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En el presente trabajo se abarcará uno de los temas más relevantes y con mayor
discrepancia entre la sociedad no solo por la degeneración física son por omitir el
derecho inviolable que es la vida humana defendida por la iglesia de cristo, estamos
hablando sobre el “Feminicidio”, a lo largo de los años la población ha
experimentado un aumento significativo en la afectación de la salud mental,
ocasionado por los diversos sucesos vitales negativos como el estrés familiar o
interpersonal, la insuficiencia en el apoyo social o en los recursos personales entre
otros, convirtiéndose gravemente en un problema de salud pública, y además
atentando con la vida proporcionada por cristo.
Este hecho consiste en un crimen de odio, entendido como el asesinato de
una mujer por el hecho de ser mujer. El concepto define un acto de máxima
gravedad, en un contexto cultural e institucional de discriminación y violencia de
género, que suele ser acompañado por un conjunto de acciones de extrema
violencia, torturas, mutilaciones, quemaduras, ensañamiento y violencia sexual,
contra las mujeres y niñas víctimas de este. El derecho a la vida es un derecho
fundamental, siendo su protección uno de los principales objetivos de cualquier
estado. La iglesia está en contra de cualquier atentado de vida, es otorgada para
ser respetada debido a que es sagrada, y brindada como regalo gratuito y
maravilloso de Dios. Menciona un editorial publicado hoy en su semanario Desde la
Fe: "Los crímenes contra mujeres son el diagnóstico del lamentable estado de la
procuración de justicia y del respeto a los derechos humanos, son nuestro fracaso
como sociedad", dijo el editorial titulado "feminicidios, crimen impune".
Los recientes feminicidios de dos jóvenes mendocinas han vuelto a traer al debate
público un flagelo social que parece no tener fin. Un sinnúmero de análisis,
opiniones y declaraciones en diversos escenarios y foros claman por ponerle un
punto final. Sobre todo, se enfatiza en el necesario cambio cultural que la sociedad
en general, y los varones en particular, debemos llevar a cabo.
Ahora bien, el cambio cultural implica analizar los distintos componentes que
alimentan el flagelo y entre ellos nos encontramos con el religioso.
Sostener que las religiones son la causa de los feminicidios sería injusto y
convertiría el análisis en mero reduccionismo. Por el contrario, ante la muerte,
muchas veces la religión es un bálsamo no sólo espiritual sino psicológico que
permite a los deudos encontrar un legítimo consuelo.
Sin embargo, la religión como hecho cultural no debería pasar desapercibida como
usina generadora del sistema patriarcal y su hijo dilecto, el machismo, con una
cuota no menor de responsabilidad en la violencia que las mujeres padecen
diariamente en cualquier parte del planeta. Alcanza con acercarse a los sistemas
doctrinarios y jurídicos de los tres monoteísmos históricos – cristianismo, judaísmo e
islam – para comprobarlo.
En palabras del teólogo José María Castillo, la religión como hecho cultural
comprende ritos, liturgias, templos, música, atuendos, símbolos, procesiones, pero
también un componente doctrinario e ideológico que, en el caso del catolicismo
romano, religión totalitaria e impuesta en nuestro continente, es también dogmático
y clericalizado.
Dice el Catecismo católico (N° 95): «La santa Tradición, la sagrada Escritura y el
Magisterio de la Iglesia, según el plan prudente de Dios, están unidos y ligados, de
modo que ninguno puede subsistir sin los otros; los tres, cada uno según su
carácter, y bajo la acción del único Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la
salvación de las almas»(1).
Texto actual se haga una lectura literal o por géneros literarios. Da igual. La
violencia contra las mujeres, que el cristianismo versión católico-romana consagra
en la primera parte de la biblia, es sagrada.
Si la biblia católica – manipulada a más no poder por el alto clero - les impuso a las
mujeres el estereotipo de virgen (también madre), sus teólogos le sumaron el de la
puta, la bruja, la santa y la tonta, según sostiene Guy Bechtel. Y siempre como
consecuencia de su debilidad e inferioridad original.
Resulta una obviedad decir que en la teología oficial, elaborada por el clero
machista y patriarcal, el conjunto de mujeres cristianas con autonomía intelectual y
moral, o admitidas con trato igualitario por el Galileo, están bien olvidadas en sus
archivos.
