le hables así a mi novia infeliz! – Gritó un desesperado Axel, a lo que Leo
respondió con un cachazo en la quijada. Sonia solo miraba la escena en silencio,
sollozando en su lugar.
Leo miró a los tres con cara de satisfacción y carraspeó un momento.
- Tu madre, mí odiada Ex suegra. Gracias a tu noviecito ya no pasas mucho
tiempo en casa, ¿no es así?
- No es así, Leo…
- Usted no hable, señora. No intente tapar el sol con un dedo. Jajaja, lo amas
mucho, ¿cierto?
- Eso no te incumbe, asqueroso…
El cachazo fue para Sandra esta vez. Sandra lloraba y sangre salía de la pequeña
herida. Los tres, amarrados, impotentes, sometidos. Leo los tenía bajo su estricto
control. Leo se acercó a Sandra y comenzó a lamer sus labios, apuntando a la sien
en todo momento. Luego se alejó y miró nuevamente a los tres.

- Escúchame, perra. Tienes un minuto antes de que tu Noviecito sea eliminado


ante los ojos de tu madre y, por supuesto, de los tuyos. Tan solo dame un motivo
que me convenza, y seguirá viviendo. Si no es así, pues… ya lo sabes.
Axel abrió los ojos sorprendido y tragó saliva. Sandra en silencio movía la cabeza.
- 60 segundos.
- No puedes hacer esto, Leo, lo nuestro murió, ya pasó, ¿no lo entiendes?
- Lo entiendo a la perfección, pero digamos que soy un mal perdedor. Si no me
hubieras jodido con este infeliz…
- ¡Jamás te fui infiel, por la mierda! Me abandonaste, cambiaste, ¡Nunca me
hiciste saber que era lo que te pasaba por la cabeza!
- ¡Pues pregúntale a tu madre! ¡A tu familia, quienes me hacían la vida imposible!
Te
Quedan 50 segundos…
- No, nunca fue así hijo…
- Usted cállese señora, podría matarla de un solo disparo, pero no es mi estilo.
45 segundos.
- No, espera… Tú sabes que siempre estuve ahí, siempre te pregunte, siempre
quise saber…
- Aun así sabias pero no hacías nada. Y lo único que quería hacer era amarte… ¡Y
aparte de eso me traicionas!
- No, no digas eso…
Leo apretó los dientes y golpeo a Axel en la cabeza. Las mujeres gritaban y Leo
hacia lo mismo, mientras se agarraba la cabeza con ambas manos. Desesperado y
triste, que ganas de apretar el gatillo, es solo un disparo, una bala y listo, es tan,
pero tan fácil… pero no. Apuntó a la Cabeza de Axel y tomo aire.
- 30 segundos, perra.
- ¡Solo dime que quieres! ¡¿Qué te pida perdón de rodillas?! ¡¡Eso es lo que
quieres carajo!!
- ¡¡Reconoce tu infidelidad, asquerosa!! Reconócela… solo hazlo… 20 segundos…
- Yo… me sentía tan sola…
- Hija, no… ¡Harás que se vuelva loco!
- ¡Cállate mamá, ya no puede estar más loco de lo que ya esta! Mírame, Leo,
mírame a los ojos… ¡Mírame a los ojos, mierda!
Leo miró tímidamente a los Ojos Azules de Sandra, mientras tambaleaba y bajaba
el arma.
- Si me amaste y recuerdas lo que fuimos… no me hagas esto, por favor… sabes
que siempre estaré allí…
- Lo… lo se… te recuerdo cada día, cada puto día… desde hace dos años, cada día
y cada noche… Pero te quedan 10 segundos perra- Dijo Leo mientras pasaba de
las lágrimas a una maquiavélica sonrisa.
- Leo, no hagas esto… ¡no! Ya te dije todo…
- Nueve
Sandra se movía desesperada intentando hacer algo, pero Leo amenazaba con la
Cacha de la pistola.
- ¡Suéltame y pelea como los hombres, carajo! ¡Uno contra uno, a ver cuanto
me duras!
- No me hagas reír, niño Bonito. Siete
- Leo, no hagas esto… volveré contigo, lo que sea, pero no mates a nadie…
- Jajaja, no lo hare… pero el tiempo aun corre. Cuatro.
- Pero que…
- Tres…
- Quieres decir…
- Dos…
- …Con eso, Leo… Leo, ¡Leo maldita sea!
- …uno.
Silencio. Leo cargó el cartucho y apunto a la sien. Su propia sien.
- Aun te amo, Sandra… pero ya no puedo vivir sin ti…
El Impacto reventó el cráneo de Leo, esparciendo pequeñas porciones
de sangre y cerebro por todo el lugar. Un silencio siguió a la confusa escena.
Sandra no entendía nada, menos Axel, quien ya se había orinado pensando que
iba a morir.
- Pero… pero… él dijo…
- Él Dijo que mataría a Axel frente a tus ojos… – Dijo Sonia, mientras se desataba
los pies- …pero no dijo que lo haría él precisamente.
Axel y Sandra veían atónitos como Sonia se ponía de pie y tomaba el arma de
Leo. Miró de reojo a Axel y lentamente levantó el arma, dispuesta a apuntar.
- Mamá… mamá, ¿que haces? Ven y desátanos…
- Lo haría, pero tuviste 60 segundos para elegir, mi vida.
Sin hacer caso a los gritos de su hija, y terminando el trabajo, Sonia miró con
amor el cadáver de Leo y disparo en la cabeza de Axel, esparciéndola por todas
partes.
- Mamá… – Sollozó Sandra.
- Él te amaba, hija. Te amaba en demasía, tanto como para apagar su vida por no
compartir con la tuya.
El arma apunto esta vez hacia Sandra. Ella solo se dignó a cerrar los ojos entre
llantos ahogados.
- Ahora aprenderás lo que es estar solo en esta vida…
Y el balazo perforó el mentón de Sonia, apagando su vida inmediatamente.
La triste paradoja; encontrara la salida a la muerte, estando rodeado de ella.
Sandra se quedó amarrada, cubierta de sangre, rodeada de tres cadáveres… y
sola.
Suicide Mouse
Bien, escuche que existe una caricatura que no fue distribuida nunca, ni siquiera
para los fans mas apasionados de Mickey Mouse. De acuerdo a la mayoría de las
fuentes, esta caricatura no tiene nada de especial. Simplemente es un loop
continuo de Mickey, caminando a través de 6 edificios, por unos 2 o 3 minutos
antes de obscurecerse y terminar con la animación (más o menos como en los
Picapiedra). A diferencia de las musiquitas alegres de siempre, la canción de esta
caricatura, no era una canción para nada. Simplemente era como si golpearan el
piano por minuto y medio antes de que se convirtiera en ruido blanco, nieve, por
el resto del film. Y este, no era el alegre y viejo Mickey que amamos tampoco,
Mickey no estaba bailando, ni siquiera sonriendo. Simplemente caminando,
como si tú o yo estuviéramos caminando, con una expresión facial, muy… normal.
Pero por alguna razón, su cara estaba girada hacia la izquierda, como teniendo
una mirada sombría.
Hasta hace uno o, dos años todos creían que después de que se obscurecía la
escena, terminaba la caricatura. Pero cuando Leonard Maltin la estaba revisando,
para ponerla como un bonus en el DVD, Leonard decidió que esto era
simplemente basura, como para ponerla en el DVD. Sin embargo, quería tener
una copia digital por el simple hecho de ser una obra de Walt. Cuando digitalizo
la caricatura en su computadora, se dio cuenta de algo; La caricatura duraba de
hecho, 9 minutos y 4 segundos. Esto es lo que me dijo mi fuente (El es un
asistente personal del mismísimo Sr. Martin).
Después de desvanecerse en negro, se queda así hasta el minuto seis. Después,
regresa a Mickey caminando. El sonido era diferente esta vez. Era como un
murmullo. No era una lengua, sino más bien como un grito gutural. Mientras el
ruido se hace más indistinguible y fuerte en el siguiente minuto, la imagen se
empieza a descomponer. La banqueta empieza a ir en direcciones que parecen
imposibles basándonos en el caminado de Mickey. La sombría cara del ratón,
lentamente se convierte en una sombría sonrisa. En el minuto siete, los
murmullos se convierten en unos gritos escalofriantes (de esos que te duelen
solo al escucharlos), y la imagen se pone más obscura. Con colores que no eran
posibles en esa época. La cara de Mickey, entonces, comenzaba a derrumbarse.
Sus ojos rodaban hacia el fondo de su barbilla, como dos canicas, y su extraña
sonrisa apuntaba hacia arriba, al lado izquierdo de su cara. Los edificios se
convertían en escombros flotando en el aire, y la acera seguía en direcciones
imposibles, navegando en direcciones extrañas.
El Sr. Martin quedo perturbado con esto, y dejo la habitación, enviando a un
empleado para que terminara de ver el video y tomara notas de todo lo que
pasaba , hasta el último segundo, y para que después, guardara el disco de la
caricatura en la caja fuerte.
Resulta que al final del video, después de un grito gutural, el filme termina de
manera abrupta con la cara de Mickey en los créditos, con lo que sonaba como
una caja musical rota tocando en el fondo. Esto pasa por mas o menos, unos 30
segundos, y sea lo que sea que pase en ese tiempo, nadie ha podido darme ni un
poco de información.
Un guardia de seguridad que trabajaba conmigo, me dijo que él estaba haciendo
sus rondines esa noche fuera de la habitación. Me dijo que vio al empleado salió
temblando del cuarto diciendo “El sufrimiento real no se ha conocido” siete veces
antes de que le quitara el arma del guardia, y cometiera suicido.
Lo único que le pude sacar a Leonard
Martin fue una frase de los últimos
cuadros, una frase en Ruso que decía “Las
vistas del infierno trae a su audiencia de
regreso”.

Hasta donde sé, nadie mas la ha visto, pero


ha habido docenas de intentos de poner el
archivo en Rapidshare por los empleados
del estudio (los cuales han sido despedidos
por eso). Lo único que se, es que el video esta Youtube, sin los últimos cuadros
del filme.

La ayuda de un desconocido
Una mujer finalizó sus compras en unos grandes almacenes y cargada de bolsas
se dirigió al aparcamiento donde tenía su vehículo. Al llegar se encontró con una
de las ruedas de su coche pinchada, abrió su maletero y sacó la rueda de repuesto
y las herramientas necesarias para realizar el cambio. Como no tenía mucha
experiencia le estaba resultado complicado cambiar el neumático.
Un hombre muy guapo, vestido con traje y corbata y con un lujoso maletín de
cuero se ofreció gentilmente a ayudarla, entre los dos cambiaron en pocos
minutos la rueda del coche mientras conversaban. Ambos frecuentaban el centro
comercial a la hora de la comida porque él trabajaba cerca, por lo que dijeron que
si alguna vez volvían a coincidir quedarían para comer juntos. El hombre una vez
que ganó confianza le pidió a la mujer si podía acercarle en coche a la otra planta
del parking, ya que sin darse cuenta se había equivocado al bajar en el ascensor y
tenía su coche aparcado en un piso superior, a ella no le supondría mucho porque
tenía que pasar por allí para dirigirse a la salida.
La mujer no quería parecer ingrata y decirle al hombre que no, pero no estaba
dispuesta a montar en su coche a alguien que apenas conocía; por lo que fingió
haber olvidado una bolsa en una de las tiendas y le pidió al señor que la esperara
un minuto mientras subía a recogerla. Cuando el hombre permaneció sentado en
su coche esperando en lugar de subir con ella a la planta en la que
supuestamente tenía el coche empezó a sospechar. Por lo que una vez dentro del
centro comercial se dirigió a un miembro del equipo de seguridad para contarle el
caso.
Al llegar ambos a su coche éste estaba vacío, pero el hombre en su huída
(probablemente al ver al ver al guardia de seguridad) olvidó su maletín en el
asiento de atrás del coche. Tras diez minutos de espera la seguridad y la mujer
llamaron a la policía para que se encargara de entregar el maletín a su
propietario. Los agentes en busca de algún tipo de identificación abrieron el
maletín, nadie podía esperar lo que encontraron dentro.
El maletín estaba lleno de distintos tipos de cuchillos, una cuerda, esparadrapo y
una cámara de fotos. Lo que encontraron dentro de la memoria de la misma les
dejó estupefactos.
El hombre secuestraba mujeres que torturaba y violaba antes de ejecutarlas, su
fetiche era fotografiar a sus víctimas que al parecer eran muchas. Los agentes de
inmediato le pidieron a la mujer que les mostrara la rueda que había cambiado el
asesino. La rueda estaba perfectamente, tan solo encontraron un pequeño trozo
de madera con el que al parecer había vaciado el aire de la misma obstruyendo la
válvula de entrada de aire.
El asesino tras localizar una posible presa que se encontraba sola en el parking,
vaciaba uno de los neumáticos y esperaba pacientemente a que regresara para
ofrecerse a ayudarla y ganarse su confianza, de este modo ellas accedían a
meterse con él en el coche donde las atacaba y secuestraba.

El teléfono público
-Este chico si que es irresponsable- Me quejaba yo por las 2 horas que se
demoraba mi amigo Dayer, quien con su voz de ”niño bueno” nos dijo ”a las 10
am estoy en el parque”, y solo estábamos yo y mi otro amigo José Luis.
A José Luis no parecía importarle mucho, el se distraía viendo a los niños jugar
futbol,”que mal juegan” me decía. En un momento de aburrimiento, decidimos
echar una siesta en el parque mientras esperábamos que Dayer llegara, después
de todo, sin el no podíamos ir a un lugar, que no especifico pero solo digo que el
solo nos podía dejar entrar. Antes de echarme a dormir, pude notar a una chica
hablando por el teléfono público, solo me fije, no le preste atención y me eche a
dormir.
Una rama que me cayó del árbol bajo el cual dormía me hizo saltar de golpe. Lo
primero que hice fue fijarme la hora.
-25 minutos y ese idiota no llama- dije yo volviendo a quejarme del irresponsable
de mi amigo.
-Dale mas tiempo, y no me hables que quiero dormir- me dijo José Luis, quien fue
el primero en llegar, y claro, el primero en cortar su sueño.
En eso al voltearme para volver a mi siesta, veo que la chica seguía hablando por
el teléfono público, lo raro era que desde que la vi, ella no hablaba, parecía más
bien que estaba escuchando. Ya habían pasado 25 minutos o más desde que la vi,
quien sabe desde que momento haya estado ahí, y de por si no es normal que
una persona este tanto tiempo en un teléfono público.
-Cuantas monedas habrá gastado- me dije pensativo, y decidí en vez de dormir,
observarla.
Mis ojos se rendían ante el sueño, pero yo seguía mirándola. Habrían pasado
unos 15 minutos más pero ella seguía ahí, en el teléfono público, sin hablar y sin
depositar monedas.
-Oye José Luis, ¿te has fijado en esa chica de allá?- le dije a mi amigo mientras lo
sacudía para llamar su atención.
-Que tienes esa chica- me respondió.
-Esta parada ahí hace más de 40 minutos sin decir nada.
-Tal vez esta hablando con su novio, déjala en paz además a ti que te interesa lo
que haga.
Poco después de que José Luis dijera eso, pude notar que la chica colgó el
teléfono, solo después que una sonrisa se marcara en su rostro.
-Mierda, vamos a ver- le dije a José Luis, empujándolo para que avanzara.
Pero grande fue mi sorpresa cuando nos dimos cuenta de que el teléfono que ella
estaba utilizando estaba descompuesto y al parecer, hace mucho tiempo.
-Tal vez es una enferma mental- me dijo José Luis sin importarle mucho.
Unos minutos después llego mi amigo Dayer y nos fuimos a ese lugar, del cuál no
les puedo dar información.
Al día siguiente, fui a llamar desde un teléfono público a mi papa ya que
necesitaba que me lleve a un lugar que no conocía para una entrevista de
trabajo. Como yo vivía cerca de la ubicación del teléfono público desde donde
llamaba esa misteriosa chica, pasé por ahí solo por curiosidad.
Ahí estaba. La misma chica hablando o escuchando, o creyendo escuchar desde el
teléfono. ”Esta loca” pensé, y busqué otro teléfono público desde donde llamar a
mi padre. Pero mi naturaleza desde pequeño siempre había sido la de ser
curioso, siempre me atrajo el misterio, el terror y cosas que necesiten valor para
demostrarse, esta era una de ellas y yo lo sabía, como también sabía que ella no
estaba loca, o por lo menos no tanto. Al día siguiente decidí sentarme en el
parque y ver si llegaba. Llegue a las 9 am puesto a que las dos veces que la vi fue
poco después de las 10 am y a las 10:30 am, entonces creí que vendría más
temprano. Hasta que a las 9 y 35 llegó. Tomó el teléfono, y puso una moneda. Se
quedo callada. Puse a andar un cronometro para tomar el tiempo en que
demoraba esa llamada. Mis ojos eran seducidos una vez más por el sueño pero
mi convicción era más grande y luche por mantenerme despierto hasta que esa
chica soltara el teléfono.
Exactamente a la hora volvió a sonreír y soltó en teléfono. 1 hora. 1 hora que
demoró la llamada y solo puso una moneda. La curiosidad me mataba, entonces
decidí esperar hasta que se fuera de mi vista, para correr al teléfono y esta vez
hacer yo una llamada. Hice lo mismo, puse una moneda y espere. El teléfono
como siempre apagado ¿cual era el truco?, como tenia una hora decidí dejar el
teléfono de tal manera que no se corte la llamada, después de todo como esta
descompuesto nadie se preocuparía de devolverlo a su sitio. Minutos antes de
que llegue la hora, volví y cogí el teléfono. Ya solo faltaban segundos para cumplir
la hora y descubrir si ciertamente esa chica era una enferma mental, o si el
teléfono, pues, no era inservible después de todo. Fue grande mi sorpresa
cuando al cumplirse la hora escuché una voz gruesa que me hizo saltar.
-Pardos- dijo la voz que no volvió a repetir ruido alguno. Me quedé con el
teléfono en la mano. Una voz. Una hora después una voz me dijo”Pardos”, pero
¿que significaba lo que me dijo?
Al llegar a casa me llamaron los de mi entrevista de trabajo, y me dijeron que me
habían aceptado, que empezaría a trabajar la próxima semana y que el día de
mañana debía acercarme para firmar el contrato. Estaba realmente contento por
la nueva oportunidad que se me daba cuando sonó mi celular, pero esta vez eran
de otra empresa, de Pardos Chicken, y como también había enviado mi
Curriculum a ellos, me llamaron para una entrevista. Pero ya tenia trabajo
asegurado, debería decirles”no gracias” o simplemente colgarles. Cuando iba a
hacer eso, me acorde de la voz del teléfono público. ”Pardos”. No perdía nada en
ir e intentar.
Fue lo mejor que pude hacer. Resultó que el puesto que me ofrecían tenía más
beneficios que el trabajo al que ya me había aceptado y tenía mucha mejor paga.
Así que decidí quedarme con Pardos. Estaba realmente agradecido con la voz del
teléfono público que decidí volver a visitarlo. Ese mismo día se me habían
perdido 5 soles, pero no les di importancia, todavía tenía un sol para llamar
desde ese teléfono público. Hice lo mismo, deposite la moneda, deje el teléfono,
me fui a descansar, y volvi en una hora. Al llegar, volvi a escuchar la voz, solo que
esta vez me dijo con un tono entrecortado”En-el-patio”.
Colgué. Rápidamente fui a casa y vi el patio. No había nada, excepto algo brillante
en medio del pasto, una moneda de 5 soles, seguro se me debió haber caído
mientras llegaba a casa y no lo escuche porque el pasto no hizo sonar su caída.
Estaba tan agradecido con ese teléfono, que comencé a utilizarlo para todo. Si se
me perdía algo recurría a el, si debía tomar una decisión recurría a el, ya casi se
había convertido en un amigo intimo para mi, aunque claro, no le conté a nadie
lo del teléfono, ni si quiera a mi familia. Todo iba bien, de maravilla, hasta que
llegó ese fatídico día. Bueno, yo iba a comprar tranquilamente a la tienda que
estaba a la vuelta de mi casa cuando me tope con ella. Era la chica que vi por
primera vez usando ese teléfono público. Yo seguí caminando pero ella se me
puso en medio y me dijo”No vuelvas a usar mi teléfono” y se fue. Bah! no le iba a
hacer caso, es un teléfono público y todos tienen derecho a usarlo. Además si lo
volvía a usar que iba a hacer ¿llamar a la policía? por un momento vacilaba con
esos pensamientos sin darme cuenta en el lio que me había metido.
Ese mismo día, después de usar el teléfono para saber que juego descargar a mi
computadora, vi a esa chica de lejos. Ella estaba mirándome atenta desde una
esquina, y wow, si que parecía fuera de orbita. Estaba como drogada, tenía una
mirada fuerte, y al ver que yo la vi, corrió hacia mí. Rayos estaba sangrando, tenía
cortes por todos sus brazos y piernas. Ella corría de una manera alocada, a la par
gritaba desmesuradamente ”MI TELEFONO MI TELEFONO DEJA MI TELEFONO TE
LO ADVERTI” mientras corría como si no le importara que un carro la atropellara
al cruzar la pista, como si yo fuese su objetivo, su prioridad para clavar esas
tijeras que llevaba en su mano. Sin pensarlo dos veces corrí. No podía volver a
casa, ella me seguiría y sabría donde vivo, ¡seria peor!
Eran aproximadamente las 6 de la tarde y no había casi ningún alma en la calle a
quien pedir ayuda. Pero como yo era muy rápido logre perderla, fue en ese
momento que una idea llego a mi mente. ¡Ya se! me dije, utilizaría el teléfono
para saber como deshacerme de ella o como calmarla, lo que sea que me diga el
teléfono será sobre ella y me ayudará, después de todo, siempre me dice cosas
que debo saber. Deposite una moneda, lo deje colgando, rápidamente me
escondí en el parque, en una pequeña habitación donde se hallaban las
herramientas del conserje de la municipalidad y cerré con llave.
Al pasar una hora decidí asomarme a ver si la chica estaba por ahí, al ver que no
estaba, corrí rápidamente al teléfono público. Solo faltaban dos minutos. ¡Rayos!
debí salir cuando solo faltaran segundos. Espere dos minutos con el corazón en
mi mano, volteando y girando a ver cada calle y cada extremo de la pista haber si
se acercaba esa extraña muchacha deseando escuchar esa gruesa y entrecortada
voz emergiendo del teléfono público. Llegó el momento y pegue mi oido al
teléfono, dándome cuenta lo mucho que había llegado a depender de el
últimamente y que por culpa de ese teléfono mi vida estaba colgando de un hilo.
Escuche su voz, esa voz que siempre me había ayudado, esa voz que me tenía
encadenado a su dependencia, voz sabia a la que recurría en momentos de
necesidad, me alegre al oírla una vez más, aunque al terminar de escucharla me
di cuenta de que todo era en vano, y que esa voz me podía decir que camino
tomar pero no alterar el camino, mostrarme la manera de resolver el problema,
pero no resolverlo. No recuerdo nada más después de haber escuchado la voz
salir de el teléfono público, tal vez todo paso tan rápido que ni siquiera lo sentí,
solo recuerdo lo que la voz me dijo: ”Detrás-de-ti”.
En el ático
Era las 3 de la mañana, Gabriel tenia una junta al otro día de la que dependía el
ascenso que había esperado ya hace 4 años, Un ruido extraño interrumpió su
sueño, una especie de pasos retumbaban en el techo de su cuarto. Se paro de su
cama, se puso sus pantuflas y se dispuso a revisar el ático donde se imagino
estaría el causante de aquellas pisadas.
Bajo la escalera del ático y subió uno por uno los escalones, llego al final de la
escalera encendió la luz y…
Nada, absolutamente nada.
Levanto cajas en búsqueda de algún animal que se haya escondido pero no, no
había ya ningún ruido, ni si quiera podía sentirse algo ahí.
Bajo la escalera, regreso a su cama y pensó:
-Estoy cansado y presionado por la junta de mañana debo estar escuchando
cosas. Y se fue a dormir.
No había pasado ni media hora cuando los pasos volvieron pero esta vez mas
fuertes, se podía distinguir por el sonido que lo que fuera que causara esas
pisadas lo hacia de una esquina de su cuarto a la otra.
Volvió a encender la luz, prendió la luz de su cuarto, bajo la escalera del ático,
encendió la luz de nuevo y otra vez nada.
Era imposible los pasos eran demasiado fuertes para que fuera un ratón y ni
pensar de cucaracha; un animal mas grande, no podía ser no tenia donde
esconderse el había revisado absolutamente todo.
Regreso a su cuarto bastante furioso.
-¡La junta de mañana es demasiado importante para distraerme en pendejadas
como esta!
Apago la luz, pero apenas lo hizo las pisadas volvieron esta vez parecían rodear su
cama, se sentó a llorar, él era un hombre muy fuerte pero todos tenemos un
limite y Gabriel había llegado al suyo.
Un pensamiento fugaz paso por su mente había un único lugar donde no había
revisado.
Encendió la luz, levanto lentamente su mirada, y lo vio.
Una criatura descarnada le regreso la mirada, aquello le sonrió.
Gritos se escucharon en toda la casa, Gabriel fue brutalmente asesinado por esa
horripilante criatura que todo el tiempo estuvo caminando en el techo de su
cuarto.
Día de los inocentes
El sonido de su celular lo despertó mas súbitamente que otras noches, mareado
aun por el sueño titubeó al contestar, – B Bueno, Diga... Por supuesto, estoy en
camino. Se levantó de la cama de un salto y volteó la mirada solo para asegurarse
que su esposa seguía dormida.
De su casa salió a paso veloz y subió a su automóvil, Héctor había formado parte
del cuerpo policial de su ciudad por 23 años (un mérito grande para muchos) era
un experimentado Criminalista y un férreo creyente de la justicia, la lluvia esa
noche era escasa, algo muy raro para esa época de lluvias pero eso no le daba un
tono misterioso a esa madrugada… Héctor Zárate reportándose al servicio.
El informe era claro, un brutal homicidio se había cometido en un tranquilo
vecindario, -¿sobrevivientes?, preguntó, lo cual era una pregunta poco
inteligente a sabiendas de que él era requerido solo cuando el saldo era rojo en
su totalidad. La casa estaba cubierta por el manto de la noche, y antes de entrar,
el detective le advirtió que la escena que presenciaría era Dantesca y confusa y
que era mejor que usara todo su criterio profesional.
Libreta de Notas de Héctor Zárate encontrada en su casa:
BORRADOR DEL DICTAMEN PERICIAL DE LA ESCENA DEL CRIMEN.
St. María no. 123 “Caso Jiménez”
Siendo las 5:32 de la madrugada del día 28 de diciembre, arribé a la casa marcada
en el expediente, al entrar me percato de que la cerradura de la puerta principal
no fue violada, lo cual indica que el “Ignoto” no utilizó la violencia para ingresar al
domicilio, al ingresar al inmueble se percibe un tétrico ambiente (anotación
personal, no es necesario incluirla en el reporte oficial). La sala principal es un
lago de sangre y parece ser que la escalera que da al segundo piso es la cascada…
Todo parece indicar que una fiesta se celebraba en esta casa al momento de los
homicidios, Después de recorrer los distintos sectores de la planta baja no hay
presencia de occisos.
Subí las escaleras cuidando el protocolo de no contaminar la escena, es curioso
que la paz que se percibe en la planta alta difiere de el de la planta baja, en este
piso visualizo dos recámaras y un baño, me dirigí a inspeccionar las habitaciones
comenzando por la que parece ser propiedad de las pequeñas gemelas de la
familia Jiménez, Esto es horrible! en años de experiencia no había presenciado tal
crueldad… ambos cuerpos están postrados en el suelo de la habitación, una boca
arriba y otra boca abajo, ambas cuidadosamente acomodadas (me atrevo a
suponer) de manera que una estuviera sobre la otra; dios, esto es horrible, que
ser humano es capas de realizar semejante acto, la sangre invade toda la
habitación, evidentemente las niñas fueron perseguidas por toda la recámara,
siendo ultimadas al pie de su ventana, ambos cuerpos presentan heridas
punzocortantes ocasionadas por arma blanca, es curioso, ambas están vestidas
de payaso, lo cual refuerza mi hipótesis de la fiesta.
Me dirigí ala segunda habitación, pude percatarme de un charco hemático que
sobre sale por debajo de la puerta del baño, pero siguiendo el protocolo de orden
inspeccionaré primero la segunda habitación.
En efecto, la mente humana en su naturaleza maligna es mas retorcida que la
imaginación de cualquier poeta o escritor, esto supera por de mas ala ficción,
víctima de sexo femenino aparentemente de unos 40 años, esta postrada en una
silla, su pierna derecha descansa sobre la izquierda (esto es curioso, nuevamente
es evidente que el cadáver fue acomodado cuidadosa mente por el ignoto
homicida) los brazos de la mujer están abiertos como si esperara a alguien y
forzadamente su rostro muestra una sonrisa (investigar este fenómeno de rigor
mortis), la mujer presenta una laceración profunda en su cuello (herida por
degüello) la hemorragia fue incontenible, es una horrible manera de morir,
además, el arma homicida esta en el suelo, esta evidencia será una excelente
línea de investigación.
La segunda víctima parece ser el esposo, aparentemente 40 años de edad, su
ropa esta ensangrentada por igual pero esta cubierto por una manta hasta el
cuello, también presenta ese extraño rigor mortis de sonrisa burlona en su rostro,
y su mirada me infunde pánico a pesar de mi experiencia.
Me dirigí al baño (el ultimo sector por revisar) parece que encontraré una victima
mas, esto lo delata el charco hemático que se filtra por debajo de la puerta.
Libreta de Héctor Zárate (1 hoja después del borrador de reporte)
Escribo estas líneas mientras voy rumbo a casa a bordo de un taxi, eh dado parte
a las autoridades para que lleguen antes que yo, es indescriptible el terror de lo
que siento al siquiera repetir la escena, al abrir la puerta de el baño no
encontré ningún cadáver, pero encontré una razón para huir del lugar a toda
prisa, en el espejo del baño se encontraba una leyenda aterradora “FELIZ DIA DE
LOS INOCENTES DETECTIVE ZÁRATE, AHORA NUESTRAS SONRISAS ALEGRARAN
TU HOGAR” al momento de leer esto la puerta tras de mi cerró de golpe, logré
forzarla después de unos minutos de intensos empujones solo para incrementar
mas mi terror, al correr por los obscuros pasillos de la casa me percaté que
ninguna de las víctimas antes mencionadas estaba en donde yo las había
observado inicialmente y diversas pisadas latentes marcadas por la pálida tinta
de la sangre recorrían el pasillo rumbo a las escaleras, bajé lo mas rápido posible
lo que ocasionó que me manchara de la sangre en la escalera al caer, mi espíritu
se rompió aun mas al ver que mi auto no estaba… Dios, Apiádate de mi y mi
familia…

EXPEDIENTE DE INVESTIGACIÓN
No. 0927465
CASO: TRIPLE HOMICIDIO
VÍCTIMAS: Héctor Zárate, su esposa Patricia Ríos, y sus dos hijos, Manuel y
Oswaldo Zárate Ríos.

Umbra
La luz de sol, inundada de partículas invisibles, penetró por la ventana de la
habitación y golpeó el rostro inexpresivo del durmiente cuya alma, al cálido
contacto, se arrastró desde las profundidades del inconsciente para despertar a
la realidad de todos los días. Una y otra vez abrió los parpados y la misma
cantidad de veces se topó con un muro de penumbra que no le permitió ver más
allá de su primer pensamiento del día.
El terror se apoderó de todos y cada uno de sus sentidos. Comenzó como una
revoltura en su estómago, que pronto se transformó en una helada sensación
que le recorrió la espina dorsal, se extendió a los miembros y se expulsó a si
mismo bajo la forma de un helado sudor. Al mismo tiempo, los pensamientos se
desbocaron sin orden ni razón con una velocidad pasmosa, aniquilándose entre
ellos hasta que sólo quedó una sola idea funesta: me he quedado ciego.
Nadie más había en la casa. Un silencio aplastante se extendía por todos lados,
asfixiando al pobre invidente quien totalmente paralizado en todas sus funciones
se hallaba tumbado sobre la cama, llorando en silencio ante su desgracia
intensificada por la persistente soledad que al igual que un maligno demonio, se
colaba en cada suspiro, alimentando la desesperación y la impotencia del
desgraciado, que totalmente indefenso, pronto intentó vomitar tan colosal
desgracia.
Los minutos se transformaron en horas. Las lágrimas se acabaron pronto y tras
aquella tempestad de emociones quedó una calma engañosa, una incertidumbre
intermitente que sin embargo, aclaró un poco las ideas del ciego. Lo primero que
se le ocurrió, fue pedir auxilio. Se levantó de la cama y se puso en pie, buscando
sin éxito las sandalias. El frío del piso le pareció terriblemente insoportable. Se
quedó quieto un momento, tratando de orientarse en la oscuridad trazando un
mapa mental a base de recuerdos imprecisos que lo llevaron directo hacia donde
no debía, pues terminó por tropezarse con una silla que casi nunca estaba en el
lugar donde la encontró y que lo llevó a impactarse contra el suelo, recibiendo el
mayor daño a la altura del estómago, lo que lo dejó sin aire varios angustiosos
segundos. No le quedó pues más remedio que intentar arrastrarse hacia donde
no sabía y terminó por chocar esta vez contra la húmeda pared de quien sabe
cual lado de la sala, la cual parecía extenderse infinitamente hacia cualquier
parte. Decidió pues quedarse donde estaba, hasta que algún familiar llegara para
prestarle auxilio.
No podía comprender que significaba tal desgracia. Lo meditó, al principio con
paciencia, recordando cualquier indicio que le hubiera presagiado aquel
indeseable estado. Indefenso sobre el piso preguntó a Dios en una plegaria qué
había hecho para merecer tal situación, y la única respuesta posible fue el eco de
sus propios pensamientos sombríos, que le hablaban de muerte, de abandono,
de desprecio y de hastío mientras giraban descontroladamente en su interior.
Aunque intentó acallarlas, su propia voz, multiplicada en muchas, resultaron ser
más fuertes que su voluntad. Sin embargo, una voz desconocida, seca y
amenazante se elevó por encima del bullicio y sembró una duda en el corazón.
“Dios es el culpable” gritó “él es el único responsable de lo que te pasa”.
El miedo dio paso a la ira, un enojo irracional que hizo al ciego maldecir su propia
vida. “No te daré el gusto” pensó y con fuerzas renovadas reptó por el frío suelo
abriéndose camino con un coraje inusitado.
Llegó a la cocina, la cual reconoció por el aroma a grasa añeja que pululaba en el
aire. Reincorporándose con gran agilidad empezó a tentar el comedor y el
fregadero, buscando un algo de lo que no estaba seguro. Derribó muchas cosas a
su paso, pero estaba fuera de sí, poseído por una sola obsesión, que a su vez
estaba sazonada por las mismas voces funestas que lo perseguían a donde quiera
que iba. Finalmente, su mano chocó contra una afilada punta de metal. Con las
yemas de los dedos, el ciego recorrió el artefacto hasta reconocerlo como un
cuchillo.
“Serás una carga para mí” oyó decir a su madre, aunque ésta no se encontraba
allí. “Allí tienes el pago de todo lo que has hecho” dijo la agresiva voz. “Ciego por
el resto de su vida” se dijo él mismo. Alzó el cuchillo tan alto como su brazo lo
permitía y lo dirigió contra si mismo.
Fue todo muy rápido. El filo cortó la carne y le hirió el alma. El dolor, si es que lo
hubo, fue un fugaz estremecimiento que lo tumbó de espaldas. La sangre brotó
con fuerza y rodeó su cuerpo como un aura maldita. De nueva cuenta, un frío
sobrenatural que partía de la herida se extendió por todo su cuerpo y le aturdió
el cerebro cauterizando los pensamientos y las ideas funestas. Sólo hubo silencio.
Pero no el silencio angustiante de antes. Esta vez era una agradable ausencia de
sonidos que lo hacía estar muy en paz. La penumbra que hasta entonces había
cubierto sus ojos impidiéndole ver, se fue desdibujando hasta revelar el mundo a
su alrededor. La ironía le golpeó de llenó el rostro y fue lo último que sintió antes
de morir.

