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INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo se abarcará uno de los temas más relevantes y con mayor
discrepancia entre la sociedad no solo por la degeneración física son por omitir el
derecho inviolable que es la vida humana defendida por la iglesia de cristo, estamos
hablando sobre el “Feminicidio”, a lo largo de los años la población ha
experimentado un aumento significativo en la afectación de la salud mental,
ocasionado por los diversos sucesos vitales negativos como el estrés familiar o
interpersonal, la insuficiencia en el apoyo social o en los recursos personales entre
otros, convirtiéndose gravemente en un problema de salud pública, y además
atentando con la vida proporcionada por cristo.
Este hecho consiste en un crimen de odio, entendido como el asesinato de
una mujer por el hecho de ser mujer. El concepto define un acto de máxima
gravedad, en un contexto cultural e institucional de discriminación y violencia de
género, que suele ser acompañado por un conjunto de acciones de extrema
violencia, torturas, mutilaciones, quemaduras, ensañamiento y violencia sexual,
contra las mujeres y niñas víctimas de este. El derecho a la vida es un derecho
fundamental, siendo su protección uno de los principales objetivos de cualquier
estado. La iglesia está en contra de cualquier atentado de vida, es otorgada para
ser respetada debido a que es sagrada, y brindada como regalo gratuito y
maravilloso de Dios. Menciona un editorial publicado hoy en su semanario Desde la
Fe: "Los crímenes contra mujeres son el diagnóstico del lamentable estado de la
procuración de justicia y del respeto a los derechos humanos, son nuestro fracaso
como sociedad", dijo el editorial titulado "feminicidios, crimen impune".

Además, es producto de la prevalencia de la violencia contra las mujeres; y éste es


un problema complejo, pues se vincula directamente con las relaciones de
dominación que han existido y existen en nuestra sociedad; por lo que no podremos
enfrentar la violencia, sino se empieza por cambiar los imaginarios y roles de género
que aún existen y orientan las acciones y reacciones de la población. Con frecuencia
un nuevo caso de feminicidio indigna y estremece a los peruanos, dejando en
evidencia el estado de abandono de las mujeres frente a la violencia machista. Y sin
embargo, nada parece cambiar. Frente a esta realidad, el Estado ha adoptado una
serie de medidas para fortalecer la respuesta del sistema de administración de
justicia y la política pública relacionada con la violencia contra las mujeres. 

Como parte de la sustentación del trabajo presentado, se va a considerar la postura


de la Iglesia para resguardar la vida, además de diversas ideologías que ponen en
distinción su veracidad.
FEMINICIDIO Y LA RELIGIÓN

Los recientes feminicidios de dos jóvenes mendocinas han vuelto a traer al debate
público un flagelo social que parece no tener fin. Un sinnúmero de análisis,
opiniones y declaraciones en diversos escenarios y foros claman por ponerle un
punto final. Sobre todo, se enfatiza en el necesario cambio cultural que la sociedad
en general, y los varones en particular, debemos llevar a cabo.

Ahora bien, el cambio cultural implica analizar los distintos componentes que
alimentan el flagelo y entre ellos nos encontramos con el religioso.

Sostener que las religiones son la causa de los feminicidios sería injusto y
convertiría el análisis en mero reduccionismo. Por el contrario, ante la muerte,
muchas veces la religión es un bálsamo no sólo espiritual sino psicológico que
permite a los deudos encontrar un legítimo consuelo.

Sin embargo, la religión como hecho cultural no debería pasar desapercibida como
usina generadora del sistema patriarcal y su hijo dilecto, el machismo, con una
cuota no menor de responsabilidad en la violencia que las mujeres padecen
diariamente en cualquier parte del planeta. Alcanza con acercarse a los sistemas
doctrinarios y jurídicos de los tres monoteísmos históricos – cristianismo, judaísmo e
islam – para comprobarlo.