Pero el catolicismo romano no la va en zaga. Hay que tomar aliento para leer el
esperpento normativo llamado Código de Derecho Canónico, usina jurídica que
convalida el trato discriminatorio de las mujeres por el hecho de serlo, en especial,
en materia de acceso a puestos de dirección y sacerdocio.
Fue el teólogo Juan José Tamayo quien sintetizó el papel de las mujeres en la
religión católica: “No son consideradas sujetos morales, porque la doctrina moral la
elaboran varones conforme a unos principios patriarcales. No son sujetos teológicos
porque la doctrina teológica también la elaboran varones, a partir de una
Congregación para la Doctrina de la Fe que impone una autoridad que no
necesariamente es la que mejor responde al espíritu originario del cristianismo. No
son sujetos religiosos ya que no pueden acceder a la esfera de lo sagrado si no es
través de la mediación de los varones (sacerdotes, obispos, papa…). No son sujetos
eclesiales ya que no pueden ejercer funciones directivas, ni asumir puestos de
responsabilidad en la comunidad cristiana” (4).
Cambiar la cultura que sirve de caldo de cultivo a los femicidios también exige un
cambio en las religiones, en su organización, funcionamiento, pero sobre todo, en
su componente doctrinario. Máxime cuando utilizan al estado y a la educación para
bombardear a la sociedad con tradiciones y costumbres de ese cuño y con
pretensiones de naturalizarlas.De ahí la responsabilidad que tienen los credos en
eliminar de raíz todos aquellos aspectos de sus propios idearios que impliquen
violencia contra las mujeres.
¿Se animarán a hacer sus cambios internos para no seguir insuflando la cultura
patriarcal y machista, causa primera de los femicidios?
Papa Francisco denuncia el feminicidio y la violencia contra la mujer
El papa Francisco hizo una defensa de las mujeres y detener la lacra de los
homicidios contra ellas. Lo hizo durante la celebración mariana en honor de la
Virgen de la Puerta en la Plaza de Armas en su último acto en Trujillo este viernes
20 de enero de 2018.
“¡Qué sería Perú sin las madres y las abuelas, qué sería nuestra vida sin ellas! El
amor a María nos tiene que ayudar a generar actitudes de reconocimiento y gratitud
frente a la mujer, frente a nuestras madres y abuelas que son un bastión en las
vidas de nuestras ciudades”, sostuvo.
El Pontífice sostuvo que casi siempre las mujeres como la madre de Dios silenciosas
llevan la vida adelante. “Es el silencio y la fuerza de la esperanza. Gracias por su
testimonio”. Así, reconoció y agradeció a las madres y a las abuelas de Perú,
En este contexto, invitó a luchar “contra una plaga que afecta a nuestro continente
americano: los numerosos casos de feminicidio”.
“Y son muchas las situaciones de violencia que quedan silenciadas detrás de tantas
paredes. Los invito a luchar contra esta fuente de sufrimiento pidiendo que se
promueva una legislación y una cultura de repudio a toda forma de violencia”.
Según la CEPAL, Perú ocupa el 8 puesto en las naciones con mayor número de
feminicidios en América Latina en 2016 con un total de 100 casos.
“Hermanos, la Virgen de la Puerta, Madre de la Misericordia y de la Esperanza, nos
muestra el camino y nos señala la mejor defensa contra el mal de la indiferencia y
la insensibilidad”, expresó.
En promedio, al menos 12 mujeres son asesinadas diariamente en la región por el
hecho de ser mujeres. Los feminicidios ocasionados en el ámbito de las relaciones
de pareja constituyen la forma más dramática de violencia contra la mujer, informa
la Comisión Económica para América Latina.
“Ella nos lleva a su Hijo y así nos invita a promover e irradiar una « cultura de la
misericordia, basada en el redescubrimiento del encuentro con los demás: una
cultura en la que ninguno mire al otro con indiferencia ni aparte la mirada cuando
vea el sufrimiento de los hermanos”.
Por otro lado, el Papa señaló que los santos nos ayudan a permanecer alegres en la
esperanza. Además en sintonía con la devoción popular, señaló que “María será
siempre una madre mestiza”.