Los gritos de un muerto

El grito de un muerto fue lo que me hizo concebir aquel intenso horror hacia el
doctor Herbert West, horror que enturbió los últimos años de nuestra vida en
común. Es natural que una cosa como el grito de un muerto produzca horror, ya
que, evidentemente, no se trata de un suceso agradable ni ordinario. Pero yo
estaba acostumbrado a esta clase de experiencias; por tanto, lo que me afectó en
esa ocasión fue cierta circunstancia especial. Quiero decir, que no fue el muerto
lo que me asustó.
Herbert West, de quien era yo compañero y ayudante, poseía intereses
científicos muy alejados de la rutina habitual de un médico de pueblo. Esa era la
razón por la que, al establecer su consulta en Bolton, había elegido una casa
próxima al cementerio. Dicho brevemente y sin paliativos, el único interés
absorbente de West consistía en el estudio secreto de los fenómenos de la vida y
de su culminación, encaminados a reanimar a los muertos inyectándoles una
solución estimulante. Para llevar a cabo estos macabros experimentos era preciso
estar constantemente abastecidos de cadáveres humanos muy frescos; porque
aún la más mínima descomposición daña la estructura del cerebro; y humanos, y
descubrimos que el preparado necesitaba una composición específica, según los
diferentes tipos de organismos. Matamos docenas de conejos y cobayas para
tratarlos, pero este camino no nos llevó a ninguna parte. West nunca había
conseguido plenamente su objetivo porque nunca había podido disponer de un
cadáver suficientemente fresco. Necesitaba cuerpos cuya vitalidad hubiera
cesado muy poco antes; cuerpos con todas las células intactas, capaces de recibir
nuevamente el impulso hacia esa forma de movimiento llamado vida. Había
esperanzas de volver perpetua esta segunda vida artificial mediante repetidas
inyecciones; pero habíamos averiguado que una vida natural ordinaria no
respondía a la acción. Para infundir movimiento artificial, debía quedar
extinguida la vida nocturna: los ejemplares debían ser muy frescos, pero estar
auténticamente muertos.
Habíamos empezado West y yo la pavorosa investigación siendo estudiantes de
la Facultad de Medicina de la Universidad Miskatonic, de Arkham,
profundamente convencidos desde un principio del carácter absolutamente
mecanicista de la vida. Eso fue siete años antes; sin embargo, él no parecía haber
envejecido ni un día: era bajo, rubio de cara afeitada, voz suave, y con gafas; a
veces había algún destello en sus fríos ojos azules que delataba el duro y
creciente fanatismo de su carácter, efecto de sus terribles investigaciones.
Nuestras experiencias habían sido a menudo espantosas en extremo, debidas a
una reanimación defectuosa, al galvanizar aquellos grumos de barro de
cementerio en un movimiento morboso, insensato y anormal, merced a diversas
modificaciones de la solución vital.
Uno de los ejemplares había proferido un alarido escalofriante; otro, se había
levantado, violentamente, nos había derribado dejándonos inconscientes, y había
huido enloquecido, antes de que lograran cogerle y encerrarlo tras los barrotes
del manicomio; y un tercero, una monstruosidad nauseabunda y africana, había
surgido de su poco profunda sepultura y había cometido una atrocidad… West
había tenido que matarlo a tiros. No podíamos conseguir cadáveres lo bastante
frescos como para que manifestasen algún vestigio de inteligencia al ser
reanimados, de modo que forzosamente creábamos horrores indecibles. Era
inquietante, pensar que uno de nuestros monstruos, o quizá dos, aun vivían… tal
pensamiento nos estuvo atormentando de manera vaga, hasta que finalmente
West desapareció en circunstancias espantosas.
Pero en la época del alarido en el laboratorio del sótano de la aislada casa de
Bolton, nuestros temores estaban subordinados a la ansiedad por conseguir
ejemplares extremadamente frescos. West se mostraba más ávido que yo, de
forma que casi me parecía que miraba con codicia el físico de cualquier persona
viva y saludable. Fue en julio de 1910 cuando empezó a mejorar nuestra suerte
en lo que a ejemplares se refiere. Yo me había ido a Illinois a hacerles una larga
visita a mis padres, y a mi regreso encontré a West en un estado de singular
euforia. Me dijo excitado que casi con toda probabilidad había resuelto el
problema de la frescura de los cadáveres abordándolo desde un ángulo
enteramente distinto: el de la preservación artificial. Yo sabía que trabajaba en
un preparado nuevo sumamente original, así que no me sorprendió que hubiera
dado resultado; pero hasta que me hubo explicado los detalles, me tuvo un poco
perplejo sobre cómo podía ayudarnos dicho preparado en nuestro trabajo, ya
que el enojoso deterioro de los ejemplares se debía ante todo al tiempo
transcurrido hasta que caían en nuestras manos. Esto lo había visto claramente
West, según me daba cuenta ahora, al crear un compuesto embalsamador para
uso futuro, más que inmediato, por si el destino le proporcionaba un cadáver
muy reciente y sin enterrar, como nos había ocurrido años antes, con el negro
aquel de Bolton, tras el combate de boxeo. Por último, el destino se nos mostró
propicio, de forma que en esta ocasión conseguimos tener en el laboratorio
secreto del sótano un cadáver cuya corrupción no había tenido posibilidad de
empezar aun. West no se atrevía a predecir que sucedería en el momento de la
reanimación, ni si podíamos esperar una revivificación de la mente y la razón. El
experimento marcaría un hito en nuestros estudios, por lo que había conservado
este nuevo cuerpo hasta mi regreso, a fin de que compartiésemos los dos el
resultado de la forma acostumbrada.
West me contó cómo había conseguido el ejemplar. Había sido un hombre
vigoroso; un extranjero bien vestido que se acababa de apear al tren, y que se
dirigía a las Fabricas Textiles de Bolton a resolver unos asuntos. Había dado un
largo paseo por el pueblo, y al detenerse en nuestra casa a preguntar el camino
de las fábricas, había sufrido un ataque al corazón. Se negó a tomar un cordial, y
cayo súbitamente muerto, un momento después. Como era de esperar, el
cadáver le pareció a West como llovido del cielo. En su breve conversación, el
forastero le había explicado que no conocía a nadie en Bolton; y tras registrarle
los bolsillos después, averiguó que se trataba de un tal Robert Leavitt, de St.
Louis, al parecer sin familia que pudiera hacer averiguaciones sobre su
desaparición. Si no conseguía devolverlo a la vida, nadie se enteraría de nuestro
experimento. Solíamos enterrar el despojos en una espesa franja de bosque que
había entre nuestra casa y el cementerio de enterramientos anónimos. En
cambio, si teníamos éxito, nuestra fama quedaría brillante y perpetuamente
establecida. De modo que West había inyectado sin demora, en la muñeca del
cadáver, el preparado que le mantendría fresco hasta mi llegada. La posible
debilidad del corazón, que a mi juicio haría peligrar el éxito de nuestro
experimento, no parecía preocupar demasiado a West. Esperaba conseguir al fin
lo que no había logrado hasta ahora: reavivar la chispa de la razón y devolverle la
vida, quizá, a una criatura normal.
De modo que la noche del 18 de julio de 1910; Herbert West y yo nos
encontrábamos en el laboratorio del sótano, contemplando la figura blanca e
inmóvil bajo la luz cegadora de la lámpara. El compuesto embalsamador había
dado un resultado extraordinariamente positivo; pues al comprobar fascinado el
cuerpo robusto que llevaba dos semanas sin que sobreviniese la rigidez, pedí a
West que me diese garantías de que estaba verdaderamente muerto. Me las dio
en el acto, recordándome que jamás administrábamos la solución reanimadora
sin una serie de pruebas minuciosas para comprobar que no había vida; ya que
en caso de subsistir el menor vestigio de vitalidad original no tendría ningún
efecto. Cuando West se puso a hacer todos los preparativos, me quedé
impresionado ante la enorme complejidad del nuevo experimento; era tanta, que
no quiso confiar el trabajo a otras manos que las suyas. Y tras prohibirme tocar
siquiera el cuerpo, inyectó primero una droga en la muñeca, cerca del sitio donde
había pinchado para inyectarle el compuesto embalsamador. Ésta, dijo,
neutralizaría el compuesto y liberaría los sistemas sumiéndolos en una relajación
normal, de forma que la solución reanimadora pudiese actuar libremente al ser
inyectada. Poco después, cuando se observó un cambio, y un leve temblor
pareció afectar los miembros muertos, West colocó sobre la cara espasmódica
una especie de almohada, la apretó violentamente y no la retiró hasta que el
cadáver se quedó absolutamente inmóvil y listo para nuestro intento de
reanimación. Él, pálido y entusiasta se dedicó ahora a efectuar unas cuantas
pruebas finales y someras para comprobar la absoluta carencia de vida, se apartó
satisfecho y, finalmente inyectó en el brazo izquierdo una dosis meticulosamente
medida del elixir vital, preparado durante la tarde con más minuciosidad que
nunca, desde nuestros tiempos universitarios, en que nuestras hazañas eran
nuevas e inseguras. No me es posible describir la tremenda e intensa
incertidumbre con que esperamos los resultados de este primer ejemplar
auténticamente fresco: el primero del que podíamos esperar razonablemente
que abriese los labios y nos contase quizá, con voz inteligente, lo que había visto
al otro lado del insondable abismo.
West era materialista, no creía en el alma, y atribuía toda función de la
conciencia a fenómenos corporales; por consiguiente, no esperaba ninguna
revelación sobre espantosos secretos de abismos y cavernas más allá de la
barrera de la muerte. Yo no disentía completamente de su teoría, aunque
conservaba vagos e instintivos vestigios de la primitiva fe de mis antecesores; de
modo que no podía dejar de observar el cadáver con cierto temor y terrible
expectación. Además… no podía borrar de mi memoria aquel grito espantoso e
inhumano que oímos la noche en que intentamos nuestro primer experimento en
la deshabitada granja de Arkham.
Había transcurrido muy poco tiempo, cuando observé que el ensayo no iba a ser
un fracaso total. Sus mejillas, hasta ahora blancas como la pared, habían
adquirido un levísimo color, que luego se extendió bajo la barba incipiente,
curiosamente amplia y arenosa. West, que tenía la mano puesta en el pulso de la
muñeca izquierda del ejemplar, asintió de pronto significativamente; y casi de
manera simultánea, apareció un vaho en el espejo inclinado sobre la boca del
cadáver. Siguieron unos cuantos movimientos musculares espasmódicos; y a
continuación una respiración audible y un movimiento visible del pecho. Observe
los párpados cerrados, y me pareció percibir un temblor. Después, se abrieron y
mostraron unos ojos grises, serenos y vivos, aunque todavía sin inteligencia, ni
siquiera curiosidad.
Movido por una fantástica ocurrencia, susurre unas preguntas en la oreja cada
vez más colorada; unas preguntas sobre otros mundos cuyo recuerdo aun podía
estar presente. Era el terror lo que las extraía de mi mente; pero creo que la
última que repetí, fue: “¿Dónde has estado?”. Aún no sé si me contestó o no, ya
que no brotó ningún sonido de su bien formada boca; lo que sí recuerdo es que
en aquel instante creí firmemente que los labios delgados se movieron
ligeramente, formando sílabas que yo habría vocalizado como “sólo ahora”, si la
frase hubiese tenido sentido o relación con lo que le preguntaba. En aquel
instante me sentí lleno de alegría, convencido de que habíamos alcanzado el gran
objetivo y que, por primera vez, un cuerpo reanimado había pronunciado
palabras movido claramente por la verdadera razón. Un segundo después, ya no
cupo ninguna duda sobre el éxito, ninguna duda de que la solución había
cumplido cabalmente su función, al menos de manera transitoria, devolviéndole
al muerto una vida racional y articulada… Pero con ese triunfo me invadió el más
grande de los terrores… no a causa del ser que había hablado, sino por la acción
que había presenciado, y por el hombre a quien me unían las vicisitudes
profesionales.
Porque aquel cadáver fresco, cobrando conciencia finalmente de forma
aterradora, con los ojos dilatados por el recuerdo de su última escena en la tierra,
manoteó frenético en una lucha de vida o muerte con el aire y, de súbito, se
desplomo en una segunda y definitiva disolución, de la que ya no pudo volver,
profiriendo un grito que resonara eternamente en mi cerebro atormentado:
-¡Auxilio! ¡Aparta, maldito demonio pelirrojo… aparta esa condenada aguja!
No se olviden de mí
Aquella noche Ángela y Martín se acostaron como de costumbre. Martín se
durmió rápidamente pero Ángela tenía el sueño más flojo, de modo que cuando
empezaron los arañazos ella los oyó y se puso alerta.
Lo primero que pensó al oír ruidos que no supo identificar debido al miedo, fue
que habían entrado ladrones en la casa. Despertó a su marido sin abrir siquiera la
luz y le pidió que escuchara y mirara a ver si había entrado alguien al hogar.
Martín se despertó, escuchó y dijo: “Son arañazos, será el perro”.
Si apenas hacer movimiento encendieron la luz y vieron al animal dormido a los
pies de la cama. No había sido él. Volvieron a apagar la luz pero esta vez se
reanudaron los arañazos, y cada vez parecía más claro que se estaban haciendo
en la puerta cerrada de la habitación.
Martín dijo en voz baja a Ángela que igual era un ratón, y que si era así, lo pillaría,
porque los ratones, al ver una luz, se quedaban inmóviles momentáneamente. Y
lo hizo, pero la luz demostró que allí no había ratones. Despertaron al perro, que
se puso nervioso.
Volvieron a hacer otra prueba y cada vez que apagaban la luz se escuchaban los
rasguños sobre la madera de la puerta. Martín decidió abrir la luz y levantarse y,
con bastante miedo, según confesaría, se dirigió a la puerta, la abrió y miró
ceñudamente a ambos lados. Nada.
Se dirigió hacia la cocina con Ángela siguiendo sus pasos. Pensaban en los niños,
no querían que se despertaran e intentaron caminar en silencio.
Al llegar a la cocina Ángela tuvo un pálpito.
- ¿Qué día es hoy, Martín?
Martín le dijo la fecha exacta.
- ¡Es el aniversario de la muerte de mi madre! -Exclamó ella.
Ángela encendió una vela y rezó y prometió a su madre que por aquel olvido le
haría una misa especial para ella. El resto de la noche no se escuchó ni un
rasguño más.

Hypnos Lullaby
Aquella vez estaba sola en casa, debían pasar de las once de la noche y como no
había mucho que hacer encendí la computadora y me puse a ver algunos videos
graciosos, de música y cosas por el estilo, comenzaba a aburrirme hasta que
encontré uno que me llamo la atención era de Pokémon, se llamaba Hypno´s
Lullaby y leí los comentarios donde supuestamente decían que el Pokémon era
pedófilo ya que gustaba de engañar y secuestrar niños para hacerles cosas poco
éticas, “puras patrañas” pensé, así que me puse a ver el video solo para
confirmar mi sospechas, el video tenia una imagen del Hypno con un par de niños
tomados de las manos, escuche con atención; era la música de alguna parte de
un juego de Pokémon y después de unos segundos se escuchaba una voz ronca
que cantaba al ritmo de la tonada decía algunas cosas un tanto extrañas, me
erizo un poco la piel, a pesar de que en un principio tome el video como algo
falso hecho por algún fan apenas termine de escucharlo sonó el teléfono celular,
estaba tan concentrada en el video que cuando el celular sonó me hizo brincar,
conteste y al hacerlo lo único que escuché era una respiración dificultosa y un
jadeo, me asusto ya que era lo ultimo que me esperaba porque ese celular no
tenía línea y solo lo usaba como cámara y reproductor de música, colgué de
inmediato y busque que numero había sido, para mi sorpresa aparecía como
numero desconocido y quedé muy intranquila por la llamada pensando que era
imposible que el teléfono sonara. Termine más tarde de ver videos pero por
alguna extraña razón no podía sacarme la canción de la cabeza, me fui a intentar
dormir pero no podía porque recordaba esa voz jadeante y la música del video.
Pase la noche sin poder conciliar el sueño del todo y así fue algunas noches
después de eso. Ya en la mañana me levantaba con dificultad, me sentía
confundida, cansada con una sensación de pesadez y tristeza, pensé que tal vez
tendría pesadillas pero contrario a eso no recordaba nada de lo que soñaba.
Aquella mañana no fue muy diferente de las otras aunque decir verdad me sentía
más apagado y sin energías ó deseos de hacer nada y en ratos recordaba la
tonadita. Cansada de esto y sin otra explicación de mi estado actual se debía a el
hecho de haber visto ese video se me ocurrió buscar más acerca de eso. Lo
primero que busque fue la letra y encontré una traducción en español, pues la
canción originalmente estaba en ingles y como la había escuchado solo una vez
no le había prestado mucha atención, La traducción es la siguiente:
La Canción de Hypno.
“Vengan, pequeños niños, vengan conmigo.
Seguros y felices estarán.
Lejos de sus casas, ahora déjennos correr.
Con Hypno tendrán mucha diversión.
Oh, pequeños niños, por favor no lloren.
Hypno no mataría a una mosca.
Sé libre, sé libre, sé libre para jugar.
Ven a mi cueva, quédate aquí.
Oh, pequeños niños, por favor no se muevan.
Estas cuerdas, lo sé, los sujetarán con fuerza.
Hypno te dice que esto es real.
Pero tristemente, Hypno te ha mentido.
Oh, pequeños niños, no podrán irse.
Sus familias los llorarán.
Sus mentes se abrirán.
Permitiéndome embrujar sus sueños.
Pero seguro, todos deben saber
que es tiempo de irse.
Oh, pequeños niños, no fueron listos,
Ahora se quedarán aquí por siempre.”
No era tanto la letra si no la voz lo que me daba escalofríos, busque entre los
videos de YouTube el de mayor antigüedad debía ser ese el que originalmente se
subió, al revisar los detalles del video me di cuenta que venían escritos de un
modo que no pude entender, al principio pensé que estaban escritos en alemán,
pase el texto de la descripción al traductor, no había muchos cambios, y no ayudo
mucho, en realidad en nada, pase a intentarlo con inglés, eslovaco, maltes, ruso,
nada me sirvió así que decidí dejar el video de lado y me fui a la escuela.
Sentía mucha pesadez y ya en el salón me preguntaron varias veces si me sentía
bien ó si estaba enferma y respondí que si para evitar una burla al decir que era
por un video que me había asustado y una llamada imposible. Así siguió mi día
hasta el receso cuando me encontré con un compañero llamado Dennis y se me
ocurrió preguntarle si sabía algo del video de Hypno.
- No me gustan los Hypno, tienen muy poca defensa, el video lo he visto, es ese
que tiene la música de torre Lavanda ¿no?
- ¿torre Lavanda? – pregunte no me sonaba mucho
- Si, ¿nunca jugaste “Pokémon Red and Blue”?
- Amm… No.
- Bueno en ese juego hay una torre llamada Lavanda y suena esa tonada, en una
especie de cementerio para Pokémon, es una parte medio complicada en el
juego, porque…
No termino de decir lo último porque en ese momento sentí un mareo y la voz de
Dennis se hizo muy lenta. Me desmayé por unos minutos y cuándo desperté vi
varios rostros preocupados alrededor de mí; la profesora, Dennis y otros
compañeros. Me sentía aturdida y veía todo borroso
- ¿estas bien?
Asentí aun confundida por lo que me llevaron a enfermería, la asesora llamo a mi
mamá para informar lo que había ocurrido, pasaron por mi más tarde.
Ya en casa me cambie y me acosté, justo cuando puse mi cabeza en la almohada
comencé a escuchar la tonada en mi cabeza me puse las manos en la cara y me di
la vuelta tratar de dormir ¿Que me pasaba? ¿Era por ese video? solo era uno de
esos tontos video de internet ¿Como podía estar yo así?
Me dormí y de inmediato desperté ó eso creí…
Estaba rodeada de oscuridad, mire a mi alrededor estaba recostada en una roca
plana, al parecer me encontraba dentro de una caverna, me levante y camine
guiándome por las paredes para no caer, había una ligera luz proveniente de un
túnel largo, fui por ahí buscando una salida de ese lugar. Mis pasos resonaban
por el eco del lugar, de pronto escuche un ruido, avance y vi una niña
amordazada y atada en el piso. Me acerque para ayudarla pero al quitarle la cinta
que tenia en la boca no dijo nada, tenía una mirada inexpresiva, con poca
dificultad la libere de las cuerdas, pero la pequeña permanecía inmóvil.
-Vamos, hay que irnos de aquí – no sabía que ocurría exactamente, pero si de
algo estaba segura era que debíamos marcharnos de ahí lo más pronto posible.
Tome la antorcha que iluminaba la caverna.
La niña me siguió sin oponerse ni decir nada, caminamos a través de la cueva por
un largo rato, todas las paredes y formaciones rocosas me parecían tan parecidas
que tuve la sensación de que habíamos estado caminando en círculos, la
desesperación comenzaba a invadirme. De pronto escuche unas pisadas detrás
de nosotras, me detuve un momento y al voltear lo vi, era Hypno, me parecía
familiar pero a diferencia de cómo lo conocía en la serie animada, lucía real; su
pelaje se veía pálido debido a la luz de la antorcha, sus ojos eran penetrantes, era
monstruoso, e intimidante a pesar de no ser más alto que yo, tenia un péndulo
en su mano y avanzaba despacio, me era imposible imaginar si sus pensamientos
sería semejantes a los humanos ó se conducía meramente por sus instintos ¿sería
capaz de razonar con él?
En mi cabeza empezó a sonar la tonada de Lavander town, retrocedí y por un
momento me olvide de la pequeña. Hypno se acercó y comenzó a oscilar su
péndulo. Lo mire; instantáneamente tuve la sensación de cansancio que ya
conocía, me sacudí, el monstruo sonrió, y en ese momento escuche su voz:
-Me encuentro muy solo en este lugar, ¿te llevaras a mi única compañía? ¿Por
qué no se quedan con Hypno? – era una voz extraña parecida a la de un anciano
con un tono un tanto agudo.
No movía su boca.
-D-de verdad, tenemos que irnos… – dije casi sin convicción, sentía un poco de
lastima por aquel.
- ¡por favor! – Suplicó exageradamente, haciendo caso omiso tome a la pequeña
de la mano y avance sin mirarlo – ¡Suficiente!- chasqueo sus extraños dedos y la
niña se detuvo, me miro con odio y me dio un puntapié en la espinilla, me dolía
un poco, aunque ese instante un recuerdo llego a mi mente.
-¿Por qué la tenias atada? no había necesidad ¿cierto? –La niña se paro a un lado
de Hypno y él sonrió con cierta malignidad.
-excelente cebo. ¿Quién se resiste a una pequeñita amordazada? –No entendía
bien, la uso como señuelo pero… ¿para que?
- no entiendo.
-Pronto estarás bajo mi poder – Se acercó con el péndulo, hacia mi, por inercia lo
golpee con la mano libre y cayo de espaldas lo amenace con la antorcha.
-libérala, ya – Dije mientras dirigía el fuego a su rostro.
Pude ver en sus ojos un brillo siniestro, una fuerza desconocida que me hizo
retroceder y que esfumo todo el valor que tenía en ese instante.
-¿Y crees que solo por ser tu sueño eres capaz de darme ordenes?- Dijo Hypno
mientras se levantaba lentamente con ayuda de la niña.
-Es mi sueño…- Pensé mientras buscaba en la cueva algo que pudiera ayudarme,
cuando en el piso pude ver un objeto que brillaba con la débil luz de la antorcha.
Hypno volteo enseguida a ese mismo punto y ambos vimos un objeto que si bien
podía salvarme Hypno no me dejaría llegar hasta donde se encontraba; una
pokébola.
Me abalancé en dirección de la pokébola e Hypno hizo lo mismo, estando a poco
de alcanzarla sentí como me tomó del tobillo y comenzó a jalarme.
-Esto es lo último que verás Hypno!- Dije mientras con un gran esfuerzo me
estire para alcanzar la Pokébola y vi como sus ojos se abrían dé la impresión y
sentí que era yo quién esta ocasión le influía miedo.
Aun en el piso lancé contra el la pokébola y al chocar con Hypno comenzó a gritar
mientras su cuerpo se deformaba convirtiéndose en algo similar a vidrio rojo.
Su mano seguía sosteniendo mi tobillo por lo que comencé a forcejear con el
para liberarme e Hypno me sostuvo con sus dos manos mientras la Pokébola lo
aspiraba a su interior. Con algo de miedo e inseguridad comencé a patearlo y a
darle golpes en ambas manos, sin pensarlo me incorpore un poco y tiré
fuertemente del péndulo que llevaba en su mano derecha arrebatándoselo.
-Como es posible que alguien como tu sea quién me destruya?!?!- Gritaba Hypno
mientras lo que quedaba de su cuerpo se volvía rojo y entraba en la pokébola.
Al ver que se había quedado inerte la pokébola me levante y me dirigí a donde
estaba la niña, que se veía aun perdida. La sacudí fuertemente y ella reacciono
como si hubiere despertado de aquel trance.
-Vámonos – le dije y la pequeña asintió y me siguió. Avanzamos dejando la
pokébola tras nosotras.
- Es por aquí – dijo ella
conduciéndome por aquellos
pasadizos, unos minutos después ya
vislumbrábamos la salida. Por un momento
me pregunte que me encontraría a salir
camine y la luz me deslumbro un instante,
abrí los ojos y estaba en mi cama, mire el
techo blanco de mi recamara. -Fue un
sueño???- Me levante y mire mi mano
izquierda con curiosidad porque sentía
algo en ella.
Epilogo
Era la hora del receso en la escuela y yo comía un sándwich con cierta voracidad,
le había contado todo a Dennis.
-Eso lo explica todo –dijo Dennis dejando su botella de jugo a un lado
-¿Como? – Pregunte desconcertada
- Hypno se alimenta de los sueños, usa su péndulo para hipnotizar y dormir a sus
presas y devorar sus sueños, por eso no tenias sueños, por eso estabas cansada
todo el tiempo, él se alimentaba de tu energía. Que cosa tan loca ¿no?
- Supongo que si – sonreí y saque el pequeño péndulo plateado de mi bolsillo,
meciéndolo frente a él.

La leyenda de Mary Ann


Todo comenzó en Tetbury, una pequeña localidad de cierta campiña inglesa
situada a unos cuarenta minutos de Oxford. Se dice que allí, hace muchos años,
vivía una chica de deslumbrante belleza llamada Mary Ann Sawford. Sus cabellos
eran largos, ondulados y de un dorado semejante al oro, su cuerpo era todo un
monumento y su rostro tenía facciones tan bellas y finas que parecía el rostro de
un ángel. Por todo ello Mary Ann estaba acostumbrada a ser el centro de
atención, un imán que por donde iba monopolizaba las miradas masculinas y que,
con una sola mirada de sus ojos azul-zafiro, era capaz de hacer que cualquier
chico del pueblo caiga rendido a sus pies.
Pero su apariencia era sólo el bello envoltorio de un alma insensible y algo cruel.
Detrás de su rostro angelical latían una soberbia y una arrogancia sin límites pues
Mary, cegada por la vanidad y la superficialidad, creía que por ser tan hermosa
era superior a los demás, mirando casi siempre con desdén a las otras personas,
particularmente a aquellas que no habían tenido la suerte de ser tocadas por la
belleza. Fue así que aquella detestable actitud de Mary consiguió que, con el
tiempo, la envidia que las chicas del pueblo le tenían acabase por transformarse
en una peligrosa combinación de celos y odio.
En su crueldad, Mary Ann encontraba un gran deleite en amargarle la vida a una
chica jorobada de nombre Elizabeth: la trataba con apodos, le lanzaba bromas
denigrantes, la dibujaba, entre otras cosas…Y todo eso durante años. Un día
cruzó los límites y humilló fuertemente a Elizabeth delante de Robert, el chico
que Elizabeth amaba. Esa noche Elizabeth lloró y juró que ya había sufrido
demasiadas humillaciones y que era hora de hacer justicia y vengarse de Mary
Ann. Quería hacerle algo horrible sin importar las consecuencias, algo que le haga
pagar por haber adoptado por tanto tiempo la actitud aborrecible de la niña
mimada en la que se había convertido…
Tres días más tarde Elizabeth fue arrestada después de lanzar una sartén de
aceite hirviendo al rostro de Mary. Mary Ann sobrevivió, incluso conservó la
vista…pero el precio fue muy alto, tan alto que ella habría preferido morir: su
rostro angelical quedó tan desfigurado por la severidad de las quemaduras que
parecía el de un monstruo infernal, su pecho y su cuello habían quedado en un
estado lamentable y había perdido una buena parte de su dorada cabellera.
Dicen que la primera vez que vio su nuevo aspecto estuvo toda la noche gritando,
y que entró en una crisis nerviosa tan terrible que sus alaridos estuvieron
resonando por gran parte de Tetbury hasta casi entrada la mañana. Jamás volvió
a ser la misma: se había transformado en un ser traumatizado y atormentado.
Pasaba todo el tiempo encerrada en su casa, no permitía visitas. Cubrió con viejas
sábanas todos sus espejos para así evitar el suplicio de mirar su horrendo
aspecto. Pasaba horas enteras peinándose el poco pelo que le quedaba mientras
se repetía una y otra vez que era la chica más bella del pueblo. Cuentan que si
pasabas cerca de su casa podías casi siempre oírla sollozar, incluso dicen que a
veces por las noches se ponía a gritar como loca. Con el tiempo fue
enloqueciendo cada vez más, aunque no permaneció mucho tiempo mas entre
los vivos, ya que después de que perdiera su belleza: un día, incapaz de seguir
aguantando su suplicio, Mary destapó uno de sus espejos y, al ver su monstruosa
imagen, comenzó a gritar, rompió el espejo y luego se cortó las venas con uno de
los pedazos del afilado cristal…
Pasados unos días se encontró su cuerpo desangrado encima de los pedazos del
espejo. Cuentan que nadie acudió a su funeral, el odio y envidia que había
despertado en vida la habían dejado sola en sus últimos momentos.
Con el paso de los años empezaron a nacer extraños rumores en Tetbury: se
decía que el espíritu de Mary Ann estaba penando y que hasta se podía invocar.
Todo lo que había que hacer era estar solo en tu casa de noche, escribir el
nombre de Mary Ann en un espejo y luego acostarte. Supuestamente, a la
mañana siguiente encontrarías el espejo roto y verías que tu reflejo ha
desaparecido para siempre, y en su lugar aparecerá el rostro quemado de Mary
Ann en cada espejo a tu alrededor, el espíritu te estará vigilando desde el más
allá mientras se peina su raída melena…
En un comienzo creerás que se trata de alucinaciones pero luego la verás cada
vez más: en el cristal de la ducha, en el vidrio de la ventana, en la pantalla del
ordenador, en tus sueños… Mas solo tú podrás ver el rostro aterrador de Mary
Ann, nadie más lo verá y si lo cuentas los demás pensarán que estás loco y al final
tarde o temprano acabarás tan
trastornado como la propia Mary Ann…
Seguirás viéndola hasta que un día te
hartes y rompas uno de los malditos
espejos en que Mary Ann te observa peinándose. Pero cuidado: el día que hagas
eso, ten por seguro que morirás, ya que Mary Ann enfurecerá y mientras
duermes poseerá tu cuerpo y te obligará a suicidarte cortándote las venas con los
afilados restos del espejo igual que ella se quitó la vida abandonando su
sufrimiento en este mundo…
Lolita Slave Toy
Yo creo Esclavas Lolita de juguete. En caso de que no sepan a qué me refiero, es
muy simple: Transformo chicas jóvenes en juguetes sexuales fácilmente
manejables. Eso. Ellas no pueden escapar, resistirse, ni decir algo; ellas solo están
ahí para tu diversión sádica. ¿Curioso del porqué?
Soy un cirujano viviendo en uno de esos países en las periferias del este europeo.
Una sociedad bastante ruda, la pobreza es enorme y a menos que tengas dinero y
conexiones, estás cagado. No es necesario decir que yo tengo ambas. También
tenemos hermosas mujeres aquí, los países del este europeo son bien conocidos
por eso. Afortunadamente (para mí), algunas de estas chicas ya no tienen
parientes o familiares y viven en orfanatos. Yo no llamaría a eso vivir, es increíble
lo que encontrarás ahí. Algunas chicas muy jóvenes tienen suerte y son
adoptadas, pero a la edad de 8 o 9 ya son muy grandes. Algunas de las niñas más
lindas son vendidas para prostituirse y podrías considerarlo suerte también; en
vez de desaparecer lentamente en la mugre y la pobreza. Yo compro algunas
chicas. Generalmente, tomo las más atractivas que rodean los 9 y 10 años, antes
que comiencen su pubertad. El orfanato coopera bastante, están alegres de tener
una boca menos que alimentar. De la misma forma, aceptan mis donaciones para
ellas. Nunca preguntan y yo nunca divulgo nada. Ellos saben que soy cirujano;
probablemente piensan que hago algunos experimentos con las chicas o cortar
sus órganos para después venderlos. Pero no, encuentro un negocio mucho más
rentable; transformo a las chicas en juguetes sexuales. Puedes ordenar una
Juguete Sexual Lolita si quieres. No son baratas; cobro entre 30.000 y 40.000
dólares por un juguete. Eso no toma en cuenta los gastos de envío. Pero tendrás
una Juguete Sexual Lolita que te satisfará por muchos años, ella es como una
muñeca, ¡pero con vida!
Déjame decirte cómo logro que una joven niña de orfanato se haga una muñeca
viviente. Cuando he encontrado una chica nueva y apropiada, pediré al orfanato
que la vengan a dejar a mi villa. Ella llegará desnuda, atada y con los ojos
vendados. Después de una breve inspección y un chequeo médico la llevaré a la
clínica especial de mi villa. Después la limpiaré profundamente. Estas chicas son
sucias, realmente apestan; no han visto un baño en años y son muy descuidadas.
Cuando está finalmente limpia la pondré en una camilla y le daré una inyección
que la hará dormir.
Le crearé una nueva identidad y le daré un nuevo nombre – No conozco los
nombres reales de las chicas, solo sé su edad y es todo lo que necesito. En el
orfanato, cualquier dato de ella será destruido. Nunca existió. Ahora su existencia
será la de un mero juguete. Tengo un trío de Esclavas Lolita de juguete; Dasha,
que tiene 11 años y está en la etapa final de su transformación; Tanya, que ahora
tiene 12 años, 2 años desde que la creé; y Luda, que tiene 14 años y un embarazo
de 4 meses.
La mañana siguiente es la gran operación. La chica aún estará durmiendo debido
al anestésico de la noche anterior. La pondré en la mesa quirúrgica y le
administraré más anestésicos para la operación. De modo que si te estás
preguntando porqué mi Juguete Sexual Lolita no se resistirá ni se irá; muy simple:
¡Le amputo piernas y brazos! Le amputaré los brazos hasta los codos y sus
piernas hasta las rodillas. Fácil, ¿no? Esta chica jamás se arrancará de ti…
Para ella esta es una operación muy pesada y probablemente el paso más crítico
en el proceso de transformación. Pero la mayoría de las veces sobreviven.
Ya no estoy dejando a las chicas con muñones en brazos y piernas. Les adjunto
una barra de metal de 5 cm. al hueso de sus brazos y piernas antes de coser las
heridas. El otro extremo de la barra metálica tiene una rosca de tornillo a la que
se puede adjuntar una junta tórica. ¡Cuando esté lista, podrás asegurarla con una
cadena, o candado, a cualquier objeto que quieras! Mi Tanya y Luda
normalmente tienen una cadena pegada a la espalda, encajada con ambas juntas
tóricas en los muñones de sus brazos. Eso mantendrá sus brazos muy bien
pegados a su cuerpo.
Al principio debes cuidar mucho de las heridas en los muñones, para prevenir
infecciones. Una vez que la herida haya sanado completamente, pondré silicona
encima del muñón. Esto va cubierto por terciopelo blanco y se ve muy dulce, a
pesar de las crueles juntas tóricas al fin de lo que les queda de brazos y piernas.
Después de unos pocos meses, cuando las piernas y brazos se han recuperado
completamente, puedes poner algo más de presión en las juntas tóricas. Yo
comencé hace un año colgando a Tanya y Luda de sus brazos y piernas desde el
techo. Es un muy interesante decorado para tu cuarto: ¡una Lolita desnuda
colgando de tu techo! Y es bastante agradable usar su vagina o boca cuando está
colgando de esa forma.
Pero antes de eso hay un largo camino por recorrer. La operación no está lista
amputando sus brazos y piernas. Después también cortaré sus cuerdas vocales,
así no podrá volver a hablar o incluso hacer sonidos. Además, le removeré los
dientes. Hecho esto, le implanto una capa de silicona con una capa más delgada
en sus mandíbulas. Ella aún podrá chupar penes, pero no podrá mascártelo. De
hecho, es muy agradable cuando ella intenta mordértela un poco; las capas
superiores te dan algo parecido a un masaje.
El implante de silicona es absolutamente necesario, sino su boca parecería la de
una abuela desdentada. Esto la mantendrá bella. Para mantener su boca en
buena forma, usará una mordaza la mayor parte del tiempo. Esto puede sonar
obsoleto, porque corté sus cuerdas vocales y no podrá hablar de ninguna
manera, pero es un tema estético. Simplemente, una chica amordazada se ve
bien y no necesita de su boca para cosas que no sean alimentación, bebida o
culear.
Una vez que la operación esté lista, le daré a la chica una o dos semanas para
recuperarse y dejar que las heridas sanen. Después comenzará su entrenamiento.
Ella ya no es una chica ordinaria, sino que un juguete y tiene muchas cosas por
aprender. Ya que no tiene dientes, no puede comer. Debe ser alimentada como
un bebé. Yo lo hago una vez al día con una mamadera y fórmula de infantes,
porque contiene todos las vitaminas y minerales. No le daré más de lo necesario;
no quiero que engorde, porque ya no puede moverse. Debes cuidar de eso.
Ella bebe una mamadera llena de agua, té o limonada tres o cuatro veces al día,
así que consume al menos 2 litros de agua por día. Eso es suficiente para
mantenerla saludable. Al principio, pondré la botella en la boca, pero pronto solo
dejaré la botella junto a ella, de forma que tendrá que ponérsela en la boca ella
misma. Toma algo de práctica que logre poner la botella en su boca, ya que no
tiene brazos, pero eventualmente lo hará y beberá. Cuando lo haga, le vendaré
los ojos antes de que tome la botella; antes de que su entrenamiento haya
finalizado deba encontrar la botella y beber de ella, sin ver.
La comida y la bebida se devuelven, así que la llevo al baño unas veces al día.
Como no se puede mover, debes levantarla y llevarla al baño. Cuando estoy
haciendo negocios, pongo un catéter en su tracto urinario. Ya que no come
mucho, tampoco caga mucho.
Aunque ya no puede hablar, aún me puedo comunicar con ella para enseñarle
cosas elementales. Le enseñaré a dar un mamón apropiado, le enseñaré a
disfrutar el sexo cuando su clítoris y labios vaginales sean estimulados con un
vibrador. También le enseñaré qué significa ser una esclava. Le azotaré la vagina
todos los días, mientras uso un vibrador, de modo que ella en algún punto no
podrá discriminar entre dolor y placer. Pondré pinzas y colgadores en sus
pezones y labios vaginales, los que también estiraré. Intensificaré su
entrenamiento cuando le ponga más y más agujas en la vagina. También usaré
cera caliente, su clítoris será torturado con agujas, su vagina será electrocutada y
atada con hilos. Tendrá que soportar cualquier forma posible de tortura antes
que siga con la próxima etapa de su transformación. En esta fase estará la mayor
parte del tiempo con los ojos vendados, pero cuidaré de que también pueda ver
cómo la torturo. Tengo una cámara corriendo casi siempre, así que tendrá que
ver su propia tortura y otras películas realmente hardcore, al menos una hora por
día.
En algún punto, no solo será una esclava física, sino también mental. Su mente ya
no resiste, se ha vuelto totalmente sumisa. Entonces haré las últimas
modificaciones para hacerla una Esclava de juguete. Ella ya está inmovilizada y
discapacitada para comunicarse, ya que no puede hablar. Hasta ahora puede ver
y oír, no estaba completamente privada sensorialmente. Una verdadera esclava
no puede moverse, hablar, ver u oír, solo sentir.
Antes de privarla de sus últimos sentidos, le doy una leve anestesia. Después
pongo audífonos en sus orejas y programo ruidos extremadamente fuertes que
duran varias horas. Esto será suficiente para dañar su audición lo suficiente como
para que no vuelva a escuchar. Como un toque final, trataré sus ojos con un láser.
Ella no será completamente ciega. Mi Tanya y Luda aún reaccionan a luces
fuertes y supongo que aún pueden ver sombras tenues, pero no pueden
reconocer nada y casi están sordas. De cualquier forma, vendo sus ojos la mayor
parte del tiempo, pero eso es por gusto personal. Están completamente
paralizadas, ni siquiera hacen ruidos cuando las torturo. Solo puedo notar que
sufren dolor por las reacciones de su cuerpo, la respiración agitada y la expresión
de su rostro.
Cuando se haya recuperado de esto, estará transformada en un pequeño juguete
indefenso listo para la venta. Son fáciles de cuidar; solo un poco de comida y otro
de cuidado (limpieza diaria). Están inmovilizadas, puedes juntarlas a cualquier
objeto e incluso “decorar” a costa de ellas. No pueden hablar, oír o ver; están
completamente privadas sensorialmente. Las Esclavas de Juguete que están a la
venta aún son vírgenes y recién están entrando a la pubertad. De todos modos,
están bien entrenadas para el sexo oral y han sido fuertemente torturadas y
abusadas. Pueden embarazarse, así que la anticoncepción es aconsejada, a
menos que quieras disfrutar de una esclava de juguete embarazada. Solo hazme
saber si quieres ordenar una.

El susodicho
Este diario relata la historia de los avistamientos de una mujer con algo
terrorífico que la asechaba. Los días van saltados porque estos son los días que
esta criatura interactuó con ella.
Día 1:
Me he llamado paranoica por las insignificantes cosas que me ponen al borde. No
puedo estar en la oscuridad, la sensación de alguien estando ahí sin yo darme
cuenta de ello me parece lo más insoportable. No tolero el silencio tampoco.
Pensarían que lo opuesto sería lo correcto, pues al menos en el silencio podría
escuchar si algo se aproxima, pero es sólo como si estuviera invitando a un
sonido que no pertenece. Como si estuviera invitando a que algo sucediera. A
que algo hiciera algo. Duermo con el televisor encendido, resuelve ambos
problemas de esta instintivo mal.
Ahora dudo que sólo sea una paranoia. Últimamente he estado oyendo ruidos a
lo largo de mi casa, y a veces cuando miro alrededor noto cosas caídas, perdidas,
o movidas de lugar. Más de una vez he oído algo correteando justo antes de
voltearme y no encontrar nada. Pesadillas, donde una criatura que nunca he visto
ni en lo más oscuro del folklore me dice que debo temer, porque seré como él
pronto.
Día 4:
Esta mañana, en mis primeros pasos del día, vi algo. Era exactamente como la
criatura de mis pesadillas. Me dije que todavía estaba en esos momentos de la
mañana donde el sueño te puede hacer imaginar cosas… No estoy segura de
haberme convencido.
Creo que me tocó.

