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Tribunal:
Fecha:
19/02/2009
Partes:
Publicado:
SJA 23/9/2009.
Para así resolver consideró, en primer lugar, que no podía el actor pretender ejecutar la sentencia
dictada por el juzgado comercial en la causa iniciada contra la empresa de turismo con la que había
contratado, toda vez que se trataba de personas jurídicas distintas; la misma prosiguió debió
ejecutarse en el fuero comercial y contra la allí demandada.
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Y, asimismo, que si bien según la ley 18829 el saldo del fondo de garantía que obligatoriamente
debían constituir las empresas de turismo para ser habilitadas debían ser puesto a disposición de los
particulares cuyos contratos habían sido incumplidos (una vez descontadas las multas), tal criterio
regía sólo cuando por infracción al art. 6 de la ley la autoridad cancelase la licencia; y que esa
norma no preveía que en caso de liquidación de una entidad autorizada para operar en servicios de
turismo el Estado debiese indemnizar a los particulares, ni establecía un deber de garantía a cargo
del Estado ante las estafas cometidas por las agencias contra los particulares.
Sobre este punto, entonces, la a quo admitió la excepción de falta de legitimación pasiva opuesta
por la demandada.
Respecto del reclamo de daños contra el Estado Nacional, por la supuesta omisión en su deber de
vigilancia, sostuvo que no se probó en autos el incumplimiento por parte de la demandada de las
obligaciones derivadas de la ley 18829 ni tampoco se acompañaron elementos que prueben el
daño ocasionado.
Sin perjuicio de ello, agregó, no surge de las constancias de autos que la demandada hubiera
incurrido en una omisión en su deber de contralor, pues promovió el sumario (aplicando a la
agencia una sanción de multa por considerarla responsable del incumplimiento de la obligación
dispuesta en el art. 14 , decreto 2182/1972) y la denuncia penal correspondiente; mientras que la
suspensión de la habilitación a la referida agencia es una decisión que concierne exclusiva y
excluyentemente a la autoridad de aplicación, no pudiendo el actor sostener que por ello ha
incumplido el deber de control.
2. Dicho decisorio fue apelado por el actor a fs. 273, quien expresa agravios a fs. 280/287 vta.; los
que fueron contestados por la demandada a fs. 289/294 vta.
3. Se agravia el actor, en primer término, por cuanto considera que el a quo omitió pronunciarse
sobre algunas de las cuestiones propuestas.
Asimismo, se agravia de lo resuelto respecto de la inaplicabilidad al caso de aquel fondo de
garantía. Considera que el mismo está destinado a asegurar el funcionamiento de las agencias y
proteger al turista, y que la previsión del art. 6 , ley 18829 sólo establece uno de los usos posibles
de aquel fondo (pago de multas aplicadas por la Secretaría), pero no limita ni impide otros posibles
usos; como tampoco es limitante el art. 13 cuando dispone que en caso de clausura se aplicará el
fondo para indemnizar los contratos incumplidos. Lo contrario, sostiene, implicaría que no se
interpreta apropiadamente que uno de los fines de la ley, expresamente establecido, es la protección
al turista.
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Tal interpretación, continúa, se adecua asimismo a otras previsiones de las normas aplicables que
muestran claramente la intención de proteger al turista, como el art. 16 , decreto reglamentario
2182/1972 que posterga la devolución de la garantía a la empresa que cierra voluntariamente
cuando no preavisa a la Secretaría con la antelación allí prevista, para que puedan tomarse los
recaudos más convenientes para evitar que a raíz de una cesación de servicios se lesionen los
intereses de los usuarios.
4. Previo a resolver, corresponde efectuar una breve síntesis de los antecedentes que motivaron
estas actuaciones.
a) El 10/3/1994 el aquí actor se presentó ante la Secretaría de Turismo de la Nación denunciando
ciertas irregularidades e incumplimientos contractuales (errores en los pasajes, cambio de hotel a
otro de diferente categoría, etc.) por parte de la empresa Magnum Travel en ocasión del viaje que
realizó ese año. Solicitó se intímase a la empresa a resarcir los daños ocasionados y atento al
peligro de que se reiterase tal tipo de conductas la suspensión para operar de la misma.
