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Chilango es el término utilizado referenciado a una persona nacida en la Ciudad de México.

El concepto es controvertido, debido principalmente a su marcado origen de connotación


negativa,1 pero su uso se ha difundido tanto en las últimas décadas que la mayoría usa el
apodo con humor o naturalidad y en algunos casos de manera despectiva o de rechazo hacia
los mexicanos del centro del país.
En diversos diccionarios se lee que el origen del término es profundamente despectivo,
teniendo su origen en dos palabras, del náhuatl chile (fruto, pimiento picante usado
ampliamente en las culturas de Mesoamérica) y chango (vocablo coloquial para referirse a los
primates arborícolas de África) siendo chilango una mezcla despectiva entre ambos vocablos.
Este gentilicio, según algunos autores que pudieran estar influidos, supuestamente era usado
exclusivamente para referirse a las personas de las castas inferiores de la ciudad. Esto es
posible entenderlo proveniente de las castas altas mexicas que acostumbraban gentilicios
denigrantes para referirse a sus vasallos y a sus enemigos sometidos, como es el caso del
vocablo tarasco (cuñado) despectivo para referirse a un habitante oriundo del
pueblo purépecha.
Según esta hipótesis, el vocablo pudiera tener su origen desde tiempos en que la ciudad
(Tenochtitlan) era gobernada por los mexicas y muchos de sus habitantes eran vasallos que
sobrevivían en un sistema de castas, en el que los habitantes de más bajo rango y más
numerosos eran sistemáticamente controlados por acciones y tradiciones sociales de
subordinación y sometimiento. Algunos antropólogos concluyen que el pueblo aceptaba ese
sistema por no tener un contraste social con el cual comparar la vida en el señorío mexica con
otras formas sociales de vida en Mesoamérica. Sin embargo, estudios más profundos sobre la
vida en otros señoríos preeuropeos cercanos al imperio Mexica, muestran que esos pueblos
no vivían bajo regímenes socialmente tan violentos como el que se ha descubierto practicaban
los aztecas. Los casos de los señoríos de Zempoala, los asentamientos otomíes, la civilización
de los zapotecas en Oaxaca y el caso del llamado imperio Purépecha, demuestran que esa
afirmación de "normalidad social" de Tenochtitlan y de los dominios mexicas no era aceptada
tan voluntariamente por los habitantes de las castas inferiores avasalladas. La rápida
destrucción de todos los símbolos arquitectónicos mexicas por parte del pueblo, aunque
obedeciendo al liderazgo de los europeos conquistadores, es otro hecho histórico que hace
suponer que fue una reacción popular masiva emprendida con convicción por el otrora pueblo
sometido al terror azteca.
También existe una revista desde hace 14 años que pertenece a Capital Digital en la que se
abordan temas relacionados con la vida cotidiana, cultura, entretenimiento y gastronomía de la
Ciudad de México.

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