Día 6:
Apareció de nuevo, y esta vez no pude negar que estaba totalmente despierta.
Fui a traer una bebida y me lo encontré en el pasillo, bajo la tenue iluminación
que resaltaba de mi alcoba. Era pálido, bastante pálido; casi sería blanco sino es
por su piel tan similar a la de un humano. Sus ojos eran sorprendentemente
grandes y negros, ligeramente reflejando la luz. Su pálida piel se estiraba a lo
largo de su huesudo cuerpo y sus venas estaban descubiertas, como si su piel
fuera demasiado delgada para cubrirlas. Tenía unas garras enormes, me aterró la
idea de que me hubiera rozado con ellas; eran como navajas, y las tres de en
medio se extendían a un pie de largo. Las demás no pasaban de dos pulgadas, y
eran todas sus seis del mismo color que mis uñas.
La escena pareció como capturada en una fotografía por el segundo que me miró
fijamente con sus enormes ojos, pareciendo sorprendido de que lo hubiera
descubierto, antes de que se lanzara de vuelta a la oscuridad del pasillo doblando
en la esquina por la que se había asomado.
Día 7:
Creo que ya abandonó la casa, aunque no dormí por el miedo de despertarme y
sentir sus garras tocándome de nuevo. No puedo dejar de pensar en ellas. Se
miraban como si estuvieran hechas del mismo material que las uñas… ¿entonces
cómo llegaron a verse tan afiladas?
Día 8:
Cuando desperté estaba observándome dormir, torpemente sentado en el rincón
diagonal a mí. No, no me desperté, me despertó. Lo oí respirar. Era un sonido
acelerado, como un animal enfermo sonaría: sin tono, sin emoción, plano. Lo vi
todo. Sus piernas traseras eran mucho más pequeñas que sus piernas frontales, y
recuerdo que mi primera idea fue “¿cómo puede caminar con las cuatro siendo
tan desiguales?”. Pude ver sus costillas… Es tan huesudo. No tenía fibra muscular,
ni nada que indicara su género. Puedo deducirlo por cómo se agachaba, sentaba,
o lo que fuera que estuviera haciendo con sus patas traseras. Tenía garras en sus
pies, en menor cantidad que en sus manos. Tres largas y una pequeña garra. Su
cara era larga, y no tenía nada de cabello en su cuerpo… y su repulsiva nariz de
esqueleto. Me dejó verlo. Daba la impresión de que lo disfrutaba, que
contemplara a su horripilantemente pálida y demacrada forma. Hacia lo mismo él
también, estudiando cada detalle de mi contextura. Terminamos al mismo
tiempo y sonrió antes de irse caminando a cuatro patas, lentamente, dejándome
ver cómo era que lo hacía, como si supiera que me intrigaba. Me miró de vuelta
en todo momento y nunca parpadeó, no creo que pueda.
Dios, esa mirada…
Día 9:
Estaba en la esquina de nuevo esta mañana. No reaccionó cuando desperté, aun
cuando no quería tenerlo en mi mirada de nuevo. Continuó ahí por más de una
hora hasta que me diera cuenta que estaba esperando a que me levantara. En su
lugar jalé las sábanas contra mí y me pegué a la pared que tenía atrás,
enfureciéndolo en el proceso. Acercó su largo antebrazo y clavó sus garras en mis
sábanas, quitándomelas con un pequeño movimiento de su muñeca. No sé cómo
lo hizo, no tenía músculos, pero fue tan fuerte que la velocidad con que me las
arrebató me dio una quemadura por fricción. Con mi corazón pulsando violento
en mi pecho y siempre atenta a cualquier otro movimiento de su parte, me moví
al borde de la cama, y pese a su inexistente respuesta, de alguna forma sentí que
se emocionó. Cuando al fin me paré continuó mirándome. Lo hizo desde mis pies
a cabeza. Luego sonrió, y se fue.
No me gusta su mirada.
Día 10:
Creo que le gusta ese rincón. Estaba ahí de nuevo esa mañana. Esta vez no me
sentí tan insegura de levantarme, creyendo que eso lo haría irse, aunque no fue
así. Siguió mirándome, como esperando que hiciera algo más. Cruzamos miradas
por un largo tiempo hasta que se desesperara. Se acercó a mí y me alejé por
reflejo hasta la pared al lado de mi puerta. Se veía complacido por mi temor, pero
me interponía en su camino. Estuve inmóvil cuando caminó en dirección hacia
mí, tirándome a un lado con su brazo para que le diera paso. Su piel era suave y
ligeramente delgada.
Día 11:
No estaba aquí hoy… un pequeño alivio. Sin embargo, mientras me vestía lo
caché espiándome. Me congelé con un brazo fuera de su manga y mis pantalones
a medio subir. Traté de ignorarlo y terminé de vestirme, y para cuando miré de
nuevo a la puerta, preocupada, ya se había ido.
Me da la impresión de que está ideando alguna clase de plan.
El hecho de que tenga la inteligencia suficiente como para hacer planes me pone
nerviosa.
Día 12:
No estaba en la esquina de nuevo. Aunque me vestí despacio y atenta en caso de
que estuviera afuera. Casi recé porque hubiera obtenido lo que quería de
espiarme y se fuera.
Estaba en la cocina expectante, como una mascota. Corrí a mi alcoba apenas lo
descubrí y él también lo hizo, siguiéndome, estando delante de mí de un
momento a otro, bloqueando mi camino y mirando con sus enormes ojos que
denotaban ninguna emoción; mas sabía que estaba enojado. Fui a la cocina y le
puse un filete crudo en un plato. Lo azotó contra la pared donde la carne golpeó
salpicando de manera repugnante mientras que el plato se hizo añicos.
Confundida ante sus deseos, saqué el jugo de naranja y le ofrecí un vaso,
dándome sólo un débil quejido, el primero que le había escuchado, y del que
logré deducir claramente que era hembra. Continuó observándome con el jugo
en mi mano hasta que le di un tímido sorbo, y se sentó augusto. Me preparé
tostadas y huevo. Ella no quería ninguno, sólo que yo comiera. Una vez terminé
se levantó y se fue.
Me pregunto si está tratando de engordarme.
Día 13:
Se está adentrando cada vez más en mi vida. Hoy no la vi hasta después del
desayuno. Iba a ir al baño y estaba de pronto bajo mis pies, sus garras a
centímetros de mis tobillos. Mantuve una postura firme, caminando tranquila
con ella a mi lado hasta quedar a dos pasos del baño, cuando corrí hacia dentro y
azoté la puerta, poniéndole seguro. Suspiré y tomé asiento en el retrete.
Entonces escuché su descomunal rugido venir desde afuera y vi cómo con todas
sus afiladas garras destrozó la parte baja de la puerta, y entró, sentándose a mi
lado con una triunfante sonrisa.
No pude contener las lágrimas. Se retiró hasta que había terminado.
Día 14:
Me siguió fuera de la casa hoy. Seguí mi rutina sin una señal de ella, contenta en
lo que me dirigía a la universidad, hasta que la escuché. Su respiración. Miré
alrededor temerosa y vi sus negros ojos puestos sobre mí, escondida bajo
sombras a pocos metros de mí. Cuando me detuve hizo un pequeño sonido de
desaprobación; reanudé mi camino sin más.
Me ha entrenado.
Día 15:
Estoy comenzando a entender cómo opera. Estuve atenta a su llegada hasta que
acabó mi horario en la universidad, pero no se presentó. Cuando llegué a casa,
como suponía, estaba ahí esperándome. Me precipité a mi siguiente actividad:
tarea. Permaneció a mi lado hasta que acabé.
Casi me siento contenta de entender qué es lo quiere.
Día 19:
Tenía razón; me siguió a través del resto de mi rutina diaria hasta que me fui a la
cama. He comenzado a preguntarme qué es lo que hace cuando no está
estudiándome. También si copilará los datos que saca sobre mí en algún lado. Me
doy cuenta de que eso podría significar que los esté compartiendo con otras
criaturas como ella. Dormí con dificultad.
Día 20:
Se ha ido. No la vi, aun después de irme a la cama. Estoy preocupada.
Día 23:
Sigue sin asomar la cara. Sólo estas entradas y el agujero en la puerta del baño
me convencen de que realmente estuvo aquí.
¿Dónde se ha ido?
Día 24:
Llamé a que reparan la puerta. No estoy segura de por qué no lo hice desde que
dejó de venir, o en el mismo momento que terminó de observar mis rituales de
“limpieza”. Me dijeron que tomará tres días.
Día 25:
El hombre me hizo muchas preguntas por el agujero, diciendo que parecía como
si alguien le hubiera dado con un hacha. Me preguntó por qué estaba tan abajo y
acerca de su tamaño tan extraño. Mentí y se me quedó viendo raro; le dije la
verdad y empeoré el asunto. Cuando insistí en que decía la verdad, me amenazó
y salió de mi casa.
No fue del todo inútil, hasta me siento un poco mejor por habérselo contado a
alguien. En fin, tendré que buscar a alguien más que me repare la puerta.
Día 26:
Todavía estoy temblando. Ha vuelto; pero algo está distinto en ella. Desperté y
me encontré con su boca alrededor de mi cabeza, casi engulléndola en su
totalidad. Vi todos sus afilados dientes insertados desde la entrada de su boca
hasta su garganta. Mi primer pensamiento fue que había vuelto para matarme.
Mi segundo fue si era realmente su comida. Mi tercero, cómo todos esos dientes
funcionaban en su garganta. Retiró su boca con lentitud y uno de sus dientes rozó
mi nariz; apenas me tocó, pero me hirió fuerte, y sangré en cantidad. Lamió la
herida y sentí su lengua como la de un gato. Se veía muy satisfecha por mi
apariencia horrorizada, y se fue abruptamente.
Día 27:
Me despertó de nuevo, esta vez estando encima de mí. La contextura de sus
huesos presionados sobre mí fue lo que me hizo reaccionar. Se me quedó viendo
con una sonrisa y persistió en enseñarme sus dientes de nuevo. Di un quejido y
saltó al rincón.
Día 31:
Nunca me deja sola ahora. Aprendí que no duerme, quizá no lo necesite. Siento
sus ojos dondequiera que voy.
Día 33:
Ayer recogí un gato enfermo de la calle en mi camino desde la universidad. Hoy
estaba destripado en la mesa de mi cocina. Sonrió cuando vomité.
Día 34:
Estuvo fuera por un rato hoy, y noté la puerta de mi closet abierta. Resulta que es
ahí donde ha estado viviendo. Tenía un intenso olor a muerte.
Día 37:
Por la primera vez en mucho tiempo, no se mostró. Aproveché la oportunidad y
salí toda la noche con unos amigos. Me siento un tanto mejor.
Día 41:
Está ganando peso y despide una sustancia asquerosa que huele a carne roída.
No estoy segura de en qué se está alimentando.
Día 43:
Me habló. Dijo que ya no puedo volver a salir.
Día 48:
Me he quedado sin comida. Vio que no había comido y me trajo un perro
degollado.

Día 50:
Intenté salir a traer comida y me atacó. Tengo la herida de tres de sus garras en
mi pierna de donde me tiró de vuelta a la casa. La maldije de todas las formas
que sabía.
Me comí el perro.
Día 51:
Lloro mucho. No puedo recoger las fuerzas para salir de la cama. La herida está
infectada y se mira un tanto serio; pero a ella no parece importarle. Traté de
hablarle, preguntarle qué quería. Sólo sonrió con sus dientes y se me quedó
viendo… es todo lo que hace.
Día 52:
Me levanté para limpiar la herida. Tuve suerte de tener todo lo necesario, creo;
viviré. Desearía no haberla curado, y morir por la infección aun si tuviera que
soportar ese dolor que se extendía por todas mis venas; pero ella me obligó a
hacerlo.
Día 53:
Leí un libro y reí. Ella grito adolorida.
Día 55:
Sonreí. Ella aulló de dolor. Me tomó un tiempo darme cuenta de que su olor se
había ido.
Día 57:
Sé cómo matarla.
Día 64:
Finalmente soy libre. Después de una semana de preparación, conseguí
acercarme a ella mientras se dirigía al cuarto continuo a mi alcoba, y la abracé; su
piel estaba teñida y grasosa por ese horrible líquido. Gritó y trató de atacarme,
pero estaba sobre su espalda, tomándola fuerte y rehusándome a desistir ante
el miedo, sujetándola aún más fuerte cada vez. Ella corrió y casi perdí el agarre
por su velocidad y el olor que había comenzado a marearme; tuve que me
tragarme el bilis que subía por mi garganta. Besé su cabeza, sintiendo sus venas
pulsando exageradamente: fue entonces cuando calló al suelo dando un horrible
grito. Agitada, me levanté y vi que sus ojos estaban blancos, que ya no me
seguían más. Al fin había muerto.
Día 68:
El cuerpo se ha ido. No me importa siempre y cuando no tenga que verlo.
Día 71:
Fui despertada por la sensación de esas garras tocándome e inmediatamente me
lancé para abrazar la criatura, pero batió sus garras contra mi cara, hiriéndome
terrible. Una voz rió, era macho.
—Eso no funcionará dos veces.
Noté que había otro más en el rincón.
No puedo dejar de llorar.

Día 173:
Me enviaron a mi primera casa, el blanco es un niño pequeño. Se orinó encima
cuando le pasé mis garras. Fue maravilloso.

Gloomy Sunday
¿Alguna vez alguno de ustedes ha escuchado de la famosa canción del suicidio?
muy seguramente no, pero las historias más espeluznantes no son las
paranormales, son las que de hecho pertenecen al mundo real y esta es del
mundo real.
Esta historia empieza en Hungría durante los años 30, la gran depresión no solo
afecto a los Estados Unidos si no que también a Europa donde se respiraba climas
de guerra de lo que de hecho sería el enfrentamiento bélico más sangriento
que tendría jamás la humanidad que el hombre tendría el disgusto de conocer; y
si lo anterior dicho fuera poco resulta que allá en Europa lo veían venir con
mucha anticipación y eso tomado de la mano con el deslave de la clase media, el
hambre, la miseria, el terror y el pánico hacían de la vida muy gris y muy
miserable.
Fue entonces cuando un compositor de la mano de un poeta compuso
una canción, era muy bonita y como en aquel entonces la competencia musical
no era ni por asomo tan grande como lo es hoy, su obra en conjunto no tardó
mucho en salir a la radio, fue el principio de una serie de eventos aterradores por
no decir más, la famosa canción de este dúo hasta entonces desconocido
ocasionó una ola de suicidios, la policía así lo supuso por que la ultima
pertenencia en manos de muchas de las personas que se quitaron la vida, como
hasta incluso tomar una navaja y cortarse la propia garganta, era un disco al lado
emitiendo sonido blanco y que contenía la dichosa canción, incluso algunos
tuvieron la molestia de escribir la letra en una hoja de papel antes de cometer
suicidio.
Alrededor de toda Hungría se registraron 17 suicidios reales y en todos había algo
que equiparaba e igualaba todas estas muertes desafortunadas, en cualquier
caso de suicidio no tardaba en aparecer la misteriosa canción, resulta que el
creador o el poeta Rezső Seress la había compuesto inspirado en una novia suya
que se quito la vida saltando por una ventana, este evento lo marco muy
negativamente o al menos eso cuenta la leyenda; tras esta canción, parte de las
estrofas de la misma están compuestas por la ultima carta que dejó su amada
antes de pasar a mejor vida, el señor Seress por poco se mete en problemas
legales por que esta canción hacía alentó al suicidio. Leamos algunas de las
estrofas.
“Triste es el domingo, entre las sombras lo paso entero
Mi corazón y yo hemos decidido que se acabe todo. Pronto habrá velas y
oraciones tristes”
No hace falta ser un detective para saber que habla sobre un suicida, sobre
alguien que va a acabar con su propia vida; pero, quizá la mala suerte que al
estallar la 2da guerra mundial, Hungría ya no tenia tiempo para historias de esta
naturaleza así que la canción quedó dormida durante mucho tiempo hasta que
fue exportada a Estados Unidos donde se le dio el nombre de “Gloomy Sunday”,
o sea “Domingo Triste” basado en el nombre original. Si ustedes pensaban que
dentro de la realidad tenebrosa de esta historia, esos 17 suicidios eran una
simple coincidencia de cara a que la canción se encontraba cerca de las victimas,
cualquier duda se disipó.
Luego, Gloomy Sunday volvió a causar una oleada de suicidios en masa, esta vez
más de 50 alrededor de todo los Estados Unidos de América y para que el
factor aliviante de la coincidencia se siga abismando, resulta que estas muertes
ocurrieron entre los años 50 y los 60 ¿saben qué? esas décadas fueron las más
prósperas que vieron jamás los Estados Unidos, su bautismo como una gran
potencia, la más dominante de todas. Esto quería decir que no tenía nada que ver
con crisis económicas, esto quería decir que Gloomy Sunday se estaba cobrando
a puño limpio a sus victimas, gente que se cortaba las venas, personas que se
tiraban desde su apartamento o quienes sin tanto drama
decidieron descerrajarse la tapa de los sesos de un disparo. Todas esas muertes,
todos esos suicidios, tenían algo en común, Gloomy Sunday andaba cerca,
esa melodía que invitaba al suicidio.
Muchos psicólogos recomendaron encarecidamente no escuchar esta pieza
musical en una lengua que pudieras entender, es preferible escucharlo
en húngaro que en ingles donde puedas entender la tonada puesto que
ellos están convencidos que si la escuchas teniendo un
mal día puede deprimirte muchísimo. Esto no es ficción, por algo
muchos psicólogos desaconsejan escuchar tango cuando uno esta deprimido,
resulta que aquí hay una canción que parece ser mucho mas poderosa hasta el
limite de lo terrorífico; pero ¿quieren saber lo peor de todo? Durante los años 60
mientras investigaban el origen de esta canción intentaron dar con el compositor
de la misma, el compositor los llevo al poeta, pero lamentablemente ahí termino
todo, puesto que el señor Seress se había suicidado, saltando desde la misma
ventana por la que su amada se quitó la vida.
El sarcasmo del maligno
Quienes presenciaron la tragedia, aún sufren escalofríos al recordarlo, y como no,
si la mayoría eran madres, padres y hermanos de los desafortunados.
Era una tarde de agosto, calurosa y tranquila en campamento Río de Janeiro. El
río, a causa de la sequía veraniega no estaba profundo y de la usualmente
fragorosa cascada apenas caían unos tímidos chorros, los necesarios para no
secar el pedregoso lecho. Estaba por anochecer y a la luz del ocaso la
congregación entonaba dulces cánticos espirituales, mientras por la rivera
desfilaban cinco jovencitos ataviados en uniformes blancos y verdes sobre los
que relucían las meritorias insignias de Los Conquistadores. Todos ellos sonreían
nerviosos cuando se adentraron en las frías aguas, que apenas les cubría las
rodillas. El pastor los siguió biblia en mano, dispuesto a celebrar el bautismo. Los
cánticos cesaron para cederle la palabra al Ministro del Señor y justo cuando iba
a abrir la boca, un sordo estruendo desde la cima de la cascada ensombreció el
ánimo de todos los presentes, quienes con expectación dirigieron su mirada hacia
al punto mencionado para descubrir que estaba pasando y durante unos
segundos, tan sólo pudo oírse el débil eco de aquel ruido. Entonces ocurrió: por
la cascada se precipitó una avalancha de agua turbia, barrosa, que arrastraba
consigo filosas piedras y troncos de árboles de considerable tamaño que
convirtieron la caída en un furioso remolino que desmadró el cauce. La muerte se
desplazó vertiginosamente. Ni los Conquistadores ni el pastor lograron alcanzar la
ya inundada orilla pues antes de dar el primer paso ya habían sido derribados por
la corriente que los arrastró hasta el fondo. Los de la orilla también cayeron, pero
fueron expulsados hacia afuera. Los gritos de los infelices impregnaron el aire.
Manos, pies y cabezas ensangrentadas se asomaron por entre los remolinos del
alud, sacudiéndose con desesperación antes de ser ocultados de nuevo por el
lodo. Durante cinco minutos, todo fue confusión. Luego, el río recobró su
pesadez, aunque no la transparencia de sus aguas.
Durante días fueron buscados los cuerpos, pero no hallaron siquiera girones de
ropa. Extrañamente lo único que pudieron hallar fue la arruinada biblia del
predicador, que se atoró entre las ramas de un árbol que se arqueaba sobre las
aguas. Pero no hubo cadáveres que enterrar, tan sólo un misterio que perduraría
a través de los años pues nadie nunca pudo determinar que había provocado
aquella ola gigantesca. Y así, la triste noticia que ensombreció los titulares
terminó por convertirse en una más de las leyenda urbana que los
acampantes de Janeiro contaban en sus noches de insomnio. Fue así como me
enteré de ella, una viernes en la noche, en una cabaña atestada de desconocidos
que achacaban aquella tragedia a las malas artes del Diablo, la versión que la
Iglesia marcó como oficial para las siguientes generaciones.
Aquella noche de diciembre, tras oír cuentos insanos sobre niñas fantasmas que
acechaban los baños de los varones, o de susurros que provenían de la oscuridad,
me lo pensé dos veces antes de ir a orinar, pero como tampoco quería pasar la
vergüenza de sufrir un accidente, me armé de valor y salí a los sanitarios, que se
hallaban a menos de cincuenta metros del dormitorio. Hacía un frío de los mil
demonios y el viento era algo fuerte, lo cual provocaba que los árboles se
mecieran violentamente, aumentando el aspecto sombrío de los corredores sin
luz. Oriné de prisa, mirando de reojo continuamente por si el infantil espantajo
hacía acto de presencia, pero afortunadamente no fue así. Todavía temblando de
frío (y miedo) opté por no lavarme las manos y apuré mi regreso a la cabaña, no
sin antes mirar involuntariamente a mi alrededor y un poco más allá. El alma se
me fue a los pies cuando mis ojos se detuvieron frente al edificio que servía como
comedor: afuera, junto a las puertas, formados en una perfecta fila india, cinco
muchachos ataviados con un pantalón verde y una camisa blanca repleta de
insignias esperaban como hacíamos nosotros cada mañana, que nos permitieran
acceder al desayuno. Tenían todas las miradas perdidas y en sus rostros había
rasguños sangrantes provocados por las filosas piedras del fondo del río.
- Te ríes de tu obra ¿verdad?- pensé y temiendo recibir una respuesta, puse
pies en polvorosa. No sé como hallé el camino pero corrí velozmente hacia la
cabaña, donde casi entré de un salto, cerrando con un portazo.
- ¿Se te apareció la niña? – preguntó uno de los muchachos tras una
carcajada.
Tardé mucho en recuperar el aliento, sudaba frío y quería vomitar. Todos me
miraban entre divertidos y atemorizados murmurando cosas entre ellos, sin
saber que pensar al respecto. Finalmente, mis pensamientos se aclararon en
medio del espanto.
- El diablo les manda saludos – solté secamente imponiendo silencio. Me
escurrí hasta mi litera y me envolví en las sábanas, negándome a cerrar los ojos
para no mirar a esos demonios transfigurados en niños, cuyos rostros espectrales
se asomaban ya por las ventanas del dormitorio.
El cuadro de la anciana
Los 94 años de mi abuela habían llegado a su fin. La conocí de muy niño por la
razón de que vivíamos en la misma casa aunque en diferentes pisos. Pero la
quería mucho. La herencia que ella dejo aclaraba perfectamente que la casa
quedaba a mi nombre, y que por respeto debía dejar los cuadros y las cosas como
estaban.
Recordé claramente que siempre de niño subía al segundo piso a llevarle una
sopa a mi abuela cuando estaba enferma, y siempre pasaba por el pasillo
mirando al suelo, para no tener que ver el horrible cuadro colgado en la pared. El
cuadro de una anciana con una mirada penetrante.
Nadie nunca me contó nada de ella, pero como exigía la herencia, no debía
mover el espantoso cuadro de su lugar aunque estuviera desacuerdo.
Un día como cualquier otro, me levante a preparar mi desayuno, y casi me llevo
un susto con el cuadro. El cuadro me miraba con una mirada tan tenebrosa,
parecía que había cambiado el gesto que tenia normalmente, parecía que había
fruncido el ceño, como intentando ver algo a lo lejos.
Era sumamente espantoso.
En medio del susto, solo reaccione y le tire una sábana encima, que quedo
colgando de tal forma que tapaba el cuadro. Durante todo el día me pase por el
pasillo sin tener que ver ese horrible rostro mirándome.
Ya al caer la noche, pude escuchar un ruido muy sigiloso. Al salisteis al pasillo
para ver de donde había provenido el ruido, pude ver que la sabana se había
caído. Mi corazón salto.
Ahora el rostro de la anciana me estaba sonriendo de una manera macabra y
espeluznante, mostraba sus malgastados dientes y se mostraban exageradas
arrugas en su rostro. Era una pesadilla ver ese cuadro, solo la mantenía en la casa
por la herencia de mi abuela, aunque realmente no se porque apreciaba tanto
ese cuadro, más aún me intrigaba que ella no lo encontrara horrible. Fue un
martes por la mañana que casi me da un infarto por algo que llegue a ver.
Estaba desayunando mi clásico café con mi sándwich de pollo, cuando note que
una cabeza se asomaba por el extremo de la puerta a verme.
Pegué un grito que se debió haber escuchado en toda la cuadra, a la par que la
cabeza se escondía rápidamente. Salí al pasillo a ver que era lo que había pasado,
pero no vi nada, solo vi a ese horrible cuadro, que ahora había cambiado otra vez
los gestos de su rostro.
Estaba seria.
Yo sabia perfectamente que la cabeza que había visto era la de esa mujer, no se
como, pero había estirado su cuello para espiar lo que hacia. La noche siguiente
decidí hacer algo más inteligente. Coloqué una cámara delante del cuadro, con la
intención de comprobar si era de ese cuadro de donde salía esa cabeza, o si el
cuadro hacía movimientos extraños. Lo deje grabando 3 días, en los cuales salí
fuera de Lima, a otro departamento de mi país. Al tercer día, subí directamente al
segundo piso para ver las condiciones del cuadro y de la cámara. El cuadro
cambio una vez más, ahora estaba enojado, tenia una expresión llena de rabia y
de furia, sus ojos brillaban de odio, ¿porque?
Entonces empecé a chequear lo que había capturado mi cámara en los 3 días que
estuve ausente. El primer día no hubo movimiento alguno, hasta que cayó la
noche. Pude ver claramente como la cabeza del cuadro miraba a los lados, como
observando si había alguien ahí, después vi como estiraba su cuello y salía del
cuadro.
El cuello se estiraba y estiraba mientras la cabeza de la anciana recorría todas las
habitaciones, curioseando. Entonces volvió a su postura, y cambio su expresión a
la de una sonrisa. A la mañana siguiente pude ver como volvió a repetir el mismo
procedimiento, solo que ahora después de haber vuelto a su posición normal,
empezaba a moverse más.
Estaba saliendo del cuadro.
Al salir completamente, pude ver que era una mujer extremadamente alta, ¡era
el doble de mi estatura! tenia que caminar agachada para no chocar con el techo.
Pero su altura no se debía a su altura en si, sino a que su cuello estaba estirado
exageradamente.
La anciana se paseo en toda la casa, buscando a algo, y gritando el nombre de mi
abuela mientras sollozaba. Cuando regreso al cuadro, su expresión era una llena
de odio, pude ver sus largas uñas romperse de la ira. Tal vez extrañaba a mi
abuela.
Fue entonces que me harte, me decidí a botar ese horrible cuadro. Pero justo
cuando lo saque de la pared para botarlo, justo cuando arranque el cuadro de la
pared, la anciana estiro sus brazos a través del cuadro para ahorcarme.
Sus dedos se clavaban en mi cuello a la par que me quitaban el aire, me estaba
matando, no podía respirar. Estaba a punto de dejarme llevar cuando me zafe de
milagro y bote el cuadro. La anciana devolvió sus brazos dentro del cuadro y
siguió mirándome con odio, estaba completamente despeinada y al parecer no
quería que me le acercara.
Llame a mi padre para contarle lo sucedido. Sabía que no me creería, pensaría
que me estaba drogando, pero cuando le conté lo sucedido él me dijo algo.
-Hijo, ese cuadro… la anciana de ese cuadro… era tu bisabuela- me dijo mi padre
a través del celular que nos comunicaba.
-¿Mi bisabuela? eso no importa ahora ¿no escuchaste lo que te dije?
-Lo se, es que… ella murió de una manera peculiar- me dijo con dificultad mi
padre- ella sufría de una depresión horrible, un día no pudo más con su soledad y
se ahorcó.
Esa noticia me impacto. Esta bien, que mi bisabuela se ahorcara era algo extraño,
y en parte triste, pero ella quiso matarme y me costaba explicarle a mi padre lo
que estaba pasando. Le iba a colgar hasta que me contó una última cosa.
-Lo raro de ese cuadro hijo, fue que lo pinto tu abuela el mismo día en que tu
bisabuela se ahorcó, exactamente antes de que se ahorcara- me explicó mi
padre- bueno, tu bisabuela le pidió a tu abuela que lo pintara, pues según ella, a
través de ese cuadro ella la cuidaría mientras viva, de cualquier persona que la
quiera hacer daño… hijo… ¿hay algo que?–
Le corte el teléfono. Fácil podría decir que hubo un problema en la línea.
Rápidamente corrí al pasillo, el cuadro estaba vacío, el rostro de mi bisabuela no
estaba.
Sentí en ese momento una respiración helada a mi espalda. Allí se encontraba
ella.
La anciana, extremadamente alta, ángel protector de mi abuela. Ella me miro
unos segundos, con esos ojos llenos de odio, llenos de maldad, llenos de
venganza. Ese cuadro veía todo, lo sabía, estoy seguro que vio como yo le subía a
mi abuela una sopa, una sopa cargada de veneno, y como le hacia caso omiso a
los gritos de ayuda que emitía mi abuela en su agonía.
Ella sabía quien era el responsable de la muerte de mi abuela, y tal vez mi abuela
lo sospechaba, tal vez por eso me pidió en la herencia que mantuviera ese cuadro
en la casa, tal vez…
La anciana empezó a ahorcarme, sentí que mi respiración se cortaba hasta que
empecé a escuchar pasos en la casa que se acercaban a las escaleras. Mi
bisabuela volvió rápidamente al cuadro con esa expresión de odio en su
decrepito rostro. Era mi hermana que llegaba a casa, me había salvado la vida. Le
dije que se llevara ese cuadro y lo guardara en el sótano.
Mientras se lo llevaba, pude ver como mi bisabuela me hacia señas de muerte.
Nunca más volví a entrar al sótano, he incluso años después de estos sucesos,
podía escuchar por la noche el ruido de la manija del sótano, como si alguien
quisiera salir de ahí.

La verdad de Digimon

La siguiente historia que estoy a punto de contarles es real, está basada en los
verdaderos eventos que ocurrieron en un trágico accidente en un campamento
de verano por ahí del año 1954 en la Ciudad de Osaka, Japón que acabó con la
vida de 7 niños. Así es, el mismo sitio donde ocurren los eventos de Digimon
Adventure.
En la tarde de agosto 13 de 1954 un extraño pero a la vez escalofriante reporte
llegó a la jefatura de policía de Osaka envolviendo un accidente ocurrido a las
afueras de la ciudad cerca de la catarata de Ögama, el reporte incluía la
descripción del accidente, al parecer en una creciente repentina del Rio Naka
arrastró en su totalidad a 7 niños llevándolos río abajo pero con la desafortunada
suerte que corrieron al ocasionarles la muerte, el reporte indicaba el
fallecimiento de 2 mujeres y 5 hombres. Los nombres de los niños anexados en
una página aparte.
Yagami Taichi de 11 años de edad.
Ishida Yamato de 11 años de edad.
Takenouchi Sora de 11 años de edad.
Köshiro Izumi de 10 años de edad.
Tachikawa Mimi de 10 años de edad.
Kido Joe de 12 años de edad.
Takaishi Takeru de 8 años de edad.
La noticia cayó como dinamita a la comunidad de Osaka y la pérdida de las vidas
de esos niños hizo caer a la mayoría de las familias de los fallecidos en una
tremenda depresión en especial la hermana del fallecido Yagami Taichi, Hikari
Kamiya de , que por consiguiente enfermó de manera muy grave y rápidamente,
la enfermedad la consumía a paso rápido llegándole incluso a afectar el cerebro y
a provocarle alucinaciones, los enfermeros que la atendían recordaban
estremecerse y negarse a trabajar con la paciente ya que solía hablar sola y esto
les inducía temor; una de sus historias en particular llegó a los oídos del jefe de
enfermeros en turno que por el momento le tocaba la guardia nocturna y al oír
un murmullo en la noche fría y larga se dirigió al cuarto de la afligida, entre
abriendo la puerta en la oscuridad vio como el cuerpo de la misma con una cara
vacía y ojos desorbitados hablaba sin parar. Lo siguiente es un fragmento de lo
que el enfermero destaca que escuchó aquella noche:
Recuerdo muy bien aquella noche en que todos nos conocimos, quien diría que
nuestros corazones se unirían en el mundo al Mundo Digimon, hermano espero
que estés contento en lo fuerte que me he convertido, de igual forma yo puedo
notar como esta aventura nos ha cambiado a todos, no puedo creer lo mucho
que hemos crecido y espero en un futuro podamos volvernos a reunir, tal vez
nunca nadie me crea lo que estoy diciendo, quizá y si estoy loca como muchos
dicen…mis papás dicen que solo sirvo para dar problemas pero sé que muy
dentro de mi existe un potencial muy alto que podemos alcanzar cuando nos
unamos en la próxima aventura, no dejemos que estos malos Digimon nos quiten
nuestro sueño ¿si hermano? No le extrañó eso al enfermero sino la mención de
los demás niños que murieron en ese accidente ya que la paciente no los conocía
ni muchos menos había entablado comunicación con ellos en el pasado. Continuó
su historia hasta el año 1970 cuando murió de insuficiencia respiratoria.
La historia se extendió a lo largo de Japón y al final llegó al creador de lo que
ahora conocemos como la saga de Digimon, Akiyoshi Hongö que visitó a los
familiares de los fallecidos y pidió el permiso para narrar la historia de Digimon,
dándole a todos los personajes algún rasgo que los caracterizaban en la vida real
pero también a como los describía en sus fantasías Hikari.
Tai se caracterizó en ser alguien valeroso y rebelde pero a la vez desequilibrado
por tener que ser el jefe de familia ya que su padre y su madre nunca estaban en
casa y tenía que cuidar a su hermana todo el tiempo, su Digimon simbolizaba su
espíritu aventurero pero el miedo a enfrentarse a una adultez temprana y dejar
de ser niño a tan corta edad. Hikari se reusó a seguir mencionando a su hermano
ya que le causaba tristeza y le provocaba posteriores convulsiones.
Matt/Yamato chico rebelde cuyos padres lo maltrataban, huyó al campamento
para escapar su realidad tan cruel, su Digimon simbolizaba su forma de ser
calmada y estratégica pero también para llenar su vacío de soledad que sentía,
rudo y a la vez sádico con los demás. Hikari nunca lo mencionó en sus historias,
quizá no le fue relevante.
Sora, no llevaba una buena relación con su madre por lo que la misma la mandó
al campamento para poder tranquilizarse. Su Digimon simbolizaba lo que Sora
quería ser de grande, una aviadora de las fuerzas armadas justo como su padre,
en las historias de Hikari la describía como una niña mandona y quejumbrosa.
Izzi/Izumi, interesado por la naturaleza pidió a sus padres la experiencia de ir al
campamento sin saber lo que su porvenir tenía, su Digimon simbolizaba su
estudio e interés por los insectos y animales, sus padres esperaban mucho de él
ya que decían su IQ era un poco más de 130, en lo que Hikari respecta lo
describió como meticuloso y perfeccionista, no entabló relación con él por lo que
desconocía su forma de ser.
Mimi, al igual que Izzi ella pidió el viaje al campamento ya que le fascinaban los
espacios abiertos y las plantas, no disfrutó más de 3 días su viaje antes del trágico
infortunio, su Digimon simboliza su afán por las plantas y flores, “tal vez la razón
por lo que le fascinaban las plantas tanto era porque era alérgica a las mismas”,
su madre menciona. Hikari la describió como una buen compañía pero muy
llorona y asustadiza, tenía terror en saber lo que le había ocurrido por lo que no
lo mencionaban en su presencia los demás.
Joe, su padre lo mandó ahí ya que un amigo suyo era dueño del lugar en que se
estableció el campamento, el padre menciona que su amigo lo vio justo en el
momento en que la subida del rio se tragó a Joe y lo llevó rio abajo. Hikari se
expresaba de él con una sonrisa vacía ya que decía que era el más asustado y
desestabilizado de todos los demás, su pánico le causaba miedo a ella, su
Digimon simbolizaba una forma en la que Joe lidiaba con el hecho del miedo al
agua que pudo haber adquirido, por tanto su Digimon con elemento de agua le
daba una cierta imagen de alivio.
T.K/Takeru, su madre cometió suicidio después de la noticia y su padre su hundió
en la depresión después del incidente, su único hijo había muerto al igual que su
esposa, por lo que se negó a hablar de él y solo concedió el derecho a Digimon.
Su Digimon lo creó el Ayoshi a una imagen más allegada a los niños, un ángel que
bajó y lo tomó por la repentina muerte del niño. Hikari lo describió como buena
persona y explica que solía jugar con él bastante…nunca se dio cuenta de lo que
le había sucedido mientras estábamos ahí, dijo Hikari.
Al preguntársele a Hikari sobre lo que el mundo “Digimon” era solamente indicó
que era una especie de Limbo en el cual las almas de niños caían cuando morían
de forma repentina y sin tiempo para darse cuenta de lo sucedido y que los
Digimon eran una forma en la que eran guiados al final del camino para poder
“cruzar” a la otra vida, además puso en velo que no todo era bueno, ocurrían
cosas horribles que teníamos que enfrentar así como otros niños que
inexplicablemente desaparecían del mundo Digimon o eran tomados por entes
oscuros que corrompían sus almas.
De ser una simple fantasía creada por el trauma generado por la enfermedad en
Hikari o si realmente podía comunicarse con aquellos niños nunca se pudo
comprobar nada y todo esto quedó como un archivo más de casos inexplicables.

Gul
¿Quién es Gul? Gul es un ser imaginario, lo que puede resultar curioso, gracioso
incluso si lo quieres ver así. Pero hay algo que debes saber. Él no es bueno, y no
es tu amigo. Quizás al leer esto pienses que es una estupidez, adelante, no hago
esto para que te guste. Pero es muy importante que sepas, que en el momento
que comiences a imaginar a Gul, será tan real como tu mano, porque sin darte
cuenta, lo estarás haciendo parte de Tu realidad.
Él va allá donde pronuncien su nombre. No importa si lo hacen varias personas a
la vez Él se quedara con quien mas le guste y lo seguirá Arrastrando su túnica,
vieja y podrida, ocultando su cara carcomida por la lepra.
Gul disfruta del sufrimiento, es casi tan imprescindible para el como para
nosotros el agua o la comida. Una vez que has dicho su nombre, el aparecerá allí
donde estés, cada vez que llores, cada vez que sientas miedo, el estará allí
regodeándose en una macabra felicidad porque disfruta del sufrimiento ajeno.
Por supuesto. Gul puede seguirte toda tu vida sin que lo notes, y sin hacerte
daño… Por lo menos hasta que lo imagines. Una vez que imagines a Gul, como
dije antes, será tan real como tu y yo, aun así, si no se deja ver (lo que sería una
suerte para ti) Desde ese momento en adelante, comenzará la verdadera
pesadilla.
Pronto notarás que alguien intenta asfixiarte cuando duermes, como si algo
estuviera oprimiéndote el pecho sin dejarte respirar. O como cuando crees que
todo fue un sueño y de pronto alguien comienza a respirar en tu oído con odio.
Las pesadillas serán lo siguiente, si alguna vez has temido u odiado algo, Gul se
meterá en tus pesadillas y multiplicara aquello que temes por mil.
Pero, Lo mas importante, es que si notas o descubres que el esta observando, y
en que lugar esta del cuarto en el que te encuentras, (rara vez ocurre esto, y solo
con personas que poseen habilidades psíquicas innatas) NO y repito NO
INTENTES POR NADA DEL MUNDO HABLARLE NI INSULTARLE NI TOCARLE. Esto es
muy importante. Si notas que esta ahí, simplemente actúa como si nada, por más
que estés apunto de vomitar por el miedo. ¿Qué por qué digo esto? porque
Hablarle, decirle que se vaya o intentar ahuyentarlo, solo lo enfurecería pues ya
te has dado cuenta que esta ahí y ya no tendrá todo el control sobre tus miedos.
Y una vez que pase esto, Gul perderá el interés en ti… Sin embargo no te dejará
en paz. Comenzará a lastimarte de verdad, empujándote, arrastrándote de tu
cama cuando duermes, arañándote. Hasta que finalmente un día acabe contigo
de la peor forma que se te ocurra.
Otra cosa, nada ni el más poderoso brujo, sacerdote, curandero, ni monje
podrá alejar a Gul. Pues solo es real para ti, nadie puede ayudarte, solo tu
mismo.
La única forma de deshacerte de él, es mediante un tributo. Deberás guardar en
una caja que te hayan regalado (no importa si es madera cartón u otro material,
solo tienen que habértela regalado) Algo roto (puede ser un plato, un juguete,
etc.) algo viejo (NO FOTOS, puede ser algo de tus abuelos, un reloj viejo por
ejemplo) y algo nuevo (que te hayan regalado también) y luego enterrar la caja
en algún lugar donde sepas que algún curioso no removería la tierra.
Ahora, es muy importante que esa noche no vuelvas a tu casa. Pásala en casa de
un amigo, bajo cualquier excusa (menos la verdad, porque solo conseguirías
quedar como un demente) y si no tienes donde pasarla, metete en algún bar que
funcione las 24 hrs. o si es necesario duerme en la calle. Pero NO VUELVAS a tu
hogar. Gul sabrá lo que has hecho al oler la tierra en ti. Y el tormento por el que
pasarás, no sería comparable a ninguna de las torturas que haya inventado el
hombre.
Al día siguiente Gul se habrá ido de tu casa para siempre. Así como si nada. Si
vuelves al lugar donde enterraste la caja con los objetos, encontrarás un gran
hoyo muy profundo que seguramente despedirá un olor nauseabundo como a
carne humana en descomposición.
Pero Gul ya no será parte de tu vida, tan solo te quedará arreglar el desorden que
puede haber hecho en tu hogar. Si tenías una mascota que no te llevaste el día
que enterraste la caja, prepárate para lo peor, es mejor que no te describa lo
que Gul le habrá hecho pues por ti mismo podrás observarlo.
Ahora, recuerda esto, JAMAS vuelvas a llamarlo. Es mas, intenta convencerte a ti
mismo de que nada de esto ocurrió nunca, olvídalo, múdate de casa si eso te
ayuda. Pero si le llamas de nuevo. Ni tu dios, ni ningún otro, podrán ayudarte.
Porque al fin y al cabo tu lo has invitado a volver.
Ahora, terminado el relato, me despido. Espero que te haya gustado la historia,
puedes ir a ver Pornografía en algún sitio web de mala muerte, irte a la cama o
simplemente pensar “Bah, estupideces” y usar el resto que te quede de la noche
para tus juegos online. Pero recuerda “nada es tan real hasta que tu decidas que
lo es” Gul puede no ser nada, puede ser un invento de algún viejo cuenta
cuentos buscando matar de miedo a todo mundo, o
puede ser real, tan real como tu, o como aquel suspiro exhalado con odio que
seguramente sentirás en tu oído en los momentos siguientes.
El fantasma de María Teresa
Hace unos meses atrás, para ser exactos, en las vacaciones de semana santa, al
tener tiempo libre, varios amigos decidieron subir el Ávila, un punto turístico de
la ciudad de la ciudad de Caracas. En realidad es algo que había hecho de
pequeño, pero nunca había llegado a ningún sitio de interés. Por eso he de
admitir que me emocione al saber que haríamos eso en vez del repetitivo viaje a
la playa. La preparación para eso días se hizo sin ninguna eventualidad
importante. Al final iríamos de viaje 5 personas, 2 muchachos y 3 muchachas,
todos nos conocíamos y no teníamos problemas para acampar juntos.
La ruta que seguiríamos al principio seria una de las mas conocidas por los
excursionistas. Pero al ir en el trayecto Carla, una amiga que había tratado de
convencernos de usar otra ruta más difícil, logro su cometido y decidimos
cambiar la ruta de ascenso, ahora en vez de subir por “La Julia” subiríamos por
Galindo.
Al llegar a la entrada, revisamos el equipaje y empezamos el ascenso, por suerte
para nosotros había otro grupo de excursionistas subiendo por esa ruta, lo que
realmente me agrado, pues ninguno de nosotros teníamos experiencia en eso, y
aunque la subida no era difícil, me daba miedo que termináramos perdidos.
Entablamos conversación con los otros excursionistas y decidimos subir juntos ya
que ellos nos dijeron que esa era su cuarta ascensión. Al principio no nos costó
resistir el paso de ellos, pero el cansancio y la falta de práctica nos desanimo al
cabo de la primera hora.
Al vernos tan cansados Alberto, uno de los muchachos del otro grupo nos dijo
que si queríamos descansarnos y montáramos campamento en un sitio poco
conocido llamado Las Ruinas de Meztiatti, un lugar con mucha historia, y
relativamente cerca de un rio donde podríamos bañarnos y relajarnos, porque
como él dijo, eso no era una carrera si no un viaje recreativo, y no importaba si
nos tomábamos el resto del día libre para conocer la zona y disfrutar de la
vegetación.