Ello dio origen al expte. 324/94, que concluyó en lo que aquí interesa con el dictado de la
disposición 1316/1994 del director general de Regulación de Servicios Turísticos por medio de la
cual se impuso a la empresa Magnum Travel una multa de $ 1000 por infracción a la ley 28829
(fs. 248/250) y la resolución 289/1995 del secretario de Turismo por medio de la cual se consideró
que no correspondía en esa sede administrativa hacer lugar a la petición de determinación y acción
de resarcimiento en relación con el contrato turístico investigado por corresponder tal tratamiento
al ámbito judicial (fs. 269/273).
b) Tras ello, el actor inició actuaciones en sede comercial con el objeto de obtener aquel
resarcimiento (expte. 50.664/98, "De Simone, Eduardo L. y otro v. Magnum Travel Propiedad de
E. Liforena s/ ordinario").
En esos autos se dictó, en primer término, una medida cautelar, trabando embargo por un monto
determinado sobre la garantía constituida por Alba Compañía de Seguros S.A. a favor de Magnum
Travel a través de la Secretaría de Turismo (fs. 112); y pese a los informes de Alba Seguros y de la
Secretaría de Turismo respecto de que no correspondía llevar a cabo la misma por las
particularidades del contrato de seguro de caución el organismo estatal informó que dejaba
constancia de dicho embargo en el legajo correspondiente a la empresa (fs. 248/249 vta.).
Luego se dictó sentencia sobre el fondo de la cuestión, en la cual se responsabilizó a la empresa
Magnum por incumplimiento del contrato de turismo, haciendo lugar al resarcimiento de algunos
de los daños reclamados (fs. 283/291).
Sin embargo, con posterioridad, y atento a los planteos de la Secretaría y de la entidad aseguradora,
mediante las decisorios de fs. 471/472 y 515 se dejó sin efecto lo así resuelto (decisorio que quedó
firme a raíz de lo resuelto por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial a fs. 548).
c) Finalizada aquella causa, inició en sede administrativa un nuevo reclamo (expte. 210/03), con
el objeto de que la Secretaría de Turismo ejecute el seguro de caución constituido por Magnum.
Invocó, en sustento de su pretensión, que ya se encontraba determinada judicialmente la
responsabilidad por incumplimiento de contrato turístico por parte de la empresa, requisito que la
Secretaría había considerado necesario realizar al denegar en el expte. 324/94 el originario
reclamo del actor.
El subsecretario de Política y Gestión Turística, mediante disposición 1/2004, decidió archivar las
actuaciones (fs. 614/617) por los fundamentos que luego se analizarán; la que quedó firme al
desestimar el secretario de Turismo de la Nación el recurso jerárquico interpuesto por el actor por
medio de la resolución 557/2004 (fs. 761/765).
d) Finalmente el actor inicia las presentes actuaciones, a fin de que se declare la nulidad de la
disposición 1/2004 y de la resolución 557/2004 y se condene al Estado Nacional a aplicar el fondo
de garantía instituido por la ley 18829 para cancelar la indemnización fijada en su favor en la
sentencia del fuero comercial, más los daños ocasionados por la nulidad de tales actos.
5. En primer lugar corresponde efectuar un análisis de la normativa referida al fondo de garantía
sobre el cual el actor pretende ejecutar su crédito, a fin de determinar su verdadera naturaleza.
"Este fondo de garantía tendrá como finalidad asegurar el buen funcionamiento de las agencias y
proteger al turista. De él se podrán hacer efectivas las multas a que se pueden hacer pasibles las
agencias. En cualquier circunstancia en que dicho fondo se vea disminuido, deberá reponerse
dentro de un plazo que no exceda de treinta días".
Al respecto, cabe señalar que los fines señalados en la parte 1ª del párr. final, deben ser
interpretados en función de lo dispuesto a continuación en esa misma norma; esto es, que la
finalidad de asegurar el buen funcionamiento de las agencias y proteger al turista, se concreta en el
caso con la posibilidad de hacer efectivas sobre dicho fondo las multas que el Estado imponga, así
como con la exigencia de que ese fondo nunca se vea disminuido.
Es mediante el control que el Estado realiza de la actividad de las agencias en ejercicio del poder
de policía que la ley le confiere, y la consecuente posibilidad de aplicar multas y que éstas puedan
ser ejecutadas rápidamente aplicando las sumas de ese fondo, que se concreta la protección al
turista que la ley impone.
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De este modo, nada en la norma indica que el actor pueda hacer efectivo sobre aquél la sentencia
recaída en sede comercial, en la cual se determinó por aplicación de normas de derecho privado la
responsabilidad de la agencia de viaje.
Es aquí, y a raíz de que la empresa dejará de funcionar como tal, que ante la posibilidad de que
este cierre conlleve a la imposibilidad de cumplir contratos contratados por particulares se prevé
esta posibilidad (si quedaran saldos luego de pagadas las multas impuestas por la autoridad).
Esta interpretación resulta compatible con la norma del decreto 2182/1972 que el actor invoca en
sustento de su posición, pues el art. 16 también se refiere a un caso de finalización de las
actividades de la empresa (no ya por cancelación sino voluntariamente dispuesta por la empresa).