Si enfocamos en el primero, siglos de existencia del sistema denominado civilización


occidental y cristiana han permitido la imposición de una cosmovisión donde la
imagen y el papel atribuido a las mujeres no ha sido el más favorecido, en especial,
por el fenomenal bagaje de violencia simbólica que contiene.

En palabras del teólogo José María Castillo, la religión como hecho cultural
comprende ritos, liturgias, templos, música, atuendos, símbolos, procesiones, pero
también un componente doctrinario e ideológico que, en el caso del catolicismo
romano, religión totalitaria e impuesta en nuestro continente, es también dogmático
y clericalizado.

Aquel componente doctrinario podría ser -como veremos a continuación- la


patareligiosa de la cultura que sirve de caldo de cultivo a los feminicidios.

1. Las escrituras “sagradas”: un compendio de violencia contra las mujeres

Dice el Catecismo católico (N° 95): «La santa Tradición, la sagrada Escritura y el
Magisterio de la Iglesia, según el plan prudente de Dios, están unidos y ligados, de
modo que ninguno puede subsistir sin los otros; los tres, cada uno según su
carácter, y bajo la acción del único Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la
salvación de las almas»(1).

En primer lugar, el prudente plan de Dios lo encontramos en la biblia, conjunto de


libros que no trata muy bien que digamos a las mujeres, sobre todo, en el Antiguo
Testamento. Fue Pepe Rodríguez quien sistematizó la cantidad de versículos donde
campea a sus anchas la violencia contra ellas. En total destacó 96 versículos entre
violaciones (11), tratar a las concubinas como objetos sexuales (39), las mujeres
como botín (19), prostituidas (9), como también asesinatos masivos de mujeres
(18)(2).

Antiguo Testamento que sigue vigente, conforme la Constitución dogmática


"Deiverbum", sobre la divina revelación, que dice en su N° 14: “La economía, pues,
de la salvación preanunciada, narrada y explicada por los autores sagrados, se
conserva como verdadera palabra de Dios en los libros del Antiguo Testamento; por
lo cual estos libros inspirados por Dios conservan un valor perenne: "Pues todo
cuanto está escrito, para nuestra enseñanza, fue escrito, a fin de que por la
paciencia y por la consolación de las Escrituras estemos firmes en la esperanza"
(Rom. 15,4)”(3).

Texto actual se haga una lectura literal o por géneros literarios. Da igual. La
violencia contra las mujeres, que el cristianismo versión católico-romana consagra
en la primera parte de la biblia, es sagrada.

Mientras que en el Nuevo Testamento aparece el estereotipo de la virgen, una


valquiria plagiada de otras religiones orientales, donde según el autor precedente,
nacer de una virgen fertilizada por Dios era un mito pagano muy corriente en el
mundo antiguo anterior a Jesús.

Si la biblia católica – manipulada a más no poder por el alto clero - les impuso a las
mujeres el estereotipo de virgen (también madre), sus teólogos le sumaron el de la
puta, la bruja, la santa y la tonta, según sostiene Guy Bechtel. Y siempre como
consecuencia de su debilidad e inferioridad original.

Resulta una obviedad decir que en la teología oficial, elaborada por el clero
machista y patriarcal, el conjunto de mujeres cristianas con autonomía intelectual y
moral, o admitidas con trato igualitario por el Galileo, están bien olvidadas en sus
archivos.

2. Religiones e igualdad de derechos de las mujeres: una quimera

Si es grave que en nuestra cultura se sigan admitiendo los patrones estereotipados


de las religiones que alimentan la violencia contra nuestras compañeras en la vida,
mucho peor aún es lo que sucede en materia de derechos, avalado por los sistemas
jurídicos religiosos. Con observar lo que sucede en el islam alcanza y sobra.