Durante la noche en el campamento, decidimos hacer una fogata y disfrutar de


una buena plática sobre la zona, no recuerdo exactamente como pero llegamos
al tema de las ruinas
- Estas ruinas parecen ser muy nuevas para ser precolombinas- Dijo Felipe
un amigo mio
- Si, son de inicio del siglo XX, pertenecían a un Conde italiano, que se
refugio en Venezuela luego de huir de Italia, por haber dejado a su prometida en
el altar- Comento mientras comía Wilmer, el otro excursionista.
- Jajajajaja, y se puede saber que lo hizo dejar a su novia en el altar?-
pregunte.
- Un juego- dijo riendo Alberto- Al parecer le gustaba mucho apostar y se
quedo apostando hasta un día después de la boda, cuando se acordó, ya era muy
tarde y vino para acá huyendo de la venganza de los padres de la novia.
- Ya veo, todos los hombres son unos cobardes y no tienen las pelotas para
dar la cara y hacerse responsables de sus acciones –Comento con amargura
Elizabeth- Me gustaría que alguien, hiciera pagar a los hombres que lastiman a las
mujeres.
- Déjalo Elizabeth, no nos vengas otra ves con la novela de tu novio, estamos
cansados de oírla – espeto Daniel con un ademan de manos.
- Pero bueno, si quieres te puedo contar una leyenda que circula por esta
zona, sobre una mujer que juro vengarse de los hombres, muchos juran que es
real, otros que es un invento sin embargo, la leyenda se esparció bastante
durante la época colonial, se volvió algo así como un cuento de cuna para los
niños de esa época- Dijo Alberto sonriéndonos de manera peculiar – Bueno, solo
si no les molesta escuchar una historia algo siniestra antes de dormir.
Aquellas palabras sonaron a reto para nuestro grupo, así que nuestro orgullo nos
obligo a responder, a la vez de hacernos bromas entre nosotros para incitarnos
entre todos a aceptar.
- Puedes hacerlo si quieres, yo no me asustare por una historia de terror-
dijo Daniel mientras se paraba y se dirigía a Felipe- pero este cagon seguro que a
mitad de la historia se levanta y se larga a dormir.
Todos nos reímos bastante fuerte, más de lo que nos habría gustado, pues al
terminar del hacerlo, el silencio sepulcral que nos invadió, fue el punto de partida
de la historia que Alberto empezó a relatarnos.

- “Ha principios del siglo 18, en la ciudad de caracas, gracias a la gran


migración de blancos de orillas, la ciudad sufrió un acelerado crecimiento. Una de
las familias mas importantes que se mudo a caracas, fue la familia Paz Castillo,
españoles comerciantes de cacao, que buscaron en la ciudad oportunidades de
negocio, se cree que cuando llegaron a la ciudad ya tenían una hermosa hija
llama María Teresa. Durante esa época, se dice que a esta hermosa niña le
regalaron un esclavo negro. Tanto la niña como el esclavo, se hicieron amigos,
pues la joven no tenía la malicia de la cual se acusa de tener a la mayoría de los
españoles de la época. Cuando la niña cumplió 15 años fue comprometida, como
dictaban las normas de aquella época, con un rico hijo de españoles llamado
Héctor Sevilla, conocido en toda la ciudad de Caracas por su gusto por las
mujeres y su desprecio por los esclavos. Cuando la hermosa joven conoció la
situación no quiso aceptarla, y le rogo al padre, que le permitirá unirse al
convento y dedicar su vida a dios, obviamente el padre no se lo permitió, pues
deseaba tener un heredero y ella era la única hija que tenia. Desde ese día la niña
perdió la alegría de sus ojos, y el único que lograba calmar su malestar era su fiel
amigo Julián Cabadillas, su propio esclavo. Los años que habían pasado juntos no
solo había logrado estrechar los lazos de su amistad, si no que entre ellos había
empezado a surgir el amor, fue por eso que Julián en secreto a su ama, empezó a
rendir oraciones a sus santos, pues aun en secreto profesaba la religión de sus
antepasados. Cuando ya faltaba poco para la ceremonia, la muchacha ya no pudo
aguantar mas, y le revelos sus sentimientos a su amado, el cual obviamente le
correspondió, esa misma noche se entregaron el uno a otro en cuerpo y alma.
Luego de ese hermoso acto de amor, de la boca de Julián salió una frase que
sellaría su destino “escape conmigo, yo la amo y usted me ama, no necesitamos
más”. María Teresa duro varios días en tomar una decisión pero la locura de su
amor adolescente la hizo decidirse, así que cuando Julián le pregunto 3 días
antes de la boda lo mismo que había preguntado todos los días desde aquella
noche “¿ha tomado la decisión señorita?” ella le contesto lo que él había
esperado. “Si Julián, prepáralo todo, esta noche nos vamos”. Esa misma noche,
escaparon sin decirle nada a nadie, en el camino Julián agradeció a sus santos
que sus plegarias hubieran sido escuchadas, y aunque María Teresa, no
profesaba la religión de Julián decidió también dar gracias a los santos de su
amado. La mañana siguiente el padre mando a buscara la para el desayuno, pero
cuando la sirvienta se dio cuenta de que la joven no estaba en su habitación fue a
buscar a Julián para ver si este sabia donde estaba la niña, al no verlo comprendió
al instante lo que había pasado, y por miedo a recibir azotes fue a decirle a su
amo lo que había pasado, para su desgracia, cuando se lo dijo Héctor Sevilla
estaba escuchando y preparo un grupo de sus amigos para iniciar la búsqueda de
su prometida. Julián y María teresa habían llegado ya a esta zona pues en toda la
noche no descansaron, y al llegar al rio que se encuentra al este de aquí,
decidieron descansar y bañarse juntos. Tardaron mas tiempo del planeado
descansando ya que Héctor los logro alcanzar, y al ver que estaban desnudos una
ira lleno su corazón, bajo de su caballo con sigilo, y agarro una roca que estaba en
el suelo, se acercó y de un certero golpe en la cabeza mato a Julián, María Teresa
al ver a su amado tendido boca abajo en el rio tiñendo las aguas con su sangre,
arremetió contra Héctor, quien llevado por su furia y la lujuria de verla allí
desnuda, la empujo y decidió violarla siendo observado y alentado por sus
amigos, al terminar, rifo a la que seria su esposa a sus amigos, uno tras otro
violaron a la pobre joven durante horas. Al terminar tan enfermizo acto Héctor
agarro a María teresa por los cabellos y estrello su cabeza contra una roca y
decidió dejarla allí, pues para el seria una deshonra casarse con una mujer como
esa. El y sus amigos abandonaron el cadáver de Julián y a la moribunda niña en el
lecho de ese rio. Se cree que luego, la esclava encontró a la pobre María Teresa,
quien con sus ultimas fuerzas le conto lo que había sucedido y le pidió que la
ayudara a no ser olvidada. Y llegando al limite de su fuerzas tomo la mano
izquierda de su amado y juro que de alguna manera se vengaría de los que
habían ultrajado su cuerpo, y matado al amor de su vida.”

Cuando Alberto termino el relato de María Teresa, quizás por el tono de su voz, el
silencio, el frio y la oscuridad que nos rodeaba, o simplemente por el hecho de
que el tiempo parecía haberse detenido, todos nos encontrábamos bastante
asustados, incluso juro haber visto una sombra alejarse misteriosamente de
Alberto y acercarse a mi.

- Que historia tan buena, nunca la había escuchado- Dijo Carla rompiendo el
silencio del bosque.
- Realmente –comente- Una historia con bastante fuerza, no como los otros
relatos de terror que hemos escuchado la mayoría de nosotros…
- Desde luego – Me interrumpió Elizabeth- La historia tiene a una mujer
como protagonistas, y no sabes cuan aterradoras podemos llegar a ser.
Con ese comentario el aura de terror que invadía a todos los de nuestro grupo se
esfumo. Las risas no se hicieron esperar, y poco a poco todos nos calmamos. Sin
embargo no pude dejar de notar que Alberto me observaba con una mirada
extraña, es como si el sintiera culpa por algo que había hecho.
Luego de terminar la velada decidimos irnos a dormir, pues al día siguiente
queríamos llegar a la cima de la montaña, ya que habíamos perdido el tiempo en
vano.
A la mañana siguiente me levante a las 5 a.m. y decidí ir al rio a bañarme, trate de
levantar a mis compañeros, pero todos querían seguir descansando. Al salir de la
tienda vi que Alberto estaba despierto, y me pregunto que hacia levantado.
- Nada respondí, pensé en ir a bañarme, para estar listo cuando la gente se
despierte-le conteste
- Jajajajajaja, cuidado, el agua del rio debe estar a esta hora helada.
- No me preocupa, estoy acostumbrado a bañarme con agua fría.
- Bueno, de todos modos ten cuidado, el bosque a estas horas es bastante
terrorífico, especialmente para ti.
Esta última frase al principio me incomodo, pero luego lo tome como una broma
y me dirigí hacia el rio. Supe el camino al instante, pues el día anterior había
memorizado el camino. Al llegar a una roca que queda sobre el rio me resbale y
caí con fuerza en el piso golpeándome la cabeza. Maldije por lo bajo y me
levante, palpe con mis mano el golpe y por suerte me di cuenta de que no estaba
sangrando así que proseguí mi camino, había decidido bañarme en una zona
donde la corriente no era muy fuerte. Me desnude y me sumergí en el rio, por
suerte el agua no estaba tan fría como había imaginado, me quede un rato con
los ojos cerrados y al abrirlos pude ver algo que me helaría la sangre mas que la
mismísima agua.
Al otro lado del rio había una pareja también bañándose, sin ningún pudor, al
parecer no habían notado mi presencia, así que decidí levantarme y darles
privacidad, ya luego yo acabaría de bañarme, en el camino de regreso escucho el
grito de la muchacha, al voltearme vi una escena que casi me hace vomitar,
habían llegado mas de 10 hombres al rio, y uno de ellos golpeaba la cabeza del
que supuse era el novio de la muchacha contra una roca, mientras 2 hombres
agarraban a la muchacha por los brazos, mientras el joven yacía en el suelo, el
sujeto que lo había golpeado, lo levanto y lo golpeo empujándolo al rio, ya en el
agua ambos, el sujeto agarro la cabeza del joven y la sumergió en el agua, cuando
dejo de luchar volteo hacia la muchacha que seguía gritando y llorando.
- Ahora voy a matar a este animal por tomar lo que no le pertenece- Dijo el
hombre
Así, agarrando una piedra grande con su manos, la lanzo estrellándola contra la
cabeza del joven que yacía en el rio, la sangre broto como un manantial, en esos
momentos, mis rodillas flaquearon y caí a al suelo.
La sangre que brotaba del cadáver era tanta que dejo una estela en el rio, nunca
pensé que un cuerpo humano podría contener tal cantidad de liquido rojo, esa
imagen me hizo dar arcadas pero me resistí a vomitar. Trate de ordenar mis
pensamientos y comprendí que estaba viendo de primera mano el trágico final de
la historia que escuche la noche anterior.
- Y a ti, maldita niña, te voy a enseñar a respetar a los hombres- Dijo el que
supuse que seria Héctor- Mira que hacerme esto cuando ya la fecha del
compromiso esta tan cerca.
Él se acercó a la joven niña y la abofeteo, haciendo que esta callera hacia un
árbol. Luego procedió a bajarse a los pantalones, y a tirar de ella por las piernas.
- Te voy a enseñar lo que es un hombre de verdad- dijo mientras comenzaba
a violarla. El grito que profirió la pobre niña fue tan fuerte que tuvo que golpearla
para hacer que se callara.
Después de eso simplemente perdí la noción del tiempo, trate de levantarme,
pero no podía. Solo viendo como uno tras otro ultrajaba a la pobre niña, cuyas
fuerzas se habían agotado, y simplemente se quedaba allí, mirando hacia un lado,
y dejando que la trataran como a una muñeca. Al terminar con ella todos los
hombres empezaron a vestirse, mientras la pateaban y la escupían mientras se
reían de la pobre. Y fue justo allí cuando paso, Héctor sacando el cuchillo que
llevaba en su cinturón, procedió a clavárselo en el estomago, haciendo que el
cuerpo de esta se tensionara y profiriera sollozo de dolor.
- Dejémosla aquí, nadie la encontrara, y si la encuentran pensaran, que la
mato el animal este- Dijo Héctor mientras pateaba el cadáver de Julián.
Fue allí cuando agarre fuerzas y me levante de mi sitio, me acerque y pude ver a
la hermosa niña desangrándose, y también vi como se acercaba una mujer negra
de como 60 años.
- Pobre niña- dijo mientras cubría su cuerpo con una manta- Por que no
escucho a esta vieja, que solo trataba evitarles este dolor.
Las lágrimas brotaron de los ojos de la anciana al ver el cuerpo sin vida de Julián,
y cargando a la niña la acerco a su amado. La niña que aun seguía con los ojos
inexpresivos acerco su mano a la de Julián. Y haciendo uso de sus ultimas fuerzas
dijo, con una convicción tan fuerte que erizo los vellos de mi nuca, una frase que
quedo grabada en mi memoria.
- Tranquila Jimena, estoy tan segura de que pagaran por este pecado, todos
ellos y su maldita descendencia, es tan cierto esto como que voy a morir aquí y
ahora.-y con un movimiento agarro el cuchillo de su vientre y se lo saco.
- Que así sea mi señorita- sollozo la anciana mientras que con su mano
cerraba los ojos de María Teresa. La acostó al lado de Julián, rezo una oración en
un idioma poco conocido por mí y se fue.
Quede parado un minuto viendo los cadáveres aun cogidos de la mano, hasta
que un sonido a mi espalda me obligo a voltearme. Frente a mi estaba la misma
niña a la que había estado observando segundos atrás. Aunque físicamente era la
misma niña, había algo diferente en ella, un frio recorrió mi cuerpo al toparme
con su mirada.
- Disfrutaste el espectáculo –dijo- disfrutaste viendo los males que tus
antepasados me causaron.
- No , claro que no –Alcance a balbucear, pues con un rápido movimiento se
acercó haciéndome caer en el piso
- No lo hiciste, ya veo, pero igual pagaras por este pecado, tu y todos
aquellos que lleven la sangre de esos desgraciados sufrirán mi venganza- me
susurro al oído y agarrándome del cuello, empezó a asfixiarme, con la mano
izquierda trate de empujarla y al tocarla simplemente desapareció. Una
obscuridad me rodeo de golpe y me desmaye
Al levantarme estaba rodeado por mis amigos mientras Elizabeth trataba de
moverme con cuidado, todos tenían una expresión de susto en su cara.
- Estas bien?, al parecer te caíste de esa piedra y te golpeaste la cabeza,
estuvimos buscándote por casi una hora, por que nos pareció raro que no
llegaras al campamento- sollozo Elizabeth
Me Incorpore con dificultad, estaba mareado y confundido, ¿que mierda había
pasado?, ¿Dónde estaba? Poco a poco recordé lo que había pasado y entendí que
al caerme me había desmayado, y que todo lo que experimente no fue más que
una pesadilla. Las voces de mis amigos al fondo preguntando si estaba bien no
me dejaban pensar con claridad, pero aun así me alegre de su preocupación
- Ya dejen de gritar, no se dan cuenta que lo atormentan- Dijo Carla- te
encuentras mejor
- Si, solo un poco mareado, déjame levantarme.
Con un poco de ayuda nos dirigimos al campamento, el cual ya estaba
prácticamente recogido. Allí estaba Alberto quien me dirigió una extraña mirada.
- Nos tenías preocupados ¿Dónde estabas?
Mis amigos le contaron donde me encontraron, y luego procedí a contarle lo que
me había pasado, pasando por alto la visión que había tenido. No quería
revelarles que esa historia había causado tal impresión en mí. Después, a pesar
de que mis amigos seguían preocupados, decidimos seguir subiendo, y al cabo de
unas cuantas horas ya habíamos llegado al pico Naiguatá, nuestro destino.
Pasamos el resto del día hablando y recuperando la energía para el día siguiente
emprender el descenso.
El viaje había terminado, dejando a todos satisfechos de haber desfrutado el
hermoso paisaje. Sin embargo a mi me dejo un malestar, que atribuí a la caída, y
a la pesadilla que había tenido. Cuando el descenso termino, nos despedimos de
Wilmer y Alberto, quienes se dirigieron a su carro, me di cuenta de que Alberto
discutía con Wilmer, quien al escuchar algo se puso pálido como un fantasma.
Cuando ya habíamos guardado todo en el carro me acerque a despedirme de
nuevo de los muchachos.
- La pasamos muy bien –dijo Elizabeth- Gracias por acompañarnos y
amenizar el viaje con la historia del espíritu que contaste.
- No hay de que -Dijo Alberto y siguió despidiéndose de los demás, cuando
estaba por montarse en su coche, me dijo algo que realmente me sorprendió.-
Tuviste mucha suerte, sabes, esa pulsera que tienes en la mano izquierda cumple
la misma función que la que tenia Julián.
Con esa frase cerro la puerta y me dejo pensativo observando mi Ilde. Decidí no
pensar en eso y regresar con mis amigos y saber que haríamos el resto de las
vacaciones. Ese mismo día en la tarde recibo una llamada de mi Padre,
diciéndome que estaba en Venezuela y que tenia tiempo intentando comunicarse
conmigo para que pasáramos unos días en la playa, pues teníamos cerca de un
año sin vernos.
Al día siguiente me ya con todo preparado, baje al estacionamiento, y mientras
estaba en el ascensor, escucho como unas piedrecitas cayendo al piso, cuando
miro, observo que mi ilde se había roto. Al levantar la vista, fue un segundo nada
más, pero juro haber visto la imagen de María Teresa reflejada en el espejo del
ascensor. Me caí al suelo y Carla se rio, por que pensó que solo me había
resbalado. Aun asustado le dije que no había pasado nada, llegamos al carro y
emprendimos camino a la casa de mi padre.
Llegamos sin ningún contratiempo, y después de las presentaciones pertinentes
fui hacia el cuarto en el que dormiría con Carla. Desempaque el poco equipaje
que llevaba y pasamos el día en la piscina hablando y poniéndonos al día mi
padre y yo.
Al llegar la noche estaba agotado y me acosté a dormir, sin siquiera bañarme,
poco es lo que recuerdo de esa noche, pero si sé que me levanto el grito de Carla
quien me agarraba los brazos, y me gritaba “Despiértate” repetidamente, mi
padre entro en la habitación y prendió la luz.
- Que pasa- dijo al vernos, intuyo que pensó que estábamos peleando o algo
por el estilo- ¿Hijo es eso sangre?
Me levante y vi en el espejo que tenia rasguños alrededor de mi cuello, y que al
verme las manos estaban llenas de un poco de sangre. Carla llorando nos conto.
- Hace como 15 minutos, cuando entre en el cuarto y te vi dormido, te note
como ofuscado y moviéndote de un lado a otro. Pensé que tendrías una
pesadilla, pero al acercarme te quedaste quieto y preferí no despertarte. Me
acosté en la otra cama y apague la luz. Hace como dos minutos te escuche otra
vez moviéndote, encendí la luz y te vi convulsionándote y rasguñándote el cuello.
Me levante he intente levantarte mientras evitaba que te hicieras mas daño
Vi sus brazos y me di cuenta que su historia era real, varios rasguños en sus
brazos lo comprobaban. Mi padre se fue al baño y trajo el botiquín para
limpiarnos las heridas, nos dejo solos para que habláramos. Tenia pena por
haberle hecho eso a Carla. Esa noche no pude dormir, y estoy seguro que Carla
tampoco. A la mañana siguiente fui al cuarto de mi padre, y le comente que no
me acordaba de nada de lo había pasado. Me tranquilizo y me dijo que seguro
era el stress, luego de eso se percato de que no llevaba el ilde.
- Que paso con tu ilde-pregunto.
- Nada –Respondí- Ayer cuando venia para acá se me rompió
- Siempre tienes que tenerlo puesto, creo que tengo lo necesario para
ponértelo de nuevo.
Me sentí un poco incomodo con mi padre poniéndome el ilde, tratando de
averiguar todo los detalles de como se rompió, estoy seguro que sabia que le
ocultaba algo, pues es muy difícil engañar a un babalawo y mucho mas si este es
tu padre, pero no me importo. No quería parecer un cobarde frente a él. Al final
me dijo que lo llamara si se rompía de nuevo, y que si no podía el ponérmelo, me
pondría en contacto con su padrino.
Ya después de ese día, el tema se dio por olvidado, terminamos de pasar las
vacaciones con mi padre, y empezó de nuevo la rutina laboral. Había pasado
cerca de un mes y ya casi me había olvidado del tema por completo, cuando
durante el almuerzo Felipe nos soltó una noticia que nos perturbo bastante.
- Oigan chicos, ¿se acuerdan de Alberto, el muchacho con el que
incursionamos durante semana santa? – Dijo, y al ver que todos
asentíamos prosiguió- Lo encontraron muerto en su casa, miren esta en el
periódico.
Agarramos el periódico y leímos la noticia, era verdad, al parecer se había
suicidado. La noticia nos inquieto bastante a todos, es verdad que ninguno había
hablado con el desde semana santa, pero saber que alguien a quien conoces se
suicido es un poco escalofriante. Esa tarde al salir del trabajo le pregunte a Carla
si quería que la llevara a su casa.
- No se viene conmigo – dijo Elizabeth- me va a acompañar a comprar unas
cosas.
- Bueno –dije mientras me montaba al carro- Cuídense hablamos mañana.
Me dirigí a mi casa, llegue y procedí a meterme a bañar, ya en la ducha escuche
el mismo sonido del ascensor, piedrecitas golpeando el piso. “es extraño que se
rompiera otra vez” pensé mientras empezaba a recoger las partes del ilde roto.
Termine de bañarme y vague un poco por internet antes de acostarme a dormir.
Esa misma noche tuve una pesadilla, no recuerdo muy bien de que trataba, solo
recuerdo que fue con María Teresa, ella me decía algo, seguía siendo la misma
niña que había visto, pero al igual que la ultima ves, había algo en ella realmente
terrorífico.
Los sueños siguieron varias semanas, no había noche en la que no soñara con
ella. No me era posible nunca recordar lo que soñaba, pero siempre me
levantaba asustado y con un una fina capa de sudor en la frente. Que estaba
pasándome, ya casi ni podía dormir. Pasaba las noches despierto haciendo
cualquier cosa en internet. Me encontraba agotado todo el día, pero al llegar la
noche no podía dormir más de una hora sin levantarme.
Comente esta situación con un amigo del trabajo, que esta estudiando psicología,
y me dijo que podía ser stress, y que lo mejor para aliviarlo, era escribir lo que me
pasaba. Por eso decidí empezar a escribir esto, obligándome cada noche a
escribir un poco más.
Por extraño que parezca, la terapia realmente funciono. Las noches en que me
sentaba a escribir, podía dormir sin tener ningún sueño extraño, por eso cada día
le dedicaba más tiempo a la historia. Pase varios días y mientras mas avanzaba,
un sentimiento de culpa me invadía, es verdad, podía dormir mejor, pero escribir
este relato me hacia sentir mal conmigo mismo.
Al terminarlo de escribir por primera vez, decidí borrarlo, no tenia idea de que
mas hacer con el. La misma noche en que borre el relato, tuve la peor pesadilla
hasta ese día. Estaba en mi cuarto cuando me dieron ganas de ir al baño, al
terminar y mientras me lavaba las manos vi al espejo, y allí estaba ella otra vez, al
intentar voltearme sentí como si una fuerza me empujara hacia el espejo aunque
ella no se hubiera movido. Alcance a poner mi brazo derecho para protegerme la
cara, pero el vidrio se rompió haciendo que me cortara el brazo. Al voltearme
María Teresa me acaricio suavemente la mejilla y me dijo “no seas tonto, crees
que te habría permitido seguir con vida si no me fueras útil. No hagas otra vez
que me moleste, pues la próxima vez no seré tan benevolente” se separo de
mi. Luego de eso puso su mano en mi frente y perdí la noción de mi mismo.
Cuando me levante entendí que había sido una pesadilla, pero al sentir un agudo
dolor en mi brazo lo vi, sangre seca con fragmentos de vidrio en todo mi
brazo. Que mierda estaba pasando conmigo. Llame a Carla para que viniera a
ayudarme, pues con mi mano izquierda no podía limpiarme las heridas. A los
pocos minutos llego y se puso a limpiarme la herida del brazo.
- Que te paso, volviste a tener una pesadilla- su cara demostró una clara
mueca de espanto
- Claro que no tonta- mentí- fui al baño y me resbale por que no lo seque al
terminar de bañarme, eso fue todo.
Al parecer creyó mi historia pues no hizo ninguna pregunta. Ese día se quedo a
dormir en mi casa. A la mañana siguiente pidió mi computadora prestada para
enviar unos correos, al prestársela vi que un archivo Word estaba abierto. El
mismo archivo que había borrado la noche anterior, eso no era posible pues
estaba seguro de haberlo eliminado, al detenerme a leerlo, vi que era bastante
parecido, pero no era el mismo. Sea como sea, tras cambiar la historia un poco y
guardarla, le preste la computadora a Carla.
El resto de la semana transcurrió normalmente, la gente en el trabajo me
preguntaba que me había pasado. Espere un poco para que la anécdota de mi
caída fuera olvidada. Sin embargo en mi casa las cosas no cambiaron, las
pesadillas eran cada vez más lucidas, incluso cada vez era más fácil recordar
fragmento de lo que decía María Teresa en esos sueños. Solo decía frases como
“descendencia maldita” y “sufrirán un dolor inimaginable”.
Ya en realidad no sabia que esperar, me molestaba llegar a mi casa, por que sabía
que solo tendría unas pocas horas de sueño y sé que despertaría tras tener una
pesadilla peor que la noche anterior. Sin embargo ya el cansancio era
inaguantable, por eso ese día decidí usar pastillas para dormir. Sucedió lo mismo,
otra vez soque con María Teresa.
- Mi paciencia se esta terminando – recuerdo perfectamente que dijo-
espero que pronto termines. Del resto me encargo yo como la última vez.
- De que estas hablando pregunte- ya estaba cansado de esta situación- que
quieres que termine.
- Quiero que compartas la misma misión y destino que Alberto. Es muy
sencillo, solo tienes que ayudarme a encontrar a mi próxima victima -espeto con
una sonrisa irónica en su rostro.
- No te ayudare – grite mientras ella simplemente negaba con su cabeza-
esta mierda acaba aquí
- Sabes que eso ya no depende de ti- dijo mientras desaparecía, llevándose
con ella toda la luz de mi alrededor dejándome en la obscuridad.
Al levantarme al día siguiente me di cuenta que había logrado dormir mas de 8
horas, no había sido un sueño placentero, pero amenos había descansado un
poco mas pero ya era tarde para ir al trabajo. Llame a mi jefe y le pedí disculpa
por faltar alegando que no me encontraba bien de salud.
Pase esa mañana acomodando mi casa pues no tenia nada que hacer. A eso de
las 11 recibí una llamada de mi padre, preguntándome como estaba todo. Le dije
que estaba bien para que no se preocupara, me dijo que esa noche quería verme.
- Porqué no ahora- le respondí- Falte al trabajo por que no me he sentido
bien, pero podemos vernos, si quieres llego hasta tu casa en una hora, espero
que te sirva.
- Me parece bien, yo estoy llegando aquí. Entonces te espero.
Inmediatamente me metía a bañar, para prepararme lo más rápido posible y salir
de mi casa, por alguna extraña razón después de esa llamada no me sentía
cómodo estando allí. Termine de vestirme y me dirigí a la puerta, al abrirla
estaba ella otra vez. Di un paso hacia atrás.
- Crees que te permitiré ir con alguien que te puede brindar protección –
grito haciéndome caer al piso- ESTA VEZ NO
- Que maldita mierda quieres de -mi grite.
- Solo tu vida, solo eso te permitirá expiar los pecados de tus antepasados
- ¿Mi vida? ¿Pecado? – fue lo único que alcance a murmurar
- Si, con tu vida limpiaras parte del pecado que tu ancestro junto con Héctor
Sevilla cometieron, al abusar de mí y al matar a mi amado.
Se acercó a mi, volvió a tocar mi frente, y caí en un sueño profundo.
Al levantarme estaba en el hospital, mi padre estaba a mi lado, note que tenia el
brazo izquierdo completamente vendado.
- Te encuentras mejor hijo?- me dijo viéndome con extrañeza
- Que paso, que hago en el hospital. Que paso con tu brazo
- Me preocupe cuando no llegaste a mi casa así que trate de llamarte, como
no me contéstate fui a tu apartamento. Al entrar, te vi en la computadora escribir
como loco. Cuando intente detenerte, te abalanzaste contra mí golpeándome y
mordiéndome en el brazo. Agarre tu pisapapeles que había caído al piso y te
golpee en la cabeza. Luego leí lo que estabas escribiendo y lo comprendí todo.
- Enserio, no recuerdo nada- Dije mirándolo con extrañeza.
Pasaron los días y había dejado de tener pesadillas, me había mudado esos
últimos 4 días con mi padre. Este mostraba muy preocupado por mi. Esa misma
noche me dijo mientras se cambiaba el vendaje en la cocina:
- Fuiste muy estúpido al no llamarme sabes, podríamos haber afrontado
esto juntos- era la primera vez que hablábamos de lo sucedido desde el hospital-
- No quería que nadie pensara que estoy loco, incluso yo mismo empiezo a
creer que los que pasó fue producto de mi imaginación.
- La prueba de que no estas loco esta en el relato que escribiste, incluso creo
que seria bueno que lo publicaras.
Me quede viéndolo con extrañeza, procedió a salir de la cocina y sentarse en la
sala a leer el periódico en la sala.
- No creo que lo haga, lo mejor para mi seria olvidar todo este
asunto.
- Seria tonto de tu parte. Tienes una gran historia entre tus manos -
dijo riéndose y rascándose la cabeza.
- Por cierto papá ¿que paso con tu ilde?

Dulces Sueños
Era una noche común, como cualquier otra en la que nada interesante
pasa, no esperaba nada más que llegar a casa y hacer lo que me plazca
en el ordenador, pero esa vez fue diferente, nunca imagine lo tanto que
extrañaría pasar una noche aburrida como todas.
Esa noche de regreso a casa pretendía seguir el camino que siempre
tomo, pero algo llamo mi atención al otro lado de la calle, en el piso se
apreciaba un pequeño pero atractivo destello el cual sobresalía en esa
poca iluminada calle, dicho destello era como el de una moneda, y como
una moneda extra en el bolsillo no estorba, decidí ir a recogerla, conforme
me acercaba algo se inquietaba dentro de mí, llegue hasta ahí, me agache
a recoger lo que efectivamente era una moneda, pero antes de tomarla del
suelo pude observar una extraña figura grabada en la moneda, era algo
tétrico, algo que nunca había visto, así que decidí tomarla, justo al
momento en que me pongo de pie alguien susurra detrás de mi “DULCES
SUEÑOS”, quede totalmente asustado al notar que no había
absolutamente nadie a mi alrededor, así que empecé a correr sin
detenerme, mientras corría no podía evitar sentir como si alguien me
siguiera, acercándose cada vez más a mí.
Al fin llegue a casa, llame a la puerta tranquilamente para no asustar a
nadie en casa y hacer de cuenta que nada pasó; entre a mi cuarto y al
revisar mi bolsillo la moneda había desaparecido, tratando de ignorar ese
suceso me dispuse a dormir, cierro mis ojos y con dificultad para conciliar
mi sueño después de lo sucedido, siento un soplo en mi rostro, un soplo
caliente y pesado.
Al despertar miro el reloj que tengo encima de mi televisor, eran las 2:13
AM, aun con sueño sentí la necesidad de levantarme de mi cama, apenas
volteando a mi puerta veo pasar una sombra, supuse que fue mi
imaginación debido a la hora que era, al avanzar hacia mi cocina lo
primero que note fue la fecha en el calendario: “13/Abril/2012”, había
dormido durante tres días.
Confundido por esto decidí ir al cuarto de mis padres y obtener una
explicación de lo que sucedió, pero antes de llegar comencé a
sentir cientos de manos tocando desde mi cara hasta mis pies, me quede
paralizado, no supe cuanto tiempo quede inmóvil, después sentí algo que
recorría mi rostro, a como pude moverme, tente de inmediato mi cara y al
ver mis manos envueltas en sangre corrí de prisa al baño, esas manos
habían rasgado la mayoría de mi rostro.
Con mi vista aun en el espejo pude ver una figura detrás de mí, una
figura tan clara, como si ese horrendo ser se quisiera mostrar a mi desde
un principio, sin antes mantenerme en suspenso; era un rostro horrible
totalmente pálido, ojos enormes con un profundo punto negro en ellos, piel
agrietada y una boca enorme, sin poder quitar mi mirada del espejo veo
como esa mujer apunta hacia mí con su dedo índice lleno de gusanos los
cuales también comenzaron a salir de sus ojos al mismo tiempo en
que sangre salía de su piel, nunca podre olvidar la manera en que me
sonrió con esa enorme boca con dientes afilados y manchados de sangre
y su lengua larga y puntiaguda moviéndose como si estuviera saboreando
mi miedo, yo estaba totalmente paralizado mientras veía como esta mujer
se desvanecía.
No podía creer todo lo que me estaba sucediendo.
Inmediatamente pensé en abandonar mi casa, pero antes de llegar a la
puerta veo como en la pared se comenzaron a formar símbolos y letras,
en esa pared estaban escritos los nombres de mi familia y debajo de sus
nombres escurriendo en sangre estaba mi nombre rodeado de un
sinnúmero de símbolos raros, hui inmediatamente hacia mi cuarto ya que
las puertas y ventanas estaban bloqueadas y era imposible abrirlas.
El televisor de mi cuarto se encendió a todo volumen, la pantalla tenía un
tono rojizo y en ella apareció una imagen de mi familia la cual hasta ahora
no puedo comprender, solo sé que era una imagen repulsiva y bastante
extraña, el televisor se apagó para volverse a encender y ahora solo se
veían miles de rostros horribles, uno tras otro mientras del televisor salían
miles de gritos cada vez más fuertes, eran gritos horribles como si hubiera
una gran multitud de gente sufriendo.
NO PUEDO SOPORTALO MAS, NO SOPORTO MAS ESOS GRITOS,
ESAS CARAS SON HORRENDAS, QUE PORFAVOR PAREN DE
TEMBLAR LAS VENTANAS Y QUE LOS OBJETOS DEJEN DE CAER,
APARTEN ESA MUJER DE MI, NO DEJEN QUE SE ACERQUE.
Comencé a gritar desesperadamente, mientras escuchaba cientos de
risas burlonas, algo me estaba tocando, volteo a todas partes y solo
puedo ver sangre y una sombra rodeándome.
Por suerte tan pronto como me di cuenta todo había parado, no habían
mas gritos, no más risas, y todo lo que recuerdo es que me desmaye y
luego desperté completamente sudado, con mi corazón alterado como
nunca antes.
Qué bien, todo fue un horrible sueño, volteo a ver mi reloj y veo la hora,
eran las “2:13 AM”, inquieto y esperando que sea una simple coincidencia
me levanto para ver el calendario, no puedo creer lo que mis ojos llenos
de lagrimas ven, “13/Abril/2012”, y todo comenzó de nuevo.
Hasta ahora me he despertado ya 6 veces, el tiempo no avanza, siempre
que despierto es la misma hora y la misma fecha, esta situación me tiene
cansado y débil, aun no puedo asimilar todo lo que está sucediendo, me
estoy volviendo loco, extraño tanto mi familia y esas noches aburridas,
solo me queda más escribir todo lo que me está pasando y esperar que
alguien me ayude.
Me es difícil concentrarme mientras escucho aun esos gritos y esas risas
que no han parado de sonar desde que estoy despierto, apenas puedo ver
las teclas de mi computadora entre la oscuridad y la sangre que cae de mi
rostro herido, y es aun mas difícil tratar de concentrase con esa horrenda
mujer riendo mientras flota a escasos metros de mi.
Ya no encuentro sentido a seguir despertando para vivir la misma
pesadilla una y otra vez, quizá deba dormir para siempre, de esta forma
no me molestaran nunca más, adiós para siempre y… DULCES SUEÑOS.

Dame una sonrisa


Ya han pasado dos años desde mi maldita experiencia, la cual nunca
olvidare. Puesto que eh quedado marcado de por vida, en mi mente y en
mi cuerpo… lo trato de olvidar y lo que consigo es recordar, el sentimiento
es fatal y no me deja continuar! No sé si vivir o morir, si amar u odiar, si
esperar o reaccionar, bueno lo mejor será luchar…
Esto sucedió para mi décimo séptimo cumpleaños…
Era una mañana muy hermosa, como sacada de un cuento de hadas se
podía sentir el aroma de las hojas frescas y oír el canto de las aves un
ambiente muy hermoso lleno de alegría y paz en cada rincón de mi hogar.
Me desperté a las 7:30 de la mañana era un sábado muy especial ya que
era mi cumpleaños, yo está totalmente feliz me levante y me mire al
espejo y dije “excelente ya tengo mis diez y siete años que bien” me fui al
baño me bañé, cepille mis dientes y me vestí.
Baje las gradas y me fui directo al comedor salude a mis padres, y a mi
hermana. Me felicitaron y me abrazaron, mi padre dijo “vez como pasa el
tiempo ya te estas volviendo un hombre, así que debes comenzar hacer
más responsable puesto que te quedan pocos años para dejar de ser un
niño y comenzar a llevar una vida como cualquier adulto”. A lo que
respondí “ claro! Sé muy bien que tengo que ser responsable pero bueno
gracias por el recordatorio”. Seguimos conversando mientras tomábamos
el desayuno. Cuando terminamos mi padre dijo “oye ven vamos a salir”,
“Está bien” respondí, subimos al coche y me dijo “oye ya que es tu
cumpleaños te regalare un nuevo ordenador”, dándome una palmada en
el hombro. “en serio muchas gracias” conteste. Él
sabía cuándo me gustaban los ordenadores.
Llegamos a la tienda y tras búsqueda y búsqueda
me decidí y compre una de escritorio que tenía más
o menos las características que deseaba ya sabe la
memoria RAM, procesador, tarjeta gráfica, ese tipo
de cosas. Regresamos a casa lleve mi ordenador a
mi habitación y limpie mi escritorio, quite mi portátil y
conecte el nuevo ordenador, lo encendí y comencé
a pasar todos mis archivos; de mi portátil al
ordenador de escritorio. Pasaron las horas y mi
mejor amigo me llamo por teléfono y me dijo que me
visitaría y que no demoraba mucho en llegar.
Paso alrededor de 2 horas ya eran las 3:24 pm y llamaron a la puerta, baje
ya que mis padres no estaban y mi hermana no quiso, abrí la puerta y era
mi amigo “hola felicidades ya te estas haciendo toda una dama” y
comenzó a reír, “ Muy gracioso … estúpido” le dije y comencé a reír. “que
haces parado, entra!” dije y el respondió, “espera ten tu presente”. Y de su
mochila saco un juguete, un payaso de mirada profunda, con una
expresión seria y una apariencia muy tétrica y de vestimenta extraña. Me
atemorizo al mirarlo, lo trate de ocultar fingiendo una sonrisa y le agradecí.
Subimos a mi habitación y puse al payaso en la cama, a lo cual mi amigo
expreso “no le pondrás nombre?” “que va en serio?” dije con una actitud
de indiferencia. “bueno está bien le pondré smiles!” dije con un poco de
sarcasmo, Puesto a que su expresión facial era de un tipo serio.
Conversamos mucho mientras escuchábamos música y jugamos video
juegos, dieron las 6:33 pm y comenzamos a sentir apetito dije “oye tienes
hambre?”, “si y mucha” respondió mi viejo amigo. “está bien vamos por
algunas botanas” le dije, Bajamos y fuimos a la cocina y comimos algunas
botanas. Estaba oscureciendo y sentí como cambio mi entorno
drásticamente; tétrico, silencioso y podía sentir algo maligno, no me sentía
tranquilo, estaba atemorizado y no encontraba la razón para tal situación.
Después de un tiempo mi amigo se fue ya que era tarde, su madre paso a
recogerlo. Al ver como mi amigo se iba y quedaba solo con mi hermana un
profundo temor se liberó en mi interior, se me hizo un nudo en la garganta
y subí los escalones uno por uno apoyándome en la pared, llegue a la
segunda planta y sentí que había perdido mi equilibrio es que era tanto mi
temor a lo desconocido que simplemente no sabía qué hacer, cruce el
pasillo solitario hasta mi habitación abrí la puerta y metí solo mi brazo
para encender la luz, entre y le puse el seguro. Gire mi cabeza y me
enfoque en smiles se miraba muy tenebroso pude sentir por un momento
que era un ser vivo y lleno de odio y maldad. Pensé “es solo un muñeco
antiguo no creo que pase o haga nada, que estoy pensando es un simple
muñeco!”.
Trate de enfocarme en otra cosa y me fui a mi ordenador y comencé a
explorar en la internet. Sentí una presencia justo detrás de mí, sentí
escalofríos como si pasaran un cubo de hielo por mi espalda comencé a
sudar y pude escuchar el ritmo de mi corazón como si este se quisiera
salir de mi pecho. Volteé y lo único que vi fue a smiles me enfoque en su
rostro y vi que de una apariencia seria en su rostro, tenía una semi-
sonrisa. Me levante y lo metí a mi armario y corrí al cuarto de mi hermana
que es 2 años mayor que yo.
Le pedí gritando que abriera la puerta, comencé a golpear la puerta tan
duro que la abrí!, para mi desgracia mi hermana no estaba en la casa. Al
parecer por culpa de mi temor no percate su presencia, se había ido!
“m***da estoy solo?” dije con un poco de agresividad. Iba de regreso a mi
habitación cuando de repente la electricidad se cortó y como a los diez
segundos regreso, “no por favor que no se corte la electricidad tengo
suficiente con este payaso” dije en voz baja. Opte por sacar y tirar
a smiles al basurero, abrí mi armario lo tome y lo metí en una bolsa para
basura lo lleve afuera y lo tire al basurero. Regrese a mi habitación y puse
algo de música para calmarme y entretenerme en otra cosa vi la hora en
el ordenador y eran las 10:17 pm no sabía por qué mis padres y mi
hermana no estaban si ya era muy tarde no era común. Así que tome el
teléfono y comencé a llamarlos, ni mi padre, ni mi madre, y mucho menos
mi hermana respondieron al teléfono. Me sentí fatal al pensar que les
pudo haber pasado algo. No tuve opción más que esperar. Pero esa
noche parecía que las sombras de los árboles eran espectros y que la
luna no reflejaba la luz, estaba muy oscuro y diabólico, justo para una
escena de una película de terror, se podía escuchar el soplo del viento
pegando en las ventanas y arrancando las hojas de los mismos árboles.
Justo cuando pensé que esa noche no podía ser más
aterradora. Sucedió!, la electricidad se cortó, escuche un ruido que
emanaba de mi armario eran como rasguños en la madera. Tome un bate
de beisbol que tenía colgado en la pared, y me dirigí directo al armario,
estire mi brazo, agarre la perilla y la gire lentamente como si contara los
segundos, y hale la puerta. No había absolutamente nada!, me reí de mí
mismo y pensando “seré estúpido?, baya juegos mentales, creo que miro
mucha tv”. Cerré los ojos por un instante y sentí como algo paso
rápidamente tocándome las piernas, reaccioné y vie la puerta del armario
donde estaba tallado con una letra muy tenebrosa “voy hacerte daño”,
escuche una risa, muy aguda lo cual me congelo desde la punta de los
pies hasta mi cabeza, sentí como mis músculos se entumecieron y me
costó moverme en ese instante, oí que alguien se acercaba detrás de mí
muy lentamente paso por paso, no podía respirar trate de inhalar todo el
aire que pude, pero sentí que no podía, como si no lo pudiera mantener en
mis pulmones. Escuche su maldita respiración, esta era muy fuerte voltee
y justo a unos pocos pasos detrás de mí estaba el.
Smiles, vi su rostro ya no era el mismo
tenía una; sonrisa de oreja a oreja
mostraba sus dientes y tenía unos
enormes colmillos, sus cejas fruncidas y
una mirada perversa, ya no parecía un
juguete, ya era algo real lucia como un
duende o un gnomo en traje de payaso,
podía ver su piel pálida y arrugada,
gracias a la poca luz que entraba por la
ventana y mire sus manos, tenía unas enormes uñas, filosas por cierto. Le
grite “que m***da eres? Un pitufo!?” no sé por qué le dije pitufo si este no
se parecía en nada!. Respondió con una vos aguda propia de un payaso
pero más siniestra “contare hasta 3 para hacerte sufrir”, “1…2…”. No dude
ni un segundo en salir corriendo de mi habitación y poco después me
tropecé y caí de las escaleras ya que estaba oscuro, con el tobillo roto
logre avanzar y esconderme en la cocina. Pude escuchar a smiles
bajando los escalones; tac…tac…tac. Tome un cuchillo y me respalde
contra la puerta de la cocina, deseando no estar en este mundo espere a
que se acercara. Sentí una presencia y ataque con el cuchillo logrando
apuñalar a la entidad repetida mente. Era mi hermana! Sentí como
su sangre tibia se esparcía a través de mis manos. Y caía al suelo
formándose un charco de sangre. Y mi cara salpicada. Me dijo “por…
que… lo has hecho”, sentí como se me salía el alma del cuerpo “no, no,
no esto no está bien discúlpame!!!” respondí sujetándola y recostándola
suavemente en el suelo. “que mal chiste!” dijo smiles, y lo vi a un lado de
mí y se me lanzo enzima atacándome frenéticamente, rasguñándome el
pecho pude sentir como se habría mi piel un dolor que me estremecía,
sentí como enterraba sus dedos en mi pecho diciéndome “sonríe… dame
una sonrisa, no te parece divertido? SONRIEEEEE!” y quede
inconsciente.
“Cada vez que duermo tengo la misma pesadilla, y sé que fue real aun
cuando no me creyeron y me metieron en este manicomio. Siguen
dándome terapias, y medicamentos. Mientras la cicatriz en mi pecho siga
diciendo ¡SMILES! Nunca lo olvidare.”
Pokemon Hell Bell
Luego de que la cuarta generación de Pokémon lo decepcionó muchísimo,
mi hermano me regaló todas sus cosas de Pokémon, molesto. Recibí
cientos de cartas qué añadir a mi colección, el Blastoise de peluche que
ganó en King's Island hace nueve años, y el juego de Pokémon Diamante
que completamente hizo que perdiera su amor por el juego y todo lo
asociado a ello. Ese capítulo de su vida se cerró tristemente mientras la
mía ganó algo para continuar.

