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MEDELLÍN-ES.

 
Introducción
Medellín es  realidad sensible de piedra, humo y ladrillo; es lugar. Es el sitio en el que
nuestra historia sucede a la de los antepasados; es tiempo. Y es la entidad colectiva que
resulta de la suma de sus individuos, donde aloja la memoria de su lugar y su tiempo; es un
organismo vivo.
 
Nuestra ciudad está asentada en múltiples significados, la exposición que hoy inauguramos
da cuenta de esa pluralidad. Por gracia del recuerdo, una línea de tiempo viva que recorre
las tres últimas décadas del siglo pasado, revela como nos convertimos en la ciudad más
cruenta del mundo y cómo sobrevivimos a su violencia.
 
Para hacer homenaje a nuestra supervivencia, la Orquesta La Pascasia y el Balcón de los
Artistas traen la música y el baile con que sobrellevamos nuestra historia reciente. No para
transportarnos al pasado con las canciones que recordamos de esas épocas, la música se
consume en el tiempo para estar solo en el presente,  sino para, a través de su poder
evocador, traer esas memorias a participar de este instante, de nuestra actualidad.
 
-Canción EL PRESO,  de Fruko y sus Tesos.
 
 
 
DÉCADA DEL 70.
Represión y explosión

Durante los primeros años de la década del 70, los inicios del conflicto armado y la
búsqueda de oportunidades llevaron a nuestros campesinos a fundar los primeros barrios de
las laderas de estas montañas. Eran asentamientos sin pavimento ni servicios públicos, pero
con un orden social fundado en la solidaridad que suplía la presencia del estado y
enmendaba cualquier carencia. Los convites de vecinos construían vías, parques y
acueductos.  Las circunstancias de nuestras mal llamadas invasiones, aunque imponían
grandes  dificultades, procuraban la fraternidad entre extraños y apelaban a la unión de los
inmigrantes como miembros de una sola raza.
 
-Canción RAZA, de Billos Caracas Boys.
-Canción ENTRE REJAS, de Lisandro Mesa
 
Mientras tanto, en los barrios ya tradicionales, tal vez impulsado por la crisis de nuestra
industria, surgió el narcotráfico, que pronto reclutó ciudadanos de todas las latitudes de
nuestro valle para su empresa criminal. Tanto así, que apenas en 1974, luego del decomiso
de 600 kilos de cocaína, cobró con la vida de 40 personas la desbordada ambición de unos
pocos. Fue la primera masacre de ese sucio negocio, la primera herida de ese flagelo que
aún nos castiga.
 
Pero, como en las laderas y  tantas otras veces en nuestra historia, el estímulo de las
dificultades enardece  los corazones, y como diástole a la agobiante amenaza de la
violencia y la pobreza, reivindicamos la vida y la libertad en movimientos sociales y
artísticos. En esta década comenzaron nuestros más importantes grupos de teatro, se
realizaron las bienales internacionales de arte en Medellín, se inauguró el Museo de Arte
Moderno, se fundaron medios impresos independientes que revelaron otra manera de
pensar nuestra política y nuestra literatura, y surgieron movimientos estudiantiles y obreros
que estimularon la evolución de nuestras instituciones.
 
Canción PARA SANTA MARTA, del Loco Quintero
 

DÉCADA DEL 80

Con los años 80 vino una sombra que creció conforme avanzaba la década
 
UnaEl futuro no daba espera.

Ceguera, miedo y perplejidad

Nuestra ciudad se llenó de sombras, opacando esquinas, cuadras y barrios. Miedo y terror al
amanecer, fronteras invisibles al mediodía, limpieza social al atardecer y toques de queda para
irnos a dormir. Vivimos una Medellín sitiada, poco a poco nos fuimos encarcelando en
urbanizaciones cerradas y en nuestras propias casas.

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La oscuridad del narcotráfico corrompió casi todos nuestros rincones: fiestas familiares y bares,
colegios, empresas, fuerza pública, políticos, jueces, palabras y hasta la conciencia. Lo que
compramos, vendemos, consumimos… y hasta lo que vemos. Sufrimos la muerte como
herramienta de guerra, empleo, negocio y mercancía, en manos de narcotraficantes, sicarios,
milicianos, policías, bandas, autodefensas. Ya ni sabemos quién es quién, nos inundamos de
silencio, dinero “fácil” y desazón.

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Estamos en riesgo, más si somos jóvenes: asediados y atacados por estigmas, balas y etiquetas, el
vértigo es el día a día y el futuro no es mañana.

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A pesar de las dificultades, intentamos no agachar la cabeza y nos juntamos, dando vida a
organizaciones comunitarias, sociales, culturales, religiosas, defendiendo los derechos humanos y
esquivando la mano negra de la persecución: encierro, destierro o entierro.   

Fundación de la escuela nacional sindical

● Bandas y clanes familiares


● Los nachos
● Los calvos
● Los Priscos
● Los Triana
● La Terraza
● Los Pachely
● Robledo
● La Oficina de Envigado
● Nacimiento y Consolidación de las milicias populares
● Milicias Populares del Pueblo y para el Pueblo - MPPP
● Milicias Independientes del Valle de Aburrá
● Milicias Metropolitanas
● Comandos Armados del Pueblo
● Proceso de paz de Belisario Betancur con el M-19 (1985)
● Marcha de los claveles rojos (1987)
● Guerra sucia: persecución y asesinato de defensores de DDHH. Algunos de ellos
● Luis Felipe Vélez (1987)
● Héctor Abad Gómez (1987)
● Pedro Luis Valencia (1987)
● Luis Fernando Vélez (1988)
● Leonardo Betancur (1987)
● Persecución sistemática a miembros de la Unión Patriótica
● Magnicidios. Algunos de ellos
● Roberto Lara Bonilla (1984)
● Guillermo Cano (1986)
● Antonio Roldán Betancur (1989)
● Waldemar Franklin Quintero (1989)
● Luis Carlos Galán (1989)
● Carlos Mauro Hoyos (1988)
● Ana Cecilia Cartagena (1980)
● Tulio Manuel Castro Gil (1985)
● Maria Helena Díaz (1989)
● Fronteras invisibles
● Secuestros
● Asesinatos
● Ajustes de cuentas
● Masacres
● Bombas / Algunas
○ Vuelo 1803 de Avianca (1989)
○ El Espectador, Bogotá (1989)
○ Sede Principal del DAS, Bogotá (1989)
● Más de 100 carros bombas hicieron estallar los extraditables

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