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INTEGRANTES:
Angie Espinoza Maximiliano
PROFESOR:
Rocío Espinchan
Lima, Perú
2018
RESUMEN
La adolescencia es una etapa de tránsito entre la niñez y la adultez, donde se generan cambios a
nivel psicológico, social y biológico, y dentro de ellos la adquisición de la capacidad reproductiva
(uno de los factores predisponentes al embarazo en adolescentes) (1). El embarazo adolescente es
el que se produce en mujeres en una edad comprendida entre los 10 a 19 años, cuando estas aún
no están preparadas para asumir la maternidad desde el punto de vista biológico, psicológico y
social; siendo actualmente considerada una prioridad para la salud pública debido a su índice de
frecuencia (Sema, 2015). A nivel mundial la tasa de embarazo adolescente ha registrado un
descenso irregular, pero aun así un 11% de los todos los embarazos en el mundo se producen en
adolescente de entre 15 y 19 años, y 1 millón de adolescentes menores de 15 años se convierten
en madres cada año. Dentro de ello, América Latina y El Caribe registran la mayor tasa de
embarazos adolescentes en el mundo después de África Subsahariana. Por lo cual, el embarazo
adolescente constituye una de las problemáticas y preocupaciones más importantes de salud
pública por las repercusiones que generan en la madre e hijo, y también en la economía y el
desarrollo social (1).
En el último informe publicado por INEI-ENDES 2017 (2), la tasa de embarazo adolescente en el
Perú registró un leve incremento en el año 2017 respecto del 2016, pasando de 12.7% a 13.4% en
mujeres de entre 15 y 19 años de edad. Este incremento se registró tanto en el área rural como
urbana. En el área rural 23 de cada 100 adolescentes, y en el área urbana 11 de cada 100
adolescentes de entre 15 y 19 años están gestando por primera vez o ya se convirtieron en
madres, lo cual significa que las adolescentes del área rural presentan más riesgos de quedar
embarazadas (3). Asimismo, en el informe se señala que la pobreza es un condicionante de
embarazo adolescente, debido a que el porcentaje de adolescentes en situación de pobreza que
han estado embarazadas es de 24.2%; mientras que en adolescentes no pobres, 3.9%. De la misma
manera, la educación es otro factor de incidencia, dado que el 31.8% de las adolescentes que no
cuentan con educación han estado embarazadas (4).
El embarazo adolescente afecta a ambos miembros de la pareja, siendo la mujer quien más sufre.
Entre las consecuencias que el embarazo adolescente genera, destacan la mayor incidencia de
muertes maternas y perinatales debido a complicaciones obstétricas vinculadas con la inmadurez
biológica de la adolescente, abortos realizados en condiciones inseguras, reducción de
oportunidades de desarrollo personal, abandono de la escuela, aumentó el número de mujeres
con bajos niveles educativos, reducción de oportunidades y mejores condiciones laborales
adecuadas, reproducción de la pobreza y exclusión de esta población. Como también, la fuerte
carga emocional como consecuencia del cambio físico que experimenta la adolescente y el
descuido físico y emocional producto de su nueva condición (6). Pero sin duda el factor que más
influye es el peso de las variables socioculturales del contexto en que ocurre el embarazo (7),
puesto que no es lo mismo un embarazo adolescente en un nivel socioeconómico alto que en uno
bajo. Generalmente el embarazo adolescente es asociado a temas como la pobreza, puesto que el
nivel de calidad de vida que estas madres pueden ofrecer a sus hijos es menor, lo cual tiene
relación con la realización de los proyectos de vida previos al embarazo.