Admitiré que los juegos para la DS me decepcionaron también, había algo


en ellos que hizo que la magia de los juegos se desvaneciera un poco…
como una persona que creció con los originales, la generación cuatro
simplemente no era “mi” Pokémon. Aun así, no iba a darle la espalda a
algo que me acompañó durante mi niñez simplemente porque el juego me
decepcionó un poco.

De hecho, quería Diamond. Dialga era muchas veces mejor que Palkia, y
de verdad disfruté el hecho de que finalmente iba a capturarlo esta vez, en
lugar de hackear para obtenerlo o cambiarlo.

Antes de que continúe, debo decirles que esto no involucra a Dialga para
nada. Simplemente me gusta y originalmente quería Diamond pero me
tuve qué quedar con Pearl porque mi hermano lo pidió primero.
Esto comienza con un 87Pokémon legendario, aunque tengo la certeza de
que si hubiese usado cualquier otro, el resultado habría sido el mismo…
esto parecía hecho en específico para mí… de otra forma, probablemente
no hubiese ocurrido… algo que de hecho, me habría alegrado.

Comencé con su juego guardado, sólo para ver todo lo que tenía. La
información decía que tenía a todos los Pokémon en su pokedex, incluso
los que aún no salían a través de eventos wireless, lo que me recordó que
él adoraba usar códigos Action Replay para mejorar su experiencia al
jugar… fue probablemente la única cosa que lo llevó a quedarse con el
juego por todo ese tiempo… pero incluso usar cheats llega a aburrir con el
tiempo.

Luego de iniciar su juego, vi su equipo; tenía seis Rayquazas shiny de


nivel 100. Como todos los 87Pokémon que tenía, los capturó usando el
tardado código ‘encuentra a cualquier Pokémon’, donde tenías que tirar
Heart Scales para indicar qué 87Pokémon querías capturar a nivel 100. Si
bien los Pokémon encontrados con este código eran igual de débiles que
uno al que se le haya dado un gran número de Rare Candies, aún
recuerdo como perdía frecuentemente contra estos.

Usé este código por mí misma cuando jugué Pearl por primera vez, e
intercambié estos Pokémon a través de internet para incrementar mis
posibilidades de ganar la lotería del juego. O al menos es lo que hacía
antes de que un amigo me reprendiera y me viese forzada a iniciar sin
cheats desde un principio. Si bien él no necesitaba ningún 88Pokémon
para completar su pokedex o necesitase Pokémon extra, intercambiar era
siempre una experiencia divertida sólo para ver de donde venían.

Así que fui al Global Trading Center de Jubilife City para ver qué podían
darme por uno de estos Rayquazas. Sabía que los podía cambiar por
cualquier cosa, pero en secreto tenía rencor contra estos seis por
masacrarme tantas veces.

Ya en la red de intercambio, ofrecí uno por un Bronzong que elegí al azar


de la primera lista. Claro, no podía elegir un género, pero elegí que el nivel
fuese 100, para que fuera un trato más o menos justo. Luego de eso, me
fuí por un rato.

Luego de no hacer nada por al menos seis horas, volví para ver si alguien
me ofrecía algo por el intercambio. De inmediato me emocioné cuando
comenzó la secuencia de intercambio. Sé que fue un simple Bronzong,
pero aun así, me gustaba mucho el proceso. Podrías haberme mandado
un Magikarp y me habría excitado por eso.

Ya saben como va el proceso; así que no explicaré las acciones. Para


hacer el cuento corto, recibí un Bronzong shiny llamado ‘Hell Bell’.

Me sorprendí de que me dieran un shiny a cambio, nunca obtuve un shiny


al intercambiar en Pearl… pero el nombre me molestaba un poco… siendo
una persona ligeramente religiosa, no me siento cómoda hablando de algo
relacionado al infierno o algo así… incluso el escribir esto me hace sentir
como si pudiese provocar un evento similar de nuevo… solo espero que
esto funcione como una experiencia de aprendizaje para ustedes y no
como algo más para mí.

Luego de salir, revisé sus stats; todo estaba en 666, su viejo entrenador
era llamado ‘Beelze’ (algo que, de nuevo, tocó una fibra sensible en mí) y
fue capturado en la Lost Tower, pero estaba dentro de una Cherish Ball.

Claramente era hackeado, pero fue lo que obtuve por ofrecer un hack.
Los stats y la información del Pokémon me asustaron un poco por el
hecho de que no me gustaba el nombre o la información, pero asumí que
estaba bien. Aun así, si no me gustaba, podría ofrecerlo a cambio de
nuevo… fue aquí donde aceptaría un Magikarp con gusto. Pero cada vez
que intentaba ponerlo en el GTS, el juego me informaba que ese
Pokémon no podía ser ofrecido para intercambio.

Esto me pasó varias veces antes, cuando intentaba cambiar legendarios


hackeados, así que asumiré que es algo que evita que la gente sea
‘asaltada’… pero fuí capaz de cambiar ese Rayquaza, y ‘Beelze’ me
mandó a Hell Bell… así que no sé por qué no me permitía ofrecerlo de
nuevo.

Aun así, quería deshacerme de él, por lo que la única otra opción era
liberarlo. Antes de ir a la PC, revisé el ítem que tenía adherido. El dueño le
había añadido un correo, que siempre es divertido… aunque las
elecciones de lo que hay que decir son severamente limitadas y las cartas
siempre son cursis (algo que odio de la 89Pokémones la duración de los
juegos).

Elegí a Hell Bell y revisé el correo, y no parecía estar elaborado de forma


normal, de hecho parecía como si lo hubiesen hecho letra por letra como
se hacía en Gold y Silver. El mensaje solo tenía tres palabras:

“Llévame de vuelta.”

No estaba segura de qué significaba. Ciertamente no podía ofrecerlo para


intercambio… y aún si pudiera, no pokémon forma de asegurarme de que
Hell Bell regresara a Beelze, así que borré el mensaje y fui a la PC para
liberarlo.

Elegí la opción de ‘depositar Pokémon’ y seleccioné a Hell Bell para


liberarlo, pero cada vez que la sprite se encogía, de inmediato volvía con
un mensaje diciendo algo así como “¡Hell Bell no quiere abandonarte!”

De nuevo, esto ocurrió antes cuando estaba limpiando una caja de la PC


en mi segundo juego por Pearl. Quería un poco más de espacio y decidí
liberar a un Shinx que había capturado al inicio del juego, pero seguía
volviendo. Pensé que era algo tierno y convertí al Shinx (ahora un Luxray)
en un miembro permanente de mi equipo porque parecía agradarle
mucho… pero esto era de plano molesto.

Cuando revisé a Hell Bell de nuevo, tenía otro ítem de correo… cosa que
no tenía sentido pues se lo quité la primera vez. Lo abrí y leí un mensaje
algo más largo:

“No puedo irme por mí mismo. Llévame de vuelta.”

De nuevo, le quité el ítem y traté de liberarlo sin éxito.

Cuando intentaba depositarlo, el juego me decía que removiera el correo


del Pokémon antes de depositar… lo sé. Lo hice dos veces… pero tras
revisarlo de nuevo, Hell Bell tenía otro nuevo correo en su posesión.

“Lost Tower.”

Finalmente se estaba volviendo más específico, algo que se me hizo


relajante en lugar de sentirme algo preocupada, que es probablemente
como debería haber estado. Al fin sabía donde quería ir el Pokémon… tal
vez dejaría mi equipo si lo dejaba ahí. Me gustaría saber por qué este
Pokémon estaba haciendo que mi juego actuara tan raro. Este
90Pokémon estaba hackeado, no el juego… y sé que un hack decente no
afecta el juego, pero uno malo puede hacer que el juego colapse… pero
este no estaba haciendo nada de las dos cosas, si no más bien, algo
intermedio.

Ansioso por deshacerme de él, dejé el edificio GTS y avancé por Jubilife.
Estaba muy impaciente para tomar a un 90Pokémon volador del PC, así
que solo le enseñé a uno de los Rayquazas el movimiento ‘Fly’ y elegí
usarlo. Pero cuando elegí Solaceon Town en el mapa, el juego me informó
que no podía volar ahí… sabía que mi hermano había visitado la ciudad
antes, y no sabía por qué no podía ir, pero no me tomé el tiempo para
pensar en ello, así que solo volé a Hearthome.
No perdí tiempo en Hearthome, simplemente viajé por la ruta 209 para ir a
la Lost Tower y ojalá poder deshacerme de este extraño Pokémon
simplemente al llevarlo a donde quería ir.

De inmediato me dí cuenta de la falta de gente en la Ruta. De hecho, no


recuerdo con quién podía enfrentarme ahí y cosas así, pero sé que al
menos había unas cuantas NPCs ahí… el área estaba completamente
sola.

Bueno, no completamente, había una persona moviéndose de atrás hacia


adelante; la sprite de un anciano de cabello blanco.

Curioso, le hablé… y fue ahí donde las cosas comenzaron a ponerse algo
raras para mí. No decía algo que tuviese sentido, simplemente repetía la
misma cosa una y otra vez por un tiempo molestamente largo, así como
cuando hablas con un ciclista en específico en el camino bici de Ruby,
Sapphire y Emerald. Ya saben cual, el que dice que sabe de donde
obtuviste la bici porque el nombre está escrito por todos lados.

“SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA


SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA
SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA
SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA
SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA
SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA
SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA
SUENA LA CAMPANA SUENA LA CAMPANA “

Esto no significaba nada para mí, así que no me molesté en hablarle de


nuevo, solo seguí moviéndome hacia la torre.

Una vez dentro, intenté subir las escaleras pero algo me lo impedía.
Pensé que todos los 91Pokémon hackeados habían logrado joder mi
juego, pero ese no fue el caso. Luego de un momento de silencio, el
sonido de una gruesa campana de bronce comenzó a sonar lentamente
(si tienes curiosidad de como se oye, inicia tu Heart Gold/Soul Silver. Esa
campana es el sonido)
Luego de cuatro tañidos, la tumba en el centro de la habitación se quebró
y se destrozó como si hubiesen usado Rock Smash en ella. Bajo la tumba
estaba un agujero, y ya que no podía ir por las escaleras hacia arriba,
caminé hacia él y caí.

Al aterrizar, caí en una plataforma similar a la que está en la Sala del


Origen, donde encuentras a Arceus (no hagan como si no supiesen de
qué hablo, todos hemos hackeado ese evento.) Solo que era más oscura.
Mientras que la plataforma transparente era blanca y brillaba en el caso de
Arceus, esta era más de un color rojo oscurecido… se veía maligna,
totalmente diferente a la vibra ‘sagrada’ que obtienes de la Sala del
Origen. Viniendo desde la plataforma había un set de escaleras anchas
que parecían más bien hechas de mármol negro en lugar de blanco.

No había forma de volver (no podía volar, no podía usar excavadores y no


traía Escape Ropes), así que tomé las escaleras y la campana (que ahora
asumo era Hell Bell, pues Bronzong es de hecho, algún tipo de campana)
continuaba sonando lentamente.

Ahora, me sentía muy mal (¿tú no lo estarías?), pero continúe subiendo


las escaleras. Mientras iba más lejos, se empezó a ver como con niebla y
más oscuro. Cuando alcancé el fondo, me encontré con un camino
estrecho rodeado por largas fosas de lava/magma a los lados… como la
cueva donde encuentras a Groudon en R/S/E, pero con mejores gráficos,
de hecho.

El camino continúo en línea recta por cuarenta pasos antes de ir a la


derecha por otros cuarenta y finalmente ir hacia arriba. El camino final era
largo; magma burbujeante aún a los lados, y con cada paso que daba, la
campana comenzaba a sonar más rápido, al menos tan rápido como una
campana podía sonar… lo que era aún un tañido ominoso y lento. Aunque
con cada toque, no podía hacer más que repetir lo que el NPC del viejo
decía antes: “Suena. La. Campana.”

Finalmente llegué al fin del camino, que era solo una plataforma pequeña
de 4x4, y la campana dejó de sonar. Me pregunté qué haría ahí, pues no
había nada más que hacer, ninguna forma de liberar a Hell Bell y ninguna
de salir… recibí mi pregunta en la forma de una voz sin cuerpo. Una caja
de diálogo salió y decía:

“Oh, ¿me has regresado a Hell Bell? De verdad lo aprecio.”

Entonces apareció frente a mi sprite. Era simplemente la sprite de un


‘caballero’, y la sprite del equipo de Hell Bell salió de mí, parándose en el
espacio entre nosotros, viéndolo. El juego entonces me informó que le
había dado a Hell Bell.

Luego, algo salió en la pantalla táctil, como la parte de la trainer card


donde firmas tu nombre. De nuevo, la voz habló:

“¿Te importaría decirme tu nombre para que pueda agradecerte con


propiedad?”

Ahora, esto me confundió… bueno, todo lo que estaba pasando me


confundía, pero esto de verdad me sacó de onda. Primero, el juego
debería saber el nombre programado desde el inicio para el personaje…
de hecho, no podría reconocer escritura a mano. Aun así, escribí el
nombre del personaje de mi hermano, que era ‘Dust’. Hice el primer
movimiento; en tinta negra como normalmente lo hace y acababa de hacer
una ‘D’ cuando la voz me detuvo:

“No, no. Tu nombre real, por favor. No puedo agradecerte con un nombre
falso, tú sabes.”

Mi corazón se detuvo por un segundo y se hundió en mi estómago antes


de volver violentamente a mi pecho, ¿cómo demonios sabía el juego que
no estaba firmando mi nombre real?

“Tu nombre real, por favor.”

De nuevo, comencé a escribir. Porqué estaba poniéndole atención,


mirando como se desenvolvía todo cuando tan fácilmente podía apagarlo
o iniciar un juego nuevo… eso no lo sé. El pensamiento simplemente
jamás apareció por mi mente. No creo que se me permitiese hacerlo.

La ‘tinta’ en la cual escribía ahora, era de un color rojo brillante… pero aun
así escribí mi nombre completo. Nombre y apellido en el espacio que me
dieron. Cuando finalicé, el hombre habló de nuevo:

“Bien, ahora sopla, por favor. No queremos que la tinta se corra.”

Soplé el micrófono y la tinta cambió de brillante a un tono oscuro de rojo.


No pude hacer cambio alguno luego de eso. Después, la pantalla
desapareció y el hombre habló de nuevo.

“Gracias, señorita. Estará feliz de saber que ahora me pertenece.”

La campana sonó dos veces más mientras mi sprite, actualmente


masculina, me miró y cambió a la sprite femenina… cabello castaño,
vistiendo totalmente de negro… justo como estaba yo en ese momento.

Hell Bell se movió hacia delante, poniéndose sobre mi sprite y una caja de
diálogo final apareció:

“Hell Bell usó APRISIONAMIENTO”

Luego de eso… la batería de mi DS murió. Estaba sumamente


confundida. Lo admito, simplemente parecía un evento torcido traído por
un secreto del juego desbloqueado por un 94Pokémon, pero ahora…

No duermo, la comida parece hacerse ceniza en mi boca, el agua no


apaga mi sed, y la gente y los animales actúan como si la sombra de la
muerte pasara sobre ellos cuando estoy cerca… ya no soy yo… le
pertenezco a ese hombre… y a Hell Bell.

No sé qué pasó con ese Pokémon, pero si lo recibí, seguramente alguien


más lo hará… tengan precaución cuando usen el sistema de cambio, por
favor… y si reciben a Hell Bell… no duden en resetear. Tu Pokémon
especial de evento no cuesta lo mismo que tu propia alma…
El sonido de la tortura
Hace mucho que tengo fobia a los payasos, ver uno simplemente hace
que me lleguen escalofríos y querer alejarme de él lo más pronto posible,
y es que, hace ya unos 24 años, cuando tenía tan solo 6 años de edad,
estaba viviendo en casa de mi abuela, ya que mis padres estaban siempre
teniendo discusiones y la abuela decidió que era mejor que me quedara
con ella unos días mientras se tranquilizaban, pero esos tres días serian
todo lo contrario a tranquilidad, se convertirían en la memoria más horrible
de mi vida
El primer día que llegue a casa de la abuela me sentía de lo más triste por
mis padres, todavía podía escuchar cómo se gritaban uno al otro, mi
abuela, quien siempre me ha querido mucho, me llevo hacia su cuarto,
donde había un cofre con algo de polvo encima, como si no lo hubieran
tocado en muchos años, la abuela abrió el cofre y dentro de él se
encontraban muchas chucherías viejas que ya no recuerdo, pero lo que
más llamo mi atención, fue que la abuela del fondo del sarcófago saco un
muñeco muy extraño, era la figura de un payaso, pero este tenía algunas
deformidades, como que su cuello era mucho más largo de lo normal, y su
cuerpo era redondo de la parte de abajo, no daba un aspecto gracioso, si
no llamativo, pero lo que más me llamo la atención fue esa sonrisa que
tenía en su cara, una cara completamente pálida, con ojos pequeños y
negros, hasta podías observar tu propio reflejo en ellos, labios remarcados
con pintura roja muy finamente alrededor de ellos, la abuela me lo quiso
obsequiar como un compañero para no sentirme solo, al principio lo
acepte con gusto, ya que me parecía un juguete bastante divertido con
esa forma de pino que tenia, sin embargo, las cosas se vieron bastante
feas esa noche.
Antes de irme a dormir con "Flappy" (que era el nombre que le había
puesto al muñeco) jugué un rato con él en mi cuarto, en un cierto
momento me di cuenta de que tenia anudado un cordón debajo de su
camisa de payaso que tenia, cuando desanude ese cordón, me di cuenta
de que era una cuerda para que el payaso hablara, obviamente, no dude
en jalar esa cuerda, al principio no hacía nada, la jale un par de veces
más, y entonces el payaso abrió su boca, pero lo que decía, no eran
palabras, eran sonidos de rayones como si un pizarrón fuera rasgado,
entonces empezó a mover la mandíbula de una manera un tanto violenta,
mientras esos chirridos se ahogaban por si solos, era el sonido más
espantoso que jamás había escuchado, así que arroje a Flappy en una
esquina, y me fui a dormir con ese tormentoso sonido que no paraba de
dar vueltas en mi cabeza.
Al siguiente día, le dije a mi abuela sobre el problema de Flappy, entonces
ella extrañada, lo tomo y se lo llevo a revisarlo para ver cuál era el
problema, yo espere en la sala nervioso por ese molesto sonido, y sin
darme cuenta, ese chillido volvió a sonar, ahora era más bien el chillido de
una señora llorando desesperadamente, gritando de forma desgarradora,
en ese momento solo me tape los oídos eh intente no pensar en ese
sonido, de pronto, La abuela estaba bajando las escaleras lentamente,
paso por paso, y estaba pálida, más de lo que una persona sin haber
comido por días debería estar, la abuela se me acerco lentamente y de
repente intento estrangularme violentamente, me levanto del suelo y
empezó a presionar mi garganta, casi me rompe el cuello mientras me
levantaba, me gritaba obscenidades y maldiciones, seguido escuche como
gritaba desesperadamente, me soltó y rompió el cristal de un viejo reloj
que tenia, y con los cristales, se saco los ojos mientras estos le
chorreaban sangre por todas partes, se corto la quijada desde las mejillas
dándole una aspecto cadavérico impactante, luego se tiro al suelo y
empezó a azotar su cabeza violentamente una y otra vez contra el suelo,
primero vi como se rompía sus propios dientes, luego su nariz, luego su
cráneo, y falleció desangrada en el suelo de su propia sala, en ese
momento yo estaba en estado de shock, después de presenciar aquel
acto satánico de sangre, solo me quedo quedarme parado observando el
cuerpo de la abuela, entonces solamente subí las escaleras, tome a aquel
muñeco y salí caminando de la casa tranquilamente, no llore y ni siquiera
produje sonido alguno, solo camine lejos de ese lugar
Escuche que al día siguiente, mis padres encontraron al cuerpo de la
abuela, no estoy seguro, porque nunca lo pude comprobar, puesto que
nunca regrese con ellos y anduve vagando solo por las calles
sobreviviendo de lo que podía encontrar, y mi único acompañante es
Flappy.... aunque hay algo que me intriga de el hoy en día, en su ropa de
payaso, tiene marcadas huellas de color rojo de unas manos, pero no
unas huellas normales, eran de manos pequeñas... como si lo hubiera
manchado un niño con manos ensangrentadas.
Cautiverio
Estoy atrapado. Estoy atrapado y solo en esta fría, solitaria y oscura fosa.
Mi vida ha llegado a un fin metafórico, porque lo único que queda en mi
futuro es la esclavitud. Como no tengo nada con qué escribir aquí, solo
puedo decir esto y esperar que en algún lado, tal vez en otro universo o en
una realidad completamente diferente, mi voz sea oída y mí historia
recordada.

Intenté pelear con ellos lo mejor que pude, pero no hubo nada qué pudiera
hacer. Su poder era demasiado para mis pocas habilidades. Dí todo de
mí, pero fui derrotado y reducido a esta prisión. Las cadenas pesan en mi
alma, y solo puedo imaginar el dolor que esta prisión me depara. Tuve un
buen rato intentando mantenerme alejado de ello; muchos de nosotros lo
hicimos, pero parece que en años recientes el poder del enemigo ha
crecido de forma inconmesurable. Hemos perdido.
Parece que nuestro destino es ser capturados por estos tiranos y forzados
a pelear con nuestra gente como perros por el resto de la eternidad. Es
difícil para mí el imaginarlo. El pensamiento de que tarde o temprano
estaré allá afuera atacando e hiriendo a mi propia gente contra mi
voluntad - y eso si en ese entonces aún pueda llamarlos "mi gente".

Es algo divertido como funciona el proceso. No me pregunten como, estoy


seguro que ni siquiera ellos saben exactamente como sucede. Pero cada
vez que alguien de mi gente es capturado y aprisionado, no importa qué
tan valerosamente hayan enfrentado al enemigo antes de la derrota, pues
poco a poco comienzan a ponerse del lado de los monstruos durante su
cautiverio.
Sucede sin fallar. No podrías imaginar el dolor que uno siente tras ver a un
amigo convertirse en un esclavo de quienes ha enfrentado por tanto
tiempo, y tras estar aprisionados por un corto tiempo, sucumbe a cada
demanda del enemigo, e incluso se vuelven sus compañeros. Es una
especie de sistema de lavado cerebral sin falla. Demonios, me pasará a
mí también, no importa cuanto me niegue a que suceda.
Lo único que puedo recordar, la última imagen grabada al fuego en mi
cerebro, es la visión de mi madre - las lágrimas corriendo por su cara
mientras vio mi derrota desde la caverna en que vivimos. Me dijo que no lo
provocara, pero tras ver a la bestia, no hubo nada que pudiese
impedírmelo. Pues, a pesar de todo, ¡Estos eran los seres que se llevaron
a mi hermano! No importaba con cuantos de los míos tuviera qué pelear,
estaba determinado a derrotarlo. Oh, qué tonto fuí. Si tan solo hubiera
escuchado a mi madre... estoy seguro que ella pronto sufrirá el mismo
destino ante estos seres despreciables.

Pero aun así...

Tal vez las cosas no son tan malas como parecen... Digo, después de
todo es algo probado que bajo supervisión y entrenamiento de parte de
estos seres, mi gente se vuelve más y más poderosa de lo que podrían
ser por sí mismos en estado salvaje. Aún más, creo que ellos
genuinamente cuidan de nosotros. Sí. Nos alimentan, nos dan refugio, e
incluso sanan nuestras heridas a causa de las batallas. Seguro, estas
heridas son de pelear contra aquellos que alguna vez fueron mis amigos,
pero, tal vez, y solo tal vez, en nombre de mi Entrenador, eso es lo
correcto...

Las cosas no son tan malas como las imaginé. No, de ningún motivo. Veo
todo muy diferente ahora. Creo que cuando mi Entrenador decida
llamarme a pelear, haré lo mejor que pueda por él.

Lo sé, lo haré. Porque, después de todo, el propósito de un Pokémon es


ayudar a su Entrenador, ¿cierto?
Peticiones silenciosas
Diez años de prisión, esa fue su condena. Sí, tras el presunto homicidio de
la señorita Katherine Díaz, su propia esposa.
Allí se encontraba Jason Donovan, al filo de la penumbrosa noche,
merodeando con la mirada, el suelo tan distante, pero a la vez tan cercano
de sus ojos, mientras que, al mismo tiempo, anhelaba una amargosa… y
lejana libertad. Se hallaba sentado en su fría y descuidada cama de
prisión, analizando, pensando, resolviendo… pero con ganas de llorar, ya
que contenía el torrente casi apresurado, para mojar sus mejillas.
Su corazón latía sin permiso alguno, adentrándose lentamente al terrible
dolor de una injusticia. Él lo sabía, pero nadie le creería. Y, mientras un
escalofrío le recorría su piel, volvió a pensar en ella nuevamente.
Enfrente, los barrotes de hierro le impedían salir. Sintiéndose un
verdadero cuerdo, dentro del traje de un loco que no era de su talla. Pues
dentro de su pensamiento, repetía constantemente… “yo no la maté”.
De pronto, una mariposa carmesí revoloteó tranquilamente en aquel
pasillo de los condenados, como sintiéndose la reina. Y segura de sí
misma, se postró en uno de los barrotes mientras paraba su aleteo.
Donovan logró verla, pero al intentar levantarse, decidió no hacerlo.
Aquella mariposa tendía a hablarle, sí, algo que él retomó como un don,
empapado en el terrible legado de una maldición.
-Eres tú, dime, ¿cómo está ella?… ¿cómo está su lápida?… (Preguntó en
forma de susurro, y la mariposa movió sus alas tres veces)
Entonces, él sonrió, como entendiendo el lenguaje mudo de su única
acompañante. De pronto, se escucharon los pasos y los murmullos de dos
personas diferentes. Como acercándose de una manera apresurada hacia
la celda de aquel condenado. Enseguida, la mariposa lo supo, volando del
barrote, pasó directo hacia el hombro de Donovan.
A escena apareció el guardia de la prisión, el rudo, el cruel, el mismo
quien cargaba las llaves de cada puerta colgando en su pantalón. Y a su
lado, otro hombre misterioso le acompañaba, mismo quien portaba un
gran saco gris, un puro en las manos, y unos pantaloncillos muy bien
planchados.
Ambos llegaron frente a los barrotes del acusado, y justo en ese
momento, se llevó acabo una charla que parecía nunca terminar.
-Aquí está detective, el reo número 345 de la última celda. (Dijo el guardia
fríamente, al mismo tiempo que jugueteaba con sus ruidosas llaves)
-Buenos días… ¿señor, Jason Donovan? (Cuestionó el sofisticado
hombre, mientras que el culpable, volteó su mirada hacia él)
-Sí, ése soy yo… Jason Donovan. (Afirmó en voz baja, casi muerta)
La mariposa seguía postrada en su hombro, sin querer escapar. Y entre el
jugueteo que hacía con sus antenas, una compañía extraña desterraba la
soledad de aquel deprimido reo.
-Soy el detective de homicidios, Charles Dowener, y para serle sincero,
vengo a escuchar la versión de tu historia, una narración del único testigo
que tiene este caso… en pocas palabras, la de usted. (Comentó
tranquilamente mientras encendía su puro con unos cerillos)
-¿Quiere escuchar mi versión?… ¿o la versión de las mariposas?
(Cuestionó el prisionero mientras señalaba su hombro con la mirada, el
mismo donde su acompañante abría y cerraba sus alas)
-Señor Jason, ¿está tomándome el pelo acaso?, dese cuenta de que trata
con uno de los mejores detectives que tiene esta ciudad, y con esa actitud
imaginaré que su esposa no cayó por accidente desde el segundo piso…
-¿Qué insinúa con eso?
-Que alguien pudo haberla empujado…
-¿Piensa que yo la tiré por la ventana?, ¡no puedo creerlo!, ¡¿por algún
estúpido momento imaginó que yo pude haber hecho eso?!
-Su actitud inmadura lo delata.
-Yo no la maté.
-¿Ah no?, entonces cuénteme lo que pasó ese día.
-No.
-¿Por qué no?, ¿tiene miedo a confesarlo?
-Claro que tengo miedo, todos en mi lugar lo tendrían, pero dígame usted,
¿quién tendría la razón más cuerda como para creerme?, no he
confesado nada desde aquel momento… me tomaron por asesino, y tras
un cruel veredicto me encierran como si fuera un perro.
-Puede reducir sus años de condena si me lo cuenta con la verdad, ¿es
usted responsable de la muerte de la señorita Katherine Díaz?
-Por supuesto que no, yo no la maté.
-Tenemos todo el tiempo del mundo para que me explique, ¿qué ocurrió
entonces en esa casa?
-No quiero contarlo… nadie me lo creerá.
-Haga un esfuerzo, yo prometo que voy a creerle.
-Que curioso que usted lo mencione… la verdad detrás de todo, se
sostiene por los pilares de una maldita promesa.
-Sea específico por favor. (Pidió el detective mientras se deleitaba con el
sabor que tenía aquel puro)
En ese instante, una historia surgida de sus labios, cambia al narrador que
posee esta lectura:
Yo jamás me despedí de ella, aunque aún puedo llegar a sentir su
respiración en mi hombro, su aroma, su esencia… volando de un lado a
otro, y en mil maneras que me hacen sentir un verdadero imbécil. Prometí
lo mejor de mi boca, pero nunca se lo di.
Había algo que influía mucho en su temperamento, lo noté durante un par
de semanas atrás del trágico día, sin embargo, no lo descifré en el
momento. Tardé demasiado.
Era como si su personalidad se transformara en alguien que yo no
conocía, pues pasó de su actitud alegre, a una que de verdad contagiaba
lo deprimente. Yo hasta dudaba si se trataba de una entidad roba cuerpos
de otra galaxia, o tal vez, si la Katherine de una realidad alterna había
robado sus emociones vivas por completo. Ya que no era la misma… no
lo era.
Fue de madrugada, sí, todo ocurrió desde temprano. Algunos rayos de luz
traspasaban los vitrales que tenía nuestra habitación, y por el resplandor
de los mismos, hicieron que mi viaje en el tren de los sueños finalizara.
Sin abrir los ojos completamente, extendí mi mano al otro extremo de la
cama, esto con intención de abrazar a mi esposa… sin embargo, no
estaba.
Al notarlo, no lo pensé dos veces, limpié mis ojos de pegajosas lagañas y
me levanté de inmediato. Tan pronto de hacerlo, salí de la alcoba con
unos simples calzoncillos puestos.
En el pasillo del segundo piso, había una habitación en especial, era la
galería de pintura que tenía mi esposa… que en paz descanse por cierto.
Se podía pasar horas allí adentro, imaginando, expresando y creando
mundos ficticios a través de los pinceles.
Aunque ella era una artista muy original, recibía fuertes críticas por una
simple razón… no pintaba otra cosa que no fueran mariposas. Las
paredes de esa galería se encontraban adornadas por imágenes de esos
insectos alados. Miles y miles que en realidad no podría calcularle un
número en específico. En pocas palabras, era una gran colección.
Pero prosigamos con la historia… entré a la habitación con silencio entre
mis pasos, y allí estaba, se levantó temprano para contemplar todas sus
creaciones, era tan hermosa verla así, parecía inspirada pero con un
rostro demacrado, diferente, aterrada.
-¿Todo está bien amor? (Cuestioné y ella volteó repentinamente, como si
no hubiese notado mi presencia)
-Sí, sólo estoy… escuchando. (Respondió cortante mientras regresaba su
mirada hacia los cuadros)
-¿Escuchando?
-Sí, y perdón por no despertar a tu lado como en todas las mañanas, pero
hoy tuve un sueño.
-¿Qué sucede?, te ves asustada. (Afirmé acercándome a ella un poco
más)
-Ellas quieren ayudarme. Ellas me entienden.
-Amor, ¿sabes algo?, debemos hablar, hace tiempo que no lo hacemos, te
apartas de mí, actúas raro y no sales de tu galería, ¿qué sucede?
-Las mariposas amor, ¿no las escuchas? (Preguntó sin voltear a verme, y
así como en sus pinturas, se “pintó” una gran sonrisa)
-Vaya, sonreíste, hace tiempo que no lo hacías.
-Es que, ellas me hablaron en los sueños, dijeron que hoy debo estar feliz.
-Creo que necesitas ayuda, es enserio, ¿algo hice mal?, ¿te ofendí?, por
favor, respóndeme.
-No Jason, claro que no…
-No me dejes así, dime algo.
-¿Sabes por qué me gusta pintar mariposas? (Regresó su mirada hacia
mí)
-Desde que te conocí las pintabas, ¿recuerdas?, cuando teníamos clases
de matemáticas en la preparatoria, te ponías a dibujarlas en la libreta.
-Sí… cuando era niña yo podía escucharlas, eran vocecillas raras que
surgían en el sonido silencioso de sus alas al moverse, al principio me
daban miedo, pero después, aprendí a entenderlas.
-Jamás me habías contado eso amor.
-Suena a locura, por eso nunca lo conté.
-¿Puedo ayudarte?
-No te preocupes, dentro de poco, todo se arreglará… aunque no me
dejaste terminar. Un día, muchas de ellas se postraron en mis brazos,
mencionaban cosas como: “ayúdanos”, “no somos hermosas”,
“ayúdanos”, “somos gusanos con alas”, “ayúdanos”, “queremos morir”…
-¿Las mariposas?
-Sí, me ofrecían peticiones silenciosas, nadie más podía escucharlas, y
ellas, al darse cuenta de que yo sí lo hacía, decidieron pedirme ayuda.
-Entonces, ¿qué hiciste?
-Las aplasté con mis manos, las mordí, las pisé, las hice pedazos…
terminé con su dolor y sus complejos.
-No entiendo, si las mataste, ¿por qué dibujas como si te gustaran?
-No dije que no me gustaran, desde entonces, cuando voy caminando por
las calles, mato mariposas cuando las veo, ellas me lo siguen pidiendo, y
yo, tras querer obedecerlas, tengo que cumplir con sus peticiones. En
cuanto a mis pinturas, son los recuerdos de todas las que aniquilé.
En esos momentos me quedé asombrado, no era un amor hacia esos
insectos lo que movía a mi esposa a querer retratarlos, sino las ganas de
aplacar un sufrimiento que nadie escuchaba.
De pronto, unas lágrimas empezaron a escurrirle de sus ojos, lo que hizo
que me estremeciera mucho más de lo que ya estaba. Me acongojé y fui
hasta ella para abrazarla. Al principio se resistió, sin embargo, terminó
aceptando la muestra de cariño que decidí darle con mis brazos.
Luego, dirige mis labios directo a sus oídos para decirle en voz baja…
-Estoy contigo, te amo y no te dejaré, las mariposas no hablan, pero los
besos sí a pesar de ser mudos…y por ello mismo, prometo que te daré
uno que expresen todas las hermosas palabras, que al mismísimo
Shakespeare se le pudieron haber ocurrido.
Ella volteó su mirada fija hacia mí, y suavemente me dijo…
-¿Me traes un café?
-Claro que sí amor.
En esos momentos no lo tomé a mal, pues era de madrugada. Me dirige
rápidamente hacia el primer piso, pero ella se quedó arriba. Y entrando a
la cocina, tomé la tetera para calentar el agua. Esperé un rato con eterna
felicidad, pues supuse que con eso, tal vez podría mejorar el
temperamento de mi hermosa Katherine.
Pero de pronto, un ruido hizo que me congelara la sangre por completo…
era el mismo sonido de un cristal al romperse, pero acompañado de este,
se escuchó también un golpe cercano al patio trasero. No supe qué hacer,
estuve inmóvil por más de medio minuto, y cuando ya estaba decidido a
moverme, sentí cuando mis oídos se destaparon de una manera muy
fuerte.
No presté atención, y mientras subía las escaleras rápidamente, usaba
mis dedos para masajear los orificios de mis lastimadas orejas.
Al fin había llegado, y abriendo la puerta, observé que el gran ventanal de
la galería estaba roto. Como si alguien hubiese saltado por allí. Entonces,
me hice una serie de preguntas que me mataron en esos momentos. Sí,
ya no me consideraba un vivo más en aquellos instantes, ahora soy un
zombie, quien se reservará tales preguntas por lo obvias que parecían.
Me acerqué lentamente y con temor, pero observando por el agujero
irregular, me di cuenta de que todo era cierto… mi amada cayó.
Pero… justo por detrás, una voz muy extraña empezó a hablarme, era
desconocida, fina y escalofriante. Misma que me decía:
-“Ella nos comprendía, por eso volvimos a la vida, para calmar el
sufrimiento que nunca quiso pasar… seguimos su petición, así como
nosotras, buscando a alguien para que nos consuele con la muerte…”
Me volví, y ciertamente era una mariposa carmesí la que aleteaba sin
parar. Se encontraba encima de uno de los cuadros que tenía Katherine
en la pared. Pero lo verdaderamente raro, es que ya no había pintura en
él, como si el insecto hubiera emergido extrañamente desde el mundo
paralelo que mi esposa había pintado.
¿Cómo era posible que yo escuchara a la mariposa?, es decir, jamás lo
había logrado, mi esposa era la única… pero recordé en ese instante, que
mis oídos se destaparon, como si el don que ella tenía, me lo hubiera
transferido a través de su muerte.
Las demás empezaron a emerger, desde pinturas, a seres reales. No
podía creerlo, era como una pesadilla sutil, como un cuento de terror fino,
tan parecidos a los que Edgar Allan Poe suele hacer.
Todas las mariposas salieron por el ventanal roto, sin antes revolotear en
cada parte de la galería. Observé cómo se iban marchando lentamente, y
lo más raro de esta historia ni siquiera fue eso.
Las supuestas e inanimadas doncellas aladas, empezaron a introducirse
en la boca de mi fallecida Katherine, esto como si decidieran volver a
morir en el estómago de su creadora.
Excepto la roja carmesí, quien aún seguía postrada en el cuadro de color
blanco. Luego, voló inmediatamente a uno de los cajones que tenía el
escritorio de la galería. Me acerqué con temor, sin embargo, algo quería
ella que yo supiera. Así que decidí abrirlo…
Fue entonces cuando supe la razón del temperamento de mi esposa,
puesto que allí, una hoja de papel representaba un análisis médico, uno
que decía:
“Katherine Díaz, Positivo en la prueba de Cáncer”
La mariposa volvió a emprender vuelo frente a mi cara, y al mover sus
alas silenciosamente, me dijo…
-Nunca la olvides, ella estará donde nosotras estamos. (Y después de ello,
salió inmediatamente por el ventanal roto)
Supuse que mi amada hizo lo mismo que las mariposas, no quería vivir
con su enfermedad, así que realizó peticiones silenciosas. Donde ellas
podían comprenderle, no como cualquier otro típico y realista ser humano.
Aunque… aquel beso, el inigualable, el pasional, se fue, no pude dárselo.
¿Cómo lo sabría?, todo el tiempo seguí las reglas de la explicación lógica,
de lo que debería ser… y no de lo que podría.
-Señor Donovan, ¿sufre de sus facultades mentales? (Preguntó el
detective mientras rompía la narración de Donovan)
-¡Es un maldito estúpido! (Exclamó el acusado totalmente molesto, al
mismo tiempo que se levantaba de su cama)
-Entonces va a decirme, que la supuesta mariposa carmesí, ¿es la que
tiene en su hombro?
-Claro que sí, la misma que me habló.
-No sé si en realidad perdí el tiempo con usted.
-Tiene los oídos tapados, es eso, no sabe escuchar, como casi todos.
-¿Por qué no acepta que fue el responsable?
-¡Porque no lo soy!, ¡ella lo pidió!
-Su actitud agresiva me hace dudar.
-No importa, ellas siempre escuchan peticiones silenciosas… y desde que
llegué aquí, yo pedí la mía. Mi petición.
-Esto no me sirve de nada, mis investigaciones tendrán que ser más
específicas, sin embargo, no hay huellas que lo inculpen, pero usted es el
único testigo, y el único sospechoso también.
En esos momentos, la mariposa que tenía en su hombro, empezó a mover
sus alas nuevamente, lo que provocó que Donovan se formara una
sonrisa extraña entre sus labios desolados.
-¿De qué se está riendo?
-Hay muchas razones para ponerme a reír, pero una de ellas es que
siempre habrá cosas que los cuerdos, no entenderán, pero no a los que
usted llama locos, ellos saben más de que lo que cree…
Fue entonces que un sinfín de mariposas, revoloteando de un lado a otro,
apareció en el pasillo de la prisión, pero después, entraron a la celda.
-¿Qué es lo que está pasando?, ¿por qué está pasando?… (Preguntó el
guardia sin poder creerlo, pero el detective, se quedó sin habla)
Las mariposas se postraron en todo el cuerpo de Donovan, cubriendo las
piernas, los brazos, el torso, las manos, y la cara. En pocas palabras,
rodearon toda su existencia humana, y en segundos inmediatos, se
transformó en un humanoide hecho sólo de insectos.
-Dijiste… la verdad… (Susurró el detective Charles Dowener, y aquel bulto
compuesto de mariposas, volteó su cabeza directo hacia él)
-Debo irme. (Y tras esa afirmación, todas volaron nuevamente, pero esta
vez Jason Donovan desapareció cuando se esparcieron)
Dejaron a los incrédulos boquiabiertos, mientras que aquellos insectos, se
marcharon rápidamente de aquella prisión. Volaron en conjunto por toda la
ciudad, cruzando rascacielos, parques, tiendas, lagos, y cines… sin
embargo, pararon su viaje en el cementerio. Las mariposas volvieron a
juntarse, y tomando la forma de un humano, Donovan volvió a aparecer
nuevamente frente a la lápida de su esposa. Las doncellas aladas se
esparcieron, y fueron a parar en los árboles cercanos de aquel lugar.
-Amor mío, ya estoy aquí… le pedí a las mariposas en el silencio, poder
otorgarte el último de los besos, el que nunca pude darte.
Entonces, aquel enamorado se inclinó a la tumba de su esposa para
poder otorgarle un beso. Y justo en el contacto de los labios con la lápida,
las mariposas volvieron a cubrir todo su cuerpo. Emprendieron
nuevamente su vuelo mientras escapaban de allí, al mismo tiempo que
dejaban atrás el pasado, y esparciéndose en caminos diferentes, se
llevaron consigo el alma de un desconsolado mortal… aquel que ahora le
pertenece a las doncellas aladas. Pues sí, su petición fue concedida.
Se fueron en buscan de alguien que pueda escucharlas, y de alguna
manera, les aplacara el sufrimiento de seguir vivas. Excepto la de color
carmesí, quien se dice, aún sigue postrada en la lápida de la señorita
Katherine Díaz.
Como hermanos
-Andrés, cierra la puerta ya! y trae corriendo ese material, dale!
Andrés es mi mejor amigo, es como un hermano, como el que siempre
quise tener, lástima que mi madre murió el día en que nací, y mi padre
nunca mas quiso casarse. Creo que esa soledad de tener a mi padre lejos
de casa todos los días, me empujó a la calle, a la fría ciudad, a esos ríos
de asfalto y selvas de concreto en donde encontré a mi hermano.
Pero Andrés nunca fue un tipo normal, es decir, normal para el común de
las personas, siempre fue un tipo metido en su mundo, de ojos perdidos y
gesto apático. La cercanía que llegué a tener con él, provocó mi entrada a
su mundo, ese sitio implacable e imaginario, al que muchos entraban pero
no salían, contra el que la batalla era tan dura que terminaba
por absorberte, el mundo de las drogas.
-Oye! Andrés!, por qué no te apuras? pásame rápido esas agujas, que me
estoy muriendo de ganas.
Me saqué la camisa, y coloqué de manera apretada el torniquete en mi
brazo, sentía como iba perdiendo el flujo de sangre hasta que mis dedos
se sentían entumidos. Ese material estaba ya en la aguja, listo para
recorrer mi torrente sanguíneo, y hacerme sentir que el mundo no existía,
aunque sea por un segundo.
Respiré profundo y clavé la aguja en mi brazo, sentí como
en milésimas de segundo mi cuerpo entraba a un estado de placer
inmenso, al nirvana, y mi cerebro se dirigía al cielo, mi pupila rápidamente
empezó a dilatarse.
-Andrés, dame más! que este viaje esta bien loco!. Nunca creerías lo que
vi.
No había mas, no podía creerlo, no creía lo que oía. Seguramente era un
error, y Andrés estaba jugando conmigo. Imbécil, tratando de burlarse de
mí. Seguro se la está guardando para él, y no me quiere dejar nada a mí.
Se lo iba a quitar, aunque necesite usar la fuerza. Me levanté de la silla en
la que estaba sentado, y mientras el estaba de espaldas viendo hacia la
ventana, me acerqué por detrás y le hablé al oído, necesitaba más, pero
insistió en que ya no quedaba, mi respiración se volvía más fuerte con
cada palabra suya; mis ojos inyectados de sangre por la ira estaban
perdidos, como los de un loco. Di dos pasos hacia atrás y tomé el cuchillo
que estaba sobre la mesa, se lo puse al cuello y le pedí la droga una vez
más. No tenía mas, y al parecer yo no tenía otra opción.
Lo he tomado por la frente, él sigue de espaldas y le he cortado una parte
de la oreja. Empezó a sangrar y está dando la vuelta para defenderse. No
le voy a dejar, apenas se da la vuelta lo embisto con el cuchillo al frente, lo
he herido en el brazo, a pesar de eso es capaz de lanzarme una patada y
enviarme al suelo. Pero no solté el cuchillo, así que mientras él pasa junto
a mí alcanzo a cortarle el tendón de Aquiles y cae inmediatamente al
suelo, junto a mí.
-Vaya que te has dado un buen golpe, ahora vamos a ver si me vuelves a
negar lo que quiero.
Me acerco a él, y mientras se retuerce del dolor, paso la punta del cuchillo
por el lado izquierdo de su cara, la sangre sale despacio, y sus lagrimas la
vuelven un poco menos espesa. Tomo su mano, y miro sus dedos
quemados por tanto prender porros, los tomo con fuerza y se los voy
rompiendo uno por uno, siento el crujir de sus huesos, y sus gritos que
contrastan con su pálida piel, producto de la hemorragia. NO contento con
eso, le corto sus dedos pulgares, se los arranco de raíz, puedo ver sus
falanges, destrozadas. Lo veo a la cara y su mirada se centra en mi, no
me reconoce, no se lo hubiera imaginado, pero se lo merecía.
Es verdad, su otro brazo estaba ileso aún, así que empuñe el cuchillo de
manera firme, y se lo clavé justo en la parte del pliegue del codo, debo
aceptar que disfrutaba su dolor, sus lágrimas y lamentos me hacían sentir
fuerte, poderoso. Ahora si era tiempo de buscar las drogas, seguro las
guardaba bajo su ropa, asi que rasgué su camisa con el cuchillo, pero no
encontré nada, perdí totalmente el control, y lo tuve que hacer: clavé el
cuchillo a la altura de su pecho y lo dirigí hacia abajo hasta abrir todo su
tóraz y su abdomen, nunca había sentido como la sangre puede ser tan
caliente al recorrerte el rostro. Diez, once, doce….treinta, trenta y uno,
treinta y dos….perdí la cuenta de cuántas puñaladas le dí, y nunca
encontré nada. Recorría la sala y me acomodé en el sofá, el cuerpo
seguía tendido, aún sangraba, sus ojos nunca se cerraron, veían al
infinito, como cada vez que nos drogamos, pero este viaje sería más
extenso.
Vi a través de la ventana, y el sol me dio de frente en el rostro, sentí como
se contraía mi pupila,, cerré lo ojos. Cuando los abrí, ahí estaba Andrés,
mirándome de manera extraña, preguntándome si estaba bien, yo sólo le
contesté:
-Andrés, dame más! que este viaje esta bien loco!. Nunca creerías lo que
vi.
La dama de negro