Pero el catolicismo romano no la va en zaga. Hay que tomar aliento para leer el
esperpento normativo llamado Código de Derecho Canónico, usina jurídica que
convalida el trato discriminatorio de las mujeres por el hecho de serlo, en especial,
en materia de acceso a puestos de dirección y sacerdocio.
Fue el teólogo Juan José Tamayo quien sintetizó el papel de las mujeres en la
religión católica: “No son consideradas sujetos morales, porque la doctrina moral la
elaboran varones conforme a unos principios patriarcales. No son sujetos teológicos
porque la doctrina teológica también la elaboran varones, a partir de una
Congregación para la Doctrina de la Fe que impone una autoridad que no
necesariamente es la que mejor responde al espíritu originario del cristianismo. No
son sujetos religiosos ya que no pueden acceder a la esfera de lo sagrado si no es
través de la mediación de los varones (sacerdotes, obispos, papa…). No son sujetos
eclesiales ya que no pueden ejercer funciones directivas, ni asumir puestos de
responsabilidad en la comunidad cristiana” (4).

Con aquella impronta, el catolicismo sale a la esfera pública a impregnar la cultura,


y como es obvio, utiliza su brazo secular - que actúa infiltrado o no en los órganos
de los estados - para negar derechos, juzgar conforme sus estereotipos, o gobernar
anteponiendo los intereses del clero al de la sociedad.

No es de extrañar que aquellos cuadros que gestionan la cosa pública fácilmente


violen la ley 26.485 - de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones
interpersonales-, ya sea fomentando la violencia psicológica o simbólica, o avalando
las modalidades de violencia institucional, laboral,contra la libertad reproductiva u
obstétrica.

3. ¿Podrá cambiar la religión?

Las religiones no son la causa de los femicidios, pero el componente cultural-


religioso que los fomenta es indudable. ¿Qué aportes podrían hacer? ¿Alcanza con
encender una vela, un responso, o hacer declaraciones dirigidas a los sentimientos?
Estos gestos sólo alcanzan para acompañar solidariamente y respetar el dolor de los
familiares, lo que no es poco, pero no suficiente.

Cambiar la cultura que sirve de caldo de cultivo a los femicidios también exige un
cambio en las religiones, en su organización, funcionamiento, pero sobre todo, en
su componente doctrinario. Máxime cuando utilizan al estado y a la educación para
bombardear a la sociedad con tradiciones y costumbres de ese cuño y con
pretensiones de naturalizarlas.De ahí la responsabilidad que tienen los credos en
eliminar de raíz todos aquellos aspectos de sus propios idearios que impliquen
violencia contra las mujeres.