“Junto a la querida Inmaculada Virgen de la Puerta de Otuzco”, el Papa nombró las
imágenes venidas desde distintos rincones de la región: la Santísima Cruz de
Chalpón de Chiclayo, al Señor Cautivo de Ayabaca, la Virgen de las Mercedes de
Paita, el Divino Niño del Milagro de Eten, la Virgen Dolorosa de Cajamarca, Santo
Toribio de Mogrovejo de Tayabamba, entre otras.
Después de la ceremonia mariana, el Obispo de Roma se trasladó en el Papamóvil
desde la Plaza de Armas al aeropuerto de Trujillo para retornar a Lima
Iglesia: "Los feminicidios son un gran flagelo".
El cardenal Daniel Sturla reconoció que existe inequidad de género y que el
feminicidio es una "plaga" y "un gran flagelo". El líder de la Iglesia Católica
uruguaya mantuvo ayer una reunión, "en buenos términos", con la Red Uruguaya
contra la Violencia Doméstica y Sexual.
Una judía, una agnóstica, una valdense que fue pastora y una católica, todas
integrantes de la Red, conversaron con Sturla por casi dos horas. El encuentro, a
pedido del cardenal, surgió luego de que el colectivo feminista se sintiera agraviado
por los dichos del religioso en el Rosario de Bendiciones para la Familia, llevado a
cabo en la rambla del Buceo.
En su alocución de aquel sábado 27 de enero, Sturla había dicho que la "ideología
de género" así como el aborto son "atentados contra la familia". El colectivo
feminista, además de discrepar con el concepto de "ideología", sintió que al
cardenal lo que le molestaba era el poder y los derechos que estaban conquistando
las mujeres.
El cardenal destacó la reunión de ayer con la Red: "Eso habla de una característica
uruguaya: poder dialogar. Esto implica discrepar pero al mismo tiempo tratar de
comprender lo que el otro dice", consideró.
Para Teresa Herrera, vocera de la Red y la única agnóstica que participó del
encuentro, la reunión "estuvo interesante, amena y sin rispidez". Sí aclaró que el
colectivo "tiene posiciones distintas en muchas cosas y por eso organizaremos una
especie de seminario con la Iglesia luego de la semana de Turismo".
Herrera y sus colegas le explicaron a Sturla que hubieran deseado que la Iglesia sea
más enfática en su lucha contra los asesinatos de mujeres y niños. "Nos matan
como moscas y no han dicho nada", explicó la vocera.
Al respecto, el cardenal reconoció que la Iglesia, como institución, tiene que hablar
más en público sobre el tema. Y se comprometió a elaborar un comunicado de cara
al 8 de marzo, que es el Día Internacional de la Mujer. En esa fecha, habrá un "paro
de mujeres".
Retórica de la Encíclica “Laudato si” (Sobre el cuidado de la casa común, escrita por
el Papa Francisco en mayo de 2015) frente a quienes no mitigan los daños
ambientales, sociales, culturales y de género; consecuencia de la minería informal y
delictiva.
Acompañaron al Papa en la gira miembros del Opus Dei con un arzobispo que
considera los derechos humanos como “una cojudez” (Juan Luis Cipriani
14/04/1994) colgado de la sotana papal e inamovible del papamóvil. A ello se suma
la compañía de lobbistas en Palacio y el maltrato a monjas al llamarlas “chismosas /
terroristas”, al mejor estilo del patriarcado.
Estos dos casos, solo una muestra de muchos más, nos siguen recordando que
tenemos un tema pendiente, que nuestras cifras de feminicidio nos colocan en
tercer lugar de un triste ránking, por debajo de Bangladesh y Etiopía (Ver más
aquí), con 1030 feminicidios entre los años 2009 y 2017.
Las cifras y el ranking que nos duele
Feminicidios: Perú 3°, tercer lugar Bangladesh ocupa el 1er lugar y Etiopía, el 2°
lugar en este horrible ranking.
96,000 fue el número de denuncias atendidas en el 2017 en los 300 Centros de
Emergencia Mujer CEM del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP)
en todo el país. El 58.8% de los casos fue por violencia física y 39.3% por violencia
psicológica, según las propias fuentes del MIMP.
Institución Educativa:
Integrante:
Julio Gutiérrez Solari
-Rubén Narváez Bardales
5° “B”