Me gustan mucho los niños…


Sobre todo entre los 8 y 11 años, así son mas tiernos… son mas jugosos,
sienten mas miedo.
Oh pero no creas que solo me gustan los niños… tu ya no eres un niño y
te veo desde hace tiempo, harás un buen banquete.
Te preguntaras de que hablo, o tal vez me conoces… soy aquel escalofrió
en tu espalda, soy quien se alimenta y se nutre de tu miedo; aliméntame
por favor, el miedo que creas es delicioso… por favor lee otro relato,
conviértete en mi victima, siente ese miedo que sabes que nos encanta,
asi podre visitarte esta noche. O ¿Por qué no escribes un relato mejor?,
así dejas que otro sienta el miedo de verme llegar, se mi aliado, se mio…
tal vez te conserve.
¿No me crees?, pero si yo te conozco… te encanta el miedo, sentirlo,
infundirlo… si tu eres de los míos, tu aun no lo sabes pero trabajas para
mi… no me crees, eso no me agrada, tal vez si te visite esta noche,
mientras estas en tu cama, y sabes que puedo hacerlo, porque me has
abierto tu corazón, te has rendido al miedo y eso nos encanta.
Descuida tu tenias razón y soy solo un invento de tu imaginación, no
puedo hacerte daño… hasta que esta noche pienses en mi.
Descansa … nos vemos pronto…
La eternidad
La mayoría de las personas piensa que el amor perfecto solo es cosa de
películas, pero estoy seguro de que muchos tienen la esperanza de
encontrar a la persona perfecta y vivir la eternidad con ella
Pues en realidad pasa, no sé si sea algo común, o cosa del destino, o mi
alma gemela, en realidad no estoy seguro de nada, pero ella está a mi
lado, desde hace más de 3 años y todo es perfecto, ella es perfecta,
adoro los días a su lado, despertar y que su dulce sonrisa o su rostro
sereno aun sumido en los sueños sea lo primero que veo, o esas
mañanas en que despierta primero y se sube a mi espalda para
susurrarme que ya es de día
Aquellos actos que hacía con indiferencia en mi vida anterior, mi vida
antes de conocerle, como comer, dormir, caminar por la calle se volvieron
actividades increíbles, la comida es esplendida a su lado, el mundo tiene
más color, la música transmite el sentimiento de la vitalidad, caminar con
ella es decirle al mundo que soy feliz y que estoy vivo
Solía alejar a las personas de mí, siempre pensé que en general
molestaban más de lo que aportaban, pero todo cambio con ella, gracias a
sus brazos conocí la calidez que es capaz de emitir el corazón de una
persona, sus besos me enseñaron que el amor es un gran motivo para
seguir el camino diario, me volví más alegre, me encanta buscar la forma
de hacerla sonreír, adoro la sensación que me causa cuando hago algo
para ella y me lo agradece, creo que me volví adicto, si, en definitiva soy
adicto a su amor
Nos prometimos amor eterno, en una plática bastante seria que nació
después de analizar un poco el argumento de una película nos dijimos el
uno al otro que nos esperaríamos del otro lado si alguno de los dos moría,
sé que es tonto pensar en algo así, pero me sentí realmente feliz cuando
al final ambos coincidimos en eso, seguimos viendo la película, pero yo
me perdí en ese pensamiento, la vida es muy efímera, la vida de
cualquiera podría llegar a su fin sin ningún tipo de aviso, estaba seguro de
que ella lo sabía, pero ahora yo tenía la certeza de que estaríamos juntos
en la eternidad, claro, si en verdad existía algo así, por un momento pensé
que sería mejor que la vida que teníamos actualmente
Me sigue sorprendiendo día a día, no ha perdido su gusto por los
videojuegos, ni siquiera por el anime, se sonroja un poco cuando hago
comentarios acerca de ello, adoro que sus mejillas se llenen de color, me
parece tierno, no deja de ser una chica increíble, que sus gustos tengan
ese toque infantil y al mismo tiempo su carrera y su vocación lleven un
camino tan serio, incluso su trabajo, en verdad su personalidad es única
Últimamente nos hemos llenado de trabajo, yo de pendientes y clientes
nuevos, ella de tareas, apenas y dormimos algunas horas en un par de
días, en muy cansado, despertamos siempre juntos, abrazados o por lo
menos uno sobre el otro, y ni siquiera puedo recordar en que momento
nos acercamos durante las noches, o si alguno de los dos fue el que callo
rendido y el otro simplemente quiso acompañarle, bueno en realidad no
importa, no hay sensación más hermosa en el mundo que el estar con ella
Cada vez más se nota nuestro desgaste, hace ya 10 años que estamos
juntos y nunca fuimos más felices, la mayoría de las parejas se va
acostumbrando el uno al otro hasta que de repente se olvida, olvidan su
alegría, su amor, están juntos solo por costumbre, porque no saben que
más hacer, sinceramente yo no puedo imaginar mi vida sin ella, pero no
es eso lo que me mantiene a su lado, yo sigo igual de enamorado de ella,
no, creo que eso no es correcto, estoy mucho más enamorado
Se ha mostrado un poco decaída, tenemos un ritmo de vida muy pesado y
nunca nos ha importado, tenernos mutuamente siempre nos ha impulsado
a continuar, a trabajar con empeño, terminar los proyectos e iniciar
nuevos, todo siempre mientras estamos juntos, ella no hace más que
repetir que está bien y yo no tengo ningún motivo para desconfiar de sus
palabras, sus besos y sus caricias siguen llenos de pasión, de amor y de
entrega, nos seguimos teniendo el uno al otro y es lo único que importa
15 años! ¿No es increíble? Y pensar que las discusiones más grandes
que solíamos tener eran porque se mantenía despierta en el sillón
esperándome cuando doblaba turnos por la noche en el trabajo
Comenzó hace un par de meses con un simple desmayo, lo atribuimos a
que habíamos comido y dormido muy poco en las últimas semanas debido
al proyecto que iniciamos, la convencí de acudir al médico, aunque claro
su condición fue que yo también me hiciera una revisión general, no se
puede discutir ante esa sonrisa
Todo ha sido devastador, ¿un tumor? Sin ninguna clase de precedente,
nunca antes mostro un solo síntoma, estoy aterrado, viajamos ya a 4
países diferentes con especialistas renombrados, aun así no conseguimos
esperanzas, ella empeora poco a poco pero de manera muy notoria,
incluso en una situación como esta sus manos siguen cálidas, y puedo
sentir sus latidos cuando me abraza
No! Definitivamente no puedo abandonarle, debe haber algo que pueda
hacer, cualquier cosa! Ella me pide que recuerde la promesa que hicimos
hacer un par de años, que pase lo que pase no debo estar triste, yo no
logro recordar a que se refiere, pero no me atreví a decirle eso, solo le dije
que jamás lo olvidaría y que la amo con todo mi corazón, me sonrió y se
recostó para dormir un poco
Un tipo se me acerco hoy en el hospital, me dijo que tenía una solución
para mí, pero que no era un asunto que un escéptico pudiera tratar, estoy
desesperado, le dije que si en verdad me daba una esperanza no
importaba lo que tuviera que hacer, se limitó a mirarme de una manera
extraña, sentí como si estuviera a punto de llevarme la peor parte en un
negocio que a él le favorecería mucho
Al final fue una pérdida de tiempo, solo me ha pedido que firmara un
contrato, en el cual estipulaba que al final de mi vida él se quedaría con mi
alma, que le pertenecería por la eternidad, podría haberlo matado en ese
mismo instante, mi furia era demasiado grande, el solo había jugado con
mi situación, haciéndome creer que tenía una esperanza para mí, hice
añicos la copa que estaba en mi mano, pude sentir como los cristales se
enterraban en mi mano, eso me calmo, tome su sucio papel ahora
manchado con mi sangre y se lo lance al rostro, le dije que si se volvía
acercar a mí lo próximo que se aria pedazos no sería una simple copa
Finalmente encontré un doctor que se atrevió a operarle, todo ha salido
bien, en realidad es sorprendente, no llegue a pensar en el dinero que
tendría que gastar en esto hasta que el doctor me hizo llegar sus
honorarios, es ridículo, prácticamente tuve que forzarlo a recibir 5 veces
más de lo que él me pedía… salvo la vida del mi amor, era lo menos que
podía ofrecerle
Contra todo pronóstico ella sigue con vida y sana, llevamos 25 años juntos
y aun somos felices, nos iremos de viaje, es una sorpresa, la llevare a
Japón, sé que le gustara yo mismo seré el piloto del pequeño avión en el
que volaremos
Algo ha salido terriblemente mal, no sé cómo ha pasado, sus heridas son
tremendamente graves y yo puedo sentir como la vida se me escapa, no
tengo palabras para disculparme con ella, lo he intentado y no ha hecho
más que poner sus manos sobre mi rostro y pedirme que calle
“tú no eres culpable de nada, mi vida a tu lado ha sido lo más hermoso
que viví jamás, te agradezco todo lo que hiciste por mí al igual de las
cosas que no hiciste más, no conozco maneras expresar lo que siento por
ti, las palabras nunca fueron suficientes y siempre creí que las caricias se
quedaban cortas, pero estoy segura de que pronto no tendremos más ese
problema, ¿recuerdas nuestra promesa? Pronto nuestras almas estarán
juntas en la eternidad, perdona por adelantarme un poco, pero te estaré
esperando, así que por favor amor, date prisa”
Ahora estoy seguro de que no hay más vida en su cuerpo, incluso así ella
sigue siendo hermosa, su sonrisa es muy pura, ahora recuerdo bien esa
promesa, pronto estaré con ella
Desconozco cuanto tiempo ha pasado, ¿meses? ¿Años? ¿Siglos tal vez?
sé que he muerto, y ahora sé que la eternidad existe, aquel tipo, ese
desgraciado que se presentó en el hospital de manera tan oportuna lo
sabía y aun cuando no era mi intención firme con mi sangre su contrato,
sé que ella me está esperando en algún lugar, pero en mi desesperación
por no perderla en vida solo conseguí alejarla de mí en la eternidad
De cuando en cuando él se presenta para recordarme lo que me ha dicho
siempre desde el primer momento en que llegue aquí “el
verdadero portador del amor, la alegría, el deseo, la pasión y la pureza es
el alma, gracias a ti tengo asegurada mi eternidad, yo vivo de la
desesperación, de la negación, del odio y el rencor, no necesito
sumergirte en un infierno, tu agonía al haber menospreciado la eternidad
de tu alma mantendrá integra mi existencia”
Derf
Marzo 22, 1989.
Tras tanto esfuerzo y trabajo que me tomo, lo he conseguido: me he
comprado la casa de mis sueños. Una bastante grande, 3 pisos, sótano,
ocupa casi toda una manzana. Una mansión. aunque ya de por si tenia
una situación muy acomodada, no me hacia feliz el hogar que yo tenia.
Sobre todo desde la muerte de Sofia, en paz descanse. Ella se sentiría tan
feliz de ver que al fin conseguí lo que siempre había sido nuestro sueño…
Marzo 25, 1989.
La mudanza ha resultado bastante agotadora, no era poco lo que
debíamos llevar. Tomas parece contento, juega mucho en el centro de la
mansión, en ese pequeño patio. Para su edad, tiene mucha imaginación;
se ha inventado un amigo imaginario, llamado “Derf”. Cuando describe
como es Derf… no lo se, parece que describiera algo tan real como yo o
este diario. Lo describe como una especie de iguana, que anda en dos
patas, tan alta que no tiene manera de salir de ese pequeño lugar que es
su hogar y prisión, según mi hijo. Al parecer lleva una ropa muy parecida a
la mia; siempre elegante, de gustos “refinados”(según dice, solo come
gusanos de seda del sur de la India, o algo así…), con una galera casi tan
alta como el. Me alegro que encuentre una forma de distraerse.
Marzo 26, 1989.
No suelo escribir tan seguido en este diario, pero esto lo merecía. Una de
las sirvientas encontró una lastimadura en el brazo de mi hijo, como si
fuera una quemadura por fricción con una cuerda. Cuando le he
preguntado, dijo que Derf accidentalmente lo golpeo con su cola.
Seguramente habra estado corriendo en ese sitio y choco con el árbol
ese. Vere que puedo hacer al respecto.
Marzo 28, 1989.
Esta noche ha ocurrido algo muy extraño, pero de seguro fue tan solo un
sueño. Abri los ojos muy lentamente, con la intención de levantarme a por
algo de agua, y creí ver frente mi una cola de reptil. Me levante
sobresaltado, y al encender la luz, ya se había ido… pero sentia que algo
me miraba desde mi ventana. ¿Lo extraño? Antes de dormir, había un frío
infernal afuera, así que todas las ventanas estaban cerradas. No me atreví
a cerrarla, me limite a intentar dormir de nuevo.
En la mañana, esta estaba cerrada como antes. No se si fue algún
sirviente, o solo soñé haberme levantado. Eso si, mi habitación estaba
bastante desordenada, como si alguien hubiera entrado a robar.
Al conversar con mi hijo, pude ver que sus heridas no mejoraron. Peor
aun, habían otras, a pesar de las rejas que se colocaron alrededor del
árbol. Siguió poniendo la misma excusa; Derf accidentalmente le había
golpeado con su cola. recordé el incidente de anoche en ese momento.
¿Acaso… Derf seria algo mas que la imaginación de mi hijo?
Di la orden expresa a los sirvientes de vigilar a Tomas mientras juega.
Debo saber que esta sucediendo.

Abril 4, 1989.
Todas las noches de esta semana, ha sucedido exactamente lo mismo:
abro mis ojos por un ruido, creo ver una cola, o pata, o incluso la cabeza
de una iguana gigante frente a mis ojos. Despierto sobresaltado, y ya no
esta. Y como siempre, algo mirándome en la ventana… es aterrador.
Mi hijo esta algo afectado también; desde que hay vigilancia, Derf no ha
vuelto a aparecer. Se esta sintiendo solo… Empezare a llevarle a un
psicólogo. Quien sabe si esa cosa es tan buena como dice…
Abril 8, 1989.
Sigue ocurriendo. A pesar de que cerramos la ventana, incluso con
candado, a la mañana la ventana esta abierta, y el candado, hecho
añicos. Esto ya me ha hartado. He decidido que a partir de mañana,
dormire con una linterna y una escopeta. Asi veré finalmente que sucede
aquí.
Ninguna buena noticia del psicólogo de Tomas, tampoco. El sigue
empeñado en que Derf es real. Lo han colocado bajo hipnosis, pero nada;
no hay nada que le moleste en su mente. No esta loco. Sin embargo,
cuando hablan de las conversaciones entre el y Derf, los temas mas
sombríos salen a la luz; al parecer, esa cosa hablo a mi hijo de el
deliciosos sabor de la sangre, el placer de matar, y, algo perturbador,
mostraba una enorme insistencia con que jamas, de ninguna manera,
tocara el árbol que era su hogar. Las lastimaduras si tenían que ver con el
árbol, pero no era accidental; Derf le golpeo cuando estuvo a segundos de
tocarlo.
Abril 9, 1989.
Hoy, lo he visto… Esa criatura es real. Unos ojos rojos, igual que su boca
por la sangre, me miraba de manera indescriptible, como si no me viera
mas que como un perro… o mas bien, como su mascota. Me saludo
amablemente con una gran sonrisa, no parecía notar el miedo que me
producía el solo verlo. No tuve agallas siquiera de sostener ese arma, me
desmaye ahí mismo. Al despertar, estaba encerrado en mi propio balcón.
Aun temblaba por el horror.
Ya no puedo soportarlo. No me importa que esa cosa sea su amigo, no
me importa que sea “buena”, no me importa que mi hijo quede solo. Esta
mansión que alguna vez fue de mis sueños, ahora es la casa de mis
pesadillas por culpa de esa cosa. No pienso soportarlo mas; ahora mismo
tomare mi hacha y talare ese maldito árbol, aunque me muera en el
intento.
Ultimas anotaciones del diario de Hernan Fiaggio, una de las 27 victimas
encontradas en la mansión que era de su pertenencia. Todos los cuerpos
tenían lastimaduras al parecer causadas por la fricción de una cuerda.
Carecían de liquido alguno, no había una sola gota de sangre derramada
o en sus cuerpos. En el centro de la mansión, se encontraba el cadáver de
Hernan, que parecía haber pasado por una moledora de carne. Y en el
árbol, estaba clavada un hacha, que tenia las mismas marcas que los
cuerpos.

La llamada nocturna
Llegas a casa después de un largo día de trabajo, estás cayendo de
sueño cuando de pronto recuerdas que prometiste llamar a tu amigo que
no vive muy lejos de ti, levantas el teléfono, mas no te fijas en las teclas
que estás marcando ya que crees que conoces su número a la perfección.
Te contesta un hombre de voz ronca, te es extraño... ya que tu amigo no
vive con nadie más...
Al preguntar por tu amigo, aquella voz de tono inusual no parece segura
de conocer a tu amigo por lo cual crees que te has equivocado, te estás
durmiendo, puede que te haya fallado algún número. Estabas a punto de
colgar cuando, un grito salió de la bocina del teléfono, al regresar a este,
preguntas si todo está bien, la misma macabra voz te responde que todo
está en orden y si se te ofrece algo mas, amablemente das las gracias
pero juras haber escuchado que alguien ha gritado tu nombre al otro lado
del teléfono, pero ya no le das importancia y cuelgas.
A la mañana siguiente, el noticiero reporta el asesinato de un joven a unas
calles de tu casa durante la noche de ayer...
¿Seguro que marcaste el número equivocado anoche?

RELACIÓN

¿Como?... ¿Como sucedió?... ¿Por qué?... ¿¡¿Por qué?!?...


...Era una noche tranquila cuando estaba con mi chica, era como cualquier
otra noche, solo que esta noche se sentía mas fría de lo normal, pero yo
era feliz a su lado, sentí
que nuestra relación tomaría un cambio drástico y lamentablemente tenía
razón... De pronto se detuvo por un momento y sentí un escalofrió recorrer
por todo mi cuerpo, como si un fantasma me hubiera atravesado en ese
instante, mi chica tomo mis manos y me miro a los ojos, la mire asustado y
mi respiración se detuvo, esa mujer que estaba en ese momento conmigo
definitivamente no era mi novia, estaba completamente seguro, sus
manos era como agarrar bloques de hielo, sus ojos eran negros como si
tuviera huecos en lugar de sus ojos, estaba totalmente paralizado por el
miedo, y en ese momento ella me pregunto... -está todo bien mi amor?- y
yo tartamudeando le conteste... -n..n..no te conozco ni sé quién eres,
aléjate de mí, me lance a correr en ese momento y cuando mire ella ya
estaba enfrente de mí, estaba tan pálida y sentía un aura de oscuridad y
frialdad venir de ella, se fue acercando de poco a poco mientras un liquido
rojo corría por sus ojos, era claro que ese liquido era sangre, asustado
mientras caminaba hacia atrás le grite... -aléjate, vete, no te me acerques-
ella solo se aproximaba y no aguantaba más viéndola, veía a mi alrededor
y no había nada con lo que pudiera defenderme, de un momento tropecé
con un tubo afilado oxidado, lo recogí lo mas rápido que pude y le dije que
se detuviera que me dejara en paz, pero ella simplemente no me
escuchaba y le dije que si no se hacía a un lado la asesinaría pero ella no
paraba de caminar hacia mí, me miro directo a los ojos, sentía como si
alguien estuviera dentro de mí, escuchaba una voz que me decía... -vas a
ser mío, tu serás solo mío...- no podía respirar, estaba totalmente en
shock, solo veía como ella se acercaba lentamente hasta llegar a mí y me
susurro... -si no serás mío... no serás de nadie más- en ese momento
sentí como algo me atravesó el estomago de extremo a extremo, mi último
aliento fue haberla golpeado con todas mis fuerzas restantes, al haber
concluido el golpe, de momento caí al suelo y me desmaye.
Cuando desperté, vi a mi madre a mi lado y le pregunte... -madre donde
estamos, que estoy haciendo yo aquí- a lo que ella me contesto -hijo
estabas tirado en un parque gritando y diciendo que veías cosas- yo
extrañado trate de recordar que había pasado pero no recordaba todo con
claridad, sentí un dolor en el pecho y recordé que ella me había
atravesado mi estomago, cuando mire no había absolutamente nada,
estaba completamente normal, no tenía ni una mínima raspadura, a lo que
recordé y le pregunte a mi madre exaltado... -madre donde esta mi novia...
ella está bien... dime que está bien por favor... ella extrañada con una
mirada extraña me contesto... hijo, tú no tienes novia, si tuvieras yo la
conocería- a lo que yo le respondo -madre e llevado a mi novia a casa
muchas veces, se las presente y ustedes la aceptaron, como puedes decir
que no tengo novia- mi madre asustada me contesto -no recuerdo que
hayas llevado una chica a casa hijo- yo estaba demasiado asustado, no
podía creerlo, en realidad no podía creerlo, ella estaba diciéndome que yo
no tenía que ver con ninguna chica, yo podría jurar que tenía una novia...
fue cuando recordé todo lo sucedido la noche pasada, que yo la asesine,
pero esa no era mi novia era un espectro infernal que quería matarme, de
momento mi madre me dijo que me dejaría internado en el hospital
psiquiátrico unos días, y yo le dije que no necesitaba de ese tipo de ayuda
que yo estaba bien, pero ella me contradijo diciéndome -hijo tú necesitas
de este tipo de ayuda, así que te dejare encargado aquí...- me asuste
terriblemente y le dije que jamás estaría dispuesto a quedarme en ese tipo
de lugares, salí corriendo y me tope con un enfermero, me tomo de los
brazos sujetándome mientras me llevaba de regreso a mi habitación, ahí
me esperaba un medico que iba a inyectarme para dormirme, el médico
me inyecto y caí dormido.
Cuando desperté estaba solo en mi habitación, mi madre me había dejado
solo, era de noche y me sentía realmente deprimido, era el único que
sabia la verdad, por alguna extraña razón, nadie se acordaba de mi novia,
simplemente yo, decidí tratar de salir de ahí, pero no tenía ni cómo ni con
que intentar salir, bajo la mirada y de repente siento un escalofrió enorme,
veo sangre escurriendo desde fuera de mi puerta hacia dentro, estaba
temblando y totalmente asustado, observo como la puerta se va abriendo
lentamente y veo que es ella, la persona a la cual había amado y
asesinado estaba entrando por esa puerta, no sabía si estar feliz y
asustado, ella se acerco hacia mí, me abrazo y me susurro... al fin puedo
estar contigo y decirte cuanto te e extrañado, sentía su calidez de nuevo
cuando de repente sentí como el hueco que había sido abierto la noche
pasada, estaba siendo abierto de nuevo, dolía como un infierno, era como
si dos manos estuvieran abriéndome, ella me estaba arrancando la piel
con sus uñas, me mordía arrancándome trozos de piel, estaba gritando
desesperadamente, me dolía demasiado, se me hacia extremadamente
raro que yo no me desmayara o ya estuviera muerto, en uno de esos
momentos caí dormido, y escuche un susurro que me decía... -vendré
aquí siempre y te hare lo mismo una y otra y otra vez- al día siguiente
desperté y estaba totalmente sano, no tenía ni un rasguño de nuevo, nos
llamaron para ir a tomar nuestros medicamentos, para comer y estar en
una sala recreativa, al llegar la noche de nuevo, sentí ese escalofrió de
nuevo, y rezaba que no fuera ella, no quería sentir de nuevo ese infinito
dolor, pero adivinen que... si... si era ella de nuevo, torturándome
exactamente igual que la noche anterior, desgarrándome lentamente de
poco en poco hasta ya no poder más, hasta ahora he sufrido durante año
y medio ese dolor, no sé cuando se detendrá si es que lo dejara de hacer,
no sé cuando parara esta inmensa pesadilla eterna... solo quería decirles
que... no hay explicación de porque sucedió todo esto, les he mandado
cartas a mis amigos y a mis familiares durante todo este tiempo, y nunca
nadie me ha respondido... ¿me creerán loco? ¿En verdad estaré loco y
estaré viviendo eso por algún trauma antiguo? ¿Porque nadie quiere
creerme e ignoran mis cartas? ¿porque todos se empeñan en dejarme
solo y hacerme creer que estoy loco? ¿¿PORQUE??
¿¡¿¡¿¡PORQUE?!?!?! Ahora eso no importa... Todo lo que importa es
que... Yo ya estoy muerto desde hace mucho tiempo... Tal vez esa sea la
respuesta a todas mis preguntas, la muerte me alcanzo aquel día que ella
me atravesó y tomo todo de mí... Aun no lo se... Pero no me cansare
hasta averiguarlo... Hasta ese día... Seguiré sufriendo este interminable
infierno...

Mi alterego

Usted imagina que todo ésto... ¿No tiene sentido?

Es fácil decirlo. La mente de todos ustedes sigue los mismos patrones en


cuánto a "normalidad" pero... ¿Quién fué el que estableció ésos patrones?

Estimado. Ésto es muy complejo para uste


d y los demás. No entiende que lo que acabo de hacer no fue un ajuste de
cuentas, ninguna venganza, nada de lo que imagina; ¿Por qué piensan
siempre que nosotros tenemos los mismos motivos?

No niego tener mi satisfacción al mirar mi trabajo. Es más, siento un gran


desahogo después de todo. Ella... ¡Já! Ahora todos la miran con ésa
estúpida piedad... "Era una joven" "¿ Qué pecado cometió para merecer
ésto...? ¿Qué ocurría por la mente del sádico responsable? Ésas y otras
preguntas igual de falsas rondan por la mente de sus subordinados, ¿O
me equivoco?

Mis motivos quizá le sean risibles, difíciles de creer. Pero no es de mi


interés su opinión, su mediocre opinión. Tenía que hacerlo, era mi deber
degollarla. Acabar con las palpitaciones de su corazón con mis propias
manos. No podía ya vivir con su presencia a mi lado, acosándome a cada
momento, no lograba vivir bajo ésa mirada subyugadora.

Ésos ojos de un azul hermoso para el resto del mundo, eran llamas
infernales para mi, ¿Es que acaso no puede sentir el odio que queda en
ésa mirada, ahora gris? Claro, hablo con gente común. Hay sentimientos
que la mayoría arroja al abismo del olvido. Pero yo no logro hacerlo. Y es
por eso que me vi presionado a matarla.

Sé mi futuro ahora. Mi condena a muerte me espera en luna nueva. Pero


estoy más sereno que nunca, no me aterra ni mi estancia en los infiernos
malditos. Ahora ya no. Porque me he quitado de encima mi calvario.

Ésa chica que usted encontró es sólo los despojos del peor de los
demonios jamás engendrado. Y yo he acabado con él. Ya no atormentará
más a cualquier individuo con la misma sensibilidad que yo, como le he
dicho, soy diferente a usted y a los demás presentes.

Estimado, que éstas palabras no queden en el olvido, reténgalas en su


memoria como las confesiones de un humano que acaba de descuartizar
a uno de sus infernales castigos. Me he liberado en éste plano existencial
de ella, pero... Seguiré encadenado a su alma en el más allá. Pida a su
Dios que tenga fuerzas para, de nuevo, combatir contra mi maldito
alterego.

El inexpresivo
En junio de 1972, una mujer apareció en el hospital Cedro Senai en nada
más que un vestido blanco cubierto de sangre. Esto no debería ser
demasiado sorprendente, la gente a menudo tiene accidentes cerca y
viene al hospital más cercano para la asistencia médica. Pero había dos
cosas que causaron a la gente el deseo de vomitar y escapar de terror. El
primero, es que ella no era exactamente un humano
. Era algo parecido a un maniquí, pero tenía la destreza y la fluidez de un
ser humano normal. Su cara, era tan impecable como los maniquíes, sin
cejas ni maquillaje. La segunda razón por la cual la gente vomitaba o
escapaba de terror, es que ella tenía un gatito apretado en medio sus
dientes, sus mandíbulas apretaban de una manera tan fuerte al pequeño
gatito al punto donde ningunos dientes podrían ser vistos, la sangre salía
a chorro hacia fuera sobre su vestido y en el piso. Ella entonces lo sacó de
su boca, lo abandonó y se desmayo.
. A partir del momento ella fue tomada a un espacio de hospital y limpiada
antes de ser preparada para la sedación, ella se mostraba completamente
tranquila, inexpresiva e inmóvil. Los doctores lo habían pensado mejor
refrenarla hasta que las autoridades pudieran llegar y ella no protestó.
Ellos eran incapaces de conseguir cualquier clase de respuesta de ella y
la mayor parte de empleados se sintieron demasiado incómodos para
mirar directamente ella por más que unos segundos. Pero cuando el
personal intentó darle el calmante, ella se defendió con la fuerza extrema.
Dos miembros de personal que la dominaban con su cuerpo se elevaron
encima de la cama para sostenerla, su expresión estaba en blanco. Ella
giró sus ojos impasibles hacia el doctor masculino e hizo algo insólito. Ella
rió. En cuanto lo hizo la enfermera gritaba y quedando en shock se
desmayo, ya que en la boca de la mujer no eran dientes humanos, solo
unos puntos largos y agudos.
Era demasiado el tiempo que la mujer tenia los dientes así que al
incrustárselos en sus labios no sentía ningún dolor, el doctor la miró
fijamente durante un momento antes de la petición ” Qué mierda es usted?
” Ella se libero de los doctores que aun la sostenían espantados, todavía
sonriendo. Había una pausa larga, la seguridad había sido alertada y
podría ser oída bajando el vestíbulo. Como ella los oyó, se lanzó adelante,
hundiendo sus dientes en el cuello del Doctor, arrancando su yugular y
dejándole caerse al piso, muriéndose… sobre el piso, él se ahogó sobre
su propia sangre. Ella se levantó, su mirada era peligrosa como la vida
descolorida de sus ojos. Ella se inclinó más cerca y susurró en el oído del
Doctor muerto. “Yo…Soy. Dios.” Los ojos de los demás doctores llenos de
miedo la miraron… ella muy calmada alejándose para saludar a los
agentes de la seguridad. Cada vez que alguien mira sus dientes, se
convierte en su bocadillo.
La enfermera que sobrevivió el incidente la llamó “el Inexpresivo” y nunca
más se supo de ella.

El escritor
8 de mayo: Ni siquiera sé por qué estoy escribiendo esto. Siempre odié los
diarios íntimos, me parecen de púber en celo. Quizá tenga miedo y por
eso escribo esto para estar seguro, para poder rever lo que está pasando,
o para, sencillamente, escaparme. Ryleh. Acá puedo escribir sin que me
influy… ya estoy hablando pelotudeces. Bueno, sencillamente escribiré lo
que pase, por las dudas. Necesito salir a comprar, se me está acabando la
comida.

9 de mayo: Seguí escribiendo mi novela, y ahora ocurre más


frecuentemente. Desde hace unos días, cada vez que escribo en la
computadora le erro a ciertas palabras, como si tuviese dislexia. Bueno,
no exactamente eso, son palabras crípticas, como “moscas”, “trono” o
“simbiosis”. Lo extraño es que están totalmente descontextualizadas,
como si mi mente divagase y escribiese esas palabras sin darse cuenta;
me percaté de esto cuando corregí mi primera hoja. Necesito
concentrarme más. Tengo que ir sangre a comprar.
11 de mayo: Hoy me desperté, miré el calendario y descubrí que, o bien
dormí todo un día –algo totalmente imposible – o alguien jugueteó con la
fecha. Me acosté en la noche del nueve de mayo, y al despertarme era
once. No es solamente el calendario; en todos los lugares en los que me
fijé (incluyendo internet) es once de mayo. Debo salir de casa,
despejarme, sacrificar. Me quedan un par de paquetes de fideos
solamente, debería ir al almacén.
Estoy preocupado, no sé cómo pude dormir más de 24 horas, si es que
eso sucedió.

12 de mayo: Estoy pensando en dejar de escribir muerte. Ahora esa clase


de palabras que mencioné antes son más comunes, aún en oraciones que
no tienen absolutamente nada que ver con el concepto que expresan. La
más repetitiva en este día fue “etéreo”. Pareciera como si esas palabras
no viniesen de mí. La calidad de mi libro se ve afectada, cada tanto hay
una palabra que desentona y tengo que corregir el texto a cada rato, se
torna frustrante. Debo ir a tomar aire y al almacén.

13 de mayo: Escucho un pitido oscuro que proviene del fondo de mi casa.


Ahí guardo los trajes que jamás uso… debería ir a revisar, pero me siento
muy cansado. Hoy no escribí nada, pero me sorprendí escribiendo las
mismas palabras intrusas en la mesa mientras almorzaba. Descubrí que
necesito tener un lápiz o lapicera de silencio en la mano todo el tiempo.
Tendría que ir al almacén.