¿Se animarán a hacer sus cambios internos para no seguir insuflando la cultura
patriarcal y machista, causa primera de los femicidios?
Papa Francisco denuncia el feminicidio y la violencia contra la mujer
El papa Francisco hizo una defensa de las mujeres y detener la lacra de los
homicidios contra ellas. Lo hizo durante la celebración mariana en honor de la
Virgen de la Puerta en la Plaza de Armas en su último acto en Trujillo este viernes
20 de enero de 2018.
“¡Qué sería Perú sin las madres y las abuelas, qué sería nuestra vida sin ellas! El
amor a María nos tiene que ayudar a generar actitudes de reconocimiento y gratitud
frente a la mujer, frente a nuestras madres y abuelas que son un bastión en las
vidas de nuestras ciudades”, sostuvo.
El Pontífice sostuvo que casi siempre las mujeres como la madre de Dios silenciosas
llevan la vida adelante. “Es el silencio y la fuerza de la esperanza. Gracias por su
testimonio”. Así, reconoció y agradeció a las madres y a las abuelas de Perú,
En este contexto, invitó a luchar “contra una plaga que afecta a nuestro continente
americano: los numerosos casos de feminicidio”.
“Y son muchas las situaciones de violencia que quedan silenciadas detrás de tantas
paredes. Los invito a luchar contra esta fuente de sufrimiento pidiendo que se
promueva una legislación y una cultura de repudio a toda forma de violencia”.
Según la CEPAL, Perú ocupa el 8 puesto en las naciones con mayor número de
feminicidios en América Latina en 2016 con un total de 100 casos.
“Hermanos, la Virgen de la Puerta, Madre de la Misericordia y de la Esperanza, nos
muestra el camino y nos señala la mejor defensa contra el mal de la indiferencia y
la insensibilidad”, expresó.
En promedio, al menos 12 mujeres son asesinadas diariamente en la región por el
hecho de ser mujeres. Los feminicidios ocasionados en el ámbito de las relaciones
de pareja constituyen la forma más dramática de violencia contra la mujer, informa
la Comisión Económica para América Latina.
“Ella nos lleva a su Hijo y así nos invita a promover e irradiar una « cultura de la
misericordia, basada en el redescubrimiento del encuentro con los demás: una
cultura en la que ninguno mire al otro con indiferencia ni aparte la mirada cuando
vea el sufrimiento de los hermanos”.
Por otro lado, el Papa señaló que los santos nos ayudan a permanecer alegres en la
esperanza. Además en sintonía con la devoción popular, señaló que “María será
siempre una madre mestiza”.
“Junto a la querida Inmaculada Virgen de la Puerta de Otuzco”, el Papa nombró las
imágenes venidas desde distintos rincones de la región: la Santísima Cruz de
Chalpón de Chiclayo, al Señor Cautivo de Ayabaca, la Virgen de las Mercedes de
Paita, el Divino Niño del Milagro de Eten, la Virgen Dolorosa de Cajamarca, Santo
Toribio de Mogrovejo de Tayabamba, entre otras.
Después de la ceremonia mariana, el Obispo de Roma se trasladó en el Papamóvil
desde la Plaza de Armas al aeropuerto de Trujillo para retornar a Lima
Iglesia: "Los feminicidios son un gran flagelo".
El cardenal Daniel Sturla reconoció que existe inequidad de género y que el
feminicidio es una "plaga" y "un gran flagelo". El líder de la Iglesia Católica
uruguaya mantuvo ayer una reunión, "en buenos términos", con la Red Uruguaya
contra la Violencia Doméstica y Sexual.
Una judía, una agnóstica, una valdense que fue pastora y una católica, todas
integrantes de la Red, conversaron con Sturla por casi dos horas. El encuentro, a
pedido del cardenal, surgió luego de que el colectivo feminista se sintiera agraviado
por los dichos del religioso en el Rosario de Bendiciones para la Familia, llevado a
cabo en la rambla del Buceo.
En su alocución de aquel sábado 27 de enero, Sturla había dicho que la "ideología
de género" así como el aborto son "atentados contra la familia". El colectivo
feminista, además de discrepar con el concepto de "ideología", sintió que al
cardenal lo que le molestaba era el poder y los derechos que estaban conquistando
las mujeres.

Ambas partes sí coincidieron en el derecho de la mujer y del hombre al cuidado de


su cuerpo. Y, sobre todo, en que existe una desigualdad en los derechos de las
mujeres. "En la Iglesia creemos que toda lucha por la igualdad —en el sentido de la
igual dignidad del varón y la mujer— es parte de lo que el cristianismo ha
proclamado y vemos en las sociedades cristianas una evolución positiva en este
sentido", dijo Sturla.

El cardenal destacó la reunión de ayer con la Red: "Eso habla de una característica
uruguaya: poder dialogar. Esto implica discrepar pero al mismo tiempo tratar de
comprender lo que el otro dice", consideró.

Para Teresa Herrera, vocera de la Red y la única agnóstica que participó del
encuentro, la reunión "estuvo interesante, amena y sin rispidez". Sí aclaró que el
colectivo "tiene posiciones distintas en muchas cosas y por eso organizaremos una
especie de seminario con la Iglesia luego de la semana de Turismo".