El proceso de la maternidad puede ser perturbador para estas madres, puesto que no están
preparadas en ningún caso para ello. Lo esperable es que esto ocurra en una etapa adulta. Sin
embargo, las adolescentes pueden verse en una situación ambivalente en la que se comportarán
como hijas y madres a la vez. Este factor impactaría en la conformación de la identidad, lo que se
espera ocurra en esta etapa, vale decir, que deben asumir responsabilidades que no son propias
de su edad, teniendo que dejar de lado otras que sí lo son. Como por ejemplo las relaciones
sociales con mujeres de su misma edad ya que el embarazo las ubica en un lugar muy distinto a la
de sus pares (8). También las repercusiones que tiene en el ámbito laboral y escolar son severas
porque muchas de las adolescentes tienen problemas familiares que las obligan a salir de casa y a
probar suerte muchas veces en la ”calle”, valiéndose por sí mismas y con una responsabilidad más
que es un bebé. Estas adolescentes tienen que tomar decisiones adultas que no corresponden con
cambios los cambios emocionales o psicológicos que están atravesando.
El Ministerio de Educación del Perú señala como conclusiones para el año 2014 que se tiene que el
14.6% de las adolescentes entre 15 a 19 años de edad, y que se encuentran en edad escolar, ya
son madres o están embarazadas por primera vez. La tendencia de crecimiento es de 0.7 puntos
porcentuales por año. De este grupo, el 34.1% se encontraba cursando primaria, así también el
84.4% de estas adolescentes abandona la escuela o centro de estudios, y el 48.1% señala que la
principal razón de abandono del centro de estudios es debido a su embarazo. La deserción o
abandono escolar de las adolescentes embarazadas tiene tendencia a disminuir con los años ya
que pasó de 91.7% en el año 2011 a 84.4% en 2014, pero aun así la cifra de deserción es alta y es
preocupante por la influencia que tiene la educación en el desarrollo personal de las personas.
La problemática del embarazo adolescente se puede prevenir, en todos los niveles (antes, durante
y después). La prevención primaria tiene gran importancia y fundamentalmente está focalizada en
educación y el desarrollo de entornos saludables, pero qué se debe hacer cuando una adolescente
ya está embarazada, situación que claramente cambiará su vida y que en muchos casos las
expondrá a mayores riesgos debido a que el proyecto de vida que hayan planteado tendrá que
modificarse por la limitación sus capacidades o que simplemente no fue construido y bien
evaluado. Debido a las pocas oportunidades, las madres adolescentes son una población de riesgo
que necesitan ayuda para su reinserción social que las beneficiará directamente además que
contribuirá a la prevención de otros problemas sociales.
Para enfrontar la crisis del embarazo, la concepción de una joven madre sobre proyecto de vida
debe ser clara y objetiva para poder afrontar la situación que vive y desenvolverse de mejor
manera en su entorno, en especial debe ser consciente de sus acciones y sus consecuencias; algo
que es muy difícil porque las jóvenes aún tienen una mentalidad inmadura. Las expectativas que
tengan ellas con respecto a su futuro, influirán en su desarrollo social, por eso es importante que
sus proyecciones sean claras, y que no se limite a los objetivos, sino que también se consideren a
los pasos que se necesitan para poder cumplirlas. El proyecto de vida representa, entonces, en su
conjunto, "lo que el individuo quiere ser" y "lo que él va a hacer" en determinados momentos de
su vida, así como las posibilidades de lograrlo. El proyecto de vida no es sólo el modelo ideal de sus
actividades futuras, sino un modelo en vías de realización (9).
Los estudios que evalúan el efecto de la maternidad en la vida de una joven madre eligen a
participantes que lleven por lo menos un año ejerciendo la maternidad debido a que después de
ese tiempo ya ha tomado decisiones importantes respecto a su vida y organización (8). Pero
también es importante considerar el proyecto de vida que construyen las madres adolescentes
después de su embarazo para determinar si se comprende la responsabilidad que es un niño y las
proyecciones que la joven tendrá para sus futuras decisiones, viéndose como una madre de
familia. Las concepciones subjetivas que tenga la adolescente frente a su maternidad serán
determinantes para que pueda desarrollarse a pesar de las dificultades. Con objetivos y planes
trazados la crisis de la maternidad adolescente puede atenuarse siendo beneficioso tanto para la
joven madre, su hijo y su entorno familiar. Los resultados de estos estudios dependerán de la
situación socio-cultural y económica de cada adolescente, tal es que principalmente las situaciones
se pueden clasificar sobre todo de acuerdo a los recursos que posee y la ayuda que se les brinda.