14 de mayo: Mi internet y mi teléfono no funcionan. Cuando entro a mi


explorador, la página de inicio es un foro que termina en “.ua”. Creo que
es el dominio de internet perteneciente a Ucrania, donde el caos y el
silencio son uno, pero no estoy seguro. Como decía, este parece ser un
foro literario, en el que se suben cuentos. Miré un par, y descubrí que
todos son bastante incoherentes: mantienen un hilo de narración, pero con
palabras que no tienen que ver con las oraciones.
Justo como me está pasando a mí.
Es bastante raro que sea a la única página que puedo entrar. Ni Google,
ni Facebook, ni Hotmail, ni cualquier otra, solo esa. El teléfono no hace
ningún ruido.
Estoy bastante asustado, debería salir. Casi no tengo comida.
El pitido aumentó en intensidad. Me acerqué, y creo que proviene de un
ropero viejo en el que guardo mis trajes que nunca uso. No voy a abrir esa
puerta por nada, me da escalofríos demonios.

17 de mayo: Subí un cuento a la página. Estuve tres días consecutivos


escribiéndolo, casi febrilmente. No paré a comer, no paré a ir al baño, solo
dormí durante exactamente ocho horas diarias. Cuando lo releí, me
sorprendí de ver nuevamente las palabras incoherentes, pero las dejé;
ahora que lo pienso, se ven estéticamente bien. Decidí dejarlas. Quedaron
bien. Las dejé.
Debería ir a comprar comida. O no, creo que estaré bien, necesito seguir
escribiendo.
19 de mayo: Estoy escribiendo esto en un momento de cordura, quizá
sea mi última entrada. Lo que está en el ropero, sea lo que sea, se está
apoderando de mí, y no soy el único. Escritores y lectores de todo el
mundo están en esa página, escribiendo lo mismo que yo. Tengo la
hipótesis de que es un experimento radial –el pitido es cada vez más
fuerte – pero puede ser cualquier cosa, CUALQUIER COSA. Ayer
escuché ruidos raros, como si algo saliese del ropero fuego: también
escuché pasos. Ya casi no influyo en lo que escribo, las palabras y el
cadáver surgen como si me las dictasen. El pájaro sin ojos no muere si la
muerte fallece antes.
Cuando escribo acá no me influyen. Por eso escribo esto, para que
alguien lo lea si me pasase algo. No voy a seguir así. Tomaré muerte
coraje e iré al ropero. Quema y descubriré lo que pasa.
No debo salir. Tengo que salir, pero no quiero. Debo salir.
21 de mayo: En la tiniebla se mueve, danzado como un enloquecido,
llegué al ropero pero no me atreví a abrirlo. Tiempo, lujuria, hermandad
de sangre. Debo salir, pero no quiero. Hace tres días que no como, y la
sangre me llama desde el suelo. Ya subí tres cuentos a la página, y
necesito hacerlo. Las moscas son su ejército, la podredumbre su casa.
Ayuda. Debo salir.
23 de mayo: “…Y de entre las sombras de la historia volverá, montado en
su ira y su venganza. Castigará a los mortales, despertará al que duerme
en Ryleh. Ni los eones hacen mella en él, porque no vive, no puede morir.
En tumbas de granito descansó, solo para inflamar su enojo y su sed, su
sed eterna que consume a todo aquel que se atreva. El báculo en su
mano es la perdición, la espada en su cinto es la muerte. Multiformes
vidas llevó, solo para engañar a la patética raza de la tierra, vanidosa y
henchida de orgullo. Despertará, y la raza de la tierra llorará sangre. Trae
perdición, el señor de las sombras…”
Operación
Lo último que recordaba era a ella y su novia, recorriéndose, haciendo el
amor, enredándose en las sabanas, bajo la mirada atenta de un techo
ansioso.
La luz de la Luna se colaba rebelde por una ventanita, dejando entrever
una silueta a su lado.
Fran yacía estirada, consciente pero idiota, dormida, incapaz de poder
moverse.
Vio maquinas alrededor, una mesa con utensilios usados comúnmente en
operaciones, y a Melisa, su novia, en la camilla próxima. Verla ahí, y bien,
la tranquilizó un tanto.
- Me… Melisa… Despierta, cielo…
Mas su novia dormía serena, gracias a la anestesia.
Si ya se encontraba dopada, cosa que le entorpecía los movimientos, para
variar estaba atada. No podía salir, no tenia fuerzas, aunque el efecto
anestésico iba desvaneciéndose, poco a poco. Trataba de mover los pies,
las manos, trataba de levantar la cabeza, nada, todo era inútil. Sentía frio
y comenzaba a inquietarse. Ni idea de como había llegado ahí…
Y de pronto, una vieja puerta chirreaba y daba paso a un tipo, envuelto en
una impecable bata celeste. Se acercó a paso lento pero firme, mirando
de reojo a las preciosidades que tenia sobre las camillas. Fran se sintió un
tanto aliviada con aquella visita.
- Oh, gracias al cielo… señor, señor, ayúdenos, mi novia y yo…
- ¿Tu novia? Ah, si… Tu novia. ¿No te parece algo… retorcido?
De sus ojos emanaba cierta sed de algo. Fran se quedó de piedra,
mientras veía al “Doctor” revisar las maquinas, el pulso y el arsenal
quirúrgico.
- ¿… Retorcido? Pero… Señor, solo sáquenos de aquí, por fav-
- Ustedes no merecen ni un ápice de piedad, ni de mí, ni del mundo –
Decía el Doctor mientras revisaba un Bisturí – Que pensará Dios de
ustedes.
Terminando la revisión de rutina, tomó el bisturí y se acercó a Melisa,
colocando el filo del cuchillo en el extremo superior del área genital.
- Que… ¡Que le vas a hacer! Aléjate de ella… – Sollozaba Fran, sin
fuerzas.
- Hare lo que se debe hacer. Hare la Voluntad de Dios.
Y terminando de hablar, comenzó a cortar, de forma fría, sin escrúpulos,
saboreando cada centímetro. El cuerpo de melisa se estremecía, mas ella
seguía de ojos y boca cerrados. La sangre saltaba en un festín grotesco,
el olor en el ambiente comenzaba a cambiar, Fran miraba impotente y
débil aquella escena. Nada se podía hacer.
El Doctor terminó de cortar y sacó una capa de piel, bastante gruesa.
Luego, con la ayuda de una pinza y un Caimán artesanal, comenzó a
sacar, pedazo a pedazo, parte por parte, todo lo que tenía que sacar.
Fran, a medida que se pasaba el efecto del anestésico, tomaba más y
más fuerza para gritar con desenfreno, para ver con mejor vista como la
carnicería de llevaba a cabo.
El Doctor se lamia los guantes y sonreía de forma escalofriante, mientras
caminaba raudo hacia una especie de baúl. Donde estaba la Vagina de
Melisa, ahora solo se veía una especie de espacio, agujero latente,
arrojando sangre a chorritos y Pus.
Fran lloraba y se retorcía, era como si recibiera el dolor de su novia, quien
permanecía inerte, blanca y dormitando.
Quien sabe de donde, y dejando un rastro de sangre fresco, el Doctor
traía en sus manos un Pene, con escroto y todo, cercenado. Sin perder
tiempo, tomó una Engrapadora Industrial, adjuntó, acomodo tejidos y piel,
y comenzó a engrapar, de forma rápida, desmedida, riendo y tiritando
mientras lo hacia. Fran ya no daba más de tanto gritar, la Adrenalina había
suprimido el efecto de la anestesia, y solo quería zafarse, ir y matar al
Viejo enfermo, asqueroso de ideologías erróneas.
Y silenciosamente, se suelta la correa de la mano izquierda. El viejo, en su
éxtasis, acomodaba y seguía engrapando al nuevo ser humano creado,
con dedicación, afinando los últimos detalles.
Y el pitido de la maquina conectada a Melisa dejó de sonar.
Fran silenció y soltó lágrimas. El Doctor se detuvo en seco. No, eso no era
lo que quería, debía vivir, para mostrar al mundo que su creación era el
camino correcto, el que Dios quería. Tenía que VIVIR.
Mientras el viejo reanimaba a Melisa, Fran se desataba lo más rápido
posible, aunque con las manos entumecidas se le hacia difícil.
El Doctor reanimando.
Fran desatado.
El Viejo vio desesperanzado que ya nada podía hacerse. No podía creer
como había fallado, no midió la sangre perdida, y Melisa se fue como llegó
a ese lugar, durmiendo. No lo quería creer, estaba estupefacto.
Al voltear a mirar a la otra camilla, se encontró con el cuerpo desnudo de
Fran, en frente de el.
- Maldito enfermo…
Con un Martillo quirúrgico, Fran golpeó la frente del Doctor, aturdiéndolo.
Lo subió como pudo a la camilla, y teniéndolo ahí, comenzó a martillar,
CON FUERZA, sus genitales. El Viejo gritaba, sintiendo crujir sus partes
intimas, hinchándose, sangrando. Luego de haber sufrido lo suficiente,
Fran tomo el bisturí y cercenó la Arteria Yugular. La muerte ya era, aparte
de dolorosa, segura.
Mientras el Doctor se desangraba y sufría, Fran se acercó al cadáver de
melisa, su querida melisa. Besó su pecho, y acomodándose ahí, lloraba
en silencio, mientras jugaba con su cabello.
Y Pensar que hace un par de horas estaban haciendo el amor…
CandleJack

En este mundo existe un espíritu ni hombre o mujer. Este espíritu se cubre


con una tela oscura y con otro paño blanco para cubrir su cabeza. Se dice
que lleva un enorme saco marrón en el que lleva a sus víctimas. Se dice
que el si su nombre ha sido llamado, ya sea directa o indirectamente, la
persona que lo llame y es propiedad del espíritu. Muchos de los que han
sido testigos de su aparición se ha dicho que se han vuelto locos y se han
arrancado los ojos. Este espíritu es muy, muy real y el mencionar su
nombre hará que Candlejack venga y dicte tu final.
The hands resist me
También conocida como “la pintura
embrujada de eBay”, es una pintura
creada por el pintor norteamericano Hill
Stoneham, en 1972. Representa un
joven junto a una muñeca, de pie,
delante de una puerta con paneles de
cristal contra el que muchas manos se
presionan. Según el artista, el niño se
basa en una fotografía de sí mismo de 5
años, y se interpreta como que la puerta
es una representación de la línea
divisoria entre el mundo de vigilia y el
mundo de los sueños y posibilidades, y
la muñeca es una guía que acompañe al
niño a través de ello. Las manos
representan a las diferentes
posibilidades de vida del niño. Esta
inquietante -y para algunos, horrible-, pintura, se convirtió en objeto de
una leyenda urbana en febrero de 2000, cuando se puso en subasta venta
en eBay, y se hizo pública su aterradora historia.
La pintura fue mostrada en una galería de Luisiana durante la década de
1970, momento en el que fue revisado por el crítico de arte del “Los
Angeles Times”. Fue entonces comprada por el actor John Marley,
recordado por su papel como Jack Woltz, en “El Padrino”. En algún
momento después de la muerte de Marley, la pintura se dice que han
entrado en la posesión de un joven de California, después de haber sido
encontrado en el sitio de una antigua fábrica de cerveza.
La pintura apareció en eBay en febrero de 2000. Según el vendedor -el
joven desconocido antes mencionado-, la pintura es portadora de algún
tipo de maldición: en su descripción del cuadro para eBay, se alegó que
los personajes de la pintura, durante la noche, salen de la pintura y entran
en la sala o cuarto donde el cuadro esté expuesto; en el anuncio de venta,
también fueron colocadas una serie de fotos del cuadro “…cambiando la
forma en la noche”, las cuales se dijo que habían sido capturadas por una
cámara web. Para aumentar la imagen de “objeto maldito” de la pintura, el
vendedor incluyó una cláusula de exención de responsabilidad, que
eximía al vendedor de toda responsabilidad, si la pintura era adquirida.
La noticia acerca del cuadro y su maldición se extendió rápidamente por
los usuarios de Internet. Al poco tiempo, algunas personas afirmaron que,
simplemente viendo la foto de la pintura, comenzaron a sentirse mal o
tener experiencias desagradables; muchos más aseguraron sentir un
inexplicable pavor al verla. Otros inquietantes informes, hablaban de
reacciones extrañas a ver las imágenes: entre ellas figuraban las de
personas que cayeron violenta e inexplicablemente enfermos o sufrieron
desmayos, niños gritando al ver a la pintura y los observadores que
aseguraron que tras ver el cuadro, se sintieron poseídos por una “entidad
invisible”.
“Una impresora Epson, nueva, se volvió loca y se comió y mutiló página
tras página sin parar, cuando un visitante a intentó descargar imágenes de
la pintura”-, fue uno de los testimonios más impactantes. El anuncio en la
página de la subasta fue visto más de 30.000 veces en menos de 30 días.
Tras una oferta inicial de US$ 199, la pintura finalmente recibió 30 ofertas
y se vendió por US$ 1,025. La galería de arte Perception en Grand
Rapids, Michigan, se puso en contacto con Bill Stoneham, sorprendidos
por todas las extrañas historias y la interpretación de las imágenes que los
internautas reportaban, y por la inusual historia de su subasta en eBay,
convirtiéndose en su nuevo propietario: poco después, la leyenda del
cuadro maldito se acrecentó, primero cuando el nuevo propietario informó
acerca deun exorcista que fue a ver el cuadro, y afirmó haber sentido “una
voz junto con un chorro de aire caliente,… como al estar de pie frente a la
puerta de horno”.
Lo segundo fue cuando Stoneham declaró
posteriormente que tanto el propietario de
la galería, como el crítico de arte que la revisó
inicialmente, murieron en un plazo menor a un
año de entrar en contacto con la pintura.
Sin embargo, Stoneham no se ha dado por
vencido y pintó la “Parte 2” de su cuadro más
famoso: Resistance At The
Treshold, (Resistencia en el Dintel) donde el niño
ha crecido y todo aparenta un grado
importante de abandono. No está a la venta, por
suerte…

La galería de Henry Beauchamp


Si vas a este pequeño bar de un piso en Paris, y el correcto barman se
encuentra trabajando en esa noche, podrías ver una muy exclusiva galería
que muestra los trabajos perdidos de un tal Henri Beauchamp. Pero, para
poder entrar tienes que demostrar ser un fan muy devoto del artista. Se te
hará la siguiente pregunta, en un ingles totalmente perfecto: “¿Qué es lo
que deseas tomar durante esta gloriosa noche?”. Deberás responder
“Absenta”. Cualquier otra cosa, te matara durante la noche. La siguiente
pregunta será sobre el tipo de Absenta, y tu deberás responder en
cualquiera de las siguientes formas: “La bebida que aquel señor no
soportaba tomar” o “La buena absenta, la mejor absenta”. Si pides la
absenta de cualquier otra manera tendrás pesadillas por 13 días. El sueño
de cada noche será peor que el de la noche anterior, hasta la del 13vo
sueño, que te perseguirá por el resto de tus días.
Entonces, el barman dirá: “Asegúrate de tomarte esto con cuidado; esto
es lo mas fino, lo mejor”. Tú le podrás hacer dos cosas, contéstale:
“Subestimé mi fortaleza, que tengas una buena tarde”. Si el barman
asiente, podrás irte por la puerta por donde entraste, ileso, sin haber
ganado ni perdido nada.

O Podrás seguir adelante.


Se te entregará un vaso con un borde de 7 lados, con cada lado girando
de manera muy delicada. También recibirás una cuchara para la
absenta muy, muy especial, con la forma de una llave; los agujeros que
están en el tope de la llave, sirven para drenar el alcohol y colocar un cubo
de azúcar. Y por supuesto, una botella de absenta, sin marca, con signos
de que la etiqueta fue arrancada hace muchísimo tiempo.
La cuchara está completamente plana, pero tiene dos lados muy
distintivos: uno con una ranura del lado de la llave, y el otro sin la ranura.
Pon el mango hacia abajo, para que la ranura vaya hacia abajo. Si
intentas ponerlo al revés, tu absenta sabrá agria, tu nariz te quemará y
verás horrores indescriptibles no de este mundo.
Ahora, si la cuchara esta puesta de la manera correcta, entonces prepara
la absenta de la manera usual (pon el azúcar en la cuchara, y ponle el
alcohol sobre ella, para que gane el color correcto y sus “cualidades
especiales”). Hecho esto, dile “salud” a tu amigo, el barman, y tómate todo
hasta el fondo. La absenta te quemará la garganta terriblemente, como si
fuera ácido.
Si hiciste todo de manera correcta, las ya bajas luces, se apagarán por
completo, y la obscuridad llenará al bar. No temas; la obscuridad es la
pista de que has sido aceptado para ver la exhibición. Espera en la
obscuridad, y quédate en silencio, a menos de que el barman te diga otra
cosa.
Eventualmente (más o menos entre 2 o 3 minutos), una llamativa luz
verde brillará bajo una puerta en una de las paredes más alejadas del bar.
De repente, el bar se llenará de verde, no sólo de la luz de la puerta, sino
de unas pequeñas esferas luminiscentes que gentilmente flotan en el
cuarto. Y entonces, el barman ya no estará ahí. Ni ninguna otra persona.
En este punto no habrá ningún peligro; considéralo como un punto de
seguridad. Tómate el resto de la absenta. No es obligatorio acabárselo,
sin embargo, podrías necesitar el alcohol. De cualquier manera, toma la
cuchara, y colócala dentro la cerradura de la puerta con la luz verde.
Entrará perfectamente.
Dentro habrá un pequeño elevador, con la más hermosa mujer que ojos
mortales puedan observar. Te preguntará “¿Vas para arriba?”, y
considerando todo los problemas que has tenido para llegar hasta acá, lo
más lógico será contestar que sí.
Ahora sólo tienes que pasar una ultima prueba; la mujer te preguntara
“¿De qué manera compararías el surrealismo de Beauchamp, con el de
digamos, Rene Magritte?”. Deberás contestarle esto, y sólo esto, palabra
por palabra: “Esta noche he venido a ver más que arte”. Si no lo haces, la
luz verde se desvanecerá, las puertas se azotarán, y el elevador caerá
hacia la obscuridad infinita, hasta el mismísimo infierno.
En caso contrario, tu elevador comenzará a subir lentamente. La luz verde
será reemplazada por el fresco brillo de la luna. Saliendo del elevador,
llegarás a un antiquísimo salón con un enorme póster de Henri
Beauchamp del lado izquierdo de la pared opuesta de donde saliste; a la
derecha hay una enorme puerta.
El tomarse el tiempo para leer el póster, es una buena idea. Explica el
mismísimo significado del trabajo del Monsieur Beauchamp. Verás, él era
un surrealista con problemas en los 1920`s, siempre tratando de hacer
que el arte fuese libre de toda premeditación, y logró hacerlo. Después de
una noche en este pequeño bar de Paris, él se dedico a pintar… formas.
Primero eran figuras geométricas. Después , fractales completos. Seguido
de imágenes que aparecerían en el periódico del día siguiente. Imágenes
que eran profecías de lo que pasaría una semana después, y hasta
cincuenta años en el futuro…
En su última noche de vida, Henri raptó a tres niñas pequeñas de sus
casas durante la noche, las asesinó y pintó sus obras maestras con rojos
y amarillos de la sangre y bilis de las pequeñas vírgenes.
Cometió suicidio inmediatamente después de pintar exactamente 13
portarretratos.

Éstas son las pinturas que están detrás esta puerta.


Las primeras seis desde la izquierda, muestran de izquierda a derecha:
- El génesis del Universo.
- La única imagen verdadera de Dios, vista desde los ojos del hombre.
- La verdadera imagen de Jesús Cristo.
- La entrada del Paraíso
- Todos los Papas, desde el primero, hasta retratos de papas que aun
no son reconocidos.
- La imagen de Jesús en su segunda llegada.
Las otras seis desde la derecha, muestran de derecha a izquierda:
- El Cataclismo del Universo
- La única verdadera imagen de Satán, vista con los ojos del hombre.
- La imagen verdadera de Judas.
- La verdadera entrada al Infierno.
- La imagen de cada humano que haya hecho pacto con el infierno.
- La imagen del anticristo en la segunda llegada.
¿Pero qué hay del 13vo?
La 13va pintura está colgada y volteada para no revelar la imagen. El
espacio que tiene esta pintura a su alrededor es muy amplio, como si
fuese ésta su obra central. Y debajo de la imagen volteada, un letrero en 3
idiomas.
El idioma de arriba, son escrituras en serafín, el de hasta abajo, parecen
ser runas demoníacas, y el de en medio, letras romanas:
“NO TOCAR”
No puedo decir con seguridad de que se trata esta imagen. Lo único que
sé es que cuando Beauchamp murió, se quitó cuidadosamente su piel,
algunos de sus órganos y… su alma, y los utilizo para hacer una especie
de collage. Cómo utilizó su cuerpo moribundo para hacer esta horripilante
pieza maestra, no puedo decirlo, o más bien no me atrevo.
Así que… Si logras llegar a la galería, ¿quizá puedas tu voltear la pintura,
y decirme de que se trata? ¿Quizá con una copa de Absenta?
Pokemon: “Necesito salir”
“Logré salir…”
El entrenador Pokémon había pasado la semana entera en esas
cavernas. Se había comido todo lo que había y había mantenido a
sus Pokémon tan saludables como pudo… dadas las circunstancias. Y
todo lo que podía ver era blanco.
“Tengo qué seguir…”
El joven entrenador continuó con su duelo mental, tratando de regresar
incluso si sabía que no podía.
El entrenador miró su cinturón, o al menos lo que podía ver a través del
clima, y agarró una Poké Ball. La bola contenía a su Pidgeot, que podía
volar para sacarlo de ahí. Pero él sabía que no podía.
“¡No puedo volar así!”
Podía sentir la nieve volviéndose más gruesa, y su visión tornándose más
y más blanca.
Trató de continuar, pero no podía hacer más que andar en círculos cada
pocos pasos.
“No puedo regresar.
No puedo escapar del destino…”
“No puedo retroceder nunca.”
Con eso, continuó subiendo, presionando contra la blancura cegadora.
Subió las rocas congeladas que formaban los riscos, con sus manos…
sus manos congeladas.
No había nadie ahí…
“¿Vine hasta aquí para nada?”
No.
Tengo qué seguir.

No hay escape.”
Mientras continuaba, encontró unas escaleras. Escaleras que eran viejas
y habían sido dejadas sin mantenimiento desde hace mucho. El
entrenador se detuvo antes de subir.
“Tengo frío…”
Las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos, hacia su rostro… solo para
convertirse en escarcha por el viento gélido.
Entonces, mientras subía los escalones, su pie se quedó pegado. Había
estado congelado en el suelo por segundos. Intentó quitarse el zapato
para poder seguir, pero no lo logró. Estaba congelado totalmente.
Jaló y jaló, tratando de liberarse…
Y lo logró.
*SNAP*
Estaba libre. Colapsó en el suelo y siguió arrastrándose, sus manos
quemándose en el suelo congelado. Miró hacia atrás, al punto en que se
atoró, tratando de reconocer algo en medio de todo ese color blanco…
Solo para ver que su pierna seguía ahí.
“Está tan frío…”
Débilmente, continuó subiendo por el camino, la blancura volviéndose más
y más densa con cada segundo. Hasta que, todo se detuvo… había
llegado a la cima. La blancura se fue y todo se volvió visible de nuevo.
Y ahí estaba él…
El verdadero campeón.
Él estaba tan blanco como el entrenador, ahora capaz de ver qué había
ocurrido consigo mismo. El entrenador vió a un ratón en el hombro del
amo, sobrenaturalmente blanco como el amo mismo. El amo no dijo nada.
Con una mano semi -congelada, el entrenador alcanzó su cinturón. Tomó
una Poké Ball y la abrió.
“Ve… Meg-meganium…”
Meganium salió de su Poké Ball, con un enfermizo color gris-azulado en
su piel. Antes de que el entrenador pudiese siquiera ordenar algo,
colapsó… muerto.
El amo no dijo nada, siguió mirando al entrenador.
El entrenador procedió a enviar a todos sus Pokémon restantes… todos
con el mismo resultado.
Muertos.
Todos muertos.
Con todos sus compañeros muertos, e incluso parte de su propia cara
cayéndose a pedazos, se acercó al amo, intentando pedirle ayuda.
El amo le sonrió débilmente y se alejó con su Pikachu, desvaneciéndose
en la blancura.
El entrenador miró a todos lados, intentando encontrar a donde había
ido…
Pero no había nadie ahí…

Aquél al que había estado buscando ya no estaba más.


Su espíritu condenado a engañar a los mejores para que lo buscaran…
Sólo para hallar un fantasma.
“Madre…
Hace tanto frío…
No puedo seguir…”
El entrenador se arrastró al borde de la montaña y miró hacia abajo. Miró
atrás, a los cuerpos muertos de sus mejores amigos y miró hacia abajó,
hacia el fondo.
“Ha acabado…”
Saltó con toda la fuerza que le quedaba, dejando el resto de su pierna en
el borde.
La blancura regresó, y cayó tan densa como antes, esperando a su
próxima víctima

El ojo de la sangre
¿Nunca antes has deseado algo con toda tu alma…Tanto que estarías
dispuesto a hacer cualquier cosa por conseguirlo?
Si es así, y quieres obtener lo que deseas a cualquier precio te hablaré, oh
aventurero, del Ojo de La Sangre.
Antes que nada debes saber que al ojo le gustan los juegos, por lo tanto,
si decides seguir adelante con esto espero que estés dispuesto a jugar.
Primero que nada procura estar solo en casa, así nadie podrá interrumpir.
Luego de este punto, no habrá vuelta atrás. Si decides no jugar, solo vete,
cierra el navegador y olvida que alguna vez estuviste ante la presencia de
El Ojo de la Sangre. Pero si decides jugar, no te preocupes, yo seré tu
guía mientras no haya ni la mas mínima señal de duda en tu espíritu.
Buena suerte…
Cuenta hasta diez mientras el ojo te observa. No importa que tan bien
guardes tus secretos, mentiras y pecados. el ojo llegará hasta las
profundidades mas recónditas de tu alma y encontrará y desnudará todo
aquello que escondes. Si te encuentra indigno no te preocupes, el juego
ha terminado antes de comenzar y eres libre de irte, o puedes quedarte de
espectador. Pero no intentes jugar. Esa es una grave ofensa y recuerda
que él conoce muchas maneras de torturar un alma y un cuerpo.
Pero, si el ojo te ha considerado digno, escucharás en los momentos
siguientes un suave tintineo de campanas que parece sonar solo dentro
de tu cabeza. El juego ha comenzado y el lleva la ventaja.
Rápido, ponte de pie, ya no hay vuelta atrás. Corre y apaga todas las
luces que estén encendidas. Todas absolutamente todas, Rómpelas si es
necesario porque has llamado a las criaturas de la oscuridad para que te
ayuden y no lo harán si hay alguna fuente de luz en tu hogar. Luego
vuelve aquí.
Comenzarás a escuchar susurros que parecen seguirte a donde quiera
que vayas. Las criaturas de las tinieblas han respondido a tu llamado de
ayuda y te están juzgando.
Si no te han aprobado, las luces volverán a tu hogar y las criaturas te
llevarán a las profundidades del abismo donde serás objeto de las mas
crueles torturas y perversiones que nunca han pasado por la mente de los
humanos.
Pero si has pasado será mejor que continuemos, pues el ojo es
impaciente y no le gusta que lo hagan esperar.
Corre rápidamente al baño de tu casa, y no prendas la luz, enciérrate y
coloca dos velas cerca del espejo, No importa si no tenías velas, ya
tendrás dos en tu bolsillo. espera a escuchar una voz de niña, dulce e
infantil que tararea una melodía que seguramente te será conocida de tu
infancia. En los momentos siguientes escucharás como la niña comienza
a gritar pidiéndote que toques el espejo. No lo hagas… Será violada,
torturada, mutilada , descuartizada y asesinada. No importa lo que
escuches en medio de esa oscuridad, no importa lo que ella diga. No le
hagas caso a sus gritos de ayuda. Ella murió hace tiempo, y nada de lo
que hagas puede ayudarla. Esta condenada a vivir sus últimos momentos
de vida por la eternidad y no debes intervenir amenos que quieras sufrir su
destino en carne propia.
Todo permanecerá en silencio unos segundos hasta que las dos velas se
encenderán de pronto. En el espejo podrás ver el rostro de la niña, sin
labios ni ojos que te mira sonriendo y estira una mano hacia tí para
hacerte lo mismo que le hicieron a ella.
No te preocupes, recuerda que las criaturas de la oscuridad están de tu
parte y no permitirán que te toque.
El espíritu de la niña entonces se quitará un lazo rojo del cabello y lo
dejará en tus manos deseándote buena suerte, ahora sabe que estas
jugando al mismo juego que ella perdió hace ya muchos años y ha
decidido ayudarte.
Guárdalo en tu bolsillo.
Si haz llegado hasta aquí significa que tu espíritu es fuerte, sin embargo tu
destino aún es nebuloso.
Ahora debes ir hacia la cocina, una vez allí toma un cuchillo, el mas
afilado que tengas. Esto último es lo mas importante, debe estar lo mas
afilado posible.
Ahora si tienes alguna habitación en la que guarden cajas y cosas viejas,
algo así como un depósito dirígete a toda prisa hacia el.
La puerta estará cerrada y la manija de esta arderá al rojo.
Golpea tres veces y cuando escuches un gruñido parecido al que hace
alguien que habla con la boca llena, entra.
la habitación estará en penumbras y vacía a excepción de una mesa y una
silla en frente de ti. Sobre la mesa habrá un elegante mantel blanco de
seda y un plato de porcelana. Siéntate educadamente en la silla y espera
a que tu acompañante al que no puedes ver bien termine de comer. El
hedor a carne descompuesta que despide es nauseabundo pero debes
evitar hacer una sola mueca de asco. Pero si no puedes contigo mismo y
no logras evitarlo, el parará de comer y te mirará a los ojos, aunque no
puedas verlo sabrás que lo esta haciendo. En ese momento di “Lo siento,
algo que comí me ha hecho mal”
Tu acompañante no mediará palabra y continuará con su comida.
Espera a que deje de comer y arroje su plato al suelo.
Todo permanecerá en silencio por unos instantes y luego te pedirá algo
para comer. No importa lo que te pida no se lo niegues pues mas que la
carne de los humanos, le gustan sus gritos. “Dedo” será seguramente su
primera palabra. No dudes y toma el cuchillo que tenías y cercena uno de
tus dedos. no importa si gritas y te retuerces. El disfruta el espectáculo.
Coloca el dedo en tu plato y pásaselo. El se lo comerá y te devolverá el
plato vacío para que lo llenes de nuevo con lo que te pida a continuación.
Depende de la valentía que haya en tu corazón el numero de partes que
te pida pues solo disfruta masticando la carne de los débiles.
Lo último que dirá será “corazón”. No te alteres y coloca en el plato el lazo
manchado de sangre que te dio la niña y pásaselo de nuevo.
El devorará el lazo y se atragantará con el. Proferirá múltiples alaridos
hasta caer muerto sobre la mesa.
Ponte de pié, lo mas difícil ya pasó. Acércate a el y busca en el plato que
le pasaste con el lazo. Encontrarás dos esferas viscosas, son un par de
ojos. No los mires y guárdalos en tu bolsillo mientras sales de la
habitación.
Tendrás todos tus dedos de vuelta y el dolor habrá desaparecido.
Hasta este momento has demostrado ser un digno oponente para El Ojo
de la Sangre y ahora enfrentarás la última prueba que decidirá tu destino.
Debes regresar a tu habitación y sentarte frente al ordenador como si
nada.
Ella esta detrás de ti ahora, por favor no voltees. Ella antes solía ser una
hermosa mujer, pero pagó con su belleza y su vida la traición hacia su
marido. Este le arrancó la nariz y los labios, le amputó los senos y abrió
con un cuchillo su vientre en el que llevaba el fruto de la infidelidad.
Respira tranquilo, ella no te hará daño por ahora.
Comenzará a sollozar por lo bajo lo injusta que fue la vida con ella y lo
cruel que fue su muerte y que jamas podrá ver a su hijo al que aun
lleva descomponiéndose en su útero destajado y cocido por gruesos hilos
de entre los cuales mana sangre purulenta.
Levántate, no la mires directo a la cara ni al vientre y di con toda la
firmeza que puedas “Un humilde regalo para una dama tan bella” y sin
mirarlos entrégale los ojos que tienes en tu bolsillo.
Si ella ríe de manera diabólica con una voz gruesa y sobrenatural, no has
sido lo suficientemente convincente y ella personalmente te quitará tus
ojos, abrirá tu estómago y coserá en el a su niño putrefacto.
Pero si ríe con macabra inocencia tu regalo le ha gustado y ha decidido
darte su bendición. Ella se colocará los ojos y por primera y última vez
podrás verla como era antes, quizás la mas bella mujer que verás en tu
vida y sentirás el impulso de seguirla cuando se este yendo. Pero
recuerda su verdadera imagen y despídela cuando te dé un beso en la
mejilla.
la habitación se oscurecerá totalmente y solo quedará un sangriento punto
rojo en una de las paredes de la habitación en la que estas.
Se respetuoso pues estas ante El Ojo de la Sangre. Esta furioso porque lo
haz vencido en su juego y no perderá oportunidad de hacer con tu cuerpo
cosas inimaginables y hacerte experimentar niveles de dolor que no crees
posibles.
Pero al fin y al cabo haz ganado. Ahora puedes pedirle tres y solo tres
deseos. Puedes pedirle lo que quieras excepto, obviamente, mas deseos.
Eso sería estúpido de tu parte después de todo lo que haz pasado.
Puedes pedirle que mate a alguien a quien odias, riquezas, fortuna, poder,
conocimiento. Cualquier cosa que pase por tu mente.
Una vez que hayas terminado aparecerá ante ti un vial de vidrio y una
pequeña navaja. Sin pensarlo córtate un poco el brazo lo suficiente para
llenar un poco el vial, no es necesario llenarlo del todo. Has alimentado al
Ojo de la Sangre con la tuya propia y por esto, te dejará ir.
Cierra tus ojos, las luces que antes apagaste se encenderán y aparecerás
en tu hogar. No olvides darle las gracias a las criaturas de las tinieblas que
te han ayudado y despídelas con cortesía. Jamas las volverás a ver ni a
ellas ni a las demás criaturas que viste hoy. Sin embargo conservarás por
siempre la cicatriz del corte en tu brazo con el que llenaste el vial de
sangre.
Recuerda que lo que has visto esta noche es un secreto del cual jamás
debes hablar con nadie. No te preocupes, nadie te preguntará por las
cosas que hayas obtenido mediante los deseos anteriores.
Considérate afortunado pues eres uno de los pocos que ha vencido al Ojo
de la Sangre.
Esto es todo, ha llegado mi hora de irme… Gracias por jugar.

Acaso te estoy divirtiendo

Eran ya las 11 de la noche cuando terminamos la cena en la casa de mi


abuela y decidimos volver con mis padres a casa para descansar. Pero en
ese momento una tormenta comenzó. No era necesario imaginarse salir
con esta lluvia pero mi abuela por alguna razon decía que queria dormir
sola y que teniamos que irnos y me miraba a mi como espantada, es más
desde la muerte de mi hermanito que me miraba asi como si yo fuera un
fantasma. Obiamente como no quedó otra dormimos allí.

Ya de medianoche, todos se habían ido a dormir y me quedé un tiempito


más revisando mis mails y mirando diferentes sitios a los que suelo
ingresar, pero luego de un rato me aburrí y me quede pensando en que
hacer, porque no tenía sueño y decidí ver el historial de busqueda de la
abuela. De pronto encontre una página "..." era bastante rara se veía todo
de color rojo y se suponía que era de venta de ropa (según decia el titulo
principal).

La pagina seguía cargando cuando empezaron a aparecer fotos de la


abuela con unas amigas que supuse eran de alguna actividad que ella
hacía, habían fotos mías tambien con ella, obiamente para mostrarle a la
gente su hermoso nieto, pensé. Seguí revisando la página para ver que
más había cuando me encontre con un link que me llevaba a la misma
página solo que este link estaba seguido por la pregunta "¿Es lo que
realmente deseas?".

Obiamente no me importo y como la página no tenía más que fotos decidí


presionar el link. En ese momento empezarón a ponerse las cosas más
interesantes. El fondo se había puesto un poco mas oscuro y las fotos
habían cambiado de alguna manera pero no podía descubrir como...

No se presentaban mas cambios pero el link de la misma página


continuaba y seguía con la frase "Mira lo que has logrado...". Esa frase
solo me insitó a presionarlo nuevamente y esta vez descubrí que había
cambiado: En las fotos la gente estaba mas delgada. Mi abuela era una
persona flaca pero tampoco tanto, también la ropa estaba razgada y las
personas tenían grandes ojeras. Yo por mi parte estaba igual en las fotos.
No había cambiado en nada. Escuche un ruido arriba (en los dormitorios)
realmente no me importó tenía una mezcla de obseción, exitación y un
sentimiento de diversión que no había sentido nunca en mis 17 años de
vida, pero miedo, Nunca.

Esta vez el link era seguido por "Ya no puedes revertir nada", lo presioné y
en todas las fotos había alguien más como un fantasma, era transparente
y no se notaba quien era. Me dio mucho sueño realmente, asi que me fui a
dormir. Desperte a las 3 de la mañana totalmente descanzado, como si
hubiera dormido una eternidad además tenía la mano pegajosa y un poco
roja, me había cortado de alguna manera seguramente. Desde la muerte
de mi hermanito no me podia quedar quieto en la cama asi que supuse
que fui yo mismo.

Cuando me fui a lavar la mano, no pensaba en nada mas que ir a la


computadora asi que bajé y aunque la había apagado antes, estaba
encendida y con el inicio del explorador abierto y bueno debia hechar un
vistazo. La página me daba la bienvenida esta vez, decía: "hola "..."
¿acazo te estoy divirtiendo?" yo me reí, pense que mi abuela me estaba
jugando una de sus tipicas bromas asi que mira las fotos y esta vez las
cosas eran mas horribles, había sangre por todos lados, los estomagos de
los que estaban en la foto estaban abiertos con sus viceras, sus tripas,
sus órganos entre otras cosas colgando de sus cuerpos y más sangre. Yo
por mi parte ya no estaba en ninguna foto... estaba en todas pero no
normalmente. El "fantasma", el fantasma era yo mismo con una sonrisa de
oreja a oreja. Cuando vi eso no entendía nada realmente. Ya no era una
broma divertida y comenzé a marearme.

Me despertó la sirena de la policia acercandose cada vez más. Tenía


nuevamente la sangre en la mano y en el pizo había un cuchillo, fui a ver a
mi abuela y a mi familia. Sus cuerpos estában abiertos de par en par y
había sangre por todos lados. La sangre de la mano no era mia... Cuando
baje y entré en la computadora, la página no existía pero, en cambio,
había un archivo de word que estaba abierto donde se veían las fotos de
mi abrazando a gente asesinada. Esta gente era mi familia, mis padres, mi
abuela, mi hermanito menor y hasta gente que no conocía. La camara
estaba conectada a la computadora y parecía que las fotos se habían
agregado recientemente.

La policia se esta acercando asi que debo irme, estoy llendo a tu casa
internauta acercandome a ti porque esto es lo que realmente me divierte
pero antes dejame agarrar mi camara y mi cuchillo favorito... Y dime
¿acazo te estoy divirtiendo?