Herrera y sus colegas le explicaron a Sturla que hubieran deseado que la Iglesia sea
más enfática en su lucha contra los asesinatos de mujeres y niños. "Nos matan
como moscas y no han dicho nada", explicó la vocera.

Al respecto, el cardenal reconoció que la Iglesia, como institución, tiene que hablar
más en público sobre el tema. Y se comprometió a elaborar un comunicado de cara
al 8 de marzo, que es el Día Internacional de la Mujer. En esa fecha, habrá un "paro
de mujeres".

Iglesia Católica condena el feminicidio y abuso o violencia a mujeres


Destaca la Iglesia Católica de Montevideo  “la incalculable contribución de las
mujeres a la humanidad en todos los campos, a la par de los hombres, se ha dado
muchas veces en condiciones de mayor adversidad y desventajas. Lo que lo hace
aún más destacable”.
Explica que “la Iglesia, a través de sus múltiples obras de apoyo a las mujeres en
situación de mayor vulnerabilidad, renueva su compromiso con la liberación de la
mujer de todo lo que deshonre la dignidad que desde siempre han tenido en el
proyecto de Dios”.
Más adelante expresa su “reconocimiento hacia las mujeres comprometidas, que
con valentía defienden la dignidad de todos. Asimismo, queremos destacar a
aquellas mujeres que se han dedicado especialmente a los más débiles e indefensos
en la actividad educativa, en la salud, en la ciencia, en la política y en todos los
ámbitos de la vida social”.
Con mayor énfasis señala que se une “en la condena al femicidio y a todos los tipos
de abuso o violencia -sexual, psíquica o física- a los que se ven expuestas muchas
mujeres”.
Amplía conceptos al señalar que “urge que efectivamente se alcance la igualdad de
los derechos y deberes que son propios de una sociedad democrática.
Consideramos que queda aún mucho por hacer en el reconocimiento y la promoción
del don de la maternidad, para que la condición de mujer y madre no comporte una
doble discriminación”.
Finaliza señalando que “la Iglesia ve en María el máximo y más perfecto ejemplo de
vida para el cristiano. Una mujer es la mayor fuente de inspiración, de virtudes y de
amor para los seguidores de Jesús”.
Iglesia católica dice que feminicidios son diagnóstico de fracaso social
La Iglesia católica de México denunció hoy que los crímenes contra las mujeres son
el diagnóstico del fracaso de la sociedad mexicana, en un editorial publicado hoy en
su semanario Desde la Fe.
"Los crímenes contra mujeres son el diagnóstico del lamentable estado de la
procuración de justicia y del respeto a los derechos humanos, son nuestro fracaso
como sociedad", dijo el editorial titulado "feminicidios, crimen impune".
El semanario católico denunció que México sufre de un mal que crece que crece de
forma alarmante e invisible y que impacta la célula fundamental de la familia y que
es la violencia contra las mujeres.
Denunció que ser mujer en México "es sinónimo de desigualdad" y que no obstante
que se han fomentado políticas de defensa de sus derechos mediante legislaciones
modernas, "todavía encontramos situaciones que nos deberían avergonzar como
sociedad".
Cada día, seis mujeres mueren bajo circunstancias violentas en México y entre 2012
y 2013, fueron asesinadas 4.000, según datos del Observatorio Nacional de
Feminicidios citada por el semanario católico.
La Iglesia denunció el caso del Estado de México, que el próximo 4 de junio elegirá
un nuevo gobernador, que muestra las cifras "más escalofriantes" con cerca de
2.000 asesinadas y 1.500 desaparecidas entre 2013 y 2015.
"Estas son cifras de escándalo que por supuesto no importan a las autoridades,
pues las muertas y desaparecidas no votan", manifestó el editorial del semanario
Desde la fe.
Entre los siete estados con alerta por violencia de género y los 14 en proceso de
hacerlo, destaca Morelos, entidad en donde los poderes se han confabulado para
atacar al obispo por denunciar la violencia y la corrupción "que hoy por hoy son
insoportables", agregó.
La plaga del feminicidio y el país después del Papa
Tras su visita a Perú, el Papa Francisco dejó en agenda: la condena al feminicidio, la
violencia contra la mujer, la trata de personas (señalada por él como esclavitud), la
minería ilegal, la defensa de la Amazonía; solo por citar algunos temas. Diversos,
trascendentes y otros no tanto. Otros ignorados. Otros hirientes. Y ausencias
notables en el abordaje de una agenda que nos preocupa como país.