En este caso, también se ha querido ante la finalización de las actividades proteger de algún modo
a quienes tuvieran contratos pendientes de cumplimiento (postergando la devolución de los fondos
entregados en garantía hasta que se tomen los recaudos que se consideren más convenientes para
proteger a los usuarios).
En el caso de la agencia Magnum Travel, que diera origen a la reparación de los daños reclamada
por el actor, la irregularidad detectada no tuvo relación con la falta de integración del fondo, sino
que se trató del incumplimiento de ciertas condiciones pactadas en el contrato turístico celebrado
entre las partes; por lo que el supuesto no queda comprendido en la norma en análisis.
Si bien luego la autoridad dispuso el cese de la licencia por aplicación del art. 13, esto es, por
incumplimiento de la integración del fondo de garantía, ello ocurrió recién el 19/3/1999 (por
disposición 421), conforme informa la Secretaría de Turismo a fs. 248/249 vta. del expediente del
fuero comercial y al contestar la demanda en estos autos (ver fs. 70 vta.).
En ese momento, las indemnizaciones que hubieran podido ser pagadas con el fondo en caso de
estar debidamente integrado y existir saldos eran sólo aquéllas correspondientes a los contratos
que quedaron incumplidos en ese momento por el cese de la habilitación.
Pero, aun de considerar que también pueden quedar comprendidos otros incumplimientos
contractuales, no hubiera sido posible aplicarlo al pago de la suma debida al aquí actor, pues al
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declararse la caducidad de la licencia todavía no se había dictado la sentencia en sede comercial
que declarara la existencia de responsabilidad y la determinación de los daños a indemnizar (que
fue dictada el 27/11/2000) y, luego de ese decisorio, ya no había saldos en el fondo que pudieran
aplicarse a tales fines, toda vez que justamente la cancelación de la licencia tuvo como causa el
incumplimiento de la integración del mismo.
Todo ello demuestra, también, que no fue ésa la finalidad para la cual la norma habilitó el uso del
fondo de garantía, pues no es razonable pretender que el Estado se vea obligado a mantener en
funcionamiento a una agencia o a retener los fondos en garantía indefinidamente en el tiempo para
el caso de que algún damnificado obtuviera una sentencia firme que ejecutar (esto es, por un
máximo de diez años correspondientes a la prescripción, más el plazo que pueda durar el juicio
hasta el dictado de sentencia firme).
Finalmente, es dable señalar tal como sostiene la a quo que no se ha previsto que sea el Estado
quien a raíz de la cancelación de una licencia por incumplimiento de la integración del fondo de
garantía deba hacer frente a los daños causados por las agencias o actuar como una especie de
garante frente a los incumplimientos de aquéllas.
En este punto, entonces, corresponde confirmar lo resuelto por la a quo; con la aclaración
conforme se agravia el actor que ello implica el rechazo de la impugnación de la disposición
1/2004 y de la resolución 557/2004.
Si bien en dichos actos se dispuso, incorrectamente, que tratándose de una simple petición la
autoridad no estaba obligada a responder, lo cierto es que ha dado una respuesta a dicha pretensión,
en la cual además de efectuar ciertas consideraciones particulares respecto de la naturaleza de la
garantía constituida a través de un seguro de caución funda el rechazo en afirmaciones
coincidentes con lo aquí resuelto. Así, en sus considerandos se lee: "...No altera esta afirmación lo
dispuesto por el art. 13 , ley 18829, modif. por el art. 2 , ley 22545, pues la disposición contenida
en la parte final de dicha norma, se refiere a los contratos incumplidos como consecuencia de la
aplicación de la sanción de cancelación de la licencia y clausura del local aplicada a los agencieros
que no integren los fondos en legal forma, supuesto en el que tampoco se encuentra incluido el Sr.
De Simone. Antes de concluir corresponde aclarar que esta Secretaría no debe cumplir la sentencia
recaída a favor del Sr. De Simone en el pleito arriba citado, pues este organismo jamás fue parte,
tal como aclara y categóricamente lo dejó sentado la Cámara de Apelaciones en lo Comercial.
Tampoco el Estado debe remediar los daños que dice haber sufrido el Sr. De Simone, ya que no
existe causa legítima alguna para reparar lo que jamás ocasionó, toda vez que el derecho del
presentante emerge de un vínculo contractual privado celebrado con una agencia de turismo, del
cual esta Secretaría no debe responder, ya que no existe norma jurídica alguna que así lo disponga.
Finalmente la autoridad máxima de este organismo tampoco es responsable de obediencia judicial
alguna derivada de la controversia mantenida entre el Sr. De Simone y Magnum Travel, ya que no
existe orden jurisdiccional que imponga el obrar requerido y si alguna vez hubo alguna, el Poder
Judicial de la Nación la dejó sin efecto...".