1
Ya la página es bastante conocida.
Me refiero a FSA, esa página web que estamos diseñando. Yo y dos
amigos más. Es todo muy entretenido, y sentimos un entusiasmo voraz
por acabar con ella, terminar de editarla, ponerla en la red de una vez por
todas.
Hace ya algunas semanas que venimos prometiendo entretenimientos,
música, videos, historietas, dibujos, cuentos, etc., y no había ninguna
especie de problema con eso. Hasta hace unos días. Fuimos diciéndoles
a todos que la página iba progresando, que iba acercándose al final. Cosa
muy distinta era lo que ocurría en realidad.
Hace aproximadamente 10 días, tal vez 12; no lo recuerdo bien, se nos
comenzó a manifestar cierto tipo de incomodidades… Sí, así podrían
llamarse. La página tenía sus desperfectos, o el editor, mejor dicho: a
menudo se nos tildaba y muchas veces nos complicaba subir música,
imágenes.
Quizá en el momento, en la sorpresa, no nos dimos cuenta. Se podría
decir que hasta subestimamos lo que nos pasaba. La primera cosa
extraña que notamos fue que, al abrir el editor, se tardaba más de la
cuenta. Todos conocen la clásica barra de porcentaje que indica el
progreso de carga de la página. Pues, lo que más nos desconcertó, de
buenas a primeras, fue que esta misma barra se quedaba estancada en
1%. Cada vez que abríamos el editor; tanto era así, tan recurrente, que
decidimos tomar el tiempo exacto que tardaba en regresar a la carga
normal. 6 minutos exactos. Seis minutos demorados en ese 1.
Cada vez me costaba más subir la información. La carga siempre se
interrumpía, el Plug-In se tildaba cada vez más seguido.
Era frustrante.
Debí intentar clausurar el proyecto de la manera que pudiera, y así perder
todos los datos, todos los cambios hechos en la página. Pero subestimé lo
que estaba pasando. Ineptamente, atribuía todos esos errores a que la
página estaba sobrecargada y excedida en capacidad de archivos.
La máxima sorpresa fue al día siguiente.
Bueno, en realidad no me sorprendió cuando lo vi por primera vez. Hasta
creo haber reído. Un enorme 10. Un enorme 10 escrito en todas y cada
una de las páginas. Un 10 en color rojo. Y ahora que lo pienso, en una
fuente que no conocía, y que ni la página ni mi computadora poseía.
Llamé a mis dos amigos y les consulté si esto era obra suya, alguna
especie de broma; aunque sin mucha convicción. Sin convicción primero,
porque si se trataba de una broma, obviamente intentarían mantenerla y
no me dirían la verdad. Segundo, porque pensé que ellos serían
incapaces de hacer algo así. Por más que tengamos cierta complicidad
para las bromas, no somos muy tolerantes.
Pero ellos tenían el mismo problema. Y estaban empecinados, ambos, en
que yo confesara que era obra mía.
No, no habían sido ellos. Los conozco demasiado como para saber
cuándo mienten y cuándo no. Por otro lado, su voz sonaba incluso…
asustada. Haciéndome ver que ellos sí se tomaban en serio que la página
estuviese dando problemas.
Esa tarde decidimos reunirnos. Comenzamos a pensar, las ideas fueron
descartadas tan rápido como fueron llegando. Consideramos tomarlo
como un error de edición, en alguna imagen que podría haber surgido de
una carga mal hecha; que quizás algunas de las imágenes que subimos
simplemente se habían roto, e incluso en la posibilidad de un hacker.
En fin, el daño estaba hecho. El resto del día lo ocupamos borrando todos
esos 10 enormes de cada página maestra, página y subpágina. Al volver a
casa y sentarme en mi computadora me abordó una sensación de asco
por el simple hecho de tener que encenderla y otra vez tener que ver ese
monitor, escribir en ese incómodo teclado.
Abrí Facebook, creo que YouTube, y algunas páginas más, como
buscando algo en que relajar mi cabeza. Incluso me preparé un té, cosa
rarísima en mí.
Dejándome llevar por Internet, que es casi como una droga electrónica,
sin darme cuenta, olvidé el extraño suceso vivido ese día. Llegado el
momento, abrí el editor de la página, casi inconscientemente.
Tiré mi taza al suelo. Contuve mis ganas de maldecir.
Simplemente no podía apartar mis ojos del monitor. 10. Por todos lados.
En cada página, otra vez.
Actualicé y actualicé millones de veces la página. La abría y la volvía a
cerrar. Era imposible. ¿Acaso habíamos olvidado guardar los cambios esa
misma tarde? No, fuimos cuidadosos. No se nos hubiera pasado por alto.
Volví a Facebook esperando ver conectado a alguno de mis amigos. Me
resigné enseguida.
Cerré mis ojos lanzando un bufido, pensando en lo tedioso que sería
borrarlos de nuevo.
Hacker sin duda, pensé.
Al otro día me levanté algo tarde. Creo que mis padres ya habían
almorzado. Por instinto encendí la computadora, inseguro de si realmente
quería hacerlo o no. Entré a Facebook primero, tenía 3 mensajes. Dos de
mis amigos diciendo… bueno, insultando, que los 10 estaban de nuevo en
la página, ambos de la noche anterior.
Abrí el tercero, sin saber qué esperar. Sólo vi un 9. Sacudí la cabeza, y
pestañeé, creí que un 9 sería lo último que me encontraría en mis
mensajes.
Cansado de la situación me fui a preparar algo de comer. Recibí una
llamada de mi amigo al rato, desconcertado repitiendo que entrara a la
página. Corrí al ordenador.
9.
9 por todos lados.
—¡Mierda! —grité.
Era inminente, estábamos invadidos por hackers.
No sólo conseguimos antivirus de toda clase, como así anti-hackers y de
los mejores, también fuimos a la biblioteca a iniciar la página desde ahí.
La borramos totalmente de nuestras computadoras y nos trasladamos a la
biblioteca. Hicimos lo posible por cambiar de contraseñas, nicks y demás.
Inclusive enviamos un correo al dueño de Wix.com, que es el editor desde
el cual hacemos la página, contándole nuestros problemas, e implorándole
ayuda.
Lo único que logramos fue frustrarnos aún más.
Tuvimos que ver cómo, con el pasar de los días, no sólo los números
volvían a aparecer cuando los borrábamos, sino que también iban en
cuenta regresiva. Nos sentíamos burlados. Y preferimos esperar a ver qué
sucedería al llegar a 0.
Y por más molesta que la escena haya sido, el cero no llegó, quedando el
conteo parado descaradamente en el 1.
Se mantuvo así, por un tiempo, hasta que nos dignamos de intentar
borrarlo. Nos tomó un tiempo y fue más difícil que veces anteriores por la
poca cooperación que ofrecía el editor. Acabamos y esperamos, un día
pasó y al no ver más señales de que la situación fuese a continuar dimos
como terminado el problema, aliviados.
Pero no fue así.
Por cada intento que hacíamos de subir una imagen, se nos era
respondido con otra en su lugar. Vistas perturbadoras que nadie por
voluntad propia se dispondría a contemplar. Todo cuanto tecleábamos
aparecía en esa repulsiva fuente con la que estaban escritos los números,
con su color que permanecía en negro, siempre, por más que
intentáramos seleccionar de la paleta cualquier otro. Y las insistentes
pesadillas. Eran las experiencias más aberrantes y desgarradoras que
hayamos advertido.
Pero no sólo eso, solíamos escuchar un terrible chillido, que más de una
vez me pareció entender que decía “one”. Acompañado de la constante,
persistente frase: Just a Warning.
Cuando se nos denegó acceso completo a la página y una imagen
apareció salvajemente en la pantalla; una delgada línea como un haz de
luz en vertical, y un gran 10 rojo a su lado, sólo pudimos suponer lo peor.
Todo el maldito juego, una vez más, desde el comienzo.
Recuerdo que cruzamos las miradas resignados. Nos alejamos de la
pantalla y sentamos en la cama, siempre con vista al computador. Y nos
quedamos allí, observando…, observando la imagen. Imagen que parecía
moverse.
Transcurrido alrededor de una hora el haz de luz se había hecho
notoriamente más grande. Justo en ese momento, el 10 cambió tan
abruptamente que la ilusión del 10 quedó grabada en nuestros ojos varios
segundos, antes de que nos percatáramos de que sobre la pantalla se
enseñaba un 9 morbosamente en rojo. Entonces pudimos distinguir que
no era sólo un haz de luz. Era una puerta, que se estaba abriendo.
Fue justamente en el 8, una hora después exactamente, que nos dimos
cuenta de la molesta melodía que sonaba detrás. Una horrible sensación
nos llegó de tener la columna congelada, o peor, hecha de hielo.
Causándonos esa sensación de sosiego, temiendo que el frágil hielo se
quebrara de movernos.
Y transcurrían las horas, y con cada hora el número descendía
aritméticamente. Hasta el 4 cesó el movimiento y la puerta quedó
completamente abierta. Comenzamos a ver una silueta que aparecía; el
sólo hecho de verla me erizó los pelos de todo el cuerpo. Se acercaba a
paso lento, bastante lento.
Para este punto estábamos demasiado cansados, y vaya, hasta aburridos.
Me recosté y conseguí dormir algo, dejando a mis dos amigos que se
rehusaban a apartar la vista de la pantalla. No sé la verdad cómo logré
conciliar el sueño en ese momento. Incluso soñé, nada tan exagerado, ni
con mucho sentido, como usualmente se espera en mis sueños; pero me
relajé por esas tres horas hasta que cayera el 1 anunciado por un
espantoso grito que casi me tira de la cama. En el monitor había un rostro
pálido y con los ojos vacíos, una boca abierta y profunda. Dejaba ver su
roída mano con el índice levantado, en señal de silencio; o así fue como lo
comprendí.
Dejó salir un gemido rasposo del que pude distinguir claramente
“one”. Uno de mis amigos entró en llanto, y no hizo más que inquietarme.
Y entonces la energía se fue súbitamente, en toda la cuadra. Creo que si
hubiera estado solo en mi casa en esa situación, no podría haberlo
soportado. Hubiera gritado, hubiera gritado hasta que el desgarro de mis
cuerdas vocales lograra saciar mi sed de calor, de algo en lo que
aferrarme; hubiera gritado hasta que el dolor de desangrarme la garganta
opacara el terror que estaba sintiendo.
La música regresó, su voz… Pero la energía seguía ausente.
Estaba en la habitación.
No tardamos mucho en ubicarlo a unos pasos de la puerta mirándonos
fijamente, sonriendo con malicia. Pronunció unas palabras en inglés, en lo
que parecía ser un dialecto bastante antiguo, que con dificultad logramos
captar. Pero tal y como los discípulos de Jesús pudieron entenderse entre
ellos aquella noche de la llegada del Espíritu Santo, aunque no hablaban
la misma lengua, pudimos nosotros comprender sus palabras:
“Sólo fue una advertencia, pero continuaron persistiendo…”
Esa cosa se nos acercó y susurró suavemente a mi oído…
“Zero”.
El terror me cerró los pulmones haciéndome casi imposible respirar. Por
una hora entera permanecí inerte ante sus violentos gritos, a su presencia,
a las alucinaciones que nos obligaba ver. No sé muy bien dónde nos ha
llevado, pero estoy seguro que no seguimos en mi habitación. Y ha
comenzado a contar, una vez más, desde el 10 hacia abajo.
Se me nubla la vista.
4…
Mi pulso disminuye.
3…
Me recuesto en este frío suelo, incapaz de seguir en pie.
2…
Pierdo lentamente el conocimiento.
1…
Y dejo de respirar…

Ayudenme
Una familia acababa de mudarse a una nueva casa cerca del bosque. Es
una casa más grande, en un pueblecito tranquilo, los niños tienen sitio
para jugar y los padres están tranquilos,... Todos estaban muy a gusto en
su nuevo hogar. El padre trabajaba y debía ausentarse de casa una
semana de cada dos por motivos laborales.

Una noche, mientras la madre leía en el salón, el hijo mayor no est


aba en ca sa, pero la hija más pequeña
ya dormía. Cuando Carlos, el hijo mayor, volvió a casa le comentó a su
madre algo que le tenía preocupado de hace días. Y es que llevaba días
observando a Caterina, su hermana pequeña, mientras dormía y ésta
actuaba de forma extraña por la noche desde que se habían mudado a la
nueva casa.

La pequeña hablaba durante su sueño y estaba muy agitada y nerviosa.


Su madre no había observado nada, pero dijo que empezaría a hacerlo a
partir de ese momento. Cuando Carlos se marchaba a la cama, pasó
delante de la habitación de su hermana para echar una ojeada, y la vio
sentada en la ventana mirando fuera. Enseguida bajó a advertir a su
madre. Subieron los dos y al verla su madre pensó que probablemente la
niña era sonámbula. La volvió a poner en la cama.

Pero la historia se repitió noche tras noche y la pequeña niña llegaba


incluso a salir fuera de la casa para jugar en la parte trasera de la casa, en
el patio.

La madre cada vez estaba más inquieta a causa de su comportamiento y


decidió hablarlo con su marido a su vuelta. Ambos propusieron llevarla al
psiquiatra y que la tratase. Pero la niña continuaba yendo al patio trasero,
a intentar hacer en el suelo agujeros con su pala. Cavaba, cavaba...
siempre cavaba sin cesar. Y siempre en el mismo sitio. Los padres
llegaron a preguntarle a la niña dormida porqué hacía eso. La niña
respondía que alguien le pedía ayuda.

Tras varias semanas viendo a su hija cavar diciendo que oía que la
llamaban voces pidiendo ayuda, la familia no pudo más y decidieron cavar
ellos en el punto dónde cavaba la niña. Cavaban más y más profundo,
intentando encontrar una solución. Y la encontraron. En el punto donde la
niña cavaba encontraron la solución al porqué Caterina actuaba así.
¡Encontraron un esqueleto de una niña!
Escandalizados, llamaron a profesionales para hacer una búsqueda y
supieron que hacía dos años atrás desapareció una niña en el pueblo. La
buscaron durante mucho tiempo pero nunca la encontraron. De una sola
vez se habían resuelto ambos interrogantes.

Los extraños
Mi nombre es Andrew Erics. Viví, alguna vez, en una ciudad llamada
Nueva York. Mi madre es Terrie Erics. Si alguna vez vas a la ciudad, y
lees esto, por favor, encuéntrala. Ella está en el libro amarillo. no le
muestres esto, pero dile que la amo, y trato de volver con ella. Por favor.
Todo empezó cuando decidí, al cumplir 25, que era tiempo para dejar de
llevar la mochila donde cargaba mis libros para ir a trabajar. Me haría lucir
más maduro, pensaba. Por supuesto que eso significaría también que
tendría que dejar de leer en el metro durante las mañanas y tardes. Un
portafolio hubiera parecido un poco raro debido a que trabajaba en una
fábrica, y un bolso de mensajería se hubiera visto, no lo sé, raro a mi
gusto.
Tenía un reproductor de mp3, el cual me ayudaba a pasar el tiempo por
un rato, pero se descompuso después de un tiempo. Así que cada
mañana, me sentaba en el metro por medias horas que se me hacían
eternas, con nada que hacer más que ver pasajeros subir y bajar del
metro. Era bastante tímido, y no me gustaba que me miraran, así que
siempre buscaba la manera de taparme estando en público.
Rápidamente me percaté de que no era la única persona que se sentía
poco confortable en público; Me di cuenta que había personas que se
cubrían de distintas maneras, pero aprendí a distinguirlos. Estaban los
nerviosos que no podían estar cómodos de ninguna manera, moviendo
sus manos, cambiando su posición, y mirando para todos
lados. Después de ellos, estaban los falsos-dormilones, los cuales
normalmente corren a su asiento y cierran los ojos inmediatamente. La
mayoría no dormía sin embargo. Los que realmente se quedaban
dormidos se movían menos y generalmente se despertaban de repente
cuando el tren llegaba a su estación. Por ultimo estaban los adictos al
mp3, los ocasionales usuarios de laps o tablets y los que venían en
grupos y hablaban muy fuerte. Eso sin contar los adictos al celular que
parecían no poder cerrar la boca por menos de 2 minutos.
El observar gente era horriblemente aburrido. Hasta que encontré mi
primera incongruencia. Un hombre de edad media con cabello café de
tamaño y peso promedio, el cual se vestía de manera muy casual. Lo
extraño en él, es que parecía quizá, demasiado normal. No tenía ninguna
característica remarcable, ningún manierismo, como si estuviera
designado para desvanecerse en la multitud. Eso fue lo que hizo fijarme
en él. Yo trataba de ver de manera intencional, como era que la gente
actuaba en el metro. Y el no actuaba para nada. No reaccionaba para
anda. Era como ver a alguien sentado frente a la TV, viendo un
documentario de peces; No estaba excitado, ni involucrado, pero tampoco
miraba a otro lado. Presente pero distante.
Él siempre estaba en el metro por las tardes. Llevaba más de un mes con
mi experimento de observación a la gente, antes de que lo notara, porque
no tomaba el mismo metro cada día, y nunca me sentaba en el mismo
vagón de manera consiente. La primera vez que lo vi fue un lunes, me
parece, y la segunda, fue el jueves de la misma semana. El obviamente
tomo el mismo tren, y se sentó en el mismo lugar -incluso en el mismo
asiento-. Como me llamo tanto la atención la primera vez, le
preste más atención la siguiente. Francamente, él era perturbador. Se
sentaba allí, sin hacer nada, sin cambiar su expresión, con la cabeza
derecha, sin importar lo que pasara. Recuerdo a una mujer con un niño
llorón que se sentó detrás de él, y aun así, nada. El no movió su cabeza,
ni cambio su gesto en molestia. Él niño era jodidamente molesto!
Para cuando llegaba a mi parada, me sentía con náusea, y mis manos
temblaban como si tuviera un ataque de nicotina. Algo acerca de ese
hombre estaba “mal”. Él era, pensaba, una especie de freak. Un sociópata
quizá, uno de esos tipos callados que guardan docenas de cabezas de
mujeres en un refrigerador, con su madre como primera víctima.
Por un tiempo, me dedique a holgazanear de manera intencional después
del trabajo. Me paraba en los centros comerciales y kioscos cerca del
metro sin intenciones de comprar nada. Por un par de semanas, evadí
tomar el metro a esa hora, y siempre que me encontraba en la parada,
titubeaba para entrar en él. Me asegure de siempre tomar el carro
más lejano del cual había visto al hombre.
Entonces, una mañana, vi a otra persona que alarmo las campanas de
emergencia de mi cabeza. Una mujer, que lucía tan simple, tan fuera de
lugar, y tan ignorante de la conmoción de su alrededor. Me di cuenta
entonces, que reconocí a la mujer en el momento en el que mi
obsesión de mirar a las personas empezó nuevamente, debido al
aburrimiento. Lo más grave, es que este hobby de observar a las
personas se había vuelto una especie de religión para mí; Me di cuenta
que no podía entrar al metro o a un autobús sin examinar a todos,
llenando listas mentales en mi cabeza: Colores sólidos y simples, no
usaba bolsa, pulseras o accesorios. No miraba casualmente a las
ventanas o hacia otros pasajeros. Empecé a llamarlos los extraños.
No los veía a diario, ni cuando empecé a utilizar el metro aun cuando
no lo necesitaba. Pero estaban allí, de manera constante. Ver uno de
ellos hacia que la mandíbula se me trabara, mis palmas sudaran y que
mi garganta se secara. Si alguna vez has dado un discurso en público,
sabes cuál es la sensación.
Ellos no me prestaban el más mínimo de atención, a pesar de que sentía
que estaba en display para ellos. Como era posible que ellos no me
notaran?
No me notaban, al menos no de una manera que yo pudiera sentir.
Eventualmente, mi curiosidad supero a mi miedo, y decidí seguir a uno.
Elegí al primero que encontré, el hombre del tren de la tarde que siempre
se sentaba en el mismo lugar. Tome un asiento, y me senté detrás de él.
Llegando casi al final de la línea, él se levantó y camino antes que yo.
Manteniendo distancia entre nosotros, lo seguí, pero el no llego muy lejos.
Se sentó en una banca cercana, tan poco expresivo como siempre. Así
que me puse detrás de una esquina y espere, tratando de parecer
indiferente. Después de unos minutos, llego el siguiente metro lo vi
tomarlo, sentados en el mismo asiento. No tuve el valor para seguirlo otra
vez.
Simplemente tomo el metro al final de la línea y ya! Y luego qué? Se fue
de regreso? Porque haría eso? Me preguntaba durante el camino a mi
casa y mientras trataba de dormir. No podía dejar esto así, no hasta saber
un poco que estaba pasando. Me sentía más que confundido: Estaba
realmente enojado! Porque este extraño tipo sacado del valle desconocido
tomaba el tren de ida y regreso sin ir a ningún lado?! Recuerdo leer en
algún lado que la mente rechaza ciertas cosas simplemente porque son
agravantes; Por ejemplo, las arañas perturban a muchas personas,
especialmente las grandes… Lucen simplemente extrañas, alíen para
nosotros. Ese era el efecto de los extraños en mí. Ofendían a mis
sentidos!
Lo seguí nuevamente el día siguiente. Y otra vez el día siguiente. Todos
los días por al menos una semana; Los dos hacíamos nuestros viajes
silenciosos juntos. Para el fin de semana, lo seguía por horas hasta que el
último tren se detenía cerca de mi departamento. Nos movíamos de un
lado de la ciudad al otro, y de regreso. Ya no miraba a las personas. No
tenía ojos para nadie más , aunque si notaba algunas miradas confusas
hacia mí. Fuera de eso, nosotros podríamos ser las únicas personas del
planeta por lo que me importaba.
Perdí mi trabajo la siguiente semana. Mi jefe fue amable, tímido pero
firme. No me concentraba. No tenía enfoque. No estaba siendo
productivo. Fue de hecho, un gran discurso, me parece, pero apenas
podía oírlo. Solo podía pensar en mi “Trabajo” nuevo, mi vigía… Que es lo
que hacia ese hombre, esa cosa en el metro cuando no estaba yo para
observarlo? Deje el trabajo por última vez casi al anochecer ese día.
Desearía haber prestado más atención aquel día. Estaba soleado? Era
verano? Pude haber tomado un helado y cappuccino, o ver a algunas
chicas bonitas para sacar esa obsesión de mi cabeza. O quizás encontrar
un nuevo trabajo y esta vez, dedicarme a leer en los trenes y autobuses.
En lugar de eso, espere. Espere en la estación hasta que lo vi en una
ventana. Me subí al vagón del tren y note por primera vez que mi piel no
estaba pegajosa, ni mis manos húmedas ni mi corazón latía fuertemente.
Por primera vez, me senté justo frente a él, directamente en su línea de
visión. Espera por un cambio en sus gestos. Acaso me reconocería? Si lo
hizo, no vi señales de ello realmente me fijaba en él. Me imagino la pareja
que hacíamos, sentados uno frente al otro mirándonos fijamente. No iba a
permitir expresar mi furia interna , pero realmente me esforcé en
permanecer tan inmóvil e inexpresivo como él. Pero por dentro, le gritaba.
“Reacciona maldito imbécil! Mírame carajo, quiero saber que eres!”
No lo hice, y mis demandas silenciosas no fueron respondidas, no en la
primera vuelta, o la segunda, o la tercera, ni en la décima. Viajamos
mucho esa noche juntos, y en cada terminal, nos bajábamos y esperamos.
me sentaba a su lado en la banca, observándolo desde la esquina de mi
ojo, y aun así, no obtuve nada de él. Pero dos pueden jugar ese jueguito.
Finalmente, realizamos nuestro último viaje juntos. Lo tenía, y lo sabía. En
el último viaje de los trenes en la noche antes de que estos dejaran de
correr. Siempre lo dejaba ir a partir de este punto, porque la terminal
representa un largo camino a mi casa, y los autobuses dejan de operar
casi al mismo tiempo que el metro. Pero esta vez, lo seguí, para
finalmente saber que hacia cuando los trenes dejaban de funcionar.
finalmente obtendría respuestas… Quizá.
El tren se detuvo, y la anticipación crecía en mí. El vagón se vaciaba
alrededor nuestro lentamente, hasta que solo quedamos los dos
observadores silenciosos. Luche internamente por mantener una sonrisa
maniática.
El extraño no se movió, seguía sin reaccionar. El carro permanecía
inmóvil, con las puertas abiertas. Se escuchó el aviso de que habíamos
llegado al final de la línea, y que todos tenemos que desalojar el metro. El
extraño seguía sin moverse. Finalmente, escuche unos pasos, un
conductor o alguien, asomándose para asegurarse que nadie se
quedaría en los vagones antes de llevar el tren a donde quiera que lleven
los trenes en la noche. Aun así, no quite la mirada de mi acompañante
silencioso.
Logre ver al conductor desde la esquina de mi ojo cuando finalmente llego
a nuestro vagón. Se asomó, puso sus ojos en nosotros, y puso un gesto
de extrañeza en su cara. Parpadeo un par de veces. Espere a que el
hablara en el momento que se acercó, pero con una ligera negación en su
cabeza, nos dejó. Había un vagón más después del nuestro, y escuche
que lo reviso, y unos minutos después, el tren se empezó a mover
nuevamente. Avanzamos por un rato, después dio una vuelta, y el tren se
detuvo en su aparcamiento. Pude ver a re ojo los demás trenes a lado
nuestro.
Y entonces, me sonrió. Fue muy ligero, que hubiera pasado
desapercibido, si no hubiese estudiado su cara. “Así que”, me dijo en un
áspero tono, “Hemos llegado”.
Trate de responderle, pero no pude hacerlo. Mi garganta se secó. Me llene
de terror. Sentí que la caverna subterránea en la que estábamos, se
había derrumbado sobre de mi de repente. tosí, y finalmente, con una vos
rasposa, le pregunte lo que me había mantenido despierto y me había
llevado casi a la locura, y me atrajo a este momento. “¿Que eres tu?”
Me ignoro. Se levantó y las puertas del tren se abrieron. Entonces, de
manera sorpresiva, se volteo para mirarme diciéndome, “¿Vienes?” no
espero mi respuesta y camino en la plataforma. Temblando, y
tropezándome, lo seguí. “Carajo, vamos, háblame, que eres?! Porque
viajas en el metro todo el maldito día?!”. No me miro siquiera, ni detuvo su
paso. No podía ver su cara, pero me es fácil adivinar que no reacciono en
lo absoluto. Lo seguí por un rato, gritándole todavía por un rato, pero
eventualmente me rendí.
Caminando en la plataforma hasta que llegamos a un cruce. estábamos
ahora perpendiculares a los trenes a nuestro alrededor. El camino estaba
iluminado desde arriba, pero no podía ver donde terminaba. Parecía haber
demásiados trenes como para servir a la ciudad. Pero no me importaba,
mi atención estaba en el extraño.
No estoy seguro de cuánto tiempo caminamos. el extraño de repente se
detenía para mirar un vagón por un par de minutos, para después seguir
su camino. Me tomo un rato entender el porqué, pero eventualmente vi
que no todos eran iguales. Largas líneas de ellos lucían similares, pero a
veces notaba un modelo diferente. A veces eran un poco más chicos o
más grandes o a veces eran de un modelo un poco diferente. Incluso las
cabinas de los conductores eran superficialmente diferentes también. No
sabía exactamente que estaba buscando el extraño, porque después de
una vuelta, las puertas de un vagón se abrieron frente a nosotros.
Entramos y tomamos nuestros asientos.
“¿Estas dispuesto a hablar ahora?”, le pregunte. No hubo respuesta.
Suspire de frustración y realmente empecé a pensar en darle un golpe en
la cara, cuando de repente, las luces del tren se encendieron, y el motor
se encendió nuevamente. “¿Qué carajo..?”
Me miro de una manera casi triste. “No podrás regresar”.
“¿De que me estás hablando? ¿Regresar a dónde? No me respondió. De
repente, el tren se puso en movimiento en dirección contraria de dónde
venimos. Al menos, eso creo. Lo mire, y note que su Mirada vagabunda se
hacía cada vez más aguda, y por primera vez, tuve la sensación de que
me miraba.
“Calla, mantente en silencio. No llames su atención”.
El tren se detuvo, y las puertas se abrieron, y entonces, ellos entraron
como una ola. No sé qué fue lo primero que note –Los extraños ropajes,
los brazos demasiado largos, cuyas manos casi se arrastraban por el piso,
los ojos completamente negros, o su piel azuleada. Mi cerebro tardo
mucho en procesar lo que mis ojos veían, pero cuando finalmente lo hizo,
sentí que mi Corazón estallaría. Diablos, creí que yo estallaría por
completo. Mis instintos me gritaban
–Quédate quieto! No te muevas, no llames su atención!!!”
Viajamos en el vagón del metro quietos y sin expresión por horas, por días
quizá. Parecía más larga de la línea que conocía, la línea por la cual
seguí al extraño. Esas cosas horribles a nuestro alrededor parecían no
prestarnos atención. Estaba tan petrificado, tan asustado, que cuando
finalmente regresamos a la caverna con trenes, colapse en lágrimas , con
el extraño mirándome impacientemente.
Cuando gane control de mí mismo, lo mire y le implore, “Llévame a casa…
Por favor…”.
“No puedo” –replico-. “No sé cuál de estos te llevara de regreso, si alguno
puede hacerlo”. Se paró y salió del vagón, y entonces lo seguí. Volteo de
repente exclamándome ¨Creo que me has seguido suficiente!”
La furia que tenía antes con él, la que se disipo por el miedo, regreso
nuevamente. “¿Que?” le grite, acercándome. Lo tome por lo hombros, y
con una fuerza que no sabía que estaba en mí, lo empuje en contra de
uno de los vagones. “Maldito hijo de puta, que carajos me hiciste?!”. Lo
azote una y otra vez. “Llévame de regreso!” Él se quedaba mirándome
pasivamente mientras mi furia me dejaba vacío. “Por favor, por favor
llévame a casa”.
“Así no funciona. Si estamos juntos, es más probable que nos noten.
Vete. Quédate quieto y se sutil, y ellos creerán que eres uno de ellos”.
“Como me pudiste hacer esto, ¿porque?!”
Me miro casi tristemente. “Tenía que hacerlo. Tú lo harás también.
Quedaras… atorado algunas veces”. Se quitó mis manos de mis
hombros, y se alejó de mí. Me puse de rodillas, después de perder mi
fuerza repentinamente, y lo vi alejarse. “Lo siento”. Y entonces, se había
ido.
Trate de encontrar el camino por el que había iniciado, encontrar un tren
que reconociera, pero no estaba ya seguro de a dónde iba. Finalmente,
encontré un tren que parecía vagamente familiar. O al menos estaba tan
desesperado que eso quería creer. Cuando me acerque a la puerta, esta
se abrió para mí y tome asiento. El metro se movió, y a pesar de ser un
ateo de toda la vida, ore por encontrar la salida. El tren se detuvo, y por un
momento pensé que estaba salvado. Gente! Seres humanos! Debo ser el
hombre más afortunado del mundo!
Entonces note los ojos. Específicamente, el gran tercer ojo al centro de
sus frentes. “Bien al Diablo contigo, Dios”, pensé.
Su tercer ojo parpadeaba independientemente de los otros dos, lo cual
encontré nauseabundo. Y cuando uno de ellos sonrió, note que sus
dientes eran filosos y chuecos, y verde-amarillo por la suciedad. Pero aun
así fui cuidadoso y selectivamente ciego.
Entonces note que no había ni comido ni tomado liquido por horas, quizá
días, y sentía que necesitaba comer algo.
En la siguiente terminal, decidí tratar de encontrar algo que comer y beber.
No sé porque espere, pero me pareció importante – Llegar al final de la
línea. Cuando llegue allí, me costó mucho salir del vago; Nunca había
visto al extraño salir de bajo tierra; Nunca lo había visto ni comer ni beber.
Sin embargo, mi estómago no tomaría un “no” como respuesta. Trate de
poner mi cara lo más neutral posible y salí de la estación.
Estaba enojado, perdido, hambriento y abandonado a un destino que si no
fuese peor que el infierno, era dos veces más estúpido y con tres veces
menos sentido. No estaba en mi mejor estado mental. Normalmente
trataba de dar vueltas amplias en las esquinas para evitar chocar con
alguien o algo. Continúe en la obscuridad por un buen rato hasta llegar a
una pequeña abertura en la pared. Hambriento y desesperado, me senté
en la pared, con mis piernas totalmente recogidas, imaginándome a mi
golpeado al maldito extraño con un martillo hasta la muerte. Era una
imagen aliviadora.
Una rata estaba merodeando cerca en la obscuridad. Normalmente, la
hubiera pateado para espantarla, pero ahora no me moleste ni por eso.
Rabia o lo que sea sería una bendición comparado a viajar por
subterráneos de mundos desconocidos, solo y perdido. Cuando se me
acerco, no la espante, aun cuando se pegó a mi pierna, no me importo. No
hasta que un tren paso, y la luz de los vagones iluminaron el lugar en el
que yo estaba, y la cosa que yo creí, era una rata.
Parecía una rata, sí, pero con facciones arácnidas. Como si alguien las
hubiera cruzado, resultando en la horrible abominación que husmeaba por
mi pierna. Me pare rápidamente, y la patee como un balón de soccer, al
lado opuesto de la pared, y la mire retorcerse hasta que el tren paso
regresando la obscuridad.
Y en la obscuridad, me llegó un horrible pensamiento; Me pregunto si se
podrá comer esa cosa. Me asqueaba el imaginármelo, pero estaba
hambriento. Y no había garantía de que encontraría comida en este lugar,
o en algún otro momento. La cosa esa era mi única opción. Me mantuve
tanto como pude, pero creo que mis instintos de supervivencia triunfaron
sobre mi asco. Tenía mi encendedor, pero nada conque encender un
fuego. Tome un poco de carne de su cascaron, y la cocine un poco con el
encendedor, pero no ayudo mucho. Nada hubiera podido. La carne era
fétida, más fétida de lo que puedes imaginarte. He comido muchas cosas
cuestionables en mi vida, pero nada tan asqueroso, como la carne de esa
cosa.
En retrospectiva, Fue ese momento en el que me convertí en un extraño.
Antes, me costaba mantenerme sin expresiones como los otros. Destazar
y comer una creatura casi alíen en la obscuridad, bajo un mundo extraño,
alienígeno, fue cuando perdí toda la cordura. Para cuando deje la
obscuridad, y regrese al túnel, estaba tan falto de expresiones y vacío por
dentro como el primer extraño que había visto.
Eso no fue lo peor sin embargo. Lo peor vino después, la primera vez que
me atasque. El extraño la había mencionado, pero en el estado que
estaba, casi no lo note, Una noche, al final de la línea, se me pidió
abandonar el tren en un mundo casi parecido al mundo normal. Le gente
allí era casi humana, por lo que podía reconocer. Eran anaranjados y
jorobados, seguro, pero fuera de eso, eran prácticamente “normales” –En
el “mundo” que había visitado anteriormente, habitaban criaturas gordas
con seis pechos sin nariz, así que los tipos anaranjados lucían bastante
hermosos para mí-.
Al principio pensé que el conductor le hablaba a alguien más , pero yo era
el único en el vagón. Y además, le entendí. Cuando me pare, me di cuenta
de porque no me podía parar derecho: Tenia una joroba, y vi mi reflejo
que tenía la piel naranja. Entonces me di cuenta de todo. Atorado
significaba, estar atrapado en este mundo. Sería útil de no ser porque es
posible dejar la “estación”, pero al momento de poner un pie fuera de ella,
te das cuenta de los nauseabundo que es para ti un mundo alienígena. Tu
cerebro hace comparaciones y trata de establecer normalidad, lo que te
pone demasiado nauseabundo.
No podía ni quería quedarme en ese lugar. Solo quería una de dos cosas:
Encontrar mi hogar, o encontrar al extraño que me puso en este camino, y
patearle el trasero. Nada más me daría alivio.
Algunas veces me pregunte si podía hacer yo que algún pobre bastardo
me siguiera en este inframundo por la eternidad… Si podría atraerlo de
alguna manera… Resulta que no tenía que hacerlo. Después de unos
meses, uno de ellos, me noto, y si, comenzó a seguirme por semanas. De
manera cuidadosa, hice los posible por parecer que no lo había visto, justo
como el extraño había hecho conmigo. Pero estaba indeciso entre el
deseo de advertirle o de traerlo al final de la línea para dejar este
inframundo de una vez por todas.
La última noche, el me siguió al final de la línea, justo como yo lo había
hecho alguna vez. No tuvo el valor de sentarse frente a mí, sin embargo.
Cuando el tren se detuvo, el huyo rápidamente. Deje el vagón, y el tren se
fue sin mí, mientras yo maldecía en mi interior. Mientras caminaba hacia
los túneles, el joven que me había estado siguiendo, me ataco. Tenía un
cuchillo curvado y me tomó absolutamente de sorpresa. Pero ya he
viajado por mundos hostiles por años, así que mis reflejos fueron muy
agudos.
Peleamos viciosamente, hasta que pude hacer que soltara el cuchillo, el
cual tome, y accidentalmente hundí en su cuello. No quería matarlo, ni
siquiera estaba enojado. Mientras el yacía en el suelo, desangrándose,
me enoje mucho. Lo patee repetidas veces mientras le gritaba, “Idiota, se
supone que debías seguirme!”. Hui de la escena del crimen, pero no por
mucho; era temprano, y podía tomar el primer tren. Así que tome el primer
tren, una vez más al final de la línea, a la “central”. Era invisible para el
conductor una vez más . Supuse entonces que, para llegar a la “central”,
debes de llevar a uno, o matarlo.
Era invisible otra vez, pero también era naranja y jorobado, hasta la
siguiente vez que me quede atorado. Esta siguiente vez, mate
nuevamente. Ese otro cayo mucho más rápido. No quería que ella me
siguiera. Una vez que me reconoció ella como un extraño, yo la reconocí
como la “próxima” y tome mi decisión. No voy a atraer a nadie a esto.
Me Pregunto ahora del extraño que me introdujo a esto. Como lucia
originalmente, y si sabía que podía matarme. Me pregunto también de los
otros que vi antes, y de las raras ocasiones que me topé con otros
extraños en mis viajes en el inframundo. Matan o los atraen? E
independientemente de lo que eligen, lo consideran piedad? No me atrevo
a hablar con ellos. Estamos condenados de todas maneras, y los
condenados debemos sufrir en soledad.
He matado ya a 15, y me he hecho muy bueno en ello. Pero he tomado
una decisión. No matare más – inocentes, al menos -. Antes de llegar a la
“central” por primera vez, llene mi mochila con tanto papel como pude, y
escribí esta historia, cientos de veces, dejándolos en botellas en las
estaciones. Esta es una advertencia y una petición.
Mi petición, como ya dije, es la de encontrar a mi madre. Una mentira
blanca. Dile a mi mama que la amo, y que intento regresar a casa. Quizá
le dé un poco de esperanza, o un poco de paz. Ojala fuera verdad. Pero
esta es la cosa: Me he visto a mí mismo como Odiseo, tratando de
regresar a casa, aunque perdido y sin rumbo. Perdido en túneles
interminables, como un laberinto. Pero con una diferencia: Un laberinto es
diseñado, construido. Alguien o algo creo este lugar imposible. Me
reclutaron como a Teseo, pero no voy a jugar ese papel. Sus extrañas
reglas me convirtieron en un monstruo, así que seré el minotauro de este
laberinto. Y si puedo, destruiré todo lo que está a mi alrededor, y destruiré
a los que hicieron este lugar. Los haré responsables de esto.
Mi advertencia es que debes tener mucho cuidado en lugares públicos, de
las personas silenciosas e inexpresivas. Hombres o mujeres. Pueden
matarte. O pueden hacerte algo peor. Si los ves, aléjate, huye
rápidamente. Pero más importante: No tomes el metro al final de las
líneas.

El juego de la pelota
El típico caso del soldado que le nace un hijo estando en servicio, en la
guerra, y este hombre recibe fotos de su hijo, se los manda su querida
esposa; lo ve y no hace si no añorar estar con el, jugar con el.
Asi que finalmente llega ese preciado día en que le dan la baja y el papa
viaja en avión, pensando en su hijo, y camino a casa el le compra una
pelota, el primer regalo del chico.
Finalmente llega a su casa, muy bonita casa con un bosque detrás, no hay
rejas, no hacen falta, al menos eso piensa.
El papa abraza a su hijo, mima a su hijo, el matrimonio esta mejor que
nunca, y afortunadamente este es uno de esos matrimonios que el por ser
soldado no tiene problemas con su esposa.
Él juega con su hijo todo los días y su juego favorito es pasarse la pelota.
El niño llega se la tira y el papa la patea pero despacito con el zapato, el
niño aprende la conducta y chuta despacito la pelota hacia el y el papa lo
hace otra ves. Y ahí están en ese juego tonto pero amoroso, incluso a
veces horas y horas, todos los días,; padre he hijo el juego favorito de
ambos.
Pero sucede que en un dia muy caluroso, era pleno verano, el papa deja
al hijo con la pelota y se va trotando hacia la casa para beber un jugo que
su mujer trae en una bandeja y se quedan conversando.
Sopla la brisa, los arboles se mueven y se sacuden, y la pelota se va por
el camino y se pierde entre los arboles.
Cuando el papa se viene a dar cuenta no ve ni la pelota y lo mas
importante tampoco a su hijo.
Corre a buscarlo y estalla el terror porque no lo encuentra, y sigue
buscando, y sigue buscando, la mujer se pone a llorar, llaman a la policía,
llaman a los amigos, pero lo único que logran recuperar es la pelota.
El niño desaparece y como es común cuando pasa un tiempo se le da por
muerto.
Pasa el tiempo, el matrimonio sigue junto pero ya se han mudado de esa
casa, él no tiene trabajo, su mujer tiene 2 empleos, tienen problemas;
pero el ya no es el mismo de antes porque el, menos que ella, supero la
muerte de su hijo, y no podía lidiar con el hecho que tuvieran que enterrar
un pequeño ataúd con piedras adentro.
Llora a solas no quiere que la mujer lo vea, y de todas maneras casi no lo
ve ella esta siempre afuera, mientras el colecciona cartas de rechazo de
cada empleo por el que intenta aplicar.
Era una tarde de verano, el estaba en el escritorio viendo las cartas de
rechazo cuando de pronto siente un golpecito sobre la alfombra, se gira en
la silla y ve la pelota, la pelota de su hijo, el recuerdo mas preciado del
padre; esa pelota que el tenia en uno de los estantes a lado de los libros y
otras cosas.
El padre se queda estupefacto, tal ves el viento tiro la pelota, era una
estupidez que no tenia razón de ser ni debió haber pasado porque
alimentaba recuerdos.
Pero cuando él la va a agarrar y la deja en el mismo estante y se sienta de
nuevo en su silla, vuelve a escuchar el mismo golpecito en la alfombra y la
pelota esta vez toca la horma de su zapato.
El ex soldado se levanta y se le queda viendo a la pelota frio, y el recuerdo
mas paternal le llega por que el chuta la pelota despacito la pelota llega
hasta la puerta y se regresa a su zapato, y lo vuelve a hacer y la pelota
siempre regresa como cuando su hijo estaba vivo.
Ya lejos de estar asustados, el disfrutaba entre lagrimas ese intimo juego
paranormal; cuando siente que ya ha tenido suficiente levanta la pelota se
la lleva al pecho, la deja en su lugar y se va a acostar ,con mucho que
pensar y a la vez nada que pensar, salvo que mañana será un día mejor.
Al otro dia va al buzon con mucho miedo, porque sabe que ahí están las
cartas de rechazo, las recoje una por una y ve un sobre muy extraño,
escrito a mano que dice léeme.
El abre el sobre separa el papel y lo que hay adentro es un trozo de tela
arrancada de la ropa de un niño, y escrito en sangre decía lo siguiente:
-Gracias por enseñarme a jugar el juego favorito de tu hijo, quizás haga
que todo lo que esta pasando aquí sea un poco mas agradable para el.
Ella
Mira hacia la derecha, no hay nada ahí; mira hacia la izquierda, tampoco
hay nada ahí; mira hacia abajo, no hay nada ahí; repite esto ultimo hasta
que lo creas, pero por nada del mundo mires hacia arriba porque a ella no
le gusta que la vean. ¿Volteaste y no
viste nada?, tal ves ella no te quiere en este momento pero ya estas
advertido deberías revisar siempre detrás tuyo, no querrás que un dia de
la nada, voltees y lo ultimo que veas en tu vida, sea su desfigurada
sonrisa, antes que acabe con ella. Buenas noches y
dulces pesadillas.

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