Multitudes populares expectantes en las calles y frente a televisores. La élite política


y religiosa (excepto las monjas) ocupando los lugares VIP y sectores frustrados con
la visita, sumidos en la miseria y abandono dada la ineficacia de la reconstrucción
tapada con triplay. Fuego cruzado de opiniones en redes sociales y también
impertinencia de frases, tanto de parte del invitado como de los anfitriones. Nuestro
mandatario llegó a señalar que “el principal problema del Perú son sus políticos” y
no tuvo el más mínimo atisbo de autocrítica, a pesar que él vive una grave crisis de
credibilidad.

Francisco no mencionó públicamente el caso Sodalicio. No se sabe -con certeza- si


la Iglesia Católica sancionará a los curas pederastas. Silencio frente al pacto de
impunidad, al indulto negociado e ilegal, a los canjes y enjuagues políticos y nada
sobre Lava Jato, cuyas acciones están sacudiendo todo el continente. No es ningún
consuelo para el Perú que el Papa diga que la corrupción y la impunidad la sufren
toda América Latina. Para nosotros ha significado una gravísima crisis política.

Retórica de la Encíclica “Laudato si” (Sobre el cuidado de la casa común, escrita por
el Papa Francisco en mayo de 2015) frente a quienes no mitigan los daños
ambientales, sociales, culturales y de género; consecuencia de la minería informal y
delictiva.

Acompañaron al Papa en la gira miembros del Opus Dei con un arzobispo que
considera los derechos humanos como “una cojudez” (Juan Luis Cipriani
14/04/1994) colgado de la sotana papal e inamovible del papamóvil. A ello se suma
la compañía de lobbistas en Palacio y el maltrato a monjas al llamarlas “chismosas /
terroristas”, al mejor estilo del patriarcado.

El catolicismo y el estado laico


La crisis del catolicismo no solo se vive en Perú, también en todo el continente. 
Este declive del catolicismo es también un fenómeno global y significativo en
América Latina (entre 1970 y el 2014 el porcentaje de fieles cayó del 92% al 69%).
Nuestro Perù contemporáneo se aproxima al Bicentenario de la independencia, pero
aún no se ha reflexionado sobre cómo el Estado peruano no confesional queda
subordinado ante el jefe de un estado teocrático. Se da la figura de una
subordinación religiosa en el Perú, pese a que el país se define y pretende laico y
pluriconfesional.

De vuelta a la normalidad, la realidad nos ubica frente al mototaxista Omar Medina


Lara (denominado por la prensa “el monstruo de Huaura”) acusado doblemente de
feminicidio y parricidio. Podría haber cometido ambos crímenes para no pagar
manutención. Y en Arequipa, el alcalde de la Municipalidad Distrital de Punta de
Bombón, José Ramos Carrera ha sido acusado de violar a una trabajadora de su
comuna.

Estos dos casos, solo una muestra de muchos más, nos siguen recordando que
tenemos un tema pendiente, que nuestras cifras de feminicidio nos colocan en
tercer lugar de un triste ránking, por debajo de Bangladesh y Etiopía (Ver más
aquí), con 1030 feminicidios entre los años 2009 y 2017.
Las cifras y el ranking que nos duele
Feminicidios: Perú 3°, tercer lugar  Bangladesh ocupa el 1er lugar y Etiopía, el 2°
lugar en este horrible ranking. 
96,000 fue el número de denuncias atendidas en el 2017 en los 300 Centros de
Emergencia Mujer CEM del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP)
en todo el país. El 58.8% de los casos fue por violencia física y 39.3% por violencia
psicológica, según las propias fuentes del MIMP.