6. En cuanto a la responsabilidad del Estado por incumplimiento de su deber de vigilancia y
control, ante todo debe decirse que los agravios del actor no constituyen más que meras
afirmaciones y manifestaciones de disconformidad con lo resuelto por la a quo.
Asimismo, se limita a expresar que el crédito que le fue reconocido por el juez en lo comercial
contra la agencia es también un crédito contra el Estado derivado de su deber de vigilancia, pero
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sin justificar normativamente tal afirmación; y que los daños que padeció no se hubieran
ocasionado si hubiera ejercido correctamente los controles que tenía a su cargo, sin explicar
fácticamente esa relación de causalidad entre las supuestas omisiones del Estado y los perjuicios
que sufrió.
No obstante ello, corresponde efectuar algunas consideraciones sobre este aspecto de la cuestión
debatida.
En primer término debe señalarse que si bien el Estado tiene la obligación de verificar que las
agencias cumplan las normas legales y reglamentarias, pudiendo para ello hacer inspecciones,
promover investigaciones y otros tipos de actuaciones, no es posible entender que esta obligación
se extienda al control de que a cada turista le sean respetadas las condiciones de sus contratos
(categoría de hotel, horarios de vuelos, etc.) pues, como es dable advertir, ello es materialmente
imposible de realizar.
En estos casos, y ante la denuncia de los damnificados, su obligación será llevar a cabo las
investigaciones pertinentes y, de verificar infracciones al régimen establecido, aplicar las sanciones
que estime convenientes; tal como ha efectuado en el caso al llevar a cabo el sumario y aplicar
posteriormente una multa (conforme se señalara en el pto. 4. a del presente decisorio).
Respecto del fondo de garantía, su obligación es, en primer lugar, determinar el monto que
corresponde integrar a la agencia y exigir su constitución previamente a conceder la licencia, y en
segundo término verificar que, si dicho fondo se ve disminuido para hacer frente al pago de
multas, esos montos sean repuestos.
En el caso, la primera de ellas ha sido cumplida con carácter previo al otorgamiento de la licencia,
conforme dan cuenta las pólizas de la empresa Alba Compañía de Seguros que fueron
acompañadas al expediente (fs. 48/60).
Respecto de la segunda, si bien no obran constancias en estos autos ni en los expedientes
administrativos ni en el del fuero comercial, la Secretaría de Turismo ha informado como ya se
expuso en el pto. 5 que por disposición 421/1999 canceló la autorización para funcionar a la
empresa Magnum Travel por incumplimiento de la integración del fondo de garantía.
Ello significa que ha procedido conforme a la ley, verificando que ese monto se mantenga sin
alteraciones, y ante el incumplimiento, ha dispuesto la cancelación de la licencia habilitante.
Al no contarse en autos con los antecedentes del procedimiento en el cual se dispuso tal
cancelación, es dable considerar que aquel obrar fue legítimo, pues así lo impone el principio de
presunción de legalidad de los actos administrativos, no habiendo el actor aportado elemento
alguno que desvirtúe aquella presunción.
Asimismo, no puede pretenderse responsabilizar al Estado por haber dispuesto el cese de la
actividad (dejando presuntamente indefensos a los turistas afectados), toda vez que ante la
verificación de la situación prevista en el art. 13 , ley 18829, la Administración no cuenta con
margen de discrecionalidad alguno, pues la norma le impone la obligación de proceder conforme
allí se establece, no existiendo opción de mantener a la misma en funcionamiento para que,
eventualmente, pueda hacer frente a las sentencias que la responsabilicen por incumplimientos
contractuales.
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Finalmente, la última obligación que al Estado le compete sería la de aplicar los saldos existentes
en esa oportunidad a los contratos incumplidos; y, toda vez que como se dijo el actor no tenía aún
sentencia en sede comercial de la que surgiera el incumplimiento del contrato turístico y
determinase los daños padecidos, no puede predicarse la omisión del Estado al respecto (aun
considerando que este tipo de indemnizaciones pudieran ser ejecutadas sobre dicho fondo).
Por ello es que corresponde también en este aspecto confirmar lo resuelto en la anterior instancia.
Por lo expuesto, voto por confirmar la sentencia apelada, con costas en el orden causado.
En virtud del resultado que instruyó el acuerdo que antecede, el tribunal resuelve:
3) Se deja constancia de que el Dr. Argento suscribe la presente conforme los términos de la
acordada 17/2008 de esta Cámara, encontrándose vacante la restante Vocalía (art. 109 , RJN.).