Está en la página 1de 2

LA LIBERTAD DE LA LOBITA

LOBITA
Que Mala suerte la mía. Hace días que no pruebo bocado.

PERRITA
-¿Mala Suerte has dicho? No deberías quejarte a mí me va muy bien.

LOBITA
-¿Y eso cómo es posible? Se supone que yo soy más fuerte, y tú estás mejor
alimentada que yo.

PERRITA
Es mi amo quien me cuida y alimenta. A cambio, yo vigilo su casa.

LOBITA
No parece un mal trato.

PERRITA
Vente conmigo. La casa de mi amo es grande y hay mucho que vigilar. Mi buen
amo estará contento de que seamos dos quienes vigilan.

LOBITA
-¿Hablas en serio? Estoy cansada de pasar hambre.

PERRITA
Si es en serio, ven conmigo.
(La Lobita se acerca al Perro).

LOBITA
No sabes la alegría que me das.
(Observa el collar del Perro).
Por curiosidad, -¿qué es eso que llevas al cuello?

PERRITA
-¡Ah!, un simple detalle sin importancia. Es el collar al que mi amo ata la cadena
que me sujeta durante el día.
LOBITA
-¡Vaya!

PERRITA
Pero no pasa nada. Por la noche me deja libre y puedo ir de aquí para allá.

LOBITA
-¿Atada durante todo el día?

PERRITA
Así vigilo mejor y no me despisto.

LOBITA
Lo siento. Yo no renuncio a mi libertad. Prefiero pasar hambre de vez en cuando
que dejar de ser libre.

PERRITA
Me voy entonces. Ya es hora de que mi amo me de mi plato de comida.

LOBITA
Por mi abuelo Pancracio. -¡Una cadena a cambio de comida! Sólo pensarlo me
quita el apetito.
(Sale el Lobo).

FIN

También podría gustarte