Está en la página 1de 5

COLEGIO CENTRO DE COMERCIO – PIEDECUESTA-SANTANDER SEGUNDO

“Ciencia y Virtud” PERIODO


¿Cómo hacer mi meditación diaria de la palabra? Mayo 4 a Julio
DOCENTE: SIRLEY YESENIA CELIS HERNÁNDEZ 10

Objetivo: Aprender a hacer la reflexión de la sagrada escritura.

LECTIO DIVINA
La expresión latina Lectio Divina puede ser traducida como Lectura orante de la
Palabra de Dios que se desarrolla bajo la acción del Espíritu Santo, por lo que se
transforma en un diálogo con Dios.

La Lectio Divina, más que un método de lectura de la Biblia, es una EXPERIENCIA


DE ENCUENTRO CON EL SEÑOR, pues la dinámica interna de los pasos que
sugiere no se agota en el texto en sí, sino que lo trasciende, haciendo que partiendo
del texto bíblico se busque el encuentro personal y comunitario con el Señor.

Pasos de la Lectio Divina

LECTURA
¿Qué dice el texto?
Su objetivo es orientar hacia la interiorización de la
Palabra, captar las ideas principales, profundizar,
sentir y apropiarse del texto. Se trata de que leas
y releas atenta y pausadamente el texto, aunque
te suene familiar, tratando de comprender lo que
dice. Al nivel más básico, uno se pregunta ¿Qué
sucede en este pasaje del Evangelio?
MEDITACIÓN
La meditación busca actualizar el texto e insertarlo
en el horizonte personal, en mi vida concreta, en mi
realidad. Meditar significa reflexionar, intentar
responder a la siguiente pregunta: ¿Qué me dice
Dios a mí en este texto? En este punto, uno ve si
hay algo que Dios quiere darle a conocer en este
pasaje. Casi siempre uno puede relacionarlo con
algún suceso o experiencia de su vida

ORACIÓN
¿Qué me hace decir el texto?
La oración es el fruto de lo que provoca en nosotros la
palabra escuchada y meditada.
La palabra, convertida en oración, se vuelve motivo de
alabanza, de agradecimiento, de bendición, de
celebración, pues todo se funde en un diálogo
profundo con Dios.
Orar es buscar la voluntad de Dios y realizarla con
amor, con generosidad y alegría. La oración se hace
solidaria cuando se hace por la familia, los amigos, por
los más necesitados y los que más sufren.

CONTEMPLACIÓN
Lo que has descubierto al leer, meditar y orar, lo
llevas a la vida. ¿Qué haces como resultado de
la oración? Finalmente, uno actúa. La oración
debe movernos a actuar, aunque esto solamente
signifique ser más compasivos y felices.
La contemplación es la actitud de quien se
sumerge en los acontecimientos de la vida cotidiana para descubrir y saborear
en ellos la presencia bondadosa, activa y creativa de la Palabra de Dios.
Contemplar es encontrarse con la Palabra más allá de las palabras

Apliquemos estos pasos al siguiente texto

Del santo Evangelio según san Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: Un hombre que se iba
al extranjero llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco
talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó.
enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó
otros cinco. Igualmente, el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio, el
que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su
señor. Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta
cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros
cinco, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he
ganado. Su señor le dijo: ¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente
de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegándose también el de los
dos talentos dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he
ganado. Su señor le dijo: ¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente
de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegándose también el que
había recibido un talento dijo: Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas
donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y
escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo. Mas su señor le
respondió: Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y
recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros,
y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su
talento y dádselo al que tiene los diez talentos. Porque a todo el que tiene, se le
dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo
inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
Lectura: leemos detenidamente el texto más conocido como la parábola de
los talentos.

Meditación: Poner a trabajar el talento recibido.


En este pasaje pareciera descubrir un Dios severo, un Dios ambicioso que sólo
se preocupa por su dinero y por la eficacia de sus empleados. Pero necesito
no quedarme en lo superficial de tu Evangelio sino poder ir a lo profundo, a la
enseñanza que me quieres dejar.

Algo en lo que podría fijar mi mirada es que no dejas a ningún obrero sin talento.
A todos les das algo con lo cual puedan fructificar. A uno le das diez, a otro
cinco, a otro uno. Y a mí, ¿cuántos me has dado? … Dame la gracia de
descubrir cuáles son esos talentos y ayúdame a no compararme con aquellos
que puedan tener más o mejores talentos que los míos. Tú has repartido los
talentos de acuerdo a la capacidad de cada uno.

Los talentos no son un derecho. Son un regalo que tu amor me hace.


Generalmente un regalo se recibe para usarlo, ponerlo en acción, compartirlo.
No lo recibo para guardarlo sin destapar y mantenerlo ajeno a mi vida. Esto fue
lo que hizo aquel siervo del Evangelio. No se detuvo a valorar la confianza que
le había dado su señor, ni lo valioso del único talento que poseía, ni lo mucho
que podía ganar con él. Simplemente recibió y escondió, desenterró y entregó.

Oración

Señor, gracias por los talentos que me has dado. No permitas que la apatía o el
desánimo me lleven a enterrarlos o a utilizarlos para mi beneficio personal.
Ilumina mi oración, permite que me acerque a Ti con confianza y con un corazón
sincero, para desprenderme de mi voluntad y unirme más a la tuya.
Dame la gracia, Señor, de poner a trabajar los regalos, los talentos que me has
dado. Que no tema arriesgar los talentos que me has regalado para así hacerlos
multiplicar. Dame la confianza necesaria para poner toda mi vida al ruedo y así
crecer en mi plenitud personal y en la extensión de tu Reino.
«Ante las necesidades del prójimo, estamos llamados a privarnos —como
esos niños, de la mitad del filete— de algo indispensable, no sólo de lo
superfluo; estamos llamados a dar el tiempo necesario, no sólo el que nos
sobra; estamos llamados a dar enseguida sin reservas algún talento nuestro,
no después de haberlo utilizado para nuestros objetivos personales o de
grupo.»

Señor, qué fácilmente olvido lo fugaz y lo temporal de esta vida. En vez de buscar
multiplicar, en clave al amor a los demás, los numerosos talentos con los que has
enriquecido mi vida, frecuentemente me dejo atrapar por el camino fácil de la
comodidad o la ley del menor esfuerzo. Concédeme la gracia de saber reconocer
y multiplicar los dones recibidos. Padre, ayúdanos a comprender que lo que se
nos ha dado se multiplica dándolo. Es un tesoro que hemos recibido para
gastarlo, invertirlo y compartirlo con todos.

Contemplación
Analizo mi jornada. ¿Qué he hecho hoy? ¿Qué cualidades han dado su fruto?
¿Cuántas veces has dejado sin hacer lo que debías?
Señor, concédeme la gracia de saber reconocer y multiplicar los dones recibidos.

Actividad
Realizar la Lectio Divina con la siguiente palabra
Mt 13, 1-9 (La parábola del sembrador)

También podría gustarte