En el período 2009 al 2017 en el Perú se cometieron 1,030 feminicidios. En el  2017


se registraron 121 feminicidios y 274 tentativas en el ámbito nacional. Una cifra sólo
inferior de 3 víctimas mujeres, ya que en el 2016 la cifra fue de: 124 víctimas. 
CONCLUSIÓN
La iglesia nos manifiesta a través de uno de sus mandamientos la prohibición a un
acto que genera gran discrepancia, el quitar una vida, según el quinto mandamiento
“No matarás”
La vida es uno de los regalos más valiosos por parte de cristo hacia nosotros,
debemos valorar cada momento, cada minuto, cada segundo de nuestra existencia,
somos muy afortunados desde el momento de la concepción, tenemos un propósito
en la vida, la cuales superarnos cada día. Todos tenemos un propósito, y
superación, de los errores cometidos, se aprenden y no se tienen que volver a
cometer para que así cada uno aprenda de sus falencias.
Si el acto se hace efectivo, entre sus efectos se encuentra la Muerte de mujeres en
edad productiva, traumas en las familias, cientos de niños y niñas huérfanos,
quedando afectados de por vida en sus emociones, afectividad y en su forma de
pensar.
REFLEXIÓN
La cruel realidad es que las autoridades no presentan solución alguna ante este
hecho por lo que cada día se agrava aún más. La religión no avala esta situación y
busca contundentemente solucionarla, para ello se debe anular desde sus Sus
orígenes van desde una educación genérica desigual, con unos roles asumidos y
reforzados según sea el sexo. Machismo, patrifocalidad, un sentido de pertenecía
asumido, sobre apego, dependencia emocional, angustia de separatidad no
resuelta, baja autoestima, trastornos psico emocionales no superados, poco
tolerancia a la frustración, mal manejo de la ira y de los impulsos; hasta falta de
habilidades y destreza para el manejo adecuado de los estresores psicosociales,
junto a las determinantes de pobreza, exclusión social, trastorno de personalidad y
el abuso de sustancia.
Para la solución Me opongo a seminarios y talleres para establecer diagnóstico,
debido a que estamos hartos de contextualizar y no hacer nada; incluyendo la
indiferencia y la falta de sensibilización con los feminicidios. Es un asunto de
inversión de dinero y acción de políticas públicas del Estado. Propongo abrir 20
casas de acogida, en menos de un mes, con seguridad, una enfermera, una
trabajadora social y una psicóloga. Las casas la tiene el Consejo de Drogas y la
Dirección Nacional de Control de Drogas que las han quitado a los narcotraficantes.
Poner en funcionamiento cinco unidades de psiquiatría forense como auxiliar de la
fiscalía, con psiquiatras, psicólogos clínicos, trabajadoras sociales, para establecer
diagnóstico de alta peligrosidad o patologías en las parejas violentas, antes de ser
despachadas a sus casas. Estas dos medidas disminuyen más del 50% de los
próximos feminicidios.
Disponer de recursos para publicidad, psico-educación, en escuelas, clubes, juntas
de vecinos y grupos de alto riesgo, para saber qué hacer y cómo detectar el perfil
de una pareja violenta. Psico-educación y fiscalización al sistema judicial y policial
para que no piensen que la cultura de   violencia de género es un problema de
marido y mujer.
Aplicar el desarme nacional en cuanto al porte y el control de armas ilegales, y
aplicar programas estructurales para cambiar la exclusión social y la vida desigual.
EL FEMINICIDIO: “Cristo y su
determinación ante el odio”

Institución Educativa:
Integrante:
Julio Gutiérrez Solari
-Rubén Narváez Bardales

5° “B”

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