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Nuestras creencias no son siempre tan conscientes como pensamos. Tal vez
nos dé la impresión de aceptar una idea, pero si en el fondo no creemos que
sea posible, nuestra aceptación no será más que un proceso intelectual.
Para que se dé el efecto placebo tienes que cambiar lo que crees de ti mismo y
lo que es posible en cuanto a tu cuerpo y tu salud, debes comprender qué son
las creencias y de dónde vienen.
Las personas que intentan cambiar algo de su vida solo con la mente
consciente nunca salen de su estado habitual para reprogramar sus genes,
porque no saben cómo hacerlo. Por eso no se curan. Son incapaces de
entregarse a la posibilidad, ya que les resulta imposible dejarse sugestionar por
cualquier otra cosa que no sea lo que les dice el médico.
Por ejemplo, si tienes una serie de buenos pensamientos afines a una serie de
buenos sentimientos, puedes decir: “Hoy tengo una buena actitud”. Y si tienes
una serie de pensamientos negativos afines a una serie de sentimientos
negativos, puedes decir: “Hoy tengo una mala actitud”.
Se podría decir que te has vuelto adicto a ellas, por eso te cuesta tanto
cambiarlas y sientes un vacío en el estómago cuando las ves peligrar. Como
las experiencias se han grabado neurológicamente en tu cerebro (generando
tus pensamientos) y se han expresado químicamente como emociones
(generando tus sentimientos), la mayoría de tus creencias se basan en tus
recuerdos del pasado.
Cuando tienes los mismos pensamientos una y otra vez al pensar y analizar lo
que recuerdas del pasado, esos pensamientos activan y refuerzan los
programas inconscientes automáticos. Y si tienes los mismos sentimientos
basados en experiencias pasadas y sientes lo mismo que sentiste cuando te
ocurrieron, estás condicionando al cuerpo a ser subconscientemente la mente
de esa emoción, y estará viviendo inconscientemente en el pasado.
Por ejemplo, sabes que tu coche es el tuyo porque lo has conducido muchas
veces. Tienes la misma experiencia de él a diario porque apenas cambia.
Piensas y sientes lo mismo sobre él cada día. Tu actitud sobre tu coche ha
creado una creencia acerca de él que a su vez te hace percibir tu vehículo de
una determinada forma, como, por ejemplo, que es un buen coche porque casi
nunca se estropea. Y aunque aceptes automáticamente esta percepción, en
realidad es una percepción subjetiva, ya que otra persona puede tener un coche
de la misma marca y modelo que, sin embargo, se estropee siempre, por lo que
tendrá creencias y percepciones distintas a las tuyas sobre el mismo vehículo,
basadas en su experiencia personal.
Prestarle más atención a todos los aspectos relacionados contigo y con tu vida
en los que no te fijas demasiado. Mejor aún, debes tomar conciencia, estar más
atento y advertir aquello de lo que no te dabas cuenta.
Tus pensamientos y sentimientos proceden de los recuerdos del pasado.
Cuando piensas y sientes de una determinada forma, empiezas a crear una
actitud. Una actitud es un ciclo de pensamientos y sentimientos de corta
duración experimentados una y otra vez. Las actitudes son estados del ser
cortos.
Si combinas una serie de actitudes, creas una creencia.
Las creencias son estados del ser más duraderos y tienden a volverse
subconscientes. Cuando unes varias creencias, generas una percepción.
Tus percepciones tienen que ver con las decisiones que tomas, las conductas
que manifiestas, las relaciones que eliges y las realidades que creas.