Según los testimonios se puede concluir que la visión de la gran mayoría de adolescentes sobre su
futuro aun no es clara y es muy idealista, y que tiene mayor prevalencia en las jóvenes madres que
aún siguen gestando y se debe a que aún no percibe en su totalidad el peso de la maternidad.
Además, que muchas aún están esperanzadas en ayuda externa de familiares, pareja o conocidos,
situación que suele causar decepción.
Mientras que las que ya llevan un tiempo de madres son relativamente conscientes de lo que
implica un hijo. Por otro lado, el factor económico-social- cultura tiene un rol clave para el futuro
de la madre y su hijo, ya que el entorno en la que la adolescente se haya desarrollado determinará
la construcción de aspiraciones y será así que de acuerdo a estos factores pueden haber sido
expectativas altas o simplemente no haberlas tenido. Aspiraciones que pueden cambiar o no
dependiendo de la reacción del entorno social después del embarazo. Es así que las que reciben
apoyo de alguna forma tendrán mayores opciones de ejecutar el proyecto de vida que tenían
construido u adecuar uno a su realidad sin las complicaciones que podrá tener una madre que no
tenga apoyo. Además, mientras las que no reciben ayuda se exponen a un futuro incierto.
Tratar de generalizar este caso tan delicado sería un error debido a la diversidad de perspectivas
que surgen sobre ella. Hay adolescentes que el embarazo las limitara mientras que otras lo
tomaran como una motivación para seguir. Es por eso que cada caso debe ser correctamente
evaluado por el bienestar de la madre que por ende generara un bienestar en el niño. Para ello se
necesitarán acciones intersectoriales que busquen reinsertarlas a la sociedad y que ellas puedan
tener su propia independencia para que su producto tenga las condiciones de vida adecuadas.
Este tipo de acciones serán también relevantes para la prevención de otros problemas sociales que
se derivan de la precariedad a las que muchas personas en nuestro país están sometidas por falta
de educación y oportunidades.
Las acciones que va tomando el Estado peruano siguen teniendo deficiencias que se refleja en el
hecho que la situación no está cambiando. Una acción muy buena son las casas hogar que
pertenecen al INABIF, asociadas algunas veces con centros religiosos, proveen de ayuda integral a
las madres adolescentes, claramente con ciertas deficiencias. A las madres adolescentes que se
encuentren en situación de alto riesgo y que son remitidas a estos centros, se les brinda comida,
guardería, salud y educación básica regular o profesional. Una estrategia que abarca los ámbitos
fundamentales para su desarrollo personal. Lamentablemente es una estrategia que es limitada
tanto en recursos como en la capacidad de extensión sobre mayor población.
La maternidad adolescente es asumida, desde hace poco más de tres décadas, como un problema
público pues se le considera un mecanismo de reproducción de la pobreza, un fenómeno de alto
riesgo para la salud pública y un detonante de exclusión social y violencia de género hacia la
mujer. Por esta razón, el Estado peruano, como tantos otros en el mundo, y decenas de
organismos no gubernamentales destinan una gran cantidad de capital humano y económico en el
diseño de proyectos y la realización de campañas con el fin de prevenir la maternidad adolescente,
que en muchas ocasiones aún es insuficiente, por lo que aun así estas situaciones se producirán,
hoy en día con mayor frecuencia que la esperada. En estos casos muchas madres tendrán que
cambiar su estilo que vida, así como sus aspiraciones, por lo que puede exponerse a situaciones
precarias que, así como las afectarían, también afectarían a sus hijos. Por ende, cuando ya no se
puede prevenir la situación se tiene que buscar formas para que la situación sea lo menos nociva
posible tanto a corto como a largo plazo para lo cual se necesitara intervenciones con enfoques
distintos a los que se ven hoy en día o potenciar los existentes. El embarazo tendrá un gran
impacto en el proyecto de vida sea cual sea la situación, pero no por eso se puede decir que este
necesariamente deba ser perjudicial y para lograr esto se necesitan de mayores acciones que
puedan llegar a la población que este en esta situación.