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DIVINA
Asamblea
Arquidiocesana
La frase latina "Lectio Divina" significa "lectura divina" y describe el
modo de leer la Sagrada Escritura: alejarse gradualmente de los propios
esquemas y abrirse a lo que Dios nos quiere decir.
Nos dice S.S Benedicto XVI:
La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración
permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a
Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada
apertura del corazón. Si se promueve esta práctica con eficacia, estoy
convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia.
LA LECTIO DIVINA
La lectura busca la dulzura de la vida bienaventurada, la meditación
la encuentra, la oración la pide, la contemplación la saborea.
La lectura es como un manjar sólido que se lleva a la boca, la
meditación lo mastica y tritura, la oración le coge gusto, la
contemplación es la misma dulzura que alegra y restablece.
La lectura toca la corteza, la meditación penetra en la médula, la
oración consiste en la expresión del deseo, y la contemplación radica
en la delectación de la dulzura obtenida» (Beato Guigo el cartujo –
Fragmento Sobre la vida contemplativa).
ORAR
MEDITAR
LEER
INVOCACIÓN AL
ESPÍRITU SANTO
1. LUCAS 1, 46-55
LECTUR 46.Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor 47.y mi
espíritu se alegra en Dios mi salvador 48.porque ha
A puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso
desde ahora todas las generaciones me llamarán
bienaventurada, 49.porque ha hecho en mi favor
maravillas el Poderoso, Santo es su nombre 50.y su
misericordia alcanza de generación en generación a los
que le temen. 51.Desplegó la fuerza de su brazo,
dispersó a los que son soberbios en su propio corazón.
52.Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los
humildes. 53.A los hambrientos colmó de bienes y
despidió a los ricos sin nada. 54.Acogió a Israel, su
siervo, acordándose de la misericordia 55.- como había
anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y de
su linaje por los siglos.» PALABRA DEL SEÑOR.
Se trata de admirarnos de las palabras del texto.
Debemos evitar:
- Creer que ya conocemos el texto.
- Evitar dar una enseñanza del texto,
esto será más adelante.
- No nos están pidiendo que digamos que NOS
dice el texto sino QUÉ DICE EL TEXTO.
3. ORACIÓN
De toda esta experiencia es bueno aterrizar en
algo concreto que puedas aplicar en tu vida
práctica, para que así seas no solo “oidor”, sino
sobre todo “hacedor” de la Palabra.
Es el consejo del apóstol Santiago: “Poned por
obra la Palabra y no os contentéis solo con
oírla, engañándoos a vosotros mismos. Porque
si alguno se contenta con oír la Palabra sin
ponerla por obra, ese se parece al que
contempla su imagen en un espejo… En cambio
el que considera atentamente la Ley perfecta de
la libertad y se mantiene firme, no como oyente
olvidadizo sino como cumplidor de ella, ése,
practicándola, será feliz…” (St 1